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Constitución del sujeto


Introducción

La recepción del estructuralismo lingüístico por parte de Lacan tiene la particularidad de incluir un sujeto
de la estructura, ausente en los fundamentos iniciales de la teoría saussureana y sus continuadores. El
concepto de sujeto formulado por Lacan es el reverso del sujeto de conocimiento cartesiano; al
producirse en lo inconsciente, aparece privado de reflexividad, conciencia y certeza sobre la realidad.
“Un significante es lo que representa al sujeto para otro significante” (Lacan, 2011, p. 779) es la
definición que determina su lugar en el intervalo, entre dos significantes que no pueden obturar su
sentido, pero que a la vez lo ligan al lenguaje y la cultura. A continuación, se presentarán algunos puntos
centrales del desarrollo teórico del concepto, en primer lugar, a partir de la diferenciación con el yo
freudiano y luego respecto del lugar del Otro como tesoro del significante. 

1. Constitución del sujeto

En 1949, Lacan comienza a diferenciar su noción de sujeto de la concepción freudiana del yo a partir de
la distinción entre el yo [moi] y el yo [je]. Mientras que el primero designa la instancia narcisista,
defensiva y alienante, el segundo indica un lugar de designación del sujeto del inconsciente,
diferenciado del anterior. 

A partir de la tesis del inconsciente estructurado como un lenguaje, en Lacan surge la tarea de asignar
un sujeto a la nueva lectura estructural. Para esto recurre a Roman Jakobson y a la función del shifter,
que produce una designación del lugar del sujeto sin agregar significado, ya que el significante que lo
designaría se encuentra ausente (Lacan, 2011). El yo [je] del shifter tiene para Lacan una
performatividad diferente a partir de su función vocativa, es decir, en la medida en que remite a un
destinatario, pero no a un sujeto. En este sentido, el mensaje siempre vuelve del otro en forma invertida,
ya que en el acto de hablar el sujeto del inconsciente no sabe a quién se dirige. Esta forma de
comprender al sujeto se da a partir de la relación del hombre con el lenguaje en tanto código, a partir de
la demanda como modo de vínculo con el Otro. Es decir, en tanto el sujeto es producido por el
significante, su relación con el Otro va a ser la de la falta. 

En 1959, al final del seminario El deseo y su interpretación, Lacan advierte la necesidad de establecer
un nuevo estatuto de sujeto. Lacan privará al sujeto de saber, identidad, conciencia y reflexividad, al
enlazarlo de manera indisociable con el significante. En este caso, el estatuto del conocimiento y del
sujeto de conocimiento se definen por la pregunta del psicoanálisis hacia este sujeto, en la medida en
que “…como analistas, pensamos que todo saber se eleva sobre un fondo de ignorancia” (Lacan, 2008)

Lacan comienza postulando, desde 1953 hasta 1959, un sujeto entre lo imaginario y lo simbólico, que
otorga sentido a través del significante a aquello que aparece en la dualidad especular; en este sentido,
la terceridad del símbolo le permitirá salir de la fascinación y la ilusión de completud provocada por la
imagen. En clave edípica, esto implica salir de la relación simbiótica de identificación con el deseo de la
madre para realizar una operación metafórica que sustituye ese deseo primordial por una ley que
sanciona el ingreso a la cultura: la metáfora paterna. 

El pasaje se realiza cuando se postula un sujeto que se ubica entre dos significantes. Su origen se
puede comenzar a reconstruir a partir de su relación con la demanda del Otro; es decir, cuando la
satisfacción de la pulsión es articulada en un vínculo mediado por el lenguaje, no hay significante que
cierre la serie. Antes, el sujeto podía simbolizar lo imaginario, ahora este debe enfrentarse a su deseo,
que se le presenta a través del Otro: 

Al contrario, fundamentalmente él se desconoce. Y en la medida en que él intenta abordar


esta cadena [significante], que él intenta nombrarse ahí, retomarse, es precisamente ahí que
no se encuentra. Él no está ahí, sino en los intervalos, en los cortes… cada vez que quiere
tomarse, él no está más que en el intervalo. […] Se los he dicho, es como corte y como
intervalo que el sujeto se encuentra en el punto último de su interrogación. (Lacan, s/f, p.
276).

Entre 1960 y 1961, para Lacan un sujeto solo podrá definirse en referencia a otro sujeto, pero lo
intersubjetivo no será un problema central del psicoanálisis. Cuando el sujeto habla, se hace a sí mismo
—agente y paciente— significante; más precisamente, ese significante representa un significante que
falta. “Una forma gramatical vacía ‘yo’ [je] acoge esa falta instaurada en la batería cuando se vuelve
cadena, esa falta de significante esencial de la metonimia significante que se llama: sujeto.” (Le Gaufey,
2010, p. 45). El vínculo entre un sujeto y otro, debido a esta presencia del sujeto como representante de
un significante que falta, ya no podrá ser para Lacan llamado intersubjetividad.

La noción de sujeto solo tiene sentido en una articulación completa de los tres registros postulados por
el Lacan (imaginario-simbólico-real), que indica una radical imposibilidad del sistema significante
respecto de su propia eficacia, un límite inherente al mismo orden de las significaciones. Es decir, no es
posible hablar del sujeto en Lacan dentro de los parámetros de un lenguaje que se plantea como
potencialmente suficiente: “Este corte de la cadena significante es el único que verifica la estructura del
sujeto como discontinuidad en lo real” (Lacan, 2011, p. 762).

2. El sujeto y el Otro

El sujeto del inconsciente surge de la estructura del significante como un efecto de la articulación de sus
elementos. Este se encuentra, respecto del Otro que representa al lenguaje y a la ley, interpelado por
una pregunta sobre su lugar en el mundo (¿Che vuoi?: ¿Quién habla?), donde se pone en juego su
relación con los otros, las instituciones y sus propios procesos —nunca acabados— de identificación.
Ningún significante puede ligar completamente al sujeto con el sentido de su ser; por esto, en la
neurosis, el síntoma se produce en relación a este interrogante siempre abierto sobre su deseo, que
proviene de Otro incompleto, donde el sujeto cree poder encontrar respuestas. El psicoanalista y filósofo
Slavoj Žižek ilustra esta condición a partir de la película de Alfred Hitchcock North by northwest:

Para despistar a los agentes rusos, la CIA inventa un agente inexistente llamado George
Kaplan. Se le reservan habitaciones en los hoteles, se hacen llamadas telefónicas en su
nombre, se adquieren boletos de avión, etcétera; todo para convencer a los agentes rusos de
que Kaplan en realidad existe, cuando es solo un hueco, un nombre sin portador. Al
comienzo de la película, el protagonista, un norteamericano común llamado Roger O.
Thornhill, está en el vestíbulo de un hotel y es observado por los rusos porque se supone que
el misterioso Kaplan está alojado allí. Un empleado del hotel entra en la sala diciendo: "Una
llamada para el señor Kaplan. ¿Se encuentra el señor Kaplan?" Exactamente en el mismo
momento, por pura coincidencia, Thornhill hace una seña al empleado porque quiere enviar
un telegrama a su madre. Los rusos que están supervisando lo que sucede lo confunden con
Kaplan. Cuando el norteamericano quiere salir del hotel, lo raptan y lo llevan a una casa
aislada y le piden que les cuente todo acerca de su trabajo de espionaje. Thornhill no sabe
nada, por supuesto, pero su declaración de inocencia es interpretada como un doble juego.

¿En qué consiste —podríamos preguntarnos— la naturaleza psicológicamente convincente


de esta escena basada, a pesar de todo, en una coincidencia casi increíble? La situación de
Thornhill corresponde a una situación fundamental del ser humano como ser-de-Ienguaje
(parletre, para usar la escritura condensada de Lacan). El sujeto está siempre ligado,
prendido, a un significante que lo representa para el otro, y mediante esta fijación carga un
mandato simbólico, se le da un lugar en la red intersubjetiva de las relaciones simbólicas. El
asunto es que este mandato es, en definitiva, siempre arbitrario: puesto que su naturaleza es
performativa, no se puede explicar con referencia a las propiedades y capacidades "reales"
del sujeto. Así pues, cargado con este mandato. El sujeto se enfrenta automáticamente a un
cierto "Che vuoi?", a una pregunta del Otro. El Otro se dirige a él como si él poseyera la
respuesta a la pregunta de por qué tiene este mandato, pero la pregunta no tiene, claro está,
respuesta. El sujeto no sabe por qué está ocupando este lugar en la red simbólica. (Žižek,
2009, p. 155-156).

Figura 1: Célula elemental del grafo

Fuente: [Imagen sin título sobre célula elemental del grafo]. (2018). Recuperada de http://herramientaspsi.blogspot.com/2018/03/necesidad-deseo-y-

demanda-en-el-grafo.html#:~:text=Esto%20es%20la%20c%C3%A9lula%20elemental,de%20deseo%20en%20el%20fantasma. 

En la célula elemental del grafo del deseo, se muestra cómo el entrecruzamiento de las dos cadenas
significantes que lo componen arroja como resultado al sujeto dividido del inconsciente. El
atravesamiento del vector S-S’ por el vector Δ- realiza la operación de punto de capitón, en donde el
significado es fijado a partir del Otro: s (A). Si se parte desde el punto delta (Δ), el primer punto de cruce
es el tesoro del significante, el código (A) que, luego de la puntuación realizada por el punto de capitón,
produce un sujeto.

Figura 2: Grafo II

Fuente: Žižek, 2009, p. 154.

Esta segunda forma del grafo despliega la pregunta que el Otro le realiza al sujeto (Che vuoi?, ¿quién
habla?), que concierne fundamentalmente a su deseo (d) y que será abordada desde la realidad
fantasmática del sujeto. Al abrir el segundo nivel del grafo, ya no se parte en su recorrido de un punto
mítico (Δ), sino de la condición de sujeto, que se verá interpelado por el Otro a dar cuenta de su lugar en
la red simbólica de los significantes. 

Referencias

[Imagen sin título sobre célula elemental del grafo]. (2018). Recuperada de
http://herramientaspsi.blogspot.com/2018/03/necesidad-deseo-y-demanda-en-el-
grafo.html#:~:text=Esto%20es%20la%20c%C3%A9lula%20elemental,de%20deseo%20en%20el%20fantasma.

Lacan, J. (2011) Escritos 1 y 2. Buenos Aires, AR: Paidós.

Lacan, J. (s/f). Seminario 6: El deseo y su interpretación, 1959-1959.  Recuperado de


http://www.bibliopsi.org/docs/lacan/Seminario-6-El-Deseo-y-su-Interpretacion-Edicion-C-ritica.pdf

Le Gaufey, G. (2013). El sujeto según Lacan. Buenos Aires, AR: El Cuenco de Plata

Žižek, S. (2009). El sublime objeto de la ideología. Buenos Aires, AR: Siglo 21.

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