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PARA LA FORMACIÓN
DE PROFESORES
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
Michel Riquelme Sanderson
Gianina Dávila Balcarce
Ricardo Espinaza Solar
Oscar Guerrero Contreras
Ma. Francesca Nieto
Gaby Sepúlveda Araya
Jorge Silva Améstica
Iquique, 2022
Tabla de Contenidos
1 Introducción
7 Modelos de la Formación
8 Modelo Naturalista
9 Modelo Crítico
9 Modelo Situacional
11 Antecedentes UNAP
11 Diagnóstico CIAE
13 Línea Pedagógica
24 Contexto Regional
36 Evaluaciones Diagnósticas
39 Decretos 83 y 67
41 Metodología
41 Participantes
50 Análisis
51 Resultados y Hallazgos
51 Resultados Cuantitativos
51 Análisis descriptivo
52 Análisis inferencial
53 Hallazgos Cualitativos
54 Modelo crítico
56 Pedagogía dialógica
56 Decolonialidad
57 Pedagogía feminista
57 Modelo situacional
59 Didáctica
62 Constructivismo
62 Formación ética
64 Habilidades específicas
76 Enfoque Dialógico
77 Enfoque Intercultural
77 Enfoque Decolonial
78 Enfoque de Género
78 Justicia Social
95 Referencias
106 Anexo 1
Introducción
A partir del año 2011, la Facultad de Ciencias Humanas (FCH) inicia un proceso de
reflexión sobre los programas de formación de profesores de la facultad. Entre los productos
emanados de este trabajo, surge un diagnóstico que propone un Modelo Institucional de
Formación de Profesores realizado por el Centro de Investigación Avanzado en Educación (CIAE)
el año 2012 (Varas et al., 2012), el cual se basa en el paradigma de formación del Conocimiento
Pedagógico del Contenido y define las prácticas como eje articulador entre lo pedagógico y
disciplinar.
Estableciendo la vigencia del diagnóstico realizado por el CIAE y a partir de los acuerdos
de actualización del plan de formación de la línea de la Licenciatura en agosto del año 2019
(FCH, 2019) tomados por las y los académicos/as de la FCH, es que se consensua el diseño de un
modelo orientador para la formación de profesores que se sustente en un marco teórico con
identidad, que trascienda la lógica instrumental y se oriente a que los estudiantes entiendan las
injusticias, sus causas, el desarrollo de propuestas para el cambio y el cambio mismo (FCH,
2019).
Este informe se compone de seis capítulos, los cuales son: I) Estado del arte sobre la
formación de profesores; II) Modelos de formación de profesores; III) Antecedentes para la
construcción de un modelo para la formación de profesores; IV) Diagnóstico para el Modelo
Orientador para la Formación de Profesores; V) Modelo Orientador para la Formación de
Profesores; VI) Aspectos curriculares sobre los planes de formación de pedagogía de la FCH.
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Capítulo I
En este capítulo se presenta un estado del arte sobre la formación de profesores para
Chile, de acuerdo con la literatura revisada y necesidades sociales, educativas y territoriales.
Las actuales tendencias para la formación del profesorado, en tanto formación inicial de
nuevos docentes, remiten principalmente a su necesidad de innovación y cambio a razón del
agotamiento de un modelo de formación homogéneo, tradicional y estandarizado frente a las
nuevas vivencias de heterogeneidad social y de diversidad cultural, conforme al avance de las
dos primeras décadas del siglo XXI. En la contemporaneidad, cobra vital relevancia que la
formación de nuevos profesores concentre su atención en un modelo dialógico, de integración
e interdisciplinario, vinculado colaborativamente con su territorio y las escuelas, centrado en la
justicia social y con perspectiva de género, marcadamente intercultural, socioafectivo y
orientado hacia el cuidado del medioambiente, entre otras cualidades y necesidades de la
contemporaneidad misma. A ello se suman las constantes demandas establecidas por las
intuiciones ministeriales, como también los cambios en la estructura orgánica de las propias
instituciones universitarias para con la formación de nuevos profesores, lo que se visualiza en la
constante necesidad de modificación o de rediseño de los modelos pedagógicos y curriculares
que sostienen a los planes de formativos.
De acuerdo a ello, tales autores afirman que “la manera en que se organiza el
aprendizaje y la enseñanza, las características de aquellos que aprenden, así como las bases
estructurales en donde se asienta el conocimiento a transmitir, han cambiado sustancialmente”
(p. 56), puesto que ya no es posible admitir los procesos formativos de acuerdo a un sistema de
escuelas tradicionales concebidas desde una estructura que fomenta el aislamiento, la
repartición en disciplinas en los planes de estudio, la agrupación homogénea, la regulación del
tiempo escolar a través de un horario estricto y la evaluación a partir de pruebas
estandarizadas. Es por esta razón que es posible afirmar que el formato tradicional de
preparación del profesorado registra serios signos de agotamiento ante los retos planteados
durante las dos primeras décadas del siglo XXI (Darling-Hammond, 2017).
Vaillant y Marcelo (2021), también sostienen que para la innovación de los planes
formativos resulta necesario el entendimiento de la integración y la interdisciplinariedad
basada en prácticas-clave, la consideración del aspecto emocional en la docencia, la promoción
de la colaboración e intercambio y la valorización de los aprendizajes informales y los procesos
de autoformación. Todo esto con el fin de replantear no solamente el currículo formativo sino
también los espacios de aprendizaje puesto que, las aulas de clase deben ser entendidas como
ambientes flexibles y abiertos donde los formadores de distintas especialidades compartan
espacios y tiempos para facilitar la adquisición por parte de los estudiantes de un conocimiento
integrado (Vaillant y Marcelo, 2021).
De esta manera, los autores sugieren que uno de los pilares fundamentales para avanzar
en la generación de resultados educativos igualitarios consiste en “la consideración de un
currículum que incorpore el contexto cultural de los sujetos y sus comunidades, que permita
articular iniciativas locales junto con condiciones prevalecientes en las escuelas […] desde la
cual empoderar a los sujetos para agenciar procesos movilizadores” (p. 647). Por tal motivo
Ferrada et al. (2013), finalmente proponen
Por ello resulta relevante que “la escuela se constituya en una entidad multicultural donde el
estudiante no solo aprenda el contenido erudito sino que también aprenda los
contenidos con significados de su propia existencia social, esto es, los contenidos de su
propia cultura de referencia” (p. 647).
Por ello, bajo el entendido del desarrollo de la educación emocional, en tanto “conjunto
de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y
regular de forma apropiada los fenómenos emocionales” (Bisquerra, 2003, p. 21), las autoras
refieren que la calidad de la formación inicial docente no puede sostenerse únicamente en el
desarrollo de un desempeño curricular homogéneo, unificador o generalista tanto del contexto
como del perfil docente y del estudiantado, sino que es necesario dar mayor importancia a las
emociones y educar la dimensión desde la perspectiva emocional integrada a la cognitiva, pues
aquello no solo resulta ser relevante para el éxito académico, la disminución de la violencia y la
mejora de la calidad de vida (Berger et al., 2009; Casassus, 2015), sino, sobre todo, porque
permitiría “desarrollar una pedagogía que reconozca el sentido de la pluralidad, diversidad y la
subjetividad del otro, así como de sí mismo” (p. 581).
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Capítulo II
Modelos de la Formación
En este aparto se realiza una revisión teórica sobre diversos modelos que se han
utilizado en la formación del profesorado a través de la historia, basándonos en el trabajo
realizado por Loya (2008), el cual presente siete modelos: Modelo de Adquisiciones
Académicas, Modelo Eficacia Social técnica, Modelo Naturalista, Modelo en el Centrado en el
Proceso, Modelo Crítico, Modelo Reconstruccionista Social, Modelo Situacional. Estos modelos
sirvieron como sustento teórico para la confección de los instrumentos que se utilizaron en el
diagnóstico realizado a los académicos/as de la FCH para el diseño del modelo orientador para
la formación de profesores de la UNAP. A continuación, se presenta un pequeño resumen de
cada modelo:
entendimiento de que los buenos maestros son aquellos que conocen en profundidad la
disciplina que enseñan.
Modelo Naturalista
Modelo Crítico
Modelo Situacional
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Capítulo III
En este capítulo se presenta una revisión de los antecedentes que informan y a los que
responde el modelo. Los antecedentes que se revisan son institucionales, regionales y de
políticas educativas.
Antecedentes UNAP
Para el diseño del nuevo modelo orientador es necesario realizar una revisión de los
antecedentes más relevantes encontrados en la facultad e institución, los que permiten situar y
contextualizar este trabajo.
Diagnóstico CIAE
En el marco del proyecto MECESUP UAP 1107 del año 2011, se realizaron diversas
asesorías pertinentes, conducentes a una propuesta de un modelo pedagógico de formación de
profesores. En el año 2012, el CIAE realiza un diagnóstico el cual emana del deseo de “dar
respuesta a los nuevos desafíos y demandas de la sociedad a las instituciones formadoras de
profesores y, particularmente a las necesidades educativas de la Región de Tarapacá (...)
finalizando en una propuesta de ajuste al plan de formación inicial docente existente en la
UNAP, acorde con su modelo educativo y su realidad institucional y regional” (Varas et al.,
2012, p. 2). El diagnóstico establece sugerencias de ajustes al modelo de formación inicial
existente en el momento y también entrega recomendaciones y directrices respecto de las
acciones a llevar a cabo, considerando su viabilidad en el tiempo y una organización más
pertinente de acuerdo a los objetivos de la facultad en aquel momento.
El modelo propuesto opta por poner al centro del modelo al Conocimiento Pedagógico
del Contenido (CPC), a través del cual se manifiesta la voluntad de integrar conocimientos
disciplinares y pedagógicos; en su defecto, integrar conocimientos teóricos y práctico, como lo
presenta la Figura 1.
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Figura 1
El modelo sugerido por el CIAE fue utilizado para proyectos y otros documentos, y
también fue adoptado por algunas carreras y/o académicos/as. No obstante, de acuerdo a los
antecedentes recopilados por los autores de este documento, no existió una implementación
oficial y transversal para todas las carreras e integrantes de la facultad.
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El nuevo programa define un plan común de formación pedagógica para todas las
carreras de pedagogía de la FCH, el cual entrega a los estudiantes la formación básica a través
de la Licenciatura en Educación (FCH, 2014). Se esperaba que este plan de Licenciatura
trabajara “en estricta relación con la Línea de Prácticas Pedagógicas (Formación Profesional),
cuyo sentido es poner en ejercicio los aprendizajes logrados en las actividades curriculares de la
Licenciatura” (FCH, 2014, p. 2). La implementación de este programa de licenciatura permitiría
asegurar aprendizajes de calidad de base para todos los estudiantes de pedagogía de la
facultad. Además, definía, valoraba y desarrollaba las competencias fundamentales del
pedagogo y optimizaba el uso de recursos humanos y materiales con que contaba la facultad.
Se actualizaron los programas de estudio, teniendo como base común la formación de los
futuros educadores de todas las carreras de pedagogía, incorporando en los currículos de
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formación inicial las demandas de la sociedad del conocimiento, del currículum escolar, y los
estándares orientadores para la formación inicial docente.
pudiese ser transversal a todas las carreras de pedagogía, entendiendo que “la práctica
pedagógica es uno de los componentes de la formación inicial de mayor importancia y
trascendencia para la construcción del conocimiento profesional de los futuros profesores”
(Castro et al., 2015, p. 5).
Este equipo de trabajo tuvo dos tareas importantes: 1) reformular y reorientar las
prácticas de las carreras de pedagogías, y 2) situar a las prácticas como eje articulador del plan
de formación, y que a la vez sea el sistema de monitoreo y seguimiento de los aprendizajes de
los estudiantes durante su trayectoria formativa. Lo anterior implicaba considerar un proceso
de evaluación de las competencias declaradas en la formación pedagógica y disciplina
contenidas en las distintas actividades curriculares de los planes de formación de todas las
pedagogías de la FCH. Este aspecto es de suma importancia, pues se constituye en una
herramienta eficaz para monitorear el proceso de formación de los pedagogos en función de la
Prueba INICIA en aquel momento, a la que eran sometidos todos los egresados de pedagogías
en ese momento.
La línea, como eje articulador de la formación de profesores, se creó para ser común a
todas las carreras de pedagogía de la facultad. Se propuso como un sistema de monitoreo y
seguimiento de los programas, comprendiendo acciones de integración, evaluación y
seguimiento del logro de las competencias profesionales, pedagógicas, disciplinares y genéricas
declaradas en los perfiles de egreso de los planes de formación.
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Con ello, el PMI buscaba formar a los profesores del siglo XXI que Chile necesita, con
competencias profesionales de alto nivel que generen cambios notables en la calidad de los
aprendizajes, ya sea tanto al interior de las aulas escolares como en la comunidad educacional
en general, pero considerando particularmente a los entornos regionales de mayor
vulnerabilidad al priorizar las minorías socioeconómicas y étnicas de la región de Tarapacá. Por
esta razón, finalmente, se pretendió llevar a cabo un modelo institucional de formación de
profesores centrado en la integración y en la práctica, de acuerdo con los diversos
componentes que intervienen en la formación de los profesores y en los procesos educativos
propiamente tales.
Dentro del PMI se diseñaron variadas acciones que fueron conducentes a diversos
perfeccionamientos, talleres de expertos, asesorías técnicas, entre otras, en los cuales
participaron activamente las y los académicos/as de la facultad. Entre los resultados de los
informes de salida de estas actividades, se concluye la importancia de abordar dentro de las
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● Problematizar desde la biografía de aula, las situaciones cotidianas, las rutinas, los
estereotipos, las resistencias, los supuestos, las relaciones sociales, los currículos, los
métodos, las técnicas.
● Reflexionar críticamente sobre su práctica con grupos contenedores que favorezcan los
cambios.
Con relación al enfoque personalista, este señala que la formación de profesores puede
apoyarse en la epistemología fenomenológica y en la psicología del desarrollo, humanista y
perceptual. Dentro de este enfoque, la enseñanza consiste en crear las condiciones adecuadas
de autodescubrimiento personal. Mientras que, en el enfoque basado en la indagación,
visualiza la enseñanza como un medio para conseguir una sociedad más justa y democrática y el
rol del profesor en este enfoque es de un reflexivo sobre su práctica, flexible y abierto a
cambios, crítico consigo mismo y con dominio de destrezas, lo que permite el desarrollo de
estrategias y metodologías que conducen al docente a prácticas críticas. La Figura 2 ilustra el
modelo de formación a través de la práctica reflexiva.
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Figura 2
Asimismo, el plan estratégico establece cinco desafíos institucionales, para los cuales se
desplegarán distintas iniciativas y acciones definidas, las que serán desarrolladas a lo largo del
periodo 2020-2025. Estos desafíos son: 1) contribuir al desarrollo sustentable, transferencia
tecnológica, innovación y emprendimiento, 2) fortalecer la investigación y el posgrado hacia la
complejidad, 3) fortalecer la gestión y el aseguramiento de la calidad, 4) formar profesionales
integrales para el desarrollo nacional, y 5) impulsar la vinculación y posicionamiento
institucional. La Figura 3 ilustra los desafíos de la UNAP y los objetivos operativos
correspondientes.
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Figura 3
El Plan de Desarrollo de la FCH (FCH, 2021) presenta cómo durante sus casi diez años de
existencia, la FCH ha avanzado en el desarrollo de sus áreas de docencia, investigación,
vinculación con el medio y gestión, manteniendo a nueve carreras que la componen, las cuales
están acreditadas o en procesos de autoevaluación, lo que demuestra su alto grado de
compromiso en la formación de futuros profesionales, en pos de la calidad, con la que egresan
nuestros estudiantes.
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Este plan establece siete objetivos estratégicos que guiarán la estrategia de trabajo
durante los restantes años. Estos son: 1) mejorar los resultados de la progresión estudiantil, 2)
mejorar la pertinencia, vigencia y calidad de la oferta académica de Pre y postgrado, 3)
fortalecer la identificación y vinculación con futuros/as estudiantes, titulados/as y
empleadores/as, 4) gestionar efectivamente servicios de apoyo integral a la comunidad
universitaria, 5) potenciar el sistema de aseguramiento de la calidad, 6) aumentar la
productividad científica institucional, y 7) impulsar el desarrollo de asesorías de acuerdo a las
características y potencialidades de las unidades académicas o administrativa.
Contexto Regional
Para este modelo orientador, se hace necesario revisar los principales datos de la
realidad educativa en la región de Tarapacá, considerando el perfil del alumnado, oferta y
demanda educativa y las posibilidades de crecimiento y diversificación de la matrícula en el
área de las pedagogías. Ello merece especial atención si se piensa en los cambios en el contexto
educativo que se originarán a propósito del proceso de desmunicipalización, cuestión que aún
no se encuentra del todo resuelta, así como con eventuales cambios estructurales a nivel país.
En este sentido, la siguiente revisión se estructura, en primer lugar, con una revisión del
perfil del alumnado tarapaqueño. En segundo lugar, se describen las principales estadísticas
educativas nacionales, relacionadas con matrícula y evolución de esta en las diferentes áreas
pedagógicas. En tercer lugar, se revisa en detalle los datos de la región, en especial, aquellos
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que dicen relación con la demanda de matrícula en las carreras de pedagogía, tanto en la UNAP
como en el resto de las casas de estudios superiores en Tarapacá. Finalmente, se revisa la
demanda de profesores que tendrá la región y el país en los próximos años.
De acuerdo con el censo 2017 (INE, 2017), la región de Tarapacá se caracteriza por
contar con una proporción de niños, niñas y adolescentes que es la más alta a nivel nacional,
con un 23,4% de menores de 15 años sobre la población general. En cuanto a estudios, el
MINEDUC consigna un aumento de la matrícula en la región, la cual pasó de una matrícula total
de 77.807 para el 2017 a 81.556 en 2020. En términos de pertenencia a pueblos originarios, un
32,5% de la población de la región, menor de 18 años, se reconoce en el censo 2017 como
perteneciente a algún pueblo originario, siendo Tarapacá una de las regiones con el mayor
porcentaje de población que se reconoce como parte de un pueblo originario, junto a las
regiones de Aysen, Atacama y los Lagos (Subsecretaría de la Niñez, 2020).
Por otra parte, desde el punto de vista de los niveles de pobreza experimentados por la
población infantil en la región de Tarapacá, de acuerdo con la encuesta CASEN 2020 (citado en
OCEC – UDP, 2021):
que la región ocupa el segundo lugar a nivel nacional, con un 70,8% de NNA que viven en
hogares que han presenciado o vivido en el último mes situaciones de consumo de drogas en su
área de residencia, estando solo por debajo de la región metropolitana, la cual registra un
76,6%.
En cuanto a escolaridad, la región posee un 24% de hogares con una baja escolaridad,
esto es, todo hogar en el que al menos uno de sus integrantes mayor de 18 años cuente con
menos de 12 años de escolaridad, representando esta cifra, por tanto, un desafío para la región
(Williams, 2021). Este panorama tiende a perpetuarse si se considera la tasa de prevalencia de
la exclusión escolar en la región, pues, de acuerdo Centro de Estudios del Mineduc, CEM
(Bonomelli, Castillo y Croquevielle, 2020), Tarapacá junto a Aysen y los Lagos presentan las
mayores tasas de deserción escolar con un 7,1%, 7,9% y 6,9% respectivamente.
Tabla 1
Tabla 2
De acuerdo con lo señalado por el CEM, a nivel nacional nueve regiones experimentaron
disminuciones en la matrícula en el período 2019-2020. Sin embargo, para el período 2020-
2021, 13 regiones registran aumento de matrícula. En el caso de la región de Tarapacá, si bien
es cierto que para el período 2019-2020 se experimentó una evolución al alza positiva, aunque
baja, se diferencia no sólo del promedio, sino que de la mayoría de las regiones del país en el
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período. De igual forma, la región de Tarapacá para el período 2020-2021, destaca también por
tener una evolución al alza superior al promedio nacional.
Tabla 3
Recuento Variación %
Artes y música 757 732 678 459 -3,30 -7,38 -32,30 -39,37
De acuerdo con el Gráfico 1, una de las principales conclusiones del estudio señala que
la matrícula total de pedagogías entre los años 2010 y 2021 es mayoritariamente femenina. Sin
embargo, al observar la evolución de los datos entre hombres y mujeres matriculados, parece
evidente que la mayor caída en la matrícula, o al menos la más abrupta en el último tiempo, es
la de las mujeres.
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Gráfico 1
En términos gruesos, es posible señalar que en general las regiones del país, salvo casos
muy específicos en el extremo sur de Chile, poseen una tendencia al alza en las matrículas de
pregrado en sus casas de estudio, sin embargo, de las 13 regiones que presentan esta
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condición, de acuerdo con el Consejo Nacional de Educación (2021), la mayor parte de ellas
experimenta alzas más bien leves e incluso fluctuaciones negativas también de cierta levedad,
tal como lo muestra la Tabla 4.
Tabla 4
Variación porcentual de la matrícula en la región del Tarapacá, desde el año 2012 al 2021
2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021 Var. 2012-
2021
Matrícula 15.1 15.7 16.9 17.4 17.5 16.8 18.8 19 18.3 19 3817
Variación - 0,04 0,07 0,03 0,00 -0,04 0,11 0,02 -,04 0,04 3,8%
Fuente: Elaboración propia en base a Consejo Nacional de Educación, 2021.
Más allá de un par de años negativos, en el total, la última década para la región
significó una variación positiva en la matrícula total, incluso por encima del promedio nacional
de 2,27%, aunque más baja que algunas regiones como la Metropolitana, Coquimbo o Atacama,
en donde se registraron variaciones del período que rondan el 6%.
Tabla 5
Región 201
2011 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021
2
Antofagasta 926 711 605 668 882 1095 1143 1363 1169 1161 858
Arica y
537 389 479 492 496 670 714 951 780 745 505
Parinacota
Atacama 344 238 279 205 288 409 488 559 596 388 381
Aysén 54 125 167 111 241 234 207 206 129 140 95
Coquimbo 2092 1896 1561 1334 1307 1631 1934 2335 2001 1732 1463
32
La Araucanía 2680 2340 2790 2803 2548 3133 3387 3619 2998 2431 1663
Los Lagos 2529 2513 2459 2367 2658 2448 2343 2536 2126 1775 1415
Los Ríos 730 775 846 827 785 901 863 1012 1041 940 834
Magallanes 322 265 268 275 352 448 399 368 313 299 258
Ñuble 1791 1613 1659 1572 1471 1481 1749 1830 1559 1142 986
Tarapacá 636 600 644 701 615 737 703 994 867 869 820
Valparaíso 5479 5069 4866 4961 4758 4819 4543 5083 4868 4152 3236
Bío-Bío 5667 5869 5776 5657 5545 5523 5801 6050 5634 4767 3754
General
Bernardo 1432 1450 1280 1155 1188 1178 1552 1718 1620 1429 1126
O’Higgins
Maule 3084 2754 2533 2540 2433 2655 2950 3192 3072 2643 2136
Metropolitana 21783 20240 18871 18264 18091 19902 19474 23496 20696 18364 13679
Total 50086 46847 45082 43937 43658 47264 48259 55312 49469 42977 33209
Fuente: Elaboración propia en base a base de datos CNED.
Tabla 6
En términos de cuáles son las casas de estudio que anualmente matriculan estudiantes
en las diferentes carreras de pedagogía que se imparten en la región, la Tabla 7 da cuenta de la
información que a este respecto también informa el Consejo Nacional de Educación (2021):
Tabla 7
2015 167 68 18 0 80 39
2017 259 39 20 0 38 79
2019 404 13 33 0 6 48
2020 367 15 24 0 6 19
2021 309 0 27 0 0 0
Tal como puede apreciarse, la UNAP se ha mantenido por sobre el nivel de matrícula en
las carreras de pedagogía en la región por sobre las restantes casas de estudio, aún en aquellos
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períodos en que ha experimentado bajas en las mismas. Este escenario está marcado por el
cierre o falta de continuidad de las carreras de pedagogía en la región, especialmente a partir
de la necesidad de acreditar de manera obligatoria dichas carreras, lo cual ha impactado
directamente en el cierre de estas en los últimos años.
Para el diseño de este nuevo modelo orientador, es necesario conocer las normativas
legales que rigen los procesos de formación inicial docente y el sistema escolar (educación
parvularia, básica y media), los que dan margen referencial de acción para las carreras de la
FCH.
estudios de pedagogía y el desarrollo de una carrera profesional acorde a las necesidades del
medio. Por lo demás, crea nuevos derechos para los y las docentes en los cuales se da
importancia al acompañamiento respecto de los primeros años de práctica del ejercicio y a la
formación continua, lo que permite la actualización constante de los docentes que permanecen
en el sistema.
En particular, esta ley abarca dos ámbitos los cuales son: formación inicial docente y
nueva carrera profesional docente. En este contexto, el nuevo modelo orientador responde al
primer ámbito. Se establecen por primera vez requisitos de ingreso a todas las carreras de
pedagogía y la acreditación obligatoria de las carreras la que será realizada por la Comisión
Nacional de Acreditación (CNA) acorde a criterios de calidad. La ley indica que las carreras
deberán cumplir con condiciones de infraestructura, cuerpo académico, programas de mejora y
convenios de vinculación y prácticas en establecimientos educacionales, entre otras. Además,
se establecen nuevos estándares pedagógicos y disciplinarios, los cuales reemplazarían a los
Estándares Orientadores para la Carrera de Pedagogías emanados el año 2014 (CPEIP, 2012a,
2012b), y que se incluyen en los programas de actividad curricular de las distintas carreras de la
FCH. Estos nuevos estándares fueron aprobados por el Consejo Nacional de Educación (CNED)
en el año 2021 bajo el nombre de Estándares de la Profesión Docente (CPEIP, 2021b), los cuales
están alineados con el nuevo Marco para la Buena Enseñanza (CPEIP, 2021) Estos estándares
sientan la base para la acreditación y orientarán a todo el sistema educativo.
La Ley N° 20.903 busca mejorar la carrera docente integrando requisitos cada vez más
exigentes para el ingreso a las carreras de pedagogía, aumentando los desafíos a las
instituciones formadoras, introduciendo el acompañamiento inicial o mentorías, promoviendo
la formación continua de las y los docentes, además de un sistema de evaluación previa al
ejercicio profesional. Los estándares disciplinarios y pedagógicos contribuyen a estas mejoras,
estableciendo los desempeños mínimos que deben evidenciar las y los futuros docentes previo
al egreso.
Los estándares actualizados sancionados en el año 2021 tributan tanto a las leyes antes
mencionadas como a las Bases Curriculares y al nuevo Marco para la Buena Enseñanza (MBE)
bajo el nombre Estándares de Desarrollo Profesional Docente (CPEIP, s.f.b), con el fin de
orientar las habilidades, conocimientos y disposiciones que deben demostrar las y los
profesores del área pedagógica y disciplinar en su etapa de formación inicial para que puedan
desempeñarse en el contexto escolar.
Cabe destacar que los estándares actualizados están alineados con los criterios de
acreditación para las carreras de pedagogía por parte de la CNA y con la elaboración de los
instrumentos asociados a la Evaluación Nacional Diagnóstica de la Formación Inicial Docente
(FID) por parte del Ministerio de Educación (CPEIP, 2017). En consecuencia, su implementación
será de carácter obligatorio por parte de las instituciones de educación superior que impartan
carreras de pedagogía. Por la razón anterior, han pasado de ser estándares ‘orientadores’ a
estándares ‘indicativos’ (CPEIP, 2021).
Para las y los estudiantes y postulantes a carreras de pedagogía, los estándares serán de
utilidad para tener una visión de conjunto sobre conocimientos, habilidades y disposiciones
profesionales, así como también sobre el compromiso moral propio de la profesión. Al mismo
tiempo, les servirá de referencia acerca de lo que se espera de ellas y ellos al finalizar sus
estudios y de base para comparar lo que han logrado en su proceso de formación con respecto
a dicha referencia. La construcción de estándares formativos permite comprometer en los
distintos niveles del currículo la mejora continua y principios de calidad en los programas de
formación docente. Junto con ello, contribuir efectivamente a la construcción de un sistema
37
educativo que dialoga en sus diversos niveles y que sitúa en la FID un pilar de la igualdad
educativa y social.
Evaluaciones Diagnósticas
las prácticas pedagógicas que debe desarrollar cada educador/a de párvulos de manera que
fortalezca su ejercicio ético profesional y genere las mejores oportunidades de aprendizaje de
todos los niños y las niñas, articulando todos los niveles considerados en las Bases Curriculares
de la Educación Parvularia (BCEP) desde los primeros meses de vida hasta el ingreso a la
Educación Básica (Subsecretaría de Educación Parvularia, 2019).
El MBE en Educación Parvularia supone que los y las profesionales que se desempeñan
en las aulas son primordialmente educadores/as que están comprometidos/as con los derechos
y la formación de todos los niños y las niñas. En este sentido, para lograr una buena enseñanza
se requiere que los y las profesionales se involucren en la acción de enseñar con todos sus
conocimientos, capacidades y valores para establecer una interrelación empática y sensible que
hace distintiva e insustituible la tarea educativa en todos los niveles.
Decretos 83 y 67
Dos decretos que permean el actual sistema educativo y la formación de profesores son
el decreto 83 y el decreto 67.
calificación y promoción para los alumnos que cursen la modalidad tradicional de la enseñanza
formal en los niveles de educación básica y media, en todas sus formaciones diferenciadas, en
establecimientos educacionales reconocidos oficialmente por el Estado.
Capítulo IV
Metodología
El enfoque metodológico que se utilizó para realizar el diagnóstico que sirvió de insumo
para el diseño del modelo orientador fue mixto secuencial (Hernández y Mendoza, 2018). Se
eligió este enfoque debido a la naturaleza compleja del fenómeno educativo que se está
estudiando, es decir los modelos de formación de profesores que están subyacentes en las
prácticas de los profesores universitarios. Dicho enfoque consistió en la recolección y análisis de
datos cuantitativos, mediante un cuestionario, y respecto de datos cualitativos, se realizaron
grupos focales, para su integración y discusión conjunta de los modelos presentes en la
muestra. Dentro del enfoque mixto se siguió el diseño secuencial, ya que primero se
recolectaron y analizaron los datos cuantitativos, para luego recabar y analizar los cualitativos.
Participantes
Tabla 8
Mujer Hombre
Pedagogía 3 3 2 1 2 1 6
Educación
Básica
Pedagogía en 4 5 4 1 2 2 9
Educación
Física
Pedagogía en 6 5 6 0 0 5 11
Inglés
Pedagogía en 7 3 2 2 0 6 10
Lengua
Castellana y
Comunicación
Pedagogía en 2 7 5 0 0 4 9
Matemática y
Física
Total 57
Tabla 9
Educación 3 0 2 0 1 3
Parvularia
intercultural
Educación 2 0 1 1 0 2
Parvularia
Pedagogía 3 2 4 1 0 5
Educación
Básica
Pedagogía en 3 2 5 0 0 5
Educación
Física
Pedagogía en 4 3 3 1 3 7
Inglés
Pedagogía en 3 1 4 0 0 4
Lengua
Castellana y
Comunicación
Pedagogía en 2 2 4 0 0 4
Matemática y
Física
Sólo 3 1 0 0 4 4
honorarios:
prestaban
servicios para
algunas
carreras
Fuente: Elaboración propia.
Tabla 10
Modelo Afirmación
Reconstruccionista E1. El profesor debe tener una visión sensible acerca de las
Social (MRS) relaciones entre la escuela y las desigualdades sociales y un
compromiso moral en torno a ello.
Tema 1. Teoría
1. ¿En qué principios o ejes teóricos ustedes se basan para la formación de profesores
en sus carreras?
2. Del modelo sugerido por la CIAE, ¿qué elementos de estos cree usted no deberían
mantenerse?
Tema 2. Características
Tema 3. Necesidades
50
3. ¿Cuáles son los desafíos que usted identifica en la actual formación de profesores de
la facultad?
Análisis
El análisis de datos cuantitativo se realizó en dos partes. La primera parte fue un análisis
descriptivo, cuyo objetivo es determinar cuál es el modelo de formación de preferencia tanto a
nivel de Facultad como por cada grupo de docentes según tipo de jornada, años de experiencia,
cursos que dictan o la carrera a la cual están adscritos, para esto se consideraron las medias de
las puntuaciones. Para la segunda parte, se realizó un análisis inferencial, en el cual el objetivo
es determinar los grupos de docentes donde hay diferencias significativas de las apreciaciones
del modelo (educativo); en este análisis se consideró que las variables Carrera, Tipo de
jornada, Cantidad de cursos y Años de experiencia, tienen más de dos categorías y, además, se
utilizó una escala de Likert para registrar las respuestas de los académicos, por lo que la prueba
estadística aplicada fue ANOVA no paramétrico de Kruskal-Wallis y las pruebas post-hoc de
Games-Howell para aquellas diferencias significativas al 95% de confianza.
Resultados y Hallazgos
Resultados Cuantitativos
Tabla 11
Se destaca que dentro del grupo de modelos que propone Loya (2008), el Modelo
Crítico en conjunto con los Modelos Reconstruccionista Social y Situacional, obtienen los
puntajes más altos al considerarse como modelos complementarios, los que se aprecian en la
Figura 4.
Figura 4
52
Análisis inferencial. Los resultados de la prueba ANOVA por modelos indicaron que la
carrera adscrita y la cantidad de cursos no muestran diferencias significativas en ningún
modelo.
entre 21 y 25 años (M=4), sig.=0.032, IC95% [0.916, 1.084]. Por lo que los docentes con más de
30 años de experiencia tuvieron una mejor opinión.
Hallazgos Cualitativos
Los hallazgos encontrados de los grupos focales revelaron siete temas con sus
respectivos subtemas los cuales informan sobre el profesor que se formará en la FCH. Los
temas principales son: modelo de adquisición académica, modelo crítico, modelo situacional,
modelo reconstruccionista social, didáctica, perfil UNAP y desafíos en la formación inicial
docente, los cuales se aprecian en la Figura 5.
Figura 5
Modelo de adquisición académica. Se plantea una referencia a este modelo que indica
la segmentación del proceso de enseñanza y de aprendizaje en unidades aisladas. Se señala que
es el modelo usado y conocido por la facultad. Según lo comentado por el siguiente
participante:
Tiene que ver primero en el eje de las prácticas tempranas, que los estudiantes tengan que ir
poco a poco, de manera progresiva, para que los estudiantes vayan insertándose en el mundo
escolar a través de un acompañamiento de distintos profesores, equipo de gestión de la carrera,
que los acompaña en este proceso de desarrollo de habilidades docentes que ellos deben ir
adquiriendo durante todo su plan de formación. (pp. 6.1; PLCC)
Incorporaría las particularidades regionales, es decir, que sean también foco de nuestro proceso
formativo, sin obviar que estamos en un contexto global y que nuestros estudiantes se pueden
ir, entonces la manera de articular lo que somos con lo que son otros contextos, poniéndolos en
distintos ambientes culturales, distintas situaciones, aprovechando toda la diversidad
sociocultural para potenciar a los estudiantes. Conforme a eso y dado que generalmente
nuestros estudiantes son de la región de Tarapacá y de contextos adversos, dejaría de ver a
nuestros estudiantes como déficit y entendería que eso que traen, a propósito de su condición y
origen, es la chispa que puede potenciar a que nuestros estudiantes sean gestores de
transformación social. Esto lo vería como una oportunidad que tiene la UNAP para llevar a cabo
un modelo de formación que incorpore estos aspectos. (pp. 8.48; Honorarios)
55
Del mismo también se infiere la didáctica participativa, es decir donde existe una
dinámica de aula en la cual el aprendizaje y la enseñanza es colectiva. Esta postura se refleja en
la respuesta siguiente:
Yo creo que es importante que los estudiantes aprendan que lo que aprenden no es para ellos,
es para todos. Entonces, me gustaría que el estudiante muchas veces va a estar en una zona de
desarrollo real y otras veces en una zona de desarrollo próximo y que el aprendizaje es mejor
cuando es colectivo. Creo que eso cambiaría mucho nuestras clases, los procesos de aprendizaje
de nuestros estudiantes (universidad) y en las aulas en los colegios. Veo mucho egocentrismo
pedagógico. (pp. 8.28; Honorarios)
Crearle las condiciones y los espacios de oportunidad para que ellos se vayan transformando en
lo que ellos quieren llegar a ser. (pp. 3.24; PEB)
Dentro de esa misma línea, nosotros tenemos que tener una capacidad de reflexión y una
capacidad de crítica fundamentada, porque no podemos seguir recibiendo las indicaciones
propias que vienen del estado en relación a lo que nosotras tenemos que formar, o sea, siguen
desde los estándares y el marco de las pedagogías una lógica monocultural, pero cuando uno se
encuentra con las realidades regionales, pensamos cómo lo adaptamos a lo local. (pp. 2.40; EPI)
para nosotros es un desafío formar estudiantes y futuros profesores que sean críticos a estos
países, en aquello que es destacable y en aquello que es muy criticable y los hace ser súper
potencia (Pp. 5.6; PING)
57
Desde las pedagogías feministas y el enfoque de género eso es lo que se cuestiona y aborda, “las
creencias”, como hemos fijado y entendido el género, como hemos leído los cuerpos se debe a
las creencias que se han instalado y naturalizado. (pp. 6.12; PLCC)
Modelo situacional. Dentro de los modelos que dialogan entre sí, está el modelo
situacional. En este contexto, los participantes destacan factores territoriales que se enmarcan
dentro del enfoque crítico en la formación de profesores. Veamos las siguientes respuestas:
Debemos escuchar las necesidades de la gente en el entorno, porque ellos nos van a demandar
conocimientos para el desarrollo de ella, entonces tenemos que escuchar a la gente. (pp. 3.34;
PEB)
Aquí, por ejemplo, el tema de las realidades de vulnerabilidad, que tienen algunos centros
educativos. Conversando con un colega, surgen temas de diferencia de vulnerabilidad cuando se
habla de altiplano y caletas, entonces ahí hay un tema de contexto y territorio que es propio de
la región, que vale la pena explorarlo. Cuál es el diagnóstico de necesidades y también de
conocimiento y territorio que hay acá, también atendiendo al tema indígena. Ahora los
movimientos de inclusión están cada día más presentes, en todos los aspectos sociales. Ir
pensando de aquí a futuro como será la realidad en estos nuevos temas, estos temas inclusivos,
no solo desde lo cognitivo o motriz, sino también los temas de discriminación, lo racial, la
xenofobia, en la identidad sexual. Esto parte en la escuela, en la formación, en la educación.
Estas son las realidades que les vienen a los futuros profesores. (pp. 7.19; PMF)
yo creo que un estudiante de la UNAP debe tener claro que forma parte de un escenario
geopolítico, geográfico que es lejano al centro e involucra algunos fenómenos como las
migraciones y eso incluye a que Iquique no solo está recibiendo migrantes ahora último, si no
que siempre ha figurado activo en la presencia de migraciones. (pp. 3.20; PEB)
58
La idea de esto es hacer una transformación social y tiene que ver con las políticas públicas. Sin
embargo, mientras más docentes entiendan que hay que hacer una transformación en las
escuelas, tener una mirada más sociocrítica y humanista, recién podemos lograrlo. (pp. 8.5;
Honorarios)
Incorporaría las particularidades regionales, es decir, que sean también foco de nuestro
proceso formativo, sin obviar que estamos en un contexto global y que nuestros estudiantes se
pueden ir, entonces la manera de articular lo que somos con lo que son otros contextos,
poniéndolos en distintos ambientes culturales, distintas situaciones, aprovechando toda la
diversidad sociocultural para potenciar a los estudiantes. Conforme a eso y dado que
generalmente nuestros estudiantes son de la región de Tarapacá y de contextos adversos,
dejaría de ver a nuestros estudiantes como déficit y entendería que eso que traen, a propósito
de su condición de origen, es la chispa que puede potenciar a que nuestros estudiantes sean
gestores de transformación social. Esto lo vería como una oportunidad que tiene la UNAP para
llevar a cabo un modelo de formación que incorpore estos aspectos. (pp. 8.49; Honorarios)
Que los egresados en el lugar en que se desenvuelvan (colegio, entidad), que sean líderes.
Líderes y protagonistas, además de su profesión para formar grupos humanos que tengan
conciencia social y quieran hacer transformaciones sociales para mejorar desde la Región o
desde otros puestos de decisiones, políticos. De hecho, tenemos algunos egresados que se
desenvuelven en esto. (pp. 4.22; PEF)
Gestor del currículum. Como institución, no podemos formar docentes pensando sólo
en los estándares orientadores para la FID. Los cambios son vertiginosos, y se necesita que el
59
currículum sea sensible al entorno socio cultural. Para ello el profesorado debe ser formado
como gestor curricular. En este sentido se tienen las siguientes respuestas:
Entonces nos preguntamos deberíamos preparar para qué a los jóvenes, si ellos tienen que
desempeñarse allá. Entonces quizás ahora la mochila va a ser híbrida, para estar a tono. Una
parte de esa mochila que va a seguir igual, porque se cambie o se aprueba el plebiscito de la
nueva constitución y eso va a demorar entre 10 a 15 años que mejore el tema de la
desmunicipalización. En este intertanto, nuestros egresados van a estar viviendo esa situación y
tendrán que ser expertos en gestión curricular, saber diseñar sus clases, ser buenos didactas,
evaluadores que la agencia te dice para el aprendizaje, pero igual estás evaluando el
aprendizaje, esa controversia que hay, esta es una parte de la mochila. (pp. 8.40; Honorarios)
Estas características se van a desprender de las competencias y tiene que ver con ser un líder
(dentro y fuera de la clase), de generar estos cambios que se requieren en la educación (a nivel
micro y macro). (pp. 6.19; PLCC)
Didáctica. La definición que se señala versa sobre la importancia del ejercicio práctico
para poder desarrollar capacidades. Se destaca la importancia de integrar disciplina y formación
pedagógica, sobre todo considerando la importancia de un aprendizaje holístico. Los
participantes se refieren a tres formas principales de conceptualizar la didáctica: una visión
crítica (orientada a la transformación del currículum), una visión socio cultural (que enfatiza la
importancia de la mediación y consideración del contexto del aprendiz) y desde la visión
didáctica del contenido (que destaca la transposición didáctica a través de metodologías de
enseñanza).
Pero yo creo que de todas maneras la idea está en trabajar desde la didáctica de la enseñanza, el
que las y los profesores sean capaces de transformar los conocimientos para que de alguna
manera compartir esos conocimientos con los estudiantes y desde ahí co-construir el
conocimiento. (pp. 5.3; PING)
Yo creo que tiene que ver con el saber disciplinar, el saber ser y hacer. Con respecto al saber
disciplinar, saber acerca del aprendiz y su contexto y también el de la enseñarle a ese aprendiz
60
dentro de ese mismo contexto. En palabras simples, manejar la disciplina, manejar la didáctica y
también tener conocimiento a quien le estamos enseñando y en qué contexto se encuentra. (pp.
5.13; PING)
Según mi criterio, sería un “conocimiento didáctico del contenido” (tesis de Berry del 2011),
porque Shulman es de los años 80 y sólo lo han actualizado. Es por esto que creo que Berry
podría ser un aporte cuando hablamos de modelo, porque va al conocimiento didáctico del
contenido y ahí te transforma los paradigmas, porque te centra en lo que es la pedagogía. (pp.
6.6; PLCC)
Desde ya te digo que yo siempre he sido crítico con lo que ha pasado a nivel nacional, pero
teníamos que alinearnos porque en la academia éramos muy divergentes a lo que pasaba en la
escuela, porque estábamos pensando en la investigación etérea que no aterrizaba nunca, y
durante más de 30 años pasó eso. Entonces el contexto político, sociopolítico nos empujó a
alinearnos un poco más con la escuela. (pp. 8.20; Honorarios)
Por ejemplo, hay un modelo que se llama GMTCK el conocimiento específico del profesor de
matemáticas, y este levanta un modelo con esta base que plantea Shulman con estos distintos
conocimientos, el didáctico, el pedagógico en la disciplina y aquí se establecen seis dominios
61
que tienen con el dominio de los temas, las enseñanzas de las matemáticas, cuáles son las
características del aprendizaje de las matemáticas y otros más. Desde aquí, podemos
plantearnos las competencias que se requieren para desempeñarse en lo que se conoce como
el conocimiento del siglo 21, de conocer la matemática, conocer la didáctica, conocer la
pedagogía, la importancia de la articulación de ello (que lo hemos intentado hacer en las
prácticas, en los ramos de didáctica), y estas nuevas competencias de la inclusión, respeto a la
diversidad, desarrollo sostenible. (pp.7.7; PMF)
Este modelo se destaca en contraste al anterior modelo propuesto por la CIAE. Se critica
que el modelo basado en el Conocimiento Pedagógico del Contenido no tuvo mayor influencia
en el quehacer, investigativo ni formativo en la FCH.
Yo mirando los planes, observo que es por una línea más pedagógica. Recuerdo que leí mucho el
modelo de la facultad, que se basaba en Schön. Pero, así como carrera, personalmente no tengo
claro desde donde nos paramos para la formación y me gustaría mucho saberlo, y si no está
claro conversarlo para construirlo. (pp. 4.4; PEF)
Yo quisiera decir que nos basamos en el modelo de Shulman, pero no sé qué tan así sea. (pp.
5.2; PING)
Perfil del profesor UNAP. El perfil del profesor UNAP responde a distintos elementos
que se entrelazan para describir características afines a la sociedad en la cual nos encontramos.
Dentro de este perfil, se plantea a un profesor crítico, facilitador del aprendizaje y la
indagación. Se destaca también la importancia de la formación ética, ya sea como algo
observado o algo a proyectar en la formación del profesorado. Es así, que se argumenta sobre
62
En lo que es física, la que más he usado incluso también en las tesis, porque llama la atención, es
el aprendizaje por indagación, donde básicamente los estudiantes con 5 o 6 pasos, dependiendo
del detalle de la situación didáctica, los estudiantes juegan a ser científicos, descubren, indagan
y aprenden, que es distinto a cuando se expone en la parte clásica. (pp.7.4; PMF)
Formación ética.
a) Amoroso
Tengo que decir que lo que diferencia a los egresados de la UNAP con los de otras universidades
(UTA, Antofagasta y otras del sur), según mi experiencia es sobre todo en los profesores de
inglés, en su creatividad, lúdicos, clases maravillosas desde el primer día. Todos los profesores
eran potentes, entretenidos. Les puedo decir que esto fue hace tres años, cuando pude ver al
último profesor que contratos y la universidad tiene eso. Tenía otros egresados de psicología
súper humanos. (pp. 8.40; Honorarios.
Con respecto a las características, creo que un profesor tiene que ser flexible, ser proactivo,
innovador, empático. Además, optimista, porque hay estudios que demuestran que en la
medida que el profesor tiene confianza en lo que puede llegar a sus estudiantes, a esos
estudiantes les va mejor. (3.25; PEB)
63
Tenemos que ser capaces también de asumir riesgos. De, por ejemplo, a veces decir NO. Lo peor
que puede hacer un profesor o formador es tener miedo y menos tener miedo de sus
estudiantes. (pp. 1.43; EPA)
Según mi opinión, por lo que he visto en las prácticas, cuando los estudiantes tienen que
manejar ciertos grupos, lo que más tiene defecto es la cercanía que puedan llegar a tener los
estudiantes con las cosas del diario vivir de sus alumnos, por ejemplo, he visto estudiantes
(mayores) que cuando intentan llegar a sus alumnos con temas que son desconocidos para ellos,
por mucha teoría que tenga, por mucha didáctica que se utilice, los alumnos no aprenden y no
se motivan a participar. En ese contexto, se hace mucho más fácil enseñar matemáticas y
enseñar didáctica, cuando el profesor está realmente interesado en el día a día de sus
estudiantes. Esto no es algo que se pueda enseñar, tiene que ver más con una cuestión de ser
más persona, generar confianza en los estudiantes (cercanía, proximidad). (pp. 7.8; PMF)
La respuesta tiene que ver con elementos que son actitudinales, desde principios, desde valores
y desde forma de ser y estar, de relacionarse y de interactuar. Se habla de alguien que entiende,
que escucha, que se conecta, que se vincula y que interactúa, pero también aspectos del
profesor exigente, que a veces era duro, pero que siempre estaban ahí al mismo tiempo que la
alegría, el buen humor y el carisma. (pp. 1.12; EPA)
b) Igualdad de trato
Debemos estar más preparados para la diversidad y la inclusión, porque todavía tenemos
estereotipos y formas de trabajar de una sola forma, por ejemplo, hacer la clase igual para
todos, etc. (pp. 3.35; PEB)
c) Igualdad en participación
Cuando un profesor es flexible a la hora de las evaluaciones o lo conversa con sus estudiantes,
creo que obtiene mejores resultados en lo que es la participación. (pp. 7.14; PMF)
la región algo mejor. Que haya un aporte desde su profesión como profesor. Que sea un
egresado innovador, aparte de todo lo que se dijo anteriormente. Socialmente consciente y
creativo. (pp. 8.35; Honorarios)
Aquí la idea es que las educadoras conozcan otra base epistemológica que es la base indígena,
que no tiene ninguna relación con el mundo occidental. Desde ahí entonces mirar esta otra
realidad de cómo se considera la inclusión y diversidad en el mundo occidental versus de cómo
se considera desde el pueblo originario, que son lógicas que tienen dinámicas y acciones
distintas. Es como mirar desde nuestra vereda y desde el frente también como es la lógica de
acción de la comunidad indígena que es completamente distinto. (pp. 2.9; EPI)
abordar la perspectiva intercultural, y eso pensándolo desde una perspectiva crítica, donde el
problema de la justicia vinculada a los grupos invisibilizados, marginados, hoy día continúa y se
hace presente con mecanismos que son muy solapados, poco oblicuos que no necesariamente
son explícitos. (pp. 3.6; PEB)
e) Igualdad de estima
En el fondo, integrar todo toda esta diversidad en lo que estamos haciendo, en el Colegio y que
esa visión de cómo lo hacemos, impacte en los estudiantes para que después ellos también lo
tengan incorporado como parte del valor del territorio donde viven. (pp. 4.39; PEF)
Además, las estrategias para trabajar con los alumnos especiales, que requieren didácticas
diferentes, por ejemplo, el DUA que no es del área nuestra tradicional, sino que de la educación
especial pero que hoy en día todos los profesores deberían conocerlo porque son estrategias
que sirven a todos los alumnos y aquellos con capacidades diferentes. El adolescente con el que
trabajamos de hoy en día ha cambiado, por lo que no podemos seguir usando las mismas
estrategias de aprendizaje, además dentro de ellos están quienes tienen capacidades especiales
a los que debemos responder igual. Uno se tiene que hacer cargo de todos los alumnos que
están en el aula y eso debemos trasmitirlo a los futuros docente, con herramientas concretas
para hacerse cargo con efectividad. (pp. 8.58; Honorarios).
a) Buen comunicador. Dado que se define como perfil de entrada dificultades en la comunicación
oral y escrita, sobre todo en cuanto a las habilidades comunicativas, la planificación de la
formación debe considerar intervenciones que le promuevan.
Lo otro es que sean didácticos. Que sean profesores que sean capaces de desarrollar la teoría
pero que sea práctico en hacerlo, porque los alumnos lo van a comprender de esa manera
(lúdico y creativo). Que sea un buen comunicador, que sea alguien que llegue al alumno. (8.31;
Honorarios)
Debe tener competencias de habilidades sociales, de poder abordar los conflictos, resolución de
conflictos, de ser una persona respetuosa de las diferencias culturales, identidades. (pp. 6.20;
PLCC)
c) Liderazgo
que los egresados en el lugar en que se desenvuelvan (colegio, entidad), que sean líderes.
Líderes y protagonistas, además de su profesión para formar grupos humanos que tengan
conciencia social y quieran hacer transformaciones sociales para mejorar desde la Región o
desde otros puestos de decisiones, políticos. De hecho, tenemos algunos egresados que se
desenvuelven en esto. (pp. 4.22; PEF)
d) Trabajar colaborativamente
Lo otro, es lo del trabajo colaborativo al interior de las escuelas. En las escuelas, lo profesores ya
entendimos que tenemos que dejar de ser islas y esa es una competencia que tenemos que
desarrollar en nuestros futuros docentes. (pp. 8.30; Honorarios)
Entonces ante esto, hay una cosa que tiene que ver mucho con el pensamiento crítico, con el
saber discernir, saber evaluar, saber analizar, saber comprender y además con el saber entender
todas esas posibilidades de conocimiento en un contexto específico, porque si bien hay una era
de globalización, también es cierto que la globalización es eufemismo de muchas otras cosas
que implican formas de imperialismo y esto implica, los medios de comunicación, como nos
educan, como nos plantean formas de percepción, de representaciones de la realidad, etc. (pp.
3:29; PEB)
66
Yo creo que tiene que crearse el puente entre la Universidad y las escuelas, porque están
pasando cosas que la Universidad no lo ha visto. Además, mi trabajo los centro en habilidades,
teniendo en cuenta los cuatro pilares en la formación del individuo del siglo 21, que para mí son
base para orientar mi trabajo, en la formación del ser, del conocer, aprender a ser y aprender a
convivir juntos. (pp. 8:9; Honorarios)
saber aprender a aprender. Yo creo que hoy en día nuestros estudiantes no saben aprender a
aprender. El aprendizaje durante toda la vida, que sean autónomos en este aprendizaje.
Hablamos de un tema, y como seguimos aprendiendo respecto a eso, es una competencia que
debería tener todo profesional. La otra competencia igual que me hace sentido es el saber
hacer. Si lo llevamos a lo práctico desde la Educación parvularia que llega a un nivel de
transición en kínder y te dicen que tiene que enseñar a leer a los niños y niñas (porque lo que
está pasando). (pp. 8:24; Honorarios)
Uno de estos nodos surge como crítica hacia los estándares de la formación docente.
Tenemos marcos reguladores bastante fuertes y bastante demarcados también. Por una parte,
tenemos los estándares orientadores del ministerio, que para nosotros ya salieron y están
disponibles, de alguna manera, me da la impresión que están bastante descontextualizados a
nuestra realidad, por el perfil de ingreso que tenemos nosotros, pero tenemos que responder a
ello porque estamos dentro y no nos queda de otra que dar lo mejor que tenemos nosotros para
poder dar respuesta a esto, porque de todas maneras está en juego el futuro profesional de
nuestros estudiantes. Debemos tomar en cuenta estos estándares orientadores, también la ley
de desarrollo docente y muchas otras cosas, pero tampoco podemos olvidar que tenemos los
67
pies en esta tierra, en esta región y yo creo que es importante continuar rescatando el sello de
nuestra carrera e institución, que es el territorio y continuar aquello. (pp. 5.20; PING)
Por encima de eso, debería responder a los avances que tenemos respecto a los avances de la
ciencia, de la tecnología, de la pedagogía, del desarrollo, de la formación inicial de profesores.
(pp. 1.34; EPA)
En otras palabras, en vez de ir repitiendo en nuestros programas formativos lo que mandan los
estándares pedagógicos, devoramos estar creando, diseñando respecto de cuáles son las formas
en que se debe formar y que eso vaya a la política pública. (pp. 1.35; EPA)
Otros desafíos dicen relación con el perfil de ingreso (considerando las debilidades
lingüísticas), por tanto, se debe reforzar la lectura y la escritura,
Cuando uno mira los resultados de pruebas estandarizadas sobre este aspecto, aparecemos
como la región con índices más bajos en áreas del lenguaje. En este punto, deberíamos tener un
énfasis de que los estudiantes desarrollen habilidades por ahí. (pp. 1.28; EPA).
Nosotros tenemos que avanzar en la formación de profesores que sean capaces de moverse de
forma fluida en escenarios de incertidumbre. (pp. 2.33; EPI)
Respecto de los planes formativos, es importante que las exigencias de formación estén
aparejadas con la exigencia de la trayectoria formativa, ya sea por políticas públicas o algo que
el medio escolar está exigiendo.
Nos hemos confiado un poco de que sea las instancias de las prácticas donde los estudiantes
aprendan eso. Es algo que nos tenemos que hacer cargo antes de. Por ejemplo, en el plan
anterior lo teníamos como desarrollo profesional docente en quinto año, último semestre. El
tema del idioma C1 es tan individual también, el cómo cada uno se desempeña en el idioma
tiene características individuales muy arraigadas y muchas veces el hecho de haber estado en el
extranjero u otra situación no te garantiza que vas a alcanzar ese nivel C1. Entonces de partida
es un nivel ambicioso lo que solicitan y lamentablemente ya hay colegios que lo están exigiendo
para poder postular. La universidad les paga a los estudiantes una evaluación internacional al
final de tercer año y cuando egresan de la carrera, sin embargo, esto no puede ser una
determinante de reprobación si no alcanzan el nivel C1, justamente esta debilidad nos atacó
durante la acreditación. Es un desafío para nosotros fortalecer la línea disciplinar y la línea
pedagógica enseñándolo en inglés como medio de instrucción. (pp. 5.23; PING)
Tabla 12
Tabla 13
Finalmente, se realizó una validación con expertos externos entre los días 25 de mayo y
2 de junio. Se invitó a un total de siete expertos en educación nacional e internacional, pero
sólo se recibió información de sólo dos de ellos.
Finalmente, la socialización del documento el día 6 de julio del año 2022 en un Consejo
Ampliado de la FCH.
71
Capítulo V
En cuanto al eje que se refiere a la formación con enfoque basado en competencias, que
“permite el desarrollo integral de la persona al implicar un proceso de trabajo activo que
abarca el saber ser, el saber conocer y el saber hacer” (p. 13). Para esto, el modelo
orientador tendrá competencias específicas que respondan al enfoque crítico y
complementen aquellas disciplinares, pedagógicas, de la práctica y genéricas en sus tres
niveles de profundización, con una visión que las integren curricularmente de manera
vertical y horizontal. Este modelo orientador será, así, un instrumento que logre el
desarrollo de competencias mediante un enfoque crítico.
Figura 6
2003) a través de una transformación que emerge desde la praxis reflexiva y autónoma de los
sujetos (Gurze’ev, 1998). Esta teoría se asume como una dinámica transformadora en la
escuela, cuya práctica pedagógica es determinada por el control del conocimiento y la cultura
(Zamora, 2009). Se busca una emancipación intelectual, social y democrática (McLaren, 2015),
las que surgen de las aulas (Giroux, 1997) a través de un proceso de empoderamiento y
concienciación de los agentes.
Por lo anterior, un enfoque crítico busca contribuir a superar las desigualdades que
existen en la educación y sociedad, fomentando la inclusión social de grupos que se encuentran
en situaciones desfavorecidas y en las que estas problemáticas se pueden abordar con
dificultad desde modelos tradicionales en educación (Gómez y Díez-Palomar, 2009). En este
enfoque crítico, la y el formador junto al futuro profesorado serán agentes sociales
transformadores a través de una racionalidad comunicativa y diálogo intersubjetivo, en el que
todo el conocimiento será válido, ya sea proveniente de la academia u otra procedencia,
siempre y cuando se ajuste a criterios de validez y verificación, sin jerarquía interpretativa, con
la finalidad de que estos conocimientos se enriquezcan de la experiencia científica y de la vivida
por las personas que forman parte de la sociedad (Gómez y Díez-Palomar, 2009).
Desde el enfoque crítico, se propone que el estudiante no solo aprenda los contenidos
propios de la asignatura, sino que también los de su propia cultura de referencia y los de la
cultura globalizada (Ferrada et al., 2013). Esto permitirá que el futuro docente se pueda
desempeñar en contextos culturalmente diversos, por ejemplo, en el aula universitaria, así
como también en las prácticas profesionales, tanto progresivas como la requerida para la
obtención de su título profesional. Las escuelas, entonces, se convierten en escenarios de
construcción social y de realización de sujetos como intelectuales transformadores (Giroux,
2013, 2016), quienes llevan su práctica pedagógica hacia una praxis democrática (Freire, 2012).
crítica cultural y de activismo social a fin de truncar el poder y la práctica del capital en sus
articulaciones” (McLaren, 2001, p.145). Pérez et al. (2016) añaden que:
Desde un punto de vista del accountability, existe la necesidad de que los planes
formativos contemplen el conocimiento promovido por las políticas públicas educativas, en
tanto conocimiento disciplinar y estrategias de enseñanza (CPEIP, 2012). En este sentido se
consideran dichas políticas y además, desde el enfoque crítico, se incluyen otras miradas en la
FID. Estas miradas se materializan a través de un enfoque dialógico, por cuanto permite
pluralizar el currículum hacia otras perspectivas tales como intercultural, decolonial, de género
y justicia social, entre otras, las que buscan la reconstrucción social en respuesta a las
situaciones propias del contexto. De esta manera, el modelo orientador incorpora diferentes
enfoques con la potencialidad de expandir el universo de significados y saberes (De Sousa,
2010).
Enfoque Dialógico
En base al enfoque crítico, la formación del futuro profesor será participativa y crítica. En
este contexto, el modelo orientador arraiga lo pedagógico mediante un enfoque dialógico, el
cual busca “tomar decisiones mediante un diálogo igualitario, a través del cual cada persona
expone argumentos en un plano de igualdad” (Gómez y Díez-Palomar, 2009, p. 106). Existe así
una desmonopolización del conocimiento experto (Beck et al., 1997) en el que todas las
personas poseen recursos para contribuir al conocimiento en igualdad de estatus. Se construye,
así, una realidad social a partir de la interacción y diálogo en términos de igualdad entre las
personas para aprender de la diversidad y de los conocimientos (Gómez y Díez-Palomar, 2009),
incorporando el conocimiento de las comunidades. De esta forma, la y el futuro profesor no
77
sólo aprende conocimiento disciplinar científico, sino también contenidos o significados propios
de su existencia social, esto es, los contenidos propios de su cultura (Ferrada et al., 2015).
Enfoque Intercultural
Enfoque Decolonial
Morales y Girão (2018) respecto de la agenda decolonial en estudios de esta perspectiva, dan
cuenta de la existencia de ejes temáticos que se repiten como el caso del eje Buen Vivir, la
crítica al Estado Nación o temáticas asociadas con la memoria o teorías sobre la memoria, como
estudios decoloniales.
Enfoque de Género
Justicia Social
Chile precisa de una formación inicial de profesores desde una perspectiva de justicia
social debido a los altos índices de segregación social e inequidad (Peña-Sandoval y
Montecinos, 2016; Sepúlveda-Parra et al., 2016). Peña-Sandoval y Montecinos (2016) proponen
que la justicia social se puede lograr en el currículo FID a través de un modelo propuesto por
Sleeter et al. (2016), el cual propone cuatro temáticas: 1) concientizar sobre las desigualdades
del país, situando a las familias y a las comunidades dentro de un análisis estructural, 2)
desarrollar relaciones de reciprocidad con estudiantes, familias y comunidades, 3) contemplar
las expectativas académicas y el uso pedagógico del contexto, en el que se fomente una
enseñanza con altas expectativas en los estudiantes y se capitalice su cultura, lengua e
identidad, e 4) integrar las perspectivas marginalizadas en educación y enfrentar de manera
explícita los temas de equidad y poder.
79
En este modelo, también es válido considerar las ideas de Honneth (1997) y Fraser
(2008) sobre justicia social. Existe en la FID una necesidad de incorporar el aprendizaje del
reconocimiento recíproco (Honneth, 1997) y la paridad participativa (Fraser, 2008). Por ello, se
propone una finalidad educativa orientada a la integración social y al reconocimiento cultural
de los sujetos. Para Honneth (1997), la integración social se puede lograr a través del
reconocimiento del sujeto, dado por tres niveles: 1) amor, definiéndolo como la necesidad de
vínculo afectivo, el cual es relevante para la seguridad y confianza en las acciones cotidianas. ;
2) igualdad de trato, es decir, el reconocimiento de los mismos derechos y, por ende, con la
posibilidad de ejercer autonomía; y 3) reconocimiento social proveniente de las habilidades que
poseen las personas en virtud de lo cual aportan a la vida social. La paridad participativa se
refiere a la posibilidad de que los sujetos participen en igualdad de condiciones en la sociedad
(Fraser y Honneth, 2006). Para esto, se plantean tres esferas: 1) la igualdad de recursos (bienes
materiales), 2) la igualdad de status cultural (culturas propias representadas en el mismo status
que otros conocimientos oficiales) y 3) la igualdad representativa (posibilidad de participación
en proceso de toma de decisiones).
Respecto al currículum, los programas incorporan los objetivos propuestos para la FID
por las políticas públicas y los saberes territoriales propios de futuros profesores, en igualdad
de status, para que estos se conecten con su propia historicidad y, a su vez, puedan visualizar
de el curriculum escolar de esta manera. Es importante puntualizar que los conocimientos que
se incorporan en los currículos de la FID son producto de la discusión y participación de los
diversos actores que pertenecen a la FID.
80
evaluación de carácter intersubjetivo (Ferrada, 2012), la cual debe estar abierta a distintos
significados, y con apertura a lo inesperado (Rivero, 2018).
El profesor de la UNAP habrá desarrollado habilidades del siglo XXI (Mineduc, s.f.),
además de aquellas esperadas en la FID (Bolick et al., 2020). Las habilidades son los
conocimientos y hábitos que se han determinado como críticos para el éxito en el mundo
actual, tanto para entornos personales, cívicos y laborales, y que también serán necesarios en
la educación escolar (MINEDUC, s.f.). Por ende, el futuro/a profesor/a, además de ser un
profesional crítico, facilitador del aprendizaje, indagador, investigador que propone soluciones
82
Las habilidades para vivir y ser ciudadano refieren a un profesor o profesora con una
formación ética basada en la justicia social de reconocimiento recíproco y paridad participativa,
lo que permite enseñar la responsabilidad personal y ciudadana que le cabe a cada uno/una en
la sociedad. En este contexto, se identifica el amor que se provea a la situación de enseñanza, el
trato igualitario, igualdad de representación política e igualdad de estima que el futuro docente
será capaz de aprender e implementar en su práctica pedagógica. Específicamente, el amor
83
refiere a que el docente estará preparado para construir ambientes acogedores y desafiantes
de enseñanza. El trato igualitario se refiere a que quienes participan de una situación de
enseñanza tendrán la misma oportunidad de ser escuchados y tratados con los mismos
derechos. Igualdad de representación política (Fraser, 2008), se refiere a que las personas que
son parte de la situación de enseñanza participen en la toma de decisiones involucrándose en
este proceso. Finalmente, la igualdad de estima se refiere a que los participantes sean
valorados por sus habilidades diversas, y no sólo las cognitivas, como usualmente sucede en la
escuela. Cabe señalar la importancia que se da en este punto a la responsabilidad ciudadana
con el entorno ambiental.
las didácticas para enseñar tales contenidos de manera apropiada y pertinente (Leal, 2014;
Vergara y Cofré, 2014).
Se podría definir el CDC como un conocimiento de índole específico sobre cómo enseñar
un contenido concreto, adaptándolo a la realidad de su grupo de estudiantes (Medina y
Jarauta, 2013). En la misma línea, Leal (2014) explica que existen tres conocimientos básicos
dentro del CDC. Estos son el conocimiento disciplinar, el conocimiento de la didáctica específica
y el conocimiento del contexto. Para este último es importante conocer a los estudiantes,
especialmente, sus creencias, concepciones e intereses. Es decir, se convierte en un modelo
complementario e integrador (Leal, 2014; Parga y Mora, 2008; Vergara y Cofré, 2014).
Lescano (2019) también trabaja en torno a un modelo del CDC, el cual se compone de
conocimiento sobre la evaluación, conocimiento sobre el currículo, conocimientos sobre
estrategias didácticas para enseñar, percepción de autosuficiencia y orientaciones para la
enseñanza que surgen desde la epistemología personal, en el que el profesor se hace
consciente a través de la metacognición.
Mientras tanto, Leal (2014) indica que el CDC se puede resumir en cuatro características:
Para poder formar a un profesor desde los principios del CDC y del enfoque crítico, este
se debe abarcar desde un currículum: a) integrador, entendiéndose desde la
interdisciplinariedad, como una articulación entre disciplinas, y multidisciplinario, en la que se
85
entiende la integración entre las disciplinas y los saberes comunitarios, de tal manera de dar
cuenta de un proceso que entiende que el aprendizaje es un proceso holístico y no
segmentado; b) flexible, que efectivamente pueda materializar la idea de estar abierto al
diálogo; y c) permeable, de acuerdo a los contextos de los estudiantes, escuelas y creencias de
los profesores. Este CDC se debe desarrollar en las prácticas pedagógicas y también desde la
reflexión. Para esto último, es importante que se entreguen oportunidades, desarrollen
estrategias y materiales que promuevan la reflexión individual y colectiva sobre las experiencias
que tengan los futuros profesores en sus prácticas formativas y profesionales (Lescano, 2019;
Parga y Mora, 2008; Van Driel y Berry, 2012) y que se trabaje desde y con todas las asignaturas.
Este modelo entiende que las prácticas profesionales serán integrales en los procesos
formativos de los estudiantes manteniendo lo estipulado por el Marco para las Buenas
Prácticas Pedagógicas (Apablaza, 2018) y a la luz de diversos autores en FID quienes destacan la
centralidad de las prácticas como elemento fundamental en la formación de profesores (por
ejemplo, Mérida-Serrano et al., 2020; Pedraja-Rejas et al., 2012; Vaillant y Marcelo, 2021).
5. El centro del proceso de enseñanza aprendizaje ocurre producto del diálogo establecido
por una comunidad de futuros profesores/profesoras, formadores de formadores, y
comunidad, quienes participan con una mirada crítica en la construcción dinámica de
conocimientos que complementan a los oficiales establecidos para la FID y las
disciplinas, que les permita desenvolverse en cualquier centro educativo.
6. La preparación del futuro profesor incorpora los siguientes enfoques críticos, desde los
cuales cada carrera y académicos tendrán flexibilidad y libertad para adoptar y/o
apropiar el que se considere pertinente a su expertise y realidad: dialógico, intercultural,
decolonial, de género y justicia social.
10. El futuro profesor fomenta una enseñanza con altas expectativas en los estudiantes,
sabe capitalizar su cultura, lengua e identidad, enfrentando de manera explícita los
temas de equidad y poder, así también reconoce la paridad participativa y el
reconocimiento recíproco.
12. La y el profesor de la UNAP tiene una fuerte preparación en las didácticas, el que
desarrolla a través del conocimiento de la didáctica del contenido, un enfoque dialógico
u otras iniciativas propias de carrera. El modelo orientador revela la importancia de la
didáctica disciplinar en el proceso formativo, en respuesta a los mandatos de política
educativa y necesidades a nivel país, reconociendo e integrando los saberes locales y
comunitarios desde el enfoque crítico, poniendo a las prácticas en el centro del proceso
formativo, espacio en el que se integran los conocimientos disciplinares y pedagógicos, y
se fortalece la reflexión e indagación pedagógica.
Un aspecto fundamental para una exitosa ejecución del modelo orientador es el perfil
que debe tener la y el formador de profesores de la UNAP.
La y el formador está preparado para el estudio crítico del contexto formativo y las
exigencias del mundo educativo, puesto que formar a través de un enfoque crítico requiere
tomar decisiones curriculares. También deben establecer las metas del plan formativo, en
consecuencia lógica, que ayude al futuro profesorado a enfrentar los desafíos del contexto de
manera transformadora.
88
La y el formador podrá aplicar el enfoque crítico por medio de otros enfoques que
estime pertinente a su expertise y comodidad, no siendo limitantes los siguientes: enfoque
dialógico a través de la pedagogía dialógica, enfoque de género a través de la pedagogía
feminista o queer, enfoque intercultural, enfoque multicultural o enfoque territorial y
decolonial.
El Modelo Orientador para la Formación de Profesores establece cuatro ejes 4 para los
planes de estudio de las carreras de pedagogía. Estos son: eje disciplinar, eje pedagógico, eje de
prácticas y eje de formación general. Cada carrera estará a cargo de trabajar el eje disciplinar; la
Coordinación de Formación Pedagógica trabajará el eje pedagógico; la Coordinación de
Prácticas en conjunto con las carreras trabajará el eje de prácticas; y la universidad estará a
cargo del eje de formación general.
Es importante señalar que el sustento teórico del modelo orientador que se establece
en este documento se proyecta implementar en todos los ejes formativos, ya que se materializa
4 Los ejes se entienden como las actuales líneas que componen las mallas de las carreras.
90
del MEI. Durante una fase inicial5, su implementación se contempla en los ejes que dependen
directamente de la FCH, los cuales deben trabajarse y desarrollar de manera articulada a través
de un currículum integral que resuene con las necesidades de cada una de las carreras. En este
sentido, el eje pedagógico será transversal a toda la formación pedagógica de la FCH, y los ejes
disciplinar y de práctica serán definidos por cada programa formativo, constituyéndose este
último como un eje articulador en la preparación de profesores como se estipula en el Marco
de las Buenas Prácticas Pedagógicas (Apablaza, 2018).
5 La primera fase comprende el predominio del enfoque crítico en la FCH. La segunda fase es la flexibilidad como
una propuesta de la FCH a la institución. La última fase comprende la evaluación.
91
análisis evaluativo de todo el ciclo de implementación, luego del quinto año, para una nueva
revisión de este modelo.
La Figura 7 presente los tres ámbitos que considera la implementación del modelo
orientador.
Figura 7
Capítulo VI
Sobre la cantidad de créditos y horas por asignaturas, estos serán decididos por la FCH
considerando las directrices basadas en sistema de crédito transferible (SCT) y directrices
entregadas por la universidad. Desde este último, los planes de formación deben ser
constituidos por las siguientes áreas, con sus correspondientes actividades curriculares y peso
porcentual de presencia en la carga académica:
Desde lo anterior, el eje de práctica debe ser robusto, en donde se integre la teoría y
práctica, desarrolle la reflexión, el pensamiento crítico y la capacidad de indagación del
estudiantado tal como se establece en el Marco para las Buenas Prácticas Pedagógicas
(Apablaza, 2018) y en el plan de la Línea de Prácticas. Si llegasen a existir modificaciones a los
94
Para los nuevos planes de formación que serán rediseñados, se deberá apuntar hacia
una arquitectura curricular que integre horizontal y verticalmente los conocimientos y
competencias disciplinares, pedagógicas, prácticas y genéricas, con claros resultados de
aprendizajes e indiciadores, e invite al trabajo interdisciplinar entre las carreras de la FCH. Los
planes deberán tener una fuerte línea de actividades curriculares de didácticas específicas y
evaluación de la especialidad por sobre asignaturas de educación genéricas que, generalmente,
poseen un nivel de abstracción importante. A modo de ejemplo, se nombran políticas
educativas, calidad de la educación, educación y sociedad, entre muchas otras asignaturas,
cuyo foco no es el eje central del plan de estudio: el aprendizaje. Esto es una invitación a
reflexionar sobre el aporte real de dichas asignaturas, desde una lógica de asignaturas que
integren saberes.
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Anexo 1