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Capítulo 12

EL QUE DIMITE COMO


MIEMBRO PARA NO SER
DISCIPLINADO

José decidió divorciarse de su mujer después de veinte


años de matrimonio. Había logrado una buena posi-
ción económica y sus adquisiciones mostraban ese he-
cho progresivamente. Cuando se le preguntó acerca de
los motivos, dijo que su mujer y él se habían distan-
ciado irreversiblemente, y que simplemente compartían
una misma casa. La mujer de José estuvo tristemente
de acuerdo, pero no quería el divorcio.
Varios de los amigos de José le suplicaron que no
continuara con su decisión. Al final, involucraron a
uno de los pastores, quien mencionó las palabras dis-
ciplina eclesial en el curso de una reunión de cuarenta
y cinco minutos. Una semana más tarde, José envió una
carta de dimisión a la oficina de la iglesia. Simultánea-
mente, presentó todos los documentos necesarios para
divorciarse.
¿Debe de ser excomulgado José? ¿Puede un miem-

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LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA

bro de la iglesia evitar la disciplina renunciando a su


membresía?

EVALUANDO EL PECADO
Los cristianos no se ponen de acuerdo acerca de si Jesús
y Pablo permiten divorciarse por asuntos tales como
infidelidad y abandono (cf. Mt. 19:9; 1 Co. 7:15), pero
la mayoría de los cristianos están de acuerdo en que el
cristiano no puede divorciarse legítimamente de su es-
posa por las razones que José mencionó. Este tipo de
acto sería una violación del pacto matrimonial estable-
cido por Dios y, por tanto, es pecado.
Además, un pecado como este —especialmente
cuando se prosigue a la luz de varias advertencias— se-
ría claro, intencionado y de primera magnitud. Parece-
ría socavar inmediatamente la profesión de fe de la per-
sona.

EVALUANDO EL ARREPENTIMIENTO
El arrepentimiento en casos como este sería claramente
de un solo color: dejar de proseguir con el divorcio.
Pero José no mostró signos de abandonar su decisión.

FACTORES COMPLEMENTARIOS
José intentó evitar la excomunión dimitiendo de la
membresía. ¿Es esto legítimo? No. En obediencia a
Cristo, los cristianos son llamados a someterse a la con-
firmación de la iglesia local y a su supervisión (cap. 2).
Las personas se unen a las iglesias por el consenti-

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El que dimite como miembro para no ser disciplinado

miento de la iglesia local y dimiten por el consenti-


miento de la misma. Esto quiere decir que una persona
no puede entrar en una iglesia y decir: Ya soy miembro.
Sea cual sea la política de una iglesia, todas tienen al-
guna manera de comprobar la profesión de fe de la per-
sona para poder confirmarla. Este es exactamente el
motivo por el que Jesús dio las llaves del Reino a la
iglesia apostólica. Es verdad que la membresía de la
iglesia es voluntaria en la medida que Jesús no nos
obliga a escoger una iglesia antes que otra, pero sí nos
obliga a escoger alguna iglesia. Y de la misma manera
que una persona no puede hacerse miembro a sí
misma, tampoco puede deshacerse a sí misma de la
membresía. Los miembros de la iglesia no pueden ade-
lantarse a la amenaza de la disciplina de la iglesia con
una simple dimisión (cap. 2), puesto que el fin de esta
relación —tipo pacto— requiere el consentimiento de
ambas partes1. Permitir una acción como esa minaría
el propósito mismo de Jesús cuando dio las llaves del
Reino a las iglesias locales para que ejercieran la disci-
plina. Esto equivaldría a dejar que un criminal bajo
arresto dimitiera de su ciudadanía para así evitar la
acusación y la condena.

CONCLUSIÓN
Los ancianos decidieron no pedir a la iglesia que hiciera
algo acerca de la dimisión. En su lugar, propusieron a
la iglesia excomulgar a José sobre la base del divorcio.
Puesto que los actos de José —después de múltiples ad-

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LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA

vertencias— eran una indicación de impenitencia ca-


racterística, y puesto que la decisión de divorciarse era
ahora un hecho establecido y legalizado, los ancianos
propusieron a la congregación excomulgar inmediata-
mente a José (caps. 3 y 4). La iglesia estuvo de acuerdo
y votaron excluir a José de la Cena del Señor.

1
Para un estudio más extenso acerca de este tema, puedes leer
mi artículo The Preemptive Resignation—A Get Out of Jail
Free Card? (La dimisión preventiva: ¿Un pase gratis para salir
de la cárcel?), por Jonathan Leeman, en 9Marks.org.
www.9marks.org/ejournal/preemptive-resignation-get-out-jail-
free-card

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