Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Hora de Preocuparse
La Hora de Preocuparse
La hora de preocuparse
¿Quién no ha tenido preocupaciones en algún momento? ¿Quién no tiene alguna
preocupación ahora mismo?
Tenemos una cierta facilidad en pensar en todo aquello que puede salir mal, aunque
tengamos la experiencia de que la inmensa mayoría de desastres que anticipamos
nunca llegan a producirse.
Al hombre primitivo que fácilmente podía ser devorado por un depredador le podía
ser útil anticipar este acontecimiento, y esa respuesta era adaptativa en su entorno,
pero seguramente ya no lo es en nuestro entorno actual.
Otro motivo por el que nos preocupamos es porque nos da la sensación de que,
haciéndolo, somos agentes activos en la resolución de ese problema.
Y damos vueltas y más vueltas a cosas que, en muchas ocasiones, están fuera de
nuestra zona de control, o sea, que no dependen de nosotros.
Lo que facilita que aparezcan estos pensamientos intrusivos (no pensamos en ellos
voluntariamente, aparecen sin pedir permiso) es el estado emocional en el que nos
encontramos. Intentamos aplacar una cierta angustia, pero el resultado es que
nuestro estado emocional termina peor que antes, afectando, por supuesto, a
nuestro bienestar.
Vamos a marcarnos una hora al día que vamos a destinar a pensar en esos temas
que nos preocupan. Una hora que no sea demasiado cercana a la hora de
acostarnos, para no interferir negativamente en nuestro sueño.
2
Por ejemplo, nos podemos decir que dedicaremos media hora a partir de las siete
de la tarde para preocuparnos.
No nos sirve, cuando nos asalta un pensamiento intrusivo, decir que no vamos a
pensar en ello.
¿Qué ocurre si nos decimos que no queremos pensar en un coche rojo?, pues eso…
Lo que nos sirve es aceptar el pensamiento y decirle que sí, que pensaremos en ello,
pero a partir de las siete de la tarde.
Carles y Patricia