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1. Control de Constitucionalidad
Para comenzar con el análisis concreto del Control de Constitucionalidad, en primera instancia,
definiremos lo que en una concepción contemporánea, entendemos por un Estado
Constitucional de Derecho, que se produjo con el nacimiento del nuevo Estado, un Estado cuya
sociedad exigía el respeto de la dignidad humana y aquellos Derechos Humanos, inherentes a
cada ser humano que habitan en una sociedad y un Estado, y como una de las principales
características, el Estado Constitucional de Derecho, es aquel Estado apegado al respeto de los
Derechos Humanos, como base de respuesta a la pluralidad social, y a la coexistencia entre
diversos, más allá del respeto formal del legalismo general, se sostiene la visión positiva que por
encima de ese legalismo formal, se encuentra el reconocimiento, respeto y promoción de los
Derechos Humanos. Esta situación nos lleva a entender la segunda característica del Estado
Constitucional de Derecho, que es la Supremacía de la Constitución, por encima del legalismo
formal, se encuentra el respeto a los Derecho Humanos, y por consiguiente de la Constitución,
es en este sentido que afirmamos que la subordinación del legalismo formal a la Constitución
garantiza no solo la formalidad de las leyes sino la coherencia de su contenido con los principios
de respeto a los Derechos Humanos y la Constitución. Recogiendo al idea de Luigi Ferrajoli,
entendemos que el legalismo formal, no debe apartarse de principios reguladores que son
parte de la construcción armónica de un Estado, “La existencia (o vigencia) de las normas, que
en el paradigma paleo-iuspositivista se había disociado de la justicia, se disocia ahora también
de la validez, siendo posible que una norma formalmente válida y por consiguiente vigente, sea
sustancialmente inválida por el contraste de su significado con normas constitucionales, como
por ejemplo el principio de igualdad o los derechos fundamentales” (Ferrajoli, 2001; 34).
Y como una característica final, en esta breve explicación introductoria, el Estado Constitucional
de Derecho, debe contar con un control de constitucionalidad, que es la acción política o
jurisdiccional cuya génesis y fundamento es garantizar la primacía de la constitución, entendida
la primacía de la constitución como la rigidez normativa de un Estado, que debe prevalecer ante
todo tipo de normas inferiores y acciones que contradigan el espíritu, principios y valores de la
Constitución. Como afirma Guastini, la Constitución no prevalece por un respeto subjetivo, sino
debe existir un control objetivo, “Es obvio que la rigidez de la Constitución, aunque este
formalmente establecida no está asegurada en ausencia de algún control sobre la conformidad
de las leyes con la Constitución” (Guastini, 2003; 51).
Para sintetizar lo abordado citaremos a Pablo Dermizaky quien afirma que, “El Estado de
Derecho Constitucional se asientan en tres pilares que tienen un cimiento común: 1) Supremacía
y fuerza normativa de la Constitución; 2) Derechos fundamentales, reconocidos y garantizados
en la Constitución; y 3) Justicia Constitucional, que defiende y protege a los dos anteriores”
(Dermizaky, 2010; 17).
En este contexto entendemos por control de Constitucionalidad, aquella facultad que el Estado,
le otorga a un órgano político o jurisdiccional, de garantizar mediante mecanismo idóneos la
primacía de la Constitución, Constitución que debe ser, respetada y acatada por, todos los
habitantes de un Estado, desde los Gobernantes, Gobernados, y sobre todo aquellos órganos
de poder público, quienes serán los más propensos a contradecir la Constitución, no por una
relación subjetiva de querer hacerlo, sino por la labor legislativa que el Estado les delega. Por lo
mismo, deben ser sometidas al control de la jurisdicción constitucional todos los actos que
acusen forma de ley, aun si solo contienen normas individuales (Kelsen, 2006; 45). En la misma
línea Maurice Duverguer, define el control de constitucionalidad como; “La operación de
verificación, que debe conducir normalmente a la anulación o a la no aplicación de la ley cuando
es contraria a una disposición constitucional” (Duverguer, 1970, 242).
La Supremacía constitucional para Bidart Campos tiene dos sentidos, “En un sentido factico,
propio de la Constitución material, significa que dicha constitución o derecho constitucional
material es el fundamento y base de todo orden jurídico – político de un Estado, el otro sentido
apunta a la noción de que la Constitución formal, revestida de superlegalidad, obliga a que las
normas y los actos estatales y privados se ajusten a ella. Ello envuelve una formación de deber-
ser, todo el orden jurídico – político del Estado debe ser congruente o compatible con la
Constitución formal” (Bidart Campos, 1996; 29). La supremacía constitucional supone una
gradación jerárquica del orden jurídico derivado, que se escalona en planos distintos. Los más
altos subordinan a los más inferiores, y todo el conjunto se debe subordinar a la Constitución.
Cuando esa relación de coherencia se rompe hay un vicio o defecto que llamamos
“inconstitucionalidad” o “anticonstitucionalidad”, La supremacía constitucional se vincula al
poder constituyente, que en la teoría constitucional es el soberano, por lo mismo esta
soberanía no se delega ni se subordina a ningún poder, la expresión de la voluntad soberana de
un Estado, es la Constitución escrita, rígida y formal. Todo acto contrario a la Constitución es un
acto contrario a la soberanía popular, por lo tanto, todo aquello que contradiga la Constitución
simplemente debe ser declarado nulo, y en términos precisos, “inconstitucional”. La
Constitución en suma, es la norma suprema de todos los sistemas que se constituyen como,
Estados Constitucionales de Derecho, de esa forma, todos los ordenamientos jurídicos,
llámense socialistas, capitalistas u otros, se afanan en garantizar que la observancia de sus
respectivas constituciones, se lleven con gran cabalidad en la práctica. La supremacía
constitucional implica que en la cúspide del ordenamiento jurídico se encuentra la Constitución
establecida como decisión política por el poder Constituyente y sólo modificable por éste. La
supremacía es una calidad política de toda Constitución, en cuanto ella es un conjunto de reglas
que se tienen por fundamentales y esenciales para preservar la forma política (Nogueira Alcalá,
2002; 150). Por lo expuesto, definiremos como características esenciales de la supremacía
constitucional:
a) Sin una justicia constitucional, regulada por la Constitución y las leyes, la Constitución
sería papel mojado, sin importancia, porque no existiría un instrumento de su defensa y
cumplimiento, como le pasaría a un Código Penal que carezca de un Código de
Procedimiento Penal para su aplicación, lo mismo al Código Civil sin un Código de
Procedimiento Civil, etc.
b) Es un instrumento de control del cumplimiento de las competencias de los poderes u
órganos constitucionales del Estado, lo mismo que de los derechos fundamentales por
parte del Estado y de los particulares.
c) Es un medio de defensa de las minorías para hacer valer sus derechos e intereses.
d) El activismo de la justicia constitucional ha provocado grandes avances a favor de la
justicia económica, cultural y social.
e) La Justicia Constitucional, define la correcta interpretación de la Constitución, dejando
de lado, interpretes subjetivos e interesados
f) Sirve para controlar la separación de poder en la solución del conflicto entre los poderes.
En este entendido Mauro Cappelleti, define de manera puntual que “La justicia constitucional
implica señalar que el poder del gobierno está limitado por normas constitucionales y que se
han creado procedimientos e instituciones para hacer cumplir esta limitación, como asimismo,
la existencia de un nuevo tipo de normas institucionales y procedimientos constitucionales en
un intento de limitar y controlar con ellos el poder político” (Cappelleti, 1988; 12).
En esta dirección el autor Bocanegra Sierra, define a la jurisdicción constitucional como “El
papel atribuido al Tribunal Constitucional sobre la norma fundamental y las cuestiones sobres
las que tiene que pronunciarse, sin perder en absoluto su carácter jurídico, tiene
inevitablemente una proyección y una trascendencia políticas, muchas veces de importancia
decisiva, lo que sitúa al tribunal constitucional, aún cuando sus sentencias continúan siendo
pronunciamientos estrictamente jurídicos, en una posición principalmente distinta a la de los
tribunales ordinarios”.
Lo que se considera a la jurisdicción constitucional como aquella que enjuicia la actividad del
poder y como principal función la actividad del estado, considerando esto como algo necesario
para garantizar los límites del poder del Estado respecto a los ciudadanos. Al decir jurisdicción
constitucional, estamos hablando de una jurisdicción especializada, y de más alto nivel, pues su
objetivo principal es mantener en orden el sistema jurídico, que deriva de la las normas
constitucionales, así como hacer prevalecer el ejercicio, respeto y garantía de los Derechos
Fundamentales
Siguiendo a Francisco Fernández Segado, quien inicia su tipología con la distinción de la ley, con
independencia de su aplicación, con independencia de todo tipo de conflicto de intereses
subjetivos o se trata de un control con ocasión de la aplicación de la ley, el cual considera más
amplio y más pertinente que la contraposición control abstracto y control concreto. A su vez
atendiendo a la modalidad de control de la ley, distingue dos modalidades; la primera, que es el
momento en que se produce el control, que permite distinguir entre control preventivo o
control represivo, la segunda atendiendo a la naturaleza del interés constitucional que se trata
de salvaguardar. Si hablamos del control que se lleva a cabo con ocasión de la aplicación de la
ley, Fernández Segado considera tres; La Primera, atiende a que la competencia se atribuye a
un órgano único o a una pluralidad de órganos diferenciados así un control concentrado de un
control difuso. La Segunda, atiente a la instancia que desencadena el control, lo que posibilita
diferenciar cuatro modalidades; a) el control instado por un órgano jurisdiccional, b) el control
que insta una persona lesionada en sus derechos e intereses legítimos, c) el control instado por
los propios órganos constitucionales del Estado, y d) el control desencadenado por entes
territoriales en el caso de un Estado compuesto. La Tercera atiende la instancia de relación con
la eficacia de las sentencias, especialmente de las sentencias estimatorias, distinguiendo si ellas
tienen efectos para el caso concreto (inter partes) o tiene efectos generales (erga omnes).
Siguiendo a Francisco Rubio Llorente, quien diferencia los modelos de jurisdicción constitucional
en virtud de si su centro de atención está en los preceptos legales o en los derechos
fundamentales, produciendo una tendencia inicial de los segundos. Rubio Llorente considera
que el modelo centrado de la ley tiene como institución más característica la acción o recurso
de inconstitucionalidad directo o abstracto, mientras el modelo centrado en la defensa de los
derechos utiliza mayormente el recurso concreto de inconstitucionalidad y el recurso de
amparo.
Conocidas las distintas tipologías, con variables que podrían entenderse como complejas las
explicaciones de los modelos de control de constitucionalidad, creemos oportuno aclarar que si
bien se observa diferentes clasificaciones, podemos agruparlas, en tipologías, clásicas, con
características diferenciadas, pero no por diferenciadas, son diferentes en su totalidad. En todo
caso nos parece necesario considerar la siguiente clasificación para su explicación específica.
Siguiendo a Rivera Santivañez quien identifica características o rasgos específicos del sistema
de control político de constitucionalidad, encontramos:
Pero es necesario tomar como punto de partida para la interpretación de la constitución como
norma suprema ante la colisión de dos normas, lo ocurrido en 1610, cuando el juez Edward
Coke, se pronuncia en defensa del tradicional commom law y su tradicional supremacía sobre
los excesos de la Corona y el Parlamento, en el caso “Bonham´s case” 2. Influencia directa para la
resolución del juez Marshall, en Estados Unidos, país que sigue la tradición del Commom Law
1
En el año 1801 el presidente Adams (expresidente de EEUU) designó a Marshall presidente de la Suprema Corte junto
con otros jueces entre los que se encontraba Marbury. Finalizado el mandato presidencial es sucedido por el presidente,
Jefferson quien designa como secretario de Estado a Madison, muchos de los jueces fueron destituidos de sus
funciones ecepto Marbury, quien para continuar con sus labores normales solicito que el nombramiento les fuera
notificado para poder acceder a su cargo. Al no obtener respuesta de Madison, Marbury pidió a la Corte que emitiera un
“mandamus” por el cual se le ordenara a Madison que cumpliera con la notificación, basándose en la Sección trece del
Acta Judicial que acordaba a la Corte Suprema competencia originaria para expedir el “mandamus”. Marbury tenía
derecho al nombramiento que demandaba, teniendo en cuenta que este había sido firmado por el presidente y sellado
por el secretario de estado durante la presidencia de Adams. La negativa constituyó una clara violación de ese derecho
frente al cual las leyes de su país brindaban un remedio, emitir un mandamiento. La constitución de los Estados Unidos
establece en su Art. III, la competencia de la Corte Suprema sólo por apelación, salvo en determinados casos en la que
es originaria, no encontrándose el “mandamus” dentro de estas excepciones, por lo que se rechazó la petición del
demandante, ya que la Corte Suprema no poseía competencia para emitir mandamientos en competencia originaria.
Esto trajo aparejado un conflicto entre la Constitución y el Acta Judicial, Sección 13 (de rango jerárquico inferior).
Marshall resolvió en su sentencia declarar la inconstitucionalidad del Acta Judicial, por considerar que ampliaba la
competencia de la Corte y contrariaba la Constitución.
2
El doctor Thomas Bnham, medico ejerciente en la ciudad de Londres, fue requerido, a fin de ser examinado, por el
“Royal College of Physicians”. Declarado incompetente para el ejercicio de la medicina tras el oportuno examen, fue
multado por hablarla llevado a cabo sin la oportuna licencia, prohibiéndosele en el futuro el ejercicio de la misma. El Dr.
Bonham, que había obtenido su titulo en la Universidad de Cambrige, hizo caso omiso de la prohibición, por lo que fue
condenado a prisión y privado de su libertad, en aplicación de una Carta de Enrique VII, posteriormente convertida en
ley. El Dr. Bonham recurrió contra el Royal College ante la Corte que presidia sir Edward Coke. La sentencia, del año
1610, entendió, en primer término, que la jurisdicción del Royal College no abracaba el caso en cuestión, y en segundo
lugar, que si la ley había atribuido al Royal College tal competencia, dicha ley debía ser considerada nula, tesis esta
ultima en la que puede verse el germen de la judicial review.
Una definición que ayuda de manera positiva a la explicación de este modelo, es la difundida
por Mauro Capelleti citado por Rivera Santivañez, quien afirma que este modelo se atribuye a
todos los órganos judiciales de un ordenamiento jurídico, que lo ejerciten incidentalmente, con
ocasión de la decisión de una causa de su competencia.
Recogiendo las explicaciones elaboradas y difundidas por Rivera Santivañez diremos que las
principales características del modelo de control Difuso son:
a) Todos los órganos judiciales ordinarios, jueces y tribunales pueden pronunciarse sobre la
constitucionalidad de las leyes cuando conocen y resuelven las controversias.
c) Están legitimados para solicitar o promover el control, las partes en litigio, es decir las
partes del proceso en el cual se debe aplicar la norma supuestamente inconstitucional.
d) En este modelo, el Juez no anula la ley, sino que declara una nulidad preexistente,
implicando la disposición legal al caso que está conociendo, de manera que los efectos
de sus declaraciones están limitados al caso concreto (Rivera Santivañez, 2007; 37).
Riccardo Guastini, determina dos características de este modelo de control constitucional. “En primer
lugar, hace posible que una ley inconstitucional entre en vigor y también que sea aplicada por un largo
tiempo antes que su ilegitimidad constitucional sea reconocida por los jueces. En segundo lugar, dentro
de este sistema, la decisión de un juez, incluso Tribunal Supremo, que declare la ilegitimidad
constitucional de una ley, no produce efectos generales, sino efectos circunscriptos a la controversia
decidida” (Guastini, 2003; 51).
Muchos países han entendido esta relación jerárquica entre normas constitucionales y normas
ordinarias, aplicando a su sistema jurídico la protección de la Constitución, en los casos
concretos.
El modelo de control de constitucionalidad Difuso ha sido seguido en muchos países, uno de
ellos Argentina, que adopta para su control de constitucionalidad el modelo Americano.
Realidad plasmada en un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación:
“Es elemento de nuestra organización constitucional, la atribución que tienen y que el deber
en que se hallan los tribunales de justicia, de examinar las leyes en los casos concretos que se
traen a su decisión, comparándolas con el texto de la Constitución para averiguar si guardan o
no su conformidad con esta, y abstenerse de aplicarlas, si las encuentran en oposición con ella,
constituyendo esta atribución moderadora uno de los fines supremos y fundamentales del
poder judicial nacional y una de las mayores garantías con que se ha entendido asegurar los
derechos consignados en la Constitución, contra los abusos posibles e involuntarios de los
poderes públicos” (fallo C.S.J.N. 5 de diciembre de 1865).
Como conclusión podríamos citar a García de Enterría quien afirma que “la judicial review ha
pasado a ser la clave de bóveda de la formidable construcción histórica que han sido y siguen
siendo los Estados Unidos de América” (García de Enterría, 1981; 126). Y que en definitiva el
modelo Difuso de control de constitucionalidad, es efectivo solo en sistemas jurídicos
altamente regidos por principios éticos y morales que hacen posible una subordinación de los
ciudadanos a la ley y esta a la Constitución.
Con esas breves consideraciones, y citando a Elena Highton, diremos que por control de
constitucionalidad concentrado entendemos: “Aquel modelo que centraliza el ejercicio del
control de constitucionalidad en un único órgano, que no forma parte del Poder Judicial, está
fuera de su estructura normativa y se denomina Tribunal Constitucional” (Highton, 2009; 109).
Citando Rivera Santivañez, apuntaremos las características del modelo de control concentrado
de constitucionalidad:
Esta última característica se concede a los jueces, cuando constatan que para resolver un pleito
concreto tienen que aplicar una norma que consideran inconstitucional, si se trata de una
norma de rango inferior a la ley el juez puede decidir no aplicarla por considerarla contraria a la
Constitución, es decir, cualquier juez o tribunal ordinario se convierte en guardián de la
constitucionalidad de las normas inferiores a la ley. Pero si la norma es una ley, o tiene fuerza de
ley, el juez se ve obligado a respetarla conforme al esquema general de fuentes del Derecho, es
decir no puede decidir no aplicarla. Pero si el juez está convencido de la contradicción entre la
ley y la Constitución entonces puede paralizar el pleito y dirigirse al Tribunal Constitucional u
órgano constitucional competente, para hacerle una consulta sobre la constitucionalidad de
dicha ley. A esta consulta es a la que llamamos Cuestión de Inconstitucionalidad, resolviendo el
Tribunal sobre la constitucionalidad o no de la norma. La introducción a este elemento,
impregnado de algunos de los caracteres propios del control difuso, produce una extraordinaria
ampliación de la legitimación para accionar ante el Tribunal Constitucional, todos los jueces y
tribunales y, por extensión todas las personas capaces de ser parte en un proceso concreto,
porque dentro del mismo pueden pedirle al juez o tribunal que planteen la cuestión de
inconstitucionalidad, aunque sea el juez o tribunal quien decida sobre ello, al tiempo que se
trata de un instrumento procesal que permite abrir un control sobre la constitucionalidad de
una ley en cualquier momento de su vigencia, ya que en cualquier momento puede producirse
un conflicto concreto.
4
Ex nunc, es una locución latina , que literalmente en español significa "desde ahora", utilizada para referirse a que una
acción o norma jurídica produce efectos desde que se origina o se dicta, y no antes, por lo que no existe retroactividad.
5
Erga omnes, es una locución latina, que significa "respecto de todos" o "frente a todos", utilizada en derecho para
referirse a la aplicabilidad de una norma, un acto o un contrato.
Como conclusión diremos que se trata, de un modelo que produce una doble activación del
control de constitucionalidad: por un lado, la vía de acción directa ante el Tribunal
Constitucional a cargo de muy pocos sujetos legitimados y con un plazo breve de caducidad
(recurso de inconstitucionalidad), por otro, una indirecta vía de excepción que permite, desde
un conflicto concreto, llegar en cualquier momento al Tribunal Constitucional (cuestión de
inconstitucionalidad), aunque una vez se llegue al Tribunal Constitucional este continúe la
tramitación como si se tratase de un recurso de inconstitucionalidad.
6
Del latín plurâlis; adj. Múltiple, que se presenta en más de un aspecto
7
Pluralismo: Sistema por el cual se acepta o reconoce la pluralidad de doctrinas o posiciones.
8
Pluralidad: Multitud, número grande de algunas cosas, o el mayor número de ellas.
más afectiva es la construcción de ese pluralismo jurídico, pero bajo un paraguas normativo, y
ese paraguas normativo es construido sobre la voluntad soberana, expresada en una
Asamblea Constituyente Plural, es decir, ese instrumento normativo, de cuya esencia derivan
los demás sistemas jurídicos, reconocidos, es la Constitución.
Esas normas generales de conducta, expresadas en; principios, valores, preceptos, y estructura
del Estado, deben ser observadas y cumplidas a cabalidad por todos las colectividades, aun
siendo diversa su composición.
Pero cabe señalar que el modelo de control de constitucionalidad plural, también puede admitir
una composición plural en el órgano constitucional competente, es más, debería admitir dicha
composición, pues las normas constitucionales, ya no son fruto de una única fuente normativa
o visión particular de la realidad social, por lo mismo la interpretación debe ser plural, bajo el
principio de integración de las normas.
Es un sistema jurídico constitucional, que tiene por finalidad la protección efectiva de los
derechos fundamentales insertos en la Constitución y en el bloque de constitucionalidad, con el
fin de resguardar y garantizar el ejercicio pleno de los Derechos Fundamentales, reconocidos en
las normas nacionales como internacionales, de cuya ratificación el Estado haya sido parte.
El Ámbito del ejercicio de los Derechos Fundamentales, como lo denomina Rivera Santivañez,
cumple una doble función; por un lado controla el ejercicio adecuado de los Derechos
Fundamentales por parte de las personas, castigando el mal uso, y por otro lado ejerce un
control dirigido a proteger el ejercicio real y la plena vigencia de los Derechos Fundamentales.
Llamando a este control, control tutelar, o protección de los Derechos Fundamentales, nos
referimos, al fin supremo y primordial de todo Estado de garantizar la plena vigencia de los
Derechos Fundamentales, Humberto Nogueira nos describe en la misma lógica que la
jurisdicción constitucional de la libertad o protectora de los derechos humanos, “Son las
instituciones de carácter procesal que protegen los Derechos Fundamentales frente a las
actuaciones u omisiones antijurídicas que amenacen, perturben o priven del legitimo ejercicio
de tales derechos, como asimismo, la aplicación por la jurisdicciones internacionales y
supranacionales del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho humanitario
en una función garantista” (Nogueira Alcalá, 2006; 38).
No debemos concebir una protección de los Derechos Humanos, en una instancia infra-
constitucional, algunos Estados incluso, han colocado por encima de la propia Constitución,
aquellos tratados, referidos a la protección de derechos fundamentales, entendiendo, que lo
particular, jamás podría interponerse a lo general, o universal de los Derechos Fundamentales.
La protección efectiva de los Derechos Fundamentales, no es una tarea aislada, si forma parte
de un verdadero sistema interno, y un supra-sistema comunitario e internacional.
Los Estados en la actualidad, por haber encontrado, una nuevo rumbo a su identidad, cuyas
luchas han reconocido la diversidad, como el caso de Bolivia y Ecuador, y otras sociedades
milenarias, como el Reino Unido, Canadá y España, han entendido, que la unidad solo se puede
lograr en la diversidad, han comprendido, que el Estado Unitario, solo funde en una cultura o
identidad aquello que por esencia es diverso. Y todo lo hasta entonces concentrado se ha
debido modificar en una relación con el manejo de los nacionalismos, o grupos sociales
minoritarios, como se manifiesta en el caso de los quebequenses en Canadá, escoceses y
galeses en Gran Bretaña, los catalanes y vascos en España, o los pueblos indígenas originarios
en Bolivia. Como bien dijimos en el pasado, la mayoría de los Estados han intentado asimilar o
suprimir estas formas de nacionalismos subestalates. Creando un descontento con los propios
Estado, por parte de estas “minorías” que derivaron en luchas internas de mucho dolor y
mucha violencia como el caso español y el caso mexicano. Por ello los Estados han debido
plantear políticas que permitan la unidad del Estado pero también el reconocimiento de esas
identidades diversas, sin querer ya integrarlos a una visión única, o suprimir su identidad. Entre
estas políticas podemos, enumerar, citando a Will Kymlicka y Keith Banting:
La norma constitucional define las competencias de los órganos, y también de los gobiernos;
central y locales, pero la propia constitución debe ser quien garantice ese correcto
funcionamiento delimitándolo, por lo mismo, debe existir un procedimiento adecuando, que
permita a los actores, reclamar ante la invasión de sus funciones por un órgano o gobierno, que
a consideración de la interpretación constitucional no le corresponde. Esa función se la otorga,
al Tribunal Constitucional o Corte Constitucional por ser el intérprete supremo y formal de la
Constitucional, resolviendo los conflictos mediante procedimiento constitucional.
Una Constitución normativa tiene plena fuerza de aplicación, debiendo cada órgano
constitucional actuar dentro de la órbita de sus funciones y atribuciones.
9
C.P.E. Artículo 179. I. La función judicial es única. La jurisdicción ordinaria se ejerce por el Tribunal Supremo de Justicia, los
tribunales departamentales de justicia, los tribunales de sentencia y los jueces; la jurisdicción agroambiental por el Tribunal y
jueces agroambientales; la jurisdicción indígena originaria campesina, se ejerce por sus propias autoridades; existirán
jurisdicciones especializadas reguladas por la ley.
Por tanto, si existe un sistema de defensa de la Constitución es natural que dicho órgano
jurisdiccional especializado conozca y resuelva tales conflictos de competencia o de jurisdicción
en su caso. Así ocurre con diversos Tribunales Constitucionales de Europa y América Latina.
Garantizar que la Norma Suprema, es decir, la Constitución Política del Estado, y las
disposiciones constitucionales de manera descriptiva, irradien su esencia, con los principios y
valores, a todo el ordenamiento jurídico nacional, implica dos principios de transcendencia
fundamental; el primero, es el principio de supremacía constitución por el cual, se interpreta
que la norma Constitucional, prevalece ante cualquier norma de rango inferior; y el segundo,
es el principio de jerarquía normativa, que coincide con el sentido de irradiación a todo el
ordenamiento jurídico, implica la interpretación de una estructura lógica normativa, que
desarrolla cada una su sentido, siempre en correlación a la norma superior, siendo la
Constitución la norma suprema, de cuya prevalencia nacen todas las normas inferiores, siempre
con el fin de que en ningún momento estas normas inferiores contradigan la Constitución.
Pero la enunciación de principios no son eficaces sin un procedimiento que garantice que la
Constitución prevalezca en el ordenamiento jurídico, por ello el control normativo de
constitucionalidad es ese procedimiento eficaz que permite el control de la constitucionalidad
de las normas jurídicas, sean estas leyes, decretos, o todo género de normativa inferior, este
control permite declarar la constitucionalidad de una norma, si la misma se enmarca en los
principios y valores de la Constitución, o la declare inconstitucional, si estas normas contradicen
las normas constitucionales.
Dentro de la doctrina y las legislaciones, encontramos por lo general dos tipos de control
normativo de constitucionalidad, el previo o preventivo y el posterior o correctivo. Pero antes
de ingresar a la explicación de las mismas, creemos pertinente describir un de manera sintética
el control por vía de acción y por vía de excepción, para tener una mejor comprensión de la
tipología del control normativo de constitucionalidad.
Entendiendo estas definiciones y las acotadas por otros doctrinarios, podríamos definir algunas
características principales del control previo o preventivo de constitucionalidad:
b) Confrontación del proyecto de ley con los valores, principios y normas constitucionales.
c) Control automático o por vía de acción, siendo la primera en algunas constituciones una
condición imperante antes de la promulgación de la ley, y en el segundo caso, de
acuerdo a una legitimación amplia o restringida. En las diversas legislaciones, no existe
una corriente definida sobre la legitimación para promover el control previo de
constitucionalidad, pero por lo general, son los propios órganos mediante sus
respectivos representantes quienes promueven el control previo de constitucionalidad.
De una manera sintética en relación a la ultima característica, el autor Miguel Ángel Alegre
Martínez, define el control previo de constitucionalidad, como “Aquella modalidad de control
jurisdiccional concentrado de constitucionalidad, que tiene carácter declarativo y abstracto, y
que se ejerce por parte de los Tribunales Constitucionales cuando les es sometido (por vía de
acción, o por estar previsto en el ordenamiento con carácter preceptivo) un texto normativo
con anterioridad a su entrada en vigor”.
4. La Acción de Inconstitucionalidad
Este procedimiento tiene la función esencial, de determinar si las normas jurídicas son
promulgadas conforme a la constitución, declarándolas en este caso constitucionales, y en caso
de definir su incompatibilidad con la constitución, declararlas inconstitucionales y depurándolas
del ordenamiento jurídico vigente.
Con la reforma de la Constitución austriaca en 1929, esta facultad también se extendió a los
tribunales superiores. Naciendo así el control de constitucionalidad y posterior derivación en los
modelos de control de constitucionalidad, prevaleciendo en el sistema concentrado en la
mayoría de los países europeos.
Esto se debió, a que con la nefasta consecuencia de la segunda guerra mundial, muchos países
han implementado un control de constitucionalidad, que pudiera de algún modo, frenar las
situaciones autoritarias, de los gobiernos, que en ese entonces tenía un fuerte tendencia a la
superación de manera negativa es decir superar a los países de forma bélica.
Por lo tanto, el control abstracto de constitucionalidad, más que proteger derechos o intereses
definidos e individualizados, protege la estructura normativa de un Estado, por lo mismo es de
importancia transcendental, la protección por vía de este mecanismo o instrumento procesal.
Para que se origine la omisión legislativa se requiere que el silencio del legislador produzca una
situación contraria a la Constitución, sea que exista o no la obligación de legislar una
determinada materia.
De lo explicado podemos definir que la omisión legislativa puede ser absoluta o relativa, como
bien ya lo dijimos, la absoluta es la completa ausencia de una norma que es necesaria y expresa
o tácitamente ordenada por la Constitución, y la relativa, cuando la norma que la Constitución,
ordena para la sanción del legislador, está incompleta, y por dicha situación, no se efectiviza esa
obligación constitucional.
4.3.3. Legitimación
De manera general, podríamos decir que la legitimación activa es la facultad que la constitución
le otorga a una persona para observar de manera objetiva una norma inconstitucional, e incoar
el proceso de control de constitucionalidad.
La legitimación pasiva es considerada hacia la persona emisora de la norma, esto claro está
observando su naturaleza jurídica, sea individual o colectiva en el caso de la segunda situación la
legitimación pasiva está dirigida hacia la personería del órgano emisor de la norma, que se
creyere inconstitucional, la personaría que generalmente recae sobre quien ostente la
presidencia del órgano legislativo nacional o también en algunos casos los órganos legislativos
locales, es quien mediante su representante legal deba hacer la defensa técnico – jurídica, para
convencer al órgano constitucional competente de que la norma emitida por su órgano es
constitucional, aunque el termino, de convencer, queda algo relegado, cuando el órgano
constitucional, (colegiado y especializado), no merece más que el convencimiento en apego a la
Constitución. Según la doctrina constitucional, existen modelos de legitimación amplia y
restringida, que pasaremos a explicar a constitución, aclarando previamente que los modelos
de legitimación amplia como restringida en las legislaciones nacionales, será explicada a
profundidad en el capítulo siguiente.
Este modelo de control de constitucionalidad es sustentado por Hans Kelsen, aunque el mismo
Kelsen afirma que la acción de constitucionalidad es instrumento social para la liberación de los
gobiernos que controlan las masas mediante las normas, sin embargo Hans Kelsen sustenta su
afirmación de que si bien debe ser un derecho la legitimación activa amplia, es decir para todos
los ciudadanos, esto podría ocasionar un caos, en la justicia constitucional, como bien dijimos,
se podría estar ante un escenario donde toda persona, “supuestamente” afectada por una
norma, presente una acción de inconstitucionalidad.
En este modelo de control “amplio” en cuanto a la legitimación activa, ningún ciudadano, está
excluido de la posibilidad de solicitar el control constitucional de una norma sospechosa de
inconstitucional, el sustento que da nacimiento a esta corriente, es la conocida doctrina
germana del Popularklage, que fue perfectamente entendida por Kelsen quien en 1928,
afirmaba que, “ciertamente la mayor garantía sería establecer una actio popularis: el tribunal
debería examinar la regularidad de los actos sujetos a su jurisdicción, en particular las leyes y
reglamentos, ante la demanda de cualquier ciudadano”.
Entendiendo esta postura que a mayor legitimación activa, mayor seguridad jurídica, y sobre
todo, protección de la Constitución, ¿quién mejor que la sociedad podría proteger el fruto de su
voluntad soberana que es la Constitución?
“De ese modo, el interés político en la eliminación de los actos irregulares vendría sin duda
satisfecho del modo más pleno”. Pero en último término reconocía que “no es todavía posible
recomendar esta solución porque representaría un peligro demasiado elevado de acciones
temerarias”, y seguramente no le faltaba razón.
Al ser una acción en un caso concreto, es susceptible de generar efectos inter-partes, de hecho
en la doctrina constitucional, esta acción es icónica del modelo difuso de control de
constitucionalidad, pues como describimos líneas atrás, el modelo americano o difuso, ha
nacido por el interés legitimo y particular de quienes se creyeron afectados por la aplicación de
una norma jurídica subalternizada a la Constitución, entendiendo que esta debe ser considerada
ley fundamental.
4.5. Legitimación
La legitimación activa como primer análisis, es muy variada en las distintas legislaciones, en
algunos casos muy restringida así como demasiada amplia (actores del proceso, jueces o
autoridades administrativas incluso a terceros afectados), pero de acuerdo al tipo de
procedimiento, podríamos en primera instancia decir, que la legitimación en un caso concreto,
también es delimitada a los actores concretos dentro del proceso judicial o administrativo, de
cuya aplicación normativa supuestamente inconstitucional resultare una afectación directa a o
las personas intervinientes de dicho proceso.
En algunas otras legislaciones, la interposición de una de las partes, puede resultar rechazada
por el juez es decir, se niega a promover la acción, sin embargo este rechazo es de
conocimiento del órgano constitucional competente, quien en revisión fallara respecto a la
posibilidad o imposibilidad de conocer el caso y en concreto la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de la norma a ser aplicada o la norma ya aplicada.
De todas maneras la legitimación activa sigue siendo una facultad del juez, de oficio a instancia
de partes. Es decir es limitada a los actores del proceso de cuya constitucionalidad o no de una
norma aplicada dependa la correcta interpretación constitucional.
La legitimación pasiva, en este tipo de acciones está ausente, pues solo se trata de la
verificación de la compatibilidad o no de la norma en cuestión, es decir, no existe parte
contraria que defienda la constitucionalidad de la norma impugnada, pues en un caso concreto
lo que se busca mas allá de la declaratoria de inconstitucionalidad sobreviniente de la norma, es
la inaplicabilidad de la norma en el caso concreto. Citando a Rivera Santivañez, quien afirma que
la legitimación pasiva en las acciones de inconstitucionalidad concreta, esta ausente, pues no
existe un demandado en la tramitación de la acción, pues se trata de una verificación de la
compatibilidad o incompatibilidad de la disposición legal con la Constitución (Rivera Santivañez,
2011; 262)
5. Sentencias Constitucionales
El Principio de la Motivación, es decir, que causa o que vicio permite motivar o fundamentar la
decisión de que una ley o un acto cualesquiera son inconstitucionales, nos referimos en
concreto al vicio de inconstitucionalidad material o sustantiva, consistente en la inadecuación
entre el acto sometido a control y el contenido sustantivo, también hablamos del vicio de
inconstitucionalidad por defecto de competencia, cada vez que un órgano supera los límites de
su competencia o ejerce una inadecuada competencia descrita por la norma.
Por otro lado la eficacia de una sentencia constitucional depende también del modelo de
control de constitucionalidad, pues en el modelo americano la eficacia de la sentencia
constitucional será posible en cuanto el cumplimiento de las partes sea también eficaz, y será
erga omnes en el modelo europeo o kelnesiano, siendo a nuestro criterio y sin ánimo de
desvirtuar ninguno de los modelos, que la eficacia de una sentencia constitucional se traduce en
un cumplimiento general de la norma.
Sin duda podríamos describir mas principios que sustente una sentencia constitucional pero
creemos que lo más importante esta dicho.
5.1.1. Interpretativas
Las sentencias interpretativas son aquellas que tienen por finalidad fijar el sentido
constitucional de una ley, con el objeto de evitar su declaratoria de inconstitucional, y
mantenerla en el ordenamiento jurídico, es propósito del órgano constitucional competente, el
interpretar de mejor manera la norma que creyéndose inconstitucional, no lo es, simplemente la
interpretación diversa puede ocasionar una especie de norma de distintos colores, es decir que
la interpretación de la constitución puede hacer posible que una norma, de la misma manera
pueda ser fijada con un sentido u otro.
Estas sentencias interpretativas son tan importantes para la propia Constitución, pues fija el
sentido preciso de la norma constitucional y la norma jurídica, dentro de la doctrina
constitucional, el termino, “la Constitución es lo que el Tribunal Constitucional dice que es” es el
más claro ejemplo de entender que la interpretación normativa es tan importante como la
norma misma, y una interpretación precisa y efectiva hará que la norma se constituya también
en eficaz. Es importante también la búsqueda de la preservación de cierta comprensión de todo
el ordenamiento jurídico, así como la búsqueda de reencauzar las relaciones políticas y sociales,
que siempre generan controversias por su compleja diversidad. Citando a Francisco Rubio
Llorente, podemos decir que las sentencias interpretativas son aquellas que emiten un
pronunciamiento no sobre el enunciado de la ley sino sobre una norma que de él puede
deducirse mediante el empleo de los métodos habituales de interpretación (Rubio Llorente,
1993; 516).
Así también es explicativo la definición de José Antonio Rivera, quien afirma que las sentencias
interpretativas, suponen por una parte, expulsar del ordenamiento jurídico la interpretación de
la disposición legal que sea contraria a la constitución, es decir, aclarar una correcta
interpretación y expulsar aquella errada que causa conflictos constitucionales, y por otro lado,
el de mantener una eficacia normativa de la misma norma, es decir, mantener en vigencia la
disposición legal acusada siempre que, sobre la base de la interpretación, este conforme a la
Constitución (Rivera Santivañez, 2004; 95).
A ello decimos que las sentencias aditivas son aquellas que complementan de manera más
efectiva una norma observada de inconstitucional, sin esa adición, podría ser inconstitucional,
es decir incompleta, al adicionar un, termino, palabra o frase, haciéndola constitucional, el
órgano constitucional competente, asume la función de un legislador positivo.
Según Ezquiaga Ganuzas las sentencias aditivas con aquellas que declaran la
inconstitucionalidad de una disposición por no proveer determinado supuesto indicado por el
Tribunal en su decisión que según el mismo, debiera contemplar para ser conforme a la
constitución (Ganuzas, 1999; 266).
En definitiva podríamos decir que las sentencias aditivas, son aquellas que añaden algo a un
texto legal, por tornarlo compatible con la Constitución. En algunos casos, se cubre un vacío
constitucional o legal. En otros, casos referidos a las sentencias integradoras se incluye a
alguien inconstitucionalmente excluido de un beneficio o situación legal.
5.1.3. Sustitutivas
Según Ezquiaga Ganuzas, las sentencias sustitutivas son aquellas que declaran aparentemente
o no, la inconstitucionalidad de una disposición por prever, o en parte en que prevé, un
determinado supuesto en lugar de otro indicado por el Tribunal en su decisión que, según el
mismo debería contemplar para ser conforme con la Constitución, en definitiva, este tipo de
sentencias sustitutivas a la norma que se desprende de la disposición es declarada
inconstitucional y sustituida por otra norma conforme con la Constitución y producida por el
Tribunal a partir de ella.
Esta acción podría ser entendida como una manifestación dura del legislador “positivo” que
destruye una norma que califica como inconstitucional y en su lugar remplaza por otra
regulación conforme con la Constitución, sin embargo, bajo el principio de conservación de la
norma, podríamos estar ante un escenario de que el Tribunal u órgano constitucional
competente solo le brinda el mejor sentido posible a la norma convirtiéndola así en
Constitucional, antes que desecharla por completo declarando su inconstitucionalidad.
5.1.4. Exhortativas
Las sentencias exhortativas, o llamadas también por algunas legislaciones como sentencias
apelativas, se perfila como una solución a la crítica del legislador positivo, pues el Tribunal al
verse atado de poder corregir una norma, acatando en esa calidad de legislador negativo,
exhorta al órgano legislativo a promulgar, corregir, añadir o incluso derogar o abrogar una
norma inconstitucional en un tiempo determinado.
En la legislación Alemana, este tipo de sentencias también son llamadas “con aviso” es decir un
pedido expreso al órgano legislativo para poder realizar su trabajo con algunas directrices del
órgano constitucional competente para precautelar la primacía de la Constitución.
5.2.1. Retroactivas
5.2.2. Diferidas
Sobre esta temática existen varias interpretaciones en cuanto al tiempo, sin embargo, esta
sentencia lo que procura es una seguridad jurídica y la suficiente atención del órgano legislativo,
o de otras instancias para que en ese tiempo se pueda corregir los errores y poder así declarar la
inconstitucionalidad de una norma, siempre y cuando los efectos de la misma, no originen una
inseguridad jurídica o caos jurídico.
Bajo la óptica de Hans Kelsen, admite que en ciertos casos convenía permitir al Tribunal pudiera
mantener un cierto periodo la vigencia de una norma anulada, aunque solo fuera para dar al
parlamento la posibilidad de sustituir la ley inconstitucional, por una ley conforme a la
Constitución, esta situación podría ser apoyada por una sentencia exhortativa. Reiteramos que
la finalidad de este tipo de sentencias es precautelar la seguridad y certidumbre jurídica.
5.2.3. Inmediatas
Este tipo de sentencia se aplica, para los casos de mera estimación declarando la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de una normas, por lo tanto la explicación más
extensa solo produciría confusión a lo realmente definido, sentencia inmediata, es de de
aplicación inmediata.
Por ello se ha sostenido que una vez que haya decisión firme del órgano constitucional
competente, la sentencia constitucional no puede limitarse a no aplicar la norma sólo en el caso
concreto, porque sería incongruente que, a pesar de conocer que la norma está viciada de
inconstitucionalidad, por lo tanto de ilegalidad e ilegitimidad, otras personas puedan intentar
aplicarla a su favor.
Ello además, cabe repetir, que el órgano constitucional competente siempre tiene el deber de
obrar de conformidad con el principio de la legalidad objetiva y en consecuencia una vez que
conoce que una norma jurídica es inconstitucional debe abrogarla o derogarla según el caso
especifico.
Ahora bien, creemos importante hacer el siguiente análisis, desde la perspectiva planteada de
que la cosa juzgada ordinaria, es formal, cuando admite legalmente algún medio de
impugnación o revisión, y es cosa juzgada material, cuando es “definitiva” entonces ¿qué
sucede si en la cosa juzgada material, se han vulnerado derechos fundamentales, y cuya
reparación compete a la jurisdicción constitucional?
Por vía de amparo constitucional, se puede revertir esta decisión final, pues no se puede
desconocer y menos vulnerar con una sentencia ordinaria, algún derecho fundamental, bajo
esta perspectiva, podríamos decir que en la justicia ordinaria, si bien la cosa juzgada formal,
está bien definida, la cosa juzgada material, no podría existir, si admitimos lo planteado, es decir
que la cosa juzgada material si es objeto de revisión, en el caso de revisión extraordinaria de
sentencia y en el caso de la modificación por la justicia constitucional.
Para nosotros, la cosa juzgada en materia ordinaria, solo seria “cosa juzgada formal”, pues
admite algún tipo de revisión.
Por lo mismo y lo expuesto anteriormente podríamos decir que la cosa juzgada en materia
constitucional es verdaderamente material, pues vincula a las partes al cumplimiento, sin la
existencia de ningún recurso ulterior que podría modificar dicha resolución. Como una
descripción resumida podríamos usar la definición del Dr. José Antonio Rivera, quien en su libro
“Jurisdicción Constitucional” menciona que “se otorga la calidad de cosa juzgada constitucional
a las sentencias emitidas por el órgano de control de constitucionalidad, especialmente a
aquellas que son pronunciadas en el ámbito del control normativo, es decir en los recursos de
inconstitucionalidad. Ello implica que la decisión sobre la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una disposición legal no puede nuevamente ser objeto de controversia”
(Rivera Santivañez, 2011; 123).
Como bien dijimos, las sentencias constitucionales son; cosa juzgada material, y son vinculantes
a las partes, la doctrina constitucional también reconoce esta situación, que las sentencias
constitucionales mas allá de contener autoridad de cosa juzgada y de fuerza vinculante también
contempla sub-reglas creadas por el órgano constitucional competente, estas confeccionadas a
partir de la interpretación de la Constitución, así como los precedentes y la doctrina
constitucional, estas sub-reglas delimitaran positivamente los derechos fundamentales,
dejando establecido sus alcances y su verdadera dimensión así como las normas infra-
constitucionales y su apego normativo a la Constitución.
Sobre el tema la doctrina colombiana, refiere una ligera similitud, en cuanto a características
definidas en la justicia ordinaria, y mediante la Sentencia Constitucional C-244 de 1996, ha
explicado que; “Elementos de la cosa juzgada. Para que pueda invocarse el principio de la cosa
juzgada (res iudicata), y por lo tanto el derecho al non bis in idem, deberán reunirse en un mismo
proceso cuatro elementos esenciales de identidad, concurrentes todos, sin los cuales no se está
ante el mismo proceso, sino ante uno íntegramente nuevo, pero con elementos de otro que ya
fue decidido, a saber: 1. Identidad de partes; 2. Identidad de objeto; 3. Identidad de causa y; 4.
Identidad de jurisdicción (fundamento normativo de la sanción).
La fuerza vinculante de las sentencias constitucionales tiene su sustento en: el respeto a los
precedentes obligatorios, es decir a los pronunciamientos, o líneas jurisprudenciales emitidas
con anterioridad y la posición que ocupa la jurisprudencia constitucional en el sistema de
fuentes de Derecho.
Luego de haber realizado una explicación sobre el contenido del control de constitucionalidad,
es necesario y como final del capítulo distinguir la declaración de inconstitucionalidad de una
norma respecto de sus efectos jurídicos, ya que al declarar la inconstitucionalidad del contenido
de la norma, ésta puede ser afectada de distintas maneras, ya que puede determinarse que deje
de ser aplicada, o bien que sea eliminada del orden jurídico.
Dentro la doctrina constitucional y como ya lo hemos descrito líneas atrás, los dos grandes
modelos de control de constitucionalidad, el americano o difuso y el europeo o concentrado,
son diferenciados en cuanto al procedimiento y los efectos que producen sus resoluciones.
De esta manera, se logra el más alto grado de control a la vez que el orden jurídico es liberado
de normas inconstitucionales. La declaración de nulidad elimina la norma del orden jurídico, de
tal forma que perderá su validez normativa y su aplicabilidad “pro-futuro”. Se elimina con
efectos generales aquella parte de la ley impugnada que fuere contraria a la Constitución. En
palabras de Juan Colombo, “la ley queda derogada, es exactamente igual que si el Congreso le
pusiera término a la ley, se publica la sentencia en la Gaceta Oficial, es como dice la Constitución
la ley sin efecto retroactivo desaparece del sistema”
En el caso del control concreto, los efectos que las declaraciones de nulidad pudieran producir
en relación con las consecuencias jurídicas que se produjeron con anterioridad, deberán ser
determinados por el juez de manera expresa cuando éste estuviese facultado para ello.
Las consecuencias jurídicas que se prevean a los medios de control regulados, pueden abarcar
desde una declaración general, o bien, una parcial que determine que la norma es
inconstitucional de manera específica, en virtud de condiciones particulares en relación con el
caso al que no será aplicada.