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Síntesis
2. Capítulo I
La tulipomanía fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los
Países Bajos en el siglo XVII. El objeto de especulación fueron los bulbos de
tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja
económica y una crisis financiera. Constituye uno de los primeros fenómenos
especulativos de masas de los que se tiene noticia. El relato de estos
acontecimientos fue popularizado por el periodista escocés Charles Mackay, que
lo reflejó, en 1841, en su libro Memorias de extraordinarias ilusiones y de la locura
de las multitudes (1841).
3. Capítulo II
1. Castillos en el mar: La burbuja de los Mares del Sur (1711-1720)
El siglo XVII fue un período de prosperidad en Inglaterra. El comercio
internacional se convirtió en una parte fundamental de la economía británica,
haciendo del puerto de Londres el punto de partida y llegada de barcos mercantes
que inundaban de riqueza el país.
La Compañía de los Mares del Sur fue el instrumento de un expolio, una quita
del gobierno inglés sobre sus propios súbditos. El gobierno les hace entonces la
siguiente oferta: en lugar de devolverle su inversión les entregó acciones de La
Compañía de los Mares del Sur, las cuales iban a retornar un 6% anual perpetuo,
fundada por Robert Harley, quien ostentaba el cargo de Tesorero del gobierno
inglés. La empresa fue fundada para actividades comerciales, si bien, como
enseguida se verá, su verdadera actividad fue la financiación (y amortización casi
total) de la deuda nacional.
Se le otorgó la concesión de derechos a la Compañía de los Mares del Sur para
comerciar en exclusiva con América del Sur. la empresa apenas comerciaba con
América del Sur y que no tenía prácticamente beneficios. El Tratado de Utrecht de
1713 limitaba el número de viajes a un solo barco mercante al año con capacidad
para 500 toneladas, el denominado Navío de Permiso. ¡Sólo un barco por año! las
relaciones entre Inglaterra y España no mejoraban, lo que reducía drásticamente
las posibilidades comerciales de la empresa (la mayoría de las colonias
sudamericanas eran españolas). el Tesoro inglés no disponía tampoco del medio
millón de libras que debía satisfacer anualmente en concepto de intereses. ¿De
dónde pensaba sacarlas? Fácil: pretendía obtener ese dinero de un impuesto
aduanero que impondría a la Compañía de los Mares del Sur.
Esas futuras ventas serán gravadas con unos descomunales impuestos que
servirán para abonar los intereses con los que se ha de remunerar las acciones
entregadas. Todo consistió en sustituir dinero por ganancias futuras, en cambiar
deuda por un activo cuya valoración estaba sujeta a una actividad futura en la que
todo el mundo creía, pero que nadie había visto aún.
Los doce meses de 1720 vieron la mayor subida de las acciones y también su
posterior derrumbe. En enero, la acción se vendía y compraba a 100 libras. A
mediados de febrero a 200 libras. En abril a 300.
4. Capítulo III
1. La bolsa o la vida. El crac de 1929
Estados Unidos disfrutó de un período de expansión. La economía creció a un
ritmo espectacular gracias a una profunda transformación técnica. Se redujeron
los costes de fabricación de todo tipo de productos modernos. Se popularizaron
los primeros electrodomésticos: aspiradoras, secadores de cabello, neveras. El
teléfono y el automóvil irrumpen en la vida cotidiana. Fue también la época de la
radiodifusión, de la construcción de los imponentes rascacielos de Nueva York.
Son los felices veinte.
Del mismo modo que en Holanda los contratos de futuros permitían compras de
bulbos de tulipán sin desembolsarlos en su totalidad, en el crac de 1929 también
existieron dos mecanismos que eximieron a los inversores de la incómoda
obligación de adelantar dinero para lograr grandes beneficios: la compra de títulos
a plazo con fianza y los trusts.
- La compra de títulos a plazo con fianza: Este rimbombante nombre
responde en realidad a una operación tan sencilla como lucrativa, que consiste en
hacer una compra a plazo (comprar acciones sin realizar desembolso alguno)
dejando una fianza con lo que inicialmente uno cuenta o quisiera invertir. Consistía
en obtener beneficios sin desembolsar tanto efectivo.
Fue tal la demanda de créditos, que los bancos decidieron subir el interés que
cobraban. Pasaron del 7-8% al 12%. En Estados Unidos se concedieron créditos
por un valor superior a los 8500 millones de dólares, una cantidad mayor al dinero
en circulación que el país tenía en aquel momento. Muchas empresas que
ganaban dinero con sus actividades productivas ordinarias decidieron que, en
lugar de invertir sus beneficios en comprar más maquinaria, expandirse por otros
países o diversificar sus negocios, lo prestarían a la gente para que invirtiese en
bolsa. De este modo, la financiación de la especulación llegó de todos los rincones
del planeta donde hubiese dinero disponible.
Los peores días fueron los llamados jueves negro (24 de octubre de 1929),
lunes negro (28 de octubre) y martes negro (29 de octubre). El jueves negro, 13
millones de títulos se pusieron a la venta a precios cada vez más bajos, sin
encontrar compradores. Ese día cayó un 12%.
Las consecuencias
- Afecto a Wall Street. La bolsa perdió un 90% de su valor en tres años. Los
trusts, el 100%: se vinieron abajo quedando reducidos a la nada.
- La onda expansiva de tal terremoto financiero se lo llevó la banca. En 1929
quebraron 40 bancos.
- Los suicidios. Si bien se decía “la bolsa o la vida”
- El crac financiero desembocó en una crisis económica sin precedentes.
Con el crac de 1929 las burbujas dejaron de ser un asunto local para
convertirse en un fenómeno global de consecuencias devastadoras.
El Derrumbe
El propio Gobierno pinchó la burbuja, el mercado se desplomó a una velocidad
vertiginosa y la Bolsa de Tokio bajó un 63% en dos años y el inmobiliario se
hundió. La economía japonesa quedó hipotecada sin haber logrado todavía una
reactivación económica. Japón experimentó una decepción y una crisis de sus
valores más inmemoriales tales como la cautela, la planificación, el sentido común,
la excelencia. El boom inmobiliario dejó fuera de la vivienda a mucha gente,
empobreció a uno y enriqueció a otros. Al período de crisis se le conoce como la
década perdida. En conclusión una burbuja difícilmente pincha poco a poco, la
única forma de desinflar una burbuja es evitar que se forme.
6. Capítulo V
1. La Exportación De Las Hipotecas
Derivado de los atentados terroristas del año 2001 se produjo en compensación
para incentivar el crecimiento económico produciendo un enorme auge en el
sector inmobiliario debido a lo bajo de las tasas de interés lo cual provocó
condiciones ideales para los créditos fáciles.
La crisis financiera generada por la práctica de conceder altos créditos a
personas con alto riesgo crediticio generaron que en promedio las familias
norteamericanas principalmente en sectores que generaban bajos ingresos, casos
como los inmigrantes o de procedencia latinoamericana. Al cierre del año 2007 se
estimaba que el endeudamiento sobre la renta generada sobrepasaba un 147%.
Está práctica produjo alta demanda de viviendas y con ello que el precio de las
mismas incrementara rápidamente.
Este producto se vendió sin cuestionar nada, a pesar que lo que se estaba
adquiriendo era una hipoteca que no tenía un verdadero garante. Esta “inversión”
si generó intereses durante los primeros años debido a los intereses de las
ampliaciones de las hipotecas y esto a su vez de nuevo retornaba al mercado
financiero en especie de inversión. Esto lo que produjo que la compra de deuda
generará necesidad de captar dinero para continuar con este modo de operar del
mercado financiero en donde estuvieron inmersos diferentes actores: calificadoras
de riesgo al no evaluar el riesgo oculto, Wall Street, sistema bancario y financiero.
7. Capítulo VI
1. El Síndrome del Necio - Los 10 Síntomas de la Enfermedad de la
Codicia
Al hablar del síndrome del necio indicando cuales son los factores que lo
establecen, el primero de estos factores es que se haya vivido una época de
prosperidad, de manera sistemática antes de cada burbuja una expansión
económica trajo la abundancia, esto quiere decir que las personas tenían como
por ejemplo crecimiento, fácil acceso al empleo y beneficios empresariales. La
segunda condición es que para que se forme una burbuja es necesario una época
de política monetaria expansiva, lo que quiere decir que haya un aumento en la
circulación de la moneda más de la cuenta. Dentro de los rasgos y características
del necio: Síntoma 1 Exceso de Confianza: la tranquilidad ilimitada es una falacia,
es necesario estar alerta ante cualquier adversidad que se presente, los
participantes de una burbuja están anuentes de que la prosperidad no es para
siempre, es necesario estar siempre alerta ayuda a no confiarse y a identificar
todo tipo de riesgo sin pasar por alto alguno. Síntoma 2 Engaño consentido o
autoengaño: el engaño no se encuentra en la información sino en la actitud y el
tono con que se proporciona, el engaño se produce cuando la información del hoy
va de la mano con el pronóstico del mañana, en el caso de una revalorización de
activos durante una burbuja especulativa se enfoca en un argumento irracional el
cual indica que una inversión prosperara porque es lo que piensa todo el mundo.
Lo que se conoce como engaño es el resultado de una visión a corto plazo y a la
vez una ceguera voluntaria lo cual es provocado por el beneficio inmediato, lo
mejor es desconfiar de la creencia generalizada, estas creencias generales son
falsas y defectuosas. Síntoma 3 y 4 Envidia del beneficio ajeno y gula de dinero: la
mayoría de las personas siempre buscan hablar de sus éxitos mas no de sus
fracasos o errores que cometen, en el ser humano existe mucha envidia y esto
porque el ser humano es competitivo por naturaleza pero de esta competición se
desprende la envidia, muchas veces la envidia de ver triunfar a otros y la gula de
no tener mucho conduce a meterse en burbujas. Síntoma 5 Lógica Irracional: el
aumento plausible del precio sumado al adjetivo nuevo atrae el dinero de los
inversionistas engañados que nadaban en la abundancia, en este punto la lógica
racional se transforma en lógica irracional, tener la mentalidad sobre un producto
de que todo mundo lo quiere, esto hace subir los precios de una forma continua,
un factor común de los contagiados del síndrome del necio es que olvidan del por
qué subió el precio. Síntoma 6 Confusión entre valor y precio Los neoclásicos se
centraron en el problema de la determinación del precio y no de los costes de los
factores de producción, lo que desemboco en la llamada "Teoría del valor", según
la cual el valor de una mercancía es equivalente al precio de la misma y se define
en los intercambios del mercado según la utilidad marginal que posea para
quienes la demanden y la maximización de beneficios que produzca para quienes
la ofrezcan. Al momento de determinar el valor y precio de determinada
mercancía, es indispensable calcular la rentabilidad que esta pueda representar
para la empresa, pero es necesario tomar en cuenta que la Rentabilidad intrínseca
solo puede aplicarse a activos de rendimiento explicito, es decir, que puedan ser
explotados y someterse a una actividad productiva. Es importante tomar en cuenta
que mientras más rápido se recupere la inversión realizada, más rentable es la
empresa en la que se haya invertido en acciones.
El tiempo transcurrido desde la inversión hasta la reposición de lo invertido se
denomina PER. Lo mismo debe calcularse en alquiler de vivienda, tomando en
cuenta que en el inmobiliario, la rentabilidad se mide en función del alquiler, pues
esa es la renta de un piso. Los alquileres son a la vivienda lo que los beneficios
son para la empresa. Con el paso del tiempo el valor de la vivienda se ha
incrementado considerablemente, lo cual ha provocado que suba hasta el doble
de lo que costaba cien años atrás. Síntoma 7 No reconocer que no se sabe Con
el fin de evitar los cracs, es necesario que al momento de invertir se comprenda
que es lo que se compra. El considerado mejor inversor actual, Warren Buffett,
asegura que no invierte en negocios que no entiende, lo cual ha generado el éxito
de sus operaciones. Si no comprende el negocio, por muy barata que este la
acción, no la compra. Los aquejados del síndrome del necio no son capaces de
aceptar su ignorancia, por lo que exponen su dinero en manos de las opiniones de
los demás. Síntoma 8 Toma excesiva de riesgos Las personas se lanzan a invertir
sin obtener mayor conocimiento del negocio, el cual puede resultar fructífero, pero
también puede terminar en pérdidas para el inversionista. El riesgo en la mayoría
de los casos consiste en hipotecar propiedades de valor, generalmente bienes
inmuebles. Síntoma 9 Creencia en la demanda infinita Genera la teoría "del más
necio todavía", la cual, formula que una persona realiza inversiones cuestionables,
con la creencia que podrá revenderlas a alguien más necio que el a un precio
superior. Síntoma 10 La tardanza en asumir la pérdida
Los enfermos del síndrome del necio son incapaces de asumir el coste de su
primer error y persisten con la absurda esperanza que éste remontará y dará
buenos resultados. Muchas veces se incurre en gastos apalancados, los cuales al
final del periodo representan un costo mucho mayor para el inversor, y busca
alternativas absurdas como vender con pérdidas si es necesario.
8. Capitulo VII
1. La Propagación del Síndrome de la Especulación Financiera a la
Recesión Económica
La propagación del síndrome de la especulación financiera a la
recesión económica
Hemos comprobado que las consecuencias de algunas burbujas, tras su
estallido, alcanzan a otras personas, incluso de otros países. La primera burbuja
cuyos efectos traspasó fronteras fue la del crac de 1929; a partir de entonces, las
euforias financieras han aumentado el ámbito y duración de su onda expansiva.
Hoy en día, los mercados internacionales están conectados; con la globalización,
las economías ya no son compartimientos estancos, sino auténticos vasos
comunicantes.
Ahora todavía lo hará más, pues los pocos cupones que, recuperen las parejas
juerguistas deberán guardarlos para devolverlos a la dirección de la cooperativa,
tal y como se comprometieron a hacer; pero no podrán devolverlos a lo que
llamamos morosidad. Se puede constatar aquí cuán peligroso es pasar de
financiar la especulación con ahorro a financiarla con créditos. Cuando la burbuja
pincha y la demanda se contrae, lo poco que ganan los endeudados debe
destinarse a la devolución del crédito, con lo que la actividad queda estancada
durante mucho más tiempo. Las consecuencias sobre la confianza general y las
expectativas negativas son mucho peores. La solución no es inyectar liquidez (dar
más cupones), porque Las inyecciones de liquidez no llegarían a la economía y,
por tanto, no se traducirían en demanda. Respecto a las consecuencias sobre as
personas y el sistema, la economía se contrae un poco más y durante un período
de tiempo que, como fue en el caso de las puntocom, puede alargarse uno o dos
años. Si la burbuja se alimenta de créditos además de ahorro, recibe más dinero,
con lo que la subida y la bajada son más acentuadas.
9. Capítulo VIII
1. Cinco Grandes Preguntas
En este último capítulo se responden cinco preguntas en relación al futuro más
próximo. ¿A dónde ha ido a parar el dinero de la especulación? ¿Qué supondrá
esta crisis? ¿Cuándo acabará? ¿Dónde están las responsabilidades? Y ¿Qué
hemos aprendido?
Hay muchas diferencias entre las estructuras piramidales y las burbujas, pero
sus efectos sobre el reparto del dinero son parecidos. Cuando la estructura
piramidal se derrumba, el dinero se ha redistribuido, concentrándose en la parte
alta de la pirámide, al término de una burbuja, los saldos finales de liquidez se
concentran en un porcentaje menor de la población. Cuando las burbujas y las
pirámides estallan el dinero se ha redistribuido, concentrándose en unos cuantos.
Cada crisis tendrá varios tiempos, uno para la crisis inmobiliaria, otro para la
financiera y otra para la económica. Aunque las fechas de las tres llegarán y
terminaran en distinto momento, el orden en que se sanearán será: primero la
financiera, luego la económica y por último la inmobiliaria.