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El

Neumología

• INTERROGATORIO lo que se relaciona con su pubertad más precoz y


rápido desarrollo corporal, junto con las vicisitu-
FILIACIÓN Y ANTECEDENTES des de la vida sexual. Los varones, sobre todo los
INDIVIDUALES que realizan trabajos mecánicos y están expues-
tos a los agentes climáticos o fuman en exceso,
Grupo étnico. Los sujetos que pertenecen a propenden a las bronconeumopatías agudas
la raza negra, así como los mulatos y mestizos, (5:1), neumoconiosis y neumotórax espontáneo
propenden más a la tuberculosis que los asiáti- (77,9 %). En lo referente a los carcinomas bron-
cos, y todos ellos más que los de raza blanca. copulmonares primitivos, la mayor incidencia re-
cae en los varones fumadores.
Edad. Se relacionaron ciertos procesos bron-
copulmonares, cuyo curso evolutivo guarda rela- Ocupación. Todos aquellos oficios en que
ción con la edad. Las neumopatías agudas suelen el obrero trabaja al aire libre y expuesto a los
darse en todo tiempo, señalándose la frecuencia agentes atmosféricos facilitan los procesos agu-
de las de tipo bronconeumónico en la infancia y dos de las vías respiratorias (rinitis, traqueobron-
vejez y la neumonía en la edad adulta. La edad quitis) y pulmón. La inhalación de gases nitrosos
de aparición de las primeras crisis de asma bron- y clóricos (industrias de nitrocelulosa, explosivos,
quial suele oscilar entre los 10-30 años. El carci- etcétera) causa neumonitis químicas gravísimas
noma broncopulmonar primitivo tiene su fre- y, al cabo de años, cáncer broncopulmonar pri-
cuencia máxima entre los 50 y 60 años. mitivo; y la de polvos de metales (níquel, berilio,
Por lo que se refiere a la tuberculosis, los lac vanadio, cromo, uranio, torio, etc.), fenómenos
tantes y los niños pequeños están especialmente de irritación bronquial aguda y lesiones cutáneas
_g amenazados, en tanto que los niños de edad pre- de tipo granulomatoso (en la beriliosis), que se
,;
� escolar y escolar ofrecen una resistencia acrecida; confunden con la sarcoidosis y cáncer bronquial.
� en la pubertad, la incidencia tuberculosa aumen- La entrada continua <le polvo en las vías respi-
.g ta bruscamente, porque a los factores externos ratorias motiva una fibrosis pulmonar linfoectási-
-� desfavorables del cambio de medio y a unos es- ca llamada «neumoconiosis» (término propuesto
� fuerzas físicos e intelectuales mayores, se añaden por Zenker, 1867, de: pneumón, pulmón; konis, pol-

·¡;;
las influencias endógenas nocivas del crecimien- vo). Los polvos inhalados pueden ser inorgánicos
:;; to. Después de los 25 años, la amenaza se atenúa y orgánicos. Las coniosis más importantes produ-
l lentamente, para reaparecer en los últimos años cidas por los primeros son la silicosis (dióxido de
� de la vida con la tuberculosis senil. sílice puro y libre), la asbestosis (silicato magnési-
.,: La edad media del cor pu/mona/e crónico es de co: amianto o asbesto), la talcosis (silicato magné-
z
cti 58 años. sico hidrolado: talco), la caolinosis (silicato de alú-
oen mina: caolín), la esquistosis (polvo de pizarra), la
en
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::;
Sexo. En la juventud, enferman de tubercu- antracosis (polvo de carbón), la siderosis (soldado-
QI losis pulmonar más mujeres que hombres (2:1), res de metales ferrosos), la beriliosis (polvo de be-

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64 Semiología médica y técnica exploratoria

rilio), la aluminosis (bauxita), la estannosis (esta- nas particularidades corporales que predisponen
ño), la baritosis (polvos de bano), etc. Entre las a ellas, ya por una modalidad peculiar de reac-
neumoconiosis por polvos orgánicos citaremos la ción a la infección. En lo que se refiere a la tuber-
bisinosis (debida al algodón), la tabacosis (polvo culosis pulmonar, cabe señalar la importancia de
de tabaco), la bagazosis (polvo de caña de azúcar), las influencias exógenas (hipoalimentación, ma-
la amilosis (harinas), la suberosis (corcho), la can- las condiciones de la vivienda, promiscuidad,
nabiosis (polvo de cañarno), etc. drogadicción, etc.).
El pulmón del granjero o trillador se observa Existen antecedentes familiares de cáncer
en agricultores en contacto con heno o paja al- broncopulmonar. Es válido el concepto de la
macenados húmedos. La inhalación de esporas «predecesión»; se trata de familias en las que se
de hongos termófilos se presenta bajo una forma observa una localización tumoral concreta, que
aguda (alveolitis hiperérgica) con frecuencia re- aparece en sucesivas generaciones en edades
versible o crónica, esclerógena, difícil de diferen- cada vez más precoces.
ciar de una broncopatía crónica. Lo propio ocurre En los asmáticos, es frecuente la incidencia
con la enfermedad de los silos, por inhalación de dentro de la familia de esta misma enfermedad u
bióxido de nitrógeno en silos recién llenados. otras de índole alérgica, como rinitis, traqueítis,
En el riesgo silicógeno cuentan la edad, facto- eccemas, colitis mucomembranosa.
res genéticos (diátesis queloidea); constitución
linfática y la eficacia del filtro nasal y linfático
pulmonar, este último alterado en las enfermeda- ANTECEDENTES PATOLÓGICOS
des previas cardiopulmonares. O ENFERMEDADES ANTERIORES
Los médicos, enfermeras y personal subalter-
no que conviven con tuberculosos propenden a Valoraremos las sufridas en la infancia, ya que
contagiarse si no toman las medidas oportunas algunas de ellas (neumonía, bronconeumonía, tos
para evitar el contagio. ferina, etc.) dejan secuelas (bronquiectasias) o
predisponen a sufrir otras; así, las bronquitis de
Lugar de residencia, vivienda, alimenta- repetición figuran, con notable frecuencia, en los
ción, hábitos de vida. Los climas húmedos antecedentes de los enfermos enfisematosos y
(puertos de mar, vecindad de los ríos) no son cancerosos bronquiales.
convenientes a los bronquíticos crónicos, asmáti- Existe cierto número de enfermedades que fa-
cos, enfisematosos y tuberculosos. vorecen la aparición de la tuberculosis pulmonar
La polución del aire de los núcleos urbanos es (sintrópicas), tales como la diabetes, linfogranu-
nociva para las vías respiratorias, sobre todo en loma de Hodgkin, gripe, tos ferina, esquizofre-
las nieblas bajas (smog). Los irritantes carcinoge- nia, sarampión, SIDA, etc., y otras que presentan
néticos (hidrocarburos policíclicos y aromáticos, cierto rechazo (distrópicas), las adenitis supurn
benzopireno, etc.), a partir de calles y carreteras das tuberculosas curadas, las enfermedades alér-
asfaltadas, industrias, motores de combustión, gicas y reumáticas inflamatorias, etc.
etcétera, explican la relación cáncer broncopul- Los pacientes con esclerodermia difusa gene-
monar y densidad urbana. ralizada pueden presentar alteraciones pulmona-
La hipoalimentación sostenida crea una espe- res características, bajo la forma de una fibrosis
cial labilidad para la tuberculosis. intersticial (pulmón de la esclerodermia), con un
El fumar en exceso es nocivo, irrita las vías aéreas síndrome grave de bloqueo alveolocapilar.
superiores, acarreando laringitis con edema uni o Es frecuente la relación entre asma bronquial
bilateral de las cuerdas vocales, así como bronquitis y parasitosis intestinal.
espástica con disnea y tendencia a infecciones res
piratorias. Existe una relación directa entre el hábito
de fumar y la frecuencia del cáncer de pulmón. COMIENZO Y EVOLUCIÓN
DE LA ENFERMEDAD ACTUAL

ANTECEDENTES FAMILIARES Existen una serie de síntomas que, aislados o


en grupo, orientan hacia un proceso respiratorio,
Destaca, en ocasiones, y de manera induda- como son el dolor torácico, disnea, cianosis, tos,
ble, la acumulación de ciertas neumopatías en expectoración, vómica, hemoptisis, fiebre, anore-
determinadas familias, ya sea por heredarse algu- xia, astenia, trastornos menstruales y dolores os-
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Neumología 65

teoarticulares. En fase avanzada, puede observar- organización segmentaría. Se trata de un dolori-


se la llamada encefalopatía respiratoria. miento sordo (como el que se obtiene al pinzar el
vientre muscular entre dos dedos) sentido pro-
fundamente en el cuerpo, y difuso o escasamente
Dolor limitado. Cuando es intenso se acompaña de:

Es un síntoma muy valioso y valorado por los a) Dolor sordo difuso a la palpación profunda.
enfermos, quienes creen que mientras persiste, lo Oue no debe ser interpretado como testigo del
hace también la enfermedad. En ocasiones, es asiento de la lesión.
tan específico en su forma de presentarse y cali- b) Sensibilidad cutánea refleja con discreta hipe-
dad subjetiva, que adquiere un máximo valor restesia. Sobre todo en las enfermedades viscera-
diagnóstico. les, dando lugar a las conocidas zonas de Head
Antes de entrar en materia y adelantando ideas, (fig. 2-1), de límites imprecisos.
vamos a ocuparnos del dolor somático en sus e) Trastornos viscerales. Así, el dolor torácico in-
tres tipos: tenso motiva una sensación de sofocación y cons-
tricción, y el abdominal, de náuseas, plenitud y
1. Local. Se circunscribe donde radica la cau- aun vómitos. No existen apenas trastornos moto-
sa y no se irradia, aumentando con la presión res ni verdadera atrofia, por cuanto los nervios se
directa y en los intentos de movilizar la parte da- limitan a transportar los impulsos dolorosos sin es-
ñada. tar afectados por ningún proceso irritativo, como
2. Irradiado o transmitido. Es consecuencia de la hemos visto que ocurre en el dolor irradiado.
irritación de una rama o tronco nervioso, por pro-
cesos inflamatorios o tóxicos (neuritis) o compre- Las vías de la sensibilidad dolorosa de las pare-
sivos (tumores, hernia discal, etc.). Es vivo, en un des torácicas y pleura parietal pasan por las raí-
solo plano, en descargas (neurálgico) y se proyecta ces dorsales posteriores; la región superior del
a lo largo de la zona de inervación del nervio o cono torácico recibe fibras del plexo cervical. El
rama afectos (neuralgia segmentaría). pericardio depende del nervio frénico, y el dia-
3. Referido o reflejo1• Es un dolor profundo, fragma, de éste y de los últimos nervios intercos-
que se proyecta a distancia de la zona estimula- tales (T7-Tl 2) en su tercio posterior. La sensibili-
da, siguiendo en esta proyección las leyes de la dad del árbol respiratorio es transmitida
esencialmente por los nervios vagos, así como
por los ramos comunicantes de las cadenas sim-
'El organismo, a pesar de su unidad, presenta un profundo páticas paravertebrales.
metamerismo, por lo que puede considerarse dividido en una
serie de segmentos, cada uno derivado de un par de somitas
embrionarias. Cada semita, al evolucionar, se diferencia en tres El parénquima pulmonar, los bronquiolos v
porciones: la pleura visceral carecen de sensibilidad dolo-
l. Externa o dermatoma. Oue dará lugar al carian dérmico, rosa.
y del que tomará su inervación la piel procedente del ectoder-
mo. Muchos procesos patológicos que afectan la
2. Interna o mio10111a. De la que proceden los músculos es-
queléticos.
pleura o los pulmones no son dolorosos (neumo
3. Medial o esclerotoma. Origen de los huesos, cartílagos y o hidrotórax, tumores e incluso inflamaciones
otras estructuras del esqueleto. necrosantes con destrucciones extensas).
El dermatoma, el miotoma y el esclerotoma procedentes de Una lesión pulmonar es dolorosa:
un mismo somita reciben la inervación sensitiva de una misma
raíz nerviosa posterior procedente del correspondiente segmento
neurológico. El miotoma recibe, además, una raíz motora. ,e
1. Sí extiende hasta la pleura parietal o dia-
La distribución segmentaría de los derrnatornas se observa fragmática.
mejor en el tórax y abdomen, donde se distribuyen en estre-
chas bandas circulares alrededor del tronco. No obstante, tam-
bién en los brazos, si éstos se mantienen horizontales, se ob-
serva que los dermatomas corren paralelos de dentro afuera, y Las vísceras no se desarrollan a partir de los semitas. No
lo mismo ocurre en las extremidades inferiores, aun cuando en obstante, su inervación sensitiva se hace, igualmente que en las
éstas la distribución está enmascarada por la subsiguiente rota- estructuras somáticas, por fibras procedentes de las raíces pos-
ción que sufren durante el desarrollo embrionario, de tal mane- teriores, aunque le llegan a través de los ramos comunicantes
ra que siguen un curso espiral alrededor del mie111IJ10 de arriba blancos simpáticos, por todo lo cual las vísceras muestran r>m-
abajo y de fuera adentro en la cara anterior, y de dentro afuera bién, a través de s1.1 inervación, una cierta distribución segmen-
en la cara posterior (fig. 2-2). taria.
66 Semiología médica y técnica exploratoria

lc';:c;:>>I Estómago llllllllll Apéndice � Rinón


� Hígado y vesícula biliar j:,,,:,,,,,,,:,::::c::cj Corazón - Uréter

Fig. 2-1. Localización del dolor visceral (zonas de Head).

2. Si alcanza la tráquea o grandes bronquios. por el nervio frénico) se produce dolor referido
3. En caso de espasmo vascular sobreañadi- en el cuello y hombro, y en la zona de distribu-
do, como en las embolias pulmonares. ción cutánea de los segmentos C3-C5. El tercio
4. A consecuencia de cambios en las relaciones posterior del diafragma, en relación con los últi-
de presión intrapulmonar e intrapleural, directa- mos nervios intercostales, proyecta su dolor so-
mente o por el desplazamiento concomitante de bre la pared en el límite toracoabdominal. En el
las estructuras torácicas. Tal ocurre en la esteno- síndrome diafragmático global, se asocian los dos
sis bronquial con acción valvular, en la atelecta- focos de proyección dolorosa.
sia masiva por obstrucción de un bronquio prin- El dolor que se acusa a nivel de tórax puede ser
cipal, en el neumotórax y en el derrame pleural de origen parietal (fractura u osteítis costal, peri-
copioso, ele. condritis, miositis, neuralgia intercostal, nódulos
rniosíticos), proceder de vísceras contenidas en él
La estimulación de la pleura parietal suele (tráquea, bronquios, mediastino, pericardio, cora-
producir dolor exactamente localizado sobre la zón) o ser irradiado o referido de órganos vecinos
zona irritada; pero, en ocasiones, no sucede así, y o distantes (vesícula biliar, páncreas, esófago, es-
aquél rebasa este límite alcanzando partes dis- tómago), lo que no debe olvidar el práctico, quien
tantes, cosa que es preciso conocer para evitar de inmediato frente al dolor, imagina toda la ana-
errores diagnósticos. Tal ocurre con ciertos pro- tomía visceral de la región (tabla 2-1).
cesos del vértice del pulmón que engloban los En el árbol traqueobronquial, los procesos agu-
nervios del plexo braquial, con dolores intensos dos se manifiestan por una sensación molesta de
en la parte anterior del tórax, espalda y brazos, sequedad, quemazón o escozor retrosternal, que
y en algunas neumonías en la infancia, que irri- empeora con la tos, inhalación de aire frío o va-
tan a través de los nervios intercostales, con loca- pores irritantes y deglución, aliviándose en am-
lización abdominal del dolor. Cuando se afecta la bientes húmedos y cálidos, y al aparecer la ex-
parte central de la pleura diafragmática (inervada pectoración.
Neumología 67

Tabla 2-1. Exposición tabular de las relaciones entre las zonas de hiperalgesia y los órganos internos

Corazón C3-C4 a Tl-T8 C3-C4 a Tl-T5


Aorta descendente C3-C4 a Tl-T3 C3-C4 a Tl-T3
y cayado aórtico
Aorta torácica T4-T7
Pleura T2-T12
Pulmones C3-C4 a T3-T9 C3-C4
Esófago (T5)-T8 T5-T6 (T4) T5-T8
Estómago C3-C4 a (T6) T7-T8 T6-T8 (T9) (T5) T6-T9
Hígado y vías biliares C3-C4 a T7-T!O T9-Tl0 (T5) T6-T9 (TlO)
Páncreas T8 T6-T9
Intestino T9-T12
Intestino delgado T9-T10 T9-Tll
Intestino grueso T1 l-T12
Colon transverso T9-T10
Colon descendente Tll-T12
Recto 52-54
Riñón y uréter TlO-Ll (L2) Tll TlO-Ll
Anexos T9-Ll T12 L1
Peritoneo T5-T12

La pleuritis aguda motiva un dolor brusco, in- En el neumotórax espontáneo, es de carácter


tenso, en la región mamaria o submamaria del pleural, se irradia casi siempre al cuello y hom-
lado afecto, conocido como «punzada (o punta) bro del mismo lado, aunque puede referirse al
de costado». Aumenta, por distender la hoja pa- cuadrante inferior del abdomen o epigastrio;
rietal, al inspirar profundo, toser, estornudar¡ y oscila entre un carácter terebrante y una sensa-
disminuye al aparecer el derrame y en aquellas ción de pesadez. No hay relación entre el grado
maniobras (decúbito lateral sobre el hemitórax de colapso pulmonar y la intensidad del dolor¡
enfermo, respiración abdominal) o artificios (fija- en cambio, sí influye la rapidez con que se pro-
ción del hemitórax enfermo mediante vendaje duce.
compresivo o fajín elástico) que inmovilizan la
parrilla costal. Si la pleuritis es interlobular, el do-
lor en capa o en faja acompaña el trayecto de las
cisuras pulmonares, partiendo generalmente de
la columna entre las apófisis espinosas de las vér-
tebras T3-T4 y terminando en la extremidad es-
tema! de la VI costilla. A la derecha, puede acorn
pañar el recorrido de la cisura superior, siguiendo
entonces la IV costilla.
La pleura mediastinica motiva molestias retros-
"'
Q)
ternales irradiadas y dolores al cuello, no agrava-
.§ dos por la tos ni la respiración.
·� En la pleuritis diafragmática, el dolor, muy agu-
� do sobre todo al inspirar y toser, se experimenta
� en el límite toracoabdominal, con irradiaciones, a
¡¡;
:;; través del nervio frénico, al cuello y hombro
} (segmentos cervicales 3-5).
ir' Las pleuritis residuales con adherencias son causa
.,: de molestias sordas, gravativas y de localización
; fija. Aumentan a veces durante los movimientos
� respiratorios amplios, en las inflamaciones, aun Fig. 2-2. Distribución radicular de los dermatomas
i triviales, del tramo respiratorio y con los cambios (cuando en la figura aparece D, se refiere a T, como en
@ climáticos. el texto).
68 Semiología médica y técnica exploratoria

En la neumonía (ibrinosa, el dolor suele tener la


agudeza y situación propias de la punzada (o
punta) de costado. Si aquélla es central, el dolor
es tardío, pues sólo aparece cuando al aumentar
el tamaño del foco se alcanza la pleura parietal.
En los niños, es posible que el dolor sea senti-
do en el hemiabdomen correspondiente, que in-
cluso aparece contraído (lo que se explica por la
dirección oblicua de los nervios intercostales),
con la posibilidad de desviar la atención sobre el
tórax y enfocarla hacia un padecimiento digesti-
vo. Cuando el proceso afecta al lóbulo superior o
medio derecho (fig. 2-3), el dolor suele localizar-
se en el cuadrante superior derecho del abdo-
men, y cuando afecta al lóbulo inferior, puede
asentar en la fosa ilíaca derecha.
El dolor de la ate/ectasia es parecido al de la
neumonía fibrosa; unas veces es agudísimo, otras
moderado. Este dolor se atribuye a la tracción
que el parénquima retraído ejerce sobre la pleura,
sin que llegue a superar la adherencia de las hojas
pleurales. En las inferiores, casi siempre muy do-
lorosas, representan un papel importante las trac-
ciones del músculo diafragmático y desviaciones
de los órganos mediastínicos. Fig. 2-3. Localizaciones abdominales del dolor en la
En el cáncer primitivo del pulmón, el dolor sigue neumonía.
en frecuencia a los síntomas tos y expectoración
y precede a la hemoptisis. El precoz es por ate-
lectasia de una vasta zona de parénquima pul- con sangre roja y fresca en los casos en que haya
monar, las más de las veces, un lóbulo. En la neo- infarto pulmonar, cosa que sólo ocurre en el
plasia central, el dolor es tardío y sólo aparece 50 % de los casos.
cuando al crecer, el tumor alcanza la pleura y pa- En los cardíacos (muchas veces se trata de
red costal y compromete los nervios intercosta- trombosis por la estasis), el dolor adquiere un ca-
les. La afectación del vértice del pulmón (tumor de rácter vago y suele faltar la expectoración he-
Pancoast) motiva dolores en el hombro y cara in- moptoica (30 %), siendo casi constantes la fiebre
terna del brazo, algias radiculares violentas, lan- y la disnea más o menos intensa, acompañada de
cinantes, a lo largo del plexo braquial, al que in- una sensación molesta de opresión torácica.
vade y, además, síntomas simpáticos, ya sean de En los procesos mediastinicos, el dolor es retros-
excitación (vsíndrome de Pourfour de Petit», con ternal o interescapular, con irradiaciones a dis-
midriasis, exoftalmía y aumento de la hendidura tancia. Es muy intenso en la mediastinitis aguda
palpebral) o de parálisis («síndrome de Bemard- (se acompaña de disfagia, tos, disnea y fiebre), y
Horner», con miosis, enoftalmía y disminución poco manifiesto en los tumores benignos, salvo
de la hendidura palpebral). si aumentan bruscamente de volumen al sangrar,
Las embolias pulmonares de tamaño mediano se infectan o malignizan. En la infiltración del
(el embolismo mínimo es poco aparente) se ma- mediastino superior (casi siempre por cáncer
nifiestan por dolor casi siempre intenso y brusco, bronquial), el dolor fijo y agudo se percibe en la
disnea progresiva que no se explica con los sig- parte anterosuperior del tórax, irradiándose hacia
nos físicos encontrados, aceleración del pulso y el cuello, la mandíbula y el oído, al toser, respirar
angustia con estado sincopal, tanto más llamati- profundamente o estornudar (fig. 2-4).
va cuanto que falta en los restantes estados agu- En los linfomas malignos (sobre todo hodgki-
dos pulmonares o pleurales, como si el enfermo nianos), la ingesta de alcohol, aun a dosis mode-
sintiera que su vida está seriamente amenazada. radas (basta un vaso de cerveza), puede ir segui-
Horas después se presentan fiebre de intensidad da a los pocos minutos de la aparición o del
variable y rebelde a los antibióticos y esputos aumento de molestias en las regiones retrosternal
Neumología 69

Este curioso fenómeno, descrito por Hoster


(1950), es un síntoma valioso y precoz.

Dolor torácico de origen musculosquelético


y nervioso

Es tan frecuente como poco valorado. Nos


ocuparemos, con cierto detalle, en sus causas
principales.

Neuralgia intercostal. La irritación de las


raíces dorsales posteriores o de los nervios inter-
costales es motivo de un dolor vivo, urente, su-
perficial, con exasperaciones pulsátiles a lo largo
del tronco afecto. Se agrava durante la noche y
aumenta en las respiraciones profundas y con el
esfuerzo. Hay hiperestesia cutánea y dolor ex-
quisito a la presión a nivel de unos puntos de
elección, en los cuales el nervio (o una de sus ra-
mas) se torna superficial y puede ser comprimido
contra un plano óseo subyacente (puntos de Va-
lleix); el vertebral o apofisario junto a la columna
vertebral, donde emerge el nervio del canal; el la-
Fig. 2-4. Irradíación del dolor mediasunico. ternl, en la mitad del espacio intercostal, en el si-
tio en que la rama colateral perforante lateral se
irradia por los tegumentos, y el esternal, junto al
esternón, donde la rama perforante anterior atra-
e interescapular, con posibles irradiaciones ;i] viesa la capa muscular (fig. 2-5).
cuello, la espalda o a lo largo de los brazos. Los
linfoganglios supraclaviculares, axilares e ingui- Ganglionitis posterior aguda. Conocida
nales, pueden hacerse también más sensibles. como herpes zosrer (palabra griega, esta última,

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© Fig. 2-5. Los nervios intercostales en relación con las estructuras del abdomen (A) y con la del tórax (B).
70 Semiología médica y técnica exploratoria

que significa cinturón) o zona (expresión derivada La hinchazón local aparece rápidamente al
de la palabra latina cingulum, de igual significado), mismo tiempo 4ue dolores circunscritos, a veces
motiva dolores neurálgicos intensos acompaña- bastante intensos tras la tos. Se trata de una pro-
dos de una erupción sobre una base eritematosa minencia fusiforme bien visible con luz que lo
de pápulas, papulovesículas o vesículas, distribui- haga resaltar, prolongada varios centímetros, fir-
das a lo largo del nervio intercostal afecto, sin que me y muy sensible a la presión digital, sin colora-
llegue a rebasar la línea mediosternal. Casi siem- ción de la piel ni calor local. Predomina en la arti-
pre es unilateral. culación condrocostal, a veces en la articulación
condrosternal, y puede durar vanas semanas o
Fracturas costales. Pueden ser traumáticas meses antes de retroceder lentamente. No existe,
o causadas por violencia muscular indirecta, habitualmente, ningún signo radiológico; el ex-
como en la tos o estornudo. El sitio habitual de tremo anterior de la costilla implicada puede
fractura es la unión de los tercios medio y ante- aparecer ensanchado, porótico o condensado. Es
rior de las costillas V a X. También se han señala- frecuente en las neumopatías crónicas tusígenas.
do fracturas de las primeras costillas, en la hipe- Nunca supura, lo que lo diferencia de las osteo-
rextensión súbita de los músculos de la cintura condritis costales sépticas.
escapular, y de las situadas bajas, en el embara-
zo, en que el desarrollo del útero somete al tórax Síndrome de Cyriax (o del noveno cartí-
a un esfuerzo constante. El dolor aparece a la lago costal). Producido por el deslizamiento o
presión en un punto limitado (o zona extensa si subluxación del extremo anterior del noveno car-
son varias las costillas afectas), con sensación de tílago costal, el cual se desplaza en dirección dor-
crepitación o desplazamiento (salvo en las Iractu- sal y sp coloca por detrás del octavo. Entre el ex-
ras en tallo verde); si se comprime el tórax en di- tremo puntiagudo y ligeramente incurvado hacia
ferentes planos, las molestias se notan siempre arriba del noveno cartílago y la cara posterior del
en el mismo sitio, contrariamente a lo que suce- octavo, queda pellizcado el octavo nervio inter-
de en una contusión simple; si se invita al pacien- costal, que pasa entre ambos.
te a levantar un peso, se percibe un dolor violen- Aunque con menor frecuencia, la subluxación
to en el punto de fractura (maniobra de Brandel). puede presentarse en el octavo cartílago, en el
La radiografía puede ser muda en las fracturas séptimo o en el décimo; el cartílago afecto se
en tallo verde sin desplazamiento, hasta que desplaza hacia atrás con respecto al cartílago si-
haya transcurrido tiempo suficiente para que el tuado por encima, quedando pinzado, entre am-
callo se calcifique, y entonces sólo nos puede bos, el nervio intercostal suprayacente al cartíla-
ayudar para el diagnóstico retrospectivo. go luxado. La afección puede aparecer indis-
tintamente en uno o en otro lado. La unión oste-
Neoplasias malignas primarias o metastá- ocondral de los extremos anteriores de los cartí-
sicas. Con relativa frecuencia, se observa dolor lagos nunca se afecta. Sean traumatismos direc-
parietal, por afectación de las costillas, esternón tos o indirectos, siendo más frecuente en deter-
o vértebras. El diagnóstico es difícil hasta que el minadas profesiones, como administrativo, cami-
foco es lo bastante grande para percibirse por llero, zapatero, carpintero, deportistas (tenis,
palpación, producir fracturas patológicas o verse golf), etc.
en las radiografías; asimismo, duelen los proce- El síntoma cardinal del síndrome es el dolor
sos inflamatorios agudos (tifóidicos, tubercu- que, de ordinario, se presenta en forma aguda, de
losos, sépticos, así como en las periostitis sifilíti- aparición súbita y se acompaña de impotencia
cas secundarias); las costillas y el esternón son, funcional completa. Se localiza en el extremo an-
junto al cráneo y la tibia, las localizaciones prefe- terior del cartílago costal luxado. En algún caso,
ridas, capaces de producir salientes seudoexostó- el dolor es tan agudo y violento, que se acompa-
ticos de evolución gomosa. ña de un cuadro de shock. En sus accesos, el dolor
puede irradiar al hombro y al brazo homolateral.
Síndrome de Tietze. Se caracteriza por En algunos pacientes, aparece con los caracteres
una tumefacción dolorosa de uno o varios cartí- del dolor de una crisis carrlí;ic;.1 o el de un neu-
lagos costales. Es frecuente en el adulto de edad motórax espontáneo. Con menor frecuencia, el
media. El segundo cartílago costal es el que se cuadro clínico se presenta como un dolor local
afecta con más frecuencia, y a veces el tercero o sordo, que sufre accesos de exacerbación que van
el cuarto. recidivando durante años.
r Neumología 71

En ocasiones, el dolor es desencadenado por las costillas adyacentes, cartílagos costales y es-
una inspiración profunda seguida de una espira- ternón, y observar las respuestas del paciente.
ción violenta, como en el estornudo; en otros ca- A continuación, procediendo con suavidad, se
sos, se presenta a consecuencia de movimientos palpa el cartílago xifoides en su cara anterior y en
del tronco o de las extremidades superiores. So- sus bordes, pero haciendo la compresión con
bre todo, se exacerba cuando el paciente se incli- mucha menor intensidad que en la exploración
na hacia delante doblando el tronco, como si sa- de los elementos vecinos. Cuando existe el sin-
ludase. Por palpación, se halla un punto de dolor drome, puede delimitarse una zona de hiperalge-
electivo a la presión, que corresponde al extremo sia acusada sobre una porción del cartílago xifoi-
del noveno cartílago costal luxado. Si con los de- des y, más frecuentemente, a lo largo de un
dos se intenta desplazar este cartílago hacia arri- borde. En ocasiones, una vez retirada la compre-
ba, aproximándolo más al octavo, se despierta un sión digital, el dolor local y el reflejo persisten
dolor vivo, debido al pinzamiento de la parte an- desde algunos minutos a varias horas. Incluso se
terior del VIII nervio intercostal, en su trayecto da el caso de que algunos pacientes se nieguen a
entre los dos cartílagos. A veces, al efectuar esta ser explorados de nuevo, debido al mal recuerdo
maniobra, se obtiene una sensación de frote o de que les ha dejarlo la primera exploración; ellos
resalte. mismos se palpan el cartílago xifoides con gran
La radiografía es completamente negativa. No cuidado y aprensión.
aporta más ayuda al diagnóstico que la de excluir El comienzo y la desaparición del dolor no
otras posibles afecciones. son instantáneos. Su duración varfa entre ;ilgunos
minutos a varias horas y presenta recidivas a in-
Xifoidinia o xifoidalgia. Consiste en la per- tervalos de minutos, horas o días. Lo más co-
cepción de dolor espontáneo o a la presión sobre rriente es que el dolor recidive varias veces du-
el cartílago xifoides. Se deriornina también «sín- rante el día. Si no se somete a tratamiento, el
drome del xifoides hipersensible». Es de observa- cuadro puede persistir durante semanas o meses,
ción frecuente; suele incidir entre los 40-60 años. más raramente años; no obstante, es frecuente
El dolor xifoideo varía considerablemente en que, por sí sólo, tienda a involucionar. En algún
cuanto a localización, calidad, intensidad, dura- caso, después de muchos meses o años, puede
ción y agente desencadenante, pero incluso en un reaparecer.
mismo paciente puede mostrar, en el curso del Las causas desencadenantes suelen ser oscu-
tiempo, respuestas diferentes. Las más de las ve- ras, y varían de un enfermo a otro. Las r¡ue más a
ces, el sufrimiento se experimenta como una sen- menudo se observan son el agacharse para reco-
sación dolorosa profunda, situada inmediatamen- ger un objeto, doblarse hacia delante, levantar
te detrás del esternón, que puede irradiar al pesos, volverse de lado en la cama, andar (sobre
epigastrio, espalda, hombros, brazos o región pre- todo cuesta arriba), o la ingestión de una comida
cordial. Es frecuente después de cirugía cardíaca. abundante.
En cuanto a su tonalidad, el dolor tiene un ma- La xifoidalgia puede ser primaria (no se acom-
tiz especial; el paciente lo describe como un algia paña de otra enfermedad); postraurnática, posla-
nauseosa, parecida a la que se experimenta, ;i ve- parotomía media supraurnbilical, postesterno-
� ces, tras 11n golpe en el plexo celíaco. Puede ser Ji- tomía media, esencial; y secundaria a procesos
! gera o intensa, pero nunca llega a ser terebrante o digestivos, cardioangiopáticos y asmáticos.
� en puñalada. Son muy frecuentes las algias reumáticas de
.§ Cuando se presenta por la noche, es frecuente los cartílagos costales y condrosternales, así como
·� que impida el sueño, ya sea por su intensidad o las esteroclaviculares y manubriosternales en ca-
� porque el matiz visceral provoca en el enfermo sos de artrosis; no rara vez coinciden con nódulos

·¡;
miedo o aprensión, que son los que le impiden fibrosíticos y placas celulíticas, manifestación de
iii conciliar el sueño. inflamaciones tórpidas qlle afectan al tejido Fihro-
·5.
O El hecho fundamental que permite afirmar la so que encapsula los nódulos de grasa.
j existencia del síndrome es la reproducción o exa- En los capítulos correspondientes, nos ocupa-
< cerbación de las molestias espontáneas, al efec- remos del dolor irradiado o referido a la pared
� tuar una presión digital ligera sobre el cartílago costal procedente de estructuras osteoarticulares
g
(/)
xifoides. vecinas (columna cervical, hombro); de vísceras
� Antes de comprimir el xifoides, el que explora intratorácicas ajenas al aparato respiratorio (esó-
e debe, sistemáticamente, comprimir con fuerza fago, pericardio, corazón y grandes vasos) o de
72 Semiología médica y técnica exploratoria

órganos abdominales (estómago, vesícula biliar, respiratoria (respiración superficial o corta) o de su


páncreas, etc.). aumento (polipnea).
La respiración superficial o corta (en los suje-
tos sanos se observa después de grandes esfuer-
Disnea zos o traumas emotivos) se señala en las insufi-
ciencias pulmonar y cardíaca. La diferenciación
Es un síntoma de observación frecuente en entre estas dos últimas es difícil, siempre y cuan-
clínica, por causas diversas. En lo que atañe al do no sean tomadas en consideración la anamne-
aparato respiratorio, es el más impresionante sis y las condiciones de su presentación. La dis-
desde el punto de vista subjetivo y el que más nea por enfermedad pulmonar se intensifica con
llama la atención objetivamente. la sobrecarga física, pero apenas por los cambios
La palabra disnea significa, etimológicamente, de posición. El enfermo puede dormir con una
«respiración difícil». En la disnea, aparte de este sola almohada; la de origen cardíaco acrece,
aspecto subjetivo (sed de aire) hay otro objetivo, como la anterior, con el ejercicio (disnea de esfuer-
evidenciado por anomalías en la amplitud, fre- zo), pero opuestamente a la motivada por una le-
cuencia y ritmo de los movimientos respiratorios. sión pulmonar, se intensifica con el decúbito (or-
En los sujetos en coma, el ansia de aire no topnea) y, a menudo, durante la noche una vez
puede ser percibida y sólo son las anomalías en conciliado el sueño. Clínicamente, en ambas la
la amplitud y ritmo de los movimientos torácicos espiración se encuentra alargada de manera idén-
los que traducen el trastorno respiratorio. tica, no siendo rara la demostración de estertores
El ejemplo más conspicuo es la «respiración secos (sibilancias). Es característico y casi exclusi-
acidótica de Kussmaul» con un llamativo contras- vo del fallo cardíaco, la presencia de estertores
te entre la rapidez y energía <le las excursiones húmedos (crepitaciones) más o menos abundantes,
respiratorias y el aspecto tranquilo del sujeto, sin auscultables en una o ambas bases pulmonares.
signo subjetivo alguno de obstáculo al respirar. Como ejemplo de respiración rápida y amplia
La disnea, como el dolor, dependen, en gran (polipnea), citaremos la de Kussmaul, propia del
parte, de la sensibilidad general del individuo. coma diabético acidótico (no del hiperosmolar) y
Existen sujetos muy sensibles a la anoxia, en los urémico.
cuales una ligera alteración en el transporte del Algunas disneas presentan características pro-
oxígeno y del anhídrido carbónico, se sigue de pias que las definen, tal ocurre con la llamada «de
graves trastornos, en contraste con otros capaces esfuerzo», ausente en el reposo; la ortopnea, sólo
de una vida activa, casi normal, a pesar de un gra- patente en la posición horizontal; la trepopnea o
ve fallo en la función oxigenatriz; casos de este gP- intolerancia para L1n decúbito lateral (casi siem-
nero, aunque no frecuentes, son patrimonio de la pre el izquierdo), por la existencia de un derrame
experiencia de todo médico práctico. Una notable pleural contralateral o de una excesiva distopia
tolerancia frente a la hipercapnia y anoxia se seña- postura! del corazón; las paroxísmicas (asma bron-
la en la llamada «encefalopatía respiratoria». quial o cardiógeno, edema agudo del pulmón);
La disnea se manifiesta por anomalías de los las periódicas, como la de Cheyne-Stokes (ciclop-
movimientos respiratorios en frecuencia, ampli nea) y de Biot (o meningítica), etc.
tud, ritmo y duración de las fases inspiratoria y La disnea psicógena es taquipneica (hasta 60 o
espiratoria. La dificultad respiratoria, en un pri- más respiraciones por minuto) y suspirosa o no;
mer tiempo, puede tener el aspecto de la llamada si persiste, da lugar a hiperventilación con des-
disircnia, para convertirse más tarde en una dis- censo del C02 de la sangre y alcalosis secundaria
nea auténtica; el paciente tiene la impresión de con manifestaciones tetánicas, cardíacas (precor-
no poder acabar de respirar hasta el fondo y dialgias, taquicardia) y psíquicas (abatimiento,
de quedar tan sólo satisfecho cuando practica confusión mental), integrando el llamado «sín-
'una respiración consciente y activa. drome de hipervenrilación».
La disnea con respiración lenta (bradipnea) se
observa en la estenosis de las vías aéreas altas y en
el asma y enfisema obstructivo broncógenos; en el Disneas de causa respiratoria
primer caso, a expensas de la inspiración que se
alarga, y en el asma y enfisema, de la espiración. Ciñéndonos a las disneas cuya causa radica en
La taquipnea o respiración rápida suele ir las vías aéreas o en el pulmón (inútil decir que en
acompañada de la disminución de la amplitud la mayoría de los casos se suman varios de estos
T
Neumología 73

factores), podemos considerar una serie de sub- acostado sobre el lado afecto que en la posición
grupos según sean los factores etiopatogénicos de pie. Se observa en la tuberculosis bronquial
que intervengan: con retracción de los bronquios de un cierro cali-
bre, aunque se puede escuchar en todos los pro-
Estenosis de las vías respiratorias. La cesos estenóticos cuando la lesión es limitada o
causa de la disnea radica en un trastorno de la parcial y no difusa. La retención de secreciones a
ventilación pulmonar (disneas aerógenas). La di- nivel de la zona afecta produce remolinos aéreos
fícil llegada del aire a los alvéolos motiva en ellos en sentido ascendente. La gorguera desaparece
el descenso de la tensión parcial del 02, con au- después de uno o varios accesos de tos, para vol­
mento de la del C02, causas a su vez de anoxe- ver a aparecer de nuevo en un intervalo más o
mia e hipercapnia con insuficiente aporte de oxí- menos largo, según la intensidad y rapidez en la
geno a los tejidos para sus procesos oxidativos Forrnación c!P. secreciones.
(hipoxia o anoxia). El wheezing es un término anglosajón, algo pa-
En ciertos procesos nasofaríngeos infantiles recido a la gorguera, pero de tono no tan alto,
(pólipo nasal gigante, hipertrofia adenoidea [las más sibilante, en relación con estenosis más am-
vegetaciones presionan sobre el velo del paladar plias y, sobre todo, en bronquios de calibre me-
bloqueando la entrada de aire], amígdalas hiper- nor. También desaparece con los accesos de tos,
tróficas, etc.), se produce un estridor (ruido áspe- haciéndose de nuevo audible con la nueva acu-
ro y audible a distancia) que puede ser inspirato- mulación de secreciones.
rio, espiratorio o de ambos tiempos. La dificultad 3. Tos. Es tanto más intensa cuanto más alta
inspiratoria es grande (el niño respira con la boca es la estenosis. Adquiere un tono perruno cuan-
abierta y la cabeza extendida hacia atrás) y la hi- do se origina en bronquios gruesos, y metálico
poxia e hipercapnia profundas pueden conducir cuando el obstáculo es traqueal. Es persistente e
al coma. La hipertensión pulmonar secundaria a incluso paroxísmica, muy grave, en caso de cuer-
la mala oxigenación sobrecarga al corazón dere- pos extraños, sobre todo de origen vegetal.
cho que puede claudicar. 4. Expectoración. Es un signo directo de la es-
Si la causa radica en la laringe (lesiones infla- tenosis, que interrumpe el mecil.nismo normal de
matorias [laringitis en todas sus variedades y drenaje. Su tipo depende de los distintos proce-
etiológicas], tumores, espasmos [en el curso de sos que originan la estenosis y la retención su-
una tetania mientras el niño llora], etc.), existen bestenótica.
trastornos en la fonación, estridor doble y gran 5. Dolor. Los cuerpos extraños producen mo-
dificultad respiratoria. lestias retrosternales parecidas a la dificultad que
La cabeza extendida facilita la visión del as- ocasiona un cuerpo extraño en el esófago. Puede
censo y descenso de la laringe al compás de la ser intenso, por la atelectasia secundaria o por la
respiración. La presión intratorácica inspiratoria compresión que sobre los vasos y nervios pue-
negativa no es compensada con rapidez suficien- den ejercer las masas tumorales en crecimiento.
te, por lo que se produce una succión con depre-
sión de las partes blandas a nivel de las fosas yu- La oclusión total de un bronquio lobular o me-
gular, supra e infraclaviculares, espacios inter- nor se compensa con los territorios pulmonares no
g costales y hueco epigástrico (tiraje}. Puede produ-
-¡¡
afectos, pero si la supresión de la ventilación es
� cirse tos y aleteo nasal con cianosis. muy intensa (atelectasia masiva por oclusión de
:,
<11
Q)
un tronco bronquial), la reducción del campo
:� En las lesiones ttaqueobroncotronculares. se ob- de hematosis produce insuficiencia respiratoria, y
� serva: dado que además persiste la circulación por el te-
� 1. Disnea inspiratoria. Salvo en las distonías rritorio no ventilado, la sangre no se oxigena, y
¡ de tipo hipotónico («síndrome de Lemoine-Her- por consiguiente llega a las venas pulmonares con
:;; de traqueo-bronquiomegalia) en composición de sangre venosa y en éstas se mez-
·aO. zog-Nissen» y

que es espiratoria y a veces con crisis de sofoca- cla con la sangre arterializada que proviene de los
ción, y con tiraje torácico parcial o total. territorios pulmonares aireados (cortocircuito).
g

u.
< 2. Respiración ruidosa. Oue puede ir del «ja- Esto da lugar a una «mezcla venosa» en la sangre
1 deo» inspiratorio, a veces ruidosísimo, a los fenó- arterial, con saturación oxihemoglobínica baja,
g menos de «gorguera» y wheezing. aumento de CO, y posible cianosis.
i La gorguera es un estertor oral generalmente En la obstrucción de los bronquios terminales
@ grave en su tono. Es más audible con el enfermo y bronquíolos (asma, bronquiolitis, etc.), la dis-
74 Semiología médica y técnica exploratoria

nea es espiratoria y de ritmo lento a expensas de bulos del pulmón e irregular distribución de los
la espiración alargada, la cual se acompaña de si- volúmenes respiratorios); el tórax rígido (por pa-
bilancias, a veces audibles a distancia. A ello se quipleuritis), la obesidad, elevación del diafrag-
añade tos quintosa, que aumenta la disnea, y ex- ma y todos los procesos que motivan dolor torá-
pectoración viscosa escasa y adherente, que se cico, ya sean por lesión parietal (fractura costal,
torna más fácil y fluida al terminar la crisis dis- neuralgia intercostal, etc.) pleural (pleuritis, neu-
neica asmática. motórax) o pulmonar (infarto, neumonía, etc.).

Reducción de la superficie alveolar. Hay


un trastorno de ventilación, pues el aire no llega Cianosis
hasta los alvéolos por hallarse éstos ocupados
(neumonía, tuberculosis), o colapsados (derrame Sólo nos ocuparemos, en este lugar, de la cia-
pleural, neumotórax). La frecuencia de la respira- nosis pulmonar, la cual es centrógena, y debida a
ción y la cianosis guardan relación con la ampli- una o varias de estas causas:
tud de los territorios no ventilados, con la persis-
tencia o no Of' la circulación (cortocircuito) y con l. Bloqueo alveolocapilar. Como en las fibrosis
la agudeza del síndrome. El edema pulmonar pulmonares difusas.
agudo difuso se acompaña de un grave cuadro de 2. Disminución de la tensión del O, alveolar.
insuficiencia respiratoria global aguda. Como en el asma, enfisema, atelectasia, procesos
infiltrativos extensos.
Disminución o pérdida de la elasticidad 3. Cuando existe un territorio pulmonar sin ven-
pulmonar'. Es mixta con predominio espirato- tilación y, en cambio, persiste la circulacion, La sangre
rio, no ortopneica, mejorando en posición clinos- que pasa por dicho territorio no se oxigena y se
tática, por la elevación del diafragma y disminu- mezcla, en las venas pulmonares, con la sangre
ción del volumen residual. Es de esfuerzo, casi oxigenada procedente de las regiones pulmona-
nunca de reposo. El enfermo duerme sin ninguna res sanas, bien aireadas, produciendo lo que se
molestia con una sola almohada; su suplicio co- llama «mezcla venosa por cortocircuito vascular».
mienza al levantarse y realizar esfuerzos, tan le- 4. Por conservarse la irrigación de alvéolos mal
ves, como el de ponerse los pantalones o calzarse ventilados. En este caso, existe aire alveolar que
los zapatos. En los casos graves, sobre todo en el no puede ser útil para la hematosis, por no estar
momento de la agudización de la participación en contacto con la sangre capilar.
bronquial, casi no puede dar un paso.
En los dos primeros casos, con la inhalación
Trastornos de la permeabilidad. El blo- de oxígeno puro, la cianosis disminuye o cesa, lo
qt1eo alveolocapilar disminuye el tiempo de con- que no ocurre en los dos últimos.
tacto entre el aire alveolar y la sangre capilar,
como se señala en la fibrosis pulmonar difusa. La
disnea es, primero, de esfuerzo, más tarde apare- Tos
ce incluso en reposo, se acompaña de cianosis.
La tos es un signo inespecífico que aparece en
Anomalías de la caja torácica. Citaremos casi todas las afecciones del aparato respiratorio.
la cifoscoliosis (por desigual movilidad de los ló- Se trata de un reflejo defensivo que tiende a este·
reotiparse por facilitación y causas psíquicas.
La tos consiste en una espiración forzada con
la glotis cerrada al principio, que después, cuan-
21::.n el proceso obstructivo, intervienen varios mecanismos:
do se ha alcanzado cierto grado de presión, se
1. fa¡1as1110 bronquiolar di(,1So. Produce aumento del volu- abre, expulsándose el aire a gran velocidad y pro-
men residual con el que debe diluirse el aire inspirado. Altera-
ción del O, y CO, del aire alveolar y de su gradiente de tensión
duciendo el ruido característico.
con la sangre capilar. Todo el complejo mecanismo de la tos está
2. {)i;mi1111Lió11 de la ;11¡,crfiáe de contacto nlveolocnpilar. Por regulado por su centro, llamado «centro tusíge-
destrucción y rotura de tabiques, y formación de ampollas y no», situado cerca del respiratorio en el bulbo ra-
quistes.
�­ J ltpcrtcnsion en la circnlacián menor. Por hipovcntilación
quídeo, el cual recibe estímulos del cerebro (tos
alveolar (vreflejo de Euler»), que repercute sobre el corazón de- voluntaria) y de determinadas zonas (zonas tusí-
recho, el cual, a la larga, claudica. genas) radicadas, casi en su totalidad, en el apara-
N!:UIIIUIU!,JIU 75

Ví,1 i.;�ntrífugu

t
N. laríngeo inferior

-- - --- --.-.- - - - -- :""'""11(. - --,:- ....-,t........


;-_\
N. sensitivos cutaneos ¡-_1_-·\-.-/Yl
-· ·:�·
: . ��j ·_ - _ . :" -:
¡-·_ � � � ' : ·::�·

Fig. 2-6. Punto de partida y vías centrípeta y centrífugas del reflejo tusígeno.

to respiratorio, sobre todo en la pared posterior encontrándose la glotis cerrada, sólo se logra un
de la laringe (región interaritenoidea), en la mitad aumento considerable de la presión intratorácica;
inferior de las cuerdas vocales y de la tráquea (ca- acto seguido, se abre la glotis y se eleva el velo
rina y bronquios); en cambio, la excitación del del paladar, con lo que se cierra la comunicación
parénquima pulmonar no produce tos, lo que ex- con las fosas nasales y el aire es expulsado, en-
plica la existencia silenciosa de cavernas, quistes tonces, con violencia y con una velocidad de
e incluso abscesos. 100 mis (en vez de los 2,5 m/seg en la espiración
Las sinusitis, vegetaciones adenoideas y amig- normal), arrastrando los cuerpos extraños que
dalofaringitis crónicas son, asimismo, causas de encuentra en su camino.
toses rebeldes. Cabe señalar que la función defensiva de la
Existe una variedad de tos llamada refle¡a o tos se encuentra favorecida por la secreción de
simpática, cuyo estímulo parte de un órgano leja- moco; por el movimiento incesante, día y noche,
g
-¡;
no. No es muy frecuente, pues en el 90 % de los de los cilios vibrátiles (empujan las partículas a
� casos se debe a una excitación de las vías respira- una velocidad de 0,25 a 1 cm/min) y por las con-
� torias y siempre es seca, pues por estar los bron- tracciones de los músculos bronquiales .
.§ quios sanos no. hay motivo de hipersecreción
-� bronquial (fig. 2-6). Tipos de tos. Los principales son:

� Los estímulos procedentes del centro tusigeno
�¡;; alcanzan la glotis (nervio laríngeo inferior), los Tos seca Característica de la bronquitis
:; músculos torácicos (intercostales, diafragma, dor- catarral simple y pleuritis. Rara vez es neurógena
J

sal largo) y rectos del abdomen (nervios frénico y
raquídeos).
o refleja (auditiva, ovárica, hepática, etc.). Es una
tos clara, a oponer a la tos perruna ronca, áspera,
< La tos se inicia con un movimiento de inspira- oscura.
; ción previa (no indispensable), seguido del cierre 2. Tos crasa o húmeda. De timbre grave y
g inmediato de la glotis; a continuación, se produ- burbujosa, que se convierte en productiva cuan-
i ce un movimiento espiratorio brusco que tiende do hay expectoración. Mientras el esputo de ori-
@ a expulsar el aire de las vías respiratorias, pero gen infraglótico es proyectado con fuerza por la
76 Semiología médica y técnica exploratoria

corriente espiratoria de aire de la tos hasta la fa- endobronquial (± 500 veces superior a la normal)
ringe, donde aparece de forma brusca, y desde explica la presencia de neumotórax espontáneo por
donde se elimina al escupir; el esputo laríngeo, es rotura alveolopleural y de bronquiectasias, enfi-
decir, la secreción que se origina en el espacio sema y quistes aeríferos en los tosedores habi-
glótico o por encima de él, pero siempre en la en- tuales.
dolaringe, precisa la ayuda del «carraspeo» para Al aumento súbito de las tensiones arterial,
ser eliminado una vez terminada la crisis de tos. venosa y del líquido cefalorraquídeo se atribuyen
Si no hay carraspeo, las secreciones laríngeas pa- la cefalea tusigena, de aparición brusca y breve du-
san directamente del espacio interaritenoideo a ración; el síncope por la tos, sólo se produce des-
la boca esofágica y son deglutidas. pués de repetidos y violentos golpes de tos no in-
3. Tos apagada. Débil, de anciano, por pare- terrumpidos por una inspiración, y la epilepsia
sia de la musculatura respiratoria. tusigena.
4. Tos acoplada. Propia de la tos ferina, salvo:
Origen de las crisis tusígenas. Atendien-
a) En los primeros días del período catarral. do a los caracteres de la tos, es posible precisar,
b) En las formas muy leves. hasta cierto punto, dónde radica el estímulo que
e) En las atípicas de los lactantes, sobre todo. la motiva.
Cada acceso (quinta, ataque o paroxismo) se Las sinusitis, vegetaciones adenoideas y amigdalo-
ofrece con dos aspectos característicos muy nota- faringitis crónicas son motivo de tos seca, especial-
bles: mente en decúbito, al drenar las secreciones ha-
cia las vías respiratorias.
En forma de series de golpes de tos; dos, En la laringitis aguda simple, se oye una toseci-
tres o más; reiterada, inmediatamente una tras Ila seca, continua, cuyo sonido se parece a la arti-
otra; con un intervalo muy breve entre ellas, de culación de la sílaba «hern». En fase más avanza-
ordinario sólo algunos segundos; es decir, en for- da, la tos es «áfona». Si el timbre aumenta un
ma de repris. poco de intensidad se obtiene la tos «velada».
- Dato aún de mayor valor que el anterior En las laringitis agudas estenosantes, semeja el
es que está constituida cada repris por varios croar de las ranas (de ahí el nombre de crup dado
golpes de tos seguidos (cuatro, cinco o más), sin por Home, en 1765, a las diftéricas) o el ladrido
inspiración entre ellos, acoplados, en stacatto de un perro (tos «perruna»).
(echec, chec, chec»). Al final, se añade una inspira- La tos bitonal se encuentra en la primera infan-
ción prolongada con «estridor laríngeo» (gallo o cia, cuando existen adenopatías que comprimen
hipido) muy característico. Por «Ferinoide» que la tráquea, y en los adultos por aneurisma del ca-
sea una tos (gripe, adenopatías traqueobron- yado aórtico o tumores mediastínicos con paráli-
quiales, bronquitis asmatiforme), nunca presen- sis del recurrente. Se trata de una tos chillona,
ta los caracteres antes descritos, sobre todo el seca, que puede o no presentarse por accesos y
acoplamiento. que resulta de la superposición de dos ruidos
producidos al mismo tiempo. Uno grave, velado,
5. Tos emetizante. Se atribuye a la estimula- y el otro agudo. Al escuchar esta tos parece que
ción directa de los esputos sobre la mucosa farín- el paciente tiene dos laringes.
gea, o al alcanzar el estímulo tusígeno el centro En la tos ferina, es característica la «tos acopla-
bulbar del vómito. da» recién descrita; este carácter, exclusivo, sirve
6. Tos contenida. Dolorosa, seca, muy breve para su diferenciación de las toses «ferinoides» de
y superficial a causa del dolor; propia de la irrita- otro origen (adenopatías hiliares, gripe, bronqui-
ción pleural. tis asmatiforme).
En la traqueobronquitis, la tos es, al comienzo,
Efectos secundarios a los accesos de tos. entrecortada, seca y paroxismal, más tarde ad-
La tos puede ser causa de trastornos. Graves fue quiere el timbre grave y burbujoso de la tos crasa
el primero en señalar la posibilidad de fracturas o húmeda, que se convierte en productiva cuan-
costales sin necesidad de invocar un aumento de do comienza la expectoración.
la fragilidad ósea. Suelen ser únicas (sitio hahi- En las broncorreas, la tos es un signo muy im-
tual, las costillas medias a nivel de la línea axilar portante, pero está lejos de ser proporcional a la
posterior); más raramente múltiples o acompaña- cantidad de secreción. Suele haber una tos alta,
das de fracturas del esternón. La intensa presión tos «de garganta», debida a la acumulación de
Neumolo9ía 77

mucosidades, más acentuada por la mañana al do asegurar que tiene un valor parejo al de la
hacer lo que se ha dado en llamar la «toilette bron- biopsia pulmonar.
quial». La presencia de esputos supone siempre algún
En el cáncer broncogeno, la tos es el síntoma ini- proceso anormal en el sistema broncopulmonar.
cial más frecuente (40,5-57 %). Al principio, es La secreción bronquial habitual (< 100 ml/24 h)
seca, y a medida que el tumor progresa adquiere no motiva expectoración alguna, al ser deglutida
sonoridad metálica («broncínea») y se asocia con de manera inconsciente. Es transportada por el
disnea y expectoración hemática. batido ciliar, cuando se halla tapizando la pared
En las fístulas esofagotraqueobronquiales (la ma- bronquial, en forma de película y proyectada ha-
yoría tumorales malignas, abarcando tráquea o cia el exterior por un golpe de tos cuando está
bronquio izquierdo), la ingesta de alimentos sóli- formando acumulaciones.
dos o líquidos motiva accesos de tos con expul- El esputo es un espejo de los fenómenos biológicos
sión de partículas alimentarias, sangre o moco. Si que se realizan en el interior del bronquio. La
la comunicación es muy pequeña, sólo los líqui- bacteriología del esputo muestra el agente infec-
dos determinan tos, ya que los sólidos no pasan cioso agresor; su bioquímica refleja cómo se rea-
por el orificio. liza la defensa orgánica y cómo están desarro-
Por sí mismo, el parénquima pulmonar es aje- llándose los fenómenos alternativo y exudativo
no al reflejo que nos ocupa. Esto explica la exis- de la inflamación; su estudio fisicoquímico nos
tencia silenciosa de cavernas, quistes e incluso da la clave del porqué de su viscosidad y de su
abscesos con líquido. La tos se despierta si la se- mayor o menor facilidad para expulsarlo.
creción pasa al árbol bronquial o si existe una
sensibilidad anormal de la mucosa bronquial
afecta de un proceso flogótico. Obtención del esputo
Conocida es la «tosecilla» que de una manera
tan pertinaz, como molesta, presentan precoz- El esputo debe ser recogido en un recipiente
mente los enfermos tuberculosos. Con frecuen- estéril. Se aprovechan las primeras horas de la
cia, el tuberculoso sólo tose por la mañana (toilet- mañana. El examen se realiza lo antes posible. Si
te de su cavidad). La tos vespertina suele su obtención es difícil por ser escaso y viscoso,
coincidir con la elevación de la fiebre, por lo que se acude a varias técnicas:
pudiera pensarse en una mejor irrigación de las
lesiones tuberculosas como causa productora. La l. Rápidas percusiones torácicas (clappingJ, que
tos fundamentalmente nocturna aparece, a veces, se efectúan con el borde cubica] de una mano so-
en los tuberculosos con manifestaciones circula- bre el dorso de la otra aplicada plana sobre la es-
torias o con insuficiencia nasal, por lo que se ven palda.
obligados a respirar el aire frío por la boca. La tos 2. Presionar simultáneamente con ambas
posprandial aparece durante las comidas y a cau- manos opuestas el tórax durante la espiración.
sa de la sumación de estímulos al paso del bolo 3. Drenaje postura! aprovechando la acción
alimenticio por el esófago. Si no termina hasta de la gravedad.
haber provocado el vómito, hablamos de «Los
g emetizantc» (mortonismo), ya descrita. a) El de los lóbulos superiores se obtiene con
ai
-o En la pleuritis de la gran cavidad, la tos es seca, la posición semisentada y la rotación sobre un
s dolorosa y modificable por los cambios de posi- flanco, de modo que el lóbulo a drenar se en-
:¡:
.5 ción. Si se trata de la pleura diafragmática, es acle- cuentre más alto que la bifurcación de la tráquea.
-� más breve, incompleta, tímida, en virtud de que b) El drenaje de los lóbulos inferiores se obtie-
-� el diafragma no puede contraerse con energía. ne con el enfermo extendido sobre la cama, con
"'e:
·¡;;
la cabeza más baja que los pies.
;¡;

j Expectoración Las sesiones de drenaje postural, deben ha-


cerse antes de las comidas, porque después
..: Se denomina expectorar al acto de arrancar y pueden provocar regurgitaciones y vómito.
; arrojar por la boca las flemas y secreciones que
� se depositan en la laringe, tráquea y bronquios. 4. Sondaje gástrico. En determinados casos, se
i El producto obtenido se llama esputo, cuyo exa- acude a la «escupidera natural» representada por
@ men tiene gran valor clinicodiagnóstico, pudien- el estómago; el producto obtenido por medio del
78 Semiología médica y técnica exploratoria

sondaje gástrico se centrifuga y examina. Esta líquidos (edema agudo de pulmón, bronquitis pi-
técnica es aconsejable para la investigación del tuitosa, etc.). Los llamados esputos «numulares»
bacilo de Koch. son planos, purulentos, redondeados y de bordes
recortados e individuales entre sí, gracias a la cu-
Para el diagnóstico de carcinoma bronquial, es bierta de moco que los rodea y aísla. Deben re-
corriente el estudio citológico de las secreciones cogerse en un recipiente seco, pues muchos es-
obtenidas por aspiración, a través del broncosco- putos proyectados en uno con agua, adquieren
pio, del bronquio correspondiente a la región un aspecto parecido a los verdaderos numulares.
sospechosa de hallarse afectada. Significan la presencia de una cavidad pulmonar,
El empleo por la vía oral o aerosol de sustan- y resultan de que la secreción se rodea de moco
cias broncodilatadoras, mucolíticas o suero fisio- al pasar por el árbol bronquial.
lógico caliente favorecen la eliminación de un es- 2. Viscosidad. Guarda relación con la fase fi-
puto tenaz. brorreticular tridimensional del esputo con fibras
mucoproteínicas, mucopolisacarídicas neutras y
ácidas oxrrnbonuclercas, estas últimas, sólo pre
Examen de los esputos sentes en condiciones inflamatorias. Se estima de
manera grosera, levantando el esputo con una
Comienza en sus caracteres físicos y entre ellos pinza; los muy viscosos caen aplomados a la ma-
por su cantidad. Puede ser muy escasa (en algunos nera de una masa homogénea y pesada y se ad-
asmáticos, se obtiene tras grandes esfuerzos un hieren al recipiente tembleteando como la gelati-
esputo pequeño, denso, consistente y perlado, o na; los esputos purulentos, sin consistencia ni
unos filamentos de igual constitución) o muy viscosidad, se aplanan.
abundante (> 400/500 mi por 24 h), en este caso 3. Olor. falta en los esputos recién obtenidos;
hablamos de broncorrea. La expulsión brusca o más tarde lo adquieren a causa de gérmenes que
masiva de gran cantidad de pus o líquido acom- obran sobre su material proteico. Es fétido, cada-
pañada de violentos golpes de tos se llama vómica: vérico, y perceptible a distancia en la gangrena
del pulmón, y como queso envejecido en esputos
1. Color. Puede variar desde un moco incolo- que proceden de bronquiectasias infectadas o de
ro y translúcido, hasta una masa purulenta opaca. vómicas, consecutivas a pleuresías purulentas. En
Es blanco o ligeramente amarillo en las bronqui- las bronquiectasias no complicadas, recuerda al
tis agudas o en la tuberculosis incipiente; amarillo del yeso mojado. En los casos de quiste hidatídico
verdoso en la bronquitis crónica, abscesos pul- no supurado, abierto en los bronquios, se percibe
monares o tuberculosis avanzada; francamente un olor como el de la compota de ciruelas.
verde en las ictericias, en la neumonía caseosa o 4. Sabor. Es apreciado por el enfermo. El espu-
en los padecimientos sangrantes, a los pocos días to del catarro bronquial simple y del quiste hidatí-
del accidente hemorrágico; ceniciento en los abs- dico no supurado es salado, y de sabor amargo en
cesos de pulmón; de polvo de ladrillo, en la neu- los procesos hepáticos fistulizados a bronquio.
monía por bacilos de Friedlander, etc. La presen- 5. Aire incluido en los esputos. Si es abundante,
cia de sangre conferirá al esputo, según su señala 4ut:: éste t::s poco consistente y que proce-
cantidad, toda una gama de colores, como el rojo de de bronquios finos, habiendo recorrido un lar-
rutilante (incluso con pequeños coágulos), en ple- go trecho impulsado por el aire.
na hemoptisis; rojo como jalea de ciruelas, en al
gunos tumores bronquiales; rojo claro (en un me-
dio espumoso), en el edema agudo del pulmón; Examen macroscópico del esputo
como herrumbre, en la neumonía fibrinosa e in-
farto pulmonar; achocolatado, cuando un absceso Examinando el esputo en una cápsula de Petri,
amebiano hepático se abre en un bronquio. haciéndolo deslizar en capa delgada y colocando
La infección por Serratia marcescens produce alternativamente el recipiente sobre un fondo
esputos rosados seudohemáticos con una tonali- blanco o negro con luz diurna, podremos apre-
dad que se intensifica a las 24-48 h. ciar:
La forma depende de sus componentes princi-
pales, el moco y el pus. El esputo mucoso es glo- 1. Moldes bronquiales. Se observan en las
boso (esputo perlado) y el purulento plano, sin in- bronquitis fibrinosas (o plásticas), sintomáticas
dividualidad, como también ocurre con los muy (sarampión, tuberculosis, espiroquetósicas o
Neumología 79

idiopáticas). Se presentan como moldes ramifi- 8. Quiste hidatídico. En los casos de quistes
cados, de color blancorrosado o ambarino y con- hidatídicos abiertos a bronquio, pueden expul-
sistentes, resbalando al intentar aplastarlos. sarse vesículas enteras o rotas (como pieles de
También pueden observarse en los trastornos uva) y aun pedazos de membrana o la rnernbrana
del aparato circulatorio (cardiopatías, después de entera, «como un calamar», en medio de un líqui-
la extracción de grandes trasudados y exudados do fluido, y de sabor salado.
pleurales, tras grandes pérdidas hemáticas) y por 9. Restos alimenticios groseros. Pueden proce-
diversas causas físicas y químicas, como inhala- der del estómago, si al expectorar se producen
ción de veratrina, amoníaco, gasolina, colas, pe- arcadas, o de restos adheridos a los dientes o en
gamentos, humos calientes, aspiración de sus- la cavidad bucofaríngea o del esófago a través de
tancias cáusticas, así como tras la ingesta de una fístula esofagotraqueal. Pueden ser conside-
yoduro potásico. rados elementos patológicos en una observación
Los moldes bronquiales tras la hemoptisis, descuidada.
constituidos por sangre coagulada, son fáciles de
distinguir.
2. Tapones o trombos de Dittrich. Se presentan Examen microscópico del esputo
como pequeñas masas de 7 -1 O mm, de color
amarillento y olor nauseabundo. Al microscopio, El examen microscópico, primero sobre mate-
se observan cristales de ácidos grasos (agujas) rial fresco y luego en la preparación teñida, ilus-
que rodean un núcleo central formado por célu- tra sobre elementos difíciles de etiquetar a sim-
las epiteliales. Se hallan en la gangrena y absce- ple vista. Podemos observar:
sos de pulmón, bronquitis fétida y rara vez en la
tuberculosis. 1. Fibras elásticas y cristales:
3. Granos riciformes (o lentes). Son formacio-
nes parecidas a las anteriores. Se diferencian por a) Fibras elásticas. Aparecen como fibrillas in-
su forma achatada o biconvexa e inodora. Están coloras o ligeramente amarillas, mostrando un
constituidos por fibras elásticas entremezcladas y doble contorno. Su forma es ondulada, con ex-
son ricos en bacilos de Koch. tremos incurvados. Significan que existe un pro-
4. Espirales de Curschmann. Son una especie ceso destructor (absceso, gangrena, tuberculosis),
de vainas o tubos retorcidos en espiral con los que necrosa el pulmón y destruye su estructura,
extremos deshilachados, transparentes, con pe- disgregando su armazón alveolar constituido,
queñas burbujas de aire en su interior (o sin fundamentalmente por las fibras elásticas que
ellas), de coloraciones grisáceas o amarillentas y aparecen en los esputos.
de una longitud que alcanza o rebasa los 2 cm, b) Cristales. Entre las diferentes variedades,
en contraste con su anchura de pocos milímetros. citaremos los de:
Al microscopio, con débil aumento, se observa
un filamento central claro u oscuro (según el foco - Charcot-Leyden. Como octaedros alarga-
con que es examinado) rodeado por otros arrolla- dos, y derivados de las granulaciones proceden-
dos, que lo envuelven siguiendo su eje. A gran tes de los leucocitos polinucleares que abundan
g aumento, resaltan elementos celulares (células en el esputo de los asmáticos.
;;
� eosinófilas y cristales de Charcot-Leyden) sobre - Hematoidina. Pequeñas tableras rómbicas
� todo en las espirales de color amarillento, que y cortas agujas de color ladrillo .
.§ son precisamente las vías más viejas. Están pre- - Bilirrubina. Cristales romboidales, de agu-
·¡;
-� sentes en la bronquitis asmática y en el edema jas irregulares o pequeños gránulos de color ama-
� agudo de pulmón. rillo naranja.

·;;;
5. Cálculos pulmonares (neumolitos). Son con- - Colesterina. Placas o láminas rectangulares
:¡; creciones calcáreas constituidas por carbonato y con tendencia a superponerse.
·u.i º
fosfato cálcico. Proceden de antiguas lesiones tu- - Oxalato cálcico. Incoloros, brillantes y en
berculosas calcificadas y reactivas. forma de sobre de carta.
<i 6. Parásitos intestinales. Ascaris lumbricoides. - Fosfato amonicomagnésico. En forma de
ui Fáciles de identificar por sus características. tapa de ataúd, etc.
(/)� 7. Fragmentos de tejidos orgánicos. Se observan
i en la gangrena de pulmón y en el carcinoma 2. Células faríngeas. Son de gran tamaño.
@ bronquial. como tres veces el de un granulocito ncutrófilo y
80 Semiología médica y técnica exploratoria

de forma poliédrica u oval, con el núcleo central ción de los exámenes y de la localización del cán-
y pequeño en relación con el protoplasma. cer; en los bronquios grandes, el porcentaje de
3. Células bronquiales: positividades es muy alto; en los demás, este
porcentaje aumenta a medida que se repiten los
a) Célula bronquial adulta (o típica). Propia de exámenes. No obstante, el 12-16 % de resultados
la capa superficial del epitelio traqueobronquial, son falsamente negativos. Son muy raras (2 %)
tiene forma alargada o en tronco de cono en cuya las citologías falsamente positivas.
base se implantan cilios vibrátiles y un vértice 6. Bacterias. La tinción con el método de
que a veces es bífido. El núcleo es muy volumi- Gram es muy útil como orientación, y la fucsina
noso y de un violeta rojizo, y el protoplasma se fenicada, para el bacilo de Koch. Debe tenerse en
tiñe de violeta. Se las encuentra en afecciones cuenta que algunos gérmenes tienen un alto sig-
muy agudas (al comienzo de traqueítis y bron- nificado, como el neumococo, Haemophylus in-
quitis), o cuando un esputo líquido es expectora- fluenzae y Staphylococcus aureus, mientras que el
do en cantidad y con violencia, como en el caso grupo de las enterobacterias debe valorarse en las
de edema agudo de pulmón. bronquitis crónicas con gran cautela. Tiene gran
b) Célula bronquial joven (o de reemplazo). valor el cultivo de los esputos que, en condicio-
De las capas medias de la mucosa traqucobron- nes óptimas, debe realizarse previo a toda anti-
quial. Tiene aspecto de un linfocito grande y for- bioterapia.
ma esférica u oval. El protoplasma, ocupado en 7. Hongos. Para las micosis del pulmón (acti-
sus dos tercios por el núcleo, es granuloso, opaco nomicosis, nocardiosis, etc.), vale el examen mi-
(debido a su espesor); el núcleo, redondeado, croscópico, cultivo, inoculación al cobayo y sero-
oval, escotado triangular o cuadrangular, tiene aglutinaciones.
una gruesa red de cromatina muy densa.
e) Célula alveolar grande (o macrófago endo-
telial). Salvo en el tamaño que es mayor, presen- Examen bioquímico del esputo
ta caracteres tintoriales de protoplasma y núcleo
parecidos a los de la célula alveolar pequeña. El El estudio del esputo, desde el punto de vista
núcleo, oval, escotado o en media luna, suele ser bioquímico e inmunológico, es fundamental. De
en ocasiones central y a veces múltiple; cuando él extraemos:
contiene pigmento carbonoso bajo la forma de
pequeños gránulos que aumentan la opacidad del l. Agua y sales. Procedentes de la saliva y del
protoplasma, se denomina «célula del polvo», y trasudado capilar.
si contiene gránulos parduscos de hemosiderina 2. Fermentos. De origen vario. Ptialina (sali-
distribuidos irregularmente en su citoplasma, val); Nvacetil-b-glucosamirudasa, Nvacetil-ji-ga-
«célula de insuficiencia cardíaca», signo de mu- lactosaminidasa, galactosidasa-B, flucosidasa-a y
chos episodios de hemoptisis con acumulación las llamadas arylsulfatasa A y B (proceden de la
intraalveolar de hematíes. actividad celular bronquial y son los degradado-
res fisiológicos de la mucina): calicreína (procede
4. Células hemáticas. En los esputos con san- de las glándulas y de los macrófagos y leucocitos
gre, predominan los hematíes; en los purulentos, polinucleares); cininógeno (del plasma sanguíneo
los leucocitos polinucleares neutrófilos y, en el en casos de inflamación y alergia con hiperper-
asma bronquial y broncopatías alérgicas, leucoci- meabilización capilar); peroxidasas, fosfatasas y
tos polinucleares eosinófilos. lactodeshidrogenasas (el aumento de esta última
5. Células neoplásicas. Aparecen cuando el es testimonio fidedigno de bronquitis; tasa nor-
tumor se ulcera. Se caracterizan por el tamaño mal: 800 U/1 1 de esputo). Al destruirse los leuco-
del núcleo y citoplasma¡ por las irregularidades y citos neutrófilos liberan de su protoplasma fer-
distorsiones nucleares¡ por las condensaciones mentos proteolíticos, lipolíticos y amilolíticos;
masivas de cromatina distribuidas irregularmen- sustancias procedentes de la secreción bronquial
te; por la presencia de mitosis, y por su tendencia (lisocima y la lactoferrina), participantes en el sis-
a agruparse. Los resultados obtenidos dependen tema de defensa bronquial; ésta, junto con la
del modo de recoger los esputos (el más simple properdina y la interferona, son los representan-
consiste en expectorar directamente en un frasco tes de la inmunidad congénita. La inmunidad ad-
de boca ancha conteniendo alcohol de 50º y rea- quirida está representada por las opsoninas espe-
lizar el análisis antes de las 24 h), de la reitera- cíficas y la lgA.
Neumología 81

3. Proteínas plasmáticas. La albúmina apenas sensación de macidez muy acusada; es decir,


se encuentra (1 %) en la secreción bronquial; en la apenas contiene burbujas de aire, como sucede
reacción alérgica, y sobre todo en las bronquitis con los de los sectores bajos, en los que la secre-
agudas, se asiste a una auténtica plasmorragia en ción tuvo tiempo y ocasión de mezclarse íntima-
el esputo, incluso con globulinas y fibrinógeno en mente con el aire, que en una y otra dirección
las formas graves. Entre las globulinas y, tenemos pasa por los dispositivos tubulares del árbol res-
la lgC. e lgA. I.a relación lgC./lgA es de 0,4 o me- piratorio bajo. En la laringe, esto no puede suce-
nos en el asma y 0,05-1 en la bronquitis. El epite- der, porque la secreción depositada sobre la mu-
lio bronquial secreta un líquido seroso tensoacti- cosa es arrastrada de cua¡o bien por el aire
vo, compuesto de tensoactivo y glucoproteínas espirado, bien por el movimiento vibratorio que
ligeramente ácidas. Este tensoactivo, análogo al imprime el carraspeo en toda ella.
que tapiza el endotelio alveolar, está formado por 2. Bronquitis aguda. Primero son mucosos,
fosfolípidos que tienen un grupo polar hidrófilo fluidos y transparentes, (sputum crudum) pero en
aplicado sobre las células, y otro hidrófobo libre seguida se tornan mucopululentos, de color ama-
en la luz bronquial o alveolar. Lo secretan las célu- rillo verdoso, espesos (sputum coctum) de fácil ex-
las de Clara de los bronquíolos. Su papel es opo- pulsión. Hay abundante y variada flora. En caso
nerse al colapso reduciendo la tensión superficial. de cromobacterias, el esputo aparece tenido, ya
4. Mucina. Es el resultado de la actividad se- sea de color verdeazulado (Pseudomona pyocya-
cretora de las células caliciformes y de las glán- nea) o rojizo (Serratia marcescens), etc.
dulas seromucosas. Insoluble en el agua, puede 3. Bronquitis crónica. La expectoración puede
separarse por lavado del esputo y luego solubili- ser muy escasa, caracterizando la bronquitis seca
zarse con acetilcisteína y mercaptoetanol. Su pa- (o «catarro seco» de Laennec), pero más frecuente
pel fundamental es la protección del epitelio con- es la mucopurulenta, en donde el esputo, mezcla
tra los agentes irritantes mecánicos y químicos, y de moco y pus, es globuloso, de color amaríllo o
la fijación de partículas extrañas o microorganis- grisverdoso e inodoro. Contiene abundantes fi-
mos y detritos orgánicos. Representa el conjunto bras y mucopolisacáridos ácidos y microorganis-
de una serie de glucoproteínas separadas, por su mos con predominio del Haemophylus influenzae,
selectividad tintorial, en mucopolisacáridos neu- neumococos y Staphvlococcus aureus.
tros, tingibles por el P AS, y mucopolisacáridos Si la mucosa está conservada, hay células
ácidos, ricos en ácido siálico, tingibles por azul bronquiales adultas y de reemplazo, y leucocitos
cian y azul de toluidina. Según el predominio de aislados o incluidos en grandes retículos muco-
unos u otras, las glucoproteínas del moco se cla- sos; en fase avanzada, al destruirse la mucosa de-
sifican en glucoproteínas ricas en fucosa, sulfo- saparecen las células bronquiales y aumenta la ci-
glucoproteínas y sialoglucoproteínas. Estas dos fra de leucocitos. Esta expectoración purulenta
últimas son los mucopolisacáridos ácidos que se puede, incluso, en casos raros, ser fétida. En el
tiñen con azul de toluidina. Las sialomucinas se catarro bronquial crónico, la expectoración es
sintetizan en las células mucosas de las glándulas muy abundante, de 200 a 500 mi diarios, mucosa
mixtas (actividad de una sialiltransferasa), mien- y muy filante. Suele coincidir con violentísimas
tras las sulfomucinas se sintetizan en las células crisis de tos. Algunas veces, las secreciones bron-
_g caliciformes (actividad de una sulfotransfcrasa). quialcs se solidifican formando moldes branquia·
� Las primeras abundan más en bronquios finos, y les de fibrina o mucina, que se expulsan tras una
� las segundas, en bronquios grandes. crisis aguda de tos y disnea. Son las bronquitis fi-
e
·o brinosas, seudomembranosa o plástica.
-�
N 4. Tos ferina. Gracias a la vacunación infantil,
·g
;; Fsputo y eniermedades respiratorias ha pasado casi a la historia, pero todavía se debe
"'
e
·¡;;
pensar en ella en zonas escasamente desarrolla-
� Las características de los esputos varían en las das. La crisis termina en un fenómeno excepcio-
f diversas afecciones del aparato respiratorio: nal en el niño; una expectoración viscosa, glcro-
sa, como clara de huevo, tan cliffril ele desprender
f
<i l. Laringitis. El esputo laríngeo es mucoso o de la garganta y de los labios, que a menudo se
; mucopurulento en los procesos inflamatorios con hace necesaria la intervención de los dedos o del
Sl integridad del revestimiento epitelial, y más o pañuelo.
¡ menos teñido de sangre cuando hay una solución 5. Bronquiectasias. La expectoración suele ser
@ de continuidad superficial o profunda. Da una abundante, aunque puede faltar, constituyendo
82 Semiología médica y técnica exploratoria

las formas secas. El olor es de yeso mojado o li- mayoría de las veces (95 %), no ofrece nada ca-
geramente fétido, por la putrefacción del esputo racterístico; en el 5 % restante, adopta el clásico
en la bolsa bronquial. Contiene células bronquia- aspecto de «jalea de grosella», que resulta de san-
les degeneradas, cristales de ácidos grasos, glóbu- gre mezclada íntimamente con moco. La hemop-
los de pus y flora bacteriana saprofita muy abun- tisis se presenta sobre todo en los tumores de los
dante. grandes bronquios, y por ulceración y destruccio-
6. Asma bronquial. En las formas puras y al nes necrobióticas del tumor. En ciertos casos, los
final de la crisis, se obtiene un esputo adherente, esputos arrastran restos de tumor, semejantes a
brillante, transparente o poco menos (esputo per- fragmentos de cerebro.
lado), constituido por moco, leucocitos polinu- 12. Quiste hidatídico. Si se vacía en un bron-
cleares eosinófilos, con algunas «espirales de quio, pueden expulsarse vesículas enteras o rotas
Curschmann» y «cristales de Charcot-Leyden», (como «hollejos de uva»), fragmentos de mem-
7. Bronconeumonía. Expectoración mucopuru- brana y aun toda la membrana entera, «como un
lenta con numerosos gérmenes, y abundantes cé- calamar», en medio de un líquido fluido y de sa-
lulas bronquiales y alveolares. Ausencia de fibras bor salado.
elásticas. 13. Tuberculosis pulmonar. El diagnóstico de
8. Neumonía. En la neumonía neumocócica la naturaleza de la afección lo da la presencia del
(neumonía crupal), el esputo es viscoso y pegajo- bacilo de Koch; la citología señala el origen de los
so. Se desprende con dificultad de la boca y de esputos y las lesiones que los producen:
los labios, y se adhiere a las paredes o fondo del
recipiente, que puede invertirse sin que aquél se a) En las formas fibrowseosas, es mucopuru·
desprenda. Al principio, contiene sangre roja ru- lento y contiene bacilos de Koch, muy poca flora
tilante como un esputo hemoptoico, o adquiere bacteriana y fibras elásticas. Hay células bron-
un colorido bermellón anaranjado (color de yema quiales más o menos degeneradas y polinuclea-
de huevo) típico del llamado «esputo herrumbro- res bien conservados (por reacción bronquial so-
so». Después del tercer día, se vuelve más amari- breañadida), al mismo tiempo que células
llento o verdoso, o sea más purulento, reflejando mononuclares de origen alveolar y algunos he-
lo que sucede en el interior del bloque neumóni- matíes.
co. En la neumonía por Staphylococcus o Strepto- b) En los cavitarios, el espvto es numular (o
coccus, la expectoración es más purulenta y me- en forma de moneda), purulento, con granos rici-
nos viscosa y pegajosa, tomando un color de formes o lentes, constituidos casi exclusivamente
«polvo de ladrillo». Microscópicamente, se obser- por bacilos y fibras elásticas que significan la
van abundantes leucocitos, masas de moco y una destrucción del alvéolo.
flora casi exclusiva del germen causal. No hay fi- e) En las formas [ibrosclerosas, la expectora-
bras elásticas. ción es la propia de la bronquitis crónica avanza-
9. Absceso. Expectoración purulenta de color da, con dilatación bronquial. No existen células
ceniciento, abundante, con numerosa flora, fibras alveolares que puedan señalar la adición de lesio-
elásticas y cristales de hematoidina en tabletas nes del parénquima, porque el alvéolo está des-
romboidales o en finas agujas de color pardoscu- truido por la fibrosis; si ésta es antracótica (mine-
ro; muchas veces se evacúa en forma de vómica. ros), se presenta el «esputo negro» cuyo valor,
10. Gangrena. El esputo es gris verdoso o cuando esta coloración es muy subida, es patog-
grisáceo, y tan fétido que incluso repugna al pro- nomónico. A veces se observa la expulsión de
pio enfermo e impone el diagnóstico casi sin ver- cálculos (neumolitos) de tamaño variable, pero
lo, con sólo entrar en la habitación. Recuerda el no superior al cfo 11n garbanzo, que proceden de
olor de la descomposición cadavérica. Se exhala una cavidad primaria, de nódulos intraparenqui-
especialmente al toser, en la espiración y en el matosos o de ganglios perforados en bronquios.
momento de expectorar. Contiene trozos de teji- Su salida puede acompañarse de un ligero dolor
do necrosado. Esta expectoración contiene abun- torácico, de bloqueo obstructivo de la respiración
dante flora bacteriana, y, además, espirilos, baci- y de hemoptisis. Su presencia es, en todos los ca-
los fusiformes y gérmenes anaerobios. sos, índice de un brote evolutivo, pues no se con-
11. Tumores. Los benignos (fibromas, lipo- cibe su expulsión sin síntomas de actividad local.
mas, neurinomas, etc.) motivan una expectora-
ción mucosa o mucopurulenta, a veces con es- 14. Edema agudo del pulmón. Expectoración
trías de sangre. En los malignos, carcinoma la muy abundante, serosa, de color rosado, muy
Neumología 83

fluida, casi transparente y muy aireada, conte-


niendo gran cantidad de albúmina.
15. Congestión pasiva pulmonar. La expectora
ción es abundante (la insuficiencia cardíaca la fa-
vorece) y mucosa; a veces, hemática, con células
alveolares con hemosiderina en forma difusa o
granular (célula cardiopática). Si aparece una
franca hemoptisis, cabe pensar en una trombosis
por estasis o en una embolia.
16. Embolia pulmonar. Si se sigue de infarto,
lo que ocurre en el 50 % de los casos, hay expec-
toración hemoptoica, casi siempre, poco abun-
dante (50-100 mi). En los días sucesivos, los es-
putos adquieren un color ocre o de zumo de
regaliz, que se atenúa con lentitud.

Vómica
Es la expulsión brusca y masiva, por la boca,
de una cantidad grande de pus o líquido. Se reali-
za a bocanadas, con violentos golpes de tos. Pue-
de llegar a provocar sofocación y aun asfixia. Si
se realiza a intervalos, se trata de una «vómica
fraccionada», como ocurre con frecuencia en el
absceso y el quiste de pulmón. Fig. 2-7. Or.i.gPn c!P. las vómicas: 1, absceso o quiste
La vómica auténtica debe diferenciarse de la pulmonar; 2, empiema enquistado; 3, absceso hepático.
seudovomica, por el aumento accesional de la ex-
pectoración que presentan los broncorreicos y
bronquiectásicos, sobre todo en fase de agudiza-
ción. La distinción es fácil; en la vómica verdade- pretado, ya que no todo sujeto que dice haber
ra, el producto tiene aspecto homogéneo, como expulsado sangre por la boca ha tenido una he-
de puré, y su eliminación va seguida del descen- moptisis. La hemorragia expulsada por vía bucal
so de la temperatura, que vuelve a ascender a medi- puerie tener, frecuentemente, otros orígenes, así,
da que el pus se va formando y se acumula de nue- las fosas nasales, encías u otras estructuras de la
vo en la cavidad abscesal (fiebre de retención); en la misma boca, faringe, esófago o estómago.
seudovómica, el producto se dispone en capas y Se valoran para el diagnóstico de la hemopti-
la intensidad de la fiebre guarda relación con el vo- sis dos signos:
lumen de la expectoración (fiebre de secreción).
-� La vómica verdadera puede ser torácica y extrato- 1. La hemorragia produce carraspeo v tos .
.;
� rácica (fig. 2-7). La primera se señala en el absceso 2. La sangre es clara, rutilante y con burbujas de
� o quiste del pulmón, en la pleuresía purulenta aire (espumosa).
,§ enquistada y en la mediastinitis supurada; y la
-�
-�
segunda, en los abscesos póttico, subfrénico y El interés práctico del tema merece un estudio
� hepático abiertos en los bronquios. En este últi- detenido:

-�
mo caso, el pus es fétido, de sabor amargo, y con
;¡;
· 5.
el aspecto y color de la «salsa de anchoas». 1. Hemorragias de origen nasal (epistaxis). In-
o fluye la postura del individuo. En las que se pro-
j ducen en decúbito supino, como a veces en el
<i
(/)
Hemoptisis sueño, la sangre, por la fuerza de la gravedad, se
z desliza hacia atrás y se expulsa por la boca. Al in-
g Es la expulsión de sangre que procede de las corporarse, empezará a salir también por la na-
� vías respiratorias o del pulmón. Es un signo de riz, sobre todo en el acto de sonarse. La sangre es
e gran valor semiológico si es correctamente inter- roja rutilante u oscura, no espumosa, con coágu-
84 Semiología médica y técnica exploratoria

los o sin ellos. La rinoscopia anterior señala su cia, se produce durante la noche, el enfermo ex-
origen, casi siempre en la llamada «área de Kies- pectora, al despertar, una mucosidad sanguino-
selbach», región muy rica en capilares. Exami- lenta y maloliente por la pululación microbiana.
nando la faringe, se ve cómo la sangre desciende 5. Procedencia esofágica o gástrica. Casi siem-
por la pared posterior, a modo de cortina, distri- pre por rotura de varices en los hipertensos por-
buyéndose en grumos gruesos. tales o úlcera péptica, neoplasia, etc. En estos ca-
2. Succión repetida de las encías. A veces como sos, hablamos de hematemesis cuya presencia
un «tic» en sujetos con tachas nerviosas, motiva motiva el diagnóstico diferencial, de gran interés
una saliva sanguinolenta de olor desabrido y con práctico, con la hemoptisis. Éste es posible valo-
abundantes células epiteliales pavimentosas de la rando los datos del interrogatorio, el aspecto de
boca. El examen visual revela las encías tumefac- la sangre y la evolución de la hemorragia:
tas, donde al efectuar presión (o invitar al pacien-
te a que realice movimientos de succión), apare- a) Signos premonitorios:
cen puntos o zonas sangrantes.
3. Rotura de varices superficiales de la base de la En la hemoptisis, la sangre motiva con re-
lengua. Ya sean reveladoras de una disposición lativa frecuencia, al atravesar bronquios gruesos
flebectosante hereditaria, como en la enfermedad y tráquea, una sensación que muchos describen
de Rendu-Osler, o de un retraso en la circulación como cosquilleo (que induce a carraspear y toser)
venosa, como en las tumoraciones mediastínicas o de que pasa algo caliente, acompañándose o no
altas, procesos fibrosos apicales con peripleuritis de un ruido estertoroso. Excepcionalmente, se
esclerosa, estasis cardíaca, etc. La hemorragia percibe a lo largo de las vías respiratorias desde
puede ser mínima (si se produce por la noche, se el sitio de la hemorragia, que se puede señalar
manifiesta solamente por un esputo negruzco con precisión. El esputo tiene sabor de sangre.
por la mariana) o copiosa. La sangre aparece - En la hematemesis, el vómito va precedi-
pura, rutilante, en bocanada, y precedida de una do de náuseas, salivación excesiva, malestar ge·
sensación de estorbo y picor en la garganta. Casi neral con sudor frío (si la hemorragia es copiosa)
siempre, en el primer momento, aparece sin tos y náuseas, es decir, movimientos incoordinados
y sólo después puede provocar ésta, al descender de los músculos respiratorios, coincidiendo la
la sangre por la laringe, observándose algunas ve- contracción del diafragma con la de los músculos
ces un estertor traqueal al penetrar la sangre en el respiratorios.
árbol respiratorio. El esfuerzo es casi siempre el
desencadenante de la hemorragia (hablar en de- b) Examen de la sangre:
masía y forzar la voz, acción de recoger un obje-
to del suelo, etc.), aunque aquélla puede también En la hemoptisis, la sangre es clara, ruti-
aparecer espontáneamente. Suele continuar en lante, espumosa y sin restos alimentarios ni coá-
forma decreciente, a veces durante varios días. gulos.
El examen local permite ver las varicosidades. - En la hematemesis, es negruzca o de color
Éstas son superficiales, uni o bilaterales, en for- café oscuro (como «poso de café», según la ex-
ma de abanico con convergencia inferior, por en- presión clásica) o pardo y mezclada con residuos
cima <le la fusa supraepiglótica, extendiéndose de alimentos.
con frecuencia por toda la amígdala lingual, en
ocasiones hasta el sulcus termina/is. Sus excepciones son las hemorragias esofago-
Aparecen unas veces finas, otras veces engrosa- gástricas copiosas en que la sangre es vomitada
das y abollonadas. Llegando a producirse peque- con su color natural (hematemesis roja) y aque-
ños aneurismas venosos que pueden alcanzar el llas que se fraguan en una cavidad pulmonar, to-
tamaño de una alverja y hasta más grandes. Explo- tal o parcialmente bloqueada, sufriendo la acción
radas en la fase de hemorragia, sangran de manera de bacterias que transforman la sangre. Cuando
continua. Otras veces se han hallado pequeños coá- ésta es expulsada más tarde, al pcrmcabilizarsc el
gulos adheridos fuertemente a una dilatación vari- bronquio obstruido anteriormente, apa rer:e romo
cosa. En las épocas de quietismo, se hacen menos de color pardo castaño o café. En estos casos,
aparentes, como sucede en las hemorroides. aparte de la tos, la sangre arrojada suele tener un
4. Vegetaciones adenoideas y faringitis crónicas. olor putrefacto, aunque a veces sea poco notable,
La hemorragia suele ser mínima y no acompaña- lo que no ocurre en la sangre de igual aspecto
da de tos irritativa. Si, como ocurre con Irecuen- que procede del estómago.
Neumología 85

e) Evolución: e} Pulmón. Sus condiciones anatómicas son


ideales para ello; basta considerar que existe una
La hemoptisis va seguida de esputos he- enorme cantidad de capilares separados del exte-
moptoicos que se espacian progresivamente has- rior sólo por una finísima capa de células alveola-
ta desaparecer. res. Como sea que las arteriolas y venillas bron-
- En la hematemesis, no hay expectoración quiales aumentan de calibre al acercarnos al
sanguinolenta, parada brusca o recidiva de la hilio, se deduce lógicamente que las hemorragias
misma gravedad. serán tanto más copiosas cuanto más central sea
la lesión que las motiva y, sobre todo, destructi-
d) Exámenes complementarios: va <le mucho parénquima, muchos bronquios y
septos, como en la tuberculosis caseosa extensa,
Radiología. Nos orienta sobre el estado del gangrena o absceso pulmonar, neoplasia avanza-
pulmón, corazón, esófago y estómago. da, etc.:
- Esofagogastroduodenoscopia. Nos pone
de manifiesto las posibles lesiones sangrantes di- - Tuberculosis. Entre las causas determinan-
gestivas altas. tes de hemoptisis de origen parenquimatoso pul-
- Broncoscopia. Es imprescindible en los en- monar, citaremos la tuberculosis en sus diversos
fermos con hemoptisis repetidas, que sobrevie- tipos anatomoclínicos, caseosa, fibrocaseosa y fi-
nen en el curso de afecciones pulmonares cróni- brosa evolutiva o no. En esta última, la hemorra-
cas (bronquitis, bronquiectasias, tuberculosis, gia suele repetirse motivando anemia, pero sin
neoplasias), si el examen radiológico es negativo signo alguno de impregnación tóxica, por lo que
o poco claro, y para confirmar el diagnóstico. cabe pensar que alrededor de los focos fibrosos
muy vascularizados se producen descargas va-
6. Lugar de origen de la hemoptisis. La hemop- somotoras a causa de traumatismos psíquicos,
tisis puede ser pequeña y fraccionada (expectora- cambios clímátícos, menstruación, ne. La he-
ción hernoptoica), o súbita e intensa (hemoptisis moptisis de los cavitarios puede ser debida a la
en bocanadas). La lesión que la motiva puede ra- rotura de un «aneurisma de Rasmussen» o de un
dicar en: vaso parietal. Puede ser copiosísima y aun causa
de muerte fulminante por una anemia aguda; un
a) Laringe. La pérdida de sangre suele ser es- síncope por brusco descenso de la presión, aun
casa. Se observa en sujetos sanos en ocasión de siendo la efusión sanguínea no tan exagerada, y,
un esfuerzo vocal, y en las laringitis varicosas, tu- finalmente, por una inundación masiva del árbol
berculosa ulcerada, tumoral, etc. En estos casos, bronquial con producción de asfixia.
hay molestias locales (picor, sensación de cuerpo - Quiste hidatídico. Sangra con facilidad y a
extraño y aun dolor), distonía y en fase avanza- veces intensamente, aunque no invada ni destru-
da, disfagia. ya tejido pulmonar como el carcinoma; la sangre
b) Tráquea y bronquios. Sangran con facilidad. procede de la zona periquística (pulmón colapsa-
El número de hemoptisis clasificadas de «esen- do alrededor de la membrana) sobre todo si está
ciales» ha disminuido notablemente desde que, inflamada, y de los bronquios vecinos comprimi-
g
.;
frente a un resultado negativo de la radiografía dos y desviados por la tumoración .
� de tórax, se practica habitualmente la broncosco- - - Procesos necrotizantes del pulmón (absce-
� pia. Generalmente, se trata de una expectoración so, gangrena). Pueden sangrar copiosamente por
.:§ hemoptoica, aunque pueden verse hemoptisis afectar a vasos bronquiales de un cierto calibre y
-� francas. septos.
·s Sus causas más frecuentes son los tumores be- - Procesos inflamatorios pulmonares exten-
i
-� nignos y malignos (en estos últimos es destaca- sos. Por ejemplo, neumonías; la pérdida es míni-
:. ble su persistencia y continuidad sin eclipses); las ma, motivando la sangre al mezclarse con el
l

bronquiectasias; las lesiones inflamatorias cir-
cunscritas o difusas a todo el sistema bronquial:
moco, los conocidos «esputos herrumbrosos».
Eslo obedece a que sólo se afectan los alvéolos
< las varices (más frecuentes en la parte inferior de cuyos vasos inmediatos son de ínfimo calibre,
� la tráquea o en las dos caras del espolón traqueal); precapilares, capilares y poscapilares, y además
� los cuerpos extraños; adenopatías biliares con estos vasos finísimos se ocluyen, por lo menos
� periadenitis adheridas a la tráquea cuya pared funcionalmente, y la sangre deriva a otros territo-
9 aparece congestiva en este punto, etc. rios.
86 Semiología médica y técnica exploratoria

- Estados congestivos del parénquima pul- 1. Bronquitis aguda. La fiebre es alta, con es-
monar. Por estasis en la pequeña circulación (es- calofríos y se acompaña de tos y dolor retroster-
tenosis mitral), se producen esputos hemoptoi- nal. Hacia el cuarto o quinto día, la temperatura
cos y aun francas hemoptisis por alteraciones desciende, la tos es menos penosa y la expectora-
infárticas. ción más fácil. Si la inflamación desciende a los
- Edema agudo de pulmón. No existe real- bronquios finos (bronquitis capilar) la fiebre al-
mente hemorragia; precisamente, la despropor- canza cifras muy elevadas, la tos aumenta y con
ción entre la salida de plasma y los elementos ella la expectoración (lo que es más caracteristi
formes es la característica principal, por ello la co) aparecendo disnea y cianosis. Si se complica
expectoración aparece, todo lo más, ligeramente con bronconeumonía (eventualidad frecuente), la
manchada, como rosada. fiebre aumenta con remisiones matutinas y osci-
- Embolia pulmonar. Es causa de hemoptisis laciones en relación con la producción de nuevos
si hay infarto, lo que sólo ocurre en el 50 % de focos. Termina en la mayoría de los casos en lisis
los casos (con previa alteración de la circulación lenta, pero puede hacerlo también en crisis. En
menor o sin ella). En el embolismo recidivante, los ancianos, es posible un curso febricular o api-
es posible la aparición de un «corazón pulmonar rético.
crónico embolico», con hemoptisis de repetición 2. Bronquitis crónicas y bronquiectasias. El cur-
como su signo más característico. so es apirético, salvo en fases de agudización, en
- Síndrome de Goodpasture (1929). La aso- que también aumenta la expectoración (fiebre de
ciación de neumonitis hemorrágica y glomerulo- secreción).
nefritis focal se observa con relativa frecuencia 3. Asma infeccioso broncopático. El estado fe-
en las enfermedades del colágeno afines a la pe- bricular o febril va a cargo de los gérmenes de
riarteritis nudosa. En esta dolencia, la hemoptisis asociación o productores del cuadro; si se trata
es el signo predominante (81 %) con importante de asma alérgico puro, se piensa en una reacción
anemia hipercroma (98 %) y signos de fallo re- dístérmica de origen anafiláctico, y en el asma con
nal, hematuria, proteinuria, uremia y, a veces, hi- influjos alérgicos e infecciosos, en la suma de ambos
pertensión. factores.
- Hemoptisis neurovegetativas. Las lesio- 4. Neumonía {i"brinosa aguda. El comienzo es
nes pulmonares son nulas o mínimas bajo la brusco y precedido de un fuerte escalofrío; la as-
forma de restos fibrosos cicatrizales a cuyo al- censión febril es rápida, alcanzando grados de hi-
rededor se produce la descarga vasornotora. Se pcrpircxia que persiste con muy ligeras remisio-
señalan con mayor frecuencia en las mujeres y nes hasta que aparece la crisis, o sea el descenso
suelen ser poco intensas. Es más corriente ver brusco no sólo de la hipertermia, sino de todos
esputos teñidos de sangre que verdaderas he- los signos febriles, cosa que suele ocurrir al sépti-
moptisis. Citaremos las hemoptisis menstrua- mo día de evolución. A veces, este descenso se
les, las del embarazo (siguiendo el ritmo de hace algo más gradual, pero siempre en pocos
la desaparecida menstruación), las del climate- días. Si la fiebre persiste o reaparece en plena
rio que, como las anteriores, a veces son ritma- convalecencia, debe pensarse en una complica-
das, las motivadas por traumatismos psíquicos. ción supurada, especialmente un empiema meta-
Cuentan también como factores determinantes neumónico.
los cambios de estación (se ha descrito un tipo 5. Colecciones purulentas pulmonares (absceso,
primaveral otoñal y mixto) y las mutaciones gangrena). En su primera fase o prevómica, la fie-
climáticas. bre, de altura variable, puede ser de tipo con-
- Hemoptisis alérgicas. Raras, se presentan tinuo, neumónico o bien remitente o irregular.
al manipular sustancias alergénicas y cursan con Una vez producida la vómica, si ésta es tan com-
crisis de asma y esputos con sangre. pleta que implica la curación del proceso, la fie-
bre desciende con rapidez y cesa. Si permanece
elevada e irregular y la expectoración es abun-
Fiebre dante, ello revela que el proceso persiste. Des-
pués de descensos febriles, no es raro observar
Todos los tipos de fiebre pueden ser observa- elevaciones bruscas coincidiendo con disminu-
dos en las diversas enfermedades del aparato res- ción de la expectoración; son debidas a retención
piratorio. En algunas de ellas, lo peculiar del tra- de la secreción por dificultad de desagüe (fiebre de
zado tiene un valor scmiológico considerable: retención).
Neumología 87

6. Carcinoma broncopulmonar primitivo. La d) Fiebre irregular. Muestra ascensiones tér-


fiebre es un síntoma bastante constante, de tipo micas irregulares, no diarias; la diferencia entre
intermitente e irregular e intensidad variada mañana y tarde puede alcanzar hasta 1 ºC.
(37,5-38 ºC). La supuración de la neoplasia se e) Fiebre inversa. La elevación térmica es más
manifiesta por la variación del tipo febril, que manifiesta por la mañana; señálase en algunos
puede adoptar carácter hético. sujetos granúlicos y en los portadores de caver-
7. Embolia pulmonar. Con o sin infarto, la fie- nas secretantes. La temperatura desciende cuan-
bre es continua¡ no obedece a los fármacos bac- do con la tos se ha evacuado su contenido.
teriostáticos y apenas a los corticosteroides, pero O Fiebre héctica. Ascensiones térmicas vespn-
sí a la heparina. tinas, que suelen ofrecer una diferencia de 1-2 ºC
8. Tuberculosis pleuropulmonar. Tiene gran va- con respecto a la temperatura matinal. Es intermi-
lor el curso de la temperatura corporal, tanto tente y suele descender al final de la noche, con
para el diagnóstico como para comprobar la ten- sudores profusos. La presentan los tuberculosos
dencia evolutiva del proceso. Puede adoptar los crónicos, caquécticos, cavitarios, con abundantes
siguientes tipos: secreciones. Caracteriza muchas veces a enfer-
mos en período terminal¡ por consiguiente, es de
a) Distérmica o [ebricular. Con temperaturas pronóstico ominoso.
vespertinas discretas (inferiores a 38 ºC), pero g) Fiebre posprandial. Como indica su nom-
acrecidas con pequeños esfuerzos, por ejemplo, bre, aparece después de las comidas (a las 2-3 h).
tras un paseo (fiebre tuberculosa de esfuerzo); la Significa una localización digestiva del proceso
temperatura se toma al cabo de media hora del tuberculoso. Esta fiebre es proporcional, hasta
paseo y cuando el paciente está de nuevo en cierto punto, a la cuantía de la ingesta, y así, falta
cama. Cabe señalar que más que la elevación de o es poco elevada si el paciente come frugalmen-
la temperatura, se ha de valorar la tardanza con te o ayuna.
que una «terrnólisis perezosa» restituye la tempe-
ratura normal, cosa que el sano logra con rapi-
dez. Anorexia
b) Fiebre ondulante. Consiste en una fiebre
que comienza con un tipo subfebril y variaciones Es síntoma casi constante en los procesos neo-
vespertinas, va aumentando progresivamente plásicos, sépticos, tuberculosos avanzados y fi-
hasta constituir una fiebre de tipo ímcrrnitente brosis intersticial difusa. Sus causas son la intoxi-
que dura de 8-1 O días, para declinar nuevamente cación y la incidencia de factores psíquicos que
al mismo ritmo que ascendió, y tras unos días de incrementan la causa inicial. Junto a la fiebre, la
apirexia vuelve a establecerse, dibujando unas toxiinfección y eventuales trastornos digestivos,
ondas que suelen llegar a ser 4 o 5 en pocos me- conducen a una rápida pérdida de peso corporal,
ses. Lo característico es, precisamente, que cuan-
llegando a extremos de emaciación en fases
do comienza a manifestarse la fiebre, el enfermo avanzadas o terminales.
conserva el buen estado general y su apetito, la
tos es la habitual y la expectoración no aumenta .
..;g Sin embargo, al llegar a los valores de la fiebre in-
� termitente, el estado general se altera, aumenta Astenia
� notablemente la tos con expectoración abundan-
.g te, y hay quebrantamiento general y dolores to- Es un síntoma de observación frecuente en los
·� rácicos, hasta que aparecen sudores abundantes enfermos tuberculosos, neoplásicos, portadores
5 y sobreviene la defervescencia,· la fiebre vuelve a de bronconeumopatías sépticas y fibrosis inters-

·� sus valores distérmicos y el enfermo recobra la ticiales difusas. Se confunde con la fatiga y por

1

� sensación de bienestar, como si entrara en con-
valecencia. Transcurridas una o dos semanas se
repite la onda, como si cesara la inmunidad tran-
este motivo el enfermo la traduce como sensa-
ción de cansancio. En su génesis, influyen la alte-
ración del metabolismo de la musculatura esque-
< sitoria que la hizo descender. El pronóstico de lética y causas psíquicas, así como la leve
ui este tipo de fiebre es de gravedad. insuficiencia suprarrenal o hipoadrenalismo pro-
� e) Fiebre regular. La gráfica da cifras poco ele- pia de los procesos sépticos de larga duración.
(/)

� vadas, y la diferencia entre los valores matinales El paciente tuberculoso suele sentirse con po-
€. y vespertinos no excede de medio grado. cas fuerzas (asténico) al levantarse, y va mejoran-
88 Semiología médica y técnica exploratoria

do su estado a medida que avanza el día, para des laboriosas); un síndrome miasténico (múscu-
encontrarse bien a media tarde, muchas veces los de las cinturas escapular y pelviana respetán-
coincidiendo con la elevación de la temperatura dose los músculos oculares externos, masticado-
corporal. res, faríngeos y laríngeos); degeneración
La astenia del neoplásico persiste inmodifica- cerebelosa cortical; meningosis con un síndrome
da o aumenta, como la fatiga normal, a medida meníngeo asociado a un cuadro polirradiculo-
que avanza el día. neurítico con alteraciones motoras (paraplejía flá-
cida y amiotrofia), sensitivas (parestesias y dolo-
res radiculares, a veces de tipo ciático), y
trastornos de los esfínteres superponibles al sín-
Síntomas gastrointestinales drome de la cola de caballo.
2. Anomalías osteoarticularcs. Aquí, citaremos
Son frecuentes en la tuberculosis pulmonar y
las polialgias difusas casi siempre asociadas a
enfisema. En los primeros, se observa acidosis,
malestar general y anemia; un cuadro de artritis
pesadez gástrica posprandial e irregularidad en reumatoidea con infiltración periarticular, y a ve-
las deposiciones, que a veces es debida a una po-
ces hidrartrosis (se ha descrito en la neumoconio-
sible localización del proceso en el intestino; en
sis y en el cáncer bronquial, al que puede prece-
los enfisematosos, sus síntomas más molestos
der en meses o semanas remitiendo, a veces, con
son distensión epigástrica posprandial, a veces
la extirpación del tumor) y la osteoartropatía hi-
con vómitos, dolor epigástrico (ligero o intenso)
pertrófica tóxica.
después de la comida y anorexia con pérdida de
peso, lo que no pocas veces hace sospechar la
existencia de una enfermedad de carácter ma-
Encefalopatía respiratoria3
ligno.
Se observa en la insuficiencia respiratoria
avanzada.
Trastornos menstruales La encefalopatía respiratoria es un cuadro clí-
nico complejo, con una rica sintomatologla neu-
Son, a veces, precoces. En la tuberculosis, se ropsíquica:
deben a la impregnación tóxica general o a la
concomitancia, nada rara, de lesiones genitales 1. Cefalea. A veces se asocia a vómitos y es-
bacilares. Se manifiestan por la ausencia de la tasis papilar. Es persistente, de carácter sordo y
menstruación (amenorrea), por su escasez (hipo- localizada en las regiones frontal y occipital. Au-
menorrea) o por su retraso (oligomenorrea). menta por la noche y al despertar; se atribuye a
vasodilatación cerebral y meníngea por la hiper-
capnia, y la estasis papilar, a ésta y a la hipoxia,
que motivan hipersecreción del líquido cefalorra-
Trastornos neurológicos quídeo y edema del tejido cerebral. Se puede
y osteoarticulares confundir con un tumor cerebral.
2. Somnolencia. Guarda relación con el conte-
Se observan (70-80 %) en el cáncer bronquial nido de C02, y 02, en la sangre. Conduce al
microcelular (oat-cell) y mesoteliomas pleurales. coma con mayor facilidad en los sujetos ancianos
Preceden al descubrimiento del malignoma o se con esclerosis vascular. Independientemente de
manifiestan con plenitud en la fase evolutiva ella, se observa incapacidad para prestar atención
avanzada.
y concentrarse; pérdida de la memoria, sobre
todo para los acontecimientos recientes; deso-
1. Síndromes neurológicos paraneoplásicos (no
debidos a metástasis). Entre ellos, citaremos, las
polineuritis (sensitivas o sensitivomotoras); mio- ·'La encefalopatía respiratoria, también llamada «hipercáp-
patías (no asociadas a lesiones cutáneas, como en nica o carbonarcótica», puede definirse como un cuadro mor-
la dermatomiositis, ni nerviosas) con debilidad, boso con sintomatología neurológica y psíquica, provocado por
la hipercapnia, hipoxia y otros desórdenes bioquímicos, directa
reducción de la masa muscular y dolores a nivel o indirectamente, dependientes de la deficiente ventilación al-
de los músculos próximos al tronco (el subir es- veolar. Este desorden metabólico del tejido nervioso es irrever-
caleras y el levantarse de una silla, son activida- sible en fase avanzada.
Neumología 89

rientación en el tiempo, y espacio; menos veces buscan alivio en actitudes forzadas y a veces pe-
existe irritabilidad, agitación psicomotriz e inclu- culiares, como inclinar el tronco hacia delante
so manifestaciones psicóticas maníacas o para- apoyándose en un soporte; en esta posición, el
noides en sujetos psicolábiles. mediastino bascula hacia delante con una mejor
3. Manifestaciones motoras. Temblor fino, de ventilación de la base del pulmón.
carácter intencional; temblor amplio idéntico al El decúbito en cama es indiferente en los en-
flapping tremar descrito por Adams y Foley, en la fermos broncopulmonares puros. Llama la aten-
fase inicial del coma hepático; mioclonías, que ción que cianóticos y disneicos puedan dormir
coinciden con la fase apneica de la respiración de con una sola almohada (cosa imposible en las
Cheyne-Stokes (frecuente en estos enfermos), y restantes disneas, en especial por insuficiencia
crisis convulsivas epileptiformes en caso de hipo- cardíaca) o sin ella en decúbito dorsal o mejor
xia aguda transitoria por una momentánea obs- ventral.
trucción de las vías aéreas. El decúbito lateral sobre el lado enfermo es de
rigor en las supuraciones pulmonares y bron-
quiectasias, con la finalidad de dificultar el paso
• INSPECCIÓN de las secreciones al árbol bronquial y evitar así
la molesta tos nocturna; en la neuralgia intercos-
Se realiza de una manera ordenada. En un pri- tal, pleuritis seca y neumotórax espontáneo, para
mer tiempo, se examina al enfermo (inspección so- inmovilizar el hemitórax y disminuir la intensi-
mática general); luego, se centra la atención sobre dad del dolor, y en la neumonía, para aprovechar
el tórax en reposo (inspección local estática) y du- al máximo el pulmón sano.
rante los movimientos respiratorios (inspección lo- Si la lesión es bilateral (derrame, focos bron-
cal dinámica). coneumónícos en ambos pulmones) es obligada
la posición semisentada, reclinándose algo sobre
el lado más afecto.
INSPECCIÓN SOMÁTICA GENERAL

La inspeccción somática general comprende el Facies


examen de la actitud, facies, constitución, estado
de nutrición, piel y faneras. Las facies más características son las siguien-
tes:

Actitud 1. Facies adenoidea. Por la ocupación farín-


gea con respiración bucal. La boca se mantie-
La actitud que adopta el enfermo suministra ne entreabierta, primero sólo durante el sueño
datos muy valiosos. La mayoría tienen una finali- cuando el niño se halla en decúbito supino, y
dad antiálgica o buscan un alivio de la disnea. después durante el día. El labio superior es cor-
El examen en la posición erguida no suele ser to y no recubre por completo los incisivos supe-
muy demostrativo. Ln los procesos consuntivos riores; los pómulos se hallan aplanados, de

!
0 (tuberculosis, cáncer, etc.), llama la atención una manera que el plano del párpado inferior se
flojedad general y un andar cansino. En ciertos continúa con el del pómulo, sin línea de demar-
� casos, la contractura muscular refleja ocasiona la cación; los ojos son saltones, la mirada adorme-
. § contorsión homolateral del tronco, con inclina- cida, y la fisonomía inexpresiva y abotargada .
·¡¡
:¡ ción de la cabeza hacia el lado afecto (signo de La nariz está deprimida transversalmente en
·� Bosco). toda su extensión y disminuida de volúmen,

·¡;;
En ciertas neoplasias bronquiales, el enfermo con los orificios pequeños y estrechos. El inte-
,. puede adoptar un aspecto endocrinopático prece- _ rior de la boca es elevado y ;ingosto, con la bó-
}0
diendo durante meses a la identificación del pro- veda palatina de forma ojival; esto hace que el
u, ceso maligno causal, como aspecto cushingoide, extremo anterior del arco dentario y los incisi-
< así como cuadros hipotiroideos y ginecomastia vos sobresalgan «en punta de almendra». Si ob-
� uni o bilateral poco dolorosa y nunca galactorrei- servamos al enfermo de frente, llama la aten-
g ca (con o sin acropaquía). ción en algunos casos el desarrollo relativo del
� Los enfermos disneicos graves (enfisemato- maxilar inferior, con aumento del diámetro
@ sos, silicóticos) después de un esfuerzo físico transversal inferior de la cara.
90 Semiología médica y técnica exploratoria

2. Facies disneica. Es muy demostrativa en el cuello, parte superior del tórax y ambos brazos
obstáculo de las vías altas (crup, edema de la glo- (edema en esclavina) o limitado sólo a la cara,
tis) y en el asma bronquial. En el primer caso, el cuello o fosas supraclaviculares; cianosis de los
aspecto de la cara es de angustia o susto (facies labios y extremidades digitales o de la cara, cue-
ansiosa), con los ojos muy abiertos y las venta- llos y miembros superiores, y gran ingurgitación
nas de la nariz dilatadas e inmóviles. La cianosis de las venas yugulares.
de los labios y lóbulos de las orejas contrasta con 8 Facies escrofulosa. Se describe aquí habida
la palidez del resto de la facies. La boca permane- cuenta de la relación de la escrófula con la tuber-
ce entreabierta, como para facilitar la entrada del culosis. Los elementos que la caracterizan resi-
aire. La presencia de un tiraje de predominio alto den en los ojos, nariz y labios. Los ojos, a causa
(regiones suprastemal, supra e infraclaviculares, de la conjuntivitis con formación de flictenas,
epigástrica y espacios intercostales inferiores) y aparecen hinchados y entornados, con el borde
la audición de un ruido inspiratorio grave (coma- de los párpados enrojecido; la abundante secre-
je) o de tono alto (estridor) completan el conjun- ción nasal seropurulenta (debida a la rinitis cróni-
to. En el asma bronquial, la cara está abotargada, ca con gran hipertrofia y tumefacción de la mu-
cianótica, perlada de sudor; las venas cervicales cosa) excoria las ventanas de la nariz y engruesa
son prominentes; las sibilancias respiratorias se el labio superior. La irritación crónica que produ-
oyen a distancia. ce la secreción lagrimal y nasal es causa de un ec-
3. Facies tosferinosa. Durante la crisis y en el cema impetiginoso, el cual se sitúa casi exclusi-
momento de la apnea, la cara y los ojos aparecen vamente en la línea media de la cara. El cuello
inyectados, las venas turgentes, la lengua abar- aparece engrosado por la tumefacción de los gan-
quillada y propulsada. No rara vez está teñida de glios cervicales",
un leve tinte azul. Fuera de las crisis, persisten el 9. Facies tumoral cerebral. Puede obedecer a
abotargamiento facial, sobre todo palpebral, el una metástasis precoz: (20-35 %) de un tumor
lagrimeo y la quemosis conjuntiva!. maligno bronquial, con el posible diagnóstico
4. Facies neumónica )' bronconeumónica. En la erróneo de un tumor cerebral primario. Signos
neumonía, es vultuosa, congestionada pero no cerebrales (o meníngeos difusos) se han señalado
cianótica. Hay aleteo nasal por la intensa polip- en los abscesos pulmonares piógenos y micóti-
nea. Las hendiduras palpebrales abiertas dan la cos, en especial por la Nocardia asteroides.
falsa sensación de procidencia de los globos ocu-
lares. Las conjuntivas se encuentran inyectadas y
a veces con un discreto tinte subictérico. En la Constitución
neumonía caseosa, en vez del aspecto vultuoso y
congestivo del neumónico común, se observa pa- La tuberculosis, como infección, es capaz: de
lidez, acentuada por las facciones afiladas y los atacar a todos los humanos, dependiendo su de-
ojos hundidos. Los labios muestran leve cianosis. sarrollo de las posibilidades de infección de la
El rostro del bronconeumónico es algo angus- reiteración en el contagio, de la potencia del
tioso, con cianosis lívida más o menos intensa agente contagiante, de la virulencia del bacilo, de
según la gravedad del proceso, y abundante su- los factores sociales y del ambiente (alimenta-
dor en la cabeza. ción, vida higiénica, drogadicción, hacinamiento,
5. Facies tuberculosa. A veces es poco demos- promiscuidad, profesión, etc.). Existe un grupo
trativa. En las formas caseosas más graves, se de individuos, precisamente aquellos clasificados
presenta el aspecto llamado hético, con palidez como leptosomos o asténicos, que son más vul-
alabastrina de la piel, cierta rubicundez de las nerables a la infección tuberculosa. En ellos, se
mejillas (a menudo con tinte cianótico) y ojos desarrolla frecuentemente, con el cuadro que
brillantes. se conoce clásicamente como «tisis». Por el con-
6. Facies cianótica. Se observa en las bronco- trario, en los sujetos calificados por los pediatras
patías crónícas con enfisema y fallo cardíaco de-
recho. Vultuosa con el tinte más acusado en los
labios. 'La denominación de escrófula (Hufeland, Virchow) se apli-
7. Facies mediastinica. Se observa a conse- ca a una forma de tuberculosis cuyas peculiaridades radican en
que la infección recae en un terreno exudativolinfático. En ella,
cuencia de la estasis venosa a nivel de la vena las reacciones ruberculinicas son intensamente positivas. Los
cava superior por un proceso mediastínico casi sujetos escrofulosos ofrecen cierta resistencia a las formas gra-
siempre tumoral. Se observa edema de la cara, ves de la tuberculosis del adulto.
Neumología 91

como diatésicos exudativolinfáticos, la tubercu- sucede en los que muestran predisposición, a ve-
losis tiene más dificultades para desarrollarse. ces familiar, a las cicatrices fibrosas y exuberan-
En el asma bronquial, al lado del alergeno, tes («diátesis queloidea» de Schridde). En éstos es
cuenta el «terreno orgánico». frecuente, si acostumbran a inhalar polvo, la apa-
A igualdad de circunstancias, se observa que rición de neumoconiosis.
la neumoconiosis es más frecuente en los sujetos de En la insuficiencia respiratoria crónica, la piel sue-
hábito pícnico que en los asténicos leptosomos. le tomar, con frecuencia, los caracteres de la piel
Influye en ello la hiperactividad del tejido con- senil. El espesor de la dermis es muy reducido y
juntivo (muy frecuente de los pícnicos), que tien- la colágena se altera tanto en su estructura como
de hacia la fibrosis y el enquistamiento de las le- en sus caracteres tentoriales. El conjunto de estos
siones del pulmón. datos la semejan, sin confundirla, con la del «sín-
drome de la piel transparente».
En la embolia grasa del pulmón, casi siempre se-
Estado de nutrición cuente a fractura de huesos largos (los cuales tie-
nen un elevado contenido de grasa), aparecen
Los tumores malignos, supuraciones crónicas, junto con las manifestaciones cerebrales (ansie-
colagenosis y tuberculosis pulmonar, desnutren y dad, confusión, coma) y pulmonares, un rash pe-
a la larga pueden caquectizar al sujeto. No debe tequial situado, preferentemente, en el pliegue
olvidarse que ciertas formas hematógenas mono- axilar anterior y en el saco conjuntiva! inferior.
viscerales (renales) son compatibles con un buen Este rash petequial es patognomónicu del síndro-
estado de nutrición. me, pero puede no aparecer hasta fases avan-
zadas.

Examen de la piel y faneras Osteoartropatía hipertrófica tóxica (OHl)


y dedos en palillos de tambor. Se trata de
Es llamativo el tinte amarillogrisáceo de los un síndrome de hipertrofia dolorosa ósea y de las
tuberculosos cavitarios, y su palidez extrema des- partes blandas de las extremidades debido a cau-
pués de hemoptisis copiosas. sas múltiples.
En el cáncer bronquial, aspergilosis pulmonar Los dedos en «palillo de tambor o hipocráticos»
primaria y tuberculosis hematógena diseminada, pueden aparecer aislados o preceder al desarrollo
pueden observarse nódulos cutáneos con tenden- de la OHT. En el primer caso, se consideran
cia a supurar y ulcerarse o sin ella. Las lesiones como una forma abortiva o frustrada de esta últi-
cutáneas tuberculosas (tubercúlides) se acompa- ma. Se caracterizan por la existencia de una de-
ñan de un curso evolutivo tórpido de las pulmo- formación que consiste en una incurvación en
nares. sentido longitudinal y transversal de las ufias
El eritema nudoso motiva una erupción simétri- (uñas en cristal de reloj) aislada o asociada a una hi-
ca de nódulos subcutáneos ovalados, rojos, duros pertrofia, en forma de maza, de las partes blan-
al tacto, localizados en las espinillas, en la super- das de las falangetas (dedos hipocráticos; en palillo
ficie de extensión de los brazos y en las nalgas. de tambor}. Más frecuentes en los varones (8:1),
_g Después de dos o tres días, las lesiones comien- suelen comenzar por los dedos pulgar y gordo
,;
� zan a desaparecer con un cambio gradual de co- para extenderse luego a los restantes. Evolucio-
� lor, pasando del rojo vivo al violeta y al amarillo nan lenta y solapadamente en el curso de años en
.§ (eritema contusiforme); es frecuente que sigan algunos casos, sin embargo, en otros casos se for-
:; brotando nuevos elementos durante varias sema- man con rapidez, en pocos meses, acompañán-
3 nas. Las lesiones nunca supuran ni ulceran. La dose de sensación de calor e incluso dolor. La

·¡;¡
erupción va precedida o acompañada de signos anomalía acostumbra ser bilateral y simétrica,
.� generales, como fiebre, artralgias, trastornos di- aunque no es raro que esté más acentuada en un

j gcstivos, etc.
Los sujetos portadores de cicatrices en la región
solo lado y, especialmente, en el que reside la
afección neoplásica pleuropulmonar o cuando
-t: cervical procedentes de una tuberculosis cutánea hay un aneurisma en el cayado aórtico, tronco
ui (escrofuloderma) curada, rara vez enferman de braquiocefálico, subclavia o axilar.
� tuberculosis pulmonar (ley de Marfan) y si ello El dedo hipocrático único ha sido hallado en
� ocurre, el proceso evoluciona, casi sin excepción, pacientes con gota, sarcoidosis o después de un
e hacia las formas fibrosas menos graves; lo propio traumatismo. El diagnóstico de esta anomalía no
92 Semiología médica y técnica exploratoria

Dedos
hipocráticos
(en maza)
>160º Método correcto


Norn:�º �
Muy liqero ,00°



160º

���
Método incorrecto

Avanzado

Fig. 2-8. Comparación entre un dedo normal y un Fig. 2-9. Examen de los dedos en palillo de tambor;
dedo en maza o hipocrático; el ángulo ungueodigital es la palpación debe efectuarse en sentido distal. El borde
más abierto en este último. Normalmente, la uña for- de la uña se aprecia claramente.
ma con el dedo un ángulo de 160".

ofrece dificultad alguna; en caso de duda, por tra- maleolar está engrosada y, a veces, la tumefac-
tarse de un estadio incipiente se valora el «signo ción se extiende al tercio inferior de la pierna.
del perfil» (fig. 2-8) y los datos aportados por la Con frecuencia se observan trastornos vasomo-
palpación posterior de la uña, cuya raíz, clara- tores, que se manifiestan en forma de calor local,
mente apreciada, aparece como fluctuante en los edema, cianosis, hiperhidrosis.
tejidos blandos que la circundan (fig. 2-9). La OHT, tanto en estadio precoz (uñas en
El hipocratismo digital familiar se observa en cristal de reloj, dedos hipocráticos) como avanza-
sujetos de familias completamente sanas. Este de- do, es una afección hasta cierto punto reversible;
fecto estético heredado, se instaura alrededor de la al suprimir la causa (neumectomía por neopla-
pubertad. Evoluciona sin signos inflamatorios. sia), las lesiones desaparecen en semanas o me-
En la OHT, la manifestación objetiva primor- ses. A veces, a las pocas horas de la intervención
dial es el aumento de volumen, casi siempre si- el paciente encuentra un gran alivio de sus mo-
métrico, 4ue experimentan las partes distales de lestias.
las extremidades. Las manos son de gran tama-
ño, con los dedos gruesos en forma de palillo de
tambor y uñas en cristal de reloj. La región meta- INSPECCIÓN DEL TÓRAX
carpiana está también hipertrofiada, aunque me-
nos que los dedos. Las muñecas se hallan engro- Se divide en estática y dinámica, según se
sadas, lo que produce en la parte inferior del examine el tórax en reposo o durante los movi-
antebrazo un rodete transversal. La piel es rugo- mientos respiratorios.
sa, como si el revestimiento cutáneo fuera exce- Antes de comenzar la exposición del tema, es
sivo respecto a la parte interesada. Los píes pre- conveniente recordar algunas líneas y puntos de re-
sentan igual deformación que las manos; los ferencia, que son necesarios para la localización
dedos, en forma de badajo de campana, tienen topográfica de los procesos patológicos pleuro-
las uñas gruesas y en vidrio de reloj. La región pulmonares.
Neumología 93

La «jaula» o caja torácica se encuentra limitada


por las costillas, las cuales tienen una fuerte direc-
ción. oblicua de atrás adelante y de arriba abajo,
hasta el punto de que una horizontal que pase
por la extremidad anterior del primer cartílago
costal alcanza, en la espalda, el nivel de la IV cos-
tilla. La abertura superior del tórax es también
fuertemente oblicua y contiene la zona del vértice
pulmonar, que, especialmente en su parte ante-
rior, es completamente extratorácica, ya que as-
ciende de 2-4 cm por encima de la clavícula.
El límite inferior del tórax parte de la base del
apéndice xifoides (que señala el punto de inser-
ción del VII cartílago costal), sigue la arcada cos- Fig. 2-10. Técnica para buscar el ángulo de Louis.
tal y termina a nivel de la T12 siguiendo el borde Por corresponder exactamente a la inserción del segun-
do cartílago costal en el esternón, constituye un exce
superior de la última costilla. El cartílago de las
lente pimto di, rnfornn..ia para contar las cosr illas y los
VIII-IX-X costillas (la XI y la XII son flolantes) se espacios intercostales.
une con el del lado opuesto a la altura del apén-
dice xifoides limitando el «ángulo epigástrico o
de Charpy» el cual tiene, en los sujetos normales,
un valor de 70-80º.
En la unión del mango con el cuerpo del ester- cuello y el tórax. Sirve como punto de partida
nón, se aprecia una arista horizontal llamada «án­ para numerar las vértebras dorsales. Se hace más
gulo esternal» (o de Louis), la cual corresponde palpable inclinando la cabeza hacia delante, Si
exactamente a la inserción del JI cartílago costal son dos las vértebras prominentes, la inferior es
en el esternón. Es un punto de referencia muy la buscada; si tres, la del medio es la C7.
valioso para contar las costillas y los espacios in-
tercostales. Líneas de referencia. Las más usadas en
Se procede, comprendiendo entre el pulpejo clínica, son las que a continuación citamos (figu-
de los dedos medio e índice, la arista menciona- ra 2-11):
da (cuando hay dos, la superior es la que marca
la inserción del JI cartílago costal)¡ luego, desli- 1. Mcdiosli:rntil. Desciende a lo largo <le! eje
zándose a derecha o izquierda, estos dedos cir- medio del esternón, desde la fosa yugular hasta
cunscriben la JI costilla, por encima y por debajo el apéndice xifoides. Divide la pared anterior del
de la cual se encuentran el I y ll espacios inter- tórax en dos mitades simétricas.
costales, respectivamente (fig. 2-10). Una vez re- 2. Parasternal. Parte de la articulación ester-
conocida la II costilla y el I y JI espacios, los res- noclavicular y sigue todo el borde esternal.
tantes se cuentan de arriba abajo tomando cada 3. Mamilar. Es la vertical que pasa por el pe-
costilla entre el pulgar y el índice, teniendo cui- zón y, aproximadamente, a unos 10 cm del bor-
g
,;
dado de hacerlo siguiendo la línea vertical que de esternal.
� pasa por el mamelón. Este recuento resultaría di- 4. Línea medioclavicular. En las mujeres, por
� fícil si se tratara de hacerlo junto al esternón, por- razones obvias y por ser el punto de referencia
.g que en este lugar los cartílagos costales, sobre muy variable, la línea mamilar no nos sirve; se
·� todo los inferiores, se encuentran muy próximos recurre entonces a la mediclavicular, la cual
'e
� entre sí y unidos íntimamente por ligamentos. Si queda señalada por la vertical, que se tira desde

·�
no se sigue esta técnica es fácil equivocarse al la mitad de la distancia entre las articulaciones
;. contar las costillas y los espacios intercostales, esternoclavicular y acromioclavicular media
l
(1.
pues aquéllas quedan recubiertas por la cxtrcmi-
dad interna de la clavícula y no son accesibles a
a lo largo de la clavícula, o mejor, a lo largo de
la horizontal que pasa por la I artic1.1!ación es-
< la palpación. La primera costilla palpable es, numéri- ternocostal. Dista 7-10 cm de la línea medios-
; camente, la JI. temal.
O En el plano posterior, el borde superior de la 5. Axilar anterior. Desciende verticalmente
� escápula corresponde a la II costilla, y el ángulo del punto en que el borde inferior del músculo
@ inferior a la VII. La C7 señala el límite entre el pectoral mayor forma un ángulo con la pared la-
94 Semiología médica y técnica exploratoria

10. Escapulospinal. Es una horizontal que si-


gue la espina de la escápula, trazada desde la lí-
nea vertebral. Señala, al cruzar la columna verte-
bral, la apófisis espinosa de T3. Es un punto de
referencia del origen de las cisuras pulmonares.
11. fo{rascapular. Es una horizontal que pasa
por el ángulo inferior de la escápula, corta la co-
lumna entre las apófisis de T7-T8.
12. Basilar. Señala la base del pulmón. Co-
rresponde a T12. Se busca, a cuatro dedos, por
debajo del ángulo de la escápula.
13. Basal de Mouriquand. Corresponde al lí-
mite del fondo de saco costodiafragmático, y es
el máximo nivel alcanzado por el pulmón en la
inspiración forzada. Se obtiene uniendo con una
horizontal el punto en que la XII costilla corta la
masa lumbar. Se busca haciendo inclinar el suje-
to hacia delante.
14. De Piorry. Une la articulación esternocla-
Fig. 2-11. Líneas convencionales y regiones de la vicular izquierda con la extremidad libre de la XI
parte anterior del tórax. Líneas: 1, clavicular; 2, tercera costilla del mismo lado Tiene cierto valor, como
costal; 3, sexta costal; 4, parasternal; 5, medioclavicu- consideraremos más adelante, para la limitación
lar; 6, esternal; 7, mediostemal. Regiones: E, estema!;
topogr.:írir;, del bazo.
H, hipocondrio; JC, infr.u lavicular; M, mamaria; SC, su-
praclavicular
Regiones anatómicas del tórax y órganos
contenidos en ellas. Señalaremos los más im-
portantes:
teral del tórax permaneciendo el brazo horizon-
tal. Entre ambas líneas axilares anteriores se limi- 1. Supraclavicular. Resulta limitada por la cla-
ta la pared anterior del tórax. vícula, el borde superior del músculo trapecio y
6. Axilar media. Desciende vertical a partir el borde posterior el.PI músculo esternocleidomas-
del vértice de la axila. toideo (fig. 2-11 SC). Desde el punto de vista
7. Axilar posterior. Corresponde a la dirección anatomotopográfico, corresponde al vértice del
de una plomada que cae desde el borde inferior pulmón, el cual sobresale 2-4 cm por encima de
del músculo gran dorsal, permaneciendo hori- la clavícula. En su parte interna, y en el ángulo
zontal el brazo. Entre la línea axilar anterior y la formado por la clavícula y la cabeza medial del
posterior, se limita la pared lateral del tórax, y músculo esternocleidomastoideo, se encuentra el
entre ambas líneas axilares posteriores, la pared «punto de auscultación del asma», de Guttmann.
torácica posterior. 2. Suprasternal. Corresponde al borde ante-
8. Vertebral. Es una vertical que sigue las nor de ambos músculos esternocleidomastoideos
apófisis espinosas de las vértebras. Se determina y al superior de .a horquilla estema!. Contiene la
marcando con el lápiz dermográfico una serie de laringe, parte de la tráquea y la glándula tiroides.
puntos correspondientes al vértice de cada una 8. lntraclavicutar. Se encuentra comprendida
de las apófisis espinosas y reuniendo después, entre el borde inferior de la clavícula, el superior
con un trazo único, la serie de índices así obteni- de la III costilla, la línea mediosternal por dentro,
dos¡ o también frotando rápida y vigorosamen- y la axilar anterior por fuera (fig. 2-11 IC). Co-
te, en sentido descendente, con la uña del pulgar rresponde en el lado derecho a la proyección de
o un objeto romo, las eminencias óseas que se la mayor parte del lóbulo superior derecho, y en
presentan¡ el frote determina a los pocos segun- el izquierdo, a la mitad superior del lóbulo supe-
dos la aparición de una línea eritematosa que in- rior del pulmón de este lado.
dica, con suficiente exactitud, la dirección del eje Presenta una ligera depresión debajo de la cla-
vertical. vícula, más acentuada en su parte externa, donde
9. Escapular. Es una vertical que pasa por el se dibuja una fosita de forma triangular con la
borde interno del omóplato. base a nivel del tercio externo de la clavícula, y el
Neumología 95

vértice en la unión del músculo pectoral mayor


con el músculo deltoides, llamada «fosa de Moh-
renheim-",
4. Mamaria. Está limitada, por arriba, pur el
borde inferior de la región infraclavicular y por
abajo, por tina horizontal trazada a la altura de la
inserción estema! de la VI costilla. En ella se en-
cuentra la mama (fig. 2-11 M). En los hombres
- A
musculados, se hace ostensible un surco que si-
gue el borde inferior del pectoral. Corresponde,
en el lado derecho, en su mayor parte, al lóbulo
medio del pulmón derecho, y hacia afuera y aba-
jo, a una pequeña parte del lóbulo inferior. En el
lado izquierdo, corresponde a la porción inferior
del lóbulo superior, y en su parte inferior y exter-
na, a una pequeña porción inferior del lóbulo in-
ferior.
5. Hipocondrios (derecho e izquierdo). Entre
las horizontales que corresponden a la VI costilla
por arriba y la X por abajo. Su límite externo es
la línea axilar anterior, y el interno, la línea me-
diosternal y reborde de las falsas costillas (figu-
ra 2-11 H). Contienen órganos abdominales (híga-
do en el lado derecho, bazo y estómago en el iz Fig. 2-12, Líneas convencionales y regiones <le la
quierdo) y el seno costodiafragmático inferior, parte lateral del tórax. Líneas: 1, axilar anterior; 2, sexta
que se halla ocupado por las bases pulmonares costal; 3, axilar media; 4, axilar posterior; 5, prolonga-
durante las inspiraciones profundas. ción de la línea esternal. Regiones: A, axilar; IA. infra-
6. Axilar. Está limitada por las dos líneas axi- axilar.
lares, anterior y posterior, siendo su límite supe-
rior el hueco axilar y el inferior, la línea de la VI
costilla (Eig. 2-12 A). Se estrecha a medida que se
asciende, a causa de los relieves que forman las delgadez, no cuentan), constituye un sitio apro-
masas musculares del pectoral por delante y del piado para abordar el pulmón subyacente. Existe
gran dorsal por detrás. Debido a que esta región la posibilidad de alcanzar el II espacio intercostal
se encuentra desprovista de espesores muscula- si tenemos la precaución de auscultar o percutir
res (las digitaciones del gran dorsal, por su gran sobre el vértice de la axila, haciendo que el enfer-
mo levante el brazo y lo dirija muy hacia atrás.
7. lniraaxilar. Esta región, situada entre el lí-
mite inferior de la anterior y el reborde de las fal-
-� 'Es preciso hacer hincapié sobre la especial disposición ana-
tómica de esta región. La clavícula, que se articula en su extre-
sas costillas, es convexa de arriba abajo y en sen-
:ij tido transversal (fig 2-12 IA). Corresponde a la
§ midad interna con el esternón, por encima de la articulación de
� la I costilla, se dirige transversalmente hacia fuera en busca del base del pulmón derecho, y a la base del pulmón,
.§ omóplato. La caja torácica, por el contrario, muy angosta a este seno costodiafragmático, estómago (espacio de
'ü nivel, sólo conserva brevemente esta dirección transversal no
-� tardando en dirigirse hacia atrás, alejándose por tanto de la da-
Traube) y bazo, en el izquierdo.
� vícula y del plano transversal correspondiente a la pared cuta- 8. Suprascapular (o supraspinosa). Tiene for-
-� nea a este nivel. Al mismo tiempo, y como consecuencia de la ma triangular. Está limitada por la columna dor-
:;; oblicuidad de las custillas hacia arriba y atrás, las dos primeras sal, espina del omóplato y el borde superior del
·¡¡_ costillas y el primer espacio limitado son cruzados, a la manera
� de un puente, por la clavícula. De ahí que la exploración del
hombro por fuera (fig. 7.- is SFF. y SEi). Se halla
(¡_ vértice del pulmón en esta región sólo sea posible en la parte en relación con el lóbulo superior del pulmón y
-,; superior e interna. Si intentamos percutir el vértice pulmonar y con la proyección de la tráquea en su parte inter-
; lo hacemos algo por hiera, la rlirerr-ión anceroposterior de las na. En ella, se encuentra la !liimr1cfa zona de alar-
O costillas, en contraste con la transversal de la piel, hace que el
¡:i resultado sea poco preciso, a menos que se tome la precaución
ma de Chauvet, uno de los sitios más aptos para
� de aplicar estrechamente y con fuerza el dedo plesímetro con descubrir por auscultación el comienzo apical de
@ el fin de aproximarse lo más posible a la caja cisca. la tuberculosis pulmonar. Se encuentra en la mi-
96 Semiología médica y técnica exploratoria

Proyección de los órganos torácicos en las principa-


les líneas y regiones (figs. 2-14 y 2-15):
_,-------- SEi

- -- SEE 1. Tráquea. Penetra en la caja torácica por


detrás de la horquilla esternal, y en su línea me-
dia. A poco se divide en los dos bronquios, el de-
2 EV
recho y el izquierdo. La tráquea, en su bifurca-
3
ción, corresponde exactamente al ángulo de
4 -· E
Louis por delante y al disco intervertebral entre
T4-T5 por detrás.
IEI 2. Pulmones. Tienen la forma sernicónica, de
base inferior, en relación con el músculo diafrag-
5 - IEE ma, y vértice superior.
6 -
El pulmón derecho presenta en su cara exter-
na dos surcos profundos o cisuras pulmonares,
que lo dividen en tres lóbulos, el superior, medio
e inferior.
Fig. 2-13. Líneas convencionales y regiones de la
El pulmón izquierdo sólo presenta una cisura,
parte posterior del tórax. Líneas: 1, escapulospinal;
2, vertebral; 3, escapular; 4, infrascapular; 5, axilar pos· y por tanto dos lóbulos, el superior y el inferior.
tcrior; 6, duodécima dorsal. Regiones: E, escapular; EV, es- Al precisar la situación topográfica de este ór
capulovertebral; IEE, infrascapular PXterna; !El, in· gano, consideraremos sucesivamente fa de su
frascapular interna; SEE, suprascapular externa; SEi, vértice, bordes, base, cisuras, lóbulos y la de
suprascapular interna. la túnica serosa que lo envuelve, es decir, de la
pleura:

tad de la línea trazada desde el espacio que existe a) Vértices. Se extienden por delante 2-4 cm
entre las apófisis espinosas de C7 y Tl hasta la por encima del borde superior de la clavícula, y
prominencia, muy aparente y fácilmente palpa- por detrás hasta el nivel de la apófisis espinosa
ble, situada hacia la parte media de la espina de de la C7. El vértice derecho está más próximo a
la escápula, que se conoce con el nombre de «tu- la tráquea, pues entre ésta y aquél no se interpo-
bérculo del trapecio». ne la arteria subclavia, como ocurre en el lado iz-
9. Escapular. Se encuentra limitada por arri- quierdo",
ba y abajo por las horizontales que pasan por la b) Bordes. Comprende el anterior, posterior e
espina y ángulo inferior de la escápula, respecti- inferior:
vamente. Su límite interno es el borde de la escá-
pula y el externo la línea axilar posterior (figt.1- - Anterior. Parte de la articulación estema·
ra 2-13 E). Es de escasa importancia semiológica, clavicular y sigue un trayecto oblicuo hacia abajo
pues el plano óseo de la escápula y las masas y adentro hasta encontrarse con el del lado
musculares que la recubren constituyen un obs- opuesto a la altura del «ángulo de Louis». De ahí
táculo casi insuperable para la exploración física. desciende paralelamente hasta el IV cartílago,
10. Escapulovertebral. Entre el borde interno donde diverge. En la margen derecha, desciende
de la escápula y la columna dorsal, en la porción aún, verticalmente, hasta el V cartílago, desvián-
comprendida entre las apófisis espinosas de T3-
T7. Sus límites superior e inferior son las hori-
zontales que pasan por la espina y ángulo infe- 6
Los límites de la proyección de los vértices en la superfir-i-
rior de la escápula (fig. 2-13 EV). Está en relación de la base del cuello son, por delante, una línea que partiendo
con el lóbulo superior e inferior del pulmón y de la articulación estemoclavicular se dirige verticalmente hacia
arriba hasta 2-4 cm a lo largo del músculo esternocleidomastoi-
con el bronquio principal. deo. De esta altura, la línea se encorva hacia abajo y afuera y
11. Infrascapular. Por debajo de la horizontal va a cruzar la clavícula a la altura de la unión del tercio interno
que pasa por el ángulo de la escápula (fig. 2-13 !El con el tercio medio. En el plano posterior, los límites son una
e IEE). Su exploración es fácil y útil, pues aborda- línea que partiendo a 3 cm de la línea vertebral, a la altura de la
apófisis espinosa de T3, se dirige hacia arriba hasta la vértebra
mos directamente el lóbulo inferior del pulmón y
prominente, donde se inflexiona hacia abajo y afuera para cru-
el fondo de saco inferior de la pleura. «Es la re- zar la espina de la escápula en la unión del tercio interno con el
gión más sonora del plano posterior». tercio medio.
Neumología 97

Vértice del pulmón

__.....�-,,._,.,._,,.r-tt11---+ Cisura
interlobular

Límite inferior
pleura derecha

Fig. 2-14. Límites del pulmón y de la pleura, vistos Jlig. 2-15. Limites del pulmón y de la pleura, visto
por el lado derecho, por el lado izquierdo.

dose entonces hacia fuera para continuarse, a ni- cardíaca», que corresponde al área desnuda del
vel de la extremidad esternal de la VI costilla, con corazón. A nivel del VI espacio, se continúa con
el borde inferior. En el lado izquierdo, el borde el borde inferior (fig. 2-16).
anterior descrihe, ;i la altura de los IV y V espa- - Posterior. Es redondeado y transcurre por
cios intercostales, una curva, llamada «incisura el canal costovertebral desde Tl a T12 (fig. 2-17).

Vértice pulmón izquierdo

X,

Límite anterior pleura der.

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15 Seno diafragmático
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'º' Fig. 2-16. Límites de los pulmones y de la pleura, vistos por delante.
98 Semiología médica y técnica exploratoria

Vértice pulmón izquierdo Vértice pulmón derecho

Borde inferior pulmón izq. Borde inferior pulmón der.

Límite inferior pleura dor


Limite interior pleura izq.

Fig. 2-17. Imagen posterior de los pulmones. Límites inferiores pulmonar y pleural.

- Inferior. Comienza a nivel <le la extremi- e) Lóbulos. Tres de ellos corresponden al pul-
dad interna del VI cartílago; de allí se dirige hacia món derecho y dos al izquierdo. Recordando la
atrás y abajo cruzando el VI espacio a nivel de la disposición de las cisuras, podemos darnos cuen-
línea mamilar, el VII sobre la línea axilar, la IX ta de cómo queda constituida la cara posterior
costilla en la línea axilar posterior y la X costilla del tórax en ambos lados; por la cara poste·
sobre la línea escapular. Alcanza el raquis a nivel rior del lóbulo superior, la porción que queda por
de la apófisis espinosa de Tl 1. Desciende de 3- encima de la III costilla, aproximadamente a ni-
4 cm durante la inspiracíón, ocupando entonces vel de la espina <le la escápula, y por la cara pos-
el espacio que le ofrece el seno costodiafragmáti· terior del lóbulo inferior, la porción que queda
co vacío. por debajo de dicha costilla. En la cara anterior, a
la izquierda, el lóbulo superior; a la derecha, el
e) Base. Se adapta a la convexidad del dia- lóbulo superior y el lóbulo medio. En la región
fragma. La base del pulmón derecho se encuentra lateral del tórax, lado derecho, se encuentran los
más elevada a causa de la presencia del hígado, el tres lóbulos; en el izquierdo, sólo dos.
cual empuja hacia arriba el hemidiafragma co- O Región hiliar. El hilio del pulmón se en-
rrespondiente. cuentra situado en la cara interna de los pulmo-
d) Cisuras. Corresponden, dos al lado dere- nes, en la unión del tercio posterior con los dos
cho y una al lado izquierdo. La cisura principal tercios anteriores, y a media distancia de In base
parte de la columna vertebral, a la altura de la y del ápice. La región hiliar corresponde, por de-
apófisis espinosa de T3. Se dirige oblicuamente lante, al III espacio intercostal, junto al esternón,
hacia delante, abajo y afuera; cruza la línea axilar y por detrás al V espacio intercostal en las proxi-
posterior, a la altura de la V costilla, para termi- midades de la columna vertebral.
nar, en la línea medioclavicular a nivel de la VI cos- [!) Pleuras. Sus límites rebasan ligeramente
tilla. La cisura principal derecha emite, en el pun- los márgenes pulmonares, constituyéndose los
to en que cruza la línea axilar posterior, una «espacios pleurales complementarios» o de reser-
rama (cisura accesoria o secundaria), la cual des- va, el más importante es el complementario infe-
pués de un trayecto horizontal, va a terminar a la rior, que corresponde al seno costodiafragmático.
derecha del esternón, a la altura del IV cartílago Comienza a nivel de la extremidad interna del
costal. VI cartílago costal, de allí, dirigiéndose hacia
r
Neumología 99

atrás, cruza la X costilla sobre la línea axilar, la XI Es muy útil la retención de esta topografía, en
a 10 cm de la línea mediospinal, a la que alcanza profundidad, de los órganos, porque su superpo-
a nivel del borde inferior de la XII costilla. Este sición hace que, a un mismo nivel, una alteración
seno diafragmático, lleno durante la inspiración determinada de la exploración física pueda ser
por descenso de las lengüetas pulmonares, se en- referida a varios órganos, y además modifica los
cuentra vacío sobre unos 3-5 cm durante la espi- signos físicos de exploración; así, la proximidad
ración. de la tráquea al vértice pulmonar, especialmente
a la derecha, hace que el ruido respiratorio que se
Puntos de referencia para localizar las es- ausculta tenga un carácter bronquial; los ruidos
tructuras profundas. Terminaremos insis- de deglución pueden ser oídos en el área posver-
tiendo sobre la utilidad de tomar como puntos tebral, especialmente a la izquierda, debido a la
de referencia el «ángulo de Louis», la clavícula, la proximidad del esófago; un desplazamiento del
escápula y la columna vertebral, para la localiza- hígado dará una oscuridad percutatoria en la
ción de los órganos situados en la profundidad: base; una hipertrofia de los ganglios traqueales
puede dar una matidez paravertebral, etc.
1. Ángulo de Louis. Nos señala:

a) El nivel donde se une el ll cartílago costal Inspección estática de la pared


con el esternón, lo cual nos permite fácilmente del tórax
contar una costilla determinada en la cara ante-
rior del tórax. Es necesaria una buena luz y que las superfi-
b) El punto de bifurcación traqueal y el punto cies objeto del examen se encuentren completa-
más elevado del cayado aórtico. mente expuestas a la vista. La inspección debe
c) El punto inferior del vértice pulmonnr. efectuarse con el paciente de pie, sentado o echa-
d) El punto en el cual ambas pleuras se ponen do en la cama, sr su estado es grave y no puede
en contacto en la línea media anterior. incorporarse. La observación en dos o tres de es-
tas posiciones puede reportar ventajas.
2. Clavícula. Dividida idealmente en tres ter-
cios, sólo el tercio interno está en relación topo- Recordaremos que las inspecciones ¡J{lrci{lló
gráfica con el vértice pulmonar, mientras se halla llevan a resultados incompletos )' son fértiles en
en contacto directo con la pleura; el tercio medio errares.
se relaciona con el plexo braquial y con los vasos
axilares, y el externo solamente con la articula- Para los planos anterior y posterior, el enfer-
ción del hombro. mo tiene el tórax erguido, con los brazos colgan-
3. Ángulo superior de la escápula. Corresponde do pasivamente a lo largo del cuerpo; para el exa-
a la II costilla, a nivel de la II apófisis espinosa. La men de las regiones axilar e infraaxilar, coloca la
base de la espina de la escápula está en el IlJ es- mano sobre la nuca o cabeza, mientras dirige el
pacio, o sea, donde parle la cisura principal. hombro hacia atrás.
4. Columna vertebral. Los puntos de referen- Aportan datos valiosos la inspeccion desde los
_g cía relacionados con la columna vertebral se indi- pies y la oblicua desde arriba (fig. 2-18). Para la pri-
�e can en la tabla 2-2. mera, el enfermo con el torso desnudo se dispo-
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·¡; Tabla 2-2. Puntos de referencia relacionados con la columna vertebral
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] Vértebras Cara anterior Cara posterior
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� T2 a T3 Vértice del lóbulo superior. Ramas Tráquea y ganglios bronquiales. Esófago
·s- ascendentes de los bronquios Arco aórtico
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"- T4 a T7 Vértice del lóbulo inferior. Base Bifurcación de la tráquea. Aurículas,
<Ji anterior de los pulmones corazón, aorta y esófago
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"'-c"'::; TS a Tll Bases pulmonares. Ramas Los ventrículos llegan hasta la T9,
bronquiales descendentes al igual que el estómago y esófago
@
rieres de los individuos bien nutridos no se ven,
pero aparecen en la parte inferior y laterales del
tórax, donde la musculatura es más débil. Las re·
giones supra e infraclaviculares tienen que for-
mar con la clavícula casi. un plano. A nivel de la
V costilla de cada lado, se encuentran los pezo-
nes. La VU costilla suele sobresalir más que las
otras en la parte posterolateral del tórax; el hecho
de que sobresalga exageradamente es tan anor-
mal como si lo hace insuficientemente.
El plano posterior del tórax presenta un abom-
bamiento discreto estando las escápulas aplicadas
de plano y de manera simétrica, cubriendo la II a
la VTI costillas. En el hombre con musculatura bien
desarrollada, el tórax tiene fonna cónica, con el
vértice dirigido hacia el abdomen y la base hacia
el cuello. En la mujer, es más cilíndrico.
Dentro de la normalidad, la forma del tórax
varía en relación con los distintos tipos consríru-
cionales. En los asténicos, es alargado, estrecho,
con las costillas muy oblicuas y la X 8otantc; en
los pícnicos, es corto y globuloso, con las cosn-
llas casi horizontales, y en los atléticos, llama la
atención el grosor de las partes musculares y
la robustez de las óseas (fig. 2-19).

Fig. 2-18. Inspección del tórax. Oblicuomcnte desde Deformidade« del tórax
arriba.
Pueden ser congénitas o adquiridas. Tanto en
uno como en otro caso, pueden alcanzar el tórax
ne en decúbito dorsal y luego ventral. El médico, en su totalidad o limitarse a una de sus partes.
situado a la distancia aproximada de l m, dirige
la visual a lo largo de la línea media anterior del Deformidades congénitas. Se observan
tórax o de la columna vertebral. Estos métodos en un 0106 %, siendo cuatro veces más frecuen-
son útiles para evidenciar las asimetrías estáticas tes en el sexo masculino:
y dinámicas del tórax normal.
El tórax normal exige una simetría de las dos l. Tomx pamlhico. Es plano y largo, con las
mitades, tanto en su volumen corno en su con- costillas muy oblicuas hacia abajo, "ángulo epi-
formación. La pared anterior presenta un ligero gástrico de Charpy- agudo, hombros caídos y es·
abombamiento¡ se levanta desde la clavícula a la cápulas lateralizadas y dispuestas en forma de
IV costilla y disminuye de aquí en adelante. En la alas (escápula alada). Frecuentemente, falta el
parte inedia del tórax, aparece un surco vertical cartílago de la X costilla. Dado que la rnuscularu-
desde la articulación del mango con el manubrio ra es pobre y el panículo adiposo escaso, estas
estema! (arista estema! o de Louis) hasta la apófí- personas, por lo general altas y delgadas, dan la
sis xifoides, y a veces otro transversal, por la de- impresión de ser débiles, habiéndoselas cataloga-
presión del V1 y Vll cartílagos costales (donde se do dentro del llamado «hábito asténico o de Su-
inserta la porción anterior del músculo diafrag- ller».
ma), conocido como «surco de Harrison«. El án- 2. Tám« ncnunlatfo. Discreto hundímiento
gulo formado por los dos rebordes costales ante· longitudinal del esternón sin trastorno alguno. Se
riores, al encontrarse con el apéndice xifoides observa en un 1,5 % de los sujetos examinados.
(ángulo epigástrico o de Charpy), debe ser casi S. Tómx eu e,ubutfo (peau« excavatum}, Predo-
recto (80°). Los espacios intercostales suelen ser mina en el sexo masculino (83,7 %). Adopta dos
algo hundidos, y en las dos terceras partes supe· formas, una circunscrita, recta, y otra mds am-
Neumología 101

.: GJoO
Infantil Eslénico
(Normal)
Hiposténico
(Normal)
Hiperesténico
(Normal)

Ooe=>O
Enfisematoso Aplanamiento
debido a fibrosis
pleuropulmonar
Pectus
excavatum
(Tórax
acanalado)
Pectus
carinatum
(Tórax
en quilla)

Fig. 2-19. Esq11pm;¡ rlP. los tipos constitucionales del tórax.

plia, casi siempre combinada con un tórax plano estrechez de la abertura torácica inferior. Se ob-
(25,5 %). Por lo general, la parte craneal del es- serva en individuos visceroptósicos con actividad
ternón no participa en la deformación. La retrac- diafragmática deficiente.
ción más notable suele encontrarse junto al bor- 6. Tórax de Davies. Se entiende como tal,
de estema] inferior. El tramo caudal del embudo, una prominencia torácica anterior, bilaleral y si-
por lo menos en su porción periférica, está cons- métrica, de ordmario situada hacia arriba y
tituido a menudo por las partes blandas de la pa- acompañada de una depresión costal en las re-
red abdominal anterior. La distancia esternover- giones submamarias. Esta deformación se obser-
tebral, que normalmente es de unos 20 cm en el va, sobre todo, en la hipertensión pulmonar hi-
adulto, puede haber quedado reducida incluso a percinética, en la estenosis mitral congénita y en
muy pocos centímetros. Cuando la malforma- el corazón triauricular. Suele producirse en los re-
ción es muy acentuada, el abdomen aparece muy cién nacidos y en la infancia, a consecuencia de
abultado. La musculatura abdominal es débil. La una disminución de la distensibilidad pulmonar.
respiración diafragmática desplaza notablemente 7. Tórax de la disostosis cleidocraneal de Pierre
las vísceras abdominales en sentido caudal. Con Marie-Sainton (displasia o aplasia de la clavícula,
relativa frecuencia, se advierten otras malforma- asociada a lesiones óseas craneales y defectos es-
ciones, a nivel de la columna vertebral; aparte de queléticos). Puede observarse la ausencia bilate-
incurvaciones laterales y deformaciones de los ral del tercio externo de ambas clavículas (en
cuerpos vertebrales, a menudo desaparece la ocasiones, el defecto es unilateral), con una con-
lordosis lumbar, y la columna vertebral dorsal figuración especial del tórax; los hombros se en-
g.; adopta una posición más erecta, llegando a adop- cuentran desviados hacia abajo, adelante y aden-
� tar incluso a veces una postura de lordosis com- tro, y los segmentos claviculares lo están hacia
fil pensadora. arriba por la tracción de los músculos esternoclei-
.§ Desde el punto de vista funcional, se obser- domastoideos no contrarrestada por los medios
·� van trastornos respiratorios (bronquitis, bronco- de fijación que mantienen normalmente la claví-
� patías agudas) y circulatorios (el corazón se des- cula. Empujándolos hacia dentro, ambos hom-
-�� plaza hacia el lado izquierdo (62,8 %]). bros llegan casi a tocarse. Como forma incom-
� Se atribuye a una disarmonía en el crecimien- pleta de esta displasia, se admite la ausencia
-� to de las estructuras óseas del tórax. unilateral total o en su porción medial o acre-
o
� 4. Tórax piramidal. Prominencia de la parte mial, de una clavícula.
<i anteroinferior de la caja torácica a la altura del 8. Estenosis relativa de la abertura torácica supe-
; apéndice xifoides, por excesivo desarrollo costal. rior. Es de origen congénito, a consecuencia del
g 5. Tórax piriforme. Recuerda una pera con el hundimiento progresivo del tórax en relación con
i pedículo dirigido hacia abajo. El abovedamiento la edad, acentuándose la estasis venosa a nivel de
e de la parte superior contrasta con la ostensible la vena cava superior.
102 Semiología médica y técnica exploratoria

Deformidades adquiridas. Son cada vez da. Proyección hacia delante del esternón, con
menos frecuentes, por la posibilidad de prevenir aumento de la abertura torácica inferior, y por
las causas que las motivan: consiguiente del ángulo epigástrico. Cuando esta
propulsión es exagerada, hace prominencia el
l. Tórax en la obstrucción nasal crontca (casi apéndice xifoides, a veces doloroso. Desapari-
siempre por vegetaciones adenoideas). El pulmón ción de las fosas claviculares, que están por el
se ventila mal, aumentando la presión negativa contrario abombadas, en forma de almohadilla,
endotorácica. Esto motiva actitudes viciosas di- acentuada en los golpes de tos. Relieves muscula-
versas (el sujeto se inclina hacia delante con ele- res, originados por el sobreesfuerzo que las resis-
vación exagerada de los hombros) al mismo tencias respiratorias obligan a los músculos auxi-
tiempo que se observa la depresión del VI y VII liares de la respiración (escalenos, esternoclei-
cartílagos costales (simétrica o con predominio domastoideos, intercostales, trapecio).
de un lado) a causa de la tracción del músculo Los habitantes de las altiplanicies presentan,
diafragma (surco de Harrison). por factores ecológicos, un voluminoso tórax con
2. Tórax raquítico. Las costillas blandas y grandes pulmones y amplio fuelle pulmonar, este
poco elásticas se deprimen proyectando el tórax último dato es el más valorado para diferenciarlo
hacia delante, sobre todo en su parte media; el del gran tórax enfisematoso hipofuncional.
engrosamiento de la unión condrocostal motiva 6. Tórax tuberculoso. En las formas consunti-
una serie de prominencias esféricas palpables, y vas avanzadas, la atrofia de las partes blandas
aun visibles, escalonadas hacia abajo y afuera acentúa el relieve de las óseas y de la parrilla cos-
(vrosario raquítico»). El abdomen es voluminoso. tal. Las fosas supra e inflaclaviculares son muy
3. Tórax en carena (pectus carinatum). Se carac- profundas, y en la espalda, se dibuja con nitidez
teriza por la protrusión simétrica del esternón, la escápula, cuyo borde interno se separa de la
que muestra un saliente angular y mediano, pared costal (escápula alada). La atrofia predomi-
mientras que los costados se continúan con él a na en el lado más afecto.
la manera de grandes guías que levantan los te- 7. Tórax pleurítico. La anomalía suele ser uni-
gumentos, recordando el «armazón de un navío lateral. En el derrame pleural, el tórax abomba
en el astillero». Se atribuye a crecimiento uni o por el lado correspondiente. Este saliente depen-
bilateral exagerado de los cartílagos costales, em- de tanto de la proyección hacia delante y afuera de
pujando el esternón hacia fuera, o haciéndolo ro- las costillas del lado afecto y de su rotación sobre
dar sobre su eje longitudinal. Según los casos, la su eje fisiológico ficticio, como del traslado del
proyección del esternón y cartílago es uniforme, esternón hacia el lado enfermo, con aplanarnien-
o lo proyectado son sólo los cartílagos de uno o to relativo del lado sano. Tal deformación se ori-
de ambos lados. Se observa con frecuencia en as- gina especialmente a expensas de las regiones
máticos juveniles. anteriores y laterales del tórax, pues la posterior
4. Tórax en falda. Se caracteriza por un estre- está casi inmóvil durante los movimientos respi-
chamiento circular en «golpe de hacha» a la altu- ratorios. En el lado enfermo, los cartílagos costa-
ra de los pectorales, que contrasta con la disten- les abomban y las costillas quedan en posición
sión globulosa del sector suprayacente y la fija de rotación respiratoria; en el lado sano los
repentina y gran oblicuidad hacia abajo y hacia cartílagos se aplanan y las costillas, arrastradas
afuera, del segmento subyacente, que toma un por el esternón desviado hacia la mitad enferma,
aspecto muy ensanchado. Se asocia a cifosis ra- ejecutan un movimiento inverso al del lado
quídea, a un cierto grado de debilidad general del opuesto.
esqueleto torácico y ;i veces a un retraso global En el empiema pleural crónico con sínfisis
del crecimiento; es propio, como el anterior, de pleural, el hcrnitórax correspondiente se retrae e
asmáticos jóvenes. inmoviliza; los espacios intercostales se estre-
5. Tórax enfisema/oso. Forma globosa del tÓ· chan e incluso llegan a desaparecer, disponiéndo-
rax por el aumento de sus diámetros anteropos- se las costillas como las tejas de un tejado. Simul-
terier y transverso, rígido y en posición inspirare- táneamente, se produce lordosis con la conve-
ria, que se le ha calificado de «tórax en tonel». xidad dirigida hacia el lado enfermo.
Aumento del relieve costal, con horizontalidad 8. Tórax en /(1 atelectasia pulmonar masiva.
de las costillas y ensanchamiento de los espacios Casi siempre por obstrucción neoplásica de un
intercostales, y que cuando se acompaña de cier- bronquio, el hemitórax aparece inmóvil y retraí-
to grado de cifosis aparece con la espalda redon- do, con los espacios intercostales estrechos y de-
Neumología 103

primidos, y hundidas las fosas supra e infraclavi- pleura (empiema), o pulmón, o de naturaleza sifi-
cular. La columna vertebral puede estar incurva- lítica, tuberculosa, etc. Si son viciosas, hipertrófi-
da hacia el lado afecto. Estos signos de retracción cas o queloideas, permiten formular un pronósti-
rara vez alcanzan la intensidad de las retraccio- co favorable cuando en el momento del examen
nes por esclerosis pulmonar o por paquipleuritis. el sujeto sufre un proceso tuberculoso activo.
9. Tórax cifoscoliólico. La deformidad, sea si- pues son indicio de una capacidad reactiva inten-
métrica o no, es muy patente. El tórax así confor- sa del tejido conjuntivo.
mado, no sólo predispone al enfisema (enfisema 4. Estrías lineales (vinosas si son recientes, o
toracógeno), sino también, por la elevación del anacaradas si son antiguas). Propias de los proce-
diafragma y la discolocación de los grandes va- sos que motivan la distensión exagerada del re-
sos, a complicaciones cardíacas. vestimiento cutáneo di> 11n hernitórax en intensa
10 Tórax escafoideo. Se observa en la siringo- función vicariante.
mielia. Se caracteriza por el hundimiento de la 5. Vesículas. Si están a lo largo del trayecto
parte superior del esternón, acompañado a veces de un nervio intercostal (sin rebasar la línea me-
de subluxación de ambas clavículas. dia), son propias del herpes zoster (al curar pue-
11. Tórax de polichinela. Es propio de sujetos den dejar manchas acrómicas indelebles y man-
acromegálicos. Llama la atención del observador el chas de color «café con leche» como en el sín-
enorme desarrollo total, con cifosis cervicodorsal, drome de Albricht y neurofibromatosis).
robustísimas clavículas y esternón prominente. 6. Equimosis. Si están en la raíz del tórax con
12. Tórax te/escapado. Es propio de los suje- tendencia a difundirse, por traumatismo medias-
tos con enfermedad de Paget. Corresponde a un tínico; o un rash petequial en el pliegue axilar an-
acortamiento del tórax, al que se suma la promi- terior y saco conjuntiva] inferior, en la embolia
nencia de ambas clavículas y una cifosis acentua- grasa del pulmón, secuente a fracturas de los
da. Ello, junto con la gran incurvación de los huesos largos.
miembros inferiores, tiene como consecuencia el 7. Eritema ab igne (cutis marmóreo). Limita-
que los brazos aparezcan como colgantes, llegan- do a una zona, viene indicado por un proce-
do sus extremos hasta las rodillas. so doloroso que ha requerido la frecuente aplica
ción de calor local, o por el excesivo uso de lám-
paras de luz ultravioleta para conseguir un bron-
Observaciones derivadas de la inspección ceado cutáneo artificial.
estática de la pared del tórax 8. Dermografísmo rojo o blanco. La inestabili-
dad vasomotora es causa de la aparición de una
Comienza con los signos cutáneos. A conti- roncha lineal roja al rascar la piel con la uña o
nuación, y ayudados por el tacto, nos daremos con un objeto romo.
cuenta del estado de las masas musculares, del 9. Cinecomastia. Las afecciones torácicas se si-
grosor del panículo adiposo, de las anomalías es- túan en el segundo lugar entre los factores etioló-
queléticas, de la existencia de adenopatías, del gicos de las ginecomastias, después de las afeccio-
aumento o angostura de los espacios intercosta- nes testiculares; el aumento del tamaño de las
les, etc. mamas es moderado, bilateral (si es unilateral es
_g más frecuente en el lado izquierdo) e indoloro. La
� Anomalías de la piel del tórax. Limicán- causa más común es el cáncer de pulmón y el co-
� danos a las vinculadas a la patología del aparato rioepitelioma, sin olvidar, a notoria distancia, las
e
-�
respiratorio, citaremos: bronquiectasias y tuberculosis pulmonar, en esp1;-
cial tras tratamiento prolongado con hidracidas.
� 1. Nevas. Revelan una inferioridad contitu- 10. Latidos arteriales. En la coartación aórtica
.¡ cional de los órganos (si muestran una topografía del adulto, a medida que va haciéndose más pa-
¡¡; unilateral no es raro que, en este lado del tórax, tente la circulación colateral, se palpan, y a veces
f se localicen preferente o exclusivamente los pro-
,f cesas tuberculosos).
se ven, latidos arteriales a nivel de los «puentes
de compensación» (regiones supraclavicular, pa-
< 2. Acné. En la región escapulovertebral, sig- rasternal, interescapular, intercostal, etc.), en
� no de una sugestiva mayor resistencia orgánica donde se pueden también palpar frémitos y aus-
� frente a la tuberculosis. cultar soplos.

:.
3. Cicatrices. Ya sean consecutivas a ínter- 11. Síndrome de la vena cava superior. En la
@ venciones quirúrgicas sobre las costillas (osteítis), ocupación mediastínica (tumores, adenopatías
104 Semiología médica y técnica exploratoria

malignas, Hodgkin, linfo o reticulosarcoma, El edema inflamatorio, al contrario, es rojo,


aneurisma aórtico, mediastinitis crónicas), se ob- caliente y doloroso.
serva este síndrome con su tríada clásica, de ede- 15. Enfisema. Es la infiltración subcutánea de
ma en esclavina (cara, cuello y ambos brazos), aire y se reconoce con facilidad por la leve crepi-
cianosis en manos y cara, y circulación comple- tación que la presión suave causa en las partes
mentaria toracobraquial. Esta circulación com- hinchadas (diríase que se aplastan una serie de
plementaria puede traducirse por la presencia de vesiculítas secas y friables); por la flojedad y elas-
auténticas varicosidades; la circulación de la san- ticidad de los tegumentos dilatados, que ceden
gre se realiza en sentido descendente (hacia el sin dificultad a la presión del dedo sin conservar
abdomen), ya que la derivación de la sangre ve- su huella, y por el aumento de sonido a la percu-
nosa se verifica por el territorio de la cava infe- sión.
rior. 16. Empiema necessitatis. Cuando un empie-
12. Procesos infiltrativos apicales. Casi siempre ma pleural se abre al exterior a través de un espa-
de origen tuberculoso, se observa con cierta fre- cio intercostal, forma previamente un tumor pro-
cuencia, sobre todo si existen adherencias pleura- minente, oval, de tamaño variable y que al tacto
les, la dilatación varicosa de los finos troncos ve- produce sensación de pastosidad fluctuante. Si
nosos superficiales colaterales de la vena cava recae en el lado izquierdo, cerca del corazón,
superior. Estas estrías venosas sintomáticas debi- puede pulsar («empiema pulsátil»).
das a la relación (a través de las adherencias pleu- 17. Atrofia de las partes blandas. Se reconoce
rales) de las venas pulmonares con las de la der- por su depresión con exageración de los relieves
mis se perciben preferentemente a ambos lados óseos, y a la palpación por el menor grosor del
del manubrio del esternón y en la región infracla- pliegue de la piel y la débil resistencia que ofrece
vicular («estrías venosas» de Kuthy); tienen gran el músculo a la presión suave. Manifiestas atro-
valor semiológico. fias simétricas y disminución de la fuerza en los
13. Estrías o arañas vasculares (vascular spiders, músculos esternocleidomastoideo, brazo y cintu-
de los autores anglosajones). Es frecuente su apari- ra escapular, han sido señaladas frecuentemente
ción coronando las vértebras T2-T3 (vzona varico- en miopatías sintomáticas de procesos neoplási-
sa de alarma», de Lombardi), en el asma y bron- cos bronquiales o de órganos distantes.
quitis asmática de los niños, y que se extienden a 18. Aumento de tamaño de los ganglios linfáti-
veces hasta los hombros, en forma de mariposa, cos. Se señalan en determinadas afecciones pleu-
en el asma inveterado de los adultos. Estas estre- ropulmonares. Cabe observarlo en el cuello, re-
llas vasculares, constituidas por minúsculas dilata- giones supra e infraclavicular, axilar y lateral del
ciones capilares en forma de estrella, aisladas o cuello. Aunque suelen verse bien, se estudian
confluentes, pueden también observarse en el cue- mejor combinando la inspección con la palpa-
llo y parte anterosuperior del tórax. ción, la cual precisa sus características físicas.
14. Edema. Aparece cuando el tejido celular
subcutáneo se encuentra infiltrado de serosidad, Anomalías de la pilificación. No insistire-
aumentando de grosor y borrando las estructuras mos sobre el valor diagnóstico y pronóstico de
anatómicas subyacentes. Puede ser de naturaleza estas las anomalías, pues nos ocuparemos de ellas
mecánica o inflamatoria. en otro capítulo.
El edema mecánico, debido a una dificultad
en la circulación venosa de retorno, se reconoce Anomalías del esqueleto óseo. La inspec-
por ser indoloro, pálido (siendo la piel semitrans- ción ayudada por la palpación aporta datos de
parente), y por dejar huella («fóvea») a la presión notorio interés. Las anomalías pueden señalarse
con el pulpejo del dedo. Aunque esta depresión en el esternón y apéndice xifoides, en la clavícu-
no se perciba algunas veces a simple vista, no la, en las costillas, en las articulaciones esterno y
hay más que pasar ligeramente la yema del dedo costocondrales y en la escápula, y ser de natura-
por el sitio donde se ha hecho la presión y se dis- leza congénita, inflamatoria o tumoral.
tinguirá al tacto un leve hundimiento. Asimismo,
se reconoce, incluso en grado mínimo, cuando se 1. Esternón. Podemos encontrar:
puede pellizcar la piel con los dedos, pues el plie-
gue que de este modo se forma tiene un grosor a) Anomalías congénitas. Acanalado, bífido
superior al que muestra en las partes no edema- (ambas bandas hemiesternales tienen una forma
tosas. curva, más separadas en la parte superior que en
T
Neumología 105

la inferior), ausente total o en un solo lado, lo


cual es causa de que las costillas de este lado ter-
minen libremente, quedando el defecto de sus-
tancia ósea revestido de una membrana que se
curva hacia fuera durante la espiración y se de-
prime durante la inspiración.
b) Procesos inflamatorios. Osteítis piógenas (su
asiento predilecto es el mango), tuberculosas
(casi siempre a focos múltiples), sifilíticas (esta
periostitis suele afectar también el cráneo y
tibias) capaz de producir salientes seudoexostóti-
cos de evolución gomosa. Los procesos reumáti-
cos asientan en las articulaciones esternoclavicu-
lar y condrosternales. Fig. 2-20. Signo de la plomada o de Pitres C. colum-
c) Nódulos neoplásicos. Son frecuentes en la na vertebral
enfermedad de Hodgkin (su lugar predilecto es el
mango estemal) y micloma (suele acompañarse
de focos múltiples costales). Ocasionalmente, el Cuentan la ausencia total (rara) o parcial (medial;
primitivo puede permanecer mudo. acromial) de la clavícula; en el grupo de la ausen-
d) Fracturas. Pueden ser traumáticas y espon- cia parcial y medial, hay casos en que ambos ex-
táneas, por accesos violentos de tos. tremos claviculares quedan unidos por un tejido
fibroso blando y flexible (sindesmosis clavicular} y
2. Apéndice xifoides. Se encuentra situado a lo otros en que no existe tejido de unión y el extre-
largo de la línea media estema!. Puede ser perfo- mo estema! se eleva por la acción del músculo
rado, bífido o luxado por un traumatismo o con- esternocleidomastoideo. Otras anomalías intere-
génitamente. Su falta (axifoidia) es interpretada santes, son la hipoplasia total o parcial de la cla-
como signo de heredosífilis. Su desviación lateral vícula, casi siempre de su extremo estema! ((loa-
(fácil de apreciar por medio de una plomada que ting e/avicie o clavicula mobile) y la disostosis
pende del hueco suprasternal) se observa en el cleidocraneana.
derrame pleural, pues el abombamiento del he-
mitórax enfermo lo arrastra consigo (signo de Pi- b) Anomalías adquiridas. Las clavículas apare-
tres, [fig. 2-20]), y en el cáncer broncógeno, en cen gruesas, robustas, pero de morfología normal
que se aleja de la lesión por retracción del herni- y proporcionadas al volumen del cuerpo del suje-
tórax enfermo y dilatación del sano, en su fun- to y desarrollo de los restantes huesos del tórax,
ción vicariante (signo de I'itres invertido o de en la acromegalia. Los abultamientos circunscri-
Novara). Puede ser motivo de dolores espontá- tos corresponden a lesiones inflamatorias (osteí-
neos o provocados (xifoidalgia). tis tuberculosa, por gérmenes piógenos, sifilítica),
3. Clavícula (a veces apreciables por inspec- traumáticas o tumorales.
ción y siempre por palpación). Sus anomalías
g pueden ser congénitas o adquiridas: 4. Anomalías de las costillas. Señalaremos su
ai
'O
falta congénita, ya sea en todo su trayecto, ya en
a) Anomalías congénitas. Pueden ser por exce- alguna de sus porciones. Tiene importancia por

·¡;
so y por defecto: su frecuencia la llamada cosiil/a cervical, en rela-
� ción con C7, la cual puede ser uni u bilateral. Su
� - Anomalías por exceso. Citaremos la clavi- conocimiento es útil, pues puede falsear el resul-
¡ cu/a uncinada, de menor longitud que la del lado tado de la percusión del vértice del pulmón y ser
:;; normal, pero con una prolongación de 3-4 cm la- causa de dolores toracobraquiales (Thoracic out/et
·g- teralmente a la articulación acromioclavicular; la Syndrome):
j hipertrofia del tercio interno, que se relaciona con
< la heredosífilis tardía, soliendo coincidir con a) Tumores costales. Pueden ser primitivos o
� otros signos de lúes congénita y la bifiircación da- secundarios. Los primeros resultan poco frecuen-
g vicular, ya sea acromial, estema] o medial. tes, y en el 80 % de los casos son de naturaleza
� - Anomalías por defecto (casi siempre maligna, sobre todo sarcomas. Los tumores se-
@ acompañadas de otras malformaciones óseas). cundarios revelan la existencia de una neoplasia
106 Semiología médica y técnica exploratoria

distante. En ambos casos, la neoformación se 5. Anomalías de la escápula. Es una dismorfia


manifiesta bajo la forma de nódulos dolorosos y congénita habitual, en la que una escápula (casi
de crecimiento rápido. La costilla es frágil a su ni- siempre la izquierda) se encuentra situada 2-3 cm
vel y pronta a la rotura. Cabe señalar que es posi- más alta que la otra, sin que pueda demostrarse
ble, aunque muy raro, el mieloma costal solita- anormalidad alguna en la columna vertebral ni en
rio, el cual evoluciona más lentamente. el tórax.
b) Procesos inflamatorios agudos (osteítis tifódi-
ca, tuberculosa, por gérmenes sépticos, etc.).
Ocasionan un abultamiento más o menos cir- Inspección dinámica de la pared
cunscrito, que llega a supurar y aun fistulizarse. del tórax
Son tanto más dolorosos cuanto más se afecta el
periostio. Como punto de predilección se seña- Sirve para precisar las caracteristrcas de los
lan las extremidades costales anteriores, los cartí- movimientos respiratorios en lo que se refiere a
lagos y las articulaciones esterno y costocondra- su frecuencia, ritmo, amplitud y simetría.
les y esternoclavicular. La sífilis es capaz de
producir salientes seudoexostósicos Je evolución Respiración normal. Consiste de la suce-
gomosa. sión rítmica y fluida de los movimientos de ex-
e) Fracturas costales. Pueden ser traumáticas pansión (inspiración) y de retracción (espiración
(si son múltiples o bilaterales trastornan la fun- torácica), sin que el ojo pueda observar ningún
ción respiratoria) o espontáneas, por una violen- intervalo entre el final del uno y el comienzo del
ta contracción muscular al toser y estornudar, y otro. Representando por 10 todo el tiempo ocu-
en las embarazadas en ocasión de un esfuerzo, pado por el acto respiratorio y la pausa que le si-
debido a que en ellas el tórax está sometido a gue, podría considerarse la duración de la inspi-
una tensión continua por el desarrollo del útero. ración igual a 5, la espiración a 4, y la pausa que
En las costillas, el sitio habitual de fractura es a le sigue, a l7.
la altura de la línea axilar anterior, en la inter-
sección de los músculos serrato mayor y obli- Tipos respiratorios. En estado normal (figu-
cuo mayor del abdomen. Para el diagnóstico, es ra 2-21), se observan dos tipos8:
decisivo el dolor circunscrito sobre un punto
costal (que puede crepitar a la presión), y que al 1. Toracoabdominal. Propio del sexo masculi-
comprimir el tórax en diferentes planos los do- no, la contracción enérgica del diafragma motiva
lores se presentan localizados en el mismo sitio,
contrariamente a lo qlle sucede en una contu- "Sibson ha dado una descripción clásica del movimiento
sión; si se invita al paciente a levantar un peso, del tórax en el acto respiratorio: «Durante la inspiracion, se le-
se percibe un dolor violento en el punto de frac- vantan las primeras costillas y las clavículas, y por medio de és-
tas, el esternón y todas las costillas conectadas con él. Las costi-
tura (maniobra de Brandel). Recordaremos que llas superiores convergen; las inferiores divergen. Los cartílagos
cuando se halla fracturada sólo una costilla, se costales superiores forman un ángulo recto con el esternón, y
produce, en virtud del apoyo de las costillas ve- los inferiores, a partir del VII se separan de los del lado opues-
cinas, únicamente una hendidura fina, demos- to, como si quisieran ampliar el espacio abdominal entre ellos
justamente debajo del cartílago xifoides, siendo el efecto que se
trable radiológicamcntc sólo cuando �1 rnyn
amplifique la base del tórax. El cuello se acorra y el abdomen
central se halla con exactitud en el plano de la aparentemente se alarga.
fractura. A veces puede hacerse su diagnóstico En la espiracion, el esternón y las costillas descienden. Las
retrospectivo por el callo que se forma al conso- costillas superiores divergen y las inferiores convergen. Los car-
tílagos superiores forman un ángulo más obtuso con el ester-
lidarse la fractura. nón, y los cartílagos superiores de las partes opuestas se apro-
d) Cartílagos costocondrales. Pueden ser asien- ximan como si quisieran estrechar el espacio abdominal entre
to de procesos inflamatorios o traumáticos, en ellos, justamente debajo del xifoides, siendo el efecto que todo
ocasión de esfuerzos excesivos y repetidos. el tórax baje y se estreche. El cuello se alarga y se acorta el ab-
domen". Añadiremos, que existe un balance normal entre los
e) Espacios intercostales. Se angostan, llegando movimientos respiratorios Lu1.iLÍLw, y lus correspondientes del
incluso a desaparecer en los casos extremos, por abdomen, con retracción de este último en la inspiración y dila-
disponerse las costillas como las tejas de un teja- tación en la espiración.
do, en la sínfisis pleural, atelectasia y tuberculo- 'Estos tipos respiratorios son conocidos desde tiempo in·
memorial pues ya fueron descritos por el filósofo chino Lao-
sis crónica. Lo contrario sucede en el enfisema, T sé quinientos años antes de Jesucristo, sugieren un carácter
derrame pleural reciente, neumotórax y parálisis sexual secundario que no se modifica durante la evolución nor-
de los músculos intercostales. mal del individuo.
í Neumología 107

la dilatación inspiratoría de la parte inferior del


tórax y abdomen.
2. Costal superior. Propio del sexo femenino.
La acción de los músculos de la cintura escapular,
sobre todo escalenos y esternocleidomastoideos,
desplaza hacia arriba y adelante la parte superior
del tórax, con un máximo a nivel <le la III y IV
costillas.

La respiración toracoabdominal (o masculina)


se observa en la mujer con procesos doloro-
sos del tórax o con signos de virilización; la in-
versión del tipo respiratorio en el hombre, dáse
en casos de feminización, asma bronquial y pro-
cesos abdominales (ascitis, peritonitis, tumor
voluminoso).

Frecuencia respiratoria. Es el número de


actos respiratorios por minuto; varía por múlti-
ples causas, entre las que cuentan los esfuerzos
físicos, las excitaciones psíquicas, el trabajo di-
gestivo, el tono vegetativo del sujeto y sobre
todo la edad. En condiciones basales, la frecuen- Fig. 2-21. Tipos respiratorios. La mujer respira prin-
cia al nacer es de 44 respiraciones por minuto; de cipalmente por la parte superior del tórax. En el hom-
26, a los 5 años¡ de 20, a los 15-20 años; de 18, a bre tiene gran importancia la respiración por el diafrag·
los 20-25 años; de 16, a los 25-30 años, y de 18, ma y el abdomen.
por encima de los 40 años. Se explora colocando
la mano sobre el pecho del enfermo y contando
las respiraciones por minuto. La relación entre el
ritmo de la respiración y el del pulso es aproxi- es por consiguiente más correcto hablar de bradi-
madamente de 1 a 4. hatipnea.
El aumento de las necesidades respiratorias se
compensa, en el sujeto normal, acrecentando la
amplitud de los movimientos respiratorios sin Trastornos del ritmo respiratorio
modificación ostensible de su número (baupnea),
como es frecuente en los deportistas entrenados, Los más interesantes son los que a continua-
o elevando su frecuencia, caso corriente (taquip- ción vamos a considerar:
nea). Ambas representan modalidades reactivas
normales y son, como la respiración del sujeto Respiración de Cheyne-Stokes (ciclopnea
g sano, actos inconscientes, o sea, no asociados a [letamendi]). Considerada por T raube una
-¡;
� signos de fatiga respiratoria. Si la demanda de respiración propia del automatismo bulbar, su
� oxígeno es muy acusada, estos acrecentamientos mecanismo íntimo no se conoce por completo¡ lo
:§ en el número y amplitud resultan insuficientes y que sí sabemos es que dos factores son necesa-
� la compensación, sin menoscabo de la hernato- rios para que se produzca, el déficit irrigatorio
-� sis, se consigue por un aumento considerable de cerebral y la hipoexcitabilidad del centro respira-
; la frecuencia respiratoria, con conservación de la torio. Se caracteriza por una ÍrlsP dP .:ipner1, de
-�"' amplitud normal (taqutpnea simple), con disminu- duración variable (10-30 seg) seguida de una se-
u.J 0
ción de dicha amplitud (respiración superficial), o rie de respiraciones, que progresivamente van
con aumento de la amplitud (polipnea) . aumentando en amplitud y frecuencia para luego
.;_ La disminución de la frecuencia respiratoria se volver a decrecer hasta una nueva fase apneica, y
; llama bradipnea, puede alcanzar cifras muy bajas, así periódica y sucesivamente (fig. 2-22).
g hasta de 6 respiraciones por minuto en atletas Durante el período de apnea o interrupción de
i entrenados y en reposo. Como sea que al mismo la respiración, el C02 se acumula en la sangre y
@ tiempo está aumentarla la amplitud respiratoria, gradualmente estimula el centro respiratorio has-
108 Semiología médica y técnica exploratoria

Respiraciones amplias y ruidosas Respiracion Apnea-10 s, 15 s más.


superficial y Somnolencia o inconsciencia
silenciosa I miosis, cianosis, descenso de la
I tensión arterial
1
1
1
1
1
1
1

Fig. 2-22. Esquema de la respiración de Cheyne-Stokes.

ta que éste alcanza un máximo de actividad, pro- 5. Intoxicaciones (morfínica, barbitúrica). En


duciendo una serie de respiraciones profundas. las que disminuye la excitabilidad del centro res-
Esta respiración forzada elimina su exceso, con piratorio.
lo que desaparece la estimulación del centro res- Durante el sueño profundo de algunas perso-
piratorio y la respiración cesa de nuevo hasta que nas ancianas, y en menor número en niños, pue-
la reacumulación del C02, lo vuelve a activar. de observarse una «respiración cíclica» que ofrece
La respiración de Cheyne-Stokes no es una cierta semejanza con la que nos ocupa.
verdadera disnea, ya que no constituye una res-
piración penosa para el enfermo, pues éste no se Respiración «grande» de Kussmaul. De-
da cuenta de ella por estar más o menos incons- pende de una estimulación enérgica del centro res-
ciente. piratorio por acidosis. Es propia del coma urémico
Este tipo de respiración se observa en: y del diabético clásico (el hiperosmolar no cetoaci-
dótico tiene disnea, pero no de este tipo). Consiste
1. Afecciones vasculares esclerosas del cerebro. en una inspiración profunda y ruidosa seguida de
Muchas veces acompañadas de hipertensión ar- una pausa, y de una espiración rápida separada
terial. por un intervalo de la inspiración que la sigue. Es
2. lnsuticiencia cardíaca izquierda. Por miocar- llamativo el contraste entre la energía de las excur-
diosclerosis asociada con una afectación vascular siones respiratorias y la debilidad general del suje-
general con aumento de la tensión arterial o sin to, que permanece tranquilo y quieto sin mostrar
ella. Esto último explica que nunca se observe en disnea ni signo alguno de obstáculo en la respira-
las lesiones valvulares, en las que faltan los facto- ción. Durante esta inspiración el pulso es siem-
res locales cerebrales; cuando coincide con pulso pre dícroto, se regulariza al cesar y vuelve a hacer-
alternante y ritmo de galope («tríada de Scherf»), se dícroto en la inspiración siguiente.
tiene un significado ominoso.
3. Algunas neuropatías orgánicas tumorales. He- Respiración de Biot. Consiste en breves
morragia cerebral, meningoencefalitis, etc. pausas apneicas sucesivas, si bien en los períodos
4. Respirando el aire enrarecido de las grandes intermedios la respiración es regular y de profun-
altitudes. Somervell y Pugh-Ward la observaron, didad normal. Es índice de lesión del centro res-
respectivamente, a partir de los .5.200 m, en los piratorio (meningitis, tumores, hematoma extra-
miembros de las expediciones de Bruce (1922) y dural) (fig. 2-23).
de Hunt (1953) al Everest, aunque siempre estan-
do dormidos y acostados y jamás en vigilia o en Respiración paradójica. Cuando las frac-
posición sentada o erguida. En el propio Edmund turas costales son múltiples o bilaterales, o la
Hillary, el primero que llegó a la cumbre del Eve- costilla se fractura en dos o más puntos, o se aso-
rest, el ciclo respiratorio consistía en dos respira- cian a fracturas del esternón, se puede perder la
ciones cada una de las cuales duraba 3 s, seguidas estabilidad de la pared torácica con grave trastor-
por una pausa de 10 s; y en Lowe, otro miembro no para la función respiratoria. Esto es lo que se
de la misma expedición, en tres respiraciones conoce con el nombre de «volet costal» (flail chest,
profundas con una pausa intercalar de igual dura- tórax en postigo, flacidez o inestabilidad de la
ción. pared torácica). Durante la inspiración, y como
Neumología 109

Apnea de Respiración de
duración variable amplitud igual o
5 s a 30 s desigual

Fig. 2-23. Esquema de la respiración periódica de Biot.

consecuencia de la presión negativa intratorácica, das seguidas de una espiración rápida, motivo <le
las costillas fracturadas se deprimen hacia el tó- un ruido particular conocido como «suspiro».
rax, interfiriendo con la expansión del pulmón Acompañada de una sensación angustiosa de so-
subyacente. El pulmón es incapaz de expandirse foco y ansiedad, puede durar varias horas, y cede
vicariando la inspiración en el contralateral (res-
piración pendular). En la espiración sucede lo
contrario; cuando la caja torácica se deprime, el
_ ....... _ ...
______ ,_ lnspiración

, . ...
«volet» es lanzado hacia el exterior. ., , ., ...............
Algo similar ocurre con el mediastino durante , '-. ...
.,, .,
la inspiración, es atraído hacia el lado sano, y en la ''
" '
espiración, hacia el patológico (balance mediastí- I
/
'\
nico). La circulación de retorno al corazón queda
dificultada (fig. 2-24).
I ' \
1
1
1
1
Respiración alternante. Descrita por Galli
(1918) y Netousek (1925), consiste en la sucesión
alternada <le una respiración grande y de otra pe-
queña; es un fenómeno idéntico al del pulso al-
ternante, con una sístole fuerte seguida de otra
A
pequeña, y así sucesivamente. Se observa en su-
jetos desnutridos o caquécticos.
,:ci
� Respiración en escalera. Se observa a con-

tinuación de un esfuerzo físico intenso y prolon-
.·¡5;
gado, y en ocasiones tras practicar la clásica
-�prueba de Valsalva. Las respiraciones son cada
� vez más profundas hasta un cierto límite, a partir

del cual disminuye la amplitud. Se atribuye al au-
mento de la tensión endccraneal durante el es-
:

i
u.
fuerzo, la cual compromete la circulación y con-
secutiva nutrición del tejido nervioso; con el
< ritmo escaleriforme ascendente, cesa esta anó- B
; mala situación.
o
(/J Fig. 2-24. «Volet costal» o flail chest mostrando la res-
�::¡ Respiración suspirosa (o disfrénica). Se piración paradójica externa (B), comparada con la respi-
@ caracteriza por una serie de inspiraciones profun- ración normal (A).
110 Semiología médica y técnica exploratoria

más o menos temporalmente después de una ins- 1. Primera fase. Es activa inspiratoria. Se ob-
piración y espiración completas, logradas al cabo serva la apertura progresiva de la boca, la dilata-
de varios intentos. Es frecuente en sujetos jóve- ción de la porción laríngea de la faringe y la dis-
nes (sobre todo mujeres, con una historia de ten- tensión del tórax con descenso del diafragma. La
sión emocional crónica, conflictos espirituales y dilatación de la faringe es enorme, alcanzando
casi siempre con una vida asociada a una frustra- tres o cuatro veces su calibre normal. Hay tam-
ción progresiva). bién descenso de la lengua y hueso hioides. Du-
rante esta fase, la hipotensión torácica aspira la
Respiración jadeante. Es entrecortada y sangre de las venas corporales hacia el corazón,
teatral. La inspiración, ruidosa y rápida, se sigue por lo cual impulsa la circulación sanguínea. La
de una espiración violenta. El sujeto está agitado compresión de las venas yugulares origina estasis
y siente que le falla el aire, se señala después de venosa cefálica.
ejercicios físicos y de excitaciones psíquicas. El 2. Segunda fase. Corresponde al acmé inspi-
«jadeo» constituye la representación típica de la ratorio. Estos fenómenos de distensión alcanzan
pasión sexual al acercarse el clímax u orgasmo. su máximo en este período, en que es poxible,
en sujetos predispuestos, la luxación de la mandí-
Hipo. Es una convulsión inspiratoria brus- bula.
ca, determinada por la contracción mioclónica 3. Tercera fase. Es pasiva espiratoria. Está
del diafragma acompañada de disminución del marcada por una espiración lenta y ruidosa; un
calible de la glotis, lo que produce un ruido gutu- bostezo rara vez se presenta aislado; a veces se
ral característico. Entre la forma aislada y el hipo acompaña de flexión pronta y luego extensión
persistente (mal hipante), existe una forma inter- lenta y graduada de los miembros, en particular
media de hipo o «{lutter» diafragmático (corea de los pectorales (desperezo).
diafragmática) con sacudidas clónicas, cuya fre-
cuencia llega a 60 por minuto, mientras que la Las causas desencadenantes del bostezo son múl-
del hipo es baja, del orden de 15. tiples:
Se trata de un reflejo viscerornotor con un
centro nervioso coordinado (bulbopontino, en la 1. Fisiológicas. Citaremos la somnolencia, así
vecindad del respiratorio y del vómito), y vías como el despertar de un sueño profundo, aburri-
aferentes y eferentes constituidas por los mismos miento, hambre, plenitud gástrica posprandial,
nervios (vago y frénico). Hay dos tipos de hipo: etcétera. Puede ser contagioso, sin ser exclusivo
(también el reír, sonreír o llorar son factores de
1. Central. Puede aparecer en los tumores imitación). A veces, la fatiga excesiva y el emba-
pontocerebelosos o de la medula espinal, en la razo son su causa. Se puede provocar voluntaria-
hidrocefalia, en los abscesos cerebrales, meningi- mente el bostezo con cuatro o cinco aperturas de
tis tuberculosa y, en general, en todos los síndro- la boca.
mes de hipertensión craneal, así como en la ence- 2. Patológicas. Las más importantes son las
falitis epidémica, en la tabes, en la epilepsia y en lesiones del tronco cerebral, siendo signo de gra-
la hemorragia cerebral. También en ciertas into- vedad, y como secuela respiratoria de la encefali-
xicaciones endógenas (uremia, coma diabético, tis letárgica, asociado a suspiros e hipo de tipo
coma hepático) o exógenas (digital, yohimbina, espasmódico. También se ha señalado en la his-
alcohol, etc.). En las personas nerviosas, se regis- teria, miastenia grave, epilepsias diencefálicas,
tra un hipo de origen central ante cualquier estrés hemiplejía (en que puede observarse el bostezo
emocional. A veces, adquiere la forma de un «tic» acompañado de la extensión del brazo paraliza-
ruidoso (tic eructante). do), en la corea, etc. Es frecuente en la convale-
2. Periférico. Tiene su origen en vísceras di- cencia de las enfermedades de larga duración.
gestivas, torácicas (tumores y adenopatías me- !.os hipnóticos favorecen su aparición.
diastínicas, pericarditis con derrame, etc.) o lesio-
nes de la región cervical, como espondilitis, El bostezo es atribuible a una descarga en la es-
fracturas, metástasis óseas, etc. tructura motriz bulbocerebral, despertada por un
estado de excitabilidad particular del sistema reti-
Bostezo. Situado entre los reflejos automá- culado ascendente, correspondiendo a una baja de
ticos y los movimientos expresivos, consta de la vigilancia precediendo al sueño; además, o en
tres fases: vez de, a disminución de la excitabilidad de los
Neumología 111

centros nerviosos inferiores, con liberación de los


subyacentes a fin de restablecer la circulación ce-
rebral insuficiente para mantener el estado de vigi-
lia, provocando una hipertensión venosa.

Anomalías de la amplitud y simetría de los


movimientos respiratorios
Las más notorias son las siguientes: Fig. 2-25. «Puntos de apoyo" de la mirada en la ins-
pección dinámica del tórax en los planos anterior y
posterior.
Aumento bilateral y simétrico de la am-
plitud respiratoria. Puede producirse sin mo-
dificación de la frecuencia respiratoria (batipnea), cipal (tumoral o no) y en la hemiplejía (signo de
con disminución de ella (bradibatipnea) o con su Egger) aun en coma.
aumento (polipnea). Las dos primeras son pro-
pias de algunos sujetos (deportistas bien entrena- Aumento o disminución circunscritos de
dos) para compensar sus necesidades respirato- la expansión inspiratoria. El primero es pro-
rias, o de algunas variedades de disnea. La pio de aquellas zonas limitadas cuyo pulmón
respiración «grande» de Kussmaul es el ejemplo subyacente suple por otras vecinas enfermas,
más conspicuo de polipnea. como el vértice en un derrame de la base, y esta
última en los procesos apicales. La disminución
Reducción bilateral y simétrica de la am- se señala en el segmento de pared torácica en re-
plitud respiratoria. Se observa en aquellas lación con una lesión pleural o pulmonar subya-
formas de disnea en que la sucesión rápida de los cente que limita su expansión normal.
movimientos respiratorios se opone a su ampli-
tud (respiración superficial o corta), así como en Inspección de las regiones apicales. Para
la espondiloartritis anquilosante (afectación de su estudio, el enfermo se sienta con el tórax des-
las pequeñas articulaciones) y poliomielitis (pará- nudo y con la cabeza ligeramente inclinada hacia
lisis de los músculos intercostales). En la fibrosis delante y abajo. El observador se coloca inmedia-
pulmonar intersticial difusa, al inspirar hondo, se tamente detrás del paciente y explora desde arri-
percibe un momento antes de llegar al final de la ba visualmente y comparando las líneas externas
inspiración, la sensación de que ésta es detenida, del tórax, la forma, tamaño y depresión inspira-
este paro inspiratorio se debe a pérdida de la toria de las fosas supraclaviculares y el juego de
elasticidad del pulmón. las paredes torácicas en el movimiento de la res-
piración. En pacientes poco o nada colaboradores
Aumento o disminución unilateral de la resulta de ayuda para el examen de las zonas api-
expansión inspiratoria. Son fáciles de apreciar cales el descenso ligeramente forzado de la cabe-
examinando al enfermo mientras respira, y toman- za, según la técnica de Loewenberg. (fig. 2-26).
g do cumplida nota de los «puntos de apoyo de la
ai
� mirada» (fig. 2-25). El aumento se observa en aquel Inspección de los espacios intercostales.
fil hemitórax cuyo pulmón, en función vicariante, su- Puede evidenciar su fuerte hundimiento (tiraje) en
.g ple el déficit funcional del pulmón del lado opues- los casos en que existe dificultad para la entrada
·� to enfermo (atelectasia masiva, derrame pleural, de aire en el pulmón, y su anormal abombamien-
'e
� neumonía lobular, etc.). La distensión exagerada to en las crisis de disnea espiratoria (asmática).
¡ del revestimiento cutáneo puede ser causa, en cier-
� º tos sujetos, de estrías cutáneas lineales. La menor
·u.1 Inspección de la movilidad del diafragma.
expansión de un hemitórax en relación con el Se explora colocando al enfermo en decúbito su-
opuesto normal o distendido (por función vicarian- pino. Observaremos que al contraerse el diafrag-
"' te) se observa en procesos pleuropulmonares agu- ma y hundirse en la cavidad abdominal, provoca
; dos (pleuritis, neumonía) o crónicos (tuberculosis, un vacío en la cavidad pleural, con lo cual la pre-
g sínfisis pleural), en las afecciones dolorosas (pleu- sión atmosférica produce la depresión de los últi-
i rodinia, miositis reumática, fractura costal), en la mos espacios intercostales (fenómeno diafragmá-
@ atelectasia masiva por oclusión del bronquio prin- tico de Litten). La movilidad diafragmática puede
112 Semiología médica y técnica e)lploratoria

Fig. 2·26 Ay B. Técnica de Loeweoberg para examinarla moviUdad de las regiones apicales.

estar alterada en las afecciones pulmonares y PARTES BLANDAS Y CAJA


pleurales de la base, en el absceso subfréníco, en TORÁCICA
la rniositis primaria del diafragma, en las perito·
nitis y ascitis. En el enfisema broncógcno evan- La mano aplicada llana y muy abierta se pasea
zado, puede darse el fenómeno inverso, o sea, la sobre todas las regiones torácicas; Juego, con una
aspiración del diafragma durante la inspiración palpación más profunda ·Y metódica, se precisan
(prueba de Staehelin). los detaUes que han Uamado la atención en el
curso del examen.
En los sujetos sanos, el tórax no duele al ser
• PALPACIÓN palpado. Si esto ocurre, debe buscarse dónde re·
side la causa algiógcna, ya sea en las partes blan-
Una vez efectuada la inspección del tórax, se das (piel y tejido celular subcutáneo, músculos
procede a su palpación; confirma y completa [miositis]), en los huesos (costillas, esternón, vér-
muchos de los datos obtenidos por la primera, cebras dorsales) y en los cartílagos condrocostales
pero de ninguna manera la sustituye. Requiere o en las articulaciones.
una cierta educación del tacto, fácil de adquirir La sensibilidad aumentada de la piel (se ex·
con la práctica. plora tirando de un pelo, pellizcándola sin brus-
Nos proporciona datos sobre las partes blan- quedades o arrastrando la punta de una aguja)
das y caja torácica; ganglios del cueUo, axilas y cuando no es por una causa local, por otra parte
tórax; movimientos respiratorios; frémito pecto· fácil de observar, se debe a un ,reflejo viscero-
ra1 o vocal; elasticidad pulmonar¡ &émitos larin- sensinvos (casi siempre acompaóado de un 11re·
gorraqueal, brónquico, cavernoso y pleural; fluc· flejo visceromotor», causa de contractura rnuscu-
tuación torácica; laringe y tráquea. lar) a partir de la pleura, pulmón, corazón o

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