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ANÁLISIS DE LA LEY DE ARMAS Y MUNICIONES, DECRETO 15-2009

DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA.

La ley de armas y municiones, tiene como objeto el pode regular la tenencia,


portación, importación, exportación, fabricación, comercialización, donación, traslado,
compraventa, almacenaje, desalmacenaje, transporte, tráfico y todos los servicios relativos
a las armas y las municiones. Sin embargo, considero importante, el poder hacer resaltar
que, esta ley hace una clasificación en cuanto a la regulación de las distintas armas que
pueden o no utilizarse en el territorio nacional. De esa cuenta es que al tenor del artículo
cuatro de la norma, se hace la descripción de la clasificación legal de las armas, y al decir
clasificación legal, no solamente refiere al hecho que esté permitido su uso, sino que la
legalidad también implica la prohibición de la tenencia, portación o uso de determinadas
armas.

Cabe resaltar que el realizar una clasificación con números clausus de armas, como
lo hace la ley de armas y municiones en Guatemala, implica un potencial riesgo para la
seguridad de las personas como para la nación, pues debe atenderse a que el derecho impera
sobre el principio evolutivo, pues el ingenio o intelecto del hombre (refiriéndome a especie)
lo hace crear una serie de mecanismos distintos de los que generalmente se está
acostumbrados a manejar de forma general, de esa cuenta es que puede desarrollarse
cualquier tipo de arma y no estar ésta dentro de la clasificación legal que se hace, y que,
como lo regula el artículo cinco de la Constitución Política de la república de Guatemala, -
toda persona tiene derecho hacer lo que la ley no le prohíbe- las personas puedan hacer uso
de los distintos artefactos con el objeto de causar daño y que de alguna manera no puedan
ser juzgados por la peligrosidad de su acción, pues su conducta podría encuadrar en
cualquier tipo penal, pero distinto de los contenidos en esta ley, por no estar regulado en
ella, con apego al principio de legalidad.

Debe considerarse además que si bien es cierto, El artículo 38 de la Constitución Política de


la República permite “la tenencia de armas no prohibidas por la ley”, en tanto que se
reconoce el derecho a la portación de armas “regulado por la Ley”. Esta disposición
constitucional, ubicada entre los derechos y garantías individuales, merece una lectura
crítica por sus implicaciones en la realidad que pretende regular.
En primer término, es preciso anotar que el derecho de portación no es un derecho absoluto,
como tampoco lo es cualquier otro derecho reconocido por la Constitución, si nos
apegamos a una interpretación teleológica del texto constitucional.

En un segundo término, la misma normativa constitucional, en su parte dogmática,


establece un conjunto de disposiciones y principios que, conforme a una interpretación
integral de la Constitución, constituyen limitaciones en el ejercicio de determinados
derechos de una persona respecto de otra, o respecto de conglomerados. De esa cuenta, los
derechos sobre la tenencia y la portación de armas deben ser interpretados
restrictivamente; determinando las condiciones para el ejercicio de ambos, en tanto no
tienen carácter absoluto, a este respecto se ha referido la honorable Corte de
Constitucionalidad, en opinión de consultiva de fecha 21 de junio de 1996 dentro del
expediente 682-96 “El artículo 38 de la Constitución Política de la república de Guatemala
que reconoce a los particulares la portación de armas, remite la regulación de ese derecho a
normas con jerarquía de ley, es decir la portación de cualquier tipo de armas debe estar
sujeta a las condiciones que para el efecto imponga la ley respectiva. Esta garantía de
legalidad obliga a que solamente el congreso de la república pueda determinar esas
condiciones para el ejercicio de tal derecho, que como todos los demás no tiene carácter
absoluto o ilimitado sino que se relativiza en orden a valores superiores del ordenamiento
constitucional…”

La anterior acotación surge, en virtud de que en la ley de Armas y municiones que


es un decreto emitido por el Congreso de la república, se establece lo relativo a la tenencia
y portación de armas de fuego de usos civil y/o deportivas para los guatemaltecos, sin
embargo, el texto constitucional que es la cúspide del ordenamiento jurídico se indica como
un derecho general la tenencia y portación de armas no prohibidas, que de alguna forma
pudiera tomarse como que, cualquier persona puede portar armas, sin embargo como ya se
ha señalado, la Corte de Constitucionalidad, quien es el ente que rige la constitucionalidad
de las normas, ha indicado que esto no es un derecho absoluto y debe atenderse al
desarrollo de esa figura en leyes ordinarias, de esa cuenta que se haya establecido por
criterios, que las personas que manejan estos artefactos, sean diestros y conscientes del
riesgo que conlleva estas acciones.

Cuando se adentra en el tipificación de las conductas realizadas por las personas


frente al manejo de las distintas armas de fuego, puede observarse como existe un
clasificación de conductas delictuales, cuya acción no causa ningún resultado y en
ocasiones tienen penas sumamente altas en cuanto a la imposición de la prisión, y por otra
parte, se encuentran acciones que causan resultado, en donde la misma norma es bastante
benévola con la persona.

Por esa razón, es necesario atender a la teoría general del delito, y llegar al elemento
de la tipicidad, y entonces hacer distinción entre los delitos de resultado y de mera
actividad, para ello indica Eduardo González Cauhapé-Cazux en su libro Apuntes de
Derecho Penal guatemalteco:

a) Delitos de resultado: En estos delitos, junto a la acción del sujeto activo, se exige un
resultado posterior, que no se produce necesariamente al finalizar el autor todos los
actos tendentes a producirlos. El delito no se consuma con la sola actuación del
autor, sino que además, debe producirse un resultado posterior que escapa al
dominio absoluto del autor.

Ante tal distinción de la tipicidad, se puede apreciar que de acuerdo a lo establecido


en la ley de armas y municiones en el artículo 127, el que preceptúa: “Disparos sin
causa justificada. Comete este delito quien dispare con arma de fuego, sin causa
justificada. El responsable de este delito será sancionado con prisión de uno (1) a tres
(3) años y comiso del o las armas. La DIGECAM no otorgará licencia de portación de
armas por un período de tres (3) años a quien resulte culpable de este delito”
Éste tipo penal, describe una acción de resultado, pues la persona que tenga o porte un
arma de fuego debe necesariamente desenfundar el arma y producir el resultado de
percutir los cartuchos que se encuentran dentro del arma, y además, al dispararse el
arma en un lugar abierto, hacia arriba o cualquiera de los lados, continúa dándose
cabida a lo que la doctrina establece, pues el resultado no se produce necesariamente al
terminar de disparar, sino que puede producir un daño ulterior al caer la ojiva en la
humanidad de alguna persona, causándole lesiones o incluso la pérdida de la vida. Sin
embargo, puede notarse que, la pena que se espera imponer al responsable de tal acción
está dentro del rango de una mínima de un año de prisión, hasta un máximo de tres
años, siendo que con este tipo de conductas, se atenta gravemente en contra de la
seguridad de las personas, la seguridad colectiva, sin embargo se pone de manifiesto el
injusto de derecho.

b) Delitos de mera actividad: son los delitos que se consuman con la realización de
acción por parte del autor. No es necesario un resultado posterior separable espacio-
temporalmente de la acción. La última actividad del actor consuma el delito.

Nuevamente ante tal distinción de la tipicidad, se puede apreciar que de


acuerdo a lo establecido en la ley de armas y municiones en el artículo 123.
“Portación ilegal de armas de fuego de uso civil y/o deportivas. Comete el delito de
portación ilegal de armas de fuego de uso civil y/o deportivas, quien sin licencia de
la DIGECAM o sin estar autorizado legalmente porte armas de fuego de las
clasificadas en esta Ley como de uso civil, deportivas o de ambas clases. El
responsable de este delito será sancionado con prisión de ocho (8) a diez (10) años
inconmutables y comiso de las armas”

Este tipo penal, describe una acción de mera actividad, pues la persona que
posea bajo su dominio un arma de fuego, con el simple hecho de tenerla, confabula
perfectamente los presupuestos contenidos en delito, es decir, no necesita de ningún
resultado, únicamente el tener bajo su dominio o poder inmediato el arma de fuego
y con ello, sin causar ningún mal a ninguna persona, hacerse acreedor de una pena
mínima de ocho años de prisión y una máxima de diez años.

Es aquí, en donde nos encontramos frente a una desproporcionalidad de las penas


contenida en la ley de armas y municiones, con relación a los delitos establecidos en ella,
pues, delitos en donde no se produce ningún resultado, como consecuencia de la acción
realizada, tiene una pena que no alcanza a gozar de ninguno de los beneficios procesales,
entiéndase una conmutación de la pena, una suspensión condicional del cumplimiento de la
pena, una medida desjudicializadora como la aplicación de un criterio de oportunidad, la
suspensión condicional de la persecución penal. Sin embargo, se contemplan delitos que
causan un resultado que va en detrimento de la seguridad colectiva o la vida e integridad
física de las personas, y en estos casos, la consecuencia de derecho es la imposición de una
pena que sí puede ser alcanzada por cualquiera de los beneficios procesales ya indicados.

La ley de armas y municiones, no solamente actúa como un instrumento de


regulación administrativa en cuanto al control de la fabricación, intermediación,
distribución de las distintas armas y sus municiones o accesorios, sino que además hace una
clara clasificación de las distintas armas existentes que, como ya se ha dicho, no debe ser
un números clausus, sino por el contrario, debe ser un número apertus, sin afectar el
principio de legalidad.

Pero los aspectos más importantes o relevantes que contiene la ley, no descansan a
consideración de quien escribe, en la actividad meramente administrativa, ésta es una
norma que debe de desarrollar de forma muy objetiva, la teoría general del delito en
relación a las armas y municiones existentes, pero esa objetividad, transformada en la
esencia verdadera de la función de prevención que tiene el tipo penal, es una consideración
el indicar que, debe existir una separación en la norma, de la parte eminentemente
administrativa y hacer un desarrollo como se ha señalado de los tipos penales.
La ley establece una serie de faltas, las cuales no se encuentra clasificadas de
acuerdo a su gravedad, por lo cual es necesario establecer un régimen que contemple: faltas
leves, faltas graves, faltas gravísimas con sus respectivas sanciones. Asimismo, la
reiteración de faltas debería contemplar dentro de la norma, la posibilidad de inhabilitación
permanente para tener y solicitar licencia dependiendo en la falta en la que se incurra.
CONCLUSIONES

1. Los esfuerzos de carácter nacional deben ir enfocados hacia la creación de una ley
que desarrolle el derecho de tenencia y portación de armas en manos de los
particulares, que regule de forma más eficiente un sistema restrictivo, con
adecuados mecanismos de control, autorización y fiscalización que permitan
alcanzar la finalidad estratégica de poner fin a la proliferación creciente de armas en
manos de particulares y su utilización en hechos delictivos.

2. La clasificación de las armas no atiende el marco jurídico citado, ni los


compromisos asumidos por Guatemala en el ámbito internacional, mediante la
suscripción de la Convención Interamericana contra la Fabricación y Tráfico Ilícito
de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros materiales relacionados
(CIFTA). Si bien no se puede evitar la proliferación de armas por decreto, el
Congreso de la República puede crear, con esta norma, un régimen más restrictivo
que el vigente, especialmente en relación con el tipo de armas que pueden ser de uso
particular. Dentro de la clasificación de la iniciativa se encuentran listadas armas
químicas, biológicas y nucleares así como armas prohibidas en el ámbito
internacional, las cuales lógicamente no corresponden al uso particular.

3. Existe una marcada desproporcionalidad de las penas contenidas en los tipos


penales que se describen en la norma, con relación al bien jurídico tutelado que se
resguarda por parte del Estado, y especialmente en cuanto a la clase de acción que
resulta de la actividad realizada por el sujeto pasivo en el uso y/o manejo de las
armas en ella descrita, generando con ello una evasión de justicia muy alta, cuando
son beneficiados los sindicados con aplicación de medidas sustitutivas por no estar
contenidos estos delitos dentro de las prohibiciones para su otorgamiento.
RECOMENDACIONES

1. La clasificación de las armas en la norma debería estar estructurada a la tenencia y


portación de armas en manos de: a) particulares, b) personas individuales y c)
personas jurídicas. Se debe establecer la clasificación de armas permitidas para el
uso de los particulares y las armas permitidas para las empresas de seguridad
privada, de tal manera que cualquier arma que no esté contenida en la clasificación
como permitida, se debe considerar como prohibida para poder evitar con ello
invocar el derecho de libertad de acción constitucional.

2. Se debe revisar la tipificación de los delitos y las penas establecidas para cada uno
de los tipos, así como la proporcionalidad de la pena con el bien jurídico que se está
tutelando.

3. Se debe realizar una clasificación de las faltas establecidas en la norma, como faltas
leves, faltas graves, faltas gravísimas con sus respectivas sanciones, a efecto de
tener un aparatado específico para ellas en la ley.

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