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Capítulo 6

EL ADÚLTERO

CONTEXTO
José estaba involucrado activamente en el ministerio de
beneficencia de su iglesia, incluso ayudando a dirigirlo.
Sus mejores amigos —que eran ancianos de la iglesia—
habían tenido conversaciones con José acerca de sus du-
das sobre la fe cristiana. Un día, la mujer de José se puso
en contacto con uno de los ancianos y le dijo que José se
había involucrado recientemente en una aventura extra-
matrimonial, tal vez en más de una. Dos ancianos se reu-
nieron en privado varias veces con él, tratando su adulte-
rio y sus dudas, pero sin resultado. José admitió que sus
actos estaban mal, pero sus contestaciones a las preguntas
de si iba a seguir viendo a la otra mujer eran evasivas y
ambiguas. Unas semanas más tarde, José dijo a los dos
ancianos que dejaba a su mujer y que su matrimonio se
había acabado. Al cabo de unos días se trasladó.
¿Debe de ser excomulgado José? Si así es, ¿con
cuánta prontitud?

EVALUAR EL PECADO
El adulterio es un pecado grave que inmediatamente
pone en duda la profesión de fe de la persona. Algunos

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LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA

dirían que la socava completamente. Es un acto serio


de traición que hasta los incrédulos reconocen normal-
mente como equivocado, como nos muestra el hecho
de que a veces los políticos pierden su puesto si son des-
cubiertos en adulterio. El adulterio tergiversa a Jesús
profundamente, porque él nunca ha sido infiel a su es-
posa. Destruye matrimonios, hijos, iglesias y amistades.
En otras palabras, el adulterio no es un pecado en
el que una persona caiga ingenuamente o sin conoci-
miento. Es un pecado deliberado y de primera magni-
tud que muestra un corazón muy duro y engañoso.
En algunas circunstancias, es muy plausible que
lleve a la excomunión inmediata. Por ejemplo, este se-
ría el caso si se descubriera que ha habido un patrón
repetido, en vez de, digamos, un solo suceso, o si estu-
viera claro que la persona está decidida a continuar en
pecado.

EVALUAR EL ARREPENTIMIENTO
Si se descubre a un adúltero —como lo fue José—, es-
peraríamos que respondiera a la defensiva, por lo me-
nos inicialmente, aunque sea cristiano. Después de
todo, el corazón debe de haberse endurecido bastante
para descarriarse de esta manera. Aun así, el corazón
del cristiano debería de derretirse probablemente en
cuestión de días, si no en horas, cuando se confronta
con inmoralidad sexual. En palabras de Pablo, espera-
ríamos que un adúltero arrepentido se caracterizara
por una tristeza santa y sincera, por una impaciencia

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El adúltero

para acabar con el pecado, por una indignación contra


el pecado, temor, ardiente afecto, celo, y más cosas (2
Co. 7:11).
Pero José fue evasivo desde el principio. No estaba
claro que él quisiera luchar contra el pecado, tampoco
estaba claro que tuviera intención de abandonarlo. Du-
rante las dos primeras semanas —cuando solo un par
de ancianos conocían la situación— José estaba apa-
rentemente en un estado indeciso acerca de qué camino
escoger. Por este motivo, ellos decidieron no actuar in-
mediatamente.

FACTORES COMPLEMENTARIOS
Las supuestas dudas de José acerca de la fe influyeron
en la decisión de los ancianos de no actuar inmediata-
mente. José hasta empezó a jugar con la idea de que no
era cristiano, lo que afectaba completamente cómo
afrontar la situación; recuerda la distinción que Pablo
establece entre juntarse con los fornicarios de este
mundo y con los fornicarios que se llaman hermanos
(1 Co. 5:9-11). Los ancianos supusieron que las dudas
y la infidelidad estaban conectadas, pero no estaba
claro qué fue primero.

CONCLUSIÓN
Tan pronto como José anunció que abandonaba el ma-
trimonio —demostrando su decisión de trasladarse—
los ancianos determinaron que era característicamente
impenitente (cap. 3). José fue advertido repetidamente,

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pero estaba decidido a seguir a su pecado antes que a


Jesús. Sabía lo que estaba haciendo. Por tanto, y con
el apoyo de todo el grupo de ancianos, los dos ancianos
propusieron la excomunión inmediata de José (caps. 3
y 4). Toda la iglesia como cuerpo estuvo de acuerdo.

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