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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Llanos Orientales:
1531-1819
Desde su descubrimiento hasta la
Independencia
JUAN DAVID ACOSTA RODRÍGUEZ
Contenido

INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 1

LLANOS ORIENTALES .......................................................................................................................... 2

“EN BUSCA DEL DORADO” ................................................................................................................. 6

“LAS MISIONES RELIGIOSAS”............................................................................................................ 13

“LA REBELDÍA LLANERA” .................................................................................................................. 17

“GUERRA DE INDEPENDENCIA COLOMBIANA” ................................................................................ 20

CONCLUSIONES ................................................................................................................................ 31

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................... 33
INTRODUCCIÓN

La historiografía colombiana desde sus inicios se ha enfocado principalmente en estudiar


a las regiones más trascendentales del país tanto económicamente como socialmente,
precisamente estas zonas son las regiones centrales como el alto cundiboyacense y el
valle del cauca, también las costas de Caribe Colombiano (en especial Cartagena, que
fue un importante puerto en la América colonial) han sido de vastas investigaciones. Esto
deja a un lado a las regiones de la periferia como la región del Choco y los llanos
orientales. Son pocos los que se interesan por el estudio de estas regiones, debido a su
falta de “protagonismo” a lo largo de la historia colombiana. En cuanto se refiere a
trabajos de investigaciones sobre los descubrimientos y colonizaciones de las regiones
de Colombia, “la investigacion histórica le ha concedido privilegio a ciertas regiones del
país que se han constituido en los polos del desarrollo” (Gómez. 1991: II).

Pocos antropólogos e historiadores han intentado estudiar los procesos de conquista y


colonización que se dieron en los llanos orientales a la llegada de los Europeos, entre
estos investigadores podemos nombrar al antropólogo Augusto Gómez López, el
sociólogo Camilo Domínguez, el historiador Rafael Gómez y la historiadora
norteamericana Jane Rausch. También son pocos los textos originales que se guardan
acerca de la región de los llanos durante su descubrimiento y exploración; “los misioneros
jesuitas constituyen la fuente fundamental de la crónica exploradora y viajera de los
llanos de Colombia: Gumilla, Rivero, Gilij, Cassani son los cronistas más conocidos de
aquella época…” (Mejía. 1998:221).

En este ensayo intentare dar un recuento acerca de la historia de los llanos orientales,
desde la exploración de los primeros europeos por las aguas del rio Orinoco hasta las
guerras de independencia colombiana acaecidas en los años 1810-1821, y dar finalmente
una conclusión acerca del papel de los llanos en Colombia, su historia actual, los
conflictos surgidos en esta región y el olvido del gobierno de estas zonas por muchos
tiempos, dejando este lugar “como un campo de batalla” contra la insurgencia.

Provincia de Casanare, Vista general de los Llanos, 1856. Manuel M. Paz.


Fuente: Geografía Física y Política de la Confederación Granadina. Vol. III Estado Boyacá, Tomo I Territorio de Casanare.
1
LLANOS ORIENTALES
Los llanos orientales, o conocidos también como la región de la Orinoquia (nombre dado
por la cuenca del rio Orinoco que está en la región.) se encuentra ubicada en la zona
oriental de Colombia, comprende los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y
Vichada, limita al norte con el Rio Arauca, al sur con la región amazónica, al este con el
rio Orinoco y al oeste con la cordillera Oriental, tiene un terreno aproximadamente de
260.000 km2, “lo que equivale la quinta parte de la totalidad del territorio
Colombiano”(Rausch. 1994: 7) y una población de al menos 1´500.000 habitantes. Los
llanos orientales es una región vasta en ríos, entre los importantes ríos que bañan la
región está el rio Arauca, Meta, Vichada, Casanare, Guaviare y el Orinoco (la frontera
natural entre Colombia y Venezuela). Los llanos pueden dividirse superficialmente en 3
subregiones, el piedemonte llanero, el “llano adentro” (termino que utilizo para llamar a la
región que se encuentra en centro y este de los llanos orientales) y las selvas
transicionales (Gómez. 1991: 3). El piedemonte se refiere al inicio de la planicie de los
llanos en las faldas de la cordillera oriental; cerca del piedemonte se concentra dos
principales ciudades de los Llanos orientales, Villavicencio por parte del departamento del
Meta y Yopal del departamento de Casanare, quienes sirvieron anteriormente como
asentamiento de paso
entre los llanos y el alto
cundiboyacense. Su clima
puede variar entre los 18°
y 24°C. El “llano adentro”
es la planicie completa,
ubicada en el centro y
este de los llanos
colombianos, en el corren
la mayor parte de los ríos,
su clima es bastante
cálido, en el se
encuentran las ciudades
como el Cravo, Orocue,
Puerto Lleras o Puerto
Gaitán. La selva
transicional “se trata de
un tipo de selva baja
intercalada con sabanas,
que se desarrolla entre
los ríos Vichada y
Guaviare” (Gómez. 1991:
3). Los llanos son una
inmensidad de tierras sin
fin, los europeos veían
estas tierras como un mar
verde, los diferenciaban
Los Llanos orientales, su ubicación en Colombia
Fuente: http://www.icanh.gov.co/index.php?idcategoria=4475
2
bien de los desiertos, pues estos tienen colinas y pequeños relieves, mientras en los
Llanos esta la planicie en su mayor extensión. Hay que resaltar la importancia de sus
ríos:

“…éstos han sido también las vías de comunicación tradicionales


hasta bien avanzado el siglo XX. La extensión navegable de los
mismos varía según las épocas de lluvia y de sequía. El Meta es allí
la arteria fluvial más importante, navegable desde Puerto López
hasta su desembocadura en el Orinoco (72O kms.). El Casanare,
regularmente navegable desde Cravo Norte hasta su
desembocadura en el Meta (50 kms.). El Arauca, navegable desde la
población del mismo nombre, hasta su desembocadura en el río
Orinoco (450 kms), Otros ríos navegables en parte de sus trayectos
son: Pauto (100 kms.), Cusiana (6 O kms.) y Manacacías (2OO
kms.).”(Gómez. 1991:5).

Provincia de Casanare, Vista del río Meta, tomada desde Orocué, cerca de la antigua misión de Macuco, 1856.
Fuente: Geografía Física y Política de la Confederación Granadina. Vol. III Estado Boyacá, Tomo I Territorio de Casanare.

La población nativa de los llanos orientales pudo sobrevivir, en su mayoría del contacto
con los europeos, gracias al poco interés de los españoles por poblar estas tierras,
además del gran espacio que tenían los indígenas para huir hacia “llano adentro” y su
modo de vida nómada, solo algunos grupos sedentarios sufrieron del contacto europeo.
Estos grupos indígenas eran cazadores-recolectores, aprovechaban de los grandes
beneficios que le daba la diversidad animal de los llanos, cultivaban algunos alimentos y
aprovechaban de la caza y pesca:

“…actividad agrícola como base de la economía. La evidencia de un


gran número de platos budares y de percutores líticos, sugiere el
consumo de yuca y de semillas complementado con el consumo de
pequeños mamíferos y de aves.”(Gómez. 1991:8).

3
Fueron varias familias y subgrupos los que habitaron los llanos durante el periodo
prehispánico, todos estos grupos eran muy reducidos en tamaño, debido a su constante
movimiento, los principales grupos indígenas que habitaron las llanuras antes de su
descubrimiento eran los Achaguas y los Sálivas en el Casanare, los Betoyes, Jiraras y
Tunebos en el Airico de Macaguane, los Guayupes y Saes en los Llanos de San Juan y
San Martin, y los Guahibos en las tres regiones (Rausch. 1994:21).
Los Achaguas provenían de la familia Arawak, eran el grupo más numeroso y
desarrollado, habitaban en pequeños caserios que tenían empalizada, dividían sus linajes
con nombre de animales, tenían como vecinos a los Sálivas, quienes provenían de la
familia Tairona:

“(…) ambos grupos practicaban la agricultura de roza y quema. En


las fértiles riberas de los ríos cultivaban yuca (…) bataba, ñame,
maíz, frijol y totumo. Se dedicaban a la casa de aves, monos,
venados y tortugas; capturaban hormigas y gusanos o larvas;
pescaban con arco y flecha (…)”. (Rausch. 1994:21).

Los Betoyes, Jiraras y Tunebos habitaban en pequeñas comunidades dispersas


compuestas por una maloca, en estos grupos el hombre más anciano de la comunidad
era el jefe del grupo. Los hombre se dedicaban a la caza pesca y a la limpieza de los
campos de labranza, mientras las mujeres practicaban la siembra, la cosecha y la
preparación de los alimentos. Estos grupos fabricaban artefactos a partir del totumo,
prendas de vestir a partir de fibra de corteza. Los Betoyes y los Jiraras tenían como dios
al sol, además de creer en criaturas mitológicas. Los Tunebos, que tuvieron sus
asentamientos entre la sierra nevada del Cocuy y los llanos, aprovecharon estos lugares
para cosechar y cazar, teniendo recursos diferentes en ambos pisos térmicos, como se
ha visto en los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta (Reichel-Dolmatoff. 1990).
Los Guayupes, ubicados en el piedemonte del Meta, eran de la familia Arawak,
principalmente cultivaban yuca amarga, también cultivaban Maíz, batata, frijol, maní, ají,
algodón y tabaco, cazaban venados y pescaban. Como vecinos tuvieron a los Saes:

“"Grandes trabajadores y agricultores", tuvieron los Saes por principal


comida la yuca, batatas, pan de maíz y pan de yuca, lo mismo que
maní, fríjoles "y otras legumbres de poca sustancia, con que viven
tan contentos y lucios y gomas como otras naciones con sus
opulentas comidas" (Aguado. 1930: 159,162).”

Por último, los Guahibos eran una nación muy dispersa y numerosa, grandes
recolectores, comerciaban con sus vecinos y también hacían incursiones a los poblados
vecinos, valientes y fuertes en la guerra, utilizaban arcos y flechas con garrote
demostrando gran habilidad en su manejo. El misionero Joseph Gumilla habla
describiendo a todos los indios en general: “ciertamente hombre pero su falta de cultivo le
ha desfigurado tanto lo racional, que en el sentido de moralidad me atrevo a decir “que el
indio bárbaro y silvestre, es un monstruo nunca visto, que tiene cabeza de ignorancia,

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corazón de ingratitud, pecho de inconstancia, espalda de pereza, pies de miedo, su
vientre para beber y su inclinación a
embriagarse, son dos abismos sin fin.””
(Gumilla. 1994:49).
Ya sabemos acerca de que grupos humanos
vivieron en los llanos orientales antes de la
llegada de los europeos, el problema que
más se ha dado en el estudio de estas
poblaciones, como en muchas otras del
país, es acerca de cuanta población
indígena existía hasta ese entonces. Jaime
Jaramillo Uribe, en su estudio realizado
sobre la sociedad granadina en el tomo I de
Ensayos de Historia Social, analiza a partir
de crónicas y censos reales la población que
debió circundar en el país en el periodo
prehispánico y sus consecuencias con el
contacto español.
Provincia de Casanare, Indios Guahibos, 1856, Manuel M. Paz.
En este escrito, Jaramillo habla de una
Fuente: Geografía Física y Política de la Confederación
Granadina. Vol. III Estado Boyacá, Tomo I Territorio de Casanare.
población estimada de no más de 1 millón
de habitantes en el territorio granadino, de estos, determina de una población de 100.000
para las zonas de la periferia (Choco y Llanos Orientales). Estas cifras pueden ser aun
erróneas debido a los pocos escritos acerca del número de habitantes para esa época, lo
poco se sabe es lo que nos comenta el padre Aguado al mencionar que los indígenas
eran muy pocos, pero su punto de vista, es en referencia al número por grupos, si
tenemos en cuenta que eran varios grupos dispersos, se puede concluir que en los llanos
no eran tan vacios, no eran solo grandes tierras de grupos pequeños dispersos como
algunos cronistas los han sustentado. Las minorías de estos grupos se deben a que
practicaban el infanticidio, con el fin de mantener un equilibrio entre la población y la
capacidad de cargar de los recursos, además para tener más facilidad en la movilidad
con menos población.

Los llanos orientales, con la llegada de los europeos, sufrirían una época de expediciones
en busca de El Dorado, sueño tan anhelado de todos los conquistadores, avaros de oro,
que murieron en el intento de encontrar un pueblo imaginario con calles de oro; estas
expediciones provocarían el exterminio o abuso de los europeos contra las comunidades
sedentarias como los guayupes, con el fin de estas expediciones, la corona le otorgaría a
los jesuitas el permiso para “cristianizar” a los “barbaros” indígenas con el fin de
reducirlos, pero solo esto harían en los llanos, pues la corona nunca se intereso por
realizar un poblamiento en estas tierras que minas de oro ni esmeraldas tenían en ”llano
adentro”, este sería el inicio de un abandono de los “civilizados hacia las tierras salvajes e
inhóspitas, habitada solo por Barbaros”.

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“EN BUSCA DEL DORADO”
Descubrimiento y expediciones a los Llanos orientales

El 30 de Mayo de 1498 Cristóbal Colon zarpo del Puerto de Sanlúcar de Barrameda hacia
su tercer viaje, en ese mismo año, el 31 de Julio fue el primer europeo en avistar lo que
era el delta del rio Orinoco, al sur de la isla de isla de Trinidad, confundiéndolo con un
mar debido a su grandeza:

“"...y al cabo de diez y siete días los cuales nuestro señor me dio de
próspero viento, martes 31 de julio de 1498 a medio día nos amostró
tierra, e yo la esperaba el lunes antes.... Esta vez no fue Rodrigo
Triana quien gritó ¡tierra! sino Alonso Pérez a la vista de Trinidad. A
continuación Colón (en su tercer viaje) explora las costas del
Orinoco:

"torno a mi propósito de la tierra dé Gracia y rió y lago que allí hallé,


a tan grande que más se le puede llamar mar que no lago mas yo
muy asentado tengo en el ánima que allí donde dije es el Paraíso
terrenal..." (Gómez, 1978); es el Mar Dulce de Colón.”(Mejía,
1998:221).

Mapa donde se señala la ruta del tercer viaje de Cristóbal Colon


Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Tercer_viaje_de_Col%C3%B3n.svg

Durante las exploraciones que se hicieron a las tierras del Norte de América del sur, se
difundió los relatos acerca de un reino con riquezas exuberantes, oro en mayoría, varios
relatos inspirados en la ceremonia de los Chibchas, en la que se rendía homenaje a
Bachue, donde el Zipa se desnudaba y se cubría de polvo de oro, arrojándose luego a la
Laguna de Guatavita (Rausch. 1994:48). Estos relatos le daban algunos nombres a esta
ciudad fantástica cubierta de oro como Xerira (Rausch. 1994:49) Manóa (Gumilla,

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1994:170) o simplemente Dorado; este Dorado tuvo su origen en las costas de Cartagena
y de Santa Marta, pasó a la de Vélez y de esta a la ciudad de Bogotá (Gumilla,
1994:170). Esta historia se convirtió en una leyenda, su ubicación tenía tres versiones,
una indicaba que este lugar se encontraba en los confines al norte del territorio Chibcha,
la segunda, producida por la exaltación en la conquista del Perú, surgió en medio de
historias del reino de los Incas, donde se decía que existía una tierra de inmensas
riquezas localizadas “al este de los Andes entre el Perú y el rio de la Plata” (Rausch.
1994:49). La tercera versión indicaba que el dorado se encontraba en las llanuras de la
Nuevo Reino, debido a que muchos indígenas indicaban que existía un reino con
abundancia en oro, ubicado en los llanos y llamado Meta. “Según informaron a los
exploradores españoles, en las cabeceras de los ríos Meta y Guaviare era posible
encontrar un opulento reino, llamado Meta. Para 1530, el Meta se convirtió en sinónimo
de El Dorado y los aventureros exploraron los ríos Orinoco y Meta con la esperanza de
encontrarlo” (Rausch, 1994:49). Todas estas historias sobre el Dorado resultaban ser
inventos de los indígenas con el fin de alejar a los conquistadores de sus tierras:

“(…) lo que con ansia y a todo costo buscaban, era un valle y un territorio, con peñascos
y guijarros de oro; y tantos cuantos se podían desear y nada menos ofrecían los indios,
que iban conquistando; porque estos viendo, que lo que más apreciaban aquellos
forasteros era el oro, a fin de que, dejando sus tierras, se ausentasen a otras, les
pintaban, con muy vivos colores, las copia de oro del país, que les parecía más a
propósito para estar más libres de sus huéspedes; y permitía Dios que los españoles
creyesen tan seriamente dichas noticias, para que se descubriesen mas y mas
provincias(…)”(Gumilla; 1994:170)

Después de su descubrimiento, treinta y tres años después, El Orinoco seria la entrada


para las expediciones en busca del Dorado; Diego de Ordaz fue el primer español que
pudo vencer la corriente del Orinoco e internarse a los llanos siguiendo su cauce, llegaría
hasta la boca del rio Meta, a la altura de Ayacucho. Ordaz y sus tenientes invirtieron en la
década de 1530 buscando el dorado de Manóa por el Orinoco y el de los andes por el
Meta (Mejía, 1998:222). Durante su travesía tuvo grandes pérdidas de gentes y
embarcaciones (Gumilla, 1994:29). Con Ordaz seria el inicio de las expediciones en
busca del dorado; después de este, Jerónimo Ortal, quien acompaño a Ordaz en sus
expediciones, recién nombrado gobernador de Paria inicio una exploración al rio Meta
entre 1532 y 1237 (Rausch, 1994:51) mientras otro ex-acompañante de Ordaz, Alonso de
Herrera exploró el rio Meta, venció las bocas del rio, y supero los raudales furiosos de
Camiseta y Carichana (Gumilla, 1994:29) murió a manos de los Achaguas, producto de
una flecha envenenada, en cercanías de la ribera del rio.

Por otro lado, los Welser, una familia de banqueros de Habsburgo quienes habían tenido
la exclusividad de conquistar y colonizar los territorios conocidos más adelante como la
provincia de Venezuela, gobernadores de los territorios del oeste venezolanos,
organizaron expediciones por el piedemonte llanero; Ambrosius Ehimger (Ambrosio
Alfinger), primer gobernador de la dinastía Welser, realizo una expedición entre el lago de
Maracaibo y el valle del Magdalena en 1530 (Rausch, 1994:53), mientras su teniente

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Nikolaus Federmánn (Nicolás Federmán), expedicionaba en dirección opuesta siguiendo
las estribaciones de los Andes hasta el río Portuguesa; a la muerte de Ehimger en 1533,
Federmánn siguió prestando sus servicios como teniente del nuevo Gobernador, Georg
Von Speier (Jorge de Espira) (Rausch, 1994:53). Georg Von Speier inicio una expedición
desde Coro a Barquisimeto, de allí hacia el Airico de Macaguane, siguiendo en dirección
hacia el Casanare, durante esta expedición, sus cuatrocientos hombres sufrieron de los
zancudos y las enfermedades, además de la hostilidad de los indígenas. Después de
cruzar el rio Meta, Speier llego a una aldea Guayupe, cerca del piedemonte, a la cual
llamó Nuestra Señora de Asunción, “por haber celebrado allí la fiesta de la Ascensión de
aquel año de 1537“(Gómez, Barona y Domínguez, 2000:76). Speier debió regresar a
Coro en 1538, debido a las inundaciones, las enfermedades y la hostilidad de los
indígenas, pero en su expedición pudo descubrir la abundancia de alimentos y ríos que
poseían estas llanuras, su regreso a Coro, se produce 5 años después de haber salido,
vuelve tan solo con 40 hombres, y sin cumplir su sueño de encontrar el Dorado.

Mientras Speier regresaba, Federmann cansado de esperar, emprendió un viaje por los
alrededores del lago de Maracaibo, manteniendo distancia de la ruta por donde volvería
Speier, por esto avanzo en zigzag hacia el sur, llegando al Orinoco en su confluencia con
el Apure. Después de estar un año errante por los Llanos sin encontrar el famoso Dorado,
Federmánn cruza el rio Meta, y al igual que Speier llega a Nuestra señora de Asunción.
Allí hace amistades con los indígenas Guayupes, quienes le comenta del gran reino de
los Muiscas, Federmánn decide cambiarle el nombre al pueblo por Nuestra señora de la
Fragua, debido a una fragua que construyó allí para fabricas herraduras y herramientas.
Este pueblo pudo haber quedado cerca de donde más adelante Juan de Avellaneda
fundaría San Juan de los Llanos, pero como dicen Gómez, Barona y Domínguez (2000)
“Los historiadores piensan que fué San Juan de Los Llanos; pero es mucho más probable
que fuera el lugar donde hoy se encuentra fundado el pueblo de Villavicencio; porque
está precisamente en la ruta que tomó para internarse en la tierra de los Chibchas”. En
1539, Federmánn alisto a su ejército para cruzar la cordillera y llegar al territorio Chibcha,
pasando a través del paramo de Sumapaz, finalmente llego a la sabana de Bogotá,
donde no solo se encontró con la inmensidad del trópico y sus paisajes, sino también con
los ejércitos comandados por los conquistadores españoles Gonzalo Jiménez de
Quesada y Sebastián de Benalcázar.

Speier, quien había regresado a Coro, decide enviar al Capitán Montalvo en busca de
Federmánn (Gómez, 1991:15) entra a los llanos “donde pasó su gente por el yugo y
trabajo que los demás sus antecesores en esa derrota habían pasado, con hambres y
enfermedades y muertes, así de tigres como de caimanes y otros infortunios que
consumían a los hombres” (Aguado, 1930: 321)

Hernán Pérez de Quesada, hermano del conquistador de las tierras de los chibchas,
motivado por Montalvo, decide ingresar en los Llanos en busca del Dorado, con una de
las expediciones más grandes que pudieran pasar por estas tierras, compuestas por 430
soldados, que andaban a pie y a caballo, muchos de los cuales habían sido parte de las
filas de Jiménez de Quesada, también traía consigo 8000 indígenas quienes eran

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cargueros y ayudantes de las tropas. Su travesía la inició desde Tunja donde bajo a los
Llano, donde fundaron la primera ciudad del Casanare, Santiago de las Atalayas:

“(…) para recordar que el día de aquel santo avistaron los


exploradores desde una alta cumbre las llanuras, cuyo aspecto a lo
lejos es como el del océano. Al pie de la cordillera se fundó la ciudad,
y el nombre de Atalayas se le aplico para conmemorar el fin que
llevaba los expedicionarios que era atalayar y descubrir El Dorado.”
(Gómez, Barona y Domínguez, 2000:76).

Después de avanzar y cruzar el rio Meta, Pérez llegaría a Nuestra señora de la Fragua,
donde descanso más de 2 semanas, y luego continuo su viaje siguiendo la misma ruta
que Speier, viajando hacia el sur en dirección al Guaviare, donde murieron todos sus
caballos, por lo que su tropa debió seguir a pie, allí también sufrió los constantes ataques
de los indígenas. Un año después de su salida, derrotado Pérez decidió buscar una ruta
hacia Santa fe junto con sus pocos soldados sobrevivientes:

“Quesada después de haber pasado el Ariari penetro en las selvas


del Airico, paso el Papamene, que debe ser el Guayabero, y fue a
dar a Mocoa, alimentándose con los caballos: de allí siguió a
Sebondoy, donde supo que atravesando la cordillera podía llegar a
Pasto. Falto ya de ánimo y sin esperanza, abandono su temeraria
empresa y se dirigió a Pasto: Luego por Popayán se encamino a
Santa Fe, donde llego al cabo de un año de continua y desgraciada
peregrinación, y con menos de 100 hombres en muy mal estado.”
(Gómez, Barona y Domínguez, 2000:76).

Pérez muere finalmente en un viaje en barco rumbo a Cartagena, producto de un rayo


que golpeo su barco en el Magdalena.

Mientras Federmánn se encontraba en Santa Fe con Benalcázar y Jiménez de Quesada,


en Coro se alistaba el gobernador de esta ciudad para realizar una expedición por el
dorado, Era Philip Von Hutton (Felipe de Utre), quien había estado en la expedición de
Georg Von Speier en 1534, creía que El Dorado se encontraba al sudeste de la ruta que
había tomado su predecesor; alistándose con 550 hombres partió desde Coro, hacia
Barquisimeto, de allí pasaría a los Llanos del Apure, luego al Casanare hasta llegar a
Nuestra Señora de la Fragua, donde pensaba descansar mientras transcurría la
temporada de lluvias, pero los indígenas le informaron sobre el recién paso de Hernán
Pérez de Quesada, Utre temeroso de que Pérez llegara primero al Dorado, decidió
continuar su viaje sin guardar precaución, durando así un año de peregrinaje sin ruta por
los llanos, teniendo infinidad de contratiempos hasta que decide volver al pueblo de la
Fragua, donde es convencido por los indígenas de que el Dorado se encuentra al sudeste
de los llanos, en la región del Vaupés, cuya capital es la ciudad de Macatoa(otro posible
nombre al El Dorado)(Rausch, 1994:55). Utre decide creerle a los indígenas y parte en
busca de esta ciudad, en compañía de 40 hombres; cruzando el Guaviare, Felipe de Utre
encuentra esta ciudad, de la cual no tiene ni una casa en Oro, sin embargo sus

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habitantes le comenta que aquella ciudad que busca era la capital del territorio de sus
vecinos, la tierra de los Omaguas. Utre fue guiado por los indígenas hasta este lugar, al
cual, creyendo haber encontrado el Dorado, atacó sin pensarlo, pero fue rechazado y
herido por los Omaguas, perdiendo algunos hombres; aburrido por esta derrota decide
dirigirse a Coro para conseguir más soldados con el fin de luchar nuevamente, pero en su
paso por la Fragua recibió la noticia de que Juan de Carvajal, un español rebelde, había
usurpado el poder del Coro, siendo así adopto algunas medidas para su retorno, pero fue
capturado y hecho prisionero por Carvajal, siendo decapitado en 1545(Rausch, 1994:56).
Todas estas expediciones trajeron consigo ruinas a las poblaciones indígenas de los
llanos, en especial a la población Guayupe, ya que los españoles ingresaron con tanto
afán por el oro y en su camino utilizaban a los indígenas como esclavos o agotaban sus
recursos de alimentos:

“(...) donde comúnmente los españoles solían llamar el pueblo de


Nuestra Señora, paresciole tierra de buena disposición para tener
minas de oro y en ella había cantidad de naturales, aunque no
muchos, los cuales vinieron a ser menos, porque como todas las
compañías de españoles que oro salían antiguamente a descubrir
y venían bajando la sierra iban a parar a descansar en esta
provincia de los Guayupes y pueblo de Nuestra Señora y en aquel
tiempo se hacían esclavos los indios, y además de esto no
tenían cuasi por escrúpulo matar, ni maltratar, ni castigar, ni
cargar, ni saber de sus naturales los indios, fueron estos pobres
Guayupes muy arruinados y destruidos así de sus personas,
mujeres e hijos como de sus casas y haciendas(…) y toda esta
gente(los españoles) se sustentaba en tiempo que en esta provincia
de los Guayupes esta de lo que los míseros indios tenían para su
sustento y cada cual de estos capitanes y de sus soldados
procuraron haber y tomar los indios que podrían de esta provincia y
nación para que les sirviesen; pues gente tan combatida fue y tan
salteada y llevada en cautiverio, imposible es que quedase mucha de
ella, porque considerados los daños que en aquellos tiempos se
hacían en los indios tan libre y atrevidamente, es imposible que estos
Guayupes, habiendo estado en ellos las compañías de gentes que se
ha referido, no dejase de ser tan atribulados y destrozado cuanto he
significado y mucho más” (Aguado, 1930:117,118).

La leyenda del dorado no solo atrajo alemanes y españoles a los llanos orientales,
también en Inglaterra se escucharon de los relatos del Dorado y el Orinoco, algunos
ingleses intentaron probar suerte como Monsieur Ralego quien entro por el Orinoco con
su propia armada hacia el 1545, donde solo obtuvo perdidas y desgracias. Al año
siguiente, otro ingles intento probar la misma suerte, llamado Keymisco, aunque este tan
solo navego por las bocas del Orinoco hasta la Guayana, pero temió por las pérdidas
abandonando la expedición sin honra y sin dinero (Gumilla, 1994:30)

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En 1555, ingresó a los llanos orientales, Juan de Avellaneda, quien ya había
acompañado a Federmánn, partió con 25 hombres desde Santa fe hasta las tierras de los
Guayupes en busca de Oro. Estando allí encontró yacimientos auríferos en las orillas del
rio Ariari, gracias a esto la Audiencia Real le otorgo permiso para fundar una población,
además de enviarle refuerzos y abastecimientos para que continuara con su expedición.
Avellaneda fundo San Juan de los Llanos en 1556 en una región aledaña al rio Ariari,
pero debido a constantes inundaciones debió trasladar la población a las estribaciones de
las cordilleras, pero finalmente la ubicaría en el sitio donde Federmánn había fundado
Nuestra Señora de la Fragua.

Con 60 años, Gonzalo Jiménez de Quesada, ignorando lo sucedido a su hermano


Hernán, decide realizar la expedición más cara de todas las que se habían dado en
busca del Dorado, saldría desde Santa fe con 300 hombres y algunas mujeres, 1500
indígenas, sobretodo chibchas, mas de mil caballos 600 vacas y 800 cerdos (Mejía,
1998:223) además de un suministro de 13000 pesos oro. Jiménez llego a San Juan de
Llanos y de allí siguió hacia sur, sufriendo las molestias de la vegetación y de los
zancudos, llego a las confluencias del rio Guaviare y Orinoco, donde sus hombres se
negaron a continuar, producto de llevar más de un año sin poder encontrar oro, perlas o
algún objeto de valor. Jiménez derrotado decide retornar a Santa fe, donde llega en 1572
con tan solo 25 hombres, 4 indígenas y dieciocho caballos (Rausch, 1994:59). Pero con
esta derrota Jiménez de Quesada no es avergonzado, sino queda percibido como un
valiente, y por su alto costo a esta expedición, se le otorga la gobernación del Dorado.
Por esto y después de esta derrota aun decide creer en la existencia del dorado, por lo
que deja en su herencia a don Antonio Berrio la continuación de las expediciones en
busca de este reino:

"Declaro por mi sucesor en la segunda vida de la dicha gobernación


de Eldorado al capitán Antonio de Berrío, marido de Doña María (de
Oruña), mi sobrina, o si él fuese muerto, a su hijo mayor (Fernando),
y asilo suplico a su majestad lo conforme a la merced que me hizo de
ello"(Arciniegas, 1988).

Antonio Berrio le corresponde emprender la última expedición hacia los llanos desde los
Andes. En enero de 1585, emprende un viaje hasta la desembocadura del Orinoco,
creyendo que el reino se encuentra por allí, al no encontrar nada, viajo por entre los ríos
Meta y Vichada, regreso a Tunja creyendo que El Dorado estaba ubicado en algún paraje
de las montañas. Su primera expedición tuvo una marca importante, fue la que menos
baja tuvo (8 bajas) y menos tiempo duro (diecisiete meses). Tuvo dos expediciones más:

“Berrio hizo otros dos intentos. Entre 1584 y 1587 exploró la sierra
Mapicha, abandonando la empresa cuando un capitán se amotinó.
En 1590, reemprendió la aventura, esta vez con poderes más
amplios como el gobernador reconocido oficialmente de El Dorado y
Guayana. En sus exploraciones de los ríos Orinoco y Caroní, fundó a
Santo Tomé de Guayana y a San José de Oruña, en Trinidad.
Confiaba en que partiendo de esta isla, podría penetrar tierra adentro

11
en la Guayana; empero, en 1595 cayó prisionero de Walter Raleigh
muriendo poco tiempo después y trasladando al ingles la tarea de
seguir adelante con la búsqueda en la región norte de América del
Sur.”(Rausch, 1994:60).

Con la muerte de Antonio, le quedaría el legado a su hijo Fernando de Berrío, quien


haría las expediciones por las mismas rutas que hubiera pasado su padre. Se dice que
fue el primer occidental en observar el Salto del Ángel, ubicado en el macizo de Guayana.
Sus expediciones le cobraron fuertes pérdidas económicas. Con la muerte de Fernando
se acabarían las expediciones en busca del Dorado, ya que los europeos empezarían a
dudar sobre la existencia de este mítico lugar al cual nunca nadie llegó, “exploraron las
llanuras en todas las direcciones, navegaron las traicioneras aguas de sus ríos,
combatieron contra los indígenas y soportaron penalidades sin cuento, y aun así, no
pudieron hallar el mítico reino” (Rausch, 1994:61). Con el final del siglo XVI se
terminarían estas expediciones y las pocas ciudades fundadas tendrían un declinamiento,
otras desaparecerían, la tarea para el poblamiento y colonización quedaría en manos de
los misioneros entre los siglos XVII y XVIII.

Mapa donde se señala las rutas de los expedicionarios en busca del Dorado entre 1531-1584
Fuente: Jane M. Rausch, Una Frontera de la Sabana Tropical. Los Llanos de Colombia 1531-1831.

12
“LAS MISIONES RELIGIOSAS”
Poblamiento Colonial en Los Llanos Orientales

Con las frustraciones de no poder conseguir el famoso Dorado, los expedicionarios


deciden abandonar la idea de explorar los Llanos, dejando en el olvido aquellas ciudades
que se habían fundado en las rutas de las expediciones. Desde las expediciones del
Dorado, la relación entre Europeos e Indígenas se torno en violencia por parte del
primero hacia los segundos, esto llevo a que algunos pueblos (ya sedentarios)
abandonaran sus pueblos y se internara “llano adentro” lo que también afecto a aquellos
pueblos que vivían en estas zonas, llevando a cada pueblo a desplazarse más de sus
lugares de hábitat y a llevar a guerras entre poblaciones indígenas. El repartimiento de
los indígenas en los llanos para los llamados “encomenderos”, fue muy escaso, “en virtud
de las dificultades que estos encontraron para “poner en policía” a sus encomendados y
en razón de causas estructurales relacionadas con la forma de ocupación del espacio y el
aprovechamiento tradicional de los recursos de la región, por parte de los indígenas”
(Gómez, 1991:17).

La conquista y reducción de los indígenas de los llanos fue muy complicada y costosa,
pues generalmente para acerca a estos grupos se les daban regalos (espejos,
herramientas, etc.) pero estos al obtener los objetos huían. En el siglo XVII, los españoles
se preocuparon por colonizar las regiones más importantes para la economía, además de
proteger las ubicaciones geográficas vitales como el puerto de Cartagena, en tal situación
dejaron a cargo de las misiones religiosas la colonización de los territorios de los Llanos
de la Nueva Granada y de la Capitanía de Venezuela. Los misioneros de La compañía de
Jesús, fueron los principales promotores de la colonización y cristianización de estas
tierras, en menor grado lo fueron los Franciscanos y Agustinianos. Los Jesuitas
ingresaron a la Nueva Granada hacia 1589. En el inicio de sus misiones, al no funcionar
la estrategia de “los regalos”, los misioneros permitían que se dieran cazas a estos
“barbaros” lo que implico la destrucción y muerte de aquellos que resistían (Gómez,
1978:118).
Los Jesuitas siempre tuvieron la mira de poblar desde el Casanare hasta el Orinoco,
controlar además este rio, pues por este podrían recibir las mercancías enviadas para las
reducciones, por esto intentaron crear poblaciones en las bocas del Orinoco, fallando en
dos comisiones enviadas en 1666. Los Jesuitas iniciaron sus labores misioneras en
Casanare a finales del siglo XVI, pero en 1628 el Arzobispo don Julián Cortázar despojo
la autoridad de los Jesuitas y sus misiones en Chita y Casanare debieron ser
abandonadas (Gómez, 1984). En abril de 1659, los Jesuitas entraron por segunda vez al
Casanare, el cual fue explorado por los padres Bartolomé Pérez y Francisco Álvarez,
quienes recomendaron reiniciar las labores abandonadas años atrás; así se reanudaron
las misiones desde el Pauto:

“Fue allí donde, en 1661, el padre Antonio de Monteverde, vicario y


superior de las misiones, estableció su ministerio, en tanto otros
jesuitas se encargaban de atender a los jiraras en Tame, los
Achaguas en San Salvador de Casanare, y los tunebos en Paute.

13
Otras tres reducciones que los jesuitas comenzaron a establecer
Macaguane, San Ignacio y San Joaquín de Atanare se malograron,
asoladas por la viruela y la hostilidad de los Guahibos, aunque en
1676 se fundó de nuevo la población Macaguane”(Rausch,
1994:117)

Uno de los Jesuitas que más popularidad tuvo como misionero fue el padre Juan Rivero,
quien estuvo en las misiones de los llanos desde 1720. Nacido en Miraflores de la Sierra,
en el reino de Toledo en 1681, “Dios le llamó a ser Medico espiritual de los inválidos
gentilísimos de la América (dice inválidos; porque si el remedio no se les entra por sus
puertas, ellos no lo buscaran)”(Gumilla, 1970:28) participo en las misiones de Macaguane
y del rio Meta, estableció la reducción de San Francisco de Regis, compuesta de
indígenas Achaguas, la reducción de San Miguel, de indígenas Salivas y la de la
Santísima Trinidad de Indios de gentes Guahibos y Chiricoas.(Gumilla, 1970:41)escribió
“Historia de las misiones de los Llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta” escrita en
el año de 1736 en donde se relata todo el proceso en el cual se llevaron las reducciones
desde su llegada a la Nueva Granada. Hacia 1720 se iniciaron la cristianización de los
Betoyes, durante los cuales se fundaron diez pueblo:

“Son los pueblos en los presentes diez; los cincos que son el de
Pauto, Casanare, Tame, Macaguane, y Paute, los ha administrado y
cultivado la compañía estos años antecedentes (…) con grandes
trabajos fue reduciéndolos y fundo los cuatro pueblos todos de indios
sacados de la gentilidad y reducidos a unión y vida política, y en lo
presente cristianos tributarios a la real Corona. Fue su número muy
crecido, pero con epidemias generales que padecen en aquellos
sitios se ha minorado, por ser el temperamento cálido. Los que hoy
se hallan cristianizados y doctrinados son en el pueblo de Pauto
trescientos y treinta y tres. En el Casanare, cuatrocientos y cincuenta
y cuatro. En el de Tame mil trescientos y setenta y dos. En el de
Macaguane, ochocientos y cincuenta y ocho. En el de Patute
doscientos y ocho.” (Gumilla, 1970:192).

Durante la cristianización de los indígenas, los caribes se resistieron a estas, atacaban a


los misioneros y destruyeron varios pueblos de reducción de indígenas, como la
reducción de San Francisco de Rengis que fue quemada y sus indígenas, la mayoría
otomacos y yaruros, fueron muertos hacia 1740. La rebeldía de los caribes era apoyada
por los holandeses, quienes les vendían armas a cambio de esclavos:

“Los holandeses tienen sus colonias, no muy separadas de las bocas


del rio Orinoco: no muy separadas de las bocas del río Orinoco: no
poseen este pero por tierra se pueden comunicar con los indios:
entre estos, los holandeses, poco cuidadosos en los puntos de
religión(…)han hecho sus paces y amistades con los indios caribes,
comercian con ellos, comprándoles y trocándoles cantidades gruesas
de aceite maría, y de achote; y estos géneros y esclavos los cambian

14
por armas, y por los pactos que gustosamente hacen los holandeses
de adiestrarlos en la guerra(…)”(Cassani, 1741:136).

Otro jesuita muy reconocido fue el misionero Joseph Gumilla, quien llego a la Nueva
Granada a principios del siglo XVIII, fu el superior de los jesuitas entre 1723-30, redujo
indígenas Betoyes en San Ignacio de los Betoyes, en la ribera oriental del Casanare, esta
fue la última reducción practicada en el Casanare(Rausch, 1994:119) también viajo a
través del Orinoco hacia Guayana y a Trinidad, por esta ruta fundo a Concepción de los
Guaiquires, a San José de los Mapoyes, a Santa Teresa de Tabage y a Nuestra Señora
de los Ángeles, estas fundaciones las hizo con el fin de hacerse con el control de rio
Orinoco. Gumilla también escribir un libro, “El Orinoco Ilustrado y defendido: Historia
Natural, Civil y Geográfica de este gran río y de sus caudalosas vertientes” escrito en
1731.

Para su sostenimiento, los jesuitas recibieron tres haciendas, las cuales fusionaron para
formar la hacienda Caribabare, en esta hacienda trasladaron sus propios ganados. Ya
para el final del siglo XVII, los jesuitas aumentarían sus haciendas con tres más, la
hacienda del Cravo, la del Paute y la hacienda de Apiay, esta ultima ubicada a ocho días
de Santa fe. Sin poder crear reducciones en las bocas del Orinoco, los jesuitas se
conformarían con mantener sus misiones en cercanías a los ríos Casanare y Meta;
teniendo suficientes indígenas adoctrinados, prosperan sus haciendas e incluso llegan a
manejar el monopolio de los ganados de los llanos, teniendo la posibilidad de vender la
carne a toda Santa fe, y producir elevadas ganancias a las compañía. Con las haciendas
suministraban a las misiones de alimentos y bienes, sus excedentes eran usados parar
proporcionar una base en comercial con Santa Fe. Las haciendas de los Jesuitas llegaron
a tener un ganado de aproximadamente 50000 reses y casi 4000 caballos, sus
principales haciendas fueron Caribare, Tocaría y Cravo (Rausch, 1997). Estas haciendas
se convirtieron en un gran complejo económico y administrativo. La ruta que comunicaba
a Santa Fe, con la Hacienda de Apiay (Hoy Villavicencio) permitió la rápida y segura
comercialización del ganado, pero al ser expulsada la compañía en 1767, genero que se
perdiera este monopolio de ganado, y los llanos dejaron de producir grandes cantidades
de carne al centro de la Nueva Granada.

Con su expulsión, sus haciendas fueron rematadas a otras comunidades religiosas, pero
quienes consiguieron estas haciendas, no pudieron organizar la estructura compleja que
habían formado los jesuitas para la producción de ganado. Difícilmente fueron vendidas
algunas haciendas a bajos precios, pero estas estaban si acceso al mercado ganadero, el
cual se fue desintegrando (Gómez, 1984). En cuanto a sus misiones, la corona las
distribuyó entre las otras cuatro misiones religiosas:

“A los Dominicos les adjudico San Salvador del Puerto, Tame,


Patute, Macaguane y Betoyes. A los Franciscanos Santiago de
Manare, Concepción de Nuestra Señora de Guanaca y Jiramena.
Las restantes misiones en el Meta-Surimena, Macuco y Casimena,
se entregaron a los Recoletos-. Aquellos hatos anexos a las
reducciones, tales como los de Surimena, Macuco, Casimena,

15
Manare y Jiramena, se entregaron a las órdenes a quienes se les
adjudico las misiones correspondientes. Por un periodo de escasos
seis meses, los dominicos administraron las haciendas del Cravo,
Tocaria y Caribabare con desastrosos resultados” (Rausch,
1994:158)

Los Franciscanos fueron los segundo misioneros en importancia, habían llegado antes
que los Jesuitas a la nueva Granada, junto con los Dominicos y Agustinos; entraron a los
llanos en 1656, se situaron hacia el sur del rio Meta, en los llanos de San Juan y San
Martin, su importancia fue poca en relación a los Jesuitas, pero fue en la expulsión de la
Compañía de Jesús, en donde los Franciscanos se convirtieron en sus herederos,
obteniendo sus haciendas y algunas misiones. Los Franciscanos exploraron la Sierra de
la Macarena hacia 1702, en donde fundaron Santo Eccehomo de Curanabe y a San
Antonio del Marayal. Para el 1703, se hicieron cargo de San Juan de los Llanos, donde
habían fundado Tamane, allí alcanzaron un total de 360 indígenas repartidos en sus seis
reducciones (Rausch, 1994:115).

Otras misiones religiosas como los Recoletos se ubicaron en el Casanare, entre el rio
Upin y el Cusiana, donde fundaron tres reducciones. Para 1663 lograron reducir a
algunos Achaguas en el pueblo Sabana Alta, al año siguiente redujeron y trasladaron a
360 Achaguas desde el rio Meta hasta Concepción de Iximena, a orillas del caño
Dumagua. Tuvieron una hacienda ganadera, llamada Xixigua, adelante del rio Tua. Sus
misiones no fueron tan grandes como los Jesuitas ni como los Franciscanos.

Los Agustinianos fueron una misión religiosa, la cual se ubico en los pueblos de Chita,
Támara y otros aledaños a Casanare desde 1585. Debido a su complejidad en las
reducciones, solo fundaron una en 1678, Sácama, ubicada en la vertiente oriental de la
Cordillera. Tuvieron la fortuna de prosperar con la industria textil, y llegaron a controlar
aproximadamente 6458 indígenas, repartidos en diez pueblos, También exploraron las
tierras de San Martin de los Llanos donde redujeron a 1500 indígenas en San Agustín de
Jarica y Santo Tomas (Rausch, 1994:114). Por último estaba la compañía de los
dominicos a la cual le correspondió explorar el piedemonte andino de Llano, donde
fracasaron en su intento por hacer reducciones.

A mediados del siglo XVIII, los llanos habían sido ya controlado por los españoles, habían
sometido a los indígenas a la autoridad española, protegiéndolos de los encomenderos y
defendiéndolos de los Caribes y Holandeses, los misiones mantendrían su presencia cien
años más, como es el caso de los Franciscanos, quienes se adaptarían a los Llanos de
San Martin; además los Llanos ya contarían con tres ciudades españolas: Santiago de las
Atalayas(capital de la provincia de los Llanos), Santa Rosa de Chire y Santa Barbará de
Cravo, y variado numero de pueblos indígenas ya reducidos; Con la expulsión de los
Jesuitas (quienes controlaban que no llegaran nuevos colonos a los llanos), la
explotación económica de algunos cultivos como el tabaco, y los llanos como zona de
refugio, sería solo cuestión de tiempo que empezara a poblarse de los diferentes sectores
sociales del reino, aumentando la población mestiza, y creando a partir de varias culturas,
el folclor del “Llanero”.

16
“LA REBELDÍA LLANERA”
La sublevación comunera en los Llanos Orientales

Para 1767, por decreto del rey Carlos III, los Jesuitas fueron expulsados de las misiones
de los Llanos Orientales, debido a múltiples objeciones que alegaba el coronel Eugenio
de Alvarado, militar que fue escogido para que observara como eran las misiones de los
Jesuitas en el Meta, Casanare y Orinoco. En el Informe Reservado, escrito en 1767,
describe el tiempo que vivió entre 1754 y 1760 con los Jesuitas, en donde fue observador
de las misiones, enviado por Carlos III; en su informe manifiesta que los Jesuitas antes
de civilizar a los indígenas, los explotaban y trataban como esclavos, haciéndolos trabajar
en sus haciendas ganaderas. También indicaba que los Jesuitas engañaban a los
colonos, y les quitaban los indígenas que por encomiendas debía tener, igualmente no
permitían a estos indígenas vivir en los pueblos españoles. Álvaro dice que los Jesuitas
no eran leales a rey, y que pretendían formar su propio estado, dentro del mismo estado
español. Por último señala que los Jesuitas pretendían sabotear la visita de la comisión
de observación, haciendo que los “indios” huyeran de su proximidad y obstaculizando la
circulación por el rio Meta (Rausch, 1994:155). Por esto Alvarado le aconseja al rey que
“su expulsión era necesaria, ya que “no han servido a Dios, ni al rey en el Reino de Santa
fe, sus llanos y las riveras de los ríos Meta y Orinoco.””(Rausch, 1994:156). Por esto la
compañía fue expulsada, sus misiones repartidas a otras comunidades religiosas, y sus
haciendas rematadas por la Junta de Temporalidades.

Con los Jesuitas por fuera de los Llanos, el ingreso de colonos estuvo en crecimiento, la
mayoría, mestizos en busca de buenas fortunas con el desarrollo económico que se
estaba dando con los cultivos de Tabaco en los Llanos del Casanare, también varias
poblaciones indígenas, desplazadas por las ventas de sus resguardos en el altiplano
cundiboyacense encontraron como refugio a los Llanos:

“En consecuencia, gran parte de esa población despojada de sus


tierras en el altiplano, mediante la extinción de sus pueblos y
resguardos, migró hacia el piedemonte de la Cordillera Oriental y los
Llanos Orientales, constituyéndose esto en uno de los primeros
aportes de población que recibirán los Llanos. El otro gran aporte
provendría de las provincias de Venezuela (negros, mulatos,
tercerones, cuarterones, zambos, etc.)” (Gómez, 1984:42).

El aumento de la población mestiza en los Llanos produjo una evidente presión sobre la
población llanera, sobre sus recursos y especialmente sobre el ganado cimarrón que
había quedado libre tras la salida de los Jesuitas (Gómez, Barona y Domínguez,
2000:50).

Los conflictos interétnicos en los Llanos tendrían su momento más sublime durante la
rebelión de los comuneros en 1781, en donde los comuneros del llano, en su mayoría
indígenas sacaron a flote su sentimiento anticlerical y antiblanco (Gómez, 1984).

17
Durante el dominio de los reyes Borbones durante el siglo XVIII, se registraron tres
reformas tanto administrativas como económicas en la Nueva Granada. Las reformas
Borbónicas producirían un gran impacto en el orden político y social, la primera de estas
se produjo entre 1717 y 1723, la cual no afecto nada, pues se creó el virreinato pero
finalmente se abolió, además se reforzó la autoridad real, pero fracaso la reorganización
del sistema de gobierno. La segunda reforma se desarrollo entre 1739-49, en esta se
creó por segunda vez el virreinato y quedo permanente, además se desarrollo un nuevo
esquema de comercio exterior. Estas dos reformas fueron precedidas por Felipe V. La
tercera y más radical reforma se desarrolló por Carlos III (el cual ejecutó la orden de
expulsar a los Jesuitas de la Nueva Granada) entre 1778 a 1783, en la cual se pretendía
incrementar el comercio y aumentar los fondos de las arcas, frenar la influencia criolla en
el gobierno, reestructurar la administración virreinal y explotar más el potencial fiscal del
territorio. Esta reforma restringió el cultivo de tabaco a algunos campesinos, en lugares
como los Llanos de Casanare, donde empezaba a florecer el cultivo de este, incremento
el precio del tabaco y el aguardiente, incremento el impuesto de ventas y aumento el
control del comercio, tanto del tabaco como del algodón (producto también cultivado en el
piedemonte del Casanare para usarse en la producción de textiles) lo cual afecto a
pequeños productores, consumidores y comerciantes. La respuesta del pueblo no se hizo
esperar, y el 16 de marzo de 1781, la población del Socorro rechazo la reforma y
protestaron contra esta, esto daría inicio a la Insurrección de los comuneros, que uniría a
las clases altas y bajas para protestar contra la reforma; esta rebelión movilizó a mas de
20000 personas que se extendió por gran parte del país y se dirigió hacia Zipaquira,
pueblo que quedaba a un solo día de Bogotá, a donde pensaban llegar con el objetivo de
tumbar esta reforma.

Manuela Beltrán arrancando el edicto del gobierno Borbón


Fuente: Ilustración de Hernando Escobar Toro. http://www.bibliotecanacional.gov.co/?idcategoria=39440
.

18
En los Llanos Orientales, principalmente en los Llanos del Casanare, se sintió el
inconformismo ante esta tercera reforma borbónica, debido a que afectaba a los
cultivadores de Tabaco y de algodón. Mientras los criollos se levantaron contra la política
borbónica, los indígenas, apoyados por algunos mestizos se alzaron contra los abusos de
los encomenderos y el clero. Más de 1500 indígenas se alzaron contra los misioneros,
comandados por Don Francisco Javier de Mendoza, un mestizo oriundo de Miraflores y
propietario de un hato ganadero, quien se autoproclamo Capitán de los comuneros de la
provincia de los Llanos e incito a los indígenas a alzarse en armas contra los blancos y
misioneros, diciéndoles que no era obligación asistir a las misas, ni ir a las clases de
catequismo. Los pueblos españoles e indígenas se unieron a las revueltas, como Chire,
Pore, Támara, Ten, Manare, Paya, Cravo, Pisba y Labranzagrande. Los primeros en
alzarse fueron los pueblos españoles de Pore y Santiago de las Atalayas. La sublevación
fue de tal odio, que el 26 de Mayo, varios indígenas armados con flechas atacaron la
residencia abandonada del gobernador, quien presentía tal odio, por lo que abandono la
ciudad de Morcote y se dirigió hacia Santa fe. Los indígenas confiscaron las haciendas de
algunos misioneros y blancos, e intentaron captura al gobernador que se había
escapado. Mientras los Llanos se convertían en un infierno debido a la violencia, en
Zipaquira, el 6 de Junio se firmarían las llamadas Capitulaciones, en las que el gobierno,
encabezado por el arzobispo Antonio Caballero y Góngora, se aceptaba las peticiones de
los comuneros. La paz retorno a la mayor parte del reino, excepto en los Llanos en donde
Mendoza continuaba con la sublevación, por lo que se decidió enviar una expedición
liderada por José Antonio Villaloga, quien capturo a Mendoza no mucho tiempo de a ver
llegado a Pore.

Con la captura de Mendoza se acabo la


sublevación en los Llanos, los indígenas tuvieron
que regresar entre los encomenderos y los
misioneros, los impuestos fueron cambiados y se
obtuvo un perdón hacia quienes participaron
entre los comuneros. Pero algunos comuneros
del interior, temerosos de las represalias,
ingresaron a los Llanos en busca de refugio, lo
que siguió aumentando la población mestiza y
libre. La lucha indígena por su territorio fue
apagada, pero sus sentimientos quedaron a flote,
mostrando el odio al español que muchas veces
no habían mostrado; aunque este movimiento no
se puede considerar como el auge de la
independencia colombiana, pues el movimiento
solo exigía el cambio de Política, no de su
liberación de España, se puede considerar como
Homenaje a los Comuneros, dibujo de Alberto
Urdaneta. el comienzo de un sentimiento pronacionalista en
Fuente: Jane M. Rausch, Los comuneros olvidados: busca de su independencia política.
La insurrección de 1781 en los llanos del Casanare.

19
“GUERRA DE INDEPENDENCIA COLOMBIANA”
El papel de los Llaneros en la guerra de Independencia Colombiana

Después de la sublevación de los comuneros, los llanos orientales aumentaron su


población libre, debido al ingreso de varios ex comuneros, que se refugiaron en los
Llanos por temor a represalias; Entre 1767 y 1810 pocos pueblos se fundaron en los
Llanos, en Casanare solo se fundaron dos parroquias, solo con gentes mestizas, como el
pueblo de San Fernando de Apure, fundado en 1789, mientras que en los llanos de San
Martin y San Juan no se fundaron pueblos para esta época; Los Llanos también eran sitio
de refugio para los presos venezolanos que se fugaban y buscan su refugio en las
llanuras, en donde el gobierno descuidaba en gran cantidades, como se veía en los
pocos soldados del reino que se encontraban en los llanos:

“Los únicos soldados presentes en los Llanos durante toda la época


colonial fueron asignados a las escoltas que ayudaban a los
misioneros organizando entradas, o expediciones, evitando que los
conversos se fugaran de las reducciones, y protegiendo las
poblaciones de incursiones hostiles. En las postrimerías del siglo
XVIII, por causa de la creciente confrontación bélica entre blancos e
indígenas, sin excepción, misioneros, pobladores, indígenas
sometidos y granjeros asediados a Santa fe con solicitudes de
incrementar el número de soldados asignados a las escoltas o crear
nuevas unidades de protección.”(Rausch, 1994:225).

La población mestiza, o llanera, formada a raíz de varios sectores sociales, formada en


su mayoría para proteger el ganado y realizar otros trabajos relacionados a esta, se
convertiría en el futuro como el arma principal de Bolívar para arrasar en sus batallas.
Una de las mejores caracterizaciones del llanero, es la que hace el naturalista Alemán
Alejandro de Humboldt, quien recorrió durante los años de 1800. El describe al llanero
como “Hombres desnudos hasta la cintura y armados con una lanza” que pasean por el
llano cuidando el ganado que le pertenece a la hacienda donde trabajan, muchos de
estos libres, pocos son los que son esclavos; estos diversos hombres que se
encontraban en los llanos vieron la ganadería, la caza, el robo a los viajeros y el saqueo
en fuentes de subsistencia, lo que dejaba ver a los llanos, como una zona peligrosa, en
la que el transito se debía hacer en compañía de fuerza armada, pues las caravanas
comerciales eran vulnerables ante los bandidos que se habían internado en los llanos,
la mayoría provenientes de la Capitanía de Venezuela.

La naturaleza rebelde del Llanero, se fortaleció por su vivencia en un ambiente agreste


y extraordinario, su diversión por enfrentarse a los grandes retos y peligros (Pérez,
1987:38), además de su ambición de poseer grandes terrenos y ganado, lo motivaron a
luchar en las guerras de Independencia. Los llanos en los primeros años de la república
y en los inicios de la reconquista española se convertirían en el campo de batalla entre
los realistas y patriotas, incluso en 1809 ya se había configurado la guerra de guerrillas
en los llanos; estos movimientos pre-revolucionarios (Pérez, 1987) producto de las
invasiones napoleónicas a España, empezaron con un carácter regional ya que se tenía

20
una sensación de quedar sin gobierno, esta rebelión inicio desde Quito en 1809, en
donde se divulgo por todo el reino de Granada, a partir de allí se crearon Juntas de
cabildo abierto en México, Santa fe, Caracas, Buenos Aires y Quito entre otras. Las
Llanuras se atestaron de rebeldes y algunos llaneros los apoyaron:

“Los constantes movimientos de los insurrectos en las dilatas


llanuras, despertaron un ambiente de rebelión que se extendió cada
día con más fuerza en todos los habitantes llaneros, y caso
particular, de los misioneros que allí habitaban, como es el caso de
don Fray José Antonio Jaramillo, cura de Guanapalo, quien se
preocupo y se esmeró por atenderlos, proporcionándoles
provisiones, algunas armas y caballos para desplazarse” (Pérez,
1987:44).

Estos movimientos iniciados después del Grito de Independencia el 20 de Julio de 1810,


comandados por caudillos como José Antonio Páez, Francisco de Paula Santander o el
clérigo Fray José Antonio Jaramillo, lucharon en los Llanos y más adelante conformarían
los ejércitos patriotas. Debido al aislamiento de estas zonas, las guerrillas fueron la única
manifestación política militar. El clérigo fue de los primeros en formar el movimiento
insurgente después del 20 de Julio, entrenó a sus feligreses, los indios de Tame,
Macaguan y Betoyes, junto con Juan Galea, Ramón Nonato Pérez y Antonio Arredondo
formaron resistencia ´patriota en los Llanos de Casanare (Pérez, 1987). Mientras las
guerrillas lograron aumentar su poder bélico, la primera república terminaba en fracaso, y
España, recuperada de las invasiones napoleónicas, envió en 1815 al Teniente General
Pablo Morillo y su expedición Pacificadora, con el fin de recuperar las colonias
americanas que intentaban independizarse, esta expedición cruzo el atlántico con 66
buques en los cuales venían 15 soldados, quienes arribaron en Santa Marta el 26 de
Julio de 1815; con la Nueva Granada dividida entre sí, su expedición no tuvo muchos
inconvenientes, a su llegada impondría un régimen de terror en donde fueron castigados
con pena de muerte a los Caudillos y próceres más importantes. Su primera incursión fue
el Asalto a Cartagena, de allí avanzó por toda la nueva Granada y Venezuela, llegando
hasta Santa Fe, centro de la revolución. Mientras el coronel de la quinta división
española, Sebastián de Calzada, fue enviado con un ejército de 3000 soldados a
Caracas, y de allí invadió Casanare, donde se entero de un ejército patriota que allí
rondaba. Era Joaquín Ricaurte, mestizo de la Nueva Granada, quien formo un ejército de
más de 1000 soldados para recibir la expedición de Calzada en los alrededores de Chire,
aunque el número del enemigo era mayor, el conocimiento de los llaneros por su terreno
les dio siempre suficiente ventaja sin importar el número de contrarios. Acompañado de
Miguel Guerrero, Nonato Pérez y José Antonio Páez, armó a la caballería con fusiles y
recibió al enemigo el 31 de Octubre, que se vio desorganizado con los movimientos de
los lanceros llaneros y emprendieron la huida, teniendo más de 200 bajas y cuantiosos
heridos:

“La estrategia utilizada por los llaneros, era tan precisa que el éxito
logrado en sus ataques frente al enemigo era demostración de una

21
completa planificación, además para asegurar la victoria inducían al
enemigo a un terreno que fuera ventajoso y desde allí atacaban con
rapidez y desde varios puntos para descontrolar al enemigo,
mermarles sus fuerzas y derrotarlo con facilidad sin exponerse”
(Pérez, 1987:65)

Esta victoria patriota sirvió para alentar a las demás provincias granadinas y responder a
la Época de Terror que llegaba; la noticia de la victoria se difundió y varios granadinos al
escucharla emigraron hacia los llanos en busca de los ejércitos que aun resistían, Los
Llanos desde que se levantaron no pudieron ser derrotados por los españoles que se
empezaban a preocupar por los movimientos que allí se iniciaban:

“La táctica guerrillera que utilizaron los llaneros les permitió dar
golpes certeros, rápidos y seguros frente al enemigo; ataques que les
servían para aumentar cada día más sus columnas, adquiriendo
mayor poder bélico, hasta llegar a incomodar y mantener en estado
de alerta a las autoridades virreinales” (Pérez, 1987:65)

Otra gran victoria de los Llaneros se produjo en el lugar conocido como Mata de miel el
16 de Febrero de 1816, cuando Antonio Ricaurte y una partida de Caballería divisaron las
tropas del coronel realista Francisco López, el cual fue atacado sorpresivamente por
Ricaurte y Nonato Pérez; los realistas al ver su derrota inminente huyeron despavoridos
de tan formidables dragones que conformaban la caballería Llanera, pese a que los
españoles triplicaban en fuerza a los llaneros. Gracias a su carácter indómito y rebelde,
los llaneros siempre pudieron ataca y rechazar a la expedición pacificadora. El gobierno
virreinal, preocupado por la situación en Casanare y quien al principio tenía la hipótesis
que era bandidos comunes quienes atacaban las expediciones militares, decidió enviar
más tropas y utilizar métodos criminales para pacificar los llanos Casanareños(Pérez,
1987). El 23 de Junio llegaba a Pore, el resto de la tropa de Francisco de Paula
Santander, quien había sido atacado por los realistas, Santander quien desde joven se
impulso por la causa independista, se alió con los ejércitos de la zona, entre ellos el ya
renombrado Nonato Pérez, Juan Nepomuceno Moreno y Juan Galea. Casanare llego a
ser la única provincia que resistía la reconquista, los llaneros llegaron a tener un periodo
corto de batallas perdidas y sangrientas, Morillo envió tropas a Casanare con Calzada
que irrumpieron desde Sogamoso, también envió a Matías Escuté, quien llego desde el
sur, por Venezuela también se acercaban otras expediciones, lo que empezaba a
acorralar a los Llaneros. A su llegada a Pore, el 25 de Octubre, Escuté hizo ejecutar a
varios llaneros que hacían parte de los ejércitos patriotas, entre ellos el coronel Francisco
Olmedilla. Santander y los demás Llaneros, tuvieron que resistir a la presión realista, que
por momentos llego a tener el control de los Llanos, pero que finalmente fueron
rechazados de estas tierras. Las batallas se tornaban cada vez más sangrientas, por el
afán de los españoles por opacar a los rebeldes; de las muchas ofensivas realistas, una
se desarrollo a orillas del rio Guachiria, en el centro de Casanare, donde Santander y
Serviez atacaron una tropa realista comandada por el realista Manuel Villavicencio, quien
seguía al ejercito del patriota de Rafael Urdaneta. En la batalla, aparece Urdaneta quien

22
apoya al ejercito de Santander, y el ejército enemigo, viendo su derrota deciden huir y
buscar el camino hacia la cordillera. Los ejércitos patriotas, aunque obtienen muy pocas
armas de fuego, construyen lanzas que alcanzan los dos metros de altura, lo que la
convierte en un arma mortífera para los hombres que van a caballo, la buena suerte es
que todos los llaneros tienen caballo para el combate. Las incursiones españolas a pesar
de las derrotas siguen en su afán pacificador, sacrificando a cualquier llanero que sea
parte de los ejércitos. La rebeldía de los llaneros también tuvo su desventaja, como lo fue
la desorganización del ejercito, debido a “que algunos no querían ser comandados por
otros”, aunque ya Santander estaba en unión con los ejércitos de Páez, Urdaneta y
Serviez, Nonato Pérez no deseaban unirse pues siempre deseo actuar independiente.
Los españoles recurrieron a la intimidación hacia los habitantes de los Llanos, para que
no jugaran ningún papel entre los rebeldes, pero esto alentaba más a su participación,
por el deseo del llanero de no ser dominado por otro. Con la resistencia de las guerrillas
llaneras, se conformó un gran ejército que para el 1817 ya le daba la libertad a Casanare
de los españoles. Ya era notoria la superioridad en el campo de batalla de los llaneros sin
importar el número, con la seguridad de obtener la victoria los ejércitos llaneros iniciaron
la expulsión de los españoles de tierras llaneras. Para el 1 de Enero de 1817, el
comandante español Miguel Latorre, fue sorprendido por el comandante patriota Miguel
Espejo en los alrededores del Tocaría, quien lo derrotó con firmeza, este fue el inicio del
desalojo de los españoles en Casanare. En los primeros días de Marzo, el capitán Juan
Galea emboscó a una columna de caballería al mando del realista Antonio Plá en el sur
de Tame, diezmándolos en mayoría, terminando estos huyendo despavoridos, días
después, Galea emboscaría al gobernador puesto por el Virrey, el coronel Julia Bayer,
quien fue muerto junto con sus soldados. Estas acciones les daban más valor y
reputación a las guerrillas llaneras, las cuales iban creciendo en número. Galea siguió su
camino hacia Chire, en el camino se encontró con el Realista Manuel Jiménez y su tropa
de 120 soldados, a los que emboscaron. Llegaron luego al pueblo de Chire de
madrugada, y aprovechando aun el sueño de los realistas, los mataron e hicieron algunos
prisioneros, se apoderaron de las armas, los uniformes y la caballería. Sus asaltos tratan
de ser los más rápidos y sigilosos posibles para no esperar una respuesta del enemigo.
De Chire se dirigieron hacia Pore, donde, con sigilo y astucia se disfrazaron con los
uniformes robados y entraron a la ciudad pasándose por reales, los realistas,
desconociendo aun lo sucedido en Pore, recibieron a lo que ellos creyeron eran
refuerzos, pero el “caballo de Troya” mostro su sorpresa y los patriotas sorpresivamente
los capturaron y mataron a quienes se opusieron:

“En Pore existía una guarnición española y para engañarla mejor, se


vistieron los patriotas con los uniformes que habían tomado.
Disfrazados de esta forma sorprendieron a aquella tropa
apoderándose de la capital con tan rara fortuna, Galea y sus
compañeros libertaron la provincia de Casanare y destruyeron las
fuerzas del ejército expedicionario que la defendía en número de
doscientos hombres (…)” (Pérez, 1982:162).

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Otras incursiones se realizaban a las expediciones españolas por parte de Ramón
Nonato Pérez, de Juan de Nepomuceno, del Fray Ignacio Mariño y Santander; esto
alejaba cada vez más a los españoles del Casanare, el Pacificador Morillo se dio cuenta
de la tal exagerada subestimación que le había dado a los Llanos:

“Catorce cargas consecutivas sobre mis cansados batallones, me


hicieron ver que aquellos hombres no eran una gavilla de cobardes
poco numerosas como me habían informado, sino tropas
organizadas que podían combatir con los mejores de su majestad el
rey. Morillo” (Pérez, 1987:81).

Morillo envió al Casanare al español Carlos Tólra, sangriento y cruel español, enviado
con el objetivo de acabar la insurgencia; en su estadía en Casanare ejecuto a más de
125 personas en pueblos en las poblaciones de Pore, Támara, Morcote, Paya, Marroquín
y Labranzagrande (Pérez, 1987:82), pero esto en vez de apagar la furia llanera, la
encendía más. Otros ataques a las tropas realistas fueron producidos por Ramón Nonato
Pérez en las salinas de Chita, la fundación de Upín y en San Martin, mientras Juan Galea
unido con Francisco Rodríguez se paseaban por las laderas de la cordillera y atacaban a
cualquier tropa enemiga que anduviera por esta zona. Tólra, quien regresaría a Santa fe
por tropas y volvería con 800 hombres, temeroso del poder de los llaneros solo llegó
hasta Medina donde dio media vuelta y sin enfrentarse al enemigo.

Otro valeroso llanero fue José Antonio Páez, procedente de Barinas, había sido criado en
los llanos bajo el sol y la lluvia, era analfabeta y sin educación alguna, quien participo en
los primeros combates contra los españoles, además comando grandes ejércitos, ya que
los llaneros tenían más lealtad a Páez que a cualquier otro.

En la euforia de las grandes victorias y del rechazo patriota hacia los españoles, se
generaron disputas entre los líderes llaneros, entre José Antonio Páez y Nonato Pérez se
genero una disputa, por lo que Páez, quien tenía el poder general de la provincia mandó
a apresarlo. El Fray Ignacio Mariño, trato de apaciguar las cosas pidiéndole ayuda al ya
Comandante General de los Ejércitos, Simón Bolívar. Bolívar, viendo en la provincia la
semilla de la libertad de la Nueva Granada, logro calmar los ánimos e intento unir a los
ejércitos en “virtud de la patria”. La noticia de las derrotas españolas, del objetivo
conseguido por los llaneros de desalojar al español de los Llanos y de decirse que la
provincia de Casanare ahora era libre, se conocieron en las provincias del interior, estas
guerrillas llaneras dieron ánimo a que se formaran grupos insurgentes, muchas veces
clandestinos en pro de la independencia, como lo fueron la guerrilla de la neblina en
Socorro y Tunja, la de los hermanos Almeyda, que operaron en el valle de Tenza,
Choconta y Zapatoca, las guerrillas de Aguada, de Oiba, de Guadalupe, de Charala, de
Coromoro(la primera en formarse en el Socorro), del Hatillo(Pérez, 1987:85) y otras más
mal nombradas por los españoles como grupos de Bandidos.

Algunos grupos clandestinos en Santa fe, enviaban informaciones acerca de los


movimientos de las tropas realistas a los llaneros, entre estos grupos cabe resaltar la
labor que desempeño Policarpa Salavarrieta, quien trataba de convencer a los patriotas

24
que habían sido obligados a entrar a los ejércitos realistas, a desertar y huir hacia el
Casanare, en donde los espera Ramón Nonato Pérez; pero este grupo quedo al
descubierto, a comienzos de Septiembre fueron capturados 9 desertores en camino hacia
los Llanos, además ellos llevaban cartas con información hacia los Llanos por parte de
Policarpa Salavarrieta, por lo que fue capturada, encarcelada y ejecutada con sus
compañeros, siendo la primera mujer en ejecutarse en la Nueva Granada. La ejecución
de Policarpa hizo que los hermanos Almeyda avanzaran su plan de invadir Santa fe con
doscientos cincuenta campesinos, pero fueron derrotados en su camino por Carlos Tolrá
el 21 de Noviembre de 1817, los Almeyda sobrevivirían y después de escapar de los
españoles en otro ataque el 21 de Febrero de 1818, escaparían hacia los Llanos.

Bolívar vio en Casanare y en sus llaneros, el arma y el lugar perfecto para iniciar la
liberación de la Nueva Granada y de Venezuela:

“Toda la provincia de Casanare que sabe V. S. pertenece a la Nueva


Granada, ha sacudido por segunda vez el yugo de los españoles, ha
reunido sus esfuerzos a los nuestros y esta mandada por uno de los
nuestros más intrépidos oficiales, el coronel Nonato Pérez. Tenemos
allí un cuerpo de mil hombres dependientes de la división de Páez”
(Pérez, 1982:163).

Hacia 1818, Morillo iniciaba una campaña desde Apure en busca de Bolívar, la cual no
daría con su objetivo, mientras Bolívar, Jefe Supremo, enviaba a Santander a Casanare
en Agosto, su objetivo era reunir un ejército con el cual se iniciara la ofensiva patriota.
Santander fue ascendido al rango de Brigadier General por Bolívar el 12 de Agosto de
1818, trece días después fue nombrado Jefe del ejército libertador de La Nueva Granada;
su misión era organizar y reclutar nuevos soldados en Casanare, tenia libertad de tomar
sus decisiones, y también debía acosar al ejercito real si estuviere en la zona. Santander
partió desde Angostura junto con cuatro acompañantes, 1200 armas de fuego,
municiones y un pequeño arsenal, el 25 de Octubre se encontró con Páez en las bocas
del rio Meta, y de allí se encamino para Guanapalo, Páez renuncio al control militar del
Casanare, para otorgárselo a Santander, quien fue recibido de gran manera como el Jefe
de los ejércitos “Todos se sometieron a mi mando, me obedecieron y trabajaron junto
conmigo en la conformación de un hermoso ejercito al que los neogranadinos tanto le
deben por su libertad en la campaña de 1819”(Rausch, 1994:329). Durante su estadía en
Casanare, Santander situó su sede de gobierno en la Laguna organizo la administración
política y económica de la provincia, la dividió en provincias y a estas en cantones. A
principios de 1819, Santander le informo a Bolívar haber logrado sanear el tesoro público,
lo que dio para tener recursos suficientes para tener un hospital militar. En cuanto al
ejército, Santander, a pesar de sufrir muchas bajas por la deserción de reclutas, logro
reunir 2100 hombres en febrero de 1819, aunque no tenían uniformes, estos hombres
eran muy disciplinados y de gran ímpetu y valentía. La primera misión de Santander seria
enfrentarse al ejército del español José María Barreiro quien venía desde Bogotá hacia
Casanare, con el fin de “aplastar” el renovado ejército Libertador. José María Barreiro,
desde su llegada a Santa fe por primera vez, entreno a su ejército con el único fin de

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poder enfrentarse a los llaneros y derrotarlos de una vez por todas, el primero de Abril
partió de Santa fe hacia Casanare con 1256 soldados de infantería y 100 guías
indígenas, en su camino se uniría con 550 hombres de caballería acantonados en
Morcote y más de 500 hombres del Batallón del Rey que se encontraban en Sácama, el 4
de abril llegaron a Morcote, donde la expedición se separó, una columna del ejercito se
iría a Pore y más adelante se le uniría a los hombres de Sácama. Continuaron su trayecto
hasta llegar a las confluencia de los ríos Tocaría y Labranzagrande, donde descansarían,
al día siguiente 95 de los 100 indígenas se habían fugado en la noche, quedando solo
con 5 guías (posiblemente esta fuga pudo ser parte de la táctica de los Llaneros), durante
su camino hacia Pore, observaron una cuadrilla pequeña de patriotas que huían “llano
adentro” al verlos, durante el camino intentaron coger novillos que habían en los
pastizales, pero estos resultaron ser cerreros y de gran alzada, puestos por los llaneros
apropósitos para que no fueran agarrados por los españoles, toda una tarde duraron los
hispanos para capturar unos pocos. El 9 de abril llegaron a Pore, donde encontraron otra
pequeña cuadrilla de patriotas que huyeron al verlos, al entrar en la ciudad, esta se
encontraba desierta, preocupado Barreiro por los posibles movimientos de los Llaneros,
envío mas tropa para que acompañaran a los hombres que se encontraban en Sácama.
Durante la salida de ambas tropas, son atacados fugazmente por caballería patriota que
realiza disparos desde lejos, con el fin de turbar a la caballería enemiga y así agotarla.
Barreiro decide ir a La Laguna, el centro de operaciones de Santander, en su camino
sigue recibiendo ataques muy rápidos y esporádicos, aun así Barreiro continuaba su
viaje. Durante esta época los llanos se encontraban en días de grandes lluvias, por lo que
algunos soldados caen enfermos, otros caen heridos en los ataques fugaces de los
llaneros, además de la disminución de los caballos, que se ven cada vez mas cansados.
El 14 de abril, Barreiro y su ejército divisan dos escuadrones llaneros, a los cuales
Barreiro hace atacar mientras estos huyen de forma lenta, en el momento que son
alcanzados, salen por todas partes como los “hormigueros” las caballerías patriotas que
sorprenden y desorganizan al ejercito de Barreiro, quien queda atónito frente a esta
sorpresa, los reales reaccionan en el momento que los patriotas abandonan el campo de
batalla. Tan perplejo quedaron los realistas que optaron por no seguirlos con el temor de
recibir una nueva emboscada, Barreiro avergonzado y humillado decide dar marcha atrás
con su expedición, la cual sigue siendo atacada repetida y rápidamente por grupos
pequeños hasta su ingreso a la cordillera. Esta prueba pasada por los patriotas
aumentaría el ánimo de muchos que verían más confiados un ejército capaz expulsar a
los españoles de la Nueva Granada. La estrategia de los patriotas para expulsar las
huestes de Barreiro fueron excelentes, ya que no tuvieron enfrentamiento formal con los
españoles y las tropas no se cansaron y se tuvo en muy mínimo las bajas.

Para estos meses, Bolívar y Páez resistían en Venezuela la arremetida de Pablo Morillo,
quien buscaba acabar a los Patriotas, entre las batalla más destacadas de esta
confrontación se vivió la de las Queseras del Medio el 2 de abril, donde Páez con 150
hombres arraso a la fuerza española y obligo a Morillo a refugiarse en Achaguas. Bolívar
al enterarse de la derrota de Barreiro planeo la estrategia para acabar a los ejércitos
españoles en la Nueva Granada y obligar a que Morillo se retirará de Venezuela: el 23 de
Mayo dio a conocer su estrategia a los Oficiales del ejército “El grueso del ejercito se

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dirigiría a Casanare donde se uniría con la división de Santander para luego cruzar los
llanos y remontar los Andes por la ruta a Chita, la más escabrosa, y por lo tanto menos
vigilada. Mientras tanto, Páez se encargaría de distraer la atención del enemigo
movilizándose con su caballería de Apure a Cúcuta. Bolívar y Santander sorprenderían a
los españoles, asestando un golpe mortal a sus ejércitos en Tunja.”(Rausch, 1994:336).
El 20 de Mayo, Bolívar envía una carta a Santander, en la que le comenta sobre la
operación que medita hacer en la Nueva Granada, le pide que esté atento con su ejército
y espere sus instrucciones.

¡Vuelvan Caras! Fue el grito que dio Páez en la maniobra de ataque hecha a los realistas en la Batalla de Las Queseras del Medio
Fuente: Óleo sobre tela (1890) del pintor Venezolano Arturo Michelena: http://en.wikipedia.org/wiki/File:Vuelvan_caras.jpg

Paso del Páramo de Pisba, una de las hazañas del ejército libertador
Fuente: Óleo sobre tela (1922) del pintor Francisco Cano http://www.bibliotecanacional.gov.co/?idcategoria=39143

27
El 21 de Mayo de 1819, el ejército patriota salió de Mantecal, en este iban 1300 de
infantería comandados por Simón, estos hombres estaban divididos en cuatro batallones:
Rifles, Barcelona, Bravos de Páez y la Legión Británica, también llevaban 800 soldados
de caballería, el 11 de Junio, llego exhausto el ejército al campamento de Santander en
Tame. Santander contaba con 1200 hombres de infantería y 600 jinetes, el 17 de Junio el
ejercito Libertador sigue su marcha por la ruta de Pore, de allí pasan a Morcote, donde
observan la inmensa cordillera oriental de los Andes, en la subida a las montañas,
muchos hombre sintieron el terrible frio, que nunca habían sentido, ya que la mayoría
eran provenientes de las cálidas llanuras, algunos hombres deciden desertar, pero la
batalla presentada en la Paya contra trescientos realistas anima de nuevo a los hombres
que resisten al frio de los Andes. El 2 de Julio cruzaban ya el paramo de Pisba, un
desierto desolado en cuya altura no crecía ninguna vegetación, después de este
iniciarían el descenso de las alturas. Hacia el 6 de Julio entraron a Socha, donde fueron
recibidos con gran animo entre los habitantes, mientras José María Barreiro, atrincherado
con dos mil hombres en Sogamoso, al escuchar las noticias del ejercito libertador decide
retroceder a Gameza para evitar un combate, pero allí se enfrentan los dos ejércitos el
11 de Julio, teniendo sensibles bajas ambos bandos. Barreiro retrocedió e intento huir a
Tunja, pero hizo frente a los patriotas en El Pantano de Vargas, el 25 de julio. Iniciada la
batalla a la 10 de la mañana, con un hombre muy importante por fuera Nonato Pérez
(quien tuvo que retornar a Soatá, donde murió después de ser golpeado por un caballo),
los patriotas vieron como los españoles los estaban diezmando con la infantería, y
Barreiro creyendo dar fin a la batalla envió a la caballería, Bolívar atemorizado dijo: “Se
nos vino la caballería y se perdió la batalla”, pero el comandante Rondón, llanero
venezolano le comentó: “¿Cómo se ha de perder si ni yo ni mis jinetes hemos peleado?
Déjenos hacer una entrada” y aquí pronuncio una de las frases más llamativas en las
batallas de independencia “Coronel, Salve usted la patria” (Estas frases pudieron haberse
difundido después de la guerra, como parte del mito fundacional de la independencia) allí
es cuando los lanceros mostraron su mayor valor, 15 llaneros se abalanzaron contra el
ejercito real, al cual produjeron grandes bajas y atemorizaron enseguida, dándoles como
única opción: la huida. Barreiro huyo a Paiba, a donde llego Bolívar el 5 de Agosto, y dos
días después se encontraría con los Reales en el Puente de Boyacá, en donde cambiaria
por fin el destino de Latinoamérica de la mano de los hombres del Llano:

Bolívar al amanecer del día 7 de Agosto, ordena la marcha de Tunja


para formar la batalla e impedir que los realistas dominaran
nuevamente el camino de Santa fe. A las 9 de la mañana,
reconociendo el terreno y sabidos por el practico Francisco Mariño de
que existía un camino más directo hacia el puente de Boyacá, ordena
a Santander y a Anzoátegui que hagan marchar al ejercito por dicha
vía. Los patriotas llegan al rio Teatinos en el momento preciso para
detener las marchas del enemigo y obligar a presentar batalla. Los
“Guías de Casanare” son los primeros en tomar contacto con las
tropas de Barreiro (…) A los “Guías de Casanare” corresponde luchar
una vez dispuestas para la batalla las fuerzas patriotas, en el ala
izquierda con el citado batallón Cazadores, sobre el mismo puente,

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con el batallón primero de Línea entre estos y la reserva. A las tres
de la tarde comienza la batalla propiamente dicha. El general
Santander deseoso de pasar el puente cuanto antes, ordena que la
mayor parte del “Guías del Casanare” y el escuadrón de Rondón
pasen el río con las debidas precauciones para atacar por la espalda
al batallón Tambo y la artillería enemiga. Los patriotas cumple a
cabalidad la orden recibida, Ante este sorpresivo acontecimiento, las
líneas realistas empiezan a desmoralizarse. Fue entonces cuando el
Libertador ordeno a la reserva que entrara en acción para decidir el
encuentro.” (Pérez, 1987:174)

Con la victoria en sus manos, Bolívar llego a Santa fe, de la cual había huido el virrey
Juan de Sámano, con esto terminaba el yugo que había puesto España trescientos años
atrás a los territorios que hoy son Colombia. Los llaneros del Casanare disfrutaban su
momento, además de su paga, que más adelante se vería recompensada con hatos y
tierras baldías a los oficiales principalmente. Mientras Casanare quedaba como una
región deplorable, con gran calamidad, sus riquezas se había gastado en la causa
independista y ahora quedaba sin nada, dando un olvido a región que inicio las gestas
libertadoras, la cual no recibió ninguna recompensa, y si perdió grandes cosas, como su
población, la cual disminuyo significativamente:

“La participación indígena., lo mismo que de mestizos, negros y


mulatos de los Llanos en el proceso de independencia produjo
consecuencias sociales y económicas considerables en la región.
Las antiguas reducciones indígenas fundadas por los misioneros
Jesuitas cuya desintegración se había iniciado desde la expulsión de
la Compañía, terminaron por despoblarse. La incorporación de un
gran número de hombres a los ejércitos y la creciente demanda de
ganados y productos para el sustento de éstos, se tradujo en el
abandono de los conucos y en el agotamiento de los hatos que bien
pronto provocaron la "decadencia de tan vasto territorio"“(Gómez,
1991:64).

El declive demográfico en los Llanos por su participación en la guerra fue amplio y muy
notorio ya que “morían los hombres y no eran reemplazados”, se evidencian en los
censos hechos por el Gobernador de los Llanos en 1812, en donde se databan 48.862
habitantes; para el año de 1821, 2 años después de la Batalla de Boyacá, se contaban
19.064 habitantes y para 1822, se disminuía a 17.451 habitantes. En total era la
disminución de 31.411 habitantes en 10 años (Gómez, 1991:65). Con el final de las
batallas en la Nueva Colombia en 1819, el siguiente paso en las historia de los Llanos y
Colombia, seria la construcción de una Nación.

29
Batalla de Boyacá, el último pasó del ejército libertador antes de llegar a Santa fe
Fuente: Óleo sobre tela de Jose María Espinosa. En http://www.bibliotecanacional.gov.co/?idcategoria=39141

Mapa donde se señala la ruta de la Campaña Libertadora, 1819


Fuente: Jane M. Rausch. Una Frontera de la Sabana Tropical. Los Llanos de Colombia 1531-1831.

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CONCLUSIONES
Los Llanos Orientales han tenido un papel importante y a la vez secundario en la historia
colombiana, principal porque allí se señalo la existencia del fantástico Dorado durante las
expediciones europeas y allí mismo se formaron los ejércitos patriotas para dar con la
gesta Libertadora, pero son pocos los investigadores que se interesan por estas zonas, y
dan primordialidad a los polos de desarrollo para sus investigaciones. Desde su
descubrimiento, lo único que citaba a los europeos a expedicionar estas tierras era
encontrar El Dorado, colonizarla nunca fue su prioridad, tan solo se fundaron algunos
pueblos que funcionaron como asentamientos o lugares de paso, para abastecerse,
descansar y en algunas ocasiones esperar hasta que se acabara la temporada de lluvias
que les impedía avanzar, de estos asentamientos tenemos el ejemplo de la aldea
Guayupe, a la cual llego Speier y “fundó” Nuestra Señora de Asunción, donde la cual
llegaron después muchos expedicionarios para abastecerse. Un siglo después de su
descubrimiento, se iniciaron las primeras colonizaciones, pero estas eran más con el fin
de reducir a los grupos indígenas de la zona que poblar los llanos, misión a cargo de los
grupos religiosos, ya que la corona poco le interesaba estas zonas y sus gastos eran
necesarios en los lugares importantes. Acaso cuando los Llanos empezaban a florecer
económicamente de las manos de los Jesuitas en el siglo XVIII, fue cuando estos fueron
expulsados de la Nueva Granada y sus propiedades entregadas a particulares y otros
grupos religiosos, quienes arruinaron la floreciente economía en los Llanos e iniciarían los
primeros descontentos entre los colonos que ya empezaban a llegar allí. La sublevación
de los comuneros en los Llanos, fue quizás la explosión de los sentimientos que desde
mucho guardaban los llaneros, en especial, los indígenas, quienes organizaron su
movimiento no solo contra las políticas borbónicas, su movimiento iba contra “el blanco y
el clero” quienes siempre lo maltrataban y utilizaban como mano de obra barata y
esclava. Ya en los inicios del siglo XIX, los Llanos tenían gran variedad de sectores
sociales en sus territorios, la formación del “Llanero” a partir de varias culturas, iniciaría el
folclor de estas tierras, y sería el llanero, formado en un ambiente rústico, el que sería de
gran ayuda para los ejércitos de Santander, Bolívar y Páez

Con el final de la guerra de Independencia, La gran Colombia se enfrentaba a un


problema mayor, construir una nación. Sus inicios serian fatídicos, con una deuda externa
e interna ya en crecimiento, zonas baldías por montón, las cuales fueron el único
producto para vender con que se pudo conseguir recursos después de la guerra. El papel
de los llaneros en la guerra de independencia jugó principalmente como el arma para
acabar con los españoles, su ferocidad, bravura y rebeldía producto de su vivencia en las
llanuras agrestes, ayudo a que los patriotas tuvieran en sus frentes guerreros “barbaros”,
pero a la vez estratégicos, el fin por el que hayan luchado puede ser muy variado,
algunos pudieron luchar por la independencia del territorio neogranadino al que
pertenecían, pero este se puede dudar pues nunca intentaron incursionar en las otras
provincias antes de 1819, tan solo lo hacían en el Casanare, también pudieron luchar
solo por la libertad de la Provincia del Casanare, cansados del dominio español, otros
pudieron ser más interesados y luchar por la recompensa que llevaba tan grande
empresa, o una hipótesis más excéntrica puede ser su “amor” por los retos y la guerra, en

31
fin sea cual fuere la razón de la mayoría de Llaneros, dieron un gran apoyo al Ejercito
Libertador, quienes expulsaron a los invasores. Las décadas que le siguieron a los llanos
no fueron muy buenas, los conflictos interétnicos, entre criollos en indígenas a mediados
del siglo XX seria uno de sus principales problemas. Para esa misma época, y al igual
que la guerra de los mil días, se iniciaba una época de violencia, producto de los hechos
del 9 de Abril de 1948, se creaban las guerrillas de los Llanos al mando de Guadalupe
Salcedo. Con el final de estas guerrillas, no llegaría el final de la violencia en los Llanos.
Para la década del 80, las Farc ya se asentarían en los territorios del Meta e iniciarían
sus incursiones militares, en las que siempre la población civil llevaba lo peor; vil seria la
llegada de los primeros grupos paramilitares en la zona, como el Bloque Centauros1. Con
la llegada de estos grupos ilegales vendría una clase de Dorado, el “Dorado blanco”: El
Narcotráfico. A lo largo de la historia, vemos la poca importancia de los gobiernos hacia
los Llanos, y fue quizás ese poco interés y descuido de los españoles, lo que le dio a los
llanos la oportunidad de iniciar la batida Libertadora. Desde las campañas libertadoras,
pasando por la guerra de los mil días y la actual guerra contra los grupos ilegales, han
dejado a los Llanos como el campo de Batalla, mientras sus ciudades y pueblos caen la
pobreza con la poca inversión que hace el estado para esta zona, donde el principal
ingreso es para la lucha militar. Con los primeros yacimientos petrolíferos en los Llanos
para la década del 70, serian varias las multinacionales las que se interesarían por este
“Dorado negro” de la Orinoquía, e irónicamente los pueblos y municipios que están cerca
de estos yacimientos actualmente, tienen alto índice de pobreza, pues las regalías que
son entregadas a los mandatarios de estos municipios como Puerto Gaitán, son gastadas
principalmente en eventos públicos como Festivales( La Alcaldía de Puerto Gaitán solo
en el El festival de Verano de Puerto Gaitán, celebrado a orillas del rio Manacacias ,
invierte aproximadamente 2500 millones de pesos2) dejando lo mínimo para la inversión
social; estas regalías tambien son robadas o supuestamente utilizadas para realizar
obras de construcción, que muchas veces no ayudan a la comunidad, pero este solo es
un telón para “legalizar” el dinero. Y son muchas más las problemáticas que hoy siguen a
los llanos, como la corrupción y desigualdad social, quizás en unos años pueda cambiar
la suerte de los Llanos que tanto han sufrido, o puede que su situación continúe así por
más tiempo, sea lo que sea, solo el tiempo lo dirá.

1
http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articuloimpreso196513-mil-guerras-del-
llano
2
http://www.caracol.com.co/noticias/regional/alcalde-de-puerto-gaitan-defiende-
millonarios-gastos-en-el-festival-de-verano/20120106/nota/1602738.aspx

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BIBLIOGRAFÍA
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