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Primera Guerra del Opio
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Primera guerra del Opio
Parte de Guerras del Opio y Siglo de humillación
Destroying Chinese war junks, by E. Duncan (1843).jpg
El barco británico Nemesis destruyendo los juncos de guerra chinos durante la
Segunda batalla de Chuenpee, el 7 de enero de 1841.
Fecha 18 de marzo de 1839 - 29 de agosto de 1842
Lugar Flag of China (1889–1912).svg China
Resultado Victoria británica.
Consecuencias Tratado de Nankín
Cambios territoriales Cesión de la isla de Hong Kong al Reino Unido.
Beligerantes
Bandera de Imperio británico Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda Flag of
China (1889–1912).svg Dinastía Qing
Comandantes
Lord Palmerston
Charles Elliot
George Elliot
James Bremer
Hugh Gough
Henry Pottinger
William Parker Emperador Daoguang
Lin Hse Tsu
Qishan
Guan Tianpei
Yishan
Príncipe Yijing
Yang Fang
Fuerzas en combate
19 000 200 000
Bajas
69 muertos
451 heridos 18 000-20 000 muertos
[editar datos en Wikidata]
La primera guerra del Opio o la primera guerra anglo-china fue un conflicto bélico
que enfrentó al Reino Unido y al Imperio Chino entre 1839 y 1842. El conflicto
estalló ante la decisión del Gobierno imperial de China de endurecer las medidas
contra el tráfico ilegal de opio que narcotraficantes británicos liderados por
William Jardine practicaban con relativa impunidad en China.1

Las raíces del conflicto se encuentran en los desequilibrios en la balanza de pagos


entre el Imperio Chino y el Reino Unido. Para poder preservar las reservas de plata
del país (que formaban la base monetaria del mismo), desde mediados del siglo XVIII
China practicaba un política comercial proteccionista, restringiendo el comercio
con Europa al puerto de Cantón, y primaba las exportaciones de sus propios
productos (té, seda, porcelana, tejidos) frente a la importación de productos
europeos. Los productos chinos solo podían ser adquiridos con plata que los
británicos importaban de América y Europa.2 A fin de corregir el déficit comercial
que ello causaba, los británicos comenzaron a exportar opio producido en sus
posesiones de la India a China. El tráfico de opio era ilegal tanto en China como
en el propio Reino Unido, pero se desarrolló con el consentimiento tácito de las
autoridades británicas, deseosas de limitar la pérdida de reservas de plata en
Europa.3
Para la década de 1830, los narcotraficantes británicos exportaban unas 1400
toneladas de opio al año a China.4 Esto había producido un vuelco de la balanza de
pagos a favor del Reino Unido,5 y amenazaba con causar una grave crisis monetaria
en China. Al mismo tiempo, la epidemia de adicción al opio amenazaba la cohesión
social china. Deseoso de acabar con el narcotráfico, en 1839 el emperador Daoguang
decretó la incautación de todo el opio en manos extranjeras en Cantón. Esto causó
una escalada del conflicto comercial entre China y el Reino Unido a lo largo de
1839, que devino en una declaración de guerra formal en el verano de 1840. Los
británicos aprovecharon su superioridad naval para forzar la rendición de China,
que cedió Hong Kong a los británicos y accedió a abrir al comercio con Occidente
varios puertos de China.

La primera guerra del Opio marcó el comienzo del declive definitivo de la dinastía
Qing, que fue incapaz de resistir la superioridad militar de Occidente. China quedó
cautiva del imperialismo occidental y japonés.2

Índice
1 Antecedentes
1.1 Relaciones comerciales entre China y el Imperio británico
1.2 Déficit comercial entre China y Europa
1.3 Comercio del opio
1.3.1 Producción de opio en la India y Java
1.3.2 Rutas del opio
1.3.3 Problemas fiscales del gobierno imperial Chino
1.4 Cambio en la política comercial británica
1.5 Comerciantes extranjeros en Cantón
1.6 Asunto Napier
2 Escalada del conflicto
2.1 Debates internos sobre la legalización del Opio
2.2 Lin Zexu
2.2.1 Incautación del opio de 1839
2.3 Escalada del conflicto
2.4 Escaramuzas en Kowloon
2.5 Primera Batalla de Chuenpi
2.6 Reacción en Gran Bretaña
2.6.1 Debates parlamentarios
2.6.2 Reacción del gobierno británico
3 Conflicto armado
3.1 Captura de Chusan (1840)
3.2 Campaña en el río de las Perlas (1841)
3.3 China central (otoño de 1841 - primavera de 1842)
3.4 Campaña en el Yangtsé (1842)
4 Tratado de Nankín
5 Consecuencias
5.1 Reacciones
5.2 Consecuencias financieras y sociales
6 Véase también
7 Referencias
8 Bibliografía
Antecedentes
La Primera Guerra del Opio estalló en el contexto de la expansión comercial Europea
en China. La presencia activa de comerciantes europeos en China comenzó sobre todo
con el establecimiento de la colonia portuguesa de Macao en la desembocadura del
Río de las Perlas en 1557,6 durante la segunda fase de la dinastía Ming. Su
presencia en las costas de China garantizaba a los portugueses un contacto directo
con el mercado chino, y pronto se convirtieron en los grandes intermediarios entre
China y el resto de comerciantes europeos.
Posteriormente, otras potencias europeas comenzarían a conquistar posesiones
territoriales en el extremo oriente. El Imperio Español tomó las Islas Filipinas en
1566 y fundó el puerto de Manila en 1571, desde donde se gestionaba una ruta
comercial entre China y el Virreinato de Nueva España: seda, especias y porcelanas
chinas eran intercambiadas por la plata que España extraía de sus posesiones
americanas.7

Las Provincias Unidas establecieron en 1619 una importante colonia en Batavia


(actual Yakarta, en Indonesia), en Penghu (1603) y finalmente en la isla de Formosa
(1624), actual Taiwán. Desde estas posesiones los comerciantes neerlandeses
comenzaron la exportación de bienes chinos como el té, la porcelana o los productos
lacados.6

Hasta mediados del siglo XVII, el comercio con China fue relativamente modesto, y
era llevado a cabo sobre todo por medio de intermediarios, bien comerciantes chinos
o portugueses. Estos intermediarios exportaban productos chinos a las posesiones
europeas en el extremo oriente, donde se intercambiaban sobre todo por plata.38

El intercambio de plata con Occidente se convertiría en crucial para el Imperio


Chino.8 La base monetaria china era la plata, en base a la cual se calculaban los
impuestos y se realizaban las grandes transacciones comerciales.9 La principal
fuente de plata en el extremo oriente era Japón. Cuando en 1639 el Shogunato
Tokugawa cerró Japón al comercio con occidente, el comercio entre China y Japón se
resintió, y occidente pasó a convertirse en la principal fuente de reservas de
plata del Imperio Chino.10

A fin de garantizar un continuo influjo de plata, en 1685 el emperador Kangxi


(1662-1723) emitió un edicto imperial autorizando la apertura de todos los puertos
chinos a los barcos extranjeros.11 El edicto de Kangxi también regulaba las
condiciones de dicho comercio, que había de desarrollarse en base a varias
restricciones. Principalmente, el comercio sólo podía tener lugar por medio de un
intermediario comercial que recaudaba todos los impuestos aduaneros en nombre del
emperador. Por razones de índole geográfica, el comercio europeo se desarrolló
sobre todo en los puertos de Cantón, Zhoushan y Amoy, en la costa sureste de China.

Relaciones comerciales entre China y el Imperio británico


Los comerciantes británicos empezaron a llegar a China en 1635,11 aunque su
presencia en China fue esporádica hasta que en 1683 la dinastía Qing conquistó
Taiwán, por entonces en posesión por los Países Bajos. La expulsión de los
neerlandeses de Taiwán supuso su repliegue a sus bases de Batavia, y los forzó a
centrarse en defender su monopolio comercial con Japón.12 Esto facilitó la entrada
de la Compañía Británica de las Indias Orientales en China en el momento preciso en
que daba comienzo la laxa política comercial del emperador Kangxi. En pocos años la
Compañía Británica de las Indias Orientales pasó a dominar el comercio europeo con
China. Esto también estuvo facilitado por el monopolio legal que ostentaban en el
comercio entre el Reino Unido y la India, y entre el Reino Unido y China.3

Los británicos se asentaron sobre todo en Cantón, el puerto comercial más cercano a
la India. A partir de 1700, Cantón pasaría a ser el principal centro del comercio
con China.4 Los británicos desarrollaron un comercio triangular, basado en adquirir
seda, té y porcelana chinas a cambio de plata que los británicos obtenían de los
españoles en Manila, donde obtenían la plata por medio de la venta de parte de la
seda y la porcelana.13

Vista del distrito de las factorías de Cantón a principios del siglo XIX. El
distrito estaba situado fuera del recinto amurallado de Cantón, al suroeste de la
ciudad, y frente al río de las Perlas. Los occidentales tenían prohibido
abandonarlo, salvo para dirigirse a Macao.
A fin de regular de forma más eficaz el comercio, en 1720 Kangxi remplazó a los
intermediarios comerciales por un organismo colegial llamado Co-hong, formado por
una serie de gremios o clanes comerciales llamados hong, que concentraban todo el
comercio entre China y Europa. El número de hong varió entre 10 y 30 clanes, y
pasaron a dominar todo el comercio entre China y Europa.4

La relativa facilidad para el comercio entre Europa y China fue revertida en 1757,
con el establecimiento del llamado Sistema de Cantón.4 Ese año, el emperador
Qianlong (1736-1796) decidió cerrar al comercio occidental todos los puertos de
China a excepción del puerto de Cantón. Obligó a los comerciantes extranjeros a
establecerse a las afueras de Cantón junto al río, en el llamado distrito de las
factorías de Cantón. Los europeos tenían prohibido abandonar salvo en la época de
lluvias, cuando abandonaban Cantón para residir en Macao, bajo control portugués.
Qianlong también introdujo importantes restricciones relativas al intercambio de
bienes comerciales, permitiendo solo el intercambio de productos chinos por plata,
y reguló más si cabe la actividad de los comerciantes hong, que eran ahora
responsables del buen comportamiento de los europeos en China.2

Las razones de Qianlong para ello eran de índole mercantilista y geopolítica. Con
su política comercial restrictiva, pretendía evitar la fuga de reservas de plata y
posicionar la balanza de pagos a favor de China, por cuanto la demanda europea de
té y sedas chinas no dejaba de crecer. La necesidad de un continuo influjo de plata
era fundamental para garantizar el crecimiento económico y la estabilidad interna
de China.2 Esto se había convertido en un objetivo de envergadura, debido sobre
todo a dos circunstancias que habían restringido los influjos de plata en la década
anterior a 1757. Primero, la Guerra del Asiento (1739-1740) entre España y el Reino
Unido había congelado las exportaciones de plata de América a China.13 Segundo,
desde la década de 1720 el antaño lucrativo comercio de porcelana y de productos
lacados chinos había entrado en claro declive.13 Esto fue debido sobre todo a que
hasta 1708 la única fuente de porcelana del mundo era China, que guardaba
celosamente el secreto de su fabricación. Sin embargo, en 1708 el desarrollo de la
porcelana de Meissen en Sajonia puso fin al monopolio chino:14 al tiempo que las
manufacturas de porcelana se generalizaban en Europa, el comercio de la porcelana
china, uno de los más lucrativos, declinó rápidamente. Aunque el comercio de seda y
té se mantuvieron, Qianlong temía que el rápido declive en la exportación de bienes
lucrativos llevara a desequilibrios comerciales.15 Finalmente, Qianlong también
pretendía evitar que la presencia extranjera condujera a disturbios o rebeliones
como las que habían recientemente llevado al Imperio Mogol de la India a
convertirse en vasallo de la Compañía Británica de las Indias Orientales.2

En un principio, las restricciones comerciales de Qianlong tuvieron éxito. Los


comerciantes occidentales, con la Compañía Británica de las Indias Orientales a la
cabeza, aceptaron estas restricciones por lo lucrativo del comercio con China, y
porque facilitaba la protección de su propio monopolio comercial entre China y el
Reino Unido si solo había un puerto donde comerciar. Sostenido sobre todo por la
insaciable demanda británica de té, para la década de 1790 el comercio entre China
y el Reino Unido suponía el 10% del PIB de Gran Bretaña.3 Entre 1650 y 1790, China
había recibido 28 millones de kilogramos de plata importada por comerciantes
europeos a cambio de productos chinos.2

Déficit comercial entre China y Europa


El proteccionismo comercial chino pronto desembocó en un gran desequilibrio de la
balanza de pagos comercial a favor de China. Pese a ello, a lo largo del siglo
XVIII el comercio entre China y Europa se mantuvo relativamente estable. Esto se
debía a la creciente demanda de productos chinos en los mercados europeos, y al
fácil acceso que los comerciantes europeos tenían a fuentes baratas de plata,
fundamentalmente las minas españolas en América.2
Las consecuencias del desequilibrio comercial en China fueron considerables. Por un
lado, China se volvió completamente dependiente de las importaciones de plata
extranjera. Por otro, se generó una gran inflación interna, y una devaluación
considerable del valor de la plata.16 Esto facilitó la explosión demográfica vivida
por China durante el reinado de Qianlong, pues el colapso del tipo de cambio entre
el cobre, usado por las clases populares chinas como moneda corriente, y la plata
en base a la que se fijaban impuestos, supuso de facto un gran rebaja fiscal al
campesinado chino.3

Las consecuencias del desequilibrio comercial en Europa empezaron a dejarse ver de


forma gradual hacia finales del siglo XVIII, cuando la expansión económica de
Europa empezó a acrecentar la necesidad de incrementar la circulación de metales
preciosos en Europa. A fin de mantener el comercio con China, los países europeos,
con el Reino Unido a la cabeza, empezaron a arriesgar la escasez de plata en Europa
para poder satisfacer la demanda de la misma que sus comerciantes tenían en Asia.17

Las necesidades internas de plata en Europa se vieron complicadas por problemas en


el suministro de la misma. En primera instancia, las guerras entre Gran Bretaña y
España desde mediados del siglo XVIII interrumpieron el suministro en el mercado
internacional de plata, causando crisis monetarias en Europa.13 En segunda
instancia, la independencia de los Estados Unidos y, sobre todo, de las colonias
españolas de México y Perú acabó con el suministro de plata barata mundial.133

Para la década de 1820, sin plata barata de América a su disposición, los


mercaderes europeos empezaron a importar plata directamente de Europa. Esto alarmó
al gobierno británico, y generó gran animosidad hacia China por lo que se percibía
como una política proteccionista y egoísta de China. A esto se añadía el hecho de
que la demanda de bienes europeos en China era muy reducida, con lo que si se
excluye el tráfico de opio, el déficit comercial a favor de China se mantuvo a lo
largo de las primeras décadas del siglo XIX.

Comercio del opio

Gráfico del crecimiento de las importaciones de opio a China entre 1650 y 1880.
El comercio del opio fue desarrollado por británicos y holandeses a fin de
compensar los desequilibrios comerciales causados por la política mercantilista del
Imperio Chino.

El comercio con China no dejó de crecer entre 1790 y 1839. La principal razón era
la gran demanda británica de té, por entonces sólo cultivado en China. La otra
razón fue la introducción gradual del opio en China.18 El consumo de opio estaban
explícitamente prohibidos en China desde 1729 durante el reinado del emperador
Yongzheng,2 aunque su cultivo era conocido en China desde la dinastía Tang, y
siempre había existido una modesta industria de producción local.2 Su narcotráfico
había sido un asunto menor hasta que en la década de 1780 los neerlandeses y los
británicos se dieron cuenta de que podían reducir su déficit comercial con China y
la necesidad de importar plata si comenzaban el contrabando de opio en China.2

Producción de opio en la India y Java


Los neerlandeses controlaron inicialmente la mayor parte de la producción de opio
destinado a China con extensas plantaciones en sus posesiones de la isla de Java.19
Mientras tanto, los británicos comenzaron a producirlo en pequeñas cantidades en
sus colonias de Bengala y la llanura del Ganges. La producción británica de opio en
la India se desarrolló en un primer momento en base a la industria local que habían
heredado del Imperio Mogol, y que los mogoles habían usado sobre todo para vender
opio no refinado dentro de su propio imperio.211 A diferencia de los mogoles, los
británicos pronto supieron apreciar el valor del opio como un valioso bien de
exportación.2 Aunque la Compañía de las Indias Orientales aducía que ni producía ni
exportaba opio, estableció leyes y medidas fiscales para facilitar su cultivo y
refinado.2 No sólo eso, fundó en Calcuta un órgano regulador, la Junta de Aduanas,
Sal y Opio, dedicado a controlar la calidad de las exportaciones de opio.2 Las
amapolas no podían ser cultivadas sin el permiso expreso de la Compañía. El opio no
podía ser refinado por entidades privadas, y todas las amapolas debían ser vendidas
a la Compañía con un precio fijo. La Compañía luego celebraba subastas públicas
durante los meses de noviembre a marzo, y se embolsaba la diferencia entre el
precio de venta en subasta y los costes bases de las amapolas y los asociados al
refinado. Peso a estas medidas, la ocupación de la India por parte de la Compañía
era un negocio ruinoso para la misma, y sólo podía ser financiado gracias a las
ganancias que la misma extraía del comercio legítimo con China.3

En un primer momento, el narcotráfico británico de opio fue modesto, pero para


finales del siglo XVIII, el cultivo legal del algodón en la India entró en crisis
debido a la competencia del algodón de Egipto y del sur de los Estados Unidos.4 El
opio fue rápidamente identificado como un sustituto mucho más lucrativo, y la
Compañía empezó a expandir activamente su producción a gran escala a comienzos del
siglo XIX.2

Con el estallido de las Guerras Napoleónicas, los británicos ocuparon la isla de


Java, donde se centraba la mayor parte de la producción del opio, y pasaron a
dominar por completo el narcotráfico con China en detrimento de los Países Bajos.
La única otra nación que se involucró activamente en el narcotráfico fue los
Estados Unidos. A principios del siglo XIX, los mercaderes estadounidenses
comenzaron a traficar con opio de Turquía, más barato pero de peor calidad. La
competencia entre opio estadounidense y británico llevó a una caída del precio del
opio en China, lo que a su vez disparó la demanda del mismo. Los traficantes chinos
comenzaron a demandar opio en cada vez mayores cantidades, de tal forma que los
británicos doblaron la producción del mismo en la India entre 1804 y 1820.

Rutas del opio


El opio británico entraba en China de la mano de narcotraficantes británicos que
adquirían el opio de la Compañía en la India y lo llevaban de contrabando a Cantón,
donde lo vendían a traficantes locales a cambio de plata china. La Compañía tenía
el monopolio comercial entre China y Europa, y entre la India y Europa, pero no en
el comercio entre la India y China, con lo que la mayor parte del narcotráfico fue
dejado en las manos de empresas privadas y de particulares.3 Para 1780 el consumo
de opio en China era lo suficientemente notorio como para que Qianlong emitiera un
edicto ratificando la prohibición que su padre había hecho del consumo mismo, y de
nuevo en 1796 Jiaqing había ratificado la prohibición total de su narcotráfico.
Para 1799 el emperador Jiaqing había ordenado al gobernador general de Cantón que
erradicara su tráfico.2

A fin de evadir a las autoridades chinas, los narcotraficantes británicos empezaron


a reconvertir barcos viejos en almacenes flotantes de opio, a los que trasladaban
sus cargas desde la India y que usaban para distribuir de forma local el opio entre
sus contactos chinos. Estos barcos solían estar posicionados en la desembocadura
del Río de las Perlas, aprovechando las múltiples islas y bahías deshabitadas de la
zona (sobre todo, la isla de Lintin), y las dificultades que los barcos de guerra
chinos tenían para navegar en alta mar.5 La plata china que obtenían de la venta
del opio era luego usada en el comercio legal con los hong para adquirir té u otros
productos legales que exportaban a Europa. En muchos casos, los propios hong
participaban en el narcotráfico, bien invirtiendo capital en el mismo, bien
controlando parte del narcotráfico interno. La connivencia de los funcionarios
locales chinos, a menudo sobornados por los hong y los narcotraficantes, facilitaba
el negocio.2

Barco británico traficando opio en China, 1824.


Problemas fiscales del gobierno imperial Chino
Entre 1796 y 1804, China se había enfrentado a la devastadora y costosísima
Rebelión del Loto Blanco, que había agotado las reservas de plata del gobierno
imperial.20 Con un gobierno imperial desprestigiado y con serios problemas
fiscales, entre 1804 y 1820, otra serie de disturbios hicieron las necesidades de
plata del gobierno central cada vez más severas. Frente a esto, el comercio del
opio se había expandido tanto que la balanza comercial china se había invertido a
favor de los británicos.2

Que el tráfico de opio era el responsable de esta situación era evidente para las
autoridades chinas.2 El resto de productos importados de occidente, incluyendo el
ginseng, pieles, algodones, relojes y herramientas de acero, eran de un valor muy
inferior al del boyante tráfico de opio, y al de las exportaciones chinas. La Corte
Imperial del Gran Qing debatió activamente como hacer frente al narcotráfico, pero
todas sus medidas se veían complicadas por la complicidad de las autoridades
locales cantonesas y de los mercaderes hong, que se beneficiaban grandemente de los
sobornos y dádivas de los narcotraficantes británicos. Los esfuerzos de las
autoridades Qing por reducir la importación de opio por medio de regulaciones y
restricciones en su consumo sólo consiguieron incrementar el narcotráfico y la
corrupción de los funcionarios chinos locales.3 En 1810, el emperador Jiaqing
emitió un edicto concerniente a la crisis del opio, donde declaraba que

El opio hace daño. El opio es un veneno, que mina nuestras buenas costumbres y
moralidad. Su uso está prohibido por la Ley. Ahora hasta un plebeyo cualquiera,
Yang, osa traerlo a la Ciudad Prohibida ¡Se burla de la Ley! Pese a esto, en
tiempos recientes los compradores, comedores y consumidores de opio se han vuelto
numerosos. Mercaderes engañosos lo compran y lo venden con gran beneficio. Las
aduanas de la Puerta de Ch'ung-wen fueron establecidas originalmente para
supervisar la recolección de impuestos a las importaciones, sin responsabilidad con
respecto al estraperlo de opio. Si limitamos nuestros registros de opio a los
puertos marítimos, tememos que los registros no sean lo suficientemente
exhaustivos. Por eso ordenamos también a los comandantes generales de la policía y
a los censores de las cinco puertas que prohíban y efectúen registros de opio en
todas las puertas. Si atrapan a cualquier violador de la ley, deberán castigarlo de
forma inmediata y destruir el opio. Con respecto a Kwangtung y Fukien, las
provincias de las que viene el opio, ordenamos a los virreyes, gobernadores y
superintendentes de las aduanas marítimas que efectúen registros exhaustivos en
busca de opio, y acaben con su suministro. ¡No deben dejar esta orden en papel
mojado y permitir que el opio sea traficado!21

Cambio en la política comercial británica


Además de la introducción del comercio del opio, una serie de innovaciones
económicas y sociales llevaron a un cambio radical de los parámetros de las
relaciones sino-europeas hacia comienzos del siglo XIX.2 El liberalismo económico
formulado por los economistas clásicos había llevado al declive de las ideas
mercantilistas en Reino Unido. Espoleado por la Revolución Industrial, el Reino
Unido empezó a usar su poderío naval para expandir el modelo de comercio liberal,
abogando por una abolición de las barreras comerciales y la apertura de mercados.22
2 La intención era la apertura de mercados extranjeros a los productos de las
colonias británicas, así como mejorar el acceso del público británico a bienes de
consumo extranjeros como el té.22 Además, la adopción del patrón oro en 1821 llevó
a la estandarización de los chelines de plata, lo cual redujo aún más la
disponibilidad de plata para el comercio con Asia, lo que espoleó el deseo del
gobierno británico de adquirir mayores derechos comerciales en China y liberalizar
el comercio.23 Además, los monopolios comerciales de la Compañía de las Indias
Orientales empezaron a percibirse como injustos y mercantilistas,2 y los
comerciantes particulares y buena parte del estamento político británico empezó a
cuestionar su control del comercio con China, que para entonces representaba la
principal fracción de los ingresos comerciales británicos. El deseo de abolir el
monopolio de la Compañía sólo podía ir acompañado de la necesaria apertura
comercial de China.2

Frente a estos problemas, la dinastía Qing abogaba por el modelo confuciano de


filosofía económica, con una economía planeada y un gobierno intervencionista
centrado en garantizar la estabilidad social.2 El gobierno Qing no era hostil al
comercio, pero el escaso interés del mercado chino en los productos occidentales no
estimuló al gobierno imperial a promocionar las importaciones extranjeras, y el
deseo de incrementar las reservas de plata del Imperio dominaba toda su política
comercial.24 Además, los mercaderes chinos operando en el mercado interno querían
evitar a toda costa las fluctuaciones en el mercado interno causadas por la
importación de bienes extranjeros capaces de competir con los productos
domésticos,2 y los clanes hong, que eran las corporaciones comerciales más ricas
del país, se beneficiaban grandemente de su monopolio comercial centrado en el
puerto de Cantón.25262

También se produjo un cambio cultural gradual en la percepción que el público


europeo, sobre todo el británico, tenía de China.3 Durante el siglo XVIII la China
de Qianlong había sido admirada por los europeos como un paradigma del buen
gobierno y del despotismo ilustrado.3 El hecho de que en China residiera un tercio
de la población mundial, y que los viajeros occidentales reportaran la asombrosa
prosperidad general del país, de sus buenas costumbres y de su buen gobierno, había
contribuido a crear la percepción de China como la mayor potencia del planeta.2 Las
continuas rebeliones y problemas internos que tras la muerte de Qianlong en 1796
habían asolado China, así como la crisis del opio, contribuyeron a degradar esta
imagen, sobre todo entre los comerciantes británicos, que poco a poco comenzaron a
percibir China como un país arrogante, bárbaro y en decadencia.3

A comienzos del siglo XIX la política comercial china se había convertido en un


asunto cada vez más contencioso para las potencias occidentales. El Sistema de
Cantón era percibido como una barrera al incremento de las exportaciones europeas a
China. Los intentos de las sucesivas embajadas de británicos (Macartney, 1793),
neerlandeses (Titsingh, 1794), rusos (Golovkin, 1805) y británicos de nuevo
(Amherst, 1816) de negociar concesiones comerciales con la Corte Imperial fueron
vetados por los sucesivos emperadores Qing.15 En particular, el comportamiento de
Amherst en 1816, quien se negó a practicar la habitual postración ritual ante el
emperador Jiaqing y acabó saliendo de la sala de audiencias del emperador antes de
llegar a ser recibido blandiendo su espada contra sus anfitriones, ofendió
grandemente a la Corte Imperial, mientras que el gobierno británico interpretó el
asunto como un insulto diplomático.3

Ante esta situación de desprestigio cultural y de deseos de liberalizar el comercio


ante un gobierno chino percibido como monolítico y arrogante, los británicos
perdieron todo interés en tratar de remediar el narcotráfico.

Comerciantes extranjeros en Cantón


La expansión del comercio del opio a lo largo de la primera mitad del siglo XIX no
dejó de crecer, espoleada por la creciente demanda de bienes chinos en Europa. En
1729, año de la prohibición del opio en China, los británicos habían enviado unos
200 cofres de opio a China. En 1796, eran unos 4.000 cofres de opio al año. En
1838, los británicos y norteamericanos traficaban unos 40.000 cofres.3

Esto incrementó grandemente la presencia de extranjeros en Cantón y Macao. Las


trece factorías originales del distrito de Cantón continuaron expandiéndose, y se
convirtieron en un auténtico "barrio extranjero". Pese a la prohibición, una
fracción de los comerciantes extranjeros comenzó a residir en Cantón todo el año,
cuando lo habitual era residir en Macao durante el verano, y se constituyó una
Cámara de Comercio local.3227

La mayor parte de los comerciantes privados británicos residentes en Cantón eran


narcotraficantes dedicados al tráfico de opio entre la India y China. Los
traficantes más notorios era William Jardine y James Matheson, fundadores del
actual conglomerado inmobiliario y de construcción Jardine Matheson.2 Jardine y
Matheson mantenían un negocio legal de envío y transporte de bienes en Cantón y en
Macao. Sin embargo, su principal negocio era el narcotráfico. Jardine en particular
había construido una red clientelar en Cantón involucrando a hongs, con
funcionarios y traficantes locales, que le permitía importar grandísimas cantidades
de droga a China.2 También despreciaba el sistema legal chino, y no dudaba en usar
sobornos y su influencia para subvertir las actividades de las autoridades chinas.
Por ejemplo, fue uno de los grandes defensores ante el gobierno británico de
conseguir la liberalización del comercio con China, e hizo campaña activa para
abolir el monopolio comercial de la Compañía.2

Asunto Napier

Casa de Lord Napier en Macao.


Uno de los grandes desencadenante final del conflicto bélico fue la abolición del
monopolio de la Compañía de las Indias Orientales en 1834.3 Hasta entonces el
comercio legal estaba controlado por los sobrecargos (agentes) de la Compañía, cuyo
principal interés era mantener la paz interna en China y las buenas relaciones con
los hong y las autoridades chinas para mantener el comercio legal intacto.3 Con la
abolición del monopolio, las cámaras de comercio pasaron a estar controladas sobre
todo por narcotraficantes como Jardine y Matheson, más interesados en incrementar
sus beneficios a costa de China. A partir de 1834, las relaciones entre autoridades
chinas y los extranjeros se deterioraron rápidamente.

Esto se debió más si cabe a las acciones de Lord Napier (1786-1834).28A fin de
regular su comercio, una vez abolido el monopolio de la Companía el gobierno
británico había decidido enviar una misión comercial a Macao con Lord Napier como
superintendente comercial. Napier tenía instrucciones de obedecer las regulaciones
chinas, establecer comunicaciones regulares con las autoridades locales, y
supervisar en lo posible el narcotráfico. A su llegada a Macao, Napier decidió
ignorar las restricciones que prohibían el contacto directo entre funcionarios y
comerciantes extranjeros (debían ser mediados por los hong). Se presentó ante las
puertas de Cantón, y requirió ser conducido ante Lu Kun, el Virrey de Liangguang.
Napier montó en cólera cuando los hong le transmitieron un mensaje de Lu Kun, que
fue traducido al inglés como "El Ojo Bárbaro [desafortunada traducción del título
de cónsul comercial], si desea venir a Cantón, ha de informar primero a los
mercaderes Hong para que sean ellos quienes me lo pidan a mí."29

Tras volver a Macao, Napier ordenó el bombardeo de los fuertes chinos que guardaban
la desembocadura del Río de las Perlas.3 El virrey Lu Kun suspendió el comercio
británico y expulsó a los comerciantes de Cantón.2 La escalada armada sólo fue
evitada porque Napier cayó enfermo al retirarse a Macao, y murió de tifus. Tras su
muerte, los dos subalternos de Napier de mayor rango dimitieron de su cargo,
descontentos con la desautorización que Lord Palmerston, el Ministro de Exteriores
británico, hizo de las acciones de Napier. El tercer subalterno, George Robinson,
era un antiguo sobrecargo de la Compañía, con lo que no contaba con el favor de
Palmerston, quien lo destituyó y decidió nombre a Charles Elliot superintendente de
comercio.3

Elliot era un antiguo oficial naval, y había llegado a China en calidad de


secretario de la misión comercial de Napier, un cargo de poco rango.3031 Elliot
siguió el protocolo establecido, y pidió permiso a los mercaderes hong para que
intercedieran por él ante el Virrey de Liangguang, quien esta vez accedió a
permitirle presentarse en Cantón. Elliot operó desde Cantón como Superintendente y
jefe de la misión comercial británica. Ante el obvio narcotráfico de opio que se
desarrollaba a sus puertas, Elliot se vio en la incómoda posición de tener que
defender nominalmente a sus comerciantes pese a desaprobar el narcotráfico. En un
despacho fechado el 16 de noviembre de 1839 Elliot escribió a Lord Palmerston que

"No hay hombre que sienta mayor aversión contra la desgracia y el pecado que [es]
este tráfico ilegal en las costas de China. He intentado reprimirlo por medio de
todos los medios legales a mi alcance, y a costa del completo sacrificio de mi
bienestar privado en esta sociedad en la que llevo viviendo unos cuantos años."32

Escalada del conflicto


El crecimiento descontrolado del narcotráfico en China generó gran alarma en el
gobierno imperial chino.3362 Desde el edicto de 1729 por el que Yongzheng prohibía
el comercio del opio, los emperadores chinos promulgaron con creciente frecuencia
edictos relativos al tráfico de opio. Los edictos de Qianlong (1780) y de Jiaqing
(1796) confirmaron la pena de muerte por narcotráfico de opio. En 1799 Jiaqing
ordenó al virrey de Liangguang medidas activas para erradicar el narcotráfico, y en
1800 pasó a prohibir la posesión del opio en China. En 1809, un nuevo decreto de
Jiaqing impuso la inspección previa de todos los barcos que fueran a atracar en
Cantón para evitar el narcotráfico, que simplemente se desplazó a otras zonas
costeras.34

No existe un consenso entre historiadores sobre si el consumo de opio en China


previo a la Primera Guerra del Opio había alcanzado proporciones tan grandes como
para amenazar la cohesión social, tal y como afirmaban muchos de los mandarines así
como los sucesivos emperadores en sus edictos. El tráfico de opio en 1820 fue de
unos 5000 cofres de opio , lo suficiente como para suministrar con opio a unos 40
000 usuarios habituales de la droga.35 Aunque las importaciones de opio en 1838 se
habían multiplicado por diez hasta unas 1400 toneladas,227 por sí mismas no podían
suplir con opio a más que a una pequeña fracción de los 300 millones de súbditos
chinos. Con estas cantidades, se estima que en 1838 el mercado del opio podría
sostener solo a unos dos millones de fumadores de opio en China, la mayor parte de
ellos ocasionales;536 por otro lado, también se ha afirmado que hasta el 27 % de la
población masculina de China era adicta al opio.34 Se ha sugerido que el estamento
más afectado eran las clases medias y altas urbanas, a las que pertenecían los
mandarines y funcionarios chinos,33 con lo que la crisis del opio era
particularmente notoria para la propia clase gobernante china.3 Muchos nobles y
príncipes imperiales, incluyendo el futuro emperador Xianfeng,37 eran fumadores
habituales de opio.3

Un mandarín chino describió la percepción generalizada que la clase gobernante


china tenía de como se había desarrollado la crisis social del opio:

Al principio, fumar opio estaba limitado a los petimetres de familias ricas, que se
daban al vicio como una forma de consumo decadente, e incluso ellos sabían de que
no debían entregarse al mismo de forma extrema. Posteriormente, gente de todos los
estratos sociales – desde funcionarios del gobierno y miembros de la nobleza hasta
artesanos, comerciantes, artistas y sirvientes, e incluso mujeres, monjes y monjas
budistas y sacerdotes taoístas – cayeron en el hábito de fumar opio y compraban
abiertamente y se equipaban con todos los instrumentos necesarios para fumar.
Incluso en el centro de nuestra dinastía – la capital de la nación y sus zonas
colindantes – algunos de los habitantes se han visto corrompidos por este terrible
veneno.38

La alarma de las autoridades chinas quedó ejemplificada en un edicto del emperador


Daoguang emitido en enero de 1830, en el que afirmaba:

El opio está inundando el interior del imperio celestial. La multitud de


consumidores crece día a día, y cada vez hay más gente que lo vende; son como fuego
y humo, destruyendo nuestros recursos y haciendo daño a nuestros súbditos. Cada día
es peor que el anterior.3
Más allá de la dimensión social del consumo del opio, el coste económico del
narcotráfico es más fácil de evaluar. En 1813, un cofre de opio (unos 63 kg de
opio) cotizaba en Cantón a unas 2400 rupias, mientras que el coste del mismo en la
India era de unas 240 rupias – la diferencia (2120 rupias) era el beneficio neto
por cofre de opio de los traficantes. Estas 2400 rupias eran abonadas en plata por
los tratantes chinos. El narcotraficante posteriormente usaba parte de esta plata
para adquirir productos legítimos chinos como té o seda. Entre 1800 y 1839,
conforme crecía el comercio con China, también lo hacía el narcotráfico. De hecho,
el precio del opio en China se disparó con su demanda, pese a la irrupción del opio
turco, más barato: para 1831, un cofre de opio cotizaba en Cantón a unas 20.000
rupias, mientras que su coste base era parecido al de 1813.5 Esto se dejó sentir en
los flujos netos de plata que entraba y salía de China. Entre 1752 y 1800, el flujo
neto de plata entre Europa y China fue de 105 millones de reales de a ocho a favor
de China; entre 1808 y 1856, una vez despegó el narcotráfico, el flujo neto de
plata fue de 384 millones de reales de a ocho a favor de Europa.5

La pérdida de reservas de plata en China era crítica para la estabilidad interna


del país.3 La escasez de plata en China llevó a un incremento considerable de su
valor en relación a las monedas de cobre que circulaban para transacciones menores,
gastos corrientes y con las que se pagaba a la mano de obra. El tipo de cambio
habitual era de unas 1000 monedas de cobre por cada tael de plata. Durante los
mejores años del reinado de Qianlong (1735-1799), el tipo de cambio llegó a fijarse
en unas 800 monedas de cobres por tael de plata. Para 1830, sin embargo, el tipo de
cambio se había disparado a unos 1200 monedas de cobre por tael de plata.3 Esto era
crítico. Los impuestos y las transacciones financieras en China se realizaban con
plata, con lo que un incremento de su valor suponía de facto una subida de
impuestos para las clases bajas, y promovía su acopio por parte de las clases
altas, lo que paradójicamente conducía a un incremento aún mayor del valor de la
plata por cuanto mucha de ella dejaba de circular, en un ejemplo práctico de la ley
de Gresham.2 Esto generó a lo largo de la primera mitad del siglo XIX grandes
tensiones sociales, y condujo a continuos alzamientos y rebeliones en un contexto
económico adverso, con la recaudación de impuestos en declive y la economía en
recesión ante una crisis monetaria a la que China estuvo sujeta de manera casi
constante de 1820 en adelante.3

Debates internos sobre la legalización del Opio


Las incapacidad de las autoridades chinas para erradicar el narcotráfico llevaron a
un considerable debate interno entre la clase mandarina china en lo relativo a cómo
enfrentarse al problema del opio. Una corriente defendía una política dura y
represiva, sugiriendo la necesidad de cerrar China a todo el comercio extranjero, y
criticaba la corrupción generalizada de los funcionarios de aduanas y de los hong.
Sin embargo, a partir de la década de 1820 comenzaron a alzarse voces favorables a
una legalización del opio.

El principal defensor de la política de cierre comercial fue Bao Shichen (1775-


1855), un mandarín de bajo rango autor de diversos tratados de economía política.2
En un ensayo de 1801 identificaba al opio como la principal causa de pérdidas de
reservas de plata del imperio, y defendía la expulsión de todos los mercaderes
europeos. La medida fue criticada como extrema, impracticable, y poco eficaz, pues
el narcotráfico no dependía del comercio legal, lucrativo para China. En el lado
opuesto, Wu Lanxiu, un profesor de la academia confuciana de Cantón, escribió un
memorial titulado "Aliviando el sufrimiento", en el que defendía el comercio
internacional como inevitable y benigno, y sugería que la única forma realista de
lidiar con el narcotráfico era legalizarlo e imponer tarifas comerciales.39 El
ensayo fue leído por Lu Kun, virrey de Cantón, quien lo remitió a la corte imperial
en 1830. Aunque posiblemente Daoguang no lo leyera, sí que llamó la atención de Xu
Naiji, un importante mandarín de la Corte Imperial de Sacrificios. Xu Naiji abrazó
las ideas de Wu Lanxiu y en 1836 redactó un memorial dirigido al emperador
Daoguang, proponiendo la legalización y regulación del opio.
Daoguang leyó en el memorial con cuidado, y decidió remitirlo en junio de 1836 a
las autoridades de Cantón para conocer su opinión. El nuevo virrey de Cantón, Deng
Tingzhen, abrazó la idea de legalizar el comercio del opio, y hasta remitió al
emperador una serie de propuestas para su regulación.3

El debate interno coincidió con la instalación de Charles Elliot como


superintendente de comercio británico en Cantón. Elliot pronto se hizo con una
copia del memorial de Xu Naiji, y recibió con agrado la idea de una posible
legalización y regulación del comercio del opio, al tiempo que Jardine y Matheson
se preparaban para una posible apertura del comercio del opio.3 Sin embargo, las
condiciones adversas al narcotráfico se recrudecieron a lo largo de 1837. Esto se
debió a una serie de edictos que Daoguang había remitido a Deng Tingzhen junto con
el memorial de Xu Naiji, en los que exigía mano firme contra el narcotráfico
mientras la medida de legalizarlo era debatida.3

Deng Tingzhen acató las medidas con esmero. Destituyó a funcionarios corruptos,
cerró fumaderos de opio, y persiguió con crudeza a todos los narcotraficantes. Para
el verano de 1837 el comercio del opio había colapsado casi por completo. El éxito
de Deng Tingzhen vino acompañado por éxitos similares por parte de otros virreyes
provinciales, como Qishan, virrey de Zhili, o Lin Zexu, gobernador de Hunan y de
Hubei, que consiguieron erradicar el narcotráfico en sus provincias por medio de
redadas y persiguiendo la corrupción de los funcionarios estatales.2

El Comisario Imperial Lin Zexu.


Lin Zexu
El éxito de estas medidas represivas convenció a Daoguang que la legalización del
opio no era al fin y al cabo necesaria.3 A fin de acabar de una vez con todas con
el narcotráfico en Cantón, Daoguang decidió en diciembre de 1838 nombrar a Lin Zexu
Comisario Imperial con el mandato de erradicar el narcotráfico en China. Lin Zexu
era un mandarín conocido por su incorruptibilidad y estricta moral confuciana. Nada
más llegar a Cantón, remitió una carta abierta a la Reina Victoria en la que
explicaba su política contra el tráfico de opio. Lin cuestionaba la moral del
gobierno británico, que prohibía el comercio del opio en sus tierras pero permitía
que sus comerciantes lo practicaran en China, donde también era ilegal. Escribió:
"Quizás Su Majestad no haya sido informada hasta ahora [de la prohibición del opio
en China], y pueda alegar ignorancia de la severidad de nuestras leyes, pero ahora
le ofrezco mis garantías de que estamos decididos a acabar con esta dañina droga
para siempre." También afirmaba que "Si el tráfico de opio no es detenido ahora, en
unas pocas décadas no quedarán soldados capaces de resistir al enemigo, ni plata
con la que financiar el ejército." 3La carta a la Reina Victoria nunca llegó a la
soberana británica, pero fue publicada en el Times de Londres.2

Mientras Lin Zexu se dirigía a Cantón, para principios de 1839 las medidas de
supresión del tráfico de opio puestas en marcha por el virrey Deng Tingzhen habían
tenido tanto éxito que William Jardine escribió a uno de sus capitanes costeros que
"No se ve ni a un agente comercial, ni se encuentra una pipa de opio; todo se ha
desvanecido.(...) Las autoridades chinas han estado especialmente vigilantes
últimamente, deteniendo a fumadores, traficantes y vendedores en grandes números."3
Jardine abandonó Cantón de regreso a Inglaterra a finales de 1839, dejando a su
socio Matheson a cargo del negocio de narcotráfico. Su presencia en Inglaterra
mientras se desarrollaban los acontecimientos que llevaron a la guerra del opio fue
crucial, pues se dedicó activamente a presionar al gobierno y al parlamento
británico para que tomaran medidas militares contra China.2

Incautación del opio de 1839


Lin Zexu llegó a Cantón a principios de marzo de 1839. Seguido de los éxitos del
virrey Deng Tingzhen, Lin Zexu desplegó rápidamente una serie de agresivas medidas
destinadas a cortar de raíz el narcotráfico. Mientras Deng Tingzhen había centrado
sus medidas represivas en los súbditos chinos, Lin Zexu extendió las mismas también
a los traficantes extranjeros. La medida que acabaría por desencadenar el conflicto
armado fue la orden de incautación que Lin Zexu emitió el 18 de marzo de 1839
requiriendo a todos comerciantes de Cantón que entregaran a las autoridades chinas
todo el opio que albergaban.2 En un principio se creyó que la medida sólo sería
aplicada sobre los comerciantes hong, con lo que los traficantes extranjeros
decidieron ignorar la orden.3 Esto enfureció a Lin Zexu, quien el 19 de marzo
anunció que ningún mercader extranjero tendría permitido abandonar el distrito de
las factorías de Cantón hasta que todos ellos cumplieran con la orden de
incautación del opio, y que además estaban obligados a firmar un certificado
comprometiéndose a no traficar nunca más con opio, so pena de muerte. Les concedió
tres días para entregar el opio, bajo amenaza de que si no lo habían hecho para
entonces, ajusticiaría a Howqua y a otro mercader hong. Howqua (1769-1843) era el
líder de los hong, el hombre más rico del mundo, e irónicamente el único hong que
no traficaba con opio.3 Howqua era muy respetado por la comunidad británica y
extranjera, y muchas de las expediciones comerciales europeas estaban de hecho
financiadas por el propio Howqua.3

La detención de Howqua causó por ello consternación entre los traficantes


británicos.3 Se reunieron rápidamente con los hong la noche del 21 de marzo para
decidir que hacer. Se decidió, con la garantía de Howqua, que sería suficiente con
entregar unos mil cofres de opio. Al día siguiente, sin embargo, se corrió el rumor
de que 1000 cofres no serían suficientes para calmar a Lin Zexu, con lo que
trataron de ofrecer 4000 cofres a las autoridades.3 Ante esto, Lin Zexu decidió
empezar a convocar a los narcotraficantes más notorios para interrogarlos en
Cantón. Como Jardine había abandonado Cantón en enero, Lin Zexu convocó en primer
lugar a Lancelot Dent, el principal competidor de Jardine en el narcotráfico de
Cantón. Dent se negó a entregarse, temiendo ser ajusticiado.5 Esto enfureció aún
más a Lin Zexu, quien ordenó el arresto de Howqua, amenazando con ejecutarlo, sin
llegar a hacerlo.3

Representación china del comisario imperial Lin Zexu ordenando la destrucción del
opio en 1839.
La comunidad extranjera de Cantón empezó a creer que Lin Zexu no llevaría a cabo
sus amenazas de ejecutar a Howqua y los hong.3 Sobre todo, no creían que pudiera
incautar el opio, pues éste se encontraba en barcos almacén en alta mar, no en
Cantón. Ante las noticias del impasse y de la posible detención de Lancelot Dent,
el 24 de marzo llegó desde Macao el superintendente Charles Elliot decidido a
rescatarlo y reconducir la situación.2 Ya en Macao, Elliot había ordenado a los
buques británicos que se retiraran del estuario del Río de las Perlas a alta mar, y
se prepararan para prestar batalla.2 Convencido las amenazas de Lin Zexu eran
verídicas, y decidió forzar la evacuación del distrito de las factorías ante el
riesgo de que las autoridades los detuvieran. Hizo llegar a Lin Zexu un mensaje de
protesta formal, donde reclamaba un salvoconducto para toda la comunidad extranjera
de Cantón.

La noche del 24 de marzo, enfurecido por la negativa a entregar el opio, la


arrogancia de Elliot y el hecho de que éste hubiera ordenado la retirada a alta mar
de los buques de opio, Lin Zexu ordenó la evacuación de todo el personal de
servicio chino de las factorías. Impuso un bloqueo al distrito, y prohibió la
entrada de suministros al mismo, así como la entrada y salida de personal al
complejo.40 Esto alarmó aún más si cabe a Elliot, quien temía tanto por su vida
como por la continuidad de la mayor ruta comercial del mundo.3 Decidido a salvarla,
ordenó, sin autoridad para ello, que todo el opio de los británicos le fuera
entregado a él, representante del gobierno británico, para su entrega a las
autoridades chinas. Tras una intenso negociación con la comunidad comercial
británica, consiguió convencer a los traficantes británicos de que cooperaran con
las autoridades chinas. A cambio, ofreció un pagaré en nombre de la Corona
británica, "con la promesa de que serían compensados por gobierno británico por el
valor total del opio requisado."3

El 27 de marzo de 1839 los narcotraficantes británicos comenzaron a entregar su


opio a Elliot.5 En total, Elliot firmó pagarés por valor de 20.283 cofres de opio
(unas 1200 toneladas de opio), con un coste de unos 2 millones de libras
esterlinas. Una cantidad fabulosa que da cuenta de las dimensiones que había
alcanzado el tráfico de opio para 1839: en comparación, la producción anual de opio
en el año 2000 fue de unos 70.000 cofres.5 En cuanto hubo requisado todo el opio,
se lo hizo saber a Lin Zexu, quien receloso insistió en mantener el bloqueo hasta
que todo el opio fuera entregado. El proceso de se extendió a abril y mayo de 1839,
puesto que parte de la frota narcotraficante se había retirado a alta mar y a
puertos tan lejanos como Manila.

Lin Zexu escribió victorioso al emperador Daoguang con la noticia de qua había
incautado más de 20.283 cofres de opio. En comparación, la mayor incautación de
opio hasta aquel entonces había sido la efectuada por Qishan en 1838 en Zhili,
donde se requisaron 80 cofres. Lin Zexu ordenó la destrucción pública del opio en
la costa del estrecho de Humen, a las afueras de Cantón; el proceso se extendió
durante unas tres semanas en junio de 1839.52

Escalada del conflicto


A finales de mayo de 1839, cuando se hubo completado la entrega de todo el opio,
Lin Zexu restableció el comercio legal con la condición de que no se importara más
opio a China.41 Al mismo tiempo, Elliot se retiró a Macao, donde se puso al cargo
de la flotilla de la marina real británica que había acompañado a Lord Napier.
Ordenó levar anclas y prepararse para un conflicto armado con China. Desde el punto
de vista de Elliot, el tratamiento recibido por parte de las autoridades chinas era
un insulto diplomático: había cooperado con Lin Zexu, y éste había insistido en
mantener el bloqueo. Lin Zexu se había negado a ofrecer indemnización alguna, y
había amenazado con ajusticiar a sus compatriotas.3

En efecto, a fin de garantizar la eficacia de la purga y cerciorarse de que el


contrabando no fuera restablecido, Lin Zexu y sus consejeros decidieron reformar el
sistema de contratos comerciales existente. En base a este sistema, el capitán del
barco extranjero y el mercader hong que adquiría los bienes transportados por el
barco debían declarar que éste no transportaba productos ilegales. Tras examinar
los archivos en las aduanas del puerto de Cantón, Lin Zexu se enfureció al
descubrir que en 20 años no había sido declarada ni una sola infracción.2 A
consecuencia de esto, Lin pasó a requerir que todos los mercaderes extranjeros y
funcionarios Qing firmaran una nueva declaración jurada por medio de la cual se
comprometían a no traficar con opio, so pena de muerte.42

Elliot se opuso a la firma de dichas declaraciones, argumentando que violaban el


principio de libre comercio y temeroso de que Lin las usara para empezar a
ajusticiar a súbditos británicos.3 Emitió una orden (sin autoridad para ello)
prohibiendo a todos los comerciantes británicos firmar la declaración jurada de
Lin. Pese a esto, varias compañías británicas que no traficaban con opio (como
Olyphant & Co.) se mostraron dispuestas a firmar dichas declaraciones, y el
comercio legal continuó sin problemas.43

Mientras, la escasez de opio hizo que el mercado negro del mismo se disparara.
Algunos barcos recién llegados de la India, al enterarse de la nueva prohibición
del opio, empezaron a descargar sus mercancías en la isla de Lintin. La oportunidad
causada por el incremento astronómico del precio del opio hizo que algunos hong y
contrabandistas decidieran a arriesgarse a violar la prohibición de Lin Zexu, y
comenzaran a transportar el opio desde Lintin al interior de China. Elliot estaba
al tanto de las actividades ilegales el Lintin y tenía órdenes de Palmerston de
hacerlas cesar. Sin embargo, temeroso de que cualquier acción de la Royal Navy en
Lintin fuera interpretada como una declaración de guerra, decidió no intervenir.44
45

Escaramuzas en Kowloon
A principios de julio de 1839 un grupo de marineros mercantes británicos atracados
en la península de Kowloon (actualmente parte de Hong Kong, en el estuario del Río
de las Perlas) se emborracharon. Dos de los marineros se volvieron violentos, y
mataron en una paliza a Lin Weixi, un campesino de la cercana aldea de Tsim Sha
Tsui.3146 Elliot acudió rápidamente a Kowloon, ordenó el arresto de los dos
marineros y compensó económicamente a la familia de Lin Weixi y a su aldea. Sin
embargo, se negó a entregar a los marineros a las autoridades chinas, temiendo que
fueran ajusticiados en base al código legal chino.29 Lin Zexu interpretó esto como
una muestra más de la política obstruccionista practicada por los británicos, y
ordenó la entrega inmediata de los marineros.36Elliot se negó de nuevo, y a cambio
decidió celebrar un juicio de los acusados en alta mar, con él mismo como juez y
varios capitanes mercantes británicos como jurados. Invitó a las autoridades chinas
a acudir como observadores del proceso, pero estas se negaron.46 El tribunal de
Elliot halló a los acusados culpables de asalto y amotinamiento, les impuso una
multa y los condenó a trabajos forzados en Gran Bretaña; posteriormente este
veredicto sería anulado por los tribunales británicos, aduciendo que Elliot no
tenía autoridad para juzgarlos, y que sólo las autoridades chinas eran
competentes.463

Vista de 1841 del fuerte chino en la península de Kowloon, en la actual Hong Kong.
Los británicos lo llamaría Fuerte Victoria.
La actitud de Elliot indignó a Lin Zexu. Primeramente, el representante británico
había demorado y luego organizado la entrega del opio, lo que para Lin denotaba que
le gobierno británico sancionaba el narcotráfico. Seguidamente, Elliot se había
retirado a Macao y puesto a cargo de una flotilla de guerra que amenazaba el
estuario del Río de las Perlas. A sabiendas de que el narcotráfico se había
restablecido en Lintin había decidido no intervenir, y además había prohibido a sus
compatriotas colaborar con las autoridades chinas. Finalmente, se había negado a
entregar a los marineros en clara violación de las leyes chinas.3

Debido a esto, Lin decidió ordenar la retirada de todos los trabajadores chinos de
Macao, y prohibir la venta de víveres y alimentos a los británicos.3246 Desplegó
varios navíos de guerra chinos en la boca del Río de las Perlas, al tiempo que se
extendían los rumores de que las autoridades Qing habían envenenado los manantiales
y pozos de agua fresca habitualmente usados por los barcos extranjeros.2 El 23 de
agosto de 1839, un barco perteneciente a un notorio traficante de opio británico
fue asaltado por piratas lascar cuando realizaba el trayecto de Macao a Cantón, y
ante el temor (infundado) de que hubiera sido asaltado por las tropas de Lin Zexu,
Elliot ordenó la retirada de toda la flota mercante británica fondeada en Macao y
Cantón a alta mar. Una vez hubieron levado anclas del puerto de Macao el 24 de
agosto, Lin Zexu rescindió el bloqueo a Macao y las autoridades portuguesas de
Macao decidieron prohibir a los británicos fondear en Macao de nuevo.2 La
prohibición de abastecer barcos británicos se mantuvo.2

El 30 de agosto llegó al estuario del Río de las Perlas el HMS Volage, enviado
desde la India para defender la flotilla británica de un potencial ataque chino.
Elliot envió una advertencia al gobernador de la guarnición de Kowloon de que el
embargo de víveres y agua debía terminar pronto. Para ese momento los Elliot estaba
a cargo de una flotilla de unas 60 embarcaciones con 2000 personas a bordo,
fondeados en alta mar frente a la costa de China, con lo que se estaban quedando
rápidamente sin provisiones.546

El 4 de septiembre, Elliot envió una goleta y un cúter armados para aprovisionarse


en Kowloon. Las dos embarcaciones se aproximaron a los tres juncos de guerra chinos
fondeados en el puerto de Kowloon, y pidieron permiso para tomar tierra y
abastecerse. Las autoridades chinas les abrieron el paso y los británicos pudieron
abastecerse de algunos productos básicos por parte de los marineros chinos. Sin
embargo, el comandante chino de Kowloon se negó a permitir que los británicos
comerciaran con los habitantes de la península. La situación se volvió tensa, y
durante la tarde del 4 de septiembre Elliot envió un ultimátum a los chinos,
amenazándolos con un bombardeo si se negaban a permitirles abastecerse con la
población local. A las 3 de la tarde Elliot ordenó el bombardeo de los juncos
chinos, que devolvieron el fuego. La refriega duró hasta el anochecer, cuando los
juncos de guerra se retiraron, dando por terminada a la que fue llamada la "Batalla
de Kowloon". Los oficiales de marina británicos querían atacar Kowloon al día
siguiente, pero Elliot se negó aduciendo que tal acción causaría "gran perjuicio e
irritación" a los habitantes de Kowloon.

Tras la batalla, Elliot hizo circular entre los habitantes de Kowloon un manifiesto
donde afirmaba que:

Los hombres de la nación Inglesa no desean más que la paz; pero no pueden aceptar
ser envenenados o morir de hambre. No albergan deseo alguno de molestar o perturbar
a los cruceros imperiales; pero estos no pueden prohibir a la gente vender [a los
británicos]. Privar a los hombres de alimentos es una acción sólo de las gentes
hostiles y no amistosas.30

Tras haber expulsado a los barcos de guerra chinos, la flotilla británica empezó a
comprar provisiones de los habitantes locales, a menudo con la connivencia de los
funcionarios chinos locales, a los que habían sobornado.47 Lai Enjue, el comandante
de la guarnición local, declaró en su despacho a Lin Zexu que China había triunfado
sobre los británicos, hundiendo dos barcos enemigos y matando a unos 40-50
británicos.247 También afirmó que los británicos habían sido incapaces de
aprovisionarse, y mintió en cuanto a fuerza de la armada británica.48

Primera Batalla de Chuenpi

Acuarela que representa el enfrentamiento entre las armadas británica y china


durante la Primera Batalla de Chuenpi, el 3 de noviembre de 1839.
A finales de octubre de 1839 el navío mercante Thomas Coutts llegó a China y puso
rumbo a Cantón. Los armadores del Thomas Coutts eran cuáqueros, y se negaban por
principios religiosos a comerciar con opio, un hecho del que las autoridades chinas
estaban al tanto. El capitán del buque, Warner, creía además que Elliot había
excedido su mandato legal al prohibir a los británicos firmar la declaración jurada
contra el tráfico de opio,49 y negoció con Lin Zexu poder descargar sus mercancías
en Chuenpi, una isla junto al estrecho de Humen. A fin de evitar que otros barcos
británicos que no transportaran opio negociaran con las autoridades chinas
descargar sus productos en Chuenpi, Elliot ordenó un bloqueo de los barcos
británicos en el Río de las Perlas.

El 3 de noviembre de 1839, un segundo barco británico, el Royal Saxon, intentó


entrar en Cantón por el estrecho de Humen. Los navíos de la Royal Navy HMS Volage y
HMS Hyacinth dispararon varios cañonazos de aviso al Royal Saxon. En respuesta a la
conmoción, la flotilla de juncos de guerra chinos bajo las órdenes de Guan Tianpei
salió en defensa del Royal Saxon, y se encontró con la Royal Navy frente a la isla
de Chuenpi.50

La subsiguiente Primera Batalla de Chuenpi resultó en la destrucción de 4 juncos de


guerra china, y en la retirada de ambas flotas.51 El informe oficial de la armada
Qing sobre la contienda afirmaba que la armada china había protegido al barco
mercante británico y obtenido una gran victoria. En realidad, los chinos habían
sido aventajados por los barcos británicos y varios buques chinos habían quedado
inutilizados.51 Elliot informó que su escuadrón estaba protegiendo a los 29 buques
británicos fondeados en Chuenpi, y empezó a prepararse para las represalias Qing.
Temiendo que los chinos prohibieran todo contacto con los barcos británicos y
terminaran por atacarlos con brulotes, ordenó la retirada de Chuenpi y dirigió la
flota a Tung Lo Wan, a unos 30km de Macao, con la esperanza de que fondeando en
alta mar quedarían a salvo de la armada de Lin Zexu. Elliot pidió a Adrião Acácio
da Silveira Pinto, el gobernador portugués de Macao, que dejara a los buques
británicos descargar sus mercancías en Macao. El gobernador rechazó la petición
temeroso de que Lin Zexu volviera a imponer un bloqueo en Macao. De hecho, el 14 de
enero de 1840 el emperador Daoguang emitió un edicto pidiendo a todos los
mercaderes extranjeros que dejaran de colaborar con los británicos. 51

Reacción en Gran Bretaña

Lord Palmerston (1784-1865), ministro de asuntos exteriores británico entre 1835 y


1841 durante el segundo gobierno de Lord Melbourne, fue el principal artífice
político de la primera guerra del opio.
Debates parlamentarios
Muchos ciudadanos británicos simpatizaban con los chinos, y querían terminar con la
venta de opio. Otros, por el contrario, mostraron su enfado con el tratamiento del
que habían sido objeto sus diplomáticos y su oposición a las políticas
proteccionistas del gobierno Qing. Los whig (liberales) controlaban el gobierno
británico, y pese a la oposición inicial que Palmerston y Melbourne mostraron a la
idea, adoptaron una línea dura abogando por declarar la guerra a China. La prensa
liberal empezó a referirse a China como un país "despótico y cruel."52 Desde agosto
de 1839, varias noticias sobre la crisis de Cantón y de la inminente guerra con
China habían sido publicadas en la prensa de Londres. En el discurso anual de la
Reina Victoria a la Cámara de los Lores del 16 de enero de 1840, la monarca expresó
su preocupación debido a "Eventos que han tenido lugar en China, y que han
ocasionado una interrupción de los intercambios comerciales de mis súbditos con
dicho país. He prestado, y continuaré prestando, la más seria atención a un asunto
que afecta los intereses de mis súbditos y la dignidad de mi Corona de forma tan
profunda."53

El gobierno de Lord Melbourne estaba entonces en una posición delicada. El 31 de


enero de 1840 el gobierno había sobrevivido una moción de censura en la Cámara de
los Comunes por solo 21 votos de diferencia. La oposición tory vio en la cuestión
China una oportunidad para derrotar al gobierno, y James Graham propuso una moción
el 7 de abril de 1840 que censuraba al gobierno no por la inminente guerra con
China o el tráfico de opio, sino por la "falta de preparación y precaución"
mostrado en la crisis china, y su "negligencia al privar al Superintendente en
Cantón de plenos poderes e instrucciones" para lidiar con el tráfico de opio.5455

Pese a todo, las llamadas a favor de la contienda militar fueron recibidas con poco
entusiasmo por el parlamento. Palmerston, en un principio opuesto a la guerra
cambió de opinión al ser disuadido por, entre otros, Jardine, de que China era
débil y que por medio de la guerra se podría conseguir la tan deseada
liberalización del comercio con China. Palmerston acabó por argumentar que el opio
debía ser tratado como propiedad, no contrabando, y que por ello mismo debía haber
reparaciones de guerra. Llegó a decir que nadie "puede honestamente creerse que la
motivación del gobierno chino en este asunto ha sido la promoción de hábitos
morales" y que la guerra iba a estallar debido al déficit de la balanza de pagos
china.56 Pocos conservadores o políticos liberales apoyaban la guerra, que no
obstante recibió el inesperado (y decisivo) apoyo de George Staunton, respetado
sinólogo que había tomado parte en las embajadas de Macartney (1793) y de Amherst
(1816) a la Corte Imperial china. Sir James Graham, Lord Phillip Stanhope y el
futuro primer ministro William Gladstone fueron las cabezas visibles del movimiento
contrario a la contienda. William Gladstone denunció la ética de apoyar un
conflicto basado en el opio como una humillación nacional.5752 Tras tres días de
debates, el 9 de abril de 1840 el parlamento británico votó por 9 votos de
diferencia (262 frente a 272) a favor de la guerra con China. Subsiguientes
mociones para tratar de parar el conflicto fracasaron,58 y el 27 de julio de 1840
el Parlamento aprobó una partida de 173,442 libras esterlinas para cubrir los
gastos relacionados con la expedición naval contra China. Para entonces, la guerra
con China ya había comenzado.5752

Reacción del gobierno británico


Las noticias de la incautación del opio y de la promesa de pago de Elliot llegaron
a Lord Palmerston en agosto de 1839 de la mano de varios comerciantes británicos,
unas semanas antes que los primeros despachos oficiales de Elliot. Lord Palmerston
montó en cólera. El gobierno británico, que acababa de asumir el coste de la
manumisión de los esclavos en el Imperio Británico, no podía hacer frente a tal
indemnización, Elliot no tenía autoridad para emitir dichos pagarés, y Palmerston y
buena parte del público británico aborrecían el narcotráfico de opio.56

Pese a su oposición inicial, el gobierno británico encabezado por Lord Melbourne


decidió enviar una expedición militar a China el 1 de octubre de 1839. Había
sometido a muchas presiones a favor de la guerra por parte de las industrias
textiles del norte de Inglaterra y los comerciantes involucrados en el comercio con
China, con William Jardine a la cabeza.59

A principios de noviembre de 1839 Lord Palmerston dio instrucciones a Auckland,


gobernador general de la India, de que preparara una expedición militar contra
China. La expedición iba encabezada por George Elliot, un primo de Charles Elliot.
En febrero de 1840, aún sin saber de la Primera Batalla de Chuenpi de noviembre de
1839, preparó varios despachos detallando la posición del gobierno Británico con
respecto a China. Uno de los despachos iba dirigido a los dos Elliot, y el otro al
emperador Daoguang. La carta al emperador informaba a China de que Gran Bretaña
había enviado una escuadra militar a la costa de China. En la carta, Palmerston
afirmaba que

Estas medidas hostiles por parte de Gran Bretaña contra China no sólo están
justificadas, sino que se han convertido en absolutamente necesarias debido a las
injurias que han sido cometidas por las autoridades chinas contra funcionarios y
súbditos británicos, y estas hostilidades no cesarán hasta que se alcance un
acuerdo satisfactorio con el gobierno chino.

En su carta a los Elliot, Palmerston los instruía para que impusieran un bloqueo
del estuario del Río de las Perlas y remitieran su despacho al emperador a las
autoridades chinas. Los Elliot debían capturar las islas de Chusan, bloquear la
desembocadura del río Yangtsé, entablar negociaciones con los Qing, y desplegar la
flota en el mar de Bohai, desde donde debían remitir la misma misiva a Pekín.3 Los
objetivos principales del conflicto, según instruía Palmerston, debían ser:

Exigir ser tratados con el respeto debido a un embajador del Rey por parte de las
autoridades chinas.
Extraer el derecho a que el superintendente británico pudiera administrar justicia
sobre los súbditos británicos en China (extraterritorialidad).
Exigir indemnizaciones por las propiedades británicas destruidas durante el
conflicto (el opio).
Obtener el estatus comercial más favorable posible con China.
Conseguir el derecho de los extranjeros a vivir y poder ser dueños de propiedades
en China.
Garantizar que si bienes de contrabando fueran incautados por las autoridades
chinas, los súbditos británicos involucrados no fueran ajusticiados.
Acabar con el Sistema de Cantón.
Exigir que las ciudades de Cantón, Amoy, Shanghái, Ningpo y la zona norte de la
isla Formosa sean abiertas al libre comercio con todas las potencias extranjeras.
Capturar islas en la costa de China que puedan ser defendidas con facilidad y
aprovisionadas.
Conflicto armado

Mapa de la campaña británica contra China, detallando las principales batallas de


la Primera Guerra del Opio (1839-1842).
Entre la batalla de Chuenpi en noviembre de 1839 y el verano de 1840, una vez se
hubo declarado formalmente la guerra, los enfrentamientos armados entre británicos
y chinos fueron de baja intensidad. Los Elliot habían replegado al flota a Tung Lo
Wan, una de las islas que actualmente conforman los Nuevos Territorios de Hong
Kong, desde donde quedaron a la espera de instrucciones de Palmerston y el gobierno
británico. El comercio legal de Cantón había sido clausurado, y el distrito de las
factorías estaba desierto, con lo que muchos comerciantes británicos decidieron
volver a Gran Bretaña o retirarse a Manila o Singapur.3

Las fuerzas Chinas en la provincia de Cantón eran considerables. La fuerza naval


china en Cantón estaba bajo el mando del almirante Guan Tianpei, que se había
enfrentado a los británicos en Chuenpi. El ejército Qing en el sur de China estaba
bajo el mando del general Yang Fan (1770-1846), un experimentado militar. La mayor
parte de las operaciones estaban dirigidas directamente por la corte imperial de
Daoguang, que mandaba instrucciones casi a diario.19

Los problemas de comunicación entre los mandos chinos eran constantes: los
oficiales chinos tendían a exagerar sus victorias y minimizar sus derrotas en los
despachos que enviaban a Daoguang, con lo que la corte imperial tendía a
infravalorar la amenaza británica.3 De hecho, tras la retirada de los Elliot a Tung
Lo Wan a finales de 1830 el gobierno chino estaba convencido de que, como tras el
asunto Napier de 1834, habían conseguido neutralizar a los británicos.60 A
consecuencia de esto, los chinos no hicieron ninguna preparación para una eventual
represalia británica. A esto se añadía el estallido de la guerra sino-sij de 1841
entre los Qing y el Reino sij de la India, que concentró toda la atención del
gobierno imperial.6162

Mientras el parlamento británico debatía la declaración de guerra, a principios de


1840 Palmerston comenzó a enviar instrucciones al gobernador de la India para que
empezara a desplazar tropas y barcos de la India hacia China; también se emitieron
órdenes para desviar tropas y barcos desde Sudáfrica, Australia, y Singapur, y se
despacharon tropas y barcos desde las islas británicas.56 Melbourne y Palmerston
habían decidido pronto que la guerra con China consistiría en una expedición
punitiva.6364 Palmerston dejó a Charles Elliot a cargo de los intereses británicos
en China, mientras que envió al comodoro James Bremer como mando a cargo de los
infantes de marina. El general Hugh Gough (1779-1869) fue puesto a cargo de las
tropas terrestres británicas, y le fue concedido el mando supremo de las tropas
británicas en China. El coste de la guerra sería abonado por el gobierno
británico.655666 Los principales objetivos bélicos delineados por Palmerston era
los puertos y ríos costeros Chinos.2

El despliegue de tropas británicas se vio ralentizado por el mal tiempo en el


estrecho de Malaca durante el verano de 1840. Sin embargo, para principios de junio
de 1840 el grueso de la expedición británica se había concentrado en Singapur.2
Para mediados de junio de 1840 una fuerza de unos 15 navíos de guerra, 4 barcos de
vapor y 25 navíos menores al mando del comodoro Bremer habían llegado al Río de las
Perlas, donde se reunió con la flotilla de los Elliot.19 La flotilla británica,
bajo la supervisión del superintendente Elliot, envió un ultimátum a Lin Zexu
exigiendo indemnizaciones por la incautación del opio, que fueron rechazadas por
los chinos.

Captura de Chusan (1840)


Dado que la costa de Cantón estaba bien defendida, los Elliot decidieron evitar una
confrontación directa en la zona de Cantón, y dirigieron la flotilla hacia el norte
de China, con la intención de capturar el archipiélago de Chusan. Llegaron a la
isla de Zhoushan, la principal isla el archipiélago, en julio de 1840, y tras unos
enfrentamientos menores, el 5 de julio de 1840 los Elliot capturaron la ciudad de
Dinghai, con la intención de usarla como base de operaciones en la costa china. La
captura de Dinghai fue un duro golpe para China, puesto que era el puerto clave que
daba acceso a Nankín, la segunda capital de China, y su ciudad más poblada.

Captura de Chusan, julio de 1840


Tras capturar Dinghai, los Elliot decidieron dividir la flota. Una parte fue
enviada de vuelta al Río de las Perlas a fin de bloquear a la flota china, que Lin
Zexu había concentrado en Cantón.3 Otra parte, al mando de los Elliot, se dirigió
al mar Amarillo. En la desembocadura del río Hai, que daba acceso a Tientsin y
Pekín, Charles Elliot se entrevistó con Qishan, el virrey de Zhili, al que hizo
entrega de las cartas diplomáticas de Palmerston.3 Daoguang acababa de nombrar a
Qishan virrey de Liangguang en sustitución de Lin Zexu, al que el emperador había
destituido tras la derrota china en Dinghai, culpándolo del estallido del
conflicto.67

Qishan, a la vista de la superioridad naval británica, decidió entablar


negociaciones con Elliot inmediatamente. Tras una semana de charlas con Elliot,
Qishan lo disuadió de avanzar hacia Tientsin,2 como había amenazada con hacer en un
primer momento, y de celebrar negociaciones formales en la costa de Cantón, a donde
Qishan debía dirigirse como nuevo virrey. Evitar un ataque en Tientsin era crítico
para Qishan, pues esta ciudad daba acceso directo a Pekín, y un ataque a la misma
hubiera constituido un serio riesgo de seguridad para la Corte Imperial. A cambio
de su retirada, Qishan prometió que el gobierno imperial indemnizaría a los
mercaderes británicos por las pérdidas ocasionadas por el conflicto.3

Elliot accedió a retirarse de vuelta a Cantón, pero esto no puso fin a los
enfrentamientos. Mientras volvía a Cantón, el resto de la fuerza expedicionaria
había llegado al Río de las Perlas a finales de la primavera de 1841. Se
enfrentaron a las tropas chinas que rodeaban Macao, expulsándolas del brazo de
arena que unía Macao con tierra firme.2 Las autoridades portuguesas, formalmente
neutrales, decidieron permitir el atraque de la flota británica en Macao. Esto
facilitó la entrada de tropas británicas en Macao, y proporcionó a los británicos
de una base de operaciones en el sur de China.2 En agosto de 1841, con la llegada
de las fuerzas desviadas por Elliot de vuelta a Cantón desde Dinghai, el mando
británico decidió empezar a ejercer una presión decisiva sobre las tropas chinas en
la bahía del Río de las Perlas. Bremer opinaba que obtener el control del Río de
las Perlas pondría a los británicos en una situación de fuerza ante las inevitables
negociaciones con China.68

Campaña en el río de las Perlas (1841)

Mapa británico del estuario del Río de las Perlas. El estrecho de Humen se describe
como Bocca Tigris, y está flanqueado al este por la isla de Chuenpi, donde los Qing
tenían una fortificación militar para controlar el acceso a Cantón, que se
encuentra aguas arriba.
Mientras los británicos atacaban Chusan, el almirante Guan Tianpei reforzó la
defensa del estrecho de Humen (llamado tradicionalmente Bocca Tigris por los
europeos), que daba acceso al brazo del río de las Perlas que pasa por Cantón. Guan
Tianpei llevaba reforzando Humen desde el asunto Napier de 1835,69 y los chinos
sospechaban que los británicos intentarían atacar el canal para lograr acceder a
Cantón. El estrecho de Humen estaba dominado por dos fuertes que bloqueaban el
tránsito del río, y estaban guarnecidos con 3000 soldados y 306 cañones. Para
cuando la flota británica a cargo de Bremer estuvo lista para atacar, los chinos
habían desplegado unos 10 000 soldados Qing para defender Cantón y sus
inmediaciones.69 La flota británica inició el ataque en enero de 1841 con el
bombardeo de la guarnición de Chuenpi. Los chinos respondieron con un grupo de
brulotes incendiarios, que los británicos evadieron. El 7 de enero de 1841 Bremer
logró una victoria decisiva en la Segunda Batalla de Chuenpi, que resultó en la
destrucción de 11 juncos de guerra chinos y la captura del fuerte chino de la isla
de Chuenpi. Esto permitió a los británicos imponer un bloqueo completo a la ciudad
de Cantón, y el control naval del estuario del río de las Perlas.2

Sabedor del valor estratégico que dicho estuario tenía para China, y reconociendo
que la superioridad naval de los británicos haría muy costosa la reconquista de la
región, Qishan, que acababa de llegar desde Zhili para tomar posesión como virrey,
decidió evitar toda confrontación y entablar negociaciones de paz con el Reino
Unido.70 El 20 de enero de 1841, tras una semana de negociaciones celebradas en la
isla de Chuenpi, Qishan y Charles Elliot redactaron el borrador de la llamada
Convención de Chuenpi, por medio de la cual pretendían poner fin al conflicto
bélico.703 La Convención establecía la igualdad diplomática plena entre China y
Gran Bretaña, el canje de Chusan por la isla de Hong Kong, el intercambio de
prisioneros, y la reapertura del comercio en Cantón el 1 de febrero de 1841. China
también se comprometía a pagar 500.000 libras esterlinas de indemnización por la
incautación del opio de 1838.3 El estatus legal del opio quedaba en el aire, y se
dejaba abierto para futuras conversaciones diplomáticas. Pese al aparente éxito de
las negociaciones, tanto el gobierno imperial de China como el gobierno británico
se negaron a ratificarla. El emperador Daoguang estaba furioso con la idea de que
China fuera a ceder territorios por medio de un tratado que había sido firmado por
Qishan sin su permiso. Ordenó el arresto de Qishan, al que sentenció a muerte,
aunque luego conmutó su sentencia por un servicio militar.56 Lord Palmerston, por
su parte, rechazó la Convención porque la indemnización extraída por Elliot no
cubría los gastos de guerra y las necesarias indemnizaciones a las que Elliot se
había comprometido en 1838. Furioso con el resultado, destituyó a Charles Elliot,
al que llamó de vuelta a Gran Bretaña, y prefirió continuar la contienda.71

La flotilla británica aproximándose a la ciudad de Cantón en mayo de 1841.


Entre el 20 de enero de 1841 y mediados de febrero de 1841, mientras Qishan y
Elliot esperaban la ratificación del acuerdo, hubo un alto el fuego. Elliot ocupó
militarmente la isla de Hong Kong el mismo 20 de enero de 1841, dando comienzo a la
colonia británica de Hong Kong ese mismo día. Cuando se supo que Qishan había sido
destituido y que Daoguang no iba a aceptar el tratado, se retomaron las
hostilidades. El 19 de febrero de 1841 el HMS Nemesis fue atacado junto a la isla
de Wangtong. Los comandantes británicos ordenaron el bloqueo del estuario de nuevo,
y retomaron los combates contra los chinos. El 26 de febrero capturaron el resto de
los fuertes del estrecho de Humen, lo que permitió a la flota británica avanzar
aguas arribas hacia Cantón.51El almirante Tianpei falleció durante estos
enfrentamientos del 26 de febrero.67 El 2 de marzo los británicos atacaron el
fuerte Qing de Pazhou y capturaron Whampoa, la principal isla en la margen derecha
del río de las Perlas frente a Cantón. Esta acción amenazaba directamente el flanco
este de la ciudad de Cantón. El general Gough, que acababa de llegar desde Madrás a
bordo del HMS Cruizer dirigió personalmente el ataque a Whampoa. Elliot, que
todavía ignoraba su destitución, negoció una tregua de tres días con el gobernador
general de Cantón.2 Entre el 3 y el 6 de marzo, las tropas británicas que habían
evacuado Chusan en virtud de la fallida Convención de Chuenpi llegaron al río de
las Perlas. Los chinos también recibieron refuerzos, y para el 16 de marzo el
general Yang Fan estaba al mando de 30.000 soldados acantonados en los alrededores
de Cantón.2

Mientras el grueso de la flota se preparaba para atacar Cantón desde el estrecho de


Humen, un grupo de tres barcos de guerra británicos se desligaron de la flota para
tratar de acceder a Cantón a través del río Xi, que conectaba Macao con Cantón.
Esta flotilla estaba dirigida por el capitán James Scott (1790-1872) y el
superintendente Elliot, y estaba formada por la fragata HMS Samarang y los barcos
de vapor HMS Nemesis y HMS Atalanta.72 El río Xi era poco profundo, con lo que los
Qing creían imposible un ataque por ese flanco.72 Sin embargo, el poco calado de
los barcos de vapor permitió a Scott y Elliot avanzar por su curso, y entre el 13 y
el 15 de marzo la flotilla británica capturó o destruyó numerosos barcos de guerra
y equipamiento militar chinos. La expedición Broadway, como es conocida, hundió 9
juncos de guerra, capturó 6 fuertes chinos y 105 cañones.72

Los soldados británicos ocupan las zonas altas de Cantón en marzo de 1841.
Tras la toma de Whampoa y Pazhou y la aniquilación de las defensas chinas en el río
Xi, los británicos habían neutralizado las defensas exteriores de Cantón, y
controlaban el río de las Perlas. El mando británico comenzó a considerar un ataque
directo sobre Cantón. Elliot creía que era más sensato evitar dicho ataque y
entablar negociaciones con los Qing. El ejército Qing evitó confrontaciones
directas con los británicos, y empezó a fortificar la ciudad de Cantón. Los
ingenieros militares chinos hundieron varios barcos a la entrada de Cantón para
bloquear el río, y empezaron a construir brulotes. Los mercaderes chinos de Cantón
recibieron órdenes de evacuar toda la seda y el té de Cantón a fin de imposibilitar
el comercio, y se extendió la prohibición de abastecer a extranjeros a toda la
población local. El 16 de marzo, un navío británico se acercó a un fuerte frente a
Cantón con una bandera de tregua. Los chinos dispararon contra él, y los británicos
respondieron incendiando el fuerte con cohetes. Elliot dedujo de esto que los
chinos se estaban preparando para atacar, con lo que decidió no esperar más y
ordenó un ataque frontal contra la ciudad.

El 18 de marzo de 1841 los británicos atacaron Cantón, y capturaron el distrito de


las factorías sin grandes dificultades.70 Aunque no entraron en el recinto
principal, la ciudad fue parcialmente ocupada por los británicos, y el comercio fue
reabierto tras entablar negociaciones con los mercaderes hong. Tras dos días más de
enfrentamientos, los británicos hicieron valer su superioridad frente a los chinos
y ocuparon todas las zonas altas de Cantón, rodeando la ciudad. Se declaró una
tregua el 20 de marzo, y como señal de buena fe Elliot ordenó la retirada de la
flota británica de vuelta al estrecho de Humen.7051

A mediados de abril de 1841, Yishan (1790-1878), el sucesor de Qishan, llegó a


Cantón. Declaró que el comercio debía permanecer abierto, envió emisarios a Elliot,
y empezó a reorganizar sus recursos militares a las afueras de Cantón. En unos
pocos días, unas 50.000 tropas Qing se reagruparon a las afueras de Cantón, y el
dinero obtenido con el comercio fue usado para reparar y expandir las defensas de
Cantón. Se construyeron baterías de artillería a lo largo del río y desplagaron
tropas chinas en Whampoa y las islas del estrecho de Humen. Un edicto del emperador
Daoguang ordenó en ese momento el exterminio de los "rebeldes", y Yishan dio
órdenes de expulsar a los británicos del río de las Perlas. Esta orden fue filtrada
a la comunidad británica de Cantón, que sospechaban de las autoridades chinas por
el evidente refuerzo de las defensas de Cantón. En mayo de 1841 muchos hong
evacuaron Cantón, lo que acrecentó el temor a un recrudecimiento de las
hostilidades. Se extendieron los rumores de que buceadores Qing estaban taladrando
los barcos británicos y de que los chinos habían preparado una flota de brulotes
contra la marina real británica. El 20 de mayo Yishan emitió un comunicado en el
que pedía a "las gentes de Cantón y a todos los mercaderes extranjeros que sean
respetuosamente obedientes que no se alarmen ni tengan temor ante las tropas
militares que se están reuniendo alrededor de Cantón, pues no hay probabilidad
alguna de enfrentamientos." Al día siguiente, al conocer la noticia Elliot pidió a
los comerciantes británicos que evacuaran Cantón, y ordenó el regreso de varios
buques de guerra a Cantón.73

La noche del 21 de mayo los Qing comenzaron un ataque coordinado contra el ejército
y la armada británica.73 Las baterías de artillería de las bancadas del río de las
Perlas, que los Qing habían reconstruido en secreto, abrieron fuego contra la
marina británica, lo que permitió a los Qing retomar el distrito de las factorías.
Una formación de 200 brulotes chinos fue lanzada contra los barcos británicos en
Cantón, que lograron evadir el ataque. Aguas abajo en Whampoa, los chinos trataron
de atacar varios buques británicos que estaban anclados allí, con la intención de
evitar que lograran alcanzar Cantón. El general Gough, que esperaba un ataque de
este tipo, consolidó la plaza británica en Hong Kong y envió tropas de refuerzo a
Cantón, que llegaron el 25 de mayo. Los británicos capturaron los cuatro últimos
fuertes que defendían Cantón, y comenzaron a bombardear la ciudad.73 El ejército
Qing huyó de la ciudad, y los británicos decidieron darlos caza desplegando tropas
por las inmediaciones de Cantón. El 29 de mayo, una muchedumbre de 20.000
campesinos cantoneses atacó y derrotó a una compañía de 60 sepoys al servicio de
los británicos en la aldea de Sanyuanli, al norte de Cantón. Temeroso de un
alzamiento popular en su contra, Gough replegó las tropas de vuelta a Cantón.70 El
30 de mayo los enfrentamientos terminaron, y la ciudad de Cantón pasó a estar
totalmente ocupada por los británicos.7470

Tras la toma de Cantón, el comandante de la guarnición británica y el gobernador


general de Cantón negociaron un alto el fuego en la región conocido como el
"Chantaje de Cantón". Bajo los términos del acuerdo, los chinos pagaron una
importante suma para retirarse de vuelta a los fuertes de Humen, lo que hicieron el
31 de mayo.75 El acuerdo fue firmado por Elliot sin consultar con Gough ni con
Bremer, lo que predispuso en su contra aGough.

En su despacho militar a Daoguang, Yishan declaró la fallida defensa de Cantón un


éxito. Afirmó que "los bárbaros han suplicado al general en jefe que implore al
emperador que éste tenga misericordia de ellos, y que permita que sus deudas sean
saldadas y que puedan reanudar el comercio en cuanto retiren sus barcos del
estrecho de Humen y nunca vuelvan a intentar atacarnos."76 Peso a esto, el general
Yang Fang fue censurado por el emperador por haber accedido a una tregua en vez de
haber resistido a los británicos.70 El emperador no fue informado de que la
expedición británica no había sido derrotada y estaba grandemente intacta. La corte
imperial siguió debatiendo las opciones militares de China, por cuanto Daoguang
quería que Hong Kong fuera retomada.68

China central (otoño de 1841 - primavera de 1842)


Tras su retirada de Cantón, los británicos se concentraron en Hong Kong. Mientras
Elliot quería entablar conversaciones de paz con China, el general Gough abogaba
por capturar la ciudad de Amoy y bloquear la desembocadura del río Yangtsé.68 En
julio de 1841 un tifón asoló Hong Kong, dañando varios barcos y destruyendo las
infraestructuras que los británicos habían estado construyendo en la isla.68 La
situación cambió cuando el 29 de julio Elliot fue informado de que había sido
destituido por Palmerston, y sustituido por Henry Pottinger, que llegó a Hong Kong
el 10 de agosto para relevar a Elliot. Pottinger, siguiendo las instrucciones de
Palmerston, quería forzar al gobierno imperial a negociar, con lo que accedió a los
planes de Gough y dio permiso a las fuerzas británicas para que comenzaran su
ataque en China central a fin de ejercer presión sobre Pekín. El recién llegado
almirante Sir William Parker estaría a cargo de la expedición naval.

El 25 de agosto la flota británica entró el estuario del río Jiulong y atacó Amoy.
La ciudad estaba bien defendida, con lo que Parker descartó un ataque naval directo
y coordinó con el general Gough un ataque anfibio. El 26 de agosto los infantes de
marina y la infantería regular británicas flanquearon y destruyeron las defensas
chinas que protegía Amoy. La guarnición de la ciudad la abandonó el 27 de agosto, y
las tropas británicas ocuparon la ciudad, haciendo explotar el polvorín de la
misma. Capturaron 26 juncos de guerra y 128 cañones, que destruyeron tirándolos al
río.76 Los británicos se retiraron posteriormente a una isla del río, donde dejaron
una pequeña guarnición. Como Palmerston quería convertir Amoy en un puerto de
comercio internacional, Gough ordenó que Amoy no fuera saqueada.68 Sin embargo,
como la ciudad había quedado desierta de autoridades, una turba de campesinos,
desertores y truhanes la saqueó. Las tropas Qing retomaron la ciudad unos días
después, y el gobernador de la misma declaró en un despacho que habían conseguido
una gran victoria y destruido 5 buques británicos.7772

Mientras tanto, en Gran Bretaña Lord Palmerston había cesado como Ministro de
Asuntos Exteriores el 30 de agosto. Su sucesor, el propio primer ministro Lord
Melbourne abogaba por una contienda más mesurada.

En septiembre de 1841 el barco de transporte Nerbudda se hundió frente a las costas


de Taiwán tras un breve enfrentamiento con un fuerte chino. Los supervivientes del
Nerbudda fueron apresados por las autoridades chinas. 197 de ellos serían
ajusticiados el 10 de agosto de 1842, mientras que 87 más morirían de
enfermedades.78

En octubre de 1841 los británicos capturaron de nuevo Chusan, y recobraron el


control del importante puerto de Dinghai. Esto les permitió tener una base en la
China central. El 10 de octubre la fuerza naval británica bombardeó y capturó uno
de los fuertes defensivos de Ningbo. Los chinos se enfrentaron a las tropas
británicas en la carretera que unía el pueblo de Chinhai con Ningbo, donde fueron
derrotados. Tras esto, las autoridades chinas decidieron evacuar Ningbo, y los
británicos capturaron la ciudad vacía el 13 de octubre. La caída de Ningbo supuso
otro golpe contra China: una de las principales fábricas de armas de China centra
estaba en Ningbo, lo que redujo la habilidad de los mandos chinos de reponer las
armas perdidas. Además, la caída de Ningbo amenazaba el cercano río Qiantang y la
ciudad de Nankín.1373

Las hostilidades cesaron en el invierno de 1841, mientras los británicos se


reabastecían en sus posiciones de Ningbo, Dinghai, Amoy y Hong Kong.79 Debido a los
continuos informes falsos que Yishan y otros gobernadores provinciales enviaban a
la corte imperial, Daoguang infravaloró la amenaza británica, y no hizo nada para
fortalecer China central. A finales de 1841, Daoguang descubrió que sus
funcionarios habían estado mandándole informes falsos, con lo que ordenó al
gobernador de Guangxi, Liang Chang-chü, que le enviara un informe detallado y
verídico de los acontecimientos de Cantón, provincia limítrofe con Guangxi. Hizo
saber a Liang que disponía de medios para contrastar la información, con lo que
tenía que ser veraz. Liang ofreció a Daoguang un informe brutal de las continuas
derrotas sufridas por China. Daoguang ordenó el arresto de Yishan, al que condenó a
muerte.68

Tras esto, Daoguang, conocedor de la verdadera magnitud de la amenaza británica dio


órdenes a las provincias y ciudades costeras de que se fortificaran para posibles
incursiones británicas. En la primavera de 1842 ordenó a su primo Yijing (1793-
1853) que capturara la ciudad de Ningbo. En la subsiguiente batalla de Ningbo del
10 de marzo de 1842, la guarnición británica repelió el asalto de los Qing, que
sufrieron graves pérdidas.47 Los británicos persiguieron al ejército en retirada
hasta la ciudad de Cixi (en Zhejiang), que tomaron el 15 de marzo.

Los británicos capturaron el importante puerto de Zhapu en la desembocadura del


Yangtsé el 18 de mayo.68 En esta acción los británicos derrotaron a un destacamento
de 300 soldados del ejército de los 8 estandartes, las tropas de élite de la
dinastía Qing. El general Gough destacó la valentía de dichas tropas.76

Campaña en el Yangtsé (1842)


Para finales de mayo de 1842, buena parte de los puertos de China central estaban
bloqueados por los británicos. El general Gough decidió entonces asestar un golpe
definitivo a las finanzas del imperio Qing atacando el río Yangtsé, eje del
comercio interno de China. Reunió una fuerza de 25 barcos de guerra y 10 000
soldados en Ningpo y Zhapu en mayo, planeando avanzar hacia el interior del valle
del Yangtsé. La avanzadilla de esta expedición consiguió capturar cerca de Nankín
las barcazas que transportaban la recaudación de impuesto de toda China, asestando
un duro golpe a los ingresos de la Corte Imperial de Pekín.72

El 14 de junio de 1842 la flota británica se hizo con el control de la boca del río
Huangpu. El 16 de junio, durante la batalla de Woosung, los británicos capturaron
las localidades de Wusong y Baoshan. El almirante Chen Huacheng falleció durante
esta batalla. El 19 de junio, los británicos se desplegaron en las afueras de
Shanghái, que tras la derrota china de Woosung había quedado desguarnecida. En el
transcurso de la jornada, los británicos saquearon Shanghái.68

La caída de Shanghái dejó abierta la ruta hacia la ciudad de Nankín. Considerada


como la segunda capital de China, Nankín era vital para los Qing, pues concentraba
todo el comercio del norte del país al ser el puerto final del Gran Canal, por
donde se transportaban los alimentos del sur de China hacia el norte. Un ejército
de 56.000 abanderados manchú del Ejército de los Ocho Estandartes y del Ejército
del Estandarte Verde se había reunido en Nanjín a fin de reforzar las defensas del
Yangtsé. Sin embargo, se corrió el rumor de que los británicos preparaban un asalto
directo a Tientsin y Pekín,80 con lo que parte de los recursos de este ejército
fueron desviados rápidamente para organizar la defensa de Zhili. Este ataque nunca
se produjo. El pánico entre los cuadros de la Corte Imperial era patente, y los
llevó a hacer aberturas de paz: el comandante de la provincia de Liangjiang liberó
a los 16 prisioneros de guerra británicos que tenían,81 y el emperador ofreció en
secreto importantes sumas a los británicos por no entrar en el Yangtsé.82

El 14 de julio la flota británica entró en el Yangtsé. La flota de reconocimiento


alertó al general Gough de la importancia logística de la ciudad de Zhenjiang, que
Gough decidió capturar. Zhenjiang estaba mal defendida: la mayor parte de la
guarnición y de sus cañones había sido desviados a Wusong, con lo que habían caído
en manos de los británicos. El pánico en la ciudad era patente: las fuentes chinas
hablan de 100 traidores ejecutados en los días previos al ataque británico.83 La
flota británica llegó a la ciudad el 21 de julio, y asoló los fuertes que la
defendían con un bombardeo naval. Los defensores chinos se retiraron a las colinas
cercanas, forzando a las tropas de Gough a desembarcar prematuramente. Esto fue
aprovechado por la guarnición de la ciudad para abrir las puertas y atacar a los
británicos. El resto del combate se desarrolló entre las calles de Zhenjiang, donde
los soldados chinos y muchas familias de civiles prefirieron suicidarse a ser
apresadas por los británicos.8468 La batalla de Chinkiang, como se la conoce, fue
la más sangrienta para los británicos: perdieron 36 soldados tomando la ciudad.68

Tras capturar Zhenjiang, la flota británica cortó el Gran Canal, paralizando el


sistema Caoyun en uso desde hacía casi dos mil años para transportar y distribuir
grano desde las prósperas tierras del sur de China hacia el agreste norte.85 La
flota británica zarpó de Zhenjiang el 3 de agosto de 1842, con la intención de
tomar Nankín. Llegaron al distrito de Jiangning el 9 de agosto, y estaban en
posición para atacar la ciudad el 11 de agosto. Aunque el emperador no había
enviado instrucciones explícitas para ello, los mandarines de Nankín decidieron
acceder a las negociaciones de paz que exigían los británicos.47

Tratado de Nankín
El 14 de agosto de 1842, una delegación china encabezada por Keying, Yijing, y
Llipu salió de Nankín para encontrarse con la flota británica. Tras dos semanas de
negociaciones, los británicos alcanzaron un principio de acuerdo con el que poner
fin al conflicto. Las negociaciones se demoraron varias semanas ante la insistencia
británica de que el tratado debía ser aceptado por el emperador Daoguang. Para ese
entonces, los estragos que los británicos habían causado en infraestructuras
fundamentales del Imperio Chino eran tales que el gobierno imperial aconsejó al
emperador que aceptara el acuerdo.8687 El 21 de agosto el emperador Daoguang
autorizó a sus representantes a firmar el tratado. Con la firma del tratado de
Nankín a bordo del HMS Cornwallis el 29 de agosto de 1842, la Primera Guerra del
Opio llegó a su fin.88

Pintura al óleo que muestra a los signatarios del Tratado de Nankín.


Consecuencias
Véase también: Tratado de Nankín
El tratado de Nankín está considerado el primer Tratado Desigual al que las
potencias occidentales sometieron a la China Imperial.8990 En base al mismo, China
se comprometía a indemnizar al Reino Unido con 21 millones de taeles de plata,
suficientes para cubrir los costes de la guerra y de las indemnizaciones a los
traficantes de opio. Se abolió el monopolio de los hong, y se abrieron al comercio
los puertos de Shamian, Amoy, Fuzhou, Ningbó, y Shanghái.91 China también concedió
derechos de extraterritorialidad a los súbditos británicos que operaran en los
puertos del tratado, y reconoció la soberanía británica sobre la isla de Hong Kong.
En 1844, los Estados Unidos y Francia obtuvieron concesiones similares en virtud
de, respectivamente, el tratado de Wanghia y el tratado de Whampoa.92 Los aranceles
comerciales fueron abolidos, lo que impedía a los chinos proteger a las industrias
locales de las importaciones extranjeras.

El tratado de Nankín selló la derrota definitiva de China. Los términos del tratado
evitaban discutir el narcotráfico, que continuó creciendo sin control en las
décadas subsiguientes.1 Los chinos perdieron el control de sus relaciones
comerciales a favor de las potencias occidentales, y el desgaste y humillación
nacional sumió al gobierno imperial en una crisis de la que jamás se recuperó.37 El
estallido de la brutal rebelión Taiping en 1850 se debió en gran medida al
desprestigio interno de la dinastía Qing, y a la crisis económica que la guerra del
opio ocasionó en China.6

Dos años después de la firma del tratado, las primeras rebeliones internas
empezaron a amenazar el comercio internacional. Esto provocó cada vez en mayor
medida la injerencia de las potencias occidentales en asuntos domésticos chinos, a
fin de garantizar sus intereses económicos y el comercio internacional.3 Dada la
imposibilidad del gobierno Qing para mantener la recaudación fiscal necesaria para
hacer frente a las indemnizaciones, en 1844 los británicos convencieron al gobierno
imperial de que empezara a emplear a extranjeros en sus aduanas. Para la década de
1850, el Servicio de Aduanas Marítimas de China, una de las ramas más importantes
de la burocracia imperial, estaba gestionado en gran parte por extranjeros
occidentales.2 En 1858, tras la Segunda Guerra del Opio, Gran Bretaña, Rusia,
Estados Unidos y Francia forzaron la legalización del opio en China.93

Reacciones
Algunos historiadores sostienen que Lord Palmerston instigó la Guerra del Opio para
mantener el principio del libre comercio.94 Glenn Melancon, por ejemplo, aduce que
las razones para ir a la guerra no eran el opio, sino la necesidad del Reino Unido
de mantener su reputación, honor, y su compromiso con el libre comercio. China
estaría presionando a Gran Bretaña en un momento en el que los británicos se
enfrentaban a dificultades comerciales en el Oriente próximo, las fronteras de la
India y en Latinoamérica. Según Melancon, al final declarar la guerra a China se
convirtió en un asunto de honor y prestigio global.95 El expresidente americano
John Quincy Adams comentó que el opio era "una mera anécdota en la disputa...la
causa de la guerra era la postración ritual – la arrogante e insoportable
pretensión de China de que podía mantener intercambios comerciales con el resto de
la humanidad no en términos de igual reciprocidad, sino según las formas
insultantes y degradantes propias de las relaciones entre señores y vasallos."96

Estatua del comisario imperial Lin Zexu en Manhattan, Nueva York.


Uno de los grandes oponentes del tráfico de opio y del conflicto fue el futuro
primer ministro británico William Ewart Gladstone.97 Como parlamentario, Gladstone
se refirió al narcotráfico entre la India y China como "infame y atroz".98
Gladstone se opondría con fiereza tanto a la Primera como a la Segunda Guerra del
Opio (1857), denunciaría la violencia británica contra los Chinos, y se opuso en
todo momento al narcotráfico.99 Gladstone criticó severamente la "Guerra del Opio
de Palmerston", y afirmó que temía "el juicio que Dios vaya a hacer de Inglaterra
tras nuestra perversa injusticia para con China" en mayo de 1840.100101102 En un
discurso ante el Parlamento británico, afirmó que jamás había oído hablar de "una
guerra de origen más injusto, una guerra con un progreso más calculado para cubrir
a este país con permanente deshonra."103 Su hostilidad con el opio parece ser
debida a los efectos negativos que la droga había causado en su hermana Helen
Gladstone.104 Debido al conflicto, Gladstone tuvo muchas dudas de unirse al
gobierno de Peel en 1841.105

El comisario Lin Zexu, llamado a menudo "Lin el del Cielo Claro" por su moral
ejemplar,106 se convirtió en el chivo expiatorio de China. Se le culpó de haber
fracasado en su intento de acabar con el narcotráfico, y de haber causado en su
intento un guerra desastrosa para China debido sobre todo a su rigidez e
incapacidad para entender el mundo moderno.107 Esta opinión de Lin Zexu cambió
durante el siglo XX, cuando China comenzó a buscar héroes: Lin Zexu es actualmente
reconocido como un héroe nacional y ejemplo de virtud cívica, y ha sido
inmortalizado con estatuas y monumentos en muchas ciudades de China.108109110 La
comunidad china de Nueva York erigió una estatua en su honor en Chatham Square, en
Chinatown, Manhattan, donde se le presenta como "Pionero en la guerra contra las
drogas".111 De hecho, reconociendo su singular virtud y habilidades, el gobierno
Qing rehabilitó pronto a Lin Zexu: tras unos años de exilio en Xinjiang, para 1845
era gobernador de Shaanxi, y aunque nunca volvió a alcanzar el rango de virrey,
falleció en 1850 siendo gobernador de Guangxi mientras intentaba sofocar la
rebelión Taiping, que había estallado en dicha provincia.112 Qishan también
consiguió recuperar su carrera, en buena medida gracias a su mayor estatus social
como manchú y descendiente de Gengis Khan: tras un lustro de "exilio" como Amban
del Tíbet, volvió en 1846 a China como virrey de Sichuan, y participó en la lucha
contra los Taiping, falleciendo en 1854 mientras organizaba un ataque contra los
rebeldes en Yangzhou.112 El superintendente Charles Elliot retornó al Reino Unido
en desgracia, donde habiendo alienado a los mandos militares, su desempeño como
representante británico fue muy criticado por su indecisión, facilidad para ser
influenciado y su tendencia a sobrereaccionar.113 Volvió al servicio del ministerio
de asuntos exteriores, donde sirvió como gobernador de varias islas caribeñas de
segunda fila antes de jubilarse en 1869.114

Consecuencias financieras y sociales


Tras el tratado de Nankín, China entró en una grave crisis económica.115 la crisis
del opio se mantuvo,116 y esto provocó el colapso del tipo de cambio entre la plata
y las monedas de cobre chinas. Nominalmente, un tael de plata (37 g) cotizaba a
unas 1000 monedas de cobre. En 1845, el tael cotizaba a 2200 monedas de cobre. Esto
hizo que tras la guerra del opio, los impuestos se doblaran.115

En el campo, el deterioro de la economía y la escalada de impuestos supuso que los


campesinos se endeudaran cada vez más con los terratenientes. Los desahucios se
generalizaron, y los campesinos expulsados de sus tierras empezaron a unirse a
bandas de forajidos y sociedades secretas. Al abandonar el campo, la producción
agrícola entró en declive, lo que llevó a hambrunas generalizadas. En las ciudades,
los artesanos urbanos se enfrentaron a un panorama desolador. Las facturas inglesas
y europeas, mucho más baratas, entraron con fuerza en el mercado chino. Esto causó
desempleo generalizado, hambrunas urbanas y gran descontento popular.115 Entre 1842
y 1849 hubo unas 100 revueltas populares antes de que en 1850 estallara en Guangxi
la rebelión Taiping. Se dieron numerosos casos de progroms y ataques contra los
"demonios extranjeros" a los que se les culpaba de todo, sobre todo en Cantón y
Fuzhou.115
Con el acceso al trono del emperador Xianfeng en 1851, la corte imperial intentó
renegociar los términos del tratado de Nankín.37 Las potencias occidentales se
negaron. Esto predispuso a muchos chinos en contra de la dinastía Qing, y dio vida
a la rebelión. El gobierno imperial, presionado para derrotar a los Taiping por las
potencias occidentales, y para expulsar a los extranjeros por el pueblo llano, fue
incapaz de dar respuesta a los problemas de China, y acabó sucumbiendo en la
Segunda Guerra del Opio (1856-1860).37

Véase también
Segunda Guerra del Opio
Rebelión Taiping
Diplomacia de las cañoneras
Tratados desiguales
William Jardine
Charles Elliot
Lin Zexu
Qishan
Lord Palmerston
La guerra del opio (película)
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Hansard, 16 January 1840
There is often the misunderstanding, even among historians, that the House of
Commons approved the Opium War when the motion was voted on 9 April 1840. It is
therefore useful to quote directly from the Hansard the exact wording of the
motion: "The right hon. Baronet concluded with moving that— It appears to this
House, on consideration of the papers relating to China, presented to this House,
by command of her Majesty, that the interruption in our commercial and friendly
intercourse with that country, and the hostilities which have since taken place,
are mainly to be attributed to the want of foresight and precaution on the part of
her Majesty's present advisers, in respect to our relations with China, and
especially to their neglect to furnish the superintendent at Canton with powers and
instructions calculated to provide against the growing evils connected with the
contraband traffic in opium, and adapted to the novel and difficult situation in
which the superintendent was placed."
Fay (2000) pp. 202
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Times Leading Up to the Opium War». Consultado el 23 de septiembre de 2018.
The exact wording of the motion quoted from the Hansard is: "That an humble
address be presented to her Majesty, to express to her Majesty the deep concern of
this House in learning that an interruption has occurred in the friendly relations
and commercial intercourse which had so long subsisted with the Chinese empire; and
to represent to her Majesty that these calamities have, in the opinion of this
House, been occasioned by British subjects having persevered in taking opium to
China, in direct and known violation of the laws of that empire; and to request
that her Majesty will be graciously pleased to take immediate measures for the
prevention of such proceedings, which are so dishonourable to the character, and so
detrimental to the interests of her subjects; and to assure her Majesty, that if
any additional powers should be found requisite for the purpose, this House will
readily concur in granting them to her Majesty."
Matzke, Rebecca Berens, autor. Deterrence through strength : British naval power
and foreign policy under Pax Britannica. ISBN 9780803236141. OCLC 995304769.
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