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Cabe resaltar que el realizar una clasificación con números clausus de armas, como
lo hace la ley de armas y municiones en Guatemala, implica un potencial riesgo para la
seguridad de las personas como para la nación, pues debe atenderse a que el derecho impera
sobre el principio evolutivo, pues el ingenio o intelecto del hombre (refiriéndome a especie)
lo hace crear una serie de mecanismos distintos de los que generalmente se está
acostumbrados a manejar de forma general, de esa cuenta es que puede desarrollarse
cualquier tipo de arma y no estar ésta dentro de la clasificación legal que se hace, y que,
como lo regula el artículo cinco de la Constitución Política de la república de Guatemala, -
toda persona tiene derecho hacer lo que la ley no le prohíbe- las personas puedan hacer uso
de los distintos artefactos con el objeto de causar daño y que de alguna manera no puedan
ser juzgados por la peligrosidad de su acción, pues su conducta podría encuadrar en
cualquier tipo penal, pero distinto de los contenidos en esta ley, por no estar regulado en
ella, con apego al principio de legalidad.
Por esa razón, es necesario atender a la teoría general del delito, y llegar al elemento
de la tipicidad, y entonces hacer distinción entre los delitos de resultado y de mera
actividad, para ello indica Eduardo González Cauhapé-Cazux en su libro Apuntes de
Derecho Penal guatemalteco:
a) Delitos de resultado: En estos delitos, junto a la acción del sujeto activo, se exige un
resultado posterior, que no se produce necesariamente al finalizar el autor todos los
actos tendentes a producirlos. El delito no se consuma con la sola actuación del
autor, sino que además, debe producirse un resultado posterior que escapa al
dominio absoluto del autor.
b) Delitos de mera actividad: son los delitos que se consuman con la realización de
acción por parte del autor. No es necesario un resultado posterior separable espacio-
temporalmente de la acción. La última actividad del actor consuma el delito.
Este tipo penal, describe una acción de mera actividad, pues la persona que
posea bajo su dominio un arma de fuego, con el simple hecho de tenerla, confabula
perfectamente los presupuestos contenidos en delito, es decir, no necesita de ningún
resultado, únicamente el tener bajo su dominio o poder inmediato el arma de fuego
y con ello, sin causar ningún mal a ninguna persona, hacerse acreedor de una pena
mínima de ocho años de prisión y una máxima de diez años.
Pero los aspectos más importantes o relevantes que contiene la ley, no descansan a
consideración de quien escribe, en la actividad meramente administrativa, ésta es una
norma que debe de desarrollar de forma muy objetiva, la teoría general del delito en
relación a las armas y municiones existentes, pero esa objetividad, transformada en la
esencia verdadera de la función de prevención que tiene el tipo penal, es una consideración
el indicar que, debe existir una separación en la norma, de la parte eminentemente
administrativa y hacer un desarrollo como se ha señalado de los tipos penales.
La ley establece una serie de faltas, las cuales no se encuentra clasificadas de
acuerdo a su gravedad, por lo cual es necesario establecer un régimen que contemple: faltas
leves, faltas graves, faltas gravísimas con sus respectivas sanciones. Asimismo, la
reiteración de faltas debería contemplar dentro de la norma, la posibilidad de inhabilitación
permanente para tener y solicitar licencia dependiendo en la falta en la que se incurra.
CONCLUSIONES
1. Los esfuerzos de carácter nacional deben ir enfocados hacia la creación de una ley
que desarrolle el derecho de tenencia y portación de armas en manos de los
particulares, que regule de forma más eficiente un sistema restrictivo, con
adecuados mecanismos de control, autorización y fiscalización que permitan
alcanzar la finalidad estratégica de poner fin a la proliferación creciente de armas en
manos de particulares y su utilización en hechos delictivos.
2. Se debe revisar la tipificación de los delitos y las penas establecidas para cada uno
de los tipos, así como la proporcionalidad de la pena con el bien jurídico que se está
tutelando.
3. Se debe realizar una clasificación de las faltas establecidas en la norma, como faltas
leves, faltas graves, faltas gravísimas con sus respectivas sanciones, a efecto de
tener un aparatado específico para ellas en la ley.