Está en la página 1de 64

1

Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene costo
alguno.
Es una traducción hecha por fans y para fans.
Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo si consigue
atraparte.
2 No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes
sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso
haciendo una reseña en tu blog o foro.
Índice

Sinopsis Capítulo 9
Capítulo 1 Capítulo 10
Capítulo 2 Capítulo 11
Capítulo 3 Capítulo 12
Capítulo 4 Capítulo 13
Capítulo 5 Capítulo 14
3
Capítulo 6 Próximo Libro
Capítulo 7 Biografía del Autor
Capítulo 8
Sinopsis

Sean Ferro es mi adicción. No le puedo decir que no, sin importar lo


que pida, y sé que hay tantas preguntas oscuras detrás de esos ojos
azules, tantas cosas que quiere que haga con él.
Cuando lo veo ponerse en una rodilla, con su cuerpo sexy cubierto
de arena, y sostiene en alto un anillo brillante, apenas puedo respirar.
Parece que va a proponerme matrimonio, y sé exactamente lo que voy a
decir.

The Arrangement #11


4
Capítulo 1
Traducido por Iarii

E
l momento parece irreal. Nunca ni en un millón de años creí
que vería a Sean Ferro de rodilla delante de mí. La idea de él
proponiéndose es absurda, y sin embargo, aquí está en una
rodilla sosteniendo un anillo. Mis piernas se sienten como si fueran a
ceder, pero no me muevo. Es uno de esos pocos momentos en la vida
donde el tiempo desacelera a paso de tortuga, y soy muy consciente de
todo lo que me rodea. El aroma del océano, el sonido de las olas, y el nuevo
sudor difuso que está acariciando mi piel. La chimenea cruje de un tronco
ardiendo, enviando una lluvia de chispas. No puedo sonreír o hablar.
Estoy suspendida en algún lugar entre la realidad y el sueño. No hay nada
que pueda romper este momento. Quiero que dure para siempre; quiero
atesorarlo como una de las pocas veces que Sean me deja entrar en su
5 corazón.
Normalmente este hombre es tan cerrado, y tan resguardado, que es
imposible saber lo que está pensando. La mayoría de los días no tengo ni
idea de cómo se siente o lo que realmente quiere. Creo que puedo ver su
afecto por mí en sus ojos, pero no es lo mismo que escuchar las palabras
cayendo de esos hermosos labios. Anhelo saber lo que piensa más que
nada, porque esas pequeñas confesiones forman una conexión íntima
entre nosotros.
Ha habido un par de veces en que Sean parecía ir sin resguardo,
Cardiac Hill en la nieve y esta mañana en la playa, pero han sido fugaces.
Esa versión de Sean aparece en ráfagas cortas y es toda una gloria para la
vista, haciéndome anhelar más. Vivo para esos momentos y ahora que
estoy en uno tengo tanto miedo de romperlo.
En el pasado, Sean ha tratado de abrirse, pero luego dio un vuelco
de ciento ochenta grados. Eso fue más aplastante que si nunca me hubiera
dejado acercarme a él en absoluto. La cosa es que, no puedo culparlo. No
estoy diciendo que no me dan ganas de arrojar cosas y provocarme un tic
en el ojo, porque lo hace, pero entiendo su vacilación.
Sé lo que significa tratar de amar de nuevo después de haber vivido
a través de una pérdida tan devastadora. Hubo un tiempo en que pensé
que podía simplemente dejar a todo el mundo fuera. El amor no es un
requisito para vivir y yo había planeado hacerlo sin ello. Tenía mucho
sentido en aquel entonces. La pérdida era demasiado horrible de soportar
pero luego conocí a Sean y supe que había algo en él. Nuestros destinos se
entrelazaron, y es finalmente más que eso. Él me quiere y va a decirlo. Ese
anillo brilla delante de mí como una promesa que pensé que nunca diría.
Tomó una respiración temblorosa y finalmente me las arreglo para
apartar mi mirada del anillo y dirigirla otra vez a la cara de Sean. Él luce
vulnerable, con una expresión infantil. La máscara endurecida que lleva
constantemente se ha ido y sólo puedo ver sinceridad mezclándose con
esperanza en sus ojos azules. Me mata que haya estado tan solo por tanto
tiempo. Es como si no confiara en ninguna otra alma en la tierra, pero en
este momento, confía en mí. Hubo un tiempo en que pensé que Sean no
tenía ninguna esperanza, y eso era lo que nos hacía diferentes entre sí. Sin
embargo, la emoción es clara. Esperanza. Es claramente visible, sin
máscara y sin resguardo. Sean piensa que puedo salvarlo, y que él me
puede salvar a mí. Piensa que tenemos un futuro juntos.
Demasiados pensamientos corren por mi mente y caen en espiral en
un pozo de preocupación. ¿Qué hay de esa oscuridad dentro de él? ¿A
dónde se fue? ¿Ser esposa de Sean significa que necesita ese control
6 sexual sobre mí, que va a torcer y manipular mis miedos para que se
adapten a sus necesidades? Sé que dice que esa parte de él se ha ido, pero
no puede ser así, ¿verdad? Ha estado allí demasiado tiempo para
simplemente desaparecer. No soy tan tonta como para pensar que vamos a
tener un feliz para siempre, no con la cantidad de sufrimiento que hemos
tenido. Pero tal vez podemos llegar a un punto brillante en nuestras vidas
de lo contrario infernales.
¿Realmente podemos salvarnos?
Las preocupaciones se vuelven en susurros confusos. Ya no puedo
identificar las preocupaciones que son válidas de las que son sólo miedo.
La ansiedad se desliza por mi espalda en escalofríos mientras Sean lame
sus labios. Su boca se abre y su voz surge suave y segura.
—Avery Stanz, ¿podrías considerar tomar este anillo y…?
Cada centímetro de mi piel está hormigueando como si mi vida
estuviera a punto de transformarse radicalmente. No sonrías, no lo hagas.
Por lo que sé, va a preguntarme algo estúpido y tengo que mantener mi
ingenio para mis adentros, así puedo patearlo.
Pero, oh Dios, quiero sonreír y aplaudir. Sean no pretendería
proponerse y luego no hacerlo. Hay un baile feliz construyéndose dentro de
mí, haciendo aletear a mi corazón más rápido y las comisuras de mis
labios curvarse hacia arriba. La anticipación y la emoción están corriendo
por mis venas a medida que las palabras salen de su corazón.
Todo está a punto de cambiar.
Entonces, lo hace. La puerta a la pequeña cabaña en la playa se
abre y golpea la pared de hormigón con fuerza. El sonido interrumpe la
pregunta de Sean y salta a sus pies cuando ve quién está allí de pie.

7
Capítulo 2
Traducido por Selene1987

G
abe. El hombre está cubierto de sudor como si hubiera
estado corriendo. Camina rápidamente hacia nosotros,
enderezándose su traje arrugado.
—No estaba aquí y no he visto esto. —Sus manos vuelan en el aire
como si quisiera darle un puñetazo a algo—. Sea lo que sea esta mierda.
Avery, lo sabes muy bien. Te lo dije. —La preocupación le hace fruncir el
ceño mientras deja escapar un suspiro y apunta hacia la puerta—. Fuera,
sal de aquí y por el amor de Dios, no lleves el jodido brazalete cuando no
estás trabajando. Si Black pregunta, yo no te encontré. Ya te habías ido.
Por un momento lo único que puedo hacer es parpadear.
8 —Pero, ¿por qué tú…?
Gabe mira a Sean y algún mensaje sin decir pasa de un hombre al
otro. Gabe repite:
—Ve. Retírate. Encuentra a Mel y trabaja en tu línea temporal antes
de que entres esta noche.
Pero no me muevo.
—Gabe, ¿qué está pasando? —¿Qué pasa? Porque sin duda algo
pasa.
El anciano me mira y por un momento creo que está viendo a
alguien más, quizás a una hija. Le recuerdo a alguien por quien se
preocupaba, alguien a quien falló de alguna manera. La expresión poseída
cuelga en el negro de sus ojos como si estuviera viendo un fantasma.
—Avery, Black sabe lo de ustedes dos. Siempre lo ha sabido, pero lo
toleró. Algo cambió hoy. No sé qué, pero sus órdenes fueron que te
encontrara y recordara que eres de su propiedad, y que usara fuerza
excesiva al hacerlo.
Sean intenta alejarme de Gabe, pero sé que el anciano no nos hará
daño. Además, si estuviera aquí para arrancarme la cabeza, ya lo habría
hecho.
—Sean, no pasa nada. Nos está advirtiendo, y apuesto a que está
arriesgando muchísimo al hacerlo.
Los ojos de Gabe permanecen clavados en los míos. Su voz es de
ruego.
—Algo cambió. Sé que no huirás, pero tienes que alejarte de ella.
Déjalo y aléjate antes de que esto empeore. Alguien va a terminar en una
bolsa antes de que esto acabe y te aseguro que no quiero que seas tú.
Sin otra palabra, Sean agarra mi mano y me entrega las llaves de su
auto.
—Regresa al dormitorio y enciérrate en tu habitación. Ya iré a verte
para asegurarme que estás bien.
—¿Sean? —No me gusta esto. Gabe y Sean intercambian miradas,
como si hubiera algo más que decir pero no quieren decirlo frente a mí.
Parece como si me hubieran empujado del paraíso, hubiera caído y
9 aterrizado con la cara. El latigazo emocional es desconcertante—. ¿Qué
más está pasando? Sabías que Black sabía lo de nosotros, ¿no? Entonces,
¿por qué ella…?
—No, no vamos a hablar de esto ahora mismo. —La mirada de Sean
pasa sobre mí rápidamente—. ¿Dónde está el brazalete?
—En el fondo de mi bolso. No me di cuenta… —No pensé que estaría
rastreándome. Es la primera vez que me doy cuenta de verdad que la
señorita Black no es la mujer de negocios que aparenta ser. He pensado en
ella como una jefa, pero no lo es. Es más que eso, mucho más. Mi
mandíbula se cae abierta. Hay tantas cosas que quiero decir, pero todas
suenan estúpidas ahora. Soy una ingenua. La señorita Black no es
ninguna mujer pasiva intentando ganar dinero rápidamente. Las
acompañantes son su imperio y ella es la reina, lo que me convierte en un
peón.
Sean me observa durante un segundo y tengo la sensación de que el
matrimonio imaginario se desliza entre mis dedos.
—Avery, lo arreglaremos. Tenemos que proceder como si no pasara
nada, como si no lo supiéramos. No viste a Gabe, y no estuvimos juntos
hoy. Ve a su oficina esta noche y actúa como si no te importara. Haz lo que
tengas que hacer para entrar y salir de ahí rápidamente. Si pensara que te
haría daño, de ninguna manera te enviaría allí, pero Black tiene otros
planes. —Mira a Gabe entonces—. ¿Qué quería que hicieras si nos
encontrabas juntos?
—Dar puñetazos y romper unos cuantos huesos, lo suficiente para
hacerse escuchar pero no demasiado para que ella necesitara atención
médica. —Gabe deja de hablar de repente. Hay más, algo que no nos está
contando.
Sean asiente, aferra mis hombros entre sus manos y me mira a los
ojos.
—Escucha, todo va a estar bien. Yo me aseguraré de ello. Llamaré a
Pete y John si tengo que hacerlo. Dios sabe que me deben una. Te alejaré
de ella. Vendrás más tarde y ésta será la última noche que trabajarás para
esa mujer. —Hay una sonrisa leve en sus labios mientras se inclina hacia
delante para besarme y susurrar—: Después de esta noche, serás mía, y
espero que digas que sí.
Me sonríe, besa mi frente y me empuja hacia la puerta.

10
Capítulo 3
Traducido por Nikki leah

E
se es el final de la conversación. Me metí en el auto y estoy de
regreso en la carretera antes de poder pensar. Conduciendo
más allá de las dunas de arena, me pregunto sobre el otro
matón de Black y qué hacer si ese tipo me encuentra. Dios, me siento
enferma. Es como si alguien ha estado jugando ping-pong con mi
estómago. Abro la ventana y avanzo a lo largo de la carretera hasta que
llego a la autopista.
Siento como si estuviera pasando por alto algo que debería ser obvio,
pero no lo veo. Cuando empecé a trabajar para Black, Mel dijo que podía
salirme, que podía tomar un cliente y acabar con esto, pero las cosas no
funcionaron de esa manera. Es como si fuera su única acompañante. Por
11 un segundo, me pregunto cuántas mujeres emplea Black. Siempre he visto
solo a Mel, pero eso no quiere decir que no haya otras chicas. He visto los
gruesos archivos en su escritorio, justo antes de que introdujera los datos
en su ordenador. La operación de Black abarca un montón de dinero, y
tiene una escasez de chicas.
Aun así, algo no sienta bien. No puedo descifrar lo que está mal,
pero se siente peligroso.
¿Hay otra conexión entre todas estas personas? Gabe, Black, Chico
Desnudo, Mel, Henry Thomas, y Sean Ferro. Vuelvo a pensar, tratando de
hacer conexiones entre ellos. Pero, aparte de Henry y Sean, no hay nada
más obvio.
Tal vez soy una psicópata paranoica por pensar de esta manera,
pero siento como si estuviera parada en medio de un tablero de ajedrez y
todos los otros jugadores se están moviendo en sus posiciones. Mi instinto
dice que no tiene nada que ver con ser una acompañante, pero eso no
tiene ningún sentido. Todas estas personas están en mi vida porque soy
una prostituta. No hay ninguna conexión real entre estas personas.
Bueno, eso no es del todo cierto. Hay una conexión entre todos ellos: yo.
Mi garganta se aprieta. ¿Están jugando conmigo? Si es así, ¿por
qué? Quiero decir, soy una don nadie. Si mi nombre apareciera en el
periódico, acusada de un crimen atroz, a nadie le importaría. Y, ¿los
archivos de mis mensajes sexuales? Ser delatada como una prostituta
terminaría mi carrera, pero también arrojaría el culo de Black a prisión.
Sería la ruina de ambas. Así que, ¿por qué iba a hacer eso? No puede ser
eso. Black está tratando de mantener poder sobre mí, y tal vez es por el
dinero y nada más.
Trato de empujar las piezas del rompecabezas una y otra vez en su
lugar, pero no encajan. Soy el único vínculo entre todas estas personas y
también soy la única persona recibiendo toda la mierda. Nadie se mete con
Black, Gabe o Matón #2. ¡Maldición! ¿Cómo diablos es el nombre de ese
tipo? Necesito recordar.
Cuando regreso a los dormitorios, estaciono en la parte posterior del
lugar, corriendo hacia el edificio y la escalera. Para el momento en que
llego a mi piso, estoy sudando y temblando. Con el corazón desbocado,
corro a la habitación de Mel y llamo. Siempre está aquí un par de horas
antes de un cliente, preparándose, pero ella no responde.
En cambio, Asia asoma su cabeza.
—¿Qué pasa, Avery? —Me mira y arquea una ceja—. ¿Estabas
12 enrollándote con algas marinas de nuevo?
¿De nuevo? ¿Qué carajo? Ignorando su comentario mordaz,
pregunto:
—¿Dónde está Mel?
Asia echa a un lado su cadera y descansa su cabeza contra el borde
de la puerta.
—Trabajando. Su jefa la llamó temprano. Dijo que te encontraría allí.
La piel de la parte posterior de mi cuello hormiguea al instante y se
extiende, cubriendo mis brazos y serpenteando alrededor de mi cuello
como una soga. Me quedo ahí de pie tiritando y sin palabras.
Asia mira de vuelta al cuarto oscuro. Está absolutamente oscuro y
una voz que no reconozco llama su nombre. Dice—: Un segundo… —Por
encima del hombro y luego sale al pasillo, cerrando la puerta detrás de
ella—. ¿Qué pasa? Parece que te vas a desmayar. ¿Mel está bien?
Asiento un par de veces y fuerzo una sonrisa. Se siente como una
trampa. Hay letreros de neón iluminando y estallando en mi cabeza, pero
todavía no puedo ver la conexión. Ocultando mi aprensión, consigo un
tono normal e invento algo.
—Sí, todo está genial. Sólo pensé que nos iríamos juntas al trabajo,
eso es todo. No hay problema.
Asia sabe que estoy mintiendo, pero no dice nada. Tiene la mirada
en su cara que mi madre solía tener cuando le decía una mentira
descarada. Asia mete su cabello detrás de la oreja.
—Llámame si necesitas algo, o si Mel lo hace. Estaré por aquí esta
noche. —Ella me guiña y vuelve a entrar, indicándome que no está
bromeando.
—¡Lo haré! —Mi voz es demasiado chillona. Soy una mentirosa
horrible.

13
Capítulo 4
Traducido por Diana de Loera

A
vancé por el pasillo hacia mi habitación y deslicé la llave en la
cerradura. Preferiría estampar mi cráneo contra la puerta,
pero eso no arreglará nada. La idea de que alguien esté
jugando conmigo me enfurece. No pensé que fuera así de estúpida.
Abriendo la puerta de una patada, entro y aviento mis llaves en la mesa
mientras la puerta se cierra tambaleando detrás de mí. Está oscuro,
excepto por la lámpara de lava rosa de Amber brillando débilmente al lado
de su cama. Amber debe haber salido a cenar o algo así.
Un sonido me llama la atención, algo como un pie deslizándose por
la alfombra. Mi piel cosquillea como si no estuviera sola. El sonido fue tan
ligero como la pata de un gato, apenas ahí, pero lo escuché. Girando
14 rápidamente, tanteo la pared, buscando el interruptor de la luz. Mi pulgar
atrapa el borde, así que lo empujo hacia arriba. La luz se vierte desde el
techo a medida que mis ojos se mueven rápidamente a lo largo de las
sombras, escaneando para encontrar una señal de lo que hizo el sonido.
Mis músculos están flexionados, lista para correr o darle una paliza a
alguien. Dios, si Amber está escondida en su clóset, voy a perder el
control.
Mi mirada se desplaza rápidamente hacia un par de tijeras en la
encimera. Las tomo de su lugar y las sostengo como una daga, acechando
lentamente hacia la fuente del sonido. Provino desde el lado de la
habitación de Amber.
Me siento estúpida, porque estoy segura que nadie está ahí.
Probablemente fue una tarjeta cayendo al suelo o algo tonto, porque no
escucho nada más. Está silencioso, excepto por el sonido de mi
respiración.
Caminando lentamente hacia su clóset, alcanzo el pomo y abro de
un tirón. Saltando hacia atrás, sostengo más fuerte las tijeras y las levanto
sobre mi cabeza, esperando tener que apuñalar a alguien, pero no hay
nada ahí. Sólo ropa. No hay pies malvados escondidos detrás de los
vestidos de Amber ni destellantes ojos rojos.
Me tambaleo de regreso y dejo salir un suspiro mientras un temblor
recorre mi brazo. Me siento pesadamente en la cama de Amber e intento
tranquilizarme. Mi corazón está palpitando como loco y apenas si puedo
respirar. De todos modos, ¿qué demonios iba yo a hacer con un par de
tijeras? No creo que tenga las agallas para apuñalar a alguien en la cara si
se redujera a eso.
Esas son situaciones de las que prefiero no pensar, porque parte de
mí piensa que ya he ido tan lejos, que haría cualquier cosa que tuviera que
hacer. Pretender que todavía soy humana, que puedo utilizar mi
razonamiento deductivo para ser más lista que alguien, en lugar de
apuñalarlos hasta la muerte, se escucha mejor. Como si fuera
mentalmente superior a cualquiera. Estoy temblando, intentando
ahuyentar las preocupaciones que pululan a mí alrededor.
¿Y si…? ¿Y si…? Ellas me susurran las palabras una y otra vez.
¡Y si nada! Nadie está aquí. No tengo que pensar acerca de lo que
puedo hacer o haría. Nadie está acechándome y mi imaginación está
sobrecargada. Sólo necesito calmarme.
Voy por mi teléfono y por primera vez, pienso en enviarle un texto a
15 Sean. Quiero decirle que estoy terriblemente asustada y escuchar su voz,
pero sé que no debería. Si Black lo viera, probablemente tendría pruebas
que estamos juntos. Pero si ya lo sabe, ¿a lo mejor no tengo nada que
perder? Estoy cerca de ponerme toda temblorosa y convertirme en un
desastre mocoso. Pero entonces veo el rostro de Gabe y escucho su voz en
mi mente, y no puedo darle a Black más municiones para dispararme. No
puedo escribirle a Sean a menos que de verdad alguien me esté matando.
Me toma un momento poner bajo control a mi yo histérico y marcar
un número diferente. Mel contesta al tercer timbre.
—No puedo hablar ahora, Avery. —Su voz suena entrecortada, pero
no se escucha como si estuviera metida bajo la suela de alguien o que le
estuvieran cortando su cuello. ¿Qué demonios está mal conmigo? Mel
puede arreglárselas ella sola. Yo soy la que está en duda, no ella.
—Voy a renunciar. Ya no puedo soportar esto, Mel. No voy a ir —
espeto.
—Mejor que sí lo hagas. Iré allá y arrastraré tu culo desde ese
dormitorio. Algún imbécil agendó un trío y adivina cuáles nombres fueron
sacados. Estoy aliviada de que seas tú y no Trish esta vez…
Mierda, no sabe que Sean es el tipo que nos contrató. No tengo
tiempo para explicarlo justo ahora.
—Mel, cállate y escucha. Algo extraño está pasando. Estoy
extremadamente asustada. Juro por Dios que siento como si alguien ha
estado en mi habitación.
Ella calla a alguien y hay un momento llenado con el sonido de su
mano sobre el teléfono.
—Revisa mientras estoy al teléfono. Apresúrate.
—Ya lo hice. Nadie está aquí. Nada está fuera de lugar, pero se
siente mal. —Muerdo la punta de mi dedo y doy un vistazo hacia la puerta
una vez más para asegurarme que aún está bloqueada.
—Sólo estás alterada. No te preocupes por nada. Ve a cambiarte en
mi dormitorio si quieres. —Sé que sólo lo está diciendo por ser amable,
pero ambas estamos pensando lo mismo. Alguien estuvo aquí.
Echando un vistazo por todos lados otra vez, intento localizar lo que
ha sido tocado, pero nada resulta obvio. Después de cambiar mi teléfono al
otro oído, le digo:
—Asia se está revolcando con alguien en tu dormitorio.

16 Mel se ríe.
—Bien por ella. Les tomó bastante. Maldición. —Su mano tapa de
nuevo el teléfono antes de añadir—: Me tengo que ir, chica. Te veré en
donde Black en un instante. —La línea queda muerta.
Lanzo mi teléfono en mi cama y camino hacia el baño. Mi corazón
ha reanudado su ritmo normal y estoy empezando a sentirme estúpida por
estar tan asustada. La primera vez que me quedé sola en casa tenía nueve
años y no pude tranquilizarme en todo el rato. Cada ruido era una
amenaza. Al final agarré a nuestro gordo gato atigrado y me refugié en la
cima de las escaleras con mi pequeño corazón palpitando súper rápido.
Pensé que absolutamente iba a morir. El gato, por otro lado, pensó que
estaba loca porque no lo dejé irse de mi lado, pero él no sabía de mi plan
de ataque “gato en la cara”. Definitivamente hubiera funcionado. Un
sorprendido y anaranjado gato de trece kilos y medio estampándose en la
cabeza de algún tipo lo hubiera sacado de equilibrio el tiempo suficiente
para que yo pudiera saltar por la ventana de la habitación. Quizá tengo
demasiada imaginación, pero cuando me asusto, me puedo poner un poco
loca. Como ahora.
Recargándome en el compartimiento de la ducha, abro el agua.
Después de dejarla correr sobre mi mano durante unos pocos segundos,
ajusto la temperatura. Quitándome los zapatos, los lanzo al piso y camino
lentamente hacia el clóset para conseguir mi bata, mi pequeña cesta llena
con jabones y productos para el cabello, y la mejor rasuradora del mundo.
Amber no está aquí. Esto es agradable. No hay señal de Chico Desnudo y
puedo tomarme mi tiempo.
Sean y Gabe me están cuidando. No hay necesidad de preocuparse,
aunque tal vez necesito considerar comprar un nuevo gato de ataque.
Amber no lo notaría.
Dios, mi vida es un desastre. La graduación no puede llegar lo
bastante rápido. Obtendré mi título y finalmente pondré mis cosas en
marcha. Puedo imaginarme ahí, siendo una graduada, y cómo mi vida se
verá después de conseguir mi título. Pienso en esas cosas, en el futuro que
parece estar constantemente desmoronándose mientras salgo de mis ropas
y me pongo mi bata. Mi humor está cada vez más jodido. Necesito exprimir
toda la botella de jabón madreselva. Quizá mezclarlo con guisante dulce y
cálida azúcar de vainilla. Voy a oler como un delicioso coctel de frutas.
Definitivamente necesitan hacer un gel de baño con aroma a pastel.
Probablemente me comería la botella. Mmmm. Pastel.
Suspirando, coloco la cesta de exquisiteces en la repisa dentro de la
17 ducha, antes de cerrar la puerta. La pequeña habitación luce como el
interior de una nube a medida que el vapor sale de la cabina.
Mi mirada finalmente alcanza el espejo. Cada pensamiento
desaparece de mi mente cuando el pánico regresa, con toda su fuerza,
ahogándome. El vapor se arremolina en el aire húmedo, empañando el
vidrio, mientras lentamente aparecen unas letras.
TEN MIEDO.
Capítulo 5
Traducido por SoleMary

O
bservo sin parpadear a medida que las palabras se forman
frente a mis ojos. Por medio segundo me pregunto si Amber
está jodiendo conmigo, pero no hay forma. Ella no escribiría
esto. Los bordes de las letras empiezan a gotear por el vidrio. Mi cuerpo se
tensa mientras mis brazos empiezan a temblar. Antes de poder pensar,
reacciono. Mi mano borra las palabras y el vapor cubre el vidrio.
Riachuelos escurren del espejo y humedad se aferra a mi mano.
Permanezco allí de pie, congelada por un segundo, y entonces huyo
del baño y corro al pasillo. Golpeo la puerta de Asia como una lunática y
honestamente no tengo idea de lo que voy a decir, porque todo suena como
una locura.
18
Asia se asoma a través de la rendija de la puerta. Su rostro está
ruborizado y su cabello es un desastre.
—Escogiste un muy mal momento.
—Esto va a sonar loco, pero, ¿pueden venir a mi habitación?
Asia me da una mirada realmente extraña y casi cierra la puerta en
mi cara. Me las arreglo para quitar mis dedos del espacio entre la puerta y
el marco antes de que ella la cierre.
—¡Ahhh! No quise decir eso.
Ella abre la puerta un poco más y luce realmente enojada.
—Habla rápido, Avery.
—Alguien está jugando conmigo y parece que solo lo hacen cuando
estoy sola. Necesito alistarme para el trabajo y mi compañera de cuarto no
está. ¿Pueden venir y pasar el rato en mi habitación? Pueden quedarse allí
el resto de la noche.
—Íbamos a quedarnos aquí el resto de la noche.
—Sí, pero Mel regresará alrededor de las dos. Te daré mi habitación
hasta mañana. —Le doy mi mejor cara de cachorrito y coloco mis manos
juntas bajo mi mentón. Mendigar se ve impresionante en mí.
Sus ojos se desplazan de arriba hacia abajo como si lo estuviera
considerando.
—¿Y qué pasa con tu compañera?
—Ella está bien con eso. —Principalmente, porque ella no lo sabe,
pero bueno, Amber me ha dejado fuera las veces suficientes y esto es
totalmente meritorio. Dejando caer mis manos, me enderezo—. Por favor,
Asia. Solo estaré allí por media hora y luego el lugar es suyo.
Ella pone sus ojos en blanco y mira hacia atrás a la cama.
—Espera. —Asia cierra la puerta y escucho su voz amortiguada a
través de la pared. Un momento después, reaparece vistiendo una bata de
baño con un chico alto detrás de ella. Él toma su mano y se inclina,
presionando besos en su cuello. Aparentemente no tener cama no es un
problema para él, porque continúa besándola como si siguieran solos. Las
manos de él se deslizan alrededor de su cintura desde atrás y toma sus
19 pechos por encima de su bata. Asia gime mientras inclina su cabeza a un
lado antes de responder—: Trato hecho. Estás sin casa hasta las 10 am.
—Hecho. —Santa mierda, esto es incómodo. Ellos tienen muchas
más muestras de afecto que yo. La forma en que se comportan hace que
me sonroje. El chico hace lo que quiere y Asia lo deja. Sin importar que
estén en medio del pasillo.
Corro a mi habitación. La ducha sigue abierta. Me zambullo antes de
ver mucho más y me visto lo más rápido posible.
Los sonidos de sexo me llegan a través de las paredes a medida que
me pongo mi ropa interior y medias. La señorita Black seguro comprobará
todo aunque Mel y yo en realidad no vayamos a tener un trío. Después de
aplicar mi maquillaje, tomo mi bolso y salgo de inmediato, pero no sin
antes ver a la dulce y dócil compañera de cuarto de Mel haciendo cosas
pervertidas. Necesito refregar mi cerebro con lejía. Soy una prostituta y lo
que acabo de ver haciendo a Asia me deja conmocionada.
Eres una mala prostituta, me dice una pequeña voz.
Sí, ese es mi problema.
Oh rayos, ahora estoy teniendo una conversación conmigo misma.
Gruño a medida que corro por las escaleras con mis zapatillas deportivas
puestas y mis tacones de prostituta en la mano. Después de encontrar mi
auto, conduzco a donde Black lo más rápido posible. No quiero estar sola y
estoy tan asustada que prefiero estar alrededor de ella que sin nadie en
absoluto.
Cuando salgo del ascensor, Gabe está ahí. Él no me mira, pero me
sigue el paso y dice en voz baja:
—Voy a cubrirte las espaldas. Ferro destrozará este lugar
buscándote si no llegamos a tiempo esta noche, así que no te tardes, y
Avery. —Lo miro y trago fuerte—. No la hagas enojar. Ella no está de
humor y si no lo supiera mejor, pensaría que alguien la tiene por las bolas.
—Gabe de repente se desvía por un pasillo diferente sin una explicación
más extensa de nada.
Me dirijo a la oficina de la señorita Black y puedo oírla hablando con
alguien al teléfono. Su voz me llega a través de la puerta.
—Soy bien consciente de eso y puedes estar seguro que eso no va a
suceder. Sé lo que estoy haciendo. Sí, bueno… —Su voz se corta de forma
abrupta. Gabe debe haberle dicho que estaba aquí, eso o ella puede ver a
través de la madera.

20 Cuando me acerco más a su puerta, la encuentro entreabierta. Miro


adentro sin abrirla.
—Deja de espiar, Avery. Es de mala educación. —La señorita Black
se pone de pie y camina hacia mí. Está vestida con esmero y parece
completamente respetable. Nunca sabrías que se gana la vida vendiendo
sexo. Me chasquea los dedos—. No me gusta ese vestido, así que espero
que tengas algo mejor por debajo.
Sé que es mejor no decir nada. El pequeño vestido negro es bonito
con un cuello amplio y una falda suelta. No clama prostituta. Al parecer,
las dos no podemos lucir respetables. Black estrecha los ojos y me lanza
una mirada de disgusto, seguida de un suspiro más que dramático.
Maravilloso. Está incluso peor de lo que Gabe dijo.
Odio esto, pero lo hago de todas formas. Buscando un costado, bajo
la cremallera de mi vestido y doy un paso fuera de él. Estoy usando un
sujetador de media copa negro con pequeños ribetes púrpuras a lo largo de
las copas. Estoy prácticamente desbordándome de ellas. La parte inferior
consiste en una atrevida braga negra con un lazo justo sobre mi desnudo
trasero. Éste me ha estado haciendo cosquillas cada vez que doy un paso y
dado que rascarse el culo es un faux pas1 de la moda, me ha estado
volviendo loca.
—Gira —ordena Black con su mano sobre su mentón y una mirada
de pura molestia en su cara. Deja escapar un irritado suspiro cuando ve
mi espalda—. ¿Qué es esto? —Alcanza el lazo y le da un tirón, casi
derribándome—. Te dije que solo vistas bragas hilo. Éstas no son lo
suficientemente buenas. Nadie quiere ver tu trasero cubierto con un lazo,
Avery.
La señorita Black camina a su escritorio y abre un cajón. Cuando
regresa ni siquiera me mira. En cambio, toma unas tijeras y corta dos
veces. La pieza de tela de la que estaban hechos mis lindos y pequeños
pantis cae al suelo. Quiero cubrirme y gritarle, pero no lo hago.
Permanezco rígida y miro fijamente hacia delante, cantando para
mis adentros: Cállate, Avery. No digas una palabra. No te resistas. Sólo
mira fijamente hacia delante. Es el tema de mi canción o juro por Dios que
la golpearía.

21

1 Faux pas: al español, traducido como “falso paso” o “metida de pata”.


Capítulo 6
Traducido por Apolineah17 y HeythereDelilah1007

E
stoy tan molesta y soy tal desastre emocional que
definitivamente podría arremeter contra ella.
La cosa es que, creo que Black me mataría y metería mi
cabeza en su cajón de la engrapadora antes de poder lanzar un puñetazo.
En realidad tener habilidades increíbles no es para nada como las cosas
caricaturescas de autodefensa que sé, lo cual está compuesto de dos
cosas: caer al suelo y gritar. Mierdas como esa no ayudan cuando tu jefa
corta tu ropa interior en medio de su oficina.
Black se acerca a su armario y saca una bolsa de ropa oscura.
Levanta la vista hacia mí.
22 —Voy a descontar esto de tu cheque. —La extiende hacia mí. Doy un
paso hacia ella como si fuera totalmente normal caminar por ahí en
tacones, ligueros y sujetador. No importa que mi vello púbico no esté
cubierto. Por lo menos no debería, no por ahora, no si estaba haciendo lo
que se suponía iba a hacer, pero ya que el único cliente con el que he
estado es Sean, todavía me molesta.
—Deja de estar malhumorada y póntelo. —Me grita nuevamente,
antes de sentarse en el borde de su escritorio y cruzar los brazos sobre su
pecho.
Saco el vestido de la bolsa y me las arreglo para morder mi lengua.
No hay nada que hacer. Quito la ropa de la percha y me la pongo. Al
parecer me estoy tomando demasiado tiempo porque la señorita Black
resopla y golpea mis manos.
—Déjame hacerlo. Honestamente, Avery, no tengo idea de cómo
puedes ser tan absolutamente incompetente y tan deseable al mismo
tiempo. Parece que todo el mundo está preguntando por ti últimamente.
He estado teniendo problemas vendiendo a alguien más en tu lugar.
Ella les da un tirón a mis chicas, haciendo que mis ojos se salgan de
órbita, moviéndolas bajo el vestido. Es horrible. Espero que sea atropellada
por un camión más tarde. Trato de concentrarme en lo que dijo en lugar de
lo que le está haciendo a las chicas.
—¿En mi lugar? ¿Por qué, alguien trató de reservarme esta noche,
además del señor Ferro?
La señorita Black pasa su mano a lo largo de mi sujetador y alisa la
tela. El escote baja formando una delgada V que va por mi pecho y cae
hasta mi cintura. Este es un vestido de prostituta. Es pegado a la piel,
demasiado corto y con la espalda al aire.
Su mirada se mueve hacia la mía.
—Por supuesto. Cada cliente que has tenido te quería, además de
algunos otros. Tu reputación se está extendiendo, lo que es maravilloso.
Todos te quieren. He recibido varias llamadas de clientes, nuevos y viejos,
que quieren reservarte al mismo tiempo. Es luna llena o algo así. Conseguí
que el resto acepte a alguien más, pero un hombre insistió en tenerte y
pagar por ello. No podía decirle que no.
—¿Me reservaste doble? —Sueno horrorizada.
La señorita Black responde sin mirar mi rostro. Sus ojos recorren mi
23 cuerpo, mirando el nuevo vestido.
—No es gran cosa, sólo ve a la segunda habitación antes de salir de
la ciudad. Él dijo que esperaría por ti. Le expliqué que tenías una
obligación previa.
Mi mandíbula está crujiendo y estoy bastante segura que mi cabeza
está lista para girar sobre mis hombros.
—Señorita Black, en realidad quería hablar contigo. —Mi jefa levanta
la mirada y sé que tengo su completa atención. No seas tímida, Avery.
Escúpelo. Cuadrando mis hombros, digo—: No creo que pueda hacer más
esto. Quiero decir, si esta noche no estuviera con Mel, no sé lo que habría
hecho.
Ella me da vuelta y tira del vestido en su lugar en mis hombros y
alisa la tela aún más mientras pasa sus palmas sobre mis caderas, antes
de golpear mi trasero.
—Te dije que bajes de peso. Esto se está convirtiendo en un
problema.
¿Acaba de decir que estoy gorda? Parpadeando, niego con la cabeza
y la miro fijamente.
—¿Me escuchaste? Ya no quiero hacer esto.
La señorita Black se aleja de mi espalda y camina alrededor para
quedar de frente a mí. Hay una sonrisa agradable en su rostro, muy
similar a la que tenía la primera vez que la conocí.
—Avery, querida, ¿sabes la cantidad de dinero que harás si
seguimos reservando cada uno de estos hombres una vez a la semana…
incluso una vez al mes? Tu cheque de pago semanal irá bien en el
territorio de los sueños y todo lo que tienes que hacer es mantener a estos
hombres ricos rogando por más. No tengo idea de cómo lo haces, pero ellos
evidentemente te quieren. —Cruza los brazos sobre su pecho mientras se
queda viendo mi escote. Empuja mi teta izquierda, como si no estuviera en
el lugar correcto.
¿Qué acaba de pasar? Renuncié dos veces y ella básicamente me
ignoró.
—Señorita Black…
Antes de que pueda decir otra palabra, ella camina hacia mí, lo
suficientemente cerca como para besarme, y presiona su dedo en mis
labios. Su voz es un susurro letal.

24 —Si tan sólo supiera cómo lo hiciste, podría mostrarle a cada una de
mis chicas y habría más dinero del que cualquiera de nosotras alguna vez
soñó, más dinero del que harías en toda una vida, Avery. Hay algo sobre ti
que hace que estos hombres te anhelen y estén dispuestos a pagar
cualquier precio por tenerte a ti saciando su lujuria, pero de alguna
manera siempre los dejas con ganas de más. Y ellos quieren mucho más…
—Sus oscuros ojos están en mi boca y el movimiento ha pasado de raro a
totalmente incómodo. Los perfectos labios rojos rubí de la señorita Black
tiran en una sonrisa a medida que su dedo se desliza lejos.
Me quedo allí inmóvil, preguntándome qué quiere decir con eso. Sus
largas pestañas oscuras bajan y permanece demasiado cerca durante
demasiado tiempo, respirando profundamente con los labios entreabiertos
como si quisiera decir algo más.
El sonido de estática me salva. Black pone los ojos en blanco y se
gira nuevamente hacia su escritorio.
—Mel está aquí.
La voz de Gabe a través del intercomunicador es indiferente y
carente de emoción.
¿Qué? Mel se suponía que ya estaba aquí. ¿De qué demonios está
hablando Gabe?
Un momento después, Mel está en la puerta.
—Hola, señorita Black. —Salta dentro de la habitación con una
sonrisa falsa para ocultar sus nervios. Mel no tiene miedo de nadie, pero
teme a Black. Mel está usando un coqueto vestido rojo similar al que tenía
puesto antes de mi reprimenda vergonzosa. Ella gira y éste flota en un
círculo, mostrando sus ligueros y sus nuevas bragas—. ¿Qué piensas?
—Es perfecto, Mel.
Mi mandíbula cae abierta y hago una mueca.
—¡Qué! ¡Ese es justo igual al vestido que tenía puesto!
—Sí, querida, pero Mel usando un vestido lindo es irónico, mientras
que en ti, simplemente es lindo y lo lindo no vende.
Mel me observa y silba.
—Jodidamente sexy, Avery. Ese vestido es intenso. Me gusta cómo
los pequeños trozos de encaje morado se asoman de tu sujetador. Esa es
una apariencia caliente.
Quiero estrangularla. La señorita Blake sonríe.
25
—Parece que uno de los talentos de Avery es provocar, así que
debería resaltar hasta la anticipación, ¿no crees?
—Demonios, sí. Tendría sexo contigo mientras te veas así. —Mel y
Black se ríen a medida que ambas se dirigen a la mesa fuera de su oficina.
La conversación continúa, pero las palabras que Sean dijo regresan a mí.
Él piensa que le gusto a Mel, pero no siento ese tipo de vibra viniendo de
ella. Mel bromea, eso es todo. No habla en serio.
—Entonces, ¿a quién vamos a tener? —pregunta Mel, mientras
Black la evalúa. A ella no le pide que se desvista. Supongo que el
tratamiento manual es sólo para mí. ¿Qué demonios?
—El señor Ferro —dice la señorita Black con calma, a medida que
saca los papeles y los desliza hacia a nosotras sobre el escritorio.
Mel casi se ahoga, pero se recupera rápidamente y no me mira.
Gime, como si no quisiera ir, y se recuesta de vuelta en su silla.
—Ese hombre está jodido, señorita Black.
—Me doy cuenta de eso, pero él las pidió a ambas y dijo que estaba
impresionado con tus servicios previos. El precio era bastante alto, pero lo
pagó, por lo tanto, tal vez no te moleste tanto. —Le da un guiño a Mel y
desliza un pedazo de papel hacia ella.
Mel está a media frase al mismo tiempo en que recoge el papel.
—No hay ninguna cantidad de dinero que pueda hacerme querer
regresar a la… Mierda. ¿Es en serio? —Mel sabe actuar, eso es seguro. Se
ve completamente sorprendida.
Black sonríe serenamente.
—Sí, así que déjenlo hacer lo que sea que se le ocurra.
—Trato hecho. —Mel se endereza y agarra un bolígrafo—. ¿Dónde
firmo? —La señorita Black señala y Mel garabatea su nombre.
—Estos son para la próxima semana. Más de lo normal. —La
señorita Black le pasa los papeles a Mel y ella los firma para otro par de
citas—. Y señorita Stanz, aquí están sus clientes. —Ella empuja un papel
hacia mí. Son nombres, no contratos, porque ya no puedo estar de
acuerdo con nada. Voy a donde ella me dice, y hago lo que sea que el tipo
este quiera. No tomo el papel.

26 Inhalando profundamente, me enderezo y defiendo mi punto.


—Estaba hablando en serio, señorita Black. No puedo seguir
haciendo esto. El señor Ferro es mi último cliente. —De repente, no tengo
idea de qué hacer con mis manos, así que las doblo sobre mi pecho.
La señorita Black me sonríe. Está sentada al otro lado de la mesa de
donde está Mel, con sus largas y delgadas piernas cruzadas sobre la
rodilla, con un pie rebotando de arriba para abajo. Ella golpea el papel una
vez con su bolígrafo.
—Ya veo. ¿Y no hay nada que yo pueda hacer para que cambies de
opinión?
—No.
—¿No hay alguna cantidad de dinero que pueda ofrecer para hacer
más tentador el que te quedes? —Mel observa la conversación sin hacer
comentarios, pero su cabeza gira de lado a lado como un perro observando
un partido de tenis.
El miedo hormiguea sobre mi piel, pero mi voz es firme.
—No es acerca del dinero. Ya no puedo seguir haciéndolo. No estoy
hecha para esto.
La señorita Black sonríe tensamente antes de voltear su mirada
hacia Mel.
—Bueno, no podemos hacerte quedarte, señorita Stanz. Aunque te
alentamos a hacerlo encarecidamente. —Hay algo amenazador en su tono.
Contradice por completo a la sonrisa delgada sobre sus labios.
Miro a Mel, pero ella sólo parece estar tan sorprendida como yo.
Dirigiéndome hacia Black, pregunto:
—¿Qué estás diciendo?
La señorita Black se levanta, de modo que quedamos cara a cara. Su
mirada es intimidante, pero no desvío la mía y no retrocedo. Cuando Black
habla, está tan cerca de mí que su aliento mentolado acaricia mi cara.
—Que tu vida va a ser mejor si trabajas aquí, y peor si decides irte.
—Su boca abraza cada palabra tensamente, como si fuera simplemente
una declaración, y nada más. Una sonrisa se extiende por su cara e
instantáneamente manda una sacudida helada que se desliza por mi
espalda.
Gabe me había dicho que me fuera de aquí tan rápido como pudiera.
27 Me estoy quedando sin opciones. Ella no va a dejarme renunciar y hablar
no me está llevando a ninguna parte. Desearía poder decir algo más, pero
no se me ocurre nada. La única manera de salir es llegar un acuerdo con
ella, así que eso es lo que hago.
—Tal vez tienes razón. Tal vez más dinero va a hacer esto más
tolerable. —Mi mirada cae al piso y la señorita Black se inclina hacia mí, y
toca mi hombro ligeramente.
—Excelente. Sabía que podía contar contigo, Avery. Vas a ser una
mujer muy rica cuando todo esto termine. Sólo espera. Tu sueño de
convertirte en terapeuta matrimonial va a parecer trillado en comparación.
Sus palabras son como púas. Cada una arrojada con precisión
directamente hacia mí. Su intención en empequeñecer mis sueños, y
mostrarme que puedo tenerlo todo si me quedo con ella. Black sabe que
me está perdiendo, que ya no quiero estar aquí, así que está zarandeando
la lógica frente a mi cara. Es difícil de ignorar cuando tiene tanto sentido.
He trabajado monumentalmente por mi diploma. Es un pedazo de papel
que me permitirá conseguir otro pedazo de papel que me permitirá
convertirme finalmente en lo que siempre he querido ser. Cuando era más
joven, podía verme a mí misma en una gran casa vieja con una pequeña
oficina en su costado. Habría un esposo y un bebé dentro. Habrían sueños
y yo estaría satisfecha al pensar en mi vida de clase media, e intentando
mantenerme a flote como todos los demás.
Pero lo que ella acaba de decir, las cosas que me está ofreciendo,
hacen que esos sueños sean muy frágiles. He estado caminando sobre
hielo quebradizo durante un tiempo, y se ha estado volviendo cada vez
más delgado. Un paso en falso lo destruiría todo. De alguna manera, las
cosas que tuve por certeras alguna vez me han sido arrebatadas. Un
rumor, un lugar equivocado en el momento equivocado, o una simple
acusación podrían arruinarme y estaría peor a como estoy ahora. Sola, no
tendría ninguna manera de mantenerme por mi cuenta. Cada aspecto de
mi vida podría estabilizarse si dijera que sí y empezara a trabajar aquí.
Podría tener mi propia fortuna, y no sería el sujeto de los caprichos de
otros. Eso es lo que Black me está ofreciendo, y tiene tanto sentido que
duele. Ella sabe exactamente qué decir, dónde golpear.
Durante un segundo, miro a Black. Mis palabras están destinadas a
encontrar un punto suave en su armadura, el anhelo por una vida que
dejó escapar.
—¿Cuáles fueron sus sueños cuando tenía mi edad? ¿Qué es lo que
28 quería ser, señorita Black? —Mi tono implica que no había manera en la
que hubiera escogido este trabajo, pero la mirada en su rostro dice lo
contrario.
Dando unos pasos hacia mí, su voz adopta un tono preocupado que
suena demasiado maternal como para estar viniendo de su boca.
—Soñaba con tener poder, y estaba dispuesta a hacer todo lo que
fuera necesario para asegurar mi futuro. Serías una tonta si no haces lo
mismo. Al final, la única persona de la que puedes depender es de ti
misma. Las personas vienen y van, nacen y mueren. La única constante en
tu vida eres tú.
La sensación de entumecimiento se apodera de mí como si fuera un
veneno, dando tumbos desde las puntas de mis dedos hasta mis pies. A
penas puedo moverme. Black ha encontrado algo que me aterroriza más
que los espacios pequeños, y esta vez cuando un ataúd imaginario pasa
frente a mis ojos, no estoy atrapada dentro.
En vez de eso, estoy en un funeral dentro de una casa, mirando
hacia abajo a Sean.
Capítulo 7
Traducido por âmenoire

Y
a no soy normal. En algún momento podría haber sido
convencional, pero ahora ya no. Hay demasiadas pesadillas
que caminan a la luz del día y Black justo señaló mi peor
miedo. Apenas sobreviví la muerte de mis padres. No podría soportar la de
Sean, y aun así, todos deben morir. Es cuestión de cuándo y cuánto
tiempo nos queda. No creo que otras personas piensen sobre la muerte de
la forma en que yo lo hago. Algunas veces imagino la peor cosa posible,
tratando de prepararme para ello, así nunca me sentiré fuera de balance
de nuevo.
El día que mis padres murieron fue inesperado. No hubo nada que
me preparara, nadie que me apoyara. En momentos como ese, una
29 persona descubre cuán fuerte es y he empezado a pensar que no soy débil.
Lo superé y todavía puedo sonreír. Viví a través de la tragedia y todavía
respiro. Llegué al mañana y las cosas comenzaron a lucir más brillantes,
pero Black diciendo eso, sugiriendo que un día estaré sola de nuevo, me
llegó hasta el centro de mi ser. Encontró mi debilidad.
Dejamos el edificio sin otra palabra. Gabe tiene la limosina
esperando al frente, así que Mel y yo nos deslizamos dentro y salimos del
frío aire nocturno. Suspirando, inclino mi cabeza hacia atrás contra el
asiento mientras Gabe nos conduce en silencio.
Mel finalmente habla.
—No dejes que se meta en tu cabeza. Eso es lo que trata de hacer,
Avery. Échala de ahí.
Desearía que fuera así de simple, pero las palabras de Black han
plantado una semilla en mi mente. La idea ya está creciendo, enredándose
alrededor dentro de mi cabeza como una maleza descontrolada. No la
quiero ahí, pero ella dijo la verdad. La idea de perder a Sean me aterroriza.
No puedo regresar a esa vida donde apenas me mantenía junta. No soy lo
suficientemente fuerte para pasar a través de eso otra vez.
—Lo sé, pero sabía lo que hacía y dio directo en algo que me asusta
más que nada. Lo estúpido es que no tenía idea que estaba ahí. Quiero
decir, siempre decía que mi más grande miedo era estar atrapada dentro
de un clóset o algo así. Me tomó por sorpresa, eso es todo, y hubiera sido
más fácil ignorarla si no fuera verdad.
—La gente entreteje la verdad entre las mentiras todo el tiempo,
Avery. Es la mejor manera de derrumbar a alguien, y eso es lo que Black
intenta hacerte. —Mel levantó la mirada hacia Gabe. Sus ojos se alejaron
de él, como si tal vez no debería estar diciendo esas cosas frente a él.
—Gabe no repetirá nada. Di lo que sea que pienses. —Me recosté en
el asiento, tratando de evitar que mi trasero se asome por debajo de mi
vestido demasiado corto.
Gabe mira de vuelta hacia nosotras y asiente una vez.
—No escuché nada. —Mira hacia delante al tráfico.
—Primero que todo, me siento culpable. No tenía idea que las cosas
resultarían de esta manera. Lo siento, Avery. Realmente lo siento. Y sin
importar lo que diga, sin importar lo que te cuente, no te hundas más
30 profundo en esta mierda de lo que ya estás. Nunca saldrás y eso es lo ella
quiere. No tengo idea por qué, pero Black te quiere. Es personal. Si cedes y
te quedas, nunca saldrás.
Estoy mirando el suelo mientras ella habla. Mel tiene un buen punto
y quiero decirle que está en lo correcto así dejará de preocuparse por mí.
—Mel, no voy a regresar después de esta noche. Ésta es la última
vez.
—Avery —hay un tono de advertencia en su voz—, no puedes
desechar a Black así nada más.
Mirándola por el rabillo de mi ojo, pregunto:
—Entonces, ¿cómo lo dejo, Mel?
—No lo sé. Justo ahora tienes demasiados clientes preguntando por
ti. Sabe lo mucho que vales y lo que significa perderte. Eres irremplazable
en su cabeza. Eso dijo esta noche. —Le doy una mirada extrañada porque
no pensé que escuchara esa parte de nuestra conversación. Mel no estuvo
ahí la mayoría de ella. Ella pone sus ojos en blanco y resopla—. Estaba
escuchando tras la puerta, ¿está bien? Te dije que estaba donde Black y lo
estaba. Sólo que, todavía no estaba en su oficina.
—¿Qué estabas haciendo? —Por cómo sonaba, Mel estaba haciendo
algo que no debería.
Ella sacude su cabeza.
—Nada sobre lo que necesites saber. Estás en suficientes problemas,
pero sólo digamos que escuché algunas cosas que te dijo en privado, de
acuerdo, y no me gusta esto, Avery. —Mel se estremece y frota sus manos
sobre sus brazos—. Algo no está bien, ya no. Quiero decir, obtener tantas
requisiciones es extraño. Tu precio se eleva hasta el cielo y ellos se retiran
o se van porque no pueden afrontarlo. ¿De dónde demonios obtienen estos
chicos su dinero? Deberías ser inalcanzable para este momento.
—Tal vez Black inventó todo y el único tipo preguntando por mí una
y otra vez es Sean.
Ella asiente y toca sus labios con su dedo, sin pestañear.
—Black nunca me dijo eso, pero bueno, yo no he tratado de irme.
Por un segundo, temo que todavía se siente culpable. No puedo
leerla cuando está tan tranquila y callada.

31 —No hay manera que lo hubieras sabido.


Ella asiente de nuevo, rebotando su cabeza lentamente de arriba a
abajo, todavía aturdida. Gabe nos deja frente al hotel y se aleja. Mel y yo
caminamos a través del vestíbulo sin una palabra. Hay tantos ojos sobre
mí, evaluándome y preguntándose qué clase de prostituta soy para vestir
este vestido. Hace que mi pulso se acelere pero me las arreglo para
mantener mi postura confinada y mantener mi cabeza en alto. Este es un
juego, esta fachada no es quien soy, es una ilusión.
Mel y yo nos subimos al elevador hasta el piso de Sean antes de salir
y dirigirnos por el pasillo. Ahí es cuando las palabras salen a borbotones
de la boca de Mel.
—Estaba equivocada, tan jodidamente equivocada al meterte en
esto. Dije que no era una madrota, que no hacía mierdas como ésta y aquí
está haciéndolo. Avery, juro por Dios…
La voz de Mel suena tensa y sus ojos tienen esa mirada cansada que
tan frecuentemente acompaña a la culpa. Esto no es su culpa, sin
importar lo que suceda, nunca la culparé. Me detengo abruptamente,
agarró los hombros de Mel y la miro a los ojos.
—No hay manera que supieras que Black era así. Te creo. No eres
responsable de lo que sea que pase después. Soy yo la que acordó venir,
soy la que se apuntó para ser esto y soy la que tendrá que lidiar con las
consecuencias. No es tu culpa Mel.
Su mirada cae hacia un costado, como si no pudiera mirarme a los
ojos, lo que es extraño para Mel.
—Yo te llevé ahí y te dije que era seguro. Lo jodí, Avery. —Está
enojada consigo misma y molesta por mí. No hay forma de decir lo que
pasará o que tan difícil será desafiar a Black, pero sin importar lo que
suceda, no es su culpa. Esta fue mi decisión, no suya.
—Mel, esa noche cuando me pediste ir y conocer a tu jefa, pude
haber dicho que no y no lo hice. Después que descubrí qué trabajo era,
pude haber dicho que no. Tuve la oportunidad de decir que no y alejarme
tantas veces. El hecho es que, tomé el trabajo y nada de lo que dijiste me
hizo hacerlo. Todo estará bien. No te preocupes. —Esa era una gran y
gorda mentira. No tenía idea de cómo resultaría todo. Sentía como si
tuviera a una manada de gente molesta rugiendo y rodeándome. Black
puede lanzarse contra mí con sus colmillos descubiertos en cualquier
momento. Con mi suerte, será mañana.
La voz de Sean llega desde encima de mi hombro.
32
—¿No te preocupes sobre qué?
Capítulo 8
Traducido por Iarii y Selene1987

C
uando me doy la vuelta, sus ojos me repasan, persistiendo
audazmente en lugares que no deberían. Golpeo su pecho y
le regaño.
—¡Basta!
Sean sonríe con tantas ganas que hoyuelos aparecen en sus
mejillas. Oh, Dios. Son como pequeños imanes lamibles y me están
tirando. Él podría recitar un poema sobre búfalos en este momento y no
tendría ni la menor idea de lo que hubiera dicho.
Sean presiona su dedo en la punta de mi nariz, haciéndome
parpadear.
33
—Si no quieres que te mire así, entonces no deberías haberte puesto
ese vestido.
—Yo no lo hice. Black me hizo cambiar.
Su sonrisa se amplía.
—Entonces, esto debería ser divertido. —Toma mi mano y presiona
un beso en el dorso de mi mano, haciendo que mariposas hagan erupción
en mi estómago. Es una respuesta de colegiala y aunque trato de
aplastarla, todavía suelto una risita. La sonrisa pícara de Sean cambia
ligeramente, pero aún no me quita los ojos de encima. Tendiéndole la otra
mano a Mel, dice—: Vengan, damas. Tengo toda nuestra noche planeada.
Mel me lanza una mirada extrañada y desliza su mano en la suya.
Seguimos a Sean a la habitación y dejamos que la puerta se cierre detrás
de nosotros. Sean deja caer la mano de Mel y aprieta la mía una vez antes
de soltarla.
—Avery, necesito hablar contigo acerca de antes, pero por cómo
suena, ya sé lo que está pasando.
—¿Qué quieres decir? —pregunta Mel a medida que se sienta en la
silla junto a la mesa—. ¿Qué pasó antes?
—Uno de los chicos de Black nos vio juntos —explica Sean—. Gabe
se presentó y advirtió a Avery antes de que las cosas se pusieran feas. Su
empleadora piensa que ustedes son como platos descartables.
—No, no creo que ese sea el problema —explico—. Black está
haciendo algo. Traté de renunciar esta noche y ella no me dejó.
—Cuéntame lo que pasó y no dejes nada fuera. —Sean se inclina
contra la pared y se cruza de brazos sobre el pecho. Lleva un traje oscuro
con la camisa todavía abotonada hasta el cuello y una corbata azul
negruzco. Parece que estaba en el trabajo, eso o se vistió elegante para la
ocasión, cosa que da risa ya que dijo que nos estaba dando una noche
libre. Cuando llego al final de mi historia, Sean no se mueve. Se queda
mirando fijamente en el espacio y la única manera que puedo decir que él
está vivo es por el endurecimiento de su mandíbula. Estoy bastante segura
que podría arrancar la cabeza de un pollo en este momento.
Mel suspira y mira por la ventana. Ella no es tan estúpida como
para meterse con Sean cuando está a punto de estallar. Sí, pero yo sí.
Alcanzo un caramelo de menta del plato y le pego en su pecho. Deja un
poco de azúcar en polvo en mis dedos, así que lo chupo y luego agarro
34 otro.
—Estos están buenos.
—Avery, para. —Sean inhala lento y profundo.
No menciono las últimas palabras que Black me dijo o la
conversación con Mel en el auto. Eso sería demasiado para él y eso me
preocupa. Sean no sabe lo que me hace o cuán apegada me he vuelto a él,
pero Black lo ve. Trato de restarle importancia a la situación para difundir
un poco de su tensión.
—Sean, no es tan malo. Sólo tengo que salir y hacerla que no me
quiera más. Planeé no presentarme, pero Mel dijo que era…
—Una idea estúpida —termina Mel la oración por mí.
—Sí, así que supongo que tengo que pasar al plan B y encontrar la
manera de ser despedida. —Me encojo de hombros y vuelvo a la jarra de
mentas. ¿De dónde viene toda esa falsa confianza? Hace dos segundos, me
sentía como si no pudiera hacer frente a Black y ahora estoy hablando de
manipularla hasta que me despida como si nada.
Sean se para detrás de mí. Siento su cálido aliento sobre mi hombro.
Dios, huele bien.
—Entonces, ¿quieres dejar de trabajar para Black?
Volviendo, lo miro de frente y asiento.
—Sí, resulta que todavía tengo un corazón y está en otro lugar.
Sean intenta no sonreír.
—Así que, ¿iba a decir que sí, señorita Smith?
—Depende de lo que me iba a preguntar, señor Jones. —Estoy
mirándolo directo a los ojos y preguntándome si podemos tener un futuro
juntos. Lo quiero más que a nada, pero no lo sé. Hay tantos obstáculos en
el camino y ambos tenemos mucho equipaje. Parece imposible, pero
cuando Sean está conmigo no se siente de esa manera.
Mel se atraganta y golpea su cabeza sobre el escritorio. Sean y yo la
observamos. Cuando levanta la cabeza, ella nos regaña.
—Gente, compartan esa mierda de acaramelados en otro momento.
Tenemos problemas en este momento.
Ella golpea ligeramente su dedo firmemente sobre la mesa para dar
énfasis.
Sean se aclara la garganta y se aleja de mí como si hubiera sido
35 atrapado haciendo algo mal. Como si mostrar afecto es un delito penal.
—Entonces, permítanme asegurarme que entiendo lo que quieres
hacer, Avery. ¿Tu plan es ir con Black, aceptar los clientes y ser tan
horrible que no te querrán de nuevo? —Sus cejas se levantan pero se las
arregla para preguntar sin reír o estrangularme.
Mel pone los ojos en blanco y dice—: Sí —al mismo tiempo que yo
digo—: ¡No!
Los dos me miran. Suspiro dramáticamente y me quito los tacones
antes de caminar de un lado a otro y hablar con mis manos. Vuelan por
todas partes.
—No dormiré con ellos. Tendrán tanto asco que no llegaremos lejos.
Me echarán, y exigirán un reembolso. La última vez que alguien me
rechazó, quería despedirme… así que debería funcionar esta vez, ¿verdad?
—La última vez que lo hiciste, Black no pensaba que llevabas tu
propio burdel. Además, no puedo dejar que lo hagas. —Sean me está
mirando fijamente. Sus brazos están cruzados y me doy cuenta que jamás
habla con sus manos. Estoy bastante segura que si no pudiera moverme
mientras hablo, me caería.
—La otra opción es no aparecer.
Mel sacude la cabeza.
—Black te perseguirá para asegurarse que no estás muerta en una
cuneta o algo así. No puedes no aparecer. Y cuando te encuentre viva,
desearás estar muerta. —Hay un momento de silencio y entonces Mel
finalmente habla—. ¿Por qué me incluyeron en su pequeño espectáculo
esta noche? Es decir, no iba a preguntar. Simplemente iba a esperar y ver,
pero nadie ha dicho nada y me quedo sin paciencia.
Señalando con mi pulgar hacia Sean, le digo:
—Nos está dando la noche libre.
—De ninguna manera. —Las cejas perfectas de Mel se levantan por
la sorpresa.
—Sí.
—Bueno, entonces… —Mel se quita los tacones, se quita los
pendientes y los deja en el escritorio, antes de añadir—: Me alegra mucho,
porque no tenía muchas ganas de ver el culo huesudo de Avery.
—¡Ja! —Me giro hacia Sean con mi mandíbula abierta y con mi dedo
36 apuntando hacia Mel—. ¡Te dije que no le gustaba!
Sean se encoge de hombros como si no estuviera convencido con la
idea. Mel nos observa antes de decir:
—¿De qué cojones están hablando? Porque si piensan que soy gay
porque soy una buena amiga, podría tener que darles una paliza, con
reputación o sin reputación, Ferro.
Sean levanta las manos, con las palmas hacia ella.
—Sin ofender. Simplemente me di cuenta de lo mucho que te
importa Avery y pensé que quizás habría algo más.
—No lo hay, pedazo de tostada blanca con… —escupe Mel,
intentando encontrar el insulto adecuado, antes de darse por vencida. Sus
manos golpean la mesa—. Son tan tontos, ¿lo saben? Sólo porque soy una
prostituta no significa que me va todo el mundo y hago de todo.
—¿Cómo es tu tipo? —pregunta Sean de repente.
—Ricos. —Los hombros de Mel se echan hacia atrás y la tensión se
nota en sus brazos. Es como si estuviera preparada para luchar, pero no
tengo ni idea de por qué. Se acuesta con hombre y no pone objeciones a la
idea de tener una mujer, asumiendo que tenga dinero. Sean observa a mi
amiga, esperando una respuesta de verdad, pero de ninguna manera va a
decirle nada. Pensándolo bien, nunca he oído mucho de sus sueños y
esperanzas, sólo que no quiere regresar al cuchitril del que ha salido.
Mel pone los ojos en blanco y se ríe. La tensión desaparece y apunta
hacia Sean.
—Y tú no, Ferro. Estás demasiado jodido para mí. Y esta
conversación ha terminado oficialmente. Voy a comerme unos fideos. ¿Qué
les parece pedir comida?
—En realidad, tengo otros planes para Avery y para mí. —La voz de
Sean da miedo, como cuando está ansioso. Me mira—. Tenemos una mesa
reservada abajo.
No puedo evitarlo y sonrío.
—¿De verdad?
Él asiente.
—Sí, hay algo que quería preguntarte antes y no tuve oportunidad.
Intento no mostrar ninguna emoción, pero no puedo. Me río e
intento no saltar.
37
—¡Me encanta este juego!
Mel gruñe.
—Oh, Dios mío. Salgan de aquí. Me ponen enferma.
Sean sonríe profundamente y le lanza a Mel un menú para pedir.
—Pide lo que quieras.
Mel tiene apoyado su codo en la mesa y su cabeza en la mano.
—¿Puedo pedir otra prostituta, para tener a alguien con quien jugar
al ajedrez?
Si Sean está sorprendido, lo esconde muy buen. Su voz es plana.
—No.
—No eres divertido —suelta Mel.
—Ya he contratado a dos chicas para una noche. Mucha gente diría
que es diversión suficiente para un hombre.
—Uff, como quieras Chico Blanco. Ve a jugar a las casitas con Avery.
Voy a pedir tartas de cangrejo y el buffet de marisco para seis personas.
Me acerco a Sean.
—Vas a tener que pedir otra habitación ya que ésta olerá a pescado.
Sean se ríe y me toma de las manos.
—Pide lo que quieras, Mel. Lo digo en serio. Vamos, Avery. Nuestra
mesa nos espera.
Antes de salir de la habitación, Mel pregunta:
—¿Qué pasa con Black?
Sean la mira, y entonces frunce el ceño en mi dirección.
—Hay una pregunta más urgente que hay que hacer primero, sobre
todo cuando exigirá una respuesta diferente que tu pregunta en cuanto a
tu empleadora.

38
Capítulo 9
Traducido por Nikki leah

C
ada centímetro de mi cuerpo está zumbando vertiginoso con
entusiasmo. Está hasta el punto que estoy temblando y no
puedo callar. Desde que entramos en la habitación, no puedo
dejar de sonreír o hablar. Tomo la mano de Sean y me apoyo contra su
hombro en el ascensor.
—Pregúntame —susurro, pero hay otras personas en el espacio
pequeño. Sé que no lo hará, pero es divertido burlarme de él.
Sean me mira por el rabillo de sus ojos. Él tiene esa cosa formal
severa en su mirada y me gustaría que se encorvara un poco. No puede
estar nervioso, ¿verdad? Seguramente Sean sabe lo que voy a decir.
39 —Estás muy tranquilo, señor Ferro.
La pareja de pie frente a nosotros parece disgustada. El rostro de la
mujer visiblemente adusto y su aspecto estilizado no es suficiente para
distraerle de su disgusto. Sean lo ve y aprieta la mandíbula, pero no dice
nada.
El hombre que está con ella parece poco impresionado, y se
escabulle más cerca de la mujer, como si Sean podría enloquecer y
abalanzarse sobre sus culos mimados, y matar a todo el mundo antes de
que el ascensor llegue a la planta baja. Lo odio. Odio la forma en que
miran a Sean, como si no tuviera alma. Sean Ferro no es un monstruo.
No sé lo que se apodera de mí, pero no puedo morderme la lengua.
Digo abruptamente:
—No lo miren así.
La mujer resopla hacia mí.
—El hecho de que él sea rico no significa que debe salirse con la
suya. Fue una injusticia enorme para Amanda Ferro y su familia, y usted
es una tonta por estar parada tan cerca de él.
Sean no responde, sólo permanece allí con las manos cruzadas
delante de él, esperando que las puertas se abran. No entiendo por qué no
se defiende. Son groseros, y están equivocados.
Al carajo. Doy un paso hacia la mujer y miro a sus ojos.
—Usted no sabe nada acerca de Amanda o Sean Ferro, y es una
idiota si piensa que todo lo que ve en la televisión es verdad.
Su mandíbula cae abierta y el hombre de pie junto a ella la jala más
cerca, lo que aumenta la distancia entre nosotros. Su boca se abre como si
él fuera a decir algo, pero el DING lo interrumpe y las puertas se abren.
Tomo la mano de Sean y les doy una mirada letal mientras salimos.
—La estupidez es para la mente débil, y mejor no se sienten junto a
nosotros.
Sean me jala lejos y mete mi mano bajo su brazo. Toma una
respiración profunda.
—Avery, no puedes gritar a cada persona que me odia. En primer
lugar, la lista es interminable, y en segundo lugar, no puedes convencerlos
40 de algo que no quieren oír. —La mirada azul de Sean se posa en un
costado de mi cara y hay algo allí, como si aceptara esta horrible persona
pública.
—Sí, bueno… son estúpidos. —¡Soy una genio! Ese es el problema,
todo el mundo es tonto. Las personas ven lo que quieren ver y nada más.
Todo el mundo sabe que los medios están sesgados. Todos ellos odiaban
que Sean no llorara, que pareciera inhumano durante el juicio. Es más
humano de lo que creen, frágil como todos los demás, pero ¿quién quiere
informar sobre eso? La idea de que Sean Ferro es un monstruo vende más.
La voz de Sean es cálida y amable.
—Prefieren pensar en mí como un villano. He aprendido a vivir con
ello, la pregunta es si, ¿tú puedes? —Sonríe suavemente y toma mi mano
cuando llegamos a las puertas del restaurante.
Una sonrisa aparece en mis labios. No quiero dejar esta injusticia,
pero Sean trae a colación la pregunta de nuevo. Empujo su pecho, justo
sobre su corazón.
—Mejor que no sea lo que me ibas a preguntar.
Los ojos de Sean resplandecen, como si estuviera tratando de no
reírse. Amo cuando él es así. Si pudiera averiguar qué mezcla de molestia e
inocencia (o ingenuidad) estaba conjurando esa sonrisa, la usaría todo el
tiempo.
—Por aquí, señor Ferro. —El hombre detrás del mostrador agarra
dos menús y caminamos hacia el fondo de la sala, pasando los ojos fijos, y
hacia una perfecta mesita… la mesa donde tuvimos nuestra primera
comida juntos.
Aww.
Echo un vistazo hacia él mientras me siento en mi silla.
—¿Escogió esta mesa a propósito, señor Ferro?
—Hago todo a propósito. —Sean se instala de nuevo en su silla y
apoya sus manos en los brazos como si fuera un trono.
Reflejo su postura.
—Yo también. —Sean ríe abruptamente. Amo ese sonido y la forma
en que se inclina hacia delante como si fuera una cosa terrible de
presenciar—. Honestamente, señor Ferro, no tengo ni idea de qué se estás
riendo. —Mi voz es ligera, y burlona—. Soy una persona muy intencional,
41 es sólo que mis mejores intenciones suelen ir mal.
Se ríe más fuerte y en realidad se retuerce en su asiento.
—Avery, eres una mujer espectacular, pero no puedo imaginar un
mundo en el que dejes que roben deliberadamente tu auto, y luego cruzar
el tráfico para saltar en la parte trasera de la moto de un extraño.
Sonriendo hacia él, levanto mi vaso de agua y tomo un sorbo antes
de decir con aire de suficiencia:
—Planeé todo el asunto. Caíste en mi elaborada trampa. —Ofrezco
una suave risa diabólica y sonrió satisfecha hacía de él.
Sean se inclina hacia delante y toma mis manos.
—¿Te has preguntado alguna vez si tú caíste en la mía?
Hago una mueca.
—Esa tampoco era la pregunta correcta. Pregúntame, señor Ferro.
Sean está acunando mis manos entre las suyas y mirando fijamente
a mis ojos. Mi pulso se acelera más rápido cuando me observa de esa
manera. Él tiene esta mirada hipnótica que es desconcertante, y sexy como
el infierno. Los ojos de Sean caen a la mesa y luego de vuelta a mi cara. Mi
corazón late más fuerte y no puedo dejar de sonreír. Una parte de mí
quiere chillar de arriba abajo por el pasillo, pero tengo que actuar cuerda
por un momento.
Los labios Sean se separan y estoy lista. Mi respuesta está lista.
¡Estoy tan emocionada!
Sus ojos caen a la mesa.
—Avery, no puedo preguntarte ahora.

42
Capítulo 10
Traducido por Diana de Loera

P
arpadeo.
—¿El chico rico dice qué?
Él le da una palmadita a mis manos e inclina su cabeza hacia un
lado.
—Deja de hablar como un personaje de caricaturas, y escucha.
Quería que las cosas fueran de cierta manera, en un tiempo específico.
Tendrás que esperar. —Aleja su mano y se inclina de vuelta en su silla.
Mi labio inferior sobresale y estoy haciendo pucheros sin tener la
intención.
43 —Odio esperar.
Sean sólo sonríe en respuesta. No muestra el anillo o menciona la
palabra “matrimonio”. No hay plática como antes, en la playa, nada de
nada. Está serio y frío otra vez. No escondo mi decepción. No puedo. Se
siente como si hubiera sido golpeada demasiadas veces y ya no puedo
fingir que no me importa. Sean ordenó antes de que siquiera nos
sentáramos. Me habría molestado si no hubiera conseguido la comida más
deliciosa que alguna vez puse en mi boca. Sean es presuntuoso y me
cabrea, porque esta cosa con el anillo y la comida, demuestra cuán bien
me conoce y cuán bien puede controlarme. Desde luego, quiero cosas
como esas a veces, pero no ahora.
Después de la cena, me inclino bastante alejada a mi derecha, con
mi codo en la mesa y mi mano sosteniendo erguida mi cabeza.
Definitivamente como una adolescente caprichosa. No es bonito pero
después de esta mañana, esperaba más de él. Sean tiene problemas. Cada
vez que siento que estamos en la misma página, hace algo como esto.
Lloraría si no estuviera tan enojada.
El mesero trae nuestros postres y vuelve a llenar mi copa de
champaña. Por un momento, me pregunto si me va a proponer matrimonio
durante el postre como un chico normal, pero Sean nunca escondería el
anillo en algo como eso. Es demasiado directo para eso. En virtud de que
no hay joyería a la vista, estoy dudando que vaya a haber una propuesta
esta noche.
Remuevo mi postre, pero sin comerlo en realidad. Sean lo nota.
—¿Ya terminaste? —Me ha estado observando desde el otro lado de
la mesa, más callado de lo normal. O a lo mejor estoy demasiado furiosa
para que sea una buena cita.
—Sí —dijo, alejando el plato. La verdad es que estoy un poco
destrozada y sintiendo la crisis post navidad, pero sin obtener ningún
regalo. Apesta. Ya ni siquiera puedo fingir. Doy un vistazo alrededor de la
sala y me pregunto si alguien más está teniendo una noche de mierda. Las
otras parejas se ven felices, como si estuvieran celebrando algo especial.
Este lugar cuesta una pequeña fortuna, así que es un premio comer aquí.
Un montón de clientes probablemente gastaron la paga de una semana en
esta cena. Excepto por mi hombre, Sean. Tiene montones de dinero y aún
más Síndrome Premenstrual emocional. Dios, es peor que yo. Tal vez.
—Bien, porque tengo una pregunta para ti. —Me enderezo en mi
asiento un poco e intento no dejar que mi globo de esperanza se infle de
44 nuevo. En serio, esa cosa ha estado doblada en todas formas y ahora porta
un nudo justo arriba. Sean baja su tenedor y junta sus manos—. ¿Vas a
asistir a tu ceremonia de graduación?
Mi cara se frunce.
—¿Qué? —pregunta extraña.
—Me pidieron que diera un discurso a la clase de graduados, ser el
orador invitado, y les dije que tendría que preguntarte.
Me apoyo otra vez en mi codo y jugueteo con el mantel.
—No tenía planeado ir.
—¿Por qué no?
—No hay nadie que me cubra. Ya sabes, antes de que camines por el
escenario, alguien pone la cosa esa sobre tu cabeza y la descansa sobre
tus hombros. Mi mamá lo habría hecho. Pero como no está aquí, supuse…
—Levanto la mirada hacia su cara y veo la fragilidad. Mirando nuevamente
hacia la mesa, digo—: No entiendo. ¿Por qué quieres hacerlo? Sabes que
en realidad no consigues atarme, ¿cierto?
Él asiente, pero no sonríe. De hecho, se ve como si lo hubiera
pateado.
—Lo sé.
—Entonces, ¿por qué? —Observo a Sean mientras tamborilea su
dedo en la mesa y evade mi mirada.
—Porque sacrificaste todo por ese momento. Si esto no es algo fugaz,
si te importo…
Enderezándome en mi asiento, finalmente digo lo que estoy
pensando.
—Sean, ¿por qué no me lo preguntas? —Aleja la mirada y no
responde. Esto ya no es un juego. Creo que tenía toda la intención de
pedírmelo cuando estábamos escaleras arriba, pero algo cambió. No hay
necesidad apremiante de preguntarme algo. Sean está ahí sentado como
siempre lo está. Intento permanecer tranquila y hacer la pregunta aunque
ya conozco la respuesta—. ¿Cambiaste de idea?
Su mira azul se mueve rápidamente y se encuentra con la mía.
—No.
Mentiroso.
45 —Sólo dime la verdad. No te escondas detrás de esa calmada
expresión y permítete sentir por un momento.
—¿Permitirme sentir? ¿En verdad crees que ese es el problema?
—No en su totalidad, pero creo que una general falta de empatía es
parte del problema. —Eso fue un golpe bajo, pero me enfurece cuando
actúa tan estoico. Puede actuar de esa manera con todo el mundo, pero no
conmigo.
Aplasta su boca y mira de ida y vuelta antes de inclinarse hacia
delante y acribillarme.
—¿Sabes lo que van a decir sobre ti si te conviertes en la Señora de
Sean Ferro? ¿En verdad crees que no he pensado en ello? ¿Acerca de cómo
tendrás que soportar todos esos insultos que serán lanzados hacia ti?
Avery, he escuchado demasiadas cosas odiosas, día a día. Desearía poder
decirte que no me importa, que me escurren como la lluvia, pero no es así.
No has tenido que soportar esa clase de castigo y no has hecho nada que
lo justifique, pero casarte conmigo será suficiente. La gente hablará, serán
desagradables contigo, y será mi culpa. Si llevas mi apellido, llevas mi
carga.
Se limpia los labios con su servilleta y se ve como si acabara de abrir
una cuenta bancaria. No hay ninguna emoción en esos ojos azules, están
libres de pena y dolor.
El lugar hueco dentro de mi pecho se contrae cuando alejo la
mirada. No me lo va a pedir. Ese pequeño altercado en el elevador le hizo
cambiar de idea. Sean no cree que pueda soportarlo. No voy a llorar. Al
carajo con eso. El centro de mi pecho duele tan mal que hablo sin pensar.
—¿Entonces qué, no confías en mí con esa carga?
—No, quiero salvarte de ella. Las palabras desagradables son las
cosas más agradables que me suceden, Avery.
Sean actúan como si quisiera decir más, pero no lo hace. Sólo se
sienta ahí en su silla como si fuera un maldito trono y me observa.
Tal vez podría haber aceptado esto hace unas pocas semanas, pero
ahora no. Si me levanto y me alejo, será el final. Sean no me seguirá. Le
sonrío a medida que cada esperanza se disuelve dentro de mi pecho. No
tengo las palabras para decirle lo que me ha hecho, exactamente el nivel
de infierno al que acaba de arrojarme.
46 Así que no digo nada. Simplemente me levanto, lanzo mi servilleta en
la mesa, y me alejo. Debería haber sabido como para pensar que Sean
Ferro en realidad me pediría compartir su vida.
Capítulo 11
Traducido por SoleMary

E
se hombre tomó mi corazón y lo hizo trizas. Me he alejado y
no hay vuelta atrás. No espero que me siga o diga una
maldita cosa. Él es extraño como es. Usualmente me deja dar
rodeos, maldiciendo bajo mi aliento, y entonces, aparece después de
recuperar el control. Pero no ahora. El brazo de Sean sobresale entre las
puertas del elevador cuando se cierran.
—Avery, espera.
La sensación de vacío en mi pecho está desbordándose de dolor y
empapando mis zapatos. No puedo mirarlo y pretender que esto no hiere.
Soy una tonta. Sigo pensando lo mejor de las personas. Nunca aprendo.
47 No digo nada. No levanto la mirada.
Él da un paso al interior y estamos solos. El ascensor comienza a
subir hacia nuestro piso cuando Sean se pone de pie frente al panel y
presiona el botón de parada. Nos sacudimos al parar y mi corazón trata de
arrancarse fuera de mi pecho. El pánico hace que mis ojos recorran a toda
velocidad la pequeña y oscura habitación mientras mis palmas se estrellan
atrás contra la pared, sujetando la baranda como si pudiera salvarme.
Odio los espacios pequeños, y estar atrapada en un elevador es tan malo
como estar encerrada en un ataúd. Sean sabe eso.
Él me encuentra con la tenue luz de emergencia y desliza sus manos
alrededor de mi cintura y me hala hacia él. Trato de alejarme, pero no me
lo permite. El agarre de Sean sobre mí se intensifica y me sujeta contra la
pared.
—Nunca te alejes de mí otra vez. Puedes estar enojada, pero no
puedes ser indiferente.
—¡Tú lo eres!
—No lo soy. —Está cerca de gruñir. Puedo decir que estoy
presionando cada botón que tiene, pero estoy cansada de sus juegos. Cada
vez que nos acercamos, él da la vuelta y huye. Está volviéndome loca, y
dado que ya estoy demente, no me las estoy arreglando para hacerlo
elegantemente.
—¡Eres tan…! No te preocupas por mí. Soy sólo otra baratija para ti,
algo que poseer y con lo que puedes jugar. ¡No te importo!
—Avery, daría mi vida por ti. ¿Por qué no puedes entender que
tampoco puedo tener lo que yo quiero? Quiero que seas mi esposa. Quiero
lo que tú quieres. ¿Me estás escuchando? Quiero casarme contigo. Te
quiero de todas las formas concebibles, pero no puedo ser tan insensible.
Esto te destruiría, mi amor, y no puedo hacer eso.
Sus manos están en mi cabello y puedo sentir su duro cuerpo contra
el mío.
Apenas puedo hablar, mi garganta está muy apretada. Esta pequeña
caja está sofocándome al punto que estoy pensando en arañar las paredes.
Pero sus palabras cortan a través del miedo y escucho su preocupación,
aún si todavía no las entiendo.
—No tenías que detener el ascensor.
—Lo siento. Sabía que no me escucharías de otra forma. Avery,
48 quiero una vida para nosotros, con una pequeña casa y una cerca, pero
eso no está disponible para mí. Soy el Ferro al que ellos más temen y
tienen todo el derecho de actuar de esa manera. Mis manos no están
limpias, Avery. No soy irreprochable, y tengo muchos enemigos. Las cosas
nunca serán tan sencillas. Dios, y si tomaras mi nombre, si ellos supieran
sobre ti… —Su voz se apaga y suspira profundamente, enterrando su
rostro en la curva entre mi cuello y mi hombro. Su cálida respiración se
derrama por mi piel, poniendo mi piel de gallina.
Mi cuerpo entero se tensa fuertemente, pero sus labios, donde están,
hacen que mi estómago gire y se estremezca.
Quizás este miedo hace que piense en su boca sobre mí, haciendo
cosas pecaminosas, pero el pensamiento de envolver mis piernas alrededor
de sus caderas encienden mi mente. El momento está lleno de tensión y
vulnerabilidad, por lo menos para mí. Aprieto mis labios muchas veces
antes de poder dirigir la palabra.
—Pregúntame. Dame la opción de elegir mi vida.
Cuando las palabras se vierten de mis labios, lo alcanzo y extiendo
mis manos por su pecho, bajo la solapa de su chaqueta. Mi corazón está
latiendo tan fuerte, tan rápido. Pienso en su boca sobre la mía y en cálidos
besos, pero la ansiedad está halándome de vuelta.
—No puedo hacerte eso. —Sean se tensa cuando lo toco, pero no me
aleja. En vez de eso, me sostiene más fuerte, hundiendo sus manos más
abajo pasando mi cintura.
—¿No tienes ni idea sobre lo que esto me hace cuando tú pones fin a
estas cosas? Incluso mi cabeza está diciéndome que voy a morir si no
avanzamos, pero estoy empujando más allá de eso porque sé que estoy a
salvo, Sean. —Mis manos se extienden por su pecho y puedo sentir el
rápido latido de su corazón. La pasión de Sean es profunda y sus
preocupaciones son reales. No puedo negar eso, pero no puedo quedarme
así para siempre—. Sé que el mundo es desagradable. Sé lo que significa
estar solo, y no voy a marcharme sin que te des cuenta de eso. Una vida
sin ti es mucho peor que cualquier cosa que alguien pueda hacerme.
Alcanzando su cintura, halo su camisa, liberándola de su pretina.
Sean se tensa, su columna poniéndose derecha, mientras muevo mis
manos bajo el dobladillo de su camisa y arrastro mi dedos sobre su duro
abdomen. Él está mirándome a la cara. Ésta es la forma que sueño
estando con él, tocándolo, pero Sean normalmente no lo permite. En este
momento, el mundo está girando en su cabeza. Si puedo tolerar estar
atrapada en una caja caliente sin luz ni aire, entonces él puede resistir mi
49 toque y lo hace.
Sean permanece en silencio por un momento y puedo sentir la
tensión en sus músculos. Él está tan quieto, excepto por su lenta y
deliberada respiración que llena sus pulmones. Las personas respiran de
esa forma cuando están asustadas. Lo sé porque estoy haciendo lo mismo.
—No es una pregunta de y si, sino de cuándo. —Su voz se estremece
a medida que arrastro mis palmas por su cuerpo, trazando las líneas de su
torso. Su piel es tan cálida. Moriría, si no estuviera usando vestido, si
pudiera presionar mi cuerpo desnudo contra el suyo. Por un segundo
entiendo su atracción sexual al miedo y como éste se mezcla con el deseo,
porque está allí y es increíblemente difícil ignorarlo.
La voz de Sean es un susurro.
—No puedo hacer algo que intencionalmente te hiera. No puedo
permitir que ellos… —Él se estremece y presiona su cadera contra la mía,
mostrándome exactamente cómo se siente. Cuando me aleja dejo de
respirar—. Avery, tú sabes lo que me haces, y cómo me siento por ti. Si no
estuvieras usando pantis, tendrías ese vestido arriba y te tomaría justo
aquí y ahora.
Inclinándome, mis labios acarician su oído mientras susurro:
—Entonces, me temo que tendré que hacerte sostener tu palabra,
justo después que me preguntes algo que realmente quiero escuchar.
Sean hace un ruido en la parte posterior de su garganta antes de
sumergir sus manos mucho más abajo, tomando mi trasero y sintiendo la
verificación de lo que dije. Sus palabras salen en una ronca respiración.
—Esto no es justo. Conoces mi debilidad, que es una fantasía
tenerte así, aquí.
Estoy jugando con fuego, tentando a la suerte, y sintiéndome
totalmente imprudente. Las preocupaciones de Sean son válidas, pero no
puedo evitar sentir que debería tener algo que decir en lo que nos sucede.
—Deberías dejarme decidir si puedo o no manejar el hecho de
compartir tu vida.

50
Capítulo 12
Traducido por Apolineah17

É
l está dividido, puedo escucharlo en sus pesadas respiraciones.
Sean podría alejarse y poner en marcha el ascensor, pero sé lo
excitado que está, lo mucho que me desea. No lo hice a
propósito y él es quien detuvo la cosa, pero tengo que presionarlo. No
puede actuar como si me estuviera protegiendo cuando sus acciones me
están matando por dentro.
Sean estrella sus manos en la pared detrás de mi cabeza y se aleja.
—¡No podemos! Apenas puedes manejar tu propia vida. Maldita sea,
Avery. Difícilmente puedo mantenernos a flote, y tú eres la prueba viviente
de que he perdido la maldita razón. No puedo tener la vida que quieres. No
51 es mía para ofrecértela. Lo siento.
—Sean… —Lo agarro, no queriendo que se aparte más de mí, pero él
lo hace. Una ráfaga de aire frío llena el espacio donde se encontraba.
—Dime. Dime, si lo sabes. Si puedes ver la manera de llegar allí
desde aquí, a ese lugar donde tú y yo podríamos tener lo que mi hermano,
Pete, tiene. Si puedes ver el camino, te lo pediré. Si puedes decirme cómo
arrastrarnos fuera de este infierno, lo haré. Haría cualquier cosa por ti,
pero no puedo descifrarlo. —Está de regreso frente a mí, tan cerca, pero no
me alcanza.
—Sean, no tienes que hacerlo por tu cuenta. A veces se necesitan
dos personas para arreglar las cosas. Y a veces, tienes que confiar
ciegamente y saltar. —El pánico se está elevando en mi garganta y se
siente como si hubiera una pila enorme de ladrillos en mi pecho, pero me
las arreglo para contener el grito, y las lágrimas.
La claustrofobia no era un gran problema hasta que mis padres
murieron, y entonces se puso peor. Odio los ascensores y los espacios
pequeños. Me asustan, y aunque podría estar de pie con una expresión
agradable en mi rostro, en realidad le estoy pidiendo a Dios que no nos
quedemos atascados. Ahora que estoy atrapada, toma cada onza de
cordura en mí controlar el miedo, pero éste no quiere ser domado. Está
gruñendo y poniéndose bestial, listo para arañar fuera de aquí. Aun así, lo
empujo hacia abajo y mantengo en control el terror. No dejo que mis
emociones me sobrepasen.
En lugar de eso, alcanzo a Sean, tirando de su cinturón hasta que él
me aplasta en la pared con su cuerpo. Lo sostengo contra mí, sintiendo la
suave piel de su espalda y esos sexys músculos, antes de llegar a sus
pantalones.
La voz de Sean se ha ido. Él es todo aliento caliente y manos
poderosas. Se da cuenta de lo que estoy haciendo y no se resiste. A medida
que lo libero de sus pantalones, él levanta el dobladillo de mi vestido
empujándolo más allá de mis caderas.
Los labios de Sean se estrellan con los míos, calientes y perfectos.
Su beso es salvaje, demandante y devorador. Mientras sus labios se
deslizan hacia mi cuello, hunde su mano entre mis piernas, presionando
entre mis muslos.
Mi cuerpo está en sobrecarga emocional. Cuanto más rápido respiro,
más caliente se pone. Cuanto más caliente estoy, más asustada me pongo.
El espacio se reduce con cada jadeo, pero lo deseo. Es una sensación
52 extraña, atrapada entre la lujuria y el miedo, y no puedo controlarme. Las
lágrimas manchan mi rostro, pero hay una sonrisa en mis labios. Estoy
loca. Eso tiene que ser lo que me pasa, porque casi estoy así. Es intenso, y
devastador.
Sean me levanta y presiona mi espalda contra la pared. Sus fuertes
manos agarran la parte superior de mis muslos mientras envuelvo mis
piernas alrededor de sus caderas. El sudor gotea por mis sienes cuando
Sean lentamente empuja dentro de mí y mi cabeza golpea contra la pared.
No hay aire, ni luz. Mi mente me dice que estoy muriendo, pero mi cuerpo
está subiendo más y más alto, hormigueando con esa sensación insaciable
que es una deliciosa tortura. Las embestidas de Sean comienzan lentas y
rítmicas. Él no habla y me pregunto si me voy a desmayar. Hace tanto
calor y el aire está tan tranquilo. Mi mente está gritando como si hubiera
una almohada obstruyendo mi rostro, pero la deliciosa palpitación entre
mis piernas me mantiene cuerda.
Sean se estrella dentro de mí más fuerte y más rápido,
balanceándonos más y más alto. Me escucho sollozar y no sé por qué. No
entiendo las lágrimas o el terror que está corriendo a través de mí, pero
cuando lo siento a él entre mis piernas, cuando Sean lo pierde y empuja
dentro de mí esa última vez antes de que se quede quiero, me siento
perfecta, y mi cuerpo responde y se hace añicos. Mis uñas penetran su piel
a medida que grito y siento la liberación.
El subidón de esto es diferente, y no sé qué pensar. No puedo
pensar. Mi cuerpo no sabe lo que estoy haciendo, o cómo debería
reaccionar. No estoy triste, a pesar de que me estremezco en sus brazos y
las lágrimas manchan mis mejillas. Mi corazón está latiendo fuertemente
ante las réplicas y apenas puedo respirar, pero es difícil decir si es por el
miedo o la euforia.
Me quedo así, presionada a la pared con él todavía dentro de mí. Las
manos de Sean agarran mis muslos y sus pulgares frotan pequeños
círculos en mi piel. Ninguno de los dos dice nada durante un momento. No
me quiero mover, pero no puedo mantener mis piernas alrededor de él por
más tiempo. Comienzan a temblar, así que Sean las quita y me baja. Mis
rodillas casi ceden y todo mi cuerpo está temblando, pero me las arreglo
para tirar del dobladillo de mi vestido hacia abajo.
Escucho a Sean moviéndose, vistiéndose de nuevo, antes de que las
luces se vuelvan a encender. Parpadean, haciéndome parpadear varias
veces. Tan pronto como mis ojos se ajustan, él se gira para mirarme. Sean
53 está prístino en su traje sin una arruga en él. Mientras tanto, yo me veo y
me siento como un desastre total. Estoy cubierta de sudor y apenas puedo
estar de pie.
Por un momento simplemente nos observamos entre sí. Entonces,
Sean finalmente dice:
—No puedo creer que hicieras eso por mí.
Me apoyo contra la pared y me aferro a la barra, así no me caigo. No
confío en mí misma para hablar.
Sean me sonríe y asiente, antes de girarse hacia el panel de control
de nuevo. Temo que vaya a detenerlo y no puedo soportar estar aquí
dentro por un segundo más. Tal cual, voy a necesitar terapia después de
esto, así que arremeto contra él.
—No, por favor. No puedo.
Pero Sean ya ha hecho lo que quería. Presionó todos los botones
para cada piso y luego se vuelve hacia mí, sonriendo ampliamente.
—Necesitaba más tiempo, porque tengo algo que necesito decirte. —
Sean sobresale su barbilla y avanza hacia mí, con sus manos en los
bolsillos. Es un gesto tan infantil, así como presionar todos los botones,
que no tengo ni idea de lo que quiere hacer. Las puertas se abren y aire
fresco golpea mi rostro, calmándome.
Un irritado empleado del hotel está allí de pie con un grupo de
personas detrás de él. Está diciendo algo, pero Sean lo ignora. Tomo una
respiración profunda antes de que las puertas se cierren de nuevo.
—Avery, soy egoísta. Siempre he sido de esa forma y lo que hiciste
fue tan completamente… —Toma aire y niega con la cabeza—. No hay
palabras. Me das todo lo que tienes. No te contienes, y por Dios, si pudiera
ser como tú incluso por un momento, si pudiera tener tu fuerza, tu coraje,
tu convicción… ni siquiera puedo imaginarlo. —El ascensor se detiene piso
por piso mientras habla. Sean no se detiene. No mira a las personas
esperando afuera en el pasillo, personas que no quieren entrar al elevador
descompuesto con el hombre del monólogo.
Las puertas se cierran y el patrón se repite hasta que una viejecita
entra con nosotros. Ella me mira y luego a Sean, y sonríe ante sus
palabras. Lleva un vestido rosa con estampado de cachemir, con una
chaqueta de boliche a juego de satén rosa que dice RONKONKOMA SEXY
DEVILS en la espalda, con un bolso de noche bajo su brazo.
54 Llega a él y me entrega un pañuelo.
—Creo que él va a preguntarte algo, querida. —La anciana sonríe,
como si esto fuera lo más destacado de su noche.
Tomo el pañuelo y seco mis ojos.
—Gracias, pero está equivocada. —No veo a ninguno de ellos y trato
de mantener mi mirada en el suelo.
Es entonces cuando Sean se deja caer en una rodilla y levanta un
anillo hacia mí.
—Ella no está equivocada, y tú tampoco lo estabas. Debería
habértelo preguntado. Debería habértelo dicho antes, y me gustaría poder
decirlo mejor. Avery Stanz, ¿te casarías conmigo? ¿Serías mi esposa y
compartirías mi vida? ¿Me permitirías amarte en la salud y en la
enfermedad? ¿Me dejarías permanecer junto a ti por el resto de mi vida?
Porque, si dices que sí, te amaré con todo mi corazón. No voy a alejarme de
ti como lo he hecho durante tanto tiempo. Te protegeré y te daré todo lo
que tengo. ¿Compartirías mi cama, mi alma y mi vida?
Las puertas suenan abiertas en otro piso y las personas sonríen ante
la visión. Yo con un rostro sorprendido, la anciana está sonriendo y cerca
de aplaudir, y Sean está sobre su rodilla sosteniendo un anillo. Cuando las
puertas se cierran, ellos gimen ya que no van a escuchar mi respuesta.
Es entonces cuando me doy cuenta que me está tomando demasiado
tiempo. Mi corazón está latiendo con fuerza y estoy perdida en el limbo,
atrapada entre la realidad y la fantasía. Pero estoy despierta, y Sean me
está mirando, parpadeando esos brillantes ojos azules, completa y
totalmente vulnerable.
Encuentro mi voz.
—Saltaste. —Sueno conmocionada.
Él asiente.
—Haría cualquier cosa por ti, Avery. Sería todo lo que quieres, todo
lo que necesitas, sin importar lo que digas, pero espero que digas que sí. —
Sonríe con fuerza y esos hoyuelos parpadean y desaparecen.
—Sí. Sí, a todas esas cosas. —Mis labios tiemblan y empiezo a
sollozar a medida que extiendo mi mano. Está temblando tanto que Sean
tiene que tomarla en la suya y deslizar el anillo en mi dedo. Cuando el frío
metal toca mi piel caliente un escalofrío corre sobre mí, y jadeo.
55
Cuando Sean se pone de pie, me toma en sus brazos y me abraza. La
anciana aplaude y viaja en el ascensor hasta nuestro piso con nosotros,
charlando animadamente, y deseándonos suerte.
Por un segundo, un amargo pensamiento cruza por mi mente.
—¿Nos desearía todas esas cosas incluso si él fuera Sean Ferro? —
Sean se tensa en mis brazos. Es imprudente, porque en este momento
tiene la guardia baja, y también lo está la mía. Si la anciana reacciona de
la forma en que la mujer lo hizo antes, voy a llorar. No sé por qué lo dije.
Algo dentro de mí me instó a preguntar, así que lo hice.
La anciana sonríe, y toca mi brazo.
—Les desearía toda la felicidad a los dos, especialmente si él fuera
Sean Ferro. Ese hombre ha tenido más dolor en esta vida del que una
persona podría tolerar razonablemente, y lo ha atravesado con gracia.
Todo el mundo merece un pequeño rayo de felicidad después de tanta
lluvia.
Capítulo 13
Traducido por HeythereDelilah1007

S
ean presiona sus labios al costado de mi cara, cubriéndome
en besos pequeños. Suelto una risita, no puedo evitarlo. Se
siente como si estuviera flotando, como si nada pudiera
arruinar este momento. El anillo atrapa mi mirada, brillando en la luz
débil del elevador. Quiero mirarlo, pero no quiero alejarme de Sean. No
quiero que este momento termine. Algo cambió hoy. Las paredes que Sean
ha erigido se derrumbaron y finalmente me ha dejado entrar. No hay nada
entre nosotros ahora y no puedo esperar para acurrucarme contra él
cuando volvamos a la habitación. Es muy difícil no saltar de arriba abajo.
Quiero decirle a todo el mundo y mostrarles el anillo. Quiero decirles que
yo tenía razón, que Sean no iba a ser el encargado de destruirme. Confié
56 en mi instinto y tenía razón. Se siente tan bien. Estos últimos meses me
han hecho tambalearme tanto que ya no sabía qué camino era hacia
arriba, pero esta noche, mis pies están en la tierra, justo donde deberían
estarlo: entre Sean Ferro y una loca anciana que parece querer celebrar
conmigo.
Ella saca su teléfono celular y se desinfla cuando ve que no tiene
señal.
—¡Todos mis amigos van a sentir tanta envidia! Pude ver la
propuesta de matrimonio más dulce que se puede presenciar alguna vez, y
todos siguen allá, sentados en la habitación. —Se ríe a carcajadas y
sostiene su teléfono en alto, inclinándolo hacia un lado como si eso fuera a
ayudarla a tener algo de señal—. Van a perder la cabeza cuando se enteren
de que era Sean Ferro. Y tú… eres muy dulce. Voy a llamarte Dulzura.
Sean me sostiene contra su pecho, abrazándome con fuerza
mientras se ríe.
—Es dulce, y considerada, y completamente perfecta. —Besa mi
frente y siento que mi cara se pone roja, lo que hace que la anciana se ría
más.
Cuando las puertas se abren en nuestro piso, ambos damos un paso
fuera. La mujer se queda atrás.
—¡Felicidades a ambos! ¡Voy a contarles a las chicas! —Presiona el
botón para su piso, las puertas se cierran y desaparece.
Hay una sonrisa de cuentos de hadas plasmada en mi cara. Solía
preguntarme cómo es que las princesas podrían verse de esa manera
durante tanto tiempo. Tenía que ser cosa del príncipe. Estoy hablando de
las princesas de las caricaturas, por supuesto. Cuando alguien dibuja al
hombre perfecto, hay demasiado por lo que sonreír. Sean no es en
absoluto perfecto, pero es perfecto para mí.
Antes de que demos otro paso, el graznido de una radio policial
destroza el silencio bochornoso del pasillo. Los ojos de Sean se estrechan y
su mirada sale disparada al final del corredor. Están parados frente a
nuestra habitación.
El instinto se apodera de mí y agarro el brazo de Sean y trato de
halarlo hacia las escaleras. Están justo a mi lado, pero Sean sacude su
cabeza. No nos han visto todavía. Sacude la cabeza, y toma una decisión
rápida. Inclinándose más cerca, besa mi mejilla, y me empuja a las
escaleras mientras lo hace.
—Quédate fuera de vista.
57
Sin otra palabra, Sean camina hacia la habitación. Miro a través del
pequeño rectángulo de vidrio, pero no logro verlo. No puedo irme del hotel
sin quitarme mi brazalete, y tampoco me puedo quedar pasando el rato en
las escaleras. Mi estómago se llena de nudos a medida que considero la
razón por lo cual la policía está aquí… lo que eso significa. Mel estaba en
la habitación. Algo malo pudo haberle pasado, o peor. Alguien nos reportó,
lo que significa que alguien sabe que estuvimos aquí con Sean y qué es lo
que somos.
Si los policías están buscando a prostitutas, me veo como una. Una
parte de mí quiere ignorar a Sean y caminar por el corredor. Pero, no soy
tan estúpida, así que me apresuro abajo por las escaleras y tomo el
elevador hasta el vestíbulo. Cuando paso una larga mesa de mármol con
un arreglo floral demasiado grande, agarro un periódico y me dirijo a uno
de los asientos elegantes. Hay toneladas de reporteros esperando fuera de
las puertas principales. Flashes de cámaras aparecen instantáneamente.
Me siento tan enferma. ¿Debería presionar el botón de mi brazalete?
¿Cuenta esto como peligro? Black podría ser expuesta si me encuentran,
pero deben haber encontrado a Mel.
Me siento en un sillón de terciopelo azul y me recuesto como si no
estuviera perdiendo la cabeza. Mientras me pregunto si debo o no
presionar el botón, escucho a tres empleados de hotel hablando entre
susurros.
—No puedo creer que sea él, quiero decir, primero su esposa y ahora
esto.
—Lo sé. Al menos no se puede salir con la suya dos veces.
La tercera voz se une:
—No sé, la gente no siente mucha simpatía por las prostitutas.
Mi columna se endereza. No me puedo dar la vuelta y mirarlos. El
zumbido en mi cabeza ha aumentado tanto que ya no puedo escuchar sus
palabras. Suena como si pensaran que Sean mató a una prostituta. Eso
significa que los policías estaban frente a su puerta porque… ¿Mel está
muerta?
No puede ser. Acabo de verla. Ella estaba bien, pero ellos acaban de
decir… O por Dios. No puedo soportarlo. Me giro hacia ellos y los miro,
incapaz de esconder las emociones que se arremolinan en mi estómago. Mi
mandíbula se abre. Quiero preguntarles qué pasó, pero si hablo, van a
conectar los puntos. La gente me vio a mí y a Mel entrar juntas y mi ropa
58 lo dice todo. Incluso así, no quiero dejar a Mel y a Sean allá arriba.
Ella tiene que estar bien. De repente hace tanto calor aquí dentro
que puedo sentir que voy a salir disparada.
El aire es demasiado caliente, demasiado bochornoso. No puedo
respirar. Mi piel está entumecida y se siente como si estuviera caminando
en una burbuja de niebla fría. Intento salir por el bar, pero está lleno y hay
gente haciendo guardia en la puerta, manteniendo a la prensa afuera. La
preocupación golpea mi cabeza y decido dirigirme al baño de mujeres para
darme algo de tiempo para pensar. Sean me dijo que me fuera. Tengo que
irme, pero tengo que hacerlo sin que nadie me vea. ¡Qué lástima que todo
el mundo y sus malditos perros pueden notarme con este maldito vestido!
Estoy a punto de salir por la puerta del baño cuando una mano se deja
caer sobre mi hombro.
Mi codo vuela hacia atrás y le da al tipo en la garganta.
Capítulo 14
Traducido por âmenoire

E
scucho un sonido de uff y giro sobre mis talones.
—¡Déjame… oh Dios. Gabe!
El viejo hombre hace una mueca y tose.
—Buen movimiento. Vamos a sacarte de aquí sin ser notados.
—¿Qué sucedió? ¿Dónde está Mel?
—Después. Primero lo primero. Black envía esto. Cámbiate y camina
directo hasta la puerta del frente. El auto está en la acera. —Me pasa una
pequeña bolsa de viaje de diseñador.
59 Tomándola, asiento y me meto al baño. No lo cuestiono. No puedo
pensar. El recuerdo del radio y el sonido de la estática suena en mis oídos.
Veo la puerta abierta y el horror aprieta fuerte mi garganta. Me cambio
rápidamente y pienso en llamar a Mel, pero no puedo. Si está en
problemas, lo empeorará.
Tal vez está bien y sólo descubrieron que Sean contrata prostitutas.
Eso significa que podrían estar buscándome.
Sacó el modesto vestido y cambio mis zapatos por unos planos de
ballet. Hay removedor de maquillaje y un par de anteojos. Adelgazo mi
sombra de ojos y lápiz labial, y recojo mi cabello hacia atrás. Después me
ponto los anteojos, luzco como una Jackie O antigua. Parpadeo ante mi
reflejo, mi corazón latiendo a millón y trato de lucir normal.
Siento como si todos me miraran, pero nadie mira en mi dirección.
La gente está apiñada, hablando en tonos bajos, diciendo cosas que no
puedo escuchar. Un par me pasa después de mostrarles su llave a los
guardias en la puerta mientras otros hacen lo mismo en el banco del
elevador. Un hombre me pasa rápidamente y sale por las puertas
delanteras. Viste un traje y una corbata roja.
Su voz explota mientras explica:
—Ha ocurrido un desafortunado evento aquí esta tarde y no
queremos hacerlo más difícil para la familia de lo que ya es. Por favor
sepárense… —Su voz muere cuando las puertas se cierran detrás de él.
No es cierto. No puede ser. No sé qué sucedió en mi habitación y no
puedo dejar este lugar hasta que lo averigüe. No me importa lo que Black
me haga o si me incrimina. Estoy congelada en el lugar, a mitad del
camino entre las puertas y los elevadores cuando mi teléfono vibra.
Es Marty. Lo contesto sin pensar y empieza a lanzarme preguntas
antes que pueda decirle algo.
—¿Qué demonios sucedió? ¿Están todos bien? Dijeron en las
noticias que ha habido un crimen violento pero no dijeron nada más.
Luego el nombre de Ferro surgió y, Dios mío, dime que estás bien. Dime
que ese bastardo no te lastimó.
—Estoy bien. No me lastimó. Sean no lastimó a nadie, pero creo que
algo le pasó a Mel. Gabe me espera afuera. Quiere llevarme de vuelta a
Black pero no puedo dejarla aquí. No puedo irme. —Mi voz se desvanece y
ya me doy cuenta lo que estoy haciendo. Paso al guardia, muestro la llave
de mi habitación y entro en el elevador y presiono el botón.
60
Marty me está regañando, diciéndome que salga de ahí, pero no
entiendo el resto. Tan pronto como estoy en la caja de metal, la conexión
se pierde. Apago mi teléfono y lo meto en mi bolso y presiono el botón.
Cuando las puertas se abren tengo una extraña sensación de déjà
vu, excepto que la última vez que estuve aquí, era feliz.
Mirando hacia el anillo en mi dedo, doy un paso. Estoy fuera del
elevador y en el pasillo alfombrado. Hay un oficial de policía uniformado
con su espalda hacia mí. Alguien dentro de la habitación está hablando
con él. Cada paso que doy se siente irreal mientras me preparo para lo que
sea que pueda ver. Mel no puede estar muerta, no puede estarlo, pero
cuando la puerta se abre me congelo.
Hay una muñeca color moca yaciendo floja en una alfombra
manchada de sangre. Los dedos con manicura están enroscados y quietos.
Su brazo desaparece debajo de una sábana blanca y las cuentas negras de
su brazalete están esparcidas junto a ella sobre la alfombra. Me paro ahí y
miro, incapaz de moverme. Mi mente rechaza lo que mis ojos me dicen.
Todo a mi alrededor flota a medida que el horror golpea fuerte sobre mis
hombros, haciendo que mis rodillas cedan y obligándome a ir al piso.

Fin.
Próximo Libro

Hay tanta sangre que no puedo pensar. La


noche va de la felicidad al caos en cuestión de
segundos. A medida que la verdad comienza a
desmoronarse, está claro que no puedo confiar
en nadie, excepto en Sean Ferro. El mismo
hombre que amenaza con destruirme también
podría ser mi salvación… y yo podría ser la
suya.

61
Sobre la Autora
H.M. Ward nació en Nueva York,
y vive en Texas. Estudió teología,
ciencia que le fascina. Le encantan las
historias que combinan la teología, la
cultura y la vida.
Siempre le ha gustado crear.
Desde pequeña ama escribir y pintar.
Opina que ambas se complementan
entre sí en su mente. Dice: ¨Mis
palabras se extendían como la pintura
sobre el papel, y me gusta recrear un
encuentro emocional entre el lector y la
experiencia¨.
62 Es una romántica empedernida. Cree en el amor verdadero, y tuvo la
suerte de encontrarlo y mantenerlo. Le encantan las historias sombrías y
melancólicas y la música. Toca el violonchelo, y competía cuando era más
joven.
Créditos
Moderadora.
LizC

Traductoras.
Apolineah17
âmenoire
Diana de Loera
63 HeythereDelilah1007
Iarii
Nikki leah
Selene1987
SoleMary

Corrección, Recopilación y Revisión.


LizC

Diseño.
Cecilia.
¡Visítanos!

64

También podría gustarte