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Ensayo sobre “Arte y Psicología analítica, una interpretación arquetipal del arte”

María del Pilar Quiroga Méndez

Dámaris Lesly Inga Acero

En principio, Jung nos muestra una nueva propuesta de observación y cuestionamiento a


muchos puntos de vista habitualmente asumidos en relación con el arte. En ese sentido,
nos ofrece a la psicología analítica como la vía para poder enfocarnos desde el centro de
nuestro ser, en donde podamos integrar el pensamiento, el sentimiento, la sensación y
sobre todo la intuición, en resumen, ir a nuestro propio inconsciente, a lo que él
denomina inconsciente colectivo. Dicho esto, Jung a diferencia de Freud evoca a la
búsqueda más profunda del Ser, el alma, y desde ahí parte para poder ofrecernos una
nueva mirada a la interpretación del arte, de quien lo crea y del símbolo en sí, para ello
él estudia los arquetipos y los mitos, puesto a que considera que no es posible, al mismo
tiempo desprender la producción artística de su función simbólica dentro de la sociedad.

Sin embargo, una realidad constante que podemos observar en el ámbito artístico si
consideramos la manera de acercarnos a él la autora menciona “Puesto que el arte
constituye una actividad humana puede ser analizada desde la perspectiva de la
psicología. Pero el estudio del arte ha de evitar cualquier afán reduccionista y
mantener las obras de arte y el arte en sí mismo, apartados de la depredación de la
psicología” y esto resulta muy cierto debido a que solemos acercarnos al arte como
espectadores llenos de prejuicios o siempre buscando, de algún modo, estereotiparla
mediante la personalidad de su creador.

En ese sentido, iniciado el siglo XX mediante sus estudios, Jung señala al artista como
“dueños del camino mediador entre el inconsciente y la conciencia”, es entonces donde
aborda estos temas de estudio en función al arte y la creación artística en donde para
Jung el arte se revela como un proceso en parte de naturaleza inconsciente puesto que
para él el arte no se puede explicar, no es individual y sólo la postura que parta de su
esencia sin delimitar ni restringe el objeto podrá hacerle justicia, con lo cual se puede
deducir su oposición a la manera, como ya se mencionó en un inicio, de como solemos
acercarnos al arte, cuando generalmente aplicamos un análisis reduccionista en base a
las “características personales del autor, coyuntura histórica o social del momento” Jung
se había opuesto, en ese entonces temporalmente hablando a esta forma de apreciación
del arte, sin embargo; en pleno siglo XXI sigue esta siendo una realidad en la
metodología educativa formal. No vamos a la esencia, al centro, al alma, al
inconsciente, sino sólo a la realidad objetiva, la que más fácil se nos hace evidente
abordar.

Por lo tanto, Jung sugiere que el camino para la comprensión del arte seria lo que tiene
de diferente la producción de un artista, aquello que se condensa finalmente como obra
de arte. Más bien sería lo que tiene de diferente la producción de un artista lo que se
condensa finalmente como obra de arte. Para él “la psicología personal del creador
explica ciertamente algunos rasgos de su obra, pero no la obra misma. Si fuera capaz
de explicar esta última con éxito, entonces su carácter creador (…) no sería más que un
síntoma”(Jung 1930). Lo cual nos permite comprender y aprender a apreciar el arte no
desde su origen sino desde su propia esencia. En ese sentido, como afirma la autora “ lo
individual o lo social no pueden constituir el criterio de comprensión del arte porque la
verdadera obra de arte es suprapersonal” en síntesis, dejar atrás lo personal para su
apreciación. Al mismo tiempo, Jung afirma que existen dos tipos de arte el introvertido
y extravertido o simbólico a los que posteriormente denominó arte psicológico y
visionario.

Dentro de esto, existe un tipo de obras artísticas que se crean por la voluntad del autor
que para ser realizadas partió de sus dimensiones mas conscientes, en donde los
márgenes se mueven dentro de la conciencia, la obra es reconocible y proviene de la
experiencia , sin embargo, también existen obras que se imponen a la voluntad de quien
las realiza, en donde el contenido es irreconocible, resulta atrayente del mismo modo
pero tiene un efecto en particular en el creador en donde lo suma en el desconcierto y la
complejidad, guardando una sensación de impotencia para poder expresarse, este arte
que aparece imponiéndose a la conciencia Jung lo denominará “arte visionario” aquel
que nos lleva a lo supra personal. A diferencia del arte psicológico, que es
comprensible, razonable y deducible de algún modo, logrando una sensación estética
plácida, el arte visionario nos lleva al inconsciente porque nos comunica intuiciones,
impresiones, maneja un lenguaje indeducible y es simbólico provocando en nosotros un
reto a nuestra capacidad de entendimiento, de comprensión, puede resultar incluso
perturbador por ese motivo, impidiendo lograr descifrar su significado y sin embargo,
nos puede conmover.

En ese sentido, ya reconociendo que existen dos tipos de obras de arte según Jung, en
donde comenta y se enfoca en el estudio de aquel denominado visionario, el cual puede
resultarnos incomprensible debido a que parte desde el inconsciente, Jung aplicará el
termino de “inconsciente colectivo”, para Jung éste y sus arquetipos son transmitidos a
través de la herencia común de la humanidad, a diferencia del personal que es adquirido
y poblado de complejos. La evidencia de estos postulados la encuentra Jung en la
psicopatología psiquiátrica, en la investigación de los procesos del sueño, en los
contenidos de las religiones y los mitos, en el fenómeno artístico y en los cuentos
infantiles. En la experiencia de estos procesos es donde las figuras del inconsciente
colectivo llegan hasta nosotros con nitidez. En ese sentido, el símbolo proviene del
inconsciente y los arquetipos actúan como una fuerza instintiva que se convierte en
impulso que motiva comportamientos a pesar de la consciencia llevando su propia
finalidad, al mismo tiempo esto nos permite entender al arte como un símbolo
desarrollando entre el inconsciente y la conciencia un proceso de compensación capaz
de generar otro elemento necesario para ambos, siendo esta su aportación a la cultura y
la sociedad en sí logrando que el espectador o cualquier persona que se acerque a la
obra de arte pueda, aunque no la comprenda, percibir aquella sensación de pertenencia
desde su propia esencia.

A partir de ello, entonces el artista puede ser considerado como “hombre colectivo” ya
que tiene la función de ser portador, traductor y conformador del alma inconsciente de
la humanidad y del espíritu de su época, manteniendo al mismo tiempo su propia
naturaleza humana. Su cualidad relativa, sin embargo, inadaptante, es aquella que le
permite ceder a su propia voluntad y hallar lo que a otros les falta, en palabras de Jung
el arte constituye un proceso de autorregulación espiritual en la vida de las naciones y
las épocas (Jung, 1922 g)
Por último, en relación al espíritu y la función del arte, este cobra relevancia social a
partir de su trabajo como educador según la lectura, ya que el proceso creador consiste
en una vivificación inconsciente del arquetipo y en un desarrollo y confrontación de su
contenido hasta su plasmación, a partir de símbolos culturales capaces de unificar el
sentido individual con el colectivo, de esa manera logra educar al espíritu de la época
convocando a las figuras que más le faltan a esta, así las características de la obra de
arte nos permitirán sacar conclusiones sobre el carácter de la época en la que surge
como los mensajes arquetipales que compensan o enseñan lo que falta, o lo que
complementa al espíritu del momento en el que surgen evocando al artista como
educador, pues este se concibe desde entonces como la vía para que la colectividad se
dirija a su inconsciente.

Conclusión

Jung se diferencia de Freud en su estudio de psicología analítica porque se evocó a la


búsqueda más profunda del Ser, al alma misma a lo que llama inconsciente para realizar
y proponer a partir de él un acercamiento al arte, una nueva forma de interpretarlo desde
su esencia más profunda. Propone de ese modo al inconsciente colectivo como un
centro innovador y controvertido de todo material psíquico compartido por todas las
épocas y culturas por ello su cualidad para abordar el arte y obtener una mejor
comprensión de él, en donde sin necesidad de comprender la obra, podemos
experimentar aquella sensación de “pertenencia” a partir del trabajo del artista, al
impulso o el instinto y la sabia manipulación del arte como representación del arquetipo
compensando así la unilateralidad consciente de la colectividad de una época, desde la
traducción que mediante el arte nos transmite el inconsciente.

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