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Trastornos del espectro alcohólico

Los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) son un grupo de afecciones que pueden
presentarse en una persona cuya madre bebió alcohol durante el embarazo. Estos efectos pueden
incluir problemas físicos y problemas del comportamiento y del aprendizaje. Comúnmente, una
persona con un TEAF tiene una combinación de estos problemas.

Los trastornos del espectro alcohólico fetal se deben al consumo de alcohol de la madre durante el
embarazo. El alcohol en la sangre de la madre pasa al bebé a través del cordón umbilical.

Tipos de TEAF

Para describir los trastornos del espectro alcohólico fetal se usan diferentes términos, dependiendo
del tipo de síntoma.

Síndrome alcohólico fetal (SAF): Este síndrome representa el extremo más grave de los trastornos del
espectro alcohólico fetal. Las personas con síndrome alcohólico fetal (SAF) pueden tener
características faciales anormales, problemas de crecimiento y del sistema nervioso central. También
pueden tener problemas de aprendizaje, memoria, atención, comunicación, vista o audición. Es
posible que tengan una combinación de estos problemas. Las personas con SAF comúnmente tienen
problemas en la escuela y les cuesta llevarse bien con los demás.

Trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol: Las personas con el trastorno del
neurodesarrollo relacionado con el alcohol pueden tener discapacidades intelectuales y problemas de
conducta y aprendizaje. Puede ser que su desempeño escolar no sea bueno y que tengan dificultades
con las matemáticas, la memoria, el juicio y poco control de sus impulsos.

Defectos de nacimiento relacionados con el alcohol: Las personas con defectos de nacimiento
relacionados con el alcohol pueden tener problemas del corazón, los riñones, los huesos o de la
audición. Es posible que tengan una combinación de estos problemas.

Trastorno neuroconductual asociado a la exposición prenatal al alcohol: En el 2013, el trastorno


neuroconductual asociado a la exposición prenatal al alcohol fue incluido por primera vez como una
afección reconocida en la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico (DSM-5) de la
Asociación Estadounidense de Siquiatría (APA). Un niño o un joven con el trastorno neuroconductual
asociado a la exposición prenatal al alcohol tendrá problemas en tres áreas: (1) Para pensar o
recordar, es decir, el niño puede tener problemas para planificar o puede olvidar información que ya
ha aprendido; (2) problemas de conducta, como fuertes rabietas, problemas del ánimo (por ejemplo,
irritabilidad), y dificultad para redirigir la atención de una tarea a otra, y (3) problemas con la vida
cotidiana, que pueden incluir dificultad para bañarse, vestirse de acuerdo al estado del tiempo y jugar
con otros niños. Además, para tener un diagnóstico de trastorno neuroconductual asociado a la
exposición prenatal al alcohol, la madre tiene que haber consumido más que niveles mínimos de
alcohol antes del nacimiento del niño, que la APA define como más de 13 tragos de bebidas
alcohólicas por mes durante el embarazo (es decir, cualquier periodo de 30 días durante el embarazo)
o más de 2 tragos en una misma ocasión.

El término efectos del alcohol en el feto se usaba anteriormente para describir discapacidades
intelectuales y problemas de conducta y aprendizaje en una persona cuya madre consumió alcohol
durante el embarazo. En 1996, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos reemplazó el término
efectos del alcohol en el feto por trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol y defectos
de nacimiento relacionados con el alcohol.
Signos y síntomas

Los trastornos del espectro alcohólico fetal son una amplia variedad de efectos que se pueden
presentar en las personas cuyas madres bebieron alcohol durante el embarazo. Estas afecciones
pueden perjudicar a cada persona de diferente manera y pueden ser desde leves hasta graves.

Una persona con un TEAF puede tener:

• Bajo peso corporal.


• Mala coordinación.
• Conducta hiperactiva.
• Dificultad para prestar atención.
• Mala memoria.
• Dificultades en la escuela (especialmente en matemáticas).
• Discapacidades del aprendizaje.
• Retrasos en el habla y el lenguaje.
• Discapacidad intelectual o coeficiente intelectual bajo.
• Capacidad de razonamiento y juicio deficientes.
• Problemas de succión y dificultades para dormir en los bebés.
• Problemas de audición y de visión.
• Problemas del corazón, los riñones o los huesos.
• Estatura más baja de la estatura promedio.
• Cabeza de tamaño pequeño.
• Características faciales anormales, como por ejemplo, surco menos marcado entre la nariz y
el labio superior (este pliegue se llama filtro o surco subnasal).

Diagnóstico

El término trastornos del espectro alcohólico fetal no se refiere a un diagnóstico clínico. Diagnosticar
los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) puede ser difícil debido a que no existe una prueba
médica, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Y otros trastornos, como el TDAH (trastorno
por déficit de atención e hiperactividad) y el síndrome de Williams, tienen síntomas como los del
síndrome alcohólico fetal (SAF). Para diagnosticar los TEAF, los médicos prestan atención a lo
siguiente:

• Exposición prenatal al alcohol, aunque no se necesita confirmar esto para hacer un


diagnóstico.
• Problemas del sistema nervioso central (p. ej., cabeza pequeña, problemas de atención e
hiperactividad, mala coordinación).
• Peso, estatura, o ambos, más bajos que el promedio.
• Características faciales anormales (p. ej., surco liso entre la nariz y el labio superior).

Tratamiento

Los trastornos del espectro alcohólico fetal duran toda la vida. No existe una cura para los trastornos
del espectro alcohólico fetal, pero los estudios indican que los servicios de tratamiento de
intervención temprana pueden mejorar el desarrollo del niño.

Hay muchas opciones de tratamiento, que incluyen medicamentos para aliviar algunos de los
síntomas, terapias de conducta y aprendizaje, capacitación para los padres y otros enfoques
alternativos. No existe un único tratamiento que sea adecuado para todos los niños. Los buenos
planes de tratamiento incluirán una vigilancia atenta, seguimiento y cambios a medida que sea
necesario. También, algunos “factores de protección” pueden ayudar a reducir los efectos de los
trastornos del espectro alcohólico fetal y contribuir a que las personas con estas afecciones alcancen
su máximo potencial.

Estos factores de protección pueden ser:

• El diagnóstico antes de los 6 años de edad.


• Un hogar estable, lleno de cariño y enriquecedor durante los años escolares.
• Un ambiente sin violencia.
• Acceso a educación especial y servicios sociales.

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