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Discurso de funeral

NOTA: Es opcional hacer una oración al empezar. El objetivo del discurso es poner en alto a
Jehová como el Dios de amor y misericordia, y al mismo tiempo consolar a los dolientes.
Esfuércese por dar un buen testimonio de la verdad y por hacerlo de manera afectuosa y
amigable. No es necesario mencionar todos los puntos ni todos los textos. Adapte la
información a las circunstancias del difunto y a las necesidades de los dolientes. Sin elogiar
demasiado al difunto, puede mencionar sucesos de su vida en el discurso para señalar
a los asistentes el buen ejemplo que dejó. Sea equilibrado en este aspecto. Puede presentar
una entrevista bien ensayada con un hermano de buena reputación que haya conocido bien
al difunto. Si hacen algún comentario gracioso, háganlo con prudencia. No ha de restarse
dignidad a la ocasión. El discurso no debería durar más de treinta minutos. No invite al
auditorio a hablar sobre el difunto; esto podría dar pie a comentarios no apropiados o que
no estén de acuerdo con la Biblia. Al empezar o al terminar el discurso, puede utilizar
una canción del Reino que sea adecuada. Es apropiado concluir con una oración corta. Si se
hacen planes para ir al lugar del entierro, es bueno repasar brevemente la esperanza del Reino
y leer uno o dos textos, tales como Job 14:14, 15 y 1 Corintios 15:54b-57. Estos comentarios
también pueden concluir con una oración, en la que se dé gracias a Jehová por la esperanza
de la resurrección.

COMENTARIOS SOBRE EL DIFUNTO


[Haga comentarios que sean oportunos y apropiados].
Dé detalles sobre la edad, fecha de nacimiento, fecha de matrimonio, familiares que le
sobreviven y así por el estilo.
Mencione datos del servicio que efectuó el difunto en la congregación, como por ejemplo, las
responsabilidades que tuvo.
Resalte las cualidades ejemplares que demostró (Ec 7:1).

NECESITAMOS CONSUELO CUANDO SUFRIMOS UNA PÉRDIDA


Es normal sentir dolor cuando perdemos a un ser querido (Gé 23:2; 37:34, 35).
Cuando Lázaro murió, Jesús mostró compasión a los dolientes y los consoló (Jn 11:23-26,
33-35).
A Jehová le conmueve ver a los que están de duelo y promete consolarlos (Sl 34:18; 147:3).

LA BIBLIA OFRECE ESPERANZA PARA LOS QUE HAN MUERTO


Jehová es Dios de sabiduría, justicia, amor y poder.
La muerte no era parte del propósito que Dios tenía para la humanidad.
La muerte es consecuencia de la desobediencia de Adán (Gé 2:7, 15-17; 3:19).
Todos los descendientes de Adán hemos heredado la muerte (Ro 5:12).
Dios nos ofrece una esperanza que seguro se cumplirá (Is 55:10, 11; Ap 21:4).
La Biblia nos dice claramente en qué estado están los muertos.
El alma es mortal (Eze 18:4, 20).
Los muertos están inconscientes (Sl 146:4; Ec 9:5, 10).
La Biblia promete que millones que han muerto volverán a vivir.
La esperanza de la resurrección existe gracias al sacrificio de Jesucristo (Mt 20:28).
La resurrección de Cristo es la garantía (1Co 15:22, 23).
Dios ha dado a Jesús la comisión de levantar a los muertos (Jn 5:28, 29).
Los cristianos ungidos resucitan para vivir en el cielo (1Co 15:51-54; Ap 20:4, 6).
Las “otras ovejas” serán resucitadas para vivir en una Tierra paradisíaca (Jn 10:16;
Lu 23:43).
Quienes han muerto sin la oportunidad de conocer y poner en práctica en su vida las
verdades de la Biblia también tendrán la oportunidad de ser resucitados (Hch 24:15).
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POR QUÉ NOS BENEFICIA ESTAR AQUÍ
Los funerales nos recuerdan lo corta e incierta que es la vida (Ec 9:11).
La muerte es una realidad que nos hace reflexionar en cómo estamos aprovechando nuestra
vida (Sl 90:12).
Con nuestra forma de vivir, podemos adquirir “una buena reputación” ante Jehová (Ec 7:
1-4).
Jesús nos aconsejó acumular tesoros en el cielo (Mt 6:19-21).
Nuestro servicio entusiasta y nuestra conducta cristiana contribuyen a la santificación del
nombre de Jehová (Pr 27:11).
La esperanza de la resurrección nos sirve de incentivo para aprender qué es lo que Dios
quiere y hacerlo (1Co 15:58; 1Ti 2:3, 4).
Si hacemos eso, podemos estar seguros de que pronto veremos a nuestros seres
queridos volver a la vida.
Aprovechemos esta ocasión y los días siguientes para consolarnos unos a otros (1Te 5:11).
Puesto que somos hermanos cristianos, debemos recordarnos mutuamente la esperanza
que tenemos y apoyarnos en sentido emocional (Pr 17:17).
Pidamos a Jehová que nos dé la fuerza necesaria para aguantar hasta que elimine para
siempre el sufrimiento (Sl 9:9, 10).
˘ 2020 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
S-32-S 10/20

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