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Jesús, ven en Tu Divina Voluntad. María, ven en la Divina Voluntad. Unimos estos 100
réquiems a las 5 llagas de Jesús, a la corona de espinas, y a la Pasión dolorosa de
Nuestro Señor Jesucristo. Ofrecemos estos 100 réquiems por nuestros familiares, amigos
y conocidos, que estén en el purgatorio.
¡Concédeles Señor, el descanso eterno!, y ¡brille para ellas la luz perpetua! (10)
Padre Eterno, yo te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo Jesús, en unión con
todas las Misas celebradas hoy día a través del mundo entero, por la liberación de todas
las benditas almas del purgatorio. Amén. (1)
De Profundis, Salmo 129: Desde el profundo abismo de mis penas a Ti clamo, Señor, de
noche y día; oye, mi Dios, los incesantes ruegos de un corazón contrito que se humilla.
Estén gratos y atentos tus oídos, a mi voz lamentable y dolorida: a Ti mis ayes y gemidos,
lleguen pues a escucharlos, tu piedad se inclina.
¿Si siempre airado tus divinos ojos sobre las culpas de los hombres fijas, quién estará
confiado en tu presencia, confundiéndonos sólo ante tu vista? Más la eterna palabra de tu
seno que aplaque espero tus terribles iras; porque son inefables tus promesas y con tus
gracias pecador invitas.
Así, aunque mi alma acongojada gime, contemplando el rigor de tu justicia, por tu Palabra,
la indulgencia espera, de que la hacen culpas, tan indigna. ¡Oh pueblo electo! De mañana
y noche, en todos tus peligros y fatigas, acógete al Señor con la confianza, que en su ley
soberana nos intima.
Porque es inagotable Tu clemencia; se muestra con los flacos compasiva; de todas sus
miserias los redime, y siempre que le claman los auxilia. Este Dios abrevie el tiempo, en
que logre Israel su eterna dicha cuando de tus pecados se libere, que con tanto rigor la
tiranizan. Amén (1)
¡Almas benditas! nosotros que hemos rogado por ustedes, que sois tan amadas de Dios y
estáis seguras de no poderlo más perder: rueguen por nosotros (que somos) miserables,
que estamos en peligro de condenarnos para siempre. Amén (1)
¡Dulce Jesús, dad descanso eterno, a las benditas almas del purgatorio! Amén.
2
Santo Rosario (por persona fallecida).
Señal de la Cruz. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Credo: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue
crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre
los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso,
y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en
la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la
resurrección de los muertos y en la vida eterna. Amén.
Intenciones: ¡Oh Santa y siempre Virgen María!, Madre de Dios y Madre nuestra, te
ofrecemos este Santo Rosario, por el eterno descanso del alma de: ____________ y por
sus familiares y seres queridos, para que Dios les conceda, fortaleza en estos momentos.
Continua así, con los otros cuatro misterios del Santo Rosario.
Salve: Dios te salve, Reina y Madre, Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza
nuestra; Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve
a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a
Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen
María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar
las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las oraciones que te
dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡Oh Virgen
gloriosa y bendita! Amén.