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Estos fenómenos muestran un funcionamiento más allá del principio del placer e
indican que el dolor forma parte de la meta de la descarga pulsional. La pulsión de
muerte será el concepto que fundamente la emergencia de la repetición: la
tendencia de lo orgánico a reconstruir un estado anterior que el sujeto tuvo que
abandonar en su desarrollo a causa de fuerzas externas perturbadoras.
2. Segunda tópica
En 1920, Freud realiza una modificación capital en su esquema tópico del aparato
psíquico, hasta el momento presentado bajo la división inconsciente-
preconsciente-consciente. Se ve llevado a adaptar este modelo de representación
a partir de los nuevos desarrollos teóricos y clínicos sobre las defensas
inconscientes provenientes del yo, que ya no permiten homologar los polos del
conflicto neurótico con las instancias consciente e inconsciente.
Discernimos que lo Icc no coincide con lo reprimido; sigue siendo correcto que
todo reprimido es icc, pero no todo icc es, por serlo, reprimido. También una parte
del yo, Dios sabe cuán importante, puede ser icc, es seguramente icc. Y esto Icc
del yo no es latente en el sentido de lo Prcc, pues si así fuera no podría ser
activado sin devenir cc, y el hacerlo consciente no depararía dificultades tan
grandes. (Freud, 1992c, p. 19).
Freud propone llamar yo a la parte que se desprende del sistema perceptivo y ello
—toma un término de G. Groddeck— a lo psíquico inconsciente restante. El yo es
la superficie del ello que se modificó a causa de los estímulos del mundo externo;
controla el acceso a la motilidad, las defensas inconscientes (entre las que se
encuentra la represión) y representa al principio de realidad y a la razón. El ello,
por otra parte, representa al principio del placer, las pasiones y a lo inconsciente
reprimido.
Otro punto de vista enuncia que esta trasposición de una elección erótica de
objeto en una alteración del yo es, además, un camino que permite al yo dominar
al ello y profundizar sus vínculos con el ello, aunque, por cierto, a costa de una
gran docilidad hacia sus vivencias. Cuando el yo cobra los rasgos del objeto, por
así decir se impone él mismo al ello como objeto de amor, busca reparar su
pérdida diciéndole: «Mira, puedes amarme también a mí; soy tan parecido al
objeto...». La transposición así cumplida de libido de objeto en libido narcisista
conlleva, manifiestamente, una resignación de las metas sexuales, una
desexualización y, por tanto, una suerte de sublimación. (Freud, 1992c, p. 32).
Caso práctico
Freud relata que la madre del paciente le enseña la historia sagrada con el fin de
distraerle de su bajo ánimo y su angustia, que desaparece, pero es reemplazada
por síntomas obsesivos. El temor a tener nuevamente sueños de angustia lo lleva
a realizar una serie de rituales religiosos, como besar las estampas de los santos
y trazar cruces en su cama y sobre él mismo antes de acostarse.
Ahora bien, a esta crítica racionalista se aunaron muy pronto cavilaciones y dudas
a través de las cuales se trasluce la cooperación de mociones secretas. Una de
las primeras preguntas que dirigió a la ñaña fue si también Cristo tuvo un trasero.
Ella le explicó que había sido un Dios y también un hombre. Y como hombre
había tenido y hecho todo como los demás hombres. Esto no le satisfizo en
absoluto, pero supo consolarse diciéndose que el trasero no era más que la
prolongación de las piernas. La angustia apenas apaciguada de verse precisado a
degradar a la Sagrada Persona volvió a encenderse cuando le afloró la pregunta
de si también Cristo había defecado. No osó formulársela a la piadosa ñaña, pero
halló una escapatoria tal que ella misma no habría podido procurarla mejor. Si
Cristo había hecho vino de la nada, también pudo convertir en nada la comida y
así ahorrarse la defecación. (Freud, 1992a, p. 60).
Video conceptual
Referencias
Freud, S. (1992a). Obras completas (vol. XVII). Buenos Aires, AR: Amorrortu.
Freud, S. (1992b). Obras completas (vol. XVIII). Buenos Aires, AR: Amorrortu.
Freud, S. (1992c). Obras completas (vol. XIX). Buenos Aires, AR: Amorrortu.
☰ Lo inconsciente y la represión
En esta lectura, desarrollamos la génesis epistemológica e histórica de la noción
freudiana de inconsciente a partir de la construcción de su esquema psíquico que,
desde la metapsicología, contempla los aspectos tópico, dinámico y económico.
☰ La pulsión
Reconstruiremos la teoría de las pulsiones de Freud, desde su sistematización
inicial en 1915 con Pulsiones y destinos de pulsión, hasta la segunda teoría
pulsional formulada en 1920 con Más allá del principio del placer.
☰ El narcisismo
El concepto de narcisismo permite a Freud ampliar su teoría de la libido y las
relaciones de objeto, lo que extiende su aplicación a otras categorías clínicas
como la demencia precoz (esquizofrenia) y problematiza, nuevamente, los límites
entre lo normal y lo patológico.
☰ Más allá del principio del placer
En 1920, Freud realiza dos grandes modificaciones en su teoría. En primer lugar,
pone en cuestión el dominio del principio del placer sobre la vida psíquica y
delimita un más allá de este. Luego, en El Yo y el Ello, reformula la tópica y
dinámica del aparato psíquico.