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EL CONTRIBUYENTE SIEMPRE TIENE LA RAZON.

HACIA UNA REFORMA TRIBUTARIA


QUE RECUPERE LA INVERSION PRIVADA

THE TAXPAYER IS ALWAYS RIGHT.


TOWARD A TAX REFORM
THAT RECUPERETES PRIVATE INVESTMENT
José Rafael Belisario Rincón(1)

Fecha de recepción: 30 de marzo de 2018


Fecha de aprobación: 6 de abril de 2018

Página inicial: 29
Página final: 39

Resumen: La exposición que hacemos se centra en proponer un sistema


tributario que parta de la premisa de que los contribuyentes al pagar sus tributos
prefieren una legislación que no se preste a confusiones, bien desarrollada y
regulada, que la Administración Tributaria tenga criterios públicos y precisos
sobre la interpretación de las normas fundamentales para la determinación de
los tributos y el cumplimiento de las obligaciones que estos imponen, así como
un desarrollo jurisprudencial apegado a lo que dicha normativa dispone y que
no se contradiga dependiendo del caso de que se trate.
Palabras clave: Contribuyentes, buena fe, incentivo, inversión.
Abstract: The analysis that we do, focuses on proposing a tax system based on
the premise that taxpayers prefer legislation that does not lend itself to confusion,
well developed and regulated, that the Tax Administration has public and accurate
criteria on the interpretation of the fundamental norms for the determination of
the taxes and the fulfillment of the obligations that these impose, as well as a
jurisprudential development attached to what said normative disposes and that
does not contradict depending on the case in question
Keywords: Taxpayers, good faith, incentive, investment.

(1) Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela, con Maestría en Derecho
Financiero en esa misma universidad. Profesor de Postgrado de la Universidad Central de Venezuela. Ex Di-
rector de la Asociación Venezolana de Derecho Tributario y Ex Director Suplente por Venezuela del Directorio
del Instituto Latinoamericano de Derecho Tributario. Ex Presidente del Comité de Impuestos de la Cámara
Venezolana de Comercio e Industria (VENAMCHAM).

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Sumario: 1. Introducción. 2. Desarrollo de la ponencia. a. Traslado de pérdidas
fiscales. b. Eliminación del Ajuste por Inflación para las instituciones financieras
y los Sujetos Pasivos Especiales. 3. Reformas del Código Orgánico Tributario.
4. Reformas de la Ley de Impuesto Sobre la Renta.

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1. Introducción
Como la educación y el protocolo mandan, quiero en primer lugar agradecer al Consejo
Directivo de la AVDT, todos colegas y amigos muy queridos, por haber tenido la deferencia de
invitarme a dar esta conferencia en el marco de las XVI Jornadas Nacionales De Derecho Tribu-
tario, las cuales contra viento y marea mi querida Asociación Venezolana De Derecho Tributario
(AVDT) ha podido celebrar otra vez, a pesar de lo difícil de la situación actual. Créanme que
por haber estado en los zapatos de los directivos y del Comité Organizador, conozco a fondo
el trabajo que involucra su organización y celebración en circunstancias normales, si es que
tal cosa ha ocurrido alguna vez en estos últimos años, de manera que, en las actuales cir-
cunstancias, hay que remarcar que es toda una proeza digna de resaltar el que estas jornadas
hayan podido celebrarse con éxito. Pido, por tanto, para ellos un fuerto aplauso.
Quienes me han precedido a lo largo de estos dos días de jornadas, han hecho gran énfasis
en los temas técnicos que deben tenerse en cuenta al momento de una reforma de la Ley de
Impuesto sobre la Renta venezolana. Hemos oído de diferentes expositores los problemas que
las dos últimas reformas de la ley han traído para los contribuyentes, dada la eliminación de
exenciones a las fundaciones sin fines de lucro, el cambio en las reglas sobre disponibilidad
de la renta, las rebajas por nuevas inversiones, el traslado de pérdidas fiscales y la aplicación
del ajuste por inflación, todo con la única finalidad de aumentar la recaudación a como
dé lugar. Hemos tenido también las intervenciones de invitados internaciones, como César
García Novoa, Arturo Pueblita y Mauricio Plazas Vegas, quienes nos han deleitado con sus
intervenciones sobre diversos temas de la imposición a la renta y sus retos y nuestros muy
queridos colegas y compañeros de la AVDT Elvira Dupouy, Romina Siblez y Raúl Márquez.
Por ello, luce muy conveniente que sea yo el último en hablar, hoy viernes en la tarde, pues
desde que recibí la invitación a dar esta conferencia, decidí que mi intervención versará sobre
un tema más “filosófico” que técnico, sin saber que la providencia harían que tal decisión fuera
seguramente bienvenida por ustedes y por mí.
La idea de esta charla es explicar porque, en un futuro país para el cual, como decía ayer el
Dr. Mejia, ya nos estamos preparando, la legislación y la Administración Tributaria deben tratar
al contribuyente como lo que es, su socio en la labor de la recaudación de ingresos tributarios.
Debemos por tanto tomar en cuenta todos los análisis que se han hecho a lo largo de estas
jornadas y los cambios que se han sugerido, para que la nueva legislación de impuesto
sobre la renta los contemple, pero también quisiéramos que dicha legislación sea redactada
bajo el espíritu de esta conferencia que hoy exponemos y se deje de lado, la práctica usual de
recaudar a como dé lugar - lo que por supuesto, cualquiera con solo dos dedos de frente,
si solo dos, no pedimos más, sabe trae como consecuencia el efecto contrario, tal como
la realidad ha demostrado.
Queremos que esa nueva legislación busque hacer sacrificios aparentes, en cuanto a la
recaudación, pero que tenga como finalidad fundamental hacer más atractiva la inversión
privada, al no convertir la Ley de Impuesto sobre la Renta en un instrumento que la perturbe.

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Por todo ello, he decidido titular esta conferencia con el nombre: el contribuyente siempre
tiene la razon: hacia una reforma tributaria que recupere la inversión privada. Ello, pues
sueño que en un futuro más cercano que lejano cese el predominio de la mediocridad y el
país se encamine por el sendero correcto, una economía libre, de mercado, donde predomine
la acción del capital privado y se reduzca significativamente o se elimine nuestro endémico
Capitalismo de Estado, la verdad es que por mi se puede eliminar por completo.
2. Desarrollo de la ponencia
En mis 30 años dedicado a trabajar en el área tributaria, comencé casualmente un mes
de noviembre de 1987, en la firma de contadores Pérez Mena y Everts, en esa época repre-
sentantes de Ernst & Whitney y posteriormente Ernst & Young, mi experiencia ha sido que la
mayoría de los clientes que he atendido siempre buscan la forma cumplir con sus obligaciones
tributarias, sin generar contingencias que puedan traer problemas con las administraciones
fiscales y los haga verse obligados a pagos de impuesto sobre la renta no presupuestos o a
crear provisiones por el litigio de reparos impositivos, que deben atender abogados externos
a los cuales hay que pagarles.
En pocas palabras: mis clientes no tienen problemas en pagar impuestos, lo que no
quieren es ir a juicio y tener que pagarles a sus abogados.
Obviamente que las empresas que buscan asesoría quieren saber cuál es el alcance en la
aplicación de las normas tributarias, su significado y como pagar los tributos que se les impo-
nen, en la justa medida que la ley establece, ni más ni menos.
Siempre quieren conocer como retener sus impuestos, los tiempos para enterar, si un gasto
es deducible o no, si determinado ingreso está gravado o no, como diferir un pago en un mo-
mento en el cual la liquidez apremia o como aprovechar cualquier beneficio fiscal que la ley les
da. Para todo esto siempre han consultado con abogados y contadores de modo de conocer
si existe una base jurídica para hacer lo que hacen. Esa ha sido mi experiencia de 30 años en
la asesoría tributaria.
¿Existen evasores, defraudadores y contribuyentes irresponsables y malos cumplidores
de sus obligaciones tributarias? pues claro, como en todo campo existen quienes no tienen
ningún interés en hacer las cosas correctamente y por acción u omisión irrespetan el orde-
namiento jurídico, pero eso no quiere decir que nuestra legislación tributaria deba enfocarse
en ellos y legislar bajo la premisa de que todos los contribuyentes son culpables hasta que se
pruebe lo contrario.
Créenme que en mis 30 años de trabajo en el área tributaria he visto de todo, incluyendo
cosas que no hubiera querido ver, lamentablemente es así, pero tengo que, con responsabi-
lidad, aseverar que las malas prácticas han sido casos excepcionales. Por eso no comparto
que el legislador los tome como regla, como lo usual y por ello sean el molde que se utiliza
para legislar; y además en gran medida para determinar el trato que se les dará a todos los
contribuyentes.
Pienso que en una futura reforma, estudiada, consultada, discutida y consensuada del Có-
digo Orgánico Tributario y de la Ley de Impuesto sobre la Renta, por mencionar solo dos

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leyes, debemos partir de la idea de que los contribuyentes tratan de cumplir sus obligaciones
tributarias apegados a la legislación y por tanto las sanciones no puede aplicarse por presun-
tos incumplimientos de la misma, sino por aquellos que han sido realmente cometidos, con
multas que guarden proporción con el ilícito cometido.
Las normas jurídicas tributarias tienen que estar bien redactadas para evitar errores en su
aplicación, que inevitablemente conducen, en muchos casos, a incumplimientos generados
por malos entendidos en la comprensión. No creo ser el único en esta sala que ha visto en su
carrera profesional reparos que se originan en normas impositivas pobremente redactadas,
en algunos casos mal interpretadas por el sujeto activo con claras intenciones recaudatorias.
Un ejemplo debe ser el artículo 31 de la Ley de Impuesto sobre la Renta. Sabemos que la
sentencia No. 301 de la Sala Constitucional del 27 de febrero de 2007 fue un exceso imperdo-
nable de la Sala Constitucional al pretender modificar vía sentencia de la Sala una norma legal
que solo puedo serlo a través de la ley, sin embargo cuando el legislador habilitado, es decir la
propia Administración Tributaria, decidió modificar la norma no lo hizo para acatar la sentencia
de la Sala sino para tratar de que todo volviera a la situación pre sentencia y con ello coloco a
los contribuyentes y a los agentes de retención en la posición de; o bien desacatar la sentencia
y gravar la casi totalidad de las remuneraciones a los trabajadores o; desacatar la norma legal
y mantener el criterio de la Sala. El cual, por cierto, ésta ha ratificado ya varias veces, con
posterioridad al cambio de la norma, como algunos ponentes nos lo recordaron ayer.
Lo peor de la situación, es que si nosotros hemos titulado nuestra conferencia como el con-
tribuyente siempre tiene la razón, las modificaciones del Código Orgánico Tributario y de las le-
yes de impuesto sobre la renta en los últimos años, parten de la filosofía contraria: TODOS los
contribuyentes son culpables hasta que se pruebe lo contrario. La Administración Tributaria
entiende que todos los contribuyentes tienen como Norte burlar la ley y pagar la menor can-
tidad de impuesto posible, así para ello tengan que mentir, ocultar ingresos o inventar gastos.
Son unos despiadados mercenarios que reciben instrucciones de Dios sabe que embajada.
Ello trae como consecuencia que, para esa gran mayoría de empresas que quieren pagar
sus impuestos, especialmente el impuesto sobre la renta, objeto de estudio en estas jornadas,
apegados a las normas de la ley y de acuerdo con la mejor interpretación y aplicación de las
mismas, ello se hace cuesta arriba, porque el legislador, afecto al Ejecutivo Nacional y encar-
nado por el propio organismo tributario, pone todas las trabas para que ello sea lo más difícil
posible y en muchos casos, se tengan que desacatar las normas jurídicas por inconstitucio-
nales, o como producto de una interpretación lógica de las mismas, deba irse en contravía de
la posición que sostenga al respecto la Administración Tributaria .
Veamos dos ejemplos simples de normas de la Ley de Impuesto sobre la Renta, que no
incentivan la inversión privada y que además buscan inclinar la balanza de un solo lado de la
relación jurídico tributaria, violando descaradamente el Principio de la Igualdad y de la Capa-
cidad Contributiva. Ellos son el traslado de pérdidas fiscales y la eliminación del Ajuste Por
Inflación para determinado tipo de contribuyentes.

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a. Traslado de Pérdidas Fiscales
Cuando usted establece que los contribuyentes solo pueden aprovechar las pérdidas
fiscales de años anteriores, durante sus siguientes 3 ejercicios fiscales, pero teniendo
como tope para ello, hasta el veinticinco por ciento (25%) del enriquecimiento obtenido
por el ellos en el ejercicio fiscal de que se trate, pues es obvio que a usted como legis-
lador no le importa ni cumplir con el Principio de Capacidad Contributiva, ni incentivar la
activada económica privada.
Sabemos que el traslado de las pérdidas fiscales, no tiene necesariamente una progre-
sión lineal, pero que solo se puede compensar un cuarto de una perdida fiscal acumula-
da, durante un periodo de tres (3) años, suena como que probablemente tales pérdidas
no podrán ser aprovechadas en su totalidad.
La realidad es mucho más cruel, un gran numero de contribuyentes están acumulando
pérdidas fiscales de un ejercicio a otro y las retenciones de impuesto sobre la renta por
sus ingresos se siguen acumulando y con ello los créditos fiscales que no pueden ser
compensados contra impuesto sobre la renta causado alguno y que son devorados por
la inflación, fenómeno económico éste, causado por el propio sujeto activo, como
parte del Ejecutivo Nacional, rector de las políticas económicas del país.
b. Eliminación del Ajuste por Inflación para las instituciones financieras y los Sujetos Pasi-
vos Especiales
Eso nos lleva entonces a otro asunto que resulta inverosímil en estos tiempos, el sujeto
activo, actuando como legislador habilitado, con conocimiento del proceso de hiperinfla-
ción que se avecinaba en el país, decide que quienes deben cargar con sus culpas, son
los propios contribuyentes y por ello elimina la aplicación del mecanismo del ajuste por
inflación, para los contribuyentes designados como Sujetos Pasivos Especiales, quienes
constituyen el porcentaje mayoritario de la recaudación fiscal del Servicio Nacional Inte-
grado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT), con lo cual busca “aumentar”
la recaudación del impuesto sobre la renta, gravando las “ganancias” nominales de las
empresas y no aquellas que pudieran obtenerse después de haber tomado en cuenta el
impacto que la inflación tiene en los resultados de las mismas. Resultado: una pavorosa
descapitalizacion de tales contribuyentes.
El contribuyente, para la Administración Tributaria venezolana, no es un aliado de la recau-
dación fiscal y ni siquiera un cliente privilegiado, como sería el caso de los Sujetos Pasivos
Especiales. Recuerdo que tal cualidad de cliente dada a los contribuyentes, se la escuche decir
a un superintendente del SENIAT, que estaba nuevecito en el cargo y quería impresionar a todo
el mundo. Obviamente no voy a decir el nombre del capitán que dijo eso, pues no creo que lo
haya hecho por gocho sino por vivo.
Quienes en esta audiencia han sido mis alumnos en el postgrado de la UCV, en la catedra de
Bases Constitucionales del Sistema Tributario, recordaran que siempre hago énfasis, cuando
analizamos el Principio de la Capacidad Contributiva, que ustedes pueden comer muchos años
de la gallina de los huevos de oro, haciendo todo tipo de platos con dichos huevos y hasta
con el producto de su venta, lo que nunca se debe hacer es un sancocho con la gallina en sí.

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Lo que hemos visto en los últimos años en Venezuela, es el festival del sancocho, toda
clase de ellos, con las gallinas siempre como invitadas permanentes en la elaboración
del platillo. Obviamente la escasez de huevos es cada día mayor y por tanto de la base de
recaudación.
Es increíble que una regla tan básica, para cualquier Administración Tributaria en nues-
tro país sea tan difícil de entender.
Somos unos convencidos de que, en un futuro, que esperamos no sea muy lejano, en
nuestro país lidere el talento y la capacidad, lo que permita que se desarrolle una legislación
tributaria que tenga como Norte utilizar la legislación tributaria, como una forma de incentivar
la inversión privada, sea esta nacional o extranjera.
Esa nueva ley de impuesto sobre la renta, complementada con un Código Orgánico Tribu-
tario que la acompañe en la filosofía de que el contribuyente siempre tiene la razón, sería un
cambio importante para mejorar la inversión privada y con ello la recaudación.
Antes de que alguno me tilde de irracional o de inocente, cualquiera de las dos es de du-
dosa reputación, debo hacer énfasis en que cuando hablo de filosofía, quiero expresar que
esa debe ser la política que oriente a la legislación impositiva y a la Administración Tributaria
en el futuro. Es decir, no estoy pensando que todos los contribuyentes son unos santos y que
por ello se debe descuidar la fiscalización del cumplimiento de las obligaciones tributarias y la
aplicación de reparos y sanciones tributarias cuando ello corresponda.
La filosofía del contribuyente siempre tiene la razón, implica que la nueva legislación del
impuesto sobre la renta debe rescatar normas tributarias que hemos tenido en el pasado, que
buscaban gravar la riqueza en su justa medida y además partían de la base de que los contri-
buyentes son correctos cumplidores de sus obligaciones tributarias, hasta que se demuestre
lo contario. Si ello no ocurre así, la Administración Tributaria deberá aplicar los correctivos que
la ley le otorgue para ello.
A pesar de que el objetivo principal de esta charla es el impuesto sobre la renta y hacia él
dirigimos algunas propuestas más adelante, ninguna reforma de esta ley, orientada hacia la
idea de incentivar la inversión del sector privado de la economía, puede dar resultado sin una
reforma del Código Orgánico Tributario, que rescate el espíritu del legislador de 1982. Con ello
quiero mencionar expresamente a quien fuera maestro de muchos y uno de los padres de la
criatura, el Dr. José Andrés Octavio.
El espíritu de dicho Código Orgánico Tributario y de algunos de los que se promulgaron luego
como reforma de éste, es fundamental para encabezar cualquier reforma tributaria que se haga
en el futuro, incluyendo a la del impuesto sobre la renta, si el objetivo primordial de la mismas
es incentivar la inversión privada.
3. Reformas del Código Orgánico Tributario
Algunos de los aspectos fundamentales, sin que el orden en el que las analizamos tenga
algo que ver con su importancia o sin que se piense que algunas que no mencionamos no son
necesarias, que una reforma del Código Orgánico Tributario debe contener, son los siguientes:

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a. Debemos volver a la suspensión de efectos del acto administrativo durante la fase del
recurso jerárquico, por todo el tiempo que dure este procedimiento. Es absurdo preten-
der la ejecución de un acto administrativo que ha sido sometido a revisión de la propia
administración tributaria de la cual emana el mismo.
b. La suspensión de efectos del acto administrativo en vía judicial debe poder ser decretada
por el juez ante cualquier evidencia de que la acción de nulidad se basa en una presun-
ción de Buen Derecho, mucho más si existe jurisprudencia pacifica de la jurisdicción
contencioso tributaria en favor del contribuyente.
c. La Administración Tributaria, como siempre lo ha tenido podrá solicitar la aplicación de
medidas cautelares para garantizar el cobro del crédito fiscal en disputa, cuando pueda
demostrar con pruebas fehacientes de que existe riesgo para la percepción de éste al
final del litigio. Las pruebas fehacientes no pueden ser el dicho de la misma, sino docu-
mentos que así lo respalden.
d. Las multas no pueden tener fines recaudatorios, sino que deben representar una sanción
proporcional por la falta o el delito cometido. Por ello debe eliminarse la actualización de
las mismas por aplicación de la U.T. El causante de la inflación no debe ser premiado
indebidamente por el daño que él mismo ha causado.
e. El delito de defraudación debe ser castigado cuando se compruebe el dolo en la omisión
de ingresos o en la creación de gastos, así como en cualquier otra maniobra del contri-
buyente, hecha para disminuir su enriquecimiento neto o incluso para generar falsas pér-
didas fiscales. La multa debe ser alta, quizás la más alta que prevea el Código Orgánico
Tributario, pero debe eliminarse la pena de prisión para este delito. No compartimos esta
pena para este delito bajo ninguna circunstancia, en ningún país, mucho menos en una
donde la infraestructura carcelaria carece de recintos para castigar a quienes cometan
delitos económicos.
f. El régimen sancionatorio del nuevo Código Orgánico Tributario debe tener presente que
las sanciones aplicables a los contribuyentes deben ir en proporción al ilícito cometido,
sin la aplicación de multas totalmente desproporcionadas como algunas de las que se
aplican a los agentes de retención.
Un ejemplo de multas ilógicas y desproporcionadas lo tenemos en las que se aplican a
los contribuyentes que regularizan su situación fiscal en forma voluntaria. La multa que
se aplica en forma diaria puede llegar a 300% solo en el primer año.
Solo un genio pudo pensar que la pena aplicable a un contribuyente que decide ponerse
al día en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, de cuya existencia la Adminis-
tración Tributaria no tiene ningún conocimiento, puede ser mayor que la aplicable a los
contribuyentes a los cuales se les formula un reparo.
Ante la situación, cualquier contribuyente espabilado, esperara el transcurso del
tiempo para que una multa mucho más baja, aplicable a quienes se allanan al repa-
ro, así como el efecto de la inflación sobre la deuda tributaria, hagan su trabajo.

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g. Tanto el procedimiento de cobro ejecutivo, como el embargo preventivo o ejecutivo en
manos de la Administración Tributaria, deben desaparecer del Código Orgánico Tribu-
tario. Solo un juez puede tener la facultad de ejecutar créditos fiscales que emanen de
actos administrativos cuyos efectos no han sido suspendidos y no de un acta de cobro
sin respaldo alguno y embargar bienes de un contribuyente.
Por favor, no me digan que hay países en los cuales esto se aplica, porque no es la
ocasión para mencionar cual es el verdadero objetivo de esta facultad y recordar aquella
frase, nunca más cierta, de que “No somos suizos.” A buen entendedor, pocas palabras
bastan.
h. Hay que dejar claro, tanto en el Código Orgánico Tributario como en la Ley de Impues-
to sobre la Renta, que la retención del impuesto sobre la renta solo puede aplicarse
cuando se hace el pago, sin crear analogías inexistentes sobre cuando un abono en
cuenta se convierte en pago, solo a fines de la retención y no de la deducibilidad del
gasto, como también nos los recordaba ayer el Daniel Betancourt, en su ponencia al
respecto, trayendo a colación las infelices sentencias de los casos Sural y Benvenuto
Barsanti.
La nueva Ley de Impuesto sobre la Renta deberá dejar en claro que, la falta de reten-
ción del impuesto sobre la renta no condiciona la deducibilidad del gasto, en respeto al
Principio Constitucional de la Capacidad Contributiva y por ello dicha omisión no será
condición para la deducción del gasto. En tales casos el Código Orgánico Tributario
establece las multas correspondientes.
Si el contribuyente siempre tiene la razón, pues el contribuyente debe presumirse ino-
cente hasta que se demuestre lo contrario y no lo opuesto, que se le declare culpable hasta
que alguien diga que no es así.
4. Reformas de la Ley de Impuesto Sobre la Renta
Son muchos los cambios que deben hacerse y algunos de ellos han mencionados en estos
dos días, yo en forma arbitraria y subjetiva, como debe ser, sugiero los siguientes cinco (5)
puntos que, ya para finalizar, quiero traer a colación,
a. Introducir el gravamen al Enriquecimiento Global de los contribuyentes. Si a todo el
enriquecimiento. Debe eliminarse esa diferencia entre rentas territoriales y extraterrito-
riales, pues es una forma de enviar una señal equivoca a quienes pueden querer exten-
der su actividad fuera de Venezuela. No solo queremos que los inversionistas lo hagan
en nuestro país, sino que también queremos que las empresas venezolanas generen
divisas, sobre todo ahora, cuando muchos expertos señalan que la industria petrolera
estatal, no podrá volver a generar divisas suficientes, para que el país pueda levantar su
economía de las catacumbas en que se encuentra.
Adicionalmente, tal distinción carece de fundamento jurídico alguno, pues desconoce la
aplicación obligatoria del Principio de Capacidad Contributiva, además de que constituye
una posición completamente ventajista de un legislador, que en aras de favorecer a la
Administración Tributaria, establece que los contribuyentes deben pagar impuesto sobre

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la renta a las ganancias que obtengan en sus actividades económicas fuera de nuestras
costas, pero no podrán utilizar las pérdidas que pudieran obtener en tales actividades,
para rebajarlas de su enriquecimiento neto territorial.
b. Que la determinación de la renta neta fiscal gravable se haga sobre la base de
los estados financieros elaborados de acuerdo con las Normas Internacionales de
Contabilidad (NIC) para la elaboración de los Estados Financieros presentados de
acuerdo con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIF) que les han
ido sustituyendo.
En un escenario no distorsionado por el Control de Cambios impuesto en Venezuela,
estas normas deben aplicarse por constituir Principios Contables Generalmente Acep-
tados, que deben utilizarse en la elaboración de la contabilidad de los contribuyentes y
porque con ellos se logra que los estados financieros reflejen la real situación económi-
ca de los mismos, como bien dispone el Código de Comercio Venezolano.
A diferencia del Sistema de Ajuste por Inflación, todavía dispuesto en la Ley de Impuesto
sobre la Renta vigente, la aplicación de las NIC 21 y 29, para la valoración de activos y
pasivos en moneda extranjera y para la reexpresión de los estados financieros en eco-
nomías inflacionarias, respectivamente, constituyen herramientas más confiables para
calcular la real situación de los contribuyentes, mucho más justas para ellos y además
comprometen la responsabilidad del contador que los suscribe.
c. Restitución de las rebajas por nuevas inversiones a ciertas actividades con carac-
terísticas especiales. Deben restituirse las rebajas por nuevas inversiones, pero con
enunciados más detallados sobre el tipo de actividades que gozarían de este tipo de
beneficios fiscales, dado que, a pesar de que cualquier nueva inversión sería positiva,
debe incentivarse principalmente la creación de nuevos empleos y la inversión en nue-
vas tecnologías e industria de capital intensivo.
La eliminación de este beneficio fiscal, justo cuando las inversiones privadas en nuestro
país se encuentran en su momento más bajo, es una demostración palpable de lo que
mencionamos anteriormente, creer que con eso se aumenta la recaudación, pero con
actitudes tontas que lo que conllevan es a que tengamos que decir como las abuelas,
pan para hoy y hambre para mañana.
d. Utilización del mecanismo de las exenciones y exoneraciones para exceptuar del
pago a determinados sujetos, como las asociaciones y fundaciones sin fines de lucro,
que mucha harán en el futuro, pero también a quienes contraten más de cierto número
de personas y se dediquen a actividades que generen bienes de exportación o a sectores
como el turismo, para irnos preparando para la Venezuela pospetrolera. Debe darse un
periodo de gracia a los inversores para que, vía la tributación, vean incentivadas sus
inversiones con enriquecimientos no gravables durante dicho periodo.
e. Adopción de un régimen simplificado de tributación para pequeños y medianos con-
tribuyentes. Incentivar la inversión privada no pasa solo por las grandes empresas y
contribuyentes, sino por todo aquel emprendedor que pueda darla valor agregado a
la producción de bienes y servicios y con ello genere empleo.

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Un régimen tributario complicado de cumplir, lleno de requisitos de facturación y libros
fiscales virtuales con más columnas que las que el espacio y la imaginación permitan,
con obligaciones contables difíciles de cumplir sin la contratación de asesores externos
en materia legal y contable, difíciles de pagar para estos contribuyentes, hace poco la
tarea de tener una economía formal. Este régimen simplificado haría más fácil el cumpli-
miento de las obligaciones tributarias para estos sujetos y con ello ayudaría al aumento
de la recaudación.
Agradezco nuevamente a la Asociación Venezolana de Derecho Tributario por la invitación y
todos ustedes por su paciencia al escucharme. Gracias.

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