Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
[Título del
documento]
[SUBTÍTULO DEL DOCUMENTO]
CHARO
Análisis texto narrativo
“Muchas veces me he preguntado si llegué a París con una vida tan vacía que caí en los
brazos de Julián como las chicas de Irene Marceau, que mendigaban cariño a
regañadientes. Sólo sé que aquellas dos semanas que pasé con Julián fueron el único
momento de mi vida en que sentí por una vez que era yo misma, en que comprendí con
esa absurda claridad de las cosas inexplicables que nunca podría querer a otro hombre
como quería a Julián, aunque pasara el resto de mis días intentándolo. Un día Julián se
quedó dormido en mis brazos, exhausto. La tarde anterior, al cruzar frente al
escaparate de una tienda de empeños se había detenido para enseñar me una pluma
estilográfica que llevaba años expuesta en el mostrador y que según el tendero había
pertenecido a Víctor Hugo. Julián nunca había tenido un céntimo para comprarla, pero
cada día la visitaba. Me vestí con sigilo y bajé a la tienda. La pluma costaba una
fortuna que yo no tenía, pero el tendero me dijo que aceptaría un cheque en pesetas
contra cualquier banco español con oficina en París. Antes de morir, mi madre me
había prometido que ahorraría durante años para comprarme un vestido de novia. La
pluma de Víctor Hugo se llevó mi velo por delante, y aunque sabía que era una locura,
nunca gasté un dinero más a gusto. Al salir de la tienda con el estuche fabuloso,
advertí que una mujer me seguía. Era una dama muy elegante, con el cabello plateado
y los ojos más azules que he visto jamás. Se me aproximó y se presentó. Era Irene
Marceau, la protectora de Julián. Mi lazarillo Hervé le había hablado de mí. Sólo quería
conocerme y preguntarme si yo era la mujer a la que Julián había estado esperando
todos aquellos años. No hizo falta que respondiese. Irene se limitó a asentir y me besó
en la mejilla. La vi alejarse calle abajo y supe entonces que Julián nunca sería mío, que
le había perdido antes de empezar. Regresé a la buhardilla con el estuche de la pluma
oculta en mi bolso. Julián me esperaba despierto. Me desnudó sin decir nada e hicimos
el amor por última vez. Cuando me preguntó por qué lloraba le dije que eran lágrimas
de felicidad. Más tarde, cuando Julián bajó a buscar algo de comida, hice el equipaje y
dejé el estuche con la pluma sobre su máquina de escribir. Metí el manuscrito de la
novela en mi maleta y me marché antes de que Julián regresara.”
Tipología textual:
Subgénero narrativo:
Elementos de la narración:
Narrador
Personajes
Acción
Marco narrativo
Estructura de la narración
Características lingüística
PERSONAJES HISTORICOS
------------------------------------------------------------------------------------------
“En el interior, las gentes se fundían con los ecos de otras épocas. Contables,
soñadores y aprendices de genio compartían mesa con el espejismo de Pablo
Picasso, Isaac Albéniz, Federico García Lorca o Salvador Dalí.”
Usa a estos personajes, para demostrar el encanto que tiene el café, cuenta que es un
lugar poético, que invita a la conversación, que te transporta a otros lugares dónde la
imaginación vuela libre…que es un lugar que inspiro a grandes de la época y que sigue
haciéndolo en la actualidad. Este relato da realismo al momento, te imaginas sentado y
rodeado de esas celebridades, o imaginas la emoción que le tiene que causar a Daniel
estar en un lugar tan importante.
Desde el principio del libro, en todo momento, me llama mucho la atención el interés
que demuestra Daniel por el libro de Carax o por la pluma que hay en el escaparate,
todo siempre le lleva a Carax. Es como que hay algo que les une, como que dentro de
él quiere conocer más de la obra de Carax, porque se siente identificado con él.
Cuando hablan de que Carax y Penélope, al final son pareja, de que ambos se
enamoran, un poco se repite la historia con Daniel y Bea. Parece que todo se repite,
que la historia de amor prohibida, vuelve otra vez a vivirse con personajes diferentes.
Un final podría haber sido que Daniel, fuese el hijo de Carax y Penélope. Daniel no
conoce a su madre, porque esta muere cuando él es pequeño, apenas si recuerda algo
de ella. El señor Sampere, al conocer a Penélope después de haber se quedado
embarazada y estar sola porque Carax se había ido a Paris. Se enamora locamente de
ella y decide casarse para evitar de esa manera la vergüenza de tener un hijo sin padre.
Sampere cría a Daniel como hijo único y le quiere con locura ya que dan a Carax por
muerto. Se hace cargo de él y le cría con todo el amor del mundo. Al morir Penélope se
hunde en la tristeza pero Daniel le hace retomar su vida y ser feliz.
Inicia en la lectura a Daniel sabiendo que su padre era escritor, y le lleva a la biblioteca
sabedor de que encontraría el libro de Carax, ya que lo había preparado todo así.
Daniel al leer el libro y ver la insistencia que tienen Clara y su tío por recuperarlo
muestra mucho interés y quiere saber más del escritor, todo se desenvuelve igual,
hasta que por fin Daniel conoce la historia de Carax contada por Nuria.
Daniel se siente orgulloso por ser hijo de un escritor celebre y haber heredero su
pluma y por el padre tan maravillosos que había tenido la suerte de criarle.