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Sinopsis
Cuando tienes el corazón roto, se extiende a todo lo que haces. Está en
todo lo que eres. Augura quién serás.
Se esconde debajo de tu sonrisa, descansa entre tus risas, se revela en
tus lágrimas y se mofa en cada uno de tus pensamientos. Desearías que se
fuera, pero estás demasiado aterrorizada para dejarlo ir….
Cuando Cal desapareció la primera vez, juré que mi corazón se había
roto, y antes que todo esto termine, juro que se romperá en pedazos.

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Créditos
Moderadora:
Steffanie

Traductora Correctoras

Steffanie YaniM
Maye
Srta. Ocst
Pochita
Desiree
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Recopilación y Revisión final:
Desiree y Nanis

Diseño
Dabria Rose
Capítulo 1
Todo en lo que creía, todo a lo que me aferraba era una mentira…
Excepto ella. Ella es mi única verdad. —Cal

Un día después…

Lauren
—¿Por qué demonios estás llorando, Lauren? ¡Esto lo arreglará todo! —
Su voz se siente como navajas que me atraviesan, la ira emana de él. Está
más enojado de lo que lo he visto alguna vez, pero lo que me atemoriza es la
manera casual en que trata este asunto, como si el ponerle un arma en la 5
cabeza a otra persona fuera normal. No le tiemblan las manos, su voz no se
quiebra, y no parece asustado sino más bien excitado. Lo matará.
Me despierto con el corazón en la garganta pidiendo salir. Todo mi
cuerpo tiembla al recordar lo que ocurrió hace unas cuantas horas, mientras
me encuentro envuelta en el cuerpo de Cal. Tengo tanto miedo de perderlo,
de perder a Chris y simplemente no sé si ellos podrán lidiar con lo que
sucede. ¿Cómo alguien puede lidiar con el conocimiento de que asesinaron
a su madre, manteniendo ese secreto en su interior hasta quedar grabado
en su mente? ¿Cómo alguien deja ir el odio que lo ha motivado año tras año?
El señor Rice acordó no presentar cargos. Al parecer es parte de un acuerdo
que firmó con Dexter padre años atrás, pero la menor de mis preocupaciones
era que Cal fuera a la cárcel. Mi preocupación es que se pierda. No ha dicho
una palabra desde que lo sacamos de esa casa.
Después de que Lisa soltara la bomba y Chris se desconectara, pensé
que eso sería lo peor que podía pasar, porque ¿qué podría superarlo? Pero
escuchar al señor Scott hablar sobre cómo fue que terminaron adoptando a
Chris, y saber que Dexter padre es realmente el padre biológico de Cal, y
cómo su madre manipuló a su propio hijo para que la matara gracias a un
retorcido complejo de Medea1, me destrozó. Estoy aterrorizada de cómo todo
esto afecta al hombre que amo. Conozco bien el cuerpo acostado a mi lado,
pero no sé quién despertará a mi lado. No sé si será Cal, o si será Chris, y
ni siquiera puedo estar segura si no será Collin. Collin es una historia
completamente diferente, otra personalidad que conocí brevemente. Pareció
salir de la nada, pero incluso aceptaría que apareciera en este instante si
tan solo despertara. En este momento mi esposo se encuentra en piloto
automático, no sé quién está ahí, y me siento aún más aterrorizada de que
aparezca alguien a quien no conozco.
Todavía no le he dicho nada porque ni siquiera sé qué decirle. No sé
cómo se repondrá de esto, y aún más importante, no sé a quién acudir por
ayuda. Ahora sé la verdad que Dexter hijo es realmente el hermano de Cal
y no su tío político. ¿Supo eso todo el tiempo? El señor Scott lo ha sabido
todo este tiempo porque aparentemente es un maestro cuando se trata de
guardar secretos. Sin embargo, no lo puedo culpar del todo desde que el
señor Crestfield le hizo firmar un acuerdo de confidencialidad, y afirmó que
ni siquiera Gwen sabía de la relación existente entre su propio hijo y Dexter
padre. Aun cuando afirma ser diferente a Dexter padre, parece que ambos
comparten muchas similitudes.
Todavía, me estremezco al pensar cómo habría sido mi esposo si lo
hubiera criado su padre biológico. Acomodo mi cabeza en el espacio entre
su hombro y su cuello. Me muerdo el labio para evitar emitir sonido cada
vez que se mueve y en lugar de ello lo abrazo más cerca de mí. Cierro los
ojos y le agradezco a Dios por dejarlo estar aquí conmigo y por permitirme 6
consolarlo durante su momento de necesidad.
Repentinamente siento un movimiento tan brusco que me hace abrir
los ojos de golpe, y tengo que reprimir un grito. Es tan rápido y tan fuerte
que casi me tira de la cama, pero no permito que salga sonido alguno de mi
boca. Entrecierro los ojos y le veo sentado, pero solo por unos segundos
antes de dejarse caer sobre el colchón, sus ojos en todo momento cerrados,
como si no estuviese despierto, sino soñando
Cubro mi boca para detener el gemido que intenta escapar. Me muevo
al borde de la cama para apoyar los pies en el piso, y luego coloco mi cabeza
entre mis piernas para calmar mi palpitante corazón y recobrar el aliento.
Vamos a superar esto. Vamos a superar esto.
Me sigo repitiendo esto, pero aún no puedo detener los gemidos y
sollozos que luchan por escaparse. Me levanto rápidamente de la cama y
salgo de la habitación antes de que pueda escucharme. Parece estar en un

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Complejo o síndrome de Medea: Situación patológica que padecen las madres
denominándose “Síndrome de Medea", donde debe incluirse no solo el abandono y el daño
físico, sino también las agresiones psicofísicas o afectivo-emocionales o el daño social,
económico e incluso la muerte que, en ocasiones, puedan recibir los hijos de padres
separados.
sueño semiconsciente, y no quiero que vea que estoy asustada, que estoy
aterrada del lugar en el que nos encontramos. Me siento afuera de la puerta,
inclinada hacia atrás con las rodillas contra mi pecho, no queriendo estar
demasiado lejos por si me llama. Lloro con fuerza y horriblemente por
primera vez desde que Cal me dejó años atrás.
Ahora está aquí, no se ha ido.
—¿Lauren? ¿Estás bien? —Levanto la mirada luego de limpiarme las
lágrimas que opacan mi visión y miro al señor Scott. Luce horrible, un
desastre emocional por las secuelas de la bomba lanzada, pero no digo nada
y trato no ser un desastre emocional.
—Estoy bien, es solo que… —Ni siquiera sé qué decir. El motivo por el
que está aquí, en esta casa, es el mismo por el que mi esposo está roto. Si
Cal o Chris estuvieran presentes, no le habrían permitido cruzar el umbral.
Luché contra mi conciencia todo el tiempo para aceptar su ayuda. Sabiendo
lo mucho que su hijo lo desprecia y que no lo querría en ningún lugar cerca
de él, me siento culpable, pero tenía que pedir ayuda y no sé qué habría
pasado de no haberlo hecho. Una pequeña parte de mí se encuentra
agradecida de tener a alguien más aquí y de no estar sola. No puedo decir
que confíe en él, pero sé que ama a mi esposo tanto como yo.
—Puedo vigilar si quieres ir a dormir. —Su voz es calmada y libre de la
amargura y del resentimiento que solía tener conmigo.
—¿Vigilar para qué? ¿No creerá que pueda hacer algo contra él mismo,
o sí? —pregunto casi ofendida, Cal o Chris jamás pensarían en… 7
—No, pero en caso de que necesite algo.
—No, quiero estar aquí si me llama —digo con firmeza. Asiente antes
de darse la vuelta para bajar las escaleras, pero entonces se detiene, girando
su cuerpo hacia mí.
—Gracias por llamarme —dice solemnemente. Solo asiento, y hay un
incómodo silencio que yace entre nosotros. Permanece de pie allí, sin
moverse, pero con la mirada perdida en la pared. No sé qué decirle, nada
que haga esto mejor. Quiero levantarme y gritar, y golpearlo en el pecho.
Quiero preguntarle si todos los secretos y mentiras valieron la pena, pero sé
que eso no ayudará a nadie, y que probablemente cualquier cosa que pueda
decirle ya está dando vueltas en su cabeza.
—Buenas noches, señor Scott. —Me acomodo en el lugar en el que
descansaré durante el resto de la noche. Asiente antes de murmurar lo
mismo y bajar por las escaleras.
Cuando despierto ya no me encuentro en el piso, sino en mi cama, y
mi corazón da un vuelco. ¿Cómo llegué aquí? ¿Acaso él me puso…? ¿Cuál
él? Ni siquiera está claro para mí. ¿Cal, Chris, Collin, señor Scott, un
hombre misterioso que aún no hace una aparición? Salgo de la cama con
cuidado, buscando pistas del estado mental de mi esposo. Debí haber sabido
que se levantaría antes que yo como siempre lo ha hecho sin importar la
identidad que tome. Reviso el baño que se encuentra vacío, al igual que el
balcón. Mi corazón palpita rápidamente mientras salgo de la habitación.
Temo dejar el santuario de este cuarto. Si Cal se encuentra en la casa con
el señor Scott aún aquí, no sé con qué tipo de escena me voy a encontrar.
Tomo la salida de los cobardes y reviso las habitaciones del segundo piso,
todas están vacías y luego tomo valor para bajar las escaleras, está
demasiado silencioso, y mi corazón se detiene cuando veo su alto y delgado
cuerpo inclinado sobre la isla en medio de nuestra cocina. Se encuentra de
espaldas por lo que no puedo ver su rostro.
¿Pero si estuviera de frente, sabría quién es? ¿Podría diferenciarlos? Mi
cerebro se siente como ese viejo comercial con el huevo friéndose en el
sartén. ¿Estoy despierta o esto es un sueño? ¿Tal vez es una pesadilla, y el
señor Scott está atado en el armario? Me gustaría poder decir que la
posibilidad de que eso suceda es ridícula, pero después de todo lo que ha
ocurrido, no lo es. Dejo escapar un pequeño suspiro y me trago los nervios.
—Hola. —Es simple y suena patético incluso en mis propios oídos, pero
es todo lo que puedo decir con mi corazón acelerado. Él no se da vuelta, pero
indica con la cabeza que vaya a su lado. Antes de moverme, inspecciono al
hombre frente a mí: Su postura, su respiración, la forma en que se viste,
cualquier cosa que sea una pista de quién es. El que no esté paralizado en
la cama es una buena señal, espero.
Le recuerdo a mis piernas que su función es cargar con mi peso porque
por un momento es como si lo hubiesen olvidado. Luego de lo que parece 8
ser un kilómetro, me encuentro de pie a su lado apoyando mi propio peso
en la isla. Por un momento tengo miedo de mirarlo, temerosa de ver quién
está y quién no está de pie a mi lado. Quienquiera que sea, aun así, hace
que mi corazón se acelere, aún hace que me sienta mareada, y cuando se
mueve detrás de mí y siento su piel contra la mía, aún me quita el aliento.
Sus dedos pasan por mis muslos y sé que es Cal. Cal está aquí conmigo.
Solo su toque me hace sentir de esta manera.
Sus manos se deslizan hacia arriba cruzando por mi vientre en lugar
de entre mis piernas, y sus labios encuentran la curvatura de mi cuello.
Descansa su cabeza ahí y me aprieta con fuerza. Me siento insegura, pero
eso no me detiene de rodearlo con mis brazos y aferrarme a él. Cuando
siento que su cuerpo comienza a temblar y que su agarre se debilita, me doy
vuelta y veo lágrimas cayendo de sus ojos. Lo agarro y lo abrazo, su peso
casi me tira al piso, pero uso toda mi fuerza para sostenerlo en pie mientras
su llanto nos sacude a ambos.
—Lo siento, nena —dice desconsoladamente, su lamento nos estremece
a los dos.
—Por favor no te disculpes —le digo mientras caemos al piso. Me subo
sobre él y acuno su cabeza contra la mía, mientras sigue repitiendo lo
mucho que lo siente. Le froto la espalda y lo sostengo lo más cerca que
puedo.
—Vamos a estar bien. Te lo prometo. —Puedo sentir su lamento, su
dolor, su arrepentimiento, y su impotencia. Nunca lo he visto así. Jamás me
ha mostrado ninguna debilidad, pero me siento agradecida de que
finalmente se esté abriendo a mí en lugar de huir, en lugar de esconderse.
Me juro a mí misma que por cada momento que él sea débil yo seré fuerte.
Los pensamientos de antes sobre no poder lidiar con esto, de tener miedo,
han desaparecido. Él siempre ha sido mi fuerza, y es hora de que yo sea la
suya. Superaremos esto. Siempre he querido que sea mi Príncipe Azul, pero
hoy, si así tiene que ser de hoy en adelante, voy a ser su supe heroína.

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Capítulo 2

Chris
Algo sucedió. Puedo sentirlo. El residuo de tiempo perdido me cubre.
Mi mente esta confusa mientras lo demás comienza a enfocarse, y mis
pensamientos dejan de estrellarse entre sí. Ha pasado tanto tiempo desde la
última vez que perdí el control a este extremo y sin importar cuánto tiempo
me haya ausentado; sé que ha pasado algo de tiempo porque mi cerebro
siempre se siente frito cuando regreso. Miro a mi alrededor y descubro que
no estoy en casa, al menos no en Michigan, sino en Chicago. Recuerdo este
baño de la última vez que estuve aquí. ¿Qué es lo último que recuerdo?
Estaba en casa, en la cocina de mi mamá, y Aidan y Lauren estaban allí. 10
Estaban molestos. Me siento a un lado de la tina, y mi corazón comienza a
acelerarse cuando recuerdo a Lisa. ¡Lisa me dijo… que se había estado
acostando con mi papá! Le conté a mamá, y a todos los demás porque debían
saberlo. Me trago la ira, el arrepentimiento, y la incredulidad que irradia por
mi ser y se mezclan todos. ¡Lisa tiene una hija! ¡Tiene una hija de mi padre!
Mi estómago se revuelve mientras la habitación comienza a dar vueltas.
—¡Enfócate, enfócate! —me grito. Cal debió haber tomado el control en
ese momento. ¿Por cuánto tiempo tuvo el control, y qué demonios ha hecho?
Me duele la cabeza, y la sangre circula por mi cuerpo como si hubiesen
abierto una compuerta.
—¿Te encuentras bien? —Mi corazón da un brinco cuando escucho la
suave y tímida voz de Lauren.
Me doy cuenta que no tengo puesto el reloj y que mi teléfono ha
desaparecido. No tengo idea de qué día es o en qué fecha estamos.
—¿Cal? —dice, y su nombre hace que las lágrimas me irriten los ojos.
De nuevo estoy perdido, no tengo idea de lo que ha estado ocurriendo, y
para que él haya regresado, significa que algo realmente malo ha pasado.
¿Qué puede ser peor que enterarme que mi padre ha estado tirándose a mi
mejor amiga? Mi pulso está por las nubes, y mi pánico empeora al no saber
cuánto tiempo ha pasado.
Ese solo pensamiento me aterroriza. Abro la puerta, y ahí está ella.
Cada vez que me recupero de estos lapsus me sorprende que aún esté aquí.
No está lidiando con un solo tipo que esta jodido sino con dos, y, aun así,
sigue aquí. Luce una sonrisa vacilante, con los ojos muy abiertos y
esperanzados, pero eso tiene que ser una máscara, ¿verdad? ¿Quién podría
estar feliz en medio de todo esto? Su sonrisa debe ser un curita sobre
cualquiera que sea el desastre que acaba de ocurrir. Aun cuando no estoy
seguro de si es real, el ver su sonrisa y sus esperanzados ojos avellana me
traen la calma en medio de esta incertidumbre. Sus ojos me revisan,
inspeccionando mi rostro y traga cuando el reconocimiento se refleja en su
expresión.
—¿Chris? —Su voz es temblorosa pero más ligera, estrecha los ojos
viéndome mientras se acerca tentativamente. Esbozo una lastimera sonrisa.
Ni siquiera puedo hablar. Soy patético y me siento avergonzado. Ella suspira
y me rodea con sus delgados brazos. Su energía y calidez me envuelven más
de lo que uno pensaría que alguien tan pequeña como ella puede.
—¿Todos están bien? —pregunto luego de aclarar mi garganta. La veo
asentir, y descansa su cabeza en mi pecho. Puedo sentir su corazón palpitar
contra mi pecho.
—Todos están vivos y bien —dice tan alegre como puede. Se echa hacia
atrás y me mira con ojos cálidos pero tristes—. ¿Qué es lo que recuerdas?
—Atrapa su labio inferior entre sus dientes. La suelto y suspiro
profundamente.
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Antes de poder decir algo más, toma mi mano guiándome bajo las
escaleras y hacia la cocina. Me siento a la mesa y miro alrededor buscando
señales de Caylen, pero no hay ninguna.
—Caylen está con tu madre —contesta como si leyera mi mente. Coloca
un vaso de agua frente a mí y se sienta a mi lado con su vaso. Nuestras
miradas se entrelazan, casi pidiéndole al otro que revele cosas antes de que
sean dichas. Toma mi mano en su regazo y la aprieta. Decido ir al grano.
—¿Cuánto tiempo me he ausentado? —Me preparo mentalmente para
escuchar la respuesta. Sus ojos bajan hasta mi pecho, y sé que la respuesta
no será una que quiera escuchar.
—Por lo que sé… como un mes —murmura suavemente
—¡Un mes! —Escucho impactado con incredulidad mientras sujeto con
fuerza el vaso entre mis manos. Respiro profundamente varias veces y miro
al techo. Es como si las cosas volvieran a ser como hace tres años—. ¿Cal
ha tenido el control todo este tiempo? —cuestiono nervioso, preguntándome
si habrá tenido la oportunidad de encontrar a nuestro padre, y…no, Dexter
no dejaría que eso sucediera. Esa es la razón por la que permití que su gente
me siguiera. Mis ojos recaen sobre Lauren nuevamente y ahora todo su labio
está atrapado entre sus dientes, y se sujeta la muñeca, sé que lo hace
cuando está nerviosa—. ¿Qué? Dime, ¿qué fue lo que hizo?
Sus ojos se posan sobre la mesa.
—¿Qué es lo último que recuerdas? —pregunta con cuidado.
Frunzo el ceño. Junto mis manos.
—Recuerdo… —Me río, molesto conmigo mismo—. Recuerdo haberle
dicho a mamá sobre Lisa y mi papá.
Asiente.
—¿Cómo está? —pregunto, dándome cuenta del dolor que debe estar
sintiendo mi mamá. Mi rostro arde por la ira, y el pensar en mi papá hace
que empuñe las manos involuntariamente.
—Tan bien como es de esperarse —dice Lauren sombríamente.
Me alejo de la isla del comedor y sujeto mi cabeza dejando salir un
gruñido. Tengo que detenerme de patear la silla. Me dice que ha pasado un
mes, pero el recuerdo se encuentra tan fresco como si hubiese sucedido hace
solo unos minutos. Lisa llorando y diciéndome cuánto lo lamenta mientras
pavonea a la hija que creó con mi papá justo frente a mí. Cómo mi papá
intentó explicarnos a mamá y a mí como si lo que hizo tuviera explicación.
Como si hubiera algo que él pudiera decir para justificar el tirarse a mi mejor
amiga cuando éramos adolecentes, por mentir y esconderlo todo este
tiempo, por entorpecer mi tratamiento por sus razones egoístas. El hombre
que me enseñó sobre no solo ser un hombre sino un buen hombre, es un
hipócrita, un mentiroso, un infiel y un completo idiota.
—Chris, respira. —La voz de Lauren es apretada y aguda, y me doy 12
cuenta que mi propia respiración es errática y que siento una presión en el
pecho. Jala mi mano hacia el piso para que me siente, y se sienta frente a
mí sosteniéndome la mano, sus ojos no dejan los míos. Me enfoco en sus
ojos, en sus labios, en su toque, y me fuerzo a calmarme. Lo peor que puede
ocurrir es perder el control y dejar que Cal regrese de nuevo—. Respira
profundo —dice mientras toma mi rostro entre sus manos
—Estoy bien. —Asiente dándome una pequeña sonrisa, sus manos van
de mi rostro a mis costados. Cierro los ojos con fuerza por un minuto y luego
los abro e intento ofrecerle una sonrisa tranquilizadora.
—Hay cosas que necesitas saber —dice suavemente, y asiento
preparándome al ver que su expresión se ha vuelto sombría—. Sé que puede
que ahora no estés en el mejor lugar. —Mantiene el tono ligero aun cuando
su voz es pesada y me asusta, pero me reusó a dejar que se dé cuenta.
—Estoy listo para escuchar lo que sea. —Intento calmarla apretando
sus manos.
—Después de todo lo que ha ocurrido, el mantener secretos parece no
funcionarle a esta familia. —Se ríe y no puedo evitar hacer lo mismo.
—Adelante —digo con firmeza.
—Cuando te fuiste, Cal no fue quien tomó el control —dice vacilante, y
me rasco la cabeza.
—¿Qué quieres decir?
—Me refiero a que otro alter apareció —dice con renuencia, su voz es
firme pero tranquila. No puedo evitar inclinar mi cabeza a un lado y mirarla
confundido. Al principio me río, pero cuando veo que su voz no se rompe,
me vuelvo a reír, largo y fuerte y mi cabeza se mueve de un lado al otro con
incredulidad.
No es posible. ¡No es malditamente posible! Puedo sentir un ceño
fruncido en mi rostro mientras ella respira profundamente para revelar más
cosas.
—Su nombre es Collin. —Sus ojos no me miran, y echo la cabeza hacia
atrás en frustración.
—Bueno, eso es simplemente fantástico —digo con amargura—. ¿Es
tan imbécil como Cal? —Me encojo de hombros con indiferencia, pero puedo
decir que mi comentario la ha molestado y no puedo evitar sentirme un poco
celoso.
—Es diferente a Cal. Es diferente a los dos, de hecho —dice con una
pequeña sonrisa malévola, y frunzo el ceño.
—¿Te gustó? —pregunto sorprendido, aquella pizca de celos ahora se
siente como un golpe. Pone los ojos en blanco, y puedo decir que está
molesta por la pregunta. 13
—No estuvo el tiempo suficiente como para saber si me agradaba o no.
—Sus mejillas se sonrojan—. De todas formas, ese no es el punto ahora
mismo. Parece ser una parte neutral en todo esto y lo más importante es lo
que hizo —dice con firmeza.
—De acuerdo, ¿qué fue lo que hizo? —pregunto, la irritación se nota en
mi voz. Intento no rechinar los dientes, pero es inútil. Respira
profundamente y me cuenta todo lo que sucedió después que perdí el
conocimiento. Al parecer, este Collin es el mediador y sabe más de lo que
está ocurriendo que Cal y yo juntos. Estupendo.
Oh, y no podemos olvidar que intentó extorsionar a Dexter Crestfield
quien, al parecer, es mi padre bilógico. No solo eso, sino que Lauren y mi
otro papá tuvieron que detener a Cal de asesinar al hombre al que creía
responsable de asesinar a mi madre cuando en realidad, ella había hecho
que su hijo de cinco años hiciera el trabajo sucio en su lugar.
Luego de escuchar todo esto, siento como si hubiera corrido un
maratón. Su voz es calmada, aun cuando sé que su corazón debe estar
palpitando un millón de veces por minuto por la manera en que sus ojos
pasan de mi rostro a mi pecho, al techo y al piso. Su mirada me recorre una
vez que ha terminado, como si estuviera aguantando la respiración,
esperando ver mi reacción. Por un instante me pregunto qué haría Cal en
esta situación, qué haría Collin. ¿Cómo puede sorprenderme realmente?
Luego de escuchar lo que mi papá, mi héroe, le hizo a mi madre, los padres
con los que crecí y en quienes confiaba, las acciones de los padres que nunca
conocí no me sorprenden en absoluto.
—No sé qué decir. ¿Supongo que Cal no pudo soportar descubrir eso?
—pregunto y sus ojos se ensanchan por la impresión
—¿Cal no pudo soportarlo? —me pregunta con curiosidad. Meto las
manos en los bolsillos de unos vaqueros que no recuerdo haber comprado—
. ¿Lo que te acabo de decir no te molesta en absoluto? —pregunta, la
confusión cubriendo su expresión.
—Lo hace. Al menos en parte —digo encogiéndome de hombros y
limpiándome la frente
—Creí que todo te resultaría abrumador —replica, al parecer
confundida por mi reacción ante todo esto
—No conocí a mis padres biológicos, bueno aparentemente lo hice
porque mi abuelo es en realidad mi padre. Pero lo que dijiste que me pasó
cuando era un niño, yo… yo no lo recuerdo. Eso… —Me callo pensando en
lo insensible e incluso en lo estúpido que debe sonar—. Es como si no me
hubiera sucedido a mí. No se compara con lo que ya ocurrió —digo
suavemente
—¿Quieres decir que eso le pasó a Cal? —pregunta insegura.
—Podrías decirlo así. Realmente soy un desastre. De una extraña 14
manera me siento desconectado de eso, como si le hubiere pasado a Cal y
no a mí, lo cual es extraño, pero así es como me siento. Como si le hubiera
ocurrido a alguien más. Incluso me siento mal por él. Solo el hecho de que
Dexter Crestfield sea mi padre, que Dexter no es mi tío político sino mi medio
hermano, es lo que realmente me afecta.
Su mirada recorre mi rostro y veo que intenta entenderme, pero mi
silencio parece estar probando su decisión.
Niego y esta vez sí me pongo de pie y empujo la silla, frustrado.
—¿Cómo sueno? Me acabas de decir que mi madre me hizo asesinarla
y no siento nada al respecto. ¡Algo anda mal conmigo!
—Chris. —El color abandona su rostro mientras mi sangre se congela
en el instante en que escucho su voz detrás de mí. Me doy vuelta para ver a
mi papá de pie con las compras en sus brazos, su expresión es tímida, pero
luce feliz de saber que soy yo.
No debería.
—Señor Scott, este no es un buen momento. —Lauren camina hacia él
rápidamente, sus ojos tan amplios como los de un gato. Obviamente es más
intuitiva que mi viejo.
—¿Qué haces aquí? —pregunto, mi tono más bajo que el que he usado
antes con mi padre. Él traga con dificultad.
—E-estoy aquí para ayudar —tartamudea nervioso. Miro su rostro, que
luce más viejo de lo que recuerdo. Está cansado y estresado, pero realmente
me importa una mierda.
—Espera, ¿no crees que ya has hecho demasiado? —Me río con
sarcasmo. Baja la mirada derrotado. Es tan diferente del hombre que pensé
que era. Del hombre al que solía admirar, al que respetaba, apreciaba y al
que quería parecerme. Ahora no es nada. Es basura—. ¿Ayudar? —Me río,
apretando la mandíbula—. ¿Cómo podrías ayudar? Esto es tú culpa. ¡Eres
un mentiroso! —le grito. Su rostro enrojece completamente, y su mandíbula
se aprieta.
—Cometí un error.
—¿Un error? —Todos los músculos de mi cuerpo se tensan—. ¿Crees
que tirarte a mi mejor amiga fue un error? ¿Qué traicionar a mi madre fue
un error? ¡No fue un error, papá! Un error es ponerle mal la hora a la alarma,
o llevar mal la cuenta de la chequera. Eso es un error. Lo que hiciste no fue
un error o un accidente. ¡Arruinaste nuestra familia! Tú destruiste mi
amistad, rompiste el corazón de mi madre y lo ocultaste todo, sin importar
lo que eso me hizo. —Camino hacia él, y puedo ver las lágrimas formándose
en sus ojos mientras ignoró las que se acumulan en los míos—. Nunca,
jamás perdonaré lo que hiciste. No eres nada para mí. —Me alejo de él,
dándole una última mirada para que sepa que hablo en serio, para que sepa 15
lo asqueado que me hace sentir.
Volteo a ver a Lauren que tiene lágrimas en sus ojos. Me pregunto si
está llorando por mí, por él, o por ella misma, que ha sido arrastrada a esta
novela disfuncional.
—Puedes mostrarle la puerta si no la puede encontrar solo —le digo
antes de salir de la habitación. Me limpio la única lágrima que escapó de mi
ojo. Será la última que derrame por él. Para mí es como si estuviera muerto.
Está muerto.
Soy huérfano de nuevo.
CAPÍTULO 3

Lauren
¿Este es nuestro mundo ahora? ¿Las peleas, el enojo, la amargura y el
odio son las únicas cosas que podemos esperar? La ira y la devastación entre
Chris y el señor Scott se sienten tangibles, sofocándonos a todos. No soy
una gran fanática del señor Scott. Detesto lo que hizo, cómo me trató,
merece sentirse mal por lo que hizo, pero al verlo tan devastado después que
Chris lo despedazara con sus palabras, no puedo evitar sentir lástima por
él, y más que eso, estoy asustada.
Estoy aterrorizada porque Chris nunca había sido tan duro y frío.
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Se supone que Chris es el razonable, el que perdona. Aquel cuyo
corazón no se endurece, cuyo espíritu no está destrozado. Este no es él.
¿Pero quién es Chris ahora que todo ha salido a la luz? Ya no sé quiénes son
Cal y él. ¿Han cambiado las dinámicas? ¿Aún se encuentran allí los hombres
que conozco? Parece como si todo lo que conocía hubiese cambiado. Cuando
Cal estuvo aquí, se encontraba desorientado, destruido y renuentemente
vulnerable. Chris está…ni siquiera sé cómo describirlo ahora, pero no es el
hombre que conocí hace unos meses. No es el hombre que acabo de ver. No
sé quién era esa persona, y el verlo actuar de esa manera fue doloroso. No
me puedo imaginar el dolor que siente, o lo herido que está. Comprendo que
para Chris todo esto aún está tan fresco como el día en que se enteró. No ha
tenido tiempo para procesar nada porque justo después que se enteró, Collin
tomó el control, y después Cal y ahora se encuentra en el mismo lugar que
provocó que se marchara.
Me duele la cabeza. Me palpita tanto porque no sé qué hacer, o cómo
arreglar esto. Antes creía que si ellos se integraban todo estaría bien. Pensé
que, si se sabía la verdad, las cosas mejorarían, pero la verdad no ha
arreglado nada, de hecho, lo ha empeorado. Estoy lidiando con un hombre
destrozado, con todas sus piezas rotas y no sé cómo volver a juntarlas. No
tengo idea qué hacer.
¿Cómo puedo involucrar a Caylen en esto? Incluso con su estado
mental ahora sé que él nunca la lastimaría, pero ¿es esto saludable para
una niña? ¿Qué pasa si no podemos recobrarnos de esto?
—Me marcho. —Levanto la mirada y veo al señor Scott casi tan
devastado como su hijo. Olvidé que aún estaba aquí. Ha pasado una hora y
media desde que Chris lo confrontó, y para ser sinceros, una parte de mí
siente tristeza de que se marche porque me atemoriza no poder lidiar con
esto sola. Asiento, sus ojos azules lucen opacos y pesados, parece tan
derrotado como yo me siento—. ¿Estarás bien? —pregunta suavemente,
acomodando el morral en su hombro. Suspiro y me obligo a sonreír.
—Siempre lo estoy —digo en el tono más alegre que puedo conseguir,
mientras me abrazo las piernas. Él voltea a ver hacia las escaleras como
asegurándose de que Chris no vaya a saltarle encima y atacarlo.
Se sienta a mi lado y suspira profundamente.
—Realmente jodí las cosas. —Se cubre el rostro con las manos. No digo
nada porque sabe lo malo que es esto—. Sé que dije que lamentaba la forma
en que te traté antes, pero…
—Lo sé. —Puedo imaginarme lo mucho que lamenta todo, pero las
palabras no mejorarán nada en este punto—. Ahora tenemos otras cosas en
las que enfocarnos, no tiene sentido seguir mirando hacia el pasado —le
digo suavemente. Lo veo asentir por el rabillo del ojo.
—Me quedaré en el hotel que está a unas cuadras de aquí por si me
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necesitas. Te enviaré un mensaje cuando me haya registrado para que sepas
donde estoy —dice al ponerse en pie.
—Gracias. —Mi voz suena cansada y débil, pero espero que sepa lo
agradecida que estoy por tenerlo cerca. Lo acompaño hasta la puerta, y por
un momento permanecemos de pie con incomodidad. No somos lo
suficientemente cercanos como para abrazarnos, y se sentiría raro e
incómodo si lo forzamos. Si Chris saliera y nos viera abrazándonos, con lo
enojado que está, no sería una buena situación para ninguno de nosotros,
aunque a los dos nos vendría bien un buen abrazo en este momento. Así
que, en su lugar, le doy una palmada en el hombro, y asiente. Abre la puerta,
y lo veo esperar por el elevador antes de cerrar la puerta cuando finalmente
comienza a bajar.
—¿Parecías triste de que se fuera? —Me doy vuelta y veo a Chris
sentado al final de las escaleras. Su expresión se encuentra en algún punto
entre enfadado y confundido.
—¿Tú no? —pregunto manteniendo mi voz firme y nivelada.
Pone los ojos en blanco.
—Pensé que te lo había dejado claro hace un rato.
Lo miro tratando de llegar a él, pensando en dónde nos encontramos
en este punto. En lo mucho que he deseado, esperado y rezado para que
regresara conmigo. En las muchas noches en que nos imaginé aquí, y aquí
estamos, solo que no de la forma en que me lo había imaginado. Tengo que
recordarme que el que estemos aquí juntos es lo que importa. Es una
pequeña victoria, pero la tomaré. Él podría estar Dios sabe dónde, pero en
este instante está aquí conmigo, y eso es lo que tengo que recordarme antes
de contestarle.
—Desearía que fuera bajo otras circunstancias —le digo sinceramente
mientras me acerco a él.
—Tienes razón. Desearía que mi padre no me hubiera jodido la vida. —
Se ríe, pasándose la mano por su cabello. Está más largo y grueso de lo que
alguna vez lo he visto, necesita un corte, pero aún luce hermosamente
salvaje. Quiero descansar mi cabeza sobre su hombro. Quiero que envuelva
sus brazos a mi alrededor y me diga que todo estará bien, pero en el estado
en el que se encuentra, sé que no puede hacer eso por mí ahora mismo.
Desafortunadamente no podemos quedarnos sentados sin hacer nada
porque tenemos una hija y debemos arreglar esto, o al menos comenzar en
algún lado—. Nunca lo perdonaré —dice con amargura sujetándose con
fuerza las manos.
Me siento a su lado en las escaleras.
—Sé que estás molesto, y no puedo imaginarme lo que estás sintiendo,
pero necesito saber en qué dirección iremos a partir de este punto. —Mi voz 18
tiembla y revela lo nerviosa que estoy. Levanta la cabeza, y hago que mis
ojos se encuentren con los suyos. Al principio, espero que estén duros y
enojados, pero no lo están. Son del mismo verde que estoy acostumbrada a
ver, y la pesadez en mi pecho desaparece brevemente.
—No lo sé. —Niega y posa la cabeza entre sus piernas. Abrazo su
espalda e inclino mi cabeza contra la suya. Nuestros dedos se entrelazan, y
toma los míos en su mano.
—Tienes todo el derecho de estar enojado, pero no puedes dejar que
esta ira y odio te consuman. No dejes que te cambien, por favor —le digo
suavemente. Su cuerpo previamente relajado se tensa, y su mano suelta la
mía. Se pone de pie abruptamente y cuando se da vuelta la pesadez en mi
pecho regresa. Los suaves ojos verdes que acababan de estar ahí aún tienen
el mismo color, pero su mirada es dura y el rostro está fijo en una expresión
de enojo.
—¿Así que está bien que Cal se enfurezca y odie al mundo, pero no está
bien que yo me sienta molesto? —pregunta, en actitud defensiva. Me deja
boquiabierta, y estoy tan sorprendida que no sé qué decir.
—¿N-no me refería a eso?
—Es lo que querías decir. ¡Está bien que él pierda los estribos, incluso
que intente asesinar a alguien, pero yo, me enojo con el imbécil de mi padre
que se tiró a mi mejor amiga y mintió por años, y entonces eso sí es un
problema! —grita y su rostro está enrojecido. Presiono los labios para tratar
de evitar decir algo indebido. Chris nunca me ha hablado así.
—¡No… no dije eso! No es lo que quise decir, simplemente… —Me pongo
de pie y toco su pecho, pero retrocede como si tuviera la plaga.
—Entonces dime. ¿A qué te referías? —grita, y puedo sentir mis manos
temblar.
—Solo me refería a que… —No sé qué decir. La mirada que me está
dando me hace pensar que cualquier cosa que diga, no será correcta.
—Mi papá es un imbécil infiel, pero él estaba en lo correcto. Siempre
seré el premio de consolación. ¡Nunca seré lo suficientemente bueno para ti!
—Siento lágrimas en mis ojos, la tristeza lucha contra el enojo por su tono
frío. Mis emociones luchan contra mi juicio y quiero arremeter contra él,
gritarle por cuestionar mi amor.
—¿Quieres pelear en este momento? —pregunto enojada, sintiendo una
lágrima deslizarse por mi mejilla. Él resopla. Me meto al baño de invitados
y tomo el espejo de mano que mantengo ahí y pisando fuerte regreso hasta
él y lo pongo frente a su rostro—. ¡Con ese es con quien estás peleando!
»No haré esto contigo. No seré tu bolsa de boxeo verbal. No puedo, no.
¡No lo seré! Te amo. Amo a cada una de tus partes. Así que sí, amo a Cal.
19
Incluso amo a Collin. Lamento si eso te molesta, si vas a castigarme por eso,
si vas a odiarme, pero no sé qué más decirte. ¡Esto no es un concurso! Te
quiero, al hombre completo, por nuestro matrimonio, por nuestra hija. ¡No
quiero a uno de ustedes por sobre el otro, así que saquemos esto de en medio
en este mismo instante!
El ceño fruncido sigue ahí, mi corazón palpita rápido, pero siento como
si me hubieran quitado un piano del pecho. La verdad está fuera, y espero
que lo entienda. Espero que no lo tome de la manera equivocada, pero no
puedo seguir haciendo esto con él. Cubro mi rostro con las manos. Quiero
que diga algo, pero el silencio en la habitación es pesado, y el sonido de sus
pasos que lo siguen son tan devastadores mientras los escucho
desvanecerse en la distancia. Se aleja de mí, sin una palabra, sin una pista
de cuál es su respuesta. Me duele demasiado la cabeza como para pensar
en el dolor que esto nos está causando a ambos. Me voy a la cama para
intentar dormir algo y espero que mi esposo siga aquí cuando despierte.

****
Cuando abro los ojos, veo que afuera está oscuro. Miro hacia el reloj de
la alarma sobre mi tocador y descubro que son las 7:20 p.m. y he dormido
casi todo el día. Tiene sentido ya que prácticamente no he dormido en los
últimos días. Me levanto de la cama y froto mi rostro con las manos. Me fui
a la cama frustrada y enojada luego de estallar con Chris, y en ese momento
no me importó a dónde se fue y si estaría aquí cuando me despertara. Ahora
el temor envuelto en preocupación se apodera de mí y comprendo que existe
la posibilidad de que no se encuentre aquí.
Eso se desvanece cuando escucho el agua corriendo en el baño. Entro
al baño y me lavo los dientes volteando a ver el vidrio empañado que me
impide verlo. Tomo mi teléfono del lavamanos donde no recuerdo haberlo
colocado, y marco el número de la señora Scott. Me siento aliviada cuando
escucho el buzón de voz porque no sé qué decirle, pero también estoy
decepcionada porque no logro hablar con Caylen. Han pasado dos días
desde que escuchó mi voz o la de su padre, y la extraño terriblemente.
—Hola, señora Scott, solo llamo para saber cómo están las cosas y para
hablar con Caylen…. —Suspiro sin saber qué más decir. ¿Cuándo se lo diré?
¿Caylen debería estar aquí mientras, lo que sea como se pueda llamar a
esto, esté pasando?—. Dígale a Caylen que la amo, y que la veré pronto. Solo
estoy lidiando con… De hecho, solo llámeme cuando escuche este mensaje.
De nuevo muchas gracias. —La señora Scott fue un regalo del cielo, incluso
entre el caos que es su propia vida, nos ha apoyado tanto. Dijo que Caylen
ha sido una bienvenida distracción.
Me recuesto en la encimera y me doy cuenta que ha pasado tanto
tiempo desde que compartí el baño con mi esposo. La última vez que estuvo
aquí, usó el de invitados. Mi corazón se sobresalta porque Chris nunca ha
usado esta ducha. Me acerco a la ducha y dejo salir un pequeño suspiro
mientras abro la puerta, y el vapor se esparce. Él no se voltea, pero lo admiro 20
por detrás. Su cuerpo aún es perfecto, creado con la mejor habilidad para
ser el deseo de cualquier mujer que ponga sus ojos en él.
—¿Vas a entrar? —Su voz casi detiene mi corazón porque ahora no los
puedo distinguir. ¿Es Chris o Cal? No voy a mentir y decir que me importa
en este instante.
Me desvisto y permanezco parada afuera durante unos segundos antes
de entrar. Cierro la puerta y camino al otro lado de la ducha. El vapor me
calienta, la humedad es casi como una droga. Aquí es como si el mundo
exterior no existiera, y por un instante solo somos él y yo. En este espacio,
los problemas se ausentan. Observo que el jabón y las burbujas bajan por
su cuerpo, e inhalo sentándome en un banco dentro de nuestra ducha
dejando que el agua me empape. El sonido del agua cayendo sobre la losa
es hipnótico y cierro los ojos apoyando la cabeza contra la pared.
Tengo la necesidad de decir algo, pero no quiero decir nada, no quiero
arruinar este momento, donde puedo pretender que las cosas están bien y
son normales, y que solo estoy en la ducha con mi esposo. Quiero que mi
esposo me hable, que me toque y eso parece tan estúpido entre todo lo que
está pasando, pero estoy recayendo, deseando volver al momento en que Cal
podía arreglarlo todo con su toque, que podía hacerme olvidar con su beso.
Quien quiera que sea él, me está ignorando completamente
—Creo que deberíamos volver a Madison y estar con tu madre —digo
rápidamente, y sin pensarlo mucho, pero no se sobresalta. Esperaba que su
reacción me diera una pista sobre el humor en el que se encuentra—.
Extraño a Caylen. —Mi voz se rompe, y las lágrimas comienzan a
materializarse.
—Yo también la extraño.
—También te extraño a ti. —Mi primera confesión ha abierto la puerta
a verdades tácitas que no me di cuenta que diría hasta este momento. Se da
vuelta con su cabello pegado a su rostro, y su cuerpo es una perfecta visión
sin nada de jabón que oculte algo de su gloria. Me mira con intensidad, pero
no puedo leer sus ojos. Cuando se acerca siento unas mariposas que jamás
había sentido, y el nerviosismo me atraviesa. Una sonrisa malvada se
extiende en su rostro.
—¿Me extrañaste? —Sonríe con sorna y su tono es burlón, pero no tiene
la arrogancia que Cal exuda. Trago con fuerza.
—Claro que sí. —Puedo percibir la duda en mi voz. Se acerca un paso,
y siento mi espalda presionarse con más fuerza contra la pared detrás de
mí. Estoy nerviosa, y lo sabe mientras se ríe con voz baja y profunda de pie
frente a mí. Toma mi mano y me hace levantarme, presionando su cuerpo
contra el mío, pero algo no está bien.
—¿Chris o Cal? —pregunta, pero hay un brillo en sus ojos que es
familiar, pero al mismo tiempo extraño
21
—¿Collin? —pregunto, ligeramente sin aliento y su sonrisa se
ensancha. Me alejo de él, casi deslizándome al otro lado de la ducha y casi
cayéndome en el proceso. Me sostiene del codo y me estabiliza riéndose. Me
alejo e instintivamente cubro mi cuerpo.
—Por ese pequeño discurso de ahí afuera, creí que no importaba quién
fuera yo. Todos nosotros somos el hombre que amas, ¿cierto? —pregunta
con altanería. Recostada contra la pared de la ducha, mis mejillas están
ardiendo.
—¿Eras tú? —pregunto molesta
—No, técnicamente Chris estaba “ahí”, se podría decir. Chris se
encuentra desperdigado en este momento, y tu amado Cal, bueno ya viste
el desastre que es. Esos dos apenas y se pueden atar las correas de los
zapatos en este momento. —Divertido, recorre mi cuerpo con la mirada, y
me abrazo con fuerza—. Así que lo que dijiste no es verdad. ¿Sí hay una
diferencia entre nosotros? —pregunta con una sonrisa conocedora en su
rostro.
—¡Sabes a qué me refería! —le digo con firmeza, y recuerdo lo que me
hizo la última vez cuando se enfrentó a Dexter sin previo aviso y desatando
a Cal—. ¡Esto es tu culpa! —le grito.
Se ríe de mí con desdén.
—¿Mi culpa? No, no fui yo el que intentó asesinar a un hombre, o el
que se tomó una botella de pastillas para matar al resto de nosotros —dice
estirando sus brazos sobre su cabeza. Aparto la mirada; de pronto verlo se
siente como algo incorrecto.
—No, pero fuiste con Dexter padre y si no lo hubieras hecho, nada de
esto habría ocurrido. ¡Pudiste haberme dado algún tipo de advertencia!
—¿Qué es lo que no habría ocurrido? —pregunta divertido
Le frunzo el ceño.
—Lo que sea que esto sea.
—Te refieres al episodio psicótico que tuvo “Chris”. —Hace las señas de
comillas en el aire y agarro la botella de champo cercana a mí y se la tiro. Él
la bloquea y simplemente se ríe de mí.
—Podrías haberme dicho lo que sabías —le gruño.
—Me estás pidiendo lo que ni Cal ni Chris te han dado nunca. ¿Por qué
me haces tantas peticiones especiales a mí? —Sonríe ampliamente, pero me
niego a retroceder esta vez. Aun cuando solo he conocido esta parte suya
brevemente, parece ser el más razonable.
—Esperaba que tú y yo pudiéramos tener una relación más
transparente —digo mirándolo a los ojos. Sus ojos me recuerdan más a los
de Cal que a los de Chris, y sin la ropa puesta me resulta mucho más
familiar que cuando lo vi con un traje y noté lo diferente que en realidad era.
22
—Dime, qué tipo de relación quieres conmigo… —Su voz es baja y casi
seductora. Toca mi barbilla ligeramente, levantándola para que lo mire
directamente. Se inclina, hasta que nuestros labios se encuentran a solo
centímetros de distancia.
Me alejo impactada. ¿Está hablando en serio? ¿Es una prueba? Estoy
tan confundida por lo que estoy sintiendo. Mi cuerpo reconoce a este
hombre, lo desea, pero después de todo lo que dije más temprano, esto no
se siente bien. Bueno, se siente bien tenerlo contra mí, pero no sería
correcto. No puedo dormir con Collin. Ni siquiera lo conozco, y sus acciones
me confunden. Me suelta la barbilla y da un paso atrás.
—Ese siempre será el problema —dice abriendo la puerta y permitiendo
la entrada de aire frío. Sale, y me siento aún más confundida que antes de
entrar a esta ducha.
Si Collin está aquí tal vez será quien finalmente me dé algunas
respuestas. Cierro la llave y tomo una toalla para envolverme. Lo sigo y lo
veo de pie frente a nuestro armario, la toalla está perfectamente doblada
sobre la cama en lugar de estar a su alrededor. Le ordeno a mis ojos mirar
hacia otro lado. Me siento en la cama asegurando que mi toalla siga
firmemente alrededor de mi cuerpo a pesar de que me ha visto
completamente desnuda. Pienso en la última vez que dijo que siempre está
ahí, lo que significa… no puedo pensar en lo que eso significa, pero mis
mejillas ya están ardiendo de vergüenza
—Dijiste que extrañabas a Caylen. ¿Es eso cierto? —pregunto curiosa.
Esta versión suya parece mucho más calculadora. Collin me recuerda más
que nadie a Dexter, lo que significa que también puede ser manipulador.
—Claro que sí. —Saca unos pantalones de vestir de Cal y una camisa
de vestir azul oscuro—. También es mi hija —contesta sencillamente, y
suena tan raro que me tengo que reír. Coloco mi cabeza entre mis manos y
considero esa idea—. Puede que preferiblemente, no sea al que quieres aquí.
Sin embargo, ahora soy el más estable, y asumo que estabilidad es lo que
quieres para Caylen. —Volteo a verlo y compruebo que ya está a medio
vestir.
—Sí —digo sinceramente. Entonces me doy cuenta que no se está
poniendo la pijama o ropa casual, sino un traje—. ¿A dónde vas? —pregunto
sin esconder la preocupación en mi voz. La última vez que salió lo siguió un
desastre.
—Vamos a cenar con Dexter y Helen.
Levanto las cejas.
—¿Qué? ¿Cuándo lo programaste?
—Has estado dormida casi todo el día. Pensé que probablemente
deberíamos seguir con nuestras vidas. Sé que procesas las cosas
internamente, pero yo prefiero la acción a través del movimiento y los logros 23
—bromea, pero su tono roza con lo condescendiente.
—¿Qué significa eso?
—Ves esto. El hablar, el analizar en lugar de actuar. —Se pone la
corbata
—No voy a ir —digo testaruda. Se detiene y me mira, su mirada es tan
aguda que miro hacia otro lado.
—Si yo no te invitara, jurarías que existe una conspiración para
mantenerte en la oscuridad.
—¡No confío en ellos, y no estoy segura si confío en ti! ¡Todos ustedes
me han mentido y ocultado cosas, y me siento como un peón en su estúpido
juego de ajedrez! —grito, pero no se inmuta, solo niega.
—Puedes elegir entre quedarte o ir. De cualquier manera, me iré en una
hora. —Camina hacia la puerta, pero se detiene antes de salir—. Sin
embargo, si fuera tú me gustaría ser parte de la cena con el recién
encontrado hermano de mi esposo y su psiquiatra. —Sonríe y añade un
guiño para completar, pero no se parece en nada a Cal.

****
No sé cómo lo hizo, pero parece que, de alguna manera, ahora tenemos
un Bentley blanco. No un Mercedes, o un BMW, o incluso un jodido Ashton
Martin. Sino un Bentley. Hice mi mejor esfuerzo por esconder mi sorpresa
cuando el conductor lo trajo, pero fue extremadamente difícil hacerlo y aún
más difícil fue no preguntar cómo lo consiguió. Me estoy dando cuenta que
Collin es bastante ingenioso. Sin embargo, el auto le queda bien, clásico y
arrogante, ni siquiera escucha música, sino las noticas de la radio, lo cual
es molesto, pero realmente no quiero hablar con él. Su cabello lo hace
parecer como un James Bond moderno, y me pregunto si fue creado en base
a que Chris ama esas películas. Es limpio y está bien arreglado, todo en su
lugar, y sonriendo para mí, decido tener un poco de diversión.
—¿Eres gay? —Veo que gira brevemente y veo el indicio de una
sonrisa—. Pregunto porque leí que algunas veces un alter puede tener una
preferencia sexual diferente. —Giro mi cuerpo para verlo, esperando una
respuesta—. Lo eres, ¿no? —digo animada cuando no responde. Realmente
haría las cosas más fáciles.
—Si lo fuera, no estarías tan animada porque eso complicaría mucho
más las cosas para ti —responde engreído y mi sonrisa triunfante
inmediatamente se cae. Mierda, no pensé en eso—. No entres en pánico. No
soy gay.
Dejo salir un suave suspiro de alivio y espero que él no lo note. También
tiro hacia arriba el gran escote de mi vestido.
—Te ves hermosa… por cierto —dice con total naturalidad. 24
—Gracias. —Unos cuantos minutos pasan, y me siento nerviosa,
agitada y completamente vulnerable, como una niña sentada a la mesa de
los adultos.
—Por cierto, ellos saben que vamos. Recuerdo la sorpresa que fue la
última vez que fuiste mi compañera de la noche. Mientras prometas
mantener controlados esos arranques apasionados esta noche, estaremos
bien —contesta, y comprendo que se refiere a la vez que abofeteé a Helen.
Odio que sepa tanto
—No prometo nada. —Estacionamos frente al restaurante, detrás de
autos tan magníficos como el nuestro. Sale del auto, y me sorprendo cuando
me abre la puerta y extiende la mano. Lo miro con sospecha.
—Sé que no estás acostumbrada a estar cerca de caballeros, pero esta
es la parte en la que tomas mi mano. —Frunzo el ceño, pero tomo su mano
con fuerza y salgo del auto. Toma mi brazo y en el mismo segundo le tira las
llaves al valet.
—Solo para que lo sepas, tanto Cal como Chris son caballeros a su
modo —le digo mientras llegamos a la puerta del restaurante, que se asegura
de abrir para mí.
La anfitriona, una hermosa chica que no puede tener más de veinte, le
sonríe alegremente. Independientemente de quién él piense que es, sigue
siendo irritantemente apuesto, y tengo que admitir que hay algo encantador
en Collin. Le dice nuestros nombres, y ella nos indica que la sigamos por las
escaleras al centro del restaurante. Cerca de las ventanas que van del piso
hasta el techo con vista al lago se encuentra nuestra mesa, y ahí nos esperan
Dexter y Helen. Mi estómago se encoge al verlos. Dexter se pone de pie
cuando nos acercamos, y Helen nos mira con una cautelosa sonrisa. Yo ni
siquiera logro esbozar una falsa.
—Lauren, Collin. —El oír a Dexter decir su nombre hace que se me
tense la mandíbula—. Luces hermosa —añade intentando besar mi mejilla.
Un beso que evado rápidamente.
—No se encuentra del mejor humor —contesta Collin por mí con una
de sus petulantes sonrisas. Helen se pone de pie y le permite a Collin besar
su mejilla y con rapidez se gira para verme, como si esperara que la ataque.
Está tomando todo de mí no hacerlo, pero respiro profundo e intento darles
el beneficio de la duda. Tal vez, solo tal vez, no sabían sobre Collin, tal vez
los llamó hoy y se presentó. Collin retira la silla para mí antes de sentarse.
—Nos tomamos la libertad de pedir el vino —dice Dexter.
Rápidamente tomo la botella y me sirvo. Me giro hacia Collin.
—¿Así que tú sí bebes? —pregunto con sarcasmo, aún más molesta de
lo que estaba antes, molesta porque tengo que estar sentada acá con
personas que me miran como si fuera un caso de estudio. Demonios, soy 25
uno que vive y respira. ¿Cuántos hombres se necesitan para romper a
Lauren Scott?
—No en exceso —contesta de manera uniforme. Pongo los ojos en
blanco ante ese comentario antes de tomar un sorbo que se convierte en un
gran trago y luego en toda la copa.
—Bueno, planeo beber por los dos —contesto luego de terminarlo. Él
solo se ríe. Regreso mi atención a Helen y a Dexter—. Vaya, al parecer todos
se conocen. ¿Cuándo paso eso? —pregunto sarcásticamente.
Helen se aclara la garganta
—Collin y yo nos conocimos hace un tiempo —dice tranquila.
—¡Claro que lo hiciste! —Me río molesta.
—Puedo entender que estés molesta —dice Helen, teniendo la osadía
de sonar empática.
—Molesta. —Me río—. Oh, ¿por qué lo estaría? No es como si todos me
hubieran mentido y hubieran mantenido secretos sobre mi esposo desde
que los conocí. ¿Por qué habría de ser esto distinto?
Antes de que puedan contestar, un mesero llega. El lee los especiales,
y nos dice las sugerencias. Helen y Dexter ordenan algo que suena exótico,
caro, y como algo que no comería en un millón de años. Collin pide langosta,
lo cual no me sorprende. Le digo al mesero que no cenaré, aun cuando tengo
hambre. Me rehusó a comer con mis enemigos.
—Ella comerá el filet mignon término medio con espinaca sautéed y las
papas horneadas doblemente cocidas —ordena Collin al mesero
Es exactamente lo que hubiera pedido si hubiera ordenado algo.
Debería encontrarlo adorable, pero en vez de eso, me molesta. Es solo otro
recordatorio de lo mucho que estas personas saben de mí y lo poco que sé
de ellos. Los escucho hablar trivialidades, y se me revuelve el estómago. Voy
por mi tercera copa de vino cuando Collin se acerca a mi oído; odio a mi
corazón por latir más rápido.
—Creo que deberías ir más despacio, cariño.
Me giro hacia él con una dulce sonrisa.
—No soy tu cariño —digo con amargura. Él inhala bruscamente. Por
primera vez esta noche, parece afectado, y sonrío satisfecha. Por un tiempo
creí que era inllegable ¿Es inllegable una palabra? Me río tontamente.
—Collin, ¿qué tal si vamos al bar por un trago? —sugiere Dexter, y
Collin parece algo aliviado. La tensión en la mesa era insoportable antes de
mi segunda copa y solo un poco menos ahora que voy por la tercera
—Estaré encantado de acompañarte. —Collin se pone de pie
ajustándose la chaqueta. Pongo los ojos en blanco. Sin embargo, me
sorprendo cuando se inclina y su mejilla toca la mía. Me regaño por pensar 26
en lo bien que huele—. No te sientes aquí enfurruñada y emborrachándote.
Si quieres respuestas, haz las preguntas. Estos berrinches pasivo-agresivos
que haces nunca son efectivos —me susurra.
Mi boca se abre, pero antes de que pueda contestar, ya se ha marchado
de la mesa. Entrecierro mis ojos en él y Dexter mientras se marchan. Si
pudiera, quemaría un agujero en su chaqueta porque no voltea a verme ni
una vez.
—¿Sería presuntuoso de mi parte preguntar cómo te va? —Volteo a ver
a Helen habiendo olvidado por un segundo que estaba aquí. Mi primer
impulso es servirme otra copa de vino e ignorarla, pero las palabras de Collin
resuenan en mi cabeza.
Tiene razón, odio admitirlo, pero la tiene así que, en cambio, tomo el
vaso que no he tocado en toda la noche y bebo un poco de agua y miro a
Helen. Se encuentra perfectamente arreglada esta noche, hermosa y
sofisticada con el toque justo de empatía y preocupación haciendo juego con
sus manos perfectamente arregladas y su cabello recogido. A primera vista,
es simplemente una hermosa mujer mantenida, pero he aprendido que
Helen es mucho más que eso. Cal siempre tuvo razón sobre ella. Tiene
sentido que sea una doctora. Obviamente es una maestra de la
manipulación, aparentando no tener una agenda, pero estoy aprendiendo
que todos los Crestfield tienen una agenda. Demonios con los Scott y los
Crestfield, y estoy casada con ambos.
—Sé que no he sido sincera contigo.
Cruzo los brazos sobre mi pecho
—Sabes, Helen, creo que mi problema es que te consideraba una amiga.
Si quito ese título de la ecuación, puedo dejar de sentirme traicionada y
manipulada.
Asiente, gracias a Dios aceptando que no es mi amiga y duele un poco,
pero aprecio que no me haya tratado con condescendencia.
—Creo que sería lo mejor para su tratamiento.
—¿Así que Collin te ha actualizado sobre todo lo que sucedió? —
pregunto intentando mantener mi tono calmado.
Asiente.
—Quiere comenzar a trabajar en la Corporación Crestfield —revela
Helen, aunque no es una gran revelación porque no me sorprende.
Definitivamente no puedo imaginarme a Collin siendo un granjero o profesor
de secundaria.
—¿Y exactamente cómo harían ellos para que eso funcione? —pregunto
intentando mantener el sarcasmo fuera de mi voz. Niego y me inclino
sintiendo que se me cierra la garganta—. Las cosas no están bien. Cal está….
no está bien, y Chris era… no exactamente el mismo, y Collin ha aparecido
27
de nuevo. Las cosas no están bien. ¿Qué se supone que haga, simplemente
sonrío y juego a ser la esposa de Collin? —pregunto escuchando la
desesperación deslizarse en mi voz. Estoy molesta con Helen. No confío en
ella, pero en este momento es como si fuera la única que puede ofrecerme
una luz sobre cómo funciona esto—. Tengo una hija a la que volver, y
realmente no la quiero envuelta en esto…No sé ni cómo llamarlo.
»Hace menos de tres días mi esposo intentó asesinar a un hombre, hace
un día explotó con su padre y lo echó de la casa. ¡No es como si no lo
mereciera, pero me siento completamente perdida sobre lo que yo debería
hacer! —Mi voz está comenzando a entrar en pánico, y he develado más de
lo que estaba dentro de mí de lo que originalmente pretendía, pero Helen
luce calmada y tranquila, ni un poco sorprendida o agitada por las cosas
que le he dicho. De hecho, se siente bien decir en voz alta lo que he estado
guardando—. Y este cambio o, lo siento, la transición que está sucediendo,
es tan agotador, por así decirlo. Ahora hay otra persona con la que tengo
que lidiar, que no es ni Cal ni Chris, y es tan engreído y auto complaciente,
lo cual no me molestaría tanto si no me sintiera tan desorientada —admito.
—De todos los alter egos, Collin es probablemente del que más puedes
aprender, Lauren.
La miro con enojo.
—Pensé que después de todo lo que ocurrió, con todos los secretos a la
luz, con ustedes conociendo las razones de lo que ocurrió… —Me río por mi
estupidez—. Simplemente pensé que lo arreglaría todo y no es así, y ahora
me pregunto si algún día se irá a arreglar —admito.
—Si no se solucionara, ¿te marcharías? —Sus ojos miran fijamente los
míos.
Marcharme, como si fuera tan fácil. Supongo que para algunas mujeres
lo sería. Intento imaginarme casada con otro hombre, uno normal. Ni
siquiera sé cómo lo haría con un hombre normal, e incluso si decidiera
marcharme, no es como si simplemente pudiera alejarme de esto y nunca
mirar atrás. Él es el padre de mi hija. Y aparte de eso, lo amo, en medio de
toda esta locura, pena y dolor, lo amo con todo mi ser. Alejarme es ridículo
y no es una opción.
—No —contestó simplemente.
—Creo que es importante que hables con alguien. —Helen toma un
sorbo de agua mientras mentalmente pienso en las personas más cercanas
a mi vida. Ninguna de ellas entendería. Ni Raven, ni Angela, y especialmente
Hillary—. Me refiero a un terapeuta —dice leyendo mi mente—. Por supuesto
que no tengo que ser yo —añade rápidamente. Me froto la frente, me duele
el cerebro pensando en cómo explicarle esto a alguien más. La miro.
—Sería un conflicto de intereses si te escogiera… solo para hablar. Sé
que no podrías decirme lo que ocurre en tus sesiones con él.
28
—No, y técnicamente no soy la doctora de Chris, solo Cal y Collin
hablan conmigo.
—Realmente estoy preocupada por ellos… por él… —Niego—. Nunca
había visto a Cal de esa manera antes de que Chris apareciera, y después
Collin tomó el control. —Medio divago. Bebo más agua intentando sacarme
el alcohol de mi sistema. Siento que mis pensamientos se vuelven pesados
y necesito tener la cabeza clara para discutir esto con Helen—. Y realmente
no conozco a Collin, es una nueva persona a la que conocer, y es raro estar
con él. Supongo que la rareza es obviamente mi nueva normalidad.
—De los tres, Collin parece ser el más razonable. Actúa menos por
impulso y por emoción. Es un pensador. De nuevo, es mi percepción sobre
él, ya que no hemos tenido una sesión de terapia.
—Es el más calculador —contesto, dirigiendo mi mirada hacia donde
se encuentra en el bar donde veo a varias mujeres mirándolo.
—Más Crestfield —dice ella, y nuestros ojos se encuentran en una
especie de entendimiento silencioso—. Todos ellos parecen tener diferentes
motivaciones. Lo que moverá a uno puede no mover al otro, todos responden
distinto. ¿Alguna vez has tomado una clase de psicología?
—Si, en la secundaria y en la universidad.
—En la clase más básica aprendes sobre el aparato psíquico, la teoría
de Freud sobre la estructura mental o psiquis de un individuo. ¿Recuerdas
lo qué es el ello? —Me mira inquisitivamente.
—Vagamente.
—De acuerdo. El ello es la conducta impulsiva e instintiva sin
coordinación, que sería… —Se calla esperando que yo conteste.
—Cal —adivino, y ella asiente.
—Luego tenemos al súper-yo que es nuestra moral, nuestros valores…
—explica.
—Chris —respondo, y asiente animada.
—Y después tenemos el yo, que es la parte organizada, y realista de
nosotros la cual se encuentra entre los deseos del ello y del súper-yo. Que
sería…
—Collin —digo, comprendiendo.
—No puedes tener un aspecto de su personalidad sin los demás. Juntos
crean un balance. Diré que, si hay esperanza para que la integración sea
posible, Collin sería la clave.
Esa sola frase hace que mi estómago y mi cabeza se hundan.
—Lauren. —Su voz es autoritaria y hace que mire directamente a sus
cálidos ojos—. Sé que amas a Cal. Sé que has aprendido a amar a Chris. Sé
que no conoces a Collin y que es muy distinto a ellos, pero es tu esposo 29
tanto como Cal y Chris lo son. No es un extraño o en invitado en tu vida, es
un actor principal. El subestimar su importancia o intentar alejarlo no sería
la cosa más inteligente.
Recuerdo cuando estábamos en la ducha y le dije que extrañaba a
Caylen y dijo que él también. En ese momento, creí que lo había dicho para
hacerme creer que era Chris o Cal, para que fuera un momento de “te
engañé” cuando me diera cuenta que él no era ellos. Ahora creo que pudo
haberlo dicho en serio, y si él ama a Caylen, eso lo hace mucho más fácil.
Nuestro mesero se acerca y comienza a colocar la comida. Helen y yo
dejamos de mirarnos, e instantáneamente, vuelve a ser la hermosa mujer
Crestfield quien solo ha salido para tener una adorable cena. Mis ojos
observan a Dexter y a Collin regresar a nuestra mesa. Dos hombres
Crestfield. Brevemente miro a Helen y me doy cuenta que, si me voy a quedar
en este juego, tendré que pasar de jugar damas al ajedrez.
Me pone nerviosa el solo pensarlo.

****
El resto de la cena transcurrió sin problemas. Me mantuve callada la
mayor parte del tiempo, y logré limpiar todo el plato que me había planeado
no ordenar. Collin sonrió ante eso. Lo observé más de cerca que antes. Hay
diferencias, aparte de estar mejor vestido que Chris, y más cuidado que Cal,
es extremadamente elocuente. También está atento. Lo atrapo
observándome en más de una ocasión, aunque atrapar puede no ser la
mejor palabra porque no lo hace en secreto. Siento como si todas sus
acciones fueran deliberadas y pensadas. Es cortés y extremadamente
educado. Cal es todo confianza y engreimiento, le vale una mierda a quien
le agrade o no, y eso viene con una especie de arrogancia, pero Collin es
distinto. Tiene el tipo de aire que acompaña a la gente que creció con dinero,
que saben que el mundo los está observando. Mentiría si dijera que no me
siento fascinada por eso. Como hay cosas de Cal y de Chris que conozco que
esos dos no comparten.
Nuestro viaje de regreso es callado, y esta vez en lugar de la radio en
vivo, escucha jazz, lo que me sorprende.
—Me ayuda a pensar —dice en voz alta como si leyera mi mente—, y
también recuerdo que tú lo disfrutas. —Lo miro y cierro los ojos.
Recuerdo la última vez que estuvo aquí, dijo que sabía mucho. En vista
de la forma en que pidió mi cena, obviamente sabe mucho de mí, pero sabe
detalles, hechos e historia. No me conoce… soy más que una lista de hechos.
Pero sé que no debo subestimarlo, lo que sabe y lo que no. Me quito los
tacones que parecen ser más pequeños desde la última vez que los usé.
Intento recordar cuándo fue eso. Fue cuando Cal y yo íbamos a restaurantes
elegantes, algo que solía emocionarme cuando empezamos a salir. Los
restaurantes de lujo nunca se detenían, pero valoraba más nuestro tiempo
a solas que las salidas cuando las cosas comenzaron a desmoronarse con 30
sus “viajes de negocios” como decía en ese entonces.
—¿Puedo preguntarte algo? —Mi voz es suave y sin sarcasmo o
resentimiento. Veo que se elevan sus cejas ligeramente.
—Por supuesto.
—Antes dijiste que extrañabas a Caylen. Eso es cierto o…
—No tengo motivos para mentirte, recuerda no tengo una agenda
escondida.
Frunzo el ceño.
—Todos la tienen. Eso lo he aprendido de la peor manera.
—Bueno, la mía no necesita que permanezcas en la oscuridad o que
creas algo que no es.
Lucho contra el impulso de decirle que no le creo, pero me doy cuenta
que eso no nos llevará a ningún lado.
—Quiero preguntarte algo, y eso puede que no vaya con tu “agenda”,
pero creo que sería bueno para… todos nosotros.
Espero a que me dé algún tipo de indicación, o que me diga que está
bien preguntarle, pero no lo hace.
—Y no tienes que contestar sí o no en este momento, pero espero que
lo consideres —digo reacia, y veo una pequeña sonrisa en su rostro.
—Bien —dice.
—Creo que deberíamos regresar y quedarnos en Michigan con la señora
Scott por un tiempo —digo rápidamente y volteo hacia otro lado luego de
decirlo.
Recuerdo aquella época cuando no sabía de su condición, pero sabía
que algo andaba mal. No tenía idea y le pedí que regresara conmigo a casa
de Raven. Recuerdo lo mucho que estaba en juego con su respuesta. Lo
mucho que necesitaba que dijera que sí para devolverme la fe en ese
entonces, y cómo sabía que si decía que no entonces no había esperanza
para nosotros. Esta vez es distinto.
Ahora sé la verdad. Ahora las cosas han cambiado tanto, y ambos
somos personas diferentes. Este hombre es nuevo y distinto, en cierta
manera, me siento a su merced. Sé que Collin está decidido a tomar el
nombre Crestfield y todo lo que eso conlleva. Creo que principalmente quiere
dinero, y tal vez prestigio. Puedo ver a Cal estando de acuerdo con ese plan,
pero Chris definitivamente no querría tener nada que ver, bueno, el Chris
que conocía, pero este Chris que vi la última vez no era nada como el Chris
que conocí.
—Sé que estás tratando de apoderarte del Imperio Crestfield y demás
—digo intentando mantener el sarcasmo y desdén fuera de mi voz.
31
—Solo quiero lo que se nos debe. Estoy asegurando estabilidad
financiera no solo para nosotros sino para Caylen, y para los hijos de Caylen.
Después de todo, nos deben eso —dice calmadamente.
—Entiendo, pero ¿puedes hacer eso a distancia por un tiempo?
—Te lo haré saber.
El resto del viaje a casa es silencioso, cuando llegamos, Collin sale y
me ayuda a salir del auto. Aun cuando no lo necesito, se asegura de abrirme
la puerta. Es un caballero, pero distante. Estoy cansada, y el vino de antes
no se ha ido del todo, así que me dirijo arriba y me quito la ropa, cayendo
en la cama. Pienso en todo lo que ha ocurrido en los últimos días y exhalo.
Tomo mi celular y veo que tengo un montón de mensajes y llamadas
perdidas de todo el mundo, incluyendo a la señora Scott, Raven y al señor
Scott. Decido escribir un mensaje para todos haciéndoles saber que estoy
bien y que los llamaré mañana. Lo edito para añadir el “estamos” bien.

****
Me despierto para encontrarme a Collin parado frente a mí,
completamente vestido pero esta vez con un suéter café sobre una camisa
blanca y pantalones caquis. Parece un modelo salido de Ralph Lauren.
—Si queremos irnos a Madison y llegar antes del mediodía,
probablemente deberías comenzar a prepararte. Preferiría comenzar
temprano.
Y así como así, sale de la habitación. Me froto los ojos y para
asegurarme que no estoy soñando, me pellizco.

32
Capítulo 4

Lauren
Duermo la mayoría del viaje de regreso a Madison. Quiero asegurarme
de estar bien descansada para cuando vea a Caylen. Llamé a la señora Scott
y le dije que íbamos de camino, y gracias a Dios se escuchaba mejor que las
últimas veces que hablé con ella. No puedo comenzar a imaginarme lo que
está ocurriendo en su corazón o repitiéndose en su mente. Si Cal me hubiera
hecho lo que le hizo el Sr. Scott a ella, no sé lo que haría. Mis ojos se deslizan
hacia él, pensando en todas las veces que he hecho este viaje, con Caylen,
sola, con Chris, con Cal. Qué estaba pensando entonces, y en lo que pienso
ahora, en lo mucho que han cambiado las cosas. No solo para mí, sino para 33
toda su familia. En lo rotas que están las cosas para todos nosotros.
—¿Crees que sería mejor si no le decimos quién soy?
Él ha estado callado todo el tiempo que he estado despierta.
—¿A qué te refieres?
—A Gwen. Después de todo lo que ha pasado, tal vez ahora no es el
momento más apropiado para que nos presentes —dice en tono de broma.
—Dios, ni siquiera he pensado en eso. —Me froto la frente, sintiendo
que regresa el estrés.
No sé cuándo seria el momento apropiado para decir “Oye, Chris se
volvió a ir, y este es Collin, otra de sus personalidades”. No solo eso, creo
que nadie le ha dicho lo que ha estado ocurriendo en estos últimos días. Va
a ser un impacto el saber que el padre biológico de su hijo es Dexter
Crestfield padre y que le puso un arma en la cabeza al hombre que antes
creía que era su padre. No sé si ya habló con el Sr. Scott. Sería mucho más
fácil que Collin fuera Chris, para que ella tuviera el consuelo de lo normal.
Mis ojos viajan hacia Collin. Lleva puesta una camisa de botones con las
mangas un poco por debajo de los codos, y un pantalón de vestir. Ni siquiera
sé si puede hacerse pasar por Chris por cómo está vestido.
—No, el mantener secretos no ha sido bueno para nadie en esta familia
—dejo salir una risa, y él asiente de acuerdo.
Siento un pánico repentino. ¿Qué pasa si esto sigue por siempre?
¿Cómo podrá Caylen manejar esto? Respiro profundo y guardo eso en lo
profundo de mi mente para mediarlo después. En este momento me enfoco
en ver su sonrisa, y escuchar su voz. Al menos una versión de su padre se
encuentra aquí ahora, y tengo que estar agradecida por ello. Collin me abre
la puerta, y siento mariposas en el estómago cuando su mano aterriza en
mi espalda baja. Caminamos hacia la casa. Él aminora sus pasos rápidos
para que yo guíe. Nos acercamos a la puerta del frente, y toco. Puedo
escuchar música, algún tipo de canción country con una mujer cantando
suavemente sobre la pena. Recuerdo en cómo solía escuchar música triste
de Opera cuando Cal me dejó, y lucho contra el distante dolor que solía
mantenerse en mi corazón.
—¡Hola! —La voz de Gwen es entusiasmada, y su sonrisa es amplia
cuando abre la puerta. La misma calidez que siempre la ha rodeado sigue
ahí, y me siento aliviada.
Ella me jala y me abraza fuertemente. Volteo a ver detrás de mí y
observo que Collin se ha quedado al principio de las escaleras. Ella mira
detrás de mí, sus ojos se amplían de la emoción mientras ve hacia abajo.
—¿Que estás haciendo ahí abajo, cariño? Hice tu comida favorita para
el almuerzo así que apresúrate. —Ella está haciendo un magnífico trabajo
cubriendo el dolor que siente. 34
—Hola, Gwen —dice Collin tranquilamente, pero hay un dejo de calidez
y un poco de compasión en su voz, lo cual nunca había escuchado salir de
él. Supongo que Gwen tiene un lugar especial en todos sus corazones. La
miro entrecerrar los ojos, y ellos se van hacia mí para luego volver a él. En
su rostro se nota la comprensión y obviamente hay confusión, pero la
esconde bien.
—¿Cal? —pregunta con una sonrisa.
—No exactamente. —Entro a la cocina, y escucho a Collin venir detrás
de mí. Ella cierra la puerta tras nosotros, y por un segundo nos encontramos
de pie incómodamente.
—Hola, Gwen. Soy Collin —dice, manteniendo una mano en su bolsillo
y extendiendo la otra hacia ella. La veo tragar con dificultad y sus ojos se
ensanchan, sus ojos se encuentran con los míos y asiento sonriendo. Ella
dejar salir una sonrisa nerviosa.
—Oh —dice mordiéndose el labio. Collin vuelve a meter la mano que
había alargado a su bolsillo.
—Entiendo que esta puede ser una gran impresión para ti. —Gwen
parece congelada por un instante, pero después sonríe ampliamente antes
de negar y darle un abrazo de oso. Medio segundo después, él le devuelve el
abrazo.
—Me alegro tanto que estés aquí. —Sus ojos están cerrados
fuertemente mientras lo abraza. No puedo imaginar lo que está pensando,
pero supongo que, considerando las circunstancias, está feliz de que él esté
en casa, aquí y a salvo, y en este instante yo también lo estoy, especialmente
luego de las cosas que ocurrieron. Collin me mira, y le doy una sonrisa
genuina. Después de un minuto, ella lo suelta y se limpia la humedad de
sus ojos.
—Bueno, ¿te gustan las chuletas de cerdo empanizadas y bañadas en
salsa y el puré de papas? —pregunta.
—Si. —Collin le da una gran y encantadora sonrisa, y no puedo evitar
sonrojarme.
—Grandioso, grandioso. —Se repite a sí misma frotando las manos en
sus piernas.
—¿Qué tal si tú y yo vamos a ver a Caylen? —me dice Collin.
—Sí, es una gran idea, y yo pondré la mesa. —Gwen sonríe—. Ella está
en su habitación.
—De acuerdo, ya volvemos. —Collin y yo dejamos rápidamente la
habitación, y me la imagino dejando salir un gran suspiro de alivio de que
las cosas salieran tan bien cuando salimos de la habitación.
—¿Eso no fue tan malo cierto? —susurro mientras atravesamos la casa 35
hasta la habitación de Caylen.
—¿Comparado a qué? —pregunta petulantemente. Ruedo los ojos.
—Bueno, se pudo haber desmayado. —Me río. Abro la puerta a la
habitación de Caylen, y siento que se va mucho del estrés con solo verla.
Las lágrimas vienen inmediatamente a mis ojos, y es el primer instante en
una semana que estoy realmente feliz.
Ella duerme sobre su espalda y luce tan pacifica al igual que su padre.
Su oscuro, cabello ondulado se parte en dos coletas, y me inclino y le doy
un beso en la frente.
—Mami te ha extrañado tanto, dulzura —susurro—. Lamento haberme
ido.
—Tengo que tomar la culpa de eso, princesa. —Él la besa en la mejilla
y coloca su mano en las de ella. Se agacha a mi lado y la mira de la misma
forma en que lo hizo Chris.
—Ella es lo mejor que hemos hecho. —No puedo evitar sonreír ante ello,
y coloco mi mano sobre la suya.
Me mira algo sorprendido, y, de hecho, yo también estoy sorprendida.
No voy a decir que se siente bien, pero tampoco se siente tan incómodo como
pensé que sería, aun cuando él medio se sobresaltó cuando coloqué mi
mano sobre la suya. ¿Qué si no le gusto a Collin? ¿Qué si secretamente me
odia? Puedo ver a Jenna ser más de su tipo, pero eso no viene al caso. Solo
pensamientos felices ahora.
—¡Me muero de hambre! —digo poniéndome rápidamente de pie. Él
hace lo mismo e indica la puerta.
—Las damas primero. —Sonrío tensamente antes de dirigirme a la
cocina.
Me pregunto lo que está pensando la señora Scott. Sus ojos están
pegados a Collin, y ha estado raramente callada para una mujer cuyo
matrimonio se vino abajo, y que tiene a uno de los alter egos de su hijo
sentado para cenar con ella.
—Esto sabe bien —digo intentando llenar el incómodo silencio.
—Es delicioso —añade Collin.
—Oh gracias. —Sonríe nerviosamente—. ¿Te importaría llamarme
mamá? —pide vacilantemente. Él vuelve a sonreír, y me recuerda a Chris.
—No, para nada. —Estoy impresionada de lo cálido que es con ella
—Bien. —Deja salir un suspiro de alivio—. Espero que no te importe
que pregunte, pero… ¿dónde está Chris? ¿Hay alguna razón por la que estés
aquí y no Cal? —pregunta con cautela.
Collin me mira, casi como pidiéndome permiso para contestarle con
36
sinceridad.
—¿Fue por… lo que sucedió… lo que Will hizo…? —Su voz es más baja
y se escucha temblorosa.
—¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él? —pregunto
vacilantemente.
Ella baja la mirada.
—Él llama todos los días y deja un mensaje. Solo que aún no estoy lista
—dice casi disculpándose.
—Todo a su tiempo. —Aprieto su mano a través de la mesa. Ella sonríe,
pero las lágrimas llenan sus ojos.
—¿Me disculparían? —Se levanta y sale de la habitación.
—Tal vez sea mejor no contarle todo lo que pasó en este momento en
particular —dice Collin suavemente y asiento.

****
El resto del día es relativamente tranquilo. Todos nos quedamos solos
con nuestros pensamientos. Caylen afortunadamente ocupa gran parte de
los míos. Ella está muy feliz de verme, aferrándose a mí las últimas horas
del día. La señora Scott desaparece en su habitación, asumo que es para
darnos nuestro propio tiempo con Caylen, o tal vez para asegurarse que sus
emociones estén bajo control antes de vernos. Collin ha desaparecido en el
cuarto de… en el viejo cuarto de Chris. Cuando paso por ahí, está en la
laptop o en el celular, obviamente intentando lograr algo.
Trabaja diligentemente, y habla con confianza y autoridad… tan a lo
Crestfield. Los breves momentos en los que esta con Caylen, y conmigo me
recuerda a Chris, gentil, amable y no tan estirado. Pienso en todo el tiempo
que Cal ha perdido con nuestra hija. Pienso en lo mucho que lo extraño,
aún con él tomando la extremadamente mala decisión de intentar asesinar
a su padre, o a quien el creía que lo era, lo roto que estaba cuando se dio
cuenta de todo lo que le había ocurrido cuando niño. ¿Cómo alguien maneja
eso? ¿Cómo puede alguien no culparse a pesar de que no debería hacerlo?
Mientras sostengo a Caylen en mis brazos, pienso en como una madre
podría ser tan vil, tan egoísta, y odiosa.
En lo lejos que sus acciones llegaron. ¿Acaso pensó que eso lastimaría
a Dexter padre? Por lo que nos dijo Clayton, él ni siquiera parpadeó cuando
llegó y se llevó a su hijo. ¿Cómo deja uno a su hijo después de eso, cuando
él lo necesita más que nunca? Crecer con los Scott probablemente es mucho
mejor que crecer como un Crestfield. Dexter padre me asusta. No de una
manera pervertida sino de una manera en la que se puede percibir el deseo
de poder que tiene alguien más, casi se pueden escuchar los engranes
moviéndose en su cabeza. Collin tiene un poco de ese aire. Detesto que
quiera estar tan envuelto en ese mundo. Yo preferiría estar lo más alejada 37
posible.
—Tock tock. —Volteó a ver a la señora Scott en la puerta, su largo
cabello rojo está amarrado en una coleta. Sus ojos están amplios, brillantes
e hinchados. Me pregunto cuánto habrá llorado hoy.
—Hola —digo alegremente. Ella entra y se sienta a mi lado en el piso.
Caylen sigue intentando comerse el Play-Doh2 en lugar de hacer el pastel
que he estado esculpiendo
—Ella ama esto. —Se ríe mientras toma una pieza roja y la moldea en
su mano—. Voy a preparar la cena pronto. Hay algo especial que
desearías…o ¿que creas que a Collin le gustaría?
—Lo que sea que prepares será grandioso. Eres una increíble cocinera.
—Me ayuda a dejar de pensar en ciertas cosas. Caylen también hizo un
gran trabajo con eso. —Ella gira su dedo alrededor de una de las coletas de
Caylen.
—Me alegra. Sé que ella lo ha pasado genial.

2 Play doh: una conocida marca de juguetes especialistas en sacar moldes para que los
niños pequeños jueguen haciendo figuras de distintos moldes ya que su contextura es fácil
de manejar y reusable, tipo plastilina.
—¿Ha tratado Will de hablar con Chris? —pregunta manteniendo sus
ojos en el Play-Doh que Caylen está manipulando.
Me trago los nervios en mi garganta.
—Sí, de hecho, yo lo llamé… —digo sintiéndome una traidora. Sus cejas
se elevan ligeramente, pero no pide una explicación inmediatamente—. Hay
ciertas cosas que pasaron con Chris y no sabía a quién más llamar. —Luce
ligeramente herida ante mi admisión—. No que no quisiera llamarte. Es solo
que después de todo lo que ocurrió, no quería ponerte más carga —explico
rápidamente.
—Puedes llamarme cada vez que me necesites, Lauren. Sé que no he
sido exactamente yo misma, pero me encargué de dos hombres adultos
mientras tuve cáncer. Esto no será la muerte para mí. —Se ríe, pero su voz
es severa, y asiento haciéndole saber que entiendo—. ¿Y qué exactamente
fue lo que pasó? ¿Por qué lo llamaste? —pregunta, y comienzo a decirle todo
lo que ocurrió.
Cuando termino, las lágrimas caen de nuestros ojos. Ella niega por la
incredulidad.
—¡¿Qué tipo de mujer le haría eso a su hijo?! —La ira de Gwen le gana
a la tristeza.
—Lo sé.
—Y Dexter. Ugh —gruñe—. No puedo creer que William nunca me lo
haya dicho. —Sus labios se presionan, y me doy cuenta que esta situación 38
no los va a acercar
—Él dijo que el Sr. Crestfield le hizo firmar un acuerdo de
confidencialidad —le digo esperando suavizar el golpe un poco.
Deja salir un suspiro de enojo
—Aunque no debería sorprenderme, luego de todo lo que ha pasado. —
Se ríe amargamente.
Tomo a Caylen y la abrazo antes de que se libere de mis brazos, su casa
de muñecas tiene su atención ahora.
—Mi pobre niño —dice suavemente, sus pensamientos obviamente con
el pequeño niño que llegó a su puerta hace tantos años—. ¡Estoy tan furiosa
que siento calor! Pobre Cal, pobre Chris… Collin. —Niega y se cubre el
rostro—. ¿Cómo estás, corazón?
—Estoy bien. —Me río, y ella asiente—. Estoy más preocupada por él
—admito viendo hacia la puerta como si fuera a aparecer.
Deja salir un profundo suspiro y niega.
—Will y yo realmente lo arruinamos. No teníamos idea de qué hacer,
pero al parecer tomamos todas las decisiones equivocadas. —Comienza a
llorar con más fuerza, y Caylen camina hacia ella mirándola con curiosidad.
Ella se ríe y la abraza. Me levanto y tomo una caja de Kleenex tomando uno
para mí y entregándole la caja a ella
—Las cosas podrían ser peor. —Encojo los hombros, y se comienza a
reír y yo también me río porque parece improbable que realmente puedan
ser peor pero siempre existe la posibilidad.
—¿Es bueno contigo? —pregunta cuando dejamos de reírnos.
Pienso por un momento.
—De hecho, sí —le digo sinceramente—. No hemos estado mucho
tiempo juntos, pero, no puedo decir que ha sido malo… —Me callo, y ella
espera a que continúe.
Encojo los hombros.
—Él es tan distinto y… nuevo —digo suavemente—. Como cuando uno
está en la etapa de vamos a conocernos —bromeo y sonrío.
—Me allegro de que William estuviera ahí para ti.
Un instante pasa.
—Él te extraña, y luce terrible —digo sinceramente, sabiendo que eso
probablemente no la hará sentir mejor
—Estoy segura que así es. Yo sigo pensando en lo arrogante que fui.
En cómo era superior a otras mujeres a las que sabía que les habían sido
infieles. Pensando en que habían escogido al hombre equivocado, o que
habían dejado que se apagara la llama, o que realmente no habían estado 39
enamorados. Y en cómo eso nunca me sucedería a mí. —Niega y se ríe—.
Creí que mi amor era suficiente.
Mi corazón se rompe por ella y me callo no sabiendo que decir, cómo
consolarla. Todas esperamos eso, no tenemos más elección que creerlo.
—Voy a comenzar a hacer la cena —dice levantándose del piso.
Comienzo a limpiar el gran desastre que ha hecho Caylen en la
habitación. Ella sigue a la señora Scott fuera de la habitación.
—Está bien, se ha convertido en nuestro ritual. —La señora Scott la
toma en sus brazos y se la lleva a la cocina.
Subo las escaleras a la habitación de Chris, recordando la primera vez
que entré aquí. En cómo pude dar una mirada dentro de una vida que nunca
antes había podido vislumbrar. La puerta está un poco abierta, y veo a Collin
al teléfono caminando de un lado al otro con el teléfono en su oreja. Sus
movimientos son suaves, su mirada concentrada pero no estresada. Él me
mira y sonríe. Cuando cualquiera de ellos sonríe, tienen la habilidad de
hacer que una chica se desmaye. Levanta un dedo pidiéndome un segundo,
y luego le dice a quien quiera que está al otro lado de la línea que se pondrán
en contacto después y cuelga. Camina hacia mí, sus ojos en los míos.
—¿Querías hablar conmigo? —Solo estamos a centímetros, y el estar
cerca de él hace que se me acelere el pulso y que mis recuerdos vayan a
lugares a los que no deberían ir en este momento. Huele bien, como Cal
luego de haber usado su champú y su jabón y por un instante olvido por
qué estoy aquí. Mis recuerdos me llevan a ciertos momentos del pasado.
—Cena. La señora Scott está haciendo la cena —digo odiando mi voz
por ser débil.
Me mira entretenido y en ese instante se parece a Cal más que antes.
Por un instante me pregunto si esto es un truco, si este es realmente el
hombre que siempre he conocido y del que me enamoré. Especialmente
cuando inclina la cabeza a un lado y con un deje de sonrisa me mira a los
ojos y me pregunta si me encuentro bien. No, no me encuentro bien. Esto
es tan jodidamente confuso, y lo extraño tanto.
—Síp —miento—. Has estado trabajando mucho. —Intento cambiar el
tema.
Asiente.
—En cierto modo es lo que hago.
—Cierto. —Meto las manos en los bolsillos del pantalón, y pego la
mirada a mis zapatos. Se está volviendo muy difícil mirarlo sin querer
besarlo. Pero él no es Cal, y sin duda no es Chris. Es Collin, y no estoy
segura si se siente atraído a mí… no que el que se sienta así sea una
prioridad con todo lo que está pasando.
40
—¿Cuánto tiempo planeas quedarte aquí? —me pregunta y encojo los
hombros, sintiéndome como una colegiala enamorada del profesor—.
Bueno, es solo que creo que es importante que comiences a ver a Helen. —
Lo miro impactada. Él me sonríe ampliamente, luego se me acerca, y
contengo la respiración—. No soy tu enemigo, Lauren, si acaso soy tu
herramienta. Quiero lo que tú quieres.
—¿Qué es…? —Busco en sus ojos, esos ojos que pueden revelar mucho
y muy poco de él.
Se inclina a mi oreja.
—Que existamos como uno solo. —Sus labios rozan mi mejilla antes de
dejar la habitación.

****
Las cenas familiares no deberían ponerme nerviosa, pero no hemos
tenido exactamente buena suerte con ellas. Es difícil quitarse el sentimiento
de pavor que anda rondando en lo oscuro de mi mente sin importar lo rica
que está la comida. Se siente menos tenso que antes, pero supongo que es
normal cuando una mujer conoce un nuevo segmento de su hijo. El que
Caylen esté aquí también ha ayudado con la incomodidad en la habitación.
Riéndose y diciendo palabras al azar que ha escuchado. Lo que me
impresiona es lo embelesada que está con Collin y él con ella. No parece de
los que se encariñarían con una niña. Lo atrapo haciéndole caras graciosas
a ella, y ella estalla en risas que hacen que todos hagamos lo mismo. Es
especialmente gracioso lo serio que se ve en medio de los gestos que le hace
a ella para que se ría.
—Esto está tan bueno. Tu comida podría ser la respuesta para la paz
mundial —bromeo destruyendo lo último de mis espárragos. Ni siquiera me
gustan los espárragos, pero en el instante en el que lo puse en mi boca me
enamoré.
—Eres demasiado amable —dice apenada.
—Realmente es espectacular. ¿Alguna vez has pensado en hacer un
libro de cocina? —Collin pregunta, y ella sonríe brillantemente
—Gracias, y no, no lo he pensado, tengo una que otra receta —dice un
poco sorprendida.
—De hecho, esa sería una increíble idea —digo alentándola y ella se
abanica con la mano.
—Hablo en serio. Es la era digital, y es mucho más fácil anunciarla y
crear una plataforma —continúa. Comienza a analizar el comercio en línea
y las condiciones ideales para que el contenido se vuelva viral, y ambas nos
quedamos un poco aturdidas.
—Eso es algo en lo que pensar. Por lo menos me daría algo que hacer,
y siempre he querido compartir mis recetas. 41
—Podría ayudarte con lo que sea que necesites —añade él y después
vuelve su atención hacia mí—. Y también una galería de arte en el área en
la que estamos, tenemos la demografía perfecta. —Collin termina una copa
de vino y es mi turno de estar pasmada. Mis pensamientos vuelan a la noche
en que Cal lo sugirió, pero nos interrumpe un llamado a la puerta.
—¿Estás esperando a alguien? —pregunta Collin y puedo ver que se le
ensanchan lo ojos.
—No —dice ella en voz baja. Collin se levanta y va a abrir la puerta.
—¡Sabía que ella estaba aquí! —No puedo evitar sonreír ampliamente
al escuchar esa voz.
—¡Hillary! —digo animada levantándome de mi asiento.
—Buen corte de cabello, Cal —bromea refiriéndose a su estilo de
peinado tan arreglado. Ella lo pasa, y él se aparta indicándole que entre.
—¿Que estás haciendo aquí? —pregunto sorprendida mientras me
toma en un fuerte abrazo.
—Aidan. —Se ríe en mi oreja, y mi boca se abre de la impresión
—¡¿Qué?! —grito y Collin se aclara la garganta.
—Desde cuándo te volviste un remilgado, Cal. —Se ríe poniendo los
ojos en blanco.
—De hecho, no soy Cal, y Gwen está sentada justo ahí —dice
ligeramente molesto.
—No, está bien, Collin. —La señora Scott se pone roja de la vergüenza
—¿Quién demonios es Collin? —pregunta Hillary, la confusión está
escrita en todo su rostro mientas me da un vistazo.
—¡Yo soy Collin! —dice él con un suspiro.
—Otro más no. —Aidan está en la cocina luciendo exasperado.
—Aidan… —Collin le da un medio saludo.
Aidan comienza a reírse.
—¿Qué, estás audicionando para la cubierta de Ralph Lauren? —
Hillary se une a la risa con él mientras le da un rápido beso a Caylen en la
mejilla. Tanto la señora Scott como yo nos sonrojamos.
—¡Aidan! —le dice la señora Scott en tono de advertencia. Él levanta
las manos en señal de defensa, su risa solo aminora un poco.
—Está bien, Gwen. Los niños son niños —dice Collin volviendo a su
asiento.
—Lo lamento, señora Scott. Es solo… —Mira a Collin con la confusión
escrita por todo su rostro—. No me mires —chilla Hillary.
42
Puedo ver que ella está haciendo su mejor esfuerzo por no reírse.
—Es que es tan raro. —Él mira a Collin como tratando de examinarlo.
Tengo que concedérsele a Collin. Luce solo medio perturbado. Cal ya le
hubiera dado un puñetazo a Aidan en el rostro.
—¡¡¡Chris, sal!!! —dice Aidan fuerte y exageradamente en el rostro de
Collin, y en ese punto me doy cuenta que ambos huelen a tequila. ¡Están
ebrios! Veo a Collin ponerse de pie, e inmediatamente me pongo entre ellos.
—¿Qué? ¿Estás molesto chico de preparatoria? —pregunta Aidan.
—Collin, por favor —le ruego, pero solo veo su puño cerrarse—. Por
favor no con Caylen aquí —le ruego y él me permite guiarlo al otro lado de
la habitación.
—Aidan, tienes que irte en este instante. —La señora. Scott lo lleva a
la puerta con Hillary siguiéndolos.
—¡¡¡Te llamaré, cariño!!! —me canta Hillary.
La cocina de los Scott realmente está maldita.

****
—Lamento eso —digo sin aliento una vez que vamos arriba a la
habitación de Chris. Collin deja salir el aire que estaba conteniendo y se
frota la parte trasera de la cabeza. Su piel tiene un tono rojo, y es lo único
que indica que está aturdido. Aunque debo admitir que es bueno ver que se
le puede afectar, que es humano.
—No es tu culpa que los amigos de Chris sean idiotas. —Se sienta en
la cama.
—Bueno, uno de esos idiotas es mi amiga.
—Estaban borrachos —dice calmadamente. Me río viéndolo y
recordando lo que pensé antes—. ¿Qué? —pregunta con curiosidad.
Me encojo de hombros.
—Antes solo pensaba que eras Cal jugando conmigo —admito.
Sonríe.
—Sí, a Calvin le cuesta mucho alejarse.
—Sí, eso es lo que hace —digo, y mis pensamientos vagan a cuando se
alejó de mí.
—Él te ama.
Mis ojos se ensanchan.
—¿Lees la mente? —bromeo para aligerar el humor.
—No tienes que ser psíquico para decir lo que están pensando los más 43
cercanos a ti —dice, y envuelvo los brazos a mi alrededor. Es tan raro que
me vea como si conociera todos mis secretos. Recuerdo sus palabras
anteriores, cuando dijo que queremos lo mismo, que él quiere que ellos sean
uno. Ni Chris ni Cal me han dicho eso.
—Cuando antes dijiste que querías lo que yo quiero, respecto a que
todos ustedes fueran uno, ¿realmente te sientes de esa manera? —Me siento
con cuidado en la cama cerca de él.
—Eso es todo lo que siempre he querido.
—¿Cómo lo hacemos? —Casi temo escuchar la respuesta.
—¿Es realmente eso lo que quieres? —me pregunta, y parece serio.
—Claro que eso es lo que quiero. ¿Por qué no habría de ser así? —
pregunto ofendida
—El hombre que salga del otro lado puede no ser del que te enamoraste
—dice, y me cuesta tragar.
—Por favor, no me digas que me vas a preguntar a quién amo más. —
Me río nerviosa.
—No, no hay competencia. Si todos no cruzamos la línea de llegada
entonces nadie lo hará, pero si ellos no creen eso, ninguno de nosotros tiene
esperanza —dice suavemente.
—No hay moros en la costa. —Volteamos a ver a la señora Scott en la
puerta con Caylen en su cadera—. Puedo acostarla si quieren —dice un poco
incómoda.
—No, yo puedo hacerlo. —Rápidamente me levanto.
—¿Estás segura? —me pregunta de nuevo.
Miro hacia atrás a Collin.
—No, está bien, estoy seguro que ella extraña eso —responde él.
—Bien. —Me voy con la señora Scott.
El peso de sus palabras es pesado en el aire. ¿Se da cuenta de lo que
acaba de decirme, y lo importante que eso es para mí?
—¿Collin, te importa si hablamos un momento? —pregunta la señora
Scott cuando tomo a Caylen de sus brazos. Me pregunto si escuchó lo que
dijo, me pregunto si ella le cree.
—Estaré abajo —le digo antes de salir de la habitación.

Collin 44

La mayoría de los hombres creen que las mujeres son difíciles de


entender.
Demasiado complicadas para saber cómo funcionan. Me he dado
cuenta que la verdad es lo contrario. No se necesita ser un genio para
entenderlas, aun cuando con mi IQ no sería incorrecto llamarme así. Solo
se necesita poner atención. La mayoría de ellas son fáciles de leer. Tienes
que entender qué las motiva como individuo, no como el género completo.
Siempre es distinto: Amor, control, consistencia, riqueza, seguridad, y
miedo. Las mismas cosas que motivan a los hombres, porque cuando llegas
al fondo, todos queremos lo mismo, solo que nos guían principios distintos.
Una vez que se ha encontrado la motivación, determina si buscan
aceptación. ¿Operan basadas en la culpa? ¿Quién está a la ofensiva, quién
a la defensiva? La persona que sabe su lugar tiene el poder. La mayoría de
personas no sabe qué hacer con ese poder cuando lo obtienen, y si no lo
saben, no lo retendrán.
Todo es muy simple. Dale a una persona lo que le hace falta. Asegúrate
de tener algo que ellos quieran o piensen que necesitan, y si no lo necesitan
hazles creer que sí lo necesitan. Es lo que ni Cal ni Chris pudieron entender.
Cal cree que tiene más que ofrecer de lo que en realidad tiene y Chris
cree que no tiene lo suficiente que ofrecer. Chris da demasiado de sí a las
personas, pero Cal no da lo suficiente. Hay un balance para todo y ninguno
puede alcanzarlo sin el otro y definitivamente sin mí.
Esa es la razón por la que soy el constante.
Por lo que estoy aquí cuando ellos se van. Cuando ellos creen que el
dolor es demasiado agudo, cuando la ira es demasiada, cuando el miedo es
demasiado profundo que sienten como si se ahogaran. Eso los convierte en
el cuerpo sin vida y a mí en el salvavidas. Soy lo que evita que Calvin termine
en la cárcel y previene que Chris nos meta a un sanatorio mental.
En algún momento fue un mal juego de voleibol. Pasando de un
extremo al otro. Cal queriendo vivir la vida sumergiéndose en lo que sea que
le complaciera en ese momento, sin importarle las consecuencias, y Chris
solo haciendo lo que creía sería aceptable, complaciendo a las personas más
importantes para él, completamente ignorante de los secretitos sucios que
le estaban siendo escondidos por las personas que más amaba. Al principio
parecía no tener propósito, me refiero al equilibrio. Pasando de un extremo
al otro, sin un territorio en común. Una parte de mí creyendo que lo sabe
todo mientras la otra parte andaba por ahí sin ninguna idea. Con Cal más
que feliz de mantener a Chris en la oscuridad, en sus ojos, era divertido
jugar a ser el chico del coro. Sin nada en común excepto por las mujeres
que aman.
Una es la pobre Gwen. Estoy exhausto solo de pensar en lo que el héroe 45
de Chris, su ancla moral le hizo a ella. Casi era enfermizo verla con él,
ignorante de su mentira, de su engaño, realmente creyendo que el hombre
que amó por tanto tiempo fue incapaz de un acto tal vil. Viendo a Lisa
pavonearse como si el secreto que guardaba nunca hubiese existido, ambos
tan absortos en su gloria de haberse salido con la suya del último error.
William se portó tan santurrón con Lauren, y le temía a muerte a Calvin.
Él cambió su propia culpa con el enojo hacia las personas que pudieran
tirar la cortina de su pequeño espectáculo. Tengo que darle crédito. Se
mantuvo bastante bien para un hombre caminando entre minas sin saber
en qué minuto todo podría explotar. Pero estoy decepcionado de él. Entre él
y Lisa creí que sería él quien lo expondría todo primero, pero el miedo lo
motivo más que su amor, y por eso realmente lo lamento por Gwen.
—Creí que deberíamos hablar. —Sonríe alejando su dolor. La respeto
por eso, algo que tanto ella como Lauren tienen en común.
Me levanto y le permito sentarse en la cama. Ella mira a su alrededor
dejando salir un suspiro liberador.
—Quería agradecerte por ser… amable —dice como si buscara las
palabras correctas.
—De nada.
—Siempre quise una relación con Cal, él solo… creo que nos odia.
—Él no te odia —le digo y me da una media sonrisa.
—Lauren me contó todo lo que sucedió. Desearía haberlo sabido, poder
haber hecho algo para ayudar. —Su pena la consume instantáneamente.
Tomo su mano y sé que se ha sorprendido.
—Hiciste lo mejor que pudiste por nosotros. Fuiste una gran madre,
eres una gran madre, y vamos a estar bien —le afirmo. Sus ojos se elevan
hasta los míos y sonríe. Veo esperanza en ellos, esperanza que las cosas van
a estar bien. Sé que quiere creerme, que si busca lo suficiente podrá ver al
niño que era tranquilo, que quería complacerla, a quien le podía solucionar
todos los problemas con un vaso de leche y una galleta de chocolate.
—¿H-hay más de ustedes? —pregunta vacilante.
Le aprieto la mano y espero que le derrita el corazón.
—No, soy el último de los Mohicanos —le digo y ella deja salir un
suspiro de alivio.
—No es que no fuera a amar a nadie más —dice rápidamente y asiento
entendiéndola—. También me disculpo por Aidan, usualmente se porta
mejor. Gracias por no hacer que las cosas escalaran.
Sonrió, porque sí que necesité bastante para detener que algo pasara.
Cal intentó usar la ira creciente para salirse por las rendijas. Está castigado
hasta que aprenda cómo jugar bien con los demás otra vez. Cal tiene el
46
aguante emocional de alguien de seis años, y luego de mostrarle lo que
arrogantemente bloqueó, no tiene idea de cómo controlar sus pensamientos
o sus acciones. Está fuera, hasta que pueda estabilizar las cosas.
—Le dije a Lauren que no era necesaria una disculpa.
—Eres tan distinto a ellos —dice con una expresión de perplejidad en
su rostro.
—Tengo que.
—Cuando no estás… cuando no tienes el control… ¿dónde estás? —
pregunta, su tono es una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Siempre estoy por ahí. Nunca me desconecto como Chris lo hace o
como Calvin decide hacerlo. Siempre tengo que estar consiente.
—¿Desconectarse… que significa?
—Estar inconsciente, profundamente dormido —le digo simplemente.
Sus ojos se ensanchan, parece que la tomé desprevenida con mi sinceridad.
Tiene sentido, en una familia que está tan acostumbrada a las medias
verdades y a esconder secretos.
—Eres como un co-piloto —deduce con una sonrisa.
—Esa sería la perfecta analogía —le digo y sonríe.
—¿Señora Scott? —Ambos volteamos a ver a Lauren toda nerviosa en
la puerta—. El señor Scott acaba de llegar.
Me giro hacia Gwen para ver que se le han ido todos los colores.
—¿Quieres que le diga que se vaya? —Mantengo mi voz calmada para
darle a entender que no se lo voy a pedir de una manera que llegue a un
altercado o a una crisis nerviosa, como lo harían los otros dos.
—No, no, también es su casa. La compartiremos hasta que decida qué
es lo que voy a hacer —dice suavemente y se levanta. Pasa al lado de Lauren
que está casi congelada en la puerta.
Me mira, sus grandes ojos avellana llenos de confusión, los mismos
ojos de los que se enamoraron Cal y Chris, ojos que pueden iluminar una
habitación, o ser empañados con la tristeza dependiendo de la acción que
cada hombre decida hacer. Estoy agradecido por Lauren. Ella es la conexión,
el puente que ambos necesitan, alguien a quien ambos pueden amar. Tenía
mis dudas sobre si Chris podría, ya que ella es tan distinta a Jenna. No que
no me agradara Jenna, pero ella no sería por quien Cal sacrificaría la vida
que había construido. Él la detestaba, o, mejor dicho, lamentaba la
oportunidad que le dio para meterse.
Recuerdo el día que Cal se dio por vencido, y se resignó a dejar ir a
Lauren, haciendo la cosa más altruista que alguna vez ha hecho, o eso
pensaba él. No es inusual que las acciones de Cal le salgan mal porque él
actúa en el momento, estrictamente por la emoción, sin pensar en los efectos
a largo tiempo. Apasionado hasta cierto punto, lo mismo que Lauren ama 47
de él es lo que le causó tanto dolor.
—¿Crees que deberíamos bajar? —Luce nerviosa.
—No, creo que necesitan resolver las cosas por sí solos. Como sea que
termine.
Sus ojos me miran, llenos de curiosidad, como si aún intentara
descifrarme.
—¿Crees que ella lo perdone? —pregunta, y me siento a su lado. Ella
frota las manos en sus muslos.
La pongo nerviosa, y no porque esté asustada o incómoda, sino porque
ella no lo está y siente que debería estarlo.
—Creo que lo hará —le digo sinceramente y levanta una ceja—. ¿No
estás de acuerdo?
—¿Cómo puede confiar en él luego de algo así? No sé si podrá
sobreponerse a semejante traición. —Se toma su tiempo con sus palabras,
poniéndose en los zapatos de Gwen.
—No creo que a Gwen la motive la certeza. El amor es lo que la guía. Si
él puede convencerla de que aún la ama, que la familia puede sobrevivir a
esto, entonces lo aceptará de vuelta —digo confiadamente.
—Suenas tan seguro. —Me mira perpleja y un poco molesta.
—Una vez que encuentras qué motiva a una persona, puedes adivinar
el resultado de las decisiones que toman con bastante facilidad. Por ejemplo,
una mujer guiada más por la certeza y la rutina nunca sería capaz de
tomarlo de vuelta una vez que ha roto su confianza, eso rompería su
motivación principal. Una mujer así nunca tendría paz sin saber si él se irá
con el viento por así decirlo.
Me sonríe y sus ojos se fijan en los míos, estudiándome.
—¿Cómo sabes todo eso? ¿Cómo tuviste el tiempo de volverte tan
intuitivo?
—No intuitivo, observador —la corrijo y rueda los ojos.
Ella mueve su cuerpo hacia mí.
—Bueno Dr. Scott, no, Dr. Crestfield, eso sería más apropiado ¿verdad?
—Hay un reto en su voz ligada con un poco de flirteo, y estoy intrigado. Me
muevo hacia ella.
—Tú y Gwen son lo mismo —le digo con una sonrisa. Ella me da una
sonrisa desdeñosa.
—Bueno, déjame decirte, si tú o alguno de ustedes decide engañarme
con alguna de las amigas de Caylen cuando crezca, los mataré. —Me mira a
los ojos y por primera vez en mucho tiempo los de ella están amplios,
brillantes y juguetones.
48
Una mirada que jamás me ha dado, y por un instante me olvido que
ella es la distracción de ellos, no la mía, y por un momento es como si ella
olvidara que está enamorada de ellos y no de mí. Entonces lo recuerda, y
aparta sus ojos de los mío.
—Estoy de acuerdo con que nos vayamos mañana al mediodía. —Se
levanta y yo también—. Creo que tu tratamiento toma prioridad sobre todo
lo demás. Buenas noches, Collin. —Ondea la mano antes de salir, e ignoro
el sentimiento que jamás he sentido, que no puedo describir, pero estoy muy
seguro que es decepción.
Capítulo 5

Lauren
Todos nos levantamos temprano, aunque yo me levanté antes que los
demás. No estoy segura de dónde durmió anoche el señor Scott, pero no fue
en su habitación. La señora Scott dejó la puerta abierta y era la única que
se encontraba en ella, y la camioneta de él no se ha movido desde ayer.
Suena mi teléfono y veo que es Hillary. No puedo evitar poner los ojos en
blanco porque estoy más que sorprendida de que esté despierta antes del
amanecer viendo lo borracha que estaba anoche. Hillary y Aidan juntos es
raro. Bueno, no ese raro, ambos son solteros, tienen la misma edad y son
atractivos. Solo me estremezco ante el caos que causará el que se lo tomen 49
en serio. Espero que Aidan sepa en lo que se está metiendo. Me sorprendo
cuando escucho su voz y no la de Hillary.
—Hola, Lauren, se murió mi celular así que estoy usando el de Hillary.
—Su voz es profunda como si acabara de levantarse
—Me lo imaginé. —Aún sigo algo molesta por la forma en que actuó
anoche. Ese tipo de cosas las espero de Hillary, pero Aidan pudo haberse
portado un poco más maduro debido a las circunstancias. Esos dos pueden
ser como el fuego y la gasolina.
—Llamaba para disculparme por lo de ayer. Fui un idiota, y eso fue
estúpido. Sé que ustedes no necesitaban eso, y no tomo la condición de mi
mejor amigo como una broma. —Bueno, le ha pegado a todos los blancos
que quería tocar.
—Me alivia que no haya desencadenado algo terrible —digo viendo a
Caylen darse vuelta en la cama.
—Vi la camioneta del señor Scott atrás. ¿Está todo bien?
—Hasta donde sé.
—Necesitas alguna ayuda… está… aún sigue ese tipo… —dice la última
parte con aprensión y casi disgusto.
—Sí, lo está y de hecho estamos por irnos. ¿Podrías darle un vistazo a
la señora Scott de vez en cuando? Le ofrecimos venir a Chicago con nosotros,
pero dice que aquí estará bien.
—Lo haré. ¿Estarás bien con el Chris versión preparatoria?
—Su nombre es Collin, y sí, no es peligroso. —Me río.
—¿Cuándo se desconectó Chris? ¿Fue después de todo el lío con Lisa?
—Sí, pero regresó… es una larga historia. Probablemente sería mejor
que Chris te la contara… cuando regrese. —Me callo.
—¿Sabes cuándo será eso?
Niego en respuesta y recuerdo que no puede verme.
—No, no tengo idea, lo mismo ocurre con los demás —admito con una
risa—. ¿Has hablado con Lisa? —pregunto intentando cambiar el tema. Ella
ha estado dando vueltas en mis pensamientos últimamente. No he hablado
con ella desde el día en que hizo que nos encontráramos en el restaurante y
me confesó que tenía que decirle algo a Chris. Detesto que todo esto haya
ocurrido. Realmente consideraba a Lisa una amiga. Estábamos
acercándonos y ahora… supongo que realmente no puedo juzgarla. Era tan
joven y en ese entonces yo no era parte de la historia, pero como una esposa
me siento obligada a tomar el bando de la señora Scott.
—Sí, he ido por allá. Ella dejó a Willa con su tía ayer en la mañana —
revela y recuerdo que Lisa y el señor Scott tienen una hija. El hecho que
llamara a su hija pensando en él, lo hace mucho más real, y para la señora 50
Scott eso tiene que ser mucho más doloroso. Recuerdo la noche que lloró en
mis brazos en el piso del baño y siento que me pongo sentimental.
—¿Sabes si el señor Scott la ha visto… a la hija de ambos? —pregunto,
cuando me gana la curiosidad.
—No lo sé. —Su voz es desolada, un tanto lejana de su usual tono jovial,
el que tenía anoche con ayuda del alcohol. En este instante me doy cuenta
que Aidan también está sufriendo. Su hermano Chris anda perdido en
acción, los Scott son como su familia y están al borde de la ruina, y sus
mejores amigos probablemente nunca se vuelvan a hablar.
—¿Estás bien, Aidan? —le pregunto sinceramente.
—Siempre estoy bien. —Puedo percibir la sonrisa en su voz, y sé que lo
hace por mí.
—Bueno, como tú y Hillary están en una cosa ahora, estoy segura que
te veremos mucho en Chicago —le digo molestándolo.
—¡No estamos en una cosa! —Suena casi alarmado y me obligo a no
reír. No conoce a Hillary. Ellos ya son pareja.
—Lo que digas —digo.
—Me dirás tan pronto como Chris… regrese —dice inseguro.
—Lo prometo.
—Bien. Tómalo con calma, Lauren. —Su tono se torna serio.
—Tú también —le digo antes de colgar.
Después de terminar con Aidan me baño rápido y cambio a Caylen
mientras se encuentra dormida. Es muy temprano, y no quiero arruinarle
su horario. Collin me manda un mensaje diciéndome que partiremos a las
7:30 y ya son las 6:45. Estoy dándole la última revisada a las cosas cuando
llaman a la puerta. Imagino que es la señora Scott, pero me sorprendo de
ver al señor Scott. Aún luce cansado y sin energía, pero ahora tiene algo que
no percibí la última vez que nos vimos. Esperanza, justo detrás de sus ojos
verde azulados.
—Buenos días.
—Buenos días. —Me aparto de la puerta permitiéndole entrar. Cuando
lo hace, cierro la puerta. Pienso en lo lejos que hemos llegado. En cómo este
hombre prácticamente me odiaba antes, lo malo y amargo que era. No era
mi aliado, sinceramente se sentía como mi enemigo. No había nada que yo
hiciera bien y mi mera existencia lo irritaba. Ahora, después de que todo se
supo, creo que soy su única aliada.
—Gwen mencionó que tú y…—deja salir un profundo suspiro—…
Collin se marchan.
—Sí. —Asiento—. Espero que el ver a Helen lo ayude.
—Creo que puede ayudar, espero, pero ¿qué sé yo? —Se ríe. 51
—¿Has hablado con él?
Niega.
—No, no creí que fuera lo mejor en este momento. —Eso sí me
sorprende, pero tal vez no debería después de que Chris lo destrozó
verbalmente—. Gwen dice que no parece ser tan malo. —Me pregunto si esa
es la interpretación de las palabras que dijo ella y no la suya. Para ser
sincera, Gwen parece embelesada con Collin.
—Al menos no en este momento —respondo con sinceridad. Realmente
no sé qué pensar de Collin. Parece ser tan transparente pero simplemente
no puedo confiar en este punto. Sus metas parecen ser demasiado perfectas.
Sería tan fácil si esta parte del hombre que amo quisiera lo mejor para todos,
pero parece tan raro que su meta sea tan diferente a la de sus otras dos
partes. Si está siendo sincero y realmente es lo que quiere, ¿importa cuando
las otras dos mitades están tan en contra?
—Gwen me dijo que le recuerda a una versión mejorada de un
Crestfield —dice con vacilación.
—De hecho, esa suena como una buena descripción.
—Bueno, si ese es el caso, ten cuidado.
Comienzo a decirle que su hijo es un verdadero Crestfield, pero no lo
hago. Él tiene que saberlo y no quiero añadir algo más a su nivel mental en
este momento.
—Si hay algo que necesites de Gwen o de mí, aquí estaremos. No
importa qué tan temprano o tarde sea. —Me doy cuenta que lo dice con cada
fibra de su ser.
—Lo haré, lo prometo.
Y lo digo en serio. Si vamos a hacer que esto funcione, se necesitará de
cada uno de nosotros.

****
Han sido tantas las veces que Caylen y yo hemos llegado a nuestra
casa, subido las escaleras y abierto la puerta. Pero nunca ha sido con Cal.
Solo hemos sido nosotras, o con Chris, o al menos creo que era él. Y
ahora con Collin. Hemos estado en casa por una semana, y
afortunadamente Caylen todavía sabe que esta es su casa. Aún la siente así,
y en cuanto a Collin, creo que sabe que es su padre.
Él la ama.
Le tiene paciencia y juega con ella. Ella duerme en mi cama todas las
noches. Sé que tengo que detener eso, ya puede dormir sola, pero es más
por mi comodidad que por la de ella. Es solitario haber regresado y seguir
estando sola en la cama. Por supuesto, Collin y yo no dormimos en la misma 52
habitación. Él no ha dado la pauta y solo viene en las mañanas para recoger
algunas cosas. Sé que ayer se fue de compras. Di una mirada a su closet en
la habitación donde se está quedando.
Debo admitir que su gusto es impecable, pero caro, incluso hace que el
gusto de Cal parezca frugal. Se va todos los días entre las siete y las nueve,
pero regresa antes de las siete. Es casi como tener un compañero de cuarto,
y se siente tan extraño. El señor y la señora Scott han llamado todos los
días, a diferentes horas, claro. Están en la misma casa, eso ya es un paso,
pero no sé por cuánto tiempo más será así. Me siento tan mal por la señora
Scott, y algunas veces es más fácil hablar de su dolor que del mío. ¿En
cuánto dolor estoy metida? Después de todo parece egoísta pensar en mi
dolor. Después de todo lo que nos hemos enterado, lo que ocurrió en el
pasado, parece ridículo.
—Quiero galletas —grita Caylen mientras golpea las burbujas en la
tina. Me río.
—No esta noche —le digo por tercera vez. Creo que la señora Scott la
ha acostumbrado a los postres horneados antes de ir a la cama. La tomo y
envuelvo mis brazos a su alrededor junto con la gran, peluda, y rosada toalla
y salimos del baño. Me sorprendo cuando veo a Collin entrar por la puerta.
Trae una gran bolsa que dice Barnes y Noble—. Hola —digo y me sonríe.
Una sonrisa que aún hace dar saltar a mi corazón. Siempre me recuerdo
que Collin es distinto, aun si tiene la misma sonrisa, la misma voz, y los
mismos ojos que hacen que me enamore cada vez. Él baja la bolsa y camina
hacia nosotras, y le ordeno a mi corazón que baje el ritmo.
—Tengo algo para ella —dice antes de besarla en la frente. Ella pone
sus palmas a ambos lados de su rostro.
—Escuchaste eso, Cay —le digo.
Él está de buen humor, y casi es contagioso. Quiero inhalarlo, pero en
vez de ello aspiro su aroma. Es tan distinto del de Chris y al de Cal.
—También traje algo para ti, pero no te lo puedo mostrar hasta el
viernes. —Sus ojos brillan, e intento contener mi sonrisa.
Me compró algo. Intento esconder mi euforia. Intento esconder lo bueno
que es que, por un instante, las cosas parezcan fáciles y amenas. Parece que
esos momentos estuvieran a un milenio de distancia. Está animado, y exuda
energía. Por lo general solo sonreiría y sería educada, pero la curiosidad se
ha apoderado de mí.
—¿Qué es? —pregunto
—¿El de ella o el tuyo? —me desafía y me muerdo el labio intentando
contener mi sonrisa.
Fallo.
—Ve y vístela y te puedo enseñar el de ella, y para el tuyo tendrás que
53
esperar. —Le lanzo una mirada juguetona antes de salir rápido de la
habitación y vestir a Caylen luego de ponerle su loción.
—Está lista —lo llamo y en menos de un minuto regresa con la bolsa.
Se sienta frente a nosotras en la silla mecedora, la misma en la que solía
sentarse Chris y tocarnos la guitarra, intento sacar ese recuerdo de mis
pensamientos antes de que me deprima, quiero absorber y quedarme con
toda la felicidad que siento en este momento
—¿Listas? —pregunta, bajo a Caylen y ella camina hacia él. Abre la
bolsa. La veo mirar dentro, pero lo que sea que es, no lo puede levantar. Él
mete la mano y no puedo más que reírme cuando veo el primer libro de
Harry Potter.
—No lo hiciste. —Me río divertida. Uno tras otro saca toda la saga de
Harry Potter—. ¿En serio, Collin? —Me río mientras Caylen observa los
libros, pero su atención en realidad está en las cubiertas.
Collin ama Harry Potter. Nunca me lo hubiera imaginado, pero, ¿por
qué no habría de gustarle Harry Potter? Aunque no me puedo imaginar a
Chris o a Cal leyéndolo.
—¿No crees que son un poco avanzados para ella? —digo en broma. La
toma en sus brazos y la sienta en su regazo. Saca una lechuza de peluche
de la bolsa, y justo ese es su favorito fuera de los libros.
—Ella va a estar avanzada, ¿cierto, princesa? —Se acomoda en la
mecedora y abre el libro con éxito. Balanceándola junto con el libro en sus
brazos, lee las famosas primeras líneas.
Su voz es hipnótica, y lo que espero que sean solo unos minutos antes
que la atención de Caylen desaparezca y comience a inquietarse, no sucede.
Ella se tambalea un poco tomando el libro por uno y otro lado, pero en poco
tiempo su cabeza descansa sobre el pecho de él, y se duerme. Aun así, él
continúa leyendo y permanezco sentada frente a él escuchando su voz,
envuelta en su tono antes de dejarme llevar también al mundo de los
sueños.

****
Mi teléfono me despierta, el tono de adviento interrumpe un sueño que
me hace sonrojar. Mi piel aún está ardiendo y me encuentro sin aliento.
Tomo mi teléfono, el deseo de dormir permanece en mis ojos y me sorprendo
de encontrarme en la cama. Miro el teléfono y descubro que es Raven. Mi
cabeza vuelve a caer con pesadez sobre la almohada. Quiero cerrar los ojos
y envolverme nuevamente en mi sueño, era cálido y seguro, aunque extraño,
y odio que, con cada segundo que pasa, lo esté olvidando, y lamento la
pérdida. El teléfono vuelve a vibrar. Si hay algo que es Raven es persistente.
Esta semana solo hemos hablado brevemente, le he dado vistazos
editados de los terribles encabezados en lugar de toda la historia verdadera.
Eventualmente le devolveré la llamada. Solo desearía saber qué decirle. No 54
sé cómo decirle que todo estará bien y detesto guardar secretos, pero la
verdad solo hará que se preocupe. No, no la preocupará, sino que la
aterrorizará. Todavía no se acostumbra a que Chris y Cal no sean la misma
persona. Decirle que ahora Collin se unió a la fiesta y que Cal intentó
asesinar a alguien… ni siquiera quiero pensar en eso. Salgo de la cama y me
doy cuenta de que Caylen no está en la habitación conmigo. Rememorando
lo de anoche, recuerdo haberme quedado dormida en el piso de su
habitación.
Al recordar su voz, y en cómo ese fue el momento más íntimo que Collin
y yo hemos compartido, me recuerda a la primera vez que Chris tocó la
guitarra para mí y vi un lado distinto del hombre que amaba. Cada vez que
pienso en amor y en Collin dentro de la misma frase, siento una punzada
de culpa, y eso es ridículo, pero si soy sincera, sí, siento culpa. Culpa cuando
noto las cosas que me atrajeron del único hombre por el que he sentido
deseo en toda mi vida. Siento una punzada de culpa cuando quiero estar
cerca de él, que todavía lo quiero. Es una locura y está comenzando a
volverme loca. Mantengo mi distancia mientras que al mismo tiempo me
acerco tanto como puedo y una parte de mí sabe que es ridículo pero otra
parte de mí piensa en ello como ser leal. ¿Pero leal a quién? ¿A cuál de ellos?
¡Son el mismo!
—Estás volviéndote loca, Lauren —me digo mientras bajo las escaleras.
—Bueno, buenos días rayo de sol. —Me congelo al ver a Raven
sosteniendo a Caylen con una expresión en su rostro que se encuentra entre
enfurecida y petulante. Miro a Collin, quien se encuentra detrás de la
encimera, luciendo como si no hubiera acabado de despertar, perfectamente
arreglado, hasta el último cabello en su lugar, completamente vestido y más
alerta de lo que alguien debería estar cuando estuvo leyendo Harry Potter
hasta después de la media noche.
Mierda. ¿Qué le ha dicho? No estoy preparada para batallar con Raven
sobre las decisiones que he tomado y las consecuencias que debería esperar.
—¿Cuánto hace que estás aquí? —pregunto intentando poner algo de
entusiasmo en mi tono.
—Vaya, ¿nada de es bueno verte, Raven? ¿Me alegro tanto que estés
aquí? ¿Te extrañé? —dice con sarcasmo. Suspiro y sé que me voy a tener
que colocar mi armadura de batalla, aunque no sé si pueda permanecer con
ella puesto.
—Lo estoy, Raven. Solo que ha sido una larga semana.
—Me imagino. Collin estaba poniéndome al día —dice severa y mi
estómago cae. Ugh, ¡por qué tiene que ser tan transparente en todo! Lo miro
y no hay un deje de arrepentimiento, vergüenza, o un gramo de
incomodidad.
—Gracias por eso, Collin —digo de forma tirante. 55
—Creí que lo mejor sería que supiera todo lo que ha ocurrido y
presentarme. Te ahorré el estrés de eso. —Se encoge de un hombro en lugar
de los dos e inmediatamente me enojo.
—Le expresé lo agradecida que estoy de su sinceridad. Algo en lo que
sus otros yo o su esposa no han sido muy buenos —dice ella sarcástica.
Ya puedo sentir que este será un gran día. ¿Cuánto tiempo lleva aquí,
y qué le ha dicho él?
—Me voy a trabajar. Tengan un buen día, señoritas. —Collin termina
su jugo de naranja, y me sonríe. Lucho por no poner los ojos en blanco
mientras besa a Caylen antes de irse—. Fue bueno hablar contigo, Raven —
le dice y ella le sonríe ampliamente. Me sorprendo de ver que no conlleva la
inquietud o la tensión que había cuando conoció a Chris. Casi parece
cautivada.
—También me agradó hablar contigo. Te veré en la noche.
Me regaño por la forma en que me sentí anoche, por abrirme a él. Fue
un momento fácil, algo que he extrañado.
—Bueno, has tenido una semana ocupada —dice severa tan pronto
como se cierra la puerta.
Suspiro y me recuesto en el sofá, sabiendo lo que viene. Ella sienta a
Caylen, cuya atención se centra en La doctora Juguetes.
—Lamento que no hayamos podido hablar —digo sinceramente, pero
mi voz ya está cansada por la conversación que vendrá, así que mi disculpa
sale seca e indiferente.
—Lo lamentas. —Su voz se eleva, llena de indignación—. Lauren, tu
esposo tiene un tercer alter ego —grita.
Trago con fuerza.
—Tuve que enterarme por Hillary —dice alzando la voz
Gracias, Hillary.
Niego.
—Hillary y tú son mejores amigas ahora, ¿huh? —pregunto algo celosa
y con la esperanza de cambiar de tema.
—No te atrevas a cambiar de tema.
—No sé qué te dijo Collin, pero han pasado muchas cosas —digo a la
defensiva.
—Me dijo bastante, pero me encantaría escucharlo de ti —dice, y coloco
mi cabeza entre mis manos. Cuando no contesto de inmediato, comienza a
exponer una cosa tras otra, detalle tras detalle y básicamente sabe todo lo
que sucedió incluyendo la pelea en la casa de los Scott, que no era asunto
suyo. ¡Dios, vaya que cotorra Collin! 56
—Bueno, al parecer no hay mucho que pueda decir ya que
prácticamente lo sabes todo. —Camina hasta estar frente a mí y se inclina,
para que nuestros ojos estén al mismo nivel.
—¡Tu esposo intentó asesinar a alguien! ¡Eso no está bien! —grita.
Me pongo de pie y camino al otro lado de la habitación.
—No tienes por qué quedarte. No es seguro para ti ni para Caylen. Cal
necesita ayuda, una que tú no le puedes dar.
—Cal nunca nos lastimaría —digo, mi voz se escucha cansada pero la
convicción se nota.
—Muy bien, Cal no lo haría, Chris tampoco lo haría. ¡Pero qué tal si
aparece otra persona que sí lo haría! —suplica y sé que solo quiere lo mejor
para nosotras. Sé que está preocupada, pero, Dios, acaso no sabe que ya
estoy lo suficientemente preocupada, y estresada al máximo, y que me
encuentro aferrada a la esperanza por meros hilos y así no está ayudando.
—¡Puede que no sea una experta sobre lo que es el TDI3, puede que ni
siquiera sea capaz de decir si otro alter aparecerá, o si ese alter será un

3TDI: Trastorno disociativo de la identidad, antes llamado trastorno de personalidad


múltiple.
patán, pero lo que sí sé, y apostaría mi vida, es que no hay UNA parte de mi
esposo que alguna vez podría hacerme daño o a nuestra hija! —Mi voz es
más fuerte y enojada de lo que quería. Las mejillas de Raven se sonrojan, y
las mías se sienten como si estuvieran ardiendo.
—¡Estás apostando tu vida y la de Caylen, y eso es ridículo y egoísta!
—Por esto es por lo que no hablo contigo. —Ahora mi voz es suave y
débil. Niego y me froto las lágrimas de los ojos—. Sé que estás preocupada
y que solo dices esas cosas porque te importamos, pero estoy haciendo mi
mejor esfuerzo para lidiar con esto. Es difícil. ¿Podrías ponerte en mi lugar
por un instante? Con todo lo que sabes que ha ocurrido, ¿podrías pensar en
cómo me siento? —Las lágrimas caen de mis ojos y a través de mi visión
borrosa, veo que se suaviza su expresión—. Todo lo que has pensado, yo lo
he pensado un millón de veces.
»Ya estoy preocupada, ya estoy estresada, estoy demasiado asustada
pensando en que la vida siempre sea así de difícil, y que la paz y tranquilidad
nunca serán parte de nuestra vida. Eso me aterroriza, pero aún tengo
esperanza. Incluso si no tengo nada más, tengo esperanza y no puedo
permitir que tú o alguien más me la quite porque si la pierdo, seré yo quien
termine en el manicomio y eso no es bueno para nadie. Así que, por favor,
te pido, te suplico que me apoyes. Por favor, no empeores las cosas.
Presiona los labios, y deja salir un suspiro de frustración, pero asiente,
y así como así, es como si lo hubiera aceptado todo. Bueno aceptar puede
que sea la palabra equivocada. Ella va a tolerar todo esto. Se va a la cocina 57
y nos sirve café a las dos. Me dice que Collin me ha hecho una reserva para
un masaje y un tratamiento facial y que me quiere llevar a cenar. Me quedo
impactada por el giro de 180, no solo de Raven guardándose las cosas y
apoyándome, sino porque Collin quiere llevarme a cenar.
Eso es todo en lo que puedo pensar mientras el masajista desata
semanas de estrés y frustración acumulados. ¿Qué significa eso?
Probablemente nada. ¿Es una rama de olivo? Bueno, no una rama de olivo
porque no hemos estado en guerra, aunque hemos mantenido la distancia
de forma amigable. Somos más como aliados cautelosos, ayer fue la primera
vez que la distancia fue acortada. Recuerdo que dijo que me tenía una
sorpresa pero que no la tendría hasta el viernes; hoy es jueves. Pienso en el
sueño que tuve anoche, uno del que aún me siento triste, y agradecida de
haber olvidado.
Luego del masaje y el tratamiento facial me siento más ligera, vuelvo a
parecer de mi edad en vez de diez años mayor. Pienso en lo considerado que
fue Collin al hacer esto. En cómo se encuentra al tanto de casi todo. Es
intimidante. Espero mientras suena el tono de llamada y Helen contesta el
teléfono medio sorprendida pero entusiasmada.
—¿Cómo estás, Lauren?
—Yo… lo estoy llevando. —Me río a medias.
—Me alegra escucharlo.
—Raven acaba de llegar a la ciudad y tiene a Caylen. Me preguntaba si
hoy tendrías algún tiempo libre para hablar —pregunto vacilante. Hablar,
¿debí decir hablar, o debería haberle pedido una cita?
—¿Ya comiste? Podríamos hacer un almuerzo tardío, ¿estaría bien a
las tres?
—Claro —respondo.
Acordamos los detalles y una hora más tarde me encuentro con ella en
un café nuevo. Entro y veo a Helen sentada contra la pared. Se pone de pie
y me saluda con la mano. Camino entre el espacio constreñido, las mesas
están cerca la una de la otra, pero gracias a Dios no hay muchas personas
aquí a las tres. Me dirijo allí y sonrío mientras me siento, pero ella se acerca
a mí y me abraza. Me toma desprevenida, pero logro corresponderle
rápidamente.
—Me alegra tanto que llamaras. —Retira su cabello de los hombros
sobre su espalda. Largas ondas oscuras caen por debajo de sus hombros,
solitarias hebras caen sobre su blusa azul oscuro con botones Luce
diferente, menos seria, y me pregunto si lo estará. Al ya no tener que guardar
un secreto que siempre se interpuso en nuestra amistad e impedía que fuera
genuina, aunque no estoy segura si el agujero que dejó ese secreto lo evitará.
—Gracias por venir —le digo, dándole vueltas al hielo en mi vaso de
agua.
58
—Te ves bien —dice y no puedo evitar ensanchar mis ojos en sorpresa.
No he escuchado eso en un tiempo.
—Probablemente fue el tratamiento facial y el masaje que me arregló
Collin. Antes parecía una vieja sirvienta. ¿Le dijiste que lo hiciera? —
pregunto. ¿Lo están aconsejando en secreto Helen y Dexter? Ella sonríe
ampliamente
—No, Collin es atento e intuitivo. No me pide consejos.
—Intuitivo —repito, escuchando el desdén en mi voz—. ¿Te ha estado
viendo?
—Sí, dos veces esta semana. —Toma un sorbo de su té—. ¿No te lo ha
dicho?
—Sí, lo hizo —respondo.
Me mira con curiosidad.
—¿No le creíste? —Su sonrisa se suaviza.
Me encojo de hombros y suspiro.
—N-no lo sé. Lo hice, no lo hice, solo…—Me callo cuando la mesera
viene y toma nuestra orden. Helen pide una ensalada de salmón y yo una
ensalada Cesar con pollo.
—¿Irán a la cena esta noche? —pregunto.
—No que yo sepa. ¿Por qué no le creíste cuando te dijo que había estado
viéndome?
—No lo sé. No estoy acostumbrada a que sea tan sincero —admito—.
No sincero, sino comunicativo —me corrijo—. No es que crea que Cal o Chris
me mienten, pero ambos tienen sus secretos. Solo me pregunto cuáles serán
los de Collin —admito.
—¿Cómo han estado las cosas? —pregunta casualmente, pero con
Helen nada es realmente casual.
Le cuento lo que ha pasado. Sobre el día en que tanto Chris como Cal
hicieron su aparición, y como han estado las cosas desde entonces. Me
enfoco en los hechos, y ella me mira, nunca luciendo sorprendida o
prejuiciosa en lo más mínimo. Para cuando termino, la comida ha llegado y
le agradecemos a la mesera mientras Helen come un bocado de salmón.
Inclino mi cabeza y digo una rápida oración, un hábito que he tomado al
estar cerca de la señora Scott en tantas ocasiones.
—Así que han pasado muchas cosas, lo cual es comprensible, pero
¿cómo te sientes al respecto? —pregunta y suspiro.
—Siento lo que cualquier persona normal sentiría. Me siento
sobrecogida, ansiosa, frustrada pero agradecida. Agradecida de que las
cosas no sean peores, que hayamos logrado superar un punto que podría
haber alterado nuestras vidas. Si Cal hubiera asesinado a Clayton, las cosas
59
estarían mucho peor en este momento —digo la última parte en voz baja y
ella asiente.
—¿Cómo te has adaptado a vivir con Collin? —pregunta y me encojo de
hombros
—Es tan distinto. —Fijo los ojos en la sopa y juego con la cuchara—.
Pero, hay ocasiones en que reconozco cosas en él. —Siento cómo se sonrojan
mis mejillas y odio sonrojarme por él—. R-realmente no sé cómo sentirme
sobre él —digo suavemente. Mis manos masajean la parte trasera de mi
cuello, recordándome las celestiales horas que acababa de pasar. Y en cómo,
aparentemente, el gesto vino de él.
—¿Te sientes distante hacia él?
Asiento.
—¿No debería? —pregunto sinceramente.
—¿Quién mantiene la distancia, tú o él? —Helen está escuchando un
lado de la historia de la que ya conoce la otra mitad. Me pregunto sobre qué
le hablará Collin, qué tratamientos estarán haciendo para acercarlos a la
integración.
—Creo que los dos. —Sintiéndome un poco culpable.
—¿Irán a cenar esta noche?
—Sí, será la primera vez que seamos solo nosotros dos. —Mi voz se
eleva.
—¿Y estás nerviosa? —Cubre una sonrisa, pero logré verla.
—Para ser sincera, sí —admito—. Él es tan… es tan difícil de leer.
—¿Collin? —pregunta y me pregunto si quiso sonar acusadora o si solo
me lo estoy imaginando.
—Sé que dice ser transparente, como si fuera un libro abierto, pero no
creo que sea tan así.
—Crees que tiene motivos ulteriores —pregunta, pero su tono es
neutral.
—¿Acaso no los tenemos todos? —Encuentro sus ojos. Toma su
servilleta y se limpia la boca. Luego coloca las manos una sobre la otra y se
inclina sobre la mesa.
—¿Crees que Cal te ama? —pregunta.
—Por supuesto —respondo a la defensiva.
—¿Y Chris? —pregunta y asiento—. ¿Collin? —pregunta y hago una
pausa.
—No lo conozco lo suficiente como para saber si me ama. —Me río—.
Le pregunté si era gay. Leí al respecto cuando estaba investigando. —Me río
tontamente para aligerar el ambiente e incluso Helen se ríe—. Ayer, pasamos
un buen momento —digo con suavidad, encontrando sus ojos brevemente— 60
. Antes de eso fueron cosas que hizo que me recordaron a Chris o a Cal, que
extrañaba y eso me hizo querer estar cerca de él, pero entonces fue la
primera vez que él me agradó. —Tomo mi vaso y bebo un pequeño sorbo, mi
corazón está palpitando más rápido y suspiro—. Y estoy algo asustada de
eso —le digo y ella asiente como si hubiera estado esperando que lo dijera.
Alarga el brazo por sobre la mesa y toma mi mano en la suya.
—Es normal, Lauren —dice. La muestra de afecto me hace lagrimear,
pero parpadeo para evitarlo.
—Me siento estúpida porque… se supone que sienta por él lo mismo
que por Cal y Chris… pero al mismo tiempo si lo hago, no puedo evitar sentir
culpa al respecto, lo que me hace una gran hipócrita porque le dije a Chris
y a Cal que amo al hombre completo —digo todo esto en una sola frase.
—Si te acercas a Collin… ¿qué temes que ocurra?
Reflexiono sobre su pregunta durante todo el día. No le contesté en ese
momento. Solo me encogí de hombros por ser una tonta, y ella no presionó
porque, técnicamente, no estábamos teniendo una sesión real bajo el disfraz
de dos amigas reuniéndose para almorzar y conversar, cuando era todo lo
contrario. La ensalada que comí se revuelve en mi estómago mientras me
siento frente a mi closet lleno de vestidos de diseñador y zapatos. Él no dijo
a dónde iríamos, pero sabiendo lo que sé de Collin, será un lugar sofisticado.
—Todos son lindos, Lauren —dice Raven mientras ella y Caylen se
encuentran sentadas en la cama, observándome elegir el vestido—. ¿Y por
qué estás tan nerviosa, cariño? —pregunta.
—No sé. Estoy siendo estúpida. —Me tiro sobre la cama.
—¿Las cosas han estado bien entre tú y… Collin? —Reitera su nombre.
—Sí, están bien, solo que a veces toma tiempo acostumbrarse —digo
sonando tan confiada como puedo, especialmente luego del discurso que le
di antes. Me aprieta la mano y asiente. La abrazo, y me regresa el abrazo, es
el tipo de abrazo que me daba cuando era pequeña para hacerme saber que
todo estaría bien.
—Aún tengo mis dudas respecto a esto, realmente desearía poder
hacerte las maletas y regalarte unas vacaciones a una isla lejos de todo esto.
—Se ríe, pero en cierta manera, sé que lo dice completamente en serio—.
Pero si hay alguien que puede sobrevivir a esto, esa eres tú —me susurra al
oído.
Cuando me suelta, camina hasta el closet y toma el pequeño vestido
blanco de un solo hombro que se aferra a todas las partes de mi cuerpo
—No puedo imaginarme a ningún hombre al que no le guste este —me
dice con una suave sonrisa.
Luego de ducharme y ponerme el vestido, me ondulo el cabello y
termino amarrándolo en un moño. Me maquillo un poco y cuando me miro
al espejo, no puedo evitar sonreír, voy a salir a una cita y la mujer que me 61
regresa la mirada está animada.
Lo extraño, y la pequeña parte de mí a la que se abrió anoche, me da
esperanza.
No solo porque he estado ansiosa y he tenido mis ligeras sospechas.
Sino porque sigo pensando en lo mucho que extraño hacer esto con Cal, en
cómo Chris y yo teníamos tantas cosas por hacer que nunca hicimos, pero
la última vez que Collin y yo salimos fue justo después de que apareciera
por primera vez y esa fue la noche anterior de que todo el infierno se
desatara. He llegado a conocer mejor a Collin luego de esa noche, pero
todavía me pone nerviosa.
Es encantador, pero casi demasiado encantador, y simplemente no lo
puedo leer. No que fuera buena leyendo a Cal, pero sabía qué lo motivaba,
sabía cómo conseguir lo que quería la mayoría de las veces. Chris era difícil
de leer, pero solo porque sentía que se encontraba demasiado confundido
respecto de todo lo que estaba ocurriendo, que sus conflictivas emociones le
ganaban la batalla la mayoría de las veces. Al conocer su historia y a sus
padres me sentí más tranquila con él, y el que estuviera determinada a hacer
lo que fuera necesario para que las cosas funcionaran para nuestra
familia…bueno eso no ha cambiado.
Lo que sea necesario.
Collin
Familia.
Puede formarte o destruirte.
Lo he visto. Eso fue lo que lo formó a él, pero algunas veces la cura
viene del mismo árbol que el veneno. De todos nosotros, soy el que recuerda
más sobre lo que era nuestra vida antes. Nuestra mamá y papá, bueno el
hombre que pensábamos que era nuestro padre, y nuestras tres hermanas.
Recuerdo que nuestra vida era buena cuando nuestra madre se encontraba
estable, o más estable que las veces en las que no lo estaba. Recuerdo haber
sentido amor en algunos momentos. Éramos sus favoritos, recuerdo el
último instante con ella antes de que todo cambiara.
Raven está sentada en el sofá, sus ojos sobre Caylen.
—Amo a mi sobrina, Collin. Moriría por ella y por esta pequeña —
continúa, mirándome directamente a los ojos. Puedo sentir su
preocupación, su reserva, el dolor con el que ha tenido que lidiar al estar 62
inmersa en todo esto.
Me pregunto cuántas noches ha pasado sin dormir, cuántas oraciones
ha dicho. Escuché la conversación que tuvo con Lauren hoy cuando olvidé
uno de mis archivos. Escuché su pelea. No sé si alguna percibió la súplica
de la otra, aquella que realmente no fue dicha, escondida debajo de la ira
que se mostraba en la superficie, ambas solo querían que el dolor se
detuviera, y escapar de la preocupación que yacía debajo. Entiendo a Raven;
he estado en su lugar todos estos años. A través de la lucha de poderes, de
las agendas opuestas de Christopher y Calvin. Lo único que todos queremos
es paz. Me acerco lentamente y tomo su mano.
—¿Alguna vez estarás bien? —Sus palabras salen cortantes, pero me
doy cuenta que no tiene la intención de que sean hirientes—. Ella lo merece,
ha pasado por tanto. —Su voz se quiebra ligeramente—. ¿Y qué sobre
Caylen? ¿Cómo se supone que esto funcione para ellas? —Se limpia los
ojos—. Sé que esto puede resultar difícil, pero solo estoy preocupada por
ellas. —Su voz es tensa pero vulnerable. Se pone de pie y se acerca—. Si
Lauren supiera que te hablo de esta manera nunca me lo perdonaría, pero
t-tengo que escucharlo de ti… —Suspira profundamente—. Lauren nunca
te dejará.
»Hoy lo comprendí. Nunca te dejará ir, y eso me asusta demasiado. —
Levanta la mirada hacia la habitación en la que se encuentra Lauren—.
Tienes que prometerme. Si realmente la amas, si sabes que existe incluso la
posibilidad de que algún día puedas llegar a lastimarla que entonces te
alejarás de ella. Necesito que me hagan esa promesa tú, Chris y Cal. El saber
eso ayudaría mucho.
Sabe que fácilmente podría mentirle. Que podría darle una promesa
vacía, pero parece aliviada con solo haber dicho las palabras, aunque
pudiera utilizar esas mismas palabras para poner en su contra a la persona
que más ama. Recuerdo cuando ella era la mayor defensora de Cal, vi su
escepticismo respecto a Chris, y cuando me mira, hay una mezcla de miedo,
escepticismo y cansancio. Tomo sus manos en las mías y un destello del
recuerdo de la madre que solía conocer intenta entrar en mis pensamientos.
—Te prometo que está a salvo conmigo, que no haré nada para herirla.
No está en mí o en alguno de nosotros hacer algo que no sea bueno para ella
—le prometo, y comprendo que aún es escéptica, pero tiene esperanza.
—¿Está todo bien? —Ambos nos damos vuelta y vemos a Lauren de pie
al inicio de las escaleras, y por primera vez en mi vida, no tengo nada que
decir.
Luce como un ángel, un vestido blanco cubriendo su cuerpo, un simple
collar de diamantes descansa en su cuello, su cabello recogido sobre su
cabeza mostrando el largo de su cuello. Siempre ha sido hermosa. Desde el
instante en que los Cal la vio por primera vez no hubo forma de negarlo, 63
pero mientras está ahí de pie en este momento, luce como de la realeza,
elegante y vulnerable, como una estrella de alguna película de 1950, y me
toma con la guardia baja.
—Te vez hermosa, cariño. —Raven está de pie y camina para recibirla
en las escaleras. Me doy cuenta que no he dicho nada.
—Gracias. —Me mira, y sus mejillas se tiñen de rosa, y mi pecho se
constriñe. Me sonríe con timidez, una sonrisa que nunca he visto, al menos
no dirigida a mí—. Gracias por lo de hoy, realmente lo necesitaba —me dice.
—Te lo merecías. —Me aclaro la garganta.
—¿No crees que mami luce preciosa? —dice Raven caminando al otro
lado de la habitación y tomando a Caylen en sus brazos. Ella sonríe de
alegría y hace que todos rompamos en una sonrisa. Tomo la mano de Caylen
y se la beso. Es lo mejor que Cal alguna vez ha hecho. El ver tanto de mí en
ella aún es surreal, ver un propósito mayor para ser mejores es un
recordatorio para que todos seamos un mejor hombre.
—Pásensela bien esta noche. —Raven le da un abrazo rápido a Lauren
y me aprieta el hombro, un entendimiento silencioso pasa entre nosotros.
—Tienes que ser buena con la tía Raven —le dice Lauren a Caylen
besándola en la mejilla.
—Pórtate bien, princesa. —La abrazo y le doy un beso de despedida—.
¿Nos vamos, señora Scott? —le pregunto extendiendo el brazo hacia ella.
Asiente y deja entrever una sonrisa que intenta esconder.
—Sí, vamos, señor Scott —dice divertida.

****
Nuestro viaje en auto es silencioso, pero se puede sentir la tensión,
entremezclada con el olor de su perfume. Se encuentra nerviosa, pero
intenta esconderlo. Se sigue apretando la muñeca y tararea a la par de la
música, dos señales obvias de que está nerviosa. Solo hemos hablado un
poco sobre su día, de Caylen y de su viaje al spa. Le saco conversación
cuando lo permite, pero mis pensamientos están confusos y más distraídos
que nunca. Mis ojos siguen desviándose hacia el borde de su vestido, el cual
se sigue subiendo. Mi mente continúa regresando al momento en la ducha
cuando me miraba con reserva, molestia y deseo a partes iguales.
Puedo sentir sus ojos sobre mí, y eso empeora las cosas.
Apaga la música.
—¿Estás bien? —pregunta, estudiándome con la mirada.
—Sí —le digo con confianza. Esta es la primera vez que necesito darme
confianza a mí mismo, algo que alguna vez fue natural. Tener que dirigir mis
acciones es algo que no me gusta—. ¿Por qué? —pregunto, sabiendo ya la
respuesta. Si me doy cuenta de las cosas; no es sorprendente que ella 64
también lo haga.
—Es solo que no pareces tú mismo, sin juego de palabras. —Se ríe, y
no puedo evitar sonreír.
—Aún soy yo —le digo y se ríe entendiendo mi chiste.
Gira la cabeza hacia la ventana, sus ojos siguen el brillo de las luces de
la ciudad. Me acuerdo de la primera vez que Cal nos trajo aquí. En ese
momento supe que nunca querría irse, él se hizo adicto a la ciudad apenas
llegó, así como se hizo adicto a ella en el instante en que le puso los ojos
encima. Siempre me he sentido en casa en los lugares en los que hemos
vivido, los cuales han sido muchos a través de los años, indiferente a lo que
llamábamos hogar. No fue hasta que ella se volvió una parte de nuestro
hogar que mi indiferencia fue más difícil de mantener.
Mi plan era hacer algo bonito por ella, algo que le permitiera alejarse
de la vida que habíamos cavado para ella. Para darle tiempo fuera del mundo
en el que se había encerrado a sí misma. Si le gustaba o no, era secundario.
Si así era, sería bueno porque la mantendría feliz aquí en Chicago, lo cual
necesito que así sea para poder vigilar de cerca lo que los Crestfield nos
deben. Si a ella no le gustaba, ya se me ocurriría otro plan. El objetivo es
siempre mantener la agenda de todos a raya. El balance es la clave.
Después de ayer algo ha cambiado, tan ligeramente que cualquier otra
persona no lo notaría, pero noté que un cambio ocurrió. Es sutil, pero los
movimientos cambian el balance, y para mí es muy importante que las cosas
estén uniformes, neutral es siempre lo mejor. Estacionamos frente a un
restaurante, le abro la puerta y le doy al valet las llaves. Extiendo mi brazo
y ella lo toma, no puedo evitar notar lo bien que encajamos. También noto
la mirada fija del valet sobre ella mientras caminamos hacia la entrada del
restaurante. Inmediatamente nos sientan, y en una de las mejores secciones
del restaurante, una que da al lago y está lo suficientemente cerca como
para escuchar a la banda en vivo sin que el sonido impida escuchar la
conversación. Nos toman la orden, y pido una botella de su vino tinto
favorito, uno dulce. No es mi favorito, pero esta noche no se trata de mí.
Siento un tirón en mi estómago, como un nudo, del tipo que están
reservados para Chris, pero lo ignoro.
—Usualmente no te gusta que beba. —Me mira con diversión y una
sonrisa juguetona en sus labios.
Aparto la mirada de sus hermosos labios y me recuerdo que debo
enfocarme.
—Hay una diferencia entre beber por placer y con moderación y beber
para tener valor o entumecerse. —Tomo un sorbo de mi agua. Frunce el
ceño ligeramente y entrecierra los ojos, mirándome, recordándome cómo ella
por lo general me mira.
—¿Siempre tienes que ser tan serio? —pregunta, con un deje de 65
molestia en su tono, pero su expresión es divertida.
Levanto las cejas.
—No sabía que siempre era serio. —Me río, y ella pone los ojos en
blanco mientras bebe de su copa.
—No siempre, no cuando estas interactuando con Caylen, no eres tan…
—Levanta la mirada como si intentara encontrar una palabra que no me
ofendiera, y eso es adorable.
—Estirado. —Ella se ríe, y no puedo evitar sonreír.
—Ves, cuando sonríes… es como magia. —No puedo decir que no estoy
sorprendido, y ella mira hacia abajo con timidez—. O en tus palabras, es
cautivador —imita mi voz—. Ves, yo también sé palabras rebuscadas. —Me
guiña el ojo.
No puedo evitar reír de nuevo. Se sonroja, y sé que el vino ha
comenzado a pasar por su torrente sanguíneo, pero también está bebiendo
con moderación.
—¿Cuándo leíste Harry Potter? —pregunta después que llega nuestro
aperitivo. La miro a los ojos, y están un poco entrecerrados, pero me sonríen.
Su barbilla descansa en su palma y una sonrisa perezosa se forma en sus
labios. Nunca la he visto tan relajada conmigo.
—Leer era mi forma de escapar.
—¿De qué escapabas?
Me inclino hacia atrás en la silla y la miro, sabiendo que nunca ha
querido bonitas mentiras ni medias verdades, y yo nunca he sido de los que
las dan, pero sería una mentira decir que no extraño la sonrisa tranquila
que acaba de estar en su rostro. Entiendo por qué Chris diría una verdad a
medias para mantener esa sonrisa en su lugar, porque la expresión que
tiene ahora es de una sombría sinceridad.
—Había días, cuando Cal estaba en su punto más oscuro y Chris se
escondía, principalmente cuando Gwen estaba enferma. Leí casi trescientos
libros ese año, todos de distintos géneros desde ficción hasta biografías,
incluso algunas viejas novelas de romance de Gwen. No había libros que me
ayudaran a escapar más que los del mundo mágico de Hogwarts. —Le doy
una de las sonrisas que ella denomina mágicas, pero la que ella me ofrece
es la que lanza el hechizo, una a la que creí ser inmune.
—Muy bien, tengo una pregunta muy seria para ti. —Su voz tiene
apenas un deje de balbuceo, su expresión es seria, pero hay un brillo
juguetón en sus ojos—. ¿Dónde te pondría el sombrero seleccionador? —
Mantiene la expresión seria, y puedo sentir cómo se extiende mi sonrisa.
Tomo un momento para pretender pensar aun cuando tengo la respuesta
de inmediato.
—Ravenclaw —digo, y se ríe a carcajadas. Parece como si fuera a hacer
otra pregunta, y al final decide no hacerla, pero ya sé lo que está pensando. 66
—Christopher sería en Hufflepuff y Cal en Gryffindor.
Sus ojos se ensanchan por la sorpresa.
—Creí que dirías que Cal estaría en Slytherin.
Niego y me río.
—Así sería si estuvieras hablando con Chris.
El resto de la cena pasa mejor de lo que me había imaginado. Ella
muestra una faceta de sí misma que aún no me había mostrado. Es
juguetona y divertida y me recuerda lo inteligente que es, manteniéndome
el ritmo en cada tema que saco a colación. Mantenemos las cosas ligeras y
no hace las preguntas que asumí que haría sobre mis sesiones con Helen, o
el trabajo que he estado haciendo en la Corporación Crestfield. Creo que se
ha acostumbrado a no obtener respuestas de las preguntas que realmente
quiere y se ha entrenado a sí misma para no preguntar. O tal vez solo está
disfrutando tanto de la noche que no sabe si le daré las respuestas que
quiere escuchar. Cuando volvemos al auto ella canta junto con la música
invitándome a unírmele, y cuando declino, me golpea juguetonamente.
—Como es tan tarde, ¿aún quieres tu sorpresa esta noche, o prefieres
esperar hasta mañana? —pregunto.
—Esta noche. —Me sonríe radiante—. Pero solo si es una buena.
Intento contener mi sonrisa, pero he estado fallando en ello
miserablemente esta noche. Estacionamos en la parte trasera de un edificio.
Estamos a unas cuantas cuadras de la casa. Salgo del auto y le abro la
puerta. Me mira con curiosidad.
—Por aquí —le digo. Toma mi mano y sale del vehículo. Intento
esconder mi sorpresa cuando no me suelta, pero sé que está un poco
achispada y sus pies deben doler por los zapatos que lleva puestos, así que
no le doy mucha importancia. Cuando camino a la entrada trasera del
edificio e introduzco el código de seguridad, me mira perpleja. Abro la puerta
y enciendo las luces, revelando un gran espacio vacío.
Me mira un poco confundida. Entonces mira el paquete en el medio del
piso.
—¿Que es este lugar? —Sus ojos absorben el techo abovedado y los
pisos de madera. Aproximadamente tiene ochocientos metros cuadrados en
total, quinientos en la primera planta y el resto en la segunda. Hay largas
ventanas que dan hacia la calle.
—Lo que quieras que sea —le digo, y ella se detiene a medio paso y se
gira para verme con sus ojos bien abiertos por la emoción.
—¿Qué? —pregunta.
—Pensé que podía ser un excelente lugar para una galería de arte —
digo encogiéndome de hombros ligeramente. Escucho como toma aliento y 67
su boca se abre.
—¿Me compraste una galería? —Le tiembla la voz, y comienzo a
preguntarme si está molesta.
—Bueno, aun no es una galería… le vi el potencial de serlo. Está en el
centro del distrito de arte, pero podría ser lo que quieras que sea o si no la
quieres la podemos vender. Solo pensé en ti cuando la vi. —Ahora casi
comienzo a sentirme inquieto.
—¿Me compraste una galería? —Esta vez está sonriendo, pero hay
alegría rezumando de su tono, aunque sus ojos están llenos de lágrimas.
—No es gran cosa. Es algo que ya deberías haber tenido. —Lo digo en
serio. Ella tenía sueños cuando llegó a nuestras vidas, sueños que el peso
de nuestros problemas sofocó, y es un crimen que alguien tan lista y
ambiciosa como ella tenga que ser reprimida por nosotros.
—No sé qué decir. —Se sostiene el pecho como si su corazón fuera a
salirse si no lo hace.
—Es algo que Calvin siempre planeó hacer por ti, pero otras cosas
tomaron su atención. Christopher lo habría hecho si tuviera los medios, y
tiene sentido que haga lo que ellos hubieran hecho si las circunstancias no
hubieran intervenido.
Baja la mirada al piso y su expresión presenta una lucha entre el dolor
y la eufórica. Un instante después, camina hacia mí y toma mi mano. Me
mira como si lo hiciera por primera vez, sus ojos perforan los míos antes de
ponerse de puntillas y presionar sus labios suavemente contra los míos.
Me congelo. No me esperaba esta reacción. Se aleja mirándome a los
ojos antes de inclinarse nuevamente y esta vez cuando sus labios tocan los
míos, la acerco a mí. Sabe a menta con una mezcla del vino que habíamos
tomados antes. Su mano viaja arriba por mi pecho y hasta mi cabello,
enredando sus dedos. Está sucediendo tan rápido, y puedo sentir la sangre
correr por mi cuerpo, pero me alejo.
—No quiero que te sientas obligada a hacer esto —le digo y me mira
casi ofendida pero entonces una lenta sonrisa se extiende por su rostro.
Lentamente da unos pasos hacia atrás lejos de mí y se levanta el vestido
hasta sacárselo sobre la cabeza. Está parada frente a mí y mi pecho se siente
como si un tren intentara escapar de él. Mi autocontrol no es tan fuerte
como pensé que era.
—Quiero que mi esposo me haga el amor. —Tiene los labios ligeramente
separados, sus ojos entrecerrados, y su expresión es seductora, pero su tono
es la cosa más inocente que he escuchado jamás.
Es como el conejo blanco, inconscientemente guiándome al agujero,
pero ella no sabe qué tan profundo es el agujero o lo fuerte que será la caída.
Me digo que es el vino, pero no puedo evitar caminar hacia ella. Debería
sentirme culpable pero cuando beso su cuello, el gemido que me da en 68
respuesta me ayuda a seguir adelante, y nunca he deseado a alguien tanto
como a ella.
—¿Estás segura? —Se necesita de toda mi fuerza para detenerme y
preguntar, dándole una última oportunidad de arrepentirse.
—Deja de ser tan estirado —dice juguetona mientras comienza a
desabrocharme los pantalones, y cuando lo dice se sueltan todas las
reservas que tenía. La sujeto y la beso como he deseado besarla desde el día
que estuvo de pie en la ducha, antes de que se diera cuenta que se trataba
de mí.
La beso de la forma en que quería besarla ayer, cuando se sentó
fascinada a mis pies. Su sabor es tan adictivo, su toque es casi sanador. La
expresión en su rostro cuando nos convertimos en uno, es inimaginable.
Mientras me adentro en ella, siento como si estuviera cayendo en aguas
profundas, y tengo miedo porque, por primera vez en mi vida, me encuentro
en terreno desconocido. Esta sensación es tan extraña, el no estar en
completo control, saber que las consecuencias puede que no sean lo mejor
para nosotros. Esto puede causar problemas. Esto causará problemas, pero
yo arreglo los problemas… he arreglado los de Cal, he arreglado los de Chris,
y arreglaré esto. Ellos me necesitan; no al revés. Ellos entenderán.
Tendrán que hacerlo.
Lauren
¿Lo de anoche fue solo un sueño? Recuerdos borrosos de labios en mi
cuello, en mi estómago y en otros lugares que palpitan corren por mi mente.
Dedos tocándome, como si les hubiesen dado un mapa de cada lugar secreto
de mi cuerpo. Cuando abro los ojos no veo el techo abovedado que vi anoche,
y mi espalda no está tiesa de hacer todo tipo de cosas salvajes en el duro
piso de madera. ¿Realmente pudo haber sido un sueño?
Tiene que serlo porque, en la vida real, yo no habría seducido a Collin.
El refrenado, calculador, y perfectamente organizado Collin no se desató y
me recordó más a sus contra partes de lo que creí posible. No me hizo
deshacerme una y otra vez en el lugar que me compró para que abriera una
galería. No, eso no ocurrió. No, eso no sucedió. Pero cuando levanto la
mirada y veo el vestido blanco de mis sueños cuidadosamente doblado en
mi tocador, me quedo sin aliento.
Sí ocurrió. 69
Escucho la ducha y trago con dificultad. ¿Cómo llegué de allá hasta
acá? Ese vino debió ser súper fuerte. No, no puedo culpar al vino.
Me sentía sola. Y lo deseaba. ¿Eso es algo malo? Quería que mi esposo
me tocara, que me besara, quería sentirlo dentro de mí. ¿Soy una mala
persona por eso? Mierda, siento como que esto es un deja vù de nuevo.
Cautelosamente salgo de la cama y camino hacia la puerta del baño que se
encuentra cerrada. Escucho correr el agua, y abro la puerta para ver la
ducha empañada por el vapor. Estoy inquieta cuando la abro esta vez. Casi
tiemblo de nervios ante el pensamiento de abrirla y que sea otra persona.
En cambio, la puerta se abre para mí.
—Eres bienvenida a entrar. —Sonríe y se echa hacia atrás para dejarme
entrar. Dejo salir un pequeño suspiro de alivio porque no estoy preparada
para que me ataquen o me griten por lo que pasó anoche. Cuando doy un
paso dentro de la ducha, soy envuelta inmediatamente por la calidez, y eso
derrite mi temor. Me siento en la banca de la ducha frente a él, y ambos
permanecemos en silencio.
—Buenos días. —Sonríe, pero casi con timidez, una expresión que
nunca había visto en él.
—Buenos días. —Uso mi propia sonrisa tímida aun cuando ambos
estamos frente al otro completamente desnudos. Si lo que pasó anoche no
fue mi imaginación y todo fue real, los dos estamos más allá de la timidez.
Descanso mi cabeza en la loza y dejo que el agua caiga sobre mi piel. El
sonido del agua es relajante y calmante, pero lo que realmente quiero
escuchar es su voz, quiero que diga algo.
—Ayer, fue interesante —dice, su voz es seria con un deje de diversión.
Lucho por no dejar salir una risa nerviosa y en lugar de eso me trago los
nervios.
—¿Lo fue? —pregunto a través del sarcasmo apenas velado, imitando
su tono habitual.
Desearía que no hubiera tanto vapor, y poder verlo mejor, no es que si
pudiera verlo podría leerlo con mayor precisión. Quiero saber lo que está
pensando, pero según él, es un libro abierto. De repente es como si mi deseo
fuera concedido, y él aparece por entre el vapor y mis ojos se lo comen, cada
curva perfecta de su cuerpo, músculos sólidos, esculpidos y duros. Aun
después de todos estos años, siento lujuria cada vez que lo veo. Tomo una
respiración muy necesaria cuando se arrodilla entre mis piernas y me jala
hasta que nuestros pechos se tocan. Los latidos de nuestros corazones
pulsan el uno contra el otro, el mío va como un caballo trotando y el suyo
es firme.
Toma mi mano y la lleva a su boca y besa la parte interna de mi
muñeca, mientras sus ojos se quedan en los míos. Mi ritmo cardíaco sube y
sube mientras sus dedos pasan por sobre mis muslos. Esta sensación es
familiar, la adrenalina, el suspenso, el jugueteo. Sus labios se estrellan 70
contra los míos y no los suelta. Una onda de calor me atraviesa, y siento que
estoy dando vueltas en el tiempo, uno, dos, tres años…me levanto y mi
cuerpo está presionado contra la pared de la ducha, su cuerpo presionado
contra el mío. Su boca besando mis labios, bajando por mi cuello y por mi
estómago. Me levanta y me alza más arriba, y jadeo cuando me encuentro
sobre sus hombros.
—¿Qué haces? —Me río mientras tomo su cabello para sostenerme.
Levanta la mirada hacia mí con un brillo en los ojos.
—Confía en mí —dice antes de introducir su lengua en mí.
—Vas a…—Mis pensamientos son ahogados. Las palabras se deslizan
de mi mente cuando sus brazos se cierran a ambos lados de mí y mi mano
se entierra en uno de sus brazos, mientras la otra se enreda en su cabello.
Las emociones y los recuerdos chocan entre sí. Me siento drogada, por una
droga que no he tomado en mucho tiempo. La sensación en mi estómago
comienza a extenderse por todo mi cuerpo. Todo es tan extrañamente
familiar. Después de todo el tiempo que ha pasado, ¿todavía debería
sentirme así? ¿Es esto retroceder? ¿Es algo bueno? Me golpea todo de una
vez, tirándome de un precipicio, me siento mareada, como si no pesara
nada…
Cuando bajo literal y figuradamente, me levanta la barbilla para que
nuestros ojos se encuentren, y me siento ansiosa, excitada, y nerviosa como
si fuera un extraño que me conoce de la manera más íntima posible. Recobro
el aliento, y una sonrisa se extiende en su rostro y con ella, mi corazón hace
lo mismo.
—Quiero conocerte. —Recorro las puntas de mis dedos ligeramente por
su mentón. Sus ojos se entrecierran un poco, y me doy cuenta de lo irónico
de la frase—. Sabes a lo que me refiero. —Me río sintiendo que se sonrojan
mis mejillas.
Sus labios descansan contra los mío, se sienten ligeros, extraños y
familiares todo al mismo tiempo.
—Te diré lo que sea.
—¿Lo que sea? —pregunto. Es casi demasiado fácil.
Él está dentro de mí.
—¿Todo? —pregunto sin aliento.
Se aleja de mí buscando mis ojos, y por un instante creo que está
irritado, pero es un destello que desaparece en un segundo.
—¿Quién eres, Collin Scott? —Lucho a través de un gemido.
—Crestfield —dice antes de cubrir mi boca con la suya.

****
71
Una bestia liberada de su jaula. Me pregunto si eso es lo que hice. El
hombre aparentemente refinado que usa trajes meticulosamente
combinados, que es bien educado y bien hablado, que es reservado, es toda
una bestia en la cama. Parece tan contradictorio, se suponía que fuera
distinto. Creí que sería cuidadoso, lento, y atento. Así fue cuando me hizo el
amor en el piso de ese lugar. El espacio para mi galería, la galería que me
compró, aún se siente irreal pensar en ello. Pero aquí, en la ducha y en
nuestra cama, ya no hay más cuidado, no hay nada inseguro sobre sus
movimientos de ninguna manera. Es salvaje y está completamente seguro
de todo. No una tranquila confianza, es más como gritos. Me recordó tanto
a Cal, pero es diferente en tantas maneras.
—¿Qué piensas? —Su cuerpo se encuentra estirado sobre la cama y es
completamente magnífico.
Le sonrío y me doy la vuelta sobre mi espalda para mirar el techo.
—Nada —miento mordiéndome el labio para evitar que una sonrisa se
esparza por todo mi rostro. La luz proveniente de la ventana brilla sobre los
dos, resaltando su rostro, y su sonrisa es cegadora, su cabello es un
desastre, y se parece tanto a Cal, pero con una sonrisa tan de Chris que da
miedo. Este hombre con tantos rostros, hace que tenga que recordarme
quién es el que me está mirando.
—Puedes decirme lo que sea, Lauren. —Sonríe con suavidad, su tono
suena más serio y más como el hombre al que he llegado a conocer en estas
últimas semanas.
—¿Puedo? —pregunto en broma. Sus manos se deslizan por mi cintura,
y me acerca más, pero solo a su lado, no encima de él. Nuestros rostros solo
están a centímetros, pero no me besa. Mi corazón se acelera, y un cosquilleo
viaja por mi espalda, de una manera que solo él puede provocar. Una
manera que me excita y me pone ansiosa pero nerviosa, como uno se siente
en una montaña rusa segundos antes que ocurra la gran caída.
—Estás a salvo conmigo. —Sus palabras provocan una presión en mi
pecho. Son serias y pesadas cuando he intentado mantener el momento
ligero y juguetón.
Sus palabras agarran mi corazón y lo aprietan. Me muerdo el labio y
mantengo dentro el suspiro que intenta salir porque había una pequeña
parte de mí que creía que esto era solo sexo, un pedido de intimidad de parte
mía que él quería cumplir, pero por la forma en que sus ojos están mirando
los míos, parece más profundo y más real que eso. Es inesperado y me
aterroriza, pero es exactamente como me siento en este momento y una
parte de mí se odia a sí misma por ello, especialmente cuando me envuelve
en sus brazos y es lo mejor que me he sentido en un largo tiempo. El
pequeño lugar dentro de mi corazón está creciendo y la voz en mi cabeza
que me ahogaba anoche y esta mañana, me está diciendo que debería
sentirme culpable.
72
****
—Buenos días. —Cuando veo a Raven sentada en la sala con Caylen,
siento que se me calientan las mejillas. Es casi mediodía.
—Buenos días. —Le doy un beso a ella y a Caylen rápidamente—. ¿A
qué hora se marchó Collin? —pregunto tomando un jugo del refrigerador.
—Hace alrededor de media hora. A ese hombre sí que puede lucir un
traje. —Se ríe y no puedo evitar unírmele.
—Vaya que sí, ¿cierto? —bromeo sentándome a la mesa de la cocina y
ella se une a mí.
—¿Cómo te fue anoche? —Sonríe como si ya lo supiera, y hago lo que
puedo por contener la mía.
—Fue grandioso. Realmente grandioso. —Me decido por una respuesta
sincera, pero lamento lo solemne que suena mi voz.
—Bueno, cuéntame. —Parece animada por mí, y lo aprecio porque sé
que esta situación la preocupa mucho. Le doy los detalles, bueno, los que
son aptos para todo público.
—Vaya, una galería —dice, esta vez genuinamente excitada.
—Síp, lo sé. Estaba tan impresionada.
—Eso es fantástico, cariño. —Presiona mis manos.
—Lo es, ¿cierto?
—Claro, creo que es grandioso. ¿Cuándo fue la última vez que pintaste?
—Vaya, como unos dos o tres años. —Suspiro con tristeza.
—¿Un dibujo? —pregunta, y encojo los hombros avergonzada
—Aparte de un garabato aquí y allá, sobre el mismo —digo y ella frunce
el ceño.
—Lauren, solías amarlo. ¡No puedo creer que haya pasado tanto
tiempo!
—Lo amo, aún lo amo. Es solo que la vida se interpuso… —Me callo
sabiendo que no es una excusa.
—Bueno, eso va a cambiar, ¿cierto? —Me da un empujoncito para
animarme.
—Sí, eso espero.
—¿Qué sucede? —pregunta, su expresión se torna preocupada.
—No lo sé, cuando pienso en todo el trabajo que conlleva… —admito.
—¡Pero es buen trabajo!
—Absolutamente —concuerdo.
73
—¿Qué pasa entonces?
—Nada.
—Lauren, te conozco mejor y sé que algo anda mal —dice con firmeza.
—S-solo me pregunto si es el momento adecuado con todo lo que está
pasando. —Me encojo de hombros.
Asiente ligeramente, entendiendo. Hay un momento de silencio.
—Y Collin… —comienza, y lucho por no poner los ojos en blanco—. Fue
una gran decisión de su parte comprarte ese lugar. Y ha estado trabajando
mucho… ¿dónde? —pregunta y me río.
—Donde Cal trabajaba. —No puedo evitar la presión en mi pecho
cuando digo su nombre. He intentado sacarlo de mi mente y de mis
pensamientos. He intentado ignorar la sensación de tensión en mi pecho
cuando pienso en él. La mano de Raven se desliza sobre la mesa y toma la
mía; las emociones que intento contener en lo profundo se revelan entre las
grietas de la expresión de piedra que estoy intentando mantener.
—¿Cómo te va con todo esto? ¿De verdad? —pregunta.
—Estoy bien. —Retiro mi mano de su agarre y rápidamente me bebo el
resto del jugo, esperando tragarme también las emociones que intentan
salir.
Me mira con incredulidad.
—¿De verdad?
—Sí. —Mi respuesta es dura y corta y por el pequeño suspiro que deja
salir, espero que abandone el tema.
—Muy bien —dice con solo un deje de irritabilidad antes de ponerse de
pie—. Creo que llevaré a Caylen a dar un paseo —anuncia antes de salir de
la cocina. Toma a Caylen y se dirige a su habitación. Miro fijamente al vaso
del jugo de naranja y me limpio las dos lágrimas que cayeron de mis ojos.

74
Capítulo 6

Collin
Debí haber sabido que esto pasaría. Él es impulsivo, egoísta, y
completamente irracional. No me sorprende que esté en silencio sino en lo
exitoso que ha sido en ello, eso sí me sorprende. Sabía que habría un riesgo
al estar con Lauren, pero Cal tiene que saber que, sin mí siendo su aliado,
es más impotente que Chris. Yo soy el motivo por el que él sabe que Chris
va a tomar el control, y por lo que sabe tantas cosas. El hecho que me deje
fuera, que no me hable es risible. Se está portando infantil, temperamental
e impulsivamente y por esto es por lo que él no puede ser el jefe que tanto
añora ser. 75
—¿Nada todavía? —La voz de Helen resuena en mi oído.
Me acomodo en el asiento e intento concentrarme más, pero no pasa
nada. No he oído de él desde la noche en que Lauren me escogiera.
Sé que estás ahí, Cal. Sé que estas molesto, así que deja de portarte
como un niño y habla conmigo, mentalmente le grito.
—Solo necesito más tiempo —le digo a Helen cuando conversamos en
muestra sesión. Su rostro está en blanco y muestra solo su sonrisa neutral,
pero me doy cuenta que tiene curiosidad del porqué está tomando tanto
tiempo. Estoy seguro que los engranes se están moviendo en su cabeza
sacando teorías del porqué incluso antes de hablar conmigo.
—Muy bien.
He estado concentrándome intentando llegar a él, pero no he tenido
éxito. Creí que al menos intentaría cooperar en nuestras sesiones al recordar
que estamos en el mismo bando, pero creo que le di mucho crédito.
Calvin, entiendo que estés molesto, pero cuando esto pasó con Chris te
dije que esto era inevitable. Lauren se siente sola y nos ama. Sé que no estás
contento con nosotros haciendo el amor…
¿Haciendo el amor?, su voz atraviesa mi cabeza.
Finalmente, ya está hablando, ese es el primer paso, pero por su tono,
sé que esta conversación no va a ser civilizada.
Eres un maldito cobarde.
Ella nos ama… estás delirante. Lauren no te ama a ti ni a Chris. Aunque
él está por encima de ti en el tótem. Se ríe condescendientemente.
Cierto. Ella te ama, Cal, solo a ti, le contesto incapaz de contener mi
sarcasmo.
Se supone que eres el que usa la “lógica”, pero ahora que estás en el
asiento del conductor no estás pensando bien. Sabes que es a mí a quien
ama, a quien desea, a quien escogería.
Dejo salir un suspiro profundo.
No se trata de escoger, Cal y lo sabes. ¿Cuántas veces tengo que
explicártelo? Inevitablemente vamos a terminar siendo uno solo, ni tres, ni
dos, sino uno… ella nos ama no solo a ti.
Crees que solo porque le leíste a mi hija Harry Potter y le compraste a
Lauren una galería, que fue mi idea para comenzar, ¿ella ya se enamoró de
ti? Eres un patético reemplazo mío. Todo lo que sabes de ella es gracias a mí.
Eres peor que Chris, eres un parásito. Escucho una risa amarga en mi oído.
No, eres un jodido psicópata. Imitas las emociones porque no sientes ninguna.
Ni siquiera tienes tu propia personalidad. ¡Eres la copia de Dexter!
Trago con dificultad, sabiendo que esto es lo que Cal hace. Él se mete
bajo la piel de la gente insultándolos, quitándoles el poder al hacerlos 76
reaccionar emocionalmente. Es solo que no estoy acostumbrado que dirija
hacia a mí, sus insultos.
Tienes todo el derecho a tener tu opinión Cal, pero se te olvida que
estamos en el mismo equipo… y que yo soy el entrenador, tú solo eres un
jugador… Probablemente no debí haber añadido lo último, pero él es tan
insidioso que algunas veces quiero contraatacar.
—Qué están diciendo —pregunta Helen, y me pregunto si no estoy
haciendo tan buen trabajo como creí de ser inexpresivo
Escucha, hijo de puta arrogante. Nunca creí que te me opondrías. Eso fue
mi culpa, mi error… Se ríe. Pero sabías muy bien que no debías cogerte a mi
esposa. Creí que éramos un equipo. ¿Crees que voy a dejar pasar eso?
—¿Collin? —pregunta Helen con urgencia
Se supone que eres el neutral ¡tú no haces lo mismo que nosotros! ¿No
es que eres mejor, supuestamente superior? Eres un pedazo de mierda, eso
es lo que eres… te lo estoy advirtiendo, tócala otra vez, y será la guerra.
Me río de él.
Bueno, en ese caso, tú no sabrás lo que no puedes ver. Estás castigado.
—¡Que mierda significa eso, si tu…!
Abro los ojos.
—Me he quedado afuera —le digo a Helen. Ella se encuentra sentada
frente a mí con una expresión tensa. Es buena escondiendo sus emociones
bajo expresiones veladas, pero sé que está molesta.
—Eso jamás había pasado antes —dice suavemente.
Me levanto y camino a la ventana y pretendo que la gente que camina
bajo nosotros me distrae, pero en vez de eso, las palabras de Calvin se
repiten en mi mente. No solo los insultos, sino la insinuación detrás de ellos.
Está molesto y es imprudente, y tendré que mantenerlo al margen, lo que
significa dejar salir a Chris para poder contenerlo.
—Lo sé. Solo están siendo testarudos —le digo volviendo a mi asiento.
—¿A cambiado algo?
No le miento a Helen. Nunca ha sido de mi interés, pero a ella no le va
a gustar lo que tengo que decirle y siempre es de mi interés decirle a Helen
cosas que quiera escuchar. Viendo como ella es la persona que
eventualmente va a arreglarnos, es difícil el no ser menos transparente con
ella de lo que me gustaría
—Calvin está molesto porque Lauren y yo tuvimos sexo. —Noto que sus
ojos se ensanchan un poco.
Asiente como asimilando lo que le dije y cruza las piernas mientras se
acomoda en su silla. Ella conoce a Calvin y algunas veces siento que de
entre todos nosotros él es el que más le agrada. Nunca ha tenido la 77
oportunidad de conocer a Chris ya que la encuentra repugnante, y sé que
soy el más sincero de ellos con ella, el más útil cuando se trata de darle
soluciones o información, pero conoció primero a Calvin. Algunas veces las
personas, aun las que entienden mejor las emociones que la mayoría, se
inclinan por eso como si el primero fuera el mejor.
—Ahora las cosas se aclaran —dice simplemente con una media
sonrisa—. Me imagino cómo está tomando las cosas Cal.
—Justo como piensas.
—¿Y, está rehusándose a hablar o habla demasiado?
—No dice nada que sirva, y no creo que vaya a cooperar con nuestras
sesiones, así que lo encerraré por ahora.
—¿Y crees que eso sería lo más apropiado en este punto, Collin? —Me
mira
—Creo que lo es. Eventualmente se va a calmar.
Ella deja salir un profundo suspiro.
—Cal necesita tratamiento, Collin. Él tiene que ser capaz de lidiar con
los recuerdos que resurgieron.
La miro sin expresión alguna. Actúa como si fuera un invitado nuevo a
esta fiesta.
—Sigue teniendo sueños de esa noche…. dice que con cada sueño
siempre hay algo diferente. Algunas veces es la habitación, otras es el color
del cabello de su madre, o el vestido… —dice Helen y me aburro.
—Es porque le está costando aceptar que lo que ocurrió realmente
ocurrió, Helen. —Estoy molesto y se está notando en mi tono.
—Bueno, que él sea capaz de lidiar con esta serie de eventos es esencial
para todos ustedes. Si el no arregla esto…
—Él no volverá a aparecer si no lo dejo.
Las esquinas de sus ojos se arrugan.
—No sabes los problemas que eso puede crear, Collin. Pareciera como
si estuvieras actuando más por emoción.
—Actuó según lo que es mejor para nosotros. Siempre lo hago —le
recuerdo.
—Bueno, el que Cal te ignore y me ignore a mí no es lo mejor para
nadie. Necesito seguir hablando con él, Collin. Él tiene que procesar estas
emociones, estos recuerdos y tiene que sanar —me urge, e intento mantener
la última hebra de mi paciencia.
—Helen, él es un adulto, no un chico de seis años.
—Y así es como quiero que permanezca, Collin. Ustedes apenas y se 78
pueden llevar bien, y lo último que quiero es que alguno de ustedes tenga
que cuidar a un niño de seis años —dice puntualmente.
—Mira, lo último en la mente de Calvin en este momento es curarse. Él
está enojado conmigo, y eso lo vuelve imprudente, así que esto es lo mejor.
Además, él sabe que, sin mí, es tan impotente como Chris.
—¿Y tú sin él? —contrarresta, y su sonrisa está en el borde entre
maquiavélica y suprimida.
Le sonrío ampliamente.
—Sabes, creo que, de todos, nosotros nos entendemos mejor, ¿no es
así?
Ella inclina la cabeza como si examinara a una completamente nueva
personalidad.
—Lo que entiendo es que soy una parte neutral en esto, Collin. Soy la
aliada de cada uno de ustedes y mi propósito es que todos tengan la mejor
vida posible que puedan. —Su respuesta es rápida, practicada y mecánica
y me insulta que piense que su respuesta es algo que funcionaria conmigo.
Me inclino un poco en mi silla.
—Creo que te he sido de gran ayuda. —Me levanto y cruzo los brazos.
—Has sido muy pro activo con tu tratamiento, nunca lo he negado.
Me río.
—¿Que se siente estar casada con Dexter? —pregunto, y sus ojos se
encienden, obviamente confundida por mi pregunta.
—¿Perdón? —Cubre bien su confusión.
—¿El ser alguien con tanto potencial? En el tope de tu clase, una mente
brillante en tu campo y el día que te casaste con él, todo lo que lograste fue
cubierto por la sombra del nombre de su familia de la cual te es imposible
escapar —digo suavemente, y su sonrisa se desvanece un poco.
—Bueno, parecía casi imposible hasta que Dexter Jr. te contó de
nuestro secretito…
Sus ojos se fijan en los míos.
—¿Estás queriendo decir que tengo algún tipo de interés escondido en
tu caso?
—No, no digo eso en absoluto —le digo cuando nuestros ojos se
encuentran. Camino hacia la ventana sintiendo sus ojos sobre mí—. La
oportunidad de legitimar un desorden del que otros se burlan. O de crear
todo un nuevo tratamiento, tal vez incluso algo que reemplace la
integración… ahora eso… eso podría ser algo. Así que te pregunto de nuevo.
Te he sido muy beneficioso, ¿no dirías eso? —le pregunto y ella asiente, pero
la tensión en la habitación ha cambiado, y la cortina de su pequeño
espectáculo se ha levantado—. Soy el pegamento, el entrenador del equipo, 79
el conductor detrás de la orquesta, así que digamos que buscas
reconocimiento o que te aclamen por nuestro pequeño problema, aprovechar
al máximo nuestras desafortunadas circunstancias que tu brillante mente
nos ayudó a arreglar.
»Me necesitarías… hipotéticamente. —Le doy una encantadora
sonrisa—. No puedes depender de Cal, ni su propia esposa puede hacerlo.
Chris, bueno, todos sabemos que es tan despistado como un niñito. Yo
creería que, si fuera una brillante mujer igual a ti, apostaría a alguien que
piense con más lógica que los demás.
—Creo que ha terminado nuestra sesión. ¿Te gustaría que la
extendiera? —pregunta severamente mientras me rehúso.
—No, creo que ya cubrimos bastante por hoy. —Caminamos a la
puerta, y la abre para mí—. Yo pude haberlo hecho. —Sonrío y ella me
devuelve una sonrisa igual de encantadora.
—¿Nos vemos la próxima semana entonces?
—Hasta la próxima semana. —Le beso la mejilla y me aprieta el brazo.
Tenemos un entendimiento.
Más le vale.
Lauren
—Oh Dios mío es tan locamente increíble —grita Angela cuando
terminamos nuestro viaje por la galería. Las últimas tres semanas he pasado
días aquí, hablando con diseñadores, intentando localizar artistas, todas las
cosas divertidas para abrir la galería: Collin se encargó de las partes
aburridas como el papeleo, los impuestos, etc. Se siente tan bien volver a
trabajar, tener algo que solo es mío.
—Todavía estoy asombrada por todo —admito.
Angie está que brilla y toma mi mano.
—Has trabajado por esto. Después de todo lo que ha pasado, te lo
mereces.
Han pasado tres semanas desde que Collin me trajo aquí, y en ese
entonces esto ya estaba en condiciones para usarse. Ahora mis muebles ya
llegaron y tengo un escritorio grande, elegante, y blanco en mi oficina. La
verdadera galería donde mostraremos las obras no es grande pero la 80
iluminación es fenomenal. Debería serlo porque vale más que cualquier otra
cosa en la que he gastado dinero. El mes que viene abriré la galería y se
mostrará a dos artistas con los que trabajé en la escuela de arte.
—Simplemente es surreal que todo esto esté pasando y tan rápido. —
Siento como si estuviera soñando. Luego de no trabajar más que en
ediciones independientes aquí y allá desde la universidad, el estar haciendo
algo con lo que solo pude soñar hace unos años es surreal.
—Pero debería haber sucedido hace mucho tiempo. —Ella entrelaza
nuestros brazos cuando nos sentamos en el nuevo sofá que acabo de
comprar. Sonrío y descanso mi cabeza en su hombro.
—Estoy tan feliz de que estés aquí. Te he extrañado tanto. —Aprieto su
brazo. No he visto a Ángela en meses, ya que ella estaba metida hasta las
rodillas terminando el programa de su maestría y con toda la mierda que
me cayó a mí del cielo.
—¡Lo sé! No creerías la cantidad de papeleo que tengo que hacer para
cada cliente y con mi puesto de asistente graduada, más las clases... ¡Es
una locura! —Se queja, pero sus ojos brillan y se ve tan feliz.
—Estoy tan orgullosa de ti. ¡Eres una verdadera terapeuta!
Ella suspira lanzando su cabeza hacia atrás sobre el sofá.
—Creo que voy a sacar un doctorado. —Me sonríe y me río.
—¿En serio, Ang?
—No lo sé. Digo, ya puedo trabajar como terapeuta, pero mis padres
me están insinuando que estarían encantados si me convirtiera en psicóloga
y es su dinero el que paga la universidad. —Suspira.
—Si decides hacerlo, tendré que llamarte Dr. Angela —la molesto.
—Por supuesto que no, cariño. Con que me llames Dra. Increíble basta
—dice dramáticamente, y ambas nos reímos y disfrutamos el momento.
—Sabes... eso significa que, si alguna vez quieres hablar conmigo de
algo, puedo escucharte y darte consejos imparciales. Ahora es como un
requerimiento.
—Estoy segura que ya has escuchado suficiente como para durarte una
década.
—En serio, Lauren. No puedo imaginarte guardando todo con lo que
estás lidiando dentro de ti. Sin saber a quién decirle el qué. Siempre te he
escuchado como amiga, pero ahora las cosas son distintas.
Me recuesto en el sofá y froto mis manos contra mis muslos.
—Estoy feliz —le digo suavemente.
—Eso es grandioso... —Se calla esperando a que continúe.
—Es solo que me siento tan mal sobre eso.
81
—¿Te sientes culpable? Porque es con Collin —adivina ella.
Tengo que darle crédito a Angie por lo casual que se lo tomó cuando le
conté sobre Collin, pero ahora ya es una consejera profesional, puede que
vaya con el terreno.
—Estoy preocupada por Chris y Cal... Las cosas han sido tan fáciles
desde que Collin está aquí. Es increíble, pero sé que esto no es real. Sé que
el tiempo está avanzando hasta que un desastre ocurra, hasta que... —Hago
una pausa para ordenar mis pensamientos—. Por encima las cosas están
fenomenales... pero por debajo, sé que no es así, y es como, ¿cómo me atrevo
a fingir que todo está bien? Siento que debería estar haciendo algo para
ayudarlos a arreglar las cosas. —Siento una lágrima caer.
—¿Crees que querrían que fueras infeliz? —pregunta Ángela y me río.
—Conoces a Cal. ¿Crees que estaría de acuerdo con que jugara al felices
por siempre con Collin? —Me río con amargura.
—Lauren, tienes que dejar de pensar en ellos como personas
individuales. Eso es lo que está haciendo esto tan duro para ti. —Me aprieta
la mano. Me levanto y camino al otro lado de la habitación.
—Pero Angie, no lo entiendes. Sé que son una sola persona. Lo
entiendo, pero cuando tienes estas personalidades que te miran de manera
distinta, que hablan de forma distinta, que te hacen sentir cosas que los
otros no, es difícil sentir que son uno. Siento como si hubiera abandonado
a Cal y a Chris.
—Lauren, ellos no son hombres distintos. Ellos son el mismo. Todos
son facetas diferentes de tu esposo. No estás engañando a Cal ni a Chris.
—Pero todavía no están integrados y hasta entonces... —Me cubro el
rostro con las manos—. Su doctora me dijo que no debía haberme acostado
con ellos, y he dormido con los tres —admito, sintiendo que se calientan mis
mejillas.
—¿Qué opinas de la doctora?
Trago con fuerza y mis mejillas se calientan aún más.
—Es Helen —chillo, y sus ojos se entrecierran.
—¿La esposa de Dexter? ¿Todavía la sigues viendo, y recibes consejos
de ella después de todo lo que pasó? —Ángela me mira boquiabierta.
—Es solo que parecía más fácil hablar con ella porque no iba a pensar
que estaba loca y porque conoce la historia.
—Entiendo, sientes que estás lidiando con esto sola. No puedo
imaginarme lo que es estar tan cerca de alguien con la enfermedad de Cal,
pero cuando hablas con un profesional en salud mental, no tienes que
preocuparte de que alguien piense que estás loca. Estamos aquí para ser
tus aliados —dice ella convincentemente.
82
—Sé sincera, ¿si no me conocieras y fuera a verte, pensarías que estaba
loca o era una idiota por creer esto?
Ella frunce el ceño.
—No, tal vez hace unos años, pero después de todo lo que he aprendido,
la mente humana es algo milagroso, Lauren. Cuando entiendes las cosas de
las que es capaz, ahora no hay muchas cosas que podrían sorprenderme.
Pero lo que diré, es que no deberías seguir viendo a Helen, al menos no como
alguien primario. Hay conflicto de intereses. —Frunce el ceño. Me froto la
parte trasera de mi cuello—. Cuando hablamos por última vez, te oponías
vehementemente, incluso Chris no quería verla. ¿Qué cambió? —pregunta
sinceramente.
—Todo sucedió tan rápido, un problema tras otro... —le digo, aunque
omito la amenaza del señor Crestfield—. Y... solo quería hablar con alguien
que lo entendiera, y aun cuando Helen me ha ocultado tantas cosas, al
menos sé que lo entiende —le digo sinceramente.
—¿Has pensado en asistir a un grupo de apoyo?
Paso las manos por mi cabello, mi estómago da vuelta cuando lo
menciona. No es que no lo haya pensado. Es solo que para alguna parte en
mi cabeza si entro a ese mundo, es como si no hubiera vuelta atrás. ¿Qué
si escucho cosas para las que no estoy preparada y, siendo sincera, me
aterroriza escuchar la experiencia de otras personas? ¿Qué si esto nunca
termina?
—Tengo miedo. —Siento mi labio temblar. Ella me mira, la empatía
irradia de ella—. Una vez di un vistazo en un panel de discusión... —Respiro
profundamente—. No fue exactamente un foro esperanzador. —Le cuento
las pocas historias que leí, partes de las cosas que son familiares en mi vida
y lo que es aún más aterrador, lo desconocido que podría convertirse en lo
inevitable.
—Es para apoyarse, no para que compares. Todo el mundo lidia con
las cosas de manera distinta, pero ¿no crees que te ayudaría poder hablar
con alguien que esté bajo las mismas circunstancias que tú?
Trato de imaginármelo, hablar con otra mujer que no solo entienda,
sino que sepa lo que se siente
—Realmente espero que consideres ver a alguien más. ¿Qué hay del
doctor al que Chris iba en un principio? —Pienso en la Dra. Clemons, y
cuando Chris llamó para hacer una cita, ella mágicamente lo tenía todo
reservado.
—Chris dijo que se sentía cómodo con ella, bueno, la única vez que fue
con ella. —No le cuento de la amenaza del señor Crestfield. Con todo lo que
han pasado, fue una de las últimas cosas en las que tuve la oportunidad de
pensar.
—Siempre estaré aquí para escucharte, pero si ella tiene experiencia en
83
ese campo, creo que te sería más útil que yo. Tienes que tener tu propia
forma de entender lo que está pasando —enfatiza.
Le prometo que llamaré a la Dra. Clemons y rápidamente cambio el
tema. Angie siendo tan intuitiva como lo es, ya no me presiona. Hablamos
de Caylen, de sus padres, y las sesiones con sus pacientes. Por supuesto no
me da los detalles jugosos, pero me explica lo nerviosa y emocionada que
está. Vamos a almorzar y hasta nos detenemos en su tienda de ropa favorita,
y disfruto de este tiempo, el tiempo en el que logro sentirme normal, donde
solo soy una mujer que ha salido con su amiga intentando encontrar una
linda blusa y vaqueros, y la abrazo por eso.

****
—Rojo y azul —le digo a Caylen mientras mete sus manos en la pintura.
Se ríe luego de mezclar los colores—. Ya eres una pequeña artista. —La beso
en la mejilla.
—Mamá —grita golpeando el papel antes de girar sus dedos encima de
él. La dejo ocupada con su propia obra de arte, coloco más pintura en mis
dedos y los extiendo través del gran tablero. Ella se empapa la mano con
pintura anaranjada y hace pequeños trazos, luego empuja el pequeño
cuenco y vierte todo el azul sobre la pizarra.
—¡Hermoso! Realmente te gusta el azul, ¿eh? —Me río cuando ella
sonríe y es la mejor sensación en el mundo. Cuando sus ojos grises se
iluminan justo como los de su padre, y una pizca de tristeza me atraviesa
porque pienso en Cal. Pienso en todo el tiempo que ha perdido de estar con
ella, pero me digo que todos son el mismo, él aún esta con ella como Collin,
pero no puedo sacudir la sensación.
—Zuu —dice Caylen entre risitas y le sonrío ampliamente.
—Azul. Buen trabajo, cariño. —Escucho que se abre la puerta y veo a
Collin, sus ojos se iluminan en el instante en que se posan sobre ella.
—Miren a mi pequeña Picasso —dice emocionadamente.
Caylen se levanta y se acerca a él.
—No, vas a manchar de pintura a tu papi, Cay —le digo, pero él la toma
en brazos y le besa la mejilla como si no llevara puesto un traje de miles de
dólares.
—¡Esa es la pintura más increíble que alguna vez he visto! —dice
entusiasmadamente y ella toma su rostro dejándole marcas azules de sus
manitas y se ríe.
—¿Cómo estuvo tu día? —pregunto luego de que baja el maletín y se
sienta en el lugar en el que estaba Caylen.
—Interesante. —Se quita la chaqueta y la dobla, pese a que tendré que
enviarla a la lavandería.
84
—Sin dar muchos detalles, ¿eh? —Me río, y él sonríe.
—Vamos a ver qué puedo inventarme —dice con su atención en Caylen.
Siento que se arquea mi ceja. Collin nunca da pocos detalles; si algo a
menudo da es demasiada información.
—¿Comiste?
Niega.
—¿Cuánto tiempo han estado las dos en esto?
—Tal vez media hora. Voy a darle un baño. —Me levanto y me estiro—
. Tengo una bolsa de pollo con verduras que puedo preparar si quieres leerle
después de su baño mientras lo hago —le digo mientras me entrega a
Caylen.
Sus ojos son grises como los de Cal, pero no tiene los remolinos de
verde alrededor del iris. Parecen opacos hoy, y él bosteza. Está cansado, y
no creo haberlo visto cansado antes. Sube las escaleras detrás de mí, se va
a nuestro dormitorio a ducharse y yo entro al baño de invitados para limpiar
a Caylen. Hoy es jueves, lo que significa que se vio con Helen. Realmente
nunca habla de sus sesiones con ella, solo dice que están progresando y
nunca pregunto mucho porque ya me acostumbré a no obtener respuestas
o tal vez sea porque tengo miedo de escucharlas.
Hoy creo que pondré a prueba sus palabras. Dice que estamos en el
mismo bando, que no me ocultará nada, así que creo que ya es hora de que
sepa más sobre lo que está pasando, me guste la respuesta o no.
Le canto a Caylen mientras la baño y ella me salpica con agua y las
burbujas y pienso en Chris. Cuando la envuelvo en una toalla y le cambio
la ropa pienso en cómo comenzar. Collin es tan distinto a Chris y a Cal.
Parece no ocultar nada, pero no sé si eso es porque sabe que es lo que anhelo
o si él realmente es así.
Para cuando termino de bañarla, él ya ha salido de la ducha, tiene
puesto su pijama blanco que parecen de seda con un diseño de Asia
Oriental. Juro que tiene más ropa que yo, y huele delicioso y fresco. Se
amarró el cabello en un moño masculino, y tengo que ocultar una risita
porque eso es tan distinto a cualquier cosa que Cal o Chris usarían, pero él
se ve bien. Le entrego a Caylen y tomo una ducha rápida, me amarro el
cabello en un moño, y preparo el pollo con verduras que he perfeccionado.
—Justo a tiempo. —Sonrío mientras entra en la cocina. Saca una
botella de vino y la abre mientras coloco y sirvo la comida.
—¿Tomarás vino hoy? —pregunto curiosa. Él realmente no bebe, solo
ha bebido tres veces frente a mí y ha sido coñac.
—Es para ti —responde burlonamente mientras me sirve una copa y la
coloca junto a mi plato.
—¿Estás intentando tener suerte? —le digo juguetonamente.
85
—Ambos sabemos que no necesito darte vino para eso —dice
mordiéndose el labio inferior, y lucho contra la idea que me viene a la mente
cuando dice eso, porque esta noche quiero hablar, y no puedo hacerlo si soy
tan fácilmente distraída.
Con Collin es tan fácil distraerse, ofrece un mundo de respuestas, pero
siempre parece que hay una transacción con él, cada pedazo de información
que me da parece traer una condición oculta. A medida que pasa el tiempo,
la diferencia entre los tres se hace más evidente. Al principio me recordó a
Cal, pero ahora incluso eso ha disminuido. Nos sentamos y él pone algo de
jazz suave, lo cual ha comenzado a gustarme desde que comenzó a ponerlo.
Mis ojos lo observan, y no importa cuánto he estado con este hombre,
puedo mirarlo fijamente por la eternidad. Pienso en cuántos días pasé aquí
sola antes de que descubriera la verdad, en lo mucho que extrañaba a Cal,
en cómo soñaba que seríamos cuando él regresara, en cómo me aferraba a
la esperanza a pesar de cómo lucían las cosas, en lo ignorante que era en
ese momento respecto de lo que en verdad sería mi realidad.
—¿Estás callada? —dice, y mis ojos se clavan en los suyos. Ya no están
opacos como antes, sino que ahora están llenos de la habitual expresión de
contemplación. Tomo una cucharada de la comida, y podría ponerle más
sazón. La comida de Chris es mucho mejor que la mía.
—He estado pensando —le digo vacilantemente. Él traga un bocado de
su comida, y su cabeza se inclina ligeramente hacia un lado mientras sus
ojos brillan viéndome.
—¡Siempre es una buena señal! —contesta y junto mis manos.
—¿Cómo va tu tratamiento? —lo digo rápidamente, y espero que se
ponga a la defensiva, pero no lo hace. Toma una cucharada de su comida y
bebe un vaso de agua antes de responder, permitiendo que el nerviosismo
en mi estómago se duplique—. Sé que tus sesiones son privadas, pero he
estado pensando mucho en ellas —admito.
—He estado esperando que preguntes. No sé por qué todavía crees que
no puedes hablar conmigo, cuando te había dicho que podemos hablar de
lo que sea —me responde fácilmente mirándome directamente a los ojos con
una cálida sonrisa.
Me aclaro la garganta e intento calmar mis nervios.
—Lo sé, solo que...
—No soy como ellos, Lauren. No sé cómo más mostrarte que puedes
confiar en mí. Las cosas que hago son pensando en el mejor interés para
todos nosotros, no solo para mí. Puedes hablar conmigo de lo que sea —dice
directamente. Bajo la mirada con aire de culpabilidad.
—Ven aquí. —Su tono es cálido pero autoritario.
Me levanto y camino hacia él. Él toma mi mano y me tira en su regazo,
y mueve mi rostro hacia el suyo para poder verme directamente a los ojos. 86
Me quedo dentro de ellos, preguntándome si miro con la suficiente fuerza
podré ver a todos los hombres detrás de ellos, si podré ver los verdaderos
motivos de Collin.
—Helen está tratando de llegar a Cal —dice esto fácilmente, pero mi
respiración se corta—. Ella necesita que él este estable antes de poder
pensar en la integración. —Mi corazón se acelera por la forma tan casual en
que lo dice. Me sonríe al ver lo sorprendida que estoy—. ¿Fue difícil? —
Desliza su mano debajo de mi camiseta y me frota la parte baja de la espalda,
pero no es el patrón de la firma que Cal solía escribir.
—No. ¿Cómo lo estabilizará?
—Terapia, pero tiene que estar dispuesto. Él cree que lo sabe todo y
que puede arreglarse a sí mismo. —Mientras dice eso, su otra mano sube
por mi muslo. Lucho contra el aguijón en mi pecho, pensando en lo
perturbado que se encontraba la última vez—. Él va a estar bien —me
promete Collin y toma mi barbilla.
—¿Puede oírme? ¿Puede verme en este momento? —Casi tengo miedo
de escuchar la respuesta, pero quiero que sepa que estoy aquí y que lo
extraño. Sin embargo, estoy nerviosa de que sepa lo que está pasando, tiene
que saberlo si es que hay una posibilidad de que se vuelvan uno. Me está
comenzando a doler la cabeza.
—Él está en buenas manos. Helen es la mejor en su campo, y si él está
roto eso hace que yo lo esté también. ¿Luzco como si algo anda mal? —Tiene
un brillo juguetón en sus ojos. Me levanto de su regazo, agarro la botella de
vino y me sirvo una copa. Me siento angustiada e intranquila.
—Lo siento, es solo que no estoy acostumbrada a que hables con tanta
indiferencia sobre ellos. —Recuerdo la noche en que Cal regresó y me llevó
al Venetian, en cómo compartió fragmentos y pedazos de su historia, pero
eso era como sacarle los dientes.
Chris odiaba oír el nombre de Cal, pero Collin actúa como si no le
importara, como si fuera algo rutinario. Él sabe mucho más que ellos dos y
eso es intimidante. Él tiene respuestas, pero me pregunto por qué está tan
dispuesto a compartirlas conmigo y no con ellos si la integración es
realmente lo que quiere. Bebo varios sorbos y dejo salir un profundo suspiro.
—Una copa será suficiente —dice en tono suave, y ruedo los ojos.
—No eres mi padre, Collin —le contesto algo molesta.
—No hagas eso, habla conmigo —dice frunciendo las cejas.
—¿Que no haga el qué?
—Empezar una pelea. Dices que quieres la verdad, que quieres
sinceridad y transparencia, pero no creo que eso es lo que quieres en
absoluto —dice con aire de suficiencia. Me río de él—. Te has acostumbrado 87
a que te mantengan en la oscuridad —continúa. Y resoplo.
—Tú más que nadie sabe que nunca elegí estar en la oscuridad.
Siempre he querido la verdad. Solo quiero una copa de vino; no quiero que
me digas qué hacer. ¡Puede que tú estés acostumbrado a todo esto, pero yo
todavía me estoy ajustando, de acuerdo!
—Bien, entonces bébete toda la botella —dice firmemente levantándose
de su asiento, con la mandíbula hacia delante.
Estoy un poco sorprendida, y sorprendentemente no tengo palabras.
Esto no es propio de Collin. Él realmente no muestra sus emociones tan
fácilmente, y no puedo creer que esté así de molesto, aun cuando hago cosas
que sé que lo molestaran, él usualmente luce indiferente, pero en este
momento sus ojos están ensanchados, y su piel está teñida de rojo. Antes
estaba perfectamente tranquilo y aunque no diría que está completamente
enojado, su estado de ánimo ha pasado de un extremo al otro.
—Sé que tú y Cal tenían ese patrón enfermizo de pelearse y acostarse
para evadir los problemas, pero yo no soy un adolescente enojado. Cuando
quieras realmente hablar conmigo, cuando estés lista para ser un adulto,
estaré arriba. —Sale de la habitación, y mi boca cuelga abierta.
¿Es eso lo que hago? ¿Estoy siendo una cobarde después de todo esto,
temerosa de escuchar la verdad? Tengo miedo incluso de leer demasiado en
un foro de ayuda. Suspiro y me siento a la mesa y miro fijamente la copa de
vino. Debería hablar con alguien. Tiene sentido que termine jodida con todo
esto. Recojo mi copa y frunzo el ceño, luego me encojo de hombros.
No tiene sentido desperdiciar un buen vino. Tomo la botella e intento
terminármela.

Collin
Algo no está bien.
Reaccioné exageradamente.
Yo no reacciono exageradamente.
Por supuesto que ella no está acostumbrada a la sinceridad, nunca lo
estuvo. A Cal le gustan sus secretos y Chris no tiene ni idea como para
decirle algo. Ella tiene tanto miedo de oír la verdad; puede que ni siquiera 88
confíe que lo que digo es la verdad. Ha estado en la oscuridad por tanto
tiempo; sus ojos tienen que ajustarse a la luz. Debería haber estado más
calmado, pero no fue así. Estoy fuera de balance. El bloquearlo es más difícil
de lo que pensé.
Cal y yo siempre tuvimos un trato. Lo ayudo, le aviso cuando
Christopher va a aparecer, y estoy en su equipo. Nunca soy de tener
favoritos o escoger bandos, pero Chris, por supuesto, no podía manejar el
saber de nosotros. Él no puede manejar la vida cuando se pone difícil, así
que Calvin y yo trabajamos juntos. Nunca nos he considerado amigos, pero
sí éramos amigables con el otro. En el pasado, nuestras agendas se
alineaban más que la de Christopher con la mía.
Ahora no es así.
El problema de Calvin es que él nunca piensa estratégicamente, solo
emocionalmente. Él y Christopher tienen eso en común, aunque ambos lo
manejan de formas muy diferentes. Esta es la primera vez que mis motivos
y los de Calvin no están alineados, y ahora que no lo están, él puede volverse
un problema.
Tendrá que ser contenido.
Ella está en la puerta, con la mirada baja y los brazos cruzados sobre
el pecho.
—Quiero hablar con alguien. —Su voz es tranquila y conciliadora.
—¿No has estado viendo a Helen? —le pregunto con curiosidad, aunque
ya sé la respuesta. Me aseguro de saber con qué frecuencia hablan.
—Sí, pero creo que probablemente sería mejor para mí el hablar con
alguien más, alguien que no esté tan conectado a todo esto. —Ella camina
hacia mí y se sienta en el lado opuesto de la cama.
—¿Está todo bien? —le pregunto intentando ocultar mi preocupación.
Es fácil para Calvin y Chris envolverse tanto en sus propios problemas que
no se dan cuenta de la gran presión bajo la que se encuentra Lauren. Ella
es solo humana, y lo último que necesito es que sufra un ataque psicótico.
Me preocupa que quiera hablar con alguien más. Sé que tiene problemas
confiando en los Crestfield, pero creí que ya habíamos superado eso.
—Sí. —Asiente—. De hecho, no —continúa rápidamente. Me volteo
hacia ella—. Lamento como me comporté antes. —Sus ojos avellana son tan
impactantes como el primer día que los vi. Cuando ella los pone sobre ti,
cuando no intenta esconder cómo se siente, ellos cuentan toda su historia.
—También lo lamento —le digo, y ella sonríe suavemente—. Sé que no
soy tu padre.
—No, tenías razón. Al menos en parte —añade con una sonrisa—. Soy
un adulto y puedo hacer lo que quiera, pero tal vez he desarrollado ciertos
patrones que no son del todo saludables. Algunas veces no sé cómo
manejar... todo esto. Puede ser un poco abrumador y quiero hablar con
89
alguien que no esté tan involucrado, que no tenga prejuicios —dice
dudando.
—Helen, ¿quieres hablar con alguien que no sea Helen? —Sé que
Lauren ha aprendido a quererme. Sé que me ama, pese a lo que diga Calvin.
Lauren nos ama a todos. Somos uno, pero ella no puede dejar de dudar de
mí, y no puedo culparla por eso—. Si quieres ver a alguien más deberías
hacerlo —le digo. Ella me mira y sus ojos se iluminan, pero luego se frota la
parte trasera del cuello. Me estiro sobre la cama y la jalo hacia mí.
—Nunca se lo conté a nadie. Nunca tuve la oportunidad antes de que
todo se volviera tan frenético —dice con un pequeño suspiro.
Trago con fuerza y siento que el latido de mi corazón se vuelve errático.
Intento estabilizarlo y respirar lentamente para no alarmarla.
—Dexter padre me amenazó. —Me mira a los ojos, y ahora puedo
escuchar el latido de mi corazón en mis oídos fuerte y claro—. No amenazó
con matarme o algo así, pero cuando se enteró de que Chris estaba tratando
de ver a otro doctor, básicamente dijo que nos arruinaría financieramente.
No solo a nosotros, sino también a Raven... y a Hillary —dice en voz baja y
tengo que dejar salir una risa.
Esto no es gran cosa; Dexter padre está lleno de mierda, y es un loco
controlador. No es alguien a quien temer, y le tengo tan claro como para que
ella no tenga que temerle. Siento punzadas de enojo elevándose y una sed
de arremeter contra alguien que me recorre y sé que es Cal.
—No tienes que temerle. —Giro su rostro para poder verla—. Se siente
amenazado cuando no controla las cosas. El control es su droga. No te
preocupes por ninguno de los Crestfield.
—Ni por ti —dice ella ligeramente. Hay un brillo en sus ojos y me hace
sonreír. Ella realmente me ve como uno de los... Tú eres una imitación de
Dexter. Trago con fuerza cuando las palabras de Cal hacen eco en mi
mente—. Solo estoy bromeando. —Me aprieta la mano tranquilizándome, ya
que debió haber visto mi reacción a las palabras de Cal.
—Puedes ver a quien quieras, Lauren. Él no interferirá, me aseguraré
de eso.
Ella parece aliviada y descansa su cabeza sobre mi hombro. Inhalo su
aroma, y dejo salir un profundo suspiro.
—Christopher va a volver —le digo rápidamente y su cuerpo se tensa.
Ella me mira con su rostro lleno de sorpresa
—¿A qué te refieres? —pregunta nerviosa.
—Está listo, y tiene que recibir tratamiento de Helen. —Intento no
revelar ninguna emoción porque no debería sentir nada. No soy sentimental,
pero no puedo decir que el ver sus ojos brillar ante su nombre no hace que
mi estómago se revuelva. Es un nuevo sentimiento. El ser indiferente es
mucho más fácil, pero lo que es más importante es que tengo que contener 90
a Calvin y es más fácil hacerlo con Christopher al mando. Me mira como si
estuviera estudiándome.
—¿Tú... tú sabes cuando él va a salir? —pregunta, el ceño fruncido.
Asiento.
—Lo sé todo, Lauren. —Es lo que amo de ella. Hace preguntas, pero
nunca las correctas. Me mira, y sé que está teniendo una batalla silenciosa,
insegura de qué decir o cómo sentirse. Deja salir un profundo suspiro y
presiona sus manos en su mejilla.
—¿Cuánto tiempo se va a quedar? —Su voz es temblorosa y baja.
—Tanto como sea necesario —le digo.
Ella gira su cuerpo completamente hacia mí, sus ojos lucen tristes y
tomo su barbilla.
—¿No lo extrañas? —Mi voz está más tensa de lo que esperaba. Sus
ojos bajan hacia su pecho.
—Esto es tan... —dice inclinando la cabeza hacia atrás. Su cuello es
largo y perfecto, y lucho contra el impulso de besarlo, de dejar mi marca en
ella—. Lo siento. El que seas sincero es exactamente lo que he deseado por
tanto tiempo. Es solo que todavía estoy... estoy tratando de acostumbrarme
a eso —susurra.
—A veces lo que uno cree que es lo que más desea no es exactamente
como uno soñó que sería —le digo y nuestros ojos se encuentran. Ella se
aclara la garganta y su mirada aterriza de nuevo en su regazo.
—¿Sabe Chris que volverá?
—No.
—¿Y no recordará nada?
—No —le digo nuevamente.
Se muerde el labio y niega.
—Así que me va tocar volver a intentar armar los pedazos de nuevo. —
Se ríe sin alegría.
—No querrá ver a Helen. Estaba tan enojado la última vez que estuvo
aquí. —Tomo su mano y la jalo hacia mí levantándola sobre mi regazo. Ella
apoya su cabeza en mi hombro.
—Y va a estar molesto por... —Se calla mientras mis dedos se mueven
arriba y abajo sobre su espalda.
—Nosotros. —Nuestros ojos se fijan en los del otro—. No tienes que
decírselo. —Ella se inclina hacia atrás, para que estemos frente a frente
—¿Dices que le mienta? —Frunce el ceño, sus ojos como el cristal,
labios manchados por el vino tinto que bebió antes. 91
—No es mentir —le digo mientras mis labios encuentran su cuello.
—El omitir la verdad bien podría serlo —gime dándome más de su
cuello.
—Gwen estará aquí en dos días. Helen tiene programada una cita para
nosotros toda la semana. He arreglado las cosas en el trabajo. Christopher
estará bien —le prometo mientras mis manos se deslizan debajo de su
camiseta.
—¿Hablaste con Gwen? —pregunta sorprendida, y le sonrío.
—Ella es mi mamá, ¿no? —Le tomo el pelo y un deje de sonrisa aparece
en su rostro.
—Así que no le cuento de ti, sobre lo... —Calla nuevamente mientras
mis dedos se deslizan dentro de su sujetador.
—Lo cerca que estamos. —Juego con ella antes de tomar sus labios con
los míos. Pruebo el vino en su lengua; ella gime, su cuerpo sigue tenso,
luchando ante lo que tanto desea rendirse.
—¿Sería mejor para él si no digo nada? —pregunta mientras la acuesto
en la cama.
—Christopher no reacciona bien bajo presión. Decirle lo que quiere
escuchar hasta que esté listo sería lo mejor para todos. —Espero que se
derrita conmigo como suele hacerlo, pero sigue tensa y tiesa. Creí que
estaría feliz de oír lo de Christopher. Que incluso estaría aliviada. Se aleja
de mí y se baja de la cama.
—Todos le han mentido. No quiero estar en esa lista. —Su voz es suave
pero su rostro es como la piedra. Sus ojos están llenos de confusión, culpa
y un poco de miedo. Su deseo de querer ser leal a cada uno de nosotros es
lindo pero imposible—. No puedes ser sincero conmigo, decirme que puedo
confiar en ti y mantener a Chris en la oscuridad —dice desconcertada. Esta
es la elección que tendrá que tomar, una de las más importantes. A quien
crea que ama más o quien quiera que esté más presente cuando nos
integremos no es lo más importante. Ella no tiene opción en eso, pero a
quien le dará su confianza, a quién escuchará, ahí es donde está su poder.
Y si es inteligente, me elegirá.
—Lauren, lo que te pido es solo aquello que nos conviene más a todos.
Si quieres que las cosas sean más fáciles, me escucharás, pero tú serás
quien tome tus propias decisiones. Yo te apoyaré de cualquier manera —le
digo, y su rostro se suaviza. No sé cuánto habrá bebido esta noche, pero sé
que está afectando su juicio. Está dudando de sí misma, lo cual está bien
siempre y cuando no dude de mí—. ¿Puedes confiar en mí, Lauren? —le
pregunto y ella está callada, pero se sienta en la cama y descansa la cabeza
en sus manos. Su larga y oscura cabellera cae en cascada por su espalda—
. Si te lo pido, significa que necesito tu ayuda —le digo de nuevo, con tono 92
más suave, y ella me mira, buscando en mi rostro una respuesta, o tal vez
incluso una mentira.
Cierra los ojos y deja escapar un profundo suspiro.
—Te prometí que no te pediría que hicieras nada que nos lastimara, a
ninguno de nosotros. —Sé que está vacilando. Me muevo a donde está y la
envuelvo en mis brazos—. Cuando Calvin se dio a conocer por primera vez,
cuando se hizo cargo en vez de Christopher, era un desastre, totalmente
imprudente, tomando malas decisiones tras malas decisiones.
Cada vez que digo su nombre se queda sin aliento, y me pregunto si su
nombre tiene poder sobre su corazón. Saco ese pensamiento de mi cabeza.
—Llamé a Dexter Jr. y le dije que Calvin se dirigía por un camino de
destrucción y si los Crestfield no ayudaban, yo haría las cosas muy
complicadas para ellos. —Ella me mira, la conmoción escrita en todo su
rostro.
—¿Tú los llamaste? —Asiento y me acerco a ella.
—Busco lo mejor para todos nosotros, Lauren. Siempre lo he hecho y
siempre lo haré, pero ahora necesito tu ayuda. —Centro mis ojos sobre los
de ella y se ensanchan, y la agitación que vi en ellos inicialmente ha
desaparecido—. Por favor, ayúdame. —Envuelvo mis brazos alrededor de su
cintura, y la sostengo cerca de mí.
—De acuerdo. —Cede.
Y lucho contra la sonrisa que quiere extenderse por mi rostro.

93
Capítulo 7

Chris
Me duele la cabeza; se siente como si un elefante hubiera estado
acostado en ella. Se necesita de unos minutos para que se aclare mi visión.
Me siento y veo a mi alrededor. Estoy en Chicago. En la habitación de
Lauren. La cama está vacía, y afuera esta brillante. Mis ojos encuentran el
reloj, son las 7:30. Me levanto, estiro el cuerpo y doblo mi cuello.
¿Cuánto tiempo ha pasado? Sé que he perdido tiempo, y ya ni me
sorprende. ¿La pregunta ahora es cuánto tiempo pasó, y quién tomó el
control? Dejo salir un suspiro profundo y me dirijo al baño, y cuando me
miro en el espejo, doy un paso atrás. Estoy usando una bendita cola de 94
caballo en la parte superior de mi cabeza.
—¿Qué demonios? —Me quito la banda del cabello. Mi rostro está
afeitado y más limpio de lo que jamás la he visto, casi no hay vellos en mi
barbilla, pero el cabello en mi cabeza está más largo de lo que jamás lo he
usado, tocan mis hombros.
Mi corazón comienza a latir frenéticamente, ¿cuánto tiempo he estado
inconsciente? Pienso en lo último que recuerdo. Una pelea, Lauren y yo...
sobre mi papá. Mi papá estaba aquí en Chicago... ¿Qué tan largo tenía el
cabello entonces? Agarro el mostrador y me obligo a pensar, a controlar mis
pensamientos y emociones. La última conversación que tuve con Lauren fue
mala, y estaba enojado, más enojado de lo que alguna vez me he sentido con
alguien, y ella fue el chivo expiatorio.
No puedo creer que le hablara como lo hice. Me da vergüenza siquiera
verla, pero Lauren me ha perdonado... nos ha perdonado por cosas mucho
peores. Lucho contra el escozor en mi garganta, la ira ardiente y la tristeza
que quieren estallar de mi pecho.
¡Odio esto! Odio que todavía esté lidiando con esto. Odio que todo sea
su culpa. Y que las cosas siempre están peor cuando regreso. Destellos de
Lisa discutiendo conmigo, de mí perdiendo el control con mi mamá en la
cena chocan con los de cuando eché de la casa a papá. Todo está mal, mi
mejor amiga me traicionó, mi mamá probablemente está sola, mi papá es
un hipócrita y mi alter ego un cuasi asesino psicótico. Tengo que arreglar
esto. Obviamente depende de mí, ya que nadie más parece estar haciendo
algo, ¿y por qué demonios estoy usando pijamas de seda? Me la quito y la
pateo al otro lado de la habitación. Me agarro la cabeza. ¡Quiero que se
vayan, quiero que salgan! Estoy tan cansado de esto, y ¿ahora hay otro?
Abro el grifo y me salpico agua en el rostro. Mi mirada vuelve a centrarse en
el espejo. Ya ni luzco como yo mismo, no así.
Me agacho y abro los cajones debajo del lavabo buscando tijeras o una
máquina de afeitar. Después de unos minutos encuentro algunas máquinas
de afeitar electrónicas, y son de nivel profesional. No me sorprende ya que
quienquiera que hizo esto obviamente se afeita dos veces al día. Los enchufo
y empiezo a afeitarme. Cada línea que corto me hace sentir mejor, cuando
los mechones caen en el lavabo. No sé de quién fue la idea de este peinado
mierdero, pero ahora estoy de nuevo a cargo. El ver caer los mechones de
cabello es catártico. Cuando termino, me siento mejor. Tengo el cabello
corto, similar al de Aidan cuando volvió a casa, un poco más largo que el
rapado. Me froto la barbilla, y afortunadamente el vello me crece muy rápido,
así que en unos días mi bello facial volverá a como estoy acostumbrado.
Miro alrededor de la habitación buscando señales, cualquier cosa que
me diga a que he despertado. ¿Qué si han pasado años? De acuerdo, estoy
exagerando porque nunca han sido años. Aunque pensando en ello, ¿qué es
tan ridículo o imposible al respecto? Solían ser solo horas, luego fueron días 95
y semanas. Tengo que calmarme. Me niego a salir y ver a Lauren toda
preocupada, así que necesito estar tranquilo. Tengo que compensarla por lo
que sucedió la última vez. Tengo que averiguar por qué esto sigue pasando
y cómo detenerlo. Me dirijo abajo más rápido de lo que quiero e intento
desacelerar mis pasos, pero estoy ansioso por ver a Lauren. Cuando llego
abajo todo está tranquilo, aparte de la TV.
—Hola. —Ella luce una sonrisa, su cabello está amarrado al tope de su
cabeza y lleva puesto un suéter blanco de gran tamaño y unos leggins
negros. Al instante, el pánico que estaba aumentando por mi cuerpo
comienza a retroceder. Recuerdo el día en que hablamos por primera vez de
Caylen en esa pequeña habitación del hotel. Parece como si hubiera pasado
mucho tiempo desde entonces, me he acercado tanto a ella, y en cómo me
enamoré de una mujer a la que ya amaba desde la primera vez que la vi.
Pero, ¿a quién está viendo? ¿Quién cree que soy? Trato de librarme de esos
pensamientos.
¿Importa?
Siempre ha importado.
—Hola. —Mi propia voz es inestable, pero no es fría ni rígida como me
lo esperaba. Se acerca a mí cuidadosamente solo deteniéndose cuando
estamos a unos centímetros de distancia. Me mira, su sonrisa ahora es
cálida mientras toca mi mejilla.
—Te cortaste el cabello. —Pasa ligeramente sus dedos a través de él.
Trago con fuerza. ¿Sabe que soy yo?
—Lauren quién... —comienzo a preguntar, y su sonrisa se suaviza.
—Chris, lo sé. —Sus delgados brazos se envuelven en mi cintura, y
descansa su cabeza en mi pecho. No puedo evitar sentir la euforia
atravesándome. Sabe que soy yo, y está contenta de que haya vuelto.
Envuelvo mis brazos a su alrededor y la abrazo fuertemente—. Te extrañé.
—Su voz es suave, pero me aprieta más cuando lo dice. La suelto
ligeramente y me inclino hacia atrás para ver su rostro.
—¿Cuánto tiempo me fui?
Ella traga con fuerza y deja escapar un pequeño suspiro.
—Vamos a sentarnos, ¿está bien?
Respiro profundamente y la sigo mientras nos sentamos a la mesa. No
recuerdo haber estado allí antes, pero tal vez simplemente nunca lo noté.
No he estado aquí el tiempo suficiente como para conocerlo como la palma
de mi mano. Mi ritmo cardíaco se acelera. Me siento y mis ojos la siguen
mientras se dirige a la cocina y saca una botella de agua y un sándwich del
microondas. Se sienta frente a mí, y no me di cuenta de lo hambriento que
estaba hasta que hizo eso.
—No han pasado años, ¿verdad? —Me río, esperando que mi pregunta 96
salga como una broma, pero se siente como si no hubiera comido en un
milenio. Lucho contra el impulso de solo tragármelo, pero pierdo la batalla
cuando doy una gran mordida. Es carne asada y pavo con mostaza dulce,
mi favorito. La observo mientras ella me observa, su cabeza descansa en la
palma de su mano. Cuando alejo el plato del sándwich, solo queda la mitad.
Ha estado callada mientras esperaba que terminara. Me rasco la parte de
atrás de la cabeza, la tensión comienza a subir—. ¿Cuánto tiempo ha
pasado? Puedo soportarlo.
Ella dobla las manos al frente.
—Casi dos meses.
Asiento, muy bien, dos meses. Siento que mis puños se aprietan
involuntariamente. Dos meses, he estado fuera del juego. Pienso en nuestra
última conversación, el día en que me dijo que me había ido un mes... así
que en total he perdido unos tres meses. Agarro la mesa con fuerza y dejo
salir un largo suspiro de frustración, luego me recuerdo que tengo que
calmarme.
Tres meses, pero la última vez después de todo lo que pasó ¿por qué
desparecí? Cal era el que debería haberse ido luego de intentar matar a
alguien y descubrir que estaba equivocado. ¿Por qué tuve que irme yo tanto
tiempo? Nada de esto tiene sentido. Ella me está observando, esperando a
que responda, y se está apretando su muñeca, un signo de cuando está
nerviosa. Antes de desaparecer me sentía como si estaba en un sube y baja
emocional. Todo lo que sentía era más intenso, la ira, la desesperación, el
enojo, y pasé de uno al otro tan rápido. No me siento así hoy, pero todavía
me siento tan al límite, irritable y tengo que controlarme.
En este momento en particular no importa exactamente el porqué me fui,
sino que estoy de regreso.
Cierto.
—¿Así que Cal ha estado aquí todo este tiempo? —Dejé escapar un
suspiro de frustración y coloco las manos una sobre otra intentando
mantener la calma. Sus ojos pasan de los mías a sus propias manos. Se
acomoda en su asiento.
—No exactamente —dice nerviosa. Mis ojos se entrecierran.
—¿A qué te refieres?
—Cal no ha estado aquí en absoluto porque Collin asumió el control.
—Su rostro está en blanco, pero parece estar ocultando otra expresión... ¿es
preocupación, o es miedo...?
No es nada. Tienes que recordar que no eres el único que está lidiando
con una situación menos que ideal.
—Espera un momento, ¿Collin? —Me sorprendo y me río. Casi olvido
el nombre del tipo. Ella asiente ligeramente. Lanzo la cabeza hacia atrás y 97
me río de nuevo, pero no puedo dejar de sentirme un poco satisfecho de que
no fuese Cal. Más o menos ya sé cómo opera, pero de este Collin no sé nada.
La satisfacción que siento comienza a hundirse cuando me doy cuenta de
que él podría ser peor... o mejor. Me preparo para más respuestas.
—Entonces, ¿qué pasa con él? —Trato de mantener mi voz tranquila—
. ¿También se quiere apoderar de mi vida? ¿Quiere asesinar a alguien? —le
pregunto en broma, pero mi tono es serio.
Ella se acomoda en su asiento. Se mantiene en silencio por un
momento, contemplativa, como si tratara de elegir sus palabras y eso es algo
que realmente nunca la había visto hacer. Lauren suele decir lo que piensa.
—Collin es diferente de ti y de Cal. —Sus ojos siguen pegados a sus
manos, y tarda unos minutos antes de que se muevan hacia los míos. Le
hice esta pregunta antes, pero en ese entonces dijo que realmente no lo
conocía. Casi dos meses le da tiempo suficiente, y siento que mi corazón se
estremece en mi pecho.
Me pregunto si se acostó con este tipo y si le gusta más que Cal y yo.
Eso no es importante en este momento, Christopher.
Christopher. Yo no me digo a mí mismo Christopher. Trato de calmar
mis pensamientos, de acallarlos... ¿Ese tipo está hablando conmigo?
—Chris, ¿te encuentras bien? —Lauren parece muy preocupada.
Trago con fuerza y asiento.
—Sí, estoy bien. —Trato de borrar el ceño fruncido de mi rostro. ¡Estoy
bien, solo que puede que esté escuchando la voz de alguien más en mi cabeza!
Me mira con escepticismo y le sonrío débilmente—. Estoy bien, continúa.
Cuéntame más —le suplico—. ¿En qué... es diferente a mí? —pregunto
nuevamente porque la opinión de Lauren sobre este tipo significa mucho
para mí. Ella realmente logró conocernos a todos de primera mano. Yo solo
puedo escuchar cosas por segunda mano, o con Cal veo algunas cosas de lo
que le sucedió, cuando, creo, le dan ganas de compartir.
—Es inteligente —comienza suavemente. Sus ojos se ensanchan—. No
es que tú y Cal no lo sean.
Me muerdo el interior de mi boca, intentando mantenerme imparcial.
—Continua, no se necesitan las aclaraciones. —Me mira tratando de
ver si estoy diciendo la verdad—. En serio, habla conmigo como si no fuera
yo... o ellos... como si fuera Hillary o Angela. —Sonríe, pero me doy cuenta
que se siente un poco más cómoda y menos vacilante
—Él es muy refinado. Probablemente podrías darte cuenta de eso si
revisaras su armario. —Se ríe ligeramente. Fuerzo una sonrisa—. Está muy
interesado en el trabajo que hace en Corporación Crestfield. Le gusta leer,
no es tan impredecible como Cal, pero... nunca sé lo que quiere...
—¿Qué quieres decir? —Me inclino hacia adelante. Ella encoge los 98
hombros, luego se sienta recta en su silla.
—Contigo y Cal... sé que ambos están en contra... de la integración. Sé
que, si pudieras elegir, lo ideal sería que solo fueras tú. —No puedo negarle
eso. Si hubiera una poción mágica o una píldora, la tomaría en un segundo
para deshacerme de ellos y de cualquier otro que quiera controlar mi vida—
. Pero con Collin, no estoy segura. Dice que quiere que todos ustedes se
integren, y no parece asustado ni se opone a ello en absoluto.
La miro con incredulidad.
—¿Estás diciendo que es neutral?
Ella me mira inexpresivamente.
—Eso creo…
Lucho contra el impulso de reírme. Él es neutral, sí, claro. Si fuera
neutral, me habría dicho hace mucho tiempo que existe.
—¿Entonces estás diciendo que él no tiene interés en ser el último que
quede en pie? —Esta vez no puedo evitar reírme.
—No lo sé. Solo sé lo que él dice. Por lo que puedo ver, si él quisiera ser
el único... está en la mejor posición para eso —dice en voz baja, sus ojos
sobre la mesa. Siento que mi rostro se arruga.
—¿Qué? —le pregunto, incapaz de cubrir mi frustración.
—Él sabe más de lo que está pasando que tú y Cal. Te conté lo que me
dijo, pero después de que estuvo aquí creo él puede que tenga más control
que tú... y Cal... —dice vacilantemente. Me inclino hacia adelante para
asegurarme de que la estoy escuchando correctamente—. Me dijo, que
regresarías —añadió tranquilamente, y mi boca se abre.
Así es como ella sabía que era yo, por eso tenía mi sándwich favorito
listo, y por lo que no lucía sorprendida. Me levanto de la mesa y camino por
la cocina intentando deshacerme de un poco de los nervios dentro de mí. Me
agarro la cabeza.
—Pero no soy doctora, y no sé si está diciendo la verdad. Tal vez solo
adivinó esta vez, o tal vez siempre lo sabe. Necesitas hablar con Helen. Él
programó sesiones para ti cada día de la próxima semana.
—Oh, por lo menos estaré aquí por una semana —digo
sarcásticamente. Veo que su cabeza cae hasta estar contra su pecho y me
doy cuenta que estoy molesto con la persona equivocada. Estoy descargando
mi frustración en ella, y no quiero hacer eso. Le pedí que me contara sobre
este tipo y así lo hizo, y ahora la estoy castigando por ello—. Lo siento,
Lauren. No quise desquitarme contigo. —Me vuelvo a sentar a la mesa.
Me sonríe, pero a medias. Nos quedamos callados por unos instantes.
—¿Cómo estás? —No creo haberle preguntado eso en mucho tiempo.
Sé por lo yo que estoy pasando, pero ni siquiera puedo ponerme en su lugar.
99
Sonríe, pero es forzada.
—Estoy aquí —dice simplemente. La culpa me atraviesa. Tengo que
calmarme por ella y por Caylen.
—¿Dónde está Caylen? —pregunto, y su rostro se ilumina.
—Le pedí a Angie que la tuviera hoy, y la traerá mañana por la mañana.
Cuando Collin me dijo que regresarías, pensé que necesitaríamos hoy para
adaptarnos a todo.
Estoy irritado de que sea él quien le pueda ofrecerle a Lauren una
solución, incluso si es temporal.
—¿Dijo por qué volvería? —Odio lo ridículo que sueno.
—Dijo que necesitabas hablar con Helen para estabilizarte para la
integración.
Pongo las manos una sobre otra juntándolas fuertemente sobre la
mesa.
—¿Saben de él? Dexter…
—Sí. —Me interrumpe. Obvio...
—Así que él es el más inteligente, quien sabe más. ¿Qué más debo
saber? Dos meses es mucho tiempo. —Intento mantener el enojo fuera de
mi voz, pero fallo.
Durante la siguiente media hora, Lauren me cuenta de su itinerario de
trabajo diario, y cómo se reunió con mi madre y que ella no lo odia, lo que
en mi mente significa que le agrada si es que Lauren está intentando editar
sus palabras para proteger mis sentimientos. Dice que él se lleva bien con
Caylen, lo que debería hacerme feliz, pero no es así, pero mantengo mi rostro
inexpresivo para que no sepa que esta conversación me está haciendo sentir
peor en vez de mejor. Indistintamente de cómo me hace sentir, tengo que
saber estas cosas. El conocimiento es poder y estoy hasta abajo en el tótem,
y eso tiene que cambiar.
Me revuelve el estómago pensar en sentarme con Helen, el que ella esté
a cargo de mi tratamiento, de que sepa todos nuestros secretos, pero estoy
empezando a darme cuenta que dejarla fuera y hacerla mi enemiga no es
una buena idea. Me doy cuenta de que verla solo a ella no es lo más
inteligente. Tengo que ver a otro médico. Necesito el apoyo de Lauren, y no
puedo dejarla fuera esta vez. Necesito todo el apoyo que pueda obtener. Si
este tipo tiene todos los recuerdos, yo necesito tener a toda la gente de mi
lado. Tengo a mis padres... mi estómago se cae pensando en esa situación.
Lo bueno es que mi madre vendrá. Incluso si lo arreglo, yo soy su hijo, soy
a quien ella crio. Pienso en mi papá y en nuestra última conversación.
—¿Ha hablado con mi papá? —Puedo ver que la he sorprendido al
referirme a él como mi papá. 100

—No, no lo ha hecho. Cuando estuvimos allí, se mantuvo alejado de él


—dice en voz baja. Junto las manos fuertemente. Tengo que hablar con él,
incluso si el pensar en ello hace que mi sangre hierva. No puedo creer lo que
le hizo a mi mamá, a nuestra familia, a Lisa, bueno, él no le hizo nada a
Lisa, si algo, hicieron las cosas juntos, pero sé sin lugar a duda que, si él
tuviera que tomar un bando ese sería el mío, y voy a necesitar su ayuda.
—Hay algo más —dice mientras se aclara la garganta.
Grandioso.
—Dime —le digo tratando de mantener la voz firme.
—Voy a abrir una galería.
El puño que aprieta mi corazón se afloja.
—¿De verdad? —Estoy impactado.
—Sí, tenemos el lugar. Ya ordené los muebles y tengo a los artistas. —
Parece feliz, pero su voz está en el borde de nerviosa, y no estoy seguro del
porqué.
—Lauren, eso es genial. Vaya. Eso fue rápido.
—Sin embargo, y-yo no lo hice sola —dice temblando, mientras se frota
los brazos. Siento que se arquea mi ceja—. Collin, mmm como que compró
la propiedad e hizo algo del trabajo preliminar —murmura.
Me siento estremecerme.
—Oh. —Es todo lo que puedo decir.
—Yo-yo... no quería mencionártelo, pero, quiero ser sincera contigo.
Que no existan secretos entre nosotros.
No puedo decir que lo que acaba de decir no me afecta. Le compró una
galería y le ayudó a abrirla. Mientras que Cal y yo la volvemos loca, él entra
y se convierte en el tipo bueno.
—Te lo mereces, Lauren. —Camino hacia ella y la abrazo. Se siente tan
bien y huele tan bien como luce. Ella apoya su cabeza sobre mi pecho y se
relaja en mis brazos—. Lamento que tengas que lidiar con todo esto —le
susurro, ella me mira y sonríe.
—Prefiero estar dentro que fuera.
La doy un beso en la frente.
—¿Me extrañaste? —No quería preguntar, pero solo se me salió.
—Claro que sí —me dice, su expresión es tan abierta y sincera.
—¿Estuviste bien mientras no estuve? —Asiente y me alegro de que
estuviese bien, pero no puedo decir que no duele. Cal, suele joder algo
cuando aparece, pero con este tipo...—. ¿Eras feliz? 101
Su sonrisa se desvanece.
—No hagamos esto, Chris. —Se aleja de mí.
—Solo es una pregunta —digo, pero mi voz suena desesperada.
—No hay una respuesta correcta que pueda darte, ¿cierto? —pregunta
sombríamente.
—Quiero que seas feliz. —Lo digo en serio con cada fibra de mi ser.
Ella asiente, con una sonrisa triste en su rostro.
—Pero solo si es contigo ¿verdad?
Casi digo que está equivocada, pero ¿es eso lo que quiero? ¿Solo quiero
que sea feliz conmigo y que sea miserable con ellos? No, no quiero eso ni
para ella ni para Caylen. Pero ¿qué significa eso? ¿Está diciendo que no
importa si es conmigo o no? Siento que mi mandíbula se estremece.
—Eso es lo que pensé —dice en voz baja, pero luce más decepcionada
que enojada, y eso duele más que nada porque no puedo ayudarla.
Demonios, ni siquiera puedo ayudarme a mí mismo—. Tu cita con Helen es
en una hora.
Solía escuchar la palabra integración y solo esperaba que eso
significara que me curaría. Ahora cuando la oigo, mi sangre se enfría.
Antes de que apareciera este tipo, siempre creí que, si llegaba a ocurrir
la integración, quedaría yo al final. Ahora estoy aterrorizado porque si este
tipo sabe tanto, si no está en contra de la integración, sino que quiere que
suceda, ¿qué si soy yo al final? ¿Qué si soy un alter?
No, eso es ridículo.
Sé una cosa. Soy el héroe, y el héroe siempre gana.

****
—Es bueno verte, Christopher. —Helen entra en la oficina. Es diferente
de la oficina en la que solía verla. Esta es más grande, más moderna,
grandes ventanales con vista a la ciudad. También está en el piso
decimonoveno, lo que no ayuda. Intento empujar profundo el resentimiento
que tengo cuando la veo a ella y a Dexter. Creí que lo había superado, pero
cada vez que los veo, siempre vuelve a salir.
—Desearía poder decir lo mismo —le digo acomodándome en la silla en
la que me encuentro. Es más un sofá que una silla, y es demasiado cómodo.
Tal vez sirve para hacerte pensar que solo estás teniendo una simple
conversación con una amiga en lugar de estar viendo a una doctora, o en
mi caso una doctora que deliberadamente me esconde cosas.
—Sí, puedo imaginarme que no estoy en la lista de las primeras
personas que quisieras ver. —No parece ni un poco ofendida por lo que dije.
Se sienta en la silla detrás de su escritorio. Recuerdo que su otro escritorio
era más grande, había más separación entre nosotros—. ¿Por qué viniste? 102
—Porque Lauren dijo que tenía una cita —digo firmemente. Mi plan de
hacerme amigo de Helen tiene un comienzo terrible. No soy de los que
pretenden ni un oportunista. ¿Cómo hago esto?
—Pero eso no significa que tenías que venir, ¿cierto?
Y justo así, ya me molestan las preguntas que hace.
—Estás enojado conmigo —dice puntualmente. Mi reacción inicial es
decirle que no, pero si soy sincero, lo estoy—. Está bien, Chris. Puedes
decírmelo.
Por supuesto que puedo decírselo, pero realmente no importa lo que
siento hacia ella. La necesito si quiero mejorar. Tengo que hablar con ella.
—Pareces estar pensando profundamente. Sabes que este es un lugar
seguro. Nada de lo que digas me ofenderá, y no lo usaré contra ti.
—No entiendo por qué no me dijiste de mi condición. Es como si
estuvieras del lado de todos, de Cal o... de este tipo, de Collin —le digo
claramente.
—Fue una decisión tomada por varias partes y todas quieren lo mejor
para ti. No estabas listo para saberlo en ese momento. Fue una decisión
muy difícil de tomar, pero una que finalmente fue tomada para tu beneficio.
—¿Quiénes eran esas “varias partes”? ¿Mis padres, Dexter o Cal y
Collin? —le pregunto claramente—. ¿Y cómo crees que puedo confiar en ti
después de ocultarme algo?
—Entiendo que sientas que no puedes confiar en mí. Cuando se tomó
la decisión fue un riesgo que sabía iba a tener consecuencias. Sin embargo,
te prometo, a partir de este día, si decides seguir viéndome, no voy a
ocultarte nada. —Su voz es tranquila, casi calmante. Si no la conociera,
posiblemente podría adormecerme para creerle. ¿De qué sirve la promesa de
un mentiroso?—. Sin importar lo que sientas respecto de lo que ocurrió,
puedo ayudarte. Estoy altamente calificada y hago mi trabajo
extremadamente bien. Las cosas han cambiado desde que solíamos vernos.
Estas consciente de tu condición y tienes una base sobre la que puedo
construir. Puedo ayudarte. —Su tono es más directo en lugar del tono
pacificador que usó antes.
Cruzo los brazos sobre mi pecho.
—¿Y qué significa exactamente ayudarme? —le pregunto fríamente.
Ella sonríe como si mi actitud no la molestara.
—¿Qué crees que significa ayudarte?
—Integración. Eso es la solución ¿cierto? —le pregunto.
—¿Es eso lo que quieres? —Su pregunta me toma desprevenido.
—¿A qué te refieres? —le pregunto, enderezándome en la silla. Qué
importa lo que quiera, el plan ya está, la solución ya está, pensé—. Siempre 103
creí que esa era la respuesta, eso es lo que dicen todos los sitios web.
—La mayoría de las personas que sufren de tu trastorno encuentran la
paz con lo que es la integración. ¿Sabes qué es la integración?
—Es cuando todos nos unimos.
—¿Entiendes lo que significa eso? —pregunta, y callo. Realmente no
entiendo lo que eso significa, y eso es lo que me asusta.
—Seremos uno, todos nosotros... —Me aclaro la garganta. El simple
hecho de pensar en ser uno con ellos me aterroriza.
—¿Y cómo te sientes al respecto?
—Sinceramente. —Me río fríamente.
—No tienen sentido estas sesiones si no eres sincero.
—No quiero ser uno con ellos. Quiero ser yo. Quiero saber lo que está
pasando en mi vida sin tener que ser informado al respecto luego de
despertar sin pista de lo que está pasando. No quiero compartir mi vida con
ellos. Si me dijeras que hay una forma de deshacerme de ellos, eso es lo que
yo querría. Si la integración significa deshacerse de ellos y callarlos,
entonces eso es lo que me gustaría que trabajáramos. —Dejo escapar un
profundo suspiro cuando termino.
Ella no parece sorprendida en absoluto por mi estallido, pero supongo
que mi respuesta es normal.
—Ellos eres tú, Christopher —dice esto como si fuera tan simple, y
ruedo los ojos.
—Bueno, no se siente así.
—Comencemos desde el principio. —Saca un iPad y un lápiz óptico, y
gimo.
Si comenzamos desde el principio, estoy condenado porque significa
que esto tomará mucho tiempo. ¿Qué tan lejos está la integración si estamos
al principio?
—El trastorno disociativo de la identidad es...
—Sé lo que es Helen —digo sin ocultar mi frustración.
—Chris, ya que nunca hemos tenido una sesión sobre tu condición, no
sé de dónde viene tu información o incluso si es errada. Sin una
comprensión adecuada de aquello con lo que estás tratando, ninguno de los
tratamientos que usaremos te servirá, así que, por favor, si pudieras...
—Bien —digo en voz baja.
—Como estaba diciendo... —Me sonríe—. La disociación no es anormal.
Todos lo hacen —dice y me burlo.
No recuerdo a mis padres corriendo por todos lados diciendo que se
llaman de otra manera y no recordándolo después. 104
—Puede sonar extraño, pero el soñar despierto es un buen ejemplo. El
desviarse a otro estado de conciencia es disociación. La cuestión es cuando
se vuelve disruptivo, como se ha vuelto el tuyo. Cuando interfiere con la vida
diaria. Cuando un evento traumático le sucede a alguien y esa persona lo
utiliza como una forma de hacerle frente o de bloquear ese evento, cae en la
categoría de convertirse en disfuncional. Hay varias condiciones envueltas
en la disociación. Las cuales he descartado en tu caso. Al principio creí que
podrías estar al borde de un trastorno de personalidad, pero lo descarté
cuando me di cuenta de que tus egos estaban más compartimentados.
—¿Luego de conocer a Cal y a Collin? —le pregunto, y asiente.
—Quiero que entiendas que no hay una persona en esta Tierra que
tenga una personalidad totalmente integrada. Por ejemplo, estoy segura de
que cuando dabas clases te comportabas de una manera diferente con tus
estudiantes a como te comportarías con tus compañeros de trabajo o de
como serías con tus amigos. Otro ejemplo podría ser cuando invitan a
alguien a un evento y dicen que una parte de ellos quiere ir, pero otra parte
quiere quedarse —dice.
—¿Entonces estás diciendo que esas personas tienen DDI? —pregunto
confundido.
—No, lo que estoy diciendo es que una persona con DDI experimenta
eso a un nivel más extremo. Con tu condición las líneas entre las partes de
tu personalidad son más distintivas. Intenta pensar en Cal y Collin como
parte de tu personalidad que se han rebelado, pero siguen siendo tú —dice
suavemente.
—No se sienten como si fueran yo, ni siquiera un poco.
—¿Por qué no?
—Porque son completamente lo opuesto a mí. Al menos Cal lo es por lo
que sé y no sé qué pensar de Collin. No toman ninguna decisión de las que
yo tomaría, y sé que Collin está aún más lejos de ser como soy yo referente
a como hablo y me visto que Cal.
Se inclina hacia delante sobre su escritorio.
—¿Alguna vez has tenido un día en que te despertaste en un buen
estado de ánimo, donde estás de tan buen humor que decides poner un poco
más de esfuerzo en tu apariencia, donde eres más tolerante con alguien de
lo que usualmente le puedes aguantar? ¿O cuando estás de mal humor y la
paciencia que sueles tener es extremadamente más corta? Esos son solo
pequeños ejemplos de lo que estás tratando con un nivel más extremo.
Paso mi mano sobre mi cabeza, y es raro sentir el cabello corto saliendo
de mi cuero cabelludo en lugar del cabello que usualmente está allí.
—Una cosa que me gustaría que hicieras prioridad es no avergonzarte
o apenarte de tu condición —dice suavemente—. Lo que tu mente hizo fue 105
una hazaña increíble. La defensa que creó no solo fue psicológica, sino
neurobiológica. Te protegió de un evento que podría haberte destruido. En
lugar de eso, se ajustó y se modificó para protegerte. El que tu mente sea
capaz de eso es algo que hay que admirar —dice casi impresionada.
Yo no estoy tan impresionado de eso.
—¿Lo que no entiendo es por qué todavía estoy atorado en esto? Si
sabemos por qué sucedió, lo que Cal o yo hicimos cuando era niño, ¿por qué
siguen aquí?
—Tienes que entender, Chris, que tu mente ha estado funcionando de
esa forma por más de veinte años. El pensar que solo por descubrir el motivo
por el que funciona de la forma en que lo hace automáticamente haría que
volviera a ser de la forma en que estaba originalmente no es razonable ¿no
crees?
Empiezo a sentir que mis defensas bajan. Me ha explicado más en cinco
minutos de lo que he podido averiguar por mí mismo en no sé cuánto tiempo.
—Entonces, ¿qué es lo que estoy mirando, Helen? ¿Cuánto tiempo
hasta estar curado?, porque en este instante me siento bastante roto —le
digo sinceramente.
—Lo que no creo que la mayoría de la gente entienda es que la
integración no es un momento mágico en el que todo se junta. Para la
mayoría de la gente es un proceso muy largo al que cada alter tiene que
estar dispuesto, incluyéndote.
Cuando dice eso trago con fuerza.
—Proceso largo... ¿qué tan largo? —Me siento un poco nervioso.
—Podría tomar años —dice suavemente.
Me levanto airado.
—¡¿Años?! —Me río y niego—. No tengo años, Helen. ¡No puedo vivir así
por años! ¡Lauren nos aguantará durante años! —digo frenéticamente.
—Christopher, respira. —Está tratando de calmarme, pero mi corazón
late más rápido de lo que hace un momento. Mi garganta se está secando, y
ese dolor sordo que es familiar se está volviendo más fuerte....

Cal
106
—Christopher, ¿estás bien? —Mi cabeza se siente llena de mierda. Abro
los ojos y mi visión está borrosa. Cuando se despeja, veo a Helen sentada
frente a mí.
—Te equivocaste —le digo moviéndome hacia la silla de su oficina, y me
dejo caer.
—¿Cal? —Le doy un pulgar hacia arriba—. ¿Estás bien? —Se levanta y
se acerca a mí.
—No. Ese idiota me encerró, y nunca me ha costado tanto salir. Mierda,
me duele la cabeza. —Me rasco la parte de atrás de la cabeza y siento el
cuero cabelludo—. ¿Qué demonios? ¿Soy calvo?
—No exactamente. —Se ríe y me da un espejo.
Lo miro.
—Parezco un puto Marín —le devuelvo el espejo.
—¿Qué es lo último que recuerdas?
—Ese imbécil de Collin estaba aquí, y quería hablar conmigo, y yo
quería que él supiera que nuestro trato terminó. De alguna manera me
encerró, y desde entonces no recuerdo nada.
—Él dijo algo sobre eso. —Suspira y me da un agua de la mini nevera—
. ¿Así que no recuerdas nada de los últimos tres días?
—¡He estado fuera de combate por tres días! —Ese pequeño hijo de puta.
—Eso es interesante —dice sentándose sobre su escritorio.
—¡Interesante! Eso no es putamente interesante. ¡Él me la va a pagar!
—Cálmate, Cal. Obviamente no eres exactamente tú mismo en este
instante —dice en ese tono condescendiente que la caracteriza.
—Por supuesto que no lo voy a dejar salir.
Sus ojos se ensanchan.
—No estás acostumbrado a hacer eso, Cal —dice preocupada.
—Ni que lo digas, pero él no va a ganarme. Cabrón. Él tampoco debe
estar acostumbrado a hacerlo. Creo que por eso es que Chris volvió —agrego.
—Me lo estaba preguntando —murmura.
—Collin está fuera de sus cabales, y quiere tomar el control —le digo
enojado. Me mira con incredulidad—. Te estoy diciendo que sí —grito.
—¿Por qué iba a querer hacer eso? —Su estúpido tono paciente me
vuelve loco.
—No hagas esa mierda conmigo, Helen. Te conozco —le recuerdo. Ella
frunce el ceño—. Ha estado en el asiento del conductor por demasiado
tiempo. ¡Te estoy diciendo lo que él va a intentar hacer! Sé que tengo razón 107
porque puedo sentirlo. —Me froto las sienes—. Necesito una aspirina o algo
así. —Sostengo mi cabeza entre mis piernas. ¿Es esto lo que Chris siente
cuando entra y sale? Mierda, esto apesta.
—No creo que la aspirina vaya a funcionar, Cal. No eres lo
suficientemente fuerte como para bloquearlo a él y a Chris al mismo tiempo
—dice y le agito mi mano, pero el martillo que siento como si me golpeara el
cráneo me hace pensar que ella podría tener razón.
—Quiero hablar con Chris —gruño.
—¿Tú quieres hablar con Chris? —pregunta con incredulidad.
—¡Sí! —¿No ve que estoy demasiado adolorido para seguir repitiendo lo
que digo?
—¿No has podido contactarlo?
—Me han bloqueado. No puede oír mi voz. —Zapateo para intentar
distraerme del dolor—. Quiero encontrarme con él. ¿Puedes enseñarle cómo
hacer eso? —Siento que mis extremidades comienzan a temblar.
—Por supuesto —dice—. Parece más abierto al tratamiento, así que
haré todo lo posible.
—¿Cuánto tiempo crees que tomará? —El dolor es tan fuerte que mis
ojos están llenándose de lágrimas.
—No estoy segura, Cal. Sin embargo, estoy preocupado por ti. Nunca
te he visto así.
Tomo un profundo suspiro.
—Graba ahora —le digo—. Solo dame un minuto, pero necesito enviarle
un mensaje a Chris. —Cierro los ojos e intento bloquear el dolor. Oigo que
busca en sus gavetas.
—De acuerdo, avísame cuando quieras empezar.
Respiro profundo unas cuantas veces e intento bloquear y hacer a un
lado el dolor.
—Muy bien, adelante. —Me siento derecho en la silla fingiendo que no
se siente como si hubiera fragmentos de vidrio siendo empujados dentro de
mi cabeza—. ¿Estás grabando? —le pregunto y ella asiente—. Soy yo. La
persona que crees que hizo de tu vida un infierno, ¿cierto? —Me río, tratando
de ocultar el dolor que me está partiendo la cabeza—. Bueno, si piensas eso,
estás jodidamente delirante. Sin mí, Caylen y Lauren no estarían en tu vida.
Probablemente estarías casado con esa perra de Jenna.
—Cal, vamos. Dijiste que te portarías bien —me regaña Helen.
—De acuerdo, déjame ir directamente al grano. Quiero hacer las cosas
bien por Lauren. La dejé una vez porque pensé que estaba haciendo lo
correcto. —Pensar en Lauren hace que sea más difícil concentrarse, pero
tengo que hacerlo. Esto es por Lauren—. Quería que tuviera a alguien mejor
que yo. —Me detengo—. Bueno, no mejor, porque sinceramente, no hay 108
nadie mejor que yo, pero sí alguien más responsable y confiable.
»Alguien que no tenga la carga de mierda que tenemos. —Encojo los
hombros. No ha habido muchas ocasiones en mi vida en las que haya
pensado que alguien era mejor que yo, sino mejor para Lauren que yo. Nadie
podría ser mejor para Lauren que yo—. Nunca quise que Lauren te
conociera. Siempre parecía que todo en la vida era tan fácil para ti. Pensé
que sería más fácil para ella amarte que a mí. Tengo que reírme al
recordarlo, lo gran idiota que fui al no darme cuenta entonces de que la
chica que me tomó por sorpresa pondría mi vida de cabeza, que me haría
enamorarme de ella.
»He estado intentando arreglar cosas por ella. Enderezar las cosas y
darle todo lo que se merece. —Suspiro—. Ella no se merece que peleemos
entre nosotros. Diciéndole que escoja a cada rato. Confundiendo hasta la
mierda a Caylen cuando crezca. Tú eres el responsable. El desinteresado.
Podrías ser un buen papá. Pero Dios, a veces eres un jodido cobarde, hombre
—gruño pensando en lo débil que es la mayor parte del tiempo. Helen me
lanza una mirada de advertencia—. Digo, lo eres, y no puedo dejar a mis
chicas con alguien que actúe como un cobarde —digo inflexiblemente, pero
luego me doy cuenta que necesito que entienda esto. Intento bajarle a mi
tono a un más, si es que es posible—. Quiero darle algo que siempre quiso.
Estoy seguro hasta la mierda que no puedo hacerlo solo.
»Pero quizá los dos podamos. Podemos darle el Príncipe Encantador
que se merece. —Eso fue cursi, pero se lo creerá, y mi niña sí se merece un
Príncipe Encantador. Yo puedo ser su príncipe encantado—. Helen y yo
hemos estado hablando, y estoy empezando a pensar que tal vez esto de la
integración no va a ser una mierda completamente. ¿Qué dices, Chris?
¿Estás dentro o vas a acobardarte? —pregunto directo a la cámara—. Bien,
córtalo —le digo a Helen y me doblo agarrándome la cabeza.
—¿Qué estás diciendo? ¿De repente estás de acuerdo con integrarte?
¿Creí que estabas completamente en contra de eso?
—Muéstrele la cinta cuando pienses que finalmente está listo para
escucharme. Cuando esté listo para que nos reunamos. Esa cinta es solo
para Chris —le digo cerrando los parpados con fuerza. No me queda mucho
porque no puedo retener a Collin por mucho más tiempo.
—Cal, no entiendo lo que estás haciendo.
—¡Prométemelo, Helen! —grito.
Ella me frunce el ceño, pero asiente.
—Bueno. Lo prometo. —Finalmente se rinde.
Mis músculos sienten que están tratando de estirarse alrededor de un
árbol. Respiro profundamente y la miro tratando de ocultar el dolor.
109
—Sigo teniendo ese sueño de Helen, no puedo quitármelo...

Chris
—Ten. —Abro los ojos y veo a Helen delante de mí con una mano
extendida ofreciéndome una botella de agua. Me froto las sienes. Podría
haber jurado que...—. ¿Estás bien? —pregunta.
—¿De qué estábamos hablando? —Podría haber jurado que acababa...
pero no pude ser porque no tendría sentido que sucediese tan rápido.
—Integración, sobre cuánto tiempo puede durar el proceso —dice
tranquilamente y vuelve a sentarse detrás de su escritorio.
—Dijiste años, ¿cierto? —Abro el agua y me la bebo.
—Sí, a veces. Sin embargo, ha habido algunos casos en los que la fusión
ha sido espontánea.
—¿Qué es eso?
—Bueno, se dice que a veces, cuando todas las partes, o alters como
los conoces, están co-conscientes, operando conscientemente de los demás,
entonces la fusión puede gradualmente tener lugar.
—Espera, ¿qué es la co-conciencia? —pregunto ya que es la primera
vez que escucho ese término.
—Es cuando todos están en la misma página, todos son conscientes de
lo que el otro está haciendo. Operan como uno.
—No entiendo.
—Eso significaría no más espacios en blanco. Todos compartirán
recuerdos e información en lugar de cambiar o de irse a dormir cuando el
otro se hace cargo. Todos ustedes se comunicarían y tomarían decisiones
juntos.
—Espera, ¿qué? —pregunto confundido—. Básicamente nos
estaríamos rotando. —Río.
Ella presiona sus labios.
—Eso te puede parecer ridículo ahora —empieza.
—Lo es. Quieres que comparta mi vida con ellos. ¡¿Que todos nos
turnemos?! 110
—Con todos ustedes siendo tan combativos entre sí, puede parecer
poco práctico, pero hay muchas personas que eligen ese camino y
encuentran que funcionan más normalmente de esa manera. Creo que
deberías asistir a un grupo de apoyo. Podrías conocer a otros como tú que
están más avanzados en el tratamiento y escuchar de primera mano cómo
lo manejan.
—¿Por qué estoy escuchando hasta ahora que esta es una opción?
Sus ojos se ensanchan por la sorpresa.
—¿Realmente considerarías la co-conciencia?
—No... digo... solo creo que es algo que debería haber sabido.
—Bueno, la co-conciencia no es una opción hasta que la razón
subyacente para la integración es conocida por todas las partes —explica.
—Y ahora lo sabemos...
—Sí —dice simplemente—. También que todos ustedes tienen algo en
común ahora.
—¿Te refieres a Lauren? —Dejo salir un largo suspiro.
—Por supuesto, todos tendrían que estar en la misma página. Todos
ustedes tendrían que estar de acuerdo... y digamos que apenas vamos en el
nivel uno con eso —añade.
Ruedo los ojos. No veo por qué alguno de ellos quisiera estar co-
consciente conmigo. Ellos son los idiotas que están arruinando mi vida. No
es al revés.
—Lauren me dijo que Collin sabe más que Cal y yo. —Me mira como si
quisiera que haga la pregunta obvia—. ¿Es cierto? —pregunto.
—Así está la situación, Chris. —Sus ojos bajan a su escritorio—. Con
todos ustedes en desacuerdo, no se me permite decirte lo que ellos me dicen
a menos que explícitamente me den permiso para hacerlo.
—Lo siento, ¿qué? —pregunto con incredulidad.
—Mi meta es que todos estén de acuerdo en que yo los trate como uno
solo, pero hasta ahora, nadie me ha dado permiso para hacerlo.
—Estás bromeando. —Pero por la mirada seria en su rostro, sé que no
lo está.
—Es ridículo. ¿Cómo se supone que debes tratarme si no puedes
decirme lo que te dicen?
—Va en ambos sentidos —me interrumpe.
—¿Pero acaso ellos no pueden oír y ver lo que hago? Soy el único que
está fuera. ¡No es justo! Entonces, ¿qué estoy haciendo aquí? —Me levanto
111
disgustado conmigo por pensar que esto me ayudaría, que ella me ayudaría.
Sé que de todos nosotros, probablemente soy el que menos le agrada.
—¡Puedo ayudarte, Chris! —Se levanta cuando estoy a punto de salir
de la habitación.
—¿Cómo?
—Puedo ayudarte a aprender a procesar de mejor forma para que los
cambios no sean tan frecuentes o necesarios. Puedo enseñarte cómo
comunicarte con ellos. Ahora mismo te sientes como si fueras el más débil.
Puedo ayudarte a cambiar eso.
Detengo mi mano en el pomo de la puerta.
—Tu mayor debilidad es que estabas en la oscuridad. Ahora no tienes
por qué estar así. Puedes elegir otra opción.
Capítulo 8

Lauren
Me encuentro sentada enfrente del gran lienzo delante de mí y lo miro
fijamente. Lo mantengo aquí, en mi oficina en la galería, escondido.
Es él.
O ellos. Tres rostros del hombre que amo.
Bueno, en el medio hay un gran espacio en blanco. No sé quién
terminara siendo el día de mañana. Ahora el cuadro ya no está tan
actualizado porque Chris se rasuró la mayor parte del cabello esta mañana.
No es que pueda culparlo. Cuando Collin comenzó a dejárselo crecer, sabía 112
que era algo que tanto Chris como Cal odiarían. Solo que no pensé que lo
cortaría del todo en cuanto regresase. Por lo que entiendo, Chris no recuerda
nada mientras está inconsciente. A veces solo obtiene vislumbres de lo que
sucede.
No puedo imaginarme cómo debe ser eso. El compartir un cuerpo, una
mente con otras personas y ser el último en saberlo todo y el primero en
lidiar con los resultados de sus acciones. Probablemente se siente tan
impotente en todo esto, es la razón por la que no podría mentirle. No después
de todo lo sucedido, todas las mentiras me han dicho, las verdades de las
que las personas pensaron que debían protegerme. Collin me pidió que
confiara en él, que quiere lo mejor para todos, y le creo. Eso pienso. Al menos
eso espero. Es lo que dice y nunca me ha mentido, que yo sepa.
Ayer, cuando Collin me dijo que Chris iba a volver, fue un momento tan
surrealista. ¿Cómo podía saberlo? ¿Cómo puede estar tan al tanto? ¿Es
normal que uno de ellos sepa cosas como esa, y por qué Cal y Collin lo
saben, pero no Chris? No parece justo, pero ¿qué es justo en su caso? Collin
no tenía por qué decirme que Chris regresaría, pero lo hizo y lo aprecio.
También fue algo aterrador porque parecía ser algo tan normal y casual en
él. Collin no parece procesar las emociones como la mayoría de la gente lo
hace, y es refrescante, pero al mismo tiempo también da miedo. A decir
verdad, solo me ha dejado más preguntas.
Entonces se terminó en ¿quiero saber todas las respuestas que pueda
darme? ¿De quién quiero esas respuestas? Tomo un sorbo de agua y tomo
mi lápiz y perfecciono el hoyuelo en la mejilla de Chris. Oscurezco el color
en los ojos de Cal, y creo la ceja arqueada que Collin normalmente tiene.
Miro nuevamente el espacio en el centro. ¿Quién será ese hombre? ¿Qué se
perderá en este proceso? ¿Quedará uno de pie o habrá segmentos de los
tres? Mi teléfono suena y veo que es él.
Chris.
—Hola —dice y no puedo evitar sonreír ante la voz que no he escuchado
en tanto tiempo. La voz de Chris es distintiva, incluso cuando está enojado
o frustrado todavía mantiene cierta calidez, una frescura que es diferente de
la de Cal y Collin—. Estoy afuera de tu galería. —Me levanto del suelo y me
dirijo a la ventana y lo veo de pie allí parado.
—Ya bajo para dejarte entrar. —Tomo la cubierta y la arrojo sobre el
lienzo. Cuando abro la puerta, él está parado allí con una sonrisa tranquila,
y sus verdes ojos brillantes me hacen hacer lo mismo. Me aparto para dejarlo
entrar. Cuando cierro la puerta, puedo verlo observándolo todo.
—Vaya.
—Es hermoso, ¿no? —digo en voz baja mientras estoy a su lado.
—¿Él lo escogió? 113
—Sí —digo sonando incómoda. Odio esta parte. Odio que estemos de
vuelta en el nivel uno, con una tensión entre nosotros por la que luchamos
tan duro deshacer. Echaba de menos a Chris, y es tan loco que aun cuando
conozco mucho a Collin, su falta se siente. Extraño a Cal, y mientras Chris
está parado frente a mí, no puedo evitar pensar en Collin, el hombre que
hizo realidad mi sueño y es lo más difícil de explicar.
—Así que, ¿es Chicago donde piensas quedarte? —Se vuelve hacia mí
y mi corazón se aprieta.
—Bueno... yo solo... pensé que también serías feliz aquí. —Estoy
confundida. Creí que él preferiría estar aquí en vez de Michigan después de
todo lo que sucedió.
—Solo estoy preocupado porque mi madre está allí... —Se calla y
asiento.
—¿Has hablado con ella?
Me pregunto cómo fue para la señora Scott enterarse por Collin de que
Chris iba a regresar. ¿Fue tan surreal para ella como para mí?
—No, he estado con Helen todo el día.
Le miro incapaz de ocultar la sorpresa en mi rostro. Su cita con Helen
fue a la una, y ahorita falta poco para las ocho.
—¿Quieres ver arriba? —le pregunto y él sonríe, pero es un fantasma
comparada a las que me da. Lo conduzco al fondo de la galería y subo las
escaleras que dan a mi oficina.
—Vaya, realmente es grande. —Toma asiento en el sofá gris oscuro que
compré la semana pasada.
—Bueno, lo arregle así para cuando tenga a Caylen aquí o si me quedo
trabajando hasta tarde. —Trato de obligarme a relajarme. Me dirijo a la mini
nevera y tomo una botella de agua. Tengo todo lo que necesito. Hay dos
sofás, mi escritorio, computadora, televisión, los juguetes de Caylen y mis
suministros de arte. Sus ojos se mueven alrededor de la habitación antes de
aterrizar en mí.
—No puedo creer que hiciste todo esto mientras yo estaba fuera. —
Aparto la mirada de él sin saber qué decir. Cómo me sentiría si yo ya no
estuviera y él hubiera seguido con su vida con otra persona... en realidad
eso sucedió. Empujo lejos los pensamientos sobre Jenna—. Me alegro.
Mis ojos se ensanchan por la sorpresa. No esperaba esa respuesta.
—Tu vida no tiene por qué estar paralizada por... nosotros —dice la
última parte un poco obligado. Estoy cansado de tener lagunas como ahora,
dos meses contigo y Caylen y mi familia ya no está... —Su hermoso rostro
está lleno de confusión.
114
Camino hacia él y tomo sus manos.
—Vamos a superar esto. Al final todo va a salir bien. —Le doy mi
sonrisa más convincente. Me mira con una sonrisa tímida en el rostro.
Ahora, eso sí es algo que recuerdo, eso es lo que extraño.
—Helen me dijo que podía ayudarme a tratar de recordar, a no tener
tantos vacíos —dice dudando.
Me siento a su lado.
—Eso sería genial, Chris.
—Solo... odio tener que poner toda mi fe en ella, en cualquier Crestfield
—dice.
Asiento comprendiéndolo completamente.
—Pero después de verla hoy, sentí que había esperanza. No esperanza
de que algún día haya una cura mágica, sino esperanza de que en el
presente puedo llegar a tener algún tipo de control. —Me mira directamente
a los ojos, con una expresión de dolor en su rostro.
Envuelvo mi brazo alrededor del suyo y apoyo mi cabeza sobre su
hombro.
—¿Quieres venir conmigo a mi próxima sesión? —Me incorporo y lo
miro, sus ojos cálidos.
—Por supuesto que lo haría. —Soy incapaz de esconder mi sonrisa.
Él sonríe tan ampliamente que le veo sus dos hoyuelos.
—Solo sé que ella no puede ocultarnos las cosas a los dos. —Se ríe y
sonrío.
Estoy completamente halagada de que me dejará entrar en algo tan
duro y personal. Collin nunca me invitó a ir a sus sesiones.
—¿Tienes suministros de oficina aquí? —me pregunta y yo asiento
señalándole el almacén al otro lado de la oficina.
Se levanta y camina rápidamente hacia ahí. Abre el almacén y lo revisa
rápidamente y empieza a sacar cosas. Las lleva hasta donde estoy sentada
y los coloca frente a mí. Hay un calendario, un cuaderno amarillo, bolígrafos
y postit. Se sienta al lado de esas cosas y me mira.
—Antes de saber sobre mi condición, solía mantener calendarios de los
días que recordaba y los días que no. —Busca el mes en que estamos y lo
marca—. Necesito tu ayuda —dice suavemente, su voz y expresión son
vulnerables.
Trago con fuerza, tomo el lapicero y regreso a tres meses atrás.
—Creo que podemos empezar desde aquí —le digo con una pequeña
sonrisa.
115
Repasamos los días a partir de cuando nos enteramos de lo de Lisa y
su padre. Creo que fue el día en que Collin tomó las riendas. Avanzamos a
través del calendario hasta cuando Cal volvió y el día después, cuando Chris
volvió a estar consciente. Luego continuamos hasta esta mañana. Le
prometo que cuando él no esté, escribiré en el diario para que sepa lo que
ha ocurrido y no se pierda de nada respecto a Caylen o a mí. Prometo que
hasta que esté mejor, me aseguraré de que no se pierda nada. Mientras
observo todos los días que ha perdido, las cosas que no va a experimentar,
la gravedad de la situación, su dolor, su suplica, me golpea como un camión
y me muerdo el labio y me ordeno no dejar salir ni una lagrima.
—Si algo me sucede, ¿me prometes que nunca me olvidarás? —Su
pregunta hace que mi corazón se rompa. Me da una sonrisa juguetona, pero
sus ojos muestran su miedo e incertidumbre.
—¿Por qué dices eso, Chris? —Suavemente acaricio su rostro, y veo el
amor en sus ojos por mí. Él todavía sonríe para mí, y es juguetón, pero sus
ojos lo delatan—. ¿Te dijo Helen algo? —le pregunto y se inclina hacia atrás
en el sofá.
—No, ella no, pero... con la aparición de este tal Collin y el hecho de
que sepa tanto... no es como si yo estuviera en una pelea justa. Estoy contra
un equipo de relevo y mis manos están atadas a la espalda —dice
ligeramente, pero puedo sentir el peso de sus palabras.
—Nunca podría olvidarte. N nunca elegiría hacerlo, y eso no es algo
para que te preocupes. —Sus ojos me sonríen, y envuelvo mi brazo alrededor
de él e inhalo su olor, y luego siento sus brazos a mi alrededor.
Ignoro lo duro que mi corazón late y la sensación de picazón en mi
pecho porque realmente no tengo ni idea de si hay algo de qué preocuparse.
Lo que sí sé es que sin importar lo distintos que pensé que Cal y Chris eran,
con Collin añadido a la mezcla, ya no parece como si estuvieran rotos, sino
más bien como si hubieran sido hecho pedazos. Lo que me asusta es si
alguna vez podrán ser reunidos de nuevo.

****
—¡Christopher! —grita mi madre incluso antes de entrar
completamente a la casa. Salta a mis brazos apretándome como lo hacía
cuando yo era un niño. No sé quién abraza a quien, con más fuerza, si yo o
ella—. Estoy tan feliz de verte, mi niño —dice luego de que la bajo.
Con solo el hecho de que esté aquí, hace que me sienta mejor, como si
las cosas no fueran imposibles y que puedo superar lo que sea. Si ella pudo
sobrevivir al cáncer, yo puedo superar esto. Me recuerdo que tengo personas
de mi lado. Aun si Cal y Collin tienen los recuerdos y si Helen dice la verdad
y puedo empezar a estar más consciente cuando intentan tomar el control,
si puedo detener el que cambiemos, tal vez no necesitaré que nos 116
integremos. No me creo ni por un segundo que eso sea lo que cualquiera de
ellos quiera, sin importar lo imparcial que Collin pretende ser.
—Me alegra verte, mamá. —No puedo contener la sonrisa en mi rostro.
Cierro la puerta tras ella, y me mira como si yo fuese su logro más preciado.
Luce bien, sus ojos están vibrantes, y la calidez que siempre he sabido que
tiene sigue allí. No estaba seguro si lo que mi padre hizo con Lisa apagaría
su luz.
—Vaya, mírate.
—No era exactamente mi estilo. —Me río y ella sonríe.
—Te cortaste el cabello. —Se ríe, y me lo froto tímidamente.
—Él tenía una cola de caballo, mamá —murmuro, y ella se quita el
abrigo.
—Me gusta, se te ve bien. —Coloca su abrigo sobre el respaldo de la
silla—. ¿Quieres que te lleve a tu habitación?
—¿Dónde están Caylen y Lauren? —Hace a un lado mi pregunta
—Lauren fue a recoger a Caylen de la casa de su amiga Angela. Ella se
quedó cuidándola luego de que Collin le dijese a Lauren que yo iba a volver.
—Su sonrisa se apaga cuando digo su nombre—. ¿Qué te dijo cuando te
llamó?
Deja escapar un pequeño suspiro.
—Collin, es muy educado, lo admito. Tiene modales impecables. —Se
ríe, y no puedo evitar fruncir el ceño—. Me pidió que viniera a ayudarte
cuando volvieras, y estoy muy contenta de que lo haya hecho. Te he echado
mucho de menos, Chris. —Toma mi mano en la suya.
—Supongo que llamarte fue lo único bueno que hizo —admito. Luego
me río—. Oh espera, le compró una galería a Lauren, es asombroso en su
trabajo y nadie tiene nada malo que decir de él. —Me río amargamente.
Ella frunce el ceño.
—Christopher, yo no tengo nada malo que decir de cualquiera que
ayude a mantener tu vida en orden —lo dice de una manera que me hace
sentir como si estuviera cinco años otra vez—. ¿Cómo estás? ¿Respecto a
todo?
—Estoy lidiando con eso. El averiguar que realmente soy un Crestfield
y lo que paso con mis padres biológicos, todavía no parece exactamente real
—le digo y ella me aprieta con fuerza la mano—. Pero estoy más preocupado
por ti —le digo sinceramente.
Sonríe ligeramente.
—No puedes preocuparte por mí, hijo. Soy una luchadora y siempre
estaré bien, lo sabes —intenta tranquilizarme 117
Sé que es una luchadora. La vi ganarle al cáncer, pero todavía puedo
ver la tristeza escondida detrás de sus ojos. Ella es mi madre, y quiero que
esté bien.
—Eso no significa que no se te pueda lastimar. —Me sonríe apretando
los labios, se pone de pie y suavemente me toma los hombros.
—Todos vamos a experimentar dolor en esta vida, hijo. El truco es no
dejar que eso cambie lo que somos, que nos inmovilice. No puedes dejar que
el dolor defina quién eres. —Me aprieta los hombros y luego se va a la cocina,
sus ojos escanean el contenido—. Puedo trabajar con esto. —Me da una
amplia sonrisa y toma varias cosas del refrigerador
—Entonces, ¿estás bien? —le pregunto sintiéndome como que estoy
siendo sobreprotector, pero tengo que saber que está bien.
—Estoy mejor de lo que pensé que estaría —me dice mientras coloca
las cosas sobre el mostrador. Dos meses es el tiempo que no estuve, y he
visto que muchas cosas pueden cambiar en cuestión de días, ya no se diga
en dos meses.
—Entonces tú y papá... —Callo y ella me mira.
—Él sigue en la casa. —Se entretiene con la comida, y
acostumbrándose a los gabinetes. No tengo idea de dónde están las cosas
como para poder decírselo
—¿Y estás de acuerdo con eso?
—Es la casa de tu padre. —Me da una media sonrisa mientras coloca
la tabla de cortar y comienza a pelar una patata.
—Mamá, ¿le perdonaste lo que hizo? ¿Todavía están juntos? —le
pregunto con urgencia. Deja de pelar la papa y me da toda su atención.
—Es más complicado que eso.
—Si quieres puedes dejarlo, mamá. No tienes que quedarte con él por
mí culpa. —Lo digo con todo lo que hay en mí. Odiaría que mi mamá se
sintiera obligada a estar con él después de todo lo que hizo, después de las
mentiras que le dijo, de cuánto nos lastimó.
—Por supuesto que no, Chris. Eres un hombre adulto con tu propia
familia —bromea, pero yo no puedo sonreír.
—Sabes lo que quiero decir, mamá —le digo y me froto la parte trasera
de la cabeza
—Sin importar lo que sea que termine sucediendo entre tu padre y yo,
es importante para mí que no lo odies. —Me toma la muñeca, y la miro—.
Sé que lo que hizo fue terrible, y egoísta, y para algunos, imperdonable...
¿Para algunos, imperdonable? Para cualquiera debería de ser
118
imperdonable. Él se acostó con mi mejor amiga y la dejó embarazada. ¿Cómo
podría alguien simplemente perdonarlo? Paso mi mano por mi cabeza y dejo
salir un profundo suspiro. Ayer me dije que eventualmente tendría que
arreglar las cosas con mi papá, pero no porque quiera perdonarlo, o porque
se merezca que lo perdone. La única razón es porque lo necesito, necesito
tanta gente de mi lado como sea posible, y sé que odia a Cal y que
probablemente odiará a Collin. Lo único en lo que puedo estar seguro de él
es que estará de mi lado, pero al oírla decir estas cosas, hace que me
pregunte si siquiera puedo llegar a hablar con él sin querer darle un
puñetazo en el rostro.
—Él es tu padre. No quiero que lo castigues por mi culpa —dice con
firmeza. Sus ojos se nublan de una tristeza que no vi antes, y esa tristeza
no hace que lo quiera perdonar tan pronto—. Él te ama tanto, y no hay
excusas para lo que hizo, pero sé que no quería lastimarte.
Niego.
—No creo que pueda perdonarlo. Cada vez que pienso en ello, no me lo
puedo sacar a él ni a Lisa de la cabeza. —Ella cierra los ojos con fuerza,
como si acabara de apuñalarla en el pecho e inmediatamente lamento lo que
acabo de decir—. Lo siento, mamá.
—Siempre voy a criticar a tu padre por tratar de esconder lo que pasó
y porque eso te afectó de la manera que lo hizo —dice en voz baja.
—No se trata de mí. ¡Él te lastimó, te mintió!
—¡Lo sé, Chris! —Su voz es tensa, pero no se rompe. Ambos soltamos
un suspiro que nos limpia—. El perdonar no es fácil. —Deja escapar otro
suspiro—. No es un momento mágico donde todo tu enojo y dolor
desaparecen. Es algo en lo que tienes que trabajar todos los días. —Puedo
ver que su barbilla tiembla, y me siento como idiota por recordarle esto.
—Lo siento. No debería haber dicho nada. —Siento una sensación de
ardor en mi garganta.
—No, está bien. No podemos pretender que esto no sucedió. Lo
atravesaremos hasta llegar a superarlo —dice con una sonrisa a pesar de
estar al borde de las lágrimas. Me abraza suavemente, y le devuelvo el
abrazo. Una pequeña parte de mí desea que Lisa nunca me hubiera dicho
lo que pasó, pero algunas veces quieres salir de la oscuridad, pero cuando
ya no están en ella, la luz es tan brillante y quema.

****
—Hola, hola —grita Lauren cuando regresa a casa, justo cuando mi
mamá y yo estamos por terminar el desayuno.
—¡Princesa! —grita mi madre cuando Lauren entra cargando a Caylen.
Ha crecido desde la última vez que la vi. Su sonrisa es grande y brillante y 119
me hace sonreír. Tiene una galleta en su boquita que ahora tiene dos dientes
y que no tenía antes. Mi madre comienza a correr hacia ellas, pero se detiene
cuando recuerda que no la he visto en meses. Lauren se acerca a mí con
una sonrisa que coincide con la de nuestra hija y me la entrega. Se viene
sin problemas y me golpea con la galleta.
—Hola, Cay. —Me ofrece su babeada galleta, y la beso en la mejilla,
para luego darle vueltas haciendo que se ría—. ¿Me extrañaste, Cay? —le
pregunto y ella asiente, todos nos reímos—. Te extrañé tanto. —La beso en
la frente.
—Ustedes se ven tan lindos. Tengo que tomar una foto. —Mi mamá
agarra su cámara—. Sonrían en grande —nos dice y sería más difícil para
mí no sonreír.
Toma más que unas cuantas fotos
—Entra ahí, Lauren. —Empuja a Lauren hacia nosotros. Nuestros ojos
se encuentran, y no puedo ver la alegría que brilla en ellos. Apoya su cabeza
en mi hombro, y tomamos otra foto
—Asegúrate de enviármelas, mamá.
—A mí también —añade Lauren.
****
Mi mamá nos echa felizmente de la casa luego de que Lauren y Caylen
desayunan. Lauren y yo nos dirigimos a la oficina de Helen por mi cita.
Queda a solo quince minutos a pie desde el edificio de Lauren, y para ser
abril en Chicago, estamos a más de setenta grados Fahrenheit, lo cual ella
considera es el clima mágico de la temporada. El sol brilla y hay una energía
excitante en el aire sobre las cosas buenas que vendrán. El clima alegra mi
estado de ánimo lo cual necesito luego de lo de anoche. Fue difícil ver la
galería que Collin le compró a Lauren y aunque me hizo sonreír por lo feliz
que ella estaba, también me dio ganas de vomitar al mismo tiempo. Es
increíble el espacio, la iluminación y no queda demasiado lejos de la casa.
Ella ya termino la decoración y el trabajo base y se abrirá pronto. Sus sueños
están tomando forma justo frente a mis ojos y nunca antes me había sentido
feliz por alguien más en mi vida, pero al mismo tiempo, sinceramente me
molesta.
Pese a que no lo dijo, sé lo mucho que le encanta y cuánto aprecia a
Collin por dársela. Vaya que él hizo que Cal y yo pareciéramos bastardos
egocéntricos. Mientras que todo lo que nosotros hemos hecho es volverla
loca, él le dio algo que ella podía llamar suyo, un lugar al que pudiera
escapar y ella siempre le va a atribuir eso. Abrirá en tres semanas y no
puedo evitar pensar que quien ella quisiera que esté ahí con ella es él
—¿Cómo van las cosas con tu mamá? —me pregunta sacándome de
mis pensamientos. 120

—Me alegro de que esté aquí. —Meto las manos en mis bolsillos y las
vuelvo a acomodar. Lauren me mira con curiosidad—. Estos casi se sienten
demasiado pequeños, lo que es raro porque son de mi tamaño. —Me siento
un poco avergonzado, y ella sonríe divertida.
—Son skinny, Chris. Se supone que son así.
—Debí haberle pedido a mi mamá que me trajera mis pantalones de la
casa —murmuro, y ella se ríe.
—Podemos ir de compras más tarde, busca algo que sea más de tu
estilo. —Sonríe tan hermosamente como el día que la conocí.
Me rasco la parte de atrás de la cabeza. Odio parecer una peste o ser
difícil de complacer, pero la mayoría de la ropa en su armario no es algo que
me pondría. Es bastante fácil distinguir de quién es qué ropa. Sé que a Cal
le gustan todas las cosas oscuras, la mayoría de su ropa es de varios tonos
de gris y negro y todo lo demás tiene una etiqueta de diseñador adjunta. La
ropa de Collin es de moda, ninguna es de colores sólidos, y no hay ni una
camiseta a la vista y el material parece demasiado costoso como para usarla
—No, parece un desperdicio de dinero. Puedo hacer que mi madre me
envíe algunas de mis cosas cuando regrese a casa.
—¿Cuándo fue la última vez que compraste ropa nueva?
—Como.... hace dos años... creo —le digo y se ríe.
—Creo que puedes permitirte derrochar un poco —se burla y desliza su
mano en la mía.
Es tan sutil que hace que mi corazón dé un brinco. Había olvidado lo
que se sentía simplemente tomar su mano, pero instintivamente la
mantengo en la mía. Se siente bien. Ayer, después de nuestra charla, nos
quedamos dormidos en la galería uno al lado del otro, pero había espacio
entre nosotros o más como los fantasmas de las múltiples personalidades
pasadas.
—Sabes, nunca nos hemos sentado y revisado tus finanzas.
—¿Te refieres a cuentas bancarias?
—Sí, tus cuentas, las acciones que posees, todo es tuyo.
—Apuesto a que mi nombre no está en nada. —Me río, y el más pequeño
de los ceños fruncidos aparece en su rostro—. Lo siento. No quise seguir
haciendo que las cosas fueran más duras.
—No, está bien. Nunca pensé en eso —dice suavemente—. Creo que es
importante que veas lo que tienes disponible. Esta también es tu vida, y
puede ponerte las cosas en perspectiva en cuanto a lo que te gustaría hacer.
Tal vez si quieres podrías volver a la universidad, abrir tu propio negocio,
comenzar una ONG. —Encoge los hombros mientras me sonríe
brillantemente—. Con todo lo que pasó cuando Cal se fue, nunca aproveché 121
la posición en la que me dejó. Perdí mucho tiempo, enfadada y sí,
probablemente era necesario, pero... no quiero eso para ti. —Se detiene y la
miro a los ojos y veo lo sincera que es.
La beso en la frente y la abrazo fuertemente, y dejo salir un suspiro de
alivio cuando me corresponde el abrazo

****
—Buenas tardes, señor Scott. La doctora Lyce tiene una llamada
telefónica, pero después de eso, estará con usted —nos dice la recepcionista
de Helen. Es cálida y amable como si me conociera, pero no me conoce a mí.
Los conoce a ellos... o supongo que probablemente le contaron sobre mí. Es
raro que un extraño sepa de mi condición.
—Puede hacerle saber que Lauren se unirá a nosotros en nuestra
sesión —añado y sus ojos se ensanchan por la sorpresa.
—Ah, de acuerdo. Me aseguraré de hacérselo saber —me promete con
una sonrisa. Dejo el escritorio y tomo mi asiento al lado de Lauren quien me
está sonriendo ampliamente.
—¿Cuánto quieres apostar a que Helen se enoja cuando descubra que
voy a entrar?
—Bueno, va a tener que aguantarse —le digo encogiendo los hombros.
—Gracias por compartir esto conmigo, Chris.
—No hay secretos entre nosotros. No quiero que existan jamás. —
Lauren sonríe aún más, y creo que esto podría estar cerca de superar el gran
gesto de Collin de comprarle la galería.
—Christopher, ella está lista —me llama la recepcionista. Me levanto y
Lauren vacila por un segundo
—Vamos —le digo y ella sonríe otra vez y me sigue al despacho de
Helen. Helen se sienta detrás de su escritorio mientras entramos. Si está
sorprendida o molesta, no lo demuestra. Lauren cierra la puerta detrás de
nosotros.
—Me alegra tanto verte otra vez, Christopher. También a ti, Lauren —
dice mientras nos sentamos.
—Siempre es un placer, Helen. —El tono de Lauren está al borde del
sarcasmo y eso hace que sonría.
Helen pregunta si queremos algo de tomar y ambos declinamos.
—Bueno, ¿entonces comenzamos de una vez?
Lauren se frota los muslos y yo me pongo cómodo en la silla. Esta es la
primera vez que estoy tan animado como nervioso antes de una sesión.
Antes, cuando creía que mi problema era meramente neurológico, solía
sentir solo temor cuando iba a ver a Helen.
122
—¿Cómo te sientes hoy? —Trago con dificultad y le sonrió a Lauren.
Dejo salir un pequeño suspiro y me preparo para ser de mente abierta. Me
he acostumbrado tanto a estar en guardia con Helen, pero con Lauren aquí,
me recuerdo que tengo refuerzos y aún más importante, que necesito
intentar hacer que esto funcione por ella y por nuestra mi hija.
—Mejor de lo que pensé que estaría. Pude ver a mi madre esta mañana.
—Eso es grandioso. ¿Cómo te sentiste al verla nuevamente?
—Siempre es bueno ver a mi mamá.
—La señora Scott es grandiosa. Ella nos a ayuda con todo —explica
Lauren.
Helen vuelve su atención a Lauren.
—Cuando dices con todo, ¿te refieres a las transiciones de Chris? —
pregunta Helen puntualmente.
Miro a Lauren quien asiente.
—¿Te pone incomoda decir la palabra transición, Lauren? —Lauren
hace una pausa por un momento y me mira.
Yo volteo a ver a Helen inseguro de si el que yo la mire la pone nerviosa
—No incomoda solo… —Se acomoda en su asiento—. No estoy
acostumbrada a decirla —responde Lauren encogiendo los hombros.
—Es perfectamente razonable el referirse a lo que está pasando por lo
que es. Una de las cosas en la que me gustaría que trabajaran es en no
sentirse avergonzados o apenados sobre lo que está pasando. —Helen nos
mira a los dos.
—No me avergüenza su condición —dice Lauren con la voz algo tensa.
—No dije que lo estuvieras —contesta Helen rápidamente.
Trago con fuerza, sintiendo que se enrojece mi rostro.
—No te culparía si lo estuvieras, Lauren. Yo me siento avergonzado —
admito.
—Admitirlo es realmente un buen paso —dice Helen.
—Chris, no estoy avergonzada de tu condición —dice Lauren
firmemente.
—Christopher, ¿por qué te sientes apenado? —me pregunta Helen.
Permanezco callado por un momento
—No es normal.
—En nuestra última sesión discutimos que la disociación es algo que
todos hacen solo que con distintos niveles —me recuerda Helen y asiento.
Ella mira a Lauren.
123
—El soñar despierto es un ejemplo de ello.
—Lo sé, pero ellos no tienen este desorden —le digo.
—Así que no es el hecho que te disocias. Es más, la falta de control con
el hecho de que no recuerdas tus acciones mientras estés disociado —dice
y asiento—. Y vamos a estar trabajando en ello.
—¿A qué te refieres? —pregunta Lauren.
—Hay muchas técnicas que Christopher puede utilizar que le pueden
ayudar a tener más control al desasociarse y estrategias que vamos a estar
empleando para que él esté consiente —le dice Helen con una pequeña
sonrisa
—Eso es increíble —dice Lauren con entusiasmo.
—También, puedes ser su compañera y ayudarle al asegurarte de que
cuando se desasocie, se le recuerden las cosas que olvidó. Discutimos eso
en nuestra última sesión —dice Helen, y veo que la sonrisa de Lauren
tiembla un poco.
—Hablamos de eso ayer, del calendario, y el diario —le digo y ella
asiente.
—¿Estás incomoda con eso? ¿El compartir con Chris las cosas que
ocurren cuando no está?
Veo a Lauren comenzar a apretarse la muñeca, lo que la delata cuando
está nerviosa o incomoda.
—Todo lo que pueda hacer para ayudar lo haré —contesta, pero su voz
tiembla.
—¿Eso te pone incomoda? —pregunta Helen.
Ella definitivamente luce incomoda.
—¿Por qué sería incomodo? —dice firmemente, con sus ojos sobre
Helen.
—Solo sería incomodo si sigues viendo a Chris, Collin, y a Cal como
entes separados.
—Pero así es como ellos se ven —contesta Lauren suavemente. Sus
mejillas se han puesto rosadas.
—Nuestra meta es hacer que Chris supere eso. Ya que solo es una
muleta —dice Helen severamente.
Lauren me mira.
—Le he explicado a Chris que ellos son distintos lados de su
personalidad. No son personas distintas y para poder seguir adelante en su
tratamiento, él tiene que entenderlo. —Ahora la mirada de Helen está
dirigida hacia mí.
Lauren y yo nos vemos el uno al otro. Teníamos cierta idea de que
controlaríamos estas sesiones y seríamos un equipo de relevo contra Helen, 124
pero justo ahora se siente como si fuéramos niños sentados en la oficina del
director.
—Eso haría las cosas más fáciles para ustedes dos. Especialmente para
ti, Lauren —dice con su atención puesta nuevamente en Lauren, quien se
ha hundido en su asiento—. ¿Te sientes incomoda al ser íntima con
Christopher y con Collin? —pregunta Helen y mi boca se abre.
El rostro de Lauren ahora esta rojo, y sus ojos le lanzan dagas a Helen.
Ahora yo también estoy viendo a Lauren. ¿Se siente culpable estando
conmigo? Nunca creí que lo estaría porque soy el verdadero. Puedo entender
que se sienta culpable sobre Collin, lo cual debería sentirse si lo hizo con él.
—¿Dormiste con Collin? —Las palabras salen rápido de mi boca.
Ella me mira, con la culpa escrita en todo su rostro, e intento esconder
mi molestia, y mi decepción.
—Te fuiste dos meses, Chris… —dice y mi mandíbula se aprieta.
—Estas son las cosas que pasaran si sigues diferenciándote de ellos,
Christopher. —Lauren se voltea hacia mí, pero yo mantengo mi mirada sobre
Helen
—¿Te sientes culpable por acostarte conmigo? —le pregunto, y ella se
voltea hacia mí con ojos ensanchados y llenos de confusión. Esta confundida
lo cual contesta mi pregunta. Me río, incapaz de esconder la amargura y
descanso mi cabeza en las manos.
—¿Acaso no fue tu cuerpo, Chris? —pregunta Helen.
No le contesto. Sé cuál es su punto, pero eso no me ayuda a sentirme
mejor. El hecho que se sienta culpable por dormir conmigo es más el
problema que ella durmiendo con Collin.
—Tenemos grandes problemas.
—No es que me sienta culpable —dice Lauren con la voz llena de culpa
—¿Después de todo lo que él ha hecho, le sigues siendo fiel? —le
pregunto y ella baja la cabeza hasta su pecho y yo meneo la mía ante cómo
han resultado las cosas.
—Creo que ambos no están entendiendo el punto por el que saque esto
a colación —nos interrumpe Helen.
—¿Cuál era el punto de esto, Helen? —pregunta Lauren cortantemente.
—A menos que tomes un voto de celibato, este es un problema en el
que tienen que trabajar —le dice Helen empáticamente.
—¿Podría hablar contigo en privado, Helen? Solo un segundo —pide
Lauren suavemente—. Si no te importa, Chris.
—Toma todo el tiempo que necesites. —Necesito aire fresco. Antes de
salir de la habitación. Volteo a ver a Lauren quien está viéndome con una
mirada que dice lo siento. No quiero sus disculpas, y tampoco quiero que se 125
sienta culpable. Cal o Collin no se merecen la culpa de nadie.

Lauren
El instante en que Chris cierra la puerta siento que se libera mi pecho.
Me levanto de mi asiento y me paro frente a su escritorio.
—¡Por qué me preguntaste eso frente a él! —le grito a Helen.
—Lauren, es importante que todos ellos estén en la misma página sobre
ser íntimos contigo, de otra manera seguirá habiendo un conflicto el cual
nunca permitirá que se integren.
—¿Acaso no hay niveles o pasos a seguir? ¡No puedes simplemente
sacar al elefante cuando tienes a dos personas intentando resolver este puto
rompecabezas! —le espeto.
—Cuando viniste hoy, asumí que él sabía cómo te sentías. Uno no invita
a alguien a su sesión de terapia cuando estás caminando de puntillas.
Me río sintiendo amargura subir por mi pecho.
—De eso se trata esto ¡me estás castigando por venir con él!
Ella deja salir un largo suspiro y un aura de calma la rodea, mientras
que yo siento que estoy corriendo un maratón.
—No estoy aquí para castigar a nadie, Lauren. Estoy aquí para
ayudarte a ti y a tu esposo a vivir de la mejor manera posible.
—Bueno, pues lo que acabas de hacer no va a ayudar en nada.
—Sí lo hará si ustedes dos enfrentan esta situación directamente en
lugar de evadir los problemas que van a dificultar su progreso —contesta.
Dejo salir un profundo suspiro y me vuelvo a sentar—. Entiendo por qué te
enojas. Sin embargo, ¿realmente crees que este problema va a ser el final de
ustedes después de todo lo que han enfrentado?
—Claro que no, pero no facilita las cosas —murmuro.
—Cal y Collin comparten la conciencia —dice y mis ojos se ensanchan.
—Así que Cal sabe todo lo que paso con Collin… —Ella asiente antes
de que termine mi pregunta. Meto las manos en mi cabello. Bueno, eso
seguro que será maravilloso cuando Cal decida aparecer—. Estoy
enamorada de este hombre. Una persona no me importa cómo se llame a sí
mismo o cómo decida comportarse en determinado día. No debería sentirme
126
avergonzada de dormir con mi propio esposo… pero lo hago. ¿Cómo dejo de
sentirme de esa manera? Sé que Chris y Cal van a enojarse, pero ¿acaso
merezco su enojo cuando técnicamente estoy con mi esposo?
—Primero lo primero, no puedes vivir una vida distinta con cada uno
—dice y me quedo perpleja por lo que quiere decir—. Sin importar en quién
transiciones, tienes que tener una vida consistente. Tienes que mantenerte
la misma persona con cada uno.
—Ahora intentó hacer eso —le digo y ella me mira con incredulidad.
—¿Lo haces? —Cuando pregunta eso, hace que automáticamente
dude—. No eres la misma con Chris que con Collin y con Cal. Te he visto
con los tres, y acomodas tu comportamiento de acuerdo a cada uno. Mimas
a Chris, pareces ser más reservada con Collin, y explotas con Cal —dice y
me quedo sin habla—. Todos te aman, Lauren. Tienes mucho más poder de
lo que te imaginas. —Me mira directamente a los ojos, y me río ante eso.
—No me siento poderosa. —Coloco el rostro en mis manos
—Si les dices lo que acabas de decirme y permaneces firme, ¿qué más
opción tendrán más que aceptarlo? ¿Crees que te van a dejar si te rehúsas?
—Sonríe Helen. No, pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
—Sí tengo una pregunta para ti, Lauren. —La miro sorprendida. ¿Ella
tiene una pregunta para mí? Qué linda—. Cuando Collin estaba aquí… o
Chris en su caso, ¿alguno de ellos habla dormido?
—Uhm… no, no que me acuerde, pero usualmente se levantan antes
que yo. —Me pregunto qué habrá hecho para que haga una pregunta como
esa.
—¿Nunca te han despertado con una pesadilla?
—No que me acuerde. ¿Por qué es eso importante?
—Simple curiosidad —dice simplemente, y ruedo los ojos como si
alguna parte de esto fuera simple—. Voy a traer de regreso a Chris y le pediré
que diga cómo se siente. Quiero que permanezcas firme en cómo te sientes,
sin importar cuál creas que será su reacción. —Su voz es calidad y calmada,
pero no calma el tornado de emociones que dan vueltas dentro de mí.
Puedo hacer esto. Puedo decirle a Chris que lo amo, todo él, y que no
veo por qué no puedo acostarme con cada una de sus versiones. Tengo el
presentimiento que esto no va a salir bien
—Jennifer, por favor dile al Sr. Scott que ya puede entrar.
—Enseguida —contesta la recepcionista.
Los músculos en mi estómago se tensan. Chris entra y su expresión
está en blanco. Sus ojos parecen profundos pozos de tristeza, y me siento
terrible por haberlo causado. Helen no lo entiende, ella hace que parezca
tan simple, que yo puedo ser un dictador y que sus sentimientos no 127
importan. Me importa cada parte de este hombre. No quiero que ninguno de
ellos sufra o esté molesto conmigo. Solo quiero paz. Solo quiero que mi
esposo me ame y poder ser capaz de amarlo también. Él se sienta tenso, tan
distinto a cuando entramos, y me siento aterrada de que vayamos a salir
como oponentes. Solo puedo culparme a mí misma. Debí haber hablado con
él sobre esto, y lamento que Helen lo haya sacado en nuestra primera sesión.
—Gracias por permitir que Lauren hablara conmigo a solas. —Helen le
sonríe y sus ojos lo estudian. Su cuerpo esta rígido, y desearía poder leer su
mente. Me pregunto qué pensara de mí, probablemente soy una zorra
desleal, una esposita cachonda que se satisface durmiendo con tres
hombres distintos cuando no es para nada cierto. No, no puedo creer eso.
Chris nunca pensaría algo como eso. Si acaso, yo le he herido realmente, y
aun peor, le he roto su corazón.
Él es la misma persona. Es la misma persona. Tengo que seguir
repitiéndomelo mientras respire profundamente y le ruego a mi corazón que
vaya despacio y a mi voz que no tiemble. Me muevo hacia él, pero ni siquiera
me mira. Mi corazón decae y desearía que hubiéramos hecho esto anoche,
cuando estábamos los dos en mi oficina. Con la suave luz romántica, y la
calma con la que él me sostenía y yo descansaba sobre él, hubiera sido un
escenario muy distinto. En su lugar, estamos a lados opuestos en el sofá de
Helen como audiencia.
—Chris —hablo más suave de lo que pretendía, pero espero poder
penetrar la dura pared que ha colocado entre nosotros. Él me da una mirada
de reojo, con los brazos cruzados sobre su pecho, y sus labios apretados en
una línea. Está molesto, no puedo evitar sentirme más ansiosa y nerviosa
de que lo que me sentía antes—. Te amo —le digo sinceramente y con todo
mi corazón, y su cabeza se voltea ligeramente hacia mí—. Nunca he dejado
de amarte —continúo, mis ojos voltean hacia Helen y siento que los nervios
me suben por la espalda.
Esta es una situación tan extraña, me refiero a tener que hacerlo
enfrente de Helen que está observándolo todo
—Nunca haría intencionalmente nada para lastimarte, pero tienes que
entender que quiero amar a cada parte de ti —le ruego, pero puedo ver que
le he perdido por el gruñido que deja salir. Me froto los hombros sintiendo
una montaña de estrés comenzando acampar sobre ellos—. ¿Chris, podrías
mirarme por favor? —Puedo escuchar la desesperación en mi voz—. No
quiero causarle a ninguno de ustedes dolor, no quiero lastimarte, a ninguna
parte de ti —le ruego.
Finalmente se voltea y me mira.
—¿No sería un desastre si amara solo a uno de ustedes? ¿Qué si fuera
solo a ti? ¿Qué si fuera solo a Cal? ¿O a Collin? —le pregunto y le escucho
soltar un suspiro—. Esto nunca funcionaria si solo amara a una parte de ti. 128
Me mataría el compartirte con alguien más, y si dejo fuera una parte de ti,
eso podría ocurrir. Tengo tanto miedo de que eso pase —le ruego.
Él me mira a los ojos, y puedo ver que está cediendo. No es mucho,
pero es algo y lo aceptaré.
—Realmente no te puedo dar permiso… pero no quiero hablar al
respecto. No necesito que se me actualice de lo que haces con ellos —dice, y
el puño que agarraba mi corazón se suelta. Miro a Helen silenciosamente
dejando salir la respiración que se había atorado en mi garganta.
—Quieres decir lo que hace contigo cuando no estás consiente —
interrumpe Helen.
—Supongo —dice, y el alivio me invade, él es solo una parte del
rompecabezas de tres piezas, pero es uno grande. Collin parece indiferente
y Cal…. Dudo que las cosas vayan tan bien como con él, pero en este
instante Chris está aquí, y no me odia.
El resto de la sesión pasa sin mayor problema y realmente no me veo
envuelta en absoluto. Chris habla sobre sentirse desconectado de Collin y
Cal, y ahora siente como si no pudiera entenderlos en absoluto. No me
sorprende y tampoco ha de sorprender a Helen. Ella reitera que son uno y
que él debe tener una mente abierta hacia ambos, y su tarea es escribirle
una carta a cada uno de ellos. Chris me mira como si ella estuviera loca
cuando lo sugiere, pero estoy intrigada, desearía que le pidiera dejarme
leerlas, pero por supuesto no menciona nada de eso. Ella le pregunta qué lo
relaja y él le dice que es el tocar música y le sugiere que lo haga al menos
una hora cada día sin importar lo que esté sucediendo, es importante que
haga tiempo para relajarse y quitarse el estrés para concentrarse.
—Escúchalos —dice ella y puedo ver que está exasperado, pero intenta
mantener la mente abierta. Aprieto su mano, todo lo que puedo hacer es
ofrecerle mi apoyo—. ¿Te veré mañana?
Él confirma y abre la puerta para que yo pueda salir, y nos dirigimos al
elevador en silencio y con nuestros propios pensamientos
—Y, ¿qué piensas?
—Me alegra que hayas estado ahí conmigo —me dice y sonrío
agradecida. Dado cómo inicio la sesión, asumí que lo lamentaría.
—También me alegra haber estado.
—¿Qué piensas de ella como doctora? —pregunta.
Encojo los hombros.
—No lo sé. Creo que ella está bien informada, se lo concederé. ¿Cómo
te sentiste?
—Supongo que sabré más cuando comience a tener progreso —dice y
se abre la puerta. Espera a que yo salga, mientras caminamos fuera del
129
edificio. Me volteo a verlo, y el sol se refleja en sus ojos. El verlos me deja
sin aliento.
—Creo que deberíamos alternar sesiones. Iré contigo un día sí y otro
no —le digo y el frunce el ceño.
—¿Estás segura?
—Segura. Aún me puedo asegurar que todo vaya bien, pero puedes
tener tu propio espacio para desahogarte sobre las cosas que son privadas.
—Sé que Chris confía en mí, y necesita ver que yo también confió en él.

****
La primera cosa que noto cuando pongo un pie en la casa es el increíble
aroma que nunca antes ha salido de mi cocina. Me he vuelto un poco mejor
cocinando, puedo hacer hamburguesas, pollo horneado, pescado y sigo
simples recetas sin hacer un desastre, no muchas cosas huelen tan bien
como la comida de la señora Scott. Caylen está durmiendo en el sofá, y le
beso la mejilla antes de dirigirme a la cocina donde la señora Scott está
probando un gran guisado
—Te dije lo feliz que estoy de que estés aquí —le recuerdo y ella me
sonríe ampliamente—. Toma, prueba esto —dice, y mi boca se hace agua
cuando pone judías verdes en un plato para que las apruebe. Tomo un
tenedor y las meto en mi boca.
—Oh Dios mío. —Salivo por más cuando termino la prueba que me
dio—. Nunca he comido judías verdes que sepan así.
Ella sonríe:
—Use pavo ahumado y mi propia receta, la cual te dejaré escrita.
—Ni siquiera sabe a vegetales —digo impactada.
Ella vuelve a colocar la tapa en la olla.
—También hice estofado y papas. —Antes de conocer a esta mujer
jamás estuve tan emocionada por la comida—. ¿Dónde está Chris? —
pregunta sentándose a la mesa conmigo
—Visitando a Dexter. Está preguntando sobre sus finanzas y planea
obtener más información sobre… su trabajo —le digo.
Ella me mira con ojos bien abiertos
—Vaya, no pensé en todas las pequeñas cosas que tendría que hacer
para unir sus vidas. ¿Cómo les fue en la sesión? —pregunta con curiosidad.
—Estuvo bien, un poco problemático al principio, pero contábamos con
que Helen fuese profesional y sincera con nosotros.
—Sé que probablemente no puedas entrar en detalles, pero… ¿nos
mencionó a mí y a su padre? —Su cálida expresión de pronto se vuelve un
poco triste por los nervios que probablemente esté sintiendo. 130
—En realidad no nos enfocamos en su familia en esta sesión. Se trató
más de técnicas para lidiar con las cosas y que él encontrara cosas en
común con Collin y Cal. Él dice que se alegra que estés aquí —le digo
tomando su mano y apretándola, y esta vez su sonrisa es genuina, aunque
aún hay preocupación en su rostro.
—¿Ha hablado con Aidan de casualidad?
—No, no que yo sepa —le digo sinceramente
—Y… ¿Lisa no los ha contactado? —Esa pregunta me toma
completamente por sorpresa. Y es un nombre que succiona toda la vida de
la habitación. El pensar en ella es dulce y amargo. Me había acercado
bastante a ella antes de que todo ocurriera. Ella siempre me apoyó cuando
Chris estaba confundido sobre mí y aún estaba con Jenna. Odio cómo
estaban las cosas, y aun así ella se me cruza en la cabeza cada cierto tiempo.
Pero lo que hizo con el señor Scott fue terrible, y nadie lo odia más que la
señora Scott.
—No, no he escuchado de ella desde… desde antes que todo ocurriera.
—Bueno, muchas cosas han pasado desde entonces. —Suspira.
Mi pulso comienza a acelerarse, y dejo salir un profundo suspiro y me
preparo para lo que está a punto de decir. Oro porque lo que vaya a decir
sea algo bueno pese a que mi intuición me grita lo contrario.
—Bueno, Lisa vino a la casa el mes pasado y nos dejó a su hija —dice
firmemente.
Mis ojos se ensanchan por el impacto
—Les dejo a su hija como en, ¿los ha estado visitando a usted y al Sr.
Scott? —pregunto confundida
—No, como en ella firmó los papeles de la custodia para mí y William
—dice las palabras rápidamente y mi boca se abre por la sorpresa.
—¿Q-qué?
—Ella me entrego la custodia, la dejó con una maleta y una mochila,
más una carta diciendo lo mucho que lo lamentaba. Me pidió que amara a
su hija. —La voz de la señora Scott se rompe, y no estoy segura de qué hacer.
¿Le digo que lo lamento la felicito porque sus ojos están sonriendo, pero está
a punto de llorar?
—Vaya. No sé qué decir. ¿Cómo está lidiando con eso?
Me sonríe.
—Sabes que desde que supe de ella, cuando Chris primero me lo dijo,
todo lo que me pude imaginar fue la traición y me imaginaba que la niña era
el símbolo de eso —dice respirando profundamente mientras sus ojos
131
sonríen—. Pero cuando la vi, ella es solo una niñita. No era el monstruo que
me había imaginado. Ella era esta hermosa cosita con los ojos de William,
que estaba coloreando y comiendo las galletas que había horneado esa
mañana.
Pese a que tiene una sonrisa tensa, sus ojos están brillando y las
lágrimas caen por sus mejillas. Tomo toallas de papel y se las entrego.
Intento mantener el rostro inexpresivo, pero no puedo evitar luchar contra
mis propias lágrimas. No me puedo imaginar la situación en la que se
encuentra la señora Scott, cómo logró sacar algo bueno de esto, y mi corazón
se rompe por la pequeña que está atrapada en medio de todo esto.
—La carta que Lisa me escribió me hizo verla como una chica rota que
tomó malas decisiones en vez de una conspiradora femme fatale. —Puedo
sentir el peso de su conflicto, tristeza versus el miedo a la felicidad, las
mismas cosas contra las que he luchado
—¿Va a quedarse con el Sr. Scott? —adivino dándole una cálida sonrisa
—No lo sé. Aún estoy lidiando con las cosas, pero no le odio más de lo
que le amo. Después de todo lo que pasó, estaba segura que sería lo
contrario.
—Nadie puede juzgarla por las decisiones que tome, señora Scott —le
digo, pero se cubre el rostro con las manos.
—Me preocupa cómo va a tomar Chris esto —susurra suavemente como
si él fuese a entrar en cualquier instante.
Mis pensamientos vagan hasta la noche cuando Chris y el Sr. Scott
tuvieron esa gran pelea, en cómo él dijo que jamás lo perdonaría. No hemos
hablado sobre lo que sucedió con sus padres desde que regresamos. Sé que
los secretos y las omisiones nunca han sido algo bueno para él, pero el
pensar en cómo va a reaccionar cuando la Sra. Scott le diga que no solo está
decidiendo quedarse con el Sr. Scott, sino que ha aceptado a la hija de su
amorío, una sensación nerviosa me recorre. Trago con dificultad e intento
escoger mis palabras con cuidado. Esta situación es muy sensible y
cualquier palabra mal puesta puede dejar una fea cicatriz sobre la situación.
—¿Le habló el Sr. Scott sobre la última vez que vio a Chris? —pregunto
con cuidado y ella asiente ligeramente
—Me dijo que Chris lo odia y por la breve conversación que tuve con
Chris esta mañana, no estoy segura de que algo haya cambiado. Aunque él
no ha tenido mucho tiempo para cambiar de parecer. —Técnicamente Chris
solo ha tenido un par de días para procesar todo lo que ha ocurrido
—Creo que lo mejor es tomarlo despacio —le digo, sin poder pensar en
otra cosa que podamos hacer.
—Aún no he tomado mi decisión —dice, y dejo salir un suspiro de alivio.
—Bien, si aún no ha tomado su decisión sobre quedarse con el Sr. Scott
entonces esto no es algo que sea urgente decirle a Chris, al menos no por el
132
momento.
Ignoro la voz que me dice que estoy mintiendo nuevamente mientras
crece mi preocupación sobre cómo afectara todo esto a Caylen si esto no se
resuelve rápido.
Capítulo 9

Chris
Entrar en la Corporación Crestfield se siente irreal, los últimos siete
pisos de uno de los edificios más altos de Chicago, gente con traje y ropa
que luce costosa andan de un lado al otro, mujeres con tacones que deberían
estar en portada de revistas en lugar de en oficinas. Ventanales de vidrio.
No se parece a nada que haya visto en Madison.
—Sr. Scott, ¿está aquí para ver al señor Crestfield? —me pregunta con
una sonrisa brillante una mujer pequeña, linda y de cabello rubio.
—Umm, sí —le digo y alegremente me indica que la siga. 133
—Me gusta su corte de cabello. —Parece muy animada y vivaz, y
aunque no la recuerdo, ella obviamente me ha visto antes si nota mi corte.
—Uh, gracias. —La sigo por un largo pasillo hacia dos grandes puertas
de cristal. Ella pasa una tarjeta.
—Bueno, hola, Collin. ¿Querías verme? —Mi rostro se queda en blanco
cuando veo quién es, y volteo a ver a la mujer que me trajo aquí.
—Me refería al otro Crestfield —le digo y ella me mira desconcertada.
—Pero señor, usted me dijo que era prioritario asegurarle la primera
reunión disponible con el señor Crestfield padre —balbucea.
Asiento dejando salir un suspiro de exasperación. Esta reunión debe
haber sido idea de Collin.
—Él estará bien aquí, Stacy. —Dexter le da una sonrisa encantadora
antes de que ella salga de la oficina—. Bueno, no te quedes ahí parado. Toma
asiento. —Señala hacia una de las sillas pequeñas frente a su enorme
escritorio.
Mis pies se sienten pegados al suelo. Hace años que no lo veo. Todavía
luce igual, vistiéndose como un hombre rico en un comercial de cigarros.
Inclina ligeramente la cabeza hacia la derecha como si se preguntara quién
soy y una sonrisa se extiende por su rostro.
—¿Chris? —dice con una risa en su voz. Meto las manos en los bolsillos
de estos vaqueros demasiado ajustados—. Vamos, no soy el coco. —Levanta
un vaso de líquido marrón hasta sus labios. Trago con fuerza. Hay un
montón de preguntas que debería estar haciéndole a este hombre, este
hombre al que solo he sabido detestar y del cual cuidarme, sin embargo, él
se sienta delante de mí como si yo fuera su mejor amigo. Tomo asiento con
reluctancia.
—¿Entiendo que no fuiste tú quien pidió una reunión conmigo? —Se
reclina en su silla. No es una sorpresa que sepa la verdadera naturaleza de
mi condición. Cuando mi padre le pidió su ayuda, por supuesto que debería
haber querido saber todos los detalles y darle seguimiento especialmente
porque... él es mi padre biológico.
—No —le digo concisamente.
—Bueno, tienes media hora reservada en mi calendario. La mayoría de
las personas venden a su hijo primogénito por eso. —Muestra una sonrisa.
Solo me he encontrado con Dexter Crestfield padre unas cuantas veces
en mi vida, y ninguna de esas veces he estado a solas con él. Siempre estuve
con mis padres o con una multitud. Pero esta vez estudio su rostro, su
cabello es oscuro con rayas grises, pero todavía abundante y
cuidadosamente arreglado. Sus oscuros ojos verdes son profundamente
intensos y su mandíbula es cuadrada bajo una barba corta. Lo miro
tratando de verme en él. No puedo creer que este hombre sea mi padre, y
que comparta su sangre. 134
—Debo admitir que esperaba un arrebato más emocional de tu parte
luego de la última vez que nos vimos.... o mejor dicho cuando tu contraparte
irrumpió en mi cena.
—Realmente no tengo nada que decirte —le digo fríamente.
Me mira con curiosidad, como si nunca nadie le hubiera dicho eso. Sé
que es mi papá biológico y debería tener millones de preguntas para él: Por
qué no se quedó conmigo, cómo era mi madre, si se arrepentía de haberme
entregado, pero todo lo que veo es al mismo hombre al que siempre he visto.
A un pariente lejano con más dinero de lo que cualquier persona debería
tener y quien está acostumbrado a ser tratado como Dios.
—Qué interesante. Hubiera pensado que la primera vez que te sentaras
con el dueño de tu empresa o por lo menos, con tu padre, tendrías una lista
de cosas que decir. —Su sonrisa condescendiente me enoja, puedo sentir
que se endurece mi rostro y todo mi cuerpo se tensa.
—No eres mi padre. El nombre de mi padre es William, el nombre de
mi madre es Gwen e independientemente de quién te contactó, no necesito
ni quiero nada de ti. Tengo bastantes problemas con mi familia actual como
para salir a buscar más.
Me mira como si me estuviera estudiando y luego deja salir una risa y
asiente.
—Me caes bien, Chris. —Se reclina en su silla—. William te crio bien.
—Parece complacido consigo mismo, excepto que ¿cómo puede alguien
sentirse complacido por algo en lo que no tuvo nada que ver?
Me imagino que es como Dexter, un narcisista, tomará el crédito por
cualquier cosa que lo haga lucir bien.
—La cosa es... que veo mucho de tu madre en ti —dice inclinándose
hacia delante y mi corazón da un salto.
—El nombre de mi madre es Gwen —le recuerdo, y él sonríe.
—Si tan solo fuera cierto, entonces no estarías tan jodido como lo estás.
—Se ríe.
Aprieto la punta de mis rodillas.
—No sabes nada de mí. —Resoplo y me levanto. Se ríe y esta risa va
llena de condescendencia.
—Verás, ahí es donde te equivocas. Sé todo sobre ti —dice meneando
un dedo hacia mí. Ruedo los ojos y niego disgustado, mis dientes
comenzando a rechinar unos contra otros—. Conozco a tu familia,
obviamente. Sé quiénes son tus amigos, cada trabajo que has tenido, las
clases que has tomado. Incluso tengo una lista de las mujeres que Cal se
tiró antes de conocer a esa hermosa esposa suya.... o tuya. También tengo
evidencia de la variedad de cosas ilegales en los que se ha metido, incluso 135
la más reciente, el intento de asesinato.
—¿Qué quieres de mí? —le pregunto entre dientes.
—Quiero lo que cualquier padre amoroso y amable —me dice con una
sonrisa sincera, pero su tono está lleno de sarcasmo—. Lealtad, sinceridad
y respeto. —Su sonrisa es reemplazada por una mueca de desprecio.
—¿Por qué quieres mi lealtad o mi respeto? Solo soy un chico al que
dejaste en la puerta de tu hijastro. —Se siente bien decir esas palabras,
aunque se siente algo extraño después de decirlas.
Se ríe, pero sus ojos son duros como el acero.
—Te guste o no, somos familia... hijo.
Esta vez pienso en mis palabras cuidadosamente antes de decirlas.
Aunque no puedo soportarlo, sé el tipo de poder que tiene, y tanto como me
gustaría darle un puñetazo en el rostro, no es un enemigo que quiera o
pueda permitirme tener con todas las cosas que están sucediendo. Sé que,
por alguna razón, él me considera una amenaza, o quiere algo de mí. Se
levanta de su escritorio y camina hacia mí. Mirándolo, me doy cuenta que
es más alto de lo que pensaba, tal vez un centímetro más alto que yo.
—Los de la familia se cuidan unos a otros. —Se apoya sobre el frente
de su escritorio para estar más cerca de mí—. A veces suceden cosas que no
entendemos, pero es lo mejor. Somos como un equipo. Tú y yo, Dexter y
Helen... Lauren. Si un dominó cae, todos caemos. —Pone su mano en mi
hombro y tengo que detenerme de quitarla—. Es bueno estar en el equipo
ganador, Christopher. Sé que William probablemente me pintó como un
gran villano, pero no lo soy —dice como si fuera la persona más
incomprendida del planeta—. Soy un hombre de familia. Es lo más
importante para mí. Haré cualquier cosa para proteger a los que amo. Estoy
seguro de que ambos tenemos eso en común. Por lo tanto, es mejor que te
pongas en la misma fila que los demás. —Se detiene y no estoy seguro si
está esperando una respuesta o si solo lo hace para dar un efecto
dramático—. Estamos en la misma página, ¿no?
—Claro. Lo que sea —le digo.
Sus ojos miran los míos como si trataran de identificar mis debilidades,
luego me da una amplia sonrisa.
—Genial. —Regresa a su escritorio y toma el teléfono—. Ellen, ¿puedes
acompañar al Sr. Scott a la oficina de Dexter Jr., por favor? Fue agradable
hablar contigo, Christopher. Debemos hacer esto otra vez pronto.
Me rasco la cabeza y me vuelvo para abrir la puerta, pero la mujer de
antes se me adelanta.
—Puede seguirme, Sr. Scott. —Espera a que la siga. Camino detrás de
ella pensando aún en lo extraña que fue la conversación que acabo de tener 136
con Dexter padre. Sentí que estaba siendo interrogado y amenazado al
mismo tiempo, pero ni siquiera levantó la voz una vez. Había algo siniestro
detrás de su sonrisa, casi como una amenaza yaciendo debajo de sus
palabras—. Llegamos —dice ella abriendo la puerta hacia otra oficina.
Le sonrío agradecido. ¿Lo sabe? Si trabajo aquí, ¿no pensaría que es
raro que me tenga que llevar a lugares que ya debería conocer?
—Christopher, es bueno verte —dice él. Entro en la oficina y por
primera vez en mi vida me siento aliviado al ver a Dexter. Luego de
encontrarme con su padre, es genial ver a un viejo amigo—. Te llamaremos
si necesitamos algo, Stacy. —Stacy cierra la puerta, camino y me siento en
una de las sillas frente al escritorio de Dexter—. Te vez como si acabaras de
ver un fantasma —dice con una sonrisa divertida.
—Acabo de ver a tu padre.
Arquea una ceja inclinándose hacia atrás en su asiento.
—De verdad. ¿Y cómo te fue?
—¿No le dijiste que iba a venir? —le pregunto confundido.
Él sonríe maliciosamente.
—Mi padre sabe todo lo que pasa en esta compañía. No necesita que le
advierta de nada.
Niego preguntándome cómo es que personas trabajan en este tipo de
mundo, donde el calcular que harán los demás y la manipulación parecen
ser la clave para sobrevivir. Recuerdo cuando Dexter y yo éramos cercanos,
casi como hermanos antes de que su madre muriera y él se fuera al
internado. Cuando volvió de la escuela, era otro. Me estremezco al pensar
en cómo yo habría terminado siendo si ese hombre me hubiera criado.
Aunque Dexter Jr. no fue criado por él realmente ya que solo llegaba a la
casa en el verano. Pero que Dexter padre fuera capaz de tomar decisiones
que afectarían mi vida, que fuera quien le diera forma a la persona que
llegaría a ser, me siento agradecido por la vida con que crecí porque ya estoy
lo suficientemente jodido.
—Entonces, ¿quieres ver tus finanzas?
Estoy sorprendido que no me pregunte por qué su padre quería verme...
o nuestro padre. Me pregunto cómo se siente respecto a todo esto sabiendo
que su padre engañó a su madre y tuvo un hijo sobre el que mintió toda su
vida. No se me había ocurrido hasta que estoy sentado aquí, que Dexter no
es mi tío político… sino mi hermano, y lo lamento por él.
—Uhm, sí —le digo tratando de mantener controladas mis emociones.
Él sonríe y desliza una carpeta hacia mí. La abro y saco los papeles.
Mis ojos analizan lo que parecen ser capturas de pantalla de estados de
cuenta y acciones financieras. Cuando mis ojos aterrizan en el valor total, 137
casi me ahogo en mi propia saliva.
—¡¿Valgo siete millones de dólares?! —Estoy atónito por la
incredulidad. Nunca he visto tanto dinero en toda mi vida. Antes de este día,
tenía cinco mil dólares ahorrados y cuatrocientos en mi cuenta corriente.
—Y Collin ha estado aumentando constantemente eso. Él tiene un ojo
espectacular para el mercado —dice Dexter.
—No puedo creerlo. —Miro el papel frente a mí. Por supuesto, una gran
parte del dinero está en acciones y en mi plan de pensión, pero en una sola
de mis cuentas corrientes hay quinientos mil dólares.
—Eres mucho más fácil de complacer que tu contraparte —dice Dexter
entre risas, y mis ojos se ensanchan.
—¿Quieres decir que esto no es suficiente para él? —pregunto con
incredulidad.
—Ni se acerca. Acaba de negociar un aumento en tu salario...
—¿Lo que significa?
—Tu salario es de 1,4 millones al año —dice y mi boca se abre.
Dejo escapar un largo silbido, completamente desconcertado.
—¿Qué es lo que hago aquí exactamente? —Trago el enorme bulto en
mi garganta. Una sonrisa se extiende por su rostro.
—Bueno, depende de quién esté en el asiento del conductor. —Coloca
un trago frente a mí y la rechazo con un gesto de la mano.
—Esta no es mi vida. Esta no puede ser mi vida. No soy rico, no soy un
tiburón de los negocios... —Me levanto de la silla y comienzo a caminar por
la oficina—. ¿Pago impuestos sobre esto?
—Sí, todo eso está resuelto. —Me mira divertido. Tengo que calmarme.
—Soy rico. Yo-yo no sé qué decir. —Estoy completamente
desconcertado.
—Pareces sorprendido.
—Bueno, sí... —Siento que el motivo debería ser completamente obvio
para él.
—Has estado en tu casa. ¿Has visto sus autos, la ropa que lleva...
creíste que todo eso era alquilado? —Se ríe.
—No, sabía que eran costosos, pero... es muy diferente cuando ya ves
los números...
—Te voy a enviar un correo seguro con todos tus nombres de usuario
y contraseñas —me dice, y trago saliva.
—¿Qué se supone que haga con eso?
—Bueno, sugeriría que nos permitieras seguir gestionando tu cartera, 138
y en cuanto a lo que hay en tu cuenta corriente, eso es completamente a tu
criterio. Estoy seguro de que Lauren puede encargarse de los gastos
mensuales, pero tu hipoteca ya está pagada, y todos tus autos son propios
o son arrendados a la empresa.
Intento concentrarme en respirar.
—¿No entiendo cómo o por qué tengo todo esto? —pregunto
confundido.
Su sonrisa se amplia
—Bueno, después de que todo salió a la luz, es lógico. Eres un
Crestfield. —Si tiene sentido. Dexter padre no me ayudó como un favor a mi
padre, me ayudó porque soy su sangre, su hijo secreto.
—De acuerdo, ¿qué quieres que haga? No quiero tener nada que ver
con lo que ellos han estado haciendo —le digo nerviosamente.
—Creo que tenemos un trabajo que te iría de maravilla —dice con una
sonrisa.
Lauren
—Lauren. —Abro los ojos y veo a Chris de pie frente a mí. Su rostro
esta alegre, su sonrisa es tan brillante, casi brilla. Luce igual que cuando lo
conocí, aquel momento donde todo era tan simple, donde él no dejaba que
lo difícil de nuestra situación lo tumbara. Me siento en la cama e intento
quitarme el sueño de los ojos. Me llamó y dijo que pasaría tiempo antes de
que volviera a casa, pero no pensé que fuera tanto tiempo. Volteo a ver el
reloj en nuestra cómoda; son las 11:30 de la noche.
—Hola... —Mi voz se apaga cuando noto todas las bolsas apuñadas
alrededor de nuestra cama. Hay por lo menos quince—. Vaya. —Me río. Sé
que había dicho que necesitaba ropa nueva, pero realmente no pensé que
Chris fuera un comprador. Creí que se iba a comprar unas camisas y unos
vaqueros.
—Esto no es para mí. Le compré Caylen algunos juguetes, y la
vendedora escogió algunas cosas para ti y para mi mamá también —dice
entusiasmado.
139
Me da una bolsa que claramente dice Neiman Marcus, y me sorprendo.
No tomé a Chris por alguien que comprara en Neiman, sino más bien del
tipo de Old Navy.
—Le pregunté a mi asistente dónde podría ir de compras ya que no soy
de aquí y se tomó la mitad del día libre y me acompañó a un lugar llamado
Magnificent Mile —dice con entusiasmo, como un niño en la dulcería.
Intento ocultar mi molestia porque fue de compras con su asistente en
vez de llamarme, pero se ve tan lindo entusiasmado.
—¿Supongo que te fue bien en tu reunión con Dexter? —Abro una de
las bolsas que me dio y veo un lindo overol morado y blanco para Caylen.
—Sí. ¿Sabías que tenía tanto dinero? —pregunta como si nada.
—Me imaginaba —digo riéndome.
Revisamos varias bolsas de regalos para mí y Caylen. Intento hacerme
una imagen de su asistente en mi cabeza. Ella tiene un gusto impecable, y
no hay una sola cosa que hubiera visto que no me haya gustado, pero todo
es caro. El casarme con Cal, me puso en otro nivel financieramente, pero
aun así me consideraba ahorradora. Eso no quiere decir que no tenga varias
carteras y zapatos caros, pero aun así resoplo antes los precios de la ropa
de diseñador, y él mirando las etiquetas de estas cosas hace que me dé algo.
Pude haberle conseguido cosas iguales a Caylen en Target o H&M, pero no
tengo el corazón para decirle eso
—¿Te gusta? —me pregunta como todo un adolecente con sus ojos
ensanchados.
Asiento
—Sí, todo está bonito —le digo—. ¿Dónde está lo tuyo?
—Bueno, las cosas que me enseño para hombre realmente no me
quedaban bien, pero me llevó a que me tomaran las medidas para unos
trajes. Supongo que cuando comience a trabajar no puedo andar por ahí en
vaqueros y camisetas.
—¿Trabajando dónde? —pregunto sorprendida.
Nunca en un millón de años me imaginé que Chris consideraría
trabajar en la Corporación Crestfield. Creí que seguiría en contra de vivir en
Chicago.
—Sí, pero no haré lo que Collin y Cal hacían. Ni siquiera sé realmente
lo que hacían, pero Dexter me consiguió lugar en su departamento de
relaciones públicas. Ellos escogen las organizaciones benéficas a las que la
Compañía dona, los programas que patrocinan, y coordinan los eventos
para recaudar fondos y cosas por el estilo. Realmente podría hacer una
diferencia ahí.
Luce tan feliz, que es contagioso. Estoy sorprendida de que se haya ido
con reservas y volviera casi entusiasmado sobre lo que sea que ellos le 140
mostraron.
—Pero, si me compré una cosa hoy —dice animadamente. Sale de la
habitación rápidamente, y cuando regresa está sosteniendo una guitarra.
—Oh Dios mío, es hermosa. —La guitarra prácticamente brilla, es
blanca con bordes dorados, y parece como si siempre hubiera sido de él.
Cuando coloca la cinta en su hombro, luce como una estrella de rock
etérea, especialmente con su nuevo corte de cabello. Toca unos acordes y
llevo mis rodillas hasta mi pecho y espero a que comience a tocar. Me sonríe
tímidamente.
—¿Alguna petición? —Tiene un brillo juguetón en sus ojos que he
extrañado, y siento que me sonrojo.
—Cualquier cosa que toques, lo amaré —le digo, él sonríe y comienza a
tocar los más hermosos acordes. Son lentos y melodiosos, y quiero cerrar
los ojos y dejar que la música me envuelva, pero no quiero dejar de mirarlo.
Parece feliz, no solo feliz sino en paz, y no lo he visto tener paz en mucho
tiempo. Cuando comienza a cantar, los pequeños escalofríos que han estado
ausentes los últimos días despiertan y caminan por mi cuerpo. Sus ojos se
fijan en los míos, y comienza a cantar After Tonight de Justin Nozuka.
Estaba obsesionada con esta canción el año en el que comencé a salir con
Cal. ¿Es una coincidencia o lo recuerda? Él canta y mi corazón baja su ritmo
y mi piel se pone caliente. Me muerdo el labio y junto las rodillas intentando
restarle importancia a lo maravilloso que luce, cuán sexy es este momento,
pero entonces se quita la guitarra y la apoya contra la pared.
—Por favor no te detengas… —le pido suavemente y sus ojos me
sonríen—. Me refiero a la canción —le digo apenada.
Él me da una sonrisa y sigue cantando. Camina hacia mí y se detiene
cuando llega a la cama. Muevo mi cuello para verlo. Él se inclina para que
estemos a la misma altura y sigue cantando. El ritmo de mi corazón ha
pasado de lento a errático. Chris nunca se ve más confiado o parece tan
seguro de sí mismo que cuando canta. Le sonrió y me meneo de lado a lado
mientras continua, y cuando sus manos tocan mi cintura, me levanta para
que nuestros pechos se encuentren. No puedo evitar suspirar para no salir
flotando.
Comenzamos a bailar. Sus manos lentamente se mueven sobre mi
espalda y enlazo mis brazos alrededor de su cuello. Su voz se hace más
suave hasta que es básicamente un susurro en mi oído, pero seguimos
meciéndonos. Levanto la mirada, sus ojos están fijos en los míos y no se
apartan. Luego bajan hasta mis labios, y no puedo evitar humedecerlos.
Poco a poco dejamos de mecernos, pero damos pequeños pasos hacia la
cama hasta que me topo con ella. Coloco mis manos sobre su pecho, y las
suyas se deslizan dentro de mis pantaloncitos entre la tela y mi piel y se
quedan ahí.
141
Nuestros labios cerniéndose cerca del otro, la energía ha cambiado de
excitante y juguetona a una lujuria vacilante. Pero ¿por qué estamos
dudando…?, ¿por lo que paso antes? Pero la vacilación no evita que sus
labios alcancen los míos, y se sienten suaves y el beso es tentativo. Cuando
me encuentro en la cama con él encima de mí, sus manos comienzan a
explorar mi cuerpo y pieza por pieza nuestra ropa es retirada y de pronto él
está dentro de mí. Y todos nuestros anteriores problemas desaparecen.
Cuando despierto, la habitación está limpia de todas las bolsas y cajas
de antes.
—Te hice el desayuno. —Volteo a ver y miro a Chris sentado con una
bandeja con panquecas, tocino y un vaso de jugo de naranja. Me siento
sorprendida. Él está completamente vestido, lleva puesta una de las pocas
camisetas y vaqueros que trajo consigo cuando volvimos a Chicago. Parece
que su cabello ha comenzado a crecer de nuevo, las puntas del cabello
parecen verse más que el día de ayer.
—Gracias. —Coloco la sábana sobre mi desnudo cuerpo y pone la
bandeja en mi regazo—. ¿Dónde está tu mamá y Caylen? —pregunto
tomando un sorbo del jugo de naranja para aclarar mi aliento mañanero
—En el parque y después irán a la biblioteca. Mi sesión es en
aproximadamente una hora, así que tengo que irme. —Se roba un pedazo
de mi tocino, y me río tontamente tomando una mordida. Mis ojos lo
recorren, parece como si un peso le hubiera sido quitado. Anoche, me hizo
el amor y fue dulce y divertido. Fue tan juguetón durante todo el tiempo que
sentí como si estuviera en la secundaria nuevamente. Las veces que Chris
y yo hemos dormido juntos siempre han sido intensas y pausadas, pero esta
vez fue distinto.
—Luces diferente hoy. —Lo miro incapaz de contener mi sonrisa.
Él me sonríe.
—Bueno, sigo siendo yo —bromea y me sorprende lo ligero y casual que
esta respecto a esto. Gira su cuerpo completamente hacia mí y frota la parte
trasera de su cuello—. Creo que he estado viendo todo esto con el lente
equivocado. —Niega como si al fin hubiera encontrado la respuesta a un
problema que llevaba años intentando resolver. Lo miro con curiosidad—.
Con lo que tenemos, con los recursos, el dinero, la influencia que tiene la
corporación Crestfield, podríamos hacer grandes cosas —dice animado—.
Mi mamá y yo hemos trabajado en Kreuk por años. Apenas consiguiendo el
suficiente dinero para implementar programas para personas que de otra
manera no tendrían acceso a lo que la mayoría de los demás tiene por
sentado.
»Ayudó, y se sintió bien, pero no fuimos capaces de hacer tanto como
queríamos. —Su sonrisa se suaviza—. Pero el dinero que los Crestfield me
pagan y teniendo acceso a los recursos que ellos tienen, realmente podría
hacer algo bueno. —Sus ojos se iluminan emocionados. 142
Realmente está feliz, y eso hace que me sienta feliz por él. El saber que
se preocupa por otros que no sean él, calienta mi corazón y aparto a un lado
la bandeja y gateo hasta él y me siento en su regazo. Él parece sorprendido,
pero también divertido.
—Eres increíble, Chris. —Lo beso suavemente en los labios
—Tú eres increíble, Lauren. Salté a conclusiones equivocadas respecto
a ti. Aunque eres rica, eres muy sensata. Supongo que no tengo un buen
historial con gente rica, y tú nunca parecías ser una. —Se ríe.
—¿Soy rica? —pregunto incrédula.
—Tienes diez veces más dinero cualquier otra persona que conozca.
Bueno, fuera de los Crestfield —dice.
—Bueno, tú eres un Crestfield ahora —bromeo, lamentando las
palabras tan pronto como las digo. Sus ojos se estrechan un poco, y deja
salir un pequeño suspiro.
—Lo soy y planeo explotar ese nombre tanto como pueda para poder
hacer tanto bien como sea posible —dice con confianza.
Lo vuelvo a besar por solo ser Chris. Creo que he vuelto a enamorarme
de este hombre en el transcurso de un día.
—Quería preguntarte algo. —Le sonrió tímidamente—. Sobre la canción
de anoche… —Él me mira y veo sus mejillas tornarse de un rojo brillante.
—¿Te gustó? —Agarra mi cintura con más fuerza, y me muerdo el labio
cuando lo siento revivir debajo de mí.
—Sí —le digo coqueteando—. Pero ¿qué te hizo escogerla? —le
pregunto, mientras siento que la sábana se desliza de mi cuerpo. Mi
respiración se acelera.
—¿A qué te refieres? —Sus ojos me recorren, y lucho por no cubrir mi
cuerpo y le permito verme. Dejándole saber que sé que soy suya.
—Es una de mis canciones favoritas. La ponía todo el tiempo antes de
que nos casáramos. —Me enorgullezco de mí misma por usar la palabra nos
y no mencionar a Cal. Pero igual se estremece, y la mirada juguetona y llena
de lujuria se pierde y se vuelve seria.
—Lo sé. —Su rostro se arruga como si estuviera pensando.
—¿Lo sabes?
—Lo recuerdo —me dice suavemente y mi corazón tropieza.
—¿Lo recuerdas?
—Es extraño porque no tuve un recuerdo o memoria. Sino que solo lo
sabía —explica, parece confundido. Se rasca la cabeza y me vuelvo a sentar
sobre la cama.
—Eso es grandioso —le digo feliz. Que recuerde eso, es poco, pero es 143
algo, y que lo recuerde sin siquiera intentarlo es algo enorme para mí.
—Sí —concuerda, pero no parece emocionado. Su ceño esta fruncido y
parece estar pensando profundamente.
Tomo su mano.
—Es algo bueno, Chris. —Tomo su rostro en mis manos, y él me sonríe
suavemente.
—Si —dice antes de besarme, pero la energía que acababa de estar
aquí, lo fácil que era, ahora es distinta. Si Chris estaba quitando ladrillos de
su pecho, yo los acabo de volver a poner en su lugar.
Capítulo 10

Chris
—¿Vienes solo? —dice Helen al entrar a la oficina.
Lauren dijo que vendría a algunas sesiones conmigo, y acordamos que
a otras sesiones vendría solo. Helen parece estar de buen humor hoy. Yo
desearía estar de mejor humor hoy. Ayer fue uno de los mejores días que he
tenido en largo tiempo. Descubrir que tengo los medios y los recursos para
hacer cosas buenas y poder comprarle cosas a Lauren y a Caylen sin
preocuparme cuánto valen, son unas de las cosas que mejor se siente.
Nunca antes lo había experimentado. Mientras crecía jamás me 144
hubiera considerado pobre, mis padres habían tenido la granja desde antes
de que yo naciera, y siempre tuvimos dos autos y una casa bonita, pero mis
padres me criaron siendo responsable con el dinero porque luego de pagar
lo más necesario no había mucho para gastar, e incluso quedaba mucho
menos con lo que poder hacer realmente una diferencia en el mundo. Pero
ahora eso parece ser posible. Con este dinero, puedo respirar y no pensar
en lo mal que han estado las cosas, o en las cosas que no he tenido la
oportunidad de hacer porque ahora tengo la oportunidad de hacer más de
lo que jamás me imaginé.
Lauren se veía tan hermosa cuando la desperté anoche. Luché conmigo
mismo sobre si dejarla dormir o no, pero quería compartir con ella el cómo
me sentía, para demostrarle que no todo el tiempo soy el tipo triste. Al ver
la manera en que me miraba, no a ellos sino a mí, cómo gemía mi nombre y
yacía en mis brazos, solo quise disfrutar el tiempo con mi esposa. E incluso
esta mañana, el verla dormir y el hablar con ella sobre lo que nos podría
tener deparado el futuro se sintió grandioso, pero entonces sacó a relucir
esa canción.
—Pareces estar pensando profundamente, ¿qué te parece si lo
compartes? —Me sonríe como una vieja amiga preocupada y dejo salir un
profundo suspiro por la frustración.
Es nuestra cuarta sesión juntos y me siento más cómodo con ella, pero
algunas veces se siente como si me estuvieran sacando los dientes el
contarle a ella. El contarle implica obtener respuestas y las necesito,
especialmente con la oportunidad que tengo de hacer las cosas bien. Todo
el tiempo que me ha sido arrebatado, valdría la pena si realmente soy capaz
de hacer algo bueno. Compensaría el nunca haber podido sacar mi
licenciatura en educación, el nunca haber viajado, o cumplir con una
decisión tomada.
—Recordé algo —le digo y ella se sienta aún más recta en su silla—. Es
una canción que Lauren dice es una de sus favoritas —le explico.
Toma su lapicero y escribe algo en su libreta.
—La toque anoche para ella, y esta mañana me contó que era su
canción favorita. Solía ponerla todo el tiempo antes de casarse con Cal —le
digo.
Ella arquea una ceja.
—Quieres decir antes de que se casara contigo —me corrige, y encojo
los hombros—. Ya antes has tenido recuerdos.
—Sí, pero antes era como verlo, y esto no fue así. Simplemente lo
supe... creo.
Asiente y escribe algo en su Ipad.
—¿Es algo bueno? —le pregunto, y ella me mira con una sonrisa suave.
145
—Sí, cualquier recuerdo que te viene a la cabeza es algo bueno, el hecho
que no lo vieras no es algo por lo que deberías preocuparte. Si acaso, eso
muestra que fue compartido —dice felizmente y la miro confundido.
—¿Qué quieres decir?
—Significa que a veces puedes robar recuerdos y otras veces esos
recuerdos te los da otra parte de ti mismo —explica.
—¿Te refieres a Cal o a Collin?
—Exactamente. ¿Cómo te sentiste sobre lo que estabas haciendo? —Se
sienta en su silla y espera a que responda.
—Me sentí muy bien. Siempre me siento bien cuando estoy tocando mi
guitarra, pero ¿por qué habría alguno de ellos compartir un recuerdo
conmigo?
—Podría ser por varias razones, pero el compartir pensamientos y
recuerdos es bueno. No puedo estar segura hasta que hable con ellos, pero
Collin ha expresado estar abierto a la posibilidad de compartir contigo —
dice casualmente.
Siento que frunzo el ceño. ¿Acaso no es el grandioso?
—Chris, ¿cómo te sientes respecto a Collin?
—No lo conozco. Él es solo otro obstáculo al que superar —le digo
encogiendo los hombros.
—¿Ya comenzaste las cartas para ellos? —pregunta, y me doy cuenta
que se me había olvidado por completo lo de las cartas.
—He tenido mucho que hacer con lo de acostumbrarme al trabajo, y mi
madre está aquí pasando tiempo con Caylen y Lauren.
—Treinta minutes en el día no debe ser mucho —me dice.
Me apoyo en mi codo. No les quiero escribir una carta a ellos, parece
estúpido y ridículo, pero ¿qué se yo? Estoy más perdido que nadie en esto.
—Comenzare esta noche —le prometo y se ve complacida.
—¿Les has escuchado? —pregunta y la miro confundido—. ¿Has
escuchado a alguno de ellos intentar comunicarse contigo? —No es seguido
que alguien hable de oír voces como algo normal.
—No lo creo.
—¿Por qué no lo crees? —Está comenzando a hacer tantas preguntas
y siento que me pongo impaciente y preocupado en mi asiento, así que estiro
las piernas frente a mí haciendo que el espacio parezca más pequeño.
—Solía escuchar a Cal —le digo y su expresión permanece en blanco—
. Pero con él más que nada son insultos. Nunca es nada constructivo. —
Escribe en su Ipad, pero mantiene la mirada en mí—. Luego de que volví,
escuché pensamientos que no parecían ser los míos, pero estoy bastante
146
seguro que tampoco eran de Cal.
—¿Alguna vez has intentado hablarles?
No puedo evitar resoplar, pero su rostro es completamente serio
—No —le digo como si fuese obvio. Para comenzar, ni sabía que eso
fuese posible, y dos, realmente no estoy interesado en llegar a conocer a
ninguno de esos idiotas.
Ella se para de su asiento y camina para sentarse en la silla a mi lado.
—¿Les tienes miedo? —pregunta y siento que aumenta el enojo en mi
pecho.
—No, no les temo —resoplo.
—Entonces ¿por qué no querrías hablar con ellos? —pregunta, y la miro
nuevamente como si eso fuese obvio
—Porque ellos quieren mi vida, ellos han intentado sacarme de mi vida.
Estoy enojado, ¡no temeroso! —le grito.
—¿Crees que algún día dejaras de estar enojado?
Frunzo el ceño ante la pregunta, me levanto de mi asiento. Siento que
hay energía moviéndose dentro de mí que tengo que dejar salir.
—Si intentan dejar de joden mi vida —digo con risa nerviosa.
—Y qué quisieras que hicieran para no seguir “jodiéndote la vida” —
pregunta haciendo las comillas con las manos
—Que se vayan y jamás regresen. —Le sonrió ampliamente y ella frunce
el ceño
—Ya has hecho que alumnos se ayuden cierto, ¿Christopher? —
pregunta y asiento—. Si tuvieras dos estudiantes con los que trabajases,
pero no se llevaran bien, ¿qué harías que hicieran?
Ruedo los ojos sabiendo a dónde va esto.
—¡Esto no es lo mismo! —Dejo salir un suspiro y me siento—. Bien,
haría que hablaran sobre cuál es el problema, e intentar encontrar puntos
en común, les haría saber que no tienen que agradarse pero que el respeto
es esencial —le digo a regañadientes.
—Eso parece ser un gran concejo —me dice con una sonrisa triunfante.
Me siento sintiéndome derrotado, y recuerdo todos los chicos a los que
les he dado clases o en cómo algunas veces me miraban como si yo no
entendiese lo que era ser joven e incomprendido. Ellos pensaban que mi vida
era perfecta y que nunca podría entenderlos o darles consejos. Ahora he
cambiado de lugar con ellos.
—Hablamos del control la última vez que estuviste aquí. Control es
poder. El conocimiento es control. La comunicación es la llave para acceder
a todas esas cosas —explica como si fuese la respuesta más simple en el
mundo. Bajo el zipper de mi chaqueta y la coloco a mi lado, está comenzando 147
a ponerse caliente aquí. El prospecto de ser capaz de hablar con ellos me
pone nervioso. Nunca creí que fuera posible, pero de alguna manera
supongo que sería como hablar conmigo mismo—. Antes hablamos de la co–
conciencia. —Ella me estudia por un segundo y asiento.
—Cal y Collin ya lo hacen, ¿cierto? —pregunto y ella me da una sonrisa
tensa—. ¿O no me puedes contestar eso?
—Lo que puedo decirte es que tus estados alternos mentales han
mantenido comunicación por algún tiempo —dice con una sonrisa de
simpatía.
Grandioso. Tiene sentido por qué soy el que se queda fuera.
Me acomodo en mi asiento.
—Si estuviese considerándolo, ¿cómo funcionaría? ¿Me pararía frente
a un espejo o algo? —Me río, pero ella mantiene la seriedad.
—No exactamente. —Me da una sonrisa hepática.
Me siento confundido.
—Te puedes ver con ellos —añade, y creo que en este punto solo me
está engañando—. Hablo en serio Chris. Ya hemos discutido lo fenomenal
que es el poder de la mente humana, tu mente específicamente. —Me mira
casi asombrada. Eso solo me pone incomodo—. Puedes imaginar un lugar
en tu mente donde verte con ellos.
—Donde solo nos sentemos y cantemos “Kumbaya”—Me río y su
sonrisa se endurece.
—Christopher, no estoy aquí para desperdiciar tu tiempo, así que por
favor no desperdicies el mío. Nada de lo que te presento es para ser tomado
como un chiste o como una broma. —Su voz es fría y sin vacilación, y casi
hace que me sienta culpable, pero rápidamente pienso en todas las cosas
que me ha ocultado y me doy cuenta que tengo razón en tener mis dudas,
aun cuando el aferrarme a ellas no me ayudara en nada.
—Bien… ¿cómo puedo hacerlo? —Le quito el tono condescendiente a
mi voz, y ella sonríe ampliamente
—Primero, trabaja con las cartas, y después comenzaremos.

Lauren
148
Mis pensamientos de esta mañana pasan una y otra vez como un
programa de televisión que he visto un millón de veces mientras me
encuentro sentada en el sofá viendo a Caylen y a la señora Scott jugar con
una de las cosas que Chris le trajo ayer. Chris recordó la canción y era algo
tan pequeño, realmente insignificante para alguien más, pero para mí fue
mucho. La expresión en su rostro cuando se dio cuenta me golpeó duro
porque lucía casi temeroso. Lamento haberle dicho que no iría a todas las
sesiones con él porque sé que va a hablar esto con Helen, y me pregunto
cuál va a ser su respuesta, si ella lo ayudara a descubrir por qué lucía
nervioso en lugar de triunfador.
Tal vez él siempre ha sido así. No me dijo sobre sus recuerdos,
inmediatamente comenzó a tenerlos. Sé que tiene que asustar cuando tu
mente comienza a armar las piezas del rompecabezas, del que no estás
seguro si quieres resolverlo, pero eso me asusta. Si le teme a la integración,
al estar completo, ¿dónde nos deja eso? El sentimiento me golpea aún más
fuerte mientras miro a Caylen. Está tan feliz ahora, felizmente ignorante de
los problemas a los que se enfrentan sus padres, pero no será así por
siempre. Caylen no puede tener tres padres, ¿cómo comenzara a entenderlo?
—¿Estás bien, Lauren? —La Sra. Scott me mira con una sonrisa cálida.
Me salgo de mis pensamientos.
—Sí, solo intento que esto salga bien. —La he estado retratando a ella
y a Caylen y no estoy ni cerca de terminarlo.
—¿Tienes hambre? ¿Quieres que te haga algo de comer? —pregunta
brillantemente con una sonrisa.
—Estoy sufriendo por el desayuno y por el submarino que me hiciste
para el almuerzo. Si le doy una mordida a algo más antes de la cena, Chris
me va a confundir con un hipopótamo —le digo.
—Tu cocina es tan hermosa que podría hornear por horas —dice antes
de apretar la muñeca que Caylen ha puesto en su rostro—. Pero Chris fue
el que te hizo el desayuno, no yo. —Me da una media sonrisa.
Recuerdo cuando Chris se metió a enseñarme a cocinar, y lo mucho
más que estaban las cosas de complicadas. Gracias a Dios ahora son más
simples, o al menos se supone que así sea, o tal vez a los ojos de Chris
cambiamos a Jenna por Collin.
—Lo lamento, Lauren. —La voz de la señora Scott es suave y triste, sus
ojos están llenos de pena.
—¿Por qué? —le pregunto algo confundida.
Pasa su mano por los risos negros de Caylen.
—Debí haberte dicho algo antes. El día que vine aquí y me encontré con
que estabas comprometida con Cal. Fui egoísta pensando en todo el tiempo
que no estuvo con nosotros, el tiempo que William y yo nos perdimos con
ella. 149
Salgo del sofá y me siento a su lado.
—Sra. Scott, eso está en el pasado. Tenemos que creer que todo fue
para algo mejor. No sé lo que hubiera pasado si me hubiese dicho sobre él,
y Cal es tan testarudo que pudo haber cumplido su promesa y hubiera
desaparecido. No habríamos tenido a Caylen. Eres la mejor suegra que pude
haberme imaginado. Caylen te ama, eres maravillosa con nosotras. —Digo
en serio cada palabra. Ella me abraza, y recuerdo aquel día en la cocina
cuando me imaginé teniendo este tipo de relación con ella.
—Tú también. No pude haberle escogido una mejor mujer para que mi
hijo amase —me dice apretándome las manos—. Nunca he visto que mi hijo
vea a alguien como te mira a ti. —No puedo evitar sonreír—. Aun cuando es
Cal. El día que vine aquí, asumí que lo que tenía contigo no era real… pero
cuando lo vi contigo, esa ilusión de la que me había convencido se derrumbó.
—Le sonrió, pero esa tristeza que me viene cuando pienso en Cal se apodera
de mí.
Le extraño, y odio sentirme culpable por ello. Es tan estúpido, pero así
es.
—¿Lo extrañas? —Es como si ella estuviera leyendo mi mente y su
pregunta me sorprende. Me sonríe compasivamente cuando la expresión en
mi rostro me delata.
—¿Sería terrible si dijese que sí?
—No, claro que no. Sé lo mucho que amas a mi hijo. Eso es todo lo que
me importa, y nunca te atrevas a sentirte culpable por eso —me dice
firmemente.
Le doy otro abrazo y le doy gracias a Dios de que sea mi suegra. El
timbre suena interrumpiendo nuestro momento. No sé quién pueda ser
porque aun si Chris no pudiera encontrar sus llaves el portero lo hubiera
dejado entrar. Me levanto del suelo y voy al intercomunicador.
—Si —digo.
—Es tu mejor amiga en todo el mundo. —Una sonrisa salta a mi rostro
al escuchar esa voz.
—Sube, Hill. —No la he visto en semanas y estoy tan emocionada de
verla
—Voy a ir a acostar a Caylen para su siesta. —la Sra. Scott toma a
Caylen y a sus juguetes en sus brazos. Le doy un beso a Caylen y se
acomoda en los brazos de la señora Scott. Tomo los pocos juguetes que
quedan en el piso y los dejo en lo que he llamado la esquina de Caylen en la
casa, y le quito llave a la puerta para que Hillary pueda entrar.
—¡Hola, cariño Bun! —chilla cuando entra por la puerta y me toma en 150
un abrazo.
—¡De hecho te extrañé!
Me mira fingiendo estar herida.
—¿Estás implicando que usualmente no me extrañas? —Se toca el
pecho y me da sus ojos de cachorro—. Adivina a quién traje conmigo —dice
con un guiño y una amplia sonrisa. Y me sorprendo más que nunca cuando
Aidan aparece detrás de ella.
—¡Aidan! —Río mientras me da su encantadora sonrisa antes de
levantarme en un abrazo de oso—. ¿Qué estás hacienda aquí? —pregunto
felizmente cuando me baja. Volteo a ver a Hillary, y solo puedo imaginarme
cuál es una de sus razones.
—Bueno, mi viejo Chris me envió un mensaje que lo llamara, y como
no estoy ocupado y ha estado insistiendo que lo venga a ver… —dice dándole
suavemente con el codo a Hillary.
—Oh por favor, creo que solo estás teniendo síndrome de abstinencia
—dice sugestivamente poniéndole sus pechos pegados a él. Trago con fuerza
y me cubro la risa. Ellos son de lo más extraño. Ambos son jóvenes,
atractivos, y solteros, así que absolutamente tiene sentido que estén juntos.
Pero espero que Aidan sepa en lo que se está metiendo. Hillary finge que
solo quiere divertirse, pero en el fondo quiere lo que toda chica quiere,
alguien que la ame.
—Así que son ricos, ¿huh? —pregunta Aidan mientras entramos más
al apartamento y da un vistazo alrededor.
Ruedo los ojos.
—Llegas tan tarde a la fiesta. A Cal le sale dinero hasta por el trasero
desde que conoció a Lauren —le dice Hillary.
Veo a Aidan fruncir el ceño. Estoy segura que está tan feliz de escuchar
el nombre de Cal tanto como Chris.
—No somos ricos. —Me río sintiendo que se me calientan las mejillas.
—¿Así que me estás queriendo decir que no puedo pedirles prestado
diez mil? —dice con el rostro serio, pero después me da su típica sonrisa
encantadora.
—No, no puedes. —Le doy con la mano.
—¿Dónde está tu media naranja? —Hillary camina al refrigerador y lo
abre para sacar una botella de agua.
—Está en el trabajo. Pero debería de regresar pronto.
—Puedo darle a Aidan un tour por la casa. —Hillary me da una mirada
inocente antes de tomarle la mano.
—Uhm claro, pero mantenlo PG-13, Hil —le advierto y me da otra
mirada inocente—. De hecho, mejor G, ¡Hillary! —les digo mientras suben 151
las escaleras.
Arreglo la sala mientras todos están arriba. Con esperanza, Hillary y
Aidan no tardaran mucho. Somos mejores amigas, pero el que ella tenga
sexo con el mejor amigo de mi esposo sobre alguno de nuestros muebles no
es un nivel de amistad al que espero llegar pronto. La señora Scott baja las
escaleras luciendo una sonrisa tensa.
—Creo que algo está sucediendo en tu uhm cuarto de huéspedes —
dice, con su rostro rojo.
—Demonios, Hillary —murmuro—. Esos deben ser Aidan y Hillary —le
digo y sus ojos se ensanchan por la sorpresa.
—Oh. —Se reí cubriéndose la boca, luego una expresión de
preocupación ensombrece su rostro—. ¿Ha hablado con Christopher?
—No estoy segura. Realmente no tuvimos la oportunidad de hablar
antes de que Hillary se lo llevara para arriba —le digo sintiendo mi propia
preocupación comenzando a aumentar. Las dos vemos a la otra
sombríamente—. Aidan no le dirá a Chris algo que lo moleste —digo con
esperanza.
Hay una lista de cosas que preferiría que Chris no supiera en este
momento. El que sus padres están criando la hija que su padre tuvo fuera
del matrimonio es una de esas cosas que preferiría que supiera un poco
después. Ha estado tan feliz, pero sé que es una batalla que siempre está a
punto de perder. Sé que es egoísta de mi parte no querer que sepa en este
momento, pero el no saber qué va a aparecer en qué momento y con qué
intenciones, se ha vuelto un poco sobrecogedor.
—No, no lo creo, pero… Aidan es Aidan —dice presionando los labios
con fuerza. Tiene razón. Aidan es Aidan y aun cuando sé que nunca le diría
intencionalmente a Chris algo para lastimarlo, no sé si entiende qué es lo
que podría afectar a Chris y qué no. Pero Aidan no es estúpido. Él vio lo que
sucedió después que Chris se enteró sobre lo de su padre y Lisa. Solo me
pregunto si entiende que después de lo que pasó, Collin tomó el control y
Chris ha estado fuera por meses, que todo esto está aún muy reciente para
él. Quiero ir al cuarto de huéspedes y preguntarle, pero el pensar en
escucharlo a él y a Hillary a la mitad de lo que sea que están haciendo me
detiene.
—Estoy segura de que todo estará bien. Voy a comenzar a hacer la
cena. —La señora Scott está intentando ser valiente, pero sé que no piensa
eso. Saco mi teléfono para marcar su celular, pero escucho que abren la
puerta del frente. Cuelgo y mi pulso baja cuando Chris entra por la puerta
con una gran y juguetona sonrisa en su rostro.
—Hola. —Gracias a Dios está feliz.
—Hola. —Camino hacia él y me pongo de puntillas para darle un ligero
beso—. ¿Cómo estuvo tu sesión? 152
—Bien —dice sosteniéndome de la cintura.
—Bueno, tienes visita. —Froto la parte trasera de su cuello, y los
cabellos cortos masajean mi mano.
—¿Quien? —pregunta, con un tono de ansiedad en la voz.
—Aidan. —Su rostro se rompe en una sonrisa entusiasmada
—¿Dónde está? —Mira alrededor del apartamento, y me limpio la
garganta.
—Hillary está mostrándole nuestra habitación de huéspedes —le digo y
me levanta la ceja—. Parece que han andado juntos bastante.
—Grandioso… —Se ríe y ambos nos dirigimos a la cocina—. Hola, ma
—dice y le da un beso en la mejilla a la señora Scott.
—Estoy hacienda tu cena favorita.
—Toda tu comida es mi favorita —le dice tomando mi mano y
jalándome hacia la sala—. Te extrañé.
—¿En serio? —pregunto en broma.
—Sí. Muchísimo. —Me levanta del piso con otro beso.
—Así que ya están trabajando en el bebé número dos, ¿huh? —Aidan
entra a la habitación con Hillary a la cola.
Nos soltamos.
—Aidan Riles —dice Christopher jugando, y los dos se dan un abrazo
masculino.
—Oye, ¿Chris? —le pregunta Hillary con una sonrisa y la mano en la
cadera.
—Ese soy yo —Chris dice asintiendo, y ella me voltea a ver y guiñe el
ojo—. Cuando te escribí, esperaba una llamada, pero debo de ser realmente
especial para obtener una visita en persona —dice Chris, y Aidan encoge los
hombros.
—Bueno, alguien lo convenció… —canta Hillary envolviendo sus brazos
alrededor de su cintura.
—Oooh… —dice Chris y Aidan luce avergonzado.
—Así que aquí estoy en la ciudad de los vientos, ¿cuándo podré
soplársela? —Mi boca se abre, y Hillary sonríe como un gato Cheshire. Chris
deja salir un suspiro molesto—. Me refiero a la ciudad, hombre. Vamos a
divertirnos. ¿Después de todo lo que ha pasado acaso no nos servirían unos
tragos?
—¿Quieres salir? —Chris se voltea a verme y encojo los hombros.
—Vamos, Lauren. ¡¿Cuándo fue la última vez que saliste?! Sé que eres
153
una mamá, pero ¿tienes que ser una abuela también? —Ella me hace una
broma.
—Oye, ¿qué hay de malo en ser una abuela? —La señora Scott hace su
entrada.
—Sra. Red, ¿que esta hacienda aquí? —Aidan felizmente la levanta con
un gran abrazo.
—Hola, señora Scott. —Hillary es más penosa, y me sorprendo un poco,
nunca se ha portado con pena no siquiera cerca de Raven.
—Hola, Hillary. Es bueno verte otra vez. —La señora Scott le da una
sonrisa amigable, aunque la última vez que los vio, no fue nada agradable
verlos.
—No creí que estuviera acá. Quién está cuidando a… —Le doy un
codazo fuerte a Aidan en el estómago—. Owww —dice frotándose a un lado.
Hillary y Chris me miran como si estuviera loca pero la señora Scott me mira
agradecida.
—¡Conozco el lugar perfecto para que vayamos! —digo dramáticamente.
—¿Tú conoces el lugar perfecto para que vayamos? ¿Desde cuándo te
vas de fiesta? —me pregunta Hillary con una sonrisa de confusión.
—Uhm… Vi una fiesta en la TV y parecía bastante genial. Todos usan
audífonos así que uno puede escuchar la música que quiera.
—¿Audífonos? —Aidan resopla, pero gracias a Dios ya dejo el tema
donde suelta información que realmente no se necesita en este momento.
—Yo he ido a uno, de hecho, es bastante genial —dice Hillary, pero sus
ojos se mueven hacia mí.
—¿Ustedes van a estar bien en un club? Asumí que Chris querría ir a
un bar o algo así —dice Hillary curiosa. De hecho, yo también preferiría ir a
un bar que a un club, hay menos personas, es más tranquilo, y no hay
oportunidad de que haya problemas.
—Lo que ustedes quieran —dice Chris.
—Muy bien, yo tengo otra sugerencia. Tengamos la mente abierta al
respecto… —comienza Aidan y Chris cruza los brazos esperando lo que va
a decir—. ¡Un club de bailarinas exóticas! —grita Aidan con entusiasmo,
todos lo volteamos a ver.
Chris intenta ahogar una risa.
—Más bien un club con chicas medio desnudas. —Hillary descarta la
idea—. ¿Qué vas a usar, galán? —pregunta mirando a Aidan.
—Puedo tomar prestada algo de la ropa de Chris —dice fácilmente.
Tiene sentido ya que él y Chris son del mismo tamaño
—Chris, ¿tienes ropa para ir a clubes? —Hillary lo mira incrédula.
154
—Estoy segura de que podremos encontrar algo en el armario —me
meto—. Vamos, Aidan. Deja que te muestre el guardarropa. —Tomo su
mano y lo saco de la habitación. Volteo a ver a Chris y a Hillary quienes
tienen expresiones de confusión.
—Ustedes dos, necesito sus papilas gustativas en la cocinan. —La
señora Scott entiende.
—No soy exigente. Solo escoja lo que crea que me quedara bien, Sra.
Scott —dice Aidan juguetonamente mientras subimos las escaleras.
—Estoy segura que tienes más que decir que eso —le digo firmemente
hasta que llegamos al segundo piso, le guio hasta nuestra habitación y le
miro—. Chris no sabe sobre Willa. —Su sonrisa se desvanece y se muestra
en su rostro cuando comprende las cosas.
—Oooh. —Cruza los brazos sobre su pecho—. ¿Y ustedes no van a
decirle… jamás? —pregunta con una risa de preocupación.
—Por supuesto que sí. Pero como la Sra. Scott aún está pensando las
cosas no hay por qué decirle en este momento.
Aidan me mira y deja salir una risa por la incredulidad.
—¿Así que crees que el escondérselo es algo bueno?
—En realidad no estoy escondiéndole nada… —digo culpablemente—.
La cosa es, aun cuando han pasado unos meses, esto aún está reciente para
Chris. Collin ha estado aquí y esa es una herida reciente. No quiero rascarla
cuando aún está fresca —intento explicarle.
—Eres su esposa, Lauren. Lo que digas, está bien. —Levanta las manos
en derrota, y siento que he perdido.
—La señora Scott no sabe aún si se quedara con el Sr. Scott, así que
no tiene sentido que Chris se estrese sobre qué significa esto.
Aidan encoge los hombres, su usual actitud juguetona ahora seria.
—He ido a ayudarle a la señora Scott, para ver cómo está y no creo que
se trate de si ellos están arreglando las cosas —dice suavemente, y arqueo
la ceja—. Creo que la decisión ya fue tomada. Ella ama a esa chiquilla y aun
cuando no creo que el bastardo lo merezca, estoy bastante seguro que ella
aún lo ama.
No puedo decir que me sorprende. Tuve la impresión de que había una
gran posibilidad de que la Sra. Scott perdonara al Sr. Scott. Han estado
juntos por tanto tiempo que este percance o agujero negro solo parece un
obstáculo en el camino. Vi la forma en que ella lo miraba antes de que todo
esto pasara, y aun cuando no estoy segura de que yo podría perdonar a
Chris por algo así, no la puedo culpar por hacerlo. Pero cuidar de la hija que
tuvo fuera del matrimonio, eso, no creo nunca llegar a ser lo suficientemente
madura para hacerlo. Lo que sea que ella decida no es asunto mío, pero sí
cambia las cosas sobre mantener secretos de Chris. 155
—Pero depende de ti. Yo no diré nada, y si alguien le dice, esas deben
ser tú o la Sra. Red —dice como si ya lo hubiese decidido. Eso hace las cosas
más fáciles y al mismo tiempo más difíciles.
—Bueno, creo que de verdad deberías darle un vistazo al armario, para
que no termine siendo una mentirosa —le digo en broma. Abro el armario y
él silva.
—Todo mi cuarto puede caber aquí —exagera juguetonamente su tono
mientras busca en el armario.
—¿Has hablado con ella? —le pregunto incapaz de contener mi
curiosidad.
Bueno, no es solo curiosidad, no puedo evitar preguntarme sobre ella:
Fuimos amigas, pasamos bastante tiempo juntas cuando estuvimos en
Michigan, y era mi confidente y mi animadora en un punto de mi vida. El
cuerpo de Aidan se pone rígido visiblemente.
—Si —dice, lo que hay bajo su tono, es sorprendentemente amargura.
No estoy acostumbrada a eso de Aidan, usualmente es todo sonrisas y
bromas—. Justo antes de irse y básicamente dejarles botada a Willa a los
Scott. —Su exasperación se muestra mientras mueve la ropa con fuerza—.
Ella probablemente está en una playa en algún lado con el cabrón que
conoció cuando estuvimos en la secundaria —dice a regañadientes—. Hay
mucha ropa aquí. ¿Podrías solo escoger algo?
Sonrió y tomo una camiseta gris con tinte verde y cuello V y vaqueros
negros y se los doy.
—Le pedí que se quedara —dice de la nada.
Le miro sorprendida por la solemnidad en sus palabras. No hay un
brillo juguetón en sus ojos, sino que más bien luce como si lo lamentase.
Mis ojos se ensanchan porque nunca le había visto así antes.
—La habría ayudado… —Se calla viendo la ropa que le entregue—. Esto
no es de Chris, ¿cierto? —Cambia el tema y el cambio en su tono es
sorprendente.
—Uhm no —le digo. Mis ojos caen en la camiseta y en los vaqueros y
mis pensamientos se mueven hacia Cal. Sus ojos encuentran los míos, y me
mira contemplativamente.
—Cuando conocí a ese tipo Collin… —Medio se ríe—. Fue extraño. Era
como ver a Chris y al mismo tiempo no verlo. Admito que estaba medio
borracho, pero… pensé en ti, y cómo debió haber sido para ti cuando
conociste a Chris… y luego a Collin. —Me mira casi con lastima—. Sé que
técnicamente son una persona, pero tengo que reconocértelo por siempre
recordarlo —dice con una media sonrisa.
—Gracias, Aidan. Eso significa mucho para mí.
156

Chris
—Puedo cocinar un poco. Solo que la mayoría de cosas tienden a ser
de las que se sacan del empaque para ser calentadas —le dice Hillary a mi
madre mientras la observa limpiar las alas de pollo que hará esta noche.
—No es tan duro como parece. Solo requiere de algo de tiempo y
paciencia —le dice mi madre.
—¿Y tú cocinas? —me pregunta Hillary escéptica.
—Aprendí de la mejor. —Tiro mi brazo sobre el hombre de mi madre.
—Huh. Nunca cocinaste como Cal. —Hillary me mira escéptica,
ignorante de lo incomodo que es lo que acaba de dejar salir de su boca. No
sé mucho sobre Hillary aparte de que es la mejor amiga de Lauren y que le
tiró agua en el rostro a Jenna la última vez que la vi. Basado en eso, sé que
ella no es exactamente de las que son políticamente correctas.
—Chris es un increíble cocinero. Le he estado enseñando desde que era
un niño —intervine mi mamá salvándome de una incómoda respuesta—.
Qué de ti, Hillary, ¿tu mamá y papá cocinan?
Se encoge de hombros.
—¿Mi papá? Eso es gracioso. —Se ríe—. Mis padres son muy
tradicionales, lo que significa un siglo atrás. Mi mamá hace toda la comida,
la limpieza y básicamente es una esclava sin paga —dice con arrogancia—.
¿Qué de su esposo? ¿Cocina? —Y ahora la incomodidad que habíamos
logrado evadir vuelve con toda su fuerza.
—No realmente, pero solo porque yo lo disfruto tanto que nunca hubo
necesidad de que él lo hiciera —contesta mi madre políticamente.
—Cuando me case, a menos que quiera comida envenenada, mi esposo
tendrá que ser tan bueno en la cocina como en la cama. —Se ríe y mi madre
baja la mirada hacia la comida incómodamente.
Dejo salir una risa corta. Esta chica con Aidan parece que solo serán
problemas. Ella obviamente es un petardo y él es una bola de demolición, y
juntos están en el camino de la destrucción. Pero eso es ya ver muy adelante.
No puedo recordar la última vez que fue en serio con una chica, no que el
que estén aquí significa que van en serio, tal vez solo se están divirtiendo.
Eso espero, al menos porque si las cosas salen mal entre ellos, y vaya que
157
no veo que las cosas vayan a terminar amablemente, Lauren y yo tenemos
suficientes problemas como para lidiar con ajenos.
—¿Qué opinas? —Aidan entra a la cocina y hace una de las poses de
modelaje de Zoolander.
—Muy apuesto —le dice mi madre animadamente.
—Me gusta —está de acuerdo Hillary con una sonrisa dramática.
—Te vez bien, supongo.
—Lo dice el tipo que se robó mi corte. —Me da una palmada al dorso
de la cabeza, y se la devuelvo.
—Vaya, ya saben que no deben jugar brusco en la cocina —nos dice mi
madre, recordándome cuando tenía doce.
Todos salimos de la cocina y nos sentamos en la sala.
—Iré a ver qué hace Lauren —dice Hillary antes de subir las escaleras
y noto a Aidan viéndola marcharse.
—En serio, Aidan —lo regaño una vez que ella ya no puede
escucharnos.
—¿Qué? —pregunta inocentemente.
—¿La mejor amiga de Lauren? —Frunzo el ceño y él se ríe.
—Solo nos estamos divirtiendo, no es serio, lo prometo. —Sostiene los
dedos en la señal de promesa de los niños exploradores—. Pero basta de mí.
¿Qué hay de ti? ¿Estás bien?
—Sí, lo estoy —le digo con una sonrisa.
—Viendo este lugar parece como si fueras rico —dice.
—Sí, tengo que enseñarte los autos. —Me río.
—¿Aparte del Audi?
—Hay un Porsche y uno de los nuevos Jeeps. —Aidan ha estado
obsesionado con los autos desde que éramos niños, y no solo como suelen
estarlo la mayoría de chicos. Él podía darte la historia completa de cualquier
marca que mencionaras, su favorita eran los Chevy. Cuando estábamos en
la secundaria, tuvo dos autos que restauró completamente y vendió para
cuando cumplió veintiuno.
—Oh hombre, tengo que verlos. —Salta del sofá.
Tomo las llaves de la mesa y le grito a mi mamá que iremos al garaje.
Una vez que hemos bajado, él se detiene en el Porsche y deja salir un largo
silbido mientras desliza su mano por él.
—Así que, ¿esta es tu vida? —pregunta Aidan dramáticamente,
obviamente impresionado.
—Sí —respondo mientras quito la llave y se las tiro a él. Luce tan
excitado como un niño en la tienda de dulces.
158
—Sé que no te agrada este tipo Cal, pero no puedes decir nada de su
gusto, tengo que llevarlo a una autopista porque estas calles son ridículas
—dice mientras salimos.
—Sí, todavía me estoy acostumbrando —admito. Transitar en el centro
de Chicago es como estar en el viejo oeste. La gente se te mete, los peatones
caminan en manada, y lo peor son los taxistas, no sé cuántos tendrán
licencia.
—Y ponme al día. Te fuiste por un tiempo.
—Sí, apesta —gruño.
—Te vi… o a Collin como hace un mes.
—¿En serio? —Me sorprendo.
Él asiente
—Sí.
Es tan extraño escuchar cosas como esta, y no recordar nada al
respecto.
—¿Cómo se portó o me porté? —me corrijo recordando las palabras que
Helen dijo.
—Sinceramente estaba algo ebrio. —Frunzo en ceño—. Pero lucía como
tú, hombre. Bueno eso si tuvieras un corte de diseñador y te hubieras
graduado de una escuela de la liga Ivy —dice Aidan. Se ríe, y rápidamente
se vuelve serio—. ¿No recuerdas nada?
—No, no mientras soy él. —Intento acostumbrarme al hecho que todos
los rostros de todos estos lados de mi personalidad son yo y no otra persona.
Helen ha recalcado eso—. Cuando me fui, lo último que recuerdo antes de
regresar es la pelea en casa de mis padres. —Hay un silencio incómodo que
se extiende por más tiempo del que esperaba.
—Sí, eso es realmente jodido.
—Mi madre parece como si… al menos está lidiando con ello —le digo,
y él solo mantiene la mirada en el camino.
—Sí, me he asegurado de ir a verla desde que te fuiste —dice.
—Gracias. —Sabía que lo haría. Mi familia había sido su familia… él,
Lisa y yo éramos familia. Siento que me enojo solo de pensar en ella.
—¿Viste a mi papa? —le pregunto, y voltea a verme.
—No he hablado con él si es a lo que te refieres… y ¿tú?
—Él estaba en la casa cuando volví. Lo eché. —Aidan me mira con una
mirada de incredulidad
—¿Echaste a tu padre?
—Si… —digo con una media sonrisa, pero es forzada. 159
—¿En qué estaba pensando al ir a tu casa?
Respiro profundo y le explico lo que me han contado. Todo, desde Cal
intentando asesinar a su padrastro hasta el hecho de que soy Crestfield.
—Mierda, debiste haberme dicho eso antes de que comenzara a
conducir.
—No es gran cosa. El saberlo no ha ni mejorado ni empeorado mi vida
—digo secamente. Voltea a verme como si estuviera loco.
—¿Hablas en serio? ¿Eres un Crestfield y piensas que no te está
cambiando la vida? —Suena perplejo.
—Bueno, la parte financiera sí. Resulta que valgo millones de dólares.
—Cállate, tengo que estacionar —dice dramáticamente.
—Continua, la autopista está a solo cinco minutos a la izquierda. —Me
sorprende lo rápido que vienen los pensamientos. Solo he conducido por
aquí dos veces.
Él cambia de carril
—No le sueltas esa información a alguien mientras esa persona está
conduciendo un auto que no podría pagar ni en tres vidas —dice.
—Supongo que esa parte es bastante genial —admito.
—¿Crees?
—De hecho, por eso es que te llamé. Estaba pensando que podríamos
poner un negocio juntos.
—¿En serio?
—Claro. Eres mi mejor amigo y no puedo pensar en alguien mejor para
que sea mi socio —le digo.
—Pero… no soy exactamente del tipo que lee el Wall Street Journal,
Chris. No sé nada sobre comenzar una compañía —dice sinceramente y por
eso es mi mejor amigo. Acá estoy ofreciéndole experimentar con mi dinero,
él no invertiría nada, y aun así sigue pensando en lo que es mejor para mí.
—No estoy hablando de iniciar conglomerado que esté en la lista de las
500 fortunas. —Me río—. Estaba pensando más como en un negocio de
restauración de autos. Algo de lo que podrías escribir un libro con el
conocimiento que tienes —le digo seriamente.
—Sin embargo, en Michigan, nadie podría pagar lo que pediría luego de
trabajar tanto tiempo en un auto.
—En Michigan no, sino aquí. Mira a tu alrededor. Obviamente hay
dinero alrededor y estas personas no saben en qué gastarlo. Estoy seguro
que incluso podría conseguir la clientela correcta a través de Dexter si así lo
quisiera —digo y me mira, con una sonrisa en su rostro.
160
—¿Hablas en serio? —me pregunta intentando suprimir su
entusiasmo.
—Sí, completamente.
—Wow, Chris. No sé qué decir —dice apenado y no creo haber visto a
Aidan actuar con modestia en toda su vida.
—Di que sí. No se me ocurre nada mejor que trabajar con mi mejor
amigo. Además, quiero algo que sea mío. Todo este dinero vino de Cal… y
de Collin. Quiero construir algo propio, y si llegase a sufrir algún episodio,
necesito a alguien que no se asuste y en quien pueda confiar —le digo
sinceramente.
—Hermano, si no estuviera conduciendo te besaría —declara con una
amplia sonrisa.
—Bueno, gracias a Dios que estás conduciendo entonces.
Conducimos como por media hora, y me cuenta de la saga de él y
Hillary, lo cual resulta ser en su mayoría sobre andar de fiesta y tener sexo.
Me cuenta lo que ha estado haciendo su abuela, y yo lo pongo al día con mis
sesiones de terapia, y sobre el encuentro que tuve con Dexter padre.
Mientras estacionamos en el estacionamiento del edificio de apartamentos,
tengo que preguntarle sobre el elefante en la habitación.
—¿Has hablado con Lisa? Puedes decirme, no me enojaré… mucho. —
No es como si esperase que Aidan dejara de hablarle por lo que ella me hizo
y por lo que le hizo a mi familia, aun cuando debería porque ella ha
comprobado ser una maestra en manipulación y una diabólica mentirosa.
—No en un tiempo… lo último que supe es que se marchó a California.
—¿California? ¿Qué puede estar hacienda allá? —pregunto confundido.
—Algo con algún tipo… —Se encoge de hombros y me río por la
incredulidad.
—Eso es ridículo. ¿Cuál tipo? —pregunto, aun cuando a este punto no
debería de importarme. Y no me importa, pero tengo curiosidad.
—¿Te acuerdas del tal Brett de la secundaria?
—¿Bromeas? —Me da una mirada que dice que no bromea.
Niego.
—¿Por qué haría eso? Abandonar toda su vida e irse con un tipo que ni
le gustaba en la secundaria.
—Bueno, no es como si le quedara mucho, ¿huh? —pregunta, y sé que
me imagino un dejo de desdén en su voz. Sale del auto y hago lo mismo.
—¿Qué paso con su hija? —Intento ignorar el hecho de que esa niña es
mi media hermana.
—Ya no hablemos de Lisa —dice exasperado y tira su brazo sobre mi
hombro—. Eres rico y tenemos dos hermosas mujeres con quienes ir al 161
centro de la ciudad… —dice y no puedo evitar reírme—. Y las bebidas están
por tu cuenta, hombre de un millón de dólares. —Me da una palmada en la
espalda antes de moverse.

****
—¡Están listos, chicos, para salir de fiesta en la gran ciudad! —grita
Hillary a todo pulmón sentada en el regazo de Aidan en la parte trasera de
nuestro auto. Intento evitar mirar su pecho, pero están ahí afuera para que
todos los vean.
—No puede ser tan diferente de Michigan, ¿o sí? —pregunto, y Hillary
y Lauren comparten una risa.
—Oye, Chris y yo hemos ido de fiestas locas en nuestra juventud —dice
Aidan intentando defendernos.
—Oh por favor. Nos gusta que sean de pueblos pequeños, ¿cierto
Lauren? —Hillary nos molesta.
—Eso es lo único que tengo pequeño —le dice Aidan y no puedo esperar
a tener una bebida en mis manos.
—Lista para esto, ¿cariño? —Lauren parece preocupada, y le doy una
sonrisa juguetona.
—Sí, estoy lista —dice.
Le aprieto la mano. Estacionamos frente al club que eligió Hillary, y
salgo del auto. Hay una larga fila de personas. Hillary camina hacia una
mujer con un vestido blanco que es incluso más pequeño que el de Hillary.
—¡Charlie! —grita, y ella da la vuelta con un ceño fruncido hasta que
sus ojos caen sobre el cuerpo de Aiden.
—Hola, nena, no te he visto en un tiempo —dice, y Hillary toma el brazo
de Aidan y se presiona contra él.
—Alguien me ha mantenido ocupada. —Aidan frota la parte trasera de
su cabeza y sonríe nerviosamente.
—Yo también me habría desaparecido —le dice a Hillary y sus ojos caen
sobre mí. Trago con fuerza y Lauren me agarra el brazo con fuerza. Eso me
hace sonreír, está celosa y posesiva, y con cualquiera me enciende, aunque
ella no tiene de que preocuparse. Ella es naturalmente bella, y aun cuando
el vestido oliva que lleva puesto revela solo el diez por ciento de piel
comparado con lo que la mayoría de chicas acá enseña, ella es la cosa más
sexy que he visto en mi vida.
—Ese es el esposo de Lauren, Chris. Ojos y manos alejadas —le dice
Hillary a esta Charlie, un dejo de filo en su voz antes de entrar al club. Y me
río de eso. 162
La música ya está pulsando mientras nos movemos entre la multitud.
Es alguna canción pop y un rapero se le une. Este lugar es enorme con dos
pisos por lo que puedo ver. Hay más personas aquí de las que creo había en
toda mi escuela.
—Vamos al bar —nos grita Hillary por sobre la música. Todos la
seguimos detrás y nos arrastramos entre las personas. Siento que mi brazo
se envuelve en la cintura de Lauren, y ella me sonríe. Se siente bien
teniéndola en mis brazos. Huele como a caramelo, y su largo, oscuro y
ondulado cabello cae sobre su espalda. Intento ignorar las miradas que
tanto ella como Hillary obtienen.
—¿Que van a tomar? —Un cantinero se nos acerca llevando el mismo
corte que tenía Collin. ¿Qué pasa con los peinados de los hombres y las
mujeres?
—¡Tomemos shots! —dice Hillary.
—Yo tomaré una cerveza —le digo y ella hace un puchero.
—Un Amaretto agrio para mí —le dice Lauren
—Oh, vamos chicos. Ya no estamos en secundaria, así que esta noche
no sean palos en el lodo ¡¡¡por favor!!! —grita Hillary.
—Vamos, Scott, vive un poco. Tú también, Lauren. Un shot no te
matara —me dice Aidan.
Lauren me mira intentando leer mi expresión. Hillary y Aidan lucen
como si les hubiéramos asesinado su cachorro.
—Creo que uno estará bien —le digo a Lauren, y ella sonríe.
—Bien, un shot —le dice a Hillary quien hace algún tipo de bailecito
antes de decirle al cantinero. Cuando el cantinero esparce nuestras bebidas
frente a nosotros, las tomamos para hacer un brindis.
—Por los nuevos comienzos. —Hillary levanta su vaso y se voltea hacia
Aidan.
—Por los autos rápidos y las mujeres hermosas —añade Aidan.
—Por la vida —añade Lauren con una hermosa sonrisa—. Beberé por
eso.

163
Capítulo 11

Chris
Me despierto, mi cabeza está palpitando. Me siento como si me
hubieran dejado caer un edificio en la cabeza. Me siento en la cama, Lauren
aún está dormida al otro lado y son las 8:00 a.m. Mi garganta está seca y
creo que me voy a morir de sed. Me levanto y me sirvo un vaso de agua del
lavamanos. Intento recolectar mis pensamientos. ¿Qué sucedió? Lo último
que recuerdo es haber estado en el club, estábamos brindando. ¿Cuánto
tomé? Salgo de la habitación y voy por el pasillo. Huelo el desayuno. Voy a
la cocina y veo a mi mamá comenzando a hacerlo. Caylen está en su sillita
alta, le doy un beso y me robo una de las uvas que está comiendo. 164
—Me sorprende que estés levantado tan temprano. —Mi madre se ríe
muy divertida mientras saca del horno sus famosos bizcochos caseros.
—No me acuerdo de nada de lo que ocurrió. —Mi cerebro se siente
nublado
—¿Tomaste tanto?
—No lo sé…—murmuró sentándome a la mesa.
—Los escuché regresar a eso como las tres de la mañana —me dice y
me rasco la cabeza.
—Espero que el auto esté bien. —Me río, pero sé que alguien debió
haberse quedado lo suficientemente sobrio como para que todos
volviéramos, o tal vez lo dejamos en el club. Espero que no se lo haya llevado
una grúa—. ¿Sabes si Hillary y Aidan volvieron aquí?
—Ni idea. Solo te escuché a ti y a Lauren. —Regresa su atención a la
comida. Paso mi mano por sobre mi estómago. Espero que no hayamos
hecho algo de lo que nos avergoncemos. Aunque mi madre no me dirá si lo
hicimos.
—Toma, llévale esto a Lauren —dice arreglándome un plato lleno de
tocino, huevos y bizcocho.
—¿Quieres subir y ver a mami? —le pregunto a Caylen y se ríe negando.
—Galleta —grita, y me río.
—Si Lauren tiene resaca, no creo que el llevar a Caylen sea lo mejor —
sugiere mi madre. Sí, eso tiene sentido. Subo las escaleras metiéndome un
pedazo de tocino a la boca.
Cuando llego a la habitación, veo a Lauren sentada y con una sonrisa
coqueta.
—Hola. —Su rostro está sonrojado y una magnifica sonrisa se extiende
a través de su rostro.
—Buenos días. —Camino hacia ella y me siento a su lado entregándole
el plato de comida. Me da un suave beso en el cuello y se ríe tontamente.
Parece estar de un fantástico humor esta mañana.
—Sabes por qué son tan buenos días. —Se ríe antes de comer un
pedazo de tocino. La miro de cerca. Es tan hermosa con la luz del sol
reflejándose en sus ojos avellana, luce casi angelical.
—Debimos haberla pasado realmente bien anoche. —Me río, y me mira
arqueando una ceja.
—Sí —dice pasando su mano por entre su enredado cabello—. Tengo
que levantarme, o probablemente duerma todo el día —murmura con una
sonrisa.
—¿Cuánto tomé anoche? —Espero por su respuesta cuando se sienta
165
en la cama y su sonrisa tiembla.
—Estás bromeando, ¿verdad? —pregunta desconcertada, y frunzo el
ceño.
—No, no recuerdo casi nada de anoche. —Cuando digo eso su sonrisa
desaparece completamente
—¿Qué?
—Recuerdo tomarme un shot, y después de eso, todo está borroso. —
Veo que ella notablemente traga con fuerza y el color de su rostro se
esfuma—. Uhm… ¿qué sucede? —Mi corazón comienza a latir rápidamente
sabiendo que lo que ella dirá después no va a ser bueno.
—No te tomaste ese shot, Chris.
—¿Qué quieres decir? —le pregunto, y sus ojos se mueven de los míos
a su regazo.
—No tomaste nada… —Se calla, y mi estómago se cae. Sé exactamente
quien no toma….
10 horas antes
Cal
—¿Cariño, vas a tomarte tu shot?
¡Collin es una jodida mierda! Me ha tenido encerrado por no sé cuánto
tiempo. Sin embargo, parece que salí justo a tiempo. Lauren me está
mirando fijamente con sus ojos ensanchados y luciendo completamente
follable.
Estamos en un club. Demonios, eso fue rápido. Miro alrededor. No
puedo evitar sonreír frente a tan oportuno regreso.
—Scott, tomate tu shot —Volteo y veo a Aidan, el molesto mejor amigo
de Chris está aquí con Hillary parada a su lado, de zorra como usualmente
es. Demasiadas personas con las que lidiar cuando no sé cuánto tiempo
tengo.
—¿Estás bien, Chris? —Lauren me mira curiosa y le sonrió
ampliamente haciéndole saber que todo está bien.
—Sí. Fantástico.
166
Sus ojos se estrechan. Mis ojos viajan sobre su cuerpo, e intento patear
lejos el pensamiento de las manos de Collin por todo su cuerpo. Ella se va a
olvidar de él al solo segundo que la pueda tener a solas. Busco mi cartera y
le doy al cantinero mi tarjeta de crédito.
—Vamos a bailar. —Tomo su mano y la llevo a la pista de baile dejando
atrás a Estupitet y Tontet.
—¿Te gusta bailar? —Está sorprendida y debería porque el soso idiota
de Chris se la pasaría toda la noche sentado en el bar.
—Oh sí. Gran bailarín. —Rodeo su cintura con mi brazo y la jalo hacia
mí. Me mira un poco confundida y le doy la vuelta para que su espalda esté
contra mí y muevo su cuerpo al ritmo de la música. Al principio está tensa
pero lentamente se deshace en mis manos. Paso mis manos por sus caderas
mientras comienza a contonearse. ¿De qué demonios me he perdido? Casi
me siento mal por Chris —si así son las cosas con él— bueno casi.
Ella se da la vuelta y lanza sus brazos alrededor de mi cuello. La música
está fuerte, y la energía se sale de la escala. Demonios, mi chica se ve bien.
La forma en la que está moviendo sus caderas casi hace que me olvide de lo
que estaba pensando sobre cómo Collin pudo bloquearme y en cómo puedo
hacer para mantenerlo yo bloqueado a él por más tiempo. Necesito hablar
con Helen.
—¿Qué sucede? —me pregunta inclinándose hacia mi oído.
—Nada. —Jalo su cuerpo más cerca del mío. Puedo oler el tequila que
se tomó. Eso la va a hacer mucho más divertida otro rato.
—Cada día me impresionas más y más, Chris. —Se ríe jadeando, e
intentó no estremecerme cuando me llama Chris.
—Estoy lleno de sorpresas —le susurro al oído y beso la piel debajo de
su oreja. Sus ojos brillan con confusión y lujuria, pero se desvanece, y se
entrega nuevamente a la música. Recuerdo aquellos días en los que la
observaba bailando con sus amigas, ella se entregaba al ritmo de la música
y yo me la llevaba a casa para que me cabalgara a mí.
—¿Uhm desde cuando te volviste el rey de la pista de baile? —Aidan me
toca el hombro. Le miro y lucho contra el impulso de decirle que se largue.
Se supone que soy Chris…
—Oh sí, mi chica simplemente me saca la bestia. —Me río y ella se
sonroja.
—¿Otro trago? —Hillary pone otro en las manos de Lauren.
Comienzo a detenerla, pero luego me doy cuenta que entre más
intoxicada esté, es más fácil seguir haciéndola del aburrido chico de granja
con corazón de oro. Se lo toma haciendo la cabeza hacia atrás rápidamente
y no puedo evitar pensar en lo sexy que es. Pero ese es el trago número dos,
y la quiero entonada no cayéndose de borracha.
—Esa es mi chica —la alienta Hillary. 167
Ella sonríe ampliamente, su cabello ondulado se ve salvaje y la hace
parecer como un tipo de mujer maravilla ardiente. Salta de regreso a mis
brazos y me besa con los labios húmedos de tequila y la tomó de la cintura
antes de que se aleje. Siento su corazón palpitar contra mí, y esto es lo que
ni Chris ni Collin entienden. Yo enciendo una llama dentro de ella que ellos
jamás podrán, ellos no pueden copiar lo que yo la hago sentir. Ella se aleja,
su rostro sonrojado, y me está mirando como atrapada entre la sospecha y
la lujuria.
—Tengo hambre —digo con malicia. Chris siempre está comiendo algo
y suena como la cosa correcta que él diría, y no es completamente una
mentira. Quiero comer solo que no comida.
Ella sonríe, un poco más calmada.
—Vamos, Lauren. Mostrémosles cómo éramos en nuestros días de The
Vault. —Hillary toma las manos de Lauren y bailan juntas, juguetonamente
y flirteando como hacen las chicas cuando quieren atención.
Me regreso al bar y noto a Aidan siguiéndome. De todas las personas
que le agradan a Chris, Aidan es el que menos me molesta. Pero si se da
cuenta que no soy Chris, esta noche no va a terminar como quiero así que
veo esto como práctica para lo que vendrá.
Miro al rededor y veo a tipos viendo a nuestras chicas, y me río porque
yo soy el que se irá a casa con ella. Ellos solo la tendrán en sus sueños.
—¿Tal vez deberíamos separarlas? —dice Aidan dándome con el codo.
Esa es la única cosa en la que estamos de acuerdo. Nos dirigimos hacia
ellas. Jalo a Lauren lejos de Hillary llevándola hasta mis brazos y
moviéndola entre la multitud poniendo algo de espacio entre ellos y
nosotros. Una canción lenta suena y ella me mira casi apenada,
recordándome de cuando tuvimos nuestra primera cita. Inclina todo su peso
sobre mí, y me mira con una sexy sonrisa en su rostro. Envuelvo un brazo
a su alrededor y la sostengo cerca. Ella coloca su cabeza sobre mi pecho, y
paso mi mano por entre su cabello y le masajeo la espalda.
Veo el cambio, cómo el alcohol fluye por su sistema. Eso ha calmado
sus sospechas respecto a mí si es que alguna vez existieron. Ella no es una
bebedora aparte del vino que le gusta, así que ahora está desinhibida lo que
significa que puedo salirme con la mía en más cosas. La extraño, extraño
tenerla entre mis brazos, gimiendo mi nombre, diciendo mi nombre. Se
balancea con la música, y la guio a cada paso, deseando que fuéramos solo
los dos. Su piel se siente caliente contra la mía, está sonrosada, y me
muerdo el labio para mantenerme lo más parecido a Chris que puedo, pero
esto está duro… literalmente.
—¿Te estás divirtiendo? —pregunta, su voz es más suave, sensual.
Tengo que inclinarme para concentrarme y poder escucharla
—La estoy pasando de maravilla —le susurro al oído y lucho contra el 168
impulso de mordisquearle la oreja. En vez de eso, solo la beso y cuando ella
se estremece, se requiere de todo en mi poder para quedarme en esta pista
de baile con ella. Chris no la sacaría de aquí y demandaría irse para tener
nuestra propia fiesta porque Chris es... dulce, envuelvo mis dedos alrededor
de su muñeca y la levanto hasta mi boca para darle un beso en la parte
interna. Sus ojos se elevan hacia los míos, los orbes en forma de avellana de
los que enamoré buscan algo dentro de los míos, y aun en su estado de
intoxicación me pregunto si me reconoce, si realmente me ve.
—Tú —dice suavemente.
—¿Qué? —pregunto, y ella niega
—Esta noche luces distinto. —Pasa su mano por mi pecho.
—Tú también —contraataco y ella me da una sonrisa floja—. ¿Es algo
bueno o malo? —le pregunto.
Ella arquea una ceja perfecta hacia mí.
—No estoy segura. —Se ríe, pero descansa su cabeza en mi pecho.
No puedo luchar contra la sonrisa que se apodera de mi rostro. Paso
mi mano por su cabello y la beso en la cabeza
—Te extrañé —digo, pero la música está demasiado fuerte como para
que me escuche. Inhalo su aroma, y mi mano se mueve a la parte baja de
su cadera, casi por instinto comienzo a dibujar mi nombre… pero eso me
delataría, y esta noche no quiero explicar o discutir o pelear. Solo la quiero
así. Quiero hablar con ella, y una necesidad casi desesperada se apodera de
mí. Me inclino y susurro en su oído—: Salgamos…. ¿Podemos salir? —
Rápidamente me corrijo.
Ella asiente y me sonríe, un hoyuelo escondido aparece a un lado de
su boca. Tomo su mano y salimos del club, hasta la entrada del mismo. El
aire esta frío y lo inhalo para arreglar mis pensamientos. El verla hace que
me den ganas de contarle todo, pero no puedo. Ahora no es el momento
justo. No hay tantas personas afuera como esperaba que hubiera y me
alegro de que solo seamos los dos.
—¿Qué hacemos? —Sus palabras están un poco lentas luego de sus
bebidas. Sus ojos brillan y parece como si estuviera en la nube nueve. No
puedo evitar sonreírle.
—Solo quería hablar contigo —le digo y ella inclina la cabeza hacia mí.
—¿Estas bien? ¿Tal vez debiste haberte tomado algo? —pregunta, casi
haciendo un puchero.
—¿Por qué?, ¿qué necesitas hacer?
Ella encoge los hombros.
—¿Quieres divertirte? —Coloca las manos en la cintura, camino hacia 169
ella y la levanto en mis brazos.
—Tú eres la única cosa divertida que necesito. —Ella se muerde el labio
y creo que me delaté, pero después sonríe brillantemente.
—¿Puedes cantarme?
—¿Cantar, nena? —le pregunto y ella asiente con entusiasmo—.
¿Ahora? —pregunto, estremeciéndome. Chris canta, yo no soy de los que
cantan
—Amo tu voz —dice y me río.
—Más tarde lo prometo. —Pego mis labios a los suyos. Ella gime
mientras me jala más cerca y estoy a diez segundos de llevármela de este
lugar. Ella deja salir un sensual jadeo y presiona su frente contra la mía.
—¿Crees que mi galería va a funcionar? —Puedo ver la preocupación
en sus ojos, así que la bajo de nuevo al piso. ¿Cuándo abrirá? Con Collin
bloqueándome no sé lo que ha estado pasando, y eso hacer que ansié aún
más el regresar las cosas a como deberían están entre todos nosotros.
—¿Por qué no habría de hacerlo? —le pregunto y encoge los hombros,
pero puedo ver que está nerviosa y no sé por qué. Es una mujer fenomenal
y la galería es la única cosa por la que le doy crédito a Collin. Espero que
eso le permita a ella ver lo grandiosa que es.
—¿Qué si escojo mal las obras? ¿Qué si no sirvo para esto?
Tomo su rostro entre mis manos.
—Puedes hacer lo que sea, jamás dudes de ti misma… yo jamás lo he
hecho —le digo firmemente y me da una débil sonrisa, entonces estudia mis
ojos y cuando su respiración se detiene, le suelto el rostro.
—¿Chris? —pregunta. No es acusador el tono, sino que está
preguntando, como si supiese que soy yo. Sé que lo sabe, pero vacila, y es
todo lo que necesito.
—¿Quien más podría ser? —le pregunto juguetonamente y ella sonríe
a la fuerza, y se sonroja por la vergüenza. Pero no hay nada de qué
avergonzarse y quiero decirle que soy yo. Pero no es el momento correcto,
pero pronto lo será.
—Cuéntame un secreto.
La miro, y está balanceándose en la línea entre entonada y borracha.
Coloco mi brazo alrededor de su cuello y la guio para que comience a
caminar.
—¿Qué tipo de secreto?
—Algo que no sepa, algo que quieras decirme. —¿Está jugando
conmigo? ¿Aún está dudando? Sus ojos buscan dentro de los míos y ellos
siguen siendo infartantemente, de los que ponen los pensamientos de un-
hombre de cabeza, hermosos. Si ella quiere un secreto, se lo daré.
170
—He estado teniendo sueños. —Ella me mira dándome una de sus
sonrisas coquetas que me hacen pensar en el tipo de cosas en las que estoy
intentando no concentrarme.
—Vaya… no me esperaba eso, Chris —bromea.
—No de ese tipo… sino sobre esa noche… con mi madre biológica —
digo intentando pensar en cómo lo diría Chris.
Su expresión se torna completamente seria.
—¿Te encuentras bien? —Gentilmente toca mi pecho como si fuese a
romperme. La agarro con fuerza.
—Sí. Solo que… las cosas en los sueños son distintas de como las
recuerdo que fueron esa noche.
—¿Recuerdas esa noche? —me pregunta solemnemente y entonces
recuerdo que soy Chris… él probablemente no recuerda nada.
—Digo, que comencé a recordar, es complicado, pero, hay alguien más
en mi sueño —le digo y ella parece desconcertada—. Mi madre estaba ahí, y
creo que había otro niño y alguien más pero no sé quién, pero… —Coloco
mi cabeza contra la de ella, mi pulso se acelera con solo pensar al respecto
y ella me abraza con fuerza.
—¿Has hablado con Helen al respecto? —pregunta y siento la
tranquilidad entre nosotros transformándose y no quiero eso. No sé ni por
qué hablé.
—Ya veré cómo hago. —Intento cambiar el tema y añado una sonrisa
por si acaso. Ella parece confundida, pero le doy un rápido beso en los labios
y se suponía que fuera rápido, pero se convierte en algo más. Olvidé lo
mucho que me gusta saborearla, el como cuando la beso todo parece estar
mejor.
—Creo que estoy lista para regresar a casa —me dice y puedo ver el
deseo en sus ojos, la lujuria empaña sus pensamientos. Sonrío con
satisfacción y volvemos al club para buscar a Hillary y a Aidan, quienes
están en el bar y parecen estar en su cuarta bebida. Son los típicos
borrachos, demasiado tocones y riéndose hasta la mierda. Logro juntarlos y
sacarlos del club hasta meterlos al auto sin tener que patearle el trasero a
nadie.
—Nosotros regresaremos a mi casa —anuncia Hillary borrachamente
entre estar babeando sobre Aidan. ¿Ugh cuando demonios fue que se
juntaron?
—¿Dónde vives? —pregunto intentando mantener la irritación fuera de
mi voz
—Lincoln Park —anuncia y volteo a verla como si hubiese perdido la
cabeza.
171
—¡¿Qué?! —A este punto me vale un comino si se dan cuenta que estoy
enojado—. No los voy a llevar todo el camino hasta Lincoln Park. Está a casi
treinta minutos de aquí.
—No lo está. Esta como a veinticinco minutos, pero en este auto,
podrías estar ahí en quince —me contesta—. ¿Y desde cuándo te
familiarizaste tanto con la ciudad? —pregunta y coloco de nuevo los ojos en
el camino. Volteo a ver a Lauren que tiene los ojos cerrado con una sonrisa
en el rostro.
—Bien —gruño.
—Pero voy a necesitar que alguien me vaya a dejar el auto mañana —
añade y agarro con fuerza el manubrio. Ese será problema de Chris no mío.
Me emputa estar perdiendo, aunque sea un minuto del tiempo que tengo
con Lauren.
—¿Que acaso no solo podrías quedarte en nuestra casa? —pregunto
frustrado
—Supongo —contesta decepcionada y algo irritada.
—No te preocupes, aprovecharemos lo más que podamos —le dice
Aidan antes de atraer su atención de regreso hacia él y cambio de opinión.
—No, sabes qué, te llevaré a tu casa. —No quiero escuchar, no quiero
ver nada de lo que hagan juntos.
La carretera está libre y en menos de quince minutos luego de sacarle
a la memoria borracha de Hillary su dirección, los dejo frente a su puerta.
Observo que los dos entran trastabillando y después me largo de la entrada
para autos. Menos de diez minutos después me encuentro entrando a
nuestra cochera. Quito el cerrojo y me muevo al lado de Lauren. No puedo
evitar mirarla mientras duerme. Luce tan feliz y en paz, muy distinta a la
última vez que estuvimos aquí.
En ese momento yo era la muñeca rota que ella mantuvo unida y ella
era la única cosa que evitaba que me rompiese. Probablemente ahora es la
única cosa que evita que nos rompamos. La mujer es la dueña de mis
pensamientos, y con una mirada puede hacerme tomar la decisión correcta
o equivocada. Le quito el cinturón de seguridad y la levanto en mis brazos.
Instintivamente envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. Sigue siendo
tan ligera como el primer día que la conocí. Yo lo sentí todo y me pregunto
qué es lo que ellos sintieron, Chris y ese imbécil de Collin. Para mí Lauren
no es solo una mujer que tuvo a mi hija, o un pase para lo que algunos
llaman cordura.
Ella es mi todo. Mi amor por ella sigue tan puro como el día en que me
admití que ella era la elegida. En ese momento ni siquiera sabía lo que eso
significaba, ¿qué era ser la elegida? Entonces la conocí y me di cuenta que
la elegida era aquella persona por la que lucharía, por quien me entregaría
a mí mismo con tal que ella tuviese paz. 172

La cargo hasta el elevador y con cada piso que subimos un recuerdo


pasa por mi cabeza, de ella y mío, nuestros recuerdos, no de ellos. Nuestra
primera cita, cuando nos comprometimos, cuando me dio el acepto a mí.
Recuerdo sus suplicas desesperadas porque me quedase el día que me
marché, cuando creí que estaba haciendo lo correcto. Pensé que lo correcto
era un sacrificio, pero sus suplicas eran una tortura porque no podía decir
que sí. No podía hacer aquello que más quería hacer en el mundo, lo cual
era quedarme con ella. Los recuerdos de ese día todavía me aterrorizan, pero
los sufriría cada día si eso significase que ella fuese feliz. Ahora ella parece
feliz, en paz, ¿pero es realmente feliz?
Quiero que sea feliz, pero jamás quise que lo fuera de esta manera. La
he visto feliz tanto con Chris como con Collin, pero no era verdadera
felicidad, ¿cierto? Es complacencia. Abro nuestra puerta y tomo un
momento para mirar alrededor de mi casa. Mi hogar, el que hice y por el que
trabajé tanto, no el de ellos. Todos ellos son unos aprovechados. Intento
empujar mi ira a un lado, así que la miro y mi ira se disipa. Llegamos arriba
y la coloco en la cama. Ella se enrosca en una bola y le pongo una manta
encima. Me dirijo por el pasillo y doy un vistazo en el cuarto de al lado. La
habitación de mi hija.
Es rosa y la luz nocturna está encendida. Es la habitación para una
princesa, mi princesa. Me siento a su lado en la cama y la tomo en brazos.
Está dormida, pero no importa. Ha pasado tanto tiempo desde que la
sostuve en mis brazos. Mi sangre hierve al pensar que ellos han tenido
tiempo con ella, que es a ellos a quien ella conoce, aun cuando ellos no
tuvieron nada que ver en hacerla. Ella es mi viva imagen, la mejor parte de
mí y de su madre combinada. Le beso la mejilla suavemente.
Si no fuese por ella habría cometido el peor error de mi vida, hubiera
dejado ir a Lauren. Jamar volveré a cometer ese error. Sin importar lo duro
que tenga que pelear. Aun si tengo que morir intentándolo.
Acuesto nuevamente a Caylen y le coloco encima su pequeña manta
rosada. Tomo el oso de peluche que se ha caído al piso y se lo pongo bajo el
brazo y paso mi mano por el brazalete que le compré para su primer
cumpleaños. Parece como si hubiese sido ayer. Regreso a nuestra habitación
y cierro la puerta detrás de mí cuando entro. Me reclino contra ella y dejo ir
mi mundo de problemas en un suspiro. Ella está dormida, pero la manta se
ha deslizado de ella y parece un ángel envuelta en pecado.
En todo lo que podía pensar antes era en tenerla sola, en hacerla
recordar que ella puede haberles dado un pequeño lugar en su corazón, pero
que yo soy el dueño de su cuerpo. Pero al verla ahora, no quiero molestarla.
Me quito la ropa y me recuesto a su lado, jalando su cuerpo contra el mío.
No me queda mucho tiempo. El mantenerlos a ambos a raya se está
volviendo más fácil, pero sigue siendo monumentalmente difícil. Sin
embargo, vale la pena con tal de tener este tiempo solo nuestro y sin ellos. 173
Ella despierta a mi lado y una sonrisa diseñada por Dios mismo hace que
olvide lo que estaba pensando.
Sus ojos aún están cerrados, pero ella lleva sus labios hasta los míos,
sus dedos pasan por los cabellos puntiagudos de mi cabeza, y presiona su
cuerpo contra mí. La siento derretirse junto a mí.
—Te he extrañado —susurra, y me alejo examinando su rostro, sus ojos
están medio abiertos y tiene una sonrisa seductora en su rostro.
—¿A quién extrañaste? —No contesta, pero me jala para un beso que
casi hace que olvide la pregunta. Me aparto de ella nuevamente y fijo sus
brazos por sobre su cabeza, con nuestros cuerpos presionados—. A quién
extrañas —le pregunto, mi voz es casi desesperada.
—A ti… —dice, pero su voz tiembla y sé que está cansada y adormilada.
Es en momentos como estos en los que uno obtiene la verdad, la verdad sin
secretos, y eso es lo que necesito escuchar de ella, lo que realmente siente,
a quién quiere realmente, aun si eso me mata.
—Di mi nombre —intento mantener mi voz gentil, pero la urgencia está
ahí y si estuviera lo suficientemente sobria la escucharía. Sus ojos avellana
flirtean con los míos y se inclina para besar mis labios, pero se detiene antes
de que nuestros labios se encuentren. “Cal”, y cuando dice eso, la idea de
solo abrazarla esta noche se rompe en pedazos más rápido de lo que yo
puedo arrancarle su vestido.
Ella no sabe el poder que tiene sobre mí, que yo haría cualquier cosa
que ella pidiera. No puedo quitarnos la ropa lo suficientemente rápido. Ella
envuelve su cuerpo alrededor del mío como si nunca quisiera soltarme y yo
nunca quiero que lo haga. Nuestros besos comienzan frenéticos, casi con
pánico antes que se conviertan en algo completamente distinto, lento y
deliberado, me está besando como si me extrañase y mi tiempo cambia
completamente. Quiero saborear el momento, pero no quiero ser dulce y
tímido como Chris o clínico y estratégico como Collin. Quiero que sepa que
fue conmigo con quien estuvo, y que yo le puedo dar lo que sea que quiera.
Sus ojos están cerrados y me deslizo dentro de ella, pero el gemido que me
da es algo que jamás olvidaré. Centímetro a centímetro sus suspiros se
alargan, y se vuelve difícil concentrarse mientras me pierdo en ella. Ella es
un océano en el que un hombre se puede perder, puede hacer que uno
pierda de vista las cosas que pensó importantes, Collin demostró eso, ella
hizo que él perdiera la puta cabeza.
—Cal —dice nuevamente, y me pierdo en ella, mis manos se hunden
en su piel, y se aprieta a mí alrededor, fijo sus manos a la cama, y la miro a
los ojos, una vez estuvieron llenos de inocencia y asombro y aún siguen ahí
pero ahora están nublados por lujuria y deseo, no puedo evitar sonreír al
saber que yo hice eso—. No te detengas —me ruega y no lo hago.
La tomo de todas las maneras que se me ocurren, y la reto a que me
olvide, y cuando acabamos y ella se está recuperando, se voltea hacia mí y 174
yo dibujo mi nombre en su espalda marcándola.

Lauren
Pensé que era un sueño. Juraría que lo era. Anoche fue borroso y
confuso, aun así, fue maravillosamente increíble, como probar un bocado
de tu vieja comida favorita y recordar lo rico que sabía. ¿Cómo pude haber
sido tan estúpida? Sabía que Chris estaba actuando extraño anoche, pero
con el alcohol y mis emociones, era difícil ver claramente. ¿Por qué no dijo
nada? Cal jamás ha pretendido ser Chris, pero Cal siempre ha sido un
misterio, mi propio enigma. Al ver el rostro de Chris hoy, me siento terrible.
La culpa se desborda de mi alma mientras lo miro, su expresión es una
mezcla de ira y confusión.
—N-no estoy segura, pero… creo que Cal estuvo aquí anoche…
—¿Qué sucedió? —pregunta Chris y puedo ver que está intentando
mantener estable su voz y su expresión libre de lo que está sintiendo. Le
ahorro el esfuerzo al pegar la mirada a mi regazo mientras me consume la
culpa. Filtro mis pensamientos de lo que ocurrió anoche, el baile, los besos,
el hablar y el hacer el amor. Mi rostro se enrojece.
—Bebí demasiado. No me acuerdo de todo, pero recuerdo que estabas
distinto, no un distinto malo, solo distinto. —Él deja salir un suspiro de
frustración y pasa su mano por su cabeza. No estoy mejorando la
situación—. Nunca dijo que era él, todo el tiempo pensé que eras tú. —No lo
dijo con sus palabras, pero cuando me enfoco en los pequeños momentos
que compartimos, creo que me lo estaba diciendo de otras maneras.
—Bueno, esto es grandioso. Parece que tanto él como el otro sujeto se
están haciendo pasar por mí. —La frustración y la ira irradian de él—.
¿Cómo es que nadie se pudo dar cuanta que no era yo? ¿Acaso no estaban
Aidan y Hillary ahí también? ¿Acaso nos hemos comenzado a difuminar en
uno solo que parecemos ser la misma persona? —Su voz se eleva, pero sé
que es más porque está herido que por la ira.
—Todos estábamos bebiendo, Chris. Aidan estaba entreteniendo a
Hillary… —intentó hablar con él—. Lo siento, no sé qué decir. —Estoy a
punto de derramar lágrimas, mi resaca choca contra la impresión.
Él inclina la cabeza ligeramente y se pincha el puente de la nariz.
175
—¿Por qué pretendería ser yo? ¿Desde cuándo hace eso? —murmura y
esa es la pregunta que hace que mi corazón se acelere.
Este no es un comportamiento normal de Cal, parece estar por debajo
de él, al menos es lo que creo que él pensaría. Me sorprende no haberme
dado cuenta y para mí lo cambia todo. ¿Lo sabía yo? Esa pregunta da más
miedo contestarla. No era exactamente yo anoche, pero, debí haberme dado
cuenta que había algo raro sobre él.
—Necesito hablar con Helen —murmura y se levanta de la cama. El
aire de tranquilidad que tenía hace menos de veinticuatro horas antes hace
rato que desapareció y el peso del mundo está de nuevo en sus hombros.
—Chris —le llamo antes de que se marche al baño—. Por lo que vale,
lo lamento.
—¿Por qué? —pregunta con desafío en su tono lo que me recuerda a
Collin, trago con fuerza, insegura de qué contestar—. Eso es lo que pensé.
—Y con eso, cierra la puerta y me deja sola con mis pensamientos.

****
—¡No puedo creer que nos engañara de esa manera! —Hillary se ríe,
como si la seriedad de la situación todavía no le hubiera caído, como si no
hubiese estado en la misma montaña rusa que yo.
Estoy revisando mi lista de pendientes para la apertura de la galería la
cual es en menos de dos semanas y mis pensamientos están abarrotados.
Recuerdos que habían estado adormecidos están yendo al frente de mi
mente, pese a que he intentado mantenerlos así.
—Sabes, pensé que había algo raro. Nunca me imaginé que Chris fuera
un bailarín y la forma en la que estaba sobre ti… —Me está ayudando a ver
muestras de papel tapiz para una pared adyacente en la segunda planta de
la galería.
—Debí haberlo sabido —gimo.
—Me gustan más estos dos —dice poniendo una x en los que eligió. Son
un poco más atrevido de lo que yo quería, pero nada relacionado a Hillary
es sutil—. Estabas distraída. Salimos a tomar y a divertirnos y bueno, no es
como si se hubiera transformado en un tipo con otra cara. Sabes, pienso
que todo esto es ridículo, ¡él es la misma persona! No puedo creer lo culpable
que te hace sentir al respecto. Es una pila de mierda —declara con una
mano en la cintura—. Todos lucen igual, y no puedes evitarlo si te
confunden: Chris es más un Old Navy mientras que Cal es más como un
Armani y Collin tiene esta cosa metrosexual. Pero al final del día, son la
misma persona. ¿Y si alguien debería sentirse ofendido, no debería de ser
Cal? Él fue el primero.
Encoge los hombres cambiando su atención a los expedientes
biográficos de cada artista que estará en la apertura.
—Oooh, ¡él es tan ardiente! —chilla mirando un artista que me 176
recomendó uno de mis antiguos compañeros de clase. Es un fotógrafo y
tiene una cuenta en Instagram que va subiendo en seguidores
—Sí, su trabajo es aún más ardiente —le digo secamente y ella resopla.
—Por favor, ya salte de esa depresión. Tienes a tu amorcito de vuelta
aun si está cincuenta sombras de loco como una cabra —bromea dándome
un empujón—. Últimamente me están gustando los rubios —dice
sonriéndole al artista como un gato Cheshire.
Le quito la foto de las manos.
—Enfócate por favor —le ruego señalando la pila de biografías que
tenemos que subir a las cuentas de medios sociales que es por lo que la
llamé.
—¿En qué? ¿Tus problemas domésticos o en estas aburridas cosas? —
Señala los papeles—. Eres rica. ¿Por qué no simplemente contratas a
alguien para que haga esto? —lloriquea.
—Porque te contraté a ti, ¿recuerdas? —le recuerdo con una sonrisa y
ella hace un puchero.
—Oh, sí, lo olvidé —dice.
Hillary ha estado en trabajos temporales, y trabaja también en un club
nuevo. Tiene una carrera en mercadeo, pero parece empecinada en no hacer
uso de ella en este momento. Aun cuando se esconde detrás de su boca
descarada y de sus berrinches, ella es extremadamente inteligente y me ha
enseñado bastante de los medios, análisis, y sobre cosas en las que
probablemente yo me quedé por el año 2000.
—Tienes que tomarte una foto para la página web —me recuerda. Paso
las manos por mi cabello.
—Ya lo hice.
—Sí, necesitamos una foto donde no parezcas la bibliotecaria de
alguien.
—Tiene que ser profesional —le contesto. No luzco como una
bibliotecaria.
—Sí, pero estás abriendo una galería la cual estás poniendo en el
mercado como a la moda, elegante, y actual. No es vieja, aburrida y sosa lo
cual va implícito en tu foto.
Saco la foto que le mandé. Llevo puesto un suéter verde demasiado
grande y mi cabello está rizado.
—Usa un suéter negro que muestre algo de escote, alísate el cabello, y
no dolería que te pusieras algo de delineador. Y te voy a conseguir un nuevo
fotógrafo. En esta foto parece como si te estuvieras tomando la del anuario
escolar. 177
—Bien —le digo y aplaude excitada cuando camina hacia mí y lanza su
brazo encima de mis hombros.
—Sabes que te amo, ¿cierto? —pregunta, con una verdadera sonrisa en
su rostro
—Lo sé
—Así que he estado queriendo preguntarte algo, pero pensé que era
algo muy sensible en este momento. Pero ya me conoces y como estamos en
el tema… —Frunzo el ceño preparándome desde ya para lo peor—. Le di un
vistazo a la pintura debajo de la gran manta.
—No la estaba exactamente escondiendo. —No de ella por lo menos.
—Creo que es asombrosa.
—¿En serio? —pregunto, sorprendida y ella asiente con entusiasmo.
—Sí, ¿cuándo la vas a terminar?
—Realmente no tengo fecha. Ha sido más como terapia que otra cosa.
—Creo que no se parece a nada que haya visto. Las emociones exudan
de ella y sabes que no soy alguien emotiva. —Me sorprendo porque no lo es
y nunca ha estado tan interesada en el arte a menos que sea de un tipo
ardiente, aunque supongo que esta tiene a tres tipos ardientes,
—Vaya, gracias Hillary —le digo, incapaz de luchar con mi sonrisa que
cada vez se hace más grande.
—¿Crees poder terminarla antes de la apertura? —pregunta
vacilantemente y mi sonrisa desaparece.
—Oh no. No la puedo mostrar ahí —le digo como si ella hubiese perdido
la cabeza
—¿Por qué no?
—Porque es muy personal.
—Lauren, es increíble y creo que sería un gran avance para ti. Te
conozco. Amas el arte, no solo el mostrarlo. Tienes que hacerlo. —Cruzo los
brazos y ella niega.
—Ahora las cosas son distintas. Ese retrato es la primera cosa que he
llegado a estar cerca de terminar y no la puedo mostrar.
—¡Vamos! Es demasiado buena como para mantenerla escondida en tu
oficina y si vamos a creer que esta cosa de la enfermedad mental es real,
¿acaso no sería esta una grandiosa pieza para apoyar la causa? —discute y
el ritmo de mi corazón se acelera. Me froto la frente para calmar el dolor de
cabeza que siento está por venir.
—No, esta no —digo suavemente.
Me mira, y sus perfectamente arqueadas cejas se fruncen.
—Si no quieres incluir tu inspiración o de lo que se trata, no tienes por 178
qué hacerlo.
—Las personas no están ciegas, Hillary. Sabrán que es mi esposo.
—Pero no sabrán qué significa.
Niego.
—Muchas personas de la Corporación Crestfield estarán aquí. No es
una buena idea —le digo firmemente.
—Es el hijo del presidente de la compañía. A quién le importa lo que
piensen. Estoy segura que ya armaron el rompecabezas, Lauren.
—Él ni siquiera sabe que hice esto —digo suavemente, sintiendo la
culpa subirme por el cuello.
Ella enrolla su larga trenza francesa en su dedo.
—Bueno, pregúntale o pregúntales. Puedo ver el trabajo que pusiste en
esto, y se merece que lo vean —me urge—. ¿Podrías al menos pensarlo?
Me agarro la parte trasera de mi cuello y miro el retrato. Las horas que
me llevó, los recuerdos y sentimientos contra los que luché desbordándose
del lienzo.
—Por faaaaa —ruega, sus manos en posición de oración.
La miro escéptica.
—Lauren, te lo mereces —dice. La solemnidad en su voz me toma por
sorpresa.
—Lo pensaré —murmuro y ella chilla de felicidad.
Si tan solo yo estuviera tan animada de tener esta conversación con
Chris como ella parece estarlo de que tendré dicha conversación.

179
Capítulo 12

Chris
Miro el sobre blanco que encontré pegado con cinca adhesiva al volante
en mi auto. El mensaje es simple:
Necesitamos hablar.
—Cal
Ahora está en manos de Helen, ella lo está examinando completamente
como si fuese todo un ensayo en lugar de una simple oración. Una petición
o una demanda, sigo pasando de una a la otra sin saber cuál es y qué
significado tiene. Helen finalmente levanta la cabeza y regresa su atención 180
a mí colocando la nota a su lado. Entrelaza sus dedos y casi fija su mirada
más allá de mí como si contemplase algo.
—Muy bien, Christopher, antes de que comencemos, quiero mostrarte
algo. —Toma el control remoto y enciende la pantalla plana en su pared.
—¿Vamos a ver otro testimonio? —Al principio, fue interesante ver
videos de otras personas con DDI donde compartían cómo había sido su
experiencia. La parte más dura fue escuchar que los miembros de sus
familias lidiaban con ello. El ver los sacrificios que todos tenían que hacer
me hacen sentir culpable.
—Hoy no —dice, levanto la mirada y me veo a mí mismo en la pantalla.
—¿Está encendido? —Al solo escuchar la voz sé que no soy yo.
Es él. Él deja salir un profundo suspiro y se apoya en las rodillas.
—Soy yo. El que crees que hizo tu vida un infierno, ¿cierto? —Se ríe. —
. Bueno si eso es lo que piensas, estás putamente delirando. Sin mí, Caylen
y Lauren no estarían en tu vida. Probablemente estarías casado con esa
perra estirada de Jenna.
—Cal, vamos. Dijiste que te portarías bien. —Escucho la voz de Helen
al fondo.
Él rueda los ojos y resopla.
—De acuerdo, déjame ir directamente al grano. Quiero hacer las cosas
bien por Lauren. La dejé una vez porque pensé que estaba haciendo lo
correcto. Quería que tuviera a alguien mejor que yo —dice solemnemente—
. Bueno, no mejor, porque sinceramente, no hay nadie mejor que yo, pero sí
alguien más responsable y confiable. Alguien que no tenga la carga de
mierda que tenemos. —Encoge los hombros—. Nunca quise que Lauren te
conociera. Siempre parecía que todo en la vida era tan fácil para ti. Pensé
que sería más fácil para ella amarte que a mí —continúa.
Es tan extraño ver una grabación mía y no reconocer mi voz ni recordar
haber dicho las palabras, pero el verla, el observarla yo mismo, me golpea y
hace que todo se sienta tan real.
—He estado intentando arreglar cosas por ella. Enderezar las cosas y
darle todo lo que se merece. Ella no se merece que peleemos entre nosotros.
Diciéndole que escoja a cada rato. Confundiendo hasta la mierda a Caylen
cuando crezca. Tú eres el responsable. El desinteresado. Podrías ser un
buen papá. Pero Dios, a veces eres un jodido cobarde, hombre —dice con
un gruñido
Él es todo un imbécil.
—Digo, lo eres, y no puedo dejar a mis chicas con alguien que actué
como un cobarde. Quiero darle algo que siempre quiso. Estoy seguro hasta
la mierda que no puedo hacerlo solo. Pero quizá los dos podamos. Podemos
darle el príncipe encantador que se merece —dice—. Helen y yo hemos 181
estado hablando, y estoy empezando a pensar que tal vez esto de la
integración no va a ser una mierda completamente. ¿Qué dices, Chris?
¿Estás dentro o vas a acobardarte? —dice arrogantemente.
No me importa lo que él diga, no soy un cobarde. El video queda en
blanco y mis ojos se mueven hacia Helen. Ella está en silencio, obviamente
esperando a que responda.
—¿Cuándo tomaste ese video? —le pregunto, intentando suprimir la
ira que siento llenándome. Ella debe estarme leyendo correctamente porque
sus ojos evaden los míos, como si el segundo en que mira a otro lado
suprimiese toda culpa que siente
—Fue en una de tus primeras sesiones… —Niego cuando lo entiendo y
luego lo hago por la incredulidad.
—¡Recuerdo ese día! Fue cuando sentí como si hubiese estado
inconsciente y hubiera perdido tiempo y tú me mentiste.
—No te mentí, Chris. Simplemente no te informe de lo que había
ocurrido porque no estaba segura qué pensar al respecto y tenía que
respetar su petición.
—¿Respetar su petición? ¿Qué sobre mí, Helen? ¿Qué sobre mis
peticiones?
—Entiendo por qué te sientes molesto, pero no estás viendo el cuadro
completo, Christopher. Él te está ofreciendo una rama de olivo —explica
como si fuese lo más normal en el mundo.
Me cubro el rostro con las manos.
—Y qué, ¿se supone que solo lo acepte con los brazos abiertos? ¿Ahora
está listo para portarse bien y solo le sigo la corriente porque eso es lo que
se supone que haga? Simplemente sigo el programa porque no es como si
tuviese otra opción, ¿cierto? ¿Qué hay de mis opciones, Helen? —Para
cuando termino la oración, me doy cuenta que mi voz ha ido en aumento,
pero Helen ni siquiera se inmutó.
—Siempre tienes una opción, Chris. No tienes por qué tomar una
decisión en este instante. Nadie puede obligarte a hacer algo… —continua
pero entonces se inclina hacia adelante en su asiento y sus ojos se fijan en
los míos, estudiándome.
—¿Y por qué ahora? ¿Qué es lo que ha cambiado tanto de repente que
él se ha vuelto un jugador de equipo en lugar de un imbécil egoísta? —
pregunto riéndome.
—No lo sé —dice, y no puedo evitar preguntarme de qué me ha servido
ella. Cierto, me enseñó sobre mi condición más de lo que sabía antes, pero
cualquiera pudo haber hecho eso. Aún siento como si hubiera regresado al
principio.
—No creo que esto esté funcionando —le digo decidido. Me levanto de
182
mi asiento.
—Puedo ayudarte a hablar con él. —Nuestros ojos se encuentran e
intento leer sus ojos
—¿Por qué ahora?
—Porque obviamente él está susceptible a ello. Le puedes hacer todas
las preguntas para las que yo no tengo respuesta.
Miro hacia la puerta y de nuevo a Helen. Me imagino lo satisfactorio
que sería el solo irme y dejarla sentada aquí. Es lo que quiero hacer, pero sé
que eso no le ayuda a nadie, ni a mí, ni a mi familia. Volteo a ver la pantalla
en la que mi rostro se encuentra congelado. Su rostro… todo se junta en
uno, hemos hablado sobre la co-conciencia en nuestras sesiones, con el
comunicarse con ellos… en ese momento todo parecía imposible, incluso
surreal, pero aquí las cosas son distintas ahora. La manera en que mi
corazón a comenzado a acelerarse y en la que mis músculos se han tensado
hacen que todo sea diferente. En el video él es como me imaginaba, engreído
y arrogante
—¿Podrías ponerlo de nuevo? —le miro, sus manierismos y me golpea
con fuerza que este tipo realmente soy yo. Yo estoy en la pantalla de
televisión, pero al mismo tiempo no soy yo. ¿Es así como es para Lauren?
Porque estoy confundido y mis emociones están por todos lados. Le pido que
lo vuelva a poner, intentando acostumbrarme al hecho de que soy yo.
Escuchar su mensaje es diez veces más inquietante. Pero hay algo que
reconozco en nosotros dos, en nuestros ojos y en nuestras expresiones, todo
cambia cuando hablamos de Lauren.
—¿Qué es lo que tendría que hacer? —le pregunto manteniendo los ojos
en la pantalla.
Ella apaga el video.
—Terapia de hipnosis.
—Ha. —Junto las manos y me encorvo en la silla. El pensar en Helen
jugando en mi cabeza no me da ningún consuelo.
—Contrario a lo que muchos creen, la hipnosis no me permite
controlarte o saber tus secretos. Es un estado de concentración enfocada.
Mi único rol es ser tu guía.
Paso mi mano por mi rostro. En este punto no se me ocurre nada que
tenga que perder.
—Muy bien —asiento.
El destello de una sonrisa se muestra en su rostro cuando aprueba mi
respuesta.
—Quiero que te relajes, Chris. —Nos movimos a otra oficina, y Helen
no está detrás de su escritorio sino en una silla tapizada frente a mí. Las
luces están opacas, y hay algún tipo de vela encendida.
183
—Lo estoy —intentó asegurarle, pero mi corazón está latiendo rápido y
mi cuerpo esta tenso.
—Quisiera que tomaras aire profundamente a la cuenta de tres y lo
dejaras salir a la cuenta de cinco.
Hago lo que dice y luego de cinco veces, mi corazón comienza a ir más
lento.
—Siente cómo se relajan tus músculos y cómo tus pensamientos se van
de tu mente, enfócate en mi voz. —Su voz es calmada y baja y tiene un tono
distinto al usual—. Si sientes que tus parpados se ponen pesados, deja que
se relajen.
Unos instantes luego que dice eso, siento como si hubiera ladrillos
encima de ellos
—Me gustaría que imaginaras un lugar.
—¿Qué tipo de lugar? —pregunto, pero mi voz sale como un susurro.
—Donde te gustaría encontrarte con él.
Mis ojos ahora están cerrados.
—No sé cómo —le digo sinceramente.
—Piensa en un lugar que te sea familiar. Un lugar que conozcas tan
bien que podrías replicarlo desde el piso hasta arriba.
En menos de un segundo, estoy en mi casa. La casa de mis padres.
Estoy en la sala. Es tan extraño, casi asusta. Todo está en su lugar como si
realmente estuviese ahí. Pero estoy ahí, ya no me encuentro en la oficina de
Helen, sino que estoy de pie frente al gran sillón de mi papá.
—¿Lo ves? ¿Estás ahí? —La voz de Helen suena como si viniese de la
televisión o de la radio en otra de las habitaciones.
—Si —digo, pero no hay nadie en la habitación más que yo.
—Bien. Llámalo —instruye—. Solo di su nombre.
Miro a mi alrededor y estoy en casa, en la que crecí. Ya no me encuentro
en la oficina de Helen en Chicago, sino que estoy en Madison, Michigan.
Juro que incluso puedo oler las chuletas de cerdo fritas. ¿Cómo es posible?
Mi estómago se siente como gelatina, no porque esto parezca imposible o
estúpido, sino porque se siente real, todo, hasta la foto de Caylen colocada
encima de la chimenea de papá y mamá. Trago con fuerza.
—Cal —me sale suave, un poco más que un murmullo y entonces
aclaro la garganta—. ¿Estás aquí?
—Mira quién es.
Mi estómago se cae cuando doy la vuelta y me veo, de pie frente a mí.
Una versión de mí mismo. Mi cabello es más largo, y llevo unos vaqueros
negros y una camiseta negra. Un reloj de plata que se encuentra en mi 184
muñeca brilla cuando el sol entra por la ventana. Reclinado en el umbral,
con ambos brazos cruzados sobre el pecho y llevando una sonrisa
condescendiente.
—Chrissy. ¿Cómo estás? —pregunta y siento que mi rostro se
endurece. Levanta los brazos en algún tipo de burlona disculpa—. Solo
bromeo. Tienes que sacarte la vara del culo.
Me pasa al lado y colapsa en la silla de mi padre, colocando los pies en
la mesa del café.
—Estás callado. Pensé que serías más hablador.
—¿Qué es este lugar? —digo intentando superar el hecho que me estoy
viendo a mí mismo en persona.
Él deja salir una media risa e inclina su cabeza hacia mí.
—¿Esa es la primera pregunta que me haces? ¿De entre todas? —Su
rostro se retuerce entre incredulidad y diversión.
Cruzo los brazos y él encoge los hombros.
—Obviamente es nuestra retorcida mente —contesta simplemente.
Indica el asiento frente a él—. ¿Por qué no te sientas? —dice con una sonrisa
malvada. Frunzo en ceño y me siento frente a él—. Te tomó bastante el llegar
aquí.
—¿Por qué pretendiste ser yo? —le digo porque esta es la pregunta más
inmediata que me viene a la cabeza. Una de sus cejas se eleva hasta el cielo.
—No pretendí ser tú. —Se ríe.
—¿Oh, así que la engañaste?
—Los dos sabemos que no tengo que engañar a Lauren para que haga
algo —dice con tono bajo y rostro duro aun cuando lleva una sonrisa—.
Mira, no nos metamos en conversaciones sobre las que nunca estaremos de
acuerdo. —Su expresión se torna seria—. Te estoy ofreciendo una tregua —
dice sin rodeos.
—¿Lo que significa integrarnos? —pregunto vacilantemente.
Él encoge un hombro reclinándose en su asiento
—O co-conciencia. ¿Te ha dicho Helen al respecto?
—¿Dónde compartimos? —le pregunto, y él se ríe.
—Algo así.
—¿Estarías dispuesto a compartir? —le pregunto escéptico.
Él alza las manos y se ríe.
—¿Por qué todos piensan que soy el hijo problema? —pregunta,
fingiendo ignorancia. 185
—Lauren dijo que Collin quiere que nos integremos, así que si él dijo
eso. Asimilé que tú eras el problema. —Su rostro inmediatamente se vuelve
de piedra.
—Collin es un pequeño coño manipulador y egoísta —dice, la irritación
se nota en sus palabras.
Es mi turno de reír.
—¿Oh ya veo, así que estás cambiando de bando? —pregunto y sus
ojos se estrechan—. Por lo que entiendo, tú y Collin tenían algún tipo de
acuerdo para mantenerme en la oscuridad y por alguna razón eso no está
funcionando… así que adivino ¿que ahora me necesitas?
—No necesito a ninguno de ustedes —dice flexionando la mandíbula
—Debes o yo no estaría aquí. No soy tan tonto, Cal.
—Collin podría tomar el control —dice calmadamente, y siento que se
me torna fría la sangre.
—¿Qué quieres decir?
—Exactamente lo que dije. Él ha practicado mucho más tiempo. Sabe
más que nosotros y estará en la posición perfecta si no trabajamos juntos
—dice casualmente, pero hay un filo en su tono.
Le doy una mirada de incredulidad.
—Ustedes dos son alter egos. Si nos integramos, yo seré el que quede
al final —le digo, pero mi voz declara mi inseguridad y él tira su cuerpo hacia
adelante con una amplia, y sarcástica sonrisa en su rostro.
—¿En serio? ¿Y por qué crees eso, Chris?
—¿A qué te refieres?
—¿Por qué crees que eres el anfitrión? ¿Porque tus padres te lo dijeron?
—pregunta con una risa—. Después de todo sabemos lo comunicativos y
sinceros que han sido.
Me siento tranquilamente y me trago mis nervios dejándole decir lo que
necesita decir.
—¿Alguna vez te ha dicho Helen que eres el anfitrión? —pregunta
haciendo su cabeza hacia un lado—. Déjame preguntarte algo. Si yo bloqueé
el recuerdo de lo que supuestamente causó nuestro trío disfuncional… ¿no
me haría eso a mí el anfitrión? —Siento mi corazón comenzando a palpitar
irregularmente en mi pecho ante todas sus preguntas—. O para ser
completamente imparciales, si Collin es el que más recuerda de nosotros
tres, ¿no sería él? Si añadimos razones respecto a quién fue el primero, el
original será el que quede de último, y yo no apostaría por ti, Chrissy. —Un
reto entretenido se escucha en su tono.
—No estás apostando por ti tampoco obviamente o yo no estaría aquí
—contesto. 186
—Tal vez solo estoy cansado de pelear. ¿Has pensado en eso? ¿Se te ha
ocurrido que puede que quiera pasar tiempo con mi esposa e hija sin tener
que tenerlo contado? —pregunta nuevamente—. ¿No querrías tú eso? —Esta
vez pregunta sin sarcasmo en su voz.
Mis ojos viajan a la fotografía de Caylen.
—Una cosa que admito, es que sé que las amamos. —Por primera vez,
su voz suena completamente sincera.
—Collin no ama. Él toma sus emociones de mí. Imita parte de nosotros
dos, y eso es lo más humano a lo que llega. Si él de alguna manera logra o
decide que no nos necesita, ahí termina todo. Desapareceremos. No solo eso,
sino que las chicas que amamos estarán viviendo con un psicópata, sin
sentimientos, calculador, y que solo se preocupa de su auto preservación
sin importar las consecuencias. —Su tono es ominoso y siento mis nervios
dispararse.
—Lauren dijo que él no era tan malo —le digo y se ríe.
—¿Me estás escuchando, Chris? Yo solo… —Deja salir un suspiro de
frustración—. Sigue así, chico de granja. Él es el gran engañador.
¿Recuerdas que vimos esa película donde el tipo mata al rico y toma su visa
y sigue matando para mantener la fachada?
—¿Estás diciendo que es un asesino serial? —le pregunto
sarcásticamente.
—Oye, no voy tan lejos, pero sin nosotros, ¿quién sabe? —Estoy
comenzando a creer que Cal está paranoico, y esto no va a ninguna parte.
—¿Entonces qué estás diciendo? Porque por lo que sé, Collin no
interrumpió mi vida solo para joderme. ¡Fuiste tú! —le pregunto molesto y
su expresión se vuelve venenosa.
—Ahí vas de nuevo. Pensando que interrumpo tu vida, que eres el niño
dorado y yo soy el feo hijo adoptivo. Todo lo bueno que tienes ahora es
gracias a mí. Lauren, Caylen y el dinero que tan santurronamente querías
entregar a tu semi-descerebrado amigo. ¡Si no fuera por mí, aún seguirías
viviendo de salario en salario y casado con esa perra frígida de Jenna!
Es tan extraño. La ira en la habitación, mi rostro desafiante mirándome
fijamente, su expresión es dura, y él se ve como yo me siento. Unos cuantos
instantes pasan mientras nos miramos fijamente. Él soy yo, o yo soy él. Esto
prueba aún más lo desligado que estoy de mí mismo. El estar aquí es
bizarro, pero es otro clavo en el ataúd de lo real que es esto.
—Puedes pensar lo que quieras de mí, pero amo a Lauren y a Caylen.
Nunca he hecho nada que las lastimaría. Mejor nos desaparecemos todos
antes que les hagan algo. —La promesa en su tono debería asustarme, pero
no es así—. Si por algún motivo supiera que somos un peligro para ellas,
acabaría con todo sin pensármelo un segundo.
187
Me aclaro la garganta.
—¿Si lo que estás diciendo es verdad… no estaría Collin consiente de
todo esto?
—No dejes que la cara bonita te engañe. Soy más listo de lo que parezco.
—Se ríe y yo retengo mi risa—. Sería más fácil si estuvieras a bordo.
—¿Y qué saco de todo esto? —Luce tanto divertido como impresionado
por mi pregunta—. Yo ya estoy acostumbrado a que me dejen fuera, a ser
pasado como pelota de tenis de mesa entre ustedes dos. ¿Así que, en qué
me ayudas tú?
—¡Mírate, graduándote de damas de ajedrez! —Tiene una orgullosa,
retorcida sonrisa en su rostro—. Muy bien, podemos comenzar con que yo
comparta mis recuerdos contigo, si los puedes soportar.
—Ya no quiero que me tomen por sorpresa. Quiero saber si una
transición va a ocurrir —le digo.
Él asiente.
—Solo para que lo sepas no tienes que usar los términos clínicos
conmigo. —Guiña el ojo.
—Trato o no —reitero.
Él se levanta.
—Trato —dice, y casi siento que esto es demasiado fácil.
—Cómo vamos a... no sé el itinerario para esto… —Busco las palabras
para hacer la pregunta.
—¿Cual crees que sería el más justo?
—No lo sé… —Realmente no consideré esto.
—¿Un mes sí y otro no?
—Eso parece largo tiempo—digo rascándome la cabeza.
—Cada semana… —Suena algo molesto.
Eso parece demasiado frecuente.
—Cada dos semanas. Y si hay un evento que alguno de los dos tenga,
acordemos dejar que la persona correspondiente atienda sin interferir.
—Eso suena justo —dice—. Pero una cosa, esto se queda entre
nosotros. No le diremos a nadie, ni a Helen, ni a tus padres, y especialmente
no a Lauren.
—¿Por qué no?
—Hay algunas cosas que no me cuadran a las que tengo que buscarles
respuesta. No estoy seguro del rol que Helen juega en todo esto —dice, y me
sorprende esto porque uno juraría que son los mejores amigos por la forma
en que Lauren lo describe. 188
—¿Y esas cosas son?
Me mira con enojo y luego encoje los hombros casualmente.
—Cuando lo sepa tú también lo sabrás.
—Bien… mis padres es obvio el por qué no, ¿pero por qué no le puedo
decir a Lauren? —pregunto.
—Porque ella debe pensar que estamos integrados. Es lo que le ha sido
martillado como la cura para nosotros, no quiero que se preocupe por
nosotros.
—Puede que tú puedas mentirle a ella…
—¡No es mentirle! —dice defensivamente—. No le miento a Lauren. —
Su voz se agudiza peligrosamente, y me pregunto qué es lo que piensa que
es esto—. El que trabajemos juntos es una forma de integración —razona.
Intento pensar en cómo Lauren va a reaccionar si le dijese que Cal y yo
decidimos intercambiar... co-existir sería una mejor palabra. Creo que ella
lo entendería.
—No te me acobardes, Chris. Podemos discutir el contarle otro día.
Primero vamos a sondear su reacción —cede. En eso puedo estar de
acuerdo—. Y vamos a permitir el acceso a los recuerdos y pensamientos del
otro.
—¿Que ya no tienes acceso a los míos?
—Las cosas han sido un poco distintas desde que eché a Collin del
club. —Encoge los hombros. Así que sí me necesita.
Nunca me imaginé que un día nos sentaríamos... o que me sentaría
conmigo mismo y hablaríamos. Cal me explica cómo le puedo llamar si lo
necesito. Suena ridículo, pero todo esto lo es. Le cuento lo que se perdió en
las semanas que no estuvo. Aun así, hay algo que no me cuadra.
—¿Por qué confiaría en ti? —pregunto y él sonríe.
—¿No confías en ti mismo? Mira, soy tú, y tú eres yo, y tenemos que
actuar como según nos convenga.
—¿Pensaste que asesinar a alguien era lo que más nos convenía? —le
recuerdo.
—Muy bien, probablemente me apresuré un poquito con eso... pero no
me habrían atrapado —dice.
—De acuerdo. ¿Y.… como hacemos esto?
—Nos damos la mano.
—¿Eso es todo? —pregunto, y sus cejas se levantan—. Muy bien. —Y
nos damos la mano.
—¿Que creíste que habría, un arcoíris o algo? —Él es semejante… 189
—¿Christopher? —Helen pregunta cuando abro los ojos. Su mirada es
especulativa.
—¿Sí?
—¿Cómo te fue? —pregunta.
—Estuvo bien creo —digo como si nada
—¿Pudiste hablar con él?
—Sí, dijo que está dispuesto a integrarse por Lauren. —Me aclaro la
garganta. He mentido más en este año que en toda mi vida, y creo que no
estoy mejorando.
—¿En serio? —Suena sorprendida, y eso hace que mi estómago tiemble.
—Uh… ¿por qué no crees que él querría integrarse?
—Por el mismo motivo por el que tú nunca quisiste, Chris. Pero siempre
pensé que, si alguien podría unirlos, esa sería Lauren. Regresemos a mi
oficina, y terminaremos.
Collin
Algo anda mal. La cabeza me pulsa, y sé que he perdido tiempo. Y antes
me he perdido eventos, pero esto nunca ha ocurrido. No a mí. Miro fijamente
a Helen quien acaba de preguntar algo sobre Lauren, y luego miro la pantalla
y veo mi rostro. Pero no soy yo… no estoy seguro de quién es. ¿Cómo llegue
aquí?
—¿Qué hay en la pantalla? —pregunto, y sus ojos se estrechan.
—¿C-Collin? —pregunta vacilando un poco—. ¿Tú, no lo sabes? —Me
siento perder la poca paciencia que tengo.
—Ponlo —le digo. Ella toma el control de su escritorio y pone el video.
Por supuesto es Cal y lo que sea que está sucediendo tiene sus huellas
por todas partes. Mientras miro siento algo que jamás he sentido antes. Mi
pecho se siente apretado y estoy a punto que me dé un dolor de cabeza.
—¿Cuando hizo esto? —pregunto, mi voz es baja y temblorosa.
—¿No lo recuerdas, no has estado consiente? —Juro que Helen es una 190
genio.
Me froto las manos en la cabeza. Recuerdo cuando Chris cortó todo
nuestro cabello, pero ahora está más largo y puedo enrollarlo en mi pulgar.
Han sido más que unos cuantos días, tal vez incluso unas cuantas semanas.
—¿Estás bien? No pareces ser tú mismo
Presiono los nudillos juntos.
—Calvin está fuera de control. Está tramando algo, y necesito saber
qué es lo que ellos han hablado.
Helen muestra una sonrisa para consolar a los patéticos, pero eso solo
eleva mis sospechas.
—Sabes cómo funciona, Collin. Solo comparto lo que me dan permiso.
Aprieto mis puños que parecen más pálidos de lo que recuerdo.
—Lo último que recuerdo… —intento recordar—... Christopher estaba
aquí con Lauren… —Me trago mis nervios porque definitivamente hay algo
por lo que estar muy nervioso.
—¿Aún no te has comunicado con Cal? —pregunta, intentando
esconder su sorpresa.
—Él es mucho más niño y testarudo de lo que pensé en un principio —
admito—. Y quiero saber cómo ha sido capaz de bloquearme.
—Cal no debe ser capaz de hacer eso, Collin. Ustedes comparten co-
conciencia —comienza a explicar y golpeo mi puño contra la mesa frente a
mí.
—Sé lo que él no debería ser capaz de hacer, pero lo está haciendo. No
tengo idea de lo que ha estado ocurriendo o en qué día estamos —gruño.
—Collin, no eres así.
—¡A eso me refiero! ¡Algo está muy mal! —Intento mantenerme
calmado, pero recalco la importancia de que ella me ayude a arreglar esto.
No sé lo que está pasando con esos dos. Cal piensa que es tan inteligente,
pero yo llevo más tiempo haciendo esto que él.
—¿Me permitirías hablar con él? —pregunta, y me río.
—No lo voy a dejar salir —resoplo.
Sus labios se presionan juntos en una línea.
—Entonces aquí es donde está el problema, Collin. Se supone que eres
la parte neutral, la presencia con la cabeza fría, sin preferencias… —Se
calla—. ¿Te gustaría hablar conmigo sobre lo que ha cambiado?
Respiro profundo intentando mantener la compostura. La vida pasó. A
Calvin se le zafaron los tornillos, y después Chris no era capaz de funcionar
bien y tuve que dirigir la nave por más tiempo del que me imaginé. Lauren
191
pasó. Ella se preocupó por mí, me amó, y me deseó, y me di cuenta que
podía hacer las cosas mejor que cualquiera de ellos. Ellos empeoraban las
cosas y las acciones egoístas de Calvin solo resaltaban el hecho de que yo
sería el mejor padre para Caylen y mejor esposo para Lauren. Ellos son
incapaces y arruinan todo lo que tocan.
—¡Quiero comenzar a tomar Naltrexonel…!
Sus cejas se elevan.
—La última vez que revisé yo era la doctora, Collin.
—Bien, déjame ponerlo de esta manera. Escríbeme una prescripción o
decido dejar a Calvin salir por esa puerta… —le digo, viéndola a los ojos—.
La puerta a la habitación, Helen. Aquella a la que tu empleador no le
gustaría que cruzara… la persona que te firma los cheques, sobre quien está
todo este imperio. —La veo tragar.
—¿A qué te refieres, Collin? —Me estudia mientras observo su
expresión y me pregunto si sabe… tal vez no. Después de todo, ella solo es
una extremidad, no el cerebro.
Me levanto del asiento.
—No importa. Haré que tu jefe sea el que dé la orden —le digo, dándole
una mirada de desdén.
—¿Collin, no crees que debemos hablar de esto? —Se pone de pie y
camina hacia mí.
—Creo que hemos hablado lo suficiente —le digo antes de cerrar la
puerta de su oficina. Saco mi teléfono y veo que tengo un mensaje de Lauren
para que nos veamos en su galería. Ella es justo la persona de la que quería
saber.

****
—Estoy aquí —dice Lauren cuando el sistema de seguridad anuncia
que he entrado.
Miro a mi alrededor y observo. Luego de saber la fecha, me doy cuenta
que he estado encerrado por semanas. La galería, que ya estaba en buenas
condiciones cuando la compré, ha llegado lejos. Los cuadros están colgados,
la luz está arreglada, los pisos pulidos. Hay cajas y equipo para la apertura
por todas partes. Subo las escaleras y me recuerdo la visión que es ella
cuando la veo. Su cabello está amontonado en un moño al tope de su cabeza.
Sus ojos brillan de la manera en que imagino que brillan los de los ángeles.
—Esta mañana fue pesada. Quería disculparme de nuevo por todo lo
que ocurrió —dice, y la miro con curiosidad.
¿Qué fue exactamente lo que ocurrió esta mañana? Ella deja salir un
suave suspiro y se abraza a sí misma.
—Esto aún es nuevo para mí y a veces es confuso, y no quiero 192
lastimarte. No quiero lastimar a ninguno de ustedes. —Su voz se rompe, y
no sé en qué es en lo que me acabo de meter—. A veces es duro lidiar con
esto. Me duele cuando estás lastimado, o cuando alguno de ustedes lo está.
Solo quiero que todos sean felices, y no sé cómo hacerlo, pero lo intento
tanto. —Cubre su rostro con sus manos, y envuelvo mis brazos a su
alrededor y le beso en la cabeza—. ¿Ya no estás molesto? —Su voz suena
como la de una niña.
—No, no lo estoy. —Siento su cuerpo relajado ponerse tenso en mis
brazos y se inclina hacia atrás para mirarme
—¿Collin? —pregunta con tono de que está adivinando. Su barbilla baja
hasta su pecho. La dejo salir de mi abrazo.
—¿Estás decepcionada? —Ella me mira, está sonriendo, pero hay
lágrimas en sus ojos.
—Ninguno de ustedes me decepciona. —Está exasperada y camina al
otro lado de la habitación para dejarse caer en el sofá—. Nada nunca se
arregla o queda asentado. Cuando se trata de un problema que hay que
resolver, huyes, no tú sino... sabes a lo que me refiero. —Se ríe, pero no hay
alegría.
—¿Qué sucedió? —pregunto sentándome a su lado. Ella sorbe la nariz
y me mira con curiosidad.
—¿Pensé que sabías todo lo que pasaba?
—Sí, yo también.
Finalmente se sienta y se limpia los ojos.
—Cal regresó y no me dijo que era él. Chris se molestó porque no pude
diferenciarlos y ahora está molesto conmigo. Estoy tan molesta con Cal por
no decirme y ahora… estás aquí, estoy segura que también me culparan por
eso —dice.
Por esto es por lo que se tienen que ir. Esta no es una mujer felizmente
casada, esta es una mujer a punto de un ataque de nervios. Cuando estuve
aquí, ella nunca se puso así, era feliz, productiva y amada. Los dos son
demasiado egoístas como para merecerla, y para merecer esta vida. La
envuelvo con mi brazo y ella descansa la cabeza en mi hombro y luego
enrosca su cuerpo sobre el mío. Esto es lo que se supone que ellos deben
hacer, traer paz, pero todo lo que traen es guerra. Y por eso deben ser
extinguidos.
—Todo va a salir bien —le prometo.
—¡No, no es así! Ustedes se odian. —Se ríe miserablemente—. Y yo
estoy atrapada en medio de esto.
Tomo su rostro en mis manos y la volteo hacia mí, sus grandes ojos
avellana llenos de tristeza e incertidumbre.
—Te prometo… las cosas van a mejorar bastante.
193
—¿Te refieres a la apertura de la galería? —pregunta.
—No, me refiero a que nos vamos a integrar —le digo y sus ojos se
ensanchan.
—¿Qué? —Sus ojos se ensanchan por la incredulidad o la confusión.
—Todos lo acordamos. Queremos lo que es mejor para ti y para Caylen.
—N-no sé qué decir. —Está tan impactada que comienza a caminar de
un lado al otro—. Pensé que tomaría años, que todos tenían que ponerse de
acuerdo…y esta mañana Chris estaba furiosos con Cal ¿y ahora todos
estuvieron de acuerdo en ser uno? —pregunta escépticamente.
—Les expliqué lo que esto te está haciendo. Lo hablamos y no queremos
ser un tropiezo para tu felicidad. Queremos que Caylen crezca con un padre
normal y que tú tengas un esposo normal. —La veo fruncir el ceño—. Pensé
que estarías feliz —le pregunto un poco impresionado.
Me da una pequeña sonrisa.
—Suena bien, pero quiero que todo ustedes sepan que no me importa
la normalidad. Nunca me he sentido avergonzada o apenada de ustedes, y
nunca lo estaré. Solo estoy cansada de las peleas, de ser la mala. —La
tristeza se apodera de sus hermosas facciones.
—Ya no más —le prometo—. Sé que es bastante para comprender,
especialmente antes de tu apertura, pero debo decir que es un honor para
mí el poder estar aquí para ella. Estoy tan feliz de verte ser la mujer que
siempre fuiste capaz de ser. Nunca quisimos retrasarte.
—No fueron un lastre. —Niega ligeramente, pero ambos sabemos la
verdad.
—Aún estoy un poco impactada por lo que me dijiste que ni siquiera
puedo pensar en la apertura en este momento. ¿Cómo funcionara esto de la
integración? ¿Cuándo se supone que sucederá? Y yo solo... —Suena más
perpleja que aliviada. Inclino la cabeza y la miro, estudiando su reacción.
—Esto es lo que quieres, ¿cierto? —le pregunto, y por un instante su
rostro se pone en blanco.
—Nunca se ha tratado de lo que quiero —murmura.
Siento que mi piel se calienta y camino hacia ella, pero no me mira.
—Nunca te lo he preguntado, pero si tuvieras que escoger… —Su
mirada de furia hace que me detenga a media oración.
—En serio, ¿Collin? —pregunta incrédula—. Tú entre todos debería
saberlo… Pensé que lo entendías.
Su voz suena cansada, e inmediatamente lamento haber preguntado.
—Lo siento. Lo sé. Sí lo entiendo —le digo. Alguna vez sí lo entendí.
Parece haber sido hace tanto y ahora siento como si no entendiese nada. Si
194
siento como si ella nos debiese algún tipo de respuesta. Si ella tuviese que
escoger, ¿por qué habría de ser a mí? Le compré esta galería. Soy el más
estable. No soy tan débil como Chris ni tan cabeza caliente y poco confiable
como Cal. Debo ser yo. Ella tiene razón, no hay una pregunta porque la
respuesta no importa.
Seré yo.
Capítulo 13

Lauren
—Eso va allá. —Hillary dirige el mar de trabajadores que contratamos
para que montaran las cosas para el evento. Mi estómago está hecho nudos.
No solo está hecho nudos, sino que se siente revuelto como si estuviera
atada a una montaña rusa. Es la mañana de la apertura de mi galería y no
se siente como pensé que lo haría. Creí que me sentiría emocionada y
eufórica, pero en vez de eso, estoy nerviosa y siento pánico.
—¿Lauren, no tienes una cita para que te arreglen el cabello y el
maquillaje? — me pregunta Angela sacándome de mis pensamientos.
195
—Sí, pero pensé que debería estar aquí ayudando e involucrándome
más directamente… —digo mecánicamente.
—Cariño, nosotras nos encargaremos de esto. Todo va a ir de maravilla.
—Me calma con una sonrisa.
Los últimos dos días han pasado tan rápido que parecen borrosos. Me
he inmerso en el trabajo preparando todo para este día, sin embargo, lo que
Collin dijo sobre integrarse ha estado al frente de mi mente sin importar
cuánto intente ignorarlo. Hay algo distinto. Incluso Helen está de acuerdo
aun cuando no diga mucho al respecto, lo único que sí reveló es que Collin
no ha sido exactamente el mismo.
Él parece más emocional, un poco más humano y eso no es malo, pero
yo había llegado a sentirme reconfortada por su justa, e imparcial
naturaleza. Al principio sus motivos jamás eran por él, sino que eran por
todos ellos como un solo ser. He comenzado a tener el presentimiento que
eso ya no es así, y si eso ha cambiado, tengo que dudar de todo lo que él ha
dicho y hecho. Con el hecho que él es el que sabe más de todos ellos, da
miedo el lugar en el que está, si no está pensando con claridad.
Estoy preocupada. Y no es el tipo de preocupación que te golpea cuando
piensas que algo malo va a ocurrir, sino que es del tipo silencioso que te
mata mientras duermes. El tipo del que las personas se preguntan por qué
un perfectamente saludable joven en sus veintes sufrió un ataque cardiaco
o un derrame.
—Lauren Scott. —Me doy la vuelta hacia la voz profunda y dicha voz va
acompañada de cabello rubio, embelesadores ojos y una sonrisa que tuvo
que ser ayudada de años de frenillos.
—Usted es… —me callo intentando ubicar el familiar rostro
—Ian Hudson —dice extendiendo su mano.
—Por supuesto, lo lamento. En este momento las cosas están súper
agitadas—me disculpo. Este es el tipo por cuyo rostro Hillary estaba
babeando, pero es su trabajo en fotografía lo que es fenomenal—. Me siento
honrada de que me permitas exponer tu trabajo. —Él es hermoso, pero de
una manera dura, áspero en los bordes, sin pulir. Alto y ancho, más como
un mecánico que como un fotógrafo. Medio se parece a Thor, Hillary va a
amar eso. Ella tiene un gran enamoramiento sobre Chris Helmsworth, no
puedo preocuparme por lo enredado que sería ese triángulo.
Con suerte, estará casado.
—No hay problema, al parecer está en buenas manos aquí —dice
encogiendo los hombros calmadamente mientras inspecciona el caos.
—Así será, lo prometo. Todo estará listo esta noche.
—No me preocupo. Si Mike confía en ti, yo también. —Sonríe
cálidamente. Esa sonrisa estoy segura le hará sentir mariposas a cualquier
otra mujer, pero todo lo que yo quiero hacer es dejárselo a alguien más. Ojos 196
fantásticos y sonrisas que te harán tensar el estómago son el motivo del
porqué mi cerebro está hecho un desastre en este momento.
—¿Lauren, podrías revisar esto y asegurarte que la lista de canciones
está bien? El asistente del Dj quiere tu aprobación final —dice Angela
mientras me entrega la lista.
—Veo que estás ocupada. Solo quería presentarme ya que estábamos
en el área. Te veré esta noche —dice él con una tranquila sonrisa que
muestra que no está ofendido.
—Gracias otra vez. Sí, hablaremos más esta noche —digo pegando los
ojos a la lista.
Cuando dos manos cubren mis ojos, intento esconder un gruñido y me
pego una sonrisa falsa al rostro. Tengo tanto trabajo que hacer en este
momento, que desearía tener un genio mágico que me concediera tres
deseos para dejarlo todo perfecto si no es que apenas pasable. Me doy la
vuelta, y veo que es Raven sonriéndome ampliamente. Caigo en su gran
abrazo.
—¿Pensé que no vendrías hasta después? —pregunto sorprendida
—No iba a venir aún, pero creí que necesitarías algo de ayuda. —Sus
ojos me miran e inmediatamente sus cejas se fruncen—. ¿Estás bien?
—Solo nerviosa por lo de esta noche. —Es una verdad a medias que
espero acepte.
—Dulzura, ya puedo verlo terminado. Va a ser una gran noche para ti.
—¿Ravena, podrías sacar a Lauren de aquí para que pueda estar lista
para esta noche? Tenemos todo esto bajo control —dice Hillary apretando
los dientes.
—Realmente debería irme a mis reservaciones. —Intento sacar algo de
entusiasmo.
—Sí, necesitas salir de aquí, yo me encargaré, y lo que sea que ellos
necesiten que haga estoy disponible.
—Bien. Me voy. —Tomo el asa de la cartera y maniobro a través del mar
de personas ocupadas trabajando para hacer que mi noche de apertura sea
perfecta. Cuando llego afuera, dejo salir un suspiro de aliento por tener algo
de tiempo a solas.
—¿Un centavo por tus pensamientos? —me sorprendo de que al
levantar la mirada vea a Dexter Jr. sentado dentro de un Rolls Royce negro.
—Hola —digo intentando mantener el hielo fuera de mi voz. Él y yo nos
hemos encontrado al filo de lo cordial desde hace un tiempo. No hemos sido
amistosos desde que me enteré que me mintió sobre Cal—. Llegas un poco
temprano a la fiesta. —Asumí que él y Helen vendrían, pero me sorprende
verlo aquí tan temprano. El ver a Dexter me recuerda de los secretos y
mentiras que han sido atadas a mi vida. 197
—¿A dónde vas? ¿Te gustaría un aventón? —pregunta, y lucho contra
las ganas de rodar los ojos.
—No, gracias. —Me doy la vuelta y comienzo a alejarme de él.
—Creo que deberíamos hablar, Lauren —me dice, la petulancia se ha
ido de su voz.
—¿De qué tendríamos que hablar?
—Tu esposo.
—Cierto… ¿qué me dirías que Helen no lo haya hecho ya? —le reto.
—Helen está atada por ciertas restricciones éticas. Yo no.
Me muerdo el labio. ¿Qué podría salir mal por hablar con Dexter? No
es como si esta situación se pudiera poner peor. Su conductor sale dándole
la vuelta y abre la puerta para mí antes de que yo siquiera pueda tocar la
manija.
—Gracias. —Entro y cierro la puerta tras de mí. Percibo la suavidad del
cuero, la decadencia de los acabados, este auto susurra riqueza.
—¿Primera vez en un Rolls? —pregunta, y el asombro debe estar escrito
por todo mi rostro.
—¿Y de que querías hablar? —Ignoro su pregunta y voy directo al
grano.
—Sé que nunca fui exactamente abierto contigo, pero por favor, sabes
que nunca fue por quien eras sino por quien yo soy, y por lo que se me había
solicitado.
—¿Sabías que él es tu hermano? —pregunto sin rodeos. Su respuesta
a esta pregunta me permitirá saber si esto es una pérdida de tiempo y si
solo está aquí para calmar su propia conciencia o si está listo para ser
sincero conmigo.
—Al principio no. Pero como un Crestfield y dado hasta donde mi padre
me alentó a llegar hizo que comenzara a preguntarme.
—¿Cuándo lo supiste? —le pregunto mientras se sirve un vaso de
liquidó marrón
—Justo antes de tu boda. —Lleva el vaso hasta sus labios.
Dejo salir un suspiro.
—¿Por qué estoy aquí, Dexter? Debes tener algo importante que
decirme.
—¿Te ha hablado Cal sobre esa noche?
—¿Qué noche? —pregunto confundida
—La noche en la que fue a visitar a su antiguo familiar.
—No. Después que todo ocurrió él estaba realmente destrozado al 198
respecto, y después Collin tomó el control.
Su rostro se vuelve uno pensativo.
—De hecho no. Cal regresó brevemente hace unos días. Pensé que él
era Chris, y puede que haya dicho algo al respecto, pero estaba demasiado
tomada como para recordar el qué o si realmente pasó —admito—. ¿Por?
¿Es algo importante? —le pregunto con curiosidad.
—Podría ser muy importante —dice más para sí mismo que para mí—.
No te pude servir mucho al principio porque Cal me hizo jurar que me
callaría —comienza—. Ahora ya no estoy atado a esa promesa. Uno de los
farmaceutas me reveló que Collin solicitó Naltrexonel y Xanax —explica, y
siento que se oprime mi rostro.
—Lo siento, ¿qué es eso?
—Naltrexonel se le da usualmente a quienes están intentando
sobreponerse a una adicción, pero encontramos que también suprime las
ansias emocionales al combinarse con Xanax.
—¿Él no quiere sentir nada? —le pregunto confundida.
—Como sabes, el intercambio pasa debido a disparadores. Collin
usualmente no responde a ese tipo de estímulos porque él es el único al que
se supone no le afectan cosas como esas, pero las cosas parecen haber
cambiado. El Xanax puede tener distintos efectos secundarios incluyendo
una memoria disfuncional. Creemos que piensa mezclarlas.
—¿Qué es lo que cree?
—Pienso que él puede estar intentando crear un bloqueo permanente,
similar a lo que una vez estuvimos desarrollando para Cal —explica, y mi
corazón comienza a acelerarse.
—Pero se supone que Collin es… —Dejo salir un largo suspiro—. Yo lo
convertí en esto. —Siento que la culpa se apodera de todo mi cuerpo
—No, él es quien es. Si algo eres tú, eres la que los mantiene juntos.
Aunque no lo creo.
—¿Y qué hago? ¿Qué hacemos? —Espero que alguien pueda darme la
respuesta a todo esto.
—Si lo confrontas al respecto, te explicará. O admitirá sus intenciones
y si es necesario, lo internaremos.
—Perdón, ¿qué? —pregunto impactada.
—Él no se puede prescribir a sí mismo medicamentos, Lauren. Es
peligroso, y no tenemos idea de cómo le afectaran —dice claramente—.
Helen y yo estaremos en tu fiesta esta noche. Si notas algo extraño o fuera
de lo normal, si él parece ser un peligro para sí mismo o para alguien más,
tendremos que actuar esta noche. Detesto tener que decirte esto en tu gran
199
noche —dice sonando genuino.
—No, está bien. Prefiero saberlo a que me dejen a oscuras.
—¿A dónde te dirigías? —pregunta
—A casa. —Una pequeña voz en mi cabeza me dice que mi vida se ira
al infierno en una canasta.

****
Cuando llego a casa y abro la puerta, me sorprende escuchar niños
jugando. Y me sorprende aún más ver al Sr. y a la Sra. Scott sentados en
nuestro sofá mirando la televisión y a una pequeña niña rubia jugando con
Caylen y sus juguetes.
—Hola, Lauren —dice él, y el dolor de cabeza más grande de mi vida se
le une a mi ya revuelto estómago.
—Hola, eres bonita. —Se ríe la pequeña niña, y cuando mis sentidos
vuelven a reaccionar, me doy cuenta que ella debe ser Willa dado que se ve
igual que Lisa.
—Gracias, tú también lo eres. —Le doy una sonrisa forzada.
Los ojos del Sr. Scott se fijan en los míos, y veo una enorme diferencia
con la última vez que lo vi. Sus ojos están brillantes y llenos de vida, su
barba y cabello están recortados y ya no están desaliñados. No luce como si
tuviera el peso del mundo en sus hombros, o como un hombre que le soltó
a su familia un terrible secreto. Luce feliz y una parte de mí se alegra,
mientras la otra parte se está preguntando qué hace aquí.
—Chris quiso que viniera —explica leyendo mi expresión.
—¿Chris quería que viniera?
—Me llamó anoche, y dijo que quería que estuviéramos aquí para tu
inauguración. —Los dos me miran desconcertados—. ¿No te dijo?
—¿Anoche? —pregunto confundida
—Sí, ¿todo está bien? —La señora Scott se me acerca luciendo
preocupada.
—No. Chris no ha estado aquí en cuatro días…
—¿Qué quieres decir, Lauren? —pregunta la Sra. Scott.
—¿Oye, corazón, te gustaría ver todas las cosas bonitas que tiene
Caylen en su habitación? —le pregunto a Willa y ella sonríe y asiente.
—Ven, Caylen —dice felizmente antes de marcharse y Caylen se va
detrás de ella moviéndose de un lado al otro.
Me siento y comienzo a explicarles lo que ha ocurrido, sobre Cal
quitándole el control a Chris sin decirme a mí o a Collin, y la nueva variedad 200
de problemas y el posible abuso de medicamentos, y cuando termino,
lágrimas están cayendo por mi rostro, y la Sra. Scott me está arrullando en
sus brazos.
—Oh cariño, ¿has estado lidiando con esto sola?
—Tenemos que hacer algo. Esto es algo de lo que nosotros deberíamos
estar encargándonos, no los Crestfield —dice el Sr. Scott, ese viejo tono de
autoridad de regreso en su voz.
—Debería cancelar. —Tomo mi teléfono para llamar a Hillary.
—No. No, no deberías. Has trabajado tan duro para esto. Te lo mereces.
—La señora Scott me aprieta la mano dándome una suave sonrisa.
—Todos tendremos que vigilarlo. Alguien estará contigo siempre —dice
el Sr. Scott—. También le diremos a Aidan que ayude.
—Solo no entiendo por qué Collin te diría que vinieras. ¿Creen que
Chris pudo haber vuelto brevemente? —pregunto más a mí que a ellos.
—Me sorprendió, por decir lo menos. —El Sr. Scott baja la cabeza
culpablemente—. Tenía grandes esperanzas de que las cosas fueran a
cambiar.
—¿Le has visto hoy? —le pregunto a la Sra. Scott
—Él me dio un beso en la mejilla mientras hacia el desayuno y dijo que
tenía que irse a trabajar. Debí haber sabido que no era él cuándo no se robó
nada de la comida. —Ella deja salir una risa sin felicidad
Él siempre se va antes de que despierte. De hecho, todos ellos lo hacen.
—Lauren, deberías ir a descansar antes de tu gran noche. Te ves tan
cansada —dice la señora Scott preocupada, y me doy cuenta que olvide por
completo mi cita para el cabello y del maquillaje.
—Voy a parecer un zombi esta noche. Un zombi muy estresado. —Me
río para evitar llorar.
—No, va a salir bien. Todo estará bien —me consuela la señora Scott
mientras me toma del brazo—. Es la una de la tarde. Acuéstate hasta las
tres y cuando despiertes, tendré todo lo que necesitas para alistarte aquí.
Lo prometo. —La señora Scott suena tan confiada y segura que
inmediatamente me siento mejor.
Cuando me acuesto, no estoy segura cómo se supone que me duerma
con tantos pensamientos corriendo por mi cabeza, pero de alguna manera
mis parpados se sientes como si pesaran mil kilos y el sueño me golpea
como un camión.
—Oye, dormilona. Hora de despertar. —Abro los ojos para ver a Hillary
y a Angela sentadas a mi lado.
—¿Qué hora es? —Me siento adormilada y podría dormir unos cientos
de horas más. 201
—Hora de que te metas a la ducha para que podamos ponerte
glamorosa. —Hillary sonríe con su caja de cinco kilos de belleza a su lado y
ofreciéndome un Red Bull mientras Angela ondea su secadora y plancha de
cabello.
—Chicas, son las mejores —digo comenzando a llorar.
—Saca todas tus lágrimas ahora porque una vez que aplique la
máscara y las pestañas, te asesinaré si las lágrimas las mojan.
Me trago el Red Bull mientras me baño y me aplico loción y cuando
termino Angela comienza con mi cabello.
—¿Te conté que conocí a mi próxima cita de una noche? —pregunta
Hillary, mirándose el tamaño de su trasero en mi espejo de cuerpo entero.
—Crece, Hil —la regaña Angela juguetonamente.
—Oh si lo vieras no dirías eso. Él es tan ardiente y es un artista. Es tan
serio y en busca de algo que lo relaje. —Se deja caer en mi cama y saca la
foto de su teléfono. Se la enseña a Angie.
—Sí, es lindo ¿pero por qué tiene que ser solo de una noche? —
pregunta Angie y Hillary le pone la mano en la boca.
—Es solo una expresión —dice Hillary defensivamente
—¿Qué hay de Aidan? —Pensé que se estaban acercando, así que me
sorprende que Hillary esté viendo otros tipos, de hecho, no realmente
—Ugh, no estamos juntos. Solo nos estamos divirtiendo hasta que él
diga otra cosa. Estoy en el mercado. —Se ríe—. Qué hay de ti y Mickey —
embroma Hillary a Angela, y ella sonríe tímidamente.
—Estamos saliendo —dice Angela mientras enrolla mi cabello en la
rizadora de cabello.
—¿Saliendo o divirtiéndose? —dice Hillary dramáticamente
Cierro los ojos y absorbo el momento, recordando los días cuando nos
ayudaríamos las unas a las otras a alistarnos para las citas y cuando
tendríamos pijamadas luego de que los chicos nos rompieran el corazón.
Bueno, lo que pensaba en ese entonces que era que me rompieran el
corazón. Nada se compara a lo que he sentido con Cal. Los puntos bajos son
como el agujero más profundo de la tierra, pero los puntos altos son el punto
más deseado en el cielo.
—Gracias por estar aquí —les digo.
Angie me besa la mejilla y Hillary me tira una almohada.
—¡Cuidado con el cabello! —la regaña Angela. Por un pequeño instante
mi mente no está en todo lo que ha ocurrido entre mi esposo y yo, las
mentiras, los secretos, las intenciones ocultas, solo soy yo saliendo con mis
chicas antes de una de las noches más emocionantes de mi vida.
202

Collin
—Aquí está su traje para esta noche y los expedientes que solicito. —
Ella cuelga mi traje en mi puerta y luego deja los expedientes en mi
escritorio.
—Jennifer, ¿qué son estos? —pregunto volteando a ver a mi asistente
para luego voltear a los expedientes en mi mano
—Usted los solicito, señor. —Ella me sonríe. Es bonita a la vieja
escuela, no tan delgada como una vara, sino que, con curvas, y labios llenos,
pero me pregunto si ese fue uno de los únicos factores por los que le dieron
este trabajo.
—¿Yo te lo pedí? —reitero.
Noto que traga con dificultad
—Sí, esta mañana. —Cruza las manos al frente, la media sonrisa
desaparece. Aprieto el puente de mi nariz. Es la segunda vez que he perdido
tiempo, pequeños momentos me son robados como burlas. Primero fue el
papel pegado al monitor de mi computadora que decía, se te acaba el tiempo,
y ahora esto.
—¿Exactamente qué son? —Paso las páginas de lo que parecen ser
documentos personales, cuentas de electricidad, y un certificado de
nacimiento.
—Fueron enviados por correo, Sr. Crestfield. —Su voz tiembla, y está
nerviosa e incómoda, pero soy yo el que debería estarlo. Cuando mis ojos
llegan al nombre, dejo caer el expediente de entre mis manos. La vida de
Clayton Rice está sobre mi escritorio
—Cal —murmuro.
—¿Perdón, señor?
—Nada, Jennifer. ¿Te veré en la apertura de mi esposa esta noche? —
cambio el tema, y su sonrisa se ensancha.
—Sí. Estamos muy entusiasmados. Nunca antes he ido a la apertura
de una galería.
—Bien —le digo, ella asiente antes de irse y cerrar la puerta tras ella.
Saco la botella de píldoras de mi gaveta y las miro. La combinación que
tomé antes debió no ser la correcta. Solo me puso cansado y me hizo más
susceptible a la transición. Debería subir la cantidad de Naltrexonel. Tomo 203
el teléfono.
—Jennifer, ¿podrías llamar a Keelan Fexler? —Él es uno de los
químicos con los que he estado trabajando. Tomo el expediente que Cal pidió
y lo tiro a la trituradora de papel.
Verifico la hora y veo que tengo como dos horas antes que necesite irme
a la galería, así que me meto en la ducha y me pongo el traje, y me doy
cuenta que Fexler aún no ha venido. Tomo el teléfono.
—Jennifer, ¿llamaste a Fexler? —pregunto sintiendo las venas de mi
cabeza comenzar a pulsar.
—Sí, pero…
—Pero ¿qué? —Mi paciencia se está agotando cada vez más, y la
llamada se corta.
Tomo el teléfono para volver a llamar, pero me sale la señal de ocupado.
Me paro y voy a la puerta y Dexter Crestfield padre entra.
—Collin… —Tiene una sonrisa amenazante—. Mi hijo —añade con
desdén.
Le devuelvo la sonrisa
—Tu hermano revocó tus privilegios hacia nuestro químico y al
personal de farmacia —explica. Me mira de pies a cabeza y asiente con
aprobación—. Excelente elección para la apertura de Lauren. —Sonríe como
el anfitrión a un programa de juegos. Pasa a mi lado y se sienta detrás de
mi escritorio—. Estoy un poco preocupado, Collin. —Se reclina en mi silla.
—¿Preocupado sobre qué?
—Que no tengas las cosas bajo control.
—Tengo todo bajo control. Acepto que ha habido unos cuantos
percances —admito.
—No permito percances, Collin. Estoy demasiado viejo para ellos. Me
gustan los resultados, y no me gustan los errores ni los malos cálculos. Me
aburren, y yo no soy alguien a quien le quieras hacer ninguna de esas cosas.
—Su duro rostro se rompe en una sonrisa.
—No ha habido errores ni malos cálculos dado que yo soy el que está
aquí. Hay un motivo para eso, y si ayudas a mantenerme aquí, no tendrás
nada que temer.
Él se medió sienta en mi silla.
—Me recuerdas tanto a tu madre. De entre todos tus camaradas, tú
eres quien me la recuerda más —dice con una siniestra sonrisa, y aprieto
los dientes—. Era tan hermosa. Fácilmente pudo haberse ido a Hollywood o
a Nueva York y hacer una fortuna con solo su rostro. En el instante en que
fijé mis ojos en ella sabía que tenía que ser mía y esperaba que el cerebro 204
que tenía hiciera juego con su cuerpo. —Se ríe.
—¿Terminaste? —pregunto firmemente.
Su sonrisa se desvanece en una línea dura.
—Te sentarás. En este instante. —Su tono no supera un susurro, pero
haría que alguien menos hombre se estremeciera. Apunta a la silla frente a
mi escritorio.
Presiono los labios juntos y me ajusto el traje antes de sentarme.
Mientras consiga lo que quiero al final de la conversación, puedo calmarlo.
Él puede pagar por esto después.
—Sabes que no supe que había algo malo con ella hasta que… bueno,
no entraré en detalles vulgares contigo. Eso sería de mal gusto. —Se ríe y
sus ojos inspeccionan mi rostro en busca de una reacción—. Ella parecía
está bien con vernos cuando el tiempo lo permitiera, y entendía que era un
adorno de mi brazo, pero después, una parte de ella no lo entendió, y tu
llegaste.
—Por mucho que estas historias de tu juventud sean dignas de un
bestseller, tengo un lugar al que ir —le recuerdo.
—Sabes, creo que te he confundido, Collin. Puede que te haya dado la
impresión de que te debo algo, que tienes el control, cuando de hecho, es
completamente lo opuesto.
No puedo evitar reírme de eso.
—El hacer que te internen sería demasiado simple —dice casualmente.
Dejo salir una risa de incredulidad.
—Si sintiera que eres un peligro para ti mismo y Helen estuviera de
acuerdo conmigo…—Se calla.
—No estás hablando con Christopher, Dexter. Tendrías que necesitar
más que eso.
—Impaciente, igual que Isabella. —Niega.
—Has estado coaccionando a mis empleados a que te den medicación.
Amenazaste a uno de ellos hasta golpearle la cabeza contra un mostrador
de metal —dice, y siento que se acelera mi dolor de cabeza.
—No hice eso —contesto, y él sonríe.
—¿En serio… estás seguro? Porque creo que no recuerdas tanto como
deberías… —Se calla y se levanta de mi silla y camina hacia la ventana—.
Digamos que no lo hiciste. ¿No crees que podría persuadir a uno o dos, o
tres de mis empleados a acordar decir otra cosa? ¿No crees que tengo jueces
en mis bolsillos? —Se voltea hacia mí, con una sonrisa—. Está documentado
que sufres pérdida de tiempo e inconsciencia. Lo que significa que no estás
205
al tanto de todo lo que haces. ¿Crees que no puedo hacer que Helen esté de
acuerdo con como veo tu condición? —Se ríe—. El hacer que te internen
será generoso, Collin. Sería mejor que entraras a uno de esos lujosos
vehículos que tanto amas y que los frenos no funcionen. O que un hombre
desconocido te acorrale en un callejón con un arma para quitarte ese reloj
de quince mil dólares en tu muñeca y que el dedo se le deslice y apriete el
gatillo.
Mi garganta está apretada y mi cuerpo se siente pesado, mis
pensamientos se vuelven borrosos.
—Verás, yo hago este juego con los que piensan que son más
inteligentes que yo, que están un paso delante de mí. Les dejo pensar que
están a una movida de hacer jaque mate y entonces… tiro todo el tablero.
—Se inclina frente a mí, para que estemos cara a cara—. Eres afortunado
de llevar mi sangre. No te sientas tan mal. Mejores hombres que tú han
perdido contra mí, y así seguirá siendo. Tu propio hermano tiene su propio
juego que cree lo pondrá por encima pero también perderá y el mundo
seguirá dando vueltas. No llegas tan lejos en la vida con lo que yo tengo y
con lo que he construido sin tener tu dedo en el pulso de todas las áreas
necesarias. He aprendido a ver el cuadro completo. Hombres jóvenes como
tú solo ven una pequeña porción.
Toca mi mejilla como lo haría un padre con el hijo al que ama.
—Sabes, realmente amé a tu madre… ella solo… ella no entendía su
lugar, no podía aceptarlo, aun después de todos mis intentos por
convencerla. —Deja salir un corto suspiro—. Oh bueno. Todo eso está en el
pasado cierto, ¿mi muchacho? —Me da una palmada en la espalda antes de
dirigirse a la puerta—. Oh, casi lo olvido. Te tengo un regalo.
Me volteo hacia él y me tira un frasco de píldoras. Casi se me caen antes
de agarrarlas bien, y sale de mi oficina. Pareciera como si nunca hubiera
estado ahí, pero su presencia está en todos lados, infectando el aire,
infectándome. Rápidamente cierro la puerta y luego me congelo. No puedo
moverme. Intento pensar, pero no puedo porque todo lo que escucho es su
risa siniestra. Rápidamente abro la botella y me tomo cuatro pastillas.

Lauren
Aún no está aquí. Entre todo el emocionante caos mis pensamientos
están con él, y no deberían estarlo. Todo saldrá bien. Esta noche se trata de 206
disfrutarla, de disfrutar mis logros, algo por lo que he trabajado tan duro
crear. Bueno, eso es lo que Raven me ha dicho desde el segundo que entré
con mi rostro pálido escondido bajo la base, el corrector y el polvo
iluminador. Hillary hizo un trabajo increíble. Mi rostro luce como el de esas
chicas en Instagram, perfecto. Mi cabello esta sencillamente chic luego de
que Angie creara perfectas ondas sueltas.
El vestido negro que llevo parece especialmente hecho para mí,
abrazando y escondiendo todos los lugares perfectos. Esta noche la galería
está llena. La música llena el aire mientras las personas admiran cada
pintura. Las cámaras destellan debido a que unos cuantos reporteros de
periódicos locales están aquí. La multitud es una combinación de jóvenes,
gente vibrante y gente sofisticada, lo cual atribuyo a mis seguidores en las
redes sociales y a las personas que Dexter metió para una prensa más
tradicional. Estoy soñando, y es perfecto solo que falta mi protagonista
masculino.
—Sonríe, cariño. Parece como si te hubieras tragado un condón —
susurra Hillary en mi oído—. Hay tantas personas muriéndose por
conocerte, haz tus rondas, agradécele a todos por haber venido y ve a
promover que compren de tus artistas. Yo vendí cinco y te voy a matar —
dice en mi oído firmemente. Toma mi brazo y damos la vuelta en la
habitación.
Me sorprende lo buena que es Hillary en esto. Es carismática, reservada
con las mujeres y tiene el toque justo de coqueteo con los hombres. Es
conocedora de cada pieza y del artista. Hizo su tarea y se ha portado de
maneras que no me imaginé cuando la contraté porque ella estaba en
trabajos temporales. En los momentos en los que no estaba
despedazándome, estaba arreglando las cosas.
—Ian, Lauren y yo queríamos agradecerte por como resultaron las
cosas esta noche. Les he preguntado a muchas personas cómo sabían del
evento, y todas dijeron que eran tus seguidores. —Hillary le da una sonrisa
como las de los ganadores de premios, y él le devuelve la sonrisa
modestamente.
—Tu trabajo es increíble y uno de mis favoritos —le digo sinceramente.
Sus últimos trabajos son fotografías de edificios abandonados, pero la forma
en la que los atrapa, les habla a las personas, a hombres y mujeres de
distintas edades. Me imagino que es la razón por la que tiene más de un
millón de seguidores en Instagram.
—Puede que haya traído algo de gente aquí, pero tu trabajo es de lo que
todos están hablando. —Se ríe.
—¿Mi trabajo?
—Es valiente el revelar algo tan increíblemente personal. Puedes ver el
207
dolor, la soledad, el miedo y la alegría en ello. —El sonido a mi alrededor se
desvanece, mi corazón palpita en mi pecho y parece como si el mundo fuera
más lento.
Miro a Hillary quien lleva una sonrisa nerviosa pegada a su rostro.
—Hillary, no lo hiciste. —Me trago mis multiplicados nervios.
—Es una pieza tan increíble, Lauren —me ruega con urgencia,
tomando mis manos. Ian nos mira, sintiendo algo de tensión. Mis
pensamientos son torpes intentando formar palabras, pero las palabras no
me salen de la boca. Escaneo la habitación para ver dónde la puso, pero no
la veo.
¿Cómo la nombró? ¿Qué dice la descripción? Ni siquiera le he mostrado
el cuadro a él y ahora está para que todo mundo lo vea. Me alejo de Hillary
y camino por la galería. No la vi la primera vez que hice la ronda. Es casi de
uno ochenta, no me la perdería, así como así.
—Cariño, es increíble. Hiciste un trabajo fantástico. —Raven me
detiene. Se ve hermosa, su cabello está más corto de como solía tenerlo y
tiene un estilo bob. Lleva puesto un enorme suéter gris y una falda negra,
pero ni siquiera puedo decirle un cumplido en voz alta porque mi mente está
en una cosa, encontrar la pintura, esperando que nadie la haya notado, y
rogando que mi nombre no esté asociado con ella. Tal vez solo se la
mencionó de casualidad a Ian mientras le coqueteaba, y él solo está siendo
amable.
—¿Has visto una pintura mía? —pregunto nerviosa
—De eso estoy hablando. Es el tema de la noche. No creí que fueras a
ser tan abierta con lo que está ocurriendo, pero… —Sus palabras caen en
oídos sordos.
—Arriba, tiene que estar arriba —murmuro para mí antes de moverme
entre la gran cantidad de personas sosteniendo copas de champaña y
envueltas en sus propias conversaciones.
Mi corazón comienza a latir queriendo salírseme del pecho cuando la
veo. Tiene su propia sección con una docena de personas rodeándola. El
titulo cercano dice:
Shattered Pieces
Por Lauren Scott
Mi corazón se detiene
—¿Qué crees que significa? —Escucho decir a la voz de un hombre
—A quién le importa, él es ardiente —añade la voz de la mujer.
—Es el mismo tipo, ¿cierto?
—Eso creo.
—No, todos lucen diferentes. 208
—Por supuesto que es el mismo.
—¿Crees que sean trillizos?
—Tal vez tiene tres amantes.
Las voces eventualmente se funden, excepto una.
—¿Qué es esto? —Su voz hace que todo se detenga de golpe.
Mi corazón se sale de mi pecho, y volteo a verlo nerviosamente. Sus
ojos están ensanchados, su mirada fija en el cuadro. Me trago los nervios.
Su presencia causa silencio entre los espectadores, y no estoy segura si es
porque lo reconocen por la pintura o si su mera aura hace que nadie haga
preguntas, sino que solo se tomen acciones. Esto hace que quiera
arrastrarme y esconderme. Él luce increíble, vestido en un impecable traje
negro, ni un cabello fuera de lugar, pero algo parece estar mal. Su rostro es
como de piedra, relajado, pero sus movimientos son rápidos y apresurados
mientras camina hacia el cuadro y mira la pequeña muchedumbre que lo
rodea. Camina hacia mí, me toma del brazo, su agarre fuerte.
—¿Cómo pudiste hacer esto? —Su voz es ronca y desesperada.
—Y… no fue mi intención que fuese expuesto de esta manera... —le
digo rápidamente
—¿Sabes lo que podría ocurrir si las personas saben de esto? —
pregunta, haciendo aún más fuete su agarre.
—Me estás lastimando, Collin. —Intento soltar mi brazo.
—Hay una razón por la que vemos a un doctor, un motivo por el que
esto tiene que permanecer oculto. —Sus dientes están apretados, y me jala
más hacia su pecho. Sus ojos están fijos en los míos y hay un fuego detrás
de ellos.
Me siento temblar. Este hombre me ha hecho sentir muchas cosas a
través de los años desde que lo conocí, ira, felicidad, amor, decepción, deseo,
pero el miedo nunca había sido una de esas emociones, hasta hoy.
—Él puede destruirnos —resopla, antes de empujarme.
Mi boca se abre por la impresión y la confusión. ¡Tiene que ser el
medicamento! Los espectadores nos observan confundidos y con
expresiones de preocupación y perplejidad, inseguros de si deberían
intervenir.
—¿De quién estás hablando, Collin? ¿Qué te sucede? —le ruego. Me
mira frustrado y como si yo fuese una molestia.
Camina hacia mi cuadro e intenta bajarlo.
—¡Collin, detente! —Intento tomar su hombro, pero me empuja con
tanta fuerza que me tropiezo con los tacones.
—Oye, por qué no te calmas —dice uno de la multitud. Es de la estatura
209
y ancho de Collin y temo en cómo terminará esto dado el estado en el que
se encuentra Collin.
—Esto no es asunto tuyo —gruñe Collin continuando con el intento de
arrancar el lienzo de la pared. Los espectadores me miran con lastima.
—Solo déjelo en paz por favor —le digo.
Otro tipo niega por la incredulidad o el enojo y se le acerca.
—Oye amigo, cálmate. —Le toma por el hombro, y veo que el puño de
Collin vuela hacia el rostro del otro sujeto con tanta fuerza que lo hace
colapsar.
—¡Collin! —grito.
Pero él ni siquiera me voltea a ver. Ha tirado al tipo contra la pintura y
ahora está encima de él golpeándole el rostro.
—Oh Dios mío, ¡Collin detente! —grito. Intento alejarlo, pero me avienta
con tanta fuerza que doy contra el piso.
—¡Oye! —Me siento solo para ver a dos hombres, uno de ellos Ian,
jalando a Collin del otro tipo. Unas mujeres me ayudan a levantarme. Collin
lucha y logra zafar un brazo del agarre de uno de los tipos y le da un codazo
en el rostro a Ian.
—¡Mierda! —grita Ian cubriéndose el ojo. El otro tipo agarra a Collin, e
Ian se quita la chaqueta y cuadra los hombros como si fuera un peleador
profesional.
—¡Anda, cabrón! —reta a Collin, luego se le abalanza como un toro
enojado. Collin intenta agarrar a Ian por la cintura para lanzarlo, pero Ian
logra asestarle varios golpes en el estómago. Las lágrimas caen de mis ojos.
Me quito los zapatos y corro para ir por ayuda cuando veo a Aidan
abriéndose paso por la multitud.
Estoy tan feliz de verlo que podría desmayarme. Él se apresura a la
pelea, pero agarra a Ian asumiendo incorrectamente que él es el instigador.
—Es Collin. ¡Detén a Collin, Aidan! —grito.
Aidan levanta la mirada confundido por un segundo, permitiendo que
Ian le golpee en la mandíbula mientras Collin intenta golpearlos a ambos.
Los de seguridad corren hacia arriba y toman a todos los asociados con la
pelea.
—¡¿Qué demonios está ocurriendo aquí?! —grita Hillary, sus ojos
ensanchados.
Menos de un instante después, todos a mi alrededor me preguntan qué
está ocurriendo, los Scott, Dexter y Helen, Raven y Angela, pero no puedo
contestar. Todo mi cuerpo está temblando mientras veo que contienen a
Collin, él tiene los ojos vacantes, y eso hace que mi interior se torne frío y
que las lágrimas caigan por mi rostro. Miro al cuadro en el que trabajé tanto,
210
algo que para los demás parecería extraño o extraordinario, era precioso y
hermoso para mí. Mi pintura era similar a un diario que llevé los últimos
tres años de mi vida. Ahora se había ido, fue destruida, y pisoteada. Mi
noche de apertura debió de haber sido increíble, pero parece que la vida no
quiere eso para mí.
Capítulo 14

Chris
Mi cabeza está pulsando, mi estómago, rostro y las manos me duelen.
Me siento y veo a mi alrededor. Estoy en una habitación de hospital. Tengo
una intravenosa en el brazo. Y tienen que estar bromeando, ¿estoy esposado
a la cama?
¿Qué fue lo que hice? El miedo comienza a inundarme. Claro que es
como cada vez que despierto en medio de un desastre en el que no tuve nada
que ver.
¿Que estoy haciendo aquí? ¿Qué sucedió? Pienso en la última cosa que 211
recuerdo. Estaba hablando con Cal y estuvimos de acuerdo en compartir.
Desde luego esto tiene algo que ver con él. Fui lo suficientemente estúpido
como para confiar en él. Me merezco esto.
—Hola. —Volteo para ver a mi madre sentada en la habitación, con una
expresión sombría en su rostro.
—Mamá. ¿Qué está ocurriendo? ¿Qué pasó? —le pregunto. Ella baja la
mirada a su regazo antes de voltear a verme, y eso me dice casi todo lo que
necesito saber. Lo que sea que haya ocurrido la regué en grande.
—¿Chris? —pregunta conteniéndose de mostrar el tono de esperanza
en su voz.
—Sí, soy yo, mamá. —Deja salir un suspiro de alivio, pero después la
expresión de preocupación regresa a su rostro. Mi cabeza aún se siente
atontada.
—¿Estoy drogado?
—Un sedante. Costo controlarte —dice suavemente. Y la miro
perplejo—. ¿Qué es lo último que recuerdas?
Le digo lo que recuerdo y ella asiente.
—Bueno, han pasado unos días y hubo un gran incidente en la
apertura de la galería de Lauren. —Mi corazón y estomago se sienten como
si alguien los hubiera tirado por un precipicio
—Oh no. ¿Qué tan malo fue? —pregunto temeroso de su respuesta.
Ella explica que Collin se apareció y destruyó el retrato que Lauren
había creado, que se peleó con tres personas y que básicamente arruinó la
apertura de la galería de Lauren. Siento como si fuera a vomitar.
—Las personas que golpeaste no presentaran cargos… —dice sacando
una sonrisa pequeña. Es un punto bueno en la historia, pero las
consecuencias van mucho más allá. Lo puedo leer en su rostro—. Pero estás
en un video, unas cuantas personas grabaron la pelea… —continua y tiro
hacia atrás la cabeza—. Empujaste a Lauren, Chris… la agarraste y la
tiraste. —Intenta mantener la voz tan calmada como es posible, pero mis
manos ya están temblando.
—¡¿Yo hice eso?! —pregunto impactado. Ella no puede haber dicho lo
que creo que acaba de decir.
Sus labios se aprietan fuertemente
—El doctor hizo unos análisis de sangre, y tomaste algún tipo de
medicamente que pudo haber causado el comportamiento errático. Ellos lo
sacaron de tu sistema.
—¿Cuál de ellos fue? —Mi ira está humeando, y mis puños están
apretados. 212
—Christopher —dice mi madre con voz suave y tranquila—. Eres mi
hijo… y te amo tanto. El instante en que posé mis ojos sobre ti cuando tenías
cinco años te convertiste en el segundo hombre que me robó el corazón. —
Su sonrisa me hace sonreír, pero la solemnidad en su tono me asusta—.
Creo que es hora de que aceptes que tus acciones son solo tuyas.
—Lauren debe… ella debe odiarme.
—Estoy segura que no te odia, pero está devastada, Chris —dice mi
madre simplemente, y el tono de su voz envía un escalofrío por mi espalda—
. Ella ha pasado por mucho, hijo. —Es tranquila pero intensa, y el tono y la
mirada en su rostro hace que mi pecho se constriña—. No puedo
imaginarme lo que es ser ella y amar como lo hace. Es tan puro y
desinteresado. —Sonríe—. Ella es por lo que oré cuando le pedí a Dios que
te enviara una esposa. Pero todos tienen sus límites, Christopher.
Su tono es inquietante
—¿V-va a dejarme? —le pregunto, sintiendo la sensación de ardor en
mi garganta. Debería… ella debería empacar sus cosas y desaparecer, nadie
la culparía.
—No estoy segura. Si alguien sabe las cosas locas que el amor te hace
hacer, soy yo. Pero sí te diré que está herida. Creo que lo ha estado por largo
tiempo y no es porque no pueda aceptar o manejar tu condición, sino porque
tú te has rehusado a hacerlo.
Mis ojos se ensanchan y comienza a defenderme.
—Todos ustedes lo han convertido en una competencia, no, en una
batalla porque ¡ella ame a uno! —recalca—. Ella no es irrompible. El corazón
de una mujer es frágil. Tú… Collin… Cal… ustedes no han sido gentiles con
su corazón. No sé cómo funciona esto. —Encoge los hombros ligeramente y
se limpia unas lágrimas de sus ojos, parándose para venir al lado de mi
cama—. Pero lo que sea que necesites para mejorarte y curarte, necesitas
hacerlo. Siempre te amaré sin importar lo que hagas. Es como un requisito
para las mamás. —Sonríe, y es esa genuina, y cálida sonrisa que solía
hacerme sentir mejor cuando era pequeño—. Pero como esposa uno tiene
opción y Lauren siempre te ha escogido. Pero ella ya no está sola, tiene una
hija, tu hermosa pequeña y si llega a un punto donde tiene que escoger entre
ustedes dos… tú no ganarás.
Me besa la frente y me da un largo abrazo.
—Tu padre y Aidan están afuera esperando por ti… ¿te gustaría hablar
con ellos? —¿Mi papá? ¿Que esta hacienda aquí?
—Hablaré con Aidan.
Ella asiente y unos instantes después que ha salido por la puerta Aidan
entra, con las manos en los bolsillos y un ojo morado.
—¿Qué te paso? —pregunto al ver su hinchado rostro. Él se ve como yo 213
me siento.
—¡Fuiste tú! —dice seriamente mientras se sienta y estira las piernas.
—Claro. —Dejo salir un suspiro
—Esperaba que cuando despertaras fueras el otro tipo, para poder
dejarlo inconsciente y que tú volvieras —bromea… o al menos creo que
bromea.
—Dime, ¿fue muy malo? —pregunto sabiendo que Aidan no andará con
rodeos. Silva y niega antes de sacar su teléfono.
—Mejor lo ves tú —dice vacilantemente, y luego de unos segundos
escucho mi voz y voltea el teléfono hacia mí.
—¿Qué demonios? —pregunto observando cómo pasa todo el desastre.
—Estabas drogado, tú o quien haya sido, no era el mismo. —Veo el
número de vistas del video. Sobrepasa las treinta mil, y apenas fue subido
hace siete horas.
Cuando me veo empujar a Lauren, mi corazón se rompe a la mitad.
Debo haberme visto como si fuese a vomitar porque Aidan toma el cesto y
me lo ofrece. Lo aparto enojado. Quiero golpearme la cabeza contra la
baranda de metal. Ya no puedo seguirlo viendo. Nada de lo que he hecho
puede ser peor que eso.
—Apágalo —murmuro.
—Espera, ¿no quieres ver la parte en la que corro al rescate pensando
que algún imbécil estaba arruinando la apertura de Lauren y termina siendo
que el imbécil eras tú? —pregunta bromeando.
Le miro con el rostro en blanco
—Tal vez después. —Vuelve a meter el teléfono en el bolsillo—. No sé
qué hacer. La manera en la que me miró mi madre, tengo miedo de la forma
en que Lauren me mirará. ¿Qué si la he perdido? Nunca me lo perdonaré.
—Cubro mi rostro con las manos.
—¿Te das cuenta de la ironía de lo que acabas de decir? —Aidan se ríe.
La lastimé. No solo figurativamente, sino que literalmente. Le puse las
manos encima. La avergoncé y ¿por qué? No sé qué hizo que Collin tomara
esas drogas, o cómo las cosas llegaron hasta este punto, pero sé que tiene
algo que ver con que queramos tener el control, con que pensemos en
nosotros mismos y no en nuestra esposa o en nuestra hija. Hemos sido
demasiado egoístas pensando sobre lo que nosotros necesitamos, a quién
ama ella, y en quién gana, que no nos detuvimos a pensar que todos
podíamos perderla. Me siento asqueado, ni siquiera quiero verme a mí
mismo.
—Necesito hablar con mi papá. 214
Las cejas de Aidan se levantan por la sorpresa.
—¿Estás seguro? ¿No lo vas a golpear cierto? Porque yo estaría más
que feliz de hacerlo por ti.
—No, no lo voy a golpear. Y si no quieres terminar esposado a mi lado
mejor que tú tampoco lo hagas —le digo. Él deja salir una media risa y se
mueve hacia la puerta—. Oye, Aidan, gracias por pelear por mí.
Sonríe y me saluda con la mano.
—He peleado por peores causas.
Más rápido de lo que creí posible mi papá entra por la puerta. Se siente
raro verlo. Imaginé que se vería distinto, más siniestro, como el dibujo de
un malvado villano, pero no es así. Luce como mi padre, solo que su rostro
muestra su preocupación, su inquietud, y su aprensión. Aun cuando entró
rápidamente a esta habitación, se quedó mirando vacilantemente a la silla,
casi temeroso de sentarse en ella. Con miedo de que si se sienta ahí cambie
de opinión sobre que esté aquí. Tal vez así sea.
—Anda. —Indico la silla.
Él me mira antes de sentarse.
—No sabía si querías verme —dice aclarándose la garganta.
—No sé si quiero —admito, y su rostro se deprime—. Pero siento que
debería. —Dejo salir un largo suspiro.
Nos miramos, su rostro lleno de culpa, tristeza, decepción,
arrepentimiento y vergüenza. Ahora lo puedo reconocer más fácilmente
porque soy una versión de lo mismo.
—Sé que mis palabras no significan nada ahora, y que tienes muchos
más grandes problemas, pero quiero que sepas que no hay un día en que
no lamente lo que mi decisión nos hizo. Te extraño, y ruego a Dios que las
cosas puedan mejorar. Quiero que conozcas a tu pequeña hermana, aun si
nunca vuelves a hablarme. Tu madre se ha enamorado de ella y espero que
tú también…
Mi boca se abre.
—¿Qué? —pregunto confundido. Duda un poco—. ¿Mamá qué?
¿Cómo… de qué estás hablando? —Mi voz se hace más cortante conforme
continúo hablando.
Él traga con dificultad.
—Lisa. —Me estremezco solo con escuchar su nombre—. Ella me dejó
a tu hermana y se fue del pueblo. Willa ha estado viviendo con nosotros los
últimos dos meses —murmura.
Me río, y me cubro el rostro. No puedo creer esto.
—Mira ni siquiera puedo comenzar a lidiar con eso en este momento,
—Me pellizco el puente de la nariz—. No necesito tus disculpas, tus 215
explicaciones. Solo necesito que seas mi padre, el padre que eras antes de
que todo esto ocurriera.
Asiente lentamente como si entendiera a qué me refiero. Coloca las
manos en su regazo y le digo todo lo que ha pasado, todo lo que puedo
recordar, mi trato con Cal y lo aterrorizado que estoy de que Lauren me deje.
El silencio reina entre nosotros cuando termino, y mira hacia su regazo
antes de que nuestros ojos se encuentren.
—Haz lo que sea necesario para retenerla hijo.

Lauren
—Hola, cariño. —Levanto la mirada y veo a Raven dando un vistazo
desde la puerta.
No sé cuánto llevo despierta. He pasado un día entero en esta
habitación. No me he movido de aquí desde la noche del desenlace, que es
como lo he llamado, un evento que lo cambia todo tiene que tener un
nombre. De alguna manera creí que, si me quedaba aquí y no salía, si no
decía ni una palabra de lo que había ocurrido, haría que no fuese real.
Necesitaba que fuese una pesadilla, algo que pudiese explicar porque el
explicarme a mí misma que mi esposo hizo lo que hizo esa noche, hace que
todo sea tan real y doloroso. No solo atacó a varias personas, y arruinó mi
apertura, destruyó algo que era preciado para mí.
La peor parte de todo eso es que hizo que le tuviese miedo. Sin importar
si fue Collin, Chris o Cal, me siento tan horrorizada que no puedo avanzar
de ese punto.
—Te traje café, tostadas y dos huevos duros. —Me está tratando con
mucho cuidado recordándome de la desastrosa situación en la que me
encuentro. Para que Raven no actué como su yo normal haciéndose cargo,
con una expresión severa, diciéndome, te lo dije, eso me deja saber que esto
está más allá de mal.
—Gracias. —Mi voz suena como papel de lija.
Ella se sienta a la orilla de la cama y desliza la bandeja hacia mí. Tomo
la taza y me doy cuenta que mis manos están temblando por lo que la vuelvo
a bajar, y cierro con fuerza los ojos para evitar las lágrimas que amenazan
aparecer.
No dice nada, pero hace a un lado la bandeja, se pone a mi lado y me 216
ofrece sus brazos abiertos. Entro en ellos y me muerdo el labio, pero me
tiembla así que no ayuda por lo cual lo suelto, los sollozos escapan de mi
boca más rápido de lo que las lágrimas caen de mis ojos.
—Cariño, todo estará bien —dice mientras acaricia mi espalda
No puedo hablar, aunque lo intentase, así que me enfoco en respirar.
Mis lágrimas parecen no tener fin, no se detienen conforme pasan los
minutos, y lo siento por Raven que está aquí limpiando el desastre en el que
yo escogí estar. No puedo creer que estoy de regreso aquí, el mismo lugar en
el que me encontraba hace dos años, solo que esta vez él no se ha ido y en
lugar de eso algo ha desaparecido. Mi creencia de que él es mi protector,
que, sin importar las peleas, los reproches, los constantes cambios de
personalidad, nunca me lastimaría, la fe de que nunca estaría en peligro se
ha ido. Siempre fue mi defensa cuando las personas que me querían me
miraban como si estuviera loca por hacerme pasar por tanto por amor. Era
mi carta ganadora de que él me amaba y sin importar lo que ocurriese,
nunca me lastimaría. Y ahora ya no está.
—Cariño —dice suavemente—. Hablé con su madre hace un momento.
—Todo mi cuerpo se congela—. Dijo que él tenía una especie de
medicamento en su sistema. Que eso lo hizo actuar de esa manera —explica.
Me avergüenza decirle que ya sabía del medicamente luego de mi charla
con Dexter. Debí haber estado más preparada pero no lo estuve. No pensé
que su comportamiento estaría tan alterado, que él estaría tan maniático y
salvaje.
—¿Cómo quien despertó? —Me río amargamente, quitándome de entre
sus brazos
—Christopher.
—¿Y déjame adivinar… no tiene idea de lo que pasó? —Tomo un
Kleenex de mi buró y me seco el rostro.
Ella me da una sonrisa triste y esa es toda la respuesta que necesito.
—¿Está bien Caylen? —Me obligo a tomar un sorbo de café.
—Es maravillosa. La bañé, le di el desayuno y Angela se la llevó al
parque. Hillary se está encargando de las cosas en la galería por hoy. Ella
se encargó de la limpieza y de lidiar con la prensa. —Mi corazón se
sobresalta. ¡Oh Dios mío, la galería! Miro el reloj, es la una. Cierto, tengo un
negocio, probablemente uno fallido luego del desastre de ayer—. Me pidió
que la llamaras cuando te levantaras.
Sé que debería estar agradecida que me ayude tanto, pero una pequeña
parte de mí no puede evitar estar molesta con ella por no escucharme, por
tomarse la libertad de mostrar mi obra. Pero no puedo culparla por completo
porque lo de ayer eventualmente iba a ocurrir ya sea que esa pieza fuese
mostrada o no. 217
—¿Uhm… vas a ir al hospital a verle?
—No, no iré —digo suave y tan calmadamente como mi aún débil voz
me lo permite. Sus ojos se ensanchan por la sorpresa. Y, a decir verdad,
también estoy sorprendida pese a haber dicho las palabras en voz alta—.
Voy a pasar el día con Caylen y esta noche voy a dedicarme a trabajar en lo
que sea que Hillary no haya podido arreglar. Ahora tomaré un baño porque
realmente lo necesito.
Entro al baño, mi mente se mueve entre ira, dolor, sentirme herida y
confusión. Es un rompecabezas roto, una atracción que no funciona en el
parque temático roto que parece ser mi vida.
Me baño con el agua más caliente que puedo aguantar, y luego paso a
la más fría para entumecer el dolor en el que me encuentro. Voy al
guardarropa y saco al azar ropa para ponerme, luego regreso y tomo la mejor
ropa que tengo que no se verá demasiado rara para que una madre la use
al salir con su hija. Me quedo con un suéter negro y vaqueros oscuros.
Incluso me maquillo. Hago un intento por lucir como si estuviese bien, pero
los colores me hacen ver como si fuese a un funeral. Tal vez así sea porque
siento como si mi corazón estuviese muriendo

****
—Parece que el video se ha vuelto viral, todo lo que eso ha hecho es
aumentar la popularidad de este lugar. ¿No hay tal cosa como mala
publicidad, recuerdas? He estado contestando llamadas todo el día. Vas a
estar bien, Lauren. Todas las pinturas, excepto tres, de las que mostraste,
se vendieron, e incluso Ian acordó volver a trabajar contigo… bajo la
condición que tu esposo no esté en la misma habitación que él.
Todas las cosas en las que Hillary me ha puesto al día deberían
hacerme sonreír y sentir un poco mejor, pero no es así. Mientras estoy aquí
sigo repitiendo en mi mente la última vez que estuve en la galería. Mi
felicidad, mi esperanza y optimismo parecen haber sido barridos como
restos de comida o desechos. Solo tenía un cierto número de sonrisas para
poder usar hoy y Caylen las tomo todas.
—¿Podrías enviarle una realmente cara botella de Champaña, y tal vez
una muy buena comida? —Me aclaro la garganta y tomo un sorbo de la
botella de agua que está condensándose enfrente de mí.
—Ya está hecho. —Toma mi mano y la estrecha con la suya—. De nuevo
lo siento, Lauren. —Sus grandes ojos azules me ruegan que la perdone.
—No fue culpa tuya… bueno una pequeñita minúscula parte sí, pero
ya terminé de culpar a otras personas por lo que pasa con nosotros. Siempre
hago eso y estoy cansada de ello. No voy a buscar echarle la culpa a nadie
solo para que no recaiga sobre él. Ya no lo haré —digo devolviéndole el
apretón de manos
—Aidan dice que no lo has visitado ni llamado —dice vacilantemente. 218
Mis ojos se mueven de ella—. No es que te culpe —añade rápidamente.
Mi barbilla se mueve hacia mi pecho y dejo salir un profundo suspiro y
encojo los hombros.
—No sé qué decirle. ¿Mencionó cuándo regresaría a casa? —pregunto
suavemente, tanto ansiosa como temerosa de escuchar la respuesta.
Ella niega y en ese momento suena el timbre de la galería. Miramos las
cámaras y mi estómago se cae cuando le veo de pie afuera, el corazón que
juraba había muerto me acaba de recordar que aún está vivo y dando de
patadas. Hillary voltea a verme y tomo mi labio entre mis dientes y comienzo
a morderlo.
—¿Debería…? —pregunta.
Asiento casi de inmediato, y luego una pequeña parte de mí se pregunta
si debería… qué si él aún… no… trago con fuerza. Ella toca el botón para
abrir la puerta y ambas bajamos. Para cuando llegamos abajo él ya está
dentro, incómodamente de pie cerca de la puerta, sus hombros están caídos,
y las manos están en sus bolsillos. Cuando sus ojos llegan a los míos puedo
leerlos desde el otro lado de la habitación y mi corazón se aprieta en mi
pecho. La tensión en el aire es tan espesa que se puede cortar, las palabras
no dichas flotan en el aire. Él no necesita hablar, sé que es Chris. Es el único
que lleva atada la culpa a su cuello como una corbata y una disculpa en sus
ojos. Dejo salir un suspiro de alivio mientras mis ojos se mueven sobre su
camiseta y su jean. Si llevase un traje, me habría desmayado.
—Hola —habla Hillary antes que alguno de nosotros
—Hola, Hillary. —Él le da una sonrisa rota.
Ella nos mira y enrolla un mechón de su cabello en un dedo.
—Uhm… Aidan está en el auto —le dice Chris presionando los labios.
Ella me da una mirada pidiéndome permiso para marcharse y yo
asiento dejándole saber que está bien.
—Grandioso… iré a saludarlo.
Cruzo los brazos sobre mi pecho, sintiendo que si no lo hago mi corazón
se saldrá y saltará a sus brazos y en este momento, mi corazón no puede
llevar el mando en esto. Mi mente tiene que estar en máxima alerta.
—No fuiste al hospital —dice suavemente.
Bajo la mirada culpablemente y me sacudo la disculpa que lucha por
salir.
—No es que te culpe —continua rápidamente. Se me acerca lentamente,
pero se detiene a un brazo de distancia—. No puedo comenzar a disculparme
por lo que paso aquí… —Su voz es temblorosa y llena de emoción. Respiro
profundamente por la nariz, descanso la mirada en el piso, porque si lo miro,
puede que haga algo estúpido como decirle que está bien cuando no es así, 219
o abrazarlo cuando nada se ha resuelto—. No te merecías eso… no te
mereces nada de esto —continua suavemente—. Vi el video y… si pudiera
deshacer algo seria eso… —dice, su voz es débil. Siento las lágrimas
comenzar a llenar mis ojos—. Collin tomó… —deja salir una larga exhalación
por la nariz—. Y-yo tomé píldoras, demasiadas y los efectos secundarios,
bueno ya lo viste —explica, lentamente levanto los ojos hasta su rostro—.
Estaba esperando que todo esto se arreglara, que yo pudiera resolverlo por
mí mismo. Pero ayer me demostró que lo que estoy haciendo no está
funcionando, no es suficiente y vi lo que eso te hizo a ti. —Aprieta la
mandíbula—. Luego de lo que ocurrió con Cal y Clayton, debí haber sabido
en ese momento que esto era más grande de lo que yo podía manejar. —Se
aclara la garganta, y mi corazón comienza a sentirse como si fuese a
romperse—. El verme hacerle eso a esas personas… a ti… —Niega y veo que
sus ojos se llenan de lágrimas. Dejo que la frialdad en mi actitud se rompa
un poco y cruzo la línea imaginaria entre nosotros para tomar su mano.
—No eras tú mismo —le digo y su ceño se frunce—. Vamos a superar
esto. —Tomo su otra mano en la mía, y sus grandes manos envuelven las
mías.
—Veras, esa es la cosa. Ya no puedo seguir haciéndote esto.
Cada musculo en mi cuerpo se tensa, y debe sentirlo porque me aprieta
con más fuerza las manos. Esto se siente inquietantemente similar a lo que
paso hace varios años, cuando me encontré con Cal ese fatídico día en
nuestra casa, cuando todo se suponía que estaba bien pero todo cambio en
un instante, sin embargo, hago a un lado esos pensamientos.
—Vas a ver a Helen más seguido… nos aseguraremos de que ya no
tomes más píldoras, iremos a consejería, tanto como sea necesario, por el
tiempo que sea necesario, puedes tomarte un sabático del trabajo. Incluso
podemos regresar a Michigan con tus padres… —Mis palabras salen a mil
por minuto, y cuando él presiona los labios juntos y toma mi rostro entre
sus manos, pierdo mi aliento. Veo su respuesta en sus ojos mucho antes de
que las palabras lleguen a sus labios.
—No. —La palabra es corta, pero es la cosa más dolorosa que he
escuchado, es como un cuchillo en mi corazón. Sus ojos se fijan en los míos,
y su rostro se empaña por las lágrimas que se están acumulando.
—¿No? —le pregunto, mi voz se quiebra, y mi cuerpo comienza a
temblar. Niega ligeramente—. ¿Qué quieres decir? —pregunto jalándolo—.
No me vas a hacer esto otra vez. No puedes, Chris. Tú no me lastimarías de
esa forma, sé que tú no lo harías. —Sé que no estoy jugando limpiamente
en este momento, poniéndolo contra Cal, pero no puedo arriesgarme a jugar
limpiamente. No puedo perderlo. No lo haré. Haré lo que sea para cambiar
la dirección en que va esto. Arranca la mirada de mí, y cuando la vuelve a
levantar, veo una sola lágrima caer de su mejilla.
220
Mi corazón se derrumba, y comienzo a sentirme entumecida por todas
partes.
—Por favor… por favor no hagas esto.
—Lauren… —dice y se da la vuelta, y me doy cuenta que está vacilando.
Me aferro a él.
—No, no puedes —estoy rogando patética y desesperadamente, las
lágrimas sofocan mis palabras. El instante antes de que él entrase no estaba
segura si podía superar lo que había pasado. No podía ver una manera
cómo, pero ahora me doy cuenta pasando mi ansiedad y mi enojo, que no
hay una forma de avanzar sin él. No puedo ver o imaginar un futuro sin él.
Su cuerpo se tensa y cuando se da la vuelta y toma mi rostro entre sus
manos y hace que le vea a los ojos, veo que es Cal. Tomo bocanadas de aire
como si estuviese ahogándome.
—¡Cal, no! ¡No! ¡No me puedes hacer esto! —Mi voz es cortante pero
débil, infestada de lágrimas.
—Tenemos que hace esto, nena. Es por ti. Por ti y Caylen —dice, sus
ojos melancólicos, su tono duro y su expresión determinada. Me debilito, mi
cuerpo queda sin fuerzas y él debe saberlo porque me agarra antes de caer
al suelo y me levanta entre sus brazos.
—No de nuevo, no otra vez Cal. Y-yo no te puedo perder otra vez. No,
no lo haré. Si me amas no me dejarás. —Estoy llorando tan fuerte, puedo
sentir el latido de su corazón mientras lloro en su pecho.
—Es porque te amo… regresaré. Lo prometo —me susurra al oído.
Agarro su camisa en mis manos e intento recobrar el aliento.
—¿Cuánto tiempo? —pregunto en un sollozo.
—Cuanto sea necesario —responde, y siento mi espíritu comenzar a
derrumbarse—. No te pediré que me esperes —dice, con una acallada fuerza
en su voz. Me alejo de él, con la ira llenándome.
—¿No me pedirás que te espere? ¡Qué galante de tu parte! —digo
enojada, pero eso acaba rápidamente—. No tengo opción. Nunca la tuve. ¡No
hay otra opción! ¡Tomaste mi corazón el día en que me enamoré de ti! —
grito—. ¡¿Cómo esperas que viva sin ti?! —le digo antes de romper en llanto
nuevamente. Sus brazos me envuelven y me sostiene, pero si no va a ser
eternamente entonces no es suficiente. Cubro mi rostro con las manos. Él
las besa suavemente.
—Cuando regrese, seré el hombre que te mereces. —No sé cuánto falta
para que me deje, pero sé que mi alma se va con él—. Mis padres tienen la
información de donde estaré, pero no vayas a verme, Lauren. Nosotros…
tenemos que mejorar. —Su voz es firme, pero de alguna manera logra ser
tierna. Tengo miedo de levantar la mirada.
—¿Te pongo peor? —tartamudeo. Sus labios caen sobre los míos y son 221
suaves y gentiles que por un segundo me hacen olvidar el dolor y la
devastación en la que me encuentro sentada.
—Tú haces que quiera ser un mejor hombre. —Sus brazos me
envuelven nuevamente, y sé que será el último abrazo que tendremos
hasta… no sé cuándo. Todo mi cuerpo duele, ira, desesperación y
desconcierto se agrandan dentro de mí.
—Te amo más que a mi vida… vas a superar esto —me dice, y me río
amargamente cuando me suelta, déjà vù.
—¿Por qué tengo qué? —murmuro antes de que salga por la puerta.
Él se detiene y voltea.
—Porque yo necesito que lo hagas. —Y con eso, se marcha.
Chris
—Y, aquí estamos.
Cal está de pie en la misma puerta, con los brazos cruzados sobre el
pecho, y una expresión en blanco en el rostro, pero sé cómo se siente, de la
misma manera que yo luego de dejar a la mujer que más amamos. Estamos
perdidos, desesperados y enojados. Hicimos este trato la última vez que
hablamos sobre él viniendo cuando lo necesitara, pero me tomé su palabra
con mucha cautela ya que él aún no ha compartido ninguno de sus
recuerdos. Después de todo lo que ha sucedido, no estoy seguro si los
recuerdos no se mantuvieron o yo no los acepté, pero… la compartimos.
—Te dije que ese hijo de puta estaba loco —gruñe. Ignoro su “te lo dije”.
—¿Grandioso, y a dónde nos lleva tu, te lo dije? —le pregunto.
Camina hasta la mesa y saca a patadas una silla para sentarse.
—¿Y, ahora qué hacemos ya que estamos en el club de campo para
locos? —pregunta
222
—Necesito que llames a Collin —le digo y se ríe.
—No quieres que haga eso. —Su tono es peligrosamente bajo.
—Sí, sí quiero —le digo.
Él frunce el ceño, pero luego de unos instantes la expresión es
reemplazada por una forzada sonrisa.
—Collin… viejo amigo, colega. Sal, sal de donde quiera que estés —
llama divertido luego de unos minutos.
—¿Realmente lo llamaste? —pregunto molesto y frunce el ceño.
—¿Acaso no me escuchaste?
Hay una extraña quietud en la habitación y después las luces
parpadean.
—Estoy aquí. —Ambos volteamos, y veo a Collin parado en la puerta.
Lleva unos lentes negros y cuadrados, una floja camisa de botones y un
pantalón de vestir oscuro. Antes de que yo pueda parpadear Cal ya ha
saltado de su asiento y le ha tomado por el cuello estrellándolo contra la
mesa del comedor.
—¡Oye, detente! —le grito a Cal.
—¡Él empujo a mi chica! —me gruñe, con los ojos llenos de ira, pero
con una media sonrisa—. Intentó deshacerse de nosotros —continúa.
Le quitó de encima de Collin quien toma varias bocanadas de aire.
—No es como si tú nunca lo hubieras intentado… —dice entre jadeos—
. El medicamento no reaccionó exactamente como esperaba, eso lo admito
—dice lleno de culpa levantándose de sobre la mesa.
—¡Mira, lo necesitamos! —le digo a Cal con una mirada de advertencia.
—Me disculpo por mi comportamiento. Nunca me perdonaré lo que le
hice a Lauren. Pero ninguno de los presentes ha sido un santo —añade.
Cal encoge los hombres y regresa a su asiento.
—¿Cierto, Cal? —dice Collin con los ojos sobre Cal.
—No hagas que te mate —le espeta Cal.
—Christopher, él no iba a compartir la conciencia contigo. Solo quería
deshacerse de mí y en el instante en que eso sucediera, te iba a enterrar —
explica Collin, y miro a Cal quien solo medio encoge los hombros.
—No puedo decir que me sorprende. —Dejo salir un suspiro—. No
podemos seguir haciendo esto… las peleas, los secretos, esta rara lucha por
el poder —les grito a los dos y los dos quitan la mirada de mí—. Si seguimos,
Lauren va a terminar en el área psiquiátrica de alguien y no creo que vaya
a ser porque entró voluntariamente. ¿Alguno de ustedes puede vivir con
eso?, porque yo sé que no puedo —les pregunto a ambos y veo culpa en sus
223
hombros.
—¿Entonces que estás sugiriendo, Chris? —pregunta Collin.
—Que hagamos lo que sea necesario para retenerla —digo suavemente,
y Cal se ríe amargamente.
—¿Así que ahora estamos de vuelta tomando concejos de papi? —
pregunta condescendientemente.
—Vamos, ¿tienes una mejor idea? —pregunto, y por una vez su sonrisa
arrogante desaparece.
—¿Estás proponiendo que nos integremos? —pregunta Collin con una
ceja arqueada.
—No confió en ustedes tanto como la distancia a la que los puedo tirar.
—Resopla Cal.
—De acuerdo, en ese caso, por qué no seguimos como hasta ahora,
pero si esa es la decisión de ustedes, mejor se acomodan y acostumbran a
Elm Memorial porque no nos voy a sacar de aquí hasta que hagamos esto
bien. Nadie la verá hasta que arreglemos esto —les digo y espero que me
discutan o alguna forma de protesta, pero nada pasa—. ¿Estás dentro? —le
pregunto a Collin, y asiente. Me volteo hacia Cal, y él permanece callado,
pero luego me mira con una sinceridad que nunca le he visto.
—Lo haría por ella.
—En ese caso tengo algo que mostrarles a los dos. Si vamos a hacer
esto —tartamudea Collin.
Tanto Cal como yo le vemos con curiosidad. Las luces disminuyen en
la habitación en que nos encontramos y repentinamente estamos en otro
lugar, es una casa pequeña. Hay niños jugando en la sala y la televisión está
encendida. Seguimos a Collin por una puerta abierta. Miramos dentro y mi
ritmo cardiaco se acelera cuando me veo, ese pequeño niño de pie frente a
mi madre, con un arma en mano, presionada contra el rostro de una mujer
de cuyos ojos caen riachuelos de lágrimas.
—Anda, jálalo por papi. —Nuestras cabezas se voltean y ven a un
hombre… no cualquier hombre sino al joven Dexter Crestfield alentando a
nuestra versión de cinco años. Me doy la vuelta y escucho el disparo. En un
parpadeo, estamos de regreso en el lugar de encuentro que yo escogí, una
imitación de la cocina de mis padres. En este instante desearía que fuera
real, que mi mamá entrase por esa puerta y me dijera que todo va a estar
bien.
—¡Voy a matarlo! —El rostro de Cal esta rojo y su cuerpo tiembla.
—No puedes asesinarlo —dice Collin, calmadamente sin parecer
afectado.
Le miro con incredulidad.
—¡¿Por cuánto tiempo lo has sabido?! —le pregunto irasciblemente. 224
Él voltea hacia otro lado, pero no sin que antes vea la culpa en sus ojos.
Cal arremete contra él como un toro desquiciado antes de estrellarlo contra
la pared agarrándolo del cuello. Esta vez no lo detengo.
—Te has estado guardando cosas de nosotros, sobre este bastardo
asesinando a nuestra madre y por qué, déjame adivinar ¿será para que
pudieras chantajearlo? —dice entre dientes.
—No podemos traerla de vuelta, nunca seremos capaces de probar que
lo hizo… —dice, su voz forzada.
Cal le da un golpe en el rostro antes de soltarlo. Toma una silla y la tira
contra la pared antes de caer al piso. Mi cerebro se siente como si hubiera
sido golpeado por un rodillo de amasar.
—Tengo una idea —dice Collin.
—¡¡¡Tú jodidamente te callas!!! —le grita Cal.
Me siento en el piso en un intento de recobrar el aliento. No sé cómo
voy a hacer que se integren después de esto. Le frunzo el ceño a Collin.
—Si tan solo me escucharas —ruega, solo haciendo contacto de ojos
conmigo—. Planté un micrófono en su oficina y en su auto y tengo gente…
—comienza a decir—. Puede que no podamos encerrarlo por cargos de
asesinato, pero podemos hacer que lo encierren por largo tiempo por uso de
información privilegiada, malversación, y coerción.
Miro a Cal.
—¿Estamos de acuerdo? —Él asiente en afirmación.
Collin también lo hace.
—Muy bien —murmura.
Todos nos miramos. A nosotros mismos. Trago el nudo en mi garganta,
todos tenemos diferentes pensamientos, y luchamos con distintos
demonios, pero por primera vez, no me siento solo, o como si estuviera en
campo enemigo.
—Lo que sea necesario —dice Cal suavemente, y todos lo repetimos.

225
Capítulo 15

Lauren
—¡¡Mami, arena!! —grita Caylen mientras la blanca arena se escapa de
entre sus dedos.
—Ese es un hermoso castillo de arena, mi cariño —le digo antes de
darle un beso en la mejilla.
—¡Mira el mío, Lauren! —Se ríe Willa.
—¡Hermoso! —exclamo, y ella da un giro en su traje de baño rosado de
princesa.
—Me alegra tanto alejarnos de toda la locura. Esto está cerca de ser el 226
cielo —dice la señora Scott, con una gran sonrisa en su rostro
—¡Niñas, por qué no entierran a papá! —sugiere la señora Scott
apuntando en dirección de su esposo quien esta como a quince pasos de
nosotros leyendo el periódico en el Ipad que le regalamos para su
cumpleaños.
—¿Papi, te podemos enterrar otra vez? —le pregunta Willa al señor
Scott quien finge un gruñido antes de asentir.
—Vamos, Caylen —dice Willa mientras caminan hacia él.
Los últimos cuatro meses han sido un torbellino. Hillary tenía razón.
La noche que cambió mi vida parecía ser una de las mejores maneras en las
que podía comenzar nuestra galería. Tengo una lista de espera para las
obras de varios artistas, hemos salido en varias de las cuentas de
celebridades en las redes sociales, e incluso he mostrado algo de mi propio
trabajo. Nada tan personal como la última vez, pero se siente bien tener un
negocio exitoso y seguir siento una artista. Con Dexter Crestfield padre a
punto de comenzar su juicio, pensamos que sería un buen momento para
alejarnos de toda la locura que probablemente se produzca.
El sol está caliente y hay una fresca briza fuera del agua. El cielo está
despejado y no puedo evitar recordar el día de mi boda en esa playa en Rio.
Parpadeo para alejar el pensamiento, la alegría de ese recuerdo va atada a
la tristeza. He estado haciendo lo posible por no estar triste, por no pensar
en él. Han pasado cuatro meses desde que me dejó en la galería, cuando me
dijo que tenía que ponerse mejor. Los días que le siguieron casi me
sofocaron, pero Caylen me sacó de esa depresión, el pensamiento de ella
perdiendo a ambos padres en unos cuantos días fue más grande que la
sobrecogedora necesidad de anhelarlo, llorar y yacer en la profundidad del
dolor.
Desearía poder escuchar su voz, poder tocarlo. Al menos esta vez sé
dónde está. Elm Memorial, según Dexter, es la crème de la crème en
hospitales psiquiátricos. Miré su sitio web, nada de esa austera pintura
blanca, ni barrotes en las puertas, nada de trabajadores que dan miedo
vestidos iguales que te ven con desdén y te meten píldoras en la boca para
mantenerte loco. Supongo que esas imágenes vienen de una serie de
películas que he visto a lo largo de los años. En vez de eso, parece un spa
diurno, que se jacta de días de terapia individual, terapia musical en grupos,
terapia de grupo y terapia familiar.
Solo que su terapia familiar no me incluye. Su nueva doctora acentuó
el hecho que para que él se sane completamente yo no podía ser parte de la
ecuación. Lo dijo de una manera más educada que eso, pero igual se sintió
como un martillazo en mi corazón. No podía creer los celos que tuve cuando
los Scott llegaban a recoger a Caylen para ir a verlo. Aidan lo ha visto
bastante preparando el negocio de ellos de restauración de autos. Dice que
él está bien, pero no me da más detalle que ese. Incluso Raven podría verlo 227
si quisiera, pero yo, a mí no se me permite.
He fantaseado con conducir hasta allá y pasar a los guardias corriendo
hasta tirarme a sus brazos, pero su salud mental viene antes que mi
soledad, que la necesidad que tengo de él. Todos se han dado cuenta de mi
soledad porque no mencionan las visitas que tienen y apenas dicen su
nombre. Saco mi diario y comienzo a escribirle una carta. Estas son cartas
que no planeo enviarle porque la comunicación no está permitida entre
nosotros, pero me volvería loca si no pudiera sacarlo todo. Si no fuera por
Caylen, ya me habría enlistado ahí tan solo para estar cerca de él. Una
locura, ¿verdad?
—Oye, cariño —me llama La señora Scott, con una cálida sonrisa. Ya
sea que lo diga o no, ella ve lo que está escondido detrás de mi máscara.
—Hola. —Alargo mi mano para tomar la suya y apretarla—. Creo que
iré por un cóctel. ¿Quiere algo?
—Solo una limonada, por favor. —Su teléfono vibra, ella lo mira y
suspira.
—Lauren, podrías ir a mi habitación. Dejé ahí la cosita que carga mi
teléfono —me dice.
—Claro —le digo. Me entrega la llave de su habitación y hago el viaje
de regreso a la villa y a nuestras habitaciones privadas. Este fue mi primer
despilfarro en un largo tiempo. La villa de tres habitaciones y cuatro baños
que está frente a una playa privada. Paso la llave, entro y localizo el cargador
sobre la mesa del café y lo tomo, lista para llenar un gran vaso de té helado
Long Island.
—Hola, nena. —Su voz me roba el aliento.
Tengo miedo de darme la vuelta, miedo de que sea un sueño, porque si
lo es, me voy a derretir en el suelo en mi propio charco de lágrimas cuando
despierte. Me doy la vuelta y cuando mis ojos se posan sobre él, mi rostro
rompe en una sonrisa, y una también se extiende en su rostro. Es hermosa
y brillante, y la he extrañado tanto. Mi primer instinto es correr hacia él y
saltar a sus brazos y sentir su olor. Quiero estudiar su rostro, cada perfecto
centímetro de él y pasar mis manos por su cabello el cual está perfectamente
desarreglado, similar a como estaba cuando nos conocimos por primera vez,
pero mis pies están congelados.
—¿Estás bien? ¿No te escapaste, cierto? —Mi voz apenas es mayor a
un susurro, y sus ojos se arrugan en las esquinas, y él deja salir una
profunda y gloriosa risa. Sus hoyuelos son profundos y me saludan.
—Yo mismo me interné, preciosa. No es necesario un plan de escape.
—Sus ojos me observan como si yo fuera su más preciado regalo, y comienzo
a temblar cuando comienza a acercarse. Tengo miedo de moverme. El sol lo
ilumina, haciéndole ver etéreo. Sus ojos son grises con un fondo verde. 228
—¿Estás mejor? —le pregunto con mi voz a punto de romperse
mientras le miro. Cierro los ojos y rezo porque diga que sí. No podría
soportarlo si me dijera que esta es solo una visita, y que tiene que volver. Él
me levanta tomándome de la cintura, para que estemos al mismo nivel de
ojos. Su presencia me envuelve, haciendo que la electricidad me atraviese,
pero la paz, también, se envuelve alrededor de mi piel.
Sus ojos se fijan en los míos y la diversión en los suyos hace que me
muerda el labio inferior.
—Mejor que nunca. —Mis labios gravitan hacia los suyos, y ellos
cautivan los míos. Siento la ternura de los suaves besos de Chris, la
experiencia de la lengua de Collin, y el dominio del agarre de Cal en mi
cintura sosteniéndome contra su pecho. Envuelvo mis brazos alrededor de
su cuello mientras una de sus manos se mueve por mi cabello y la otra me
sostiene.
Cuando me alejo estoy sin aliento, mareada, y me siento como drogada,
como si estuviera en un sueño, pero si llegara a despertar gritaría. Inclino
mi cabeza contra la suya, y quiero hacerle tantas preguntas. Pero en el
instante en que siento el patrón característico de su nombre en mi espalda,
y sus labios en mi cuello, y él canta una parte de mi canción favorita,
lágrimas de felicidad caen de mis ojos. Él me baja, y busca en su bolsillo
trasero hasta sacar un anillo. Mis manos cubren mi boca cuando se pone
de rodillas.
—Se suponía que esperara, pero quiero otra oportunidad. Un nuevo
comienzo donde tú tengas el hombre que debiste haber tenido desde el
principio.
Niego.
—No —le digo, y él frunce el ceño, pero aún mantiene una sonrisa
entretenida—. Tú siempre has sido perfecto.

…Casi 2 años después.

—Oh Dios mío, creo que están teniendo un encuentro de fútbol ahí
dentro. —Me froto el estómago intentando calmar a los gemelos. Mi posición
estándar ha sido el estar sentada con una almohada detrás de la espalda
desde que comenzó a sentirse como si una sandía estaba atada a mi
estómago.
—Mami, ¿puedo besar a los bebés? —pregunta Caylen dulcemente
antes de hacer un puchero y besar mi estómago antes de que pueda siquiera
contestar.
—Es tan linda… —dice Lisa observando a Caylen y a Willa correr
alrededor de la galería, jugando alguna versión de policías y ladrones
229
supongo. Cerramos hace una hora, y la galería se ha convertido en un
segundo hogar para mí ya que paso mucho tiempo aquí. Hemos estado tan
ocupados que nos expandimos al local de al lado—. ¿Estás segura de lo que
me dijiste, que quieres compartirlo con el mundo? ¿Y qué quieres que yo sea
quien lo escriba?
—Eres la persona perfecta, Lisa. Realmente puedes transmitir quién es
él para que la gente lo entienda.
—Podrías hacerlo, después de todo, hiciste la historia de mi familia un
bestseller. —Su voz es sarcástica, pero eso es un avance a lo molesto que
estaba cuando la historia de Lisa llego a la lista de los bestsellers. Los
nombres fueron cambiados para proteger a los inocentes y a los culpables,
pero los sentimientos fueros heridos, y los recuerdos que estaban enterrados
y que habíamos aprendido a llorar en silencio, fueron traídos desde la
muerte.
—Eres una increíble escritora, bebé. Quién mejor para contar la
historia que alguien que estaba metida en el medio de todo eso. —Aidan se
tira al sofá y coloca la cabeza en el regazo de Lisa.
—No lo estuve en toda, Aidan. Me quedé fuera en el último capítulo —
bromea, y le da un codazo en el pecho y él le da un beso rápido en los labios.
Les sonrió, feliz de que hayan encontrado la felicidad juntos. No puedo decir
que lo vi venir, pero una vez que ella se mudó con Aidan y lo vi comenzando
a lucir como un cachorro triste cuando el nombre de ella era mencionado,
sabía dónde iba esto.
—Tienes amor, romance, drama familiar, y un poco de suspenso luego
de que Dexter padre fuera a la cárcel —añade Aidan.
—Si llamas a esa suave y cómoda prisión federal un castigo —gruñe
Cal, y le jalo del cuello para darle un beso. Alguien llama a la puerta.
—Estamos cerrados —grita Cal como si pudieran escucharlo—. Ve a
ver quién es, Aidan. Si te veo intercambiar saliva con Lisa otra vez, voy a
vomitar —dice comiéndose una bolsa llena de Skittles, y luego toma el libro
de Harry Potter que le había leído a las chicas hace rato.
—Chris, viejo amigo estás más cerca de la puerta —se burla Aidan de
él.
—¿Nena, podrías ir a ver? —Le hago un puchero y se pone a gruñir
antes de levantarse. Lisa toma su teléfono y lo pone en grabar.
—Yo iré, solo para que no tengamos que escucharlo refunfuñar al
respecto toda la noche —bromea Aidan, y no logro advertirle a tiempo
cuando Cal alarga la pierna para que se tropiece. Él logra agarrarse antes
de caer y se roba la bolsa de Skittles de Cal. Lisa y yo intercambiamos
miradas divertidas sobre lo infantiles que son.
—Creo que el mejor lugar para comenzar… es… después que Cal le
puso una pistola a su padrastro —dice ella casualmente. 230
—Bueno… después que Cal viniera a casa, estaba perturbado. Nunca
lo había visto así. Yo no podía dormir, toda esa noche sentí como si tuviera
el corazón en mi garganta… —Él frota mi estómago escribiendo todo su
nombre.
—¿Cómo la podemos ayudar? —Escucho preguntar a Aidan
—E-estoy buscando a Calvin Scott. —Toda nuestra atención se centra
en la puerta. Una hermosa chica está ahí de pie, con largo cabello negro,
alta, y llamativa. Me trago el nudo en la garganta y mis ojos se mueven hacia
Cal quien me da una mirada de incertidumbre porque no sabe quién es ella.
Más le vale que no. Me empujo para levantarme del sofá.
—Disculpa, ¿quién eres? —pregunto tan educadamente como puedo,
intentando mantener la preocupación y los celos fuera de mi voz.
—Sé que esto debe ser… que puede sonar raro, pero…. estoy bastante
segura que soy su hermana.

FIN
Palabras finales
Podría decir gracias un millón de veces y aún no sería suficiente, pero
lo diré una vez más. Gracias por leer y seguir las locas vidas de los Scott. Le
agradezco a Dios por cada uno de ustedes. Especiales gracias a mis chicas
de Twisted Party Possee y Kelly Giannini por pulir esto por mí.

Continúa leyendo el avance del siguiente libro de Portia. He Lived Next


Door…

231
Próximo Libro
He lived Next Door

232

Hay verdades feas


Y hermosas mentiras.
Cuando les perdí no escogí ninguna
Me envolví a mí misma en el silencio.
Mi esposo, mi mejor amigo, se volvió un extraño que se rindió.

Entonces....
Él se mudó al lado, y todo cambio.
Crees que conoces esta historia, pero no es así.
Ten cuidado con lo que deseas conocer porque la respuesta puede que
no llegue de la forma en que tú piensas.
Prólogo

Bryce
Hace cinco años

Sabía que estaba enamorado de ella en el segundo que escuché su voz.


Estaba destinado a suceder. El destino que Jax dejara su libro en
nuestro apartamento y me dieran ganas de no ser un imbécil y se lo traje,
destino que llegara temprano a su clase y entrara en la sala de conferencias
por aburrimiento y el mismo destino que fui en el momento exacto para
escuchar sus palabras. Palabras que repetiré en mi mente mucho después 233
del día de hoy.
“No puedes conocer la historia de alguien sin leer las páginas de su
libro”.
Fueron tan simples, pero se imprimieron en mis pensamientos. Su voz
se repetía en mi mente incluso cuando quería sacudirlas de ella.
Fue un momento.
El momento, un trozo de la vida tal cual es, cuando sabes, que su
existencia cambiará el curso de los siguientes momentos.
Me quedé el resto de la clase. Quería que hablara de nuevo. Estoy
ansioso porque otros hacen preguntas y el profesor sigue hablando sin
parar. Todo lo que sigue no es importante, y cada persona que habla lo hace
con palabras que no son tan elocuentes como las de ella, sus voces no son
tan hermosas. Estoy a punto de arriesgarme a parecer un loco acosador y
caminar hasta donde está, cuando el profesor termina la clase. Cuando Jax
sale, lo acorralo y le pregunto por ella. Él me mira como si estuviera loco,
así que corro hacia la multitud de estudiantes que salen de su salón de
clases. Él agarra mi brazo para detenerme.
—La escuché a ella en tu clase y tú no sabes quién es ella, así que tengo
encontrarla —le digo maniáticamente.
Él deja escapar un gemido frustrado porque sabe que pase de cero a
cien. Eso no sucede muy a menudo, pero cuando pasa, soy capaz de correr
atravesando una pared. Hemos sido los mejores amigos desde nuestro
segundo año de la secundaria por lo que sabe que no hay nada que me
detenga y él también podría participar.
Me apresuro por el pasillo, tratando de atraparla a pesar que no tengo
ni idea de cómo luce. El salón está inundado de estudiantes que abandonan
sus clases. Salgo corriendo por la puerta principal y me paro junto a ella,
esperando que hable y reconocer su voz. Busco en el rostro de cada chica
mientras se amontonan afuera. Algunas me sonríen y me aseguro de darles
a cada una mi mejor y encantadora sonrisa en caso de que sea ella.
—La perdiste. —Jax se ríe entre dientes, y cuando no respondo me mira
como si hubiera perdido la cabeza.
Tal vez perdí la cabeza porque eres loco al tratar de detenerla en una
de las calles más concurridas de Chicago, sin mencionar que es lunes,
donde incluso un ligero paseo puede hacer que termines pisoteado o
derribado.
—Tengo que encontrar a quien haya dicho eso —le digo de nuevo.
Él cubre su rostro mientras yo busco en la multitud.
—Te dije que podía preguntar en mi siguiente clase. —Suena molesto,
pero un poco divertido.
—No, solo lo harías a medias. —Desecho su propuesta con un 234
movimiento de mi mano y él asiente derrotado.
—Ni siquiera vislumbraste cómo era ella. Podría tener rostro de perro,
amigo.
Le saco el dedo de en medio y me muevo hacia la multitud. Pero la voz
se ha ido, desapareció en un mar de conversaciones y ruidos de la calle.
—¡Ugh! —grito frustrado, agarrando mi cabeza y evadiendo a la gente
que corre hacia su próximo destino.
Es un día helado en Chicago, y estar cerca del lago ha hecho que el
viento frío sea escalofriante. Eso empeora porque las personas no solo tienen
prisa por llegar a donde van, sino que bajan por la calle hacia un sitio cálido.
El pánico sube a mi pecho. ¿Qué pasa si no la encuentro? Esto me volverá
loco.
—Tengo que encontrarla —le digo de nuevo a Jax, sintiendo ansiedad
dentro de mí. Miro alrededor y veo un buzón y una caja de periódicos. Me
deslizo entre la multitud y me subo encima—. ¡Atención todo el mundo, por
favor! En…
Me vuelvo a Jax y le pregunto el nombre de su profesor. Me lo dice de
mala gana.
—En la clase del profesor Garrison, quién dijo, “¿No puedes conocer la
historia de alguien sin leer las páginas de su libro?”. —Por supuesto nadie
dice nada.
—¡No puedes conocer la historia de alguien sin leer las páginas de su
libro! —grito de nuevo.
Recibo un par de miradas y risas entre la multitud, pero la mayoría de
las personas siguen caminando. Las personas en el centro de Chicago están
acostumbradas a comportamientos escandalosos y extravagantes y su gran
mayoría no presta atención. Grito una vez más y pronto Jax grita conmigo.
Incluso si niega con desdén. Está acostumbrado a mis ridiculeces, ¿y qué
es una amistad sino ser ridículos juntos?
—Si tú dijiste eso, tengo que hablar contigo —grito, y parezco
desesperado incluso para mí mismo, tengo que conocerla.
Gritamos juntos esta vez, obteniendo más atención. Después de unos
cinco minutos miro a Jax, cuyo rostro está rojo por el frío. A regañadientes
bajo de la caja.
—Terminamos, Jax —le digo.
Él luce completamente aliviado.
—¿Por qué estábamos actuando como dos maniáticos?
—Ya me conoces. Algunas veces soy un idiota. —Suspiro derrotado.
—Uhm, ¿creo que quizás me están buscando?
235
¡Es la voz! Mi sangre se caliente, pero dudo, porque temo ver quién lo
dijo, cuya voz tomó mi corazón y no me lo devolvió. ¿Estoy realmente listo
para dárselo alguien? Nunca he dejado que una chica lo tomara prestado,
pero esta chica lo robó y lo tuvo en su poder incluso antes de que yo viera
su rostro. Jax está enfrente de ella, sus cejas alzadas, y su sonrisa es grande
y estúpida como siempre lo es cuando ve una linda chica y sé que no tiene
“rostro de perro”.
—Este sujeto aquí, en realidad —dice dándome palmadas en el hombro.
Respiro profundo y me doy la vuelta. Mi corazón golpea contra mi caja
torácica. Ella es completamente hermosa. Sus mejillas y nariz están rojas,
pero el resto de su piel es impecable, sin una mancha. Su largo cabello rubio
se esparce fuera de su capucha. Sus ojos son grandes y brillantes del color
de la miel, y sus labios son exactamente como los imaginé, perfectos,
gruesos y curvados en una sonrisa. Junto a ella hay una mujer mayor que
debe ser su madre. Tienen exactamente los mismos ojos, y el cabello de su
madre es un poco más oscuro. Se ve molesta y escéptica, su mirada se
mueve entre Jax y yo.
—Di algo, Romeo —dice Jax en mi oído antes de darme un fuerte codazo
en mis costillas.
—¿Tú, dijiste eso, lo que grite antes? —pregunto, aunque sé que es ella.
Ella asiente nerviosa. Sus labios tienen brillo sobre ellos y están
fruncidos, me imagino besarlos unas mil veces. Hay un indicio de una
sonrisa en ellos, y rezo para que no sonría porque podría detener mi corazón.
—¿Qué quieren caballeros? —responde su madre. Suena
completamente irritada y eso debería asustarme por lo que voy a decir a
continuación, pero no es así.
—Y-yo tenía que saber de quién era la voz que dijo esas palabras porque
me enamoré. — Siento que su madre me mira con el ceño fruncido, pero eso
no importa. Ella sonríe, y tengo que recordarme cómo respirar. Nuestras
miradas se encuentran, ella me mira fijamente, estudiándome. Quiero ser
su libro abierto.
—¿Chicos, ustedes quieren dinero? ¿De eso se trata? Porque hay
formas mucho más fáciles —me interrumpe su enojada madre.
—No queremos dinero, señora. Si nos pagaran por hacer esto, me
habría asegurado de que se le ocurriera una frase mucho mejor. —Jax está
tratando de aligerar el estado de ánimo con su encanto, pero ni siquiera sé
si está funcionando porque todo lo que veo es a ella.
Ella mira brevemente a Jax antes de que sus ojos vuelvan a los míos.
—Soy Chassidy.
Ella extiende su mano y la tomo, agarrándola entre las mías. Siento
todo, lo que mi papá dijo que sentiría cuando conociera la indicada. Es la
culminación de la excitación, la euforia y el miedo, todo envuelto en uno, 236
viajando por cada parte de mi cuerpo, haciéndome ligero y mareándome.
—Tienes que dejar que te invite a salir —digo, dándome cuenta de lo
desesperado que sueno.
—¿Qué pasa si ella está casada, joven? —pregunta su madre.
Mi corazón se detiene. ¿Por qué no estaría ella casada? Es hermosa e
inteligente. Parece tener unos veinte años, pero, aun así, sé que es posible.
—En ese caso mi corazón se rompería.
Ella rueda sus ojos, pero Chassidy aprieta mi mano.
—No estoy casada.
Con esas palabras, mi rostro pone una de las más grandes sonrisas
que jamás haya experimentado. Ella se sonroja, su piel cambia al color de
su nariz y sus mejillas debido al frío. Quiero hacer que se sonroje así todos
los días.
—Déjame invitarte a salir —le digo.
Está sonriendo, pero puedo decir que sigue escéptica.
—Cuando tú quieras, donde tú quieras. Puedes traer a tu madre
contigo —le digo, apretando más fuerte su mano y ella ríe.
—Puedes estar seguro que estaré ahí si ella considera ir algún lado con
un hombre que conoció en la calle, aunque luzca como tú.
Ella tiene un talento especial para hacer que un cumplido suene como
un insulto.
—Mamá —dice Chassidy firmemente, su sonrisa desaparece dejando
un ceño fruncido.
—Puedo asegurar que no está loco… a pesar que tiende hacer cosas
locas —añade Jax.
—¿Cuál es tu nombre, Príncipe Encantador? —pregunta Chassidy. El
tono áspero que uso con su madre se ha ido, y volvió la voz que causó toda
esta calamidad.
—Bryce, pero puedes llamarme como quieras —le digo, finalmente
soltando su mano.
—¿Bryce qué? —pregunta su madre intencionalmente.
—Daniels, señora —le digo a su madre, cuyos ojos lucen como si fuera
a prenderme fuego.
Es surrealista lo mucho que se parecen, con lo enojada y furiosa que
parece la madre en comparación con la hija.
—Solo intercambien números telefónicos para que podamos salir de
este clima olvidado por Dios —exige su madre.
Frenéticamente busco mi teléfono, y Jackson me da el suyo. Ella me 237
dice su número y lo pongo en su teléfono y la llamó, el de ella se ilumina.
Tan pronto como lo hace, su madre la toma del brazo y la comienza a jalar.
—Fue un placer conocerte, Bryce —dice por encima de su hombro,
dándome una sonrisa que nunca olvidaré.
—Espero que valga la pena —nos grita su madre antes de unirse a la
multitud de personas.
—¿Qué mierda fue esta? —pregunta Jackson.
Solo sonrió, mirando su número telefónico.
—Esa era mi futura esposa.
Capítulo 1
Chassidy
En la actualidad

No debería estar aquí.


Esto no ayuda. No va hacerlo. No ayudo la primera vez, y no va ayudar
ahora… pero necesito algo para ayudarme. Me siento perdida, tan vacía.
Necesito sentir algo más que esta desesperación que me ha rodeado por
tanto tiempo. Si libero una emoción, el resto también se liberará.
Miro a las mujeres aquí, todas de diferentes razas y edades, y en lugar
de sentirme consolada, una especie de camadería, siento a la miseria
arrastrarse por toda la habitación. Muerdo el vaso desechable en mi mano
con tanta fuerza que arranco un trozo con la boca. Mi corazón late más 238
rápido de lo normal y mi garganta está seca a pesar de que bebí un vaso
entero de ponche.
—¿Primera vez?
Miro al dueño de la ligera voz. Es una chica, por supuesto. Se ve joven,
demasiado joven tal vez unos dieciséis. Ella no puede estar aquí en este
grupo. Tal vez estoy en la habitación equivocada.
—Soy Mallory —dice, extendiendo su mano.
La tomo renuentemente, tratando de dar una sonrisa cálida que se
siente fría en mis labios.
—¿Nerviosa? Todavía me pongo nerviosa algunas veces. —Ríe, pero no
hay alegría, y cuando sus ojos color ámbar se encuentran con los míos, sé
que está aquí por la misma razón que yo.
Reconozco sus sentimientos, pérdida, dolor, y tristeza. Mi corazón se
rompe por ella al instante, por todas las que están aquí, pero su dolor y el
mío se entremezclan y son sofocantes, no hay liberación como ante fue.
—Toma. —Me da otro vaso lleno de limonada y la tomo rápidamente—
. ¿Cuál es tu nombre?
—Chassidy. Lo siento… —Mis pensamientos se han ido a un diferente
tiempo, a un diferente lugar.
—Está bien. Ellos suelen esconderse. —Suspira, quebrando un pedazo
de galleta que alguien trajo y metiéndoselo en la boca.
Cada vez más personas entran a la sala pintada con brillantes colores
con más de treinta sillas puestas en círculo. Las luces fluorescentes se
sienten calientes en mi piel, pero sé que es paranoia. No me he vuelto loca
todavía. Miro que algunas se saludan con medias sonrisas y abrazos. Nadie
que yo reconozca está aquí desde la última vez. Algunas personas son
solitarias como yo. Parecen confundidas, aturdidas y observadoras,
probablemente pensando lo mismo que yo.
—Hace calor, ¿cierto? —pregunta ella.
Asiento, observándola sacar una liga para el cabello de su mochila Tory
Burch y recogiendo su largo cabello oscuro en un moño.
—Parece que somos las más jóvenes. —Su voz revelando un poco de su
nerviosismo.
Asiento, pasando los dedos por la parte posterior de mi cuello. Cosas
como esta no se supone que sucedan cuando eres joven. Se supone que tu
cuerpo está optimo, listo para ello, así que, ¿qué le paso al nuestro? Quiero
preguntarle a ella esto, pero mi tono no sería el correcto, no saldría como
una broma. Saldría mal, como la mayoría de las cosas que he estado
diciendo.
239
—¿Cuántos años tienes? —pregunto, mis ojos recorriendo su cuerpo.
—Diecinueve —dice con una media sonrisa—. ¿Cuántos tienes tú?
—Veintiséis. —Trato de relajarme, pero el líquido frío o la conversación
no ayudan en absoluto. Siento gotas de sudor formándose en mi frente. Las
limpio, pero no siento nada—. Esta no es mi primera vez —gruño, mi voz
sonando vieja y hueca.
—¿En serio? No creo que te haya visto aquí antes —dice con una mirada
burlona y luego sonríe alegremente—. Habría notado tu cabello. Tienes un
hermoso cabello.
Sonrió, tocándolo, luego recuerdo pasar los dedos por los pequeños
rizos rubios de Logan y mi estómago se aprieta.
—Vengo todas las semanas. Bueno al menos durante los últimos cuatro
meses.
—Fue hace un año —chillo.
Ella luce confundida, probablemente preguntándose por qué estoy de
vuelta después de un año.
—Yo… paso de nuevo. —Cuando pronuncio las palabras, salen
estranguladas y mi garganta comienza a cerrarse. Mi visión se vuelve
borrosa por las frescas lágrimas.
—Hola, todo mundo, vamos a comenzar.
Reconozco su voz. Esa es Jane, la líder del grupo de la última vez que
vine. Pienso en el progreso que hice y en que ahora estoy de regreso en el
punto de partida.
—¿Te encuentras bien para unirte al grupo? —me pregunta Mallory, su
voz llena de compasión.
Pero no me hace sentir mejor. Esto no me hace sentir mejor. Estoy
agobiada por el pasado, deprimida por el futuro, absorbiendo toda la
desesperación en esta habitación e infectándola con la mía.
—Lo siento, y-yo no puedo hacer esto. No debería haber venido.
Antes de que ella pueda responder, salgado corriendo hacia la puerta y
me apresuro a salir. Ella funciona bien, pero yo no y no quiero llevar a nadie
a mi agujero de la miseria. Cuando llego a mi auto, tomo todo el aire que me
permiten mis pulmones. No puedo evitar pensar en lo loca que debí verme
para todos ellos, incluso para Mallory. Pero tal vez ellas entiendan, si alguien
puede entender, tendría que ser ellas.
Recuesto mi cabeza en el volante. Me he sentado al frente de este
edificio durante tres semanas, tomando el valor para entrar y cuando lo
hice, sala corriendo como una loca. 240
***
—Entrenador de vida pfft. —Nicole pone sus ojos en blanco antes de
beber su segundo tequila con limón. Sí, ella puede ser una entrenadora de
lo que sea, está sorbiendo su bebida de una manera muy elegante—. ¿Qué
mierdas hace uno con un entrenador de vida? ¿Por qué una persona
completamente crecida necesita alguien para que sea su animadora? Ser
adulto es de por si difícil. ¡Ya supéralo!
Kelsey, la más conservadora de las tres, le da una mirada de
advertencia, pero Nicole la ignora por completo, como lo ha hecho desde
nuestros años de la escuela secundaria.
—No entiendo para qué necesitar ver a un entrenador de vida. Lo estás
haciendo bien. Tu armario está lleno de ropa de marcas, eres hermosa y
delgada. Lo haces bien para mí y para todas las demás personas del mundo
—continua desdeñosamente Nicole.
No puedo evitar sentirme culpable de que una discusión está a punto
de comenzar por mi falsa sesión de entrenamiento de vida. Les dije que
estaba viendo a un entrenador de vida para no tener que decirles que fui a
un grupo de apoyo y épicamente fallé. Ellas son mis mejores amigas. Debería
poder hablar sobre esto, sé que querrían que lo hiciéramos, especialmente
Kelsey, pero estoy tan cansada de ser la única por la que todos se lamentan;
estoy enferma de sus miradas llenas de lástima tratando de asegurarse de
que no digan nada incorrecto y me hagan sentir incomoda. Recién hemos
comenzado a movernos un poco y no quiero comenzar nuevamente. Además,
las cosas emocionales hacen que Nic se sienta incomoda, y lo último que
quiero es que se sienta incomoda por el alcohol. Ella se bebería el dinero de
un carro.
—Pienso que es una brillante idea. No hay nada malo con un poco de
ayuda. Tal vez programe una sesión con él. —El tono de Kelsey está lleno de
aliento mientras toma un vaso de limonada mientras que Nicole se burla.
Nicole se burla desde el momento que ordeno a pesar del hecho que desde
que conocemos a Kelsey casi nunca ha bebido más que una copa de vino
para la cena.
—Oh, por Dios, ¿con que necesitarías ayuda en tu vida? —pregunta Nic
casi acusadoramente.
Kelsey se sonroja, pero sus ojos color avellana se enfrentan a los ojos
verde esmeralda de Nic. A pesar de que nos conocemos desde nuestro primer
año de escuela secundaria, Nicole todavía le dice cosas que pueden ser
molestas y francamente ofensivas, especialmente si no la conoces. Es por
eso que dejamos de intentar introducir nuevas personas al grupo. Ella es
un pastelillo especial que no es para todos, pero de un sabor que nunca le
hemos perdido el gusto. Cuando nos juntamos para un proyecto el primer
año en inglés, pensé que nos iba a arrancar la cabeza, pero sobrevivimos y
forjamos un vínculo de por vida. 241

—¿Estás diciendo que quedarme en casa con mis hijos es estúpido y


no tiene sentido, y no es tan difícil como volar por todo el país y organizar
fiestas? —pregunta Kelsey fuertemente.
Nic pone los ojos en blanco y levanta las manos defendiéndose.
—Estoy diciendo que tienes dos hermosos hijos con los que puedes
pasar todo el tiempo que desees en una preciosa casa, casada con un
hombre atractivo. Estarías desperdiciando tu dinero al igual que Chassidy
desperdicia el suyo.
—¡Estás siendo condescendiente! —dice Kelsey y de repente es como si
volviéramos a la hamburguesería que solíamos frecuentas en la escuela
secundaria.
—¿Hablas en serio? —pregunta Nic indignadamente.
Estoy acostumbrada a sus debates. Ellas lucen tan diferentes como sus
puntos de vista del mundo. Kelsey tiene la piel color café y el cabello grueso
y rizado. Es esbelta y conservadora pero ferozmente obstinada. Nic es una
liberal de comienzo a final. Ella culpa su descaro a ser irlandesa y afirma
que su mal genio se debe a su cabello rojo como el fuego. Esto, al menos es
una discusión fácil. Cuando hay temporada de elecciones, no puedo estar
en la misma habitación con las dos al mismo tiempo.
—Las felicito chicas. Nosotras lo estamos hacienda todo bien. Tú te
casaste con uno de los mejores pediatras del país, Chas está viviendo su
sueño como escritora y se casó con el amor de su vida, y yo puedo rodar
entre los solteros más elegibles de todo el país y me pagan por ella —dice
ella con un guiño.
Kelsey le da una risita condescendiente.
—¡Quiero decir que me pagan por hacer eventos no por hacérselos!
Muchas personas en las mesas más cercanas voltean a ver, y Nic se
ruboriza por la atención, Kelsey niega y yo enmascaro una carcajada. Se
siente bien reír.
—Solo pienso que estamos haciéndolo muy bien, lo suficientemente
bien como para no necesitar una niñera adulta, es simplemente una pérdida
de dinero —Nicole lo dice en voz alta.
Kelsey mueve su cuerpo hacia mí para darle a Nic la espalda.
—¿Que piensa Bryce? —pregunta Nicole, lanzando una arrogante
mirada en dirección de Kelsey.
Pongo un mechón de cabello detrás de la oreja.
—Bryce está feliz mientras yo sea feliz. —Intento parecer alegre, pero la
verdad de la afirmación me golpea en el rostro. No estoy feliz, por lo que
242
Bryce tampoco, aunque no sepa por qué.
—¿Todavía está fuera de la ciudad? —pregunta Nicole.
Agarro mi té helado Long Island y tomo largos sorbos sintiéndome
incomoda por las miradas dirigidas a mí. ¿Pueden ver a través de la
máscara? ¿Hay grietas?
—Síp, volverá mañana —digo con toda la alegría que puedo reunir.
—Debes estar extasiada —dice Kelsey.
Sonrío, pero es forzada.
—Sí, ha pasado una semana. —Trato de ocultar cualquier desdén en
mi voz, y las miro a los ojos para asegurarme de haber tenido éxito.
Una mirada de consternada brilla en la expresión de Kelsey, pero se fue
tan rápido como llego.
Recuerdo cuando no tenía que ocultar mis sentimientos a mis mejores
amigas, cuando podía ser completamente honesta, cuando mi vida parecía
tan perfecta. Esos fueron los días en los que iba contando los minutos en
los que Bryce llegaba a casa, cuando su cercanía me hacía creer que todo
estaría bien…
—No sé cómo lo haces, estar en casa sola mientras él está volando y
codeándose con la crème de la creme alrededor del país —dice Nicole
alegremente.
—Entonces, ¿cuándo terminas el nuevo libro? —pregunta Kelsey,
cambiando tema efectivamente.
—Ya viene… —Suspiro.
—¡Ahora que lo mencionas! Es el tipo de libro que yo leería —dice
Nicole, con los ojos brillantes.
—Por supuesto que lo harás —dice Kelsey condescendientemente.
Nic le sopla un beso, y simplemente así, todo está bien entre ellas… por
ahora
Sonrío.
—No quise decirlo literalmente.
—¿Que tan difícil podría ser? Una chica conoce chico con problemas
emocionales y oscuros secretos. ¡Bam, ya lo terminaste! —Nicole aplaude.
—Me alegra que pienses que es tan fácil —bromeo.
Kelsey me guiña un ojo.
—Supongo que me falta inspiración —digo mientras juego con la última
pieza de espárragos en mi plato.
—Estás casada con uno de los más bellos ejemplares del planeta ¿cómo 243
puedes decir que no tienes inspiración? ¿Eres lesbiana? —pregunta en voz
alta.
Eso me hace reír. Es verdad. Bryce es una criatura hermosa, aun más
atractivo de lo que era cuando nos conocimos hace cinco años. Nuestra
atracción no es el problema.
—Mi falta de inspiración no es su culpa. Soy yo. Obviamente —digo.
—Ugh, este alcohol me atraviesa más rápido que el dinero en mi cuenta
bancaria de Nordstrom —chilla Nicole, y se pone en pie. La vemos correr
hacia el baño, su cartera edición limitada de Celine colgada detrás de ella.
—Chas —pregunta Kelsey, su voz no es más que un susurro y me
revuelve el estómago. Ella vio a través de la grieta. Sus grandes ojos color
avellana son como los de un cachorro. Ellos ven tu alma—. ¿Todo está bien?
—Sí, todo está bien —miento, plasmando una falsa sonrisa.
Ella me frunce el ceño.
—¿Estás segura?
Sé que ella no lo dejara ir, Esta es la primera vez que la veo desde lo
que pasó, y su radar siempre ha sido especialmente efectivo para leer a las
personas. Es lo que la hace una gran madre. El gen crianza se entrelaza
alrededor de cada célula de su cuerpo y hace que sea extremadamente difícil
esconderse cuando algo anda mal. Ella fue la única persona a quien le conté
sobre querer vivir con mi padre en lugar de mi madre, le dije solo unas
semanas después de conocerla a los catorce.
Lágrimas caen de mis ojos, ella se acerca a la mesa y aprieta mi mano.
—Cariño, ¿qué está pasando?
—Las cosas no están bien. —Muerdo mi labio inferior y luego termino
mi Long Island.
—¿Es la escritura…?
Me muerdo el labio, sonrió y niego. Aparte de la chica que conocí antes
no se lo dije a nadie. Técnicamente estaba en la reunión para decirlo en voz
alta, para admitir que había sucedido de nuevo… mis ojos van a mi anillo
de bodas, un símbolo del amor que se supone será para siempre,
inquebrantable.
Quito la mano de Kelsey y giro el anillo alrededor de mi dedo.
—Otra vez estaba embarazada.
Sus ojos se abren cuando el color se va de rostro.
—¿Qué? —Su expresión se desvanece de la impresión a la tristeza—.
¡Chassidy, oh Dios mío!
Se cubre la boca con las manos y mis lágrimas caen, así que me
desgarro. Ella comienza a levantarse de su asiento, pero mis ojos le suplican
que no lo haga. No quiero hacer una escena. Odio arruinar nuestro almuerzo 244
Asiente y en su lugar se acerca a mí sosteniendo mis manos.
—¿Cuántas semanas tuviste?
Su voz está llena de compasión y me hace sentir aún más emocional
pero no me permitiré comenzar realmente a llorar. Nicole volverá pronto y
estamos celebrando que haya conseguido una gran cuenta en el trabajo. Lo
último que quiero es hacer de una gran ocasión una solemne.
—Diez —digo en voz baja.
Ella se inclina y me abraza con fuerza, le devuelvo el abrazo, pero me
alejo rápidamente para asegurarme que Nicole no nos vea.
—Siento mucho tu perdida. —Su voz es cálida, pero temblorosa.
Recuerdo el día que vino después de haber perdido a Logan y tomé la
bebida que Nicole y Kelsey me mira con compasión, la preocupación se
esparce en su bonito rostro. Le lanzo una sonrisa de chica de pasarela con
lágrimas en los ojos.
—Voy a estar bien —le aseguro tan confiada como puedo estar.
Ella sonríe, pero es débil.
—¿Cierto? —Le doy un ligero empujón, tratando de estar bien, aunque
en mi interior se siente como si estuviera estirándome en varias direcciones.
—Por supuesto que sí —dice tratando de sacudirse sus propias
emociones—. ¿Bryce está bien?
—No se lo he dicho. No sé cómo decírselo.
Sus ojos se agrandan. Por su puesto que ella no está de acuerdo con
que no se lo diga a Bryce. Kelsey no orinaría sin decirle a David. Su
matrimonio es casi ridículamente perfecto, y me odio por estar celosa.
Extraño cuando la gente solía estar celosa de Bryce y de mí.
—No puedes ocultárselo.
—No puedo dejar que él me mire como lo estás hacienda tú. —Respiro
hondamente—. Se suponía que superaríamos esto después de lo de Logan.
—Mi voz se quiebra, y agarro una servilleta y limpio mis ojos.
—Tienes que decírselo. No puedes esconder algo como esto de él. Te
volverás loca. Bryce te ama. Él puede ayudarte —dice, pero ya tomé una
decisión.
—Él no puede ayudarme. Obviamente estoy rota —digo en voz baja.
Luce abatida, pero ¿qué puede decirme? Ella no está rota. Tiene dos
hermosos hijos.
—Lo que te sucedió le pasa a tantas mujeres que van a tener hermosos
y sanos hijos, e incluso si no pueden. Eso no significa que haya algo malo
en ti —dice, indignada—. No sé por lo que estás pasando, así que no puedo
decir que sé cómo te sientes. —Por un momento, luce culpable y me odio
por hacerla sentir de esa manera—. Pero sé que eres una gran persona y 245
Bryce te ama hasta la muerte. No dejes que esto te deprima. No puedes
ignorarlo. Habla con él sobre esto.
Asiento, pero sé que no lo haré.
—Hablo en serio —dice.
—¿Qué pasa si no estamos destinado a hacerlos? —Mi voz suena fría y
se ve sorprendida.
—¿De qué estás hablando?
—¿Qué pasa si no estamos destinados a tenerlo? Él es un gran hombre.
Es muy cariñoso y amable, y merece un hijo… su hijo. Yo no puedo dárselo.
—Me pellizco el puente de la nariz.
Kelsey deja escapar un largo suspiro.
—No hagas esto. No te culpes a ti misma. No hagas esto más grave de
lo que es. Si tuviera que elegir y no sabes si lo haría, pero si tuviera que
elegir, te elegiría. Tú lo sabes.
—Pero no debería tener que hacerlo —digo, intentando
desesperadamente que lo entienda.
Ella solo me mira tercamente.
—¿Cuánto le gusta a Bryce volar?
Una pequeña sonrisa se abre camino en mi rostro. Volar es una de sus
cosas favoritas en el mundo, el día que recibió su licencia de piloto fue uno
de los días más felices de su vida.
—Apuesto que lo dejaría por ti —dice deliberadamente y frunzo el ceño.
—¿Y cuán egoísta me haría eso a mí? —Intento ignorar la mirada
desanimada en su rostro.
El silencio se instala entre nosotras antes de que ella cruce sus manos
y me mire a través de sus gruesas pestañas.
—Puede que no te guste lo que voy a decirte.
Sospecho que sé lo que viene, y trato de prepararme.
—Deberías orar por esto —dice.
Cruzo los brazos y aprieto la mandíbula, tratando de evitar que le
cuente lo que pienso de esa sugerencia. Estoy agradecida cuando veo a
Nicole regresar a nuestra mesa con extra estado de ánimo en sus pasos. La
conversación cambia rápidamente y estoy agradecida.
Pero no puedo deshacerme de sus palabras. ¿Debería orar? Eso es tan
parecido a Kelsey, creer en oraciones, cartas mágicas y que hay un gran
genio en el cielo. Si hay uno, obviamente las oraciones que dije, aunque no
fueron muchas, fueron enviadas a otra persona.
Kelsey puede ser tan empática, lo que me hace preguntarme cómo 246
puede ser tan ajena a lo mucho que arde cuando ella saca a relucir la
religión. Sé que ella tiene buenas intenciones. Todo lo que ella ha conocido
es su fe, y si no pensara que tiene buenas intenciones, le habría dicho a
dónde puede ir a orar sus oraciones. ¿Y por qué no debería ella tener fe?
Viene de una casa normal con dos padres en una casa casi perfecta en los
acogedores suburbios con un pequeño y lindo cocker spaniel. Si hay un
Dios, él ha sido muy bueno con ella.
Mis padres nunca estuvieron casados y apenas eran amigos, más como
extraños que se quisieron mucho en una cita de borrachos que tuvo
consecuencias inesperadas por el resto de su vida. A pesar de que eran
increíbles por separado, las pocas veces que tuvieron que compartir el
mismo espacio —como cumpleaños, vacaciones cuando tratamos de mezclar
nuestras familias— fueron terribles. Mi madre es atractiva, siempre es seria,
puedo admitir que es condescendiente y se enfrentó a la optimista y
despreocupada personalidad de mi padre. Siempre me pregunté cuántos
tragos tuvieron que consumir para irse a la cama juntos.
Tuvimos una familia nuclear durante los primeros cuatro años antes
que renunciaran y mi papá se mudara a California. Mi mamá dijo que le
sentaba bien, pero que esperaba que no cayera con esperanzas puestas tan
altas en el firmamento. Cuando tenía seis años, justo cuando comencé a
olvidar su aspecto, regresó diciendo que había comenzado un exitoso
negocio de jardinería y se había casado con mi madrastra, Annette. Fue
entonces cuando empezaron los verdaderos pleitos. Pidió mi custodia y le
concedieron la custodia compartida cuando que empecé la escuela y mi
madre me estaba cuidando bien. Me quedé con ella durante las clases, y con
mi papá durante los veranos y demás vacaciones.
No puedo decir que fue una terrible infancia, excepto que cada vez que
estaba con mi papá, me sentía culpable por dejar a mi madre en Chicago.
Mi padre tenía una nueva esposa, y casa, que era cinco veces más grande
que la nuestra en Illinois, cerca del océano. Siempre me prometí que solo
tendría un hijo con alguien a quien amara por siempre, así mi hijo nunca
tendría que pasar por esta situación como yo, tenía que elegir entre dos
personas, dos cimientos que eran drásticamente diferentes…
Saqué todos esos pensamientos de mi mente y terminé el almuerzo con
las chicas, ignorando las miradas preocupadas de Kelsey. Me aseguré de
tomar dos Long Islands para que no me presionara en el carro en el viaje a
casa. Nicole está tan emocionada de que sea su compañera de tragos que
nos pide unos shots, y el resto del almuerzo está borroso.
***
Me despido con la mano de Kelsey y Nicole mientras llego a mi puerta.
Nicole se desplomó con una gran sonrisa borracha. Kelsey está sobria como
una monja, y grita que me llamara más tarde. ¿Las monjas toman? Tendré
que investigar eso más tarde… 247
Camino a mi edificio, al que Bryce y yo hemos llamado hogar por los
últimos tres años. Es uno de los edificios más lujoso y antiguos del área.
Han estado poniendo tantos, pero el precio que pagamos de casi cuatro mil
por cada metro cuadrado es inmejorable. Nuestro plan era comprar una
casa en los suburbios cuando comenzáramos nuestra familia.
Ese pensamiento me da nauseas. Me dirijo hacia el ascensor, pero
decido subir por las escaleras. No he estado en el gimnasio en semanas así
que en el tercer piso lamento mi decisión. Mi boca está seca y mis músculos
adoloridos.
—Esta fue una estúpida idea —murmuro y coloco mi trasero en una
escalera, decidiendo dirigirme al ascensor tan pronto como recupere el
aliento.
—No te rindes tan fácilmente, ¿cierto?
La voz hace que se me paren los vellos de mi cuello. Es suave y cálida,
como el chocolate caliente que tomas en un día frío. No puedo ver su rostro
porque una caja —dos para ser exactos— lo oculta, pero puedo ver sus
abdominales entonados asomándose a través de su camisa y sus brazos
tienen músculos alrededor de ellos, que incluso si su rostro es un dos, este
hombre podría ser un diez. Siento mis mejillas sonrojarse por pensarlo.
—Um, ¿necesitas una mano? —pregunto, encontrando que mi voz no
suena tan vibrante como pensé.
—Eso realmente me haría el día —dice, moviendo las cajas en su mano.
Me levanto y me limpio las palmas de las manos dirigiéndome hacia él.
—No son pesadas. Esta solo bloquea mi visión —explica, se agacha así
no tengo problemas en agarrar la caja más alta.
Estoy acostumbrada a ponerme de puntillas para hacer las cosas. La
vida como chica pequeña me ha hecho una genio. Aun así, su gesto me
facilita agarrar la caja.
—Eres un enviado del cielo —me dice con una sonrisa.
Comienzo a decirle que tal vez es una intervención divina, ya que soy
una de las personas más haraganas de la historia, o tal vez fue un empujón
de abajo, ya que no sé qué demonios estuve pensando al subir por las
escaleras, pero me reciben un espectacular par de ojos azules escondidos
detrás de largas pestañas oscuras. Son magnéticos, perfectos como todo lo
demás en su rostro. Una nariz perfecta asentada cerca de labios gruesos
curvados en una sonrisa con los hoyuelos más adorables que haya visto. Se
ve joven, pero tiene el cuerpo de un hombre. Agarro la caja contra mi pecho,
casi sintiéndome mareada. Nunca más beberé con Nic.
—Soy Carter —dice, con una sonrisa que envuelve y luego aprieta mi
corazón.
Es el tipo de sentimientos que tenía en la escuela secundaria cuando 248
el chico del que tenía un enamoramiento me sonreía. Siento la misma
sonrisa en mi rostro y me regaño. Una bobalicona y solitaria chica borracha.
—Chassidy —le digo, mi voz chueca y alta. Me pregunto qué tipo de
pasta de dientes tiene el poder de hacer que su sonrisa sea tan
deslumbrantemente blanca. Me sigo diciendo que no mire su trasero—. ¿A
qué piso nos dirigimos, Carter?
—Solo tres pisos más —dice, sonando casi sin respiración igual que yo.
Definitivamente necesito ir al gimnasio y pronto.
—¿Estás en el siete? —pregunto, sorprendida.
—Ese es.
Por Dios, luce casi tan bueno por detrás. Ruedo los ojos por lo infantil
que estoy actuando, pero es una buena distracción. Subo los pasos que
parecían imposibles antes, pero ahora voy bastante rápido. Cuando
alcanzamos el séptimo piso, él cambia la caja a otra mano, abre la puerta y
espera a que pase.
—Gracias —digo mientras paso y él me sigue.
—vamos a la izquierda. 704 —dice.
—Estás bromeando —digo con una sonrisa.
—Bueno, estuve tentado a decir que era el veinte, pero sería grosero —
bromea cuando llegamos a su puerta.
—Eso hubiera sido realmente malo —replico, mirándolo sacar las llaves
de su bolsillo trasero.
—Realmente aprecio que me salvaras —dice, abriendo la puerta.
Encojo los hombros.
—Tú me salvaste. Probablemente aún estuviera en los escalones si no
hubieras aparecido.
Cuando camino hacia la puerta de su apartamento miro adentro,
parada en el umbral con la caja en mis manos.
—Puedes poner esa en el mostrador —dice, sosteniendo la puerta
abierta con el pie.
Aprieto mis labios y miro detrás de mí.
—O puedes dármela —dice colocando su caja.
—Oh no, está bien, lo siento, cerebro congelado. —Me río como una
idiota antes de entrar ignorando la sensación de nauseas que tengo cuando
lo hago.
—Prometo que no soy un asesino —dice.
—Es bueno saberlo. —Me río.
Dejo la caja en la isla y escaneo rápidamente el apartamento. Es 249
inquietantemente idéntico al mío, con una gran isla de la que me enamoré
hace tres años, los mismos y brillantes electrodomésticos de acero
inoxidable. Está vacío aparte de las cajas esparcidas, pero la sensación aquí
es diferente. No hay desorden y la luz entra por las ventanas desde el piso
hasta el techo lo que lo hace sentir mucho más grande.
—¿Quieres un poco de agua? —pregunta.
Él es aún más impresionante en luz natural. Los ojos azules que pensé
que eran hermosos son más magníficos cuando el sol los adorna, su sonrisa
es aún más eléctrica y me encuentro conteniendo la respiración para
asegurarme de estar despierta y no soñando.
—Por supuesto, gracias —digo, agarrando la correa de mi cartera.
Estoy nerviosa. No he estado nerviosa con un hombre desde hace
mucho tiempo. Él no parece estarlo, camina hacia el refrigerador con tanta
facilidad. Echo un vistazo alrededor de él y veo botellas de agua y Gatorad´s
y una caja de comida para llevar. Camina por el apartamento y me lanza
una botella de agua.
—¿No necesitas una? —pregunto. Estoy segura que su caja era más
pesada que la mía, y él estaba llevando ambas
—Nah, estoy bien. —Con una sonrisa fácil, salta a la isla, sus ojos
viendo la botella en mi mano.
Cierto, él espera que la beba. Sonrío con fuerza, tratando de relajarme.
Tomo un pequeño trago, luego uno más largo, resistiendo el impulso de
tomármela toda.
—¿En qué piso vives? —pregunta una vez que termino.
—Es realmente una coincidencia… Estoy en la puerta de al lado. —
Incapaz de resistir, tomo más agua.
—No hay tal cosa como la coincidencia. —Su tono es serio, pero su
sonrisa… oh Dios mío, su sonrisa es contagiosa y hace que yo, una mujer
de veintiséis años sonría como una idiota ante un extraño.
Bueno no es un extraño técnicamente. Es Carter, mi vecino, el de la
siguiente puerta. Mi muy atractivo vecino, de al lado.
—Entonces cómo llamas a esto, ¿destino? —me burlo.
Sus ojos fijos en los míos como si estuviera estudiándome, y aparto la
mirada.
—Tampoco creo en eso —dice con una despreocupada sonrisa.
Resisto la tentación de preguntarle en lo que cree. Parece una pregunta
levemente coqueta, y ya no flirteo, especialmente con alguien tan atractivo
como él. Especialmente con alguien tan atractivo que vive a mi lado. Estaría
furiosa si atrapara a Bryce haciéndolo y soy una Libra, así que nací para ser
250
justa.
—Bueno, fue un placer conocerte, Carter. Gracias por el agua —le digo,
dirigiéndome a la puerta.
—Gracias por la ayuda —dice, siguiéndome.
Ignoro el calor que sube por mi espina dorsal cuando se acerca a mí.
No más Long Islands para mí.
—Tal vez pueda invitarte a un café algún día… como agradecimiento
por ayudarme —dice casualmente, como si fuera amigable. Pero con una
sonrisa en su rostro y un cuerpo como el suyo, lastimaría mi orgullo de
chica, incluso a una chica casada como yo, si solo fuera amigable.
Miro su mano y noto que él no lleva anillo, pero ¿qué significa eso?
Muchos hombres casados no llevan anillo. Mierda, ¿por qué estoy
preocupada si está casado o no cuando estoy segura que yo sí estoy casada?
—Casada. —Sale como palabra vomitada, no tan casual como me
hubiera gustado.
Sus cejas se levantan, y se ríe. Es una genial risa, pero no sería de otra
forma si tiene labios y dientes perfectos.
—Bien, eres libre de traer a tu marido. —Encoge los hombros con una
pequeña sonrisa.
Todo mi rostro comienza incendiarse. Entonces no está flirteando
conmigo, y no estoy segura si me siento aliviada o decepcionada. Un poco
de ambas.
—Él no es de mucho de beber café —digo, cruzando el umbral. Parece
más oscuro en este lado, y más fresco. El aire acondicionado siempre está
fuerte por el pasillo.
—Bueno, hasta que nos volvamos encontrar —dice, inclinándose en su
puerta con una casual sonrisa que parece familiar y cálida. Eso debería
parecer inquietante, pero no lo es.
Me doy vuelta hacia mi puerta, y me doy cuenta que no la he abierto.
Me río de ello y miro hacia atrás para ver que él sigue todavía observándome
con una sonrisa divertida.
—Las llaves ayudarían —bromeo, y su sonrisa se vuelve más grande.
¿Cómo es eso posible?
—O telequinesis.
—O también eso. —Resoplo. ¿realmente resoplé?
Cuando abro mi puerta. Casi estoy triste.
—Te veo por aquí —digo una vez que estoy dentro.
Espero que él cierre primero la puerta, pero secretamente espero que
no lo haga. Me doy cuenta que soy una idiota, así que lo despido con un
gesto de la mano e ignore que es la primera vez en días que realmente sonrío
251
a un hombre, incluido mi marido.
Capítulo 2

Chassidy
Observo el cursor parpadeante en una página en blanco que grita que
soy un fracaso, que los libros que escribí antes fueron casualidad, que
finalmente todos mis lectores sabrán que soy un fraude, una maravilla de
un solo éxito, que escribo sobre cosas que no he sentido en tanto tiempo
que parecen fuera de alcance.
Empujo mi silla lejos del escritorio y enciendo mi televisor. Debería
comenzar con la primera oración, pero en lugar de eso tomo un bote de 252
helado de mantequilla de maní y me detengo frente a la última temporada
de Real Housewives4.
—Tal vez necesito un consejero de vida —murmuro.
Veo a mi personaje favorito gritar por el grupo de mujeres igualmente
ricas y lo apago antes de que el episodio termine. Esperaré hasta que esté
disponible y pueda adelantar rápidamente las partes que no me gustan. Me
recuesto, jalando el cojín sobre mí. Son apenas las siete y normalmente no
duermo hasta las diez, pero es donde encuentro alivio. Cierro los ojos y trato
de pensar en cosas buenas, cosas felices.
Al principio mis sueños son felices y me hacen sonreír, pero cuando
despierto, mi corazón late con fuerza y estoy sudando.
La vi.
Anna y Bryce, juntos. La tenía en sus brazos y me miraba con la sonrisa
más fantástica, la sonrisa del hombre más feliz del mundo. Luego ella
desapareció y la manta rosa en la que la sostenía se manchó de sangre. La

4 Es una franquicia estadounidense consistente en varios reality shows emitidos por Bravo.
Documenta las vidas de varias amas de casa residentes de varias regiones a lo largo de los Estados
Unidos.
desesperación en sus ojos, el gemido en su garganta me persigue. Me levanto
del sofá hacia el fregadero en la cocina y salpico mi rostro con agua.
No lo he visto desde que la perdí.
Era demasiado pronto para saber si era un niño o una niña, pero sentía
en mi corazón que era una niña.
Se deslizó dentro de mí. No estábamos intentando. Logan nos quitó
tanto, ver su rostro y sostener su pequeño cuerpo, su mano enroscada
alrededor de mi dedo como si estuviera vivo... Pensé que nunca me
recuperaría de perderlo. Pasaron meses hasta que me sentí yo de nuevo,
hasta que nos sentimos como nosotros.
Pasó tanto tiempo para que no nos sintiéramos culpables cuando
sonreíamos o reíamos.
No quiero decir que seguimos adelante porque parece como que lo
dejamos y lo abandonamos, pero nos las arreglamos para vivir de nuevo.
Bryce estuvo ahí para mí, pero casi lo arrastro a la oscuridad en lugar de
que me sacara. Vi al hombre que amaba con los ojos brillantes, un espíritu
amable y una resistencia irrompible deslizándose bajo la corriente conmigo.
Pero logró evitar que me hundiera y nos sacó a los dos.
La perdí mientras él no estaba. Durante diez semanas fue mía, un
pequeño secreto que no podía esperar para compartir con él, pero fui
cautelosa. ¿O fui egoísta? ¿Tenía algún tipo de sexto sentido que no viviría
por mucho tiempo? Supe de ella por cinco semanas. Cinco semanas de
253
alegría y esperanza murieron dentro de mí, y la única evidencia de ella fue
dejada en las sábanas que tuve que quitar y tirar para que él no viera.
Voy por la botella de vodka que Bryce suele tomar. Al menos si tengo
otro mal sueño, estaré demasiado borracha como para recordarlo cuando
me despierte. Comienzo a abrir la botella cuando alguien toca la puerta.
Agarro mi teléfono celular para ver si alguien me llamó o me envió un
mensaje de texto para avisarme. Cuando no veo ningún mensaje perdido,
me dirijo vacilante a la puerta. Por un momento, mi corazón da un brinco,
pensando que es Bryce regresando a casa temprano y que quiere
sorprenderme, antes que la sensación de temor regrese. No te emociones
demasiado en caso que seas decepcionada. Esa siempre ha sido mi mantra.
—¿Quién es? —Ignoro la creciente anticipación subiendo por mi pecho.
—Carter. De al lado.
Mi corazón salta un latido, y abro la puerta. Esta vez sus rizos marrones
están parcialmente cubiertos con un gorro, y me pregunto cómo es posible
que sea más lindo que ayer.
—Hola, vecina —dice con un entusiasmo que pensarías era demasiado
genial.
—Hola —le digo, mi sorpresa no está oculto en mi rostro o tono.
—No te estoy molestando, ¿verdad? —pregunta casi tímidamente.
Doy un pequeño encogimiento de hombros, ordenando a mis ojos que
no se traben en su pecho. Es lo suficientemente amplio y esculpido como
para poder ver cada línea a través de su camisa. Tiene que ser un entrenador
personal o algo así... pero parece demasiado relajado para eso. Trabajé con
un entrenador durante unas semanas después de Logan, y era como un
verdadero sargento.
—Um, no realmente. Bueno, estaba trabajando, luego me desvié al
canal de reality shows —bromeo, pasándome la mano nerviosamente por el
cabello. Comienzo a decirle que tuve una pesadilla, pero me lo guardo. Me
pregunto por qué iba a salir tan fácilmente.
Él parece divertido.
—¿Trabajas desde casa?
—Sí, algo así. —Mis pensamientos se centran en por qué ha llamado a
mi puerta.
Lee mi expresión y señala hacia su puerta.
—Dejé mi llave adentro. El tipo de mantenimiento dijo que serían unos
veinte minutos o así... —Me da una sonrisa que, estoy segura, ha convencido
a muchas mujeres a tomar malas decisiones.
—Oh, ¿quieres entrar? —Sale más como una acusación confusa que
como una invitación.
254
—O... podría ir a sentarme en el café de abajo —dice con una sonrisa
torcida.
—No, no seas tonto. Adelante. —Me echo hacia atrás y hago un
movimiento para que entre.
Sus ojos azules brillan hacia mí.
—¿Estás segura?
—Sí, completamente. Sin embargo, si resultas ser un psicópata, tengo
un cinturón negro, así que estás advertido —bromeo, sintiéndome un poco
más a gusto.
Se gira, arqueando las cejas con sorpresa.
—¿En serio?
—Vamos a fingir, ¿de acuerdo? —susurro como si le dijera un secreto.
Asiente y me hace un adorable guiño. Lucho contra la sonrisa que se
extiende por mi rostro, pero es inútil.
—¿Puedo sentarme? —pregunta, haciendo un gesto hacia los taburetes
alineados contra mi isla.
—Si, por favor.
Toma asiento y apoya la parte superior de su cuerpo en sus codos sobre
la isla. Lo veo mirar alrededor del apartamento, y me ruborizó cuando su
mirada aterriza en la botella de vodka. La deslizo del mostrador y la coloco
cuidadosamente en su estante bajo el fregadero.
—¿Es como dejà vù? —pregunto, dirigiéndome a la nevera.
—Sí —dice con una sonrisa.
Agarro una botella de agua y se la ofrezco.
—Mi deuda pagada.
Sus labios se levantan en una sonrisa.
—Me alegra que estuvieras en casa. El tipo de mantenimiento me pone
nervioso.
Magnew, nuestro hombre de mantenimiento, es un hombre polaco de
uno cincuenta con la boca de un marinero, una mirada severa y un tono
duro para cualquier hombre en el edificio. Siempre es un idiota con Bryce y
un pequeño cachorro conmigo, así que Bryce siempre me llama cuando algo
va mal en el apartamento. Es curioso cómo dos chicos grandes y fuertes
como Bryce y Carter pueden sentirse intimidados por el pequeño Magnew.
—Es tan dulce como su pastel. Su ladrido es peor que su mordida —
digo, y se encoge de hombros.
Sus ojos continúan inspeccionando el apartamento, y por un momento,
me pregunto si es un ladrón. Podría estar explorando el lugar, pero sería
255
bastante ridículo robarle a tu vecina de al lado cuando eres nuevo en el
edificio.
—¿Cuánto tiempo has vivido aquí? —pregunta.
—Voy para tres años —digo, sentándome en el taburete más alejado—
. Bryce y yo.
Mis ojos caen sobre una fotografía de nosotros, una imagen de cuando
éramos felices, verdaderamente, desagradablemente felices. El tipo de
felicidad que te haría jurar que la pareja acababa de conocerse o que lo
hacían todo por el espectáculo, pero nosotros no. Tuvimos el tipo de amor
sobre el que escribo, o al menos del que solíamos tener.
Los ojos de Carter siguen mi mirada. Supongo que he estado mirando
la imagen más tiempo del que me di cuenta.
—¿Son ustedes? —pregunta, y asiento. Señala el portarretrato—.
¿Puedo?
Me encojo de hombros.
Se acerca y lo recoge.
—Se ven como una de las parejas en esas revistas.
Siento que me sonrojo. Me pregunto si esa es la forma en que un tipo
dice que Bryce es atractivo. Bryce es… nunca he negado eso. Era uno de los
seres humanos más hermosos que jamás he conocido, con el espeso cabello
rubio ceniza arremolinado con reflejos dorados naturales. Tiene labios
besables, naturalmente húmedos y ojos verde bosque con manchas de
ámbar alrededor del iris. Me tuvo a primera vista.
—Gracias —digo mientras la pone en su sitio.
—¿Qué tipo de hombre es? —pregunta, caminando hacia su asiento.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, ¿es el tipo de hombre que patearía la silla debajo de mí
sí me viera sentado aquí contigo?
Me río.
—¿O me ofrecería una cerveza y todos podríamos ver el juego juntos?
Sonrío y dejo escapar un corto suspiro.
—Umm, un poco en el medio, supongo.
—Así que, ¿me sacará de la silla y me ofrecerá una botella de agua? —
bromea y me río.
—No es celoso, realmente. Nunca le doy una razón para que lo sea, sin
embargo.
—Estás frunciendo el ceño —dice con una media sonrisa.
256
—No, no lo hago.
Asiente con firmeza.
—Sí, lo haces.
Entonces noto que los músculos de mi rostro están contraídos.
—Lo siento, no te estaba frunciendo el ceño.
—¿Estabas frunciendo el ceño por lo que dijiste?
—¿Por qué fruncir el ceño sobre eso?
—No lo sé. ¿Crees que deberías darle una razón para estar celoso?
Busco en su rostro algún indicio de flirteo. Sus palabras sonaron como
una línea de ligue, pero no veo rastro de insinuación.
—No, ¿por qué querría poner celoso a mi esposo?
Se encoge de hombros.
—No lo sé. Las mujeres son raras a veces. Sin ánimo de ofender. —
Levanta las manos en defensa.
—No, no quiero poner celoso a mi esposo. —Mientras lo digo, ignoro el
ligero cosquilleo dentro de mí ante la idea de que Bryce entre, vea a Carter
aquí y esté celoso. Me gusta la idea de asegurarme que sepa que todavía soy
deseable, que él todavía me quiere y lucharía por mí.
Pero ya sé eso.
—Entonces, ¿qué mujer te está volviendo loco?
—Ninguna, gracias a Dios —dice, y mis ojos se abren.
—Realmente odias a las mujeres, ¿eh?
—No, es solo que son una especie complicada —dice con un
despreocupado encogimiento de hombros.
De repente me doy cuenta. Carter no ha coqueteado conmigo y es
completamente inofensivo. Definitivamente es gay. Siento que una ola de
ansiedad abandona mi cuerpo. Por supuesto que es gay, porque vivo en el
mundo real y no en una novela romántica. Ninguna mujer tiene permitido
tener un vecino soltero que se vea tan impresionante como él.
—¿Ni madre entrometida? —pregunto.
El ríe, mostrando una sonrisa burlona.
—Más como un padre involucrado.
Sonrío con fuerza, pensando en mi padre y en lo relajado que es. Me
llamó hace dos días y olvidé devolverle la llamada. Hago una nota mental
para hacerlo.
—Entonces, ¿en que estabas trabajando?
257
Lo miro, confundida.
—Cuando llegue aquí, dijiste que estabas trabajando en algo antes de
ser absorbida por la mierda de la TV.
—Oh cierto —murmuro.
Cuando lo recuerdo, me quito la liga para el cabello de la muñeca y me
la pongo en el cabello apartando algunos mechones rubios. Me muerdo la
esquina de mi labio. Decirle a la gente lo que hago, especialmente a las
personas que acabo de conocer, siempre es extraño. Algunas personas están
genuinamente interesadas e impresionadas, pero otras son desdeñosas o
hacen un millón de preguntas, incluyendo las personales que a las que
tienen otras ocupaciones nunca les preguntarían. Preguntas de qué tan
buena soy, cuánto dinero gano, o si mi libro es tan bueno para adaptarlo a
una película pasado unos cinco años.
—Una historia —digo rápidamente—. ¿Qué haces tú?
Cuando me mira con curiosidad cubriendo su hermoso rostro, sé que
no voy a poder disuadirlo tan fácil.
—¿Qué tipo de historia? ¿Como una anécdota, una columna de una
revista?
Suspiro.
—No, más bien como un libro. Nada tan significativo como Guerra y
Paz o algo similar.
—Pero es un libro, ¿como un verdadero libro con muchas páginas? —
pregunta, sonado aún más entusiasmado.
Me siento mejor respondiendo esta, ya que parece estar en el campo de
personas agradables, pero ahorita siento que su opinión sobre mí es más
alta de lo que soy. Me levanto y camino hacia el refrigerador para distraerme.
—Intentándolo. He estado un poco atascada.
—¡Eso es tan fantástico! ¡Estás escribiendo un libro!
Siento mi rostro calentarse mientras saco un paquete de moras. Nunca
sé que decir cuando la gente me felicita. Un gracias parece pretensioso o
snob, así que me lleno la boca.
—¿Qué hizo que te decidieras a serlo? ¿Qué tan metida en ello estás?
¿Te gusta? ¿Cuánto tiempo llevas haciéndolo? —Sus preguntas vienen tan
rápido y siento la ansiedad subirse desde mi cuello a mi cabeza.
—Bueno, siempre amé leer, y acabo de empezar este, y escrito a tiempo
completo técnicamente todo el tiempo del mundo. —Le ofrezco el paquete,
él toma un puñado de moras.
—Espera, dijiste, “este”, ¿lo que significa que has escrito libros antes?
Ahora me siento avergonzada por cómo me está mirando, como si fuera
una interesante criatura.
258
—Sí —le digo, deseando que se dé cuenta que preferiría hablar de otra
cosa.
—¿Cuantos?
—Tres —murmuro, metiendo mis mechones sueltos detrás de mi oreja
mientras me apoyo en el refrigerador.
—¡Eso es increíble! Así que no eres, solamente un escritor. —Lanza las
moras restantes a su boca y las traga de casi un solo trago—. Eres un
“autor”.
Me río incómodamente y encojo los hombros.
—Creo que significan lo mismo.
—Así que eso es lo que haces, ¿escribir todo el día? —pregunta, todavía
entusiasmado.
—Es lo que debería estar haciendo… pero la mayoría de las veces,
termino viendo reality shows y comiendo comida chatarra.
—Y algunas ocasiones moras —añade, sus ojos brillando.
Estoy tan contenta de que sea gay, porque si no lo fuera, me sentiría
realmente culpable por mirarlo como lo estoy haciendo. Cuando eres escritor
puedes ver a las personas realmente atractivas de una manera no pervertida
porque necesitas descripciones para los personajes y él haría un buen novio
de libro.
—En eso tienes razón. —Siento que está a punto de dejar el tema, pero
por las dudas lo alejaré—. ¿Entonces a qué te dedicas?
Da un vistazo al techo como si estuviera un poco incómodo hablando
de su trabajo igual que yo.
—Es un tanto complicado.
Me burlo. Después de cómo me interrogo, no se saldrá tan fácilmente.
—Oh no, por favor explícate.
—Podría decirse que trabajo para una organización sin fines de lucro.
Siento que mis ojos se agrandan. ¿Atractivo y caritativo? Sería el
hombre perfecto para Kelsey si ella no estuviera casada con un atractivo
hombre caritativo. Tal vez Nicole, si ella no se lo comiera vivo primero…
parece un poco despreocupado para ella.
—¿Qué tipo de organización sin fines de lucro?
—¿Ayudando personas?
Levanto mi mirada hacia él, me da una sonrisa inocente que me hace
sonreír de nuevo.
—¿En verdad trabajas para una organización sin fines de lucro o eres
un secreto multimillonario que se mudó al edificio para buscar su amor
perdido de hace-muchísimos años? 259
Él inclina su cabeza como si estuviera confundido, y me río de mi propia
broma.
—Lo siento, he estado leyendo demasiado.
—¿Escribes suspenso?
Me río.
—Tal vez algún día. En este momento, es más como historias de amor.
—Diría que romance, pero luego tendría la inevitable pregunta de Cincuenta
Sombras e incluso si él es homosexual, sería un poco incómodo explicarle
la diferencia entre romance y erótica.
—¿Una verdadera? —pregunta, y eso me sorprende—. ¿Tú y Bryce?
Me sorprende que recuerde el nombre de mi marido, y la pregunta me
hace sentir tensa y triste todo en uno.
—No, todavía no he escrito nuestra historia. A los lectores románticos
les gusta el drama y nunca hemos tenido mucho.
—¿Entonces escribes de esos libros que suelen estar en las tiendas de
comida con el chico Fabio en él? —bromea.
—No exactamente. —Me río cuando noto que su teléfono vibra. Él lo
mira y frunce el ceño antes de levantarse—. ¿Por la mirada exasperada en
tu rostro, asumo que es el chico de mantenimiento?
—¿Porque el chico del mantenimiento no se parece a Megan Fox o
Beyoncé? —pregunta mientras se dirige a regañadientes a la puerta.
¿Espera, es gay?
—Bueno, gracias por permitirme pasar un rato por aquí —dice, su
mano en el pomo.
—En cualquier momento, es una excusa para no escribir.
Su sonrisa se desvanece un poco y su expresión se vuelve más seria.
—Deberías escribir una historia, donde ya sabes, obtienes tu final feliz.
Empiezo a sentirme incomoda, pero su sonrisa se extiende, borrando
cualquier rastro de incomodidad.
—No comas demasiada fruta. Mezcla con alguna dona o algo así —
bromea antes de irse.
Cierro la puerta y suspiro, luego pienso en lo desconectado que tiene
que estar para mencionar a Fabio en vez de Cincuenta Sombras.
***
No puedo dormir esta noche. Todo me mantiene despierta. Primero la
temperatura de la habitación demasiado alta, luego hace demasiado frío.
Está muy silenciosa, luego no lo suficientemente silencioso. Estoy tan 260
inquieta, por primera vez en tanto tiempo salgo de la cama y me dirijo a mi
oficina, que es solo un escritorio con una Macbook en nuestra sala. Bryce
me ha preguntado un millón de veces si quiero convertir nuestra habitación
extra en una oficina, pero cada vez que pregunta me quedo callada, enojada
y amargada. Me hace sentir como si hubiera renunciado a que alguna vez
ese cuarto pudiéramos usarlo como el cuarto del bebé.
Dejo escapar un frustrante suspiro y aparto ese pensamiento de mi
mente. Levanto el documento en el que estaba trabajando antes de que mi
“bloqueo de escritor” me golpeara. Se suponía que esta historia era ligera y
llena de humor, un cuento para sentirte bien, algo así como una película de
Hallmark con un toque de una vez en la vida. He hecho una buena parte de
eso. Conocía a mis personajes y conectaba con ellos y escribirla era
divertido. Luego perdí a Anna y todo el humor y la esperanza de la historia
me abandonaron. Cada vez que intento escribir una escena en esta historia,
termina con una muerte, algo a lo que mis lectores se resistirían. Llevo a
mis lectores a través del infierno, pero siempre les doy un final feliz, un hilo
de esperanza alrededor de cada obstáculo y lo lanzo en un arco. Ahora estoy
sin ese hilo.
A Bryce le encantó esta historia. Dijo que era su favorita hasta ahora.
Bueno, siempre me dice que el nuevo es su favorita y yo siempre le creo
porque me dice que se enamoró de mis palabras. Él ve mis libros antes que
nadie, lo bueno y lo malo, las partes volubles de mí. Comparto muchas cosas
con él y siempre me hace sentir segura.
Nunca he sido capaz de hacer eso por él, y no recientemente, parece
que solo le traigo dolor. Después de que perdimos a Logan, me dolía mucho,
pero no podía acercarme a él para ayudarlo con su dolor. Siempre fue tan
fuerte y nunca me dejó ver cómo la perdida de nuestro hijo lo afectó. Pero
en las noches cuando hacíamos el amor, y tarde meses en estar lista de
nuevo, cuando pensaba que dormía, mostraba su dolor, su devastación, su
luto. Esos momentos duelen más que la pérdida de Logan porque él sabía
que no podía soportar la carga con su dolor cuando estaba tan agobiada por
el mío.
No puedo verlo lastimado. Anna es el primer secreto que le he escondido
y me odio por ello. Las lágrimas que traté de parpadear antes están cayendo
con toda su fuerza y no puedo detenerlas. Me siento débil y enojada porque
todavía no he superado esto.
Ignoro las lágrimas, abro un nuevo documento en mi computadora y
trato de enfocarme cuando escucho la llave girar en la cerradura. Salto
dejando el teclado y corro hacia el sofá donde me cubro. Escucho a Bryce
entrar y dejando su maleta en la puerta después que la cierra. Mi corazón
late con fuerza mientras trato de recuperar fuerzas. No puedo dejar que me
vea así.
Escucho sus pasos. Sé que se dirige a la cocina, siempre es su primera 261
parada. Si él no trabajara tanto, juro que se vería como Peter Griffin por la
forma en que come. Primero corre el agua —se está lavando las manos—
luego noto el olor de comida para llevar. Él no está cocinando lo que significa
que vendrá a mí en cualquier momento para pararse frente a la tv y devorar
una de sus comidas favoritas.
Justo como predije, escucho sus pasos aproximarse. Se detiene a mi
lado. Sé que lo he sorprendido, nunca suelo dormir en el sofá. Es de cuero
y él nunca lo quiso, pero yo me enamoré de la forma en que se veía, y como
suele hacer, me dejó ganar.
—¿Chas?
Cierro los ojos fuertemente. Lo escucho poner la comida en la mesa de
café y unos momentos más tarde está levantando mis piernas en su regazo.
—Chas, te quedaste dormida en el sofá. Nunca te duermes en el sofá
—me dice en voz baja.
Mantengo mis ojos cerrados. Si los abro comenzaré a llorar. Lo escucho
lanzar un suspiro y me pregunto si sabe que estoy despierta. En un segundo
me levanta del sofá y me coloca en nuestra cama, y pone una cobija sobre
mí. Quiero decirle que estoy tan contenta de que esté en casa y de cuánto lo
extrañé, pero sigo fingiendo que estoy dormida, no estoy del todo segura si
lo creyó o no. Después de un rato escucho que enciende la televisión, así
que me levanto de la cama y abro la puerta para echar un vistazo. Solo está
en la habitación contigua, pero parece tan lejos y sé que es mi culpa.
***
Me despierto con el teléfono vibrando en mi cama. También veo que
tengo tres llamadas perdidas. Todas son de mi madre por supuesto.
Respiro hondo y contesto.
—Hola, mamá —digo, tratando de eliminar el aturdimiento de mi voz.
—¿Dónde estabas? Te he llamado como un millón de veces —chilla.
—Mamá, me llamaste cuatro veces seguidas esta mañana. Estaba
durmiendo —le digo sentándome en la cama. Miro alrededor de la habitación
y no veo ningún rastro de Bryce. El que regresara antes a casa fue una
sorpresa. No regresaría hasta mañana.
—¿Me estás escuchando?
Estoy tan contenta que no tenga un iPhone y no pueda usar Facetime
conmigo.
—Mamá, solo estoy buscando a Bryce.
—¿Qué quieres decir?, ¿lo perdiste? —pregunta sarcásticamente.
¿Sé que debo tener sueño porque si no por qué le diría la verdad a mi
madre? Ahora estoy en la sala y no hay señales de él.
262
—No, es complicado —digo fuertemente.
—Todo siempre es tan complicado contigo. ¿por qué es eso?
—Mamá, por favor, no esta mañana —suplico buscando señales de sus
cosas.
Son las nueve y media, así que su rutina habitual significaría que
estaría volviendo de su carrera de media hora y ahorita estaría en la ducha,
pero no hay señales de que esté en alguna parte. Me dirijo a la cocina y
busco la bolsa de comida para llevar en la basura. Si no estuviera ahí
pensaría que lo imaginé todo.
—¿Están bien, chicos?
Noto el tono petulante y no puedo mantener al margen mi voz.
—Sí, estamos perfectamente.
Amo a mi madre, pero ella nunca ha sido la mayor defensora de nuestra
relación. Desde que mi padre se fue, ella tiene una gran incredulidad en
tener una relación con alguien. Novios, sí, aventuras, sí, ¿pero matrimonio?
Ella piensa que están condenados al fracaso y no dudó en decírmelo el día
que le dije que Bryce me propuso matrimonio.
—No suenas perfecta —dice ella acusadoramente.
—Déjame devolverte la llamada. —Cuelgo y le mando un mensaje de
texto a Bryce.
¿Estás en casa? Es el texto más raro que una mujer debería enviarle
a su marido. Me sobresalto cuando escucho el sonido de las llaves en la
puerta y después de un momento esta se abre.
—Hola —dice, con desigual voz. Parece casi tan sorprendido como yo
de verlo.
Le sonrió, es genuina y no forzada. Él siempre ha tenido la capacidad
de hacerme sonreír, incluso en los momentos más tristes. Sus ojos me
sonríen, pero no llega a sus labios. Sus ojos están fijos en los míos, tratando
de leerme, leer quién soy hoy. ¿Soy alguien con quien pueda hablar, tocarla,
hacerle el amor, o alguien que se congelará y mantendrá la distancia?
Me odio a mí misma por no saberlo. La incomodidad ha crecido entre
nosotros como la mala hierba. ¿Cuándo fue que comenzó? El día que
descubrí que estaba embarazada de Anna, no se lo conté. Desde entonces
ha habido un secreto entre nosotros que no podía compartir todavía y
ahora…. bueno, ya ni siquiera importa.
Se quita la sudadera por encima de la cabeza, y al hacerlo, su fisgona
y al margen esposa se paraliza mientras muestra su estómago esculpido y
sus fuertes brazos. Mi piel se calienta ante la vista y ahora me está gritando.
Ha pasado un poco más de dos meses desde que hicimos el amor. Lo he
extrañado mucho.
263
Él dobla la sudadera y la coloca en un taburete de bar, luego se sienta
y estira sus largas piernas. Sus ojos recorren mi cuerpo y mi estómago da
volteretas. Entonces fija sus ojos en los míos. Son grandes y cálidas piscinas
en las que solía nadar toda la noche.
—Te dormiste en el sofá anoche. —Su tono es cauteloso, vacilante, y
limpia su sudor con sus manos.
—Solo me quedé dormida —digo sumisamente.
Me mira incrédulo, suspira mirándome como si estuviera buscando a
la mujer que solía amar, como si yo fuera el fantasma de mí misma.
—Nunca te duermes en el sofá.
Hubo una época que cuando regresaba de los viajes me despertaba
para poder hacer el amor durante horas. Ahora nos sentimos casi
incomodos de estar en la misma habitación el uno con el otro.
—Hay una primera vez para todo.
Asiente, pero es escéptico. Sabe que es casi imposible dormir bien en
el sofá de la muerte.
—¿Quieres que te haga el desayuno? —pregunto, caminando hacia el
refrigerador.
—Tomé algo después de correr —dice antes de que tenga la oportunidad
de abrirla.
—Oh.
—Pero puedo sentarme y comer contigo —dice rápidamente, pero no
quiero su lastima a la hora del desayuno.
—No, probablemente solo coma un bagel o algo similar —digo, tratando
de ocultar mi enojo con él y conmigo. Muerdo mi labio y tomo un paquete
de bagels. Odio este sentimiento. Odio que nos sentimos más como
compañeros de habitación en lugar de marido y mujer, dos personas que se
aman.
—Te extrañé.
Sus palabras me detienen en seco. Cierro los ojos y me envuelvo con
sus palabras. También lo extrañé, demasiado. Lo vuelvo a ver. Y todos los
sentimientos que alguna vez sentí por él despiertan, pero me los trago.
—¿Por qué no me llamaste? —pregunto, peleando con el obstinado
bagel que no quiere abandonar el paquete.
—No sabía si querías hablar conmigo —dice en voz baja.
Mi rostro se calienta y saco el bagel del paquete.
—¿Querías…. que te llamara? —Su voz suena cansada, rota y agotada.
Él está candado de mí. Lo he agotado. Quería escuchar su voz, pero al
mismo tiempo, escucharla me hace sentir tan culpable. 264
—Ya no importa —digo con un medio encogimiento de hombros y una
falsa sonrisa y veo una pared de ladrillos que se construye encima de esas
malas hierbas entre nosotros.
—Eso no es lo que te pregunté —dice severamente.
Mis ojos se vuelven a él. Son duros. Me concentro en poner el bagel en
la tostadora. El silencio entre nosotros es como una persona y lo escucho
soltar un suspiro frustrado.
—Desearía que me dijeras lo que hice —dice, su voz tensa. Me dan
ganas de abrazarlo, pero no sé qué es lo que quiero, si lo que quiero sería lo
mejor para él.
—No has hecho nada.
Espero que vea que el problema soy yo, y no él, pero deja escapar un
gruñido frustrado y pasa sus dedos bruscamente por su cabello. Baja la
cabeza y espera un momento antes de volver a mirarme.
—¿Esto será siempre así entre nosotros?
Su pregunta hace que la ansiedad fluya a través de mí. cuando lo miro,
mi corazón se quiebra. Su rostro está en blanco, pero sus ojos están llenos
de confusión y tristeza y mi corazón late salvajemente. ¿Esto seremos
nosotros? ¿Es demasiado? ¿Puedo superar este dolor, este temor de no ser
lo suficientemente buena para él que merece más de lo que puedo darle?
Mirándolo, veo el amor en sus ojos y no puedo imaginarme renunciando a
él, pero no estoy lista para abrirme y dejar que me arregle a expensas de sí
mismo.
—¿Por qué dices eso? —pregunto, sintiendo las lágrimas en mis ojos.
—¿Por qué no debería decir eso? ¡Tú me has excluido por completo!
Me estremezco. Él casi nunca grita; cuando mira partidos de fútbol con
sus amigos y hermanos, lo hace, pero no a mí. Supongo que nunca me lo
había merecido.
—No me culpes de todo esto —digo, levantando mi propia voz.
—No se trata de quién es la culpa. No me importa de quién es la culpa,
mía o tuya. ¡Lo que quiero saber, es si podemos superar esto! Si nos dejaras.
Su nariz está ensanchada, su hermoso rostro contorsionado por la ira,
su voz pasando por decibeles que nunca tuvo conmigo. Esto es en lo que lo
he convertido. Mi estómago se hunde y me siento enferma mientras lloro.
Se acerca a mí, levanta mi rostro para hacer que lo mire.
—¿Ya no te hago feliz?
Mi corazón se rompe porque cree que es su culpa. Amo a este hombre
con todo lo que tengo y preferiría que fuera feliz sin mí que infeliz conmigo.
Él no se merece esto. No merece una mujer que está tan jodida que no puede
265
funcionar, que está tan atrapada en el pasado y que no puede superarlo y
amar a su esposo y apoyarse en él. Esto no es lo que le prometí cuando nos
casamos.
—Chassidy, dime qué está mal, por favor.
Prácticamente me está suplicando, pero mis palabras están enterradas
bajo el miedo, la terquedad y el dolor. No puedo obligarlas a levantarse, así
que solo lloro. Pero él me sostiene y me besa en la cabeza, el cuello y los
labios.
—Solo déjame entrar —suplica.
Sus dedos tocan mi piel y se meten debajo de mi ropa y la desabrocha.
Lo hace también con la suya, pero no siento pasión o anhelo. Todo lo que
siento es un secreto entre nosotros. Cuando lo miro a los ojos, veo los ojos
de nuestra hija y se congela el fuego que solía encenderse entre nosotros.
No puedo concentrarme en lo bien que se siente sus labios en mi cuello, lo
cálido y duro que es su cuerpo, como me conoce desde adentro hacia fuera.
Solo noto lo frío del piso, cuán inútil es mi cuerpo y cómo no sé si alguna
vez podremos superarlo. Mi cuerpo se tensa, mi aliento se corta.
Pero él necesita esto. Si puedo darle esto, tal vez se encienda algo o al
menos darme tiempo para hacerle saber que no lo he controlado aún. Miro
hacia el techo e intento relajarme, pero cuando agarra mi barbilla y lleva mi
mirada hacia él, sus ojos fijos en los míos, se detiene. Entro en pánico
porque en sus ojos veo desilusión y frustración. Niega y presiona sus labios
firmemente juntos que se hinchan cuando se separan. Se aparta y se sienta
a mi lado, con las rodillas al pecho.
Me siento y limpio las lágrimas de mis ojos.
—Lo siento. —Me siento terrible porque no se ve enojado, sino triste y
confundido—. Intentémoslo de nuevo.
Agarro su brazo, pero me aparta. Me mira con una sonrisa triste.
—No pensaste que lo notaría. —Su voz aguda pero distante—. Ni
siquiera ibas a decir algo. ¿No pensaste que notaría que no estabas aquí?
¿Crees que quiero hacer el amor solo a un cuerpo?
Se levanta, su cuerpo esculpido y definido, un regalo para las mujeres,
y me cubro el rostro con las manos. Estoy tan avergonzada. Él agarra su
ropa del piso y me pongo de pie, agarrando mi propia ropa.
—Lo intento. —Pero sale tan sin ánimos.
Él ríe, pero está llena de furia e irritación.
—No quiero que tengas que intentarlo. Tú me conoces, te conozco.
¿Deberíamos intentarlo en este punto?
Se dirige al dormitorio, pero no lo sigo. Me visto y me siento en el sofá
preguntándome cómo llegamos hasta aquí, cómo deje que las cosas llegaran
tan lejos, solo quería un poco de tiempo y distancia para aclarar mis
266
pensamientos.
Después de veinte minutos, sale vestido y recién duchado. Comienzo a
preguntar a dónde va, pero decido no hacerlo. Probablemente no merezco
ahorita la respuesta. Se aclara la garganta, y lo miro, prestándole toda mi
atención.
—No sé si lo recuerdas, pero esta noche cenamos con Jax y Tiffany. Si
te sintieras bien, eso sería genial. —Su tono es uniforme y carente de
emoción.
Asiento, y él se dirige a la puerta. Busco algo más que decir para
redimirme.
—¿Bryce? —Sale con urgencia y pánico.
Se detiene, con la mano en el pomo, y me mira. Las palabras que quiero
decir son confusas y parecen estúpidas.
—¿Quieres que lleve algún vino?
Su rostro se desanima, y se ríe.
—Claro, Chas, lo que quieras.
Se va y cierra la puerta, ni siquiera me muevo. Me lo merecía.
¿Debo llevar vino?
Soy una idiota.

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Portia Moore
Estoy obsesionada con lanzar besos. Supongo
que eso me convierte en una romántica. Amo los
libros y los chicos lindos, sobre todo libros de
chicos lindos. Estoy encaprichada con el glamur
de las autoras pasadas como: Audrey, Dorthy,
Marilyn, Elizabeth.
Confieso que soy una chica muy femenina.
Una nerd de los libros. Una comedora entusiasta,
y fan de los comics). Una rara combinación eh, que
no tienes idea...

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