Está en la página 1de 41

Ohaguro

Tamara Villa
Personajes

LA MUJER DEL PELO BLANCO

LA NIÑA RARA

C-CHAN

VOZ EN JAPONÉS

EL PADRE DEL AÑO

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE

LA INDIA DEL COLEGIO

EL MAFIOSO RUSO

TELEVISIÓN QUE IRRUMPE EN EL ESPACIO Y LO CAMBIA TODO

VOZ EN LA OSCURIDAD.

BAILARINAS SONRIENTES

MÉDICO FORENSE

AYUDANTE DE FORENSE
Escena I

Una casa en el desierto. Es de noche.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Cuándo me vas a sacar mi ropa del techo?

LA NIÑA RARA: ¿Qué?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Usted me dijo hace unos días que había tirado mi
ropa al techo.

LA NIÑA RARA: Yo nunca he dicho eso.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Yo no estoy loca. Usted dijo que había puesto mi
ropa a secar en el techo.

LA NIÑA RARA: No, la puse a secar en los colgadores, pero eso fue hace días,
ahora su ropa está en los cajones.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Pero yo revisé y no están mis zapatos rojos.

LA NIÑA RARA: ¿Qué zapatos rojos?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Unos que usted me tiró al techo.

LA NIÑA RARA: Pero si yo nunca la he visto con zapatos rojos.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No me los he podido poner porque están en el


techo.

LA NIÑA RARA: ¿Quiere que le traiga un té?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Me está intentando distraer?


LA NIÑA RARA: No, pero está haciendo frío.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Pero usted me tiene aquí, a pata pelada.

LA NIÑA RARA: ¿Le paso las pantuflas?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Yo no quiero pantuflas, quiero mis zapatos rojos.

LA NIÑA RARA: Mañana los podemos buscar.

La MUJER DEL PELO BLANCO se sienta frente a un espejo mientras LA NIÑA


RARA le cepilla el pelo. Sin querer tira muy fuerte y se le salen mechones de pelo
blanco. La niña disimuladamente esconde el pelo debajo de las almohadas y
continúa peinándola.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Nunca fui bonita, nunca. Tenía los dientes
chuecos y se hacían montoncitos entre ellos.

LA NIÑA RARA: Yo te veo hermosa.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Ahora si, porque ya se me cayeron los dientes.

LA NIÑA RARA: Hoy cuando venía de vuelta a la casa un hombre sin dientes se me
acercó.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Y qué quería?

LA NIÑA RARA: Nada, sólo me habló.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Sobre qué?

LA NIÑA RARA: Sobre cosas.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Sobre qué cosas?


LA NIÑA RARA: No sé, muchas cosas.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Le hablaste de los zapatos rojos?

LA NIÑA RARA: ¿Qué? No.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Te preguntó sobre los zapatos rojos?

LA NIÑA RARA: ¿De qué estás hablando?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Nunca le cuentes secretos a un hombre.

LA NIÑA RARA: Creo que deberías dormir.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Menos a un hombre sin dientes en la mitad del
desierto.

LA NIÑA RARA: Él ya sabía cosas.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Sobre qué?

LA NIÑA RARA: Sobre muchas cosas.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Qué sabía?

LA NIÑA RARA: Sabía tu nombre y me dijo el suyo.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Cuál era?

La niña se acerca a la abuela y le dice un nombre en secreto.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Es una broma?


LA NIÑA RARA: Parecía muy serio.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Por qué no me lo dijiste antes?

LA NIÑA RARA: ¿Quién es?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Mi hijo.

LA NIÑA RARA: Dijo que iba a venir a buscarte esta noche.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Va a venir para acá?

LA NIÑA RARA: Eso dijo.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No lo veo desde hace años.

LA NIÑA RARA: ¿Y por qué?

LA MUJER DEL PELO BLANCO. Un día desapareció y no volvió más.

LA NIÑA RARA: ¿No te dijo a dónde iba?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No. Sus amigos me dijeron que se había ido con
una mujer.

LA NIÑA RARA: ¿Y por qué no te dijo nada?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Yo creo que le dio vergüenza. Una madre conoce
a su hijo, y la verdad él nunca fue muy de mujeres. Lo que más le gustaba de ellas
eran sus vestidos, sus zapatos…

LA NIÑA RARA: Quizá te mintieron.


LA MUJER DEL PELO BLANCO: Puede ser, quizá se fue con un hombre y sus
amigos quisieron protegerlo.

LA NIÑA RARA: Ellos no eran sus amigos.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Qué sabes tú de eso?

LA NIÑA RARA: Él me contó. Ellos lo trataban mal.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿De qué estás hablando?

LA NIÑA RARA: Tu hijo está muerto, lo mataron.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No, eso no es verdad.

Silencio.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Cómo hablaste con él entonces?

Silencio.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¡Contéestame!

Silencio.

La Mujer del Pelo Blanco se levanta de la silla y cae al suelo.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Si está muerto ¿Por qué dices que viene a
buscarme?

Silencio.

La Mujer del Pelo Blanco intenta respirar sin lograrlo.


La Mujer del Pelo Blanco tiene la cara morada.

La Mujer del Pelo Blanco cierra los ojos y muere.


Escena II

Un país al costado de Japón

Un bar de videojuegos

Un prostíbulo

Un club de strippers que bailan K-pop.

Al lado de la bailarina principal hay dos ¿humanas? ¿robots? No se sabe. Pero


sonríen todo el tiempo y parecen no cansarse nunca.

Monedas digitales caen en un frasco.

La propina de C-chan aumenta a cada respuesta.

VOZ EN JAPONÉS: C-chan, nos han llegado muchas preguntas para ti ¿Quieres
responder?

C-CHAN: Síi.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Podrías sonreír?

C-CHAN: No.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Por qué no C-chan? Todos quieren verte sonreir.

C-CHAN: Porque no tengo ganas

VOZ EN JAPONÉS: ¿No estás felíz bailando?

C-CHAN: Síi
VOZ EN JAPONÉS: Entonces sonríe C-chan

C-CHAN: No.

VOZ EN JAPONÉS: Pasemos a la siguiente pregunta. Leviakerman12 pregunta si


es que tienes familia

C-CHAN: Si, tengo.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Y por qué haces esto?

C-CHAN: ¿Qué?

VOZ EN JAPONÉS: Leviakerman12 pregunta por qué haces esto si es que tienes
familia.

C-CHAN: Porque tengo deudas que pagar.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Y no te da vergüenza hacerlo?

C-CHAN: Bailar no es motivo para avergonzarse.

VOZ EN JAPONÉS: Pero tú te prostituyes.

C-CHAN: ¿Y eso qué tiene?

VOZ EN JAPONÉS: ¿No te da vergüenza que tu mamá sepa que te estás


prostituyendo?

C.CHAN: ¿Puede un sólo usuario hacer tantas preguntas?

VOZ EN JAPONÉS: Si

C-CHAN: No voy a responder eso.


La mitad de las monedas del frasco desaparecen.

C-CHAN: ¡No! Fue sólo una pregunta.

VOZ EN JAPONÉS: Tu trabajo es complacer a los clientes, C-chan. Y los


decepcionaste.

C-CHAN: He estado bailando todo el día. Necesito esas monedas.

VOZ EN JAPONÉS: Entonces tendrás que ser más amable, C-Chan. ¿Quieres
seguir respondiendo?

C-CHAN: Si.

VOZ EN JAPONÉS: Los usuarios insisten en que sonrías.

C-CHAN: Dile a los usuarios que no me acuerdo cómo sonreír.

VOZ EN JAPONÉS: Han llegado muchos mensajes especulando que tienes los
dientes chuecos.

C-CHAN: Jamás. Me arreglé los dientes con el mejor odontólogo de Corea.

VOZ EN JAPONÉS: ¿No es un poco caro para el sueldo de una bailarina?

C-CHAN: No tengo sueldo, trabajo por propinas.

VOZ EN JAPONÉS: ¿No es un poco caro para el sueldo de una prostituta?

C-CHAN: Es caro para cualquier sueldo. Por eso tengo deudas millonarias con un
Mafioso Ruso.
VOZ EN JAPONÉS: Los usuarios no creen que arreglarse unos dientes genere
deudas millonarias C-Chan. Recuerda que no puedes mentir.

C-CHAN: No me endeudé sólo por los dientes.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Y por qué más?

C-CHAN: Por mi hija.

VOZ EN JAPONÉS: “Cchanesunaperrafácil_11” pregunta qué clase de madre eres.

C-CHAN: ¿Perdón?

VOZ EN JAPONÉS: ¿Que clase de madre abandona a su hija para prostituirse, C-


chan?

C-CHAN: Yo no la abandoné.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Entonces qué hiciste?

C-CHAN: No voy a hablar de eso.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Prefieres que vaciemos las monedas que quedan, C-chan?

C-CHAN: ¡No!

VOZ EN JAPONÉS: Los usuarios te agradecen y esperan tu historia.

C-CHAN: ¿Puedo parar de bailar?

VOZ EN JAPONÉS: No hasta que pagues tu deuda.

C-CHAN: No tengo aire para contar una historia tan larga.


VOZ EN JAPONÉS: Puedes bailar más lento C-Chan, pero no puedes parar.

C-CHAN: El [insertar fecha de hoy aquí] un cuerpo desapareció en el desierto. Lo


buscaron treinta y cinco patrullas, diez carros de bomberos, cuatro helicópteros, una
jauría de perros y su mamá, pero nunca lo encontraron. El cuerpo desaparecido era
el mío.
Un día antes me habían dejado volver a ver a mi hija. No la veía hace dos años
porque no pagué la pensión alimenticia y debía millones, así que decidí endeudarme
con un Mafioso Ruso para pagar las cuotas y volver a verla.
Ese día me dejaron llevarla al jardín. Ohaguro se llamaba, el jardín, no mi hija.
Después de eso me tenía que ir al trabajo. Mi hija siempre fue una niña muy
silenciosa. No hacía nada de ruido, no lloraba ni gritaba, podían pasar horas donde
sólo se la escuchaba respirar. Lleguée al trabajo, estacione rápido el auto. Mi hija
siempre fue una niña muy silenciosa. A media tarde recibí una llamada, era su
profesora comentándome que mi hija no había llegado ese día al jardín. No se dio
cuenta antes porque mi hija siempre fue una niña muy silenciosa.
Sentí un pitido que me estalló en la cabeza. Me di cuenta de lo que había pasado.
Dejé que mi hija se muriera en el asiento de atrás del auto en verano, en pleno
desierto.
Escuché minutos después gritos y sonidos de ambulancias. No me atreví a verla. Mi
mamá me lo confirmó horas más tarde. Tu hija está muerta. Se murió de asfixia y
deshidratación de tanto llorar. Mi hija…

Las luces se apagan.

C-CHAN: ¿Qué pasó?

VOZ EN JAPONÉS: Los clientes se desconectaron, C-chan.

C-CHAN: ¿Por qué?

VOZ EN JAPONÉS: Se aburrieron.

C-CHAN: ¿Puedo dejar de bailar?

VOZ EN JAPONÉS: ¿Quieres seguir en el trabajo?


C-CHAN: Si.

VOZ EN JAPONÉS: Entonces no.

C-CHAN: ¿Y qué hago ahora?

VOZ EN JAPONÉS: Bailar.

C-CHAN: Estoy cansada.

VOZ EN JAPONÉS: ¿Y quién no, C-Chan?


Escena III

Un padre y una hija cenando. Una casa en el desierto.

EL PADRE DEL AÑO: Hoy en la mañana tu cama estaba llena de pelos.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Es que me los saco.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Por qué haces eso?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Porque son muy gruesos.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Y qué tiene que sean gruesos?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: El pelo grueso es pelo de india.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Quién te dijo eso?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: La india del colegio.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Tienes una compañera indigena?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No es indigena, tiene el pelo grueso.

EL PADRE DEL AÑO: No le digas más india.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Así le dicen todos.

EL PADRE DEL AÑO: Pero tu no le digas así.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No me voy a dejar de sacar los pelos gruesos.

EL PADRE DEL AÑO: Bueno, pero no los dejes en tu cama

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Por qué?

EL PADRE DEL AÑO: Porque no me gusta.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Bueno

EL PADRE DEL AÑO: ¿Cómo te fue esta semana en el colegio?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No muy bien.


EL PADRE DEL AÑO: ¿Por qué? ¿Qué pasó?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No lleve cuadernos y no tenía donde anotar.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Pero cómo no llevaste cuadernos?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No pude.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Por qué?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Porque tú los botaste a la basura.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Cómo voy a haber botado tus cuadernos a la basura? ¿De
dónde sacaste eso?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Tú me dijiste.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Cuándo te dije eso?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: El otro día. Dijiste que los habías tenido que
botar porque podían estar infectados.

EL PADRE DEL AÑO: La caja donde venían los cuadernos podría estar sucia. Boté
la caja, no los cuadernos.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Y dónde quedaron los cuadernos?

EL PADRE DEL AÑO: Tu tienes que saber, si tu los guardaste.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No están.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Pero cómo no van a estar?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Porque los tiraste a la basura.

EL PADRE DEL AÑO: Te dije que tiré la caja, no los cuadernos.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE:¿Entonces por qué no están, papá?

EL PADRE DEL AÑO: No sé, pero mañana mismo los tienes que buscar.
LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Por qué fuiste a la casa de la abuela
disfrazada de mujer? Hace cuatro años, cuando fuimos…

EL PADRE DEL AÑO: No vuelvas a repetir eso.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Es que siempre me acuerdo, y necesito


saber…

EL PADRE DEL AÑO: Ándate a tu pieza.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Pero papá…

EL PADRE DEL AÑO: Te prohibí volver a hablar de eso.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Te veías bonita.

EL PADRE DEL AÑO: ¡Cállate ahora mismo!

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Ahora también te ves bonito.

EL PADRE DEL AÑO: Te vas de inmediato a tu pieza.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Pero no me quiero ir.

EL PADRE DEL AÑO: Te vas.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Todavía tengo hambre, quiero seguir


comiendo.

EL PADRE DEL AÑO: Entonces come y no hables.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Ya.

EL PADRE DEL AÑO: Y para de jugar con tu diente suelto o te van a quedar
chuecos.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE:No me importa.

EL PADRE DEL AÑO: Eso dices ahora. Cuando tengas dientes casi en las
amigdalas te vas a acordar.
LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Sólo me queda un diente de leche.

EL PADRE DEL AÑO: Cuando te salga el último diente definitivo tenemos que ir al
dentista.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE:No.

EL PADRE DEL AÑO: Si.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Por qué?

EL PADRE DEL AÑO: Porque sí.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: La abuela nunca fue al dentista.

EL PADRE DEL AÑO: ¡Basta, no hables de ella!

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Ese día se asustó mucho…

EL PADRE DEL AÑO: Ya, listo. A tu pieza.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Quiero ir a verla, a pedirle disculpas.

EL PADRE DEL AÑO: Te vas.

TELEVISIÓN QUE IRRUMPE EN EL ESPACIO Y LO CAMBIA TODO: Se encontró el


cuerpo de una mujer mayor que estuvo fallecida al interior de su casa por diez años. Relato de
los vecinos apunta a que la hija de la adulta mayor sabía que ella estaba en la casa.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Es la casa de la abuela.

Silencio,

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¡Papá, es su casa! Mira, esa es la vecina…

Silencio.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Tienes una hermana? Los vecinos dicen que
su hija sabía que estaba ahí.

EL PADRE DEL AÑO: No tengo ninguna hermana.


LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Entonces por qué dicen eso?

EL PADRE DEL AÑO: No sé.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿La volviste a visitar después de que fuimos
juntos?

Silencio.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Te volviste a vestir de mujer?

EL PADRE DEL AÑO: Te lo prohibí.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Qué le hiciste, papá?

EL PADRE DEL AÑO: Te prohibí que volvieras a hablar de eso.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Mataste a la abuela?

EL PADRE DEL AÑO: No.

El teléfono suena. Ambos se miran y nadie contesta. Pasados unos segundos


suena el timbre.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE:¿Abro?

EL PADRE DEL AÑO: No, pueden ser los carabineros.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE:¿Eres culpable de algo?

EL PADRE DEL AÑO: Yo no la maté.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE:¿Pero sabes qué pasó?

EL PADRE DEL AÑO: Si.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Cuéntame.

EL PADRE DEL AÑO: No puedo.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Papá, dime.


EL PADRE DEL AÑO: No.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Me tienes que decir ahora qué pasó.

EL PADRE DEL AÑO: Por favor, hija.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Quién la mató?

EL PADRE DEL AÑO: No me odies, por favor.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Quién?

Se escucha una ventana rompiéndose.

Escena IV
LA MUJER DEL PELO BLANCO está acostada con los ojos cerrados. No puede
moverse. Habla, pero nadie puede escucharla.

Un médico la examina.

AYUDANTE DE FORENSE: Tomé el pulso por cinco horas. Luego revisé sus
pupilas con una linterna para ver si sus ojos respondían al estímulo de la luz.
También froté su esternón. No pasó nada, está muerta.

MÉDICO FORENSE: Por supuesto que está muerta, somos forenses, el cuerpo
está aquí, en la morgue.

AYUDANTE DE FORENTE: En la escuela de medicina me dijeron que siempre


había que hacer esos procedimientos para comprobar que alguien estaba muerto.
En la antigüedad enterraban los cuerpos vivos por error.

MÉDICO FORENSE: Este cuerpo ya está putrefacto.

AYUDANTE DE FORENSE: En la escuela de medicina me dijeron que había que


ser cauteloso porque la gente tiene distintos hábitos de higiene.

MÉDICO FORENSE: Tiene gusanos.

AYUDANTE DE FORENSE: En la escuela de medicina me di…

MÉDICO FORENSE: Dime cuándo murió.

AYUDANTE DE FORENSE: Por supuesto. Los tejidos están podridos. Los gusanos
ya han salido del intestino, han devorado hígado, riñón, bazo, intestino, corazón y
huesos.

MÉDICO FORENSE: ¿Todos los huesos?

AYUDANTE DE FORENSE: Todos los fácilmente visibles, al menos.

MÉDICO FORENSE: ¿Y los dientes?

AYUDANTE DE FORENSE: No tenía. Se le cayeron antes de morir.


MÉDICO FORENSE: Entonces quizá aún no llegan a devorar todo el esqueleto. Los
dientes son lo último que se llevan los gusanos.

AYUDANTE DE FORENSE: ¿los dientes?

MÉDICO FORENSE: La única parte visible del esqueleto. Miramos la muerte en


cada sonrisa.

AYUDANTE DE FORENSE: Es un poco oscuro verlo así, como si recibir una sonrisa
fuera una amenaza de muerte.

MÉDICO FORENSE: A nuestra edad es una ingenuidad pensar que de una sonrisa
pueda salir algo bueno. Por algo la boca y los dientes son la parte más fuerte del
cuerpo. Son nuestros cuchillos.

AYUDANTE DE FORENSE: Cuando me sonríen me siento tranquilo, me siento felíz.

MÉDICO FORENSE: Es porque en el fondo deseamos morir. La tendencia de todo


ser humano es retornar a un estado inerte. Freud le llama pulsión de muerte.

AYUDANTE DE FORENSE: Yo prefiero seguir viviendo. Y los ojos de esta mujer me


dan un poco de susto.

MÉDICO FORENSE: La jefatura me pidió que la dejáramos presentable para que la


familia venga a reconocer el cuerpo.

AYUDANTE DE FORENSE: Eso le quería comentar, llegó algo muy raro de


encomienda.

MÉDICO FORENSE: ¿Qué cosa?

AYUDANTE DE FORENSE: Una caja con dos zapatos rojos, era un envío para la
muerta.

MÉDICO FORENSE: Debe ser de la familia, para que se los pongamos. A veces la
gente nos confunde con funerarias.

AYUDANTE DE FORENSE: Había algo más.


MÉDICO FORENSE: ¿Qué cosa?

AYUDANTE DE FORENSE: No quería ser imprudente, y espero que no me juzgue


por esto, pero me probé los zapatos.

MÉDICO FORENSE: Cada uno con sus preferencias.

AYUDANTE DE FORENSE: Sentí algo duro en la punta. Así que sacudí los zapatos
y cayeron muchos dientes al piso.

MÉDICO FORENSE: Dios mio ¿Dientes?

AYUDANTE DE FORENSE: Si.

MÉDICO FORENSE: ¡Qué raro!

AYUDANTE DE FORENSE: Son de la muerta. Hice las pruebas de ADN, son de


ella. Los zapatos también tenían restos de su piel. Al parecer ella fue guardando sus
dientes a medida que se le caían.

MÉDICO FORENSE: ¿En unos zapatos?

AYUDANTE DE FORENSE: Las mujeres tienen escondites muy raros.

MÉDICO FORENSE: Nunca pensé en los zapatos.

AYUDANTE DE FORENSE: Para dejar el cuerpo presentable pensé que podíamos


ponerle los dientes. Los junté todos en una placa dental.

MÉDICO FORENSE: Está bien, luego haz un proceso de conservación del cuerpo y
cose las partes abiertas. No queremos que la familia vomite arriba de su abuela.

El AYUDANTE DE FORENSE le pone la placa de dientes en la boca a la MUJER


DEL PELO BLANCO muerta. Apenas termina de ponérsela ella abre la boca y grita.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: !No estoy muertaaaaaaaaaaaaaa!

Ambos médicos se quedan petrificados en una esquina de la morgue.


Escena V

El bar de videojuegos-prostíbulo-strip club.

C-chan baila en la oscuridad.

Se escucha su respiración agitada.

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿Te puedo hacer una pregunta?

C-CHAN: ¿Quién eres?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Yo no te he dejado preguntarme a mi.

C-CHAN: Si ya hay un cliente, tienen que encender las luces.

VOZ EN LA OSCURIDAD: No soy un cliente.

C-CHAN: Entonces no tengo que responderte nada.

VOZ EN LA OSCURIDAD: A mi es al único al que tienes que responder.

C-CHAN: ¿Quién eres?

VOZ EN LA OSCURIDAD: El mejor odontólogo de Corea.

Silencio y oscuridad.

C-CHAN: Aún no tengo el dinero.

Silencio y oscuridad.

C-CHAN: Necesito un poco más de tiempo.

VOZ EN LA OSCURIDAD: No puedo esperar más.

C-CHAN: Por favor.

VOZ EN LA OSCURIDAD: Tengo que embargar tus bienes.

C-CHAN: ¿Qué vas a embargar? No tengo nada.


VOZ EN LA OSCURIDAD: Todos tienen algo.

C-CHAN: Yo no.

VOZ EN LA OSCURIDAD: Tu cuerpo es tuyo.

C-CHAN: Llegaste tarde. Ya le vendí el cuerpo a alguien más.

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿A quién?

C-CHAN: A un mafioso que me condenó a bailar sin parar hasta ganar lo


suficiente para pagar mi deuda. Ya no me queda nada.

VOZ EN LA OSCURIDAD: Te he observado hace meses.

C-CHAN: ¿Por qué?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Te he observado bailar.

C-CHAN: ¿Te enamoraste de mí?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Te observaba buscando alguna forma en que pudieras


pagar.

C-CHAN: Si quieres una sesión privada tienes que pagarle a ellos. Cuando pague
mi deuda con ellos puedo venderte mi cuerpo a ti hasta pagarte.

VOZ EN LA OSCURIDAD: No tengo tanto tiempo.

C-CHAN: No creo que me falte tanto.

VOZ EN LA OSCURIDAD: Bailas todo el día pero nunca sonríes.

C-CHAN: ¿Qué?

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿Por qué nunca sonríes?

C-CHAN: ¿Por qué preguntan eso? ¿Tan importante es que me ría?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Si.

C-CHAN: Si me río ahora ¿puedes encender las luces?


VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿Qué gano yo con que tú te rías?

C-CHAN: No te entiendo. ¿Por qué estamos hablando de esto?

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿Alguna vez has sonreído bailando?

C-CHAN: Jamás ¿Podría alguien encender la luz?

VOZ EN LA OSCURIDAD: No. ¿Hace cuánto estás aquí?

C-CHAN: Un mes, un año, no sé.

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿Y por qué nunca has sonreído en todo este tiempo?

C-CHAN: No me pagan más por sonreír y no hay nada en mi contrato que me exija
sonreir.

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿Te guardas tu felicidad?

C-CHAN: Si.

VOZ EN LA OSCURIDAD: Eso te voy a embargar.

C-CHAN: No puedes guardar la felicidad en una caja y llevartela.

Se escucha un ruido similar a un serrucho.

C-CHAN: ¿Qué es eso?

Nadie responde. El sonido continua.

C-CHAN: ¡Por favor, enciendan la luz!

VOZ EN JAPONÉS: No podemos encender la luz hasta que entre un cliente, C-


chan.

C-CHAN: ¡Por favor!

VOZ EN JAPONÉS: Cada segundo con la luz encendida es un gasto extra


innecesario, C-chan.

C-CHAN: ¿Qué está pasando? ¡¿Por qué hay un serrucho?!


VOZ EN LA OSCURIDAD: No es un serrucho, es un torno.

C-CHAN: ¿Qué es eso?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Una herramienta odontológica.

C-CHAN: ¿Y por qué la trajiste?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Te voy a embargar los dientes.

C-CHAN: ¿Qué?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Te voy a sacar los dientes uno a uno, los voy a guardar
en una caja y me los voy a llevar.

C-CHAN: No.

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿De qué te sirven si ya no los usas?

C-CHAN: No, no puedes hacer eso.

VOZ EN JAPONÉS: C-chan, detecto que estás deteniendo tu baile. No puedes


detenerte.

VOZ EN LA OSCURIDAD: ¿Valió la pena, C-chan?

C-CHAN: ¿Qué cosa?

VOZ EN LA OSCURIDAD: Endeudarte para arreglarte unos dientes que nunca


usarás porque olvidaste cómo sonreír.

BAILARINAS SONRIENTES: Olvidaste como sonreír.

C-CHAN: No lo he olvidado.

BAILARINAS SONRIENTES: Porque olvidaste como sonreír.

C-CHAN: Me puedo reir cuando quiera.

BAILARINAS SONRIENTES: Olvidaste como sonreír.

VOZ EN LA OSCURIDAD: Entonces sonríe.


BAILARINAS SONRIENTES: Olvidaste como sonreír.

C-chan intenta sonreír pero sus músculos -atrofiados por el tiempo en desuso-, no
responden.

BAILARINAS SONRIENTES: Porque olvidaste como sonreír.

C-CHAN: ¡Basta!

C-chan corre. Las bailarinas la persiguen.

C-chan es atrapada.

El mejor odontólogo de Corea le quita los dientes.


Escena VI

Caminando sobre pedazos de vidrio roto, LA INDIA DEL COLEGIO entra a la casa
por la ventana. EL PADRE DEL AÑO grita asustado.

LA INDIA DEL COLEGIO: Perdón, tocaba el timbre y nadie abría.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Quién eres tú? No te acerques.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Es mi compañera.

EL PADRE DEL AÑO: ¿La india del colegio?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No le digas así.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Cómo subiste a la ventana? Estamos en el piso 14

LA INDIA DEL COLEGIO: Vivo al lado.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿En el departamento de al lado?

LA INDIA DEL COLEGIO: No, en el árbol.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Vives en un árbol?

LA INDIA DEL COLEGIO: Si, cuando mis papás me abandonaron me criaron los
pájaros en un nido.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Lo siento mucho.

LA INDIA DEL COLEGIO: No te preocupes. Vivía muy bien, veía la televisión con
ustedes. Desde mi rama tengo una vista perfecta de su living. Me enteré de que
murió tu abuela, lo siento muchísimo. Vine a dejarte una corona de hojas que hice.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Muchas gracias. No era necesario.

LA INDIA DEL COLEGIO: Si era necesario, y justo ahora que has pasado por tanto.
Ayer mientras te miraba llorar me acordé de la mañana anterior cuando la profesora
te retó por ir sin cuadernos al colegio, y tu no parabas de reirte en su cara. Nunca
había visto a una persona reírse tanto, ser tan felíz, menos a una persona con unos
dientes tan feos como los tuyos. No quiero ofenderte, me parece que tus dientes
son maravillosos. Un día que no fuiste a clases la profesora nos dijo que que no nos
podemos reir de ti por tus dientes negros, nos contó una historia muy triste. Dijo que
se te habían quemado los dientes porque tu papá te dejó en un auto en el desierto
toda una mañana y te chamuscaste. Y que después te abandonó en el hospital
cuando estabas a punto de morir. Todos nos pusimos a llorar y no pudieron hacer
clases durante todo lo que quedó del día. Yo lloraba porque mis papás también me
abandonaron al sol, por eso tengo el pelo negro. Quise que la profesora también les
pidiera que no se rieran de mí, porque yo también me quemé al sol. Antes todos se
reían de las dos y ahora sólo se rían de mí. A veces me dan ganas de también
poder reírme de otra gente.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Podemos buscar otra persona para reirnos,
pero ahora te quiero pedir que te vayas porque…

LA INDIA DEL COLEGIO: Me gustaría que buscáramos a otra persona, pero creo
que ya no va a ser necesario. Hace unos años te vi volver de la casa de tu abuela
con muchos pelos blancos en una bolsa. Creo que se los sacaste de la cabeza a tu
abuela.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Fue sin querer.

LA INDIA DEL COLEGIO: Cuando vi los pelos me hice una peluca blanca para que
la gente no se riera más de mi pelo negro. Mira.

Saca una peluca blanca con menos de cien pelos colgando.

LA INDIA DEL COLEGIO: El problema es que eran muy pocos pelos. Pero ahora
que se murió tu abuela estaba pensando que podíamos sacarle todo el pelo para
poder hacer la peluca bien. Sería muy triste que ahora me molestaran por ser
pelada.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Podemos ir después, pero ahora necesito


hablar con mi papá.

LA INDIA DEL COLEGIO: Bueno, pero antes te tengo un regalo.


LA NIÑA CON LOS DIENTES DE LECHE: ¿Qué cosa?

LA INDIA DEL COLEGIO sonrie, tiene los dientes negros.

LA INDIA DEL COLEGIO: Leí que en Japón los miembros de la aristocracia y los
samurais se ennegrecían los dientes, la tradición se llama Ohaguro. Los samurais
se teñían los dientes negros para jurar lealtad para el resto de su vida. Y como a las
dos nos abandonaron y nos quemamos bajo el sol, decidí que te iba a jurar lealtad a
ti para que seamos hermanas para siempre.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Siempre quise tener una hermana. Pero sólo
hay dos habitaciones en esta casa.

LA INDIA DEL COLEGIO: No importa, yo puedo seguir durmiendo en los árboles.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Está bien. Ahora deberías volver a tu árbol
para yo seguir hablando con mi papá.

LA INDIA DEL COLEGIO: Pero ahora es mi papá también, porque somos


hermanas.

EL PADRE DEL AÑO: Yo no soy tu papá.

LA INDIA DEL COLEGIO: Por favor, no quiero ser abandonada por segunda vez.

El timbre vuelve a sonar.

LA INDIA DEL COLEGIO: Debe ser el señor que vi en la entrada. Él también los
estaba esperando.

EL PADRE DEL AÑO: ¿Qué señor?

LA INDIA DEL COLEGIO: Un ruso. Decía que venía a verlo a usted, a cobrarle una
deuda.

El timbre vuelve a sonar. Se escucha un disparo afuera de la casa.

Todos se esconden debajo de una mesa.

El padre se levanta a mirar por la ventana.


Suena otro disparo que le llega al padre al corazón.

LA INDIA DEL COLEGIO: ¡Papá!

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¡Papá! No, no, no puedes morir.

EL PADRE DEL AÑO: Hija…

Le cuesta respirar.

EL PADRE DEL AÑO: Yo no…no.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Qué? ¿Qué, papá?

EL PADRE DEL AÑO: La maté.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿La mataste? ¿A la abuela?

EL PADRE DEL AÑO: No… no la maté.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Entonces quién?

EL PADRE DEL AÑO: Perdoname.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE:No entiendo. ¿Quién fue?

EL PADRE DEL AÑO:Tú.

Muere.
Escena VII

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¡Auxilio! Por favor, ayúdenme. No estoy muerta,
estoy viva, estoy muy viva. No sé qué está pasando, mi cuerpo no se mueve, pero
estoy aquí. Sólo me quedé dormida en mi cama y amanecí acá. Ni se les ocurra
coserme el cuerpo, ni se les ocurra tocarme, menos meterme en un ataúd. ¿Por qué
estoy desnuda? Tráiganme algo para taparme. Estoy helada, estoy tiritando, tengo
frío, por favor tápenme con algo. Por favor… ¿Alguno me está escuchando? Me
estoy congelando, siento mi cuerpo entumecido, no me puedo mover. Si es que me
muero, va a ser su culpa, me voy a morir de hipotermia… ¡Escúchenme, por favor!

Nadie responde. Ella grita.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme!

Ambos médicos siguen petrificados.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Dios mío ¿qué hago? ¿Por qué no me hablan?
¿Tienen miedo de que una muerta les esté hablando? Les estoy tratando de
explicar que hay un error, que yo no estoy muerta.

Uno de los médicos reacciona.

MÉDICO FORENSE: Perdone, señorita. Nos quedamos sin palabras. Nunca


habíamos visto algo así.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Estoy llena de gusanos, la imagen debe ser
terrible.

AYUDANTE DE FORENSE: Es maravillosa.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Qué cosa?

MÉDICO FORENSE: Usted. Nunca había visto a una mujer muerta más hermosa.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No soy hermosa.

MÉDICO FORENSE: No, al principio no. Pero ahora que le pusieron los dientes es
como si se hubiera iluminado el mundo en su presencia.
AYUDANTE DE FORENSE: Ahora entiendo lo que es querer morir. Yo moriría para
acompañarla al infierno.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No estoy muerta.

MÉDICO FORENSE: No tiene signos vitales. Es una mujer muerta.

AYUDANTE DE FORENSE: Pero la mujer muerta más hermosa del mundo.

El AYUDANTE DE FORENSE pone frente a ella un espejo. La MUJER DEL PELO


BLANCO sonríe y se sorprende.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Pensé que había olvidado cómo sonreír. Mis
músculos se habían atrofiado hace muchos años.

MÉDICO FORENSE: La muerte disuelve las tensiones del cuerpo.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Nunca había sido más felíz. No puedo morir
ahora.

AYUDANTE DE FORENSE: Es tarde, ya murió hace varios años.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No puede ser.

MÉDICO FORENSE: Es lamentable que a uno se le permita la felicidad sólo


después de muerto.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Pero no me puedo morir.

MÉDICO FORENSE: No está entendiendo, señorita. Usted ya murió.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Si entiendo. Lo que estoy diciendo es que no


puedo.

AYUDANTE DE FORENSE: No entiendo.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Nunca compre un terreno en el cementerio, no


tengo ahorros para un ataúd.

AYUDANTE DE FORENSE: Puede ir a una fosa común.


LA MUJER DEL PELO BLANCO: Pero mi cerebro está funcionando, no quiero pasar
la eternidad con mi cuerpo tocando otros cuerpos muertos que no hablan en una
fosa común.

MÉDICO FORENSE: ¿No habrá alguien de su familia que le compre un ataúd?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No. ¿Ven? No me puedo morir.

Silencio.

MÉDICO FORENSE: Yo puedo comprarle un ataúd.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿De verdad?

MÉDICO FORENSE: Si. Usted es la mujer muerta más hermosa del mundo, y
tendrá un ataúd con todas las comodidades.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Acolchado?

MÉDICO FORENSE: Espacioso.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Con aromatizante.

MÉDICO FORENSE: Puede llegar una señal de radio para que se entretenga.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Me gustaría, si.

MÉDICO FORENSE: ¿Qué más le puedo ofrecer?

LA MUJER DEL PELO BLANCO: Con eso estaré bien, podré por fin disfrutar mis
días y volver a ser felíz sola.

MÉDICO FORENSE: No estará sola.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Cómo no?

MÉDICO FORENSE: Yo estaré con usted.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¡No! ¿Cómo se le ocurre que se va a matar por
mi?
MÉDICO FORENSE: No me voy a matar, pero quiero permanecer con usted.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Cómo es eso?

MÉDICO FORENSE: No le pido mucho.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿A qué se refiere?

MÉDICO FORENSE: Baile conmigo.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: No me puedo mover.

MÉDICO FORENSE: Entonces yo bailo con usted y así podrá pagarme el ataúd.

LA MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Cómo?

MÉDICO FORENSE: Usted bailará conmigo todas las noches por algunos años
hasta que pague su deuda del ataúd.

MUJER DEL PELO BLANCO: ¿Cuántos años?

MÉDICO FORENSE: Tú sabes cuántos años. ¿No te acuerdas de mí?

El médico le pone los zapatos rojos al cadáver, luego toma su cuerpo lánguido y lo
arrastra para bailar un tango. La mujer trata de gritar, pero el sonido no sale de su
boca.
Escena VIII

El bar-prostibulo-stripclub

C-Chan sigue bailando

Frente a ella está el mafioso ruso viéndola bailar.

MAFIOSO RUSO: Ya no vienen clientes a verte, C-Chan.

Ella no responde.

MAFIOSO RUSO: Te falta más de la mitad del dinero aún, pero hace un mes, o un
año, o diez, que ya nadie pide verte. Entiendo tu tristeza, y no soy una mala
persona. Ya nadie más vendrá, probablemente nunca. Haz envejecido, yo también.
Nos conocimos tan jóvenes, y desde que te vi me enamoré de ti. Me has escuchado
todos estos años, has sido mi única amiga, mi única amante, la única que me ha
dedicado la vida. Te mentiría si te dijera que no me pone felíz tu deuda. ¿Te
hubieras quedado conmigo si no me debieras nada?

C-CHAN: No.

MAFIOSO RUSO: No.¿Quién no ha retenido un amor por puro egoísmo? Que lance
la primera piedra. Pero hoy quedarás libre, querida mía. Sólo te pido una última
cosa.

C-CHAN: ¿Qué?

MAFIOSO RUSO: Pónte estos zapatos y baila conmigo.

C-chan se pone unos zapatos rojos.

MAFIOSO RUSO: La última vez. La última canción y no vuelvas más. Te dejaré ir y


podrás ser felíz hasta el día de tu muerte.

C-CHAN: Ya no queda nada para ser felíz.

MAFIOSO RUSO: Siempre hay algo para ser felíz.


C-CHAN: Después de que salga por esa puerta me mataré.

MAFIOSO RUSO: ¿Por qué deseas morir tan rápido?

C-CHAN: Es la única oportunidad que me dará la vida para ser felíz.

MAFIOSO RUSO: El paraíso no existe.

C-CHAN: Queda un coro para mi muerte.

MAFIOSO RUSO: Tu hija está viva.

C-CHAN: ¿Qué?

MAFIOSO RUSO: Nunca murió.

C-CHAN: ¿De qué estás hablando?

MAFIOSO RUSO: Después de que se te quedó en el auto, tu mamá prefirió


quitartela para siempre. Te engañó para que te fueras y las dejaras en paz.

C-CHAN: No puede ser.

MAFIOSO RUSO: Tu hija debe tener 14 años.

C-CHAN: Dime que es mentira.

MAFIOSO RUSO: Pero no te preocupes, aún tiene dientes de leche. Aún puedes
reconstruir las cosas con ella.

C-CHAN: ¿Hace cuánto sabes esto?

MAFIOSO RUSO: Siempre lo he sabido.

C-CHAN: Hijo de puta.

MAFIOSO RUSO: Tu hija.

C-chan lo ahorca.
Escena IX

El living con el cuerpo del papá muerto. Las dos niñas se abrazan escondidas
debajo de la mesa.

LA INDIA DEL COLEGIO: No te preocupes, parece que no va a subir.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Cómo sabes?

LA INDIA DEL COLEGIO: Porque me dijo que no se iba a quedar mucho tiempo.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Hablaste con él? ¿Con el ruso?

LA INDIA DEL COLEGIO: Si.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Quién era, qué quería?

LA INDIA DEL COLEGIO: Un mafioso, me dijo que te quería preparar para cuando
llegue tu papá.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Pero sí lo mató.

LA INDIA DEL COLEGIO: No, ese no es tu papá.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Si es mi papá.

LA INDIA DEL COLEGIO: No, es mi papá.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Pero es mi papá hace mucho antes. Recién
hace diez minutos empezó a ser tu papá.

LA INDIA DEL COLEGIO: Bueno, en realidad es mi mamá. Me abandonó primero


cuando me quemé con el sol, después se casó con tu papá y te tuvieron a ti, pero tu
papá también te quemó con el sol así que te abandonó también. No le gustaba tener
hijas quemadas con el sol. Después se arrepintió y te volvió a buscar, pero tu
llorabas llamando a tu papá, así que se disfrazó de tu papá para siempre.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Eso es muy raro, y ¿dónde está mi papá de
verdad?
LA INDIA DEL COLEGIO: El mafioso ruso dijo que iba a venir a buscarte.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Una vez vi a un hombre sin dientes en el


desierto que venía a buscar a mi abuela. Le di la dirección para que la encontrara.
Dijo que era su hijo.

LA INDIA DEL COLEGIO: Tu papá no tenía dientes.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Entonces mi papá mató a mi abuela.

LA INDIA DEL COLEGIO: Si.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Por mi culpa.

LA INDIA DEL COLEGIO: Si ¿Pero qué se le va a hacer?

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: No quiero que mi papá me venga a buscar a


mi porque está muerto, y yo no me quiero morir.

LA INDIA DEL COLEGIO: Yo tampoco. Deberíamos irnos de aquí.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿A dónde?

LA INDIA DEL COLEGIO: Al árbol, podemos ver la televisión desde ahí.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Con qué plata vamos a vivir?

LA INDIA DEL COLEGIO: No sé, podríamos pedir prestado.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Y cómo pagamos el préstamo después?

LA INDIA DEL COLEGIO: Podríamos bailar en las calles.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Eso no nos alcanzará para pagar una casa.

LA INDIA DEL COLEGIO: Pero viviremos en el árbol.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Están deforestando toda la ciudad, en poco


tiempo nos quedaremos sin árbol donde vivir ¿Que haremos ahí?
LA INDIA DEL COLEGIO: Trabajaremos de día bailando en la calle y de noche
bailando en clubes.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: ¿Hasta cuándo?

LA INDIA DEL COLEGIO: No lo sé, para siempre.

LA NIÑA CON DIENTES DE LECHE: Mejor esperemos a mi papá.

También podría gustarte