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En este artículo analizaremos la teoría de las tres necesidades de McClelland y los antecedentes más
significativos para su surgimiento. Nos focalizaremos principalmente en detallar sus aportaciones sobre
los tres tipos de motivación: la de afiliación, la de logro y la de poder.
Maslow definió cinco categorías de necesidades; de más a menos básica, se trata de las necesidades
fisiológicas (nutrición, sueño, sexo, etc.), de seguridad (vivienda, empleo, salud), de amor y de
pertenencia (amistad, intimidad sexual), de reconocimiento (autoconfianza, éxito profesional) y
de autorrealización (creatividad, espontaneidad, moralidad).
En los años que siguieron a la popularización del modelo de Maslow aparecieron múltiples
planteamientos similares, como la teoría de las tres necesidades de McClelland, que describiremos a
continuación. Muchos de estos modelos se enmarcan en la psicología humanista, que reivindicaba la
tendencia al crecimiento personal de los seres humanos.
La motivación ha sido un tema poco estudiado por el conductismo y las orientaciones que lo siguieron,
puesto que se focalizan en el comportamiento observable; desde esta perspectiva lo más habitual es que
se conceptualice la motivación como el valor de incentivo que se otorga a un refuerzo, si bien en
ocasiones se incluyen conceptos ambiguos como el “impulso”.
Según este autor las motivaciones deben ser entendidas como procesos inconscientes, de modo similar
a los planteamientos psicoanalíticos. Es por esto que McClelland recomienda el uso del test de
apercepción temática de Henry A. Murray, que pertenece a la categoría de las pruebas proyectivas de
evaluación psicológica, por tal de valorar las necesidades.
1. Necesidad de afiliación
Las personas con una elevada motivación de afiliación tienen fuertes deseos de pertenecer a grupos
sociales. También buscan gustar a las demás, por lo que tienden a aceptar las opiniones y preferencias
del resto. Prefieren la colaboración a la competición, y les incomodan las situaciones que implican
riesgos y falta de certidumbre.
Según McClelland estas personas tienden a ser mejores como empleadas que como líderes por su
mayor dificultad para dar órdenes o para priorizar los objetivos organizacionales. No obstante, cabe
mencionar que se han descrito dos tipos de líder: el de tarea, asociado a una alta productividad, y el
socioemocional, especialista en mantener la motivación grupal.
La importancia de la necesidad de afiliación ya había sido destacada previamente por Henry Murray,
creador del test de apercepción temática. Lo mismo se puede decir de las necesidades de logro y de
poder, que sirvieron como base a la propuesta de McClelland.
2. Necesidad de logro
Quienes puntúan alto en necesidad de logro sienten impulsos intensos de alcanzar metas que comportan
un elevado nivel de desafío, y no se oponen a tomar riesgos por tal de conseguirlo, siempre que sea de
forma calculada. En general prefieren trabajar solas que en compañía de otras personas y les gusta
recibir retroalimentación sobre las tareas que desempeñan.
McClelland y otros autores afirman que la necesidad de logro está influida por las habilidades personales
para proponerse metas, por la presencia de un locus de control interno (percepción de
autorresponsabilidad sobre los eventos de la vida) y por la promoción de independencia por parte de los
padres durante la infancia.
3. Necesidad de poder
A diferencia de las personas más afiliativas, aquellas en las que predomina la motivación de poder
disfrutan compitiendo con otras -por tal de ganar, por supuesto. Quienes tienen una alta necesidad de
poder valoran mucho el reconocimiento social y buscan controlar a otras personas e influir en su
comportamiento, frecuentemente por motivos egoístas.
McClelland distingue dos tipos de necesidad de poder: la de poder socializado y la de poder personal.
Las personas que se acercan más al primer tipo tienden a preocuparse más por las demás, mientras que
quienes tienen una alta motivación de poder personal quieren sobre todo por obtener poder para su
propio beneficio.
Las personas con una alta motivación de poder que no tienen simultáneamente un nivel elevado de
responsabilidad personal tienen una mayor probabilidad de llevar a cabo conductas psicopatológicas
externalizantes, como agresiones físicas y consumo excesivo de sustancias.
Significado de Competencias
Las competencias son aquellas habilidades, capacidades y conocimientos que una persona tiene para
cumplir eficientemente determinada tarea.
Las competencias son características que capacitan a alguien en un determinado campo. No solo
incluyen aptitudes teóricas, sino también definen el pensamiento, el carácter, los valores y el buen
manejo de las situaciones problemáticas.
Las competencias son adquiridas mediante el aprendizaje y la formación de las personas; son una
herramienta fundamental para el ejercicio en el campo donde son necesarias dichas competencias.
Combinan las destrezas y la capacidad en desempeñar una función de forma efectiva y transversal en el
tiempo, generalmente definidas en el ámbito profesional o de producción.
Tipos de competencias
Las competencias son definidas según el área en la cual son ejecutadas. Existen varios tipos de
competencias que pueden ser divididas en competencias básicas, competencias genéricas y
competencias específicas.
Competencias básicas
Las competencias básicas, o también llamadas competencias para la vida, ayudan al individuo a
insertarse adecuadamente en un determinado contexto social como, por ejemplo, la adaptación, el
respeto y la tolerancia. Suele asociarse a valores universales.
Vea también Respeto.
Competencias genéricas
Las competencias genéricas son también definidas como competencias básicas. Son competencias
genéricas aquellas que son útiles en todo tipo de profesión o trabajo como, por ejemplo, el trabajo en
equipo, la proactividad, la empatía o la creatividad.
Vea también Creatividad.
Competencias específicas
Las competencias específicas se refieren a aquellas que son necesarias en un ámbito profesional o en
un área específica. Algunas de ellas son:
Competencias laborales: son aquellas definidas en el marco de un trabajo o profesión que determinan el
desempeño y la eficiencia en el trabajo como, por ejemplo, motivación, conocimiento y habilidad.
Competencias docentes: son las definidas para la transmisión de conocimiento en forma efectiva.
Algunas competencias docentes son la organización y animación de situaciones para el aprendizaje, la
gestión del progreso del alumno y la capacidad de informar e implicar a los apoderados sobre el
aprendizaje de sus hijos.
Competencias comunicativas: son aquellas que demuestran la capacidad de comunicar de manera eficaz
respetando reglas tanto gramaticales como aquellas en el ámbito de la lingüística (léxicas, fonéticas y
semánticas).
Clasificación de competencias
Autoconcepto: las actitudes, valores o imagen propia de una persona. Por ejemplo, la confianza que se
tenga en sí mismo para desempeñar un trabajo en concreto.
Conocimiento: la información que posea la persona sobre determinadas áreas. Por ejemplo,
conocimiento sobre finanzas. El conocimiento es una competencia compleja y por ello muchas
evaluaciones de conocimiento no logran predecir el desempeño laboral. En su mayoría suelen medir la
memoria, cuando lo verdaderamente importante es la capacidad de gestionar la información; analizan la
habilidad de la persona para determinar la respuesta correcta entre una gama amplia de respuestas,
pero no miden si una persona es capaz de actuar en base al conocimiento; el conocimiento permite
predecir lo que una persona será capaz de hacer, no lo que realmente hará.
Habilidad: la capacidad de desempeñar cierta tarea física o mental. Por ejemplo, la capacidad del
dentista de arreglar una caries sin dañar el nervio.
El tipo o nivel de competencia influye en el planteamiento práctico de los recursos humanos ya que,
competencias como el conocimiento o las habilidades son más visibles que otras, motivación,
características y autoconcepto son más difíciles de conocer.
La siguiente figura del modelo del iceberg de Spenccer L. y Spencer S. (adaptado) establece de una
forma más gráfica la existencia de competencias más facilmente observables como los conocimientos
mientras que otras como los rasgos de la personalidad requieren un esfuerzo mayor por parte de los
directivos de recursos humanos para poder conocerlos.
En empleos de niveles superiores las personas suelen tener un coeficiente de 120 o más y una
formación avanzada en una buena universidad. Sin embargo, quienes desempeñan mejor su trabajo son
aquellas personas que se encuentran motivadas y poseen habilidades interpersonales y políticas. Los
estudios de competencia son la manera más económica de cubrir estas posiciones.
En resumen, según Spencer L. y Spencer S. las competencias se pueden clasificar en las siguientes:
Competencias de logro y acción: orientadas al logro, preocupación por el orden, calidad y precisión,
iniciativa, búsqueda de información.
En la actualidad, las técnicas para gestionar empresas son cada vez más similares, por lo que
diferenciarnos de nuestra competencia es más complejo que antes. Para ello, las empresas han de ser
conscientes de que su principal punto fuerte para diferenciarse son, ni más ni menos, sus empleados.
Cuanta más calidad y mayor disposición tenga el equipo de personas con que contamos, mayor será el
desempeño de las mismas y, por tanto, mayor será nuestra capacidad para responder a los cambios del
entorno y hacer frente a nuestros competidores.
Por ello, el concepto de gestión por competencias cobra especial importancia en el mundo empresarial
actual. Consiste en ser capaces de aprovechar lo mejor de cada trabajador para que la empresa resulte
beneficiada.
Para implementar un sistema de gestión por competencias en nuestra empresa, tendremos que llevar a
cabo los siguientes pasos
En primer lugar, tendremos que tener claras cuáles son las competencias mínimas que se requieren en
cada puesto de trabajo para su correcto desempeño. Además, será esencial definir las principales tareas
y actividades a desempeñar, con el objeto de poder seleccionar al mejor candidato para dicho puesto.
Aunque dentro de nuestra plantilla tengamos dos trabajadores con la misma formación y experiencia, las
competencias de cada uno serán totalmente diferentes. Es importante aclarar que por competencia
entendemos todas aquellas características de la persona relacionadas con la actuación correcta en el
puesto de trabajo.
Se trata, en definitiva, de cualquier característica medible del individuo y cuya relación con el puesto sea
demostrable y comprobable. De esta forma, siguiendo con el ejemplo anterior, aunque contemos con dos
trabajadores con la misma formación y experiencia en el puesto, las características de cada uno de ellos
serán distintas, por lo que tendremos que evaluar en base a sus competencias cuál de los dos será más
apropiado para el puesto.
3. Asignar a cada trabajador al puesto en el que mejor se ajuste y en el que más pueda aportar a la
empresa.
Para ello, será necesario tener en cuenta las competencias clave, es decir, aquellas que son decisivas
en el desarrollo del puesto y, por tanto, para la empresa en su conjunto.Tal y como indicábamos en el
punto anterior, las competencias que cada trabajador puede ofrecer serán diferentes. Por ello, será muy
importante ser capaces de determinar qué competencias son clave para desarrollar con éxito un
determinado puesto de trabajo. Una vez tengamos dicho aspecto claro, podremos decantarnos por un
trabajador u otro.
Uno de los aspectos más relevantes en la implantación de un proceso de gestión por competencias en la
empresa es la necesidad de obtener toda la información posible sobre el mismo. Por ello, resultará de
especial importancia definir una serie de indicadores que nos permitan evaluar en todo momento el
sistema implantando, permitiéndonos controlar las variaciones que se produzcan y emprender las
acciones correctivas necesarias para mejorar su funcionamiento. Los indicadores han de ser fiables,
objetivos y medibles. Además, deben permitir obtener el máximo de información posible sobre el
desempeño de los trabajadores y su adecuación al puesto.
5. Evaluar el grado de adecuación del trabajador al puesto mediante los indicadores antes descritos.
Una vez que hemos determinado los indicadores de evaluación, será necesario saber en qué grado el
trabajador es adecuado para el puesto de trabajo. Además, nos permitirá detectar los posibles errores o
aspectos a mejorar del sistema, facilitando así la implantación y mejora continua del mismo.
Competencias cardinales: son aquellas que deberán poseer todos los integrantes de la organización.
Competencia mediatica
“la incapacidad de los estudiantes para razonar sobre la información que ven en internet, diferenciar
artículos de publicidad, reconocer de dónde viene la información, o mostrar algún reparo o escepticismo
frente a un artículo que proponía planes de financiamiento familiar escrito por un ejecutivo del banco
auspiciador. Muchos no se fijan en los auspiciadores de los artículos para juzgar la credibilidad de lo que
leen”.
En 2012, los profesores Joan Ferrés y Alejandro Piscitelli publicaron una propuesta de competencia
mediática validada por 50 expertos internacionales. Entre otras virtudes, este marco integra todos los
medios y aborda los planos del análisis y la expresión. Es una propuesta adaptable y flexible, pues, como
dicen los autores, “si el mundo de la comunicación mediática está en proceso de transformación
constante, también habrá que transformar de manera constante las aproximaciones educativas al
mismo”. Además, incluye aportes de la neurociencia —usualmente desatendidos en estos marcos–,
porque “de poco sirve el análisis de la significación de un mensaje si no va acompañado del análisis del
efecto que produce en la persona que se enfrenta a él”.
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/Gestión de RRHH
Desde la perspectiva de los recursos humanos, el análisis del puesto de trabajo es EL PROCESO
FUNDAMENTAL del que dependen la mayoría de las demás actividades relacionadas con el personal;
Todas las funciones y actividades, así como las actitudes, comportamientos y hasta el humor de nuestros
empleados tiene sus raíces en la interrelación de nuestros recursos humanos con su puesto de trabajo.
Como hemos comentado en anteriores ocasiones, es un proceso englobado dentro de la planificación de
los recursos humanos.
<<LOS PUESTROS DE TRABAJO SON EL ESLABÓN QUE EXISTE ENTRE LOS INDIVIDUOS Y LA
ESTRUCTURA, POR ENDE, TAMBIÍEN CON LOS RESULTADOS DE LA ORGANIZACIÓN>>
El Análisis del puesto de trabajo es un proceso complejo, el cual consiste en a descripción y registro de
las finalidades de un puesto de trabajo concreto. Sus principales funciones, áreas de actuación,
conocimientos, habilidades y aptitudes necesarias, así como, sus condiciones. El análisis del puesto de
trabajo acostumbra a diversificarse en dos líneas:
Descripción del puesto de trabajo
Fines
Cometidos
Normas
Funciones
Conocimientos
Habilidades
Aptitudes
La recopilación de toda esta información es básica y necesaria para ayudar a la toma de decisiones,
validando los métodos y técnicas empleadas. Principalmente relativas a los recursos humanos para fines
como, selección de personal, promoción interna, evaluación de rendimiento.
El análisis del puesto de trabajo es, asimismo, extremadamente importante pues proporciona la base
para la reevaluación de diversos factores que vital interés para la organización, tales como:
Estructura de la organización:
De qué forma deben dividirse las tareas de la organización en unidades, divisiones, departamentos,
unidades de trabajo, etc.
Grado de autoridad
Criterios de rendimiento
Referencia para conocer las relaciones de dependencia jerárquica dentro de la organización, así como,
la cantidad y tipos de puestos.
Redundancia de empleados
Ayuda a determinar las duplicidades de empleados que se producen durante las fusiones, adquisiciones
y reducciones del tamaño de la plantilla.
Aunque no existen reglas específicas para su desarrollo, una descripción de puesto debería incluir
ciertos datos que se consideran básicos. El título del puesto, su ubicación en la estructura de
la empresa sus superiores jerárquicos, el ámbito de acción, los objetivos a cumplir, la formación
requerida y la remuneración son algunos de los ítems que no pueden faltar en una descripción de
puesto.
A grandes rasgos, podemos decir que la descripción de puestos tiene tres objetivos fundamentales:
* atraer a los candidatos: como se expresa anteriormente, en la descripción de las tareas a realizar y los
requisitos está la clave para que aquellas personas que se sientan capaces de cumplir con las
expectativas de la empresa se pongan en contacto con el departamento de recursos humanos (RR. HH.)
para conseguir una entrevista. Es importante señalar que los candidatos pueden ser tanto externos como
internos, es decir que también entran en la ecuación los individuos que ya se encuentren dentro de la
empresa y que deseen cambiar de puesto;
* definir los cargos: en la descripción de puestos se marcan los límites necesarios para que
la evaluación de los candidatos tenga lugar de forma ordenada y sin pérdidas de tiempo por ninguna de
las dos partes. La definición precisa de las funciones también sirve para aquellos empleados que deseen
ascender, ya que les permite establecer una serie de objetivos;
* referencia a la administración: en particular para que los
nuevos jefes entiendan la magnitud y el grado de responsabilidad que se espera de ellos.
Hay muchos errores comunes que las compañías cometen a la hora de elaborar una descripción de
puestos. Uno de los más comunes es utilizar terminología interna, algo que debemos evitar por todos los
medios, ya que es absurdo pretender que los candidatos externos la entiendan; cuanto más amplio y
neutro sea el texto, mayor variedad de personas se presentarán.
Otro error muy común se da cuando la descripción la hace una sola persona, especialmente si no tiene el
rol adecuado; esto debe ser una colaboración de varios departamentos, especialmente el de recursos
humanos, para expresar todos los aspectos importantes del puesto.
Quizás el más grave de todos los errores sea la falta de realismo, que se representa cuando la
descripción de puestos define a un «superhumano», alguien con todas las habilidades ideales para
desarrollar su trabajo sin fallos, con todos los conocimientos posibles, con una trayectoria extensa y
experiencia en empresas de alto prestigio. Esas personas no tocarán a nuestra puerta, si es que existen;
y si lo hacen, deberíamos preguntarnos seriamente por qué están sin trabajo.
Identificar el uso que se dará a la información, ya que esto determinara el tipo de datos que se debe
reunir y la técnica de recolección de información que se debe aplicar, tal vez es conveniente una
observación directa, una entrevista con cuestionarios o el registro y medición de tareas.
Esto es necesario cuando existen muchos puestos similares por analizar, la elección de los puestos más
representativos ayuda a simplificar el trabajo, ya que evita el analizar todos los puestos, representando
economía de tiempo y trabajo.
El siguiente paso es analizar realmente el puesto en base a los datos obtenidos sobre las actividades
que ejecuta las condiciones de trabajo, las relaciones de coordinación que tiene, la autoridad ejercida y
recibida, así como los requerimientos académicos y la experiencia deseada para el cargo.
El análisis del puesto ofrece información sobre la naturaleza y funciones del puesto. Esta información
debe ser verificada con el trabajador que lo ejecuta y un superior inmediato. Revisar la información
ayudara a determinar si es correcta, si esta completa y si es fácil de entender para todos los
involucrados. Este paso de revisión puede dar la oportunidad para precisar algunos datos o modificar la
descripción de las tareas.
En la mayoría de los casos una descripción y especificación de un puesto son dos resultados concretos
del análisis del cargo. La descripción del puesto es una relación por escrito de las actividades y
responsabilidades inherentes al puesto, asi como de sus características importantes como las
condiciones de trabajo y los riesgos de seguridad. La especificación del puesto resume las cualidades
personales, características, capacidades y antecedentes requeridos para realizar el trabajo y podría ser
un documento separado o parte de la misma descripción del puesto.
Definir un puesto se basa en realizar un análisis del mismo para obtener una descripción pormenorizada
de las tareas realizadas así como determinar la relación con otros. Para hacerlo correctamente
tendremos que estipular las habilidades necesarias para que un trabajador pueda desempeñarlo con
éxito.
Existen cinco métodos básicos muy utilizados para conseguir esta descripción. Algunos son
relativamente rápidos y otros necesitan de más tiempo (y por tanto de más recursos) pero que a cambio
nos puede dar una descripción más completa. Si queremos contratar al mejor empleado para un puesto
primeros debemos tener muy claro cómo es el puesto a cubrir.
Observación directa
Es a priori el método más "sencillo" de aplicar pero en caso de que lo realice el jefe o responsable puede
encontrarse ante empleados que modifican sus rutinas habituales por su presencia (también puede pasar
con cualquier otra persona). Por ello es bueno que sea realizado por un analista objetivo e informando a
los empleados de los objetivos del estudio: simplemente definir las tareas realizadas pero nunca
juzgarlas.
En cualquier casos la observación directa debería extenderse durante varios días para cada puesto
(dependiendo de su complejidad) de manera que se pueda realizar una descripción detallada que no
esté basada en las acciones puntuales que puedan suceder.
El diario
Esto supone que ciertos trabajadores claves, concienciados sobre la importancia del análisis, registren
sus actividades diarias en un documento para obtener un listado de tareas.
Los problemas pueden surgir cuando estos empleados exageran sus responsabilidades, se anotan
tareas de más u omiten algunas que pueden ser consideradas como poco idóneas.
Centrar todo el registro en un único profesional puede darnos datos insuficientes así que el diario podría
ser confeccionando por varios a la vez para aumentar su fiabilidad. El tiempo de análisis puede ser
similar al de la observación pero no necesita la presencia de una persona en el papel de analista y por
tanto los costes se reducen.
Entrevistas
Una de las maneras más habituales para reducir los tiempos necesarios para hacer un buen análisis de
puestos es realizar entrevistas individuales o grupales en las que descubrir las destrezas necesarias y
las tareas desarrolladas en cada puesto.
El análisis combinado de las entrevistas individuales (o una grupal que es menos recomendable) podrá
conformar una descripción definitiva aunque en este caso pueden quedar fuera algunas tareas que
puedan ser consideradas poco relevantes o que no quieran admitirse ante la dirección. Su fiabilidad es
por tanto relativa aunque de todas maneras sus resultados pueden ser de gran ayuda.
Cuestionario
Realizar un cuestionario estructurado puede ayudar a los empleados a informar de las características del
puesto sin la presión de una entrevista ni cortas limitaciones temporales. Además puede plantearse un
sistema de anonimato útil en ciertas organizaciones.
Ahora bien ¿nuestro cuestionario es perfecto? ¿se adecua a cada actividad? Normalmente el
cuestionario contiene un listado de tareas a marcar por el trabajador así que podemos dejar fuera
algunas no contempladas y es que aunque pongamos un apartado de "otras", el trabajador puede
ignorarlo por el agotamiento mental.
Acudir a expertos supone obtener una descripción genérica del puesto. Es un método rápido,
seguramente menos costoso (si medimos los tiempos, etc...) pero también menos fiable.
LA EVALUACION DE PUESTOS
La evaluación es una acción orientada a determinar el valor de algún objeto, es determinar la relevancia
de un hecho o una acción, es también conceder precio o puntos a un artículo o evento, es otorgar
importancia a un fenómeno o proceso natural, en base a una magnitud o unidad de medida.
Según el diccionario evaluación es la acción y efecto de evaluar. Mientras que evaluar es señalar el valor
del algo, sus sinónimos son estimar, apreciar, ponderar, calcular, etc. El acto de evaluar implica medir el
fenómeno u objeto con alguna unidad de medida y emplear algún instrumento que utiliza esas unidades
de medida.
Para el caso de la evaluación de puestos es la técnica de medir y determinar la importancia de un puesto
de trabajo dentro de la organización, mediante una unidad de medida que son las posiciones, factores o
puntos, con el empleo de un instrumento de medida que es el manual de evaluación de puestos.
Definición y objetivo
En esta sección vamos a analizar las características básicas de los modelos retributivos. En un
primer lugar desarrollaremos el concepto de equidad interna, o cómo los modelos retributivos
pretenden ser equitativos en pagar en función del nivel de responsabilidades o de contribución a los
resultados empresariales. A continuación, nos fijaremos en el concepto de equidad externa, o cómo
las empresas vigilan la evolución de los salarios para profesionales que ocupan puestos
equivalentes con el objetivo de mantener la competitividad en los suyos. Después, cómo el
rendimiento puede convertirse en un factor determinante del salario individual. Revisaremos las
últimas tendencias y por último repasaremos otros sistemas de recompensas.
Al plantearse una empresa su intención de intentar ser equitativo en la admnistración de los salarios, el
primer centro de atención suele ser intentar pagar en función del grado de contribución que la persona
hace a la compañía. Dicho de otra manera, el impacto que su trabajo puede tener en los resultados de la
misma. A mayor contribución o impacto, le corresponderá mayor salario. Para poder medir el impacto, o
los resultados, se suele empezar definiendo las responsabilidades del trabajo en cuestión. Una vez
definido el trabajo normalmente a través de las técnicas de análisis y descripción de puestos hay que
asignarle un valor a los requerimientos, habilidades y tareas a realizar en esos puestos. A este proceso
se le denomina valoración de puestos Se trata normalmente de una medición interna, y en puntos. En
este ejercicio no se tiene en cuenta el valor de ese puesto de trabajo en el mercado. Otra cosa es que se
trate de encontrar una coherencia entre ambas valoraciones, que no en todos los casos es posible. Una
vez valorado el puesto, es posible clasificarlo en grupos de puestos de similar nivel de responsabilidad,
construyendo las bandas, niveles o rangos salariales.
La percepción por parte de los empleados de mayor o menor equidad consiste en poder demostrar si
estas valoraciones y clasificaciones de puestos en niveles se pueden explicar mediante algún método
lógico. Porque puede ser intuitivo demostrar que la contribución a los resultados de una empresa suele
ser significativamente mayor, por ejemplo, en un director general, que en su secretaria, lo que explicará
un salario notablemente superior en el primero. Pero puede no ser tan obvio cuando valoramos el trabajo
de dos ingenieros de cinco años de experiencia, uno trabajando en un puesto comercial ganando el
doble que otro en una planta de fabricación dirigiendo un grupo de operarios en una cadena de montaje.
¿Qué lleva a valorar un puesto realizado por uno más que el del otro?. ¿Puede ser percibido como algo
equitativo? Tendríamos que ser capaces de entender los factores de valoración utilizados en el método
de valoración de puestos que han conducido a asignar tal valoración relativa (si es que no ha
predominado la valoración de mercado sobre la valoración interna en este ejemplo, que también puede
ser).
La promoción en estos modelos de retribución que se basan en situar los puestos en niveles retributivos
o rangos salariales se entiende como el as-censo de nivel retributivo, justificado por el aumento del nivel
de responsabilidades, ya sea en la misma familia de puestos, o cambiando a otra familia de puestos.
Volviendo al fundamento de los sistemas de compensación encontrar el mejor equilibrio posible entre
pagar salarios que atraigan y retengan a los mejores profesionales, y gestionar eficazmente los costes
salariales las organizaciones tratan de comparar regularmente sus prácticas de compensación con
aquellas de otras organizaciones líderes de su sector y fijan sus parámetros retributivos en base a esta
revisión. Este principio implica que si una empresa paga por debajo de su mercado de referencia eso
afectará a su capacidad de atraer y mantener su mejor talento. Pero si paga por encima de su mercado
de referencia, en el largo plazo sus costes serán más altos que los de sus competidores, lo que la hará
menos competitiva y puede amenazar incluso la seguridad en el empleo (el a veces denominado “efecto
Titanic”, todos siguen muy contentos pero abocados al hundimiento)
Para lograr el mencionado balance, las organizaciones acometen estudios del mercado laboral en lo que
respecta a los salarios. Para ello suelen ponerse de acuerdo en participar en encuestas salariales donde
comparten información de salarios reales pagados a sus empleados en puestos comparables.
La conclusión de todo este esfuerzo de mirar hacia fuera es obtener una medida de los puestos en cada
mercado local. Esta medida normalmente ex-presada en salario medio, máximos y mínimos (suelen ser
percentiles, 25 y 75 ó 10 y 90, por ejemplo) y distancia entre éstos, o entre medias y máximos/mínimos
determina el valor del puesto y su posterior posible clasificación en la estructura de rangos salariales.
Hablamos pues de equidad externa percibida cuando las personas pueden responderse a la extendida
pregunta de cómo pagan otras empresas por el trabajo que ellas hacen. Para ser precisos, deberíamos
decir, un trabajo “similar”, pues el mismo proceso de benchmarking de puestos asume que no existen
coincidencias al 100%, sino que se trata de comparaciones aproximadas, en base a descripciones
convencionales que sirven para encontrar indicaciones del valor de los puestos. Este valor está
expresado en la moneda local –no en puntos como sucedía en las valoraciones de puestos internas tal
como se expresan las cuantías de los salarios, normalmente en salarios brutos anuales, en sus
diferentes ingredientes de base, variable target, etc.
También se suelen aprovechar estas encuestas para preguntarse acerca de las diferentes prácticas
retributivas: dietas, guardias, gastos por uso del coche privado, beneficios sociales, etc.
Hay un área de profundo debate en las compañías que se han embarcado en procesos internos largos y
exhaustivos de valoración de puestos: si el valor resultante de la valoración interna en puntos de un
puesto sugiere la asignación a un nivel retributivo diferente del nivel que sugiere el valor resultante de
una encuesta salarial, ¿cuál prevalece?. Dicho de otro modo, las valoraciones relativas de puestos
pueden haberse hecho siguiendo criterios internos altamente sopesados y sólidos, y permitir
asignaciones estables a los rangos salariales, escapando a las fluctuaciones del mercado, por otro lado
difíciles de gestionar cuando con frecuencia no es habitual que se puedan reducir los salarios. Sería una
razón a favor de que prevalecieran los sistemas de valoración de puestos. Sin embargo, si el salario
marcado por la valoración interna no está sirviendo para atraer y conservar empleados valiosos, o
estamos pagando excesivamente respecto a otros competidores, estaríamos alejando del fundamento y
propósito del modelo de compensación. En este caso, prevalecería la valoración de mercado. Lo
habitual, y es como resuelven este dilema la mayoría de las organizaciones, es disponer de ambas
valoraciones y hacerlas complementarias. Aunque algunas prefieren la simplificación y suelen quedarse
con los estudios de mercado. Un uso mixto permite por ejemplo dar mayor peso a las valoraciones de
mercado cuando existen suficientes garantías de que el puesto que se está comparando refleja
adecuadamente el puesto de la propia organización, y que análisis de los datos muestra una alta validez
y fiabilidad en los resultados. Cuando no se dan estas condiciones se inclinaría el peso hacia la
aplicación de los valores derivados de un proceso de evaluación de puestos. Frecuentemente ambas
valoraciones coinciden bastante, excepto en aquellos puestos que han sufrido un fuerte desajuste –
normalmente temporal en la oferta y demanda en un mercado determinado. Es lo que muchas veces se
denomina con el término de “hot skills”. Una valoración interna daría un valor significativamente menor al
que otorga el mercado. También en este caso las organizaciones atentas en sus modelos retributivos
tienen una solución en este caso, que es incluir un bonus o salario variable no consolidable para el
periodo de alta demanda de estas hot skills.