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DISCRIMINACIONES POLÍTICAS Y SOCIALES DE LOS

ZAINICHIS

Diversidad Étnica y Cultural en Asia Oriental


Grado en Estudios de Asia Oriental

María Ángeles Castaño Madroñal

Pascual Sánchez Mercedes


Universidad de Sevilla

Castilla Jiménez Juan Antonio


Universidad de Sevilla

1
Índice
Resumen……………………………………………………………………………………… 3

Objetivos……………………………………………………………………………………... 3

Metodología y revisión del marco teórico………………………………………………….. 4


1 Introducción: La autodenominación japonesa como país homogéneo……………..4
1.1 Definición del término zainichi…………………………………………………. 5
2 Evolución histórico-política de los zainichi hasta mitad del siglo XX……………… 5
2.1 Situación laboral y social de los zainichi de primera generación…………….. 9
3 Situación actual de los zainichi de cuarta generación: discriminación sufrida en
diversos sectores y dificultades legales………………………………………………... 10
3.1 Disparidad de pensamiento entre zainichis como consecuencia de la brecha
generacional………………………………………………………………………… 11

Conclusiones………………………………………………………………………………... 12

Referencias Bibliográficas……………………………………………………………………….. 15

2
Resumen

Los zainichi son un conjunto de coreanos residentes en Japón cuya llegada se data a
principios del siglo XX con la invasión japonesa de la península coreana que a día de hoy, y
trás la diáspora de 1952 se encuentran dispersos entre estos dos territorios. Las duras
condiciones de su llegada y estancia en el país han repercutido notoriamente en ámbitos
políticos y sociales que han conllevado a la discriminación de este colectivo y al
prolongamiento de su exclusión a través de diversas políticas asimilacionistas aplicadas a lo
largo del tiempo por parte del gobierno como vestigio del pasado colonial construido sobre
bases raciales y enfocado en el concepto de nihonjinron fruto de un interés capitalista, cuya
principal pretensión consistía en controlar al completo la vida de estos residentes extranjeros.

Palabras clave: zainichi, biopolítica, discriminación, etnicidad, Japón, Corea, colonialismo,


políticas asimilacionistas, integración, multiculturalidad.

Abstract
The Zainichi are a group of Koreans living in Japan whose arrival dates back to the beginning
of the 20th century with the Japanese invasion of the Korean peninsula and who today, after
the diaspora of 1952, are dispersed between these two territories. The harsh conditions of
their arrival and stay in the country have had notorious repercussions in political and social
areas that have driven to the discrimination of this group and the prolongation of their
exclusion through various assimilationist policies applied over time by the government as a
vestige of the colonial past built on racial bases and focused on the concept of nihonjinron
fruit of a capitalist interest, whose main claim was to completely control the lives of these
foreign residents.

Objetivos

El objetivo del presente trabajo se centra en analizar la situación pasada y presente en la que
se encuentran o encontraban los coreano zainichi de primera a cuarta generación tanto a nivel
político como social, su desarrollo a lo largo de la historia y las formas en que su estado ha
afectado a sus vidas en todos los ámbitos política, psicológica, económica, social, educativa y
emocionalmente. A su vez se pretende analizar las distintas políticas asimilacionistas que se
les ha ido aplicando a este grupo étnico para establecer conclusiones acordes a conceptos
ligados con la biopolítica que expone Michel Foucoult y derivados.

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Metodología y revisión del marco teórico

Con la finalidad de corroborar el modo de vida actual de los zainichi, se ha procedido al


análisis bibliográfico de diversos documentos relacionados con el objeto de estudio, datados
en distintas fechas para cubrir las variantes de la situación ocasionadas por la brecha
generacional. Tras ello se ha procedido a la revisión de la información y al contraste posterior
de la misma con los datos obtenidos de otras fuentes académicas empleadas. Los documentos
consultados han sido obtenidos mediante el uso de buscadores especializados como google
scholar y bases de datos como la plataforma online Academia Edu. Son en su mayoría
artículos y estudios de carácter académicos emitidos por distintas universidades, no obstante
la investigación también ha tenido en cuenta ciertos libros y artículos procedentes de revistas
científicas especializadas en el tema para profundizar más en la cuestión tales como la
Critical Asian Studies o la International Studies Quarterly . Con el objetivo de mostrar de
forma clara algunos de los datos reflejados en el trabajo, se han incluido tablas en el mismo
que faciliten la comprensión de la información al lector.
Debido al tiempo disponible en el que debía realizarse la investigación no ha resultado
posible llevar a cabo un trabajo de campo ni obtener información de primera mano, sin
embargo, el conocimiento previo obtenido sobre ambos países y los temas relativos a ellos
han posibilitado la correcta interpretación de la información obtenida.

1. Introducción: La autodenominación japonesa como país homogéneo

Japón tiene asumida una identidad de grupo autodenominada como homogénea que trata de
proyectar hacia el exterior, es decir, a otras naciones, y hacia el interior del país con su propia
gente. Y es que la homogeneidad no es más que una ideología empleada por los estados
modernos que pretende fomentar un sentimiento de identidad entre una población diversa; si
se toman como referencia otras naciones consideradas como heterogéneas debido al
colonialismo y la expansión, se pueden apreciar en ellas diversas doctrinas que buscan la
uniformidad y el empleo del consenso para construir mayorías. Para los japoneses resulta
imposible la sola idea de considerar como tal a cualquier persona extranjera con rasgos
diferentes, de hecho, el propio léxico que emplean para referirse a su país ya es un indicador
de cómo su concepto de nacionalidad está construido sobre términos raciales, siendo esta la
razón por la existen términos especiales para denominar a los “no puramente japoneses”, bajo
la política del nihonjinron basada en la pureza de sangre, como puede ser el término “hafu”, y

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no sería erróneo decir que la mayoría de la población acepta la falsa idea de la inexistencia de
distintas minorías étnicas en Japón.
Podemos pensar que esta concepción es un fenómeno reciente, no obstante se ha demostrado
que tiene origen en el siglo XVIII acorde a los principios del estado como familia propios del
kokutai. Sin embargo, pese a sus orígenes no fue hasta la posteridad de la segunda guerra
mundial cuando este patriotismo fue oficialmente considerado como nacionalismo cultural y
surgieron y se difundieron publicaciones concordantes al término. No obstante, la existencia
de minorías basadas en patrones étnicos o la de residentes extranjeros en el interior del país es
innegable, siendo los coreanos zainichi, la más numerosa minoría étnica de población
extranjera residente en Japón, un caso más de ello.

1.1 Definición del término zainichi

El concepto de coreano zainichi hace referencia a los coreanos que residen en Japón, cuyas
raíces se remontan al período imperialista japonés en la península de Corea. El término
comenzó a emplearse para hacer una distinción entre ellos y los inmigrantes coreanos que
llegaron posteriormente al país a finales del siglo XX, en los años 80. La terminología
incluye tanto a los coreanos de primera generación originarios de la península de Corea como
a los integrantes de generaciones posteriores, independientemente de las decisiones tomadas
al respecto sobre conservar o no su identidad oficial coreana o sustituirla por una japonesa.

2. Evolución histórico-política de los zainichi hasta mitad del siglo XX

Debido al colonialismo de Asia oriental por parte de las potencias occidentales en el siglo
XIX. Debido a la amenaza que esto representaba para Japón, decidió tomar ejemplo de ellas y
transformarse en la mayor potencia colonizadora de la región con la introducción a la época
Meiji. Tras su victoria en la Guerra Sino-japonesa y en la Guerra Ruso-japonesa, la península
coreana quedó aislada de las relaciones con los manchúes quienes gobernaban por aquel
entonces en China y de los rusos, por lo que Japón podría ejercer su influencia sin ningún
impedimento. Siendo esto así, el 22 de agosto 1910 Corea pasa a ser parte del imperio
japonés tras la firma del tratado de anexión.

En su trabajo, González Lario (2011)* expone que el multiculturalismo es un factor clave


para el progreso del nacionalismo japonés teniendo como base el colonialismo. La anexión de
Corea, a pesar de formar parte del imperio, significó una sumisión total del pueblo coreano al
control de la política, economía y vida.

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Las técnicas disciplinarias que surgieron a raíz del siglo XVII resultaron de vital importancia
para el desarrollo del sistema capitalista de finales del siglo XVIII y XIX con la expansión de
este modelo económico a través del colonialismo (Foucault, 2002). Regularizar a la población
y disciplinar el cuerpo, estas dos formas de biopoder son los métodos alrededor de los cuales
se puede desarrollar el poder sobre la vida, haciéndola funcional para el desenvolvimiento del
capitalismo.

Esto enlaza con la forma de ejercer la biopolítica tal y como expone Foucault (1976). El
colonialismo llevado a cabo por el imperio japonés de tintes romántico-fascistas hizo aplicar
en sus inicios políticas para controlar sobre todo con lo considerado por la nación como no
japoneses (que a su vez define a los propios japoneses) como es el caso de la introducción en
la Corea colonial políticas como la implantación del sufragio masculino o el reconocimiento
político cuya finalidad en un principio era la de otorgar derechos pero eso solo enmascara el
hecho de ser percibida como una medida de control social, pues esto era acompañado de
registros de las propiedades y de las familias.

A pesar de que los coreanos eran reconocidos como parte del imperio japonés, se debían
registrar en el “registro familiar de territorio exterior” al igual que los demás pueblos de los
territorios colonizados para así poder tener control sobre las migraciones que se realizaban
dentro del territorio japonés. La precariedad que sufrían las colonias a principios del siglo
XX, obligó a los coreanos a emigrar a Japón en busca de una situación más favorable. Se
estima que en la década de los 20 se alcanzó la cifra de 300 000 coreanos migrantes y para la
de los 30 cerca del millón. Tras el estallido de la Segunda Guerra Sino-japonesa el imperio
japonés forzó la contratación de alrededor de 800 000 coreanos bajo condiciones precarias.
Así, para el final de la etapa imperial, Japón contaba con más de dos millones de coreanos en
la metrópoli tal y como se puede apreciar en el gráfico de la página a continuación.

Este conjunto de migraciones provocó que se formaran guetos alrededor del país de coreanos
donde podían desarrollar sus costumbres. Debido al rechazo por parte de la sociedad
japonesa, el gobierno llevó a cabo una campaña de japonización donde se le obligaba a los
coreanos a integrarse dentro del sistema educacional y a cambiarse los nombres entre 1939 y
1940. Mediante la aplicación de estás políticas se consigue, o por lo menos se pretende,
eliminar cualquier rastro de apego hacia la etnia coreana y así poder ejercer lo que Foucault
denomina como biopoder (1977) para poder llevar a cabo un mayor sometimiento del imperio
japonés al pueblo coreano. Aunque estas medidas provocaron el rechazo de los coreanos

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residentes en Japón, para muchos significó la única forma de conseguir unas mejores
condiciones de vida y la aceptación de la sociedad japonesa, para muchos la única que
conocían.

GRÁFICO 1. Evolución del número de coreanos residentes en Japón1

Tras la derrota en la segunda Guerra Mundial y la independencia de Corea en 1948, la


mayoría de zainichis regresaron a su lugar de origen, pero unos 600 000 permanecieron en el
archipiélago ya sea porque para muchos era el único lugar que conocían o por falta de
recursos. Pero el verdadero problema vendría con la firma del Tratado de Paz de San
Francisco en 1952 donde la sociedad coreana perdería la nacionalidad japonesa debido a que
serían considerados como y con ello la mayoría de los derechos. Debido a ello, los coreanos
residentes en Japón2 quedaron en una situación apátrida. El criterio jurídico de jus sanguinis
donde solo los hijos de los nacionales japoneses por vía paterna podrán conseguir la
nacionalidad tras la aprobación de la Ley de Nacionalidad en 1950, (Erin Aeran Chung,
2009) Por lo que esto impediría conseguir la nacionalidad de los zainichis apátridas en Japón
conseguir la nacionalidad mediante los matrimonios mixtos.

Las migraciones zainichi siempre fueron vistas a través de numerosos prejuicios raciales y
estereotipos iniciados por los medios de comunicación con objetivos y trasfondos políticos,

1
Gráfico 1: Registered Korean residents in Japan (2016). Ministerio de asuntos exteriores de Corea.
2
Es a partir de este momento donde este grupo étnico empieza a percibirse a ellos mismos como
zainichi. anteriormente este grupo era denominado como Zairyû Chosejin (在留韓人) “coreanos
residentes en Japón) 

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alegando que los coreanos eran unos indisciplinados carentes de lealtad e ineficientes. Esto
conllevó a una enemistad entre coreanos y japoneses que no hizo más que incrementar con el
paso del tiempo y acabó inclusive involucrando a otras minorías étnicas residentes en Japón.
Dicho rechazo alcanzó su cúspide tras el terremoto ocurrido en Kanto en 1923; los coreanos
fueron acusados de rebelarse tras el suceso y de ir en contra del gobierno, los medios de
comunicación emitieron nuevamente noticias en las que se los acusaba de presuntas acciones
de rebelión, asesinato y violaciones. Las tensiones se dispararon y el gobierno tomó la
decisión de aplicar la ley marcial y enviar soldados y policías a controlar la supuesta
insurrección, además, algunos civiles se sumaron por voluntad propia a la masacre y
contribuyeron al asesinato de cualquier persona de etnia aparentemente coreana durente los
días posteriores.
Restrepo en su trabajo (2004) realiza una conexión con la relación que ejerce Foucoult con el
termino de saber con los roles de poder. La Preocupación radica en cuestionar y además
ocultar la veracidad de las lecturas constructivistas de los zainichi en post a la etnia
dominante, para así ser la segunda la dominada respecto a la primera. Esto implicaría que el
individuo privilegiado que pertenece al grupo dominante que ejerce el saber, ejerce así
también poder aunque sea indirectamente. Esto lleva a que el sujeto perciba la relación
saber-poder que ejerce de forma objetiva, teniendo como molde la institución estatal
encargada de la educación de la población aunque de forma más notoria al principio de la
etapa colonial japonesa.
Tras la masacre se trataron de llevar a cabo políticas de reconciliación entre japoneses y
coreanos que disminuyeran el odio hacia estos últimos, para ello se les ofreció a los zainichi
nuevas oportunidades de empleo y se les facilitaron servicios básicos de vivienda y
asistencia. Más adelante se trató también de eliminar la discriminación existentente en cuanto
a la diferencia salarial y laboral, sin embargo, estas últimas medidas estaban decididas a
implementarse por el emperador Hirohito, y tras su derrota en 1945 se quedaron unicamente
en intenciones. Se originaron revueltas a raíz de ello y el gobierno decidió nuevamente que
para calmarlas lo mejor era repartir a los coreanos y alejarlos unos de otros, dificultando así
las posibilidades de que se organizasen en torno a una multitud.

2.1 Situación laboral y social de los zainichi de primera generación

Los zainichi son residentes coreanos que llegaron al país en el siglo XX tras la incursión
japonesa a Corea; la razón de su estancia en el país durante el periodo colonial se debe a que
eran considerados como mano de obra barata “capacitada” para trabajar en distintos sectores.

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Desde el principio se dieron bases laborales discriminatorias por etnia, ya que partían de una
categorización de trabajadores no cualificados que les dificultaban acceder a trabajos no
relativos al empleo de una gran fuerza física relacionados con la construcción o la minería
mayoritariamente. Además, se pasaban por alto muchas medidas de seguridad, por lo que los
accidentes, lesiones e incluso muertes sucedían con facilidad. Se generaban muchos despidos
que elevaban las tasas de desempleo. Además, sus condiciones de vida tampoco eran
elevadas; en el caso de los trabajadores los propietarios japoneses solían negarse a permitirles
el acceso a sus viviendas por lo que cuando no era posible vivir en las comunas de la fábrica
en cuestión donde trabajaban sus opciones se reducían a chabolas ubicadas fuera de la ciudad
o en los alrededores del sitio al que prestaban sus servicios. Esta pésima calidad de vida tenía
además en consecuencia una aparente disminución de la salud de los coreanos, que quedaban
susceptibles a contraer enfermedades. Para los mineros la situación inclusive empeoraba,
pues sus salarios eran un 15% inferior a la media. Una de las prefecturas donde se
encontraba mayor número de zainichis trabajadores en epicentros comerciales y manufacturas
de manera estable era Osaka. La distribución laboral de los trabajadores resultaba
complicada, ya que al haber tanta movilidad laboral era difícil clasificarlos en un censo, cuya
terminología dependía a su vez de la forma en que estos estuvieran regulados
provincialmente, a lo que había que añadirle que no todos estaban clasificados como
trabajadores oficiales. Como se puede observar en la tabla inferior, la mayoría eran jornaleros
(18,4%), se dedicaban a la industria de la construcción (10,3%), manufactureras (12,6%) o
bien comerciantes (16,1%). Los zainichi componían alrededor del 80% de los trabajadores, y
debido a esta clasificación como trabajadores poco cualificados en ocasiones no se les
contrataba legalmente, la razón por la existe constancia de ello es debido a que el número de
trabajadores manuales registrados descendió, aumentando las cifras de desempleo.

Durante este tiempo, los coreanos se vieron obligados a dejar atrás todo lo vinculante con su
patria a cambio de concederles la nacionalidad, llegando a imponerles el abandono de su
nombre original y la adopción de uno totalmente japonés como se ha mencionado
anteriormente. Esta situación volvió a cambiar tras la disolución del imperio japonés, lo que
conllevó a la pérdida de la nacionalidad tratando en un principio de que regresaran a su país
de origen a pesar de que algunos no lo hicieron. Esta pérdida de mano obra barata hizo que
Japón se sumiera más profundo en la crisis producida por la derrota en la Segunda Guerra
Mundial.

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TABLA 1. Distribución de los coreanos por trabajo (1952) 3

Situación actual de los zainichi de cuarta generación: discriminación sufrida en diversos


sectores y dificultades legales
Actualmente los zainichi de cuarta generación se encuentran localizados en su mayoría en la
región de Kansai, categorizados como Coreanos con documentos propios de la península de
Corea, siguen sufriendo de discriminación a nivel de vivienda, de empleo, pues quedan
excluidos de cargos docentes o administrativos, de educación, ya que carecen de derecho a
realizar ciertos examenes de acceso a las universidades, matrimoniales e inclusive a nivel
social, existiendo reportajes al respecto. Aunque es posible para ellos obtener la nacionalidad
japonesa en caso de desearlo, la realidad es que el proceso que les permite lograrla es largo y
complicado y nada les garantiza siquiera el posterior derecho a voto como parte de la
sociedad ni el acceso a un plan de pensiones. Cabe añadir que puede pensarse erróneamente
que mediante el matrimonio puede acelerar dicho proceso, pero lo cierto es que no es así, no
se les concede la nacionalidad mediante el matrimonio. Además, en caso de contraer una
unión matrimonial con una pareja japonesa, independientemente de su género, quedó
establecido que su descendencia, al no ser ambos progenitores japoneses y no estar del todo
clara la identidad de uno de ellos, tampoco obtendrá la nacionalidad.

3.1 Disparidad de pensamiento entre zainichis como consecuencia de la brecha


generacional

La auto-concepción de la propia identidad de los coreanos zainichi ha sido desde el principio


un tema complejo y delicado, y actualmente existe una gran brecha de pensamiento
3
(Pak, 1957 en Kim, 2008: 8)

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generacional que diferencian a la primera generación de la cuarta. La primera generación de
coreanos zainichis, basada en el nacionalismo a larga distancia, se auto-percibía, como no
puede ser de otra forma, como puramente coreanos debido a su origen, resultándoles muy
difícil encajar en la sociedad japonesa y formar parte de ella. Ellos seguían empleando su
nombre coreano, pero el esfuerzo por ser “japoneses” les resultaba mucho mayor, pues la
adaptación a la nueva lengua, costumbre y culturas era largo y distaba mucho de lo
acostumbrado. Aunque es en la cuarta generación zainichi, basada por otro lado en el
nacionalismo diaspórico, donde se encuentran los cambios más notorios, en las segundas y
terceras generaciones de coreanos zainichi fundadas nacionalismo reactivo derivado en
consecuencia de las políticas de asimilación previamente mencionadas, ya puede apreciarse
más claramente esta transición hacia lo japonés, siendo ellos quienes más presión soportaban
tanto a nivel social como interna. Los zainichi de segunda y tercera generación usualmente no
se percibían ni como coreanos ni como japoneses, sino que se encontraban en un limbo entre
las dos naciones. Ellos empleaban su nombre coreano en su círculo familiar interno, y sus
costumbres gastronómicas y tradiciones eran coreanas. No obstante, en un ámbito social
empleaban sus nombres japoneses y trataban de ajustarse a las costumbres propias de Japón,
las cuales cabe recalcar que también aprendían e interiorizaban desde pequeños, adaptándose
así al entorno. En los coreanos de cuarta generación la distinción es mucho más notable, si
bien es cierto que quedan vestigios de las costumbres coreanas de sus ancestros, ellos han
crecido en un entorno puramente japonés y actúan por ende como tales. Algunos conservan
su nombre coreano en la intimidad por decisión propia, pero la mayoría de ellos opta
recientemente por no hacerlo, ya que eso les otorga una mayor facilidad para su interacción
diaria debido a la discriminación que sigue existiendo hoy en día contra los zainichi, la cual
les dificulta su situación y lleva a muchos de ellos a ocultarles a su entorno cercano de
amigos e inclusive parejas su verdadero origen, instigados por la propia presión generada al
miedo al rechazo.
Tras el paso del tiempo, la mayoría de jóvenes zainichi opta por tratar de conseguir
documentos oficiales japoneses, y no piensan detenidamente en conservar su identidad
coreana al contrario que sucede en generaciones anteriores. A su vez, también son cada vez
más habituales los matrimonios entre zainichis y japoneses categorizados íntegramente como
tales, lo cual resulta un gran avance que muestra el incremento del grado de aceptación del
colectivo en la sociedad actual, pues se tiende sobre todo al rechazo y aislamiento por su
condición. Otro indicador del estado del avance generacional y social del estado del colectivo
es el número de estudiantes coreanos que deciden unirse a clubes de estudio cultural coreano,

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ya que a partir del acuerdo establecido con el gobernador de Osaka en 1948 comenzó a
aceptarse la educación étnica. Y es que a pesar de que los profesores que imparten dichas
clases de historia, cultura y tradición financiadas por el gobierno suelen estar comprometidos
y concienciados con el problema de igualdad, lo cierto es que asistir o formar parte de ellos
implicaría hacer público su origen étnico, cosa que muchos zainichis actuales no están
dispuestos a hacer debido a que su intención es “fusionarse” con todo lo japonés.

Conclusiones

Todas las políticas llevadas a cabo por Japón con tal de ejercer el poder sobre la población
bajo el territorio de su imperio no son algo exclusivo de dicho estado. Recordemos que Japón
tomó el modelo de las potencias colonizadoras a modo de no sucumbir ante ellas tras su
expansión por el continente asiático ejerciendo las biopolíticas que llevaron a cabo las
potencias europeas adaptándolo a su forma de entender el mundo.
Políticas similares nos podemos encontrar en la Francia de 1993 donde se impuso como
requisito para la adquisición de la nacionalidad derechos políticos y ciudadanos la adopción
de valores y de los principios “franceses” a los inmigrantes de segunda y tercera generación
en su mayoría provenientes de inmigrantes de las excolonias francesas siendo el caso más
notorio el de la diáspora argelina (Foreo Castañeda, 2014). En 1998 trató de reorganizar la
reagrupación familiar de forma imprecisa, lo que demuestra la ambigüedad y cambiabilidad
que puede llegar este tipo de políticas en este país que ya per sé son más numerosas que las
que ha podido aplicar Japón ante el problema de etnicidad que afronta.
A pesar de que a primera instancia puede parecer que la situación de los coreanos zainichi ha
mejorado, entender el panorama actual resulta más complejo de lo que parece. En primer
lugar, el apoyo de Japón hacia los zainichi financiando educación coreana hace que se
replanteen la autodeterminada y obstinada homogeneidad del país, ya que reconocerlos como
coreanos y proporcionarles unos estudios acordes a su lengua, cultura y costumbres rompe
con el concepto. Sin embargo, justo precisamente por eso no podemos hablar de un gran
progreso en la situación, ya que a pesar de estar un poco mejor aceptados socialmente e
incluso se normalicen más uniones matrimoniales, el hecho de que exista un mínimo de
presión por obligarles a elegir una educación coreana ya los excluye de la posibilidad de ser
“japoneses”, lo cual pueden ser perfectamente de nacimiento. Les obliga a auto-categorizarse
como coreanos, lo cual les crea una gran presión psicológica respectiva a sus decisiones, y
por ende les quita la posibilidad de integrarse y formar parte de la sociedad japonesa. De

12
igual forma, aunque es cierto que las condiciones laborales y de vivienda han mejorado
respecto a otras etapas históricas, estas siguen presentando una gran diferencia
discriminatoria basada en ideologías raciales, y les queda mucho por mejorar. De hecho,
existen políticas que se están aplicando actualmente respecto a la discriminación académica,
pero antes que gestionar el problema de la nacionalidad de los zainichi toma preferencia
realizar gestiones aparte antes que integrarlos como parten de la nación.
Además, puede observarse a través del análisis histórico como las políticas tomadas en la
cronología histórica siempre han sido represivas, y las veces que se ha intentado fomentar un
clima de integración, el cual finalmente se volvió aún más aislante cuando se decidió
dispersarlos, tenían como objetivo no mejorar la situación zainichi sino aliviar las tensiones
existentes con los japoneses que afectaban cada vez más a estos últimos, a pesar de ser ellos
quienes incitaban a tal odio. Y es que la explosión de dichas tensiones habría hecho evidente
con antelación, de seguir así, el hecho de que Japón no era un país puramente homogéneo, lo
cual acabaría con las bases sociales de la época.

Es el hecho de cuestionarse todo lo que se refiere a la etnicidad y las cuestiones políticas que
la rodean lo que supondría un desmantelamiento del imaginario colectivo acerca del Estado
nación japonés y de la idea que tienen los japoneses de ellos mismos.

El hecho de aceptar otro relato de identidad nacional producido por un grupo étnico
minoritario diferente de lo reconocido como “japonés” significaría el develamiento de la
historicidad japonesa pues excluiría todo aquello fuera de lo que el Estado nación define
como su historia argumentada en torno al neoliberalismo y por ende al colonialismo que le ha
sido inculcada sobre todo a través de la educación y por los medios de comunicación,
ocultando lo que las instituciones estimen convenientes para poder así ejercer biopoder.

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