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DOGEN, EL SHOBOGENZO

Realizado por Juan Antonio Castilla Jiménez

En este documento se va a tratar de realizar un acercamiento al pensamiento de


Dogen, fundador de la Escuela Soto Zen, utilizando como referencia los capítulos que
he considerado más importantes y que han sido tratados en clase de su principal obra
llamada “El Shobogenzo” en la edición en español de Jesús Ubalde Moreno. “El
Shobogenzo” es una recopilación de conferencias y ensayos atribuidos a Dogen Zenji
entre los años 1231 a 1253 y que trata de su experiencia espiritual y su interpretación
del Dharma budhista. La traducción que se le ha dado a esta obra es la de, literalmente,
“Tesoro del Verdadero ojo del Dharma” y se escribió en la lengua japonesa, algo
peculiar puesto que, normalmente, los textos que hablaban acerca del budismo zen se
escribieron en chino.

Pero antes de hablar acerca de esta obra, se es preciso explicar la biografía de su autor
para ayudarnos a entender mejor así el texto basado en el que se acontece en la propia
obra a comentar. Nace en el seno de una familia aristocrática en Kyoto en el año 1200, y
en su niñez pierde a sus ambos padres, estudiando a la edad de nueve años Budismo con
un familiar.

A los trece toma los Preceptos de Bodhisattva en la escuela Tendai y visita al maestro
Eisai de la escuela Rinzai. A los 23 años realiza su crucial viaje a China con otros tres
monjes y reside en el monte Tendo, recibiendo el Siho de Abad Mensai. Tras pasar
cuatro años allí, retorna a su país de origen al monasterio de Kenninji. Tres años más
tarde se retira a una pequeña ermita donde empieza a escribir el primer capítulo de su
obra y empieza a recibir laicos y monjes, y debido a la afluente llegada de éstos, se ve
obligado a trasladarse al monasterio de Kannondori-in y recibe a Koun Ejo que será su
maestro y padre del Dharma hasta su muerte.

A la edad de 35 años construye un real Dojo llamado Koshoji siendo el primer


monasterio independiente de Japón. Tras ello le siguen llegando numerosas visitas y
discípulos, aunque también recibe varios enemigos que intentaron llevar a cabo el
incendio del monasterio. Con 43 años se muda al Daimyo de Echizen donde, tras las
donaciones de unas tierras que recibió, abre un nuevo monasterio, el de Eiheiji donde
consiguer propagar la Ley del Zen Soto.

Finalmente, le es detectado una enfermedad, teniéndose que trasladar a Kyoto donde


algunos doctores le trataron de examinar y de encontrar cura, pero si éxito alguno,
entrando así en el nirvana en el año 1253 a la edad de 53 años.

Dogen ha aportado mucho a la historia de la filosofía de Japón, siendo el fundador de la


escuela soto como ya se ha mencionado anteriormente, siendo la escuela de budismo
zen japonés más importante en el archipiélago. Una de las características más
importantes de esta rama, es la práctica del Shikantanza, e n la cual se le proporciona un
especial énfasis al zazen, mencionado a menudo como “meditar sentado”.

A continuación, se pasará a exponer la interpretación de las ideas que acontecen en la


obra de “El Shobogenzo”. Empezaré a hablar del primer capítulo el cual se titula
“Genjoukouan” donde expone las bases fundamentales del budismo, tratándose a mi
percepción de unos de los capítulos más importantes de la obra en sí. Aquí, Dogen nos
habla acerca del Dharma realizado, el Universo real en sí mismo, donde se nos expone
la idea de la superación del “yo”, de vaciarse para poder así percibir realmente las cosas
tal y como son, empezando a practicar la Iluminación sin pensar siquiera en ella.

Practicando, se logrará contemplar la impermanencia de la vida, superando tu propia


perspectiva, pero bajo la concepción de una vida que no cambia más allá de la muerte.
Para superar tu propia perspectiva, se ha de estudiar nuevos aspectos de nuestro
alrededor, al igual que lo debemos hacer con nuestro yo.

Otra idea importante trata acerca de la Naturaleza de Buda expuesto en el capítulo


“Bussho”, donde Dogen realiza una interpretación de la misma. Se afirma que todo ser
sintiente posee la Naturaleza de Buddha. Entenderlo, es entender la naturaleza, pero no
solo entender como sinónimo de conocer, sino de practicar, aclarar y después olvidar.
Comprender eso, es signo de liberación y de desapego. Dogen piensa y expone en este
capítulo que la naturaleza de Buddha es la realidad en sí misma, contrastando con la
concepción más típica que es la de la concepción de la Naturaleza de Buda como una
fuerza vital dentro de nosotros o la perspectiva de convertirse en Buda.

En el capítulo de Shanjin gakudou” se expone sobre el aprendizaje, explicando que la


verdad no se obtiene solo con la mente, sino con la mente y el cuerpo juntos en acción,
denominando a esa acción como Shinjitsunintai, “el real cuerpo del hombre”. Con él
podremos conocer el profundo significado de los actos, de la vida, de la muerte. Como
dice el maestro Hyakujo tal y como está escrito en libro, “el hombre posee
originalmente el puro desapegado cuerpo de Buda y su mismo cuerpo es Buda”.
Descubrir la realidad consiguiendo el desapego es la libertad en su completitud.

Lo siguiente a comentar son las instrucciones del zazen expuestas en el capítulo 11


“Zazenji”. Considero que es importante debido a que el zazen o meditar sentado, es la
máxima expresión de esta rama del budismo zen japonés. En primer lugar, trata sobre el
lugar donde se debe realizar esta práctica, pues debe de ser un lugar donde mente y
cuerpo puedan descansar y cortar toda la actividad mental, proponiendo un lugar con luz
moderada y sin humedad o corrientes de aire, contrastando así con el lugar de
meditación de algunos monjes donde la realizaban sobre grandes piedras, y con el lugar
de los siete Buddhas el cual era sobre hierbas silvestres.

El zazen no se trata de una autoconciencia ni de una autocontemplación, nunca


intentado convertirse en Buddha. El zazen no sería el camino para la iluminación, sino
la acción completa de un Buddha, siendo en sí mismo el zazen la natural iluminación.
Para lograr esto se ha precisado una serie de normas que en resumen sería colocarte en
posición de loto en una estera sobre la parte frontal de un cojín y que la parte trasera
toque la espina dorsal, y con una ropa ancha y arreglada. La forma del zazen ha de estar
tan estable como una montaña. Se ha de pensar no pensado, es decir, sin pensar
creándose una especie de “paradoja racionalista”.

Esto último nos lleva al capítulo siguiente llamado “Zazenshin”. Empieza el capítulo
con la respuesta de Yakusan a la pregunta de qué piensa acerca de la intensidad de su
sentada, que fue la de pensar en el no-pensando sin pensar. Se concebiría según mi
entender más bien como la aceptación de que no haya pensamiento. Zazen tal y como
anuncia la obra, es solamente sentarse.

Posteriormente, Nangaku explica que el estudio del zazen es el estudio del Buddha
sentado, teniendo que matar así al propio Buddha, que no tiene una forma fija, dejando
caer así el cuerpo y la mente.
Este tipo de conocimiento es libre de todas sensaciones y rompe los obstáculos del
cuerpo y de la mente, tratándose de algo armónico, sutil e integrador. Para Dogen, el
zazen es el objeto de estudio para Buddhas y Patriarcas, concibiéndolo como el gran
asunto.

Tratado el zazen, pasemos a hablar de “Immo”, capítulo 17. Immo quiere decir “Ello”,
la forma del Camino de Buda que contiene enteramente al mundo, trascendiendo a todos
siendo incluso ilimitado. Immo sería la forma real de la verdad que muestra a través del
mundo, siendo diferente a cualquier sustancia. Nuestro cuerpo no sería nuestro cuerpo y
se contempla una impermanecia de la vida, en el sentido de que nunca se mantiene de
una forma estática, todo está en continuo cambio. Este flujo es usado por algunos para
ahondar en su proceso de Iluminación, pero esto no se ha de verlo como un esfuerzo
personal, pues todos originalmente somos el hombre de immo, porque ya hacemos
posesión de la Iluminación. El Camino Budista no puede ser comprendido por una
mente iluminada. Puesto que uno es ya el hombre del immo, sería un tanto absurdo
preocuparse por la iluminación. La esencia de todo lo que ocurre ya es iluminación, la
real naturaleza del cuerpo y de la mente es immo, incluso Buddha es immo. Iluminación
es trascender la propia iluminación y todo de pende de caer y levantarse, por lo que
comprender intelectualmente no es bastante debido a que debe de ser probada, sin
importar las palabras de los Buddhas o los Patriarcas, sino que toma más relevancia el
espíritu con que se dijeron, participando así de su iluminación.

Y ahora continuaremos con uno de los capítulos más importantes del Shobogenzo, “Uji”
que se traduce como “siendo tiempo”, el cual significa que el tiempo está siendo, que el
tiempo es existencia y la existencia es en sí tiempo. No hay diferencia entre mente y
tiempo, todos somos tiempo, a través de esa resolución es como estamos relacionados
con la Iluminación. Comprender que cada instante contiene a la vez el mundo entero, es
el comienzo para la práctica de la iluminación.

Pensar que el tiempo es algo pasajero, no nos permitirá comprender Uji. Todo está
relacionado con todo y jamás está separado por el tiempo, y pues, como somos tiempo
que a su vez está siendo, práctica es también iluminación. Pero el tiempo se trata para
Dogen más bien como un aspecto de lo que es no-pasando, porque no darse cuenta es
también siendo. Tanto la ignorancia como la autoconcepción están en el Uji siendo
tiempo.
El Uji no depende de ideas, la existencia es el mundo en su totalidad actuando a través
del mundo por sí mismo, por ejemplo, el constante existir de algo, es ese algo en sí,
dando por finalizado la interpretación de este concepto.

Tras el uji, se va a hablar sobre el zenki o “la total actividad de la vida y de la muerte”
expuesto en el capítulo 22 de la obra. Se empieza hablando con el propósito de todo
Buddha que es realizar la iluminación y alcanzar el Nirvana donde se habiéndose
superado el Samsara. Se expone que la experiencia de la vida es la vida y la de la
muerte es la propia muerte, y la liberación consta de la total inmersión en ambas.
Cuando se realiza la iluminación, el mundo se empieza a mostrar su apariencia
completa. Todo instante tiene existe totalmente y es completo por sí mismo y
reconocerlo nos renueva constantemente. Todas las cosas poseen su propia muerte y su
propia vida pudiendo descubrir a través de ellas la verdadera naturaleza de la mera
existencia.

Según sigue contando, tanto la vida como la muerte aparecen en cada momento de
forma natural y sin pensar. Pudiéndonos concentrar y esforzarnos de forma muy seria,
podríamos percibir su aspecto, pero será con la Iluminación cuando vida y muerte se
nos presente claras completamente.

Pasamos ahora al capítulo 28 el cual trata de Raieiaitukuzui traducido como “haciendo


una postración y logrando la médula” donde Dogen nos dice que, tras practicar la
perfecta iluminación, se nos hace complicado encontrar un maestro bueno, requiriendo
conocer el camino. Según el autor de la obra, lograr la médula y la transmisión del
Dharma por un maestro, es ser instruido con sinceridad y fe verdadera, valorando el
Dharma por encima de todas las cosas. Pero también nos expone el caso en el que hay
gente que no conoce el verdadero Dharma Buddhista se consideren muy avanzados y no
se postren ante un joven que sí haya conseguido el Dharma. Dogen pone de ejemplo al
maestro Joshu, quien afirma que pedirá instrucción a quien tenga mayor conocimiento a
pesar de que esa persona sea un niño de siete años u no hablará con una persona inferior
que tenga cien, pero que le enseñará.

Postrarse y preguntar es considerado por Dogen como el verdadero estudio Buddhista.


En conclusión, la sinceridad adquiere aquí una suma importancia pues, según nos
afirma, “hasta los locos reconocen la verdadera sinceridad… hasta la tierra, arena y
piedras poseen el talento de sentir sinceridad”.
Continuando con el capítulo 41 nombrado “Sangai Yuishin” traducido según esta
edición como “los tres mundos son sólo mente” los cuales se tratan de la forma, el vacío
y el apego. El Gran Maestro Sakyamuni dijo que esos tres mundo son sólo mente y, que
fuera de la mente, nada existe.

Se puede legar a creer de manera equivocada que esos tres mundos no existen, pero la
realidad es que no podemos separarnos de ellos. Si alguien pesara lo contrario, Dongen
afirmaría que esa persona es falsa. Los tres mundos son tratados como un viejo punto de
vista o nuevo, se ven de ambas formas, ilusión e iluminación.

Según Sakiamuni, “los tres mundos se trata de un encuentro de la función del desapego
y la función causada de ser desatado” tal y como expone en el documento de referencia.
Esos tres mundos son los tres mundo que vemos y a través de ellos surgen la práctica, la
Iluminación y el nirvana. En estos tres mundos se encuentran todos los seres sintientes,
no hay nada fuera de los tres mundos, no hay nada fuera de los seres sintientes. Sólo
mente significaría la realidad de todas las formas.

Siguiendo con la “enseñanza secreta o íntima” en el capítulo 45 llamado Mitsugo,


Dogen expone la importancia de considerar cada detalle a la hora de estudiar los
Dharma. Manifiesta las dos expresiones clave del Dharma Buddhista que son
comprenderlo y no comprenderlo.

Dogen piensa que usar palabras para describir las enseñanzas de Buddha es algo muy
superficial y que solo expresa letras y formas. Una frase que se utiliza en la obra es “las
flores aparecen sin necesidad de hablar” siendo el rigen según Dogen de las doctrinas
buddhistas. Pero a pesar de eso, la mayoría de las personas no lo entienden,
convirtiéndose así en una “enseñanza secreta” que quedaría oculta para ellos. Serán
influidos por las palabras y las no-palabras de la enseñanza de Buddha quienes tienen fe
y siguen el Dharma, ellos serán los que se libren del cuerpo y de una mente vulgar.

El secreto estaría según Dogen delante de nosotros, sin estar oculto, pues el que estudia
con gran interés quien recibirá una enseñanza secreta, siendo la verdadera trasmisión de
los Buddhas y de los Patriarcas.

Por último, pero, no menos importante, tenemos la interpretación del capítulo Shoji
traducido como “vida y muerte”. El Maestro Zen Kassan y Jozan dice que “No hay vida
y muerte cuando Buda está en medio de la vida y la muerte y que, si no hay Buddha en
medio de la vida y la muerte, no hay ilusión sobre la vida y la muerte”.

Dogen trata de aclarar esto y cuenta que poner a Buddha fuera de ese camino de la vida
y de la muerte es perder el camino de la liberación. Alcanzar verdaderamente el nirvana
es aceptar la vida y la muerte como el mismo. La vida no cambia con la muerte, la vida
y la cesión de la misma son pura existencia con su propio tiempo. Cuando llega la vida
y la muerte, las aceptas tal y como son sin aborrecer o desear otra cosa.

Como vida y muerte, si las rechazas o las pierdes, también pierdes la vida de Buddha,
pues son en sí mismas su vida, al igual que si estas atado a ellas queda la apariencia.
Solamente sin deseos de nirvana y sin rechazos se puede llegar a entrar a la mente de
Buddha, cuando cuerpo y mente caen, sin intentar de definirlo o describirlo haciendo
uso de las palabras. Siguiendo el camino del desapego de la vida la muerte sin realizar
esfuerzo alguno, te conviertes en un Buddha.

El capítulo termina en una reducida síntesis donde muestra un camino sencillo para
convertirse en Buddha, que sería el de no hacer el mal, desapegarte de la vida y de la
muerte (se observa la importancia del concepto del apego y del desapego), ten pura
compasión por los seres sintientes, se sincero respetando a los de encima y amando a los
que están por debajo (en el sentido no de poder, sino más bien de conocimiento) y
abandona el amor, odio, preocupación y pena. A todo lo mencionado se le llama
Buddha y no se ha de tratar buscar nada más.

En este punto doy finalizado mi acercamiento al pensamiento de Dogen propuesto en


una de sus mayores obras, “el Shobogenzo”, donde sienta las bases doctrinales de la
escuela budista japonesa zen de la rama soto. He de aclara que he escogido los capítulos
que me han parecido más fundamentales los cuales también han sido comentados en
clase. Con esto, espero que haya sido la lectura de su agrado.

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