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inmunológico
Después de
que la
Organización
Mundial de la
Salud declaró
al coronavirus –
covid 19 para
ser exactos –
como una
pandemia,
muchas
comenzamos a
buscar remedios caseros y alimentos que fortalezcan nuestro sistema
inmunológico y protejan a nuestra familia de este y otros virus. Además
de seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias es importante
una buena alimentación, hacer ejercicio y descansar. Aquí te damos una
lista de alimentos que te ayudarán a fortalecer tu sistema inmune, así
que toma nota.
Un buen sistema inmunológico podrá defenderte de cualquier virus,
infección y otras enfermedades, así que presta atención a esta lista que
incluye varios alimentos que contienen zinc y vitamina C, claves para
reforzar el sistema inmunológico de manera natural. El kiwi es uno de
esos alimentos estrella así como el jengibre, el ajo y la cebolla morada.
Estamos hablando de cosas que encuentras en la naturaleza y que en
muchos casos ya tienes en casa. Te servirán no solo a ti, sino a toda tu
familia. Recurre también a los tés como el de anis estrellado y al té
blanco y a las cápsulas de ecchinacea y a la moringa. Claro también es
importante mantener tu casa limpia y de que se laven las manos
constantemente y tengan todas las superficies que se tocan
constantemente desinfectadas.
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Varios estudios señalan que aumenta la capacidad de las defensas
contra distintos virus. Se puede hacer un té con la raíz o tomar en
cápsulas y lo recomendable es hacerlo por la mañana, no por la noche.
No es recomendado en el embarazo ni en la lactancia.
La echinacea o la equinácea es
bien conocida por sus
propiedades para proteger al
organismo de virus, bacterias y
hongos. La echinacea también
se puede consumir en tintura y
lo que hace es que estimula la
inmunidad en el organismo. La
recomiendan tanto en niños
como en adultos pero es
importante que antes consultes a tu médico.
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cardiovascular, evita coagulos y problemas en el corazón. Es ideal como
antibiótico y un excelente antioxidante. Lo puedes tomar en cápsulas – si
te preocupa oler a ajo – además de agregarlo a todos tus guisos.
A la moringa también le
llaman el polvo de la vida y es
conocida por sus propiedades
antioxidantes y por proteger al
sistema inmune. La moringa
tiene cualidades antibióticas y
antibacterianas. Además, se
pueden consumir sus hojas en
ensaladas, en polvo y añadir a
las bebidas – yo le pongo una
cucharada a mi batido cada día – o en cápsulas.
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cruda en ensaladas o también en distintos platillos ya cocida. Es muy
usada en un té que además de cebolla morada lleva jengibre, ajo y
canela.
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yogur que compras contiene probióticos, que es natural y no tiene
azúcares o químicos añadidos.
Al zinc también se lo
conoce como la perla del
sistema inmune. Además
de encontrarlo en
mariscos – como las
ostras y los camarones –
y en las carnes, está
presente en los frutos
secos. Así que es recomendado tomar un puñadito cada día, los
anacardos son los que más concentración de zinc tienen.
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14. También puedes encontrar zinc en la mantequilla de maní.
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17. Los huevos son otro alimento que ayuda al sistema
inmunológico.
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20. Mantenerse hidratada también
aleja las enfermedades.
Tomar agua te ayuda a manejar tus
niveles de estrés, cansancio y hasta te
ayuda a deshacerte de enfermedades.
Si tu cuerpo está hidratado
apropiadamente puede luchar con
mayor facilidad y dar una respuesta
más inmediata. Los expertos recomiendan beber por lo menos 8 vasos al
día, 10 si estás embarazada y 13 vasos si estás amamantando.
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Ante el nuevo coronavirus, ¿puedo subir las defensas bajas para evitar el
contagio? Te mostramos algunos remedios naturales para fortalecer el
sistema inmunológico.
El coronavirus es potencialmente mortal tan solo para determinados
grupos de riesgo, que se definen en función de la edad y de que
padezcan enfermedades previas. Según las estadísticas, el 80,9% de los
casos son leves y superan sin ningún problema la enfermedad pero es
potencialmente peligroso en personas mayores de 80 años o con
otras dolencias o defensas bajas.
El sistema inmunológico es complejo, pero su correcto funcionamiento es
crucial para que nuestro organismo resista los ataques externos, así que
hay que cuidarlo y potenciarlo en la medida de lo posible. A continuación,
os mostramos cómo hacerlo.
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rojas, las avellanas y las almendras, el pollo y el pavo, el queso y los
copos de avena.
Vitamina B: forman un grupo de 8 vitaminas relacionadas con el
metabolismo celular. Estas vitaminas se encuentran sobretodo en los
cereales integrales, el arroz, la avena, el germen de trigo o en el pilar de
la dieta mediterránea, las legumbres.
Vitamina C: ayuda a la cicatrización de las heridas, mejora la
absorción del hierro presente en los alimentos y contribuye al buen
funcionamiento del sistema inmunitario para proteger al cuerpo contra
las enfermedades. Los alimentos que contienen más vitamina C son: la
grosella negra, la guayaba, el perejil, el pimiento rojo, las coles de
bruselas, el brócoli, el kiwi, la papaya, la naranja y el bulbo de hinojo.
Vitamina D: ayuda a la absorción de calcio y es esencial para el
mantenimiento de la salud de los huesos. También mejora el
metabolismo celular, el funcionamiento muscular y la defensa frente a
infecciones. A parte del sol, los alimentos que contienen esta vitamina
son el aceite de hígado de bacalao, el pescado azul, el marisco, el
hígado, los lácteos, los huevos, las setas, el aguacate y el germen de
trigo.
Otros alimentos que podemos introducir en nuestra dieta son: la cebolla y
el ajo en todas las comidas. Ambos son alimentos que ayudan a
combatir las infecciones por virus y bacterias. El ajo debe consumirse
crudo para que mantenga sus propiedades, mientras que la cebolla no
pierde sus propiedades al cocinarse.
La miel es un buen sustituto del azúcar, ya que tiene propiedades
antioxidantes y antibacterianas que el azúcar no tiene. Por último, el
jengibre es rico en vitaminas, potasio y niacina, y posee propiedades
que ayudan a combatir las infecciones causadas por virus y bacterias.
Además, tiene características antitusivas y expectorantes que ayudan a
combatir los resfriados y la gripe.
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Chucrut: se trata de un plato típico de Alsacia que se prepara
fermentando la col en agua salada. Contiene un elevado nivel de ácido
láctico.
Kimchi: como el chucrut, se trata de una fermentación de col,
habitual en la cocina coreana, muy picante y que tiene grandes
propiedades probióticas, aunque hay que evitar consumirlo envasado.
Kombucha: se trata de una bebida amarga que se obtiene por
fermentación del SCOBY (Symbiotic Culture of Bacteria and Yeast) y
que es muy popular como aperitivo en los países de América del Sur. En
otro artículo ya mostramos cómo hacer té Kombucha para subir las
defensas.
Chocolate negro: fermentación del grano de cacao, rico en
flavonoides, que son altamente antioxidantes.
Natto: fermentación de la pasta de soja que aporta un alto
contenido proteico, además de vitamina B12. Aún no es muy usada en
occidente, pero sí es muy popular en el sudeste asiático.
Miso: fermentación de hongo koji y habas de soja, tiene un
sabor fuerte y aporta una gran cantidad de lactobacillus.
Encurtidos: aunque aportan una importante cantidad de
microorganismos beneficiosos, su consumo debe ser puntual, ya que se
trata de un alimento muy ácido.
Kéfir: muy similar al yogur, aporta una rica flora microbacteriana,
incluyendo lactobacillus y bífidus.
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con cuidado y se evitase ese consumo. Por eso, si se tiene la más
mínima sospecha de que un alimento concreto no os sienta bien, debéis
consultar con vuestro médico el asunto lo antes posible.
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Cómo prevenir la propagación de la infección: Para prevenir la
propagación de la infección, la OMS recomienda:
Lavarse las manos de forma regular y exhaustiva por al menos
20 segundos y usar un gel desinfectante cuando estás fuera de casa.
Evitar tocarse boca, nariz y ojos.
Cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un
pañuelo desechable al toser o estornudar.
En caso de sufrir una infección respiratoria, evitar el contacto
cercano con otras personas.
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esta palabra de origen griego hace referencia al incremento notable de
afectados por alguna enfermedad en una zona concreta.
Por poner un ejemplo, podemos citar los países donde se registran
epidemias de gripe cada año. De este modo, una epidemia es un
aumento de casos seguido de un punto máximo con una disminución
posterior. En el caso concreto de la gripe, en otoño e invierno aumentan
los contagios llegando al máximo de infecciones, disminuyendo en
primavera y en verano.
Asimismo, cualquier aumento de enfermos en una zona concreta es una
epidemia. Incluso si apareciera un enfermo afectado con una enfermedad
extinta en esa zona, también lo calificaríamos de epidemia. Un buen
ejemplo de ello es la epidemia de peste que ocasionó unas 60.000
muertes en Sevilla a mitad del siglo XVII.
Pandemia: En último lugar, las pandemias son epidemias que, por su
ritmo de crecimiento, han acabado afectando a distintas zonas del
planeta más o menos al mismo tiempo. El organismo encargado de
declarar cuando una enfermedad es considerada pandemia es la OMS
(Organización Mundial de la Salud).
En el caso del actual coronavirus, hoy ha sido catalogado como
pandemia debido al número de países afectados. Es decir, buena parte
de la humanidad está potencialmente expuesta al virus. Para que nos
hagamos una idea, en los últimos años, una de las enfermedades que
llegó a la categoría de pandemia fue la Gripe A, que acabó con la vida de
más de 18.000 personas entre 2009 y 2010.
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De hecho, la OMS pidió en Ginebra y Suiza hacer todo lo posible para
prepararnos ante una posible pandemia potencial. Su director, Tedros
Adhanom Ghebreyesus, considera que esta expansión es muy
preocupante, sobre todo porque algunos casos fuera de China no están
relacionados solo con viajeros que pasaron por la ciudad de Wuhan,
origen del brote.
Cómo funcionan las vacunas: Las vacunas realizan un papel vital a la
hora de hacer frente a las enfermedades. Además, permiten que
nuestros cuerpos vean cómo es un virus o una bacteria antes de
conocerlo de verdad. Así, si nos encontramos con alguno de ellos,
nuestro cuerpo puede responder de manera rápida y eficaz.
Por suerte, el mundo está más que preparado para afrontar una
pandemia, pero esperamos que no tengamos que hacerlo. Por su parte,
los científicos trabajan en estrecha relación con los distintos países y las
agencias de salud públicas, como la OMS, para garantizar que
estemos lo más preparados posible en el caso de que se produjera
una nueva pandemia.
Hacía años que no se utilizaban palabras como epidemia o pandemia en
nuestras charlas coloquiales. Sin embargo, el virus COVID-19, más
conocido como coronavirus, ha hecho que se vuelvan a emplear estas
palabras frente a su actual extensión internacional.
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