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Lectura 28
Siguiendo a Freud diremos que la constitución sexual hereditaria nos brinda una gran
diversidad de disposiciones, según esta o aquella pulsión parcial, sola o en unión con otras,
posea una fuerza singular. La constitución sexual forma con el vivenciar infantil otra “serie
complementaria”, semejante a la existente entre predisposición y vivenciar accidental del
adulto. (Freud, pp. 330)
A las vivencias sexuales infantiles se encuentra siempre ligada la libido de los neuróticos. La
libido regresa a las vivencias sexuales infantiles, que adquieren importancia regresivamente.
Con lo cual su importancia patógena está forzada justamente por la regresión.
Las vivencias infantiles tienen una importancia que les es propia, de hecho existen neurosis
infantiles en las que la distancia temporal no tiene significado y la neurosis se adquiere como
consecuencia de vivencias traumáticas. Así como los sueños de niños nos permitieron
avanzar en comprensiones acerca del trabajo onírico, las neurosis infantiles nos permiten
comprender elementos de las neurosis adultas. En general, en la infancia, no se les da
importancia o no se interpretan algunas manifestaciones como neuróticas. Frecuentemente
aparecen como histerias de angustia (fobias). Si en la adultez surge una neurosis, siempre
encontramos a través del análisis, que es la continuidad directa de la neurosis de la infancia.
En otros casos la neurosis infantil prosigue como una enfermedad que dura toda la vida.
Por otra parte, la libido regresa siempre a vivencias de la infancia por la atracción que
generan los puntos de fijación.
Finalmente, a veces toda la importancia patógena recae sobre las vivencias infantiles, que no
requieren más apoyo que las disposiciones constitucionales y la inmadurez. Otras veces la
importancia recae sobre los conflictos posteriores y la insistencia en impresiones infantiles
aparece por acción de la regresión. Dice Freud: “tenemos los extremos de la ´inhibición´ del
desarrollo” y de la ´regresión´ y entre ellos, todos los grados de conjugación de ambos
factores.” Freud, S. 1916, pp. 332)
Decíamos entonces, recapitulando, que el síntoma crea una satisfacción sustitutiva,
alternativa, a la que se vio frustrada. Lo hace por medio de una regresión a mejores tiempos,
en los que el sujeto no tenía estas dificultades y se retrae para ello en su desarrollo a
momentos de satisfacción aunque tenga que retroceder para ello a momentos como la
lactancia.
El síntoma repite de algún modo aquella modalidad de satisfacción libidinal que fue efectiva
en su momento, aunque desfigurada por la censura que nace del conflicto y por regla general,
dice Freud, volcada a una sensación de sufrimiento y mezclada con elementos que provienen
de la ocasión que llevo a la contracción de la enfermedad.
La modalidad de satisfacción libidinal que implica el síntoma es con todo singular. Primero es
irreconocible para el sujeto, que experimenta más bien sufrimiento y se queja. Esto tiene que
ver con el conflicto psíquico y con lo que decíamos que la satisfacción obtenida no podía ser
explicita sino seguir las condiciones del compromiso. Lo que antiguamente fue para el sujeto
Sobre la fantasía
A la luz de lo anterior se detiene Freud en torno a consideraciones
específicas sobre la fantasía.
El hombre se ve compelido por la presión de la realidad a abandonar
paulatinamente fuentes y objetos placenteros, sexuales y no
sexuales. Para ponerse bajo el gobierno del principio de realidad
debe realizar diversas renuncias, pero estas no son sin alguna
compensación.
Las fantasías son aquellas actividades anímicas donde se
conservan las fuentes y vías de placer resignadas, sustrayéndose al
examen de realidad.
En el fantaseo el hombre sigue disfrutando de la satisfacción de deseos implica, aunque sabe
que tal no es cierta, en el sentido de la realidad. Las fantasías dice Freud son “parques
naturales”, son el espacio donde se conservan ese estado antiguo que otras partes se resignó
a la luz de los requerimientos de la realidad. (Freud, pp. 339)
Las producciones de las fantasías ya las conocimos como “sueños diurnos”. Sabemos: una
satisfacción inusitada de deseo eróticos, ambiciones de todo tipo, heroísmos, se cumplen en
las fantasías y florecen con mayor fuerza mientras más la realidad fuerza al sujeto a la
moderación. La ganancia de placer se obtiene independientemente de la aprobación de la
realidad.
Respecto del lugar de la fantasía en la formación de síntomas tiene que ver con que cuando
la libido frustrada inicia la regresión encuentra el camino a los puntos de fijación ya que los