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Módulo 1

Estados, sociedades
y nacionalismos en un mundo
globalizado

David Díaz Arias


David Díaz Arias

Módulo 1
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado

Objetivo general
Analizar los procesos de construcción y transformación de los estados y de las identidades
nacionales entre los siglos XIX y XX, así como los cambios promovidos por el contexto de la
globalización contemporánea, para determinar el papel de los nacionalismos en la historia
del siglo XX y el impacto de las nuevas estructuras políticas sobre el Estado Nación.

Desarrollo de competencias

Aprender a conocer
Interpretar la cultura como una
Aprender a hacer
cualidad humana fundamental
para la construcción de Valorar la diferencia y la
identidades, cuya riqueza esencial diversidad cultural en todos los
radica en su diversidad y momentos de la vida.
transformación constante.

Aprender a ser Aprender a vivir con los


Reconocer la diversidad cultural demás
como una expresión de la
Respetar las diferencias culturales.
identidad de la humanidad.

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

INTRODUCCIÓN
En 1985, a tres años de haber ocurrido la Guerra de las Malvinas, el escritor
argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) publicó un poema que tituló “Juan López y
John Ward”. Este pequeño relato es una obra de arte fascinante. En él, dos personas
que nunca se habían visto en el pasado (a quienes el lector infiere como inglés uno y
argentino el otro), se encuentran una vez cara a cara, “en unas islas demasiado
famosas”. Este breve encuentro, que en otra parte y otro tiempo hubiese sido grato,
dado el amor y admiración de cada uno por la cultura literaria y la lengua del otro,
termina en muerte. Juan López y John Ward se mataron el uno al otro, enfrentados
como estaban por efecto de la guerra. Fueron enterrados juntos.
¿Qué justificó que estos jóvenes cargados de sensibilidad por lo bello de la
creación artística, hayan tomado las armas uno contra el otro y se hayan asesinado en
el combate por unas islas sin ninguna riqueza material? Borges dibuja el signo del
tiempo en que este suceso se enmarca:
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades,
de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios,
de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y
de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
A pesar de que su poema abre con este contexto, Borges no lo considera como
una explicación que brinde respuestas claras a por qué dos seres humanos similares
se despojaron de sus vidas en una guerra. Por eso, al final de su poema Borges
sentencia que: “El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender”
(Borges, 1985). ¿Es posible encontrar la manera de acercarnos a una respuesta y a
una comprensión?
Como bien indica Borges, la historia de la humanidad en los dos últimos siglos es
la historia de cómo el planeta fue dividido en estados y cómo a cada uno de esos
estados se le intentó construir una identidad nacional. Este módulo trata sobre ese
tema. El objetivo fundamental de este trabajo es analizar los procesos de construcción
y transformación de los estados y de las identidades nacionales entre los siglos XIX y
XX, así como los cambios promovidos por el contexto de la globalización
contemporánea, para determinar el papel de los nacionalismos en la historia del siglo
XX y el impacto de las nuevas estructuras políticas sobre el Estado-Nación.

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Básicamente, este módulo se encarga de explicar en extenso, lo que el gran


escritor argentino sintetizó en cuatro líneas. Al hacerlo, espero que los estudiantes de
Historia de la Cultura encuentren varias pistas y herramientas para entender ese
tiempo indescifrable en el que gente común, cargada de sentimientos, anhelos,
deseos, sueños y esperanzas, se enfrentó a otra gente común simplemente porque, en
su percepción del mundo, aquellas otras personas eran diferentes.
La humanidad es una sola, aunque una de sus características, esa que la hace
riquísima, es su heterogeneidad. Por esta razón, al presentar este tema, la meta
fundamental a la que aspira este módulo es promover la valoración de la diferencia y
la diversidad étnica, cultural y política como uno de los principales rasgos de la
riqueza histórica de la humanidad. La negación de la validez de esa heterogeneidad es
justamente una de las rutas que con constancia siguió el mundo en el siglo XX. El
resultado de esa decisión fue una era de catástrofes mundiales que llevó al ser
humano hasta los límites (y más allá) del odio y la destrucción. A eso es lo que
Borges no le encontraba una explicación.
Para intentar dar con la llave de por qué la humanidad siguió ese camino, este
módulo ha sido dividido en cuatro partes. En la primera, se estudia la génesis de las
ideas y proyectos de construcción de estados-nación modernos y la forma en que
fueron aplicados. En la segunda parte se analiza la época de mayor impacto del
nacionalismo y la manera en que eso promovió ideologías que estaban dispuestas a
acabar con la humanidad. En la tercera parte se inspecciona el mundo de la llamada
Guerra Fría y cómo los estados, especialmente en Asia, África y América Latina,
fueron impactados por ese contexto. Finalmente, la última sección estudia la
reorganización del mundo después de la caída de la Unión Soviética y la compleja
época en la que nos encontramos.

La Guerra de las Malvinas tuvo lugar entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982. En


ella, Argentina se enfrentó a Gran Bretaña por la soberanía sobre unas islas ubicadas
cerca de las costas argentinas, pero que habían sido tomadas por la fuerza por Gran
Bretaña en 1833. Desde entonces se declaran como posesión inglesa, aunque
Argentina no reconoce esa posesión y, por el contrario, reclama su soberanía sobre
esas tierras. Vistas desde una perspectiva económico material, estas islas no poseen
nada particular que pudiera suscitar una lucha armada para poseerlas. En este
sentido, lo que jugó un papel clave en este conflicto y arrastró a la guerra a estas
naciones, fue básicamente la identidad nacional en un momento de profunda crisis
social al interior de Argentina (Femenia, 1996; Stewart, 1991).

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CAPÍTULO 1

El origen de la Torre de Babel

La construcción de los estados


y las invenciones nacionales (1789 1917)

Objetivo general
Describir e interpretar los procesos de construcción de los estados
nacionales en Europa y América durante el siglo XIX y las primeras
décadas del siglo XX, para precisar las diversas formas en que se llevó
adelante la edificación de esas estructuras políticas y el papel que
jugaron en la definición de diferentes tipos de sujetos nacionales.

Objetivos específicos
Al finalizar el estudio de este capítulo, el estudiante será capaz de:
1. Analizar los principales procesos históricos experimentados por los
estados y las identidades nacionales en los siglos XIX y XX.
2. Determinar las principales transformaciones históricas que incidieron en
la construcción de los estados nacionales.
3. Estudiar la historia de los estados y las identidades nacionales con el fin
de que el(la) estudiante desarrolle una visión crítica de la historia de
esos fenómenos que le permita a su vez apreciar la pluralidad de la
historia mundial, regional y local como factor explicativo de la
constitución de las sociedades actuales.

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Y desde aquel punto los desperdigó Yahvé por toda la haz de la


tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por eso se la llamó Babel;
porque allí embrolló Yahvé el lenguaje de todo el mundo, y
desde allí los desperdigó Yahvé por toda la haz de la tierra.
Génesis, 11:8 9

LAS REVOLUCIONES BURGUESAS EUROPEAS


Y LAS IDEAS DE NACIÓN

La Europa del siglo XVIII era una bomba a punto de estallar. Las tensiones sociales
y los cambios económicos que se habían estado desarrollando desde siglos atrás,
motivaban una reevaluación de la función de las estructuras políticas que habían
imperado en el viejo continente hasta entonces. Las monarquías, la nobleza y sus
estructuras de poder estaban en el centro de la disputa (Zmora, 2001: 37-54;
Wiesner, 2006: 78-115 y 284-325). El frente que mayores críticas desarrollaba en
contra de esas estructuras era la así llamada burguesía.
La burguesía era un grupo social que se había construido en torno a los
negocios mercantiles en toda Europa, poseía un creciente poder económico y
aspiraba a adquirir mayor poder político. Sin embargo, la forma en que el feudalismo
había configurado el poder en torno a los reyes, se lo impedía (Adams, 2005). Esto
quiere decir que el pensamiento feudal justificaba la existencia de las monarquías y
también el poder del rey. No es casual por eso que una serie de nuevos pensadores
que provenían en gran medida de la burguesía, afianzara el desarrollo del
pensamiento humanista que se había venido impulsando desde el siglo XV, y lo
redefiniera y actualizara a partir de una crítica política, económica y social al modelo
feudal monárquico europeo.
Así, nuevos pensadores comenzaron a plantear una serie de ideas que venían a
revolucionar la forma en que se entendía el poder político y social y las relaciones
económicas al interior de los pueblos europeos. Este movimiento es conocido en la
historia europea como la Ilustración y se originó en Francia, desde donde se difundió
a otras zonas como Inglaterra, Escocia, y también España (Fitzpatrick et. al., 2004).
Incluso, los pensamientos ilustrados llegarán rápidamente a América y contribuirán
enormemente en la estructuración tanto de los Estados Unidos, como de las nuevas
naciones latinoamericanas que nacen de las guerras de independencia.

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CUADRO 1
Visión simplificada y comparativa del poder de acuerdo con el pensamiento
feudal medieval (esquema a la izquierda) y de acuerdo con el pensamiento
ilustrado (esquema a la derecha)

Dios Poder Político separado


generalmente en tres poderes.

Iglesia

El Rey, su familia y su Elecciones


corte (la nobleza)

Pueblo Pueblo

La primera expresión del choque entre una clase con poder económico que
ascendía (burguesía) y una monarquía que se negaba a ser desplazada, ocurrió en Gran
Bretaña en 1688. En ese año, el rey Jacobo II fue derrocado por una conspiración que
instauró una monarquía constitucional en el país que en pocos años más se convertiría
en el motor industrial del mundo. Luego, en 1776, las Trece Colonias inglesas en
América (los Estados Unidos) se alzaron en armas contra el poder colonial británico y,
por primera vez en la historia, fundaron una república constitucional que impactaría
ideológicamente otros procesos independentistas (Armitage, 2007) y que estaría
llamada a convertirse en una poderosa potencia mundial en el futuro (Wood, 2003).
Pero la más violenta y crucial transformación impulsada por la burguesía se llevaría a
cabo en Francia y comenzaría en 1789.

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FRANCIA: UNA REVOLUCIÓN SOCIAL


La discusión sobre qué originó la Revolución francesa es antigua e involucra
explicaciones que se mueven en la corta y en la mediana duración; es decir, en
investigaciones que explican su origen a partir de lo que ocurrió pocos años antes, y
en otras que creen que éste debe buscarse al investigar las transformaciones que
ocurren en Francia desde varias décadas antes de la Revolución.
Algunos autores ponen énfasis en el impacto de las ideas ilustradas en Francia,
el auge de la burguesía francesa y su resentimiento hacia el absolutismo que una vez
fuera pregonado por el rey Luis XIV (1638-1715) en una recordada frase que la
tradición le atribuyó: “L'État, c'est moi” (“El Estado soy yo”). Otros autores subrayan
el papel de elementos tales como la mala administración estatal que habían llevado
adelante las coronas francesas, al promover una inmanejable deuda cuyo peso recaía
en la mayoría de la población a través de impuestos. Asimismo, están quienes
privilegian las causas más próximas temporalmente al estallido de la Revolución, que
presentan la escasez de alimentos y la subida estrepitosa en los precios de los bienes
de consumo popular (como el pan) como el detonante de la crisis (Rudé, 1988: 1-
24). Lo cierto es que todos estos elementos se fundieron en una chispa que prendió
fuego a una mecha social que, como ninguna otra en Europa, estaba lista a producir
una hecatombe socio-política. Y no hay duda de que quien lideró este terremoto
social fue esa clase media en ascenso: la burguesía (Hobsbawm, 1990: 1-32).
La Revolución francesa, aunque no inauguró esa lucha contra la monarquía que
ya se había dado en Inglaterra en el siglo XVII, y que se expresó también con la
Revolución de independencia de los Estados Unidos, sí llevó a los límites de su
implementación las ideas ilustradas. Durante diez años, de 1789 a 1799, Francia
experimentó el vaivén del poder de un grupo revolucionario a otro y la activa
participación ciudadana en cada discusión y decisión, así como la toma de partido
por alguno de los bandos en pugna. Durante esa década, se experimentaron distintas
vías para profundizar la Revolución, y se idearon nuevas formas de volverla eterna.
La creencia era que todo estaba por hacerse y que todo lo que brotara, en su
novedad, era bueno. Esta catarsis revolucionaria llegó a su máximo apogeo cuando el
rey Luis XVI fue acusado de traición, encontrado culpable y ejecutado por medio de
la guillotina (instrumento de castigo también inventado al fragor de la revolución) el
21 de enero de 1793.

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Después de allí, Francia decretó el fin de la monarquía (que sin embargo


volvería a entronizarse en varias ocasiones en este país). Este decreto, que
inauguraba una primera república en Europa, se unía a la Declaración de los
Derechos del Hombre y el Ciudadano (1789), el decreto de abolición del feudalismo
(1789) y la redacción y entrada en funcionamiento de una Constitución (1791). Así, el
ímpetu original revolucionario llevó a una radicalización del proceso, que sin
embargo fue detenida en 1794, al tiempo en que se abría una etapa de creciente lucha
inter-partidaria que solo finalizaría con la llegada del general Napoleón Bonaparte al
poder en 1799 (Soboul, 1977).
El ideal de Napoleón será la unidad interior, la reglamentación institucional y
social a través de un código (el Código Napoleónico) y la extensión de los principios
de la Revolución francesa a otras partes del mundo. Esto último se intensificó
después de 1804, cuando Napoleón se declaró emperador de Francia y se empeñó en
una conquista de Europa. Como veremos más adelante, esta campaña militar que
terminó completamente en 1815 con la Batalla de Waterloo, también promovió de
forma indirecta la agudización de la lucha de independencia en América Latina por
efecto de la invasión napoleónica a España en 1808. La Revolución francesa había
dado a luz a otro proceso que se intensificaría en el siglo XIX: la idea de formación
de una nación.

¿Qué es una nación?


Cotidianamente, en los periódicos, la televisión, las charlas en los autobuses,
escuchamos o somos parte de conversaciones sobre la nación a la que
pertenecemos o sobre otras naciones. También sabemos de objetos a los que se
califica de “nacionales”: el himno nacional, el árbol nacional, el héroe nacional o
la selección nacional.
Pero, ¿qué es exactamente una nación?, ¿de dónde viene ese concepto? ¿Es
igual el término nación al término estado? ¿Existe sólo un concepto de nación?
Pruebe su conocimiento sobre este tema y trate de contestar estas preguntas.

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EL NACIMIENTO DE LA IDEA DE NACIÓN


La algarabía revolucionaria motivó la puesta en práctica de lo que Juan Jacobo
Rousseau había denominado como religión civil: un tipo de religión que propiciaba
el culto a la historia del país, a sus mártires y héroes, a sus símbolos (la bandera
nacional será fundamentalmente una nueva forma de representación de la sociedad
que aparece en este periodo) y que incitaba al reconocimiento de todos los
habitantes de un país como “nacionales” y a la celebración de sus glorias a partir de
fiestas cívicas. El sentido de las fiestas cívicas-nacionales era justamente promover
una camaradería entre sus participantes, exaltando su identidad grupal, olvidando las
diferencias sociales, y recordando el pasado del que todos formaban parte. Si las
fiestas anteriormente eran por el nacimiento del rey, por algún santo-patrón o por
otro motivo religioso o de la nobleza, ahora las fiestas eran en honor de la nación, de
su pasado y de sus héroes.
En el caso de la Revolución francesa, los representantes que redactaron la
Constitución de 1791 señalaron claramente: “Serán instituidas las fiestas nacionales
para conservar el recuerdo de la Revolución francesa” (Citado por Quesada, 1998).
El espacio público que brindaba el nuevo espectáculo era primordial para la
educación de los asistentes, no sólo en historia sino también con respecto a la
legitimación del poder. De esta forma, la nación moderna y el nacionalismo estaban
en pleno proceso de nacimiento. Quienes impulsaban este nuevo sentido de
identidad eran las burguesías triunfantes del proceso revolucionario, que veían en el
nacionalismo la mejor respuesta a la necesidad de una religión para legitimar el poder
emergente, como lo había hecho el cristianismo con el poder de las antiguas
monarquías. La idea era construir naciones y nacionalismos sobre las bases de los
estados modernos.

Naciones y nacionalismos
Las otras revoluciones burguesas triunfantes siguieron el mismo camino. Empero,
las dimensiones, los problemas étnicos, las características poblacionales, la guerra, y
el proceso mismo de construcción de un estado moderno, provocaron que la idea
original del nacionalismo planteada en cierta medida por los ilustrados, abonada por
la visión de Rousseau sobre una religión civil, y puesta en práctica en el proceso
revolucionario francés, se adaptara y readaptara. Así, tres tipos de nacionalismo
tendieron a consolidarse (Smith, 1994: 7-22).

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1. El primer tipo de nacionalismo se caracterizó por la conversión de cada


miembro de una nación en ciudadano. Era el nacionalismo civil. Con esta
designación moderna del papel del individuo dentro del Estado y dentro de la
nación, el ciudadano quedaba dotado de todos los derechos y deberes legales
y políticos de su nueva condición. Desde esta perspectiva, la nación era vista
como una comunidad de leyes, soberana, delimitada y con una cultura pública
y una religión cívica. Probablemente la frase que mejor define este ideal de
nación sea la declaración que Clermont-Tonnerre realizara en la Asamblea
Nacional francesa en 1789, y que se refería a la condición política de los
judíos que habitaban Francia: “A los judíos como nación no les concedemos
nada; a los judíos en tanto individuos se lo concedemos todo”.
2. El segundo tipo de nacionalismo que creció con el siglo XIX fue el
nacionalismo étnico. Este movimiento proponía —contrario a lo que
ocurre con el nacionalismo civil— crear naciones a partir de etnias
preexistentes. De tal forma, “la nación étnica fue concebida como la
extensión política, el ‘despertar’ a través de la lucha de la etnia preexistente
(que se suponía no había ‘muerto’ nunca) y su objetivo declarado era el
regreso a la edad de oro de dicha etnia como condición necesaria del
renacimiento nacional”.
De allí que fuese tan importante para este tipo de nacionalismo la genealogía,
como una “certificación” de los vínculos entre los nacionales y una población
“homogénea” étnicamente hablando, que podía ser rastreada hasta un pasado
muy remoto. Según lo señala el teórico del nacionalismo Anthony Smith: “A
través de esos vínculos se puede hacer remontar los orígenes de la nación, y
por tanto también su idiosincrasia, a un supuesto antepasado remoto; la
posibilidad de verificar este mito nada tiene que ver con su atractivo ni con su
capacidad para servir de base a la identidad y la acción colectivas. Lo que
importa es que puede infundir la idea de que la nación constituye una ‘familia
de familias’, una ‘superfamilia’, cuyos orígenes se pueden hacer remontar a un
remoto antepasado de ‘todos nosotros’, o al menos a un momento y lugar
concretos, a un acontecimiento fundacional presidido por héroes, sabios,
santos y otros seres parecidos” (Ibid:18).
3. En el tercer tipo de nacionalismo, el Estado nacional está compuesto “de
comunidades culturales diversas que se mantienen unidas gracias a la acción de

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una cultura pública, pero conservando un grado considerable de autonomía


institucional en aspectos como la educación, la vida ciudadana, las actividades
para el tiempo libre, la seguridad social y la prensa y la cultura en lengua
vernácula”. En este último nacionalismo, las elites del Estado, así como los
representantes de la cultura “étnica dominante”, otorgan un marcado
reconocimiento a las culturas de las etnias minoritarias, a sus estructuras
institucionales y a su contribución a la construcción de la vida nacional.

CUADRO 2
Tipos de Nacionalismo
(Siglos XIX y XX)

Nacionalismo Civil Nacionalismo Étnico


La nación era vista como una Pretendía crear naciones a
comunidad de leyes, soberana, través de supuestas “etnias”
delimitada y con una cultura preexistentes.
pública y una religión cívica.

Tercer Tipo de Nacionalismo


Está compuesto de comunidades culturales diversas que se
mantienen unidas gracias a la acción de una cultura pública,
pero conservando un grado considerable de autonomía
institucional en aspectos como la educación, la vida
ciudadana, las actividades para el tiempo libre, la seguridad
social y la prensa y la cultura en lengua vernácula.

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Sin embargo, las primeras dos concepciones de la nación (la civil y la étnica) son
las que han prevalecido y dominado los horizontes del nacionalismo y la
construcción de los estados nacionales en todo el mundo. Incluso, es probable que
se puedan encontrar ambas concepciones al interior de un mismo Estado nacional.
Así, las concepciones sobre la nación y el nacionalismo que se desarrollarían en el
siglo XIX, apuntaban hacia una redefinición de las maneras en que los individuos
participaban del control político de las sociedades de las que formaban parte. Una
mirada a la formación de los nacionalismos en el siglo XIX nos permitirá descubrir
las huellas de uno de los fenómenos más importantes del siglo XX.

DE WATERLOO A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL


La derrota de Napoleón en la Batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815, puso fin
completamente al imperio que el General había construido en los 16 años que tuvo
el poder en Francia. Pero las consecuencias fueron aún más importantes para el tipo
de estructura político-social que la Francia revolucionaria había planteado. Después
de las guerras napoleónicas, Europa refuerza, no sin reacciones por supuesto, la idea
de un retorno a la normalidad anterior a 1789; es decir, a la Europa de los estados
monárquicos, lo que ha sido denominado en la historia europea con el nombre de la
Restauración.
En efecto, la vuelta a una Europa monárquica es el sentimiento que se percibe
en el Congreso de Viena de 1814-1815, organizado con la intención de redibujar el
mapa del Viejo Continente después de la derrota de Napoleón, y también de
encontrar nuevas formas para coexistir pacíficamente (Chapman, 1998). Europa
intentará cumplir esos objetivos con restauraciones en diversos países y con
movimientos pacifistas, pero no lo logrará claramente (Cooper, 1991). Así, el siglo
XIX será un siglo de lucha política motivada, por un lado, por la reacción liberal en
contra del retorno de las monarquías, expresada en el deseo por fundar repúblicas
regidas por constituciones; y por otro, por la aparición de movimientos
revolucionarios que comenzaban a coquetear con las nuevas ideas socialistas
(Anderson, 1985).
Los mejores ejemplos de esta lucha son Francia y España, que deambulan en
el siglo XIX entre la monarquía y la república. En el caso español la lucha va a ser
cruenta. Luego de haber comenzado el siglo XIX siendo el mayor imperio, España
lo terminará como un país desgastado por la guerra interna, provocada

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principalmente por la lucha de las diversas facciones partidistas. Esencialmente,


sin embargo, el siglo XIX será el siglo que verá la creación de naciones y la
pululación de movimientos nacionalistas por primera vez en la historia de la
humanidad (Baycroft, 2006).

Creación de una identidad nacional


La creación de naciones y nacionalismos a partir de los estados europeos planteaba
un problema nuevo. Básicamente, el proyecto consistía en convertir a campesinos y
trabajadores urbanos en ciudadanos de los estados, que a su vez reclamaban
soberanía sobre esos campesinos-ciudadanos. Este asunto conllevaba una
homogenización cultural; por ejemplo, la implementación y uso de un solo lenguaje
dentro de territorios históricamente caracterizados por la diversidad de lenguas, y la
educación ciudadana de los antiguos súbditos.
Si el problema de modelar estados estaba basado en estructurar instituciones
políticas modernas, la formación de naciones requería la creación de identidades
nacionales entre todos aquellos que formaban parte de esos estados. Por eso, el
argumento ideológico del nacionalismo era exponer, por ejemplo, que los irlandeses
eran irlandeses y no ingleses, que los checos eran checos y no alemanes, que los
fineses no eran rusos, y que ninguno de ellos debería ser gobernado por nadie que
no fuera su igual nacional. Esto era una novedad en territorios que tenían siglos de
obedecer a reyes de regiones distintas y creerse sus vasallos aun cuando hablaban
idiomas diferentes, pertenecían a diversas etnias y tenían distintas culturas. Los
argumentos históricos para sostener esta afirmación debían ser encontrados o
inventados (Hobsbawm, 1996b: 85).

Primero: promover el orgullo nacional


Una primera etapa de esta construcción nacional en Europa, radicó en recobrar y
promover el orgullo por aquello que se consideraba nacional. En este sentido, los
propulsores del nacionalismo debían convencer claramente de que su proyecto de
estado-nación era viable económica, política, militar y culturalmente. Las naciones
pequeñas, por tanto, se observaban con poca capacidad para cumplir esos requisitos,
y por ello la necesidad de unificar se convirtió en una parte fundamental del discurso
nacionalista. Por supuesto, este argumento de unificación estaba tremendamente a
tono con el desarrollo de un fuerte imperialismo europeo en zonas como China, India,

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Medio Oriente y África. La consigna de las jóvenes naciones fuertes y llamadas al


progreso, se combinó a la perfección con un discurso que vislumbraba a las naciones
pequeñas dentro de Europa como no viables y estimaba a las regiones no europeas
como un terreno virgen para conquistar e integrar. De esta manera, el nacionalismo
impulsó al imperialismo (Miller y Rieber, 2004).

Segundo: difusión de un proyecto nacional


En una segunda etapa, el nacionalismo creció como movimiento y se multiplicó. A
partir de este momento, el proyecto nacional se volvió una cuestión política.
Periódicos nacionales y otros medios literarios redactados y publicados por las
burguesías europeas, propagaron las bases culturales de las naciones que se
inventaban, y trataron de extenderlas a la mayoría de la población. Los primeros en
ser impactados por estas ideas fueron los grupos sociales que se encontraban en el
medio entre las elites económicas y políticas y la masa del pueblo: maestros, el bajo
clero y algunos trabajadores urbanos.

Tercero: la consolidación de un nacionalismo popular


Solamente en una tercera etapa, el nacionalismo se convirtió en un asunto que llegó a
las masas. Esta fase, también conocida como fase del nacionalismo popular, llegaría
gracias a la influencia de organizaciones nacionalistas y también por efecto de la
influencia de los otros estamentos que ya habían sido contagiados por las ideas
nacionales. La creciente alfabetización popular que se produce al final del siglo XIX,
volverá más concreto este proceso, afianzando las ideas nacionales sobre estas
poblaciones.
Es viable decir que fue durante el periodo 1880-1914 que el nacionalismo
tomó un considerable impulso en Europa. La palabra “nacionalismo” aparece por
primera vez en este periodo, empleada para describir grupos ideológicos de un ala
de derecha en Francia e Italia, encantados por flamear las banderas nacionales en
contra de los extranjeros, liberales y socialistas, y a favor de una agresiva expansión
de su propio Estado (Hobsbawm, 1989: 142). Esencialmente, el nacionalismo se
convirtió en una impresionante fuerza política. Al mismo tiempo, el nacionalismo
se transformó con relación a sus etapas anteriores. Cuatro aspectos determinaron
esta transformación (Ibid: 144):

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1. La apropiación del nacionalismo por parte del ala de derecha (partidos y


organizaciones), y su uso como arma electoral y política.
2. La idea de que la autodeterminación nacional incluía ya no sólo a las naciones
grandes sino a todas aquellas que efectivamente podían reclamarse como
naciones sin importar su tamaño.
3. La creciente tendencia a asumir la autodeterminación nacional como un
asunto que no podía ser satisfecho por otra cosa más que por un Estado
independiente y soberano.
4. Se produjo una tendencia mayoritaria a identificar a las naciones en términos
de etnicidad y de lenguaje. Esto ocurrió no sin que muchas comunidades se
negaran a formar parte de esa unidad nacional que los hacía renunciar a su
lengua y a su identidad étnica.
De esa forma, los alemanes, franceses e ingleses que marcharon a la guerra en
1914, a diferencia de sus antepasados en otras guerras europeas, lo hicieron como
ciudadanos. Justamente, esta movilización exitosa, criticada por anarquistas y otros
partidarios de izquierda, prueba mejor que nada el impacto que había tenido el
desarrollo del nacionalismo en Europa.
La Gran Guerra (como se llamó a la Primera Guerra Mundial, 1914-1918)
mostraría también las consecuencias de ese impacto. El conflicto duró tres años, y
fue especialmente sangriento y terrible para todas las poblaciones que se
involucraron en él. En cierta medida, esto era un presagio de lo que vendría en el
futuro motivado también por el nacionalismo. Europa estaba en la puerta de un siglo
en el que las mayores crueldades basadas en el patriotismo estaban por verse.
Mientras tanto, del otro lado del mundo, en América, la misma ruta de construcción
del Estado y la nación había sido emprendida después de las guerras de
independencia.

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CUADRO 3

Principales eventos europeos, 1789 1918

1789 1799 Revolución francesa

1815 Batalla de Waterloo

1814 1815 Congreso de Viena

1860 1871 Unificaciones de Alemania e Italia

1914 1918 Primera Guerra Mundial

LA INVENCIÓN DE LAS NACIONES LATINOAMERICANAS


La nueva casa reinante que toma el poder en la España del siglo XVIII, los
Borbones, había llevado adelante una serie de reformas con el interés de constituirse
en una monarquía con poder absoluto. Su idea era volver al poder omnímodo del rey
sobre sus súbditos, después de ir anulando el poder intermedio que habían adquirido
las corporaciones. Así, los decretos de Nueva Planta (1707 para Aragón y Valencia, y
1716 para Cataluña) impusieron a la corona de Aragón las instituciones públicas
castellanas y suprimieron las Cortes propias de cada uno de los reinos, y con ellas
eliminaron los límites al poder del rey.
En contraste, en Hispanoamérica este proceso no había tenido éxito. De esa
forma, a pesar de que en la península Ibérica se había cambiado la concepción que se
tenía sobre las posesiones de ultramar, el estatuto jurídico de las colonias hispanas no
había cambiado hacia principios del siglo XIX; continuaban siendo “el conjunto de
reinos ultramarinos de la Corona de Castilla” (Guerra, 1992: 62).

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Básicamente, en América Latina la política en las ciudades seguía


interpretándose como una relación medida por pactos. En ese sentido, cada grupo
social o corporación (gremios, clero, nobleza, esclavos, campesinos libres, indígenas)
es entendido como una unidad social de base, ya que toda la relación de poder está
fundamentada en el reconocimiento de esos grupos, de su existencia, de sus
derechos y de sus deberes. Cada grupo tiene su propio rol dentro de esta sociedad y
ese rol es respetado como legal. En cambio, el individuo por sí mismo no tiene
ningún poder de maniobra política particular; el individuo depende del grupo ya que
el grupo tiene prioridad sobre el individuo. Sin embargo, los grupos no son
considerados como iguales. Al contrario, se conciben como diversos en sus acciones
y prerrogativas de acuerdo con sus fines y su extensión. Por eso es que,
comprendidas como una cosa natural (justificada también en forma divina), los
grupos establecen jerarquías entre sí, reguladas a través de pactos. Es aquí en donde se
encuentra la relación corporativa: el cuerpo político (o sea, la autoridad colonial
institucional) se concibe como un conjunto de cuerpos y estamentos dotados de sus
propios derechos. El poder real, que es entendido como una jurisdicción suprema
encargada de velar por el respeto y la conservación de esos derechos, se ve limitado
por los derechos de los grupos y por “la ley divina y natural” (Guerra, 1998: 109-139).
Lo fundamental de esta relación pactista es que debe ser legítima; es decir, que
los pactos entre los diferentes grupos o corporaciones tienen una línea jerárquica que
llega hasta el rey. Así, en tanto el rey sea legítimo, el pacto corporativo también lo es.
Justamente, es esta legitimidad la que rompe la invasión napoleónica a España en
1808. Napoleón obliga al rey legítimo, Fernando VII, a abdicar en favor de José
Bonaparte (hermano de Napoleón). Sin embargo, basada en que esa abdicación es
ilegítima, la sociedad ibérica la rechaza en general por considerársela ilegal, y con ella
se desconoce el poder de José Bonaparte.
En consecuencia, reaparecen en España las Juntas, instituciones políticas
antiguas que desempeñaban la unidad política primaria, y reclaman para sí el poder.
En Asturias, la “junta general” de ese principado declara que reasume su soberanía
“por hallarse sin gobierno legítimo”; en Valencia, “la junta suprema” se manifiesta
como la que “reúne [sobre sí] la soberanía por decisión del pueblo”; en Cataluña, la
Suprema Junta de Gobierno “reasume en sí toda la autoridad soberana y la que
ejercían todos los consejos y Juntas Supremas de su Majestad”; y en Murcia, más
claramente, “los cuerpos municipales” declaran que al quedar “el Reino en
orfandad” la soberanía había vuelto al pueblo (Guerra, 1992: 122).

18
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Lo mismo ocurre en América: “Los americanos rechazan las abdicaciones y


declaran en todos los tonos su condición de españoles y de patriotas” (Ibid: 126).
Así, en América también se constituyen juntas que asumen el poder dejado por el
soberano. Al mismo tiempo, la actividad electoral que se desarrolla al constituirse las
Cortes de Cádiz (1810) y al proclamarse la Constitución de Cádiz (1812),
materializará un nuevo estado de cosas, impulsado por el desconocimiento del poder
de José Bonaparte, alimentado por las ansias de independencia de los criollos
americanos, y auspiciado también por revueltas originadas por el impacto de las ideas
francesas de libertad, igualdad y fraternidad.
Muy pronto los valores de la política moderna tomarán forma en España y en
América (Lynch, 1980). Fernando VII, una vez que regresa al poder en 1814, a pesar de
que lo intenta, no puede detener este proceso. Después de 1814 el golpe está dado, y la
monarquía se resquebraja en América (Rodríguez, 2005; Harvey, 2002; Archer, 2000).

Independencia en Suramérica
Uno de los primeros lugares americanos que se resistieron al reconocimiento del
poder napoleónico en España fue Buenos Aires, en Argentina. Allí, mientras que
Napoleón se apoderaba de España, un grupo de ciudadanos se reunió y declaró una
junta provisional que gobernaría las Provincias del Río de la Plata en nombre de
Fernando VII. En 1816, un Congreso decretó finalmente la independencia de esta
región.
Un movimiento similar surgió en Caracas (Venezuela), donde un cabildo
municipal organizó una junta para gobernar en nombre del rey. El más famoso de
los líderes que llevaron adelante esta iniciativa fue Simón Bolívar. Sin embargo, la
regencia pro-Fernando VII que se había instalado en Sevilla, miró con malos ojos
esta iniciativa y envió tropas a combatirla. Apoyadas por grupos de negros y por
llaneros del interior de Venezuela, las tropas españolas vencieron a los patriotas
venezolanos que eran guiados por Francisco de Miranda. Bolívar apenas pudo
escapar de esta refriega desplazándose a Nueva Granada (actualmente Colombia) y,
en 1814, a Jamaica. Sin embargo, en 1816, Bolívar retornó a Venezuela con nuevos
aires, aliado ahora con los llaneros, quienes se habían adherido a la causa de la
independencia. Hacia 1819, Bolívar y sus tropas ya habían controlado Venezuela
(Horowcz, 2004; O’Leary, 1970).
Mientras tanto, el general José de San Martín había organizado su propio
ejército y se encontraba luchando en el sur contra las tropas leales al rey. En un

19
David Díaz Arias

vertiginoso movimiento, San Martín desde el sur y Bolívar desde el norte,


comenzaron una valerosa lucha por la independencia de Suramérica. Perú fue
independizado y con gran éxito. Ambos líderes se reunieron en Ecuador. Después
de ahí, Bolívar emprendió la lucha por la independencia del Alto Perú, de la cual
salió triunfante en 1824, en la Batalla de Ayacucho.
El sueño de Bolívar era que todas estas regiones liberadas constituyeran un solo
gran país al que se llamaría la Gran Colombia. Empero, en 1830 tanto Venezuela
como Ecuador renunciaron a este proyecto, y Bolívar murió el 17 de diciembre de
ese año sin ver realizarse su anhelo, aunque la idea de unidad americana reaparecerá
varias veces en la historia de estos países (León de Labarca, 2001).

Independencia en México
En México, en 1810, un grupo de criollos guiados por un cura llamado Miguel
Hidalgo y Costilla (1753-1811) planearon tomar el poder, pero su plan fue
descubierto por las autoridades. No obstante, el 16 de setiembre de ese año, en el
pequeño pueblo de Dolores, Hidalgo dio un grito llamando a tomar las armas. Los
indígenas mexicanos atendieron este llamado y, en una masiva movilización que
portaba un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe, se lanzaron a la
lucha. Después de que Hidalgo fuera capturado y ejecutado en 1811, otro sacerdote,
José María Morelos (1765-1815), tomó el liderazgo del movimiento clamando por la
abolición del tributo indígena y la esclavitud, y proponiendo una reforma agraria. Sin
embargo, Morelos y sus tropas también fueron derrotados en 1815.
La lucha por la independencia, aunque sin proponer esta vez grandes cambios
sociales, la retomaría Agustín de Iturbide (1783-1824), quien había sido el dirigente
de las tropas que aniquilaron el movimiento de Morelos. Iturbide, después de
persuadir al virrey para que le otorgara un grupo de tropas reales en el sur de
México, pactó con uno de los líderes de la independencia y en 1821 decretó un
documento que se conocería como Plan de Iguala, que garantizaba tres cosas:
1. que la religión católica continuaría siendo la religión de México;
2. que México quedaba independiente; y
3. que tanto los criollos (hijos de españoles nacidos en América) como los
peninsulares (españoles) debían permanecer unidos bajo un nuevo gobierno
monárquico. Iturbide se declaró entonces emperador de México, creando un
imperio que sólo duraría dos años (Arenal Fenochio, 2002; Van Young, 2001).

20
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Independencia en Centroamérica
El impacto en el reino de Guatemala de las noticias procedentes del norte, que en
setiembre de 1821 anunciaban no solo la independencia de México, sino también la
integración como parte de este de los cabildos de Comitán, Ciudad Real y Tuxtla (o
sea, de la generalidad de la provincia de Chiapas, que había pertenecido al reino de
Guatemala durante la época colonial), dejó a las autoridades frente al problema de
declarar la independencia o enfrentarse a México. El acta del 15 de setiembre de
1821, aunque a regañadientes y de forma hasta tímida, optó por el primer camino e
invitó a las otras provincias a hacer lo mismo (Luján Muñoz, 1982). Una por una, las
provincias de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica siguieron el camino de
la independencia.

Independencia brasileña
La independencia brasileña fue un poco distinta a la del resto de Latinoamérica.
Cuando Napoleón invadió España, la corte portuguesa y la familia real se trasladaron
a Brasil, en donde encontraron una región que a pesar de la riqueza económica no
tenía ni imprenta, ni universidades, ni comercio —excepto, claro está, el que tenían
con Portugal. Así, la monarquía exiliada en Brasil promovió el desarrollo material de
la colonia, creando en Río de Janeiro una biblioteca nacional, un museo nacional y
un jardín botánico.
Mientras tanto, en Portugal, cuando los franceses abandonaron el país se formó
una asamblea liberal que redactó una constitución. El rey Dom João regresó a Portugal
pero dejó a su hijo Dom Pedro como regente de Brasil. En 1822, Dom Pedro
convocó a una Asamblea Constituyente y, presionado por los propietarios de las
plantaciones brasileñas, se negó a volver a Portugal ante el llamado que le habían
hecho las cortes portuguesas. Así, Brasil se independizó de Portugal y creó una
monarquía que después de luchar contra las tropas leales a Portugal existió hasta 1889,
cuando el Mariscal Manuel Deodoro da Fonseca (1827-1892) declaró la República.

Un proceso complejo: la construcción de un Estado


Luego de sus independencias, los nuevos países latinoamericanos iniciaron el camino
hacia la construcción de sus respectivos estados y, partiendo de ellos, de sus
naciones, sin duda inspirados en las ideas de la Ilustración. Sin embargo, el proyecto

21
David Díaz Arias

era una empresa gigantesca. Para tener éxito en ella, estos nuevos estados debían
construir una serie de instituciones basadas en el pensamiento político moderno,
enfrentar las áreas que se negaban a formar parte de ese proyecto, y a la vez
consolidar su soberanía no sólo en el interior sino frente a otros estados que
intentaban hacer lo mismo. Además, era fundamental:
consolidar la paz interna;
un ejército disciplinado que se adaptara a las reglas del juego político;
una economía que alentara el desarrollo; y
un sistema de cobro de impuestos que garantizara la futura existencia del
estado.
En fin, estos nacientes países precisaban elaborar proyectos políticos viables en
las duras condiciones en que habían quedado luego de las guerras de independencia
(López-Alvez, 2003; Dunkerley, 2002; Peloso y Tenenbaum, 1996).
El período 1830-1880, aunque de forma lenta, vio desarrollarse los primeros
pasos hacia la consecución de una institucionalidad estatal. Luego de esa etapa, las
condiciones de estabilidad fueron más viables gracias a la rápida y exitosa inserción
de la mayoría de economías latinoamericanas en la economía mundial. Empero, este
hecho motivó además la llegada de capital extranjero y una creciente dependencia
respecto a las economías europeas, que se encontraban ya en la segunda revolución
industrial. En esta balanza, los países latinoamericanos salían perdiendo, lo que a su
vez significaba la intromisión de los países industrializados en la toma de decisiones
y, en muchas ocasiones, en la designación de aquel que detentaría el poder en tierras
hispanoamericanas.
Hacia el final del siglo XIX, cuando los países latinoamericanos ya han abrazado
el liberalismo como la ideología guía de sus decisiones, es posible encontrar dos
formas básicas de autoridad política en esta región: por un lado, terratenientes y
otras elites económicas tomaron un control directo del gobierno (como en Argentina
y Chile); por otro lado, un hombre fuerte, a menudo militar, aseguró la ley y el orden
a punta de la fuerza y siempre en beneficio de las elites agrarias (por ejemplo,
Porfirio Díaz en México) (Skidmore y Smith, 2005: 46).

22
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

El liberalismo
El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que—en principio—
promueve las libertades civiles y persigue limitar al máximo el poder de los
estados sobre las personas. En el siglo XIX, la versión del liberalismo que se
adopta en América Latina se puede resumir por dos términos: orden y progreso.
El orden abogaba por el control de las clases sociales y la reglamentación de sus
relaciones a través de constituciones, códigos y leyes. El progreso involucraba la
construcción de una economía nacional que permitiera el crecimiento urbanístico
y la implementación de medios de transporte. Aunque el Estado era el que
implementaba una buena parte de esas obras, el liberalismo pretendía que la
economía se rigiera por sus dos leyes principales (oferta y demanda). Así, el
Estado debía limitarse a ser un observador del juego económico. De allí las
expresiones que resumían ese ideal: dejar hacer y dejar pasar.

Al abrazar el liberalismo, las elites latinoamericanas ya tenían claro que debían


comenzar un proyecto de consolidación de identidades nacionales si es que querían
darle legitimidad a sus proyectos políticos (Brading, 1995: 55-77). El nacionalismo
fue establecido así como un nuevo dogma, una “religión cívica” que legitimaría el
nuevo orden de cosas. Serán las elites liberales las que llevarán hasta sus máximas
expresiones el proyecto de construcción nacional (con éxito o sin él, dependiendo
del lugar).
Empero, no debe obviarse que gran parte de las etiquetas que resuenan en los
discursos de identidad nacional que se emiten en la región, tenían asidero en algunos
símbolos monárquicos y religiosos que, decorados y redefinidos por las elites
políticas, se esparcirán por los diversos grupos sociales. El esquema que se seguirá
será muy próximo al visto en el caso europeo; sin embargo, si se toma en cuenta la
heterogeneidad de las experiencias históricas, la construcción de las identidades
nacionales variará en Hispanoamérica en prácticas culturales y espacios que eran
poco factibles en el Viejo Continente. ¿Cómo cuáles? La religión y sus imágenes
ofrecen un buen ejemplo.
Con regularidad, los ritos que utilizaron los nuevos estados que se construían
desde México hasta Argentina, tenían su asidero en celebraciones antiguas. La Iglesia
Católica ofreció dos que fueron corrientes en la exposición del poder moderno: la

23
David Díaz Arias

misa y el Te Deum. ¿Por qué se utilizaron estos espacios? La conjugación entre la


fiesta religiosa y la civil había sido una regla muy general durante la colonia, y su
meta final consistía en perpetuar la participación del poder eclesiástico en la esfera
política de poder, al tiempo que este último se valía del simbolismo divino para la
consumación de su hegemonía. La misa evocaba la visión tradicional del poder
concedido por Dios, y su nuevo intento era mostrar a quienes lo detentaban, como
responsables ante la Divinidad por sus actos (Earle, 2002: 775-805).
Por otro lado, también fueron levantadas con insistencia las imágenes de las
naciones, al amparo de la imaginería construida por el proceso revolucionario
francés: banderas, himnos y, la siempre femenina, nación (Earle, 2005: 375-416). La
alegoría principal a través de la cual se va a exponer a los distintos sectores sociales la
imagen de la nación recién independizada, será la mujer.
No obstante, y volviendo a la religión, también será sumamente importante para
los proyectos políticos nacionales latinoamericanos la referencia a la Virgen María
(en sus diferentes advocaciones), para hacer valer su imagen de nación. Tal como se
vio antes, ese fue el caso de la Virgen de Guadalupe en México en el proceso de
independencia y se repite en el caso costarricense con la Virgen de los Ángeles.
Asimismo, se comenzó el estudio intenso de la historia de estos países desde
una perspectiva que privilegiaba los grandes acontecimientos políticos, la lucha por
independencia y a los grandes hombres, con el interés de crear un sentido patriótico
hacia el pasado. Por eso, la fundación de museos y la develación de estatuas y
monumentos se convirtieron en el pan de los días de fiesta nacional. La arquitectura
sería la encargada de dar representación material a las naciones que se estaban
construyendo.
La literatura hizo también lo suyo al romantizar varias de las tradiciones y
paisajes de los distintos países. En fin, el interés residía en redimensionar esas
imágenes, ritos, fiestas, historia, símbolos y tradiciones, para darles un contenido
nacionalista que permitiera crear una identidad entre los que ayer habían sido
súbditos de España y Portugal, y que ahora se describían como ciudadanos de las
nuevas repúblicas latinoamericanas (Colom González, 2005). Esa identidad, primero
política y cívica, igual que en el caso europeo, tomará un contenido más cultural con
el inicio del siglo XX.

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

CUADRO 4
Periodo de independencias 1808 1898

1808 Invasión napoleónica a España

1808 1824 Independencia de Sudamérica

1821 Independencia centroamericana

1810 1821 Independencia de México

1822 Independencia de Brasil

1898 Independencia de Cuba y Puerto Rico

25
David Díaz Arias

ANÁLISIS TEMÁTICO DEL CAPÍTULO 1

A. Las principales ideas de la Ilustración 1


La Ilustración planteaba la focalización del ser humano en la razón como norma para alcanzar la
transformación y el mejoramiento de todos los aspectos de la vida. Para los filósofos ilustrados,
el mundo se reducía a la razón y a la experiencia. Aquello que la razón no pudiera comprender
estaba fuera de ella y, por tanto, no era fiable. Esta confianza en la razón posibilita a su vez la
confianza en el ser humano y su desarrollo. Entonces, el progreso se comienza a exponer como
una línea continua hacia el futuro, con la creencia de que ese progreso no se detendría.
A nivel político esta visión es un poco distinta. Para los filósofos ilustrados, la monarquía,
así como otras instituciones heredadas del pasado como la Iglesia, se encontraban atrasadas y
debían ser enfrentadas y sustituidas.
Aunque sumamente compleja, en síntesis, la Ilustración proponía:
La sustitución del poder absoluto del rey y su separación en distintos poderes, la
suplantación del rey en caso de que este se convirtiera en una enfermedad para la
sociedad que gobernaba.
La vivencia de la religión a nivel individual (lo cual también involucraba el ateísmo).
La comprensión de las leyes que regían las relaciones mercantiles con el objeto de
entenderlas y propiciar una mejor producción e intercambio.
La educación de la niñez y el cultivo de las artes y las letras.
La mayoría de estas ideas fueron concebidas como peligrosas por las coronas europeas y
por la Iglesia. Por tanto, varios de los libros de los ilustrados fueron prohibidos, quemados, e
incluso algunos de los filósofos ilustrados fueron perseguidos por considerarlos un peligro para
el orden de cosas. Pero el germen ya estaba incubado. Era el nuevo pensamiento sobre el
mundo que afirmaba el papel de la transformación histórica y que catapultaba a las burguesías a
enfrentar los viejos poderes. Era una lucha entre una nueva clase social y las viejas monarquías.

1
Más información sobre la Ilustración puede ser encontrada revisando la obra de Susan Manning y Peter
France (editores), Enlightenment and Emancipation (Lewisburg, Pa.: Bucknel University Press, 2006).

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

B. Nuevos espacios públicos

Esta es una pintura de la “La Casa de los Comunes” en Westminster (Inglaterra) antes de que
fuera destruida por un incendio en 1834. El cuadro fue realizado por los artistas Augustus Pugin
y Thomas Rowlandson. A través de esta imagen se nos revela el mundo político y los espacios
públicos que se habían desarrollado por efecto de las ideas de la Ilustración. Como puede
observar, en la pintura se nos muestra el dominio de los hombres sobre esos espacios. De
hecho, no se advierte ninguna mujer en el salón.
Otra cosa que llama la atención es la división del espacio: hay unos hombres más cerca de
la mesa central que otros. Algunos incluso están en un segundo piso. Este tipo de divisiones
generalmente se daba con base en bandos políticos. En el caso de la Revolución francesa,
cuando los representantes se sentaban en el salón de la Asamblea, los más radicales (es decir,
los que abogaban por reformas sociales más profundas) lo hacían en los asientos ubicados en las
alturas. Por eso los llamaron “la Montaña”.
¿Qué otras cosas nota en esta imagen que le llamen la atención con respecto al espacio, a
los participantes o a la moda?

27
David Díaz Arias

C. La libertad guiando al pueblo

Esta es una imagen del cuadro realizado por el pintor francés Eugène Delacroix en 1830, que se
titula La Libertad guiando al pueblo. La obra original actualmente se conserva en el Museo de
Louvre, en Paris, Francia. Esta pintura expresa la idea de la nación francesa que se lanza a la
revolución en 1789.
Intente analizar la imagen tomando en cuenta el título con que la nombró el autor y la
discusión sobre los distintos tipos de nacionalismo que se hizo en el apartado anterior.
¿Por qué cree usted que se utiliza una mujer en esta imagen? ¿Qué significado tiene el
estandarte que lleva esa mujer y cómo determina ese estandarte la identidad de esa mujer y de
quienes parecen seguirla? ¿Quiénes son esas personas que siguen a la mujer? ¿Qué impacto
cree usted que tendría una imagen como esta en un ciudadano francés admirador de la
Revolución francesa?

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

D. Unificar naciones: una moda del siglo XIX asociada al imperialismo


europeo 2
La unificación de naciones se convirtió en una moda en la Europa del siglo XIX. Unificar
Alemania fue la consigna que llevó a la formación de esta nación, cuyo cimiento fundamental
radicó en el proyecto de unificación afirmado por Otto von Bismark de forma tácita en 1871, al
tiempo en que comenzaba el periodo de la Alemania imperial.
Unificar Italia terminó siendo un proyecto político y militar que incluso enfrentó la fuerza
doctrinal y política del Vaticano, y que se volvió una realidad luego de las anexiones llevadas
adelante por el rey Víctor Manuel de Saboya, por el Conde de Cavour y por Garibaldi en la
década de 1860. Anteriormente no había existido ningún precedente (además del Imperio
romano) que hubiese construido una sola administración sobre el territorio que va de los Alpes a
Sicilia. Incluso, un político italiano pudo asegurar en 1860 que, ahora que se había construido
Italia, se podía comenzar a construir a los italianos. En otras palabras, ahora que se tenía un
estado, se podía inventar la identidad de dicho estado.
En el caso español este proyecto no funcionó, ya que los distintos movimientos políticos, étnicos
y culturales se opusieron, especialmente hacia las últimas décadas del siglo XIX, a formar una sola
nación. El Estado español permaneció, pero no se logró crear la idea de una nación española.

E. Napoleón: entre el héroe y el villano


Esta es una pintura de Napoleón Bonaparte cruzando los Alpes; fue pintada por el artista francés
Jacques Louis David en 1801. El cuadro original se encuentra en el Museo Nacional del Castillo
de Malmaison (Francia).
Napoleón es uno de los personajes más importantes
de la historia europea de principios del siglo XIX. Ha sido
considerado como uno de los genios de las artes militares.
Además, es una figura contradictoria dentro de la historia
de la Revolución francesa. Algunos autores lo acusan de
haber traicionado los ideales revolucionarios al
proclamarse emperador. Otros, en cambio, consideran
que gracias a Napoleón se extendieron los ideales
ilustrados por diferentes sitios tanto en Europa como en el
resto del mundo. La discusión al respecto no termina. Al
mirar esta imagen, ¿qué clase de representación se
construye usted de Napoleón?

2
Aquellas personas que estén interesadas en conocer los alcances y límites del proyecto de unificación
de España en el siglo XIX, pueden revisar el libro de José Álvarez Junco, Mater dolorosa. La idea de
España en el siglo XIX (Madrid: Editorial Tauro, 2001).

29
David Díaz Arias

F. La tradición pactista
Quizás una de las cosas más difíciles de entender cuando se estudia historia, es que el mundo
del pasado no solo es diferente en cuanto a vestuario o tecnología; sino que también otras
cosas (como comportamientos políticos o culturales) que nos parecen normales hoy, en el
pasado no lo fueron o no existieron. Una de esas cosas es la forma individual en que tomamos
las decisiones políticas.
Generalmente, en el presente, no votamos por nuestras autoridades en grupo. En las
democracias actuales, el voto se ejerce en forma individual y de acuerdo con el gusto particular
de cada ciudadano. Sin embargo, en el final del periodo colonial (siglo XVIII) no existía siquiera
una visión semejante de la política. En ese periodo, grupos de personas, digamos indígenas de
un pueblo, artesanos de la ciudad, o bien sacerdotes de una determinada orden, solamente
podían establecer pactos entre ellos por medio de grupos. Esos pactos permitían delegar el
poder de representación de un grupo a otro.
Según esa visión, el rey era la persona, elegida por Dios, en la que se depositaba toda la
representación de la sociedad y con ello el poder. El rey, en ese sentido, era considerado como
el padre de esa gran familia que era el reino. Cada grupo social podía ser considerado como un
hermano de esa familia, pero un hermano que nunca alcanzaba la mayoría de edad como para
poder subsistir sin su padre. Esta metáfora del padre va a ser tan fuerte, que todos los pueblos
latinoamericanos al enfrentarse a Napoleón señalaron que lo hacían porque habían quedado
en orfandad.

G. Política antigua y política moderna


La imagen de la página siguiente representa la juramentación de los diputados de las Cortes de
Cádiz en 1810, su autor es José María Casado del Alisal y fue pintada en 1863 (la obra original
se encuentra actualmente en el Congreso de los Diputados, Madrid).
Podrá notar que hay cierta similitud con la imagen de la Cámara de los Comunes en Gran Bretaña que
estudiamos páginas atrás. Pero hay ciertas importantes diferencias. ¿Puede reconocerlas? ¿De qué manera
esas diferencias podrían expresarse en la forma de practicar la política?

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

H. El Libertador y Centroamérica 3
El Libertador Simón Bolívar se convirtió en uno de los más
importantes referentes de la lucha latinoamericana por la
independencia. Por eso, su nombre, junto al de otros próceres de
la independencia, se recordará constantemente en diversas
partes del continente. Como un ejemplo, este es un texto
extraído del periódico costarricense La República, el 24 de
setiembre de 1887:
La América Central sujeta a servidumbre, cayó en tétrica
somnolencia; durmió el narcótico sueño de más de tres
siglos y sólo pudo despertar al estampido del cañón de
Ayacucho y a las voces de ‘libertad’, ‘igualdad’ y
‘fraternidad’ cuya trinidad magnífica proclamaba la
Revolución francesa y tenía un fuerte eco en alas de la
brisa marina hasta el Nuevo Mundo.

3
Datos dobre la imagen: H.F. Helmolt, ed. History of the World (New York: Dodd, Mead and Company,
1902). Disponible para uso público gracias a The General Libraries de The University of Texas at Austin.

31
David Díaz Arias

Miranda, San Martín, Vidaurre, Sucre, Santander y el hombre sin igual en la humana
historia ‘Simón Bolívar’ conmovían el corazón de los Andes con el clarín de Marte, y los
sacerdotes Morelos e Hidalgo hacían retumbar el cañón por todos los ángulos de
México, y aunque la suerte de las armas algunas veces les era adversa a esa falange de
varones invictos e inmortales, nada abatía su espíritu emprendedor y servíales más bien
para renovar ante el ara sacrosanta de la patria el juramento de ser libres o morir.

I. El sueño Bolivariano: La Gran Colombia


El 6 de setiembre de 1815, Simón Bolívar escribió uno de sus
textos más famosos, conocido como la Carta de Jamaica. En
ella, Bolívar afirma su creencia en la importancia de la unidad
latinoamericana que, de acuerdo con él, debería llevar a los
distintos países a formar una sola república desde México
hasta Argentina.
Pero Bolívar también estaba consciente de los problemas
que limitaban la formación de esa gran república. Así, Bolívar
apunta en su carta:
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación
con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen,
una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo
gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es
posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres
desemejantes, dividen a la América.

J. Ecos nacionales en Costa Rica


El proceso de invención de naciones se puso en práctica en Costa Rica en el siglo XIX,
especialmente después de 1880. Así, para representar a esta nueva nación se crearon símbolos
nacionales: una bandera y un himno; héroes nacionales: Juan Santamaría; fiestas nacionales:
15 de setiembre; una historia nacional; una imagen religiosa nacional: la Virgen de los Ángeles;
y la idea de que los costarricenses eran una población homogénea, es decir: “blancos”.
Los niños y las niñas costarricenses comenzaron a recibir ese discurso nacionalista a
principios del siglo XX por efecto de la ampliación de la enseñanza primaria a la población
urbana y rural.
Como un ejercicio, piense de qué manera esos elementos nacionales le fueron enseñados
a usted en su niñez en la escuela y en su hogar. ¿Qué se le dijo que era ser un “buen
costarricense” cuando usted cursó la escuela primaria?

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN PARA EL CAPÍTULO 1

1. Explique el contexto en el cual surge la lucha de la burguesía por el poder político


que controlaba la aristocracia. Refiérase a procesos como la Ilustración y la
Revolución francesa.

2. ¿Cuáles son los diferentes tipos de nacionalismos que se produjeron entre el siglo
XIX y el siglo XX?

3. ¿Cuáles son las etapas por las que atraviesa el nacionalismo en Europa entre 1815 y
1914? Explique cada etapa.

4. Describa los procesos de independencia en América Latina. Indique además por qué
es diferente la independencia brasileña de las otras independencias en nuestro
continente.

5. Refiérase al proceso de invención de las naciones latinoamericanas en el siglo XIX.

6. Complete el siguiente esquema sobre los principales temas desarrollados en el


primer capítulo del módulo.

33
David Díaz Arias

I PARTE

Burguesía: grupo asociado a los La Ilustración:


negocios mercantiles que _________________________________
asciende gracias a su éxito
económico. _________________________________

_________________________________

La Revolución Francesa, 1789 1799

Principales decretos de la Revolución Francesa:

1. El fin de la monarquía.
2. _________________________________________________
3. _________________________________________________
4. _________________________________________________

Tipos de Nacionalismo:
1. Nacionalismo civil:__________________________________________________________

2. _________________________________________________________________________

3. Concepto Plural de Nación:___________________________________________________

CONTINÚA

34
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

II PARTE

De Waterloo a la Primera Guerra Mundial

Primera etapa: recobrar y promover el orgullo


por lo nacional.
La idea de una homogeneidad cultural Principales características:
puede ser definida como: ____________________________________
___________________________________
____________________________________
___________________________________

___________________________________
Segunda etapa: _______________________
Principales características:

Etapas en la construcción ____________________________________


nacional en Europa ____________________________________

Tercera etapa: __________________


Invasión Napoleónica a España (1808) Principales características:
____________________________________

Convocatoria a Cortes de Cádiz (1810) ____________________________________

Después de la independencia los países


Constitución de Cádiz (1812)
latinoamericanos debían construir sus
respectivos estados.

Formas básicas de autoridad en


Latinoamérica al final del siglo XIX:
1.__________________________________
2.__________________________________

Algunas particularidades del uso de


imágenes y ritos en la invención nacional
latinoamericana:
____________________________________
____________________________________

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David Díaz Arias

36
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

CAPÍTULO 2

La época del Angelus Novus

El apogeo del nacionalismo, 1918 1950

Objetivos generales
Analizar el conjunto de transformaciones históricas que permiten la
fortificación del Estado como la principal organización política a nivel
mundial en el periodo 1918 1950.
Describir el papel que jugaron los nacionalismos en las movilizaciones
sociales durante esa época.

Objetivos específicos
Al finalizar el estudio de este capítulo, el estudiante será capaz de:
1. Analizar los principales procesos históricos por los que atraviesan los
estados nacionales durante el siglo XX y precisar sus especificidades.
2. Determinar las particularidades regionales que se producen en la
construcción de los estados nacionales en América Latina durante el
siglo XX.
3. Precisar el papel del nacionalismo en las movilizaciones sociales entre
1917 y 1950.
4. Determinar y analizar algunas de las principales transformaciones que
se producen en la vida cotidiana de la gente que vivió el siglo XX.
5. Dar herramientas analíticas que permitan al(a) estudiante vislumbrar las
formas distintas en que se produce la relación entre el pasado y el
presente en diferentes culturas.

37
David Díaz Arias

[El Angelus Novus4] ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos
manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona
incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él
detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el
paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que
el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el
futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él
hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso.
Walter Benjamin, Tesis de filosofía de la historia

NACIONES Y REVOLUCIÓN: 1918-1933


El historiador inglés Eric Hobsbawm ha afirmado que si hubo un momento en que
triunfó el principio de nacionalidad que el siglo XIX había diseñado, esa época fue al
final de la Primera Guerra Mundial (Hobsbawm, 1992: 31). Esto, apunta
Hobsbawm, se debió fundamentalmente a dos cosas:
al colapso de los grandes imperios multinacionales del centro y el este de
Europa; y
a la Revolución rusa (1917).

La Europa de entreguerras
La Europa de entreguerras, o sea la Europa entre el final de la Primera Guerra
Mundial (1917) y el inicio de la Segunda (1939), fue una Europa diferente a la que
vio crecer el siglo XIX. El fin de los imperios propició a su vez la concentración de
los estados y naciones europeas en sus propios desarrollos internos y, por efecto de
esto, de sus economías nacionales.
En gran medida, el siglo XIX había sido el siglo del liberalismo y el libre
mercado, lo que había propulsado una apertura económica a nivel mundial y un
mercado mundial de mercancías (impulsado, cuando era conveniente, por las guerras
coloniales y los cañones en aquellos lugares que, como China o Japón, se negaban a
abrir sus países y culturas a la Europa imperial). En cambio, el fin de la Primera

4
“Angelus Novus” es el título de una acuarela del pintor germano suizo Paul Klee realizó en 1920. Walter
Benjamin, quien conservó esa obra por muchos años, la describe en la cita con que inicia este capítulo
como una representación del “ángel de la historia”.

38
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Guerra significó a su vez la retirada de los estados a sus territorios y su focalización


en el impulso de sus economías internas.
La transformación que este proceso provocó en Europa fue fundamental para
alimentar los movimientos nacionalistas que pulularían después de la crisis económica
de 1929 y la subsiguiente Gran Depresión. Hacia 1913, las economías capitalistas
estaban en proceso de construcción de grandes bloques que buscaban ser apoyados y
hasta impulsados por gobiernos locales. Lo que estaba en camino era básicamente el
movimiento hacia un tipo de capitalismo concentrado en el Estado y manejado por
éste. No es que el Estado no hubiese anteriormente desarrollado o creado
condiciones favorables para el desarrollo económico capitalista, sí lo había hecho; sin
embargo, durante el periodo 1918-1945, las actividades económicas internas fueron
cada vez más limitadas por el referente geográfico y político que el estado-nación
propiciaba.
El principio de autodeterminación nacional se extendió por tanto de lo
estrictamente político y cultural a la esfera económica. Esto sin embargo,
especialmente en épocas de crisis económicas, también motivó una creciente oleada
de racismo y xenofobia en contra de aquellas minorías que, encontrándose dentro de
los estados nación, fueron fácil y, desde luego, injustamente estigmatizadas como
ajenas a esos estados (Zimmer, 2003). La más terrible demostración de este
nacionalismo se producirá durante la Segunda Guerra Mundial (como veremos más
adelante) en los campos de concentración en los que millones de seres humanos
fueron sacrificados solamente por ser judíos.

Nacionalismo y medios de masas


Por otra parte, es importante llamar la atención sobre el papel fundamental que
jugaron los nuevos medios de comunicación de masas en la extensión del
nacionalismo en Europa después de la guerra. La radio, sin duda, fue el más
importante, aunque el cine también demostró su capacidad para extender imágenes
patriotas algo que se desarrollará con gran éxito durante la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945) y la prensa, desde luego, siguió siendo un eje central de ese
proyecto. A través de estos medios, “ideologías populares podían ser tanto
estandarizadas, homogenizadas y transformadas, así como también, obviamente,
explotadas para los propósitos de una propaganda deliberada desarrollada tanto por
intereses privados como estatales” (Hobsbawm, 1992: 141).

39
David Díaz Arias

Los medios de comunicación de masa fueron así fundamentales en la extensión


de los símbolos nacionales que se habían creado en el siglo XIX. En Gran Bretaña,
por ejemplo, la familia real se convirtió en un ícono nacional cuya imagen (la de la
realeza) fue difundida por la prensa en forma extensa, y cuyos rituales y fiestas se
volvieron un objeto de consumo cotidiano (Cannadine, 1992: 101-164). Después de
1932, incluso el saludo real de navidad se convirtió en una de las más importantes
tradiciones nacionales en Inglaterra (Hobsbawm, 1992: 142).

Nacionalismo y deporte
La otra actividad de masas que volvió al nacionalismo un elemento central de la
identidad de la gente común, fue el deporte. Los Juegos Olímpicos y los partidos de
futbol a nivel internacional se convirtieron, no hay duda, en los momentos
fundamentales en que los países se medían uno frente al otro. En el campo de juego,
la relación entre los deportistas, sus coterráneos y la nación que representaban se
fortificó, y con ello el deporte se volvió uno de los principales vehículos de la
expresión del sentimiento de nacionalismo. Como indica Hobsbawm, el periodo de
entreguerras fue la época en que el Tour de Francia (famosa carrera ciclística a lo
largo del territorio francés que se corre anualmente desde 1903) fue dominado por
equipos nacionales; cuando la Copa Mitropa (primer gran campeonato internacional
de fútbol, disputado entre 1897 y 1911) promovió el enfrentamiento entre los
mejores clubes de Europa Central; cuando se creó la Copa Mundial de fútbol; y
cuando los Juegos Olímpicos se volvieron ocasiones para reafirmar la competencia
entre naciones (Ibid: 143).
Sin embargo, este sentimiento de competencia no sería suficiente para calmar las
ansias nacionalistas de ciertos grupos de derecha que en Europa se mostraban
temerosos del crecimiento de la amenaza roja, es decir, de la conciencia
revolucionaria y de las ideas comunistas entre las clases trabajadoras. El temor creció
en la medida en que Rusia pasó de una exitosa revolución social de tipo marxista
(1917) y una estabilización interna (1918-1920), a la fundación de una república cuyo
ideal final era la formación de una nación socialista, que sobrevivió más allá de los
primeros pronósticos. Así, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fundada en
1922, representaba el peligro de una futura revolución mundial que acabara con las
naciones burguesas.

40
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

LA REVOLUCIÓN RUSA Y LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

El temor no era infundado. De hecho, los orígenes de la propuesta revolucionaria


hechos por Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) en su Manifiesto
Comunista (1848), apuntaban en esa dirección. Para Marx y para Engels la revolución
debía ser mundial. Esa fue la idea que motivó la organización de distintas ligas de
trabajadores a nivel internacional desde 1864, conocidas como las Internacionales
Comunistas. Dentro de este contexto, la Revolución rusa aspiraba a la consagración de
un proceso revolucionario que hiciera temblar las bases del capitalismo, sepultándolo y
construyendo sobre él un nuevo mundo. Así, “la revolución de octubre se veía a sí
misma, más incluso que la revolución francesa en su fase jacobina, como un
acontecimiento de índole ecuménica más que nacional. Su finalidad no era instaurar la
libertad y el socialismo en Rusia, sino llevar a cabo la revolución proletaria mundial. A
los ojos de Lenin y de sus camaradas, la victoria del bolchevismo en Rusia era ante
todo una batalla en la campaña que garantizaría su triunfo a escala universal, y esa era
su auténtica justificación” (Hobsbawm, 1996a: 64).
Por lo menos en los dos años posteriores a octubre de 1917, la revolución
explotó en otras ciudades del mundo. En 1919 se desarrollaron movimientos
estudiantiles revolucionarios en Pekín; en 1918 se produjo el movimiento estudiantil
en Córdoba, Argentina; y en México, a partir de 1917, la revolución inició su fase más
radical. Europa central estalló, en enero de 1918, en una oleada de revueltas políticas
y manifestaciones antibelicistas desde Viena, Budapest y los territorios checos, hasta
Alemania y la zona austro-húngara. Pero la revolución triunfante no fue más allá de
hacer que los países se retiraran de la guerra. Fundamentalmente ese era el sentido del
movimiento. Así, la firma de la paz diluyó esta revuelta.
Después de la llegada de Stalin al poder en Rusia, de la condición de instrumento
al servicio de sus intereses que hizo de la Tercera Internacional, y de las purgas,
disoluciones y transformaciones que realizó a su voluntad, la llama de la primera
revolución mundial tendió a extinguirse (Hobsbawm, 1996a: 62-91). Empero, la
humanidad todavía vería la aparición de una nueva revolución, una que tomaría
cuerpo en lo que se llamaría el Tercer Mundo. Pero eso ocurriría hasta después de la
Segunda Guerra Mundial, una guerra a la que el mundo fue conducido por el
nacionalismo de la ultraderecha.

41
David Díaz Arias

EL NACIONALSOCIALISMO, EL FASCISMO
Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, 1933-1945

Si se quiere mencionar una sola causa que hizo que la humanidad se enfrascara en un
segundo conflicto de dimensiones mundiales, la respuesta es simple: la Segunda
Guerra Mundial fue producto de la agresión infringida por Alemania, Italia y Japón a
otros territorios. Las rutas que conducen a la guerra son la invasión japonesa a
Manchuria, al noreste de China, en 1931; la invasión italiana a Etiopía en 1935; la
intervención italiana y alemana en la Guerra Civil Española (1936-1939); la invasión
alemana a Austria en 1938; la mutilación alemana de Checoslovaquia (1938) y la
posterior ocupación de sus territorios (1939); la ocupación italiana de Albania; y las
demandas alemanas sobre Polonia, que finalmente hicieron explotar el conflicto bélico
mundial. A su vez, estas agresiones se hicieron posibles por una inacción o
incapacidad de respuesta por parte de organismos como la Liga de las Naciones (que
fue creada en 1917 con la intención de asegurar la paz mundial y para el arbitraje en
los conflictos internacionales) y de países como Gran Bretaña y Francia, que fallaron
en responder a las ocupaciones alemanas de otros territorios europeos, o de reaccionar
a la denuncia alemana del Tratado de Versalles (1919) (Hobsbawm, 1996c: 37).

Alemania y el Tratado de Versalles5


El Tratado de Versalles de 1919 puso fin oficialmente a la Primera Guerra Mundial.
A su vez, este tratado hizo varias modificaciones territoriales y limitó el
crecimiento y desarrollo del ejército alemán reduciendo sus tropas a 100000
efectivos y 4000 oficiales.

Alemania: El nacimiento del Nacionalsocialismo


El nacionalismo, sin duda, jugó un papel clave en la decisión de Adolf Hitler (1889-
1945) de emprender esta guerra. Después de la Primera Guerra Mundial, todos los
alemanes —incluyendo aquellos que habían abrazado el comunismo— reclamaban el
Tratado de Versalles como una tremenda arbitrariedad e injusticia sobre el pueblo
alemán. Sin embargo, sería la ultraderecha la que tomaría mayor provecho de este

5
Para más información sobre el Tratado de Versalles y la relación entre los países europeos en el periodo
de entreguerras, se puede consultar: Marks Sally, The Illusion of Peace: International Relations in Europe,
1918 1933, segunda edición (New York: Palgrave MacMillan, 2003).

42
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

sentimiento, en aras de justificar la conquista, el imperialismo y la guerra. Como se


anotó arriba, fueron estos grupos los que se apropiaron más claramente del uso de
símbolos nacionales con el objeto de inventar amenazas internas, promover la
xenofobia y enfrentar el avance del comunismo.
En el periodo posterior a 1917, los fascistas pululaban en toda Europa. Sin
embargo, este desarrollo de las ideas nacionalistas de la ultraderecha, también fue una
consecuencia del colapso del liberalismo del siglo XIX y de sus clases dirigentes,
combinado con el desencanto, la desorientación y el descontento de ciudadanos, que
ya no tenían una idea clara de a quién debían ser leales (Hobsbawm, 1996c: 127).
El fascismo, empero, difería mucho de la forma en que el liberalismo del siglo
XIX había conceptuado a la democracia. Si el liberalismo había llevado adelante la
repartición de poderes alentada por la Ilustración, y había puesto en práctica la idea
de desarrollar elecciones para elegir las autoridades gubernamentales; el fascismo, en
cambio, despreciaba esos conceptos liberales. El fascismo aspiraba a un régimen de
control absoluto del poder, aunque para lograrlo utilizó las sendas que la democracia
liberal había construido.
“La novedad del fascismo era que, una vez en el poder, rehúso jugar los viejos
juegos políticos y conquistó completamente todo cuanto pudo. La transferencia total
de poder, o la eliminación de todos los rivales,
tomó más tiempo en Italia (1922-1928) que en
Alemania (1933-1934) pero, una vez que esto
se logró, no hubo más límites políticos internos
sobre lo que llegó a ser su principal
característica, la dictadura sin restricciones de
un ‘líder’ populista supremo (Duce; Führer)”
(Ibid). Así, el fascismo eliminó todas las formas
políticas e institucionales heredadas del pasado,
y creó toda una escenografía política que
desplegó a través de ceremonias militares,
civiles y populares.

Fascismo
El fascismo italiano fue el primero en tomar el Benito Mussolini y Adolfo Hitler
durante la vivita official de Mussolini a
poder. Su gran líder, Benito Mussolini (1883- Munich, Alemania, en 1937.

43
David Díaz Arias

1945), fue convertido en Primer Ministro italiano después de que liderara la Marcha
sobre Roma en 1922. De forma gradual, Mussolini fue reuniendo más poder en sus
manos, eliminando a sus opositores hasta que, tras el asesinato del diputado
socialista Giacomo Matteotti en 1924, se convirtió en dictador. Apoyado a su vez
por ciertos grupos católicos, Mussolini impulsó la persecución de minorías religiosas
al tiempo en que concentraba un discurso xenofóbico nacionalista. El totalitarismo
ya no estaba a la vuelta de la esquina, había entrado hasta la cocina de la casa italiana.
El nazismo, la variante alemana de esta ideología totalitaria, accedió al poder en
1933 cuando su líder, Hitler, consiguió ser nombrado Canciller. Al convocar
elecciones en las que el Partido Nazi consiguió el control del Parlamento, Hitler fue
investido de poderes ilimitados gracias a la aprobación de la Ley Habilitante; así, muy
pronto, se convirtió en el Tercer Reich. Desde allí, Hitler inició una modelación de la
economía alemana que, gracias a la recuperación que se venía dando, terminó
sacando a Alemania de los efectos de la Gran Depresión Mundial. A su vez,
siguiendo los sentimientos xenófobos y anticomunistas de que hacía gala la
ultraderecha, Hitler organizó una persecución tanto de minorías raciales
(especialmente judíos) como políticas (los alemanes que se le oponían) dentro de
Alemania. Esta posición terminó adornando al Führer con más etiquetas
nacionalistas y populistas. El salto de allí hacia la guerra fue en realidad solo un paso.

Tercer Reich
El término Tercer Reich fue inventado por los nazis. Básicamente hace alusión a
una cadena histórica de grandes poderes que los nazis creían que comenzaba con
el Sacro Imperio romano germánico (962 DC), seguía con el Imperio alemán de
1871 y llegaba hasta Hitler.

Una guerra global


Los primeros movimientos de Alemania en la invasión de sus países vecinos, se
beneficiaron de un pacto de no-agresión que firmó con la Unión Soviética en 1939
(Pacto Ribbentrop-Molotov), que Hitler luego rompería el 22 de junio de 1941 al
invadir territorio soviético y llegar con sus tropas incluso hasta Moscú. Esta invasión
hizo que la guerra adquiriera un matiz extra-europeo, e involucró a la Unión
Soviética de lleno en el enfrentamiento contra las tropas alemanas, en lo que la
historia rusa recordaría como la Gran Guerra Patria (Slepyan, 2006: 15-59). Los
rusos serían una pieza clave en la derrota de los alemanes en el frente oriental, y

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

fueron ellos quienes dieron el primer asalto a Berlín en 1945, en una lucha que se
hizo casa por casa y cuerpo por cuerpo.
Por otra parte, el movimiento que hizo a la guerra un asunto global, lo produjo
Japón el 7 de diciembre de 1941 cuando bombardeó Pearl Harbor, la base naval que
los Estados Unidos tenían en Oahu, Hawái. La guerra era ya mundial y enfrentaba a
las tropas del Eje (Alemania, Italia y Japón) contra las tropas aliadas.
El conflicto era sumamente grave. Los fascistas, no hay duda, portaban en su
ideología la idea de acabar con todo aquello que consideraban inferior o diferente. Las
tropas aliadas que frenaron y acabaron con esta amenaza, no sólo enterraron las
pretensiones imperialistas de los fascistas, sino que también le dieron otro futuro al
mundo. Las personas que dieron sus vidas en todos los frentes, ayudaron a que
aquellos que lograron sobrevivir hicieran flamear las banderas de la libertad para toda
Europa al finalizar la guerra (Chickering, Förster y Greiner, 2005).

Dos soldados estadounidenses miran los cadáveres amontonados detrás del


crematorio en Buchenwald, Alemania (14 de abril de 1945).
Esta fotografía se encuentra en el Holocaust Memorial Museum, Estados Unidos.

Sin embargo, la verdadera dimensión de lo que habían hecho los nazis estaba
apenas por descubrirse. Al finalizar la Segunda Guerra en 1945, el mundo pudo ver el
criminal asesinato de millones de judíos realizado por los nazis en sus campos de
concentración. Pilas de cuerpos esperaban a que la conciencia humana llegara a verlas

45
David Díaz Arias

como un testimonio que deberá durar y ser recordado por siempre con un Nunca
Más. Aquellos que sobrevivieron al Holocausto, quedaron marcados de por vida por
su experiencia dentro de aquellos macabros campos nazis, y sus memorias de dolor
serán todavía transmitidas a futuras generaciones (Reading, 2002).

EL NACIMIENTO DE LA GUERRA FRÍA Y


LA RECONSTRUCCIÓN DE LAS NACIONES EUROPEAS

El final de la Segunda Guerra Mundial significó también la entrada de los Estados


Unidos al mundo como superpotencia. En realidad, este país ya era uno de los motores
económicos del planeta hacia el final de la Primera Guerra Mundial, pero hasta 1945 no
había decidido tomar muy en serio su rol planetario más allá de América.
Después de su revolución de independencia (1776-1789), los Estados Unidos
habían crecido económica e industrialmente, a lo cual se le agregó en el siglo XIX un
tremendo avance geográfico. Esta expansión se logró, por un lado, a través de la
compra de territorios (como la Luisiana a los franceses y Alaska a los rusos), y por
otro, mediante acciones militares con las que arrebataron un amplio territorio,
principalmente a México. Sin embargo, hacia la segunda mitad del siglo XIX, varias
de las contradicciones y conflictos internos
que se habían ido desarrollando por efecto
del modelo federalista y por la clara división
regional entre el norte y el sur, llevaron a los
Estados Unidos a una Guerra Civil que se
extendería desde 1861 hasta 1865. De este
conflicto salieron triunfantes dos importantes
elementos: la Unión entre los estados y la
legalidad institucional, que ya el francés
Alexis de Tocqueville había señalado como
característica fundamental de este país, en un
famoso libro suyo publicado en la década de
1830 (Tocqueville, 2004 [1835]: 310).
La influencia y poder económico de
Nube de hongo sobre Nagasaki producida
Estados Unidos sería sentida por el mundo
por la bomba atómica. Tomada desde un B
29 a una altura de 18 km (9 agosto, 1945). en 1929, cuando una crisis en la Bolsa de

46
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Nueva York impactó al mundo entero de forma inmediata y lo hizo entrar en una
depresión mundial sin precedentes, ya mencionada más arriba como el contexto en
que los fascismos toman el poder en Europa (Nash, 1992).
Por otra parte, es claro el papel fundamental que jugó este país en la victoria
sobre las tropas del Eje, aunque todavía es objeto de crítica y análisis la decisión del
presidente Harry Truman (1884-1972) de lanzar la bomba atómica sobre las
poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945, en un
momento en que Japón parecía ya vencido (Walker, 2004).

La cortina de hierro

A su vez, el final de la Segunda


Guerra Mundial dejó al mundo
occidental presenciar el
levantamiento de otra superpotencia
que había probado su heroísmo y
poder militar: la Unión Soviética
(URSS). La URSS, comandada por
Stalin, era un verdadero gigante que
en el seno de las discusiones de paz
no se había mostrado anuente a
dejar los territorios de Europa del
este que había liberado de los Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Josef Stalin
alemanes. Stalin no sólo se había (sentados al frente, durante la conferencia de Jalta en
1945. Está fotografía pertenece a la Biblioteca del
negado a eso, sino que también se Congreso de los Estados Unidos.
negó a que se produjeran elecciones
libres en esos países. El resultado de esta negativa fue la conformación de dos
grandes bloques político-ideológicos que aparentemente se oponían: el mundo
socialista y el mundo capitalista.
El Primer Ministro inglés Winston Churchill (1874-1965) fue uno de los
primeros en percatarse de esto, y lo dejó claro en un mensaje que dio en Foulton,
Missouri (Estados Unidos), el 5 de marzo 1946, en el cual señalaba que “desde Stetin
en el Báltico a Trieste en el Adriático, una cortina de hierro ha descendido a lo largo
del continente” (Ambrose, 1992: 67). Lo que Churchill trataba de indicar era que el
mundo ahora estaba dividido por una cortina de hierro ajustada en Europa oriental.

47
David Díaz Arias

Para él, de un lado estaba la Unión Soviética y su mundo, y del otro, Occidente. Al
mismo tiempo su discurso apostaba por una unidad entre los pueblos angloparlantes
con el fin de romper esa barrera, es decir, para enfrentar a la Unión Soviética e
impedir su crecimiento. Como es obvio, Stalin entendió este discurso como una
declaración de guerra, y la mayoría de estudiosos coinciden en observar esto como el
acta de nacimiento de la Guerra Fría, un choque entre la Unión Soviética y los
Estados Unidos que no se materializó en una guerra real —es decir en el campo de
batalla— entre las dos potencias, pero sí en múltiples conflictos en lo que se llamaría
el Tercer Mundo (Dockrill y Hopkins 2006: 32-55).

La Europa de la Guerra Fría, 1945 1990


A partir de 1945 el mundo quedó dividido. Dos superpotencias mundiales se
comenzaron a disputar su influencia sobre los diferentes continentes. En el plano
ideológico, esta competencia se debatía de la siguiente forma: el capitalismo
versus el socialismo. Sin embargo, más que una lucha ideológica, los Estados
Unidos y la URSS se disputaban el control del planeta.

El Tercer Mundo
¿Sabe usted de dónde viene el término Tercer Mundo y a qué se refiere?
El término Tercer Mundo fue utilizado por primera vez por el demógrafo
francés Alfred Sauvy, quien fue el primer director del Instituto Demográfico de las
Naciones Unidas. Sauvy acuñó el término Tercer Mundo a partir de una relectura del
famoso discurso del político francés Sieyès, quien en 1789 había definido al “Tier
État” (Tercer Estado) francés así: “¿Qué es el Tercer Estado? Todo. ¿Qué ha
significado, hasta ahora, en el orden político? Nada. ¿Qué pide? Convertirse en algo”.
La frase fue adaptada por Sauvy en un artículo publicado en el famoso diario francés
L'Observateur, para referirse a la nueva situación en que quedaron esos países que no
estaban incluidos ni en el mundo de la OTAN (Organización del Tratado del
Atlántico Norte, fundada en 1949 e integrada por Estados Unidos y los países
europeos) ni en el del Pacto de Varsovia (establecido en 1955 por países que eran
seguidores de la URSS) (Sauvy, 1952).

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Reconstrucción de Europa
El problema para los Estados Unidos en 1945 era que Europa estaba destrozada.
Reconstruirla era fundamental no solo para la seguridad económica de Occidente,
sino también para asegurar su integridad política frente a la URSS. En junio de 1947,
el Secretario de Estado estadounidense George Marshall dio un discurso en la
Universidad de Harvard, en donde llamó a adoptar un esfuerzo para promover el
reavivamiento de Europa ya que tal cosa aseguraría la sostenida prosperidad de la
economía estadounidense. Marshall sugirió a los gobiernos europeos examinar sus
problemas, redactar un programa al respecto y establecer la ayuda financiera
necesaria para rectificarlos. Marshall también invitó a la Unión Soviética y a los
países de Europa del este a unirse a este esfuerzo en una conferencia que tendría
lugar en julio de 1947, pero Stalin se negó a participar.
El proyecto se llamó el European Recovery Program (ERP), pero popularmente fue
conocido como Plan Marshall, tuvo vigencia por cuatro años fiscales y fue un
completo éxito, ya que al final del periodo (1951) Europa había superado los niveles
económicos anteriores a la guerra. En los siguientes 20 años, Europa experimentó un
brillo económico sostenido y comenzó las gestiones para construir una unidad
regional, que en el futuro impactaría la forma en que se entendía a las naciones
(Killick, 1997: 80-179).
Por su parte, en cambio, en América Latina, a pesar de que esa unidad regional
ya se había planteado desde el siglo XIX, no se había podido completar ni siquiera en
los momentos en que era más evidente que estaban en la órbita de poder
estadounidense.

LA TRANSFORMACIÓN DE LOS NACIONALISMOS


LATINOAMERICANOS: DE LA VISIÓN CIVIL A LA CULTURAL Y
POLÍTICA, 1900-1959

Si bien los Estados Unidos no se habían tomado en serio su inserción en la política


mundial antes del siglo XX, no se puede decir lo mismo sobre la forma en que desde
inicios del siglo XIX había conceptuado su papel en el continente americano. De
hecho, desde 1823 el presidente James Monroe (1758-1831) había señalado en un
discurso que, ante la amenaza que representaba para los intereses estadounidenses la

49
David Díaz Arias

restauración monárquica en Europa y la Santa Alianza (una alianza sellada en 1815


entre Austria, Prusia y Rusia), cualquier intento europeo o de otra potencia por
conquistar o intervenir cualquier territorio del continente americano, sería repelido
por los Estados Unidos a toda costa. Durante todo el siglo XIX este mensaje devino
en la Doctrina Monroe, que en forma tácita interpretaba que así como los países
europeos tenían sus propios territorios coloniales en otros continentes (África y
Asia), los Estados Unidos veían a América Latina como su propio patio trasero
(Brewer, 2006: 65-100).
Desde mediados del siglo XIX, varios políticos e intelectuales latinoamericanos
comenzaron a pensar que lo que la Doctrina Monroe significaba era que el joven
país del norte quería para sí los territorios y recursos de las repúblicas hispanas. El
Destino Manifiesto que utilizaron los filibusteros estadounidenses como William
Walker (1824-1860) para invadir Centroamérica entre 1856 y 1860, provocó una
primera alarma que, sin embargo, fue breve; ya que los ejércitos centroamericanos
liderados por Costa Rica frenaron varias veces al filibustero y lo expulsaron de
Centroamérica, hasta que en su último intento de invasión, Walker fue fusilado en el
puerto de Trujillo (Honduras) (Obregón Loría, 1991; May, 2002).

Intelectuales latinoamericanos e identidad


Sin embargo, ya hacia el final del siglo XIX varios intelectuales latinoamericanos
comenzaron a ver que el desarrollo industrial y económico estadounidense podría
incitar a ese país a devorar Latinoamérica (Ramos, 1989: 203-243). El intelectual
cubano José Martí (1853-1895) expuso por primera vez esta tesis en varios artículos
que publicó en periódicos neoyorkinos y latinoamericanos durante su destierro en
los Estados Unidos. Posteriormente, autores como el uruguayo José Enrique Rodó
(1871-1917) con su libro Ariel, publicado en 1900, y el poeta nicaragüense Rubén
Darío (1867-1916) en su poema “A Roosevelt” escrito en 1905, concibieron
claramente a los Estados Unidos como un imperio en potencia que además había
sido levantado sobre las bases del capitalismo materialista, dejando de lado la belleza
de las artes y la literatura.
Por el contrario, estos intelectuales imaginaban a Hispanoamérica como
heredera directa de las culturas griega y latina, y por tanto, parte integrante de las
grandes culturas de la humanidad. De ahí que estos autores, y algunos otros,
temieran que la conquista de la Latinoamérica por parte del coloso del norte fuese

50
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

no solo territorial sino también cultural. Ellos temían que la barbarie materialista
suplantara a la alta cultura.
La amenaza además ya se traducía en hechos reales, pues Estados Unidos
participó con un interés político muy fuerte en la guerra contra España por la
independencia de Cuba, en lo que luego se llamó la guerra hispano-americana (1898),
de la que se sirvió para anexarse Puerto Rico y las Filipinas y establecer un
protectorado sobre Cuba. Incluso, el gobierno norteamericano programó la
independencia de Panamá respecto a Colombia en 1903, con el fin de construir allí
un canal interoceánico (Brading, 1995: 55-77).
De forma muy distinta al desprecio que los liberales latinoamericanos habían
manifestado hacia lo indígena, esta valoración de la cultura latina comenzó a integrar
también fuertemente a las culturas aborígenes precolombinas, especialmente a los
antiguos imperios azteca, maya e inca, como componentes esenciales del pasado
hispanoamericano, algo que ya estaba anunciado en los trabajos de Martí y de Darío.
En México, luego de la Revolución (1910-1917) que había sido realizada
principalmente en las bases por campesinos pobres y por indígenas, los distintos
gobiernos comenzaron a resaltar el legado indígena que los liberales del siglo XIX
habían visto como despreciable y bárbaro. El antropólogo mexicano Manuel Gamio
(1883-1960) lideró este proyecto desde la década de 1910, al estudiar la herencia
arqueológica del Valle de México y publicar varios libros que se volverían
fundamentales para exponer la integración de las culturas indígenas al México post-
revolucionario: Forjando Patria (1916), La población del Valle de Teotihuacán (1921), El
inmigrante mexicano (1930) y Consideraciones sobre el problema indígena (1948).
Por su parte, José Vasconcelos (1882-1959) llevaría este proyecto a un plano
más espiritualista con su libro La Raza Cósmica (1925), donde proponía que la “raza”
latinoamericana era la raza encargada de llevar a feliz término la fusión de lo mejor
de todas las grandes civilizaciones occidentales, por ser su resultado (Brading, 1998;
Morales Moreno, 1994: capítulos 3 y 4; Fell, 1989).
Este proyecto identitario también se dio en Honduras y El Salvador después de
la década de 1920. Simultáneamente, el general Augusto César Sandino (1895-1934)
enaltecía la sangre indígena que corría por sus venas al combatir la ocupación de
Nicaragua por parte de los marines estadounidenses. No obstante, se debe advertir
que esta recuperación del pasado indígena se realizó suprimiendo todos los
elementos que no calzaran dentro del discurso nacional (generalmente de tipo

51
David Díaz Arias

mestizo) de esas naciones (Euraque, 2002: 73-103; López Bernal, 2002: 35-71;
Gould, 1998; Díaz Arias, 2007: 58-72).

Poesía negrista
Un proceso parecido ocurrió con el desarrollo del discurso de negritud en el Caribe en
las décadas de 1920 y 1930. Este proyecto fue llevado adelante por poetas
vanguardistas como el puertorriqueño Luis Palés Matos (1898-1959), el cubano
Nicolás Guillén (1902-1989) y el martinico Aimé Césaire (1913-2008), entre muchos
otros. Además, el desarrollo de un verdadero boom de la música caribeña en Europa y
Estados Unidos precisamente en esta época, también contribuyó con el crecimiento
del movimiento negrista de esas décadas. Aunque de forma distinta, estos autores y
artistas ayudaron a recuperar la imagen y experiencias del negro marginado y
esclavizado, ubicándolas dentro del mundo del Atlántico, denunciando la esclavitud y
ligando a las islas caribeñas con el continente africano (Kubayanda, 1990).

NACIONALISMO LATINOAMERICANO, REFORMAS E IMPERIALISMO


De forma paralela, algunos políticos y militares comenzaron a utilizar un discurso
más nacionalista, que acusaba la presencia de capital extranjero o el control que éste
tenía sobre las actividades agropecuarias e industriales más importantes de la región.
En Centroamérica, desde inicios de siglo, se oyeron voces que atacaban a la United
Fruit Company (UFCO) y su explotación de las tierras y las poblaciones del Caribe
centroamericano. El punto más alto de esta crítica fue el intento del presidente
guatemalteco Jacobo Arbenz (1913-1971) por producir una reforma agraria que
permitiera profundizar las otras reformas sociales que se habían estado organizando
en Guatemala desde 1944, pero que a la postre le valió un golpe de estado
organizado por la CIA (Gleijeses, 1991; Immerman, 1982, Cullather, 1999).
El imperialismo, en el contexto de Guerra Fría, intentaba así impedir la puesta
en duda de sus intereses en su patio trasero. Esto también hizo que brotaran varios
dictadores en Latinoamérica que eran apoyados por Washington y que tendrían el
poder por décadas. La dictadura de los Somoza en Nicaragua (1937-1979) se
convirtió en uno de los más claros ejemplos de esos gobiernos (Walker, 2003).

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

No obstante, dejando de lado los gobiernos


impuestos por Estados Unidos y aquellos de tipo
dictatorial, el político-militar latinoamericano que
tuvo más éxito en construir un movimiento
ideológico que amalgamaba el patriotismo con todo
un programa de transformación social, fue el general
argentino Juan Domingo Perón (1895-1974).
El movimiento peronista que él fundó adquirió
una popularidad sin límites en Argentina, de forma
tal que esta sociedad quedó dividida desde entonces
en dos partidos: los peronistas y los que no eran
peronistas. Además, su segunda esposa, Eva Perón
El general Juan Perón con su
(1919-1952), cuya capacidad de oratoria y
segunda esposa, Eva. Ella fue,
convocatoria social se volvió vital para el mejor conocida como Evita,
peronismo, supo llevar el mensaje peronista hasta apelativo que involucra un grado
de cariño que estaba
las barriadas más humildes de Argentina, y organizó especialmente justificado por los
todo un plan de ayuda social que terminó por programas para los pobres que
impulsó desde su puesto de
convencer a miles de argentinos de las bondades del Primera Dama, y que le valió a su
peronismo. Lo que ella finalmente ayudó a construir esposo una gran popularidad en
esos grupos.
fue un movimiento populista gigantesco que integró
grupos políticos que iban desde la derecha hasta la
izquierda (Turner, 1983; James, 2005).

Intelectuales de izquierda
Por otro lado, una creciente actividad intelectual que se había empapado del
marxismo-leninismo y que comenzaba a tener una importante participación política,
empezó en los inicios del siglo XX a denunciar la explotación de que era sujeta la
clase obrera latinoamericana, y a perfilar un discurso científico interpretativo que
adaptaba las teorías de izquierda europeas y rusas a su propia experiencia. Así,
intelectuales como los peruanos José Carlos Mariátegui (1894-1930) y Víctor Raúl
Haya de la Torre (1895-1979), se aproximaron al análisis de la experiencia capitalista
en Latinoamérica como una experiencia particular que debía ser identificada para
producir un cambio que, en el caso del primero pasaba por la revolución social, y en
el caso del segundo dependía de un proceso de transformación leve y controlado por
el Estado.

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David Díaz Arias

Otros artistas, como los mexicanos Diego Rivera (1886-1957), José Clemente
Orozco (1883-1949) y David Alfaro Siqueiros (1896-1974) con su movimiento
muralista, se cansaron de la reproducción e importación de los modelos artísticos
europeos y crearon nuevos parámetros para representar la clase obrera y campesina
latinoamericana. En el caso de Rivera, el campesino y el obrero mexicano fueron
representados enmarcados no solamente en las tradiciones y el discurso nacional,
sino en un contexto más universal en el que el artista pintaba al cura Miguel Hidalgo
junto al líder revolucionario ruso Lenin (Vaughan, 2006).
Hacia 1959, cuando triunfa la Revolución cubana, el terreno latinoamericano era
muy fértil para tres cosas que se ligaban de forma íntima con el discurso nacionalista:
el antiimperialismo, la creación intelectual, y la revolución social. De la Revolución
cubana saldrá el grito del Ché Guevara de “Patria o Muerte”, que describía muy bien
ese nuevo contexto.

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ANÁLISIS TEMÁTICO DEL CAPÍTULO 2

A. Una Copa de Naciones

En la imagen se presenta a la selección italiana ganadora de la Copa Mundial de Fútbol de 1934.


¿Qué sabe usted de la historia de esa competencia futbolística? ¿Por qué se ha convertido en un
evento deportivo tan importante a nivel internacional?

B. Fútbol: juego de identidades


El fútbol ha demostrado ser uno de los deportes más atractivos que se practican en el mundo.
Costa Rica no está exenta de esa pasión. Justamente por la atracción popular que genera, en
torno del fútbol se desarrollan distintos tipos de identidades tales como las de género, las tribales
(relacionadas con las “barras” que apoyan a cada equipo) y las identidades nacionales. Estas
últimas están vinculadas a los partidos disputados por las selecciones nacionales de fútbol.
El profesor Eric Hobsbawm, especialista en la historia de los nacionalismos a nivel
mundial, señala que el deporte es un medio eficaz para inculcar sentimientos nacionales
porque fácilmente atrae incluso hasta los individuos menos identificados con la política. De esa
manera, un equipo nacional moviliza a las personas de un país y las hace identificarse con su
nación, con los colores de su bandera y con su himno nacional.
En el caso del fútbol, se crea la idea de que esos once jugadores sobre la cancha no son
solamente individuos, sino también la representación de cada uno de los miembros de la
nación que representan a la hora de competir con su selección nacional. Como indica el
profesor Hobsbawm, la comunidad de millones de seres a la que llamamos nuestra nación,
parece ser más real bajo la forma de un equipo de once personas.

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David Díaz Arias

C. Fútbol e identidad nacional en Costa Rica 6


En el caso costarricense, es fácil constatar lo que hemos dicho anteriormente. Para hacerlo,
realice el siguiente ejercicio.
Durante un encuentro de fútbol de la Selección Nacional de Costa Rica, identifique los
símbolos nacionales que se utilizan para convocar a los aficionados a ver el partido. Luego, el
día del encuentro, preste atención a cuánta gente se viste con los colores del equipo nacional.
¿Existe otra actividad en la que tantos costarricenses utilicen los colores de su bandera
nacional para vestirse? Preste atención a la manera en que los medios de comunicación (periódicos,
radio, televisión) y las personas a su alrededor se refieren al equipo de fútbol nacional.
Ponga especial atención a cómo, aunque estén jugando solamente once personas, el
lenguaje que se utiliza para referirse al juego envuelve a los espectadores del partido. Por
ejemplo, note cómo cuando hablan de las jugadas o del marcador en lugar de decir que el
equipo nacional va ganando, perdiendo, jugando bien o jugando mal, se utilizan frases como
“estamos jugando bien”, “vamos ganando”, “tratamos de acercarnos al marco”.
¿Por qué cree que se habla en términos de pluralidad y cómo si jugaran todos los
espectadores en lugar de enfatizar que el asunto es de once individuos contra otros once
solamente? ¿Qué efecto cree usted que este lenguaje provoca en los espectadores?
Preste atención al comportamiento de la gente durante y después del juego. ¿En qué medida
un partido de la selección nacional decide el humor de la gente a su alrededor? Finalmente,
siguiendo la idea de que el deporte sirve para construir y afirmar identidades nacionales, comente
las siguientes frases que se han emitido en publicidad relacionada con la Selección Nacional de
fútbol de Costa Rica y en crónicas sobre partidos disputados por ese equipo:
La sele somos todos.
4 millones contra 11.
¿Quién dijo que Costa Rica no tiene ejército?
Somos un país chico en territorio pero grande en la cancha.
… Ni un solo ciudadano digno y amante de su país debe dejar de dar apoyo a la Selección”.
Frase atribuida a un anónimo obrero costarricense (diario La Nación, 3/VI/1990, p. 2C).

6
Los interesados en leer análisis de la relación entre fútbol y nación en Costa Rica pueden leer: Carlos
Sandoval, Fuera de juego: fútbol, identidades nacionales y masculinidades en Costa Rica (San José: EUCR;
2006); y Sergio Villena, Golbalización: Siete ensayos heréticos sobre fútbol, identidad y cultura (San José:
Editorial Norma; 2006)

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

D. La Tercera Internacional Comunista


La Tercera Internacional, conocida también como Comintern (por su abreviatura del inglés:
Communist International) fue una organización comunista internacional. La Primera Internacional
fue fundada en Londres en 1864 por Karl Marx y Friedrich Engels y desapareció en 1876. La
Segunda Internacional apareció en 1889 en París y fue creada por los partidos socialistas,
socialdemócratas y laboristas y desapareció con el estallido de la Primera Guerra Mundial. La
Tercera Internacional se fundó en marzo de 1919, por iniciativa de Lenin y el Partido Comunista
de Rusia. Esta organización reunía a los partidos comunistas alrededor del mundo y tenía como
objetivo la lucha por la superación del capitalismo, la completa abolición de las clases y la
realización del socialismo. Su meta final era la instalación de una sociedad comunista.

E. Líderes y discurso político


La imagen de la derecha muestra al líder ruso Vladímir Ilich
Uliánov, mejor conocido como Lenin, dando un discurso a los
trabajadores rusos (Moscú, de mayo de 1920). Como se puede
notar, líderes como Lenín debían saber combinar las
habilidades del orador con una muy buena proyección de la
voz, ya que en esa época no se contaba con micrófonos para
extender el mensaje sin problemas. Esto obligaba a los
asistentes a prestar atención y a correr la voz hacia atrás para
que el mensaje llegara a aquellos que no escuchaban la voz del
líder. Es probable que esta actividad facilitara el aprendizaje de
las ideas comunicadas, así como la formación de otros futuros
oradores entre los trabajadores presentes.

F. Concepto de “revolución”
Un concepto que ha aparecido constantemente desde el inicio de este módulo es el de
revolución. Hemos hablado de revolución burguesa, de revolución industrial, de revolución de
independencia y de revolución social. La historia del siglo XX no se entendería sin ese concepto.
Por esta razón, con base en lo leído hasta aquí, escriba su propia explicación de qué es una
revolución. Para hacerlo, tome en cuenta la heterogeneidad de ese concepto.

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David Díaz Arias

G. El Holocausto 7
El término Holocausto significa literalmente “todo quemado” o “incendio total”. Esta palabra deriva
del griego “holokáutoma” que es un concepto compuesto por dos palabras: hólos (todo) y káusis
(acción de quemar).
En la antigüedad, Holocausto designaba rituales de cremación de animales en honor a un
dios. Cuando es aplicado a la historia del siglo XX, Holocausto designa el asesinato en masa de
judíos perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (1939 1945).
Este uso moderno del término holocausto aparece en 1942 en el Diccionario Oxford,
aunque solamente se generalizó hasta la década de 1950. Junto a esa palabra, también se ha
utilizado el término genocidio. Genocidio significa el intento de aniquilación completa de una
cultura o etnia por medio de la fuerza.
Algunos líderes judíos prefieren utilizar la palabra hebrea “shoá” (catástrofe) para referirse a
la tentativa nazi por hacer desaparecer a los judíos. Shoá refiere a una gran calamidad o
cataclismo, por lo cual se ajusta perfectamente a lo vivido por varios millones de judíos
europeos durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué opina usted sobre el término Holocausto? ¿Considera importante recordar hechos
como éste?

Dos hornos crematorios del campo de concentración de


Buchenwald (Alemania), en los que se ven restos humanos
calcinados. (Abril, 1945)
Esta fotografía se encuentra en el Holocaust Memorial Museum,
Estados Unidos.

7
Si desea encontrar más información sobre el Holocausto, puede buscar en internet o en una biblioteca
pública. Un muy interesante artículo al respecto es el escrito por Howard F. Stein, “The Holocaust, the
Uncanny, and the Jewish Sense of History”, en Political Psychology, Vol. 5, No. 1 (Mar., 1984), pp. 5 35.

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

H. El final de Hitler

El nazismo llevó al planeta a una guerra mundial. Los líderes nazis y fascistas justificaban este
enfrentamiento bélico en términos nacionalistas, afirmando que su causa era legal porque al
ser una “raza superior” debían gobernar a las “razas inferiores”.
El final de esa empresa está muy bien representado en la imagen de arriba que muestra
soldados del ejército ruso alzando la bandera soviética sobre el techo de Reichstag (edificio del
parlamento) en Berlín, Alemania, en mayo de 1945.
Pero, ¿fue ese el final de Hitler y de ideologías como las que el nazismo exponía? ¿Qué
piensa usted al respecto? ¿Cree que podría existir alguna relación entre el ideal nazi y la
manera en que cotidianamente se hacen chistes de inmigrantes o de personas “diferentes” a
sus conciudadanos? ¿En qué medida, actividades tan simples y pequeñas como un chiste
construyen ideas sobre otras naciones que fomentan el racismo?

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David Díaz Arias

I. Guerra entre Estados Unidos y México


Entre 1846 y 1848, México y Estados Unidos entraron en un conflicto bélico. Esta guerra se
originó por la disputa entre ambos países por el territorio de Texas, que pertenecía a México, y
que Estados Unidos primero se anexó por decreto y luego invadió. Pero esta invasión también
se extendió a otros territorios mexicanos como Alta y Baja California, Nuevo México, Coahuila,
Veracruz, Puebla y México D.F. El conflicto se resolvió con el Tratado de Guadalupe Hidalgo (2
de febrero de 1848), por medio del cual México tuvo que reconocer la anexión estadounidense
de Texas, Alta California (Arizona, California, Nevada, Utah), Nuevo México y partes de lo que
hoy es Colorado y Wyoming.

Mapa de la organización territorial de México durante las Repúblicas Centralistas


(1835 1846)

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

J. Teorías del “Dominó” y la “Contención”


Hay dos importantes referentes que permiten entender la movilización de las tropas
estadounidenses hasta diversos lugares alrededor del mundo con el fin de evitar la llegada de
gobiernos comunistas o pro soviéticos al poder. Esos dos referentes son las teorías del dominó
y de la contención.
La primera plantea la idea de que la llegada al poder de un movimiento comunista en un
país del Tercer Mundo (Asia, África y América Latina), haría que los países vecinos quedaran en
“peligro” de asumir gobiernos pro soviéticos. La visión consistía en que, como ocurre cuando se
ponen de pie varias piezas de dominó una tras la otra, una vez que cualquier pieza cayera
ocasionaría la caída de la siguiente, y esta a su vez haría lo mismo con la siguiente y la siguiente
y la siguiente, hasta que el comunismo invadiera incluso a los Estados Unidos. Por eso, para
impedir ese efecto, el gobierno de los Estados Unidos se adjudicó el derecho de invadir
militarmente los lugares en donde el comunismo adquiriera el poder, con la intención de
contenerlo.

K. Guerra Fría y vida cotidiana


El concepto de Guerra Fría fue muy utilizado cotidianamente durante el periodo 1950 1985.
Hoy en día no tiene mucho valor, y quizás las personas que nacieron después de 1985 ni
siquiera lo recuerden. Pero para varias generaciones, ese concepto representó todo un estilo
de vida, ya fuera si apoyaban al mundo capitalista o al mundo socialista.
Si usted perteneció a esas generaciones, escriba a continuación brevemente qué tipo de
mundo apoyaba, por qué y cuál era su mayor temor al vivir en ese mundo dividido. Si usted no
vivió esa época, busque a alguien que lo haya hecho y hágale las mismas preguntas y escriba un
resumen de la respuesta que obtuvo.

L. Doctrina del “Destino Manifiesto”


En julio de 1927, The American Historical Review publicó un artículo del profesor Julius Pratt
titulado The Origin of ‘Manifest Destiny’. Según Pratt, después de revisar varios periódicos, se
encontró con una columna publicada en el diario neoyorquino Morning News el 27 de
diciembre de 1845. El texto en cuestión era un editorial titulado The True Title, el cual es una
defensa encarnizada del derecho de posesión territorial estadounidense sobre el territorio de
Oregón (que en ese entonces era posesión de Gran Bretaña), alegando que la conquista
estadounidense sobre esa región se justificaba con la idea del “destino manifiesto de
expandirnos y de poseer el continente entero, el cual nos ha sido dado por la Providencia para
el desarrollo del gran experimento de la libertad y del autogobierno federado que nos ha
encomendado… El Dios de la naturaleza y de las naciones lo ha marcado para nuestra cuenta; y
con Su bendición firmemente mantendremos los derechos incontestables que Él nos ha dado, y

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David Díaz Arias

sin temor cumpliremos los deberes que Él nos ha


impuesto”. De acuerdo con Pratt, este texto fue escrito
por el editor de the Morning News John L. O’Sullivan.
A pesar de encontrar esta referencia tan clara,
Pratt indica que esta no fue la primera vez que el
editor de The Morning News la había utilizado. Al
tiempo que era editor de este periódico, O’Sullivan era
también editor de la publicación mensual Democratic
Review. Justamente, el número de esta revista
correspondiente al mes de abril de 1859 contenía una
declaración señalando que esta publicación “desde su
nacimiento hasta el momento presente, ha estado
avocada al ‘destino manifiesto’ de la República
Retrato de John O’Sullivan Americana”. Sin embargo, fue en un número
combinado de esta revista para los meses de julio y
agosto de 1845 que se presentó claramente por primera vez, en la pluma de O’Sullivan, la
sustentación de la doctrina del destino manifiesto en un artículo titulado Anexation. Este
artículo constituye una denuncia en contra de la oposición a la decisión de la anexión de Texas.
Según O’Sullivan, hacia ese momento todos los partidos en el interior de los Estados
Unidos debían unirse, especialmente tomando en cuenta que otras naciones habían tratado de
intervenir “entre nosotros y los propios partidos en este caso, en un espíritu de hostil
interferencia en nuestra contra, con el reconocido objeto de frustrar nuestra política y
entorpecer nuestro poder, limitando nuestra grandeza y comprobando el cumplimiento de
nuestro destino manifiesto para esparcirnos por el continente asignado por la Providencia para
el libre desarrollo de nuestros millones que se multiplican anualmente”.
Según Pratt, esta es la primera vez que se produce una clara relación entre esa visión
providencialista de la conquista del territorio al oeste y al sur de la Unión Americana y su
designación como destino manifiesto. Pratt también indica que casi simultáneamente, el 9 de
julio de 1845, the Morning News publicó un artículo en donde el editor hablaba de “nuestro
destino para expandir esta Norteamérica con casi el milagroso progreso de nuestra población y
de nuestro poder”. Una frase parecida aparece en el mismo periódico el 5 de enero de 1846.
O’Sullivan se encontraba detrás de todos esos artículos.
Es importante aclarar que la visión de O’Sullivan no incluía solamente una expansión
agresiva propiciada por el gobierno estadounidense. En su concepción original, O’Sullivan
sostenía que la expansión de los Estados Unidos ocurriría aún sin la colaboración del gobierno o
del ejército, ya que una vez que los “anglosajones” emigraran a nuevas regiones, establecerían
nuevos gobiernos democráticos y entonces pedirían su integración a la Unión Americana tal y
como lo había hecho el territorio de Texas. Obviamente, aunque el término fue acuñado por
O’Sullivan, las ideas de expansionismo estaban latentes en una parte de la sociedad
estadounidense hacia ese periodo.

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

M. Una identidad latinoamericana


En la imagen de la derecha aparece el retrato del intelectual
cubano José Martí y el dominicano Máximo Gómez cuando firman
el Manifiesto de Montecristi en 1894, un documento que
constituía el programa ideológico de la guerra de independencia
cubana. Martí para ese momento era uno de los más importantes
intelectuales que propulsaba la idea de una cultura
latinoamericana. Uno de sus textos más importantes al respecto
lleva el título: “Nuestra América”, del cual se reproducen sus
últimos párrafos en el siguiente recuadro.

N. Párrafos finales de Nuestra América, por José Martí 8


Lea el siguiente texto que corresponde a los párrafos iniciales de Nuestra América de José Martí.
Posteriormente identifique y resuma al menos tres de los temas centrales a los que se refiere.
Éramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño.
Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón
de Norteamérica y la montera de España. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor, y
se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar a sus hijos. El negro, oteado, cantaba
en la noche la música de su corazón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El
campesino, el creador, se revolvía, ciego de indignación, contra la ciudad desdeñosa,
contra su criatura. Éramos charreteras y togas, en países que venían al mundo con la
alpargata en los pies y la vincha en la cabeza. El genio hubiera estado en hermanar, con
la caridad del corazón y con el atrevimiento de los fundadores, la vincha y la toga; en
desestancar al indio; en ir haciendo lado al negro suficiente; en ajustar la libertad al
cuerpo de los que se alzaron y vencieron por ella. Nos quedó el oidor, y el general, y el
letrado, y el prebendado. La juventud angélica, como de los brazos de un pulpo, echaba
al Cielo, para caer con gloria estéril, la cabeza, coronada de nubes. El pueblo natural,
con el empuje del instinto, arrollaba, ciego de triunfo, los bastones de oro. Ni el libro
europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. Se probó el
odio, y los países venían cada año a menos. Cansados del odio inútil de la resistencia del
libro contra la lanza, de la razón contra el cirial, de la ciudad contra el campo, del
imperio imposible de las castas urbanas divididas sobre la nación natural, tempestuosa
e inerte, se empieza, como sin saberlo, a probar el amor. Se ponen en pie los pueblos, y
se saludan. «¿Cómo somos?» se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son.
Cuando aparece en Cojímar un problema, no van a buscar la solución a Dantzig. Las
levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los
jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la

8
El texto completo fue publicado en La Revista Ilustrada de Nueva York el 10 de enero de 1891 y en El
Partido Liberal, México, el 30 de enero de 1891. Desde entonces se ha reproducido miles de veces y es
fácil de encontrar en antologías, libros, revistas e incluso en Internet.

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David Díaz Arias

levantan con la levadura del sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la
salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de
plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un
país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no
caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser
viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y
adelanta con todos, muere la república. El tigre de adentro se echa por la hendija, y el
tigre de afuera. El general sujeta en la marcha la caballería al paso de los infantes. O si
deja a la zaga a los infantes, le envuelve el enemigo la caballería. Estrategia es política.
Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo
pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! ¡Con el
fuego del corazón deshelar la América coagulada! ¡Echar, bullendo y rebotando, por las
venas, la sangre natural del país! En pie, con los ojos alegres de los trabajadores, se
saludan, de un pueblo a otro, los hombres nuevos americanos. Surgen los estadistas
naturales del estudio directo de la Naturaleza. Leen para aplicar, pero no para copiar.
Los economistas estudian la dificultad en sus orígenes. Los oradores empiezan a ser
sobrios. Los dramaturgos traen los caracteres nativos a la escena. Las academias
discuten temas viables. La poesía se corta la melena zorrillesca y cuelga del árbol
glorioso el chaleco colorado. La prosa, centelleante y cernida, va cargada de idea. Los
gobernadores, en las repúblicas de indios, aprenden indio.
De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas repúblicas está
durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar,
con prisa loca y sublime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un
coche de mulas, ponen coche de viento y de cochero a una pompa de jabón; el lujo
venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al
extranjero. Otras acendran, con el espíritu épico de la independencia amenazada, el
carácter viril. Otras crían, en la guerra rapaz contra el vecino, la soldadesca que puede
devorarlas. Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino
de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y
es la hora próxima en que se le acerque, demandando relaciones íntimas, un pueblo
emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña. Y como los pueblos viriles, que
se han hecho de sí propios, con la escopeta y la ley, aman, y sólo aman, a los pueblos
viriles; como la hora del desenfreno y la ambición, de que acaso se libre, por el
predominio de lo más puro de su sangre, la América del Norte, o en que pudieran
lanzarla sus masas vengativas y sórdidas, la tradición de conquista y el interés de un
caudillo hábil, no está tan cercana aún a los ojos del más espantadizo, que no dé tiempo
a la prueba de altivez, continua y discreta, con que se la pudiera encarar y desviarla;
como su decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del
Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia ostentosa
o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de nuestra América es
enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante,
manchada sólo con sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la
de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. El desdén del vecino formidable,
que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la
visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe.
Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo
mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una
picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad.
No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores
de lámparas, enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el
observador cordial buscan en vano en la justicia de la Naturaleza, donde resalta en el
amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad universal del hombre. El alma
emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la
Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas. Pero en el
amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de otros pueblos diversos,
caracteres peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de
vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran, en
un período de desorden interno o de precipitación del carácter acumulado del país,
trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte
declara perecederas e inferiores. Pensar es servir. Ni ha de suponerse, por antipatía de
aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla
nuestro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras
políticas, que son diferentes de las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y
trigueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos
favor de la Historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de
esconder los datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de los
siglos, con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental. ¡Porque
ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado
por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el
lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las
islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!”

O. Poesía negrista
Dos importantes poetas de este movimiento negrista son el puertorriqueño Luis Palés Matos
(1898 1959) y el cubano Nicolás Guillén (1902 1989). El estilo de ambos poetas es muy distinto,
como se puede ver en los ejemplos de su poesía que se presentan a continuación. El poema de la
izquierda, escrito por Palés Matos, se incluyó en su libro Túntún de pasa y grifería, publicado en
1937. El poema de la derecha, escrito por Guillén, apareció en 1930 con el título Si tu supiera.

65
David Díaz Arias

Majestad negra Sóngoro Cosongo


(Palés Matos) (Nicolás Guillén)

Por la encendida calle antillana ¡Ay, negra,


va Tembandumba de la Quimbamba si tú supiera!
rumba, macumba, candombe, bámbula Anoche te vi pasar,
entre dos filas de negras caras. y no quise que me viera.
Ante ella un congo –gongo y maraca A él tú le hará como a mí,
ritma una conga bomba que bamba. que cuando no tuve plata
te corrite de bachata,
Culipandeando la Reina avanza sin acordarte de mí.
y de su inmensa grupa resbalan Sóngoro, cosongo,
meneos cachondos que el gongo cuaja songo be;
en ríos de azúcar y de melaza. sóngoro, cosongo
Prieto trapiche de sensual zafra, de mamey;
el caderamen, masa con masa, sóngoro, la negra
exprime ritmos, suda que sangra, baila bien;
y la molienda culmina en danza. sóngoro de uno,
sóngoro de tré.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba. Aé
Flor de Tortola, rosa de Uganda, vengan a ver
por ti crepitan bombas y bámbulas; aé, vamo pa ver,
por ti calendas desenfrenadas ¡vengan, sóngoro cosongo,
quema la Antilla su sangre ñáñiga. sóngoro cosongo
Haití te ofrece sus calabazas; de mamey!
fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!

¡Sús, mis cocolos de negras caras!


Tronad, tambores, vibrad, maracas.
Por la encendida calle antillana
rumba, macumba, candombe, bámbula
va Tembamdumba de la Quimbamba.

Después de leer los anteriores poemas, compárelos e indique en qué cree usted que se
diferencian y de qué formas se podría explicar esa diferencia. Tome en cuenta que la crítica
concibió a Palés como un “blanco” que escribía poemas negros, y a Guillén (quien era mulato)
lo acusaron de “deformar” la poesía.

66
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

P. Diego Rivera y la Nación Mexicana 9


Las siguientes imágenes constituyen dos fotografías de murales del artista mexicano Diego
Rivera (1886 1957). Mírelas con cuidado y determine la forma en que Rivera representa la
historia de México y cómo intenta establecer una conexión entre el legado del imperio azteca,
la revolución social a la que llamaba el comunismo y la nación mexicana. Para hacerlo,
investigue un poco sobre las imágenes presentes en esos murales.

Templo mayor de Tenochtitlán. Detalle de un mural que representa la vida en la época de los aztecas.

9
Todos los murales que aquí se citan se encuentran en el Palacio Nacional (México DF). Fotografías de
Wolfgang Sauber.

67
David Díaz Arias

Detalle de un mural sobre la historia de Méxio. El hombre con barba y bigote blancos es Carlos Marx.

68
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN PARA EL CAPÍTULO 2

1. ¿A qué refiere el término “Revolución rusa”?

2. ¿Cuál fue el papel de los medios de comunicación y del deporte en la consolidación


de los nacionalismos en el periodo 1918 1950?

3. ¿Por qué Europa experimentó dos grandes guerras (las llamadas Guerras
Mundiales) entre 1914 y 1945? Explique los diferentes factores que se conjugaron
para que esas guerras se produjeran y refiérase especialmente al papel de los
nacionalismos.

4. ¿Qué es la Guerra Fría? ¿Cuáles son las causas que la originaron?

5. ¿De qué manera el crecimiento imperialista de los Estados Unidos en los siglos XIX y
XX promovió los nacionalismos en América Latina? Describa dos ejemplos de
producciones culturales (literatura, arte, etc.) que se insertan en ese contexto
nacionalista.

6. Complete el esquema que se presenta en la siguiente página, de acuerdo con lo


estudiado en el capítulo “La época del Angelus Novus: El apogeo del nacionalismo,
1918 1950”.

69
David Díaz Arias

I PARTE

El término la “Europa de entreguerras” se refiere al periodo


histórico entre el final de la I Guerra Mundial y el inicio de la II
Guerra Mundial, es decir, entre 1917 y 1939.

El cambio en las economías europeas después de la I Guerra


Mundial alimentó el sentimiento nacionalista porque
________________________________________________

Naciones y Guerra
(1918 1945) El término revolución mundial en el inmediatamente
posterior a la I Guerra Mundial se refiere a
________________________________________________

El término fascismo se utiliza para designar a un ideal cuya meta


fundamental consiste en
___________________________________________________________

La Segunda Guerra Mundial se produjo por las siguientes razones:

_____________________________________________________________

_____________________________________________________________

_____________________________________________________________

_____________________________________________________________

Con el nombre de Guerra Fría se identifica a

_____________________________________________________________
El inicio de la
Guerra Fría _____________________________________________________________

_____________________________________________________________

CONTINÚA
70
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

II PARTE

Los nacionalismos latinoamericanos entre 1900 y 1950

El término “arielismo” proviene del ensayo “Ariel” publicado por el uruguayo José Enrique
Rodó. En ese texto, junto con otros trabajos de intelectuales latinoamericanos, se
manifestaba un temor a los Estados Unidos porque
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

A principios del siglo XX se produjo en Latinoamérica una revisión de la forma en que se


representaba a los indígenas. Esa nueva representación de los aborígenes estaba asociada
a un proyecto de hispanoamericanismo que consistía en:
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

Gracias a las nuevas discusiones que se desarrollaron entre la intelectualidad


latinoamericana en las primeras décadas del siglo XX, aparecieron pensadores y artistas
que transformaron las imágenes que se habían construido sobre América Latina en el siglo
XIX. Esos intelectuales generalmente estaban vinculados a la izquierda política porque,
tanto en el arte como en el pensamiento filosófico, proponían una revisión de la cultura
latinoamericana utilizando conceptos marxistas. Entre esos intelectuales se destacan:
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

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David Díaz Arias

72
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

CAPÍTULO 3

La mariposa y el alfiler

Las naciones y la Guerra Fría, 1950 1991

Objetivo general
Identificar los cambios que se promueven en la visión de la política
mundial por efecto de la aparición y consolidación de los frentes oeste
(“mundo capitalista”) y este (“mundo socialista”) y el inicio y desarrollo
de la Guerra Fría, así como el impacto de este conflicto en América
Latina y otras partes del mundo durante la segunda parte del siglo XX
(1950 1991).

Objetivos específicos
Al finalizar el estudio de este capítulo, el estudiante será capaz de:
1. Determinar el papel de la Guerra Fría en las crisis políticas que se
producen en diferentes lugares del planeta a partir de la segunda mitad
del siglo XX
2. Precisar los cambios y especificidades regionales de ciertos procesos
históricos del periodo 1950 1991.
3. Analizar las causas históricas de la desigualdad entre países durante el
periodo 1950 1991.
4. Brindar herramientas críticas al estudiante para que promueva la
participación social como mecanismo de respuesta ante situaciones de
desigualdad de género, étnica y clase social.

73
David Díaz Arias

José Luis hace un último esfuerzo, no soy un socialista utópico, exclama, yo me


remito a lo real, a lo que ves todos los días, el amor entre la gente, la felicidad de
estrechar una mano, el orgullo que siente el generoso, sí existe el hombre necesario
para la revolución, siempre ha existido, sólo que la revolución no creyó en él,
quisimos hacerla a punta de guerra o de palabrería cientifizante, forzando siempre la
realidad, torciéndola, creando espejismos como el de los triunfos deportivos,
¿sabían ustedes que los nadadores de Alemania Oriental se inyectan asteroides?
Gonzalo y Mari le ríen sus excentricidades, le tratan de contestar los argumentos
cuando son comprensibles, una y otra y otra vez se reiteran los puntos de vista y van
y vienen los argumentos sin que a alguno le asuste que el tema se desgaste como un
confite y que la conversación poco a poco se aleje dejando su estela de palabras y
gestos. El encanto anda suelto esa noche y Mari dice de pronto que vos lo ves así
Josito de mi alma porque sos mariposa, y vos Chalo preferís quedarte callado porque
sos alfiler, mi robota querida, la XT esa que Gonzalo me regaló, mis traducciones y
mis dolaritos a destajo, ése es el alfiler que permite a la mariposa seguir viva, sí,
véanlo bien, en la vitrina, quieta para siempre, ella está viva, como nosotros ahora,
como Lucía que quién sabe dónde estará, mariposa de mi corazón, o como Mierda
Dardo, alfiler de mi desgracia. Ay si no fuera por ustedes dos, Chalo y José, déjenme
quererlos siempre tanto como hoy, vengan aquí para darles un beso, y váyanse ya,
mejor váyanse porque ésta no es la hora de que a mí se me esté rajando el alma,
ciao bambinos, que Dios me los acompañe.
Rodolfo Arias Formoso. Novela Te Llevaré en mis Ojos (2007)

ÁFRICA Y EUROPA: UNA HISTORIA DE DOMINIO COLONIAL


Como vimos más atrás, la entrada que América Latina tuvo en el mundo de las
naciones independientes, se enmarcó en el contexto de las revoluciones burguesas
que sacudieron Europa y América. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de
regiones como África y Asia, cuyos territorios se convirtieron en el siglo XIX en un
botín para los países europeos como Francia, Gran Bretaña, Portugal, Italia y
España, que avanzaron con sus tropas hasta esas regiones para integrarlas por la
fuerza en sus imperios.
No es que antes los europeos no hubieran llegado allí. Desde el siglo XV, en el
proyecto de búsqueda de nuevas rutas hacia las codiciadas especias de las Indias
Orientales, varios reinos europeos habían atracado en las costas de África. En los
siguientes siglos, esas costas serían muy frecuentadas por barcos para la compra de
esclavos que eran llevados a América con el fin de subsanar la falta de brazos
producida por el genocidio de las poblaciones indígenas a manos de los españoles y
portugueses. Poblaciones africanas fueron arrancadas de sus tierras, transportadas en
condiciones infrahumanas por el Atlántico hasta puertos caribeños en donde eran

74
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

vendidos. Pero esta presencia europea en África se basó más en la extracción


deshumana de hombres y mujeres que en un establecimiento completo sobre el
territorio como lo estaban haciendo en América (Uya, 1989; Lovejoy, 2005; Falola y
Childs, 2004).
La condena y prohibición de la esclavitud que se extendió en el siglo XIX,
coincidió con el replanteamiento del imperialismo europeo y su visión del
continente negro en el contexto de la Revolución industrial. África se convirtió a
los ojos de los europeos en una bodega de materia prima y en un medio para
recobrar su prestigio imperial.

Repartición de África, 1884-1885


El punto más alto de esta rapiña fue la Conferencia de Berlín (1884-1885).
Convocados por el canciller alemán Otto von Bismark, los representantes de los
principales países de Europa se repartieron el continente africano a su gusto: Francia
se dejó territorios de la costa norte y occidental; Gran Bretaña se apoderó de partes
de la costa norte, sur y occidental; Alemania reclamó para sí regiones de la costa sur;
mientras que los belgas se apropiaron de partes de la costa occidental; los
portugueses de Angola y Mozambique; y los italianos de Somalia.
De forma acelerada, a la repartición prosiguió la conquista y ocupación de
África. Esta repartición tendría además otras consecuencias fundamentales para el
futuro de las sociedades africanas. El trazo de las líneas divisorias se hizo de manera
arbitraria y al gusto de las potencias europeas, sin respeto por las divisiones tribales o
por los límites internos establecidos por las civilizaciones africanas. A partir de
entonces, los distintos imperios procedieron a establecer sus gobiernos
administrativos. La colonia en este caso fue distinta a la desarrollada en América por
los españoles y portugueses. África se convirtió básicamente en un lugar para
gobernar y administrar, y no para colonizar con asentamientos propios (Förster,
Mommsen y Robinson, 1988).

75
David Díaz Arias

ASIA Y LOS IMPERIOS EUROPEOS


Al tiempo que África estaba siendo colonizada, la India y otras regiones de Asia
atravesaban procesos similares. Desde 1757, los británicos habían ocupado la región
de Bengala, fundando sobre ella un protectorado desde donde comenzaron una serie
de empresas bélicas que, hacia 1850, les permitió apoderarse de la mayoría de la India.
Siete años después, en 1857, las tropas inglesas derrotaron una rebelión de soldados
indios que se encontraban a su servicio, lo cual hizo que el Parlamento inglés
traspasara el poder del subcontinente directamente a manos de la Corona británica. La
Reina Victoria (1837-1901) fue declarada Emperatriz de la India en 1876.
Los ingleses también habían tenido intereses sobre China desde el siglo XVIII
por efecto de la importación de té. No obstante, el imperialismo inglés reclamaba el
déficit que esta importación le producía e inventó exportar opio (un narcótico) desde
la India a China. Ante la negativa china, los ingleses organizaron una campaña militar
que pasó a ser denominada como las Guerras del Opio, tras la cual Gran Bretaña
terminó abriendo con la fuerza de los cañones los puertos chinos y anexionándose
Hong Kong (1841), que solo devolvería a China hasta en 1997.
Pero los ingleses no estaban solos en Asia, como tampoco lo estaban en África.
A partir de 1873, los franceses habían estado penetrando por la Cochinchina, hasta
ocupar zonas del sur de China como Annam, Tonkin (parte norte de Vietnam) y
Laos. A esto hay que agregar que, al final de la Primera Guerra Mundial, los
franceses e ingleses también se apoderaron de zonas como Iraq (posesión inglesa
hasta 1932) y Líbano (posesión francesa hasta 1941) y, en general, de los territorios
palestinos (Hobsbawm, 1989: 56-83).

DESCOLONIZACIÓN DE ASIA Y ÁFRICA


En el inicio del siglo XX la colonización estaba completa. No obstante, esta vez eran
castillos de naipe que no se levantarían por mucho tiempo. Desde principios del
siglo, diversos movimientos se habían desarrollado tanto en África, en Medio
Oriente, como en la India y Asia, para enfrentar las fuerzas colonialistas.
Movimientos nacionalistas que repudiaban la ocupación, así como el racismo y la
xenofobia con que las elites blancas coloniales administraban sus territorios,
integraron una lucha que tendió a coquetear con ideas de izquierda y, en algunas
regiones, también con visiones que venían de la derecha en las primeras décadas del

76
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

siglo XX. Así, intelectuales africanos y jóvenes que se habían empapado de las más
importantes discusiones filosóficas, políticas y sociales que privaban en Occidente, se
empeñaron en sacudir el brazo imperial. Junto a ellos, otros grupos populares y
líderes locales clamaban por el rompimiento de los lazos coloniales. La
independencia de estas regiones no puede entenderse sin esos movimientos.
Sin embargo, la emancipación de estas regiones también fue resultado de las
condiciones que se crearon por efecto de la Segunda Guerra Mundial. Después de la
guerra y la clara decadencia del poderío europeo que se había construido en el siglo
XIX, las naciones del Viejo Continente se comprometieron con la independencia de
las colonias africanas, algo que quedó en tinta y papel cuando el presidente
estadounidense Franklin Delano Roosevelt y el Primer Ministro inglés Winston
Churchill firmaron la Carta del Atlántico (1941), en la que Gran Bretaña se
comprometía a conceder autonomía a sus colonias. En todo caso, esta concesión no
sería ni fortuita ni real. En realidad, las colonias tendrán que luchar por su libertad.
El caso indio lo muestra bien.
A los intentos de independencia por la fuerza que se habían sucedido desde que
comenzó la ocupación británica, se unió desde 1915 la voz de un abogado indio que
había luchado exitosamente por la igualdad en Sudáfrica: Gandhi (1869-1948). En
1920, gracias al empeño de Gandhi, el Congreso indio elaboró una nueva
constitución cuya meta final era la independencia. Lo más novedoso, sin embargo,
era la forma en que Gandhi llamaba a la desobediencia. Para él, la lucha libertadora
no debía empeñarse con las armas, sino a través de una vía estrictamente pacífica, del
retiro de todo tipo de colaboración con las instituciones coloniales, y el boicot de
todas sus actividades. Su simplicidad y humildad dieron
pruebas fehacientes de la calidez y valor moral de su
lucha, lo cual convenció a millones de indios para seguir
su camino.
Luego de ser recluido, Gandhi organizó una marcha
(La Marcha de la Sal) que se extendió desde el 12 de
marzo hasta el 6 de abril de 1930 y que hizo enfurecer a
los ingleses, que reaccionaron de forma violenta contra
los seguidores del abogado indio. Después de ahí, la
India estaba en una ruta decidida hacia la independencia.
En 1942, en el contexto de la guerra, Gandhi organizó Mahatma Gandhi
otro movimiento al que nombró “Abandonen a la India”, y (1869 1948)

77
David Díaz Arias

que lo llevó de nuevo a la cárcel. Finalmente, gracias a un cambio en el gobierno


inglés y a la fuerte presión que el colonialismo ya no podía sopesar, la India se
declaró independiente en 1947, y se convirtió en república el 26 de enero de 1950.

El proceso en Medio Oriente


Junto a la India, otras dos naciones lograron su independencia del imperio británico:
Pakistán (al norte de la India) y Bangladesh (al este del subcontinente) (Peter, 2002:
capítulos 5-7). En el caso pakistaní, cuya independencia había sido liderada por la
Liga Musulmana, la emancipación alentó un conflicto de larga data con la India por
el área de Cachemira. Asimismo, otras posesiones británicas en Asia tales como los
territorios palestinos y Sri Lanka, lograron su independencia en 1948.
Hacia la década de 1950 la descolonización de Asia estaba completa. Además,
los territorios al oeste del Medio Oriente habían comenzado una serie de
revoluciones e insurrecciones contra el poder colonial (Chapman y Baker, 2003).

Emancipación de las colonias africanas


El final de la Segunda Guerra Mundial también marca la culminación de los procesos
de independencia de los países africanos. Luego de grandes esfuerzos y de la
organización de todo un movimiento panafricano desde principios del siglo XX, las
colonias africanas empezaron a lograr emanciparse de los poderes europeos a partir
de 1945. Esto, no obstante, tampoco fue gratuito.
La guerra de independencia de Argelia (entre 1954 y 1962) es una prueba
palpable de la forma en que potencias europeas como Francia se aferraron al control
de sus colonias, con una guerra brutal que institucionalizó la tortura realizada por la
policía y el ejército a los rebeldes (Hobsbawm, 1996c: 220). Posteriormente, este tipo
de prácticas represivas fue conocido como la Guerra Sucia, y se llevaron a cabo en
Asia, África y Latinoamérica en contra de la población civil.
Mientras tanto, Francia tuvo que negociar la autonomía e independencia de
Túnez y Marruecos (1956), Guinea (1958), y en 1960 la emancipación de Benín, Alto
Volta (hoy llamada Burkina Faso), Camerún, Chad, Congo-Brazzavile, Costa de
Marfil, Gabón, la Federación de Mali (que se dividió en dos: Mali y Senegal),
Mauritania, Níger, Togo, la República Centroafricana, y la isla de Madagascar. Por su
parte, Italia perdió Libia (1951). Gran Bretaña, entre muchas posesiones, perdió el
Canal de Suez (1954), Sudán (1956), Nigeria (1960), Somalia (1960), Tanganica

78
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

(1960), Uganda (1962), Kenia (1963), Rodesia del Sur (actualmente Zimbabue, 1965).
Portugal perdió Guinea-Bissau (1973), Mozambique (1975) y Angola (1975); y
Holanda perdió Surinam (1975).

EL PROBLEMA ÉTNICO-NACIONAL
El marco de estas independencias era la Guerra Fría. Por eso, tanto en sus procesos
de emancipación como en sus primeros años de independencia, la mayoría de esos
países sintieron sobre sí la presión de las dos grandes superpotencias (Estados
Unidos y la Unión Soviética) por hacerlas integrarse dentro de su propia esfera de
influencia. Esto, junto con los problemas étnico-tribales, promovió una
confrontación interna que estalló en guerras civiles por aquí y por allá, apoyadas de
forma disimulada por las superpotencias.
El asunto era sumamente complejo. Por un lado, las potencias occidentales
reclamaban la instauración de instituciones políticas modernas de tipo europeo, en
países cuyas tradiciones políticas no necesariamente respondían a esas fórmulas. Por
otro, como hemos visto, las naciones europeas habían dividido el continente
africano a su antojo sin contemplar límites culturales o tribales, fusionando o
dividiendo a su gusto poblaciones. Inevitablemente, los conflictos étnicos entre
poblaciones diferentes, que habían sido suprimidos a la fuerza por el colonialismo,
estallaron tan pronto como la independencia se consiguió (Saha, 2007). Uno de los
mejores ejemplos de esto es el conflicto étnico que tuvo lugar en Ruanda.

El conflicto étnico de Ruanda


En Ruanda históricamente se juntaban dos poblaciones étnicas: los Tutsis y los
Hutus. Los Tutsis tendían a ser altos y a tener ganado, mientras que los Hutus eran
pequeños y cosechaban la tierra. Antes de la colonización, los Tutsis dominaban a
los Hutus y los explotaban. Los gobiernos coloniales alemanes y belgas aceptaron
ese dominio y lo apoyaron, pero después del periodo colonial los Hutus se rebelaron
y tomaron el poder. El resentimiento guardado por los Hutus hacia los Tutsis por
generaciones se manifestó entonces.
En la década de 1960, los Hutus llevaron adelante el asesinato de masas de
Tutsis. Hacia 1990, sin embargo, el Frente Patriótico Ruandés, fundamentalmente
integrado por Tutsis exiliados, invadió Ruanda desde Uganda. En 1994, el presidente

79
David Díaz Arias

de Ruanda, que era un Hutu, fue asesinado por medio de un accidente aéreo y los
Tutsis fueron injustamente culpados por ello. A partir de entonces, comenzó un
genocidio de Tutsis llevado adelante por los Hutus, de casa en casa. La imagen más
terrible de esta masacre, fueron los miles de cuerpos de Tutsis flotando por los ríos
desde Tanzania hasta Uganda (Glover, 2001: 119-122).

Sudáfrica y el apartheid
Otro ejemplo de la xenofobia y el racismo que siguió a la retirada de los imperios de
África es el caso de Sudáfrica. En 1948, el sistema de separación entre blancos y
negros se institucionalizó a partir de una legislación racista que dio nacimiento a lo que
se conoció como apartheid. Así, leyes y decretos buscaron mantener a los blancos
separados de los negros y tratar de marcar con eso también una diferencia económica.
La represión basada en la idea de superioridad se volvió cotidiana, y acentuó la
división social. Entre 1965 y 1988, esta división se amplió como resultado del
conflicto conocido como la South African Border War (la Guerra de la Frontera de
Sudáfrica) en la que se enfrentaron tropas sudafricanas, soldados de Angola y
miembros de la Organización Popular de África del Sudoeste (SWAPO), e
implícitamente detrás de ellos, los Estados Unidos y la Unión Soviética.
El sistema como tal se mantuvo hasta el periodo que va de 1990 a 1994, cuando
gracias a la presión internacional, al aislamiento y al desgaste interno, finalmente se
fracturó. En 1994 se llevaron a cabo las primeras elecciones pluriétnicas, que dieron
como resultado la elección del Congreso Nacional Africano, y con él la del
carismático líder Nelson Mandela (1918) como presidente de Sudáfrica.
El final del apartheid fue acompañado de la formación de una Comisión para la
Reconciliación y la Verdad, que reveló al mundo la capacidad represora de las tropas
y policía sudafricanas (Krog, 1999).

La Guerra de Vietnam (1959-1975)


No hay duda, la Guerra Fría impulsó y apoyó hasta su punto más inhumano la lucha
entre las etnias. No obstante, en muchos casos también significó la presencia clara de
las tropas de las superpotencias que disputaban el poder mundial. Esto incluso se
complicó más, después de que China realizó una impresionante revolución que fue
organizada y ganada por los comunistas (con Mao-Tse-tung a la cabeza), y que
colocó otra potencia en el mapa mundial y en el juego por el poder. Lo anterior hizo

80
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

que, en su proceso de independencia, Asia se convirtiera en otro lugar para aplicar la


política de contención y de dominó de los Estados Unidos. La Guerra de Corea
(1950-1953) y, especialmente, la Guerra de Vietnam (1959-1975), son los ejemplos
más importantes.
Analicemos brevemente el segundo caso. Después de su independencia de
Francia y por efecto de los acuerdos de Ginebra de 1954, Vietnam fue dividido en
dos: Vietnam del Norte, con un gobierno comunista, y Vietnam del Sur, con un
gobierno pro-OTAN. No obstante, ni Estados Unidos ni Vietnam del Sur aceptaron
los acuerdos, y por ello Washington comenzó a prestar ayuda militar al gobierno sur-
vietnamita, mientras que los comunistas de esa región emprendieron, con el apoyo
militar de Vietnam del Norte y de la URSS, una rebelión que se convirtió en una
guerra de guerrillas, y que en la práctica fue una guerra entre el Vietcong (Frente
Nacional de Liberación de Vietnam) y el ejército estadounidense, que se extendió de
1959 a 1975.
Al final, los estadounidenses, desgastados militar y anímicamente por efecto de
la patriótica lucha vietnamita, confrontados por una fuerte presión internacional y
por las movilizaciones en contra de la guerra dentro y fuera de Estados Unidos,
debieron abandonar Vietnam y aceptar la derrota (Wiest, 2003). Los vietnamitas
habían triunfado. Este triunfo se unía a una serie de revoluciones sociales que habían
estado ocurriendo en el Tercer Mundo desde la década de 1950, y cuyo primer gran
triunfo había sido el de la Revolución cubana.

LAS REVOLUCIONES EN AMÉRICA LATINA Y EL NACIONALISMO


Los jóvenes y no tan jóvenes rebeldes latinoamericanos que peleaban en la década de
1950 contra gobiernos dictatoriales, se convirtieron en un puente entre las
tradiciones de rebelión del siglo XIX, el discurso de libertad liberal y los nuevos
reclamos revolucionarios de izquierda. Así, ellos supieron fundir la imagen de los
libertadores de la independencia como Bolívar o José Martí, con el reclamo
antiimperialista y la tradición mundial revolucionaria posterior al final de la Primera
Guerra Mundial.
Básicamente, la mayoría de quienes soñaban con un cambio lo hacían dentro de
los límites de las democracias liberales y apegados a un fuerte discurso nacionalista.
La lucha involucraba, por ejemplo:

81
David Díaz Arias

devolver la soberanía a los países,


enfrentar a un dictador impuesto o sostenido por el gobierno
estadounidense,
producir reformas legales que integraran garantías sociales a los trabajadores,
decretar un Código de Trabajo,
propiciar una economía controlada por el Estado y,
lo más radical, desarrollar una reforma agraria.
Esos puntos, sin embargo, no eran ideas que pertenecieran a la izquierda, sino que
incluso se habían desarrollado en Europa y Estados Unidos, como parte de las
transformaciones en los modelos económicos que se adaptaron al estudio de la
sociedad después de la crisis económica de 1929 y la Gran Depresión Mundial. En ese
sentido, aunque radicales, muy pocos movimientos latinoamericanos eran claramente
comunistas en este periodo. La situación, empero, cambiará después de 1959.

La Revolución cubana
En ese año se produjo el triunfo de la Revolución cubana sobre la dictadura de
Fulgencio Batista (1901-1973). Lo que esta revolución significó para América Latina,
y en general para el mundo entero, fue todavía más importante. La Revolución
cubana era toda una fuente de inspiración para aquellos que sentían la opresión de
gobiernos corruptos y tiránicos, y buscaban un ejemplo a seguir.
De hecho, la Revolución cubana lo tenía todo: “romance, heroísmo en las
montañas, ex-líderes estudiantiles con el generoso desinterés de su juventud —el
más viejo apenas pasaba los treinta— un pueblo jubiloso, en un paraíso tropical
turístico movido a ritmo de rumba” (Hobsbawn, 1996c: 440). Las figuras de Fidel
Castro (1926-) y de Ernesto “Ché” Guevara (1928-1967) se convirtieron entonces,
junto a las de otros jóvenes líderes de la Revolución, en todo un hito y un modelo.
Las barbas y la cabellera larga se proclamaron como los símbolos de esa juventud
que soñaba con las montañas, la guerrilla y el triunfo sobre políticos y dictadores de
la etapa política anterior (Mallon, 2003: 179-215).
En un principio la lucha era en ese sentido. Sin embargo, pronto las cosas
hicieron que la Revolución cubana se moviera hacia el comunismo. En el contexto
de Guerra Fría, las revoluciones victoriosas eran miradas y definidas desde dos
perspectivas: integrándose al mundo capitalista liderado por Estados Unidos o

82
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

asociándose al socialista de la URSS. El desagravio a una de las superpotencias


inmediatamente significa el acercamiento a la otra. Y Cuba, presionada por
Occidente para conservar las cosas sin muchas reformas, decidió ir un paso más allá
de las reformas leves. En adelante, especialmente después de la Crisis de los Misiles
(1962), Cuba fue parte de la lucha por un mundo socialista.
En su empeño, Cuba sería apoyada por toda una generación de intelectuales de
izquierda, latinoamericanos y de todas partes de mundo, en la lucha por su
revolución y contra el embargo económico que los Estados Unidos le impuso desde
1962. Por eso, la Revolución cubana se convirtió en un eje central para la
articulación-imaginación de un pensamiento de crítica social que, basado en las
experiencias anteriores como las de José Carlos Mariátegui o Víctor Raúl Haya de la
Torre, se propuso desentrañar la historia latinoamericana con el fin de exponer un
nuevo entendimiento de sus estructuras económicas, sociales y políticas.
La Revolución cubana no sólo abrió esa posibilidad (Castañeda, 1994: 68), sino
que puso sobre la mesa la discusión acerca de cuál debía ser el papel de los
intelectuales latinoamericanos en estos nuevos tiempos. La Revolución misma así lo
requirió, durante el Congreso Cultural de la Habana de 1968, cuando definió el papel
de los intelectuales como fundamental en los frentes ideológico, político y militar. Por
eso, los intelectuales políticamente comprometidos con la revolución pensaban que su
papel debía ser, sino en el campo de batalla (por el que varios de ellos se decidieron),
entonces desde la crítica a los regímenes oligárquicos y la consolidación de un
proyecto de análisis que sustentase la revolución (Halperin Donghi, 1987: 289).

Teoría social, juventud y revolución


Aunque las discusiones sobre la necesidad de teorizar el desarrollo de América
Latina fueron anteriores a la Revolución cubana, no se puede negar que el contexto
de la década de 1960 brevemente apuntado, volvía decisiva la labor del intelectual
político. Lo que esto dio como resultado fue la formulación de la Teoría de la
Dependencia, una teoría científico-social que exponía que el letargo económico de
Latinoamérica se debía a la explotación económica a que había sido sometida por las
potencias occidentales (Cardoso y Faletto, 1969; Dos Santos, 1970).
Con esta radicalización latinoamericana, otros movimientos siguieron el camino
hacia la izquierda. En muchas partes de América Latina, grupos entusiastas de jóvenes
clamaron por la revolución combinando discursos e imágenes de Fidel Castro, Ché
Guevara, Mao-Tse-tung o Trostky. Empero, con algunas excepciones (como El

83
David Díaz Arias

Salvador, Nicaragua, Guatemala y Colombia), esos movimientos fracasaron casi


inmediatamente cuando se pusieron en práctica (Hobsbawm, 1996c: 441).
En esencia, la lucha en Latinoamérica podía tener éxito en tanto integrara a las
masas campesinas e involucrara un discurso de movilización de etnia, clase y nación,
que hiciera a esas masas identificarse con la lucha.

La Vía Chilena
Lo otro que había que hacer era tener la fuerza suficiente para sostenerse en el poder
enfrentando los esfuerzos estadounidenses, elaborados por la CIA, en producir y
financiar contrarrevoluciones. Dentro de este contexto, los más interesantes
procesos de transformación social fueron parados.
Uno de ellos, fue el del gobierno de la Unidad
Popular en Chile (1970-1973), con su presidente
Salvador Allende (1908-1973), que había sido elegido
en elecciones libres y democráticas, y que experimentó
un golpe de Estado liderado por militares y apoyado
por la CIA, con la intención de detener las
transformaciones y echar vuelta atrás en las reformas
que se habían llevado adelante con el apoyo de una
Salvador Allende (1908 1973).
Presidente constitucional de buena parte de la población, y bajo la idea de que esta
Chile, derrocado por Augusto era una revolución que seguía una vía democrática, la
Pinochet mediante un golpe de
estado en 1973. llamada vía chilena.
Después de ahí, la instauración de una dictadura a
cargo del general Augusto Pinochet (1915-2006) aseguró dos cosas: la represión y
tortura de parte de la población civil chilena, y el comienzo de una transformación
radical en el modelo económico y de Estado en Latinoamérica, mejor conocida
como reforma neoliberal (Skidmore y Smith, 2005: 109-138).

La Revolución sandinista
En Centroamérica, varios países entraron en etapas revolucionarias en la década de
1970, en donde el lenguaje era plenamente de lucha de clases, y cuyo fin básico era
destronar las represoras dictaduras, como la de Somoza en Nicaragua, o bien con el
fin de enfrentar y transformar un régimen despiadado de explotación de las clases
populares mestizas y de los indígenas (como en El Salvador y Guatemala).

84
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

En el caso nicaragüense, el único que exitosamente conquistó el poder en 1979,


las transformaciones que implementó la Revolución sandinista eran también de tipo
educativo (alfabetización) y de reforma agraria (tema fundamental en toda la región).
Se puede decir que hacia 1979 toda Nicaragua era sandinista y palpitaba con la idea
de ser una nación libre. Sin embargo, el financiamiento estadounidense a la Contra, el
embargo que impuso Estados Unidos a esta nación realmente pobre y destrozada
por la guerra, y, fundamentalmente, los múltiples errores cometidos por los
sandinistas en el desarrollo de su gobierno, dieron al traste con todo.
Lo peor es que al dejar del poder en 1991, por haber sido derrotados en
elecciones libres y democráticas, los sandinistas le mostraron al mundo en lo que se
había convertido su sentido revolucionario: una repartición de tierras, propiedades y
puestos institucionales a la que se conocería popularmente como “la piñata
sandinista” (el nombre lo dice todo) (Vilas, 1986; Prevost, 1997).
Al menos una cosa sí era cierta en los otros dos casos de rebelión
centroamericana: las revoluciones en El Salvador y Guatemala obligaron a las elites a
ceder lo que antes consideraban inconcebible, es decir, una negociación en
condiciones niveladas con los rebeldes y la firma de acuerdos de paz que
garantizaban la retirada de los militares del poder, la realización de elecciones libres y
democráticas, y la redacción y aprobación de nuevas constituciones (Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales, 1997).

La Contra
Con el nombre de “la Contra” se denominó a la oposición al gobierno sandinista
que emprendió una guerra de guerrillas desde las fronteras Nicaragua Honduras y
Nicaragua Costa Rica. La mayoría de los miembros de la Contra eran personas que
habían pertenecido al gobierno de Somoza. El gobierno estadounidense fue
acusado por la prensa en 1985 de un presunto tráfico ilegal de armas con destino a
Irán cuyas divisas se utilizaban para financiar la Contra nicaragüense. Este
acontecimiento se conoce como el escándalo Irán Contra.

85
David Díaz Arias

Otro caso inconcluso: Brasil


En Brasil, la izquierda también creció en las décadas de 1950 y 1960. Al inicio de la
década de 1950, un movimiento populista liderado por el presidente Getulio Vargas
(1882-1954) produjo diversas transformaciones con el fin de reducir la inflación,
subir los salarios y extender las reformas sociales que había gestionado en sus
primeros mandatos (Vargas también había gobernado Brasil de 1930 a 1934 con un
Gobierno Provisorio; de 1934 a 1937 con un gobierno constitucional, y de 1937 a
1945 en lo que se llamó el Estado Novo).
Hacia 1961, cuando João Goulart (1918-1976) tomó el poder, dichas reformas
se relacionaron con el interés de establecer lazos con los obreros y con otros
gobiernos de izquierda en Latinoamérica (especialmente con Cuba). El resultado fue
el mismo que el chileno: en 1964 un grupo militar llevó adelante un golpe de estado,
derrocó a Goulart y estableció una dictadura que se prolongaría hasta 1985
(Skidmore, 1967; Skidmore, 1988).
Para mediados de la década de los 80 las revoluciones en América Latina
estaban ya casi en retirada. Quienes se habían jugado su vida en el proceso veían
cómo llegaba una nueva etapa de transición que fue inaugurada por la caída del
Muro de Berlín (1989), una muralla que se había levantado en 1961 para dividir en
dos a la ciudad de Berlín (Alemania), y que se había convertido en el símbolo de la
división entre el mundo capitalista y el socialista.

86
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

ANÁLISIS TEMÁTICO DEL CAPÍTULO 3

A. La partición de Palestina 10
Hacia el final del siglo XIX se fundó un grupo judío en Europa de carácter nacionalista cuya
máxima meta comenzó a ser el retorno de los judíos a Palestina. Ese grupo es conocido como el
movimiento sionista. El sionismo apoyó en esa época la migración de judíos europeos hacia
Palestina, en el Medio Oriente, cuya población era entonces básicamente musulmana.
A principios del siglo XX, se calcula que unos 180.000 judíos llegaron a Palestina con el
consentimiento del Imperio otomano, que dominaba por entonces esa región. Entre 1932 y
1938, esa migración se incrementó por efecto de la persecución a que fueron sometidos los
judíos en Europa, especialmente en la Alemania nazi.
Hacia 1946, cuando Palestina estaba bajo el mando de Gran Bretaña, había 1.415.000
árabes (divididos en 1.400.000 musulmanes y 15.000 druzos), 145.000 cristianos y 608.000
judíos. Los árabes y los judíos se disputaban ya agresivamente el territorio palestino. En esta
confrontación, ambos bandos recurrían a actos violentos que hoy podrían ser calificados de
terroristas.
En 1947 se llevó el asunto a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). En la
resolución 181 del 29 de noviembre de 1947, la ONU dividió Palestina en dos estados, uno
árabe y el otro judío y declaró a Jerusalén como zona internacional.
El territorio otorgado al Estado judío (14.100 km²) era más grande que el que recibieron
los árabes (11.500 km²), a pesar de que los judíos tenían una población menor. Además, en la
zona judía quedaban las tierras de mejor calidad. Ya que la división se hizo con base en los
registros de propiedad y no tanto con base en la ocupación real de la tierra, muchas zonas
fundamentalmente árabes quedaron en territorio judío.
Los árabes rechazaron esta división. Así, una vez que expiró el mandato británico sobre
Palestina (14 de mayo de 1948), los árabes emprendieron una guerra contra el Estado de Israel,
que precisamente se había convertido en un estado independiente. Ese sería el primer gran
conflicto armado entre árabes y judíos después de la partición de Palestina.
Israel, luego de ganar esa primera guerra, expandió sus territorios hasta alcanzar el 70%
del territorio que antes era palestino. Por su parte, al perder el conflicto, miles de palestinos

10
Para quien esté interesado en leer más acerca del conflicto árabe israelí ver: Roberto Marín Guzmán, La
ocupación militar israelí de Cisjordania y Gaza (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2003).

87
David Díaz Arias

tuvieron que abandonar sus territorios y convertirse en refugiados. Según las cifras de la ONU,
para inicios de 1949 los refugiados palestinos alcanzaban la cifra de 750.000 personas, y hacia
junio de ese año llegaron a 940.000. Así empezó el conflicto árabe israelí que aun no parece
próximo a una solución.

B. La disputa de Jerusalén
Uno de los puntos medulares del conflicto árabe israelí es la posesión de la ciudad de
Jerusalén. Investigue por qué ambas religiones (judaísmo e islam) consideran a Jerusalén una
ciudad santa.

C. Pensar el Apartheid en nuestra propia vida cotidiana


El padre Michael Lapsley nació en Nueva Zelanda y se formó como sacerdote anglicano en la
Society of the Sacred Mission (Sociedad de la Misión Sagrada) en Australia. En 1973, el padre
Lapsley fue enviado a la Universidad de Natal en Sudáfrica. Al recordar lo que entonces vio y
escuchó al llegar a una Sudáfrica dominada por el Apartheid, el padre Lapsley dijo (citado por
Krog, 1999: 175):
Yo era un convencido pacifista cuando llegue a Sudáfrica… pero rápidamente descubrí que en
este país la neutralidad era imposible. Durante mi ministerio, conocí estudiantes de diferentes
procedencias sociales y fue claro para mí que si eras blanco y no hacías nada para cambiar la
situación, eras en realidad un funcionario más del gobierno que sostenía el apartheid.
Lo que señala el padre Lapsley es muy importante no sólo para la experiencia que
describe, sino que se puede aplicar a otras prácticas y contextos racistas en los que vivimos
diariamente. Tomando en cuenta lo que ha leído hasta el momento sobre los conflictos étnicos
en Asia y África, las palabras del padre Lapsley y su propia experiencia personal, reflexione
sobre algunos momentos de su vida en que se ha visto en la situación descrita en la cita
anterior. Explique si a través de la lectura de este módulo es posible replantear o confirmar sus
actitudes de entonces.

D. La Crisis de los Misiles de 1962


Aunque la Revolución cubana ocurrió en 1959, en un principio no era claro el tipo de ideología
que movía a los guerrilleros que acompañaban a Fidel Castro. Pero después de 1959, las
relaciones entre Cuba y Estados Unidos se comienzan a volver más tensas, hasta que
Washington identifica en la Cuba revolucionaria una amenaza a sus intereses en el Caribe, en
particular, y en Latinoamérica, en general.

88
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Ante este cuadro, Estados Unido emprende una operación para producir un golpe de
estado en Cuba con una invasión a través de la Bahía de Cochinos. La operación fue un fracaso
para los estadounidenses y, por consiguiente, un triunfo fundamental que fortificó la figura de
Castro como líder de Cuba. En ese momento, en un mundo dividido por la Guerra Fría, Cuba
comienza a acercarse más y más al enemigo estadounidense, es decir, a la URSS.
Cuba, a unos cuantos kilómetros de la Florida (Estados Unidos), representaba un duro
golpe para el imperialismo estadounidense y para su dominio sobre Latinoamérica. Para la
URSS, se le ofrecía una gran oportunidad geoestratégica. Poco tiempo atrás, Estados Unidos
habían asegurado una base militar con misiles en Turquía con la cual pretendía frenar el
expansionismo soviético. Por tanto, la URSS pensó en jugar el mismo juego, estableciendo una
base de misiles con cabezas nucleares en la isla cubana. No obstante, mientras se estaba dando
la instalación de la base, un avión espía estadounidense tomó varias fotografías que revelaban
claramente el plan ruso. La CIA le indicó al presidente estadounidense, John F. Kennedy, lo que
se había descubierto.
El 22 de octubre de 1962, Kennedy dio un discurso televisado a la nación estadounidense
en el que indicaba la necesidad de establecer un cerco alrededor de la isla, desplegando barcos
y aviones de guerra estadounidenses. El líder soviético, Nikita Jrushchov le envío un mensaje a
Kennedy el 24 de octubre, indicándole que la URSS veía en el bloqueo una agresión. La tensión
se acrecentaba a cada momento. El mundo estaba cada vez más cerca de una guerra nuclear
entre las dos superpotencias, cuyo poder armamentístico podía acabar con el planeta en poco
tiempo.
El 27 de octubre, mientras sobrevolaba Cuba, un avión espía U 2 estadounidense fue
derribado por un proyectil SAM, disparado desde una base soviética. La guerra estaba por
comenzar. Sin embargo, el mismo día Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de la
base de misiles en Cuba a cambio de que los Estados Unidos se comprometieran a no realizar ni
apoyar una invasión a la isla. Además, los Estados Unidos debían desarmar su base en Turquía.
Después de varias discusiones secretas, Kennedy aceptó. Con ese acuerdo, el conflicto
denominado La crisis de los misiles terminó.

89
David Díaz Arias

E. Revolución y moda
¿Ha visto las fotografías de los jóvenes de los años
1960 y 1970? La mayoría de ellos tenían una moda
en la que lucían el pelo largo y barba. Esa moda,
todavía fácil de ver en los jóvenes de hoy en día, fue
establecida por los guerrilleros latinoamericanos y
adoptada como una forma de rebeldía por la
generación que vio crecer la lucha contra las
dictaduras en nuestro continente. Las imágenes
varoniles de Ernesto “Ché” Guevara y Fidel Castro
afirmaron la visión de una revolución juvenil que se
enfrentaba al pasado latinoamericano.

F. La Mariposa y el Alfiler
El título de este capítulo apunta una relación entre un ser vivo y un objeto inanimado: entre la
mariposa y el alfiler. El objeto de tal relación es apuntar a un ser que se mueve y vuela de aquí
para allá y de allá para acá y un objeto estático. Además, el epígrafe que sucede al título,
extraído de una novela del escritor costarricense Rodolfo Arias Formoso, apunta una relación
estrecha entre ese ser vivo (amor, generosidad, orgullo de ser generoso) y ese objeto de forma
que la mariposa puede vivir porque tiene un alfiler (“dolaritos a destajo”) que la hace aparecer
viva. Después de leer sobre la revolución en América Latina, explique de qué manera esa
relación literaria entre la mariposa y el alfiler podría utilizarse para construir una metáfora de la
relación entre la revolución social en nuestro continente y los resultados de esa lucha.

90
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN PARA EL CAPÍTULO 3

1. Explique los aspectos generales del proceso de colonización que llevan adelante los
países europeos sobre Asia y África desde el siglo XIX.

2. ¿Por qué se consolida el problema étnico nacional justamente después de los


procesos de descolonización en Asia y África? ¿De qué manera la Guerra Fría
propició la consolidación de esos problemas? Razone su respuesta con dos
ejemplos.

3. ¿Cuál es la relación entre los nacionalismos latinoamericanos y las revoluciones


sociales que se llevan adelante en América Latina después de 1959? Utilice dos
ejemplos para fundamentar su respuesta.

4. Complete el esquema de la página siguiente sobre los principales temas


desarrollados en el tercer capítulo del módulo.

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David Díaz Arias

I PARTE

Con el nombre de “Conferencia de Berlín La presencia europea en Asia en el inicio


1884 1885” se conoce: del siglo XX se presentaba en las
siguientes áreas:
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________________________________ ________________________________

________________________________ ________________________________

________________________________ ________________________________

Colonización y descolonización de Asia y África

El conflicto conocido como “Guerra de Gandhi es importante en la historia de la


Vietnam (1959 1975)” explotó porque: desconolización de la India porque:
__________________________________ ________________________________

__________________________________ ________________________________

__________________________________ ________________________________

__________________________________ ________________________________

Con el nombre de “Apartheid” se conoce:


_____________________________________________________

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_____________________________________________________

CONTINÚA
92
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

II PARTE

La Revolución Cubana (1959) representó La Vía Chilena es la forma en que se


un cambio muy importante para muchos conoció a
intelectuales latinoamericanos porque:
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Las revoluciones en América Latina


y el nacionalismo, 1950-1991

La Revolución Sandinista (1979) fracasó Brasil también experimentó un proceso


por las siguientes razones: de transformación que consistió en

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David Díaz Arias

94
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

CAPÍTULO 4

¿En la casa de Asterión?

Los estados y los nacionalismos en la globalización

Objetivo general
Determinar el impacto de la globalización en la idea de estado nación
construida y fortificada durante los siglos XIX y XX, para comprender el
conjunto de transformaciones experimentadas por el mundo en las
últimas décadas y los nuevos tipos de identidad política que se
prefiguran en los inicios del siglo XXI.

Objetivos específicos
Al finalizar el estudio de este capítulo, el estudiante será capaz de:
1. Analizar las transformaciones políticas experimentadas por el mundo en
las últimas décadas del siglo XX y los nuevos tipos de identidad política
que se prefiguran en los inicios del siglo XXI.
2. Determinar el peso que las decisiones económicas neoliberales han
tenido en la redefinición del papel del Estado Nación a principios del
siglo XXI.
3. Otorgar herramientas analíticas que permitan al (la) estudiante
promover un proceso de globalización que tenga por base la
construcción de una mejor humanidad a partir de la solidaridad social y
el respeto por la diferencia.

95
David Díaz Arias

Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la


casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero.
¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una
cerradura?
Jorge Luis Borges. Cuento “La Casa de Asterión” (1949)

EL FIN DE LA GUERRA FRÍA


La caída del Muro de Berlín antecedió en pocos meses al desmembramiento de la
URSS. Esto fue una tremenda sorpresa para todo el mundo, ya que nadie esperaba
que ocurriera en la forma y con la rapidez con que lo hizo. Aunque la URSS estaba
experimentando una profunda transformación interna, en esencia este proyecto no
implicaba de ninguna manera la caída del régimen socialista ruso y la independencia
de sus países satélites. Incluso, unos lustros antes, en la década de 1970, la URSS no
sólo aparecía como una superpotencia, sino que desde el exterior se proyectaba
como fuerte y estable. Sin embargo, era justamente esa imagen la que estaba
condenando al régimen a su final.
En realidad la URSS nunca pudo alcanzar a convertirse en un verdadero país
socialista. A lo máximo que pudo llegar fue a lo que se denominó el Socialismo
Realmente Existente, es decir, una economía de estado, centralizada y burocratizada,
en donde la libertad civil estaba atada a los deseos de un partido comunista único, la
disidencia estaba castigada y perseguida, y los cuestionamientos eran sospechosos.
Por si fuera poco, mantenía un enorme ejército con el que sostenía batallas en
diversas partes del mundo, auspiciando la revolución social cuyo éxito podría ayudar
a conseguir la entrada de más países en su órbita de influencia. Incluso en este último
aspecto, la URSS era contradictoria: por un lado proclamaba la idea de
autodeterminación de los pueblos del Tercer Mundo, y por otro trataba de
integrarlos a su sistema de control.
Lo cierto es que durante el largo periodo de dictadura de Stalin, que comenzó en
1922 y se extendió hasta su muerte en 1953, la URSS había abandonado los deseos
de producir la revolución socialista soñada por Marx y Engels, y luchada y deseada
por Lenin y sus camaradas bolcheviques (muchos de ellos asesinados por Stalin), y
había convertido esa posibilidad liberadora en un simple reacomodo del poder a
favor de los partidarios de Stalin, persiguiendo y aniquilando a muchos de los más

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Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

valiosos revolucionarios bolcheviques que todavía pensaban en la utopía de un


mundo mejor (Busky, 2002: 111-190).

Problemas del modelo soviético


El periodo de Stalin fue el que creó ese monstruo burocrático que heredó el
siguiente presidente de la URSS Nikita Jrushchov (1894-1971); quien, a pesar de que
denunció las atrocidades estalinistas, no las cambió. La invasión que hizo la URSS a
Checoslovaquia en 1968 es la mayor prueba de esto. Desde enero de 1968, el nuevo
líder checo, Alexander Duncek, había incorporado la idea de impulsar reformas,
buscando crear un “socialismo de rostro humano” que permitiera incorporar
transformaciones democráticas al sistema. Pero la URSS no toleró esto, y los
ejércitos del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia para impedirlo.
Tal como se ve, la URSS no difería mucho de ser una superpotencia imperialista
que invadía estados más débiles con el fin de sostenerlos fieles a las directrices de
Moscú. En ese sentido, entre 1979 y 1989, la URSS tuvo incluso su propio
equivalente de Vietnam, cuando lanzó sus tropas sobre Afganistán en un intento por
sostener ese país dentro de su hegemonía, lo cual, como en el caso estadounidense
en Vietnam, terminó en un rotundo desastre (Reuveny y Prakash, 1996).
Pero hacia la década de 1970, absolutamente nada avisaba sobre un terremoto
político en suelo soviético. De hecho, por unos años, la economía soviética
experimentó una gran prosperidad. La URSS se benefició entonces de la crisis
petrolera que produjo la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)
entre 1973 y 1974, ya que al aumentar el precio del crudo precipitadamente, millones
de dólares ingresaron a las arcas de la URSS, que era uno de los más importantes
exportadores de crudo.
Estos dólares permitieron que el régimen soviético se desentendiera de reformas
fundamentales que debían adoptarse para que su economía subsanara la sangría que
tenía por la guerra en el Tercer Mundo, así como para alentar la necesaria
modernización industrial para afrontar los problemas de producción internos. Al
contrario, mientras Occidente sufría la crisis provocada por la OPEP, Leonid
Brezhnev (1907-1982), quien entonces se encontraba al frente del gobierno, aceleró
la carrera armamentística para equiparar a la URSS con el equipo militar
estadounidense.
Esto fue un suicidio para la economía soviética, que empezó a depender cada
vez más de su exportación de materia prima hacia Europa, y por esta razón, a

97
David Díaz Arias

parecerse más a un país tercermundista cuya economía vive de la dependencia de


otros países. Así lo reflejaba su industria, que se había quedado retrasada con
respecto a Occidente, y constituía una verdadera rémora para los niveles de rapidez
en la producción exigidos por la economía mundial (Hobsbawm, 1996c: 471-475).
Ni siquiera el triunfo del socialismo en diversas partes de Europa le daba aliento
al camino torcido por el que se conducía la URSS. En realidad, los triunfos de
partidos de izquierda en Portugal (1976), Francia (1981) y España (1982) ya no
significaban algo importante para la URSS, en la medida en que los partidos de
izquierda europeos se negaban a ser dependientes de la superpotencia y a seguir los
lineamientos que venían de Moscú. La izquierda europea marcaba su propio ritmo y
sus propias reformas (Kowalski, 2006: partes 4 y 5).
Aun con ese aviso de cambio que venía desde afuera, hacia comienzos de la
década de 1980 la URSS no había hecho nada para enfrentar las reformas políticas,
sociales y económicas necesarias para resolver todos sus problemas internos.

Perestroika, Glasnost y el fin de la URSS


No fue sino hasta que Mijail Gorbachov (1931-) llegó al poder, que la nave comenzó
a enderezarse. Tan pronto como Gorbachov, un convencido comunista que quería
salvar la URSS, asumió el puesto de dirigente, inició una serie de reformas que
buscaban “desestalinizarla” (es decir, borrar las huellas del modelo estalinista).
El primer objetivo era modernizar la economía soviética y su estructura política
y social. Este proceso fue llamado la Perestroika. Por otra parte, se propuso asegurar
la libertad de la información y el ejercicio del libre pensamiento. A este segundo
objetivo se le denominó la Glasnost.
La idea básica era que el estancamiento soviético era producto del aislamiento y
la Guerra Fría, por lo que la URSS de Gorbachov renunció a ambas cosas (Brown,
2007: 29-212). Sin embargo, estas reformas combinadas fueron las lanzas que
rompieron la goma que fundía a los estados que formaban la URSS.
Dado que Gorbachov renunció al uso de la fuerza para mantener unidos los
estados que integraban la URSS, su dominación se volvió más frágil. Por tanto, la
unión se rompió. La Federación Rusa, Bielorrusia y Ucrania se reunieron y firmaron
un tratado (Tratado de Belovesh), por medio del cual desconocían el poder de
Gorbachov y declaraban que la URSS dejaba de existir como representante
internacional de esos estados. El 25 de diciembre de 1991, al renunciar Gorbachov a
su puesto, la URSS desapareció.

98
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

De forma simultánea, en un intento por continuar con la unidad, once estados


(Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Moldavia, Rusia,
Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Ucrania) formaron la Comunidad de Estados
Independientes (CEI), a la que se unió Georgia en 1993. Por su parte, los países bálticos
(Estonia, Letonia y Lituania), que también pertenecían a la URSS, no se adhirieron a
esta confederación y permanecieron independientes, integrándose más tarde a la
Unión Europea. Sin embargo, la CEI era una sombra de la URSS, un último intento
de integración bajo la idea de un nacionalismo soviético que muy pronto se convirtió
en nada; incluso su último sobreviviente, el exitoso equipo que participó en las
Olimpiadas de 1992 y que venció a la representación estadounidense, acabó
disolviéndose. Así, la destrucción de la URSS hizo que Rusia volviera a los límites
que había tenido al final del siglo XVII (Hobsbawm, 1996c: 495).

¿UN FINAL DE LA HISTORIA?

El fin del balance mundial


Con la caída de la URSS acababa todo un proceso histórico que había iniciado en
1917. Sin duda, su existencia marcó la historia del siglo XX completamente. Su
crecimiento, influencia e ideología impactaron las relaciones mundiales y marcaron la
pauta de las políticas internacionales después de la Segunda Guerra Mundial. Por
eso, su inesperado derrumbamiento hizo que la política internacional entrase en un
periodo de interrogantes.
Si bien es cierto la Guerra Fría en algunos momentos había sido sumamente
tensa, como por ejemplo durante la crisis de los mísiles en Cuba (1962), o bien a
inicios de la década de 1980 cuando por un error en los sistemas de defensa
norteamericanos se avisó que proyectiles soviéticos iban con rumbo a Estados
Unidos, en realidad el balance armamentístico entre las potencias las había obligado
a resolver sus problemas con una cierta diplomacia. Para lograr esto fue clave el
apoyo de la Organización de las Naciones Unidas, que desde su fundación en 1945
había venido regulando los conflictos militares y la legitimidad de las justificaciones
que los gobiernos esgrimían para llegar a ellos. Sin embargo, la peor parte del
conflicto la experimentó el Tercer Mundo, en donde las superpotencias se
inmiscuyeron completamente, alentaron guerrillas y contrarrevoluciones, y
devastaron tanto como pudieron al adversario, y con él a estos países.

99
David Díaz Arias

En consecuencia, al desaparecer la URSS, la política internacional experimentó


un vacío de poder. Por eso, de forma paralela a la caída del socialismo se presentaron
ideas que, aunque poco novedosas, intentaban responder a la pregunta de cuál sería
la estructura global después del fin de la Guerra Fría.

Francis Fukuyama y su teoría del final de la historia


Una de las que más propaganda recibió fue la de Francis Fukuyama, un politólogo
japonés-estadounidense que publicó un libro con un título fulminante: El Fin de la
Historia (Fukuyama, 1992). La idea central de este texto era que la historia, entendida
como proceso de transformación social, había llegado a su fin. En la visión de
Fukuyama, la historia ya había llegado a su punto último con el capitalismo como
sistema económico (representado en el triunfo de Estados Unidos sobre la URSS), y
en la consolidación de la visión de democracia occidental como el camino a seguir a
nivel mundial.
Las críticas a esta propuesta llovieron de todas partes (Fontana, 1992: 7-16). Una
de las más agudas fue la que hizo el historiador británico Christopher Hill en la
revista History Today. Hill señalaba que: “‘La muerte del marxismo’, como ‘el fin de
las ideologías’ y ‘el fin de la historia’ proceden de las ilusiones de los académicos que
creen que su sociedad ha de ser eterna porque les resulta cómoda. Pero tal vez los
habitantes del tercer mundo no estén tan seguros de que la historia se haya acabado”
(Hill, 1991: 44-47).
En realidad, el argumento de Fukuyama era erróneo porque, contrario a lo que
señalaba, los conflictos no habían acabado, la democracia no se había extendido y las
contradicciones de la economía capitalista de mercado no habían resuelto ni la
pobreza, ni los distintos problemas sociales, multiculturales y de género, que entre
otros muchos aun persistían.
Uno de los acontecimientos que evidenció estas contradicciones fue presenciado
por el mundo entero el 11 de setiembre del 2001, cuando aviones guiados por
fundamentalistas islámicos extremistas chocaron contra el World Trade Center en
Nueva York y contra el Pentágono en Washington, en los Estados Unidos.
El mundo, aunque guiado por una sola superpotencia, no era realmente unipolar
sino más complejo que antes. ¿Por qué? La respuesta no es simple, pero su
formulación se puede brindar al explicar el momento histórico en el que nos
encontramos: la nueva globalización y su impacto sobre los estados y los
nacionalismos tal y como fueron creados en el final del siglo XIX.

100
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

LA GLOBALIZACIÓN POSMODERNA Y LOS ESTADOS-NACIÓN

Posmodernización de la producción
La caída de la Unión Soviética marcó el final de un mundo. ¿Cuál es el mundo nuevo
que se ha formado desde entonces y cuál es el papel de los estados-nación dentro de
él? En las últimas décadas, el planeta ha entrado en lo que Michael Hardt y Antonio
Negri han denominado la posmodernización o la informatización de la producción
(Hardt y Negri, 2002: 261-280).
Desde este punto de vista, se argumenta que desde la Edad Media la humanidad
ha experimentado —y experimenta— tres paradigmas económicos (ver el cuadro 4):
“...el primer paradigma es aquel en el que la agricultura y la extracción de materias
primas dominan la economía; en el segundo, la industria y la fabricación de bienes
durables ocupan la posición privilegiada; y en el tercer paradigma, que es el actual, la
provisión de servicios y el manejo de la información constituyen la médula de la
producción económica. La posición dominante pasó así de la producción primaria a
la secundaria y de ésta a la terciaria. La modernización económica implica el paso del
primer paradigma al segundo, del dominio de la agricultura al de la industria. La
modernización significa industrialización. Podríamos decir que el paso del segundo
paradigma al tercero, es un proceso de posmodernización económica, o mejor aún, de
informatización” (Ibid: 261).
A partir de este marco, se puede decir que así como la industrialización
modernizó la agricultura y convirtió a la sociedad misma en una fábrica, en nuestra
época, con el conjunto de transformaciones que se han venido produciendo
fundamentalmente después de la década de 1970, “la modernización ha llegado a su
fin”, es decir, “la producción industrial ya no expande su dominio sobre las formas
económicas y los fenómenos sociales” (Ibid: 265). Así, mientras “el proceso de
modernización se caracterizó por una migración de la fuerza laboral de la agricultura y
la minería (el sector primario) a la industria (el secundario), el proceso de
posmodernización o de informatización se manifiesta a través de la migración de la
industria al sector de los servicios (el terciario), un desplazamiento que se ha estado
experimentando en los países capitalistas dominantes y particularmente en los
Estados Unidos desde comienzos de la década de 1970” (Ibid). Es esta nueva ruta la
que marca el desarrollo de la globalización contemporánea.

101
David Díaz Arias

Las revoluciones en la comunicación han jugado un papel fundamental en la


definición de este fenómeno. En este sentido, los cambios tecnológicos en los
transportes y las comunicaciones que se han sucedido desde el final de la Segunda
Guerra Mundial, han hecho que las distancias se achiquen como nunca antes en la
historia de la humanidad. Desde el punto de vista económico, el lugar de partida ha
sido la enorme aceleración y difusión de los sistemas de transporte de los productos.

CUADRO 5

Paradigmas económicos en la historia


(según Michael Hardt y Antonio Negri)

Primer Paradigma: tanto en la producción como en los intercambios


económicos la agricultura y la explotación de materias primas son las
actividades dominantes.

Segundo Paradigma: en la producción y en los intercambios


económicos domina el sector industrial y la fabricación de bienes
durables.

Tercer Paradigma: en la producción y en los intercambios económicos


se enfatiza la oferta de servicios y el manejo de la información.

102
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Cambios en las formas de producción


El historiador Eric Hobsbawm lo apunta con suma agudeza: “En el pasado, la
producción se limitaba de hecho a las zonas en las que se daba. E incluso el comercio
estaba condicionado, en ciertos aspectos, por la imposibilidad de transportar bienes
perecederos a grandes distancias conservándolos en su estado natural. Así, se podía
comerciar con trigo, pero no con flores frescas. El gran cambio se produjo con la
aparición de los aviones de carga. El ejemplo más elemental que todos tenemos ante
nuestros ojos es la abolición de los productos agrícolas de temporada. Podemos
importar frutas tropicales, o cerezas, o fresas, con independencia de que estemos o no
en temporada. El transporte aéreo dispone de la velocidad necesaria para traer esos
productos, aún frescos, hasta nuestras mesas” (Hobsbawm, 2000: 83).
La velocidad en los intercambios comerciales ha posibilitado otra cosa además de
la desaparición de los productos agrícolas de temporada. La reducción de la geografía
(o más bien la velocidad en los transportes) ha hecho que la producción, y no sólo el
comercio, se vuelva transnacional. Junto a eso, la informatización de la producción ha
permitido que el control de un proceso sea dirigido sin riesgo desde un punto central,
a pesar de que la producción se lleve a cabo en distintos países.
He aquí la particularidad de esta globalización económica: “Este es el elemento
capital del proceso... Esta es la verdadera diferencia entre la economía global ya
existente en el pasado, antes de 1914, y la de hoy en día. Antes de la Gran Guerra
existía, en efecto, un movimiento de capitales, bienes y trabajo que podríamos definir
como global. Pero lo que todavía no era posible era la emancipación de los bienes
manufactureros y quizás agrícolas de los territorios en que se producían. Cuando la
gente decía ‘industria italiana’, o ‘inglesa’, o ‘estadounidense’ no se refería sólo a
industrias propiedad de ciudadanos de aquellos países, sino a procesos que tenían
lugar más o menos íntegramente en Italia, Inglaterra o los Estados Unidos, a bienes
que se producían dentro de los confines nacionales y que después se intercambiaban
con otros países. Ahora ya no es así” (Ibid: 84-85).
Este proceso de desterritorialización de la economía ha producido una
transformación en las estructuras políticas que se crearon en Europa desde el siglo
XVIII, y que se adoptaron en otras partes del mundo en los siglos XIX y XX. La
informatización ha generado no sólo un gran cambio en la forma en que se desarrolla
la producción sino también una nueva división del trabajo. Así, la producción es cada
vez más transnacional, lo que significa que las economías nacionales creadas después
de 1914, y fortalecidas tras la depresión de la década de 1930, están en franca retirada
en el mundo globalizado.

103
David Díaz Arias

Evidentemente, al ser cuestionada la economía nacional, también se pone en tela


de juicio la legitimidad y la existencia del estado, especialmente aquel que intenta
regular la economía. Es justo allí a donde ha apuntado la reforma neoliberal
propuesta mundialmente y aplicada con fuerza en todo el planeta, especialmente en
los países pobres. Desde esta perspectiva, el estado, más que un impulsor, es una
estructura que entorpece la libre circulación de los productos. Por eso, esta ideología
propone reducir hasta sus límites más pequeños la actividad del estado, y hacerlo
sacar sus manos por completo del juego de oferta y demanda (Ramos Pérez, 2001).

¿MUERTE DEL ESTADO-NACIÓN?

La experiencia de la Unión Europea


La apuesta entonces no es más a favor del estado nación que se fortaleció al final de
la Primera Guerra Mundial, sino por un tipo distinto de estructura política que
garantice las alianzas comerciales a nivel regional. Un estado así, no sólo facilita la
circulación de mercancías al eliminar los atrasos en las aduanas fronterizas, sino que
también permite la homogenización de los trámites y asegura la competencia contra
países más grandes u otras unidades regionales.
El mejor ejemplo de este nuevo meta-Estado es la Unión Europea (UE), que se
erige legal y democráticamente sobre otros estados ya existentes. Propuesta como un
sueño al implementarse el Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial, en la
década de 1960 una serie de tratados entre Bélgica, Francia, Alemania Occidental,
Italia, Luxemburgo y los Países Bajos dieron origen a la Comunidad Europea del
Acero y el Carbón, a la que se incorporaron Dinamarca, Gran Bretaña, e Irlanda en
1973, Grecia en 1981, España y Portugal en 1986 y Alemania Oriental en 1990. En
1992, cuando la URSS ya era historia y los procesos de informatización de la
economía estaban en su plena extensión, estos países firmaron el Tratado de la Unión
Europea, por medio del cual llevaron la unidad más allá de cuestiones meramente
económicas, incorporando acuerdos como la libre circulación de ciudadanos
europeos en todos los países miembros, el establecimiento de una política de defensa
común, dándole mayores poderes al Parlamento Europeo y planeando una próxima
unión económica y monetaria. Estos puntos se irán desarrollando poco a poco y
presentan una apuesta por una Europa unida.
En 1995, Austria, Finlandia y Suecia se incorporaron a este proyecto; mientras
que en el 2004 lo hicieron Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa,

104
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre; y en el 2007 también Bulgaria y


Rumanía. Hacia este último año, Turquía, Croacia y la Antigua República Yugoslava
de Macedonia, aparecían como candidatos para integrarse a la Unión. Por si fuera
poco, el 29 de octubre del 2004, los países miembros firmaron en Roma un tratado
por el que se establece una Constitución para toda Europa, y que en el 2008 había
sido ratificada por medio de elecciones en quince estados miembros y rechazada por
tres (los Países Bajos, Francia e Irlanda) (Van Empel, 2003; Blanke y Mangiameli,
2006); Kohler-Koch y Rittberger, 2007).
No hay duda, el programa y el éxito de unidad en Europa, apetecido también por
países que históricamente no pertenecen a esta región, refleja la funcionalidad y
popularidad de estos proyectos metaestatales como nuevas formas de dar balance al
poderío mundial ostentado por los Estados Unidos.

Transformaciones en la identidad nacional


Si el Estado de tipo moderno que fue levantado en el siglo XIX ha experimentado
problemas, lo mismo puede decirse de la identidad nacional. Efectivamente, al
cuestionar el marco institucional en el que opera y tiene sentido, la nacionalidad pierde
terreno, y el conjunto de simbolismos que la animaban entran en deterioro (Veit-
Brause, 1995: 59-76). De hecho, una de las cuestiones más importantes que
organismos como la UE proyectan, es una reinvención de las identidades nacionales
para ajustarlas a los nuevos tiempos. La renuncia a una moneda local, como en el caso
de la UE, por ejemplo, es un gran paso en ese sentido, ya que muestra la trascendencia
de crear nuevas formas de identidad regional que posibiliten el reconocimiento de los
individuos como parte de una región, en lugar de su ligamen a una nación.
Este tipo de proyectos incluso posee una tradición en la cual se pueden fundar.
Así, la propuesta guiada por el presidente venezolano Hugo Chávez (1954-) de una
unidad latinoamericana para enfrentar el imperialismo estadounidense, rescatando el
ideal bolivariano, forma también parte de este proceso (Gott, 2000; Gott, 2005).
No obstante, la muerte del estado-nación no es algo que se pueda pronosticar
todavía. Esto es así porque la globalización de la economía sigue dándose en la
mayoría del mundo con la existencia y reconocimiento de esos estados y dentro de
sus marcos regulatorios tanto jurídicos como políticos. Además, en algunos casos, el
impacto de la globalización más bien ha hecho despertar con renovadas fuerzas las
identidades nacionales.

105
David Díaz Arias

El caso latinoamericano
En Latinoamérica, paralelo a la globalización, se ha producido una vuelta al
sentimiento antiimperialista, lucha liderada también por la Venezuela de Hugo
Chávez, pero en la que están presentes otros países como Argentina, Bolivia, Ecuador
y Brasil. En esos lugares, en donde la izquierda latinoamericana ha obtenido
constantes victorias políticas que, a diferencia de lo que ocurrió en las décadas de
1950 y 1960, han sido todas de tipo electoral, la llamada alternativa bolivariana
constituye un proyecto que a corto plazo les permite colocarse en la agenda mundial
y, a la vez, renovar el antiimperialismo y sus propios nacionalismos basados en el
aseguramiento de su soberanía (Petras y Veltmeyer, 2005).
Empero, un importante problema de este proyecto está en el populismo que lo
ha caracterizado, el cual debe superar para que se consolide como una verdadera
opción que resuelva los grandes problemas estructurales latinoamericanos: la pobreza
y la desigualdad. El llamado Socialismo del Siglo XXI (Díaz Rangel, 2006; Dieterich,
2005) está, sin embargo, apenas en su fase de arranque y habrá que ver si realmente
logra despegar y afianzarse.

El fundamentalismo islámico
En otros lugares, la llegada de la globalización ha producido movimientos opositores
sumamente fuertes, que se basan más en la religión que en las identidades políticas.
Así, en lugares como los países islámicos del Medio Oriente, el fundamentalismo ha
crecido como consecuencia de la amenaza que la globalización presenta para las
costumbres, tradiciones, e identidad religiosa de los musulmanes.
Principalmente, el fundamentalismo islámico busca rescatar esos valores que
considera propios e inherentes a su cultura, así como la aplicación única y precisa de
la Shari’ia o ley islámica (Marín Guzmán, 2001). En ese sentido, el fundamentalismo
islámico observa como una amenaza para el Islam la extensión de las ideas de
globalización, así como otros valores político-culturales que le llegan de Occidente.
Además, ese temor está relacionado con un profundo anti-americanismo, producto
del apoyo estadounidense a la causa y la existencia del Estado de Israel (establecido
en 1948 por la ONU en territorio palestino) y en su conflicto con los pueblos
musulmanes de la región. Por eso: “los fundamentalistas enfatizan en la trascendencia
de Dios sobre la inmanencia, con las implicaciones políticas que ello tiene en las
sociedades musulmanas… Defienden también la unidad frente a la diversidad y lo
propio del Islam contra lo ajeno. Estos asuntos significan de hecho la defensa de los
valores culturales propios contra la globalización así como la lucha por la justicia

106
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

social islámica contra los gobiernos locales, contra el secularismo, la corrupción,


contra Occidente, contra el capitalismo y en última instancia contra todo el proceso
de la globalización, en los niveles económico, cultural y técnico. Para los
fundamentalistas musulmanes el capitalismo y la globalización intentan anular y
sustituir la identidad cultural islámica. Por ello la lucha, violenta, armada e incluso
terrorista, la predican como un deber de todo musulmán” (Marín Guzmán, s.f).

CONTRADICCIONES DE LA GLOBALIZACIÓN
Un último punto refiere a la manera en que la globalización así como fomenta la
unidad regional y económica, niega las posibilidades migratorias y las sigue
restringiendo a los límites del estado-nación. En otras palabras, al tiempo en que se
habla de libre mercado, se cierran las fronteras a las migraciones fluidas. Si el capital
tiene libre tránsito entre los estados, las personas no lo tienen. Empero, auspiciada
por la tremenda pobreza que el neoliberalismo no ha sabido resolver, una corriente
migratoria gigante ha partido de los países pobres hacia los países ricos.
Las personas desesperadas por un mejor presente, han cruzado en forma ilegal
las fronteras, se han empleado en trabajos fuertes, y viven ocultas del brazo del
Estado receptor que las acusa por su ilegalidad. Estados Unidos y la migración ilegal
latina es uno de los mejores ejemplos, pero el mismo problema se presenta en España
con los migrantes africanos ilegales y en Francia con sus pares turcos (Beath, 2006:
151-192). Este fenómeno a su vez propicia la aparición de grupos conservadores,
xenofóbicos y racistas que, escudados en la idea de la legalidad, descargan todo su
temor y odio racial hacia esas poblaciones que, indefensas, viven la persecución.
Sin embargo, algo ha cambiado. De repente, en el 2006 y en el 2007, las
poblaciones de migrantes ilegales en Estados Unidos se lanzaron a las calles
produciendo grandes manifestaciones que no pedían sino exigían una reforma
migratoria que les diera la posibilidad de arreglar su estatus legal. Incluso, el 1º de
mayo del 2006 los latinos organizaron un día de huelga en toda la Unión Americana,
algo que no tiene ningún antecedente en la historia reciente de este país.
Sin duda, el siglo XXI, tremendamente diverso y heredero de los grandes
problemas del siglo XX, tendrá que intentar resolver el problema de las identidades y
los estados si es que la humanidad quiere sobrevivir.

107
David Díaz Arias

ANÁLISIS TEMÁTICO DEL CAPÍTULO 4

A. El muro de Berlín

Observe esta imagen. Es un grafiti que celebra la caída del Muro de Berlín. ¿Qué tipo de
explicación podría usted plantear para poder entender lo que este grafiti trata de
exponer?

B. Nacionalismo hoy
Antes de avanzar en la lectura trate de desarrollar el siguiente ejercicio. Supongamos que
usted es responsable de describir la manera en que se vive cotidianamente el nacionalismo en
su país, y para hacerlo debe comparar esa experiencia con la manera en que se vivió el
nacionalismo en el siglo XX. ¿Cree usted que la forma en que se vivió el nacionalismo en el siglo
XX se presenta todavía en su país actualmente? ¿Piensa usted que el nacionalismo de siglo XX
tiene todavía validez hoy? Razone su respuesta con al menos un ejemplo.

108
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

C. El cambio en la producción: de los diseños para todos a los productos


construidos especialmente para usted
Uno de los argumentos más utilizados en la propaganda comercial es afirmar que el objeto o
producto ofrecido ha sido fabricado especialmente para el consumidor (usted o yo), múltiple
pero a la vez único. Esta idea ejemplifica muy bien el cambio del que hablan Hardt y Negri
respecto a los paradigmas económicos.
En el pasado, por ejemplo en la década de 1930, los diversos artefactos eran producidos
pensando esencialmente en su función práctica. Por ejemplo, un automóvil era ideado y
producido por diseñadores e ingenieros basándose en sus propios gustos y en “necesidades”
que ellos creían que eran generales para la población.
Ahora, en cambio, antes de producir un automóvil se desarrollan múltiples estudios de
opinión para determinar qué tipo de necesidades y gustos tiene el público meta de ese
artefacto. Así, el producto ya no se vende como un objeto construido por empresarios, sino
diseñado específicamente para un público determinado. Por eso, la información se ha
convertido en un recurso muy valioso para orientar la producción. En consecuencia, se ha dado
un desarrollo importante de empresas que solamente se dedican a recopilar información sobre
los consumidores; información que luego venden, por ejemplo, a las empresas productoras de
equipos o de transporte.
Las actividades visibles que se utilizan para recolectar esa información pueden involucrar
encuestas, entrevistas y cuestionarios. Pero también hay otras actividades que pueden ser
inadvertidas por la mayoría de los consumidores, quienes suministran mucha información sin
darse cuenta. Por ejemplo, algunos comercios promocionan entre sus clientes el uso de tarjetas
especiales con las cuales acumulan puntos cada vez que compran, posteriormente esos puntos
pueden ser canjeados por “regalos” o incluso se pueden aplicar directamente en una compra.
Lo que el cliente no siempre sabe es que, simultáneamente, cada vez que entrega la
tarjeta especial al cajero, está suministrando diversos datos: el día en que se produjo la
compra, la lista de lo que se compró, el nombre del cliente y el monto de lo comprado. Después
de varios meses de hacer lo mismo, el cliente, sin su consentimiento, le ha dado al comerciante
una importante base de datos para determinar sus gustos y patrones de consumo. Con base en
eso, el comerciante puede desarrollar nuevas estrategias de mercadotecnia.

109
David Díaz Arias

D. Propaganda y vida cotidiana


Busque en el periódico un anuncio publicitario de algún producto. Observe detenidamente las
imágenes y la manera en que esas imágenes se relacionan con el texto que las acompaña.
Luego, hágase las siguientes preguntas:
1. ¿Qué es lo que intenta vender el anuncio?
2. ¿Cómo la propaganda analizada trata de vender lo que anuncia? ¿Qué tipo de
imágenes utiliza? ¿Qué dice el texto del anuncio sobre el producto que vende?
3. ¿De qué formas el producto que se vende es presentado por la propaganda como
especial para usted? ¿¿Se relaciona con alguna “necesidad” de su vida cotidiana?
4. ¿Por qué cree usted que el objeto que le intenta vender ese anuncio publicitario
recurre a esas imágenes y textos para ser vendido?
5. Intente el mismo tipo de análisis con anuncios publicitarios en radio, televisión o
Internet.

E. Neoliberalismo
El neoliberalismo es un pensamiento económico vinculado a un equipo de economistas de la
Universidad de Chicago (U.S.A.), liderados por Milton Friedman. A partir de la década de 1950,
estos economistas desarrollaron una fuerte crítica de las políticas de intervención económica
estatal que se habían desarrollado en los Estados Unidos después de la Gran Depresión,
durante la década de 1930. Aunque el asunto es más complicado, las tesis neoliberales pueden
resumirse así:
1. oposición al desarrollo de políticas monetarias que pretenden producir un
aumento en la cantidad de dinero que circula dentro de un país, con el fin de
acrecentar el consumo de bienes y servicios que se consumen dentro de ese país
(demanda agregada);
2. oposición a la implementación de impuestos a las actividades de intercambio
comercial (ejemplo: impuestos a los productos extranjeros que entran o salen de
un país); y
3. reducción de los gastos y del tamaño del Estado.
A finales de la década de 1970, la visión neoliberal ganó popularidad entre profesores de
economía en todo el planeta. Desde ese momento, muchos estudiantes de los países del Tercer
Mundo que asistieron a estudiar economía a la Universidad de Chicago, se empaparon de ese
pensamiento y volvieron a sus países con la intención de ponerlo en marcha.

110
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

En América Latina, un importante grupo de jóvenes vinculados a los gobiernos impulsaron


dichas políticas neoliberales en las décadas de 1980 y 1990. Su intención era reducir el tamaño
del Estado vendiendo o privatizando las empresas estatales creadas en el pasado, abriendo los
mercados y liberándolos de impuestos a través de tratados de libre comercio, y en general
limitando la intervención del Estado en las decisiones económicas.

F. Crítica al neoliberalismo
Muchos críticos del neoliberalismo han vinculado sus políticas a razones geopolíticas. Así,
apuntan que detrás de las reformas a la economía se encuentra el interés de mantener los
mercados sujetos al poder de las multinacionales y a la influencia del estilo de vida de la clase
media estadounidense.
Los opositores al neoliberalismo también aseguran que hay intereses de clase en la teoría
económica neoliberal, es decir, que los sectores más ricos impulsan este tipo de reformas con
la intención de volverse más ricos a costa de las empresas y negocios estatales privatizados o
vendidos por la reforma neoliberal. Por su parte, los defensores de las reformas argumentan
que son la única solución para conseguir el desarrollo económico y el bienestar de las clases
más pobres. ¿Qué opina usted?

G. El espacio del Meta Estado


Esta fotografía muestra al Parlamento de la Unión Europea en Estrasburgo (Alsacia, Francia).
Como puede observar, el diseño se ajusta al espacio de deliberaciones políticas que
comenzamos a ver afirmarse en la pintura de la Cámara de los Comunes (página 26y luego
advertimos en la imagen de la juramentación de los diputados a las Cortes de Cádiz (página 31).
La disposición circular no es antojadiza. Por un lado, permite a los representantes
identificar fácilmente a sus colegas al facilitar la visibilidad de los presentes. Por el otro, esta
disposición no jerarquiza necesariamente a los presentes, dando la idea de igualdad. ¿Qué
otros elementos de la política moderna se notan en este diseño?

111
David Díaz Arias

Fotografía de Cédric Puisney (2003)

H. El populismo 11
Generalmente se utiliza la palabra populismo como sinónimo de un líder político que
desarrolla, sin prestar atención al impacto económico, políticas continuadas para subsanar
problemas inmediatos de la población de su país. Esas políticas pueden involucrar la
construcción de casas, la emisión de bonos, el regalo de dinero, el abaratamiento de productos,
la creación de empleos en las instituciones estatales, entre otras actividades. Sin embargo, esta
visión del populismo, aunque cotidiana, es inexacta.
El populismo es un fenómeno muy complejo que va mucho más allá de las políticas
mencionadas y que involucra un conjunto heterogéneo de factores. Por eso, la forma en que se
utiliza el término populista en este texto, apunta a la visión compleja del concepto y no a la
simplista resumida más arriba.
Pero entonces, ¿cómo se puede definir al populismo? No hay una definición científico
social clara para hacerlo. Una de las personas que más ha estudiado este fenómeno es el
historiador y politólogo argentino Ernesto Laclau. En el 2005 Laclau publicó su versión más
refinada del estudio del populismo en un libro titulado On Populist Reason (La Razón Populista).
Lo más interesante de este texto es la radicalidad en la concepción del populismo de la
que parte el autor. La propuesta de Laclau es que si ha de entenderse el populismo como

11
Quienes tengan interés en profundizar sobre este tema pueden revisar el libro de Ernesto Laclau: On
Populist Reason (Londres: Verso, 2005).

112
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

fenómeno social, esto pasa por una reconstrucción completa del lugar desde donde se ha
analizado lo político social y el papel que en esto juegan varias teorías y conceptos impulsados
básicamente en la psiquiatría, a partir de la transformación promovida por los estudios de
Freud y Lacan y de la rearticulación del estudio de la hegemonía y la representación de los
conceptos políticos en las Ciencias Sociales.
El texto de Laclau da para una discusión muy amplia y compleja. Por eso, a riesgo de
simplificar, nos vamos a centrar en un elemento fundamental de su aparato analítico: lo que
Laclau llama demandas democráticas, las cuales son, básicamente, las células originarias que
dan origen al populismo.
De acuerdo con el teórico argentino, la insatisfacción social que no encuentra respuesta
en la institucionalidad estatal y cuya voz es desatendida constantemente, tiende a configurar
pequeñas demandas democráticas heterogéneas. Dichas demandas pueden ser muy
diferentes, pero al juntarse en un determinado momento histórico en su eje central (es decir, el
reclamo ante las necesidades insatisfechas), alienta una identificación entre todos los grupos
reclamantes y produce una unidad entre esos grupos sociales heterogéneos. Así, las pequeñas
demandas de pequeños grupos (como por ejemplo la recolección de la basura a tiempo, la
seguridad comunal, la existencia de un transporte público decente) van construyendo cadenas
con demandas más amplias que se lanzan en contra de la estructura institucional estatal y que
terminan por configurar un grupo social amplio, cuyas reales, justas e insatisfechas demandas
atribuyen a la clase política gobernante el origen de sus problemas y por lo tanto de su
descontento. En ese momento, el éxito de un(a) líder en hacerse con la representación de la
solución a todas esas demandas, residirá en la capacidad que tenga de convertirse en un
significante vacío que las reúna a todas ellas.
En otras palabras, el populismo adquiere corporeidad como movimiento político cuando
las heterogéneas necesidades insatisfechas son representadas en su solución en una persona y
en un programa igualmente heterogéneo. Entonces, la máquina de representación populista
comienza a andar con mayor rapidez, hasta alcanzar la cúspide del poder. A partir de allí se le
da corporeidad a las políticas populistas.

113
David Díaz Arias

EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN PARA EL CAPÍTULO 4

1. Explique las causas de la caída y la desaparición de la Unión Soviética.

2. ¿A qué se llama “fin de la historia”? ¿Qué relación tiene ese término con la caída de
la Unión Soviética?

3. ¿A qué se llama globalización posmoderna? Para argumentar su respuesta


mencione términos como “informatización de la producción”, “desterritorialización
de la economía” y neoliberalismo.

4. ¿Piensa usted que el estilo de estado nación que se construyó en el siglo XIX y se
consolidó en el siglo XX está condenado a desaparecer en el siglo XXI? Ya sea que su
respuesta sea afirmativa o negativa, razónela con ejemplos.

5. ¿De qué forma, en su vida cotidiana, se revive u olvida la historia de los


nacionalismos que se ha analizado en este módulo? Piense en su participación
como ciudadano en las decisiones políticas, en la manera en que educa a sus hijos e
hijas, en su relación con ciudadanos de otros países, en su interés por lo que ocurre
en su país y en el mundo. ¿Cree usted que es válido el análisis del pasado para
pensar su presente cotidiano?

6. Complete el siguiente esquema sobre los principales temas desarrollados en el


cuarto capítulo del módulo.

114
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

I PARTE

El término “Socialismo Realmente Existente” se utiliza para designar:


_______________________________________________________________
_______________________________________________________________
______________________________________________________________

La caída
de la
Los conceptos “Perestroika” y “Glasnost” se refieren a las siguientes
Unión Soviética transformaciones dentro de la Unión Soviética:

Perestroika: ___________________________________________________
______________________________________________________________
Glasnost: ______________________________________________________
______________________________________________________________

La teoría del final de la historia argumenta que:

______________________________________________________________
______________________________________________________________
______________________________________________________________

El final
de la Historia
Los problemas que presenta el argumento de la teoría del final de la
historia consisten en:
______________________________________________________________
______________________________________________________________
______________________________________________________________

CONTINÚA

115
David Díaz Arias

II PARTE

Posmodernización de la Producción

Cambios en los medios de comunicación La “desterritorialización de la economía”


consiste en:

_________________________________ _________________________________

_________________________________ _________________________________

_________________________________ _________________________________

_________________________________ _________________________________

________________________________ ________________________________

________________________________ ________________________________

La “reforma neoliberal” es una transformación que involucra:

_______________________________________________________

_______________________________________________________

_______________________________________________________

_______________________________________________________

CONTINÚA

116
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

III PARTE

La Unión Europea puede considerarse un Meta Estado porque.


__________________________________________________________________________

__________________________________________________________________________

__________________________________________________________________________

__________________________________________________________________________

Globalización e identidad nacional

En el inicio del siglo XXI ha habido una vuelta El “fundamentalismo islámico” pretende:
de la izquierda política en Latinoamérica como
producto de: ______________________________________

______________________________________ ______________________________________

______________________________________ ______________________________________

______________________________________ ______________________________________

______________________________________ ______________________________________

______________________________________ ______________________________________

La globalización es también un proceso que presenta contradicciones porque:

________________________________________________________________________

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117
David Díaz Arias

118
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

CONCLUSIONES DEL MÓDULO 1

En su libro Humanity (Humanidad), Jonathan Glover relata una anécdota de un viaje


a Cracovia (Polonia) a inicios de la década de 1990. Un día, él y varios filósofos
ingleses tomaron un autobús y se desplazaron a Auschwitz un lugar que se convirtió
durante la Segunda Guerra Mundial en uno de los peores campos de concentración
para prisioneros de guerra, y que ha sido catalogado como el mayor centro de
exterminio, en donde los nazis mostraron toda su capacidad destructora y racismo.
Se calcula que en Auschwitz fueron asesinados 1,3 millones de personas de las cuales
un 90% eran judíos (Langbein, 2004).
Glover cuenta que camino a Auschwitz la conversación filosófica entre ellos era
intensa; sin embargo, después de la visita y en el viaje de retorno, todos iban en
silencio. No había forma, ni lenguaje ético para describir lo que habían visto y
sentido en aquel lugar. No había manera de explicar la catástrofe humana que el
nazismo representa. Glover añade: “Un pensamiento central después de una visita a
Auschwitz es que ‘Nunca Más’ es la única respuesta moralmente seria. Los campos
de batalla de la Primera Guerra Mundial provocan el mismo pensamiento. No he
estado en Hiroshima ni en Nagasaki, ni en los sitios del Gulag, ni en Camboya, pero
en esos sitios debe aparecer el mismo pensamiento también” (Glover, 2001: 399).
La visita que hemos hecho en este módulo a la historia de los estados y las
naciones en los últimos dos siglos, aspira a que los estudiantes compartan el
sentimiento de Glover al visitar Auschwitz y de Borges al construir su poema “Juan
López y John Ward”. En este punto el estudiante se puede preguntar: ¿Quiénes
fueron esos que pelearon en la Primera Guerra Mundial? ¿Quiénes apoyaron el
régimen de Stalin? ¿Quiénes torturaron y mataron judíos durante la Segunda Guerra
Mundial? ¿Quiénes apoyaron la construcción del Apartheid y sus políticas racistas?
¿Quién llevó adelante el genocidio en Ruanda? ¿Quiénes se silenciaron con la guerra
sucia en Latinoamérica? ¿Quiénes torturaron a la oposición y mataron a otra gente
solamente porque aparentaban ser diferentes, hablaban otro idioma, tenían otras
ideas políticas, formaban parte de otra nación?
Los que hicieron esto no fueron únicamente políticos o monstruos. Ellos fueron
apoyados por seres humanos comunes y corrientes. Como señaló la escritora rusa

119
David Díaz Arias

Nadezhda Mandel’shtam, de forma muy similar a la duda de Borges planteada en la


introducción de este módulo: la “única cosa realmente extraña es que todo esto fue
hecho por gente, por la gente más común… ¿Cómo podemos entender o explicar
esto?” (Mandel’shtam, 1970: 251-252).
El fenómeno de que individuos que compartían un territorio adquirieran una
identidad entre sí, es uno de los grandes resultados de la historia de los siglos XIX y
XX. La construcción de los estados europeos y la transformación que de ellos hicieron
las revoluciones burguesas que sacudieron Europa y América en los siglos XVIII y
XIX, pusieron un nuevo actor en el escenario internacional: el estado-nación. La
Revolución francesa (1789-1799) le dio un impulso fundamental a esa nueva estructura
político-social, al tratar de poner en práctica la consolidación de sentimientos de
pertenencia entre los miembros que la integraban. No obstante, será en el siglo XIX
cuando se consolidará verdaderamente esta idea de un estado, que a su vez estaba
formado por ciudadanos que creían que compartían una identidad común.
Asimismo, se producirá una transición de la visión de que solo los grandes
estados (económica, política y militarmente hablando) tenían posibilidades de formar
naciones. Hacia el final del siglo XIX, los movimientos nacionalistas que se
desataron en diversas partes de Europa y América, abogaron por la legitimidad de
estados-nación pequeños. El final de la Primera Guerra Mundial concretizó este
proyecto al agregar a la relación estado-nación una nueva variable: la economía
nacional. En el periodo entre guerras ese sentimiento nacionalista creció, y se
convirtió en una de las bases en las que se forjó y justificó tanto el fascismo como
sus ideas totalitarias que condujeron a la Segunda Guerra Mundial.
El final de la Segunda Guerra Mundial modificó el mapa de Europa y las
relaciones de poder internacionales. El inicio de la Guerra Fría marcó la manera en
que las dos grandes superpotencias (los Estados Unidos y la Unión Soviética)
interpretaban su papel mundial. A partir de entonces, a la lucha discursiva entre
ambos bloques se adjuntó una lucha en el Tercer Mundo que en ese momento
apostaba por producir cambios en la manera en que los estados burgueses habían
sido moldeados.
En África, Asia y Latinoamérica, el ideal de estado-nación había sido importado
por intelectuales, patriotas y estadistas, pero también por el imperialismo europeo.
En Latinoamérica este proceso se ajustó primero a las luchas de independencia, y a la
adopción del sistema republicano después de la emancipación.

120
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

Hacia el inicio del siglo XX, cuando ya se habían más o menos formado los
estados, y había exitosos proyectos de construcción de identidades nacionales, las
pretensiones estadounidenses sobre la región ayudaron a formar un sentimiento
antiimperialista que conectó a América Latina con el pasado griego, romano e
indígena precolombino. En el siglo XX, ese sentimiento madurará en forma de
revolución social, y hará temblar las bases de los estados burgueses y del
imperialismo. Hacia el inicio del siglo XXI, Latinoamérica ha vuelto a esta idea y,
con un fuerte giro a la izquierda en Suramérica, propone una nueva vía para alcanzar
la soberanía nacional y la solución de los problemas sociales. Sin embargo, no está
todavía claro si esa ruta será verdaderamente la transformación que necesita la región
o, en el peor de los casos, simplemente una repetición del modelo autoritario que
produjo el estalinismo en la Unión Soviética en el siglo XX.
En Asia y África la descolonización estuvo acompañada por la intervención
extranjera y por el reavivamiento de las tensiones étnico-nacionales. Al caer la URSS
esto se aceleró. La desaparición de la URSS en 1991 conllevó a una pérdida del
interés por mantener milicias y regímenes totalitarios en varias zonas del mundo,
como África o incluso en Europa del este, que durante la Guerra Fría se habían
considerado estratégicas. El retiro de las potencias provocó inmediatamente el
estallido de los problemas étnicos y de las diferencias al interior de los estados.
Incluso estados que habían existido básicamente porque fueron sostenidos por el
ejército ruso, desaparecieron en la década de 1990, no sin antes desatar guerras y
exterminios inter-étnicos.
En el siglo XXI no es tan seguro que los estados-nación tal y como fueron
concebidos en el siglo anterior, tengan posibilidades de seguir existiendo. La
globalización ha alterado fuertemente la manera en que la gente entiende los límites
territoriales y la economía global, y las empresas multinacionales aspiran a liberarse
de las ataduras y reglamentaciones que los estados nacionales les impusieron en el
siglo anterior. Por otra parte, la consolidación y éxito de espacios políticos regionales
como la Unión Europea y la formación de zonas de libre comercio, hacen pensar
que en el futuro próximo el estado-nación tiene sus días contados. Sin embargo, es
un poco prematuro afirmar una cosa así. Todavía la mayoría de relaciones
internacionales se realiza con base en el reconocimiento de los estados-nación;
además, el sentimiento nacionalista ha aflorado en diversas zonas del planeta. Es
nuestro deber sin embargo, replantear la manera en que esas identidades se han
utilizado de cara al siglo XXI.

121
David Díaz Arias

Si la historia nos puede dar una vía para emprender este nuevo siglo, esa vía está
en la manera en que podemos utilizar el pasado para evaluar las posibilidades
presentes y transformar las del futuro. Una de las llaves que nos da la historia para
eso, es el entendimiento de la diversidad cultural, del valor tanto de la historia ajena
como de la historia propia, de la necesidad de ubicar la vida y la humanidad por
encima de las ideologías, y de que a pesar de ser diferentes y heterogéneos, somos
también el producto de una historia de interacción compartida.
Es necesario por eso consolidar la tolerancia como una herramienta para el
contacto en la vida cotidiana y asumir como nuestra la lucha por un mundo justo,
democrático y multicultural. De ello depende el futuro del planeta, y eso es
justamente una de las cosas fundamentales que el estudio de la historia de las
naciones y los estados nos puede proporcionar. Existen además otros problemas,
más de tipo económico, de los cuales debemos conocer su historia para poder
brindar las necesarias respuestas para su solución. A eso precisamente se dedica el
siguiente módulo.

122
Estados, sociedades y nacionalismos en un mundo globalizado Módulo 1

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130
Conexiones entre módulos

DE LA POLÍTICA A LA ECONOMÍA
Y EL MEDIO AMBIENTE
Interrogado acerca de cómo se podía entender el siglo XX, el historiador italiano
Leo Valiani dijo: “Nuestro siglo demuestra que el triunfo de los ideales de la
justicia y la igualdad siempre es efímero, pero también que, si conseguimos
preservar la libertad, siempre es posible comenzar de nuevo… Es necesario
conservar la esperanza incluso en las situaciones más desesperadas” (citado por
Hobsbawm, 1996: 12). Esta frase de Valiani es un buen resumen del módulo de
historia política que acaba de finalizar.
En efecto, en las páginas anteriores, usted ha visualizado cómo algunos
buenos ideales terminaron el siglo hechos trizas. Hay poco que agregar al
respecto. Pero la respuesta de Valiani es también una advertencia acerca de la
posibilidad de que la esperanza, eternamente encerrada en la caja de Pandora, se
conserve intacta para aquellos que quieran recuperarla. Esta reflexión es también
válida no sólo para los ideales políticos sino para los económicos.
Una mirada a la política durante los dos últimos siglos es una mirada
incompleta para entender el mundo contemporáneo. Necesitamos precisar cómo,
en ese viaje de lo político hacia la construcción y desconstrucción de los estados-
nacionales, otros elementos fueron fundamentales para la modelación de la
sociedad en la que vivimos. Por eso, debemos ahora dejar el carro de la política y
subirnos a uno nuevo, cambiar así de ruta para lograr el mismo objetivo:
comprender el presente inspeccionando el pasado. Es hora de ir a la economía.
Pero esa nueva ruta no consiste solo en descubrir las fases económicas por
las que ha atravesado el planeta en los últimos dos siglos. Involucra más: precisa
inspeccionar la trayectoria del sistema capitalista desde la Revolución Industrial
hasta la construcción de una economía globalizada al final del siglo XX. Como se
verá, existen muchas coincidencias en esa ruta económica y la de la política que
acabamos de terminar. No es para menos; las actividades humanas están
interconectadas. Pero también se podrán advertir las particularidades de lo
económico frente a lo que ya hemos estudiado.
Además, el módulo 2 terminará profundizando en dos elementos que ya se
vieron en el primer módulo: el primer elemento constituye una concentración y
profundización en la manera en que los cambios económicos mundiales, así
como el arrastre del pasado, afectaron a la región centroamericana. El segundo
elemento constituye una reflexión sobre las relaciones sociedad – naturaleza -
ambiente en un intento por entender la crisis medioambiental del presente.

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Conexiones entre módulos

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