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Me encontraba como siempre sin rumbo y sin destino por mi Universidad, San Marcos, y

mientras caminaba logre observar a lo lejos algo que llamo mucho mi atención pero que no me
sorprendía: Una feria del libro viejo.

Las Ferias del Libro viejo traen a veces muy buenos libros, lo malo de esto es que muchas veces
los tienen a precio de librería o hasta más. No son muy generosos en este aspecto, por eso mis
encuentros con estas ferias son por lo general un ejercicio de tacto y una caricia ocasional. Me
encanta oler y tocar libros, es mi segundo y tercer mejor pasatiempo antes de leerlos.

Entre el pilar de basura de libros, encontré algo que había llamado mi atención, parecía un
libro de un autor conocido, en una edición antigua, que digo edición antigua, primera edición.
Era nada más y nada menos que “12 cuentos Peregrinos” del desaparecido premio nobel
Gabriel García Márquez en una edición añeja de Oveja Negra.

Hablar de García Márquez podría ser considerado soso, dado lo harto conocido de su
trayectoria, de su vida, de sus escándalos (La trompada que le dio Mario Vargas Llosa) y por
supuesto, de su obra.

Cuando pensamos en Gabriel García Márquez, nos lleva a la mente un gran titulo, joya de la
Literatura Latinoamericana. Seguro que en el colegio, instituto o Universidad, usted amigo que
lee la presente entrada, se ha topado con este gran inicio:

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había
de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era
entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas
diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos
prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para
mencionarlas había que señalarlas con el dedo".”

Este inicio es jodidamente genial, te atrapa desde el primer momento. Márquez siempre tuvo
ese don, ese estilo tan característico. Pero no es de 100 años de soledad del libro que vamos a
comentar el día de hoy. Hoy conocemos al otro Gabriel García Márquez, al Márquez de los
Cuentos.

Se decía que Márquez era especialmente cuidadoso en el tema de sus cuentos, afirmando
alguna vez que para llegar si quiera a escribir algo decente, tuvo que romper 500 cuentos ya
previamente escritos. No sería diferente con Doce cuentos peregrinos, donde el autor tuvo
que trabajar muchos años para poder afinar el sentido y maga de sus letras.

En esta antología, encontramos 12 cuentos (como bien dice el título) que tienen en común el
hecho de que dentro de ellos se reflejan las vivencias de latinoamericanos como inmigrantes
en Europa (de ahí el peregrino). De mi parte, mis relatos favoritos fueron “Buen viaje, señor
presidente” y “Solo vine a hablar por teléfono”, de este último obtuve gran goce, ya que me
recuerda las novelas y cuentos existenciales que tanto me encantan. Me recuerda desde cierto
punto de vista a “Continuidad de los parques” de Julio Cortázar, por la ambivalencias de
perspectivas en un mismo relato.
Buen viaje, señor presidente, es un relato acerca del oportunismo que se halla en la
naturaleza humana y que no siempre implica maldad, a través de un hombre que ayuda a otro
a salir del pozo en el que está metido. Un ex presidente que viaja a Ginebra por una
enfermedad terminal, tras dudar entre la decisión de escoger una operación o morir,
deambula por las calles de Ginebra y conoce a un empleado del hospital que dice haberlo
conocido en su campaña y con quien tiene una conversación que le hará reflexionar sobre su
vida y las cosas que hará. Buenísimo.

El avión de la Bella Durmiente: Dicho cuento tiene mucho de autobiográfico, el protagonista


se encuentra con una bella mujer, quizá la más bella que ha visto en su vida. De mera
casualidad, le toca compartir asiento con dicha mujer y él está rebosando felicidad. Lástima
que se alegría dura poco, debido a que la mujer se pasó casi todo el viaje con los ojos cerrados.
Como si de un drama existencial se tratase, el protagonista ve lo que quiere de forma tan
cerca, a su vez, tan lejos.

En el verano feliz de la señora Forbes se nos presenta la narración de dos niños que viven en
una casa al cuidado de la señora Forbes, ya que ella había quedado a cargo de ambos porque
sus padres habían realizado un viaje de negocios. Ella era muy estricta, había impuesto reglas en
la casa; los niños se sentían muy atemorizados y sentían ganas de asesinarla. Después de un
castigo de la señora Forbes, los dos hermanos decidieron acabar con la vida de ella, toda la
noche pensaron en el plan que llevarían a cabo y decidieron poner veneno en el vino que
acostumbraba beber y después se fueron hacia el mar para evitar sospechas. Al anochecer
retornaron a su casa y se llevaron una gran sorpresa, la señora Forbes había sido encontrada
muerta en su habitación, apuñalada por ella misma.

Y el más importante a mi humilde criterio: “Solo vine a hablar por teléfono”

La señora María de la Cruz está regresando de visitar a unos familiares por la provincia de
Zaragoza , cuando de repente su auto tiene un desperfecto y se queda varado en medio de la
nada. Debido a que es socorrida por un buen conductor, logra llegar a un edificio en el que
todas las personas visten igual, donde pide el teléfono para poder comunicarse con su marido,
del que recibe la respuesta sobre que se encontrará con él en Barcelona. No pasa mucho
tiempo desde que ella se da cuenta que está en un manicomio y es tratada como una orate por
los internos. Es más, su esposo tiene la idea de que ella lo ha abandonado, y es después de 4
años que recién consigue hablar con él, y es el mismo quien le dice que todo es falso y ella en
verdad ha enloquecido.

Es un drama existencialista bastante interesante porque juega con el lector que debe averiguar
quiénes están realmente locos, en cada página, García Márquez te carcome con la duda acerca
si todo lo leído es falso y en realidad, todo comenzó y terminó en los fríos barrotes de un
manicomio cualquiera.

La forma de escribir de Márquez es bastante reconocible, desde Cien Años de Soledad ya se


notaba como podía cambiar entre lenguajes coloquiales a lenguajes formales, pero con un
estilo único que lo particulariza. Cada cuento podría ser una novela indistinta, pero cuyas
tramas son resumidas en pocas páginas para gusto del lector.

12 cuentos, 12 historias vividas por latinos en Europa que siempre terminan con un mensaje
que el lector deberá averiguar. De lo mejor que se puede recomendar del fallecido Nobel de
Macondo.

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