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La autora explicó que tres mundos fue altamente exitoso en generar una agenda de
investigación productiva y precios por la forma en que Esping Andersen se basa en su
entendimiento del estado de bienestar en análisis comparativo histórico.
Tanto la tipología central de tres mundos y el análisis de EA que fue un cambio analito en
enfatizar el entendimiento de las instituciones de bienestar como producto de estructuras
particulares históricas, abrió el espacio a una agenda de investigación productiva.
1) EA intenta entender el cambio a gran escala en las políticas del siglo 20. La
suba y la operación de las instituciones de bienestar. Para hacerlo, arguye que
no podemos vivir en una sola institución (el gasto social, o la política de
mercado) de otras instituciones. Ni entenderla de manera abstracta o
independiente. Los tres mundos arguye que la estructura del mercado de
trabajo y el estado trabaja en tándem, en configuraciones para moldear una
relación de poder más amplia y de resultados.
2) En segundo lugar, EA conceptualiza las políticas del estado de bienestar como
un producto de la tensión entre la desigualdad producida por el capitalismo y
la igualdad de la democracia parlamentaria. Aunque, la resolución de esta
tensión no es ni uniforme ni lineal, sino el producto de peleas particulares
políticas. Para entender cómo el proceso democratico modifica los mercados,
arguye que tenemos que ver a como las coaliciones de actores se juntaron en
momentos históricos particulares que construyen una política social, no sólo
determinantes estructurales genéricos.
3) Arguye que una vez establecido, las instituciones del estado y del mercado
tienen un crucial poder estructural para estructurar resultados políticos y
distributivos futuros. Atención no solo a cómo las políticas de los estados de
bienestar se desarrollan en un tiempo particular y lugar, sino que también
mostrar cómo estas moldean las políticas en una manera sistemática mientras
se desarrollan en el tiempo, es crucial para retener el estado en sí mismo.
¿Qué nos dice este profundo legado? Este capítulo argumenta que, aunque gran
parte del trabajo pone en duda los componentes de los argumentos de Esping-
Andersen, los intentos de pasar a una comprensión lineal o puramente deductiva del
estado de bienestar, al tiempo que genera ideas clave, rara vez han eclipsado sus
afirmaciones centrales: amplias macro configuraciones de instituciones dan forma a
los mercados y la política de manera clave, y estas instituciones son el producto de
momentos históricos particulares y luchas distributivas.
Sección que examina los argumentos, mientras reseña los debates en el capítulo que
llegaron a la publicación de tres mucho, sus cambios analíticos centrales y sus respuestas
al compromiso con la policía de régimen. EA es altamente influenciador.
Marshall habla de que el desarrollo de los derechos sociales fue un paso necesario que
seguía la expansión previa de derechos políticos y económicos. Muchos estado de
bienestar modernos son parte de una lógica de desarrollo en democracias capitalistas,
unfolding automáticamente en respuesta a la previa expansión de los derechos de mercado
y políticos. La lógica del industrialismo desarrolla este pensamiento. El desarrollo del
capitalismo simultáneamente llevó a los trabajadores de reses económicas
tradicionales y creó surplus económicos que permitieron a los estados desarrollar
capacidad burocrática. Este desarrollo de capitalismo avanzado por lo tanto creó las
presiones funcionales para el estado de bienestar y los recursos para expandir,
promoviendo desarrollos convergentes.
La crisis de 1970 fue un quiebre en esta literatura porque no se podía dar por sentado
que había una marcha hacia la expansión del estado, generando nuevas preguntas
sobre su origen y carácter.
En este contexto, surgieron dos líneas de estudios que problematizan las explicaciones
lineales y estructurales del desarrollo del bienestar.
1) Una primera línea de trabajo, proveniente de la escuela de los “recursos de poder”,
se basó en la comprensión marxista de las relaciones de mercado conflictivas como
una característica definitoria de los sistemas capitalistas. Sin embargo, para estos
académicos, los estados de bienestar no surgieron simplemente del éter del
desarrollo capitalista; más bien, fueron el producto de “políticas contra los mercados”
(Esping-Andersen 1985) que surgieron de luchas políticas en las que ganaron los
actores de izquierda (Korpi 1983; Stephens 1979).
2) Otra línea de teorización, desarrollada particularmente en el contexto
estadounidense, argumenta que las instituciones políticas y el desarrollo temprano
de políticas eran cruciales para estructurar la traducción de las demandas
electorales en políticas. Por ejemplo, Orloff y Skocpol (1984) analizan las formas en
que el momento de la democratización dio forma a la capacidad de los gobiernos
federales del Reino Unido y los Estados Unidos, abriendo o excluyendo diferentes
coaliciones políticas.
Este trabajo sugería que las interpretaciones lineales o funcionalistas del estado de
bienestar pasaban por alto la naturaleza conflictiva y, en ocasiones, contextualizada
de su desarrollo. Al hacerlo, tanto el trabajo institucionalista como el de los recursos
de poder invocaron el análisis histórico de manera diferente a como lo hacían los
enfoques anteriores, o los propios historiadores, que habían descuidado en gran
medida el estudio del estado de bienestar.
Pero también tiene sus cosillas tipo porque gobiernos de derecha pusieron en estado de
bienestar (contra argumento al enfoque de los recursos de poder o movilización de la clase
trabajadora) si la política es institucional, que explica el origen de esas instituciones?
Los actores políticos que crearon los regímenes de bienestar no pensaron en la política
social y del mercado laboral en términos atomizados o inconexos. En cambio, lucharon
ampliamente para redefinir, o mantener, estructuras de poder social y económico
particulares. Comprometerse con los objetivos históricos de los movimientos obreros y sus
contrapartes conservadoras, para cambiar las relaciones de poder, es decir, para la
desmercantilización y la subsiguiente estratificación entre grupos, permitió a Esping-
Andersen tanto establecer conexiones entre configuraciones de políticas como identificar las
amplias diferencias. - diferencias tributarias entre regímenes.
2) EA apunta a la lógica de las coaliciones políticas. Rechaza la idea de que los estados de
bienestar son un subproducto automático de las necesidades capitalistas o de demandas
democráticas económicamente determinadas, rompiendo con las tesis marxistas y de la
“lógica del industrialismo”. Sin embargo, los estados de bienestar tampoco son un producto
indiferenciado de fuertes movimientos laborales. Más bien, argumenta, el estado de
bienestar se deriva de las formas en que los movimientos laborales y
socialdemócratas se unen (o dejan de unirse) con otros actores sociales. Dicho de
otra manera, se basa en la alineación histórica de los grupos sociales.
Esta afirmación constituyó el segundo cambio analítico clave de Esping-Andersen con
respecto al trabajo anterior. La desigualdad producida por el capitalismo y la igualdad
política de los ciudadanos en una democracia no crean un conjunto único de presiones
o resultados. En cambio, para entender la resolución de estas tensiones genéricas,
Esping-Andersen argumenta que necesitamos examinar el poder de los grupos
organizados (sobre todo, los trabajadores) y las coaliciones históricas reales que
ellos golpean. Afirma: “Si, y bajo qué condiciones, las divisiones de clase y las
desigualdades sociales producidas por el capitalismo pueden ser deshechas por la
democracia parlamentaria” (11) es la pregunta central en el estudio del estado de
bienestar. Las estructuras de clivaje social no producen automáticamente una política
determinada (tampoco las demandas de la democracia electoral excluye necesariamente
ciertas posibilidades); más bien, la desmercantilización emerge de luchas de clases
particulares
EA destila de demandas históricas para definir las variaciones de regencia. Y aunque esta
categorización se ha mantenido útil y durable, el entendimiento de EA de las instituciones
como variable, fuerzas históricamente moldeadas fueron útiles, incluso con las críticas de su
ruptura con una perspectiva más lineal del estado.
Este texto acepta esa ruptura con las perspectivas lineales del estado pero enfatiza
diferentes metas organizativas del estado y por lo tanto efectos diferentes de las
instituciones de bienestar.
1) Castles y Mitchel sugieren que el foco en la desmercantilización como un proceso
que confiere derechos, en vez de resultados redistributivos, es misleading. Ellos se
mueven a recapitalizar el estado en términos de su potencial redistributivo. Eso
mueve a Australia y Nueva Zelanda fuera de los estado de bienestar liberales, pero
mantiene los arreglos o grupos originales, pero con nuevas bases
2) Otros trabajos se focalizan en las reglas de entitlement o redistribución fiscal en vez
de un set más amplio de relaciones de poder estado mercado, sugiriendo otras
maneras de entender la dimensionalidad de los regímenes de bienestar y sus
orígenes históricos. Llevando a estudios que se centran en otros dominios políticos,
con académicos de la salud u otros servicios resaltando la heterogeneidad dentro
del régimen en la provisión de servicios, y cuestionando la aplicabilidad de la lógica
de la desmercantilización de servicios.
Este trabajo confirmó la premisa básica de la variación del estado de
bienestar y sin embargo de alguna recategorización de casos particulares -
distinciones amplias cualitativas entre escandinavia, europa continental y los
estados de bienestar anglo. Lo que desafío fue la base de esas distinciones en
análisis de estructuras de poder, moviéndose en vez a distinciones sacadas
primariamente de la base del diseño institucional.
En esta sección argumento que tanto el trabajo que adopta aspectos del enfoque de
régimen como, como muestro en la siguiente sección, el trabajo que aparentemente
lo rechaza, demuestra un legado profundamente estructurante de los
regímenes de bienestar tanto en los patrones de cambio como en los
resultados sociales y económicos. Sin embargo, los estudios que examinan
los mecanismos institucionales para la reproducción hipotética en Three
Worlds han arrojado evidencia más ambigua. Al buscar teorizar la forma en
que las instituciones se reproducen a sí mismas que se extiende más allá del
énfasis de Esping-Andersen en las actitudes de las masas y el poder de clase,
la investigación sobre la reforma del bienestar ha desarrollado en gran medida,
no rechazado, la afirmación de que la atención a la estructura histórica de las
instituciones y el poder arraigado dinámica, importa para la política
contemporánea de la reforma del bienestar. Estas afirmaciones son
importantes porque sugieren que las fuerzas económicas estructurales
cambiantes no obvian la atención al desarrollo histórico de las instituciones;
X EJEMPLOS:
En Europa continental hay dinámicas de cambio donde hay más activación del mercado de
trabajo, cortes á las pensiones, expansión de los beneficio de familia lo que parece empuja
en contra de la estructura tradicional del régimen, lo cual continúa enfatizando el poder
estructural crucial de un régimen de bienestar amplio. La reforma a veces contaba cortes en
las pensiones de los trabajadores tradicionales con la expansión de beneficios para los
autsider, y aunque rompía con la lógica conservadora de bienestar, el régimen existente y
su estructura cero coaliciones particulares que moldearon la oportunidad de los actores de
cooperar y moldear estos cambios.
Promovió los vicios de alto desempleo y bajas actividades.
Colectivamente, este trabajo proporciona una fuerte evidencia de que los regímenes
de bienestar continúan teniendo un poder estructurador. Este poder estructurante no
opera precisamente a través de los mecanismos que sugirió Esping-Andersen, pero
no deja de ser institucional. Vemos que los regímenes han moldeado la forma en que
surgen los problemas y las respuestas de los actores políticos. La atención a la forma
en que las configuraciones amplias de las instituciones dan forma a los caminos de la
reforma es, por lo tanto, crucial para comprender el cambio.
1) Variedades de capitalismo
Buscan teorizar la variación en las económicas políticas avanzadas en términos
macro configurativos. En contraste con EA y su lectura de las instituciones, VoC
saca sus conclusiones de las teorizaciones de Williamson y North donde
entienden a las instituciones en términos del rol funcional que juegan en
superar varios problemas de coordinación entre las firmas. Para VOC, las
instituciones, incluyendo el estado de bienestar, sirven primariamente para
resolver problemas de acción colectiva que enfrenta tanto el trabajo como los
empleadores en el mercado laboral.
Este énfasis en la coordinación lleva a VoC a teorizar aislando dos en vez de
tres tipos de economías basadas en su grado de coordinación: LME y CME.
Al ver las instituciones en términos de la función que juegan en moldear la
coordinación de las firmas, se desafía el entendimiento histórico y distributivo
de los estados de bienestar que ofrece EA. Ya que ven cómo la política social,
al reformar el riesgo social sirve a las necesidades de las iras y emerge
mayormente como una respuesta a las necesidades de los empleadores.
3) En contrastación, hay nuevos tratados que empiezan con el puzzle central del
conflicto distributivo- como deberíamos entender tanto la tendencia hacia niveles
crecientes de desigualdad entre las económicas noticias avanzadas y variaciones
entre las economías en la extensión de esta tendencia- inicialmente miran a un
razonamiento más deductivo y formal en vez e histórico. SU estudio se vuelve se
vuelven más desconcertantes porque las tendencias actuales parecen contradecir
las afirmaciones centrales de los modelos deductivos clave de la demanda de
redistribución, particularmente el desarrollado por Meltzer y Richard (1981), que
sugiere que los ciudadanos deberían reaccionar ante la creciente desigualdad
exigiendo más redistribución.
Para comprender por qué los votantes no parecen exigir redistribución cuando
cabría esperar (es decir, cuando la desigualdad es mayor), gran parte de los
estudios recientes se han volcado al nivel micro, buscando comprender cómo
otros aspectos de los intereses materiales de los individuos impulsan
demanda de política social. Inicialmente, gran parte de esta teorización de
“nivel micro” no examinaba explícitamente el papel de las instituciones o los
procesos limitados temporalmente en la configuración del conflicto. Por
ejemplo, Rehm, Hacker y Schleisinger (2012) argumentan que para comprender
las actitudes hacia el estado, debemos observar la coincidencia de la demanda
de sus roles redistributivo y de seguro. Cuando la exposición al riesgo y los
niveles de ingresos son transversales (es decir, no afectan a los mismos
grupos), es más probable que los ciudadanos apoyen una redistribución
extensiva que cuando la exposición al riesgo y los niveles de ingresos
covarían. El enfoque teórico de este trabajo está en el vínculo entre la
estructura económica y las preferencias individuales para la redistribución.
Si bien la teorización reciente a nivel micro tiende hacia una comprensión más
estructural (en lugar de macrohistórica) de la relación entre la desigualdad y la
democracia, estos argumentos suelen ser más históricos de lo que parecen y,
de hecho, llegan a conclusiones familiares. Este trabajo a menudo identifica
patrones de resultados similares a los de los estudios basados en regímenes:
los estados escandinavos redistribuyen más, los países continentales menos y
los países anglosajones se vuelven aún más desiguales.
Ansell, por ejemplo, argumenta que el gasto en educación superior tiene diferentes
tipos de efectos redistributivos en función del nivel de matriculación existente, por lo
que los partidos políticos lo priorizan de manera diferente en el tiempo y el espacio
en función de su contexto político. El resultado son tres patrones de cambio en la
educación superior, que son muy parecidos a los Tres Mundos, aunque el análisis
no se efectúe en estos términos. Sin embargo, para explicar estas configuraciones
de una manera no similar a un régimen, este trabajo se basa en argumentos
interactivos. La distribución del riesgo laboral, por ejemplo, importa de manera
diferente según la distribución del ingreso, la creciente desigualdad produce
diferentes demandas según su estructura, los partidos se movilizan de manera
diferente según la lógica del sistema electoral y la creciente desigualdad, y así
sucesivamente. . Estos argumentos condicionales recuperan elementos de trabajos
anteriores orientados al régimen, incluso si evitan esta terminología.
CONCLUSION
De hecho, lejos de eclipsar el análisis histórico-comparativo, sus métodos, y
compromisos ontológicos más amplios para comprender las
macroconfiguraciones de instituciones construidas temporalmente, siguen
siendo fundamentales para comprender las cuestiones actuales de la
distribución del ingreso, el cambio en el bienestar y el vínculo entre el estado y
la economía.
Este capítulo se ha esforzado por mostrar que las ideas originales de Esping-
Andersen han tenido una influencia tan profunda porque se basaron en
comparaciones históricas para proporcionar una conceptualización
profundamente resonante de la variación construida políticamente en las
instituciones estatales.