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TBATE Vol 6
TBATE Vol 6
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TABLA DE CONTENIDO
ULTIMÁTUM ................................................................................................................................................. 24
INESPERADAMENTE .................................................................................................................................. 46
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UN SOLDADO NORMAL............................................................................................................................ 187
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UNA NOCHE DE ENANOS ......................................................................................................................... 399
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EL ASPECTO DE LA IMPREVISIBILIDAD ............................................................................................ 613
Punto de Vista de Arthur Leywin.................................................................................................................................. 621
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PREMONICIONES BÉLICAS
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—¿Ya está, Nico? ¡Apresúrate! —dije en voz baja, mientras miraba por
encima de mi hombro por si pasaba alguien.
Observé con duda cómo Nico tanteaba con la horquilla que había robado a
una de las chicas mayores.
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—Shhh, no hagas ruido—lo reprendí en un ceño, golpeándolo en el hombro
y llevando mi dedo a los labios. Nico volvió a meter la horquilla en su
bolsillo con cremallera y me hizo un gesto con la cabeza, luego entramos de
puntillas por la puerta de madera.
—Te aseguraste de que los dueños estén fuera hoy, ¿verdad? —pregunté
de nuevo mientras escudriñaba la casa meticulosamente amueblada.
Respirando hondo, razoné que era necesario. Robar a alguien, por muy rico
que fuera, no me parecía bien, pero había escuchado la conversación entre
la directora del orfanato y esa gente del gobierno. Solo capté algunos
comentarios, y parecía que nuestro orfanato estaba en peligro porque no
teníamos suficiente dinero.
—¿Y ahora qué? ¿Cómo vamos a conseguir dinero con esto? No podemos
darle a la directora Wilbeck todas estas joyas.
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—¿Y este 'tipo' está de acuerdo en comprar a dos niños de doce años?
—Ah, el niño persistente del otro día. Veo que trajiste a un amigo—dijo,
pero no hizo ningún movimiento para abrir la puerta.
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Para mi sorpresa, el tono inusualmente grave de mi amigo no sonaba falso.
Abrió la bolsa con cordón que tenía en las manos para que el hombre
larguirucho y de ojos estrechos viera algunas de las joyas que acabábamos
de robar. Levantando una ceja, el hombre descorrió la cerradura de la verja,
que emitió un chirrido estridente al abrirla ligeramente. Observó la zona
que nos rodeaba y se inclinó para examinar la bolsa.
El hombre delgado miró a su alrededor una vez más con sospecha en sus
ojos, pero después de un momento, nos dejó entrar.
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Nico y yo intercambiamos miradas y luego él se acercó al mostrador. Me
quedé atrás, observando la cantidad de libros y artilugios expuestos en las
estanterías. Mi mirada se posó en un libro delgado y andrajoso. Por las
pocas palabras que pude distinguir en el lomo, parecía ser un viejo manual
de instrucciones sobre el ki. Al retirarlo con cuidado de la estantería, vi que
la mitad de la portada estaba arrancada.
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—¿Has encontrado algo interesante? —me preguntó mientras observaba
el libro que tenía en la mano.
Sin decir nada más, metí rápidamente el libro en la bolsa y le di las gracias.
Nico y yo salimos de la tienda, y mi amigo se bajó la cremallera de la
chaqueta para mostrarme el fajo de billetes arrugados.
Me sentí mal por la pareja a la que habíamos robado, pero me consolé con el
hecho de que no nos llevamos muchas de sus joyas. Nico me explicó que,
aunque el hecho de llevarnos algunos objetos podría hacerles sospechar, no
se atreverían a llamar a las autoridades para denunciar el robo. Al fin y al
cabo, la pareja ya superó la edad de jubilación, por lo que la policía
supondría que habían olvidado o extraviado los objetos.
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— ¿Para qué he venido, Nico? —pregunté, esquivando a la gente mientras
caminábamos por la calle—. Has hecho todo tu solo.
Aterricé ágilmente sobre mis pies mientras Nico se agarraba de la valla para
no perder el equilibrio al caer. Corrimos por el viejo callejón, que olía a una
mezcla de excrementos de rata y huevos podridos, que también estaba
oscurecido por los altos edificios que había a ambos lados. Nos escondimos
detrás de un montón de basura especialmente grande y esperamos.
Pronto oímos dos pares de pasos, que se hacían más fuertes a medida que se
acercaban.
—Estas pequeñas ratas nos lo han puesto fácil—se rio una voz ronca.
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—Una tumba adecuada para ellas—fue la respuesta de otra voz ronca.
—Lo sé.
De repente, una figura oscura saltó desde el otro lado del montón de basura
tras el que nos escondíamos, proyectando una gigantesca sombra sobre
nosotros.
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El hombre corpulento se dobló, más por la sorpresa que por el dolor.
Aproveché la oportunidad para ir hacia Nico, que estaba siendo perseguido
por el orondo compañero del matón. Pero antes de que pudiera llegar, el
hombre golpeó a Nico contra el suelo, dejando a mi amigo sin fuerzas.
Pasé de largo ante el pesado matón justo cuando se abalanzaba sobre mí,
con sus gordos dedos arañando el aire. Podría haberme atrapado, pero su
musculoso compañero se estrelló contra él un instante después, y oí a
ambos hombres gruñir por detrás de mí. Mi mente daba vueltas, pensando
en posibles formas de salir de esta desesperada situación, y mis ojos se
movían de derecha e izquierda. Entonces vi un clavo largo y doblado que
sobresalía de la pared de ladrillo de un edificio cercano, a unos tres metros
del suelo. Maldiciendo en voz baja, hice una finta hacia la derecha justo
cuando el hombre musculoso que estaba detrás mío se abalanzó sobre mí.
Me aparté sin mirar atrás y salté con la esperanza de alcanzar el clavo.
Mientras mi cuerpo se lanzaba hacia arriba, todo a mi alrededor pareció
enmudecerse. Sentí que el mundo se había ralentizado y pude oír el latido
de mi corazón de forma errática, como si todos los demás ruidos se
hubieran apagado.
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Detrás de mí, podía sentir las manos que me agarraban y que estaban listas
para arrastrarme al suelo, pero estaba sorprendentemente tranquilo. Mi
visión periférica se enfocó por completo, como si pudiera ver todo lo que me
rodeaba a la vez.
Mientras sacaba el clavo del ladrillo desmoronado, me empujé con los pies
desde la pared para acelerar hacia el fornido matón, que había evitado por
poco tropezar con su compañero y estaba a un momento de alcanzarme.
Observé cómo la expresión del hombre cambiaba de sorpresa a sombría
concentración. Su hombro derecho se crispó y comprendí claramente que
estaba a punto de interceptar mi ataque de alguna manera.
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frenéticamente la cara, demasiado asustado para acercarse al clavo de su ojo
izquierdo.
—Sabía que lo llevabas dentro. ¿Recuerdas aquella vez que Pavia dejó caer
todos esos platos a tu lado?
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—Admito que esa fue una captura impresionante, pero no tiene nada que
ver con las peleas—argumenté, hundiéndome más contra la pared.
—Ahora vámonos, no quiero que me den tareas extra por estar fuera más
allá del atardecer.
.......
Llegamos un poco antes de la cena a la vieja casa de dos pisos que servía
de orfanato, fue suficiente para lavarnos y llegar a tiempo para no parecer
sospechosos. Nico abrió lentamente la puerta trasera haciendo un gesto de
dolor por el chirrido de la vieja bisagra. Manteniendo las luces apagadas,
avanzamos de puntillas por el pasillo sin luz, pero justo antes de llegar a
nuestras habitaciones, la clara voz de la directora del orfanato nos llamó
desde el salón.
—Grey, Nico. ¿Pueden venir aquí un momento? —dijo con una voz
tranquila pero aterradoramente severa.
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—¿Crees que ya se ha enterado? —susurré.
Llegamos al luminoso salón, con la ropa y las caras sucias y el pelo revuelto.
La directora nos miró con una ceja levantada, pero no cuestionó nuestro
desaliño. Nos acercamos con cautela, y cuando la chica de pelo castaño
levantó su mirada para encontrarse con la mía, me estremecí ante sus ojos
fríos y sin emoción.
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Punto de Vista de Arthur Leywin
¿Por qué volvía este recuerdo después de tanto tiempo? Mis entrañas se
retorcían de culpabilidad al pensar en Nico y Cecilia.
'¿Está todo bien?', preguntó Sylvie desde los pies de mi cama, donde estaba
acurrucada en su forma de zorro.
—Sí, estoy bien—mentí, pasándome los dedos por el pelo. Ahora lo tenía
largo y desordenado, más allá de la barbilla.
En lugar de eso, el hombre que entró parecía tener unos veinte años, vestido
con ropas negras bajo la fina armadura de cuero que usan los exploradores.
Inclinó la cabeza en una respetuosa reverencia antes de transmitir su
mensaje.
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—Entendido. Saldré en diez minutos—respondí, balanceando las piernas
sobre el borde de la cama.
Sacudí la cabeza.
—Muy bien.
—Gracias.
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Virion llevaba una simple túnica negra, ya que aún estaba de luto tras el
asesinato de la directora Cynthia.
Solo pasaron unos días desde entonces, pero Virion parecía haber
envejecido un siglo.
Con una leve sonrisa, el abuelo de Tessia negó con la cabeza. Aldir se acercó
a la puerta de teletransporte resplandeciente.
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—Bien. Entonces, partamos.
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ULTIMÁTUM
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Los recuerdos que creí haber olvidado pasaban por mi cabeza con cada
parpadeo, las escenas me perseguían a plena luz del día mientras nos
preparábamos para llegar al lugar que habíamos designado para reunirnos
con el mensajero.
'¿Estás bien, Arthur?'. La preocupación de Sylvie tocó mi mente.
'Estoy bien, Sylvie. Aunque todavía me estoy acostumbrando a que me
llames por mi nombre', le contesté rascando sus pequeñas orejas.
'El abuelo dijo que es importante que mantenga la dignidad de los
dragones'.
Mi vínculo mantuvo su pequeño hocico en alto, paseando a mi lado
mientras salíamos de la puerta de teletransporte que Aldir conjuró. Nos
llevó a un pequeño claro en una elevación justo por encima de un remoto
pueblo pesquero llamado Slore, a más de una docena de millas al sur de
Etistin.
'Bueno, no puedo no decir que era más lindo antes, cuando me llamabas
papá'. Sonreí.
'No te preocupes. Sigo viéndote como mi papá'.
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Ella frotó su costado contra mi pierna mientras caminábamos, como para
reconfortarme. La ocasional brisa húmeda llevaba consigo un fuerte olor a
mar que me hacía sentir pegajoso a pesar del aire gélido.
—Todavía no me parece bien tener esta reunión sin ningún respaldo—dijo
Virion con recelo.
—Si este mensajero tiene la audacia de actuar contra nosotros, tendré
todo el derecho a intervenir—aseguró Aldir al comandante, con una
comisura de la boca levantada en el más mínimo atisbo de sonrisa.
Aunque dos de sus ojos estaban cerrados, el tercero, un solo ojo de color
púrpura, miraba hacia el camino, siempre vigilante.
—Teniendo en cuenta todo lo que han hecho los Vritra, no puedo imaginar
cuánto tiempo ha estado Agrona planeando esto. Sin embargo, a pesar de la
extensa preparación, no puedo evitar la sensación de que esta guerra es sólo
una especie de juego para él. Las decisiones que ha tomado, los riesgos que
ha asumido…—el comandante Virion se interrumpió, negando con la cabeza.
—Si Agrona fuera fácil de predecir, nunca habría llegado tan lejos—
reconoció Aldir de mala gana—. Él, al igual que todos los demás asuras que
residen en este mundo, tiene prohibido participar directamente en la guerra,
ha estado ideando formas de sortear eso siendo la mano todopoderosa que
mueve las piezas del ajedrez… al menos para su bando.
—¿Y quién es la mano todopoderosa que mueve las piezas para nuestro
bando? —preguntó Virion con una ceja levantada.
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—Tú eres el que dirige esta guerra, ¿no es así? —replicó Aldir.
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Justo cuando empecé a caer, la enorme figura de Sylvie apareció debajo,
recogiéndome del aire con un chasquido de sus poderosas alas. Acaricié la
base de su largo y negro cuello mientras atravesábamos las nubes.
'Para mí no'.
Divisé las diminutas figuras de Aldir y Virion delante de nosotros. Sylvie los
alcanzó, pero se quedó a unas decenas de metros detrás de Aldir mientras
navegábamos por la cima de las nubes. A esta altura del cielo, el único
sonido era el agudo silbido del aire que nos rodeaba, lo que hacía que el
viaje fuera tranquilo a pesar del propósito de este.
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Me quedé sin palabras, con la boca entreabierta, hasta que Lord Indrath me
hizo un gesto para que me acercara, diciendo simplemente:
Miré fijamente al rey de los asuras mientras Myre, Sylvie y los guardias
permanecían estáticos, y él me había dejado un mensaje críptico:
Eso fue todo lo que dijo antes de retirar sus poderes y hacer que los guardias
nos escoltaran a Sylvie y a mí de vuelta a Windsom y Wren, que nos
esperaban fuera.
Aldir y Virion se detuvieron por encima de las nubes, esperando a que los
alcanzáramos.
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—Estoy seguro de que no hace falta que les diga esto, pero lo haré de todos
modos. Nadie sabe cuánto saben los Vritra en realidad, así que sería
prudente mantener oculta tu verdadera fuerza durante esta reunión.
—¿Qué pasa con Sylvie? —grité por encima del sonido de las alas de
dragón batiendo el aire.
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barcos alacrianos que se dirigían a la costa cerca de la ciudad de Etistin, la
capital de Sapin.
Flotando en el agua había una plataforma negra del tamaño de una casa
pequeña. Al descender, momentos después de Virion y Aldir, pude
distinguir dos pequeñas figuras. Desde la distancia, se habían confundido
con la plataforma en la que se encontraban.
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—Me siento halagado, pero en este momento somos meros mensajeros—
respondió con una sonrisa exagerada. Su compañero permaneció en silencio.
El otro Vritra, el que estaba hablando, medía más de dos metros de altura,
sobresaliendo por encima de todos nosotros a pesar de su postura
encorvada. Sus largos y delgados brazos colgaban a sus lados como si se
hubieran salido de sus órbitas. Este Vritra no llevaba armadura, sino que su
cuerpo estaba completamente envuelto en gruesas vendas oscuras bajo un
manto negro y raído que le colgaba de los hombros. Un flequillo
desordenado asomaba por debajo de su capucha hecha jirones, acentuando
su aspecto peculiar.
Era la primera vez que me encontraba cara a cara con un Vritra, así que me
sorprendió ver lo pequeños que eran los cuernos de estos dos en
comparación con el que había atacado a Sylvia en la cueva durante mi
infancia. No pude percibir el nivel de ninguno de estos mensajeros, lo que
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podría significar que estaban ocultando sus auras a propósito, o
simplemente eran mucho más fuertes que yo.
—Pero es una verdadera pena. Quería probar una lucha contra un asura,
pero supongo que tendré que conformarme con masacrar a unos cuantos
miles de nosotros, los menores—escupió Uto, mirándome fijamente.
El larguirucho Vritra dio un paso hacia mí, encorvando el cuello hacia abajo
con una mueca.
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No estaba seguro de cómo el Vritra había oído hablar de mí, pero mantuve
mi fachada fría.
Los ojos rojos y rasgados de Uto se clavaron en los míos, buscando señales
de miedo o ira. En cambio, le devolví la provocación con una sonrisa
indiferente.
Respondió con una mirada asesina, sus labios se extendieron en una sonrisa
malvada.
—¿Por qué esperar? Lo que más me gusta es rebanar la carne de los niños.
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Por el leve movimiento de las cejas de Uto, me di cuenta de que estaba
molesto porque su intento de provocar a Aldir había fracasado. Sin embargo,
antes de que tuviera la oportunidad de responder, Cylrit extendió un brazo
para retenerlo.
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Haciendo caso omiso de la advertencia de Aldir, di un paso adelante,
dispuesto a desenvainar la espada de mi anillo dimensional, pero Virion se
adelantó.
Hubo algo familiar en ellos, no fue la forma o el tamaño lo que me llamó. No,
fue el trozo de su cuerno izquierdo lo que se me hizo familiar.
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LO QUE LA GUERRA SIGNIFICA PARA TODOS
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responsable de la horrible tortura y muerte de Alea daba ahora gravedad a
sus amenazas. Él tenía que morir—. ¿Esa linda elfa? ¿Y qué si fui yo?
Mocoso.
Abrí la boca para responder, pero Aldir no me dio la oportunidad de actuar
según mi impulso. Se puso delante de mí con una mirada severa.
—Esto es lo que el busca. No dejes que te provoque.
Dejé escapar un profundo suspiro. Por supuesto que sabía que Uto nos
estaba provocando a propósito, cualquiera con medio cerebro podía verlo.
En cuanto a si era con previsión o porque simplemente era así de impulsivo,
tenía la sensación de que eran ambas cosas.
—¿Hay algo más que discutir? ¿O lo único que viniste a decir fue esa
predecible amenaza?
—Nos vamos.
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—Tendrías que haberla oído gritar—se rió—. Casi me dan ganas de no
matarla… de mantenerla viva para poder seguir haciéndola gritar, ¿sabes?
Sentí que la sangre me corría más rápido, que me latía la cabeza mientras
me acercaba al borde de la plataforma.
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preocupación y frustración, me di cuenta de que estaba pensando en las
palabras de los mensajeros.
Me burlé.
—Lo sé—suspiró Virion—. Sin embargo, no espero las protestas que sin
duda recibirán mi elección.
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Sin embargo, no iba a cuestionar las decisiones de Virion. En cuanto al
liderazgo, tenía mucha más experiencia que yo, incluso con las dos vidas en
mi haber.
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—Puedo ayudar—protesté—. Hay muchas cosas que tienes que planificar
si el anuncio se hace mañana, ¿verdad?
Cansado y sucio por el viaje, cedí y nos fuimos por caminos separados. Me
dirigí a las habitaciones que estaban en los pisos superiores. Con el castillo
siempre envuelto por las nubes, era difícil imaginar lo grande que debía ser
esta estructura flotante para albergar a casi un centenar de personas y a la
vez tener espacio para lujosas comodidades.
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los soldados de Dicathen intentaban proteger nos traicionaran por la ciega
esperanza de que las fuerzas alacrianas les dejaran vivir si cooperaban.
Me fui otra vez por la derecha al azar y seguí caminando hasta que una vista
familiar me llamó la atención. Un gran arco conducía a un patio ajardinado
en el exterior del castillo. Nunca pensé que vería un patio tan abierto en un
castillo volador, pero el vasto cielo anaranjado de un hermoso atardecer,
atenuado por la barrera transparente que lo rodeaba, iluminaba la zona. En
el cuidado césped había grupos de niños jugando, algunos peleando con sus
amigos, otros simplemente persiguiéndose.
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Con el pecho hinchado, la barbilla en alto, una sonrisa falsa que no le
llegaba a los ojos… Si no lo conociera mejor, diría que estaba intentando
ligar con mi preciosa hermana.
Caminé hacia mi hermana, sintiendo que los ojos de todos me seguían. Ellie
agarró a Sylvie y la abrazó con fuerza antes de volver a mirarme.
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—Sí.
—No hay un solo noble en Dicathen que no sepa quién es Arthur Leywin—
soltó una risita—. Deberías ver cómo me tratan esos nobles.
—Así que fue eso… Pensé que había hecho algo malo a tus amigos de aquí.
Solté una risa de alivio. Volviéndome hacia Boo, que seguía sentado sobre
sus patas traseras, levanté la mano.
Ellie me arrastró al interior, fuera del patio y lejos de los otros niños y
padres. Sus ojos se movían nerviosos de izquierda y derecha.
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—Son mamá y papá—dijo solemnemente—. Han decidido unirse a la
guerra.
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INESPERADAMENTE
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—No esperábamos que volvieras tan pronto—añadió mi madre, dando
otro paso hacia mí.
—¿Pensaban irse sin decirme nada? —pregunté, con la mirada todavía
centrada en la espinillera que tenía en la mano.
—Por supuesto que no. Pero queríamos terminar de prepararnos antes de
que volvieras.
—Pensé que ambos iban a esperar hasta que Ellie fuera mayor antes de
unirse a la guerra.
—El comandante Virion nos aconsejó que nos quedáramos hasta que Ellie
fuera mayor… o hasta que tú llegaras—dijo mi padre, con la mirada firme.
—No creo que hayan decidido luchar de repente sólo porque yo haya
vuelto—respondí dudoso.
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—No lo hicimos—respondió mi madre, con su mano apretando más fuerte
mi hombro.
—¿Pero…? —repetí.
—Adam no lo consiguió.
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quedaron para dar tiempo a los demás a huir. Por suerte, el mutante sólo
era de clase B, pero como su ejército era más grande y les atrapó
desprevenidos, hubo más muertes de las que nadie esperaba… incluida la de
Adam.
—Eso fue todo lo que pude obtener de Helen. Fue una transmisión de
emergencia así que el mensaje fue corto. Pero no nombró a nadie más, así
que me imagino que los otros que murieron eran soldados que no
conocemos—dijo mi padre, dejando escapar una respiración lenta y
cansada—. El comandante Virion probablemente sabe más de la situación
que nosotros.
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Adam no era mi favorito de los Cuernos Gemelos, su temperamento rápido
y su sarcasmo cínico me resultaban desagradables, pero era leal. Debajo de
su exterior impaciente y malhumorado había sido un camarada de
confianza que había estado al lado de mis padres cuando fueron miembros
del grupo. Ahora comprendía por qué el ambiente que rodeaba a mi padre
era tan pesado.
Ella asintió.
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—Sí.
—Lo que nunca te dijimos sobre los Cuernos Gemelos, Arthur, es que en
realidad había un miembro más.
—Se llamaba Lensa. Era una joven aumentadora con mucho talento—
continuó. Me contó la historia de una maga muy brillante y esperanzadora
que se había unido a los Cuernos Gemelos poco después de que mi padre
trajera a una joven Alice de Ciudad Valden. Los ojos de mi madre se
pusieron vidriosos cuando describió cómo ella y Lensa habían congeniado
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de inmediato, el carácter impetuoso y la franqueza de Lensa encajaban bien
con la timidez de mi madre. A Lensa le había ido bien como aventurera
incluso sin la ayuda de un grupo, y ya era bastante conocida. Por eso,
cuando preguntó a los Cuernos Gemelos si podía unirse a su grupo, fue una
sorpresa para todos. Mi madre cerró los ojos e hizo una pausa para
respirar—. El accidente ocurrió unos dos años después de su ingreso—dijo
mi madre. Me tensé con aprensión al imaginar qué tipo de accidente había
ocurrido, pero mi madre sonrió débilmente—. No fue una calamidad
dramática la que nos ocurrió; la vida de todos no es tan emocionante como
la tuya—Avergonzado, sonreí incómodamente y me rasqué la mejilla—. Nos
descuidamos y caímos en una emboscada de una manada de aguijones.
Ninguno de nosotros sufrió heridas importantes y no le di importancia.
Curé las heridas superficiales de todos—Mi madre apretó los labios para no
llorar—. Lo malo de ser un emisor es que todo el mundo espera que sepas
curar todas las heridas, que tu magia sea de un solo hechizo, cuando en
realidad no es así—Mi padre puso una mano consoladora en la espalda de
mi madre mientras ella se estremecía—. Yo tampoco lo sabía en aquel
momento; no pasó tanto tiempo desde que desperté y nunca entrené del
todo en los diferentes aspectos de la curación. No creí que lo necesitara—
Secándose las lágrimas, me miró con los ojos enrojecidos—. Cerré las
heridas de todos, pero el veneno de las colas de los aguijones había
infectado la carne de abajo. Todos los demás, incluido tu padre, pudieron
ser tratados a tiempo, antes de que pudiera causar un daño grave, pero la
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herida de Lensa estaba cerca de su núcleo de maná y, aunque cerré sus
heridas, el veneno se extendió.
—Entonces…
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estábamos encerrados en esa cueva, la Anciana Rinia me ayudó. Dudo que
la muerte de Adam fuera una señal, pero después de todo lo que los Cuernos
Gemelos han hecho por tu padre y por mí, creo que es hora de que estemos
ahí para ellos.
—Pero ¿qué pasa si le ocurre algo a uno de los dos? ¿Qué pasará con Ellie?
—argumenté, aún inquieto por la idea de que fueran a la batalla—.
Podrías…—corté, incapaz de terminar ese pensamiento en voz alta.
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oportunidades—No pude evitar soltar una suave risa—. ¡Ya sabes lo que
quiero decir! —espetó mi padre, provocando una leve sonrisa de mi madre.
—Está abierta.
—¡comandante Virion!
—Por favor. Sólo 'Virion' está bien para los padres de Arthur—respondió
con un rápido gesto de la mano.
—¿El ataque?
Las cejas de Virion se alzaron con una leve sorpresa, pero se limitó a negar
con la cabeza mientras miraba a mis padres.
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—Tienen mi más sentido pésame—dijo el comandante de forma
sombría—. Algunos de los soldados que estaban allí acaban de llegar al
castillo. He venido a buscar a Arthur, pero estoy seguro de que al menos el
líder de los Cuernos Gemelos está aquí. ¿Les gustaría venir con nosotros?
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Mis padres corrieron inmediatamente hacia Helen. Su expresión se suavizó
al ver a mis padres y les devolvió el abrazo. Dejé a Virion, que seguía
esperando ansiosamente que Tess atravesara el portal, y me dirigí hacia
Helen.
—No lo hagas—me detuvo Helen—. Nunca sale nada bueno de pensar así.
Lo que pasó, pasó. Lo mejor es concentrarse en cómo haremos pagar a esos
malditos alacrianos y sus asquerosos mutantes.
Helen insistió en que estaba bien, pero dejó que mi madre la guiara fuera de
la sala del portal, siguiendo el rastro de soldados heridos que se dirigían al
ala médica, mi padre siguiéndola de cerca. Me pregunté cuándo le contarían
a Helen sus planes de volver a unirse a los Cuernos Gemelos, pero me quedé
cerca de la plataforma de teletransporte, esperando a que Tess volviera.
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No podían ser más de unos pocos minutos, pero me pareció que había
pasado una eternidad mientras observaba cómo los rostros desconocidos
salían tambaleándose de la puerta de teletransporte. Finalmente, una cara
conocida salió del portal: era el chico llamado Stannard.
—¿Arthur Leywin?
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Stannard estaba temblando y se le doblaban las rodillas. Dejé que se
apoyara en mí y le ayudé a ir a un lado de la habitación, donde podía
sentarse en la pared.
—¡Tú! ¡Por culpa de esa maldita técnica tuya, no he pude reunir maná
para luchar!
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Darvus se hundió contra la pared antes de volver a caer en la inconsciencia,
uniéndose al dormido Stannard.
Agarré una jarra de agua de una sirvienta que pasaba por allí y se la di a
Caria. Inmediatamente se llevó la jarra de cristal a los labios, chapoteando
el agua en su frente mientras engullía torpemente todo el contenido antes
de pasarme el recipiente vacío. Se desplomó junto a Darvus, claramente
agotada.
Confundido, miré por encima del hombro. Saliendo cojeando del portal,
sucia, con la ropa hecha jirones, el pelo revuelto, la armadura abollada y
agrietada, pero viva y de una pieza, estaba Tessia.
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NÚMEROS DETRÁS DE LA EDAD
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Todos los soldados que se habían quedado a luchar repitieron las mismas
palabras: que tenía que irme, que mi seguridad era la prioridad.
¿De qué sirve entrenar tanto si todos me tratan como una escultura de
cristal?
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Se me apretó el pecho cuando se levantó de su posición agachada. Sus cejas
fruncidas y la mirada aguda con la que observaba su entorno se relajaron al
instante cuando me miró a los ojos.
Arthur…
Me quedé mirando sin pensar mientras caminaba hacia mí. La primera vez
que lo vi estaba cubierto de sangre y suciedad, parecía un monstruo. Sin
embargo, el Art que se acercaba a mí ahora parecía una persona
completamente diferente. Vestido con una elegante túnica blanca adornada
lujosamente con oro, con un largo manto negro que parecía envolverlo en el
misterio, exudaba una especie de aura grandiosa que menospreciaba a todas
las familias reales de Dicathen. Su largo cabello estaba recogido,
acentuando las afiladas líneas de su mandíbula. Su flequillo castaño caía
desordenadamente sobre su frente y pasaba por delante de sus ojos azules,
que se arrugaban con su impresionante sonrisa.
Con una tos ronca, intenté ponerme más alta, hinchándome para reunir
todo el aplomo y la dignidad que pudiera, a pesar de mi aspecto desaliñado.
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—Me alegro de verte tan pronto, Arth…
Pero mi gesto fue ignorado. Su poderosa mano pasó por debajo de mi brazo
y aterrizó con firmeza en mi espalda mientras tiraba de mí hacia él. Tropecé
con la fuerza repentina y mi cara se apretó contra su fina túnica,
bañándome en su calor.
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—Claro que estoy bien—dije, haciendo acopio de fuerzas para apartarlo a
pesar de que cada fibra de mi cuerpo me pedía acercarlo.
Podía ver cómo sus ojos se movían, recorriendo cada rasgo de mi cara
mientras me estudiaba. Respiró profundamente, como si se hubiera quitado
un gran peso de encima, y me miró con una suave sonrisa.
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.........
La voz apagada de Art llegó desde el otro lado de la puerta. Habló en voz
baja, pero sus palabras sonaron claramente en mis oídos.
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—Está bien si se entera después, pero no está preparada para esto. Ahora,
¡cállate! ¿Y si se entera? —susurró mi abuelo.
La maestra Cynthia siempre estuvo muy por encima de todos los que
conocía en cuanto a habilidades mágicas. Su experiencia en la manipulación
del maná estaba a la par, quizá incluso por encima, de la del abuelo. Ella me
enseñó todo, desde el control básico hasta la ejecución avanzada de
hechizos mientras luchaba con la espada. Es imposible que la maten así
como así. Intenté convencerme de ello, pero las manos me temblaban al
agarrar la manta.
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Respondí inmediatamente cuando llamaron a la puerta.
Vestido sencillamente con una túnica gris y unos pantalones negros, con el
pelo recogido en un nudo, Art entró primero. Le siguió mi abuelo, que
llevaba la misma túnica negra de ayer. Tras echarme una mirada, Art
suspiró y cerró los ojos.
—Tessia…
Le corté, diciendo:
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respondió mi abuelo con paciencia—. Y la mazmorra ha estado vacía desde
el comienzo de la guerra, cuando trasladamos a todos los prisioneros a
mazmorras más remotas en la tierra.
Mientras que el resto del castillo estaba bien cuidado, el nivel de las
mazmorras parecía diseñado a propósito para repeler a los que pudieran
estar retenidos aquí. La luz tenue, proporcionada por un puñado de
artefactos adheridos a las paredes a lo largo del pasillo principal, revelaba
hongos que crecían entre los bloques de piedra y gruesas redes de telarañas
polvorientas que colgaban del techo. Los olores asqueroso y mohoso se
mezclaban con el olor casi tóxico de la podredumbre y los desechos, y yo, a
pesar de las palabras del abuelo, volví a sentir que aquel no era un lugar
adecuado para el descanso de una conjuradora tan renombrada. Al menos
no estaba rodeada por gritos y gemidos de los prisioneros… sólo un silencio
hueco perduraba.
En el extremo más alejado del pasillo, había una sola puerta de metal con
un soldado de guardia.
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—Sólo unos pocos saben de su muerte—explicó mi abuelo, acercándose y
poniendo suavemente una mano en la parte superior del ataúd de piedra.
—Se merece una ceremonia pública. Todos sus alumnos, los profesores
que enseñaban en Xyrus… no se merece estar aquí—murmuré.
Mi abuelo asintió.
—Lo sé...
—¿Entonces por qué? —dije con dureza—. ¿Por qué mi maestra se está
pudriendo en un rincón de este asqueroso calabozo? Por todo lo que hizo
por este continente, ¡se merece un ataúd de diamantes y un funeral por todo
el país! Ella… ella… se merece cualquier cosa… menos esto.
—Tessia…
—¿Qué? —solté, con la cara roja de ira—. ¿Cómo puedes…? Deberías saber
mejor que nadie cómo me siento, ¿Pero me llamas niña? ¿Tú, de entre toda
la gente?
69
El rostro de Arthur se transformó en una máscara dura mientras yo
resoplaba de frustración. La mirada severa con la que me miraba ponía en
duda mi recuerdo del afectuoso abrazo de ayer.
Pero no paró.
—¡Pues siento que no todo el mundo sea tan inteligente como tú! —
repliqué. La mirada de Art se suavizó.
—Si me ven como un adulto, es algo de lo que se han dado cuenta por sí
mismos. No he intentado demostrarlo deliberadamente—respondió.
70
—¿Cómo es eso justo…?—susurré, mordiendo mi labio inferior—. Tú
puedes hacer lo que quieras porque eres lo suficientemente bueno, pero no
importa lo mucho que me esfuerce o lo que consiga, ¡siempre seré alguien
que necesita protección!
Era la primera vez que le oía levantar la voz hasta ese punto. Nos dejó
atónitos no sólo a mí y al abuelo, sino incluso al guardia que estaba fuera.
—Eso no es…
71
No levanté la vista mientras Art se iba. No sabía qué tipo de expresión tenía
en su rostro, o si estaba arrepentido.
Era demasiado.
—Gracias.
72
ALIADOS INVALUABLES
144
73
—Muy bien. Espero que sigan intentando sacarla de su caparazón. Si
alguien puede hacerlo, son ustedes dos.
Volví a entrar en su despacho.
—¿directora?
—¿Hmm?
—¿Por qué está presionando tanto para que seamos amigos de Cecilia? —
pregunté.
Los labios de la directora se curvaron en una suave sonrisa mientras se
levantaba de su silla.
—Eso, hijo mío, es una historia que espero que ella misma te cuente.
—Quiero decir que parece bastante normal, pero todo el mundo le tiene
miedo por esos accidentes, aunque sólo ocurren de vez en cuando—me
rasqué la cabeza—. No es que Nico y yo estemos asustados o algo así, pero…
ya sabes. Unos cuantos chicos han sido enviados a la enfermería por su
culpa, así que pensé que sería mejor saber más de ella para ayudarla.
74
Su voz era firme pero sus ojos la delataban.
Salí del pequeño despacho arrastrando los pies y caminé por el pasillo hacia
mi habitación.
Nico decía que era raro que quisiera hacer tanto por ella, que normalmente
el trabajo de un hijo no era mimar a la madre, pero yo no estaba de acuerdo.
Si yo tuviera una madre como la directora Wilbeck, me aseguraría de
mimarla. Ayudaría a teñir los mechones blancos de su pelo castaño y,
cuando fuera lo suficientemente mayor, ganaría mucho dinero y le
compraría ropa elegante, e incluso un auto y una casa.
Quizá esa era la diferencia entre alguien que conoció a sus padres, como
Nico, y alguien como yo. Yo no tenía ni un solo recuerdo de cómo eran mis
padres. Nico odiaba a sus padres; la sola mención de su apellido 'Sever', lo
hacía estallar como una bomba. Pero yo ni siquiera tenía un apellido. Para
75
mí, era una extraña comodidad imaginarme como Grey Wilbeck, hijo de
Olivia Wilbeck.
El agudo crujido de la tabla del suelo bajo mis pies me sacó de mi fantasía,
exhalé un largo y derrotado aliento. Me arrodillé sobre el viejo y desajustado
tablón y lo volví a colocar en su sitio. Comprobando el suelo con los pies,
asentí satisfecho ante el silencio de la tabla.
—¡Grey! ¡Te voy a atrapar! —rió una niña llamada Theda mientras se
acercaba a mí con los brazos estirados.
El resto de los niños con los que Theda estaba jugando se unieron,
decidiendo que todos eran "eso" en este improvisado juego de las atrapadas.
Los niños se abalanzaron hacia mí con los brazos extendidos para cubrir
más terreno, pero yo los esquivé con facilidad.
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Finalmente, Theda y sus amigas se despejaron y me rodearon, acercándose
poco a poco a mí mientras se reían con entusiasmo. Cuando se acercaron lo
suficiente, se impacientaron y se abalanzaron sobre mí.
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Estaba buscando algo en su desordenada cama.
Nico levantó su mano derecha, cubierta por un guante negro y peludo. Tenía
una sonrisa de orgullo en su rostro.
—¿Qué demonios?
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—¿Cómo funciona? ¿Por qué mi brazo se acalambró de repente cuando
me agarraste? —pregunté, con los dedos ansiosos por agarrar la nueva
creación de Nico.
—La verdad es que funciona bien—dijo Nico, apartando mi mano con una
palmada—. Hay unas microfibras en la palma de los guantes que pueden
conducir el ki hasta cierto punto. Las microfibras se alargan en reacción a
mi ki y llegan a los músculos cuando agarro a alguien. Hay una pequeña
piedra conductora en el interior del guante que aprovecha el ki que emito, y
sale disparado a través de las microfibras hasta el músculo de mi enemigo.
En este caso, fue tu brazo.
—Eso está muy bien, pero ¿por qué no aprendes a luchar como yo?
Me reí de la comparación.
—Bueno, el guante parece útil y todo eso, pero parece que sólo te haría
ganar algo de tiempo—señalé, flexionando mi mano acalambrada.
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Miré los montones de libros apilados en su lado de la habitación.
Me quejé.
—Además, tengo unos cuantos libros que también te pueden servir. ¡Mira!
—exclamó, usando su pulgar para indicar la pequeña pila de libros detrás de
él.
—¡Oh!
Pude sentir que mis ojos se iluminaban mientras alcanzaba los libros.
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—No me digas...
—Vamos a comprobarlo.
—Mhmm.
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Esquivé una bofetada de mi amigo.
Pedazos de yeso roto cayeron del techo, lloviendo por el pasillo mientras
todo el orfanato temblaba.
Al final del pasillo, Nico y yo nos detuvimos frente a una puerta de hierro
que estaba aislada, lejos de todas las demás habitaciones de la gigantesca
casa. La directora Wilbeck ya estaba allí, con algunos de los voluntarios
adultos que ayudaban a limpiar y mantener el orfanato.
Pero con la intensidad de este episodio, era imposible que Randall pudiera
llegar hasta Cecilia. Arrancando el guante de la mano de Nico, salí corriendo
hacia la puerta.
—¡Grey!—gritó Nico.
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He oído hablar de la peculiaridad de Cecilia, pero ir de frente contra ella
hacía que las historias parecieran cuentos para dormir.
83
—¡No te acerques!—dijo Cecilia apretando los dientes—. ¡Te lastimaré!
Cecilia dio un grito de dolor, sus ojos almendrados se abrieron de par en par
y luego se cerraron mientras caía inconsciente. Mechones de su pelo rubio
cayeron sobre su cara y sus mejillas sonrojadas empezaron a escurrirse
hacia su color cremoso original.
Intenté levantarme, pero mi cuerpo se negó a escuchar. Me había sobre
exigido.
84
Punto de Vista de Arthur Leywin
Han pasado más de dos años desde la última vez que vi a la Lanza rubio. No
había cambiado mucho, salvo que se había cortado el pelo y el ceño de su
cara era aún más duro.
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—Bueno, estamos en guerra—se encogió de hombros, y se giró para salir
por la puerta—Ahora cámbiate. El resto de las Lanzas ya están en la puerta
de teletransporte.
—¿Estás segura, Milda? No creo que debamos hacer nada que ofenda…
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—Muy bien. Después de lavarte, por favor, vístete con esta armadura que
Lord Aldir ha preparado para el discurso de hoy.
87
DESDE EL BALCÓN
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Sylvie arqueó la espalda, estirándose como un gato mientras saltaba
ágilmente de la cama.
—¡Ya está! Todo listo—anunció la sierva, colocando con cuidado una cinta
dorada para asegurar mi pelo en su sitio—. Tu armadura no es sólo
majestuosa a la vista; veo que también tiene grabadas runas protectoras.
—Entiendo la armadura, pero ¿debo llevar esta espada? Tengo una propia,
y también es muy bonita.
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moral, pero creo que las Lanzas son suficientes para eso—le respondí
mientras nos dirigíamos al pasillo vacío.
'No puedo creer que Virion haya decidido dar el discurso en Etistin. ¿No
es allí donde se dirigen las naves de Alacrya?' Sylvie sonaba preocupada
desde su lugar, acurrucada en mi hombro.
'Supongo'.
Incluso bajar las escaleras fue una tarea difícil con la gran armadura puesta,
cada vez estaba más tentado de saltar por el centro de la escalera de caracol,
sin importar quién podría estar inconvenientemente en la parte inferior.
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—Todo el mundo está esperando dentro—anunció uno de los guardias.
Luego abrió la puerta de metal, dejando al descubierto las figuras centrales
de esta guerra.
91
—Así es—sonrió Alduin, frotándose la barbilla mientras me miraba con
ojo escrutador. Merial respondió sólo con un leve asentimiento.
Luego me volví hacia Blaine y Priscilla Glayder, los antiguos Reyes de Sapin.
—Rey Blaine y Reina Priscilla. Ha pasado aún más tiempo—dije con una
sonrisa cortés, inclinándome todo lo que mi armadura me permitía.
Blaine envejeció desde la última vez que lo vi. Habían más mechones grises
que bordeaban su melena de color granate ardiente. Su túnica negra de seda,
bajo grandes pauldrones de bronce que le cubrían los hombros y el cuello, le
conferían un aura intimidatoria. Su esposa, Priscilla, en cambio, había
optado por llevar un vaporoso vestido negro, muy bordado con delicadas
flores plateadas en un hilo metálico que centelleaba al captar la luz. Su pelo
negro, que brillaba en un tono azul, estaba recogido, dejando al descubierto
su cuello, que parecía casi blanco puro en contraste con su oscuro atuendo.
Los dos reyes y reinas no podían parecer más diferentes entre sí, pero cada
uno de ellos llevaba un aire de dignidad que sabía que sólo podía aturdir a la
multitud que los esperaba.
Volví a mirar a Bairon y Varay, los lanceros de Blaine, y negué con la cabeza.
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—Independientemente de mis raíces o mi raza, con una guerra de esta
envergadura, me gustaría considerarme un soldado de este continente.
Un anciano enano que había estado de pie junto a Virion y los dos reyes y
reinas se adelantó, interponiéndose entre Blaine y yo mientras extendía una
mano.
—Tú…
Me miró con una sonrisa solemne que me hizo sentir un fuerte dolor en el
pecho.
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—Siento no haber llegado a tiempo para ayudarle—dije, bajando la mirada.
—No es culpa tuya. Ese niño siempre fue un imán para los problemas.
Agarrando su mano entre las dos mías, le miré fijamente a los ojos.
94
Había algo extraño en su voz: un timbre tentador de tenue dulzura,
pronunciado a un volumen que hacía que quisieras inclinarte más para
escuchar lo que tenía que decir. Todo, desde el encanto de su sonido hasta
su forma de comportarse la hacía parecer irresistible. Cada movimiento que
hacía con sus manos y sus dedos hacía que mis ojos se centraran en ellos,
pero no parecía natural.
Por lo que me habían dicho, se suponía que era una de las más mortíferas
de las Lanzas. Ahora, después de haber estado cerca de ella y de que me
mirara fijamente, estaba claro que esas afirmaciones no eran infundadas.
95
—Veo que ha ido bien tu entrenamiento. Acabas de salir de la fase de plata
de iniciación y has pasado a la de plata media.
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'Bueno, eso fue incómodo', pensó Sylvie.
'Dímelo a mí'.
Hice un gesto para que Aya y Varay se adelantaran. La elfa con curvas me
lanzó un guiño al pasar, mientras la expresión de Varay seguía siendo pétrea.
Habíamos llegado a una gran sala rectangular que daba a un gran balcón
donde Virion y los reyes estaban de pie saludando a la multitud. No estaban
solos: junto a los adultos estaban Tess, Curtis y Kathyln, todos saludando a
la inmensa multitud que podía ver incluso desde donde yo estaba.
—Arthur, Lady Sylvie, veo que por fin están aquí—me llamó una voz
familiar desde detrás de mí.
97
—Ese es mi trabajo—dijo levantando su copa en un brindis solitario.
—Muchos de ustedes han viajado lejos para estar aquí y eso me llena de
orgullo. Como estoy seguro de que han notado, a mi lado están sus líderes,
las mismas personas que han protegido este continente y las que nos
protegerán en el futuro—anunció y otra oleada de vítores estalló cuando
Rahdeas, la familia Glayder y la familia Eralith saludaron una vez más—.
Sin embargo, aunque estos son los héroes que ven en la luz, hay héroes en
las sombras que arriesgan constantemente sus vidas para luchar por este
continente. Me gustaría que me ayudaran a dar la bienvenida a las Lanzas
de Dicathen.
Varay, Aya y Bairon marcharon hasta el borde del balcón con la cabeza alta
y los hombros bien alineados. Virion y las familias reales se giraron para
saludarlos.
Una ovación aún más ruidosa estalló de nuvo cuando las tres Lanzas
aparecieron a la vista. El caótico conjunto de gritos y vítores pronto se
convirtió en un cántico colectivo cada vez más fuerte.
98
Tras varios momentos de cánticos, Virion levantó una mano, silenciando
inmediatamente a los cientos de miles, si no millones, de personas.
Virion continuó.
99
DISCURSO Y DECLARACIÓN
146
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Se agrupaban apretadamente, como si estuvieran esperando acercarse
aunque fuera un centímetro a los líderes de su continente. La emoción, el
respeto y el júbilo que se respiraban en el aire podían sentirse hasta aquí
arriba.
—¿Qué?—dijo Virion, sonriendo cálidamente—. ¿Nunca te ha aclamado
una multitud de más de un millón de personas?
Me limité a negar con la cabeza y a sonreír, recordando cuántas veces
experimente esto en mi vida pasada.
—¿Fue idea tuya?
—¿Por qué? ¿Estás enfadado?
Virion se volvió hacia la multitud, empujándome hacia delante para que
para que la gente de abajo pudiera verme mejor.
—Si fuera alguien más que tú quien estuviera detrás de esto, lo estaría.
101
—Ahora—dijo después de quitarse el artefacto amplificador de voz que
llevaba en el cuello—Por casualidad no tendrás preparado un discurso sobre la
próxima guerra, ¿verdad?
—Quiero que seas tú quien presente el anuncio—dijo Virion, con voz firme,
mientras me entregaba el artefacto.
Incluso las personas más cercanas de la multitud no eran más grandes que
la uña de mi pulgar desde donde yo estaba, pero aun así pude distinguir a
102
mis padres entre ellos, y a mi hermana, que iba montada sobre el gran
hombro de Boo.
103
los ciudadanos, ni debe ser disminuida por la suposición de que la lealtad
está enmarcada puramente por el accidente de nuestros nacimientos. La
lealtad al propio país nace del respeto mutuo entre los líderes de un país y
su pueblo; del apoyo de amigos, vecinos y extraños, de la promesa de
protegerse mutuamente y progresar juntos. Tal vez sea presuntuoso
intentar siquiera definir el término, ya que cada uno lleva en su corazón su
propia definición, al igual que cada uno muestra su lealtad a su país a su
manera. Pero una cosa es cierta: La lealtad siempre es más fácil cuando los
tiempos son fáciles. Es fácil animar a tu rey cuando tus hijos están bien
alimentados y tu tierra es próspera. Es fácil apoyar a un ejército cuando
sabes que va a ganar. Pero es poco probable que esta guerra sea fácil. Su
lealtad a este país y a todo este continente será puesta a prueba. Habrá
momentos en los que se enfrentarán a la elección entre morir con nuestro
pueblo o esperar vivir con nuestros enemigos—me di cuenta que el
ambiente entre la multitud se oscureció cuando mi voz se convirtió en un
susurro, pero continué—. El hecho de que esté aquí arriba ahora mismo
habla de la decisión que voy a tomar cuando llegue ese momento, y no es
por mi título de Lanza. Mi lealtad no se compró, pero tampoco se dio
libremente. Mi lealtad a este continente y a todos los que lo habitan se
alimentó durante mi infancia en el campo, luego como aventurero,
estudiante y después como profesor. Ahora, se demostrará como Lanza.
Seguro que Dicathen y sus líderes tienen sus defectos, pero lo que nadie
puede decir es que no lo hayan intentado. La unión de los tres reinos para
formar el Consejo habría sido inaudita hace sólo unas generaciones, pero los
104
líderes de las tres razas dejaron de lado su orgullo y sus diferencias para
unirse, para compartir sus recursos entre ellos con el fin de mejorar la vida
de todos los que viven aquí. Aunque la discriminación siga existiendo, esta
tierra en la que vivimos nos pertenece a todos. Más allá de esta ciudad hay
un ejército, miles de barcos que se acercan a nuestras costas. Se nos ha dado
la opción de renunciar a las vidas de todas las familias reales que han
servido a este continente a cambio de que nuestro enemigo tome nuestra
tierra sin luchar o proceder con esta guerra a una escala mayor, mucho más
devastadora. El comandante Virion estaba más que dispuesto a renunciar a
su propia vida para proteger este continente, para protegerte a ti, pero yo
dije que no era su decisión. Esto no sólo afecta a su vida y a la de su familia,
sino a la de todos los presentes—Me di la vuelta e hice un gesto para que
Virion y todos los demás se acercaran—Prefiero luchar y arriesgarme a
morir por la vida que he llegado a amar aquí, que traicionar a mis hermanos
con la esperanza de una promesa que nuestros enemigos pueden no cumplir.
Pero no me atrevo a hablar en nombre de todos en este continente. Lo único
que puedo decir con plena confianza es que, si se nos da la oportunidad,
cada uno de nosotros aquí arriba lucharemos hasta nuestro último aliento
para proteger a Dicathen de los que se atrevan a invadirlo.
Hubo un silencio absoluto durante lo que parecieron horas, hasta que una
sola voz rompió el silencio.
105
Esa sola proclamación desencadenó una erupción. Como si la multitud
hubiera coreografiado su aclamación, comenzó un canto atronador que hizo
temblar el suelo y el propio castillo en el que nos encontrábamos.
Cuando extendió sus alas, me di cuenta una vez más de lo mucho que había
crecido con los años. Su envergadura superaba la anchura del balcón, y los
vendavales caían sobre la multitud con cada golpe de sus negras alas.
Me di la vuelta para ver unos ojos muy abiertos que me miraban fijamente
tras este giro de los acontecimientos.
—Creía que no tenías nada preparado—dijo Virion con una ceja levantada.
106
Me encogí de hombros como respuesta mientras Sylvie volvía a su forma de
cachorro y saltaba sobre mi hombro.
—He improvisado.
—¡Esa última parte fue estupenda! Quiero decir, me enteré de que Sylvie
era un dragón por los alumnos que estaban en la escuela cuando nos
atacaron, pero…
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—Volveré en cuanto despida a mis padres, pero aún no estoy seguro de sí
sería mejor que mi hermana se quedara aquí o que se fuera con ellos.
—Intentaré convencerla.
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Mis manos se tentaron en aceptar este regalo que me daría una mejor
oportunidad de luchar contra las Guadañas y sus Retenedores.
Miré por encima de mi hombro para ver al asura de ojos púrpura acercarse,
con los brazos a la espalda.
—Lord Aldir.
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Echando un vistazo a mí alrededor, vi que mientras Blaine y Priscilla
Glayder permanecían aquí, Curtis y Kathyln se habían ido, junto con Tess y
sus padres.
—Hay mucho que preparar. Blaine y Priscilla, con la ayuda de sus Lanzas,
prepararán la ciudad mientras tanto. No sabemos exactamente dónde
aterrizarán o cómo se dispersarán, pero es vital que protejamos esta ciudad.
Afortunadamente, las naves aún están a unos días de distancia.
Aldir sonrió.
110
111
PAPEL
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112
—Básicamente les dijiste que se fueran a una zona remota olvidada por
dios y que se mantuvieran escondidos—respondió.
—Esas no fueron las palabras que usé—repliqué, quitándome las botas.
—Pero eso es lo que querías decir.
—Lo sé.
—Sólo espero que sepan que estoy preocupado por ellos como su hijo, no
como un...—Dejé que mi voz se cortara mientras daba otro profundo suspiro.
—Va a ser difícil para ellos discernir, ahora que saben de dónde vienes—
dijo Sylvie suavemente, poniendo una pata reconfortante en mi brazo.
113
—¿Todos los pensamientos?—pregunté con asombro
—Mhmm—pensaba Sylvie.
—Eso significa…
Me quejé.
114
sangre aún corre por mí. Esto significa que, aunque puedo luchar junto a
ustedes en esta guerra, no soy invencible. La mejor manera de mantenerse
con vida es confiar en el otro.
—Lo digo porque hay cosas que te he ocultado, cosas que he descubierto
recientemente, y siento que eres la única a la que puedo confiar mi vida—
dijo, leyendo mi mente.
—Sylv, sabes que puedes confiar en mí para lo que sea. Después de todo,
te crié desde que naciste.
—Gracias.
115
—¿Cuándo fue que te volviste tan inteligente? Creciste un montón desde
que volviste de Epheotus. Y ni hablar de tu ego.
—Sí. Ayuda que tú sepas mucho y que yo tenga libre acceso a tus
pensamientos—confirmó mientras se acostaba más cerca de mi pierna.
Virion y los demás no lo sabían, pero Windsom me contó cómo eran Agrona
y su clan. Él y el resto de los Vritra estuvieron experimentando con lo que
116
los asuras llamaban "razas menores" incluso antes de escapar a Alacrya.
Por lo que escuché, los primeros magos que aparecieron en el Muro no eran
nada especial, pero era probable que fueran simplemente carne de cañón
destinado a crear el caos y a dividir nuestras fuerzas con las bestias de maná
bajo su control.
—Arthur.
—¿No hay algún tipo de etiqueta sobre llamar a la puerta cuando se entra
en la habitación de alguien, o al menos usar la puerta?
—El tono de tu respuesta me dice que las cosas no fueron bien con el
asunto del que tenías que ocuparte—dijo Aldir mientras tomaba asiento
tranquilamente en el sofá frente a mí.
—¿Por qué estás aquí? Pensé que estarías con el Consejo—dije, ignorando
su comentario.
117
—Hay algo que necesito de ti—respondió Aldir, con su mirada penetrante
dirigida a mí.
—Aparte del hecho de que sólo eres un menor, no eres un niño normal.
No creas que este ojo es sólo un bonito adorno. Sabía que había algo
diferente en ti la primera vez que nos vimos, pero sólo por las palabras de
Lord Indrath me di cuenta de cuánto.
118
—¿Hay algo que obtenga a cambio de ayudarte?—pregunté, apoyando la
cabeza en mi mano.
—Como he dicho, eres una potencia en esta guerra y quizás más que los
Lanza, si te dan unos años. Ciertamente, no desperdiciaría tus habilidades
haciendo que no hagas nada más que sentarte y escuchar a esos menores-
quiero decir, el Consejo- discutir entre ellos.
—Debe ser frustrante para ti, estar aquí y no poder ayudar a pesar de la
cantidad de mano de obra que podrías aportar tú solo.
119
—Parece que esta guerra está lejos de terminar—dije, rozando
distraídamente las yemas de mis dedos por la espalda de Sylvie, sacando
consuelo de su forma dormida.
—Sí, pero esta lucha será el comienzo de una nueva era. Si Dicathen gana
y lucha junto a nosotros, los asuras, Agrona y su clan de traidores y perros
caerán, y todos tendremos acceso a un nuevo continente.
—Bueno, estos menores están luchando tus batallas por ti, así que al
menos ten la decencia de llamarlos por los nombres de su raza real—
respondí.
120
—Pides mucho, Arthur Leywin, pero muy bien—El asura de pelo blanco se
levantó, alisando las arrugas de su túnica de marfil—Ya es hora de que
vuelva a bajar a la sala de reuniones. Me preocupa cada vez que dejo a esas
personas menores solas durante demasiado tiempo. Te esperamos en breve.
—Ni siquiera yo sería tan imprudente como para matar a un Lanza por
capricho. Mientras que los enviados políticos pueden ser sustituidos, el
poder de una Lanza puede tardar años en desarrollarse, incluso si tienen
una compatibilidad especialmente alta con el artefacto. Tenía pensado sacar
el tema en la reunión, pero ya que lo has mencionado, me gustaría que me
dieras tu opinión al respecto.
Asentí con entusiasmo cuando el asura me reveló su plan para las dos
Lanzas que faltaban. Entonces se me ocurrió una idea. Dejé escapar una risa
tortuosa y sonreí con maldad a Aldir.
121
PRIMER ENCARGO
148
122
—No fuiste tú quien tuvo que volar con ese viento maldito. Parece que mis
alas tienen agujeros incluso en esta forma—se quejó—Y no soy débil al frío,
simplemente lo odio.
Me reí suavemente y aceleré el paso. Como rechazamos cualquier tipo de
tregua con Alacrya, Aldir no podía arriesgarse a romper el acuerdo del asura
creando puertas de teletransporte. Esto significaba que tenía que depender
de Sylvie para el transporte de larga distancia a cualquier lugar que no
estuviera servido por las puertas de teletransporte ya existentes. La hice
transformarse sólo un kilómetro y medio atrás, para no llamar la atención.
Según la petición de Virion, me quedaría con esta división y les ayudaría en
el improbable caso de que los barcos alaycranes fueran enviados tan lejos de
la costa. Sin embargo, sin que él lo supiera, añadió otro punto a su agenda.
123
Al acercarme al borde del campamento, recogí unos cuantos trozos de
madera rotos y luego pasé despreocupadamente junto a los soldados que
descansaban.
124
—¡Despejen las ollas para la carne! Benfir y Schren, prepárense para
empezar a repartir el guiso.
La mujer del cucharón me miró por encima del hombro cuando pasé. Me
dedicó una respetuosa inclinación de cabeza, que me tomó por sorpresa;
supuse que nadie me reconocería tan lejos de la civilización.
Casi había llegado a la gran tienda situada en el rincón más alejado del
campamento cuando el agudo choque de metal contra metal llamó mi
atención. Dejando caer las ramas en mis manos, inspeccioné a un grupo de
soldados que formaron un círculo alrededor de la fuente de los sonidos: dos
aumentadores enzarzados en un combate amistoso. Los agudos chillidos de
sus armas hacían saltar chispas incluso con la capa de maná que cubría sus
espadas, y esquivaban los golpes del otro con evidente destreza.
Parecía un poco más bajo que yo, pero sus brazos parecían casi
anormalmente largos. Utilizaba su esbelta estructura y sus largos y flexibles
miembros en su beneficio, asestando golpes rápidos e irregulares con las
dagas dobles.
125
—Y aun así, sigue siendo un dolor de cabeza luchar contra ti, Jona—
respondió con confianza la chica llamada Cedry mientras esquivaba el golpe
de Jona.
No fue hasta que me centré en sus orejas que me di cuenta de lo que era.
—Lo es. No nos hemos cruzado con ninguno más que con ese
malhumorado de Lucas.
126
—Hay algo en el combate cuerpo a cuerpo que hace que una pelea sea
emocionante, a diferencia de los conjuros a distancia—convine, volviendo a
caminar.
127
me quitaba la capa. Lo primero en lo que me fijé fue en el halcón de bengala
anidado cerca de la entrada.
—Profesora Glory—la saludé, esbozando una leve sonrisa cuando por fin
levantó la vista y su rostro se iluminó al ver a su antigua alumna.
128
Vanesy saludó a Sylvie con una cortés inclinación de cabeza antes de buscar
detrás de su escritorio. Tras rebuscar un momento, sacó un pergamino
enrollado, pero empezó a hablar incluso antes de que yo pudiera abrirlo.
—Es una pena que no estemos allí para verlo—dijo con pesar.
129
—Sabes que soy menor de edad.
Vanesy se burló.
Miré mi atuendo. Aunque no esperaba una batalla, estaba vestido para una.
Mi prenda interior gris era ceñida, con la manga que me llegaba a la muñeca.
Aunque era lo suficientemente fina y elástica como para poder moverme
con libertad, también era lo suficientemente fuerte como para soportar los
bordes afilados hasta cierto punto. Lo único que llevaba encima era una
sencilla túnica negra que me cubría los hombros. Las mangas se detenían en
los codos, lo que me permitía mover los brazos sin obstáculos.
Sacudí la cabeza.
130
—Me he acostumbrado a rodearme constantemente de maná para
mantenerme caliente, incluso la capa es sólo por la apariencia.
—Hay un viejo dicho que dice que un hombre sabio parece débil cuando
es fuerte y fuerte cuando es débil—respondí, señalando la deslumbrante
armadura que llevaba, grabada con intrincados adornos.
131
—Es para protegerse, no para lucirse—argumentó.
—Sólo un poco.
132
—A veces me preocupo de que el destino de este continente depende tanto
de ti.
133
UNA SIMPLE COCINERA
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134
Mezclado con la multitud, me dirigí hacia el frente de la arena improvisada,
donde encontré a Cedry y Jona observando desde el suelo.
—Fue un buen combate—comenté, tomando asiento junto a Jona, el
soldado que empuñaba la daga—¿Al final quien ganó?
La semielfa que luchaba con guanteletes—al igual que mi padre—me dedicó
una sonrisa victoriosa mientras levantaba la mano, alardeando de su
victoria frente a Jona.
Jona se pasó una mano por su pelo corto y revuelto en señal de frustración.
—Me llamo Jona, y esta chica inmadura que está a mi lado es Cedry. Creo
que no te he visto por aquí. ¿Eres un nuevo recluta?
—Bueno Arthur, viendo cómo van las cosas, deberíamos poder disfrutar
de muchas más peleas esta noche—dijo Jona, volviendo a centrarse en la
pelea que estaba teniendo lugar.
135
Terminó casi tan pronto como empezó, con un gran aumentador con
aspecto de oso que asestó un golpe final a su oponente de pies ligeros. Mi
mirada se dirigió de nuevo a Jona y Cedry mientras el soldado derrotado
saltaba del escenario, curándose la mejilla afectada. Los rasgos de Jona eran
normales, con ángulos agudos y una nariz leve y picuda. Cedry, en cambio,
destacaba un poco más. Con su mirada radiante, que parecía llena de vida,
con su comportamiento juguetón, no me sorprendería que fuera popular
entre hombres y mujeres. En el poco tiempo que llevaba sentada a su lado,
al menos una docena de sus compañeros habían pasado por allí, haciendo
bromas o felicitándola por su victoria.
Me giré hacia el origen de la voz para ver al aumentador con aspecto de oso
que me miraba fijamente. Miré a mi alrededor hasta que me di cuenta de
que me estaba hablando a mí.
—Deja de meterte con los nuevos reclutas Herrick, ten los huevos de
pelear al menos con alguien de tu peso—le espetó Cedry, provocando un
aullido de risa del resto de la multitud.
Me puse de pie.
136
—Sí—aceptó rápidamente el calvo de Herrick—Aprovecho este momento
para enseñarle algunas cosas a los nuevos reclutas.
Queriendo ver cómo luchaba, sólo introduje una cantidad limitada de maná
en mi cuerpo, y luego entré a atacar.
—Vas a tener que esforzarte más que eso, mocoso del campo—gruñó
cuando me aparté.
137
Sacudí mi mano.
—Qué fuerte.
138
—Vamos, Herrick. Sé que vas con cuidado, pero no lo mimes todo el día—
gritó un soldado, y sus compañeros estuvieron de acuerdo.
Viendo los callos de sus manos y la forma en que sus brazos atacaban
naturalmente, deduje que utilizaba un hacha pesada como arma principal.
Sin embargo, aparte de su decente control en el fortalecimiento del cuerpo,
no tenía ningún truco bajo la manga. Decidiendo que mi evaluación había
terminado, me arriesgué cuando Herrick se acercó para agarrarme.
Incluso usando sólo el diez por ciento de mi maná y sin emplear ningún
hechizo elemental, Herrick era una broma.
139
—Quería golpear el gigantesco trasero de Herrick, pero supongo que no se
puede evitar—una mujer alta con el pelo negro bien atado detrás de la
cabeza saltó al escenario—Veamos si realmente tuviste suerte, novato.
Por el anillo que acababa de usar y los ricos colores de su ropa, era obvio
que era una noble, pero ese hecho le parecía trivial.
140
Casi de inmediato, un soldado desconocido me lanzó su espada corta, aún
en su funda. Deslicé con cuidado la hoja de su vaina y la cubrí de maná para
embotar los filos.
—¿Estás listo?
—¿Estás preparada?
Asentí con la cabeza para demostrar que lo estaba. Ella atacó como un rayo.
Su cuerpo permaneció bajo mientras se lanzaba al alcance de los golpes, con
el bastón pegado al cuerpo, lo que le permitió atacar por arriba o por abajo.
Se lanzó abajo, instantáneamente la base de su bastón silbó en el aire hacia
mi barbilla.
141
Sólo con su primer golpe, pude saber qué clase de luchadora era Nyphia. Su
control del maná era excelente, en un nivel diferente al de Herrick, pero
carecía de experiencia real. Sus movimientos eran rápidos pero también
obvios. Lo más probable es que sólo tuviera experiencia luchando contra
guardias u otros profesionales que tuvieran miedo de herirla, lo que no
ayudaba a su temperamento corto y a su confianza exagerada.
—No, esto es una práctica para la guerra que está delante de nuestras
narices. Y en la guerra, no hay 'fuera de los límites'.
142
Ella giró la cabeza para mirar por encima de su hombro.
—Ámbar. La jaula.
143
Con nuestras armas preparadas comenzamos una vez más. Una verdadera
pelea que estaba vez involucrara un arma de filo, tardaba sólo unos
segundos en llegar a su fin.
Pero con el maná tan abundante como había en este mundo, los errores
eran más indulgentes que en mi mundo anterior y los luchadores hacían
poco por corregir sus defectos. En su lugar, se centraban en hacer que sus
puntos fuertes fueran aún más fuertes. Incluso yo había sucumbido a ese
error cuando vine por primera vez a este mundo, hasta que los asuras me lo
quitaron de encima en Epheotus.
Nyphia se precipitó hacia mí una vez más, esta vez haciendo una finta hacia
la izquierda antes de utilizar el otro extremo de su bastón en un rápido
golpe ascendente.
Esquivé el golpe lo bastante cerca como para detectar el olor a roble que
desprendía su bastón pulido y contraatacé empujándolo hacia arriba con la
mano libre. Esto la desequilibró, y terminé deslizando mi pie detrás de su
pie trasero y empujando hacia adelante.
144
—¿Te importa si me uno a la diversión?
145
RUMINACIÓN
150
—Los títulos no son más que un adorno que se pone delante de tu nombre
para establecer una jerarquía, así que sí, soy la chef Astera. Encantada de
conocerte.
—No seas tonto. Sería una falta de respeto luchar con un utensilio
utilizado para cocinar.
146
Con una carcajada, Madam Astera le indicó a uno de los soldados del frente
que tomara su arma: una espada corta, muy parecida a la que yo tomaba
prestada.
147
Esquivamos los ataques y los golpes de la otra con un movimiento mínimo.
Si no fuera por el sudor que nos inundaba la cara y el cuello, podría haber
parecido que fallábamos a propósito.
Ninguno de los dos podía permitirse el lujo de hablar -se necesitaba toda
nuestra concentración para seguir el ritmo de los ataques del otro-, pero
nuestras emociones se reflejaban en nuestros rostros. Este no era un duelo
de magia, sino un concurso de puro dominio de la espada.
Contrarrestaba cada golpe que daba con otro, pero ella lo esquivaba
impecablemente hasta que su espalda estaba contra la jaula de tierra. Decidí
no aumentar mi maná, sino que utilicé el campo a mi favor. Me metí por
debajo de su cintura y acerqué mi espada, en posición de golpear hacia
arriba.
Ella no podía moverse más que hacia su derecha, al menos eso creía.
148
Las tornas habían cambiado; ahora era mi espalda la que estaba contra la
pared.
—Estoy segura de que había un dicho, algo así como 'hasta un ratón
ataca cuando se ve acorralado'—dijo Madam Astera, con su espada
levantada en guardia.
Sonreí.
—Creo que traer cualquier magia más allá del aumento básico en medio
de un duelo tan emocionante sería una falta de respeto al camino de la
espada—respondí.
149
Con una sonrisa, aumenté mi producción de maná al cuarenta por ciento.
Una gruesa oleada de maná brotó también de mí, pero era diferente a la de
Madam Astera. Mientras que su maná tomaba la forma de un agudo y
caótico vendaval, el mío se manifestaba como un refinado pulso ondulatorio.
Podía ver por qué Nyphia tenía tanto miedo de esta "simple cocinera". Tras
el fracaso de su primer golpe, retrocedió de un salto y se posicionó de nuevo,
endureciendo su postura como una serpiente enroscada, lista para atacar.
Dio un fuerte golpe antes de volver a saltar. Esta vez, ella Esta vez no esperó
a que yo atacara, sino que se abalanzó una vez más.
150
Levanté mi espada, pero me di cuenta de que su puñalada era una finta, ya
que me lanzó un gran golpe a la pierna; quería que saltara para esquivar y
así poder atraparme en el aire.
Por un momento, nos quedamos parados, ambos sin aliento y, tal vez, un
poco decepcionados por la abrupta conclusión de nuestra batalla.
Finalmente dije:
Sacudí la cabeza.
151
Miré a mi alrededor para ver a todos con la misma expresión que el soldado
que tenía delante, el único sonido era el ocasional crujido de la leña
procedente de las hogueras.
No estaba segura de que fuera una buena idea beber cuando se suponía que
debíamos estar al acecho de cualquier nave enemiga perdida, pero las
posibilidades de que eso ocurriera eran demasiado escasas como para
impedir que los soldados pasaran al menos una buena noche.
152
‘¿Debe un Lanza sucumbir a la presión de sus compañeros y beber
tanto?’, me reprochó Sylvie, que prefirió quedarse dentro de mi capa para
calentarse.
Madam Astera tomó asiento junto a mí, junto a la llama danzante, con un
vaso de licor en la mano.
—Nadie en absoluto—respondí.
153
Ella soltó una carcajada que no correspondía a su pequeña estatura.
154
—Excepto que después de la guerra, hubo poca demanda de soldados—
respiró, empañando su vaso—Más nobles querían que sus hijos asistieran a
Xyrus ahora que hay tan poca tensión entre las razas.
Levanté mi copa.
—Ahora, a tu historia. ¿Qué hace aquí un talento como tú, y por qué
demonios decidiste ir a Xyrus con ese nivel de habilidad con la espada?
—¿En serio?
Negué con la cabeza y abrí la boca para continuar, pero el tintineo de unos
pasos con armadura llamó mi atención.
155
El guardia que había estado apostado fuera de la tienda del profesor Glory
se tapó la boca ante su metedura de pata, con los ojos muy abiertos y
temerosos mientras cambiaba las miradas entre Madam Astera y yo.
A pesar del clamor que nos rodeaba, todos los presentes parecían haberlo
oído y giraron la cabeza hacia nosotros.
—Sí.
156
Mientras caminábamos hacia la tienda principal, observé las cimas de las
grandes rocas, esperando ver a la capitana. Conociéndola, dudaba que fuera
capaz de relajarse por completo.
—Gracias.
—Pero el capitán...
—Sí, general.
157
‘A asegurarme de que mi preciada subordinada esté bien’, respondí con
ironía mientras me acercaba a Vanesy.
Ella me miró por encima del hombro antes de voltear su cabeza hacia el
océano gris iluminado por la luna—¿Quieres otro trago?
—No puede hablar en serio general, mírate, ya tienes las mejillas color
tomate—se burló ella, acariciando suavemente a mi vinculo, que se había
acurrucado entre nosotros.
—Dame eso.
Tomé el frasco de sus manos y di otro trago al líquido ardiente que me hacía
cosquillas en la garganta.
—No estoy del todo seguro, pero haré todo lo que pueda para asegurarme
de que lo hagamos—prometí.
158
—¿Te refieres a lo que pasó en Xyrus?—preguntó, con las cejas fruncidas
por la preocupación.
Podía sentir los ojos de Vanesy sobre mí, pero permaneció en silencio.
—Arthur. Lo hecho, hecho está. Que yo te diga esto sólo hará que...
159
—Feyrith Ivsaar... Sé que estaba malherido, pero lo llevaron a casa sano y
salvo. La familia Bladeheart, sin embargo, es tan reservada como antigua.
Me dijeron que Claire estaba viva, pero en cuanto al estado en que se
encontraba, no estoy segura.
—Kai Crestless era uno de los miembros radicales que el Vritra, Draneeve,
estaba con él. Kai y el resto de los lacayos de las túnicas desaparecieron con
Draneeve, llevándose a Elijah—continuó—Probablemente él es la razón por
la que Curtis no quería hablar de ese desastre.
160
Saber lo que había sucedido ahora me daba la oportunidad de reflexionar de
verdad. A menudo me sorprendía olvidando los viejos recuerdos de mi vida
pasada. Cada vez más, el control de mi yo del pasado disminuía,
permitiéndome convertirme en la persona que quería ser en este mundo.
Pero en este momento, solo quería desear volver a mi antiguo yo, al frío y
racional yo que suprimía sus emociones a cambio de no tener ninguna
vulnerabilidad que pudiera ser utilizada en su contra.
Una cálida gota de líquido rodó por mi frígido rostro mientras sentía que mi
barbilla temblaba como la de un bebé. Apretando los dientes con la
esperanza de reprimir mis emociones indeseadas, me volví para mirar hacia
el campamento. Me pregunté cuántas de las personas que conocía—incluso
las que he conocido hoy—acabarían muertas, sin que yo pudiera hacer nada
para evitarlo.
161
—‘Claro’—respondió ella, con un tono suave y reconfortante que pocas
veces había escuchado.
162
MAÑANA DESPUÉS
151
—¡Oh, gracias!
163
—A juzgar por el olor que sale de su cuerpo parece que estás pasando por
la pubertad.
Me encogí de hombros.
164
—¿Cómo te las arreglas siempre para elegir lo que quieres oír? ¿Qué vas a
hacer cuando vayas a un colegio de verdad?—Suspiró, adoptando un aire de
gran decepción—Además, creo que tú le gustas más, con eso de que te ha
llevado una toalla y todo eso.
Cada vez era más evidente—al menos para mí—que Nico había desarrollado
sentimientos por Cecilia, la reina del hielo de nuestro orfanato. No era
ningún secreto que Cecilia era popular entre los chicos de aquí, pero todos
los que habían reunido el valor para hacer un movimiento fueron vilmente
rechazados. Con su particular mezcla de orgullo y baja autoestima, Nico
encontró otras formas de hacer que Cecilia se fijara en él sin revelar su
interés por ella.
Me apoyé con más fuerza en mi amigo, haciendo que se esforzara por evitar
que nos cayéramos.
165
—Entonces, ¿qué piensas hacer?—preguntó Nico, con las cejas fruncidas
en una rara expresión de seriedad.
166
lugar donde puedes descubrir lo que quieres hacer mientras aprendes sobre
este mundo sin restricciones ni prejuicios, como la institución.
—Bueno, por suerte para ti, resulta que tienes un amigo que realmente
piensa y planea para el futuro. Casi he conseguido ahorrar suficiente dinero
de nuestras pequeñas 'misiones' para que podamos ir a la escuela, por
supuesto, contando con que consiga al menos una beca parcial.
167
Punto de Vista de Arthur Leywin
Abrí los ojos al suave resplandor del sol de la mañana. Incluso ocultos tras
una capa de nubes, sus rayos parecían perforar mis retinas. El dolor de mi
cráneo palpitaba rítmicamente, un recuerdo constante de las copas—si no
botellas—de alcohol que había consumido durante la noche anterior.
168
—Toma. Lee esto antes de reunirte conmigo y con el capitán Auddyr—dijo
antes de marcharse.
169
—Debe haber puestos de lavado en el campamento, pero hay un arroyo a
poca distancia del bosque que creo que preferirás—respondió, con un
mechón de niebla formándose delante de su hocico mientras hablaba.
—El arroyo.
170
El capitán Auddyr, con su pelo rubio plateado recogido detrás de sus
estrechas orejas, se mantenía erguido con la espalda recta. No parecía más
viejo que mi padre, pero las arrugas de su rostro me indicaban que había
pasado gran parte de su vida con el ceño fruncido. Sus afiladas cejas y sus
profundos ojos parecían atravesarme con una expresión como si estuviera
mirando a un hijo rebelde.
171
Volví a mirar el fajo de papeles que Vanesy me había dado esa mañana, en
el que se detallaban los números de cada división, así como un inventario de
armamento y suministros. Estaba leyendo los números de magos y soldados
de a pie cuando el capitán Auddyr habló.
172
—¿Sí?
—Bueno, si quieres mi opinión, diría que asignar el cien por cien de una
fuerza a un solo puesto nunca es una decisión inteligente—Me encogí de
hombros.
173
El capitán Auddyr se alejó involuntariamente de mí, con el sudor marcando
los lados de su rostro fruncido.
—Entendido.
Sin embargo, cuando me preparaba para salir, los aullidos de gritos lejanos
llamaron mi atención. Los tres intercambiamos miradas, todos confundidos
sobre lo que estaba pasando.
174
CAMINO DE LA MAGIA
152
Los capitanes Glory y Auddyr ya estaban vestidos con una armadura ligera y
habían recuperado el sentido común, ambos un poco avergonzados por su
pobre respuesta a la situación.
175
El capitán, que antes tenía su rostro serio, palideció de horror mientras
revisaba la armadura una vez más. Estaba a punto de saltar por el
acantilado, pero le sujeté por la gorguera metálica que le protegía los
hombros y el pecho.
Con una mirada rápida, vi que los que estaban al frente de cada unidad eran
soldados humanos y elfos normales con armaduras gruesas y grandes
escudos, ellos se llevarían la peor parte del ataque. A lo largo de los flancos
había aumentadores encargados de vigilar a los conjuradores y arqueros
mientras disparaban flechas y hechizos.
176
El jefe—el líder de una unidad—se situaba justo detrás de los soldados de a
pie, un lugar ideal para dar órdenes y proteger también a los conjuradores.
177
—Tienes razón. Entonces me iré.
Salté hasta la base del cuello de mi vínculo y me agarré con una espiga
estriada. Mirando una vez más por encima de mi hombro, vi la expresión de
asombro plasmada en el delicado rostro de Madam Astera mientras las
grandes alas de Sylvie batían para producir una poderosa ráfaga de viento.
178
Sylvie dio una patada en el suelo y volvió a batir sus alas para levantar el
vuelo. Los poderosos vientos producidos por esto sobresaltaron a las
unidades que marchaban, encabezadas por los capitanes Glory y Auddyr al
frente, pero yo ya estaba demasiado arriba para distinguir cualquiera de sus
expresiones.
179
—‘No te preocupes. Al menos ahora lo sé’.
180
Su enfado era evidente en sus palabras, pero sabía que ya conocía mis
intenciones.
—‘¿Cómo pudieron llegar hasta aquí sin que lo supiéramos? Puede que
aún no se hayan topado con una ciudad importante, pero los enanos
deberían haber sabido que un ejército marchaba por sus tierras’—Dijo
Sylvie
181
—‘Por favor. Si mis sospechas son correctas, esta guerra podría no ser
tan simple como nosotros contra ellos. Eres la única aquí que puede hacer
el viaje de ida y vuelta lo suficientemente rápido. Me mantendré a salvo,
Sylv’.
—‘Gracias’.
182
precisión—¡Todos los demás, nos agrupamos con las fuerzas del Capitán
Auddyr y golpeamos a esos bastardos alacrianos desde el frente!
183
Pero mi atención se centraba en los soldados alacrianos. La sensación de
inquietud que tenía desde que los observaba desde el cielo no había hecho
más que empeorar cuando empezaron a tomar represalias.
Por alguna absurda razón, esperaba que nuestros enemigos fueran algo
parecido a los Vritra, monstruos del mal. Sin embargo, al mirarlos, no se
diferenciaban de nuestros soldados, salvo que estaban adornados de gris
oscuro y rojo. Este hecho se me ocurrió cuando miré a los ojos a un soldado
enemigo.
¿Qué demonios?
184
Giré la cabeza por encima del hombro, intuyendo que el hechizo no había
salido de él. A unos diez metros de mí había otro soldado, con las manos
extendidas y las cejas fruncidas en señal de concentración. Aunque sólo fue
un momento, ya que la mayor parte de mi atención seguía centrada en mi
oponente actual, estaba claro que este segundo soldado se dio cuenta de que
yo era consciente de él.
Dejando caer la espada que había recogido, agarré el antebrazo del atacante,
evitando la garra dando un pisotón con el pie derecho. Una columna de
tierra surgió del suelo como un ariete.
185
Haciendo crujir sus dientes con una expresión de dolor, el aumentador
ignoró su evidente herida y se lanzó hacia mí con sus garras de maná
extendidas. Con mis puños envueltos en electricidad, me enfrenté a su golpe.
Esperaba que contraatacara o utilizara otro hechizo, pero no lo hizo. Mi
puño cubierto de rayos destrozó sus garras de maná y le rompió la muñeca
con el impacto.
186
UN SOLDADO NORMAL
153
187
Con un chasquido de la lengua, apartó sus ojos de mí y centró su mirada en
un punto en la distancia. Era evidente que estaba haciendo una señal a
alguien más que al conjurador que le había protegido hasta entonces.
Con una severa inclinación de cabeza, su mirada volvió a dirigirse a mí. El
maná envolvió sus manos en la misma forma de garra que antes y se
preparó para atacar. Cuando lo hizo, un débil silbido procedente de su
espalda me advirtió de la llegada de un hechizo.
Recordando mi entrenamiento de interpretación de maná con Myre en
Epheotus, me sentí tentad de activar Realmheart para acabar con esto
rápidamente, pero decidí no hacer nada que pudiera llamar demasiado la
atención.
Me giré a tiempo para ver una ráfaga de fuego que se dirigía hacia mí.
Condensando un vendaval de viento para que girara en torno a mi mano
como un taladro, dispersé el hechizo de fuego y, al mismo tiempo, giré para
alejarme del golpe del aumentador adoptando una postura defensiva. Las
raíces cubiertas de musgo que había cerca se incendiaron por los brasas
dispersas del hechizo del conjurador. El antes pacífico claro del bosque se
estaba convirtiendo en un pozo de sangre y fuego a medida que más y más
soldados de ambos bandos vaciaban su vida en el suelo.
188
El aumentador arremetió hacia mí con una combinación de golpes, pero sus
garras de maná sólo golpeaban el aire.
189
¿Por qué los soldados que nos rodean tanto enemigos como aliados por
igual parecen ignorarnos por completo?
En ese momento, otra bola de fuego salió disparada hacia mí. Antes de
dispersarla—estas cosas eran poco más que una molestia—, seguí el rastro
de fuego hasta la ubicación del mago enemigo.
190
Miré las ilusiones que se manifestaban a mí alrededor, asegurándome de
que tanto los soldados Dicathen como los Alacryan no eran conscientes de
lo que estaba ocurriendo, y dejé escapar una risa ahogada.
191
A pesar de su cautela, el aumentador junto con todos sus clones se
abalanzaron hacia mí con sus guanteletes de maná listos para atacar.
Al mismo tiempo, el mago conjuró otra ráfaga de fuego más grande, esta vez
en sincronía con el ataque del aumentador. Aumentando mi producción de
maná, ignoré las ilusiones y dirigí un golpe relámpago a las garras de maná
del verdadero aumentador, destrozando su hechizo. Agarrando con fuerza
su mano expuesta, aproveché su impulso para redirigirlo hacia la explosión
de fuego.
Alcancé a ver los ojos de mi oponente que se abrieron de par en par con
horror antes de ser golpeado por la totalidad del hechizo de su aliado.
Varias capas de barreras intentaron proteger al aumentador, y aunque todas
se hicieron añicos por la fuerza de la explosión, el aumentador sobrevivió.
192
De repente, unas lianas de electricidad se enroscaron en mi brazo como una
serpiente, reuniéndose en las puntas de mis dedos índice y mi corazón.
Usando mi brazo derecho para ayudar a estabilizar mi puntería, me
concentré en el mago oculto mago, que era claramente visible para mí,
gracias a Realmheart.
—Libérate—murmuré.
La fina bala de rayo salió disparada de las puntas de mis dos dedos,
atravesando directamente los árboles que se interponían entre nosotros. Las
capas de barreras translúcidas que se formaron en el camino de la bala se
hicieron añicos al instante, incapaces de impedir que mi hechizo golpeara el
grupo de rocas al que había apuntado. No hubo ningún grito dramático ni
aullido de dolor en la distancia, sólo el suave golpe del cuerpo inerte del
mago al caer de la roca.
193
embargo, había muchos otros enemigos alrededor y ahora todos podían
verme.
La batalla entre los dos bandos duró menos de una hora y, sin embargo, el
suelo estaba plagado de cadáveres y partes del cuerpo…
Aunque el enemigo era menos numeroso, tenía muchos más magos que
nuestras divisiones. Los aumentadores con armas impregnadas de maná
atravesaron a nuestros soldados de a pie soldados de a pie, mientras que los
conjuradores golpeaban a distancia.
194
Pero nada de eso me hizo cambiar.
Rara vez se habla en medio de la batalla. Las palabras son inútiles aquí.
En su lugar, los soldados proferían gritos primitivos o alaridos bestiales
embriagados por el frenesí de la batalla mientras agitaban sus armas,
incapaces de reconocer a sus aliados del enemigo. No había nada bueno en
este tipo de guerra. Sólo producían muertes. Tal vez, si los hombres
lucharan con palabras en lugar de armas... pero, cuando un hombre tiene
armas, las palabras son inútiles. Así es como continúa el ciclo de muerte y
más muerte.
Aparté el cuerpo inútil de una patada y usé su ropa para limpiar la sangre de
mi espada. Había conservado gran parte de mi maná, pero luchar
constantemente durante casi una hora provocó que se formaran pequeñas
heridas en mi cuerpo.
195
confiada mientras se posicionaba para clavar su guantelete en la cara de su
oponente.
196
Mi corazón latía con fuerza y todo parecía ir un poco lento, como la noche
anterior después de diez jarras de cerveza. Giré mi puño, aumentando mi
cuerpo y mi guantelete, y atravesé de un puñetazo el escudo metálico del
soldado.
El choque resultante fue tan fuerte que me hizo zumbar los oídos, pero la
fuerza de mi golpe arrancó el escudo del brazo del soldado. No le di tiempo
a recuperarse y pivoté sobre mi pierna delantera para tomar impulso y dar
un golpe seco.
El soldado cayó hacia atrás, retorciéndose, con las manos alrededor del
cuello mientras luchaba por respirar. Después de un gorjeo desesperado, su
cuerpo quedó inerte ante mí.
197
Al bajar, su hacha empezó a brillar en amarillo y una capa de maná se
extendió por su cuerpo. Mirando la diferente afinidad elemental del mana
que rodeaba su hacha en comparación con su cuerpo, parecía que alguien
había lanzado un hechizo para protegerlo, pero no tuve tiempo de preguntar.
198
En un instante, toda mi fuerza y mi furia se apagaron. Mis manos ya no
podían apretarse para formar un puño. El suelo estaba repentinamente más
cerca cuando me di cuenta de que había caído de rodillas. Miré hacia abajo,
hacia la fuente de mi dolor, sólo para ver un agujero abierto donde solía
estar mi pecho.
Instintivamente traté de cubrir el agujero con las manos, pero sentí un dolor
ardiente en las palmas. Aparté la mirada de mi herida y la dirigí hacia un
cráter abrasado en el suelo, frente a mí. Un hechizo...
199
MAREAS CAMBIANTES
154
Sentía que debía dejarlos, eso es lo que habría hecho Grey. Pero me acordé
de la noche anterior, de la charla que tuvimos antes de que subiera a luchar
al escenario, y de la despreocupada noche de copas que siguió. Apenas los
conocía mejor que a los enemigos que me enfrentaba, pero los sentimientos
que compartimos brevemente anoche—aunque borrachos—tiraban de mi
conciencia, empujándome a ayudarle.
200
Un aumentador enemigo, que arrancaba la punta de su lanza de la cabeza
de un soldado, vio a Jona. Incluso debajo del casco que le cubría gran parte
de la cara, era evidente que sonreía por su suerte.
Los agudos silbidos de las flechas que se acercaban y el débil siseo de los
hechizos que se aproximaban atrajeron mi atención, pero poco podía hacer
con mis dos brazos ocupados.
201
Fui tacaño con el uso de mi maná por si se presenta el improbable caso de
que tuviera que luchar contra uno de las Cuatro Guadañas o un retenedor,
pero si quería llevar a Jona y a Cedry a un lugar seguro, necesitaba gastar
más maná del que hubiera querido.
Maldiciendo en voz baja, dejé a Jona fuera del combate con un firme
puñetazo en el plexo solar. Su cuerpo quedó dolorido por el golpe que le di,
luego me aseguré de que quedara inconsciente mientras lo levantaba por
encima de mi hombro y utilizaba el brazo libre para recoger el cuerpo de la
semielfa por la cintura.
Bajo mi brazo, el delgado cadáver de Cedry parecía pesar más que el cuerpo
de Jona. No pude hacer nada para evitar que sus brazos y su pelo rubio se
arrastraran por el suelo, pero el cuerpo inconsciente de Jona parecía
ofenderse ya que mantenía sus brazos colgando hacia ella desde mi hombro,
como si quisiera agarrarla.
202
Debido a la rápida propagación del humo y el fuego, creé una barrera en
espiral en el aire y me preparé para llevarlos de vuelta a la base. Una capa
translúcida de maná se arremolinó a nuestro alrededor mientras el torrente
de viento y piedra empezaba a formarse en una esfera.
Apretando los dientes para soportar el peso de mis dos pasajeros, atravesé
el campo de batalla mientras me concentraba únicamente en mantener la
barrera activa a pesar de la intensificación de los ataques.
203
Liberé mi hechizo en cuanto me alejé de la batalla principal.
—Static Void.
Las flechas mortales estaban a sólo unos centímetros de mí cuando liberé la
primera fase de mi voluntad de bestia. El mundo se quedó quieto y hasta los
sonidos caóticos de la batalla se silenciaron.
204
Me quedé quieto un segundo, mirando fijamente el espacio donde creía que
estaba el arquero enemigo con su flecha en mi boca, advirtiéndole lo que era
capaz de hacer si se interponía en mí camino.
—Ya veo. En ese caso, por favor, cuida de ella—señalé a Cedry—y cuida de
Jona.
205
—Mentiroso. Apuesto a que podrías haberlo hecho si realmente lo
hubieras querido. Eres un Lanza, ¿verdad? No estaba seguro hasta que
atrapaste esa flecha con la boca. Por un segundo, creí que estaba soñando
porque la flecha se detuvo en pleno vuelo.
—Puede que no nos conozcamos desde hace mucho tiempo, pero si Cedry
estuviera viva, no habría pensado en usted como ‘un simple soldado’,
general—Su voz se llenó de veneno al enfatizar mi título.
—Lo siento por tu amiga, Jona, pero despierta de una vez. Hay enemigos
ahí fuera más fuertes que cualquier aventurero que hayas adorado ¿y
quieres que gaste toda mi energía para salvar a todos aquí? Si hago eso,
¿quién va a detenerlos? ¿Quién va a detener a los líderes enemigos que
pueden arrasar una montaña con un movimiento de sus dedos?
—¿Qué voy a hacer? Se lo prometí cuando éramos niños. Por fin iba a
cumplir la promesa... iba a pedirle que se casara conmigo.
206
Me dolió el pecho sus palabras, se me hizo un nudo mientras mi respiración
se volvía entrecortada. Me esforcé por mantener la compostura mientras
miraba el rostro afligido de Jona.
Los sonidos de la batalla se hacían más fuertes, pero mis pensamientos solo
se centraban en las palabras de despedida de Jona. El débil silbido de una
flecha me devolvió a la realidad. Me aparté de la trayectoria del proyectil y
conjuré varios cuchillos de hielo condensado, lanzándolos contra el arquero
enemigo sin romper el paso. El gruñido de dolor del arquero y el ruido
sordo de su cuerpo al caer del árbol sonaron detrás de mí.
207
A diferencia del rayo de mi atacante, el mío salió disparado como una bala.
Sin embargo, justo antes de que mi hechizo alcanzara su objetivo, un muro
de metal se levantó del suelo, desviando el rayo inofensivamente hacia el
cielo, donde se disipó.
Qué fastidio.
Mientras luchaba con los alacrianos, comencé a ver un patrón. Por cada
aumentador o conjurador alacriano que luchaba, parecía haber otro
conjurador con el único deber de protegerlos. El arquero de antes no
parecía ser un aumentador, lo que explicaría por qué cayó tan fácilmente.
—¡Bien! ¿Sabes qué? Cuantos más de ustedes mate, menos morirán mis
soldados—escupí, con mi cara como una máscara de amenaza salvaje
—¡Realmheart!
208
Todos los pensamientos sobre la conservación del maná desaparecieron
cuando volví a liberar la primera fase de mi voluntad de dragón. El mundo
se congeló una vez más y evalué rápidamente los hechizos necesarios para
contrarrestar los ataques de doce enemigos diferentes.
Como había pensado, conjurar la barrera para salvar a Jona había llamado
mucho la atención. Los segundos transcurrían dentro del Realmheart
suspendido en Static Void. Mi cuerpo se sentía más pesado, pero no me
importaba.
Esto no es nada.
209
—¡Arthur!—gritó una voz clara detrás de mí.
—Probablemente—respondí.
210
—‘¿Qué pasó? ¿Ya encontraste algo?’—envié de vuelta a mi vínculo, sus
emociones afectando a las mías.
211
POR ESO ESTOY AQUÍ
155
Su tono desenfadado no encajaba con los gritos y el ruido de las armas que
resonaban en el fondo.
212
martillo de guerra, blandido por un bruto luchador que medía al menos 30
centímetros más que ella.
Me moví ligeramente, dejando que un soldado que cargaba una gran lanza
chocara con mi espada.
Hice girar la Dawn’s Ballad, enviando una afilada media luna de viento
hacia su atacante. Con un fino silbido, la sangre brotó del cuello
desprotegido del alacriano de pecho grande. Sólo pudo soltar un suave
gorgoteo antes de desplomarse en el suelo, con los ojos muy abiertos y
frenéticos mientras sus manos presionaban su herida mortal.
213
Parecíamos tener al fin un momento de respiro, así que aproveché
volviéndome hacia Vanesy, le puse una mano en el hombro y con mi tono
volviéndose severo, le dije:
—Admito que mis prioridades pueden haber sido un poco diferentes hasta
ahora, pero se nos ha acabado el tiempo. Lleva la batalla a otro lugar, lejos
de aquí.
Su frente se arrugó.
—Alguien se acerca, alguien tan fuerte como yo. Aleja a todos de aquí para
que no queden atrapados en nuestro fuego cruzado.
—Es por eso que vine, en caso de esto sucediera. Ahora, aleja a todos de
aquí.
—La verdad que no puedo imaginar lo fuerte que eres pero, mierda, ¡eso
no significa que no pueda ayudarte!
214
—Mierda—dijo en voz baja mientras observaba el campo de batalla. Un
momento después me miró con decisión—Bien, pero más vale que vuelvas
con vida o yo misma te sacaré del infierno sólo para enviarte de vuelta.
—Lo prometo.
—¡Dicathens! Retirada.
Más allá del claro donde los árboles ordenados, espaciados uniformemente
y mantenidos por los leñadores del pueblo cercano, se volvieron más
salvajes y densos. Se podían encontrar grandes árboles esparcidos por
215
debajo seguramente caídos por las tormentas. El duro invierno les había
quitado gran parte de la corteza, pero, a juzgar por la fina capa de escarcha
en el suelo intacto, determine que no había forma que el ejército
alacraniano hubiera pasado por aquí cuando subió.
216
Su voz chillona chirriaba dentro de mi cabeza como una cuchilla
desagradable que se arrastra contra el hielo. Tratando de mantener la calma,
respiré profundamente. Mi mente sabía que me estaba intimidando
intencionadamente, pero mi cuerpo no podía evitar ser víctima de su táctica.
Los marrones y blancos apagados del paisaje del final del invierno se
convirtieron en tonos grises, y las únicas motas de color irradiaban del
maná que me rodeaba.
217
Se movió una vez más, habitando un árbol tras otro, utilizando las ramas
como si fueran túneles y dejando tras de sí rastros de maná verde enfermizo.
Mis ojos se desviaron, tratando de seguir su movimiento. Su risa cacareada
resonó en el espeso bosque.
—Podría estar allí...—se burló una vez más, su voz venía de varios metros
a mi derecha.
218
estatura y su delgadez enfermiza. Prácticamente podía ver sus costillas a
través de la fina tela, que habría resultado elegante si la hubiera llevado
cualquier otra mujer.
—Oh, qué chico lindo eres—susurró desde detrás de la máscara, con los
ojos dibujados mirándome directamente.
Con el Realmheart aún activo, pude ver físicamente las motas de maná azul
que se acumulaban alrededor de mis manos, convirtiéndose en un blanco
resplandeciente mientras formaba un hechizo. Apretando fuerte mi agarre
alrededor de su muñeca, liberé mi hechizo: Absolute Zero.
219
Me apresuré a ponerme de pie intentando ignorar el dolor ardiente que aún
irradiaba por mi cuello, pero en un instante la mujer ya estaba frente a mí,
mirándome a través de los pequeños orificios de su máscara.
—Mi mamá me dijo que no hablara con extraños, especialmente con los
que son tan... extraños como tú—respondí, haciendo una mueca de dolor
mientras me tocaba con cuidado la herida del cuello.
220
piernas marcadas por la cicatriz se hundieron en el suelo como si estuviera
marcando el agua.
Cuando dijo las últimas palabras, un maná del color de las algas podridas
comenzó a acumularse bajo mis pies. Inmediatamente, salté hacia atrás,
justo a tiempo para evitar un grupo de manos turbias que salieron
disparadas del suelo. Los brazos humanoides de maná arañaron el aire
antes de corroerse y arrugarse hasta convertirse en nada.
221
pero antes de que ella tuviera la oportunidad de terminar su hechizo,
disparé una punta de piedra desde el suelo a su lado. Vi como la lanza de
tierra se disolvió instantáneamente en el momento en que hizo contacto con
ella.
222
—Parece que encontré a alguien especial—la mujer se desvaneció
mientras cruzaba los brazos, invocando su hechizo.
Mi primer instinto fue blandir la Dawn’s Ballad, pero temí que mi espada se
destruyera como la lanza de piedra, así que di un último paso situándome
justo delante de ella, e hice que el aura de hielo se convirtiera en un
guantelete en forma de garra alrededor de mi mano izquierda, como había
223
hecho el aumentador al principio de mi anterior batalla. Cuando mi hechizo
chocó con su aura, una nube de vapor se elevó con un silbido, bloqueando
mi visión.
Me bastó una respiración para darme cuenta de que el vapor era tóxico. Mi
reacción fue inmediata, y caí de rodillas en un ataque de tos mientras mis
entrañas y mi piel empezaban a arder. El gas tóxico que me rodeaba ya
había derretido gran parte de mi ropa, dejando al descubierto mis brazos, y
fue el desvanecimiento de las runas doradas ahora expuestas lo que me sacó
de mi aturdimiento.
Enseguida creé un pequeño vacío para aspirar las toxinas de mis pulmones
abrasados. Ayudó, pero sin aire para respirar y con el oxígeno de mis
pulmones succionados, me quedaba sólo una cuestión de segundos antes de
desmayarme.
Por muy tóxica que fuera, la niebla al menos me ocultó de los ojos de la
bruja. Probablemente suponía que ya me había desmayado, o algo peor, así
que aproveché la oportunidad. Localizando su firma de maná, luché por
mantenerme consciente y esperé el momento adecuado.
224
que me rodeaba por los efectos del Paseo del Espejismo, sólo podía rezar
para que no fuera capaz de ver el tenue brillo de mi espada.
La fuerza de mi golpe dispersó la nube de ácido que nos cubría a los dos,
pero incluso sin mirar supe que, de alguna manera, había fallado mi
objetivo. Me estremecí cuando mi mirada se dirigió a la espada que tenía en
la mano, o mejor dicho, a lo que quedaba de ella. La punta de la Dawn’s
Ballad forjada por un asura, se había corroído y había desaparecido un
centímetro de la hoja azul. Entonces, al ver el débil rastro de sangre en mi
hoja, desvié la mirada hacia la bruja.
Sólo pude ver la punta de su afilada barbilla. Su cabeza estaba echada hacia
atrás, y un fino rastro de sangre rodaba por el lado de su cuello. Todo el
bosque parecía contener una respiración temerosa, sólo interrumpida por el
sonido de su máscara haciéndose añicos en el suelo del bosque.
225
LA BATALLA DE UNA LANZA
156
226
Al ver cómo las partículas de maná se congregaban para formar un aura
verde y turbia a su alrededor, no tuve tiempo de pensar.
Las débiles partículas púrpuras de éter empezaron a vibrar cuando activé de
nuevo el Static Void. Ignorando las protestas de mi cuerpo, me apresuré a
golpear a la bruja antes de que el aura corrosiva volviera a envolverla por
completo.
Con el tiempo detenido, podía cerrar la brecha sin temor a que ella pudiera
reaccionar ante mí, pero en este intento no podría utilizar el maná de la
atmósfera como había hecho antes, sólo podía usar las escasas reservas de
mi núcleo.
Unas puntiagudas lianas blancas crepitaron alrededor de la hoja verde de
mi espada mientras avanzaba hacia la bruja. Sin embargo, mi hechizo era
mucho más débil ahora, al instante, una sensación de duda comenzó a
surgir en mi interior.
Solté el Static Void justo cuando la punta aplastada de mi espada se enterró
en la abertura del aura verde, justo encima de su rodilla izquierda. La
conocida sensación del metal atravesando la carne fue acompañada por el
crepitar de la electricidad que se extendía por el cuerpo de la bruja. Sin
embargo, la sangre que salía de la herida no era el mismo rojo que salía de
sus manos y cuello, sino un verde turbio.
El lugar donde debía estar la herida siseó cuando la sangre verde y turbia
comenzó a coagularse alrededor de la Dawn’s Ballads.
227
Cuando la bruja levantó la mirada del suelo, su espesa y enjuta cabellera se
separó, revelando lo que había intentado ocultar tan desesperadamente.
Tiré de la Dawn’s Ballad, sin querer otra cosa más que retirarme. No era
sólo su piel nudosa, que parecía más envejecida que la corteza de los árboles
viejos que nos rodeaban, ni las dos pequeñas aberturas entre sus mejillas
hundidas. Ni siquiera fueron sus finos labios curtidos, más oscuros que su
pelo, ni sus dientes quebrados y manchados de amarillo.
—Ahora que has visto como soy, me temo que no puedo tenerte como
mascota—murmuró, casi susurrando, mientras agarraba mi espada con una
de sus manos ensangrentadas.
228
Incapaz de reunir fuerzas para activar de nuevo el Static Void, miré hacia
mis piernas. Todavía podía oír la voz de Lady Myre advirtiéndome que no
usara el Burst Step. Al levantar la vista, vi que la oscura nube verde se
extendía lentamente, hasta que sólo quedaban débiles huecos del ancho de
una pluma.
Tomé mi decisión.
Apreté los dientes contra el dolor que me aturdía y clavé la mano en el débil
abismo de su aura.
Incluso con el Absolute Zero adherido en torno a mi mano, los efectos del
deterioro de sus defensas se filtraron en mi carne cuando entré en contacto
con su piel.
229
La piel de mi mano desnuda no tardó en enrojecerse y doler a medida que
más y más capas de carne empezaban a corroerse. Sin embargo, los efectos
de mi hechizo empezaban a notarse, así que sabía que estaba funcionando.
Su brazo derecho, que estaba sujetando mi espada clavada en su muslo
izquierdo, adquirió un color oscuro y enfermizo. A diferencia de la
congelación natural que comienza en los dedos, su brazo había comenzado a
congelarse desde el lugar donde yo la agarraba. Las capas de piel y los
tejidos se habían congelado y ya no podía mover el brazo.
Antes de que los efectos del Absolute Zero pudieran extenderse a su cuerpo,
la bruja se abalanzó sobre su brazo congelado con la otra mano, arrancando
la extremidad completamente del hombro.
230
Con un fuego desquiciado en sus huecos ojos verdes, se arrancó trozos de su
espesa cabellera negra para revelar un pequeño corte justo encima de su
frente.
—¿Oh? Tendrás que ser al menos una Guadaña para pensar siquiera en
hacer eso—resoplé, esperando que mordiera el anzuelo.
Activé el Burst Step una vez más, esquivando el humo venenoso y cerrando
la distancia que nos separaba en un abrir y cerrar de ojos. Activé unos rayos
negros que se adhirieron alrededor de mi brazo derecho. En lugar de
intentar atravesar su aura corrosiva y arriesgarme a mutilar mí otra mano,
231
agarré el mango de mi espada que seguía incrustada en su muslo, haciendo
que la espada actúe como conductor, al instante, las ramas de electricidad
se enroscaron en ella y en el cuerpo de la bruja.
A pesar de las descargas que sacudían su delgado cuerpo, aún había fuerza
en ella cuando sus brillantes ojos volvieron a enfocarse lentamente. El
rostro nudoso de la bruja se agrietaba como la tierra seca mientras las
manchas de piel carbonizada se extendían por su cuerpo.
Sin mirar atrás, cubrí mi mano con un aura helada y alcancé el hombro para
arrancar los rastros de maná que había conjurado.
232
Siguió adelante a pesar de la gruesa pared que la rodeaba, tambaleándose
pero sin decaer. A pesar de su aparente debilidad, el aura verde que la
rodeaba consiguió disolver fácilmente el muro. Sabía que no tenía más
remedio que recurrir al Burst Step una vez más para evitar que curara sus
heridas.
Sylvie se lanzó inmediatamente para agarrar a la bruja con sus largas garras.
En su estado de debilidad, el aura de la bruja tuvo poco efecto en la dura
piel del dragón. Las escamas acorazadas de Sylvie la protegieron el tiempo
suficiente para que se elevara hacia el cielo.
Los dos se perdieron en las nubes, pero aun así Sylvie llevó a la Vritra más
arriba.
233
—‘Déjala aquí’— transmití desde mi lugar en el suelo.
Comprimí y afilé el hechizo para que la lanza de hielo, que antes tenía el
tamaño de un árbol, fuera ahora apenas unos metros más alto que yo.
Suspendida en el aire, brillaba como el cielo durante la Aurora Constelada.
234
El sabor a metal me llenó la boca mientras la sangre resbalaba por mi
barbilla, mi cuerpo me advertía del miserable estado en que me encontraba.
Caí y fui perdiendo el conocimiento mientras fui arrastrado por el suelo por
la ferocidad de su impacto, con mi cuerpo atravesando troncos y ramas
viejas y todo lo que había en el suelo del bosque, hasta que el tronco de un
gran árbol acabó por detenerme.
235
Ella permaneció en silencio, pero pude sentir las emociones desenfrenadas
que salían de ella:
Mi percepción del tiempo era poco fiable y no podía saber cuánto tardó
Sylvie en llegar, pero de repente me di cuenta de que estaba a mi lado, con
su gran hocico negro cerniéndose sobre mí.
—Vivum—murmuré débilmente.
—‘Si tienes energía para hacer chistes, seguro que estarás bien’.
236
acercaba a ti, ¡y aun así decidiste que era necesario luchar contra ella por
tu cuenta!
Usando el codo, me apoyé en la base del árbol con el que había chocado y mi
vínculo se movió hacia un lado.
El cuerpo sin vida de la bruja yacía colgando en el aire, con la lanza clavada
directamente en el pecho. Su cadáver seguía emitiendo vapor mientras su
piel corrosiva intentaba corroer el hielo, pero era inútil.
Estaba muerta.
237
LA ALTURA DEL PINÁCULO
157
238
Los claros eran frecuentes, por eso alejé a mis tropas de ellos, para que no
nos expusiéramos a ese gran peligro del que me había advertido la capitana
Glory. Reprimí mi impulso de burlarme de su estupidez.
Que ridículo, ¡Creer en las palabras de un adolescente que de alguna
forma lo colocaron como Lanza! Seguramente se inventó la historia de este
poderoso enemigo para poder escapar por sí mismo y evitar la batalla.
Lo detendré en cuanto lo vea si lo sorprendo huyendo—pensé.
Tal vez mi papel en la expulsión de las fuerzas de Alacrya y la captura de
ésta desvergonzada Lanza me hará ganar un merecido ascenso.
Seguí de mala gana a la capitana Glory cuando empezó a ordenar
bruscamente la retirada de sus tropas. Fue un error confiar tan ciegamente
en su juicio.
Y lo mejor de todo fue que la capitana Glory recibió las consecuencias de tan
mal juicio en la batalla, ella sufrió una considerable herida en el costado que
me dejó al mando de las dos fuerzas aliadas.
239
Utilicé mi experiencia como comandante para unir rápidamente las tropas
desunidas y reanudamos la lucha, hasta que sonó una explosión un poco al
sur del campo de batalla.
240
Cuanto más al sur caminábamos, más cuidado debíamos tener con nuestros
pasos. A medida que el sol se ponía, la niebla comenzó a acumularse entre
los gruesos troncos de los árboles, oscureciendo el suelo debajo de nosotros.
Más que la posibilidad de un enemigo imaginario, lo que me preocupaba era
no poder tomar al chico con la guardia baja, ya que si rompía una ramita
accidentalmente podría huir y complicar la tarea.
241
Brier asintió con la cabeza y continuamos nuestro camino hasta que uno de
sus hombres—una mujer, en realidad—señaló unos cuantos árboles más con
la misma corrosión en el centro de sus troncos. Algunos árboles seguían en
pie, el ácido sólo había hecho un pequeño agujero, mientras que otros
estaban fundidos hasta las raíces.
Incompetente.
Hice una señal para que todos continuaran, pero me mantuve cerca de la
retaguardia del equipo por si ocurría algo.
Aunque el viento seguía azotando los árboles que nos rodeaban, el bosque
estaba inquietantemente tranquilo. No se oían a los animales cercanos y
tampoco la llamada de los pájaros, era casi como si todos los habitantes del
bosque hubieran huido para salvar la vida.
242
Por el profundo timbre del grito, parecía ser Ulric, pero ¿realmente valía la
pena delatar nuestra posición si ya lo habían atrapado? Tanto si se trataba
de la Lanza como del supuesto enemigo al que se enfrentaba, el elemento
sorpresa era una de nuestras únicas ventajas.
Brier, que era muy amigo de Ulric desde mucho antes de que se uniera a mi
división como jefe, me miró con las cejas fruncidas. Sus ojos parecían
pedirme que lo dejara ir pero le hice un gesto para que esperara. Separé a
nuestro equipo de cinco en dos grupos, con Brier en el equipo de tres, y yo
con un arquero permaneciendo a mi lado, luego nos dirigimos lentamente
hacia el sonido del grito de Ulric.
Tres.
243
Dos.
Uno.
Con un rugido, Brier lanzó un tajo con sus dagas filosas, desatando un
torrente de agudos vendavales para disipar la niebla potencialmente
peligrosa.
¿Qué demonios...?
Bajo el cuerpo de lo que parecía ser un demonio, chorreaba mucho del ácido
que habíamos encontrado atrás. La niebla verde que salía continuamente de
la herida abierta producía un leve sonido, pero era indudable que estaba
muerto.
Tal vez más sorprendente que aquella escena era la visión del dragón de
obsidiana durmiendo tan despreocupadamente junto al niño desplomado
contra un árbol al otro lado del cráter, un niño que no podía ser otro que
244
Arthur. Si no fuera porque había visto al dragón cuando Arthur fue
nombrado Lanza por primera vez, el miedo que me atenazaba el pecho
podría haberme arrancado la vida del corazón.
Por un segundo, pensé que tanto el chico como su vínculo habían muerto
durante la pelea, pero el constante ascenso y descenso del cuerpo del dragón
decía lo contrario. Aparté la mirada del dragón negro para ver a Ulric en el
suelo, al otro lado del cráter. Sus tropas—menos una—se formaron a su
alrededor, cuidando los muñones donde se encontraban su brazo y su
pierna izquierda.
Evalué la situación lo mejor que pude desde esta distancia. Era difícil ver el
estado del chico desde aquí, pero por la respiración entrecortada de la
imponente bestia a su lado, era seguro decir que ambos habían sufrido
algún tipo de daño.
Brier hizo una señal a uno de sus hombres para que se adelantara; entonces
Ulric, que nos había visto, agitó el brazo que le quedaba.
—¡No!
245
De repente, cuando el subordinado de Brier pasó corriendo al lado del
demonio, un tentáculo salió de su cuerpo y se aferró a su tobillo. El soldado
aulló de dolor, pero en lugar de tirar de su cuerpo, el tentáculo le cortó el pie
que estaba protegido con maná haciéndole caer hacia el centro del cráter. El
brazo del soldado aterrizó en el charco de lodo verde y, casi inmediatamente,
el ácido se abrió paso a través de su armadura y su carne hasta que no
quedó ni siquiera el hueso.
246
—¿Sigue vivo ese monstruo?—pregunté, dando un paso atrás por si le
salía otro tentáculo del cuerpo.
Giré la cabeza hacia la fuente de la voz ronca solo para ver que el niño ya
estaba despierto.
Los duros ojos de la Lanza, cuyos iris casi brillaban con un resplandor
azulado, se centraron en mí desde debajo de su flequillo castaño.
—General Leywin, usted estaba bajo sospecha por huir en la batalla, pero
ahora que esta nueva información salió a la luz, le pediremos que nos
247
acompañe para poder llevarlo al Consejo para un nuevo interrogatorio—
anuncié, temiendo dar un solo paso a pesar de la tranquilidad de Ulric.
—Iré al castillo por mi cuenta. Ahora mismo, tengo otros asuntos que
atender—respondió.
—Me temo que eso no es posible general—dije con los dientes apretados—
La información sobre los líderes enemigos es crucial. Hay que informar al
Consejo de inmediato.
248
—Mis disculpas, poderoso dragón. No tenemos intención de hacer daño a
tu amo. Simplemente queremos llevarlo a salvo al Consejo y asegurarnos de
que sus heridas sean tratadas.
Era alto para alguien de su edad y estaba apenas unos centímetros por
encima de mí, pero daba la sensación de que, de alguna manera, se sentía
superior a mí. Inconscientemente, me aparté de su camino cuando pasó
junto a mí sin decir una sola palabra y se dirigió al centro del cráter donde el
tentáculo había matado a uno de mis soldados.
Maldije en mi cabeza, no a él, sino a mí mismo por ser tan ignorante. Ahora
me di cuenta de la distancia que me separaba de este chico.
249
sólido, y el chico lo pisó y se acercó al monstruo. Sacó una desgastada
espada azulada y dijo:
—Sylvie, vámonos.
El dragón de obsidiana batió sus alas, creando una oleada de viento debajo
de él. El dragón se cernió sobre su amo y bajó la cola para que se agarrara a
ella. Montado sobre la poderosa bestia, el chico envainó su espada y me
miró con dureza y desaprobación.
—Sí, General.
250
ENCUBIERTO
158
251
—Necesitaré encontrar algunos marcos de repuesto para exhibir esas
cartas—dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia nosotros, y luego nos
dio un abrazo a cada uno.
Al ver la suave sonrisa de su rostro, una punzada de culpabilidad me golpeó
el pecho. Ella era la mujer que me había criado como un hijo desde que
tenía uso de razón, y sin embargo, egoístamente, me iba a una ciudad lejana.
—Directora... ¿está segura de que está bien que vayamos? Puedo
quedarme y ayudar en el orfanato. No es gran cosa. De todos modos, no
sirvo para estudiar como Nico y Cecilia; además, es caro y te estás haciendo
mayor, ¡ouch!—grité, frotándome la frente que me escocía.
—Te llevaré a la academia así tenga que arrastrarte yo misma en ropa
interior—me regañó, con el dedo enroscado, lista para volver a golpearme—
Todos estos años de criar a un rebelde como tú por fin han dado sus frutos y
quieres ¿Qué? ¿Quedarte aquí? No en mi guardia.
Oí una suave risita a mi lado. Nico y yo giramos la cabeza para ver a Cecilia
sonriendo por primera vez.
252
Los dos nos quedamos mirando, con los ojos muy abiertos y la boca abierta.
Incluso la directora se sorprendió.
—Será mejor que vuelva a entrar, chicos. Las clases no empiezan hasta
dentro de unas semanas, pero vayan haciendo una lista de las cosas que van
a necesitar para que no se olviden nada cuando uno de los voluntarios los
lleve a todos al pueblo.
253
Punto de Vista de Arthur Leywin
—‘Lo sé. Parece que me queda mucho por recorrer si quiero enfrentarme
a una guadaña.’
254
Mi vínculo no contestó, sino que respondió con una oleada de frustración e
impotencia.
—Me alegro de que aún pueda reunir suficiente maná para no congelarme.
255
—No—jadeé, vertiendo más maná en mis piernas como solución
temporal—Si mis sospechas son correctas, vamos a necesitar pasar
desapercibidos, y ya hemos corrido el riesgo de quedar expuestos al volar
tan abajo.
—Muy bien.
256
maná en el interior de cada uno de mis músculos era tan intensa que
debería estar agradecido de poder caminar, pero no pude evitar sentirme
frustrado por lo débil que estaba. Usar el Burst Step, nada menos que tres
veces, me dejó con los huesos y los músculos muy destrozados, habrían sido
casi irreparables si no fuera por Sylvie. Me estremecí al pensar en la
expresión de mi madre si viera el estado en el que me encontraba...
Respiré profundamente.
—Empecemos.
257
La sensación familiar me invadió, haciendo que mi cuerpo lo rechace de
inmediato. Me tambaleé hacia un lado y vomité la comida digerida que tenía
en el estómago. Cuando todo se acabó, vomité una bilis oscura.
Sacudí la cabeza.
—¿Equilibrado?
258
Cada elemento del maná atmosférico siguió su propio patrón. El maná con
atributos de tierra permanecía cerca del suelo, moviéndose débilmente
como la fina arena que baja por una colina. El maná con atributos de agua y
viento se movía de forma similar, fluyendo en corrientes lentas, pero las
partículas de agua eran mucho más escasas. El maná con atributo de fuego
estaba disperso, palpitando y pulsando, casi como si diera vida al planeta.
Para dificultar aún más esta tarea, tuve que limitar el uso del maná a nada
más que fortalecer mi cuerpo. El propio acto de absorber maná de la
atmósfera crearía fluctuaciones que interferirían; no podría distinguir mi
uso de maná del de los alacrianos.
259
Sylvie pudo encontrar por dónde se movieron, pero en este desierto rocoso,
donde el viento borraba constantemente toda señal de actividad, a mí me
quedaba la engorrosa tarea de localizar rastros de fluctuaciones de maná.
—No es así como funciona. Son sobre todo las emociones las que llegan, y
pensamientos muy básicos. Ahora mismo siento una fuerte sensación de
sospecha en ti, pero aparte de eso...
—Encontré algo
Me arrodillé y froté la tierra húmeda entre los dedos para asegurarme. Miré
al cielo una vez más y por fin vi lo que faltaba. Había una ausencia de maná
con atributo de agua en las cercanías de la tierra húmeda.
260
Al inspeccionar la zona, encontré más zonas en las que la atmósfera carecía
de maná con atributo de agua. Siguiendo este tenue rastro, nos dirigimos
hacia el sureste, alejándonos de la costa, hasta llegar al borde de un estrecho
barranco.
—Vamos. Bajemos.
—‘Sí. Sólo estoy seguro en un ochenta por ciento, pero sospecho que el
ejército alacriano contra el que luchamos entró a Dicathen con la ayuda de
los enanos.’
261
HACIA ADENTRO
159
Me llevó otra hora más o menos localizar una de las entradas ocultas al
reino subterráneo de los enanos, e incluso eso sólo fue posible con la ayuda
del Realmheart. Pasé cuidadosamente los dedos por el débil pliegue,
camuflado para que pareciera una grieta normal en el escarpado acantilado.
Sin las runas doradas grabadas en mi piel y ahora que mi visión había
vuelto a la normalidad, me di cuenta de lo pálido que había quedado mi
cuerpo. No era el tipo de palidez que las chicas deseaban, sino el tipo de
palidez enfermiza que te hacía preocupar por tu bienestar.
262
Ignorando el regaño de mi vínculo, empujé la entrada oculta una vez más. A
pesar del maná que añadí para fortalecer mi cuerpo, la puerta de tierra
seguía negándose a moverse.
—‘No. Dudo mucho que haya una firma de maná específica que sólo
puedan tener los enanos, aparte de los desviados, y si la entrada se basara
en la manipulación del maná desviado, más del ochenta por ciento de su
población no podría entrar por sus propias puertas. No, tiene que haber
algo diferente... ¡Creo que lo tengo!’
—‘Puede que no tenga que ser un enano, pero seguro que esto lo
construyó un enano, así que debería actuar como si lo fuera.’
Pasé las manos por la pared rocosa una vez más, apartando el arbusto que
cubría gran parte de la mitad inferior de la puerta oculta.
263
Después de varios minutos buscando la manija—o el botón, o la palanca, o
lo que sea—para abrir el mecanismo de la cerradura, finalmente lo encontré.
A un metro y medio del suelo, cerca del borde de la puerta, mi mano
izquierda se hundió en la puerta. Al principio, me pareció haber tocado
accidentalmente algún tipo de savia o sustancia similar al pegamento, pero
cuando aumenté la salida de maná hacia mi mano, la viscosidad de la pared
cambió.
264
—‘Te juro que si vuelves a decir algo sobre la moderación...’
Con una débil inclinación de cabeza, traté de apoyar las piernas y volver a
ponerme en pie, pero acabé de espaldas. Con el poco maná que gaste en
mantener el Realmheart, rescaté el maná que use para unir a mis piernas
para ahorrarlo en el desbloqueo de la entrada.
Respirar era como tragar agujas, pero agradecí poder activar de nuevo el
Realmheart. Sin perder tiempo, me concentré en la zona donde estaba el ojo
de la cerradura con mi mano apenas lo alcanzándolo con la ayuda de Sylvie.
Utilizando la última pizca de maná que tenía ahorrado, introduje el maná de
atributo tierra en mi mano. Inmediatamente, pude ver las fluctuaciones de
las partículas de maná que se acumulaban alrededor del ojo de la cerradura
oculto. Cuando introduje la cantidad correcta de maná en mi mano, las
partículas se iluminaron y se dispersaron. Pude introducir más la mano en
el agujero sin temor a tener que volver a empezar.
265
—‘¿Cosas como abrir una puerta? No, eso estaría por debajo de
nosotros’—gruñó.
266
Afortunadamente, había velas que arrojaban una luz tenue en el interior de
pequeños huecos excavados a ambos lados de las paredes. Sin necesidad de
utilizar el maná para nada más que para fortalecer las piernas, pude
aprovechar este breve tiempo de inactividad para utilizar la Rotación de
Maná para reponer mi núcleo vacío.
267
—‘Bien, pero nuestro acuerdo sigue en pie. En el momento en que
tengamos problemas, romperé este túnel y nos iremos de aquí.’
—‘Por supuesto’—acepté.
268
alineadas en las paredes, que revelaban lo grande que era la caverna y quién
estaba dentro.
Antes de que pudiera ver de cerca lo que ocurría, el sonido de pasos me hizo
volver. La enorme caverna era como una colmena, con docenas de túneles
que salpicaban uniformemente la pared. Escaleras talladas de piedra se
alineaban en las paredes, cada una de las cuales conducía a un túnel
diferente, y acercándose al túnel por el que Sylvie y yo habíamos llegado
había un pelotón de soldados alacrianos.
269
Apoyándome en la esquina de la entrada y la pared lo más posible, reuní
más del maná que había reunido en nuestro camino hacia aquí e hice que
una cortina de roca para simular una pared que nos rodeara.
Dentro del ataúd de tierra, me rodeaba una oscuridad total. Podía oír los
pasos sincronizados de los soldados cuando pasaban junto a nosotros, sus
pisadas deliberadas resonaban contra las paredes del túnel. Estaban tan
cerca que podía oír la conversación en voz baja de los soldados.
—¿Por qué? ¿Ya echas de menos a tu familia?—se burló una voz ronca.
270
—Cierren la boca y marchen o pondré a todo su equipo a hacer guardia
nocturna.
—‘¿Algo así como los artefactos que nos concedieron los asuras?’—
pregunté.
—‘Ya veo’—reflexioné.
Daba miedo pensar que tal vez los genios de mi antiguo mundo fueron en
realidad deidades enviadas desde arriba para ayudarnos a sobrevivir y
progresar.
271
A medida que los minutos pasaban lentamente, la incomodidad de nuestra
situación se convertía en agonía. Sólo respirábamos de forma superficial e
inaudible, e incluso entonces podía sentir cómo disminuía el oxígeno en
nuestro ataúd de piedra conjurado, ya que no había grietas que
proporcionaran aire respirable.
La grieta de tierra volvió a temblar cuando algo golpeó la pared que yo había
conjurado.
Hubo una breve pausa y temí que investigaran más, pero, para mi alivio, su
camarada se limitó a burlarse.
272
—Misericordioso Vritra. Sé que estás emocionado, pero no retengas a los
demás sólo porque veas algo raro. Estamos en otro continente.
—Sí, vamos—acepté.
273
Incluso con la sospecha de que los enanos estaban traicionando a Dicathen,
confiaba en que podríamos ganar esta guerra. Pero cuando esa figura oscura
con cuernos salió de la puerta, me sacudió hasta el núcleo de maná. Estando
aquí, apenas en pie, me sentí como un mosquito mirando un huracán que se
aproxima.
Sentí la desesperación.
274
PROCESO DE CURACIÓN
160
Esta aura opresiva provenía de una chica que no parecía mayor que Tessia.
Tenía rasgos elegantes, ojos oscuros y un cuerpo delgado bajo una túnica de
pieles de color negro noche, incluso entre una multitud de enanos, parecía
pequeña. Sin embargo, lo que más la distinguía eran sus cuernos.
Los cuernos que había visto en todas las demás Vritra hasta el momento
tenían un aspecto amenazador, como si fueran parte de una bestia, pero los
dos picos que sobresalían por encima de las sienes de la criatura y que se
desviaban hacia la corona del cráneo transmitían una sensación de prestigio
y realismo, como una diadema colocada suavemente sobre su cabeza. A
diferencia de los turbios cuernos negros que había visto hasta ahora, los
cuernos de obsidiana de esta Vritra casi brillaban como piedras preciosas,
contrastando fuertemente con su melena color perla, que fluía hacia atrás
pasando por un conjunto de hombros estrechos.
275
que la Vritra fuera capaz de percibirme incluso con el Mirage Walk activado.
Había algo hermoso en ella. Terrible, pero hermosa.
—¿Lady Seris?
Su suave voz se extendió como una brisa fría, enviando escalofríos por mi
espalda a pesar de la distancia que nos separaba.
276
Hubo un momento de silencio mientras todos los presentes cambiaban
ansiosamente las miradas entre Lady Seris y el corpulento soldado. Ella lo
observó con una mirada fría y sin emoción antes de hablar finalmente.
Por su discurso, era obvio que ella misma era una Guadaña, pero una parte
de mí no quería creer que un ser así, comparable incluso a un asura, fuera
un oponente al que finalmente tendría que enfrentarme. Por no mencionar
que parecía que el número de Guadañas del que teníamos que preocuparnos
había aumentado.
Tenía que llevar esta información al castillo rápidamente, ahora que otra
guadaña más se había sumado a esta guerra. Eché un último vistazo a la
guadaña llamada Seris, justo en el momento en que ella también miró por
encima de su hombro. Por una fracción de segundo, su mirada pasó por el
túnel donde nos escondimos y nuestros ojos se encontraron. En ese instante,
sus fríos ojos se clavaron en mí con el enfoque de un depredador.
277
hasta el punto de que temí que toda la caverna lo oyera retumbar en mi
pecho. Sin embargo, se dio la vuelta y continuó subiendo las escaleras,
mostrando la misma grosera que antes, imperturbable e indiferente.
—‘¿Qué ocurre?’
Al salir del túnel, nos recibió el viento del desierto. Sylvie y yo acordamos no
volar hasta llegar al bosque en la frontera de Sapin y Darv.
278
Apreté la mandíbula para que no me castañetearan los dientes. Apoyando la
espalda en un peñasco para resguardarme temporalmente del viento, me
envolví con la capa.
—‘Aguanta un poco más. Ya casi llegamos. ¿Debería usar el éter una vez
más?’—preguntó mi vínculo mientras me miraba mi lamentable estado.
—‘Está bien.’
279
Mi vínculo me empujó hacia el tronco.
—‘Tenemos que poner más distancia entre nosotros y los soldados que
nos esperan. Sólo una hora de siesta. A este ritmo, te congelarás sin maná
que te proteja mientras vuelas.’
Ahora que sabíamos que los enanos estaban ayudando a las fuerzas
alacrianas, esta guerra se había complicado exponencialmente. Ahora no
280
era tan simple como nosotros contra ellos. Seguía existiendo la posibilidad
de que sólo una facción de los enanos estuviera ayudando a nuestro
enemigo, pero si Rahdeas tenía algo que ver con esto, entonces eso
significaba que potencialmente teníamos dos Lanzas menos.
Suponiendo lo peor, lo único positivo de todo esto era que Rahdeas seguía
actuando como si estuviera de nuestro lado. Esto significaba que, o bien
tenía más que ganar siendo un agente doble, o que no tenía la suficiente
confianza como para desafiar abiertamente al resto del Consejo.
Mirando hacia arriba, pude ver el castillo flotando entre las capas de nubes.
Alrededor de la gran estructura había soldados montados en bestias de
maná voladoras. El sol brillaba directamente en lo alto, proyectando
sombras sobre el mar de nubes que había debajo del castillo y los guardias
voladores. Era una vista impresionante—para cualquiera que no lo hubiera
visitado nunca, seguramente se habría quedado con la boca abierta—, pero
para mí, lo único en lo que podía pensar era en entrar e hibernar en la
primera superficie cómoda que encontrara.
281
que los soldados se dieran cuenta de quiénes éramos, formaron dos líneas,
creando un camino aéreo para que Sylvie y yo siguiéramos hasta la entrada.
—¡General Leywin!
Era obvio que el capitán Auddyr ya había llegado, ya que se podía ver un
equipo de médicos y emisores esperándome en la cámara de aterrizaje, con
instrucciones de permanecer allí hasta mi regreso. Algunos de ellos estaban
jugando casualmente a las cartas, pero en cuanto se abrieron las grandes
puertas dobles, todos dejaron lo que estaban haciendo y se prepararon
inmediatamente para atenderme.
282
Sorprendida por sus repentinas órdenes, cumplí los deseos de Sylvie y me
dejé llevar en la camilla, mientras los médicos y los emisores empezaban a
examinarme. Mi vínculo se transformó en su forma de zorro y trotó a mi
lado mientras me trasladaban de la cámara de aterrizaje a un centro médico
adecuado.
283
afinar su visión, de modo que podía percibir las capas individuales del
cuerpo de cualquier ser vivo. Ya fuera el sistema esquelético, muscular o
incluso nervioso, era capaz de verlos todos.
284
Si Virion se había marchado con Auddyr y Vanesy, y se había llevado una
Lanza con él, lo más probable era que volvieran al bosque cercano a la
frontera sur de Sapin, donde yo había derrotado al retenedor.
—‘¿Y dejarlos aquí solos? ¿Después de descubrir que los enanos están
aliados con los Vritra? ¿Se te fundió el cerebro?’
—‘Después de todo, Virion tiene una Lanza con él. No trates de manejar
todo solo. Estarán bien sin ti—me consoló—‘Estaré aquí, asegurándome de
que estos médicos no hagan nada sospechoso. Sólo descansa y concéntrate
en la curación.’
285
—Una vez más, lo siento—Agachó la cabeza—Sólo el comandante Virion
conoce el paradero de Lord Aldir. Yo sólo lo he visto una vez, muy
brevemente.
El médico jefe se volvió hacia Mendul, que se adelantó y miró sus notas
antes de hablar.
—General Arthur, sus heridas son únicas por lo complejas que son. Para
ser franco, sólo gracias a su cuerpo asimilado y al nivel de su núcleo de
maná es capaz de permanecer consciente. Aun así, no puedo dejar de decir
que me sorprende verte tan animado.
286
—Las heridas de tus piernas y de la parte inferior del cuerpo se han
curado, pero no perfectamente. Para que puedas caminar sin el uso de maná,
vamos a tener que, con mucha precisión, romper tus huesos y desgarrar tus
tejidos en incrementos muy pequeños, y luego guiarlos para que sanen
adecuadamente.
Abriendo los ojos cansados, crucé la mirada con el médico jefe, que había
estado esperando en silencio nuevas instrucciones. Ya sea porque estaba tan
desesperado por recuperar mi salud o porque fue sometido a innumerables
cirugías tras las batallas durante mi época de rey en mi mundo anterior, mi
mente estaba en paz.
Le dirigí a Sylvie una última mirada significativa antes de cerrar los ojos. En
estas circunstancias—cualquiera de los presentes podría hacerme daño—,
estaba agradecido de tenerla a mi lado.
—Adelante.
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Una joven elfa se acercó a mí y me dedicó una suave sonrisa. Extendió su
mano, presionando mi frente con un dedo.
—Disculpe la intromisión.
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¿POR QUÉ ESTÁS LLORANDO?
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—Todavía no han pasado dos horas desde que nos midieron. Será nuestra
última parada—respondió Nico.
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Desde los vagabundos que acechan detrás de los cubos de basura en los
callejones hasta los soldados con el ceño fruncido que amenazan con
arrestar a cualquier transeúnte que se tropiece accidentalmente con ellos,
las vistas habituales y todo lo relacionado con este lugar que tanto odiaba
parecían de alguna manera encantadoras.
Sus cejas se fruncieron pensando, pero finalmente asintió, con una sonrisa
que se había vuelto más frecuente últimamente.
290
—¿Verdad, Grey?—Nico me dio un codazo en el brazo.
—Culpa mía.
Caminando al otro lado de Nico, Cecilia soltó una risita en el momento que
escuché otro débil ruido.
Tengo miedo.
No sabía de qué tenía miedo, pero mis instintos me decían que corriera…
que saliera de aquí…
Por el rabillo del ojo vi que algo se movía—fue rápido, apenas un destello
contra la luz parpadeante de la calle—y, una vez más, el mundo pareció
ralentizarse a mi alrededor.
291
Me abalancé hacia un lado, tirando a Nico y Cecilia a la sucia calle.
No es una bala.
Sacando la aguja del libro de texto, seguí a Nico y a Cecilia hasta el estrecho
callejón.
—¡Tras ellos! No me importa lo que hagas con los chicos, sólo mantengan
viva a la chica.
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—¡Sigan corriendo!
No tardé en alcanzar a mis amigos, lo que significaba que los ladrones que
venían detrás no tardarían en alcanzarnos.
Nico estaba bien, pero había rastros de sangre que corrían por sus piernas y
brazos debido a los rasguños y arañazos que se había hecho mientras corría.
Derribé cubos de basura metálicos y cajas desechadas, lanzando cualquier
cosa dura que pudiera tener en mis manos a los perseguidores en un intento
desesperado de frenarlos.
293
A la señal de Nico, giramos a la izquierda en un estrecho callejón. Las
pisadas de nuestros perseguidores se hacían más fuertes a medida que se
acercaban a nosotros.
—¿Cecilia?—exclamó Nico.
294
Giramos bruscamente hacia un amplio callejón detrás de un viejo
restaurante. Esperaba que siguiéramos corriendo, pero Nico me tiró de la
manga.
—La chica tropezó y parece que los chicos la abandonaron. ¿Permiso para
proceder? —dijo el otro hombre.
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Crují los dientes mientras Cecilia gritaba de dolor, pero, por una vez, Nico
parecía aún más enfadado que yo. Sus ojos eran fieros de una manera que
me hizo temer incluso a mí.
—La tenemos.
Un grito agudo salió de su garganta. Como las otras veces que se había
descontrolado, una ráfaga de ki salió de ella. Sin embargo, parte de su ki
desenfrenado bajo por su brazo hasta la mano. Una corriente eléctrica brotó
del guante negro, iluminando el sucio callejón.
Nico me apretó el brazo y nos lanzamos a la acción. Nico se lanzó a por las
piernas del perseguidor que no estaba herido mientras yo iba a por su
esternón.
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Pensaba que el destello de luz lo habría desorientado lo suficiente como
para que pudiéramos terminar la pelea rápidamente, pero se había
recuperado a tiempo para reaccionar a nuestro ataque.
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—Lo logramos—susurró Cecilia mientras se apoyaba en mí.
Le temblaban las piernas y no por el frío, sino por el miedo. Ella tenía las
mejillas llenas de lágrimas.
—No tienen a dónde ir—murmuró, con la voz arrastrada por los efectos de
la droga—Me aseguré de ello.
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Cecilia fue capaz de caminar por sí misma después de unas pocas cuadras,
una gran mejora con respecto a sus anteriores arrebatos de ki, que solían
dejarla inconsciente durante horas.
—Siento lo de tu guante.
—No te preocupes.
Nico metió los restos del guante en su chaqueta hecha jirones y me miró con
una sonrisa.
—Al menos pude ver de qué eres capaz, gracias a ti. Grey si no fue nada
útil.
299
—¡Sí!—Acepté rápidamente, caminando delante de ellos.
Las dos estallaron en una carcajada detrás de mí, y las dejé disfrutar de su
momento. Las noches de verano solían ser cálidas, pero me pareció que el
calor era diferente esta noche. El aire estaba seco y había un olor a humo
que cada vez era más fuerte... ¿Por qué?
Detrás de mí, Nico y Cecilia se acercaban, pero sus pasos parecían resonar y
sus voces eran apagadas, como si vinieran de muy lejos.
300
No tienes a dónde ir.
Me detuve en seco, con la mirada fija en el orfanato que ardía hasta los
cimientos. Los coches de la policía, los camiones de los bomberos y las
ambulancias se agrupaban frente a nuestra casa.
Y entonces la vi.
Vi a la directora Wilbeck.
Fui corriendo dejando a Nico y Cecilia atrás. Esquivé a los policías que
aseguraban el perímetro y aparté a los paramédicos.
La sacudí.
Nico, Cecilia y yo fuimos atacados por gente mala, pero pudimos escapar.
La sacudí demasiado fuerte. Su brazo cayó sin fuerza del borde de la camilla.
301
Las manos se aferraban a mí, las palabras caían como hojas de otoño a mí
alrededor, pero se perdían tras las palabras del hombre, que ardían como
una barra de hierro caliente contra mi cráneo.
302
Punto de Vista de Arthur Leywin
—¡Arthur!
Todo estaba borroso, pero podía decir que estaba en mi habitación, dentro
del castillo. Mis respiraciones seguían siendo cortas y erráticas, y mi mano
izquierda agarraba algo suave y cálido.
Volví la cabeza, parpadeando para evitar las lágrimas que aún se formaban
en mis ojos.
A mi lado, sosteniendo mi mano, estaba Tessia. También tenía los ojos rojos
y húmedos por las lágrimas.
—Tonto.
Ella ahogó una risa, sonriendo mientras las lágrimas rodaban por su mejilla.
303
INTERMISSION
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La princesa elfa cambió mucho desde entonces. Había una débil cicatriz
justo a lo largo de la línea del cabello y sobre la oreja derecha, podría haber
pasado desapercibida si no se hubiera atado el pelo. Tenía cicatrices de
batalla en los brazos y un vendaje fresco en el antebrazo izquierdo.
—Oh, por favor. Tengo más heridas por intentar cocinar que por luchar de
verdad.
304
Sacudiéndose la cabeza, Tessia dijo:
Sentí que sus manos apretaban las mías, y el gesto fue tan cálido y
reconfortante que casi me eché a llorar de nuevo. El tiempo pareció
ralentizarse durante un breve instante, y nos quedamos allí, en silencio y
contemplando el momento juntos.
305
—Con la madurez emocional de un nenito—terminó diciendo con una leve
sonrisa.
—Te daré un momento con tu familia. Pero cuando termines, creo que es
mejor que hablemos de lo que ha pasado.
306
Con un guiño a Tessia, y una respetuosa inclinación de cabeza hacia mi
hermana, Virion salió de la habitación.
No había pasado tanto tiempo desde la última vez que vi a Ellie, pero
parecía que nunca me di cuenta de lo mucho que había crecido.
307
Boo me miró con desconfianza mientras roía su hueso, pero me permitió
seguir abrazando a su amo.
Levantarme sobre mis propias piernas sin la ayuda del maná era una
bendición que siempre había dado por sentado. Di pasos lentos y firmes
hacia el espejo mientras Tessia, Ellie y Sylvie me observaban con aprensión.
Boo miraba con desinterés.
308
Desatando la banda que me cruzaba la cintura, me desprendí de la túnica
para quedarme sólo con la ropa interior.
Habían cicatrices de diversa longitud por todo mi cuerpo, como las astillas y
grietas de una estatua antigua desgastada por el tiempo y las fuerzas de la
naturaleza. Se veían más cicatrices rojas en el hombro y en parte de la
espalda. Las cicatrices que me llegaban desde la cintura hasta las rodillas
eran especialmente espantosas, como si alguien me hubiera desgarrado las
piernas pieza a pieza y me hubiera cosido burdamente.
—Aldir.
309
—Arthur Leywin—Asintió antes de inclinar la cabeza hacia Sylvie—Lady
Sylvie.
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—Como la guerra ha comenzado, no podemos arriesgarnos a que se
rompa el tratado.
—Siento darte una patada mientras estás deprimido, pero pensé que aún
podrías querer esto—intervino Virion, sacando la Dawn’s Ballad de su anillo
de dimensión—Pude conseguir tu espada del cadáver del retenedor.
Ahora sería un buen momento para una nueva arma, pensé en mi mano.
—‘Así es.’
311
Levantando una ceja escéptica, respondió:
—Bien.
—¿Oh?—Levanté una ceja. Supuse que había un hechizo que había estado
practicando—¡No puedo esperar!
Mi hermana cerró la puerta tras ella y Boo, y los únicos que quedaron
dentro de mi habitación fueron el comandante Virion, Aldir, Sylvie y Tessia.
—Déjenme que los ponga al día de lo que pasó desde la batalla con el
retenedor—empecé.
—No. Quiero que esto sea sólo para tus oídos. Lo que decidas hacer con
esta información es cosa tuya.
—¿Debo irme?
312
—¿Y qué sería?—Contestó Aldir, notando que mi mirada se dirigía a él.
—Si los enanos están aliados con el ejército alacriano, será más difícil
evitar que las batallas lleguen a las ciudades civiles. ¿Pudiste discernir si era
sólo una facción separada de enanos o si estaba más extendida que eso?
—No puedo decirlo con certeza hasta que obtenga algunas respuestas de
Rahdeas—dije entre dientes apretados, lamentando que las circunstancias
implicaran al antiguo guardián de Elijah.
313
detrás, entonces no es algo que solo puedan enfrentar una o dos Lanzas, ni
siquiera con un ejército que los respalde.
—Por eso necesito saber cuál es la lealtad de las Lanzas de los enanos—
respondí—Se acerca una batalla a gran escala y no quiero ningún obstáculo
imprevisto.
314
DE LANZA A HERMANO
163
315
—No tanto como debería—admití—. Me preocupo por ellos, y sé que están
a salvo allá fuera, pero pasaron tantas cosas…
Hubo un momento de silencio donde mi hermana simplemente siguió
acariciando al oso.
—Creo que ya lo sabes, pero hay muchos adultos y niños que se me
acercan diciendo lo afortunada que soy por tener un hermano como tú. Los
que no están celosos de mí, están celosos de ti; de que seas una Lanza, de
que tengas tanto talento en la magia y la lucha, y de que tengas el
reconocimiento de todos los líderes de nuestro continente. Algunos incluso
se atreven a decir que te convertirás en uno de los próximos líderes cuando
seas mayor—resopló—. Pero es curioso. Nunca te lo dije, pero hubo un
tiempo en mi vida en el que te odié. Sentía que por tu culpa mi vida se había
convertido en esto ahora. Te culpé de que mamá y papá sintieran que
también debían ayudar en la guerra, y te culpé de que no pudiera tener una
vida normal en el colegio con un montón de amigos.
Mi hermana miraba hacia otro lado mientras su cuerpo giraba hacia Boo,
pero pude ver que la mano que recorría el pelaje temblaba y sus hombros se
estremecían.
—Ellie…
316
escucharlo en aquellos tiempos, pensaba que eras tan genial y fuerte, pero
ahora lo comprendo mejor. Las cosas a las que tuviste que renunciar para
llegar a donde estás hoy.
............
317
Intentando no insistir demasiado en el comportamiento incoherente de mi
hermana, observé cómo agarraba un arco corto de aspecto peculiar apoyado
en un pilar, luego agarró una flecha perdida cuya punta estaba enterrada en
la hierba cercana.
Levantó el arco flexible para que la flecha clavada quedara a la altura de los
ojos, contuvo la respiración temblorosa, y se tomó un momento para
apuntar antes de soltar la cuerda.
La aplaudí, realmente impresionado, pero ella levantó una mano y negó con
la cabeza.
Levantando su arco una vez más, murmuró un breve cántico. La punta del
dedo que la guiaba, con la mano que sostenía el arco, empezó a emitir un
suave brillo. Cuando mi hermana tiró lentamente de la cuerda, el maná
tomó forma de una fina flecha brillante.
318
—Juro que fui capaz de completar el hechizo hace un par de días…
Miré por encima de mi hombro para ver a un dúo bastante extraño que salía
a la terraza: Emily Watsken y Helen Shard.
Si bien era lógico que Emily entrara y saliera del castillo, ya que era
aprendiz de Gideon, verla con Helen, líder de los Cuernos Gemelos y actual
jefa de un gran pelotón de soldados, me descolocó. Sin embargo, teniendo
en cuenta el peculiar arco que tenía Ellie en la mano y su repentina
habilidad con él, rápidamente sumé dos y dos.
319
—Más o menos lo mismo que cualquier otro soldado—dije, encogiéndome
de hombros.
Mi hermana trató de sonar alegre, pero el leve tono seco de su voz, sobre
todo después de nuestra conversación anterior, me hizo doler el pecho.
—Me pasé un día para ver cómo estaba después de terminar una visita a
las mazmorras y me pidió ayuda—intervino Helen, tratando de levantar el
ánimo—. No soy conjuradora por lo que no pude ayudarla en mucho, así que
le pedí a Gideon que le hiciera algunas pruebas en ella. Le encomendó a
Emily lo que llamó "un regalo" y fue entonces cuando descubrimos el
pequeño don de tu hermana.
320
—Creo que será más fácil para ti mostrar a tu impaciente hermano, Ellie—
animó Helen.
—Es una técnica inteligente, sin duda—dije, contento de que Ellie hubiera
encontrado una forma de entrenarse y ocupar su mente mientras mamá,
papá y yo no estábamos con ella.
—¡Los dos han sido de gran ayuda! Helen fue muy estricta pero servicial
al enseñarme, y Emily me hizo este arco para entrenar.
321
—Así de fácil soy yo contigo—respondió Helen, mirando a Ellie con una
expresión cálida. Luego se volvió hacia mí—. He estado entrando y saliendo
del castillo, así que ella estuvo aprendiendo por su cuenta, su crecimiento en
realidad es bastante aterrador. Es como si estos dones fueran de la familia
Leywin.
—El arco aún está en fase de pruebas, y requiere una cierta delicadeza,
pero como dijo Helen, tu hermana aprende espantosamente rápido.
Mi corazón se estremeció una vez más por la culpa y comprendí por qué
pensaba que era mi culpa que nuestros padres participaran en la guerra. Esa
322
era la razón por la que se habían ido. No querían quedarse a salvo,
esperando y rezando para no tener noticias de mi muerte.
—¡Ah, claro! Los jefes y los superiores fueron llamados al castillo para una
gran celebración esta noche—respondió ella—. El motivo del evento se
suponía que era un secreto, pero ya se ha filtrado: ¡aparentemente un
Retenedor fue derrotado!
323
Mirando de Helen a Emily, luego a Ellie y viceversa, al principio pensé que
se estaban burlando de mí. Pero después de unos minutos de escuchar, me
di cuenta de que en serio estaban cotilleando.
—Sí. ¿No es por eso por lo que estás de vuelta en el castillo también?—
preguntó Helen con una ceja levantada.
324
La conversación pasó a otros temas, pero durante el resto de nuestra
pequeña reunión de aquella tarde, Helen me miró con ojos dudosos.
—Sólo deseo que no tenga que ser así. La madurez derivada de soportar
circunstancias duras es algo doloroso de ver como hermano mayor. Pero al
menos pude ponerme al día con ella y saber un poco más de lo que está
pasando en su vida. ¿Sabías que está aprendiendo tiro con arco con Helen?
Ella y Emily incluso han ideado una nueva práctica para Ellie, ¡una
combinación de prestidigitación y tiro con arco!
Sylvie dejó escapar pequeñas bocanadas de aire por las fosas nasales, y
tardé un momento en darme cuenta de que se estaba riendo.
—Eso no es cierto—rebatí.
325
‘Perezosa, pesada, con sueño y débil’, envió Sylvie, acurrucándose de nuevo
en un ovillo. ‘Es como volver a ser una niña’.
—Ve a dormir.
326
Mis pensamientos se trasladaron entonces a mi reciente viaje a Darv.
Necesitaba estar seguro de si Rahdeas era el líder de esta traición, y si lo era,
decidir qué debía hacerse. Aunque el padre adoptivo de Elijah no controlara
las dos Lanzas enanas, seguía contando con un gran apoyo de los
ciudadanos enanos. El descontento general de los enanos con los humanos,
especialmente con la familia Glayder, era profundo, por lo que si teníamos
que matarlo, significaría un levantamiento masivo.
327
—Ahora, probablemente estés sorprendido por…
328
VIEJOS ROSTROS
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—Estás preciosa.
329
Aunque sabía que era mucho más joven que mi padre, mi madre debía de
haber pasado ya la flor de la vida. Sin embargo, su pelo plateado y brillante
seguía siendo exuberante donde brillaban sus ojos azules radiantes que
combinaba con su piel juvenilmente flexible. Ella y mi padre ya terminaron
de prepararse para el evento, y en contraste con mi vestido oscuro, mi
madre llevaba un hermoso vestido rosa empolvado que fluía suavemente
resaltando su esbelta cintura y la amplitud de sus caderas, pero
manteniendo una elegancia reservada.
—Laylack, el diseñador, cree que la ropa en sí no debe ser bella. Más bien
cree que la ropa debe resaltar y acentuar la belleza de quien la lleva—añadió
330
una doncella más joven—Y creo que este vestido lo hace muy bien. Si no lo
supiera, pensaría que su cabello y sus ojos brillan en contraste con el vestido.
—Su Majestad.
Me quedé en el pasillo con un par de guardias del castillo y mis tres amigos
y miembros del equipo, que esperaban en silencio mientras mi madre y sus
sirvientas se marchaban. Luego se volvieron hacia mí con sonrisas
descaradas.
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—Te ves bien, princesa.
Darvus, vestido con un elegante traje negro, me dio un codazo mientras nos
dirigíamos sin prisas a las escaleras. Su melena, normalmente rebelde,
estaba untada con aceite y el corte estructurado del traje le daba un buen
toque a su corpulento cuerpo.
Era obvio que mi pequeña amiga se había esforzado mucho para la ocasión,
y había dado sus frutos. Como complemento a su aspecto juvenil y a su pelo
rizado y ondulado, el vestido verde le llegaba a la mitad del muslo, un largo
que sería mal visto por los mayores si no fuera por las mallas que llevaba
debajo.
—Al menos te ves bien con tu vestido—se quejó Stannard desde detrás de
nosotros—Yo parezco un pájaro de adorno.
Los demás nos reímos mientras Standard agitaba su túnica azul brillante
como si fueran alas. En lugar de un traje ajustado como el de Darvus,
Stannard optó por llevar una túnica de conjurador más lujosa que parecía
más decorativa que funcional.
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—De todos modos—dije, volviéndome hacia Caria, que caminaba a mi
lado—Tú también estás hermosa. ¿No estarás tratando de enganchar a uno
de los chicos nobles del evento?
—¡Por favor! La mayoría de los nobles más jóvenes que asisten son
probablemente los herederos de su familia, lo que significa una cosa: ¡son
súper pretenciosos! En serio, se esconden a salvo aquí en el castillo para
proteger su linaje mientras beben vino.
—Mi hermano mayor resulta ser uno de esos herederos de los que
hablas—dijo Darvus—Y tienes toda la razón sobre él.
—Entonces tal vez ayude a Stannard a encontrar una buena dama con la
que establecerse cuando termine la guerra—dije.
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—¡Fuera de todo esto! Sólo voy para poder escuchar el gran anuncio y
comer algo bueno—dijo Caria.
334
—Ya estoy cansado—murmuró mientras era empujado y arrastrado por la
multitud.
—Si crees que está mal aquí, imagínate lo lleno que está en los pisos
inferiores, más cerca de la puerta de teletransporte—le consoló Darvus.
—Sí, he oído que hay mucha gente que viene de fuera, ya que es la
primera vez desde que empezó la guerra que el castillo está abierto a alguien
que no sea residente.
335
—¡Cállate!—replicó mi fornido amigo, y luego, mirando a Caria dijo: —Y
no es tan guapo. Con ese pelo largo, seguro que mucha gente lo confunde
con una chica.
Después de media hora subiendo las escaleras, por fin llegamos al último
piso del castillo. La vista fue recibida con un jadeo colectivo de asombro. Al
igual que la terraza de la planta residencial, la parte superior del castillo
estaba envuelta en una barrera transparente en forma de cúpula, de modo
que todo el recinto parecía tener lugar al aire libre.
336
Al subir al último piso, me sentí como si me hubiera transportado a un
hipnótico país de las hadas.
Mientras Caria era apartada de mala gana por su amigo, vi a Emily. Con un
vestido amarillo brillante que parecía tener algunas manchas, se estaba
sirviendo una bebida cerca del escenario vacío. La aprendiz de artífice
parecía no inmutarse por las miradas de desdén y asco de los nobles
cercanos mientras se terminaba la bebida de un solo trago.
337
—¿Quién crees que fue la responsable de colocar todos estos artefactos de
iluminación?—Ella puso los ojos en blanco.
—¡Oh, no! ¡Ni siquiera me había dado cuenta! Debe haber sido cuando
estaba agregando más líquido conductor de maná.
338
existencia—Princesa Tessia, Stannard. Me alegra ver que siguen vivos. Eso
siempre es bueno.
339
El excéntrico y viejo artífice se alejó tras un mayordomo que sostenía un
plato de comida para chuparse los dedos, y Emily persiguió a su amo para
tratar de obtener más información.
340
Haciendo a un lado a la gente allí reunida, me dirigí hacia el hombre
conocido. Entonces mis ojos se posaron en aquella chica. Tenía más o
menos mi edad, y él y varios guardias la protegían de la multitud.
—¡Claire!—dije.
—Pero...
341
—Te ves muy bien—dije finalmente.
No mentía…
Claire fue una alumna del último curso y yo junto con otros estudiantes de
Xyrus, la admirábamos, siempre brillante y sin miedo a enfrentarse a los
retos. Al verla esta noche, con un vestido de color marfil y un fino chal sobre
los hombros, parecía que un aire apacible y calmado sustituyó su aura
normalmente viva y animada.
Pero no era sólo eso. No podía decirlo con precisión, pero había algo que se
sentía diferente en ella.
Me tragué todas las preguntas que yo, como muchos de los nobles que se
habían reunido en torno a ella, quería hacer, eligiendo en su lugar dejar que
el silencio se prolongara.
342
—Oh no, todavía tengo mucho que aprender—respondí—Todavía tengo
que controlar mi voluntad de bestia y mis conjuros de largo alcance son un
desastre desde que me he centrado en mejorar con la espada.
—Ya veo—asintió.
Sacudió la cabeza.
—No—respondió rotundamente.
—Oh.
343
—No es eso—Dirigió su mirada a las estrellas que nos rodeaban.
Tomándome por sorpresa, empezó a quitarse los tirantes del vestido. Se dio
la vuelta para darme la espalda y se bajó el vestido para mostrar la gran
cicatriz que tenía en la parte baja de la espalda.
—Pero lo único que los emisores y los médicos no pudieron arreglar fue
mi núcleo de maná.
—Entonces...
Ella asintió, con una expresión en su rostro que me decía que lo había
aceptado hace tiempo.
344
CENTRO DE ATENCIÒN
165
345
No pude responder. Ella era la que estuvo a punto de morir y ahora no
podía usar magia, y sin embargo intentaba levantar el ánimo mientras yo
estaba aquí, descorazonada.
Las dos nos giramos para ver al hijo mayor de la familia Glayder en lo alto
de la escalera, con su hermana a su lado. Los ojos del príncipe Curtis
estaban clavados en Claire, con las cejas fruncidas en señal de preocupación
y frustración. La princesa Kathyln estaba envuelta en un reluciente vestido
blanco y aunque ella era conocida por su inexpresividad, sus ojos estaban
enrojecidos y llenos de lágrimas con sus delicadas y pálidas manos
apretadas a los lados.
Antes de que Claire pudiera decir una palabra, los dos se abalanzaron y
abrazaron a su antigua líder.
El príncipe Curtis la soltó, con una expresión que seguía siendo una mezcla
de preocupación y enfado.
Tomé asiento y escuché mientras los tres se ponían al día. Claire les dijo a
Curtis y a Kathyln lo mismo que me había dicho a mí. Observé cómo se
346
ensombrecían sus rostros e imaginé que yo debía haberme visto igual a
como ellos estaban ahora.
347
—Mírame. Antes apenas estaba presentable y ahora soy un desastre de
lágrimas y mocos.
—Me alegro de volver a verte—dijo Kathyln, con una sonrisa tan débil que
casi la confundí con un tic.
Los tres acabamos por acomodarnos en torno a una mesa del patio cercano.
Yo no era especialmente amiga de ninguno de ellos, pero los cuatro
teníamos un vínculo con un amigo común, Arthur. Entre risas, nos la
pasamos compartiendo historias que lo involucraban
348
—Dímelo a mí. Lo conozco desde hace más de una década y todavía no
puedo saber lo que está pensando siempre—dije, con mi mente volviendo a
nuestra discusión en el calabozo.
—Lo recuerdo mucho más frío. Siempre mantenía la distancia con todo el
mundo. Incluso cuando nos reíamos y bromeábamos juntos, siempre
parecía haber cierta contención por su parte. Para ese entonces no tenía ni
idea, pero mirando ahora hacia atrás, me voy cuenta de que Arthur avanzó
mucho como persona.
—Sin embargo, hubo momentos en los que sentí verdaderos celos de él—
admitió Curtis, pareciendo ligeramente avergonzado.
349
—¿Qué? ¿Rival en el amor?—exclamó Curtis, volviéndose también hacia
su hermana—¿Quién? ¿Arthur?
—¡No! Quiero decir que no importa. Creo que Arthur es mucho más
adecuado para la princesa Tessia.
Sonreí, pero también miré bien a la princesa sentada frente a mí. Ojos
grandes y oscuros con pestañas largas y espesas, en una cara tan pequeña
que se podía cubrir con una mano. Tez blanca y con un cuerpo tan pequeño
y delicado que incluso yo quería protegerla. Además de ser una conjuradora
desviada extremadamente dotada, no tenía ningún defecto.
—¿Tessia?
—No pasa nada. Sólo tenía curiosidad por saber dónde estaba Arthur. No
lo he visto por ningún lado.
350
—Lo vi esta mañana—respondí—Todavía se estaba recuperando, así que
no pensaba que llegaría al evento, pero resulta que estará aquí.
—Tengo curiosidad por saber cómo estaría él. Si se parece en algo a cómo
estaba durante el incidente de Xyrus, sé que valdría la pena—dijo Curtis.
Pensé en aquel día en que los soldados y yo encontramos a Arthur sobre esa
montaña de cadáveres. Esos recuerdos todavía me producen escalofríos. Era
una parte de Arthur que no me gustaría volver a ver.
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—¿Qué pasa?—le dije.
—S-Sí. Es sólo que, como ya no puedo usar maná, el aura del general
Varay me paralizó por un segundo. Ya estoy bien—se apresuró a añadir, al
ver las expresiones de preocupación en nuestros rostros.
352
valorarlas con un rasero totalmente diferente—susurró otra voz, esta vez
más cercana—Y yo que pensaba que las chicas de Kalberk eran bonitas—
¿Te gustan esas señoras tan correctas?—respondió su amigo—He oído que
las chicas de Blackbend son más 'dispuestas', si sabes lo que quiero decir.
Pero esto no era nada nuevo, ni valía la pena hacer una escena por ello.
Además, mi mirada fue suficiente para que se callara por ahora.
Tampoco hacía falta mencionar que caminando junto al general Varay con
Curtis, Kathyln y la misteriosa chica Bladeheart que hasta ahora no había
sido vista desde el incidente de Xyrus, muchas miradas se dirigieron a
nosotros de izquierda a derecha. Mirando a mí alrededor, pude ver a los
hombres de las casas nobles dando codazos a sus acompañantes, tratando
de ser discretos, de la misma manera que las chicas trataban de ser discretas
mientras miraban a Curtis.
Él y Darvus llevaban estilos de ropa muy similares, pero los dos no podían
parecer más diferentes. Mientras que Darvus con el pelo peinado hacia atrás
y su atuendo adornado con demasiado oro parecía más un matón
demasiado vestido que un noble, a nadie le cabía duda de que Curtis fuera
de la realeza.
353
Al atravesar la sala llena de nobles que nos miraban fijamente, agradecí
tener al general Varay a nuestro lado. Incluso los nobles más audaces no se
atrevían a dar un paso en nuestra dirección con un Lanza a nuestro lado.
Sonreí y le susurré:
Al llegar cerca de la parte delantera del escenario, alcancé a ver a mis padres,
junto con el resto del Consejo sentados contra la pared. De repente, toda la
sala se oscureció.
La mayoría parecía asumir que esto formaba parte del evento. El ruido en el
interior de la sala se fue apagando poco a poco hasta que sólo se oyó el
suave crujido de la ropa.
354
Los pasos resonaron en el escenario de madera, creando aún más suspenso
entre los invitados.
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—Así que, ya que los he hecho esperar lo suficiente, permítanme
presentarles a nuestro primer paso hacia la victoria en esta guerra. Nos
hemos reunido hoy para elogiar al responsable de erradicar un poder
central del bando enemigo: ¡un retenedor!
Me dolió verla tan indefensa, sobre todo porque era alguien a quien una
vez había admirado, pero la dejé estar y me volví hacia el escenario.
Teniendo en cuenta que era capaz de emanar un aura tan nociva incluso
después estando muerta, sólo podía imaginar lo fuerte que debió ser en vida.
356
frío desde aquí atrás. Miré instintivamente a la general Varay, pero ella
parecía tan aturdida como todos los demás en la sala.
Eché un vistazo al escenario y vi a otra persona que venía del fondo, oculta
entre las sombras tras la columna de luz que iluminaba el retenedor
cubierto de hielo. Debería haber esperado algo así después de todos estos
años, pero no fue así. Me quedé tan sorprendida como la general Varay y
como todos los presentes en la sala cuando Arthur salió a la vista de todos.
357
SIGNIFICADO
166
Se puso de pie sin decir nada y observó la multitud desde lo alto del
escenario. Todos los presentes parecían absortos ante la imagen de su héroe
bañado en luz y posando dramáticamente junto al bloque de hielo.
No hacía mucho tiempo que había aparecido ante el mundo, adornado con
una extravagante armadura que deslumbró a todos los que acudieron a
verle. Ahora, al verlo ahí arriba de pie en la columna de luz con su elegante
atuendo no parecía sólo deslumbrante. Irradiaba un aire de otro mundo que
sólo había sentido en presencia del maestro Aldir.
358
cuenta de que las quemaduras rojas que habían marcado su cuello ya no
eran visibles.
Volvió a mirar hacia nosotros antes de hablar con voz baja y firme.
—Exhibir un cadáver como una especie de trofeo o recuerdo para que las
masas se queden embobadas es algo que desapruebo profundamente, pero
los que asisten a este evento esta noche no forman parte de las masas. Cada
uno de los nobles aquí presentes sabe que los trabajadores, los civiles y los
habitantes de nuestras tierras esperan con impaciencia noticias sobre esta
guerra. Hasta ahora, vagas suposiciones y teorías sin fundamento eran lo
único que podían darles.
359
sin embargo utilizaba cada aliento, palabra, pausa y gesto para controlar
perfectamente a la multitud.
360
Observé cómo mis padres junto con los Glayders mayores, estudiaban la
tumba congelada. Sólo el anciano enano, Rahdeas, mantenía la distancia
con una expresión sutilmente tensa.
Al llegar al frente, miré más allá de los soldados que hacían guardia y
examiné el cadáver dentro del hielo. Sin embargo, me resultaba difícil mirar
a la Vritra durante demasiado tiempo. En cuanto a sus atributos físicos,
parecía humana, pero mirar las dos cavidades huecas donde deberían haber
estado sus ojos me llenaba de un miedo que no podía ser bloqueado por el
maná.
361
—Esta zona está prohibida…—La guardia femenina parada detrás del
escenario retrocedió unos pasos al reconocerme—¿Princesa Tessia?
—Lo sé. Me dijeron que tampoco diga al Consejo que estoy aquí—mentí—
Ahora, por favor, me están esperando.
Era lo suficientemente ancha para una sola persona a la vez, y parecía bajar
en espiral sin fin. La escalera era tan larga y repetitiva que habría parecido
una ilusión si no fuera por los ligeros matices en el diseño de cada uno de
los artefactos luminosos.
Silencié mis pasos con magia de viento mientras bajaba las escaleras. Sabía
que lo que estaba haciendo estaba mal—aunque sólo fueran Arthur y mi
abuelo—pero tenía demasiada curiosidad por saber cuáles eran esos asuntos
362
tan importantes y por qué tenían que mantenerlos en secreto, incluso para
el Consejo.
Una vez que me acerqué lo suficiente como para escuchar las débiles voces
que murmuraban detrás de las puertas cerradas, retiré mi magia. Tanto el
abuelo como Arthur eran extrañamente sensibles a las fluctuaciones de
maná así que si quería escuchar a escondidas tendría que confiar sólo en
mis oídos. Gracias a mis sentidos mejorados tras la asimilación de mi
voluntad de bestia, fui capaz de distinguir lo que decían. Por lo que parecía,
el artífice Gideon también estaba allí.
—Estoy bien. No he tenido que usar la magia, así que es más bien fatiga
física—respondió Arthur. Su voz era débil, en comparación con cómo había
sonado en el escenario—Sin embargo, esta pasta es bastante sofocante".
363
—Por supuesto que sí. Eres la estrella del evento—respondió el abuelo—
Sin embargo, tu discurso fue lo suficientemente convincente así que puede
que no sea necesario que te quedes hasta el final.
—Sé que te acaban de destrozar las piernas a la fuerza y te las han vuelto a
juntar pero eso no es excusa para estar malhumorado conmigo—refunfuñó
Gideon—De todos modos, pude captar las imágenes de la cara de Rahdeas
cuando Virion anunció por primera vez el Vritra, luego cuando Arthur
apareció por primera vez y cuando Arthur dijo que no había sufrido
heridas—señaló Gideon.
—¿Así que Rahdeas pensó que el general Varay fue quien mató al
Vritra?—Preguntó Gideon.
364
—Espera. ¿Es por eso que congelaste el cadáver del retenedor? ¿Para
hacerle creer que fue Varay?—Mi abuelo parecía sorprendido.
—Quería que pensara que se había necesitado la Lanza más fuerte para
matar a una de las fuerzas más fuertes del ejército alacraniano antes de que
se revelara que yo la había matado—explicó Arthur.
Bajé unos cuantos pasos más para acercarme pero seguía sin poder oírlos.
365
Mierda…
Sabía que era arriesgado, pero tomé el riesgo con la esperanza de que el
estado de debilidad de Arthur me permitiera usar un poco de magia. Sin
embargo, antes de que pudiera hacerlo una oleada de maná estalló frente a
mí haciendo que me cubra la cara con los brazos por instinto.
—Sorpresa—dije débilmente.
366
Punto de Vista de Arthur Leywin
—Ya veo.
—¿Hay algo más que tengamos que repasar, Virion?—Miré por encima del
hombro al viejo elfo.
367
—Creo que hemos sacudido a Rahdeas lo suficiente por hoy. Buen trabajo,
mocoso—respondió Virion con un movimiento de cabeza.
—¡Claro!
Volvimos a subir las escaleras, donde nos recibió una animada música y
risas junto con el frecuente tintineo de las copas.
—Si no hago esto, todos los nobles que estén cerca mío intentarán
invitarme a bailar o a tomar una copa con él—explicó, mirando hacia el otro
lado.
368
—La misma Tessia de siempre, recurriendo a la violencia, por lo que veo.
—Es porque sólo la violencia parece funcionar con alguien tan lento como
tú.
Aunque tenía experiencia en eventos como éste por mi vida anterior, sabía
muy poco de la política que involucraba a los tres reinos. Tess, en cambio,
sabía exactamente quién era importante y conocía sus distintas
personalidades. Al dirigir sutilmente las conversaciones y mantenerlas
breves, asegurándose de no ofender a nadie, Tess me facilitó mucho la
noche.
Parecía pensar que sólo debía ser cortés con los miembros de la sociedad
que estaban fuera de mi rango potencial de citas.
369
Mirando a mí alrededor… la vi: estaba agitando el brazo entre un grupo de
amigos. Incluso desde aquí podía ver el brillante brazalete que llevaba
incrustado con el núcleo de bestia rosa de un Wyrm Fénix que le había
regalado a ella y a mamá. Le devolví el saludo y me dirigí hacia ellas.
Cuando llegué al grupo, mi hermana me rodeó inesperadamente con sus
brazos por la cintura.
—¿Ellie?—Dije sobresaltado.
—Estuvo usted muy bien ahí arriba general Arthur—exclamó otra chica,
acercándose a nosotros—¿Es cierto que no recibió ninguna herida cuando
derrotó al retenedor?
—Por muy bonito y frágil que parezca, en realidad es uno de los magos
más fuertes de todo Dicathen—respondió Tess por mí.
370
—Tienes mucha suerte de tenerlo como hermano—dijo celosamente una
niña pequeña con el pelo recogido y un vestido con volantes—Mi hermano
mayor no pudo entrar en Xyrus, así que va a una academia sin nombre en
Carn City y mi padre envió a mi segundo hermano a luchar en la guerra
después de que causara problemas con la hija de otro noble.
—Seguro que tu hermana es muy popular entre los chicos—se burló Tessia.
371
Tess me tiró del brazo.
Mis ojos se desviaron hacia el fondo del recinto, donde un gran oso pardo
roía un gran hueso. Como si percibiera mi mirada, Boo me miró con ojos
inteligentes. Moví mi cabeza señalando a Ellie y su grupo.
—Nada.
Tras saludar a unos cuantos nobles más, me excusé y busqué una silla,
donde me desplomé para descansar. Mis piernas estaban a punto de
temblar, pero aun así me alegré de lo bien que se habían curado.
372
—Lo siento mucho Arthur—se disculpó Tess—La general Varay dijo que se
había ido. No quería verte.
373
LA CONFIANZA PARA
167
374
—Comandante, tal vez podamos enviar algunas de las tropas elfas
estacionadas cerca de la ciudad de Asyphin hacia el borde de la frontera.
Dos divisiones parecen factibles—aconsejó la reina Merial, con las cejas
fruncidas por la preocupación.
Sentado frente a mí, Virion dirigió su mirada a las Lanzas, todas ellas en pie
detrás de sus respectivos portadores de artefactos.
—La vaga sospecha del general Arthur, basada en las vagas pruebas de lo
que cree haber ‘visto’ no justifica el sacrificio de una o dos ciudades—El
general Bairon casi escupió las palabras.
375
Todos miramos a Varay, que era el único Lanza aquí que no estaba seguro
de poder derrotar.
—Si la afirmación del general Arthur es cierta, lo correcto sería enviar dos
o más divisiones al norte—respondió la Lanza con sequedad.
Fue sorprendente contar con el apoyo del general Varay, pero en este caso
jugaba en mi contra. Sin embargo, Virion aprovechó sus palabras para
introducir la idea con la que realmente quería ir.
—El general Varay tiene razón en que, si lo que afirma el general Arthur
es cierto, hay que enviar tropas. Después de todo, sólo ha habido un
avistamiento de un retenedor desde que comenzó la guerra; si un retenedor
y una Guadaña lideran este próximo ataque, los daños serían catastróficos si
no se toman las medidas adecuadas.
—Por lo tanto—Virion hizo una pausa, sus ojos cambiaron de una Lanza a
otra—Propongo que enviemos dos Lanzas junto con el General Arthur para
investigar si realmente va a haber un ataque importante liderado por un
retenedor y una Guadaña en el norte.
El resto del consejo intercambió miradas, cada uno de ellos esperando que
alguien presentara un argumento en contra.
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por mucho tiempo, la moral disminuirá. Y si un retenedor o una guadaña se
apareciesen en la batalla-
377
Aunque la reticencia del Consejo era evidente en sus rostros, asintieron
lentamente.
—¡En efecto! Dado que Lord Aldir no está presente, creo que lo más
sensato es que las Lanzas enanas estén bajo el mando del Anciano
Rahdeas—secundó el Rey Blaine.
—Las batallas tienen lugar en Sapin, así que estoy de acuerdo en que
enviar al general Olfred y al general Mica sería la opción ideal—añadió la
reina Merial.
378
Arthur para investigar la posibilidad de que un Retenedor y una Guadaña
estén planeando un ataque.
379
Aunque Virion y yo logramos nuestro resultado deseado, esto era sólo el
principio. Me rasqué el cuello debido a que la pasta para ocultar mis
cicatrices de Gideon hacía que me picara la piel a cada rato, pero no podía
quitármela hasta que estuviera solo. A pesar de la incomodidad y de haber
pasado mal del resto de la noche había una cosa me pesaba mucho:
Claire había estado en la fiesta. Ella me había visto pero no quería que yo
la viera.
No la veía desde Xyrus... El último recuerdo que tenía de ella era la visión de
su empalamiento. Intenté pensar en las razones por las que me evitaba pero
el sonido de unos pasos detrás de mí me devolvió a la realidad.
—¡Parece que vamos a estar en una misión juntos!—sonó una voz alta
desde varios pasos detrás de mí.
380
La única impresión real que tenía del general Olfred era de cuando me
llevaron al castillo flotante después del incidente en la Academia Xyrus. En
ese entonces me había salvado del general Bairon. Sin embargo, el solo
seguía órdenes.
La puerta se abrió sin un solo chirrido con Tess se parada al otro lado.
Estaba vestida con ropa de dormir pero su cabello aún estaba húmedo.
381
Negué rápidamente con la cabeza al darme cuenta de mi error.
—No, lo dije en el buen sentido. Te pareces más a la Tessia con la que pasé
tres años.
382
—En noches tranquilas como ésta me pregunto si realmente hay una
guerra debajo de nosotros—dijo Tess en voz baja—A veces vengo aquí y me
imagino que las nubes debajo de nosotros son el océano y que estoy
flotando sin rumbo en un barco. Es infantil, ¿verdad?
—¿Tiene algo que ver con lo que estabas hablando con el abuelo y
Gideon?
—No eres del tipo que hace algo tan sentimental como esto sin razón—
señaló ella—O tienes que irte por un largo tiempo, hacer algo peligroso de
nuevo, o ambas cosas.
383
—¿Tan abierto estoy?—pregunté, apartando la vista de las estrellas y
mirando sus ojos centelleantes.
—Bueno, para empezar, quiero saber cómo eres tan experto en todo lo
que haces. ¿Cuál es tu secreto?
—¿Secreto?
—Tess, no tienes que tener tanta prisa por fortalecerte. Lo estás haciendo
bien—la consolé.
—¿Frustrante?
384
—Me esfuerzo a diario por alcanzarte. Mi núcleo de maná está sólo a
medio paso detrás del tuyo, soy una domadora de bestias como tú y estudié
con algunos de los mejores maestros del continente y con un asura al igual
que tú. Y aun así, siento que cuando más cerca estoy de alcanzarte, más te
alejas de mí.
—Tess...
Podía sentir que mi cara empezaba sonrojarse ante sus palabras. Intenté
pensar en algo que nos distrajera a los dos, fue entonces cuando pensé en
nuestra discusión frente a la tumba de Cynthia Goodsky. Entonces y ahora,
ella se había exaltado por lo mismo.
Por un momento, el mundo que nos rodeaba quedó en silencio mientras ella
miraba el cielo nocturno.
385
Antes de que pudiera procesar sus palabras, Tess se volvió hacia mí. Su
expresión se suavizó y me dedicó una sonrisa tan genuinamente dulce con
una pizca de timidez.
386
VISTA DESDE EL CIELO
168
Pero incluso ahí fui cauteloso. Crecer sin hogar ni familia me enseñó a
desconfiar de todo el mundo. Siempre existía el pensamiento persistente de
que tal vez este hombre sólo me estaba criando para venderme algún día.
Sin embargo, no fue así.
387
Tras graduarme como uno de los mejores conjuradores en el Instituto
Earthborn, situado en la capital de Vildoral, fui seleccionado para entrenar
y convertirme en guardia de la familia real.
Rahdeas respetaba mi decisión hasta el día en que trajo a casa al niño al que
llamó Elijah. Sin darme ningún detalle sobre cómo consiguió a ese niño
humano, Rahdeas me instó a convertirme en Lanza y a representar al
pueblo enano como general, a forjar el vínculo del alma con la familia real y
a servirles fielmente. Le discutía diciendo que no deseaba encadenar mi
vida de forma irrevocable a los Greysunders, pero Rahdeas me aseguró con
la máxima confianza que sólo sería temporal, que al final estaría ligado a él.
388
Era el hombre al que respetaba como padre y salvador. Aunque
desobedeciera al rey, nunca desobedecería a Rahdeas.
Rahdeas era amable, pero fue un hombre que a pesar de su amor por su
pueblo, se guardaba sus pensamientos para sí mismo. Nunca me dijo a qué
se refería cuando decía que mi vínculo de alma con los Traidores no iba a
ser permanente, ni por qué mantenía nuestros lazos en secreto con el niño.
Nunca me explicó quién era el que le había dicho que ese chico iba a ser el
salvador de los enanos.
389
—Lo es—asentí.
—Qué idea tan ignorante tienen los humanos y los elfos, creen que sólo
porque vivimos bajo tierra vamos preferir las cuevas a los edificios. Con los
insoportables vientos que azotan Darv constantemente, ¿nunca se han
parado a pensar que no construimos torres y edificios altos porque no
podemos?
—Ninguna... Padre.
—Bien, bien. Lo único que lamento es que no estés aquí para ver el triunfo
de nuestro pueblo. Si al menos estuvieras atado a mí en lugar de ese asura.
390
Sacudí la cabeza.
—Hay cosas que no podemos cambiar. Pero hay algo que quiero que sepas.
—¿Qué es?
—Conozco tus ambiciones para nuestro pueblo, pero no es por eso por lo
que estoy tomando este camino. Fue nuestro propio pueblo el que me
despreció y me golpeó cuando estaba en la calle, sin nada. Te cuento esto
porque solo quiero que sepas que la razón por la que puedo soportar toda
esta carga, sin dudar un instante, es porque es lo que tú deseas.
391
Punto de Vista de Arthur Leywin
Habían pocas cosas que realmente quería en esta vida. No quería fama, ni
poder, ni riqueza. Ya tuve todo eso y más durante mi vida pasada. Lo que
realmente quería y la razón por la que lucho en esta guerra es algo que no
pude hacer como Grey.
392
Tus piernas están casi lisiadas y tienes cicatrices por todo el cuerpo ¿no
hiciste ya suficiente?
Estás luchando por tu gente de nuevo. Hiciste eso en tu última vida y mira
a dónde te llevó.
Tenía miedo…
393
Antes de bajar, pasé por la habitación de mi hermana y llamé a su puerta.
—Ellie, es tu hermano.
—No hace falta que vuelvas pronto, solo quiero que vuelvas con vida.
—Te lo prometo.
Bajé las escaleras con Sylvie y nos recibieron una alegre Mica y un Olfred
con rostro severo al principio del pasillo que conducía a la sala de
teletransporte.
394
La general Mica, por su parte, se paseó tranquilamente a mi lado. Por la
sonrisa de su pequeño rostro, uno podría pensar que se dirigía a un picnic.
—Mica está emocionada porque por fin irá a una misión contigo—dijo
mientras seguíamos al general Olfred—Los otros Lanza hablan de ti, aunque
no todo es bueno.
—La mayoría de las veces, ¿por qué? ¿Te enamora Mica?—Me guiñó un
ojo—Puede que Mica tenga este aspecto, pero Mica es un poco mayor para ti.
395
Rahdeas se dirigió hacia mí, mirándome en silencio. Cuando me sonrió, no
pude evitar desear que esta persona no fuera un traidor, que ojala hubiera
sospechado de él erróneamente.
—Debes estar fatigado por tu anterior batalla. Por los asuras, esperemos
que tus sospechas resulten ser falsas para que puedas apresurarte y
descansar como es debido.
396
—¿Será tu vínculo lo suficientemente rápido para seguir el ritmo de Mica
y Olfred?—preguntó Mica.
La orgullosa Sylvie tomó un gran bocado de aire y eligió este momento para
transformarse en un dragón de tamaño natural. Los suelos del castillo
temblaron y los trabajadores que estaban a nuestro alrededor retrocedieron
instintivamente a pesar de haber visto antes a mi vínculo.
Casi salgo despedido por los chillidos del viento que inmediatamente
azotaron el gran cuerpo de Sylvie. El techo y las múltiples terrazas estaban
protegidos por una barrera transparente de maná, pero nos golpeó toda la
fuerza de los vientos a más de seis mil metros de altura.
—Estoy de acuerdo
397
Sylvie aspiró profundamente antes de desplegar sus alas. Dejó que el viento
arrastrara su cuerpo fuera del muelle y nosotros seguimos de cerca a las los
otros sin saber cuál sería el resultado de este viaje.
398
UNA NOCHE DE ENANOS
169
Pasé todo el primer día de viaje en el lomo de Sylvie sin decir ni una palabra
a ninguno de los dos Lanza enanos, viajamos hasta que cayó la noche y mis
piernas ya agotadas por las horas de agarrarse con fuerza a la base del cuello
de mi vínculo, ya no podían soportar el esfuerzo de cabalgar sobre la escama
desnuda incluso con la protección de la tela gruesa y el maná.
Así que, debido a mis limitaciones, nos detuvimos para pasar la noche y
acampamos cerca de la base de las Grandes Montañas, a pocos kilómetros al
norte de Ciudad Valden.
—Por favor, sírvase usted mismo—Extendí una brocheta de pescado asado
hacia los generales Mica y Olfred.
La Lanza enana con aspecto de niña aceptó alegremente el pescado de agua
dulce chamuscado, haciendo crujir las espinas como si no existieran, pero el
Lanza anciano se limitó a negar con la cabeza.
—Si tienes suficiente energía para cocinar, tal vez debamos irnos pronto—
dijo, ignorando mi cortesía. Sus ojos permanecían fijos en un libro que
había traído.
—No le hagas caso—dijo Mica con la boca aún llena de pescado—El viejo
no acepta la comida de gente que no confía.
399
Asentí con la cabeza, lanzando a Sylvie el pescado que había asado para el
general Olfred. Ella chasqueó y el pescado ennegrecido desapareció dentro
de sus fauces. Mi vínculo permaneció en su forma dracónica original
acurrucada en el borde de nuestro pequeño campamento. Con sus escamas
negras como la noche, Sylvie parecía casi desaparecer a pesar de su gran
tamaño, la única parte de ella que era visible eran sus ojos brillantes de
color topacio que parecían flotar en la oscuridad.
—‘Estos pequeños bocados no hacen más que meterse entre mis
dientes’—refunfuñó Sylvie en mi cabeza.
—‘Lo sé, pero tendrás que conformarte con estos por ahora. Además, es
fácil pasar semanas sin comer’—respondí mientras me servía una brocheta
de pescado.
La piel chamuscada del pescado desprendía una dulzura ahumada por el
fuego y me llenaba la boca de sabor a pesar de la falta de condimentos.
—‘Sí, pero yo como por el sabor más que por los nutrientes’—replicó.
400
La única vez que apartó la mirada del libro fue cuando la general Mica
empezó a tararear mientras se peinaba su cabello corto y rizado.
401
—¡Pero cuando lo haces, parece que el cuerpo de Mica es atraído hacia
ti!—Mica interrumpió con entusiasmo.
Mica jadeó.
—¿Cuadra?
—Entonces así fue como te convertiste en Lanza a una edad tan temprana.
Oí que el Consejo lo discutió una vez, pero no creí que fuera así—susurró
Olfred como si hablara consigo mismo.
—Debe haber elementos con los que te sientas más cómodo—dijo Olfred.
—Los hay.
402
—Oye, ¿Quieres que Mica te enseñe a manipular la gravedad?—Dijo Mica
acercándose.
—Creo que es más una cuestión práctica que otra cosa. Hay veces que
puedo utilizarla pero no es algo en lo que tenga confianza.
Me quedé mirando a la Lanza infante aturdida. Sabía que todos los Lanza
tenían puntos fuertes distintos, pero nunca se me paso por la cabeza que
esta maga aparentemente tonta fuera de una familia tan influyente. En
Sapin no se enseñaba, ni siquiera se escribía gran parte de la historia enana
403
pero el Instituto Earthborn seguía destacando como una de las principales
razones por las que los enanos estaban a la altura del reino de Sapin, a pesar
de su menor población y territorio. Incluso después de que la Academia
Xyrus hubiera empezado a aceptar diferentes razas, muchos de los nobles
enanos seguían optando por enviar a sus hijos a Earthborn por sus
disciplinas y áreas de estudio más específicas y adecuadas para los enanos.
—¿Otra vez esto? Aplaudo tu confianza, pero si eres tan hermosa, ¿por
qué no tienes experiencia en las relaciones a pesar de que te acercas a los
cincuenta...?
404
—‘Creo que me gustaba más cuando se refería a sí misma en tercera
persona’—admitió Sylvie.
405
—El hecho de que hayas podido convertirte en Lanza a pesar de tus
travesuras infantiles no deja de sorprenderme—gruñó Olfred mientras
erigía otro gólem, esta vez mucho más grande.
—Los que nacen tomando leche en copas de plata necesitan ser educados
por su ignorancia—murmuró Olfred.
Luchando contra el impulso de poner los ojos en blanco, observé cómo cada
uno de ellos se retiraba a su rincón del campamento. Con un solo pisotón de
su pequeño pie, la general Mica levantó una cabaña del suelo. Casi tan
grande como para que entrara Sylvie, la casa de piedra tenía incluso paredes
con textura y venía equipada con una chimenea que pronto empezó a echar
humo.
406
charco de roca fundida. Una gran zona se ahuecó casi de inmediato y pude
vislumbrar el detallado mobiliario de piedra que había en su interior antes
de que Lanza cerrara la enorme entrada sin siquiera mirar atrás.
—Me sentiré más seguro aquí por si deciden hacer algo mientras
duermo—respondí con pereza.
407
Y durante un tiempo, creí haberla encontrado.
El orfanato quedó a cargo de otro director, donde al cabo de unos meses, los
demás niños siguieron sus vidas como si nada hubiera ocurrido.
Pero yo no. Me obsesioné con descubrir quién fue el que envió a esos
asesinos tras de mí, Nico y Cecilia, quién había matado a la directora
Wilbeck.
—¿Qué vas a hacer una vez que los encuentres? ¿Vas a acabar con ellos tú
solo? ¿Con tu habilidad?
Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que hacerme más fuerte.
Retiré mi solicitud de ingreso a la escuela y me inscribí en uno de los
institutos militares donde entrenaban a los candidatos para el ejército.
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Mirando hacia atrás, desearía haberles hecho caso. Entonces mi vida
habría sido mucho menos dolorosa y solitaria si lo hubiera hecho.
Pero de lo que me arrepiento aún más que de haber rechazado sus consejos
es de haberles permitido seguirme en el instituto de formación. En su
momento les aconsejé que no lo hicieran, pero si me hubiera esforzado más
en alejarlos de mí, tal vez mi vida hubiera sido el único afectado.
—‘Sí. Aunque vienen en flashes soy capaz de distinguirlas. Parece que los
tienes con más frecuencia’—respondió preocupada.
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Mis sospechas sobre la implicación de los dos Lanza en la traición a
Dicathen disminuyo después de su comportamiento de anoche, pero seguía
siendo prudente. Conjurando una pequeña ráfaga de viento, ayudé a los dos
a cubrir nuestro rastro y volvimos a ponernos en camino.
410
VIEJAS RAÍCES
170
411
—Tienes una cicatriz muy fea en la mano—comentó Mica, con una voz
apenas audible por el viento.
—Es una vieja herida—Sonreí.
Me había asegurado de ocultar la cicatriz de la garganta con el vendaje que
la disimulaba, pero la cicatriz de la mano izquierda no preocupaba a la gente
que no me conocía bien.
La pequeña Lanza asintió y su agarre alrededor de mi brazo se hizo más
fuerte a pesar de sus dedos de aspecto delicado.
Asentí con la cabeza. Con el Mirage Walk podía utilizar el maná sin riesgo
de ser detectado, pero esa era una información que era mejor mantener en
secreto de ellos.
—Algo así.
412
Me lo puse junto con la máscara ya que tenía la sutil capacidad de desviar la
atención del portador. Después de ponerme el abrigo sobre la ropa, saqué
una gruesa capa de mi anillo dimensional, la dejé caer al suelo y la pisé.
Después de que se ensuciara por completo con la suciedad y la mugre, la
recogí y me la eché por encima de los hombros. Olfred estudió mi abrigo
negro con una mirada curiosa.
Sin decir nada, saqué una segunda capa de mi anillo y me acerqué a Mica.
Dejándola caer al suelo, la pisé también, manchando la capa marrón de
tierra y hierba y luego se la entregué a la pequeña Lanza.
413
—Porque tienes la apariencia de un niño de secundaria—respondí sin
rodeos con una sonrisa inocente.
—Somos esclavos que hemos viajado una buena distancia. Es natural que
estemos sucios y es una buena manera de pasar desapercibidos.
—Lleva esto junto con tu capa, si alguien pregunta es para ocultar una
espantosa cicatriz.
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La raya azul que bajaba hasta el ojo derecho de la máscara se había
desvanecido con el paso de los años, pero Olfred era casi tan alto como yo
cuando era aventurero. Verle con la máscara y la capa me trajo recuerdos.
—Me queda bien—dijo Olfred, su voz sonaba más grave por el efecto de la
máscara—¿Oh? También tiene este tipo de función.
—‘¿Por qué eso suena más como un insulto que como un cumplido?’
415
mejor lugar para esconderse es a plena vista. ¿Quién va a sospechar de un
noble y sus dos esclavos que fueron asaltados por bandidos en su camino
hacia el norte para escapar de las batallas?
—Aunque tienes razón, nunca he oído ese dicho. ¿Quizás sólo lo usan los
humanos?—preguntó Olfred.
416
Suponiendo que los Lanzas fueran traidores y nos llevaran a su retenedor,
sólo tenía que actuar intencionadamente como si no pudiera encontrar al
enemigo fuerza yo mismo.
—‘Dudo mucho que quieran revelar su posición. No hay nada mejor que
tener a uno de los miembros del Consejo como espía. Por lo que es seguro
asumir que tratarán de evitar las sospechas hasta que estén seguros de
que pueden deshacerse de nosotros sin llamar la atención.’
417
—‘No, no puedo’—admitió—‘¿Es la Lanza de los elfos?’
418
—Lo hemos conseguido—señaló Mica cuando por fin llegamos al camino
principal.
—¡Hola!
419
Con un rápido tirón de las riendas, el conductor hizo que los caballos y el
carruaje se detuvieran de forma polvorienta.
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—Tiempos peligrosos, en efecto, como ya has experimentado—El anciano
aflojó el agarre del arma—Los esclavos luchadores son difíciles de conseguir
y aún más difíciles de pagar desde que empezó la guerra. Lástima por tu
pérdida.
—Bueno, los tiempos son difíciles para todos nosotros. No estoy seguro de
que mis caballos puedan soportar el peso de más gente—El anciano se pasó
los dedos por su barba desaliñada y tosió.
—Solo aguanta un poco más. El próximo pueblo está a sólo una hora.
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—¿Conoces esta zona rural?—preguntó Mica.
422
DENTRO DE LA TABERNA
171
Destellos de luces brillaban por todas las calles a pocas distancias dando un
espectáculo para mis ojos después de horas de caminar sin parar. Era la
primera vez que volvía a Ashber, el pequeño pueblo donde había nacido
hace más de diez años.
—Mica está lista para una buena jarra de cerveza fría—susurró la general
mientras se lamia los labios secos y agrietados.
Asentí sin decir nada mientras caminaba rápido para igualar la velocidad
del carruaje que llevábamos detrás.
—Sólo por curiosidad señor, ¿cuántos esclavos tiene?—preguntó el
hombre más joven con entusiasmo mientras sus ojos grandes se movían
entre Olfred y yo.
—Ahora que lo pienso, nunca los he contado—respondió Olfred
encogiéndose de hombros—Tenemos muchos en casa, algunos son de mi
propiedad y otros de mi familia.
—Vaya—suspiró el joven—Si tienes tantos, ¿qué tal si dejas esos dos con
nosotros?
El hombre mayor se echó hacia atrás en su asiento y golpeó al chico en la
cabeza.
423
—¿Acaso eres idiota? ¿Quién en su sano juicio regalaría sus esclavos?
El chico se frotó la cabeza y se arregló el sucio pelo rubio.
—Sólo preguntaba viejo. ¡Dios!
—Siento lo de mi hijo. He tenido que criarlo yo solo después de que su
madre huyera y los modales no siempre fueron una prioridad en mi lista de
cosas que enseñarle.
—No me ofendo—dijo Olfred, obviamente disfrutando de su papel de
amo—En otras circunstancias podría haber considerado dejarlos contigo
una vez que hubiera llegado a mi destino, pero estos dos ofrecen al menos
un poco de seguridad en estos tiempos de guerra.
424
—Bueno, ya llegamos—anunció el barbudo conductor mientras tiraba de
las riendas para detener el carruaje—Vamos a pasar por este pueblo así que
lo mejor será que vayan a pie desde aquí.
El conductor saludó a Olfred con la mano antes de soltar las riendas. Con un
gruñido molesto, los dos caballos empezaron a trotar arrastrando el
carruaje hacia un camino de tierra más pequeño que se desviaba hacia la
izquierda.
—Lo que digas abuelo. Mientras haya alcohol y una cama cómoda, Mica
será feliz.
425
aventureros en esta zona del norte pero el pequeño río que fluía cerca del
pueblo hacía que la zona fuera un gran lugar para cultivar. Tras la muerte de
Lensa, mi padre trajo a mi madre a este remoto pueblo y aceptó un trabajo
aquí que era proteger a los agricultores y sus cultivos de los frecuentes
ataques de lobos y bestias de maná extraviadas que venían de las Grandes
Montañas. Con los agricultores levantándose temprano para atender sus
cultivos y las tardes dedicadas a vender en las calles del mercado o a
frecuentar a los comerciantes, la noche era el momento en que todos
encontraban el tiempo para relajarse y divertirse.
Mi padre volvía casi siempre a casa borracho después de beber por la noche
con los granjeros locales. Esperaba algunos cambios en este pueblo como
resultado de la guerra, pero nunca esperé que Ashber se convirtiera en un
pueblo fantasma.
Nos miramos los unos a los otros pero permanecimos en silencio. Al mirar a
mí alrededor, vi que la mayoría de los edificios estaban vacíos o enrejados.
Habían tablones de madera clavados sobre las ventanas mientras que las
cadenas mantenían unida la entrada de una tienda. Activé el Realmheart
para detectar las fluctuaciones de maná sin esperar mucho, pero
426
inmediatamente pude ver las distorsiones en el maná atmosférico por toda
la ciudad.
—Percibo gente dispersa pero parece que hay una congregación de unos
cuarenta a unas pocas manzanas—gruñó Olfred.
¿Qué?
Casi dije en voz alta. Si eran capaces de sentir a la gente con tanta precisión,
todo mi plan podría verse comprometido.
—Probablemente aún nos llevará algo de tiempo. Mica sólo puede percibir
a la gente a una distancia corta e incluso así es algo confuso. Lo mismo
ocurre con Olfred—explicó Mica.
427
Sabía que no había nadie cerca—al menos nadie que manipulara el maná—
y lo mismo debería hacer Olfred. Sospeché que sólo quería que Mica dejara
de hablar de sus limitaciones pero el anciano enano tenía razón. Asentí con
la cabeza siguiendo unos pasos detrás de Olfred y con Mica cocinando a
fuego lento la frustración a mi lado.
Cuando doblamos una esquina, tras pasar por un edificio especialmente alto
y desgastado, supe exactamente dónde estaba la "congregación" que Olfred
y Mica habían mencionado.
Nos acercamos sin dudar, impulsados por la idea de una buena comida bien
condimentada y una cama de lujo.
428
Las personas que estaban sentadas en las mesas más cercanas a la puerta se
dieron vuelta para mirarnos. Algunos tenían las mejillas sonrojadas y otros
se mostraban irritados.
—¿Qué?
—Cuarenta y dos personas, no cuarenta y tres como dijo Mica antes. Mica
confundió a esa bestia de maná con dos personas—explicó.
—Ah, ya entendí—respondí.
429
—...pudieron pescar algo esta noche.
—Tres jarras de cerveza fría y cualquier guiso que tengas esta noche junto
con un poco de pan—dijo Olfred sin inmutarse por sus intentos de cortejarle.
430
—Ugh. ¿Qué sentido tiene mostrar esos bultos de grasa de todos
modos?—murmuró Mica, asqueada.
431
embargo, la densidad y la pureza del maná que envolvía sus cuerpos era de
un nivel muy inferior al de los soldados alacrianos a los que me había
enfrentado cerca de la costa suroeste. Si tuviera que adivinar, se trataba de
mercenarios o aventureros de nivel inferior. Aun así, el hombre delgado que
rodeaba con sus brazos a dos camareras vestidas con poca ropa tenía un
nivel mucho más alto que los demás.
Pero eso no era lo que me molestaba. Tampoco era el sutil aire de hostilidad
que se respiraba en la taberna ni el sospechoso número de magos presentes.
Conocía a ese hombre. Algo en su mirada perversa y en su rostro torcido me
provocaba emociones amargas, pero no podía saber por qué.
—‘Es ese idiota que intentó utilizar al rey para apoderarse de mí por la
fuerza durante la subasta de Helstea. Creo que su nombre era algo así
como...’
432
bastón de madera para mantener el equilibrio. En cuanto me di cuenta de
su lesión, su nombre acudió inmediatamente a mi mente, junto con el resto
de mis recuerdos sobre él.
Es Sebastián…
433
DENTRO DE LA TAVERNA II
172
434
ardor que bajaba por mi esófago cuando el líquido carbonatado llegaba a mi
estómago.
Mierda se siente se re bien.
Mica se terminó casi toda la taza de un trago. Se estremeció y dejó escapar
un suspiro de felicidad.
—Incluso esta cerveza barata le sabe divina a Mica ahora mismo.
Levanté mi taza para dar otro trago. Sin embargo, de reojo vi a la misma
camarera susurrando a uno de los hombres sentados en la mesa de
Sebastian y nos señalaba con el dedo hacia donde estábamos nosotros.
El barbudo nos miró a mí y a Mica con una ceja levantada con una mirada
expectante. Me levanté sin decir nada, tiré a Mica de su asiento y me puse
detrás de Olfred mientras los recién llegados ocupaban nuestras sillas.
435
—No deberías malcriar así a tus esclavos. Les hace pensar que pueden
actuar.
Podía ver cómo intentaban evaluar a Olfred. Mica podía pasar por un niño
humano, pero me preocupaba que se dieran cuenta de que Olfred no era
humano.
—Gracias por el consejo—respondió Olfred con los ojos clavado en los dos.
436
—Tendré que negarme educadamente—respondió el viejo Lanza casi de
inmediato.
437
recompensar a los propietarios que liberaran a sus esclavos y gravar
fuertemente a los que los mantuvieran.
Aunque la esclavitud existía en los tres reinos, en Sapin siempre hubo una
gran demanda de esclavos enanos y elfo por encima de todo. Al menos eso
me había dicho Vincent Helstea, el dueño de la Casa de Subastas Helstea.
—Pensándolo bien, tal vez sienta un poco de curiosidad por lo que tienes
que ofrecer.
La mujer clavó sus ojos en los de su compañero y luego hizo un gesto con la
cabeza. Con un movimiento de cabeza, hizo un gesto con el brazo a un
anciano con una ligera joroba que estuvo secando ociosamente las gafas con
una toalla.
438
Antes de seguir a la anciana encorvada al vestíbulo trasero, volví a mirar a
Sebastian. Sonreía en nuestra dirección y una camarera le susurraba algo al
oído.
Sin siquiera dar las gracias, el anciano dejó caer la llave en la mano de
Olfred y regresó tambaleándose a la taberna. La mujer, por su parte, parecía
aún más coqueta después de que Olfred sacara las monedas, llegando a
apretar el brazo de Olfred antes de que ella y su acompañante emprendieran
el camino de vuelta.
439
—Nos encontraremos en la taberna dentro de una hora—Le lanzó un
guiño a Olfred mientras se marchaba.
—¡Si no fuera por esta maldita misión Mica habría arrasado con toda esta
taberna!—gritó Mica, con la voz apagada por la almohada.
440
—Pienso lo mismo—respondió Olfred—Pero nuestras circunstancias nos
obligan a ser discretos.
—‘No entiendo por qué hay tanta demanda de esclavos de distintas razas.
¿Es porque los humanos se sienten culpables por esclavizar a uno de los
suyos?’—preguntó mi vínculo.
No la culpo.
Cuando leí por primera vez sobre los elfos, pensé que eran una raza mística
con una gran afinidad por la magia. Esa creencia se vio reforzada por el
hecho de que mi estancia en Elenoir había sido principalmente con la
441
familia real. Pensando en la época en que había rescatado a Tessia de los
traficantes de esclavos, debería haber adivinado que su objetivo eran los
niños o los adultos más débiles y desprevenidos.
—‘¿Qué hay del bosque que rodea el reino de los elfos? ¿No se supone que
ahuyenta a la mayoría de los seres que no son elfos ni animales nativos?’
—‘Sí. Por eso los esclavos elfos son tan raros. Los comerciantes no sólo
deben ser hábiles luchadores, sino que deben tener sabuesos capaces de
guiarlos a través del Bosque de Elshire.’
442
La posada tenía un baño al final del pasillo, y cuando Olfred salió de la
habitación para usarlo, un hombre desconocido con una pequeña daga
sujeta a la cintura lo acompañó hasta allí. Olfred dijo que el hombre era
bastante amable, pero era obvio que un lugar como éste no ofrecía servicio
de conserjería.
Una hora pasó en un abrir y cerrar de ojos. Decidimos que era mejor que
Mica se quedara atrás por si no era capaz de controlar su temperamento. A
pesar de sus numerosas quejas, la Lanza enana se apagó como una luz en
cuanto su cabeza chocó con su capa enrollada que la usaba como almohada
improvisada.
Olfred y yo nos pusimos nuestros disfraces una vez más antes de abrir la
puerta. Sabíamos que había gente esperando fuera, así que nos mantuvimos
informados.
443
—¿Tu esclava más pequeña no se une a nosotros?
Sebastián.
¿Líder?
Casi lo repetí en voz alta y miré hacia arriba para ver mejor al conjurador
calvo.
Ya no tenía ningún resentimiento hacia Sebastian, eso fue cuando aún era
un niño en este mundo, lo había visto como un ser codicioso y
desvergonzado pero insignificante. El deseo infantil que tuvo por mi vínculo
y el hecho de que utilizo al rey para intentar convencerme a entregarla me
444
había molestado pero nunca se me paso por la cabeza que estaría aquí en
este lugar.
—Pueden marcharse.
445
REALIZACIÓN DE NEGOCIOS
173
446
—Este lugar es un poco ruidoso y los presentes no son los más educados—
dijo, inclinándose hacia una de las jarras llenas de cerveza que había en el
centro de la mesa—Por favor, disculpe el comportamiento de mis
subordinados. Molestarle de esa manera cuando por fin se había sentado a
descansar, tendré que reprenderles.
Olfred se adelantó, con su gran mano agarrando el mango de la jarra con
fuerza.
—No hay problema. Gracias por la hospitalidad de la posada.
—¿Hospitalidad—El calvo hechicero miró incrédulo al enmascarado
Lanza.
—Tú y yo sabemos que este lugar no es apto más que para cerdos de barro.
Olfred se rió, con un sonido hueco y sin humor detrás de la máscara, antes
de dar un trago a su taza.
447
—Bueno, hace falta serlo para conocerlo—dijo Sebastián con orgullo.
448
—Por favor. Mis subordinados me contaron que prácticamente te
encendiste cuando mencionaron que tenía elfos y enanos en stock.
Olfred hizo una pausa y sentí un cosquilleo de temor a que Lanza fuera a
decir algo que no debía.
—Yo no juzgo. ¿De qué sirve tener dinero y poder si no puedes derrochar
en lo que quieres?
—Y lo peor es que eso ocurrió cuando aún era un adolescente. Las heridas
en la pierna me impidieron crecer, así que no sólo tengo la cara desfigurada,
¡sino que ahora soy más bajo que incluso mi propio maldito esclavo!—
Olfred me lanzó un dedo mientras yo me quedaba de pie desconcertado.
449
A pesar de conocer la verdadera identidad de Olfred, su actuación fue tan
genuina que tuve que preguntarme si este incidente había ocurrido
realmente.
—‘Evidentemente’.
450
exclamó, agitando el brazo por la taberna ante los hombres de aspecto vil y
las pocas mujeres que no tenían mejor aspecto.
—Por supuesto que no. Para eso están los esclavos—respondió Olfred.
451
Los tres salimos de la taberna, con la mujer corpulenta y el barbudo
siguiéndonos de cerca. Prácticamente tuve que cargar al delgado conjurador
mientras su pierna coja se arrastraba por el suelo.
—Sabes... me costó meses ser capaz de aguantar estar así, pero no echo de
menos mi antiguo puesto—zumbó Sebastian mientras nos habríamos paso
por las oscuras calles de Ashber—La gente de aquí no sólo me respeta, sino
que me teme. Soy un dios para ellos.
—¡Bah! Cladence, ¿de qué sirve mantener una mercancía dañada como
él?—espetó el calvo conjurador—¿Qué tal si te hago un favor y te lo compro?
Tengo unos cuantos caballeros a los que les gustan los chicos como él.
452
—¡Tentador!—respondió Lanza, tropezando con sus propias piernas—
Pero no es mío. Es de mi padre y la última vez que cambie una de sus cosas
me cortó la paga durante todo un mes.
Olfred asintió.
—Realmente envidiable.
—Deberías dar gracias al cielo por no ser mi esclavo. Hay algo en ti que
me enfurece—me espetó.
Me miró con ojos brillantes, sin saber que si hubiera estado sobrio y se
hubiera molestado en mirar con atención, podría haber reconocido quién
era yo.
Podía sentir cómo se acumulaba una furia violenta, pero no era la mía.
Sylvie, aún oculta en las profundidades de mi capa, estaba a punto de
estallar cuando finalmente llegamos.
453
Frente a nosotros había un gran edificio de una sola planta de piedra maciza.
A simple vista, la estructura parecía tener más de doscientos metros de
ancho y varias docenas de pies de profundidad. Dos guardias estaban
sentados perezosamente contra la pared junto a la entrada principal.
454
delante de su nariz. No se veía mucho más que las luces parpadeantes y la
trampilla en el suelo a unos metros a nuestra derecha.
455
Cuando nos miraron, me dieron escalofríos los ojos oscuros y vacíos que
todos compartían.
—‘Es así de malo’—respondió Sylvie, más como una afirmación que como
una pregunta. Apreté los dientes ante tal presencia.
—Tendremos que esperar unos días más para saberlo con seguridad, pero
por ahora parece sano. Es una niña.
—Excelente. De todos modos, un recién nacido valdrá más que esa gorda.
456
—Los enanos y los elfos están retenidos más abajo, pero—Sebastián se
giró para mirar a Olfred, con una sonrisa lasciva en su rostro delgado y
pálido—¿ves a alguien a quien te mueres por ponerle las manos encima?
—De hecho...
El hechizo que Olfred había lanzado sobre Sebastian no era sólo para
atraparlo, sino para torturarlo lentamente.
—¡Olfred!
457
Llamé, pero fue en vano. El sirviente se había alejado lo más posible de
Sebastian, podía oír los pasos de los dos subordinados detrás de nosotros.
Agarré la daga oxidada mientras caía y barrí la pierna justo por debajo de
las rodillas de la mujer corpulenta. Se desplomó en el suelo y, antes de que
pudiera volver a levantarse, le clavé la daga de su compañera en la mano
ensartándola en el suelo.
Miré por encima de mi hombro para ver cómo le había ido a Sebastian
contra Olfred, pero todo lo que vi fue una estatua de lava fundida con la
forma del delgado conjurador.
458
—Tus preocupaciones son en vano—dijo Olfred con calma, quitándose la
máscara.
Me giré, con la vista temblorosa y las palmas de las manos húmedas. Mis
instintos ya me habían alertado de lo que estaba ocurriendo incluso antes de
ver al familiar Vritra acercándose a mí.
459
EL ABRAZO DE LA MADRE TIERRA
174
La figura caminaba con paso seguro, con sus delgados brazos envueltos
desordenadamente en vendas negras y colgando a su lado. Tenía una ligera
joroba que le hacía parecer un poco más bajo de lo que era en realidad, pero
seguía midiendo más de dos metros. Incluso antes de que se acercara lo
suficiente como para distinguir su rostro, ya sabía quién era.
460
—No te puedes imaginar lo emocionado que estoy de tenerte aquí.
461
El retenedor no respondió. Se limitó a mirarme, con un aspecto... poco
divertido. De repente, se echó a reír.
—Ya veo por qué muchos de ustedes se esfuerzan por mantener ocultos
sus motivos. Para momentos como éste en que debería ser una sorpresa—
Luego hizo un gesto despectivo—Guíen el camino.
462
Esperaba durante este corto viaje que mis sospechas no fueran correctas.
Ahora que sabía estaba en lo correcto, me resultaba difícil asimilar las
emociones que se manifestaban en mi interior. Nunca se me había dado
bien en mi vida anterior, y creía que había mejorado un poco en esta vida,
pero al parecer no era lo suficiente.
Rompí una de las tres cuentas que me había dado Aya y la activé antes de
arrojarla a la gran trampilla de la entrada. Los ojos de Olfred se abrieron de
par en par al ver esto.
463
Punto de Vista de Olfred Warend
El nivel subterráneo que había hecho era enorme, mucho más grande que la
estructura de la prisión que estaba encima. Aquí podían descansar miles de
soldados en espera.
464
No tenemos tiempo para esto.
Los gritos de confusión de los soldados rebotaban en las paredes que antes
habían servido de protección y ocultación. Ahora temía que estos hombres
estuvieran en una prisión.
—Tan cuidadoso.
465
Mi caballero de magma arremetió de inmediato con su espada. Un arco de
lava ardiente se lanzó en dirección al susurro de Aya, pero sólo se estrelló
contra la pared más lejana. La lava se dispersó en chispas brillantes tras el
impacto, iluminando la oscura habitación durante un segundo. Y fue
entonces cuando lo noté.
Niebla.
466
Había una frivolidad en sus palabras que parecía arrogancia en esta
situación. Ella siempre era así, sin un ápice de seriedad en su siempre
presente fachada.
Golpeé el suelo con la palma de la mano, creando abismos por todo el suelo
y las paredes de la cámara. La temperatura dentro de mi dominio recién
creado se elevó drásticamente mientras el magma resplandeciente se
derramaba desde los abismos, llenando la extensión subterránea con una
luz roja y ardiente.
467
muertos o incapacitados. En este corto tiempo, más de una cuarta parte ya
había caído.
Maldije una vez más, pero me arrepentí inmediatamente cuando una risa
aérea sonó a mi lado.
Ignoré las ilusiones. En su lugar, hice estallar tres grietas en el suelo. Tres
ráfagas de lava fundida se unieron en una colisión ardiente en el lugar
donde había percibido la fluctuación de maná de Aya.
Mi hechizo impactó.
—Tus ilusiones son tan sádicas como siempre Aya—escupí con disgusto—
Tu enfermiza costumbre de torturar a tus víctimas es la razón por la que
siempre te condenan al ostracismo, incluso entre tu propia gente.
468
—He visto esa preciosa estatua que has hecho ahí arriba—respondió Aya,
desapareciendo de la vista—Si me preguntas, prefiero que me succionen el
aliento de mis pulmones a que me quemen lentamente hasta morir en una
tumba fundida.
—Ustedes los elfos nunca entenderán las penurias por las que pasa
nuestro pueblo. Incluso después de su guerra con los humanos, los enanos
siguen siendo tratados como clase inferior. Sólo porque nuestro pueblo
prefiere perfeccionar sus habilidades mágicas para crear en lugar de
destruir, se nos menosprecia y se aprovecha de nosotros. Confío en la
decisión de Lord Rahdeas de unirse a las armas con los Vritra y el ejército
de Alacryan.
469
¡Ahora!
Desvié todo el maná que podía permitirme, creando una devastadora ráfaga
de fuego y piedra a mí alrededor. La niebla ilusoria se disipó al instante
revelando la Lanza de los elfos. Ella inclinó la cabeza.
—Los que quedan están muertos. Los demás han escapado por los túneles
que creé mientras estabas ocupado dándome lecciones—respondí.
Aya seguía con su máscara de apatía pero pude notar, por el leve
movimiento de su frente, que había calculado mal.
Sin dudarlo, me abalancé sobre ella. Aya contraatacó, corriendo hacia atrás
mientras lanzaba medias lunas de aire comprimido hacia mí. Sin embargo,
ya no tenía que preocuparme de proteger a los demás, lo que me permitía
utilizar plenamente mi poder.
470
El tiempo parecía ralentizarse mientras luchábamos. Yo no podía igualar su
velocidad pero ella no podía superar mis defensas.
—Bueno, si este duelo se prolonga durante una hora más o menos, puede
que tengas la ventaja—dijo con una sonrisa alegre que no le llegaba a los
ojos.
Ella respondió lanzando una tanda de cuchillas de aire desde todas las
direcciones.
Golpeé a Aya conjurando simultáneamente picos de lava del suelo bajo ella
y de la pared que tenía detrás.
Por un momento, pensé que mi ataque había tenido éxito, pero entonces su
cuerpo se desvaneció en volutas de aire.
471
La batalla continuó, pero parecía que Aya no tenía intención de vencerme.
Sus ataques eran cada vez menos seguros. Parecía estar perdiendo maná
pero mis instintos me mantenían cauto. Estaba planeando algo.
—Eres fuerte e ingeniosa, Aya, pero la paciencia nunca fue tu fuerte. Pero
si te sirve de consuelo, nunca deseé llegar a esto.
Fue entonces cuando lo vi… unos finos hilos de maná que parecían pelos
por toda mi armadura.
Inmediatamente intenté cortar los hilos de maná, pero mis ataques las
atravesaron.
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—Tienes razón—susurró la voz de Aya a mi lado y esta vez sí era ella—Soy
bastante ingeniosa.
Los finos hilos de maná, que estaban conectadas a las puntas de sus dedos,
volvieron a brillar y un dolor agudo me atravesó el pecho.
—Sé que te fascina mi magia Olfred. Siempre lo has estado. Incluso ahora
quieres saber cómo lo he hecho, ¿no? Independientemente de la raza, cada
cuerpo tiene una protección natural contra la magia extranjera. Es por lo
que los magos de agua no pueden simplemente drenar los fluidos corporales
de una persona, por lo que los magos de tierra no pueden manipular el
hierro de la sangre de alguien.
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—Todo mago capaz sabe eso, pero establecer un vínculo para manipular
directamente el cuerpo de alguien usando maná... ¿cómo?
—Es la razón por la que los magos del aire no pueden extraer el aliento de
sus pulmones—dijo, ignorando mi pregunta—A menos que...
474
—A pesar de nuestros desacuerdos, fue un honor trabajar con usted.
Me pareció ver una pizca de remordimiento en esos ojos fríos, pero sabía
que nunca podría confirmarlo. La respiración me abandonó como si me la
arrancaran de los pulmones y mi visión se oscureció al sentir el frío agarre
de la Madre Tierra que me devolvía a su abrazo.
475
PRESENTACIÒN
175
Pude ver el sol del amanecer detrás de las Grandes Montañas. Proyectaba
largas sombras sobre los claros del bosque, una llanura de hierba plana
salpicada de grandes rocas y troncos astillados.
Uto estaba de pie a una docena de metros, moviendo los brazos como si
hiciera un estiramiento matutino.
476
—¿No lo sabes? He descubierto que el enemigo que busca venganza es el
que se vence con más... gusto—respondió con indiferencia.
—Debo decir que es decepcionante. Aquí estaba yo, tan entusiasmado con
la idea de que te empeñaras en usar cada gramo de tu ser para buscar
venganza por tu camarada, compañera o, posiblemente ¿amante? tacha eso,
eres un poco demasiado joven para ella, a menos que le gustara ese tipo de...
477
—¡Ajá! ¡El Abuelo elfo! Su preciosa nieta tiene más o menos tu edad, ¿no?
Teniendo en cuenta lo cerca que estás de esa familia, tendría más sentido
que te encapricharas con ella que con la elfa Lan...
—Ya puedes sacar ese pequeño vínculo que tienes. Vas a necesitar toda la
ayuda posible.
—Es una pena que las circunstancias que rodean esta batalla no sean tan
fervientes como creía, cachorro. Aquella explosión elemental que me
478
disparaste cuando nos conocimos dejó una impresión importante. Me hizo
pensar que te había herido profundamente, personalmente creo que—Uto
dejó escapar un profundo y exagerado aliento—No importa. Veamos si
puedes complacerme al menos durante unos minutos.
Uto dio un paso adelante, pero a diferencia del paseo casual que había
utilizado antes, el espacio que le rodeaba se distorsionó de repente. Su
presencia se hizo casi palpable en el aire y cada paso enviaba ondas de
vibración al suelo.
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El suelo que acabábamos de pisar parecía ahora el lomo de un puercoespín
grande y furioso. Cada una de las púas de dos metros brillaba con amenaza.
Con una sonrisa maníaca, Uto también cargó, con su brazo arponero echado
hacia atrás, como una serpiente lista para arremeter.
Movió las cejas hacia mí, con nuestras armas aún entrelazadas.
480
—‘Agáchate’—dijo Sylvie.
Uto salió volando y se estrelló contra una roca cercana que se hizo añicos
con el impacto. El velo de escombros aún no se había despejado cuando hice
florecer la Dawn’s Ballad. Una media luna policromática de maná brotó de
mi espada cortando la nube de polvo en su recorrido.
Paré los finos pinchos, cada uno de los cuales enviaba una cantidad de
fuerza sacudidora hacia mis brazos. Mientras tanto, Sylvie apartó los
gruesos pilares que habían brotado de las sombras más oscuras. Sus gruesas
escamas lograron resistir la mayoría de los ataques, pero el volumen y la
481
intensidad de la repentina descarga de Uto nos dejó a ambos heridos y
sangrando.
Uto tenía las cejas fruncidas, pero no tuvo tiempo de pensar cuando llegué
desatando un torrente de ataques. Mi espada cristalina no era más que una
482
mancha, dejando sólo ráfagas de plata a su paso. Entrelazaba puñetazos,
codos, rodillas y patadas como me había enseñado Kordri en nuestros años
de entrenamiento. Cada vez que lanzaba la Dawn’s Ballad, él contraatacaba
al instante con una púa negra, que se congelaba y se hacía añicos al
impactar. Mientras tanto, Sylvie se mantenía cerca con sus extremidades
convertidas en una ráfaga de escamas y garras, mientras cortaba y
desgarraba el interminable aluvión de pinchos negros que Uto conjuraba.
Pronto, el área que nos rodeaba se convirtió en una ruina de escombros
congelados y púas cortadas de metal negro.
—Esto no es bueno Arthur. Los ataques de Uto parecen ser más rápidos
y fuertes cuanto más tiempo luchamos—gruñó Sylvie.
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Volví a blandir la Dawn’s Ballad y me sumergí fácilmente bajo el empuje de
Uto. Justo cuando mi espada estaba a punto de conectar con el lado
expuesto de Uto, lo vi.
El retenedor se dobló por el golpe. Dio un paso atrás para mantenerse recto,
y un fino rastro de líquido oscuro que parecía ser sangre se deslizó por un
lado de su boca.
Me sorprendió que mi ataque hubiera tenido éxito. Hice una pausa antes de
lanzar otro golpe.
484
me recompuse, estaba a seis metros de distancia, con la espalda apoyada en
el tronco destrozado de un árbol.
Me levanté, considerando si debía intentar el Burst Step una vez más para
superar a Uto. El agudo tono de Sylvie cortó mis pensamientos.
—¡Prepárate!
—‘¿Cuál es tu plan?’
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Me estremecí ante los brillantes rayos, pero enseguida supe lo que Sylvie
pretendía.
Su lanza de magia sombría, que antes brillaba como el metal, parecía opaca
ahora que tenía que depender de la sombra que su cuerpo proyectaba como
ancla para sus hechizos.
Sylvie tenía razón… sin las sombras, sus ataques ya no provenían de todas
las direcciones sino sólo de las partes de su cuerpo que daban al sol.
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De su cuerpo sobresalían púas negras, pero éstas no eran tan densas ni
imponentes como allá abajo.
Era incómodo luchar en el aire. Al igual que Uto estaba limitado por la falta
de sombra, yo estaba limitada por el hecho de no poder volar. Sylvie
maniobró a mi alrededor haciendo de plataforma para que yo saltara.
—Incluso con esta desventaja, aun no fuiste capaz de darme un solo golpe
significativo—dijo con voz sombría—Es decepcionante.
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Uto se envolvió en escarcha, fuego, relámpago y viento. Mantuve el agarre
de mi espada mientras sentía que los dos empezábamos a caer.
El cuerno de Uto brillaba con una luz negra y púrpura, mientras la sombra
de sus innumerables piercings se extendía por todo su cuerpo.
Intenté liberar la Dawn’s Ballad del pecho de Uto, pero por mucho maná
que imbuyera en mi cuerpo, no tenía la fuerza suficiente para arrancarla.
—Si has sido capaz de notar mi debilidad en el poco tiempo que llevamos
jugando, ¿no crees que lo habría descubierto hace tiempo?
Su voz estaba amortiguada por la máscara negra que le cubría toda la cabeza
y la cara, excepto los cuernos.
488
Extraje más maná de mi núcleo y lo manifesté en un guantelete de hielo
alrededor de mi mano derecha para golpear el proyectil negro. Sabía que si
lo esquivaba, el ataque alcanzaría a Sylvie así que lo aparté, redirigiendo el
ataque con éxito.
O eso creía.
489
Cuando el último ataque de Uto ya no estaba en marcha, pude alejarme y
evitar todo el impacto.
Mi cuerpo caía hacia abajo pero justo cuando aterricé sobre la espalda de
Sylvie, Uto reaccionó. Atravesó el cielo como un rayo negro y nos golpeó a
Sylvie y a mí simultáneamente, lanzándonos en una espiral descendente.
490
Me preparé para el impacto, pero no llegó, o mejor dicho… no lo sentí.
Cuando recuperé la conciencia, estaba en el centro de un cráter y aún más
agotado que antes.
—No—Sacudí mi vínculo.
—¡Sylvie, por favor! —Mi visión se agitó y pude sentir que mi corazón
intentaba salirse del pecho.
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Activé Realmheart una vez más. Cada centímetro de mi cuerpo gritó de
dolor ante la reacción, pero lo aguanté. Con las partículas de maná y éter
visibles, intenté desesperadamente guiar las partículas púrpuras hacia el
cuerpo de Sylvie.
—Por favor—supliqué.
Las partículas púrpuras de éter que rodeaban a Sylvie empezaron a temblar,
como si respondieran a mi grito desesperado de ayuda. Lentamente se
arremolinaron y se filtraron a través de sus escamas. No sabía qué iba a
pasar. Ya que Sylvie era capaz de curarme a través del éter, pensé que tal vez
podría utilizarlo para curarse a sí misma también.
Lo golpeé.
Volví a golpear.
Lo golpeé hasta que no pude condensar más maná y mis nudillos sangraron.
—Tu bestia vivirá—dijo una voz femenina desde algún lugar cercano.
Sonaba tranquila y madura.
¿Aya?
492
Desesperado y esperanzado, me giré y miré hacia arriba, pero no era ella.
Era una chica, pero no era Aya.
493
LA PRIMERA GUADAÑA
176
494
Aparte de su extraordinario aspecto físico, lo que más me llamó la atención
fue su aura, o mejor dicho, su falta de aura.
No era como cuando había aprendido a ocultar mi presencia. Más bien, el
aura de la Guadaña parecía estar ahí, pero controlada, contenida como una
bomba devastadora lista para explotar. La única vez que sentí esto fue
cuando conocí a Lord Indrath. El abuelo de Sylvie tenía la misma presencia
asfixiante, hacía que todo el mundo tuviera cuidado de cuándo podría
explotar.
Tragué saliva con fuerza, lo cual fue el mayor movimiento que había hecho
desde que me di cuenta de la llegada de la Guadaña.
Sin embargo, ella permanecía quieta. Eso era una buena señal. Si quería
matarme ya podría haberlo hecho. Quise preguntarle por qué sujetaba a Uto,
muerto o inconsciente por el pelo, pero no me atreví a hacerlo.
Estaba bastante seguro de que ni Sylvie ni yo habíamos hecho ningún daño
serio a Uto… eso significaba que o bien había sobrepasado sus límites con
ese último ataque, o que esa Guadaña tenía algo que ver con su estado
actual. Ambas opciones parecían poco probables.
495
luchar contra esta Guadaña, pero ese pensamiento fue rápidamente anulado
por todas las demás fibras de mi ser.
Alcanzando con su mano libre, la Guadaña arrancó los cuernos de Uto uno a
uno, como si estuviera arrancando flores. Sin hablar, me los lanzó
casualmente. Reaccioné instintivamente como si fueran bombas y por lo
que sabía, podían serlo. Me puse en forma de bola protegiendo mis órganos
vitales. Me coloqué entre los cuernos cortados y mi vínculo con la débil
esperanza de poder proteger de algún modo a mi dragón de dos toneladas,
pero no ocurrió nada. Los dos cuernos negros repiquetearon al rodar por la
ladera del cráter antes de detenerse de forma anticlimática a mis pies.
Miré los cuernos en el suelo con cautela y luego clavé los ojos en la Guadaña.
Su comportamiento no tenía ningún sentido, por lo que había deducido, los
cuernos de los Vritra eran una parte importante de ellos mismos.
Justo cuando pensaba que sus acciones no podían ser más imprevisibles, la
Guadaña levantó a Uto por el pelo y atravesó su cuerpo con una fina hoja de
lo que parecía ser maná puro. La mortal hoja púrpura atravesó el esternón
de Uto, pero éste no reaccionó en absoluto.
496
Tanto si era porque estaba agotado física y mentalmente como si la
Guadaña estaba poniendo en marcha algún tipo de plan, no podía dar
sentido a sus acciones. En este momento, sólo me sorprendía que hubiera
sido capaz de atravesar tan fácilmente el núcleo de Uto.
—Fue una batalla dura, pero lograste derrotar a Uto. Pudiste mantenerlo
con vida, pero por medidas de seguridad, perforaste su núcleo para
asegurarte de que no pudiera usar ningún arte de maná. Hiciste esto para
poder llevarlo de vuelta para interrogarlo—dijo la Guadaña como si
estuviera leyendo un guion.
Mi respuesta inicial fue preguntar qué estaba pasando, pero esta Guadaña
parecía el tipo de persona que despreciaba las preguntas innecesarias que le
hacían perder el tiempo. Por sus acciones, parecía que o bien no estaba de
acuerdo con esta guerra o bien tenía su propia intención personal. Podía
aceptar cualquiera de las dos opciones, siempre que eso significara que no
iba a morir hoy.
497
—¿Sería demasiado preguntar su nombre? —murmuré, mi voz me
traicionó a pesar de la confianza que intentaba proyectar.
Se levantó ligeramente una de sus cejas, pero ése fue el único cambio de
expresión que mostró.
—Seris Vritra.
—Chico peculiar.
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Con los ojos muy abiertos, agarré con cautela los dos cuernos del tamaño de
un mano y los guardé en mi anillo. Cuando volví a levantar la vista, Seris
había desaparecido.
Odiaba admitirlo, pero, con la aparición de Seris perdí por completo las
ganas de luchar. Hacía tiempo que no me sentía tan impotente. No era una
buena sensación y esta vez no era diferente.
Cuando tuve suficiente maná reunido, intenté usar la magia, pero mi núcleo
se agitó provocando un ataque de agonía. El maná ardía mientras lo
499
canalizaba a través de mi cuerpo, pero finalmente pude envolver el cuerpo
de Uto en hielo.
Pensé en mí mismo, más adulto y quizá con barba, y con mi propia familia.
La cara de Tess apareció en mi mente e inmediatamente sentí el impulso de
abandonar mi sueño. Pero me merecía esta pequeña pausa fantástica.
Así que dejé que las escenas continuaran. Tess parecía mayor, más madura,
pero todavía deslumbrantemente bella. Sonrió alegremente al oír algo que
yo acababa de decir y sus mejillas se colorearon con un ligero tinte rojo. Se
colocó un mechón de pelo suelto detrás de la oreja antes de mirarme
tímidamente. Dio un solo paso hacia mí y, de repente, estuvimos frente a
500
frente. Tess se puso de puntillas y cerró los ojos. Se ruborizó y sus largas
pestañas temblaron.
Justo cuando apretó los labios para besarme, Tessia fue arrancada de
repente de mis brazos. Me rodeó la oscuridad, pero pude distinguir
vagamente la figura que estaba frente a mí a pocos metros de distancia.
‘No importa si eres el Rey Grey o Arthur Leywin, sólo puede existir uno
solo. Ya sea que seas el Rey Grey o Arthur...’
‘...Grey o Arthur...’
‘... Arthur...’
—¡Arthur!
501
—Sólo estoy un poco cansado—Trate de hacer una sonrisa para
tranquilizarla y Aya asintió.
Traidor.
Ejecutar.
502
Por un momento pensé en contarle a la Lanza lo de Seris y cómo me había
ayudado, pero decidí no hacerlo. No había ningún razonamiento de peso
detrás de ello, sólo quería saber más sobre Seris antes de decir nada.
—Fue una batalla dura, pero pude derrotarlo con la ayuda de Sylvie.
—Me alegro de que los dos hayan salido a salvo de esa pelea. Parece que
ganamos.
Apoyé la cabeza contra el cuerpo de Sylvie agradecido por esa noticia. Volví
a sentir mi vínculo en mis pensamientos, una mezcla de las emociones que
ella sentía en sus sueños.
503
—Definitivamente lo será, así que descansa aquí mientras puedas.
504
MIRADA GRIS
177
505
—Puede parar—dijo el mismo investigador a través del intercomunicador,
con una voz que sonaba aún menos impresionada que antes—Por favor,
diríjase al campo de entrenamiento para la parte final de su evaluación.
Salí por la misma puerta por la que había entrado, echando un vistazo hacia
atrás mientras los investigadores discutían mi puntuación tras su ventanilla
de cristal. El que me había dado las instrucciones negaba con la cabeza.
Caminando por el luminoso pasillo, me detuve al final de una fila de cadetes
que esperaban su turno para la parte final de la evaluación.
—Oye... ¿sabes cuál será la última prueba? —preguntó el enorme joven
que estaba delante de mí en la fila. Parecía nervioso.
—Hemos pasado por las pruebas para medir nuestra agudeza mental,
fuerza física y ki. Sólo por proceso de eliminación, esto último sólo puede
ser eso.
506
Recorrí el área con la esperanza de encontrar a Nico o Cecilia, pero no pude
ver a ninguno de ellos.
Otro instructor estaba al frente de nuestra fila guiando a cada uno de los
nuevos cadetes a un grupo diferente. Señaló a su derecha, hacia una
multitud de cadetes nerviosos cerca de la esquina más lejana y el muchacho
grandote que estaba frente a mí se apresuró con confianza hacia su grupo
asignado.
507
miembro prominente del ejército, tal vez incluso un aspirante a la posición
de rey.
—Como muchos de ustedes han adivinado, esta última parte del examen
de ingreso será el combate práctico. Tengo aquí los resultados del nivel de ki
de todos los integrantes de este grupo, y aunque no voy a revelar el nivel de
nadie, os diré ahora que todos son diferentes. El combate práctico significa
que no siempre tendrás el lujo de poder luchar contra alguien con el mismo
508
nivel de ki que tú. A veces tendrás suerte y te enfrentarás a un oponente que
apenas puede fortalecer su puño.
—¿Son ciertos los rumores de que los cadetes pueden morir durante esta
prueba?
509
lo hagan bien aquí serán bien apoyados por la academia y se les darán
recursos para mejorar sus habilidades, mientras que los que lo hagan mal
serán desatendidos y eventualmente expulsados. Es injusto, pero también
es la forma de vida. Os preguntaría si alguno de vosotros tiene alguna duda,
pero tenemos poco tiempo, así que vamos a empezar.
510
un escudo y una espada. Siguieron al instructor al interior del recinto,
cerrándose los cristales tras ellos.
Ella se tambaleó apenas un paso, pero eso fue todo lo que Twain necesitó.
Rápidamente, blandió su espada y la golpeó de lleno en el hombro.
Esperaba que se retorciera de dolor, o al menos que retrocediera ante el
golpe directo, pero una capa translúcida de ki evitó lo peor del golpe.
511
golpe. Twain se dobló. Janice siguió golpeando con su arma las piernas de
Twain, barriéndolo de sus pies, literalmente.
—Claro.
512
—¿Eso es todo cadete Grey? —preguntó Vlair con una ceja levantada—El
tipo de espada que has elegido suele ir emparejado con un puntal u otra
espada.
Sacudí la cabeza.
A diferencia de Janice, Vlair adoptó una postura mucho más neutral con su
lanza. No estaba demasiado familiarizado con las formas de esa arma en
particular, pero sólo por instinto, sabía que estaba mucho mejor entrenado
con ella que Janice.
Apreté el agarre de mi espada, pero mantuve la hoja baja. Los ojos de Vlair
se entrecerraron, casi como si se sintiera insultado por el hecho de que no
hubiera adoptado una postura adecuada.
El combate continuó, con Vlair incapaz de asestar un solo golpe. Sabía que
un solo golpe sería probablemente mi fin en este duelo, pero tenía que
guardar mi limitado ki para cuando pudiera atacar de verdad. Mientras
513
tanto, Vlair tenía un aura constante de ki que envolvía su cuerpo y su arma,
lo cual era impresionante. Los anteriores cadetes habían sido capaces de
protegerse con ki hasta cierto punto—Janice más que Twain—, pero la
capacidad de Vlair de extender su ki a su arma era algo que provenía tanto
del talento como del trabajo duro, especialmente a nuestra edad.
Su lanza roma pasó silbando por mi mejilla con una precisión practicada,
pero dejé que mi cuerpo hiciera su trabajo. Sus movimientos eran borrosos
y parecía estar usando una técnica que doblaba y curvaba su lanza para un
mayor rango de ataques, pero seguía siendo lento, al menos para mí.
Carecía de la ferocidad que inducía al miedo que poseían los atacantes que
habían intentado secuestrar a Cecilia.
Me había acostumbrado más a esta sensación con el paso de los años, pero
seguía siendo extraña la forma en que mi cuerpo se movía sin problemas
con mis pensamientos. Me alegraba de este talento, ya que me servía para
igualar el campo de juego, teniendo en cuenta mi escasa reserva de ki.
514
Giré mi espada y le golpeé limpiamente justo por debajo de la axila. Vlair se
tambaleó con el impacto, pero me di cuenta por la sensación de que no le
había hecho mucho. La rica capa de ki le protegía.
Vlair me miró.
—No estoy de acuerdo en que hayas visto suficiente. El chico acaba de dar
un golpe de suerte.
515
—¿Está ocupado este asiento? Por supuesto que no—preguntó una voz
familiar y respondió desde detrás de mí.
Nico me dio un codazo antes de sentarse frente a mí. Llevaba una bandeja
con la misma comida que yo había recibido y que estaba comiendo en ese
momento. Cecilia le siguió de cerca y me lanzó una sonrisa antes de sentarse
junto a Nico.
516
Asentí con la cabeza.
—Me alegro de que así fuera... aunque sigo pensando que lo mejor
hubiera sido que ustedes dos fueran a una escuela normal. No es demasiado
tarde, creo que...
517
—Claro—dije—Puede que consigamos un sitio mejor.
—Sí y no. Nosotros -los cadetes más intelectuales- todavía tenemos que
usar el ki para crear herramientas y artilugios, así que dan prioridad a los
que tienen una gran reserva de ki, pero no está tan ponderado como para
vosotros, los cadetes marciales. Me colocarán en la primera división, que es
la vía rápida, o en la segunda.
—La forma de vida. De todos modos, espero que ustedes dos entren en la
misma división, si no en la misma clase. Así Grey podrá fastidiar a cualquier
chico que se acerque demasiado a Cecilia.
No pude evitar sonreír ante eso. Nico lo dijo a la ligera, pero pude notar que
estaba avergonzado por sus palabras. Incluso después de todos estos años,
Nico todavía no había dicho nada sobre sus sentimientos por Cecilia.
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Para cuando llegamos al gran patio donde se actualizaría el tablero, ya había
una gran multitud de cadetes tratando de acercarse lo más posible al tablero.
Sacudí la cabeza.
—Maldito.
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Encontré el de Nico con bastante facilidad. Había sido colocado en la
división uno, clase uno, el nivel más alto. A continuación vi el nombre de
Vlair Ambrose; estaba en la división uno, clase cinco de la lista de cadetes
marciales, lo que significaba que apenas había llegado a la primera división.
A continuación apareció el nombre de Cecilia, y el chillido contenido de
alegría me dijo que también había encontrado su nombre.
Miré hacia abajo, buscando mi nombre, pero cuanto más baja era mi línea
de visión, más se hundía mi corazón. Cuanto más abajo aparecían los
nombres, más baja era su división y clase. El nombre de Cecilia había
aparecido bastante pronto, ya que había sido colocada en la división dos,
clase cuatro. Cuando encontré mi nombre, supe que mi objetivo de
sobresalir en la academia y ser lo suficientemente fuerte como para
encontrar y acabar con los que mataron a la directora Wilbeck iba a ser
mucho más difícil de lo que pensaba.
520
Punto de Vista de Arthur Leywin
521
toda la noche. Todavía me sentía perezoso y acalorado por el contragolpe,
pero dormir más de dieciocho horas parecía haberme hecho maravillas.
—¿Quién es?
522
Me aseguré de que la Dawn’s Ballad estuviera a salvo dentro de mi anillo de
dimensión, junto con los cuernos cortados de Uto, y luego preparé mi mente
para las interminables reuniones estratégicas e interrogatorios que se
avecinaban.
523
COMPORTAMIENTO ESTRATEGICO
178
524
Despedí a la secretaria y entré en la sala circular, encontrándome con las
miradas de los miembros del Consejo y de otros Lanza.
La reunión no tardó en comenzar una vez que todos nos habíamos
reunido—menos Aldir, nuestro desaparecido embajador de los asuras—.
Sin embargo, como Rahdeas y Olfred ya no formaban parte del Consejo, la
sala de reuniones, antes abarrotada, parecía extrañamente espaciosa.
Apenas habíamos tomado asiento cuando el rey Glayder desató su ira.
Golpeando el puño contra la mesa circular, el corpulento rey rugió:
—¿Qué sentido tenía que Lord Aldir tomara el control del artefacto si
simplemente iba a huir a quién sabe dónde?
Merial, que estaba sentada junto a su marido, apartó por fin los ojos de la
pila de pergaminos que había estado revisando y habló.
525
El hombre había sido viejo desde que lo conocí, pero estos últimos años
habían hecho mella en su cuerpo y su psique. Esto se evidenciaba en las
profundas y oscuras bolsas bajo sus ojos y en la forma en que su rostro se
había contorsionado en un ceño perpetuo.
Aparte del detalle de que no fui yo quien derrotó a Uto, sino su aliado, conté
al Consejo todo lo que sabía. Al final de mi relato, Virion asintió pensativo
526
Los ojos de Virion se entrecerraron.
—Querido...
Continué.
527
La clara voz de Varay Aurae sonó desde detrás de Priscilla.
—¿Cómo sabías que destruir los cuernos de Vritra tendría algún efecto
sobre su capacidad de lucha?
Sacudí la cabeza.
—No lo sabía. Dudo que incluso los asuras lo supieran, de lo contrario nos
lo habrían dicho. Pero recordé a la difunta Alea, diciendo lo furioso que se
había puesto Uto cuando le había arrancado un fragmento de su cuerno.
528
—El factor más crucial en esta guerra ahora mismo es nuestra alianza con
los enanos. Con Rahdeas encarcelado y retenido para ser interrogado, no
tenemos a nadie que lidere eficazmente a los enanos. Además, tras el
reconocimiento del general Arthur en Darv, es obvio que una facción o
varias facciones de ellos están ayudando voluntariamente al ejército
alacraniano.
—No, no se hizo. Una de las razones por las que convocamos esta reunión
es para discutir cómo manejar al traidor y el hecho de que nos falta un
529
Lanza y no podemos reemplazarlo ya que nuestro embajador asura se ha ido
de unas pequeñas vacaciones.
—¡Brillante! Arthur, recuérdame que nunca haga una guerra contra ti.
Virion no tuvo que explicar mucho antes de que todos los demás en la sala
se dieran cuenta y comenzaran a ofrecer sus ideas sobre la realización de mi
idea. Al fin y al cabo, la gente de aquí era inteligente.
530
—Yo dirigiré el interrogatorio del general Mica, mientras que el general
Aya se encargará del Vritra que hemos apresado—anunció Virion—Sin
embargo, el interrogatorio de Rahdeas debería tener prioridad en este
momento para asegurar la lealtad de los enanos. ¿Alguien piensa lo
contrario?
531
—Tres muertos y cuatro heridos, todos ellos comerciantes empleados por
el grupo Helstea—leyó Merial en voz alta.
Tenía mil preguntas, pero todas eran personales. Mis padres y yo nos
habíamos separado en términos poco ideales. Mi egoísmo, al querer
ocultarlos en el castillo, no había contribuido a arreglar nuestra relación,
que aún se estaba recuperando de mi decisión de revelar mi secreto. Me
habían dicho que querían ayudar en la guerra, pero la idea de que
estuvieran realmente en peligro no había surgido hasta ahora.
532
Sentí una creciente tentación de salir de esta habitación y bajar a la
superficie para ver a mis padres, pero sabía que desaprobarían que
abandonara mis obligaciones para ir a verlos.
—¿Qué tal una ruta subterránea? —sugirió el rey Alduin señalando hacia
el centro del mapa que habían desplegado.
—La ciudad está demasiado cerca del Reino de Darv. Nuestros mapas del
subsuelo enano no son lo suficientemente precisos como para saber en qué
estaríamos excavando. Es demasiado peligroso intentarlo hasta que
aseguremos nuestra alianza con ellos.
533
por lo que es crucial que haya un medio de transporte seguro hacia el
Muro—respondió seriamente la reina Priscilla.
Mientras el Consejo discutía más ideas sobre cómo asegurar mejor la ruta
de abastecimiento, mi mente se desvió hacia formas que la gente de este
mundo no podría considerar. Pensando en la nave que había ayudado a
Gideon a diseñar unos años atrás, miré el mapa. atrás, miré el mapa. Por
desgracia, no había ningún río cerca del Muro o de Ciudad Negra, pero tenía
una idea.
534
—Rey Alduin, ¿cuántos elfos adeptos a la magia de la naturaleza puedes
reunir?
—Te lo contaré una vez que resuelva la logística de esta idea con Gideon—
dije distraídamente, con los engranajes de mi mente trabajando
furiosamente.
Todos los ojos se volvieron hacia él. Curioso, me quedé en silencio y esperé
a que continuara.
535
—Gracias comandante Virion—dijo Aya amablemente—Pero lo que hice
fue para ayudarnos a ganar esta guerra, no por una recompensa personal.
Virion asintió.
—En realidad, hay algo que me gustaría... más bien, unas cuantas cosas—
dije inocentemente.
Los dos reyes y reinas me miraron sorprendidos, pero Virion se limitó a reír.
536
...............
537
embargo, necesitaba tiempo para estudiar y absorber esos cuernos que la
Guadaña había llamado ‘recurso invaluable’.
—Pero ¿cómo piensas entrenar aquí en el castillo? —había preguntado
Alduin.
—Es parte de lo que necesito después como recompensa—respondí,
levantando cuatro dedos—Necesito cuatro conjuradores, cada uno con una
afinidad elemental diferente.
—¿Cuatro? —repitió Virion.
Los miembros del Consejo estaban obviamente confundidos, pero supe por
el brillo en los ojos de las Lanzaa que habían entendido lo que había
planeado.
............
Los pasillos estaban vacíos, así que mi camino hacia la habitación de Ellie
no se vio interrumpido.
Sabía que era duro para ella esperarnos a mí y a nuestros padres sin saber
cuándo volveríamos. Así que siendo el hermano considerado que soy,
cuando llegué a la gran puerta de madera que había sido remodelada para
adaptarse a su vínculo, llamé y grité con una voz aguda y jadeante:
538
—Ellie... Es el fantasma de tu hermano. He venido a perseguirte.
—Boo, ataca.
—Bienvenido hermano.
539
Acaricié suavemente la cabeza de mi hermana y pude sentir la tensión en mi
cuerpo por primera vez desde que había vuelto al castillo.
540
ENCUENTRO FAMILIAR
179
541
Pasaron sólo dos días desde que regresamos al castillo. Sylvie acababa de
recuperar la conciencia ayer, pero se estaba recuperando a un ritmo
extraordinario. Mientras Virion y el resto del consejo reunían a los cuatro
conjuradores que se quedarían conmigo los próximos dos meses, yo pasaba
tiempo con mi hermana.
Mantenía en secreto para Ellie el hecho de que nuestros padres y los
Cuernos Gemelos fueron atacados. Una parte de mí sabía que ella merecía
saberlo, pero también quería mantenerla ignorante el mayor tiempo posible.
Un deseo egoísta de un hermano egoísta.
—Entonces, ¿puedes disparar con precisión mientras Boo se mueve?—
pregunté con una sonrisa y mi mirada se dirigió a la bestia de maná que
seguía dormida sobre su vientre.
Ellie se enfurruñó ante mi golpe.
—Uf, todavía no. Helen hizo que pareciera tan fácil cuando me lo enseñó,
pero no he sido capaz de dar un solo golpe decente mientras Boo se mueve.
No ayuda que el torpe corra como si tratara de echarme a la espalda a
propósito.
La criatura con aspecto de oso soltó un gruñido de negación.
—¡Así es! —replicó mi hermana y se agachó para recoger su arco.
Mi mirada se dirigió a su mano mientras cogía el arma. Los dedos estaban
cubiertos de callos y las ronchas recién formadas llenaban los pocos lugares
de su mano que no estaban ya endurecidos por el uso excesivo.
542
—¿Cuánto tiempo estas practicando? —pregunté.
—No llevo la cuenta, pero el sol se pone mientras entreno, así que...
¿quizás unas seis o siete horas?
—Las clases en el castillo son sólo una vez a la semana y puedo terminar el
material de estudio que me dan en un día—respondió. Ellie dudó y luego
continuó—Y en cuanto a los amigos, te diré que soy muy popular.
—Estoy segura de que hay unos cuantos chicos de tu edad con interés en
la magia—espeté, esforzándome por no reírme.
543
—Bueno, había unos cuantos, pero cuando despertaron, sus padres se
mudaron del castillo o simplemente enviaron a los niños a una de las
principales ciudades para que se internaran en una escuela de magia.
No muchos niños habrían tenido los contactos que tenía mi hermana para
que les enseñara un mago en este castillo. Y era comprensible que los
padres siguieran queriendo que a sus hijos se les enseñara a utilizar su
núcleo recién formado, incluso con el peligro potencial de que la guerra les
alcanzara.
Me estremecí ante las palabras de mi hermana. Sólo tenía doce años, pero
sus palabras reflejaban una madurez que no estaba muy segura de querer
que tuviera. Por mi propia experiencia, sabía lo que era crecer demasiado
rápido. Era otro de mis deseos egoístas de que mi hermana siguiera siendo
la niña inocente que sólo se preocupaba de qué ponerse para la fiesta de
cumpleaños de su amiga. Dejando a un lado mis pensamientos, le lancé una
suave sonrisa.
544
Los ojos de Ellie se abrieron de par en par.
—¿De verdad?
—Gracias hermano.
Ellie aún no había desarrollado una afinidad hacia un elemento, por lo que
estaba limitada a disparar maná puro. Era una lástima que no pudiera hacer
mucho para ayudarla a desarrollar una afinidad—que dependía sobre todo
545
de sus propios conocimientos—, pero era emocionante verla crecer y
desarrollarse.
—¿Qué?
Se saltó el proceso de cántico para los tipos de flechas en los que estaba más
versada, pero a veces necesitaba describir el tipo de flecha que quería para
poder dar forma al maná con precisión. A la trigésima flecha que disparó,
546
me pregunté cómo Boo era capaz de dormir tan fácilmente con Ellie a su
espalda.
Mis ojos se abrieron de golpe y me giré para ver a una elfa de mediana edad
con un portapapeles en la mano. Llevaba un atuendo blanco que me
recordaba a las batas de laboratorio de mi antiguo mundo. Sin embargo, lo
que realmente me llamó la atención fue el color de sus ojos, o mejor dicho,
los colores. Un anillo de color rosa brillante rodeaba cada una de sus pupilas,
y luego cambiaba a un azul brillante en el borde exterior de sus iris. Al notar
mi mirada fija, se inclinó, quizá pensando que yo esperaba un saludo formal.
Ella asintió.
—Lo haré.
547
—‘Claro, te pondré al día cuando vuelva, Sylv.’
—Bueno Alanis, es un placer conocerte, pero me cuesta creer que seas una
simple asistente, teniendo en cuenta la cantidad de maná que estas
ocultando.
La elfa parpadeó, con sus ojos multicolores brillando, pero por lo demás
parecía imperturbable.
548
hacia mí. Estaba hecho un desastre de sudor—¿Qué clase de idea ingeniosa
tienes en ese cráneo enviado por Dios que tienes?
El viejo artífice apenas consiguió esperar hasta que llegamos a una de las
salas vacías utilizadas para las reuniones de los nobles o los jefes militares.
549
—Siempre hay espacio para más entrenamiento—dije, desechando el
pensamiento—Pero volviendo al tema, ¿cuál es el estado actual de las minas
donde excavamos la fuente de combustible para nuestras naves?
—Ah, ¿las minas de combustión? Hay cinco sitios principales que todavía
se están excavando.
—¿Combustión?
550
—¿Una nave terrestre?
—¿Quieres los planos o no? —me burlé. Gideon levantó los brazos de
forma placentera.
551
—Los ríos van a ser un dolor de cabeza si queremos conectar Ciudad
Blackbend con Kalberk o Eksire, pero con unos cuantos magos de agua y
tierra...
Yo respetaba a Gideon por su ilimitada visión, pero era frustrante tener que
mantenerlo al tanto. Sin embargo, su última afirmación despertó mi
curiosidad.
—Creo que lo que el artífice Gideon quiere decir es que, hasta ahora, las
ubicaciones de las ciudades en los tres reinos estaban determinadas por el
lugar donde encontrábamos o excavábamos las puertas de teletransporte. Si
esta idea llega a buen puerto, un modo de transporte seguro que pueda
552
transportar suministros y mercancías en masa, además de personas, aunque
no sea tan rápido como las puertas, nos permitirá construir ciudades
importantes en cualquier lugar.
553
Hice un gesto de desestimación con la mano.
—Está bien. No hay razón para molestar al chef sólo por mí.
—Es un honor, pero no es por eso por lo que te lo pido. Emily ha estado
trabajando en algunas cosas que necesitan ser probadas.
554
UN VISTAZO A UN ALACRIANO
180
555
—Sí—dije con entusiasmo. —Son los cuernos de Uto.
—¿Por qué? —preguntó confundida.
Comprendiendo que ella nunca había escuchado la historia completa,
resumí todo lo que había sucedido después de que ella había sido noqueada
mientras me salvaba del último ataque de Uto.
Cuando terminé mi historia, el rostro vulpino de Sylvie se retorcía
mostrando una mezcla de emociones.
—Da miedo pensar en lo fácil que podría habernos matado—dijo tras una
larga pausa.
Asentí con la cabeza. —No pude hacer nada cuando apareció Seris. Pero si
no lo hubiera hecho, no estoy seguro de que hubiéramos sido capaces de
derrotar a Uto.
—Parece que a medida que nos hacemos más fuertes, también lo hacen
nuestros enemigos—suspiró ella. Su mirada volvió a mirar los dos cuernos
sobre la cama. —¿Así que estos cuernos supuestamente contienen grandes
cantidades de maná que puedes extraer? ¿Es realmente seguro confiar en la
Guadaña?
556
Sylvie pensó por un momento, tocando los cuernos con las patas. Cada uno
era del tamaño de su cabeza. —Bueno… si te ayudan a entrar en el núcleo
blanco, sin duda nos ayudará.
Tomé uno de los cuernos. —Esto será suficiente para mí. Tú extrae el otro.
—Mi abuelo mencionó eso, pero a medida que me haga más fuerte, será
más difícil ocultar lo que soy—Sylvie respondió con amargura.
Una ola de dolor inundó mi mente, y pude sentir los fragmentos y piezas de
la historia que Lord Indrath le había contado a Sylvie sobre su madre.
557
—No estoy muy seguro de lo que va a pasar cuando te fortalezcas lo
suficiente como para despertar, pero superaremos ese obstáculo cuando
lleguemos—la consolé.
Sylvie puso una pata en el cuerno que tenía delante. —No veo por qué no.
A diferencia de cualquier elixir o para este caso, de cualquier otra cosa que
había usado en el pasado, esto parecía estar absorbiendo mi consciencia.
558
Literalmente. Un manto de sombra se extendió, oscureciendo mi visión y
todos mis otros sentidos, hasta que no había nada más que oscuridad.
559
ahora; las sombras parecían como si estuvieran siendo arrastradas. El velo
de obsidiana comenzó a levantarse lentamente, y lo que reveló no fue la
vista de mi propia habitación que había estado esperando.
—Habla—dije con impaciencia, pero la voz que salió no era la mía. Era la
de Uto. Incluso la palabra que había pronunciado no era de mi elección.
La voz que había sustituido a la mía habló con cortesía moderada. —Vale...
Aunque tu línea es escasa en sangre Vritra, tus ancestros nos han servido
bien. Quítate la túnica.
560
espalda. Había un grabado en su columna vertebral, aunque este parecía ser
tres impresiones separadas, por el espaciado.
Una figura delgada parada de pie a un lado, con el rostro cubierto por una
capucha suelta, dio un paso hacia mí y leyó en voz alta de un libro: —Una
marca al despertar, y dos crestas: una ganada por un acto de valor y otra
desbloqueada mediante el dominio de la marca inicial.
561
ojos. Levantó el puño derecho sobre su corazón y mantuvo la palma
izquierda sobre el esternón en un saludo tradicional.
Tal y como había advertido Wren Kain, la gema era capaz de alterarse,
dependiendo de los cambios en mi cuerpo, mis acciones e incluso mis
pensamientos. La aclorita se estaba alimentando constantemente del maná
de mi interior, moldeando constantemente su eventual forma; así que decir
que la introducción del maná de Uto en la gema me llenó de inquietud era
un eufemismo.
562
‘Lo hecho, hecho está.’ No me gustaba la idea de que mi futura arma se
pareciera a los poderes de Uto, pero en este punto, cualquier cosa que
acelerara el proceso ayudaría.
Había pasado toda la noche reviviendo uno de los recuerdos de Uto, lo que
me llevó a la pregunta: ¿Qué significaba ese recuerdo?
El evento real que ocurría en el recuerdo no era muy críptico, pero había
tantos términos desconocidos que fueron mencionados que resultaban
abrumadores.
Estas marcas o crestas sean las que sean, aparentemente se ganan o son
desbloqueadas. ¿O ese solo era el caso de la persona que se arrodillaba?
563
parecía sacado de un libro de cuentos donde un brujo malvado guardaba sus
tesoros robados, el propio hombre estaba claramente orgulloso. Esto
significaba que incluso la oportunidad de ganar un emblema era algo
importante.
Otra serie de preguntas que me vinieron a la mente tenían que ver con la
mención de Vechor, una nación presumiblemente en guerra con Sehz-Clar,
otra nación. En el saludo, pude extrapolar que la nación de Vechor formaba
parte de Alacrya.
¿Por qué dos naciones del mismo continente con el que estábamos en
guerra estarían luchando entre sí? ¿Tal vez las naciones habían jurado
lealtad durante esta guerra? ¿O había un ejército internacional separado,
que entrenaba conjuntamente para disipar cualquier enemistad que los
miembros de las diversas naciones tenían unos con otros?
Sin embargo, este recuerdo había despertado mi curiosidad. Hice una nota
mental para aprender más sobre esto, tal vez incluso del propio Uto. El
Consejo había ordenado que nuestras fuerzas tomaran prisioneros cuando
fuera posible para interrogarlos, pero en la mayoría de los casos, el
564
prisionero se suicidaba o estaba demasiado abajo en la cadena de mando
como para saber algo útil. Esta era la primera vez que teníamos una fuente
potencial de información real en nuestras manos, aunque conociéndolo, nos
haría trabajar por ella.
—General Arthur. Soy Alanis Emeria. Estoy aquí para escoltarlo a los
terrenos de entrenamiento para que se reúna con los cuatro asistentes de
entrenamiento que ha solicitado—dijo con una voz clara y cortante.
565
—Toma, déjame llevar eso—. Le quité la caja de los brazos, sorprendido
por su peso.
Emily se volvió hacia Alanis, ajustándose las gafas. —Y tú debes ser Alanis.
Es un placer conocerte.
Por la arruga entre las cejas de Emily, parecía haber estado procesando la
cadena de palabras de Alanis, pero finalmente asintió. —¡Sí! Y como pronto
verás, creo que tu magia particular y el conjunto de artefactos que he hecho
funcionarán bien el uno con el otro.
—¡Oh! Lo siento, y gracias por llevarla. Pensé que mis brazos se iban a
caer de su sitio—dijo Emily, corriendo por el pasillo hacia la entrada de la
sala, que estaba justo delante. —¡Vamos, todos están esperando!
566
ARTILUGIOS Y MAGIA
181
Miré hacia atrás por encima de mi hombro para ver a Emily despidiéndose
de mí como una madre que envía a su hijo a un campo de batalla.
567
—Pero para la formalidad, esta es la princesa Kathyln de la casa real
Glayder. Y esta es su tutora, Hester Flamesworth.
Una mujer mayor, con el pelo gris recogido en un moño, inclinó la cabeza en
un saludo formal.
—¿Flamesworth?—solté, sorprendido.
568
sobresalía de una espesa mata de barba blanca que cubría la mitad inferior
de su cara. Era alto comparado con la mayoría de los enanos que había visto,
pero eso podría ser una ilusión causada por su asiento elevado. Sin embargo,
una cosa era segura: su cuerpo parecía estar compuesto enteramente de
músculos. Gruesos y estriados bulbos de carne endurecida cubrían sus
brazos y pecho, y me estremecí cuando me agarró mi mano con la suya
callosa.
Su bigote se movió en lo que podría haber sido una sonrisa, y soltó. —No
está mal. No está mal.
569
cuando se trata de magia de afinidad con la tierra. Te garantizo que
aprenderás mucho.
Observé como los dos discutían, conteniendo mi lengua a pesar de todas las
preguntas que tenía.
Por la espesa aura plateada que emitía, casi visible a simple vista, estaba
claro que Buhnd era un individuo poderoso. Si era tan cercano a Virion, me
preguntaba por qué no había sido seleccionado como representante en lugar
de Rahdeas.
La raza en este mundo era mucho menos sutil que en mi antiguo mundo,
pero nunca me había considerado una persona que discriminara por su
apariencia externa o el lugar de nacimiento de una persona. Sin embargo,
570
ver a una gran facción de enanos cooperando con nuestros enemigos, así
como ser traicionado personalmente por un poderoso enano, puso a prueba
mi anterior imparcialidad.
—El chico no necesita saber más que mi nombre. Estoy aquí para entrenar
con él. Cualquier información más allá de eso es irrelevante—dijo Camus,
cortándolo.
571
—¡Bien!—Virion rompió el silencio. —Estoy seguro de que todos se van a
familiarizar bastante bien estas próximas semanas. Y aunque me encantaría
quedarme y observar, ¡tengo el placer de pasar mi tiempo revisando
montañas de papeleo!
572
mandos. Se asemejaba a una especie de centro de control antiguo de una
nave de mi mundo anterior, excepto por los cristales que había a ambos
lados. Uno era grande y claro, mientras que el otro cristal más pequeño
estaba teñido de azul.
Emily cargó con la armadura de cuero en sus brazos y se dirigió hacia mí.
573
La ‘armadura’ parecía más un receptor sensorial que una ropa protectora.
Tendría que llevar los guantes, la pechera, las bandas para los brazos y las
piernas, y los zapatos durante todo el entrenamiento.
Emily se movió las gafas y habló. —No quiero estropear nada, pero supongo
que dar un poco de información es justo. El general Arthur es una anomalía
en nuestro continente por ser el único mago cuadra-elemental conocido, y
aunque sobresale en la mayoría de los aspectos de la manipulación de maná,
me ha llamado la atención que ha comenzado a estancarse en términos de
utilización de la magia elemental.
574
tiene razón: he estado dependiendo demasiado de la magia del hielo y del
rayo. Espero que, al entrenar con todos vosotros, mejoraré en la utilización
de todos los elementos que soy capaz de controlar.
Buhnd giró la cabeza. —¿Qué has dicho, abuela? ¡Mi capacidad mental es
“totalmente” ilimitada!
575
—Así, ¿verdad?—. De repente, un enorme torbellino se desprendió de su
cuerpo y se arremolinó a su alrededor de forma protectora.
—Fanfarrón—refunfuñó Buhnd.
Tras colocar la mano sobre el cristal, murmuró una sola palabra. —Arde.
576
Lo que había parecido una demostración de fuerza descarada resultó ser
una demostración de su control sobre su elemento.
El panel metálico volvió a zumbar, esta vez con menos rapidez. Puede que
fuera mi imaginación, pero juré que oí a Hester chasquear su lengua.
Las piedras y las rocas sueltas flotaban sobre el suelo mientras un aura de
brillante topacio brillante rodeaba al enano barbudo.
577
—Princesa Kathyln—dijo ella llamándola. —Si es tan amable. Creo que un
poco más será suficiente.
Empujó el cristal hacia abajo hasta que estuvo completamente dentro del
panel. Casi podía ver el maná viajando desde el dispositivo a través de los
gruesos cables y en las varillas de la pared. Todo el mundo vio como hilos de
578
maná multicolor comenzaron a dispararse de una varilla a otra,
extendiéndose exponencialmente hasta que las hebras conectaron las
varillas de metal entre sí en un patrón de panal.
Cuando terminó, sus ojos se abrieron de golpe. Estoy seguro de que sus ojos
eran rosados y azules, pero cuando me miraba ahora, se habían vuelto de un
plateado brillante. Un aura esmeralda débil latió alrededor de ella y
comenzó a extenderse para cubrirme a mí también.
579
—Los escaneos están terminados—anunció Alanis, luego tomó su
portapapeles y comenzó a garabatear furiosamente.
Alanis levantó la vista del portapapeles y abrió la boca para hablar, pero
Emily se adelantó rápidamente con una pequeña risa. —Te lo contaremos
todo más tarde. Por ahora, ¿por qué no empezamos con el
entrenamiento?—
Hester puso los ojos en blanco. —No creo que eso sea posible, pero estoy de
acuerdo con el enano. La princesa Kathyln me ha hablado mucho de usted,
general Arthur, y tengo bastante curiosidad por ver si está a la altura de sus
altísimos elogios.
580
familiar sensación de sequedad en la boca y el sudor frío que me recorría la
mejilla me decían todo lo que necesitaba saber sobre la situación en la que
me encontraba.
581
EVALUACIÓN DE LOS ANCIANOS
182
—¿Tropezando con tus propios pies, joven general? —dijo Buhnd riéndose,
con sus manos brillando en amarillo con su aura.
—Para alguien con tantos músculos, esperaba algo más que unos trucos
de salón baratos—me burlé, levantándome del suelo.
No respondí a su puya, sino que seguí observando a los otros dos para ver
cuándo hacían su movimiento. No tuve que esperar mucho.
582
Camus lanzó casualmente una hoja de viento en mi dirección. El corte en
medialuna se acercó ferozmente, abriendo un camino en el suelo por donde
había viajado.
Una ráfaga de viento estuvo a punto de tirarme al suelo. Sin embargo, esta
vez pude reaccionar con la suficiente rapidez. Clavé mi espada en el suelo,
incrustando la punta rota de mi espada en la tierra para defenderme contra
la explosión.
Volví a mirar hacia arriba para ver docenas de carámbanos dentados, cada
uno tan largo como mi brazo, volando hacia mí.
583
Luchar contra los conjuradores era fundamentalmente diferente a
enfrentarse a los aumentadores. Por un lado, ellos mantenían la distancia y
atacaban desde lejos.
Buhnd debió percibir lo que estaba haciendo, porque los picos de piedra
inmediatamente comenzaron a sobresalir de las paredes.
Después de ampliar la llama que había utilizado como luz, conjuré una ola
de escarcha con mi otra mano. Junté los dos elementos opuestos, creando
una ráfaga de vapor que se extendió hasta llenar todo el recinto.
‘Oh, mierda.’
584
Hice un llamamiento al rayo para que surgiera alrededor de mi cuerpo,
cargándolo y conteniéndolo cuando sentí que la temperatura del aire
nublado que me rodeaba caía en picado. Pude ver fragmentos flotantes de
hielo formándose, pero mi hechizo estaba terminado.
Una gran nube de polvo y escombros oscureció gran parte de la vista, pero
Camus me había encontrado de alguna manera. El viejo elfo estaba a solo
unos metros de distancia, con remolinos de viento enrollándose alrededor
de sus brazos.
Con apenas el tiempo suficiente para girar en el aire para defenderse del
ataque, me enfrenté a todo el peso de las llamas de zafiro.
585
Punto de Vista de Kathyln Glayder
586
—Es difícil motivarse cuando es tan evidente que te reprimes así—añadió
el anciano Camus, y luego se sentó dando un fuerte bostezo.
587
La tosca armadura de cuero con la que Emily había vestido a Arthur parecía
ahora casi majestuosa bajo el vívido nimbo de maná que lo envolvía. Se dio
la vuelta para mirarme y pude contemplar completamente sus ojos
amatistas. Me costaba encontrar la palabra adecuada para describirlos.
Ya había visto esta forma una vez en la Academia Xyrus, cuando había
luchado contra Lucas, pero esta era la primera vez que la veía tan de cerca.
La segunda ronda aún estaba por comenzar, pero ya sentía que la ventaja
que teníamos en número se había esfumado.
588
algo. Tal vez por eso mi impresión de Arthur, cuando nos conocimos
durante la subasta, había permanecido tan clara... incluso después de todos
estos años. Cuando era niño era inteligente, talentoso, sociable, sabía lo que
quería y tenía una sonrisa que podía iluminar el mundo, y aún ahora sigue
siéndolo.
Sus labios esbozaron una leve sonrisa y me devolvió el gesto con la cabeza.
En ese mismo instante, Arthur se desvaneció, dejando tras de sí solo una
huella en el endurecido suelo y unos cuantos zarcillos de electricidad.
Cuando mis ojos alcanzaron el lugar donde había aparecido, el anciano
Camus había sido lanzado unas decenas de metros en el aire. La tierra
debajo de él se moldeó para amortiguar su impacto cuando aterrizó.
589
Usando el agua del estanque cercano como catalizador, le di forma a una
gigantesca lanza congelada. Tan pronto como la lancé, sentí que el anciano
Camus usaba su magia de viento para acelerar la lanza de hielo de tres
metros a una velocidad que no podría haber logrado por mi cuenta.
Arthur se puso de nuevo en pie, sin estar afectado excepto por matiz de
satisfacción en su rostro.
590
—¡Bah!—el anciano Buhndemog dio un pisotón, levantando una roca
gigante del suelo a su lado. —¡Muéstrame más! A menos que cambiar el
color de tu cabello y los ojos sea lo único que puedas hacer.
‘No te ataca porque tiene miedo de hacerte daño, Kathyln’, susurró la voz
burlándose.
—Serafín de la nieve.
591
cubrió por completo, desde los dedos de los pies hasta la mitad inferior de
mi cara.
Con mi cuerpo más fortalecido, corrí directamente hacia Arthur, que estaba
siendo atacado por todos los demás.
Arthur lanzó una lanza de rayo a Camus, pero explotó en el aire gracias a la
intervención de Hester.
592
Arthur bloqueó rápidamente mi ataque, pero aun así lo empujó hacia atrás,
enviándolo directamente hacia el anciano Buhndemog.
—¡Oh! ¡Eso se sintió tan bien! —el anciano enano sonrió, sacudiendo el
fuego alrededor de su puño.
Arthur se levantó del cráter que su cuerpo, que había vuelto a su estado
normal, había formado en el suelo. Estirando el cuello, dijo: —Me has
pillado bien ahí.
593
El anciano Buhndemog soltó una carcajada. —¡La princesa sí que ha salvado
el día! Los tres estábamos básicamente en un punto muerto, y sospecho que
el joven general ni siquiera iba a por todas.
Me sonrojé.
594
..........
—¡Ah, sí! En realidad, estoy trabajando en algo que ayude a resolver ese
problema, pero todavía necesita algunos retoques—respondió Emily.
595
última hora para evitar un golpe letal—respondió la artificiera casi
mecánicamente.
—Si se puede construir un artefacto así, ¿no se podría dar a todos los
soldados en batalla? —reflexionó el anciano Buhndemog.
596
Al oír eso, Emily sonrió alegremente. Incluso la señorita Emeria tenía un
rastro de emoción que brillaba en sus ojos. —Todo, mi amigo, desde la
armadura poco atractiva hasta las extrañas placas de toda esta habitación,
es para registrar y medir todo lo que tiene que ver con cómo haces magia
con la gente.
597
MESURANDO LA MAGIA
183
Medir y registrar cómo alguien ‘hace magia con la gente’ era una forma poco
intuitiva de describir un proceso desconocido a un grupo de magos ancianos
y dos adolescentes.
Sin embargo, una vez que Emily sofocó su entusiasmo y comenzó a explicar
lentamente las funciones de los discos que había por toda la sala y el panel
metálico lleno de medidores, así como la armadura de cuero que llevaba,
pude ver la emoción burbujeando en las caras de todos.
—¿Así que las cosas de toda la habitación sirven como detectores de algún
tipo para registrar lo poderoso que es un hechizo?—preguntó Camus,
inclinando la cabeza.
Emily asintió. —La palabra ‘poderoso’ es un término vago, pero sí. Los
discos fueron bastante complicados de hacer porque cada uno de ellos tiene
que ser lo suficientemente resistente para recibir el impacto, pero lo
suficientemente sensibles para transmitir con precisión la respuesta a mi
panel de grabación. Pero ese es solo un aspecto; explicaré el otro en un
momento.
598
—¿Qué eran esas líneas brillantes que conectaban los discos antes?—
preguntó Hester.
Pude ver cómo más de un ojo se quedaba en blanco por la confusión ante la
emocionada explicación de Emily. Estuve tentado de quedarme callado y
dejar que se quedara sin palabras para decir, pero tenía curiosidad por algo.
—Así que los discos actúan como sensores después de ser básicamente
golpeados con un hechizo. Pero digamos que he disparado una ráfaga de
viento al anciano Buhnd y él lo bloquea. El hechizo nunca alcanzaría
ninguno de los discos, así que ¿ese hechizo no sería medido?
Los ojos de Emily se iluminaron. —Como era de esperar, te has dado cuenta
rápidamente de una de las deficiencias. Yo me di cuenta de lo mismo en las
primeras etapas. Si estos discos fuesen solo objetivos para ser golpeados,
599
entonces el impacto que recibirían sería suficiente para obtener una lectura
precisa de la fuerza del hechizo. Pero cuando se está teniendo un combate
en vivo, más de la mitad de los hechizos serían ilegibles o imprecisos, en el
mejor de los casos, debido a que son mitigados parcial o totalmente por el
contraataque del oponente. He dicho antes que la grabación por contacto
directo era uno de los aspectos principales de los discos. El otro es el por
qué necesitaba cubrir toda la habitación. Cada disco no solo envía rastros
visibles de maná a los otros discos a su alrededor, sino que también crea
una especie de presión que puede leer la fuerza del hechizo tan pronto como
se forma.
—¿Es por eso por lo que tuve que ayudarte a poner todos esos discos tan
profundamente en el suelo?—preguntó Buhnd, rascándose la cabeza.
Emily frunció los labios. —Bueno... sí, si quieres resumir seis meses enteros
de trabajo en una frase, supongo que sí.
600
—Créeme—dije riendo, —sé muy bien que lo que has creado aquí es una
maravilla tecnológica que ayudará a los magos a desarrollarse mucho más
rápido en el futuro, pero no creo que ninguno de los presentes tenga planes
de ser un artífice.
—Así que explicaste lo que hacen los discos y el panel, pero ¿qué hay de la
armadura que me hiciste usar?—pregunté.
601
Sin embargo, a ella no le hizo mucha gracia. Su expresión seguía siendo
inexpresiva. —General Arthur, usted preguntó por los detalles del traje de la
señorita Wykes, no por mi habilidad. Si tiene curiosidad por mi habilidad,
por favor, dígamelo.
602
una especie de especialidad desviada del viento y el agua, al igual que el
magma era una combinación especializada de fuego y tierra. Un ejemplo de
magia de la naturaleza era manipulación de plantas, como lo que Tess era
capaz de hacer, pero nunca había oído hablar de leer el flujo de maná
utilizando la magia de la naturaleza.
—Sí—dijo simplemente.
Alanis sacó su portapapeles. Pasó varias páginas antes de leer en voz alta lo
siguiente: —La tasa de flujo de maná del general Arthur desde su
manipulación del núcleo de maná hasta las extremidades es de
aproximadamente cuatro con seis décimas de segundo para el aumento del
cuerpo. Para el lanzamiento de hechizos, hay un aumento de
aproximadamente un cuarenta por ciento en tiempo para los hechizos con
atributos de viento y un cincuenta y cinco por ciento para los hechizos con
603
atributos de tierra, en comparación con los hechizos con atributos de hielo y
electricidad. La magia de fuego y agua no se utilizaron lo suficiente durante
la sesión, por lo que no se pudieron hacer lecturas.
—Tonterías. Ese aparato puede medir la rapidez con la que puedes correr
de un extremo a otro de la habitación con esas cortas patas a las que llamas
piernas—se burló Hester, con una sonrisa de satisfacción en la cara.
Buhnd soltó un sonoro bufido. —¿Por qué hacer algo tan plebeyo como es
correr cuando puedo hacer que la tierra mueva mis pies debajo de mí, vieja
bruja?
604
Los dos comenzaron a discutir una vez más, haciéndome preguntar cuál era
su relación. Aunque, no era solo por sus discusiones; cuando estábamos
peleando, los tres ancianos habían mostrado un asombroso grado de
coordinación, como si hubieran luchado juntos antes. Hice una nota mental
para preguntar a Kathyln o a Virion más tarde.
Volví a centrar mi atención en los dos elfos. Parecía que Alanis acababa de
terminar de responder a una pregunta de Camus que yo me había perdido.
—El anciano Camus preguntó si era posible que la señorita Emeria hiciera
lecturas para múltiples personas—respondió Kathyln, dando un paso atrás.
605
Ella asintió. —Tengo curiosidad por saber cómo es la velocidad de mi flujo
de maná comparada con la de otros.
Alanis solo tuvo que pasar una página de su cuaderno antes de responder.
—Oh, no. No es por eso—dijo Alanis, con los ojos muy abiertos. —No te
grabé simplemente porque no “pude”. General Arthur, la velocidad de su
cuerpo aumentado normalmente está a la par con la mayoría de las Lanzas.
606
Sin embargo, después de la transformación, sin embargo, fue demasiado
rápida para que yo intentara siquiera medirla.
—————————————
—Curtis está mucho mejor, ahora que papá le ha permitido por fin salir
del castillo, bajo supervisión, por supuesto—contestó Kathyln con una pizca
de envidia. —En su último pergamino de transmisión describió lo
gratificante que es ser uno de los instructores asistentes de entrenamiento
en la Academia Lanceler.
607
—Me han dicho que me he vuelto más extrovertida—respondió Kathyln,
nerviosa. —Incluso mi participación como tu compañera de
entrenamiento fue por mi propia insisten...—. Su voz se interrumpió.
Al darme cuenta de que había pasado los últimos momentos mirando sus
piernas, me sonrojé. —No-digo, sí, todo está bien.
608
—Mamá era muy estricta con todo lo que pudiera ser visto por quienes
nos rodeaban. Curtis y yo tuvimos que tomar lecciones que cubrían todos
los aspectos de la etiqueta de la realeza—respondió Kathyln.
—¡Oh! Mi madre hizo que Ellie fuera a ese tipo de clases cuando era
pequeña. Excepto que lo único que parecía aprender era cómo librarse de
las tareas diciendo que eran diciendo que eran ‘poco femeninas’—dije.
—Sí. ¿La conoces? Suele estar en el balcón exterior practicando su tiro con
arco.
—Puede ser un poco intimidante, con ese oso que siempre la sigue—
admití. —Tendré que presentártela bien alguna vez. Estoy seguro de que
estará encantada de conocerte.
—Me... gustaría.
609
y los otros dos ancianos habían querido quedarse con Emily y Alanis para
medir la fuerza de sus hechizos. Ella sabía que Kathyln estaría con una
Lanza, y su emoción por medir su fpu superaba todo lo demás, así que había
cedido.
610
Quería preguntar más sobre Hester y sobre la Casa Flamesworth en general,
pero ya llevábamos varios momentos ante la puerta de Kathyln, y me
pareció más apropiado preguntarle a Hester directamente.
611
—No hay problema—respondí. —Es lo menos que puedo hacer a cambio
de que te tomes tiempo para ayudarme con mi entrenamiento.
Su palma y sus dedos eran cálidos al tacto incluso llegando a estar calientes,
y su mano permaneció absolutamente inmóvil mientras agarraba la mía.
Asegurándome de que mi gesto amistoso no durara demasiado, apreté
suavemente su mano antes de soltarla. —Buenas noches.
Sin ni siquiera una pausa, apartó la cabeza y cerró la puerta. Desde el otro
lado de su puerta, escuché un apagado: —Buenas noches, Arthur.
612
EL ASPECTO DE LA IMPREVISIBILIDAD
184
Continué la última serie de mis estiramientos, más por ansiedad que para
aflojar mi cuerpo. Estábamos en la zona de espera subterránea, donde
docenas de otros estudiantes estaban practicando sus técnicas en las
colchonetas acolchadas o se paseaban inquietos hasta que uno de los
oficiantes les llamaba por su nombre.
—Vamos. Vas a tener que estar más seguro de ti mismo que eso, más
hambriento. —presionó Nico. —Sé lo mal que lo has pasado, siendo
intimidado por todos los de la segunda y primera división…
613
—Estás en la primera clase de la división uno, respetado por los
profesores y los compañeros. Estoy orgulloso de ti por eso, pero no creas
que eso significa que sepas por lo que he pasado estos últimos años.
—Gracias a Dios por eso—se rió Nico. —Al menos puedes defenderte.
Estuve de acuerdo. —Solo espero que los jueces sean más justos de lo que
han sido y finalmente me dejen entrar en la segunda división.
614
Nico reprimió una carcajada, quizás temiendo que el chico en cuestión
estuviera en algún lugar de la gran sala. —Ese enfrentamiento terminó tan
rápido, que ni siquiera tuvo tiempo de sacar la mano del bolsillo.
Nico bajó la voz. —He oído de los otros estudiantes de ingeniería que este
año hay un nuevo juez, muy frío e imparcial.
Levanté una ceja. —¿Cómo van a saber eso los estudiantes de ingeniería?
615
Recogí la espada de duelo sin filo que me habían prestado para la
evaluación y le guiñé un ojo a Nico. —Mantendré tu pequeño interés y el de
tus perros de ingeniería para mí.
616
dando consejos de última hora a un chico de mi edad, hasta que el delgado
árbitro le informó de que no se apoyara en el escenario.
Apenas tenía espacio para subir las escaleras que llevaban a la arena de
duelos elevada, y ojos se clavaron en mí durante todo el camino. Algunos
me miraban de forma evaluadora, tratando de medirme para hacer su
propia predicción sobre si su hijo, primo, sobrino, o quien quiera que fuese
el chico que estuviese subido en la arena, podría vencerme.
Las roturas de huesos eran habituales, e incluso las lesiones que ponían en
peligro la vida no podían considerarse escandalosas. Como si percibiera mi
malestar, el árbitro se acercó a mí y me miró a los ojos, escudriñándome.
617
—Señor, la barrera se levantará pronto, así que por favor absténgase de
inclinarse hacia adelante en la arena. No se lo volveré a recordar—dijo con
severidad el delgado árbitro.
Sin más demora, el árbitro sacó una llave y la deslizó junto al borde de la
arena. Inmediatamente, una luz parpadeó a nuestro alrededor, proyectando
una pared translúcida de unos diez metros de altura.
Mantuve la hoja de mi espada baja, agarrándola con una sola mano; Simeon
adoptó una pose más tradicional, con ambas manos firmemente en la
empuñadura y la hoja posicionada verticalmente frente a él.
—¡Comiencen!
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su cuerpo después de ganar el impulso que necesitaba, una hazaña nada
fácil.
Me decanté por la opción más sencilla, pivotando para que su arma sin filo
apenas se deslizara por mi pecho.
Pensé que seguramente se rendiría, así que mantuve mi posición, mis ojos
cambiando entre el árbitro y Simeon.
619
Tras una serie de gritos y maldiciones, mi oponente volvió a ponerse en pie,
con el brazo izquierdo colgando sin fuerzas a su lado mientras luchaba por
sostener su larga espada en su mano derecha.
Dirigí una mirada dudosa al árbitro, pero este negó con la cabeza. El
combate no había terminado.
Sin detenerme, giré y pateé su muslo derecho, que estaba desprotegido por
el ki.
620
—¡Basta!—gritó el árbitro. —Los restantes duelos de evaluación del cadete
Simeon Cledhome tendrán lugar entre los otros candidatos derrotados
mientras que el cadete Grey seguirá adelante. ¡Eso es todo!
Con eso, el árbitro retiró la barrera y nos permitió salir. Simeon bajó las
escaleras como si su alma se hubiera marchitado. Casi me sentí mal por él.
Su control del ki se consideraba bastante bueno, la mayoría de los chicos de
mi división estaban ahora consiguiendo un firme dominio del
fortalecimiento básico del cuerpo, no de la asignación del ki.
Mis ojos se abrieron de golpe para ver a Virion, con su cara a un metro de la
mía, arrugado con una amplia sonrisa.
621
—¡Gah!—grité, levantándome de golpe y casi chocando la cabeza del
anciano.
Desde un lado, pude oír las risas de Emily y mi hermana; incluso Boo y
Sylvie resoplaron divirtiéndose.
—Solo era un sueño de cuando era más joven. Ya sabes, cuando los
tiempos eran más sencillos—respondí.
622
‘¿Fue otro sueño de tu vida anterior?’ Preguntó Sylvie, con preocupación en
su voz.
Virion me había explicado que había conocido a Alanis durante una visita a
una unidad estacionada cerca de la frontera sur de Elenoir, donde
terminaba el bosque de Elshire. Se había topado con Alanis en una de las
tiendas de campaña de los médicos, donde ella estaba ayudando a un
soldado que había sido emboscado por las bestias corruptas. Aunque era
solo una enfermera, Virion había visto el verdadero valor de su magia
desviada y la llevó al castillo. Mientras estaba entrenando en Epheotus,
Virion había hecho que todas las Lanzas se sometieran a una evaluación con
623
Alanis para que pudieran mejorar su flujo de maná donde era más débil o
lento.
Virion me había explicado que las ‘bestias corruptas’ eran lo que los
soldados llamaban a las bestias de maná infectadas por el Vritra, y lo
siguiente que supe fue que me desperté con la vista del rostro del anciano
sobre el mío.
624
lanzamiento de hechizos de tus elementos más débiles—dijo, levantando su
mirada hacia mí mientras me entregaba su cuaderno.
—Correcto.
625
—Sin embargo, incluso después de hacerlo, una vez que te permitiste
volver a tus elementos más cómodos, tu estilo de lucha volvió a lo que
percibo como combate cercano con integración elemental en tus ataques.
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—Parece que mi idea original de hacer un entrenamiento descerebrado de
cuatro contra uno se ha convertido en algo mucho más enrevesado—
murmuré en voz baja.
—Los regímenes de entrenamiento que hizo para las otras Lanzas eran
igual de complicados—comentó Virion, poniéndose de pie.
Con eso, el viejo elfo se despidió. Kathyln y los ancianos, que acababan de
terminar de calentar, mostraron sus respetos mientras el comandante se
marchaba.
627
Me sobresalté durante una fracción de segundo antes de darme cuenta de
que tenía que ser Buhnd. Había pasado menos de un día desde que conocí a
la bola barbuda de músculo y ya se estaba volviendo predecible.
Fui lanzado a unos seis metros de altura, y cuando logré girar para
enfrentarme a él, el viejo enano me esperaba con una sonrisa ansiosa, con
sus brazos abultados extendidos como si esperara que lo abrazara.
628
PROFESOR INVITADO
185
629
Hester se acercó a mí hasta que nos separaron unos 30 metros. Recogiendo
su largo pelo gris en un moño, se preparó y adoptó una postura de duelo.
Ser una maga de núcleo plateado significaba que, aunque su fuerza estaba
en los conjuros, podía aumentar fácilmente su cuerpo. El hecho de que
llevara ropa ajustada y que eligiera usar un anillo de conjuro en lugar del
tradicional bastón o varita significaba que quería la flexibilidad tanto de un
combate de largo alcance como de corto alcance.
Me impulsé rápidamente hacia atrás, justo a tiempo para ver una ráfaga de
fuego detonar donde yo había estado parado.
630
segundo antes de estallar hacia adelante en una onda expansiva de
escombros.
Fue entonces cuando volví a sentirlo, el instinto primario que me decía que
estaba en peligro.
631
una docena de esferas de fuego, cada una de ellas de al menos dos metros de
altura.
Dado que no podía ver ni sentir a Hester, y que en el interior de una esfera
de fuego cabía fácilmente una mujer adulta, sabía que estaba en uno de los
globos.
Pisé el suelo, conjurando púas de tierra. Solo la mitad de las púas dieron en
el blanco.
Las púas que dieron en el blanco atravesaron las esferas de fuego, causando
que se dispersen. Pero no tardaron en manifestarse nuevas esferas y tomar
su lugar.
Cada globo parecía tener una mente propia, ya que los ataques que lanzaban
eran diferentes entre sí. Un globo disparó un bombardeo de pequeñas balas
de fuego, mientras que otro comenzó a girar y a liberar medias lunas
ardientes.
632
bloquear las balas de fuego y lancé una hoja de viento contra las medias
lunas en llamas, detonando el hechizo antes de tiempo.
La tentación de liberar Realmheart crecía, pero sabía que eso era solo un
atajo, resolvía mi insuficiencia, aunque a cambio agotaba la mayor parte de
mi maná.
La única estrategia que se me ocurrió fue ponerme de los nervios hasta que
bajara la guardia. Esa era la respuesta.
Por cada esfera que derribaba, dos más ocupaban su lugar hasta que había
más de treinta esferas revoloteando a mi alrededor.
Ahora las esferas empezaron a ondular y a brillar más. Pensé que todas iban
a explotar, pero en su lugar cada uno de los globos llameantes disparó una
corriente de fuego condensado hacia mí.
633
‘¿Es este el ataque final?’ pensé, notando que las esferas se hacían más
pequeñas a medida que liberaban sus rayos de fuego.
Puse mi mejor expresión de sorpresa y horror y esperé hasta que todos los
rayos estuvieran a punto de alcanzarme antes de actuar.
Por encima del rugido de las llamas oí a Ellie gritar horrorizada, pero
mantuve mi concentración en mi oponente. Sabía que Hester no bajaría la
guardia ni siquiera por esto.
634
Sentí que mis llamas temblaban, señal de que mi concentración flaqueaba.
‘¡Ahora!’
La tierra tembló con lo que supuse que era el siguiente golpe de Hester.
Solo necesité dos segundos para reunir maná alrededor de mi puño derecho
para mi último ataque final. En cuanto estuve listo, despejé la tierra sobre
635
mí y salí disparado hacia la superficie y ascendí en el aire infundiendo maná
de viento bajo mis pies.
636
Punto de Vista de Kathyln Glayder
La explosión nos impidió ver a Arthur y a Hester. Mis ojos se giraron hacia
la hermana pequeña de Arthur; estaba preparada para conjurar una barrera
en caso de que la onda expansiva nos alcanzase, pero su vínculo ya había
respondido, acercándola a su cuerpo para bloquear cualquier remanente de
la explosión causada por los hechizos que chocaban.
La nube de escombros causada por la explosión se disipó y pude ver las dos
figuras.
637
Aunque despeinado, Arthur estaba de pie. Mi guardián, en cambio, había
caído de espaldas. Un suave resplandor rosa la rodeaba, indicando que su
artefacto defensivo se había activado.
—¿Cuáles fueron las lecturas del flujo de maná del general Arthur durante
esa batalla?—el anciano Camus preguntó a la señorita Alanis. Me puse a
escuchar, curiosa por la mejora de Arthur en los últimos días.
638
—¿Y eso es algo... bueno? —preguntó el anciano Buhnd, con sus gruesas
cejas fruncidas en confusión.
—No hace falta tanta formalidad. Solo he venido a ver cómo está mi
general más joven—dijo el comandante Virion. —En realidad, permítame
disculparme por adelantado.
639
—Parte de mi trabajo es asegurarme de que mis activos más fuertes sean
tan efectivos como lo puedan llegar ser—respondió el comandante Virion,
sonriendo amablemente mientras apretaba el hombro del anciano Camus.
Asintió con la cabeza antes de desplazar su mirada detrás de mí. Miré hacia
atrás para ver a Arthur tirando de Hester para que se pusiera de pie. Podía
distinguir los labios de Arthur moviéndose, pero era imposible escuchar lo
que decía.
640
La costosa tela azul noche cayó al suelo, revelando su atuendo de batalla
característico, una armadura minimalista de color azul marino con detalles
dorados que parecía un regalo de los asuras cuando la llevaba.
Sin romper su paso, la maestra Varay clavó los ojos en Arthur. Incluso en su
estado desaliñado y desgastado, sus ojos brillaban mientras su boca se
curvaba en una sonrisa.
641
LA BELLEZA EN LA MAGIA
186
Su voz era suave, pero mi maestra y Arthur debieron oírla porque sus auras
se condensaron a su alrededor. Un velo brillante de un matiz plata azulado
rodeaba a mi maestra, a diferencia del aura de Arthur, que era una miríada
de tonos diferentes, sin duda debido a sus múltiples afinidades.
642
las muchas sesiones de entrenamiento que podía proporcionar a Arthur,
entrenar una sola vez con la maestra Varay era más valioso para él.
Arthur parecía querer probar su propia magia de hielo contra ella, porque
respondió lanzando una onda expansiva de hielo.
Alguien a mi lado chasqueó la lengua. Me giré para ver a Buhnd con una
expresión de frustración. —Veo que el joven general se estaba conteniendo.
643
—Arthur tiene la tendencia de contenerse con cualquiera que sospeche
que es más débil que él. Contra Varay, puede ir con toda su fuerza—dijo el
comandante Virion, con sus brazos cruzados.
—¿Por qué no está usando esa forma suya? Realmheart, creo que así la
llamó—preguntó Hester, con el rostro aún tenso tras su duelo contra Arthur.
Una escarcha nevada formó el largo cuerpo del dragón, y sus dentadas
garras y colmillos eran de hielo.
644
nieve en un círculo a su alrededor mientras su mirada permanecía fija en el
poderoso dragón.
Arthur bajó su postura, clavando sus pies en el suelo para apoyarse antes de
desatar su ardiente ataque.
Las enredaderas de fuego azul que rodeaban sus brazos se unieron antes de
estallar en una ráfaga devastadora contra el dragón de escarcha.
Todos nos preparamos para la onda expansiva que atravesó la sala tras la
colisión. El suelo tembló y se resquebrajó, y trozos de roca y hielo
bombardearon el hechizo protector que nos rodeaba.
645
Con un movimiento de sus brazos, Arthur desató un torrente de cuchillas de
viento hacia la maestra Varay. Sin embargo, antes de que las cuchillas la
alcanzaran, parecieron frenar y desviarse de su curso.
646
—No está mal—admitió el general Bairon, con la mirada fija en la temible
lanza de fuego y relámpago.
La mayoría de los presentes parecían estar ansiosos por saber si sería capaz
de bloquear el ataque de Arthur, pero yo ya lo sabía. Aunque quería animar
a Arthur, sabía que no era el único que se contenía.
647
Arthur aterrizó en el suelo, con el cuerpo encogido hacia delante y la
respiración agitada.
—Así que usó “esa” forma—dijo el general Bairon, con los ojos muy
abiertos y en tono de agradecimiento.
Era la forma a la que Arthur se había referido como ‘ninja de hielo’, pero la
suya superaba a la mía por unas cuantas etapas. La maestra estaba ahora
completamente vestida de escarcha, como si su propio cuerpo estuviera
tallado en hielo. Cada mechón de pelo parecía un hilo cristalino, y sus ojos
brillaban de un azul intenso.
Cerró los ojos y tomó aire. Esa acción casual pareció cambiar toda la
atmósfera de la habitación. La forma de mi maestra exudaba una presencia
de asombro, pero Arthur estaba distorsionando el espacio a su alrededor.
Ya había visto esa forma antes, pero aun así me producía escalofríos.
648
Arthur abrió los ojos, sus iris eran ahora de un magnífico tono lavanda y su
largo cabello antes castaño, era de un blanco brillante. Pero eso no era todo.
Arthur estaba murmurando algo en voz baja. Poco después, una corriente
de rayos negros envolvió su cuerpo.
Yo también volví a centrar mi atención en ellos, justo a tiempo para oír una
serie de estallidos en el espacio entre ellos.
649
—El general Arthur está lanzando hechizos, pero por alguna razón, no es
visible—explicó la señorita Emeria, sonando confundida también.
—Tiene algo que ver con esa forma—respondió el comandante Virion, con
sus afilados ojos muy abiertos de asombro.
Los sonidos que hacen ‘pop’ eran el maná colisionando y anulándose entre
sí, me di cuenta.
Sin embargo, parecía que ella se mantenía firme frente a Arthur. Ella había
formado una espada cristalina en cada mano; Arthur también tenía una,
aunque la suya era un poco más delgada.
Sus espadas de hielo se astillaban con cada bloqueo, golpe y desvío, los
restos rotos brillaban en el reflejo de las luces de la sala. Ambos habían
650
formado sus armas con hielo, pero solo la espada conjurada de Arthur
parecía romperse; las espadas de la maestra Varay seguían siendo fuertes.
Sin embargo, a pesar de esta desventaja, podía decir que, en un combate tan
cercano, Arthur tenía la ventaja. Sus movimientos o al menos los que podía
ver, eran fluidos pero impredecibles. Cada tajo y cada puñalada conectaban,
formando una combinación interminable de ataques, y lo hacía mientras
formaba una nueva espada de hielo cada vez que su arma anterior se rompía.
Incluso con mis ojos inexpertos, me di cuenta de que cada uno de sus
ataques tenía un significado, como si estuviera guiando lentamente a mi
maestra en una elegante danza.
—Oye, Camus. ¿Quieres apostar? Creo que el joven general va a ganar esta
vez—murmuró el anciano Buhnd, con los ojos fijos en la batalla.
651
—Es difícil saber quién lleva la delantera—dijo el anciano Camus, sin
responder a la pregunta de su compañero. —La velocidad y los reflejos del
general Arthur están varios pasos por encima de los de la general Varay,
pero la gran defensa de la general Varay parece permitir más errores.
652
MENTALIDAD OFENSIVA
187
La agarré del brazo y dejé que me pusiera en pie. —Como era de esperar,
todavía hay una brecha entre nosotros.
Varay mostró una leve sonrisa antes de dirigirse hacia donde mi hermana y
el resto de nuestro público observaban.
653
bombardearme con sugerencias y consejos sobre lo que había hecho mal en
mi sesión de entrenamiento con Varay.
—Tus hechizos de fuego son fuertes, pero has gastado una cantidad
innecesaria de maná con cada uno de ellos—comenzó Hester.
Mi cabeza daba vueltas mientras intentaba hacer contacto visual con todos
los que me hablaban. Entonces Alanis habló. —Ancianos. Creo que sería
más beneficioso para el general Arthur si hablamos de uno en uno y en un
ambiente más controlado.
Con eso, me encontré en una silla de piedra, gentilmente erigida por Buhnd,
sentado en un círculo como un niño y sus compañeros de clase para una
actividad de grupo. Pero mis “compañeros de clase” eran quizás algunas de
las figuras más poderosas e influyentes de todo el continente.
—Usar el viento para reforzar tus hechizos fue una buena idea, pero tu
aplicación fue superficial—explicó Camus. —Por ejemplo, en lugar de usar el
654
viento para empujar la lanza de rayo, ¿por qué no integrarlo alrededor de
todo el hechizo mismo? De ese modo, crearías una fuerza giratoria para
reforzar su poder de perforación sin usar mucho más maná.
Estaba reflexionando sobre el análisis del anciano elfo cuando otra voz
habló. Era Bairon.
Lucas se merecía cada pizca de lo que le había hecho y más, por supuesto,
pero eso no impidió que Bairon se tomara mis acciones contra su familiar
personalmente.
655
Como si respondiera a mi pensamiento, Varay añadió: —Tu velocidad y
encadenamiento de hechizos compensan esta pequeña carencia, pero
sospecho que, en una batalla prolongada, esto te llevaría a la derrota.
656
—¿Ha terminado el entrenamiento por hoy?—preguntó Kathyln,
manteniendo la mirada baja.
Ellie negó con la cabeza, acariciando el grueso cuerpo de Boo. —Para eso
tengo a Boo.
Con sus ojos semicerrados, hizo un débil saludo. —Buenas noches, ancianos.
Buenas noches, Emily. Buenas noches, señorita Emeria. Y buenas noches,
Lanza Arthur.
657
—Su hermana es muy diferente a usted, general Arthur—comentó Alanis.
Mirando hacia atrás por encima de mi hombro, pude ver la cabeza de Emily
balanceándose mientras estaba luchando por mantenerse despierta.
658
La artificiera bostezó ampliamente, ajustándose las gafas. —Gracias, pero
está bien. Necesito recopilar más datos y comparar la fpu de la última
batalla entre la general Varay y el general Arthur.
—Hablando de eso, no nos has dado ninguno de los datos de mis sesiones
de entrenamiento con los ancianos en los últimos días—dije.
—Ah, ¿entonces la fpu estaba pensada más bien para ser usada con el
objetivo de comparar entre otros magos?—pregunté.
Los labios de Camus se curvaron en una sonrisa, sus ojos ocultos tras el
flequillo rubio plateado.
659
Los dos ancianos no tardaron en discutir sobre quién creían que era el más
fuerte, mientras yo volvía a mirar a Kathyln y Buhnd.
En lugar de eso, todo lo que obtuve fue una mirada confusa antes de que ella,
tímidamente, estrechara mi mano entre sus manos.
660
—¿Habéis terminado?—preguntó Camus, mirándome con curiosidad.
—¿Qué?
Sin embargo, justo antes de que mi puño golpeara la palma de Camus, sentí
de repente como si estuviera tratando de forzar mi puño a través de una
gruesa capa de alquitrán. Pude ver mi propio puño frenando hasta que cayó
suavemente en la mano abierta de Camus, sin apenas hacer ruido.
661
El viejo elfo agarró mi puño y lo movió como si nos diéramos la mano.
—Hola.
Mis cejas se fruncieron pensando. —De alguna manera usaste el viento para
frenar mi puñetazo.
—Un poco amplio para una respuesta, ¿no crees?—el anciano dijo,
claramente disfrutando de mi confusión. —Tuve un presentimiento durante
estos últimos días, pero tu duelo con la general Varay fue lo que me hizo
estar seguro.
Volví a darle un puñetazo, con el mismo efecto. Lo golpeé una vez más, sin
poder comprender exactamente cómo estaba usando el viento para lograr
este efecto.
662
—Una vez más—dije, con la frustración impregnada en mi voz.
Mi puño golpeó con firmeza, sonando un sólido “golpe” que hizo que el elfo
diera un paso hacia atrás.
El anciano ladeó la cabeza. —Usas términos extraños, pero parece que has
entendido lo esencial.
663
‘ ¿ Por qué no se me había ocurrido a mí?’ Me pregunté. Tenía el
conocimiento dentro de mí, pero había fallado en aplicarlo a un aspecto tan
importante de este mundo.
—Básicamente—acepté.
664
La respuesta obvia habría sido cráteres de un ataque, pero sabía que no era
eso, así que negué con la cabeza. —No, no lo sé.
665
PASOS DE DRAGÓN
188
666
Esto a menudo significaba correr a través de varios escenarios y tratar de
pensar en múltiples formas de evitarlos, teniendo en cuenta el coste del
maná y mi resistencia física.
Los orbes de viento parecían casi sólidos, pero en realidad eran torbellinos
condensados en una esfera. Abandoné mi respuesta habitual de erigir un
muro sólido con la esperanza de disuadir el hechizo de viento, en lugar de
eso, envolví mis brazos en vientos condensados.
—Los dos van a tener que hacerlo mejor—me burlé. Luego, con otro
pensamiento, apunté los guanteletes hacia el molde de piedra que atrapaba
mis piernas al suelo.
Esperaba otro aluvión de viento por parte del elfo, pero en su lugar se formó
un vendaval justo detrás del enano, acelerando bruscamente su carga para
667
que su puño de piedra estuviese al alcance antes de que yo pudiera
parpadear.
Buhnd era rápido, pero aún tenía tiempo para reaccionar, o eso creía.
Al principio, pensé que era la fuerza de los hechizos lo que hacía que el suelo
se hundiera debajo de Buhnd, pero ahora sabía que no era tan simple.
668
—¡Intenta bloquear esto!—exclamó Buhnd, levantando un brazo de piedra
en el aire. La piedra que formaba el grueso puño blindado se movió y
convulsionó como si cobrara vida.
Los recuerdos de los cráteres que Buhnd había formado seguían pasando
por mi mente, hasta que de repente me di cuenta.
669
Me encontré en el epicentro de un cráter del tamaño de mi habitación con
mi mano todavía extendida. Me dolía el brazo, el hombro, las costillas y la
espalda, pero había triunfado.
—Bueno, yo controlo mejor esa técnica que tú, y no sería tan estúpido
como para intentar desviar la fuerza de un ataque tan fuerte en primer
lugar—respondió el enano. Intentó pasarme el brazo por encima de su
hombro, pero mis piernas se arrastraban torpemente por el suelo debido a
nuestra diferencia de altura.
—Iba a llevar al niño como la princesa que es—. Buhnd me hizo un guiño.
670
Poniendo los ojos en blanco, me apoyé en Camus. —Déjame con algo de
dignidad.
—Te arriesgaste, pero supongo que valió la pena, ¿no?—. Camus se burló,
sus ojos todavía ocultos detrás de su flequillo.
—Por ahora, sí, pero ya veremos cómo me siento mañana por la mañana—
me quejé, cojeando junto al elfo.
671
Buhnd se rió. —Sí. O habilidad.
Mi hermana asintió con nostalgia. —Yo también. Mi amiga dice que los
chicos de allí son bien guapos... y tonificados.
—¡No me digas ‘Eleanor’! Soy una curiosa dama aislada del mundo debido
a mi distinguida crianza resultante de ser la apreciada hermana de la Lanza
más joven de este continente—dijo, limpiándose una lágrima inexistente.
—No seas tan sobreprotector con ella. Tuve mi primera esposa cuando
tenía la edad de tu hermana—dijo Buhnd resoplando.
672
Mientras tanto, Camus y Alanis parecían divertirse, pero ninguno parecía
tener intención de respaldarme.
—Debes estar preocupado por ella con la guerra que está ocurriendo.
—Ella y mis padres son una gran parte de por qué soy parte de esta
guerra—respondí, viendo a mi hermana y a Emily reírse mientras hablaban.
673
—Parece que hablas por experiencia—dije seriamente, dirigiendo mi
mirada hacia él.
—Una vieja historia para otro momento, pero sí. Es la razón por la que
permanecí en reclusión durante tanto tiempo.
Camus levantó su flequillo rubio plateado para revelar dos ojos cerrados y
una cicatriz dentada que atravesaba ambos párpados.
—Espera. ¿Me estás diciendo que no has podido ver en todo este tiempo?
—exclamé, incapaz de apartar mi mirada de él.
—Todavía puedo ver—corrigió. —Ver con los ojos es una práctica tan
inferior cuando tu control sobre el viento te permite sentir hasta el más
mínimo cambio a tu alrededor.
674
Me quedé mirando con asombro, totalmente sorprendido. Tras un
momento de silencio, pregunté: —¿Es eso en lo que has estado trabajando
desde que te jubilaste?
—Ya veo… perdón, no tenía la intención de hacer una broma de mal gusto
con un juego de palabras—me corregí rápidamente.
675
—Es joven, general Arthur. Nada bueno sale de escuchar historias trágicas
cuando hay toda una guerra por delante—respondió Camus, aclarando su
garganta. —Ahora vete. Descansa un poco y vuelve mañana con la cabeza
despejada.
676
Caminar por los pasillos vacíos en la oscuridad de la noche estos últimos
días había sido mi momento para vagar en mis propios pensamientos.
Pensé mucho en los recuerdos de mi vida pasada que habían estado
resurgiendo, lo que me hizo pensar más profundamente sobre la pregunta
más importante: —¿Qué hacía yo en este mundo?
Sabía que los asuras conocían más sobre mí de lo que habían compartido,
principalmente Lord Indrath, pero nunca obtendría ningún tipo de
respuestas de él sin ofrecer algo a cambio. Tenía alguna esperanza de que, si
Dicathen salía victoriosa de esta guerra, Lord Indrath estaría más dispuesto
a compartir algunas ideas sobre mí, pero eso era solo una esperanza. Una
forma más segura de obtener algunas respuestas, y también la razón por la
que me había negado a aceptar el artefacto entregado a las Lanzas, era
superando la etapa del núcleo blanco y desbloqueando más del mensaje que
Sylvia había dejado para mí después de que nos separáramos.
‘Con suerte, extraer el maná del cuerno de Uto me llevará al avance hasta
la etapa del núcleo blanco’, pensé, aunque tenía mis dudas. Sylvie había
estado en un estado casi comatoso mientras extraía con avidez el maná de
su cuerno.
677
Sin embargo, cuando abrí la puerta de mi habitación, me encontré
cuestionando esa línea de pensamiento.
Sylvie, o más bien su silueta, brillaba con una luz obsidiana. Lo que me
sorprendió, sin embargo, fue que su forma cambiaba erráticamente. Sus
alas crecían y se encogían de repente, y su cola convulsionaba antes de
contraerse. Las pequeñas extremidades de Sylvie se alargaron y sus patas se
extendieron en algo vagamente parecido a una... mano.
En ese momento, sus ojos se abrieron de golpe, revelando dos orbes claros
de color topacio. Respirando profundamente, Sylvie inclinó la cabeza. —
¿Arthur? ¿Qué pasa?
—Estoy bien—dijo ella con desprecio. —De hecho, me siento muy bien. El
maná en este cuerno es realmente potente.
678
Me rasqué la cabeza. —Bueno, al menos estás haciendo algunos progresos.
Yo he estado teniendo dificultades para absorber el maná.
679
DENTRO DE LA BÓVEDA
189
Sylvie no parecía sentir que nada estuviera mal, sino todo lo contrario. Mi
vínculo se había encaprichado con el cuerno y el maná que le proporcionaba.
Después de esa noche, me había pedido un espacio privado para poder
seguir absorbiendo el maná del retenedor sin interrupciones. No la había
visto desde entonces; mi único consuelo eran los tranquilos rastros de su
estado mental que detecté a través de nuestra conexión de enlace.
—¡-neral Arthur!
680
restantes y los cinco miembros del Consejo. También se unió a nosotros
para la emocionante y divertida reunión Gideon, quien parecía estar
totalmente concentrado en sacarse algo de su oreja izquierda.
—¿Se siente bien, general Arthur? —el Rey Glayder preguntó, con una
expresión más irritada que preocupada.
El rey bajó la mirada hacia mi mano. Seguí sus ojos, solo para darme cuenta
de que la pluma que sostenía en mi mano se había partido por la mitad por
culpa de mi agarre.
681
—Ah, sí—. El artífice alisó una arruga de su sucia bata de laboratorio. —El
barco de tie-quiero decir, el ‘tren’ podrá contener al menos veinte veces más
suministros que las cuadrillas de vagones que hemos utilizado hasta ahora.
—¿Y qué hay de los posibles peligros durante el viaje entre Blackbend y el
Muro?—preguntó Varay con una mirada inquisitiva. —Por lo que he leído,
este ‘tren’ parece estar limitado a un camino establecido. ¿No facilitará esto
a los bandidos, o incluso a los alacrianos, atacar y asediar nuestra línea de
suministro?
—Estoy de acuerdo. Imagino que sería fácil destruir una parte de la vía de
la que depende el tren—añadió Aya casualmente.
682
influencia para construir cualquier invento que quisiera, pero en realidad
calcular el coste y el beneficio de crear algo a gran escala como esto era
extraño para él.
Tomé aire y reuní mis ideas. —Aparte del problema principal que estamos
tratando de resolver, que es encontrar una forma más eficiente de
transportar suministros para los soldados estacionados en el Muro, la
construcción del tren ayuda a abordar dos cuestiones periféricas. Uno es el
aumento del costo de la compra de bestias de maná domesticadas, que
como sabéis es necesario debido al estado actual de los Claros de las Bestias;
el otro es el aumento de la pobreza.
683
—Gracias—dije, dirigiéndome a la madre de Kathyln, antes de continuar.
—No quiero sonar frío, pero el ‘negocio en auge’ beneficia sobre todo a los
propietarios de negocios y clientes altamente cualificados, no a los
ciudadanos de clase baja. Reina Glayder, me imagino que sus informes de
varias ciudades mencionan un número creciente de disturbios debido al
aumento de los impuestos y de los precios de los productos básicos a causa
de la demanda de la guerra, ¿correcto?
—¿Cómo lo sabes?
—¿Así que está diciendo que este proyecto será un medio para crear
puestos de trabajo para esa gente?—terminó el rey Eralith por mí.
Asentí con la cabeza. —Este camino subterráneo para el tren será un gran
proyecto que no puede terminarse con solo unos pocos magos de tierra
competentes. Y aunque los magos serán para la seguridad de las vías en
lugares predeterminados, habrá muchas tareas disponibles para los
684
trabajadores normales durante el proceso de construcción, y para el
mantenimiento.
—Esos son buenos puntos, general Arthur, pero ¿qué hay de usar solo
esclavos?—argumentó el rey Glayder. —¿No sería más eficiente y rentable
tener esclavos haciendo el trabajo en lugar de pagar a los trabajadores?
—La mano de obra esclava tiene sus límites a medida que el trabajo se
vuelve más especializado, rey Glayder. Creo que no debemos pensar en este
proyecto de tren como una aventura única, sino como el comienzo de una
nueva era. La introducción de la máquina de vapor proporciona una nueva
línea de trabajo para los obreros, una que no requiere magia. También este
caso requerirá habilidades que nunca se derivarán de lo que un esclavo se ve
obligado a hacer, ya sean los obreros que construyen las vías o los
diseñadores que planifican las rutas de una ciudad a otra—afirmó Virion
con confianza.
685
conjuntos de habilidades. Si es posible, preferiría no trabajar con esclavos.
Si son forzados a estar allí, sin duda harán lo mínimo, lo que reducirá la
productividad de este proyecto urgente.
Era interesante ver cómo empezaba a desarrollarse una nueva era aquí, una
que había existido solo en los libros de texto de mi viejo mundo. Esta
‘revolución industrial’, que tal vez había comenzado con mi introducción de
la máquina de vapor, fue sin duda acelerada por la guerra con Alacrya. Y
aunque yo nunca sería partidario de apoyar la guerra, tenía que admitir que
aportaba algunos aspectos favorables a la mesa.
—————————————
686
—Nuestras pequeñas conversaciones parecen estar dando frutos—señaló
Virion mientras caminábamos por un pasillo estrecho, apenas lo
suficientemente ancho como para que cupieran tres personas a la vez. Dos
guardias en armadura nos seguían de cerca, mientras que uno nos guiaba
unos pasos adelante.
687
Respondí con una sonrisa forzada, optando por el silencio. Eso duró hasta
que llegamos a una gruesa puerta de metal en la que solo había un guardia.
El joven guardia, un elfo, como demuestran las largas orejas que sobresalen
de su pelo recortado, era de complexión pequeña pero tonificada, y sus
delgados músculos estaban mínimamente protegidos por una armadura.
Por su rica aura amarilla, me di cuenta de que, al igual que yo, cualquier
forma de armadura gruesa sería más un estorbo que una protección. Dos
espadas cortas sin adornos, curvadas en la punta, colgaban de su cintura, a
diferencia de las llamativas lanzas de los soldados que nos acompañaban,
pero incluso a simple vista podía decir que acabaría fácilmente con los tres
soldados que nos “protegían”.
Sus ojos denotaban aburrimiento, pero se animó cuando vio a Virion y a mí.
—Buenas noches, comandante Virion y... general Arthur. ¿O ya es por la
mañana? Mis disculpas; aquí no hay ventanas para que pueda saberlo.
688
—Pues verá, general Arthur, cuando la familia real no tiene un hijo, el
hombre que se casa con la...
—Albold estaba en los Claros de las Bestias hasta que desafió una orden
directa de su cabeza—respondió Virion por él. —Normalmente, se le habría
dado una degradación y un castigo estricto, pero conozco al chico y resulta
que estaba en la escena, así que lo recogí y lo puse aquí.
—¡Y mi agradecimiento por ese gesto es tan ilimitado como el mar del
norte!—Albold sonrió, haciendo una profunda reverencia.
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Los guardias detrás de nosotros murmuraron algunas palabras de
desaprobación, pero se detuvieron cuando la mirada de Albold se clavó en
ellos.
Virion puso los ojos en blanco y murmuró algo sobre decirle al padre de
Albold mientras seguía al soldado líder. Fue divertido ver a Albold ponerse
rígido y pálido después de escuchar el comentario.
690
Sin embargo, la falta de ventilación era sofocante y, aunque las celdas
estaban casi vacías, no parecían haber sido limpiadas en mucho tiempo.
—El asura de tres ojos... ¿Es por tu viaje a Epheotus que puedes ser tan
despreocupado con los asuras?—preguntó Virion con incertidumbre. —Y no
he podido comunicarme con Lord Aldir a través del artefacto de
transmisión que me dio.
691
—Eso no es bueno—dije, y reanudé la marcha hacia el extremo del
calabozo. —Ya hablaremos de ello más tarde.
Hice un gesto al guardia principal para que abriera la celda y entré. —Hola,
Mica. Siento haber tardado tanto en visitarte.
—Hola, Arthur.
692
magia de gravedad, pero tuve problemas en seguir sus absurdas
explicaciones.
—No debería pasar mucho tiempo hasta que el equipo que envió Virion
haya reunido suficientes pruebas—la consolé.
Mica me lanzó una sonrisa. —Mica lo sabe. No te preocupes por mí, haz lo
que tengas que hacer. Mica no culpa a nadie más que a ese viejo bastardo,
Rahdeas.
Ella asintió. —Saca a Mica pronto, ¿vale? Estar sola aquí sin poder usar la
magia es muy aburrido.
Saludé una vez más y seguí a Virion y a los guardias hasta la puerta
prohibida al final del pasillo.
Había pensado que el hedor del primer nivel de la mazmorra era malo, pero
el nivel inferior era vomitivo.
Podía sentir que mi estómago se rebelaba ante los olores acres y metálicos
de los productos químicos y la sangre. Reprimiendo las crecientes ganas de
vomitar, seguí a Virion por el oscuro tramo de escaleras hasta que llegamos
a una pequeña zona que albergaba a los criminales más atroces. Me
693
sorprendió descubrir que podía utilizar la magia en el interior, pero tras
inspeccionar las paredes y las bóvedas cerradas de la sala, estaba bastante
seguro de que el uso de la magia se limitaba solo al pequeño pasillo entre las
celdas.
694
desnudo que había sido fuertemente torturado. Sus manos, atadas a la silla
en la que estaba sentado, goteaban sangre.
Sin embargo, más que las lesiones físicas, fue la expresión inexpresiva de
Rahdeas que me hizo temblar. Sus ojos estaban nublados y un rastro de
saliva corría desde de la esquina de su boca.
Al igual que la tecnología, la magia puede ser fácilmente utilizada tanto para
destruir como para crear algo maravilloso.
—Ah, sí. Es un espécimen fascinante. Una piel muy gruesa y una fuerte
fortaleza mental, incluso con su capacidad de usar la magia arrebatada.
Siento que estamos cerca de quebrarlo. Mantenerlo en la pequeña bóveda
695
para limitar su movimiento, es lo que ha estado volviéndolo loco—dijo el
anciano con regocijo.
Con una tos, Gentry le indicó a su fornido socio que abriera la gruesa
bóveda.
Las runas estaban inscritas en cada centímetro de la caja, que parecía más
un ataúd que una celda. —Por favor, tengan cuidado, comandante, general.
Aunque la bóveda evitará que el Vritra use la magia, todavía es bastante
fuerte, y está en un estado mental bastante enloquecido en este momento.
696
MENTALIDAD SOLITARIA
190
Todos los presentes en esta celda pensaban que yo había derrotado a Uto,
pero la verdad era que Sylvie y yo juntos apenas habíamos conseguido
hacerle unos rasguños.
—Pequeño insolente...
El rostro gris de Uto se oscureció, sus ojos se volvieron locos. —Te juro por
Vritra que, si salgo, desearás haber muerto ese día.
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—Estoy seguro de que hay algo que deseas más que salir o infligirme dolor
a mí—. Inclinándome más hacia Uto con una arrogante sonrisa de desprecio
pegada a mi cara, continué: —Sé que el hecho de que no tengas ni idea de
cómo perdiste ante mí, te está consumiendo lentamente ahora mismo.
No creí que la cara del retenedor pudiera enfadarse más, pero Uto rechinó
los dientes, sacudiéndose desesperadamente para liberarse.
—Dudo que las alucinaciones o el dolor físico funcionen con ese arrogante
sadomasoquista—respondí.
El anciano encorvado frunció las cejas. —No se ofenda, general, pero por mi
experiencia, es mejor torturarle mientras su fortaleza mental está en
698
desorden, como lo está ahora. Además, ¿y si se acuerda de cómo perdió
contra ti durante ese tiempo?
—————————————
‘Maldita sea.’
—Pasaremos al escenario de tres contra uno a partir de hoy, así que por
favor esté concentrado, general Arthur—nos informó Alanis, al parecer
notando la expresión en blanco en mi cara. Todavía estaba pensando en la
visita al calabozo de esta mañana.
699
Me puse de pie y giré los brazos, listo para soltarme. —Ya lo tengo. ¿Qué
elemento restringiré para la primera parte?
Sabiendo que el fuego era débil ante una forma tan comprimida de viento,
optó por bloquear mi ataque agarrando mi brazo mientras fortalecía su
cuerpo con maná.
700
‘Puede que tengas ventaja sobre mí en el conocimiento de la magia del
fuego, pero si crees que puedes intentar vencerme en un combate cuerpo a
cuerpo...’
Dejé que me agarrara del brazo, pero agarré su brazo que estaba usando
para sujetarme.
Hester se quedó sin aliento cuando su espalda golpeó contra el suelo. Justo
cuando preparaba otro golpe para activar su artefacto salvavidas, una ráfaga
de agua me empapó por completo.
701
cuerpo de hielo como lo había hecho antes, sin duda una técnica que había
aprendido de Varay.
Era una idea que había obtenido al observar a Olfred cuando usó el ataúd de
magma en el que había atrapado y ejecutado a Sebastian. Por supuesto, no
tenía intención de hacer lo mismo, pero al igual que muchos magos de tierra
se revisten con una armadura de roca, uno podría fácilmente encerrar a otro
en la misma armadura sin darle libertad de movimiento.
702
Kathyln me miró con seriedad, sin rastro de miedo. Sin embargo, justo
cuando mi puño estaba a punto de hacer contacto con ella, una ráfaga de
viento me empujó hacia atrás, atrapándome en el centro de una formación
de remolinos de viento justo por encima del suelo.
Mi reacción inicial fue enterrarme bajo tierra, esa habría sido la opción más
inteligente. Sin embargo, tal vez debido a la disminución del suministro de
oxígeno, me encontré imaginando a Uto frente a mí. Su sonrisa salvaje
parecía decir: —Todo lo que puedes hacer es correr o esconderte ante algo
más grande que tú—y eso encendió en mí una rabia que no había sentido en
mucho tiempo.
703
Después de anclar mis pies al suelo usando magia de tierra, comencé a
conjurar una corriente opuesta para negar el poderoso hechizo de viento
que se acercaba lentamente.
Aun así, seguí intentando anular el hechizo de tornado de Camus. Tal vez
fue mi terquedad. Me sentía inflexible, desesperado por ganar contra este
“enemigo” que se alzaba sobre mí. Mientras el tornado se acercaba a mí, mi
cuerpo se convirtió en un mero saco de boxeo para los trozos de hielo.
704
Lo único que me hizo seguir adelante fue la idea de que superar este hechizo
de frente era de alguna manera ganar contra Uto.
Sentí como si solo hubiese parpadeado, pero cuando volví a abrir los ojos,
estaba mirando a Kathyln, y el techo de la sala de entrenamiento visible
detrás de ella. Estaba tumbado.
705
—¡Claro que tenemos una opinión diferente! —la voz familiar de Buhnd
retumbó.
Para ellos, yo podría ser simplemente un joven prodigio, pero tenía los
recuerdos y el intelecto de cuando era un rey. Para mí, admitir el
comentario de Camus significaba que incluso a pesar de mi ventaja, yo era
débil.
706
Hester habló, su voz castigadora llegó desde un poco más lejos. —Tú no eres
una figura lo suficientemente importante como para que todo este
continente dependa únicamente de ti.
707
—Me aseguraré de que el artefacto de seguro de vida vuelva a su estado
normal para mañana. ¡Aunque tenga que quedarme despierta toda la
noche!—aseguró Emily.
Mis pensamientos volvieron a mi vida anterior y a las varias veces que había
luchado en el Duelo de Paragones, una batalla uno a uno entre reyes, cada
duelista representando a su respectivo país. Aunque los Duelos de
Paragones carecían de la atrocidad y la sangre de las guerras normales, el
peso de estas batallas era mucho más grande.
708
PORCENTAJE MÁGICO
191
Abriendo mis ojos, solté lentamente mi agarre del cuerno de Uto. Me tomé
otro momento para la introspección, examinando el estado tanto de mi
núcleo de maná como de mi cuerpo.
Estaba cerca. El camino hacia la etapa del núcleo blanco, que antes parecía
tan largo, estaba casi al final.
709
unidad entera; y los soldados no verían más que un simple monje paseando
entre ellos.
‘Tal vez alcanzar el reino por encima del núcleo blanco fortalezca mi
cuerpo’, pensé esperanzado, mientras ejecutaba una combinación de
patadas.
Boo fue golpeado con la onda de viento de mi golpe de palma, haciendo que
toda la piel caída alrededor de su hocico y sus orejas aleteara salvajemente.
710
La cabeza de Ellie se asomó en mi habitación. —¿Qué es tan gracioso? Se
suponía que Boo debía asustarte.
—Mira—me reí, esta vez conjurando una ráfaga de viento dirigida a Boo.
La feroz cara del oso se onduló como un líquido, los pliegues de piel que
cubrían su mandíbula superior aleteaban hacia arriba revelando un
conjunto de dientes bajo una capa de piel rosada como la goma.
Mi hermana soltó una risa, y luego rompió a reírse sin poder evitarlo
también; a su vínculo no le hacía tanta gracia. Nos llevó casi todo el camino
hasta la sala de entrenamiento para recomponernos.
711
—De hecho, ha sido toda una noche de trabajo consecutiva. Es la última
sesión de entrenamiento de tu hermano, así que la señorita Emeria y yo
queríamos tener todos los datos de los últimos dos meses recopilados para
hoy—dijo, con los ojos entrecerrados.
712
suficiente como para haberles vencido algunas veces. Sabían que, si no
estaban completamente concentrados, podrían perder de nuevo, y no
podían dejarse vencer en el último día de entrenamiento.
713
festín con este enfrentamiento; de esta manera, será mucho más memorable
para todos.
—No voy a ser suave contigo solo porque es joven, general—dijo Camus,
sonriendo. —El orgullo de este anciano no lo permitirá.
714
alrededor de sus brazos, pero eran en realidad los niveles de maná de
Kathyln los que representaban la mayor amenaza en este momento.
‘Manipula la tierra bajo mis pies para hacerme avanzar hacia adelante
justo cuando me impulse, y expulsa la resistencia del viento mientras
corra’, me recité a mí mismo.
No era tan instantáneo ni sutil como el Burst Step, pero, al encadenar las
habilidades de tierra y viento, podía mejorar mi aceleración inicial sin
sobrecargar mi cuerpo.
Sentí un escozor en la mano con la que la había tocado, y miré hacia abajo
para ver una capa de escarcha alrededor de mis dedos.
715
En ese momento, la sala se iluminó y decenas de orbes crepitantes llenaron
el aire sobre nosotros.
Seguí esprintando, pero no era sin rumbo. Cargué hacia Buhnd con la lanza
de viento cerca de mí. Hice todo lo posible para parecer que quería una
confrontación frontal, y parecía que había funcionado. El enano barbudo se
revistió en armadura y se ancló al suelo, sosteniendo su maza en alto como
un jugador de béisbol profesional de mi viejo mundo.
Cargué contra él, condensando el fuego azul en mis palmas. Hice una finta
lo suficientemente larga para que Buhnd comenzara su golpe. Entonces
liberé mi hechizo de fuego en el suelo debajo de mí mientras saltaba. La
716
fuerza de mi llama me lanzó al cielo como un cohete, haciendo que la maza
gigante de Buhnd chocara con el taladro de viento de Camus.
Un destello de una idea pasó por mi mente en un instante. Pero tenía que
actuar rápido.
Sin ninguna restricción para el gasto de maná, liberé una onda de choque de
fuego hacia las astillas de hielo que se acercaban rápidamente.
Sin perder tiempo, manipulé la humedad causada por la colisión del ataque
elemental de Kathyln y el mío opuesto, mientras frenaba mi descenso con
una corriente ascendente.
717
El agua manipulada por el hechizo de Kathyln, la cual había sido extraída
del estanque rico en minerales, era un conductor perfecto.
No hace falta decir que una vez que Buhnd estaba fuera de combate, la
corriente de la batalla cambió. Todavía tardó un poco, pero después de
negar la lanza de hielo de Kathyln a través de una combinación de la técnica
de amortiguación de aire de Camus y la de redirección cinética de Buhnd,
fui capaz de dejar a Kathyln fuera de la batalla.
Al quedar solo Hester y Camus, y gracias a que tenía pleno acceso a todos
mis elementos, en otros veinte minutos fui capaz de someterlos.
718
Volví a caer al suelo, jadeando y con el núcleo de maná dolorido.
—Yo... yo gano.
—Es cierto, pero ¿por qué perjudicar a muchos cuando puedes romper
solo a uno?—Camus añadió, con una sonrisa en su rostro. —Yo voto que
Buhnd paga la comida. Él es el que perdió primero, haciendo que el resto
perdamos.
719
Kathyln, que había estado con mi hermana y Emily, apartó la mirada de
Buhnd, y levantó también la mano.
—¿De qué sirve dar a los soldados alcohol de setenta años, viejo tonto?
¡No intentes librarte de esto!—Hester se quejó, arrastrando a su compañero
por su oreja mientras los demás nos reíamos.
Una pequeña parte de mí quería olvidar el hecho de que había una guerra
feroz debajo de nosotros, pero con Tess y mis padres ahí fuera, sabía que no
podría relajarme hasta que la guerra terminara.
720
—Alanis ha registrado el progreso de la utilización del flujo de maná de
Arthur mientras yo compilaba los datos del general Arthur, la princesa
Kathyln y los ancianos Camus, Hester y Buhnd. Los he cotejado con los
datos que he recibido de mis ayudantes... quiero decir, de los estudiantes de
algunas academias y algunos soldados.
—Ha sido bastante difícil conseguir una gama más amplia de participantes,
estando este continente en guerra y todo eso—dijo con desgana. —Esta
medición es algo que estoy planeando estandarizar y promover activamente
con la ayuda del maestro Gideon, así que la obtención de datos será un
proceso continuo. Por ahora, tendrás que conformarte con las doscientas
entradas que he recibido de los distintos magos.
Buhnd se meneó en su silla de piedra. —¿Y bien? Adelante, chica. Solo una
quinta parte de mi trasero está en mi asiento ahora mismo por toda esta
anticipación.
721
—¡Muy bien! Empezaré con el anciano Buhnd, ya que parece ser el más
curioso—comenzó Emily. —Por favor, tened en consideración que estos
datos no tienen en cuenta el dominio del maná, simplemente la salida en
bruto de fuerza que vuestro hechizo promedio contiene durante la batalla.
—¿El porcentaje noventa y uno? No puede ser que el noventa y uno por
ciento de la población sea mejor que yo—soltó Buhnd, golpeando el suelo
con los pies.
—Significa que solo el nueve por ciento de la población tiene una fpu más
alta que tú—respondió Camus, sin inmutarse por la ingenuidad de su
compañero.
722
—Una vez más, estos datos no pueden considerarse completamente
precisos, ya que el conjunto de datos es muy pequeño y está muy sesgada
hacia ciertos grupos demográficos—explicó Emily.
Las palabras parecían entrarle por un oído y salirle por el otro. La palabra
‘orgullo’ estaba prácticamente escrita en la cara de Buhnd.
Emily continuó, volviéndose hacia Camus. —La fpu del anciano Camus está
en el porcentaje noventa y tres.
Ellie emitió un leve silbido, mientras los ojos de Buhnd se abrieron de par
en par. Hester eligió este momento exacto para lanzar una mirada altiva al
anciano enano.
723
‘Supongo que en la familia Flamesworth hay una gran afinidad por la
magia’, pensé, recordando la competencia de Jasmine en la magia, aunque
no fuese en la magia de fuego.
—Una gran charla para alguien que fue noqueado primero en un combate
de cuatro contra uno con el ‘joven general’—se burló Hester.
724
Buhnd frunció el ceño, poniéndose rojo. —¿Quieres llevar esto al campo,
viejo vieja murciélaga?
725
Buhnd dio una palmada, llamando la atención de todos. —¡Muy bien! No sé
ustedes, pero yo me muero de hambre y mi mente no deja de recordar a
esos barriles de alcohol de setenta años.
—Sí—coincidió Hester. —Y la idea de que tengas que pagar por todo ello,
seguro que hace que todo sea más sabroso.
—¿Seguro que puedo ir? Parece una fiesta para la gente realmente
importante—preguntó mi hermana, dudando.
Sonriendo ante la vista, miré hacia atrás para ver a la joven artificiera
peleándose con algunos artefactos dentro de su pequeña cabina de paneles.
—Somos los últimos, Emily.
—Será mejor que estés allí… no querrás que Ellie se sienta sola en la fiesta.
726
Punto de Vista de Emily Watsken
Eran las lecturas de la fpu que había logrado reunir mientras él estaba en
esa angelical forma suya en la que su pelo se volvía blanco. Había creído que
lo había perdido.
727
COMER, BEBER Y DIVERTISE
192
Miré hacia atrás por encima del hombro para asegurarme de que no había
atravesado un portal de teletransporte camuflado de puerta. Al confirmar
que seguía dentro del castillo, me tomé mi tiempo para disfrutar de las
vistas, los sonidos y los aromas a mi alrededor.
728
atmósfera acogedora e íntima, con una pequeña pizca de cuento de hadas
surrealista.
Observé con alegría que el alcohol estaba extendido contra la pared del
fondo en grandes barriles de madera.
—Me está dando hambre solo con respirar el aire de aquí—soltó Emily, a
punto de babear.
Asentí con la cabeza. El aire era espeso con una mezcla de especias, salsas, y
hierbas que parecían armonizar entre sí en lugar de chocar.
729
El sutil aroma a roble que crujía y estallaba mientras se quemaba en la
chimenea en la esquina del acogedor comedor, ayudaba a mezclar y
combinar los distintos ingredientes de la cocina.
—El lugar es mucho más elegante de lo que Virion dejó entrever, pero sí,
estoy seguro—le aseguré.
—Se supone que es una cena cómoda para celebrar antes de volver a salir
al campo de batalla, mi querida hermana.
—Ya me imagino lo ‘cómodo’ que será... con el Consejo, las Lanzas, y los
ancianos todos reunidos en un solo lugar—intervino Emily, su sarcasmo era
prácticamente palpable.
Mientras me sentaba en el fondo para disfrutar del calor del fuego, vi entrar
a Kathyln escoltada por Hester. Ambas llevaban vestidos de noche que,
730
aunque mínimamente adornados, seguían pareciendo indudablemente
elegantes... y caros.
Les guiñé un ojo y levanté mi copa, ahora medio vacía. Kathyln pensó que le
estaba haciendo un gesto y levantó ligeramente su vaso en respuesta,
sonriendo tímidamente antes de dirigir su atención a Emily y a mi hermana.
—Creía que esto iba a ser una cena informal—resoplé, levantando mi vaso
hacia ella.
731
Me reí. —No me ofendo. Siempre es divertido ver a algunos de los nobles
tratando de ocultar su desprecio cuando una Lanza como yo hace algo
descaradamente ‘impropio’.
732
—Jasmine es la hija de mi hermano menor... mi sobrina—comenzó,
girando ociosamente el líquido que quedaba en su vaso.
Una vez que su padre se dio cuenta de que el viento era la única afinidad
que poseía su hija, la aisló hasta que alcanzó la mayoría de edad, y después
la echó.
733
respecto a tu comentario sobre que todos los nobles tienen una refinada
etiqueta arraigada en ellos...
Buhnd y Camus acababan de entrar por las puertas. Mientras que Camus
llevaba una tradicional túnica élfica, Buhnd había decidido aparentemente
asistir al evento disfrazado de lo que parecía un trabajador agrícola.
No hace falta decir que para cuando terminé de hablar, brindar y beber con
los ancianos y el Consejo, mis inhibiciones habían disminuido en un grado
734
significativo. Solo me di cuenta cuando abracé a un Bairon malhumorado y
le dije repetidamente que ‘no le guardaba rencor’. La Lanza trató de
apartarse sin llamar la atención, pero utilicé una de las técnicas que había
aprendido de Camus para crear un vacío entre él y yo.
Después de decir lo que tenía que decir, solté a la humeante Lanza y procedí
a saludar a Varay y Aya. Las dos Lanzas acababan de regresar de una misión
cerca de la frontera entre Sapin y Darv, tras avistamientos de otro retenedor.
735
estaba involucrada en el complot de Rahdeas y Olfred con los Vritra—
explicó Virion con una sonrisa.
—Tenemos mucho que discutir y varios puestos que cubrir, pero eso se
puede dejar para mañan—dijo Virion de forma reconfortante. —Esta noche,
disfrutaremos de la comida, las bebidas y la compañía en la que nos
encontramos.
Virion nos dejó para continuar su ronda, hablando con todos los demás en
la sala mientras Mica y yo charlábamos un poco más. Mantuvimos una
conversación desenfadada. La hice una broma sobre su vestido con volantes,
y ella respondió que parecía que yo venía directamente de una sesión de
entrenamiento. Se rió cuando le dije que tenía razón.
Como yo era una de las principales razones para celebrar esta cena, me
habían colocado en el extremo de la mesa, justo enfrente de Virion, con
Kathyln a mi derecha y mi hermana a mi izquierda. El Consejo estaba
736
repartido por la mesa hacia el otro extremo, cerca de Virion, mientras que
las Lanzas y los ancianos se sentaban hacia el centro.
—Seré breve, ya que sé que no soy el único que tiene hambre. Creo que es
importante que incluso nuestros soldados más fuertes tengan la
oportunidad
Todos aplaudimos, mientras que la voz ronca de Buhnd gritó: —¡Diablos, sí!,
sonando entre los aplausos. Nuestros aplausos provocaron una estampida
organizada de sirvientes llevando platos. Era una comida tradicional de los
elfos compuesta por diez platos, comenzando con una sopa cremosa
adornada con flores y hojas comestibles.
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El cuenco de cerámica de la sopa había sido retirado, sustituido por una
bandeja de plata con dos tiras de lo que parecía pescado crudo. Los bocados
de carne translúcida, rociadas de dos salsas diferentes, prácticamente se
deshacían en mi boca. Desconocía ambas, tanto la salsa verde como la
marrón, pero era una mezcla de un sabor a nuez y un toque ácido ligero que
sirvió para enmascarar su indeseada salinidad del animal marino y resaltar
sus sabores deseados.
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Estuve a punto de rechazarla de nuevo, pero me detuve. —Está bien. Solo un
sorbo.
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Después de recoger los platos, otros más pequeños ocuparon su lugar.
Incluso antes de mirar hacia abajo para ver lo que era, el olor ya me había
hecho que intentase alcanzarlo. Un puñado de mariscos, con sus conchas
negras abiertas, su carne bañada en un sabroso caldo que prácticamente
podía saborear a través de mi nariz.
El criado cubrió las setas con una tapa de cristal para apagar la suave llama.
En cuanto levantó la tapa, el rico aroma del desconocido licor que el chef
había utilizado para encender las setas impregnó los alrededores.
El dolor desapareció tan rápido como había llegado, y decidí dejar de lado el
alcohol púrpura mientras me tragaba un bocado de setas.
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La firmeza suave de la seta al morderla disipó cualquier sospecha que me
quedaba sobre la comida.
‘Si soy alérgico a esta seta, que así sea. Sufriré sabiendo que fue por una
buena causa.’
Esta vez, era un dolor más agudo, como si alguien estuviera apretando
lentamente, retorciéndome y desgarrándome las entrañas. Fue entonces
cuando me di cuenta de que no era mi estómago o incluso mi hígado, como
había pensado.
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—¿Pasa algo, Arthur? Pareces pálido—dijo Virion, notando mi estado
desde el otro lado de la mesa.
Sin mirar atrás, me dirigí a mi habitación, con una mano usando la pared
como apoyo mientras la otra presionaba mi plexo solar.
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Perdía y recuperaba la consciencia constantemente, el tiempo transcurría
como si estuviera atrapado en un tarro de savia. Todo parecía lento y el
dolor frío y agudo se intensificó hasta que se hizo insoportable.
Luego, me desmayé.
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SELLO ROTO
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Pude ver a Nico y Cecilia por el rabillo del ojo. Estaban esperando el
veredicto con la misma atención que yo lo había hecho durante mi primera
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competición cuando asistí a esta academia, cuando todavía creía que el
trabajo duro ofrecería resultados justos.
Podía sentir cómo me hervía la sangre bajo la piel mientras hacía todo lo
posible por reprimir mi rabia. Apreté los puños, rechiné los dientes, doblé
los dedos de los pies, cualquier cosa para no arremeter contra el juez y
contra todo el sistema de la academia.
La gente del público, que había estado esperando en silencio los resultados
de esta ronda final, murmuraban entre ellos, esperando obtener alguna
respuesta sobre este giro de los acontecimientos.
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Finalmente, la juez pelirroja se calmó y se secó una lágrima. —Mis disculpas.
Pensé que el juez Drem le estaba tomando el pelo a ese chico al decirle que
tenía que “revisar sus fundamentos”.
Ante sus palabras, el bigotudo juez, que supuse que era el juez Drem, se
sonrojó hasta la punta de su brillante cabeza. —Lady Vera—. El juez se
dirigió a ella con un inquietante respeto, a pesar de la diferencia de edad
entre ambos. —Por la santidad de estos duelos anuales de evaluación, su
comportamiento es inacepta…
Claramente sin estar preparado para ser agredido verbalmente por la mujer,
el juez Drem balbuceó lo que probablemente esperaba que fueran palabras.
—Qu-Qué… Cómo se atreve... No he hecho tal...
El juez Drem hizo todo lo posible por recobrar la cordura, tosiendo de nuevo.
—Como dije antes, la utilización del ki de la cadete Grey es deficiente...
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—Error—. Ella le cortó al instante de nuevo, haciendo que el juez mayor
prácticamente humeara de frustración y vergüenza. —La utilización del ki
del chico está al menos un paso por encima incluso de los estudiantes de la
Clase Dos en la División Uno. Lo que usted llama ‘falta’ de utilización del ki
es en realidad él compensando su bajo nivel de ki en un grado
impresionante.
Los otros jueces sentados detrás del panel eran obviamente de menor rango
que el juez Drem, porque lo único que habían hecho hasta ese momento era
estar callados e intercambiar miradas entre Lady Vera, el juez Drem y yo.
Lady Vera chasqueó sus dedos en el panel tras el que estaba sentada,
contemplando por un momento antes de asentir. —Bien. Respetaré su
veredicto, juez Drem.
‘¿Qué demonios...?’
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despejar la extensión de dos pisos con la misma naturalidad con la que yo
me bajaría de una acera.
El cuerno, que antes había brillado como una siniestra joya de obsidiana,
ahora tenía grietas y astillas esparcidas por su apagado exterior gris.
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Me llevó un momento preguntarme cómo había llegado a esta posición
antes de recordar de repente. Como si me hubiera alcanzado un rayo, me
puse de pie. Observé mi entorno por primera vez desde que me desperté,
aliviado de estar todavía en mi habitación y de que esta estuviera
relativamente intacta. Mirando la ventana, supe que todavía era de noche,
lo que significaba que solo había estado inconsciente unas pocas horas.
Sin detenerme, extendí la mano, con la palma hacia arriba, y comencé a dar
forma al maná.
749
Después, pasé a ejercicios más complicados. Amplié el orbe de maná y lo
encogí lo más rápido posible. Luego dividí el orbe de maná en dos más
pequeños. Cuando tuve alrededor de una docena de pequeños orbes de
maná flotando sobre mi mano, encendí algunos de ellos fusionando
partículas de maná con la afinidad de fuego de la atmósfera mientras
congelaba otro grupo de orbes con partículas de maná con afinidad de agua
y así sucesivamente. A los pocos minutos de empezar el ejercicio, tenía
docenas de esferas elementales diferentes, todas orbitando alrededor de mi
palma.
Gran parte de la magia que las clases iniciales de la Academia Xyrus habían
enseñado se centraba en la magia estancada, que eran esencialmente
hechizos limitados en variaciones y usos con el fin de ser reproducidos de
forma consistente y fácil. Los gestos y cánticos que tantos magos utilizaban
y aún utilizan, ayudan a guiar su subconsciente mientras moldean su maná
en el hechizo que desean.
750
bastante fácil para cualquier mago decente contrarrestar esa magia
estancada.
La magia orgánica, que yo había captado tan naturalmente desde una edad
temprana gracias a mi comprensión del maná por haber vivido una vida
anterior, era mucho más difícil de conjurar y controlar. Cada vez que
lanzaba una hoja de viento a mi oponente con un simple movimiento de mi
brazo, mi cerebro estaba básicamente dando instrucciones detalladas sobre
el maná que imbuía en el hechizo para conseguir la forma, el tamaño, la
velocidad, la trayectoria, el ángulo y todo lo demás con precisión.
Entrar en la etapa del núcleo blanco no fue tan impresionante como había
esperado que fuera, pero, sin duda fue un gran paso adelante, más que
cualquiera de los avances anteriores hacia las siguientes fases del núcleo.
Recordé varios casos en el pasado en los que las Lanzas habían demostrado
algunas de sus proezas en la magia. La habilidad de Olfred para conjurar
gólems de magma tan realistas, y el magnífico control de Mica sobre un
elemento abstracto como la gravedad, eran dos ejemplos que apoyaban mi
sospecha. Dejando a Alea a un lado, nunca había tenido la oportunidad de
ver luchar a Aya. Bairon era capaz de moldear un rayo en una lanza gigante
que parecía tan detallada como un arma magistralmente elaborada, y justo
recientemente, me enfrenté al dragón de Varay, que estaba hecho
completamente de hielo.
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‘ ¿ Será por esto por lo que todas las Lanzas son tan hábiles en la
manipulación del maná?’
Si manipular el maná se volvía tan fácil, entonces podía ver como las Lanzas
eran capaces de volar mientras hablaban casualmente conmigo o incluso
conjurando hechizos. Ansioso por saber cuáles eran mis límites, tuve la
tentación de ir inmediatamente a la sala de entrenamiento y poner a prueba
algunas teorías, estaba especialmente emocionado por activar Realmheart
solo para ver de qué era capaz. Sin embargo, justo en ese momento un dolor
agudo estalló en mi cabeza, sacándome de mis pensamientos.
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y el miedo mientras bajaba las escaleras hacia la pequeña sala de
entrenamiento en la que se había aislado.
No hubo respuesta.
Los dos nos quedamos parados. Ninguno de nosotros sabía qué hacer, qué
decir, cómo reaccionar. No podía creerlo. Mis ojos me decían que estaba
viendo a una niña que no parecía tener más de ocho o nueve años, con el
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pelo largo y entrecortado del mismo color trigo pálido que el vientre de su
forma de dragón; mirándola más de cerca, su cabello revuelto se asemejaba
más a plumas suaves antes que a mechones de pelo reales.
mirando así?’
A diferencia de antes, podía sentir las emociones que ella sentía mientras se
comunicaba a través de mi mente. Me di cuenta de que se sentía incómoda y
avergonzada, pero al mismo tiempo excitada y ansiosa. Era extraño,
experimentar emociones ajenas en mi mente; nunca me había sentido así.
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puso en mí para mantenerme oculta—. La disparidad entre su voz infantil y
sus palabras me desconcertó, pero asentí en señal de comprensión.
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—Tomaré ese gesto como un sí—dijo con desprecio.
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EL HOMBRE DETRÁS DEL VELO
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Sin dar muestras de que sus palabras tuvieran algún efecto sobre mí, hice
un simple gesto con mi mano, conjurando múltiples hechizos
simultáneamente. La puerta se cerró de golpe y una gruesa losa de roca se
levantó para bloquear la entrada; una capa de viento nos rodeó a los dos,
silenciando cualquier sonido que pudiera filtrarse de la habitación.
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Dos sillas de piedra surgieron del suelo y tomé asiento, haciendo un gesto a
Agrona para que hiciera lo mismo.
—Estás poseyendo mi vínculo, así que herirte en esta forma no sería muy
efectivo—respondí con calma.
Los segundos pasaron en silencio, con solo el débil silbido del campo de
viento que nos rodeaba mientras los dos nos mirábamos fijamente.
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—Dijiste que estabas agradecido de que yo estuviera en la misma
habitación cuando hiciste la conexión. ¿Por qué solo me buscaste a mí?
—Es una buena pregunta. La primera razón, y la más obvia, es que estoy
seguro de que la mayoría de los miembros de vuestro liderazgo no se
tomarían muy bien que me infiltre en su territorio en la forma de una niña.
Suponiendo que incluso me creyeran, les asustaría mucho que pudiera
infiltrarme en el lugar más “seguro” del continente—respondió. —Aunque...
sería divertido ver su reacción.
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—Eres mucho más excéntrico de lo que imaginaba... casi sociable—
comenté.
—Algo así.
—No dejes que esta conducta agradable te engañe. Tengo mis objetivos y
ambiciones y una cara que muestro a mi gente en público. Pero en cuanto a
mi personalidad, después de pasar generaciones y generaciones entre
vosotros, los inferiores, que parecéis cambiar vuestra ética y costumbres
sociales por capricho, es un dolor mantenerse al día aparentando ser digno
y culto. Por ejemplo, incluso en mi continente hace solo un par de cientos de
años, solía ser normal realizar torturas y ejecuciones públicas, demonios,
incluso se llevaban bocadillos y se veía como un entretenimiento. ¿Y ahora?
De alguna manera se ha convertido en algo escandalosamente horroroso
para ellos.
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‘Wow, habla mucho’.
Pero por lo que acababa de decir Agrona, Alaycra parecía ser como
cualquier territorio normal en desarrollo, con líderes que realmente se
preocupaban por sus ciudadanos.
—Esa mirada que tienes ahora mismo—. Me señaló con un dedo. —Esa
molesta mirada de agradable sorpresa... estabas pensando que es raro que
me importen una mierda los inferiores en Alaycra, ¿eh?
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‘Así que el nombre de pila de Lord Indrath es Kezess’, anoté internamente
antes de responder. —Fue para construir un ejército capaz de derribar a los
otros asuras, ¿no?
Levanté una ceja. —Y... esta hipotética persona se supone que se relaciona
contigo?
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—Los basiliscos en general tenían mala fama entre otras razas, pero
imagina que incluso tus propios miembros del clan y tu familia te miraran
con desprecio por el minúsculo talento del cual no tenías control. El mismo
“Lord Indrath” que te aprobó de esa manera tan brusca y altiva suya, ni
siquiera le pareció digno respirar en mi dirección—soltó Agrona, mientras
sus dedos arañaban el reposabrazos.
Agrona extendió los brazos, mirándome con una sonrisa orgullosa. —Lo que
he conseguido a través de esos experimentos no solo me ha beneficiado a mí,
sino también a los seres inferiores de Alacrya, hasta el punto de que me
adoran. No por miedo, sino por reverencia. Para ellos, soy su salvador.
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—Matar y torturar... Puedo saborear la amargura de tus palabras desde
aquí, Arthur—dijo, fingiendo una expresión de dolor. —Porque,
simplemente he “utilizado” los muchos inferiores que estaban disponibles
para mí con el fin de fortalecer las habilidades inherentes de mi propia
especie. Estoy seguro de que esos sujetos de prueba están agradecidos de
que haya hecho uso de ellos. Después de todo, he logrado algo inimaginable.
Son sus herederos, las futuras generaciones de sus familias, que ahora viven
para cosechar la recompensa por su sacrificio.
—¿Qué has sido capaz de conseguir para sus futuras generaciones que sea
tan grande que supera las décadas en las que has realizado experimentos
con los habitantes de Alacrya?—pregunté, siguiéndole el juego.
Permanecí en silencio.
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—Admito que lo que consigues hacer es impresionante, pero ¿no temes
que, con tanta población de magos, los que aún te guardan rencor se unan
contra ti y se rebelen?
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—Antes dijiste que estabas interesado en mí. Supuse que era porque
querías mi ayuda, pero ocultar tu objetivo en todo esto no me hace querer
saltar a tu lado—presioné, esperando sacarle una respuesta.
Agrona se echó hacia atrás. —Nunca esperé que te pusieras de mi lado a raíz
de esta pequeña conversación. Te he contado todo esto porque tengo la
esperanza de que te retires de la guerra.
Agrona levantó una mano. —Antes de que digas que no, considera esto.
Hasta ahora, he estado progresando de forma muy conservadora en esta
guerra, absteniéndome de muertes de civiles, ya que tengo un uso para ellos,
pero eso no significa que vaya a continuar de esta manera.
—Apenas has logrado aferrarte a tu vida hasta ahora, pero esto es solo el
comienzo. Estadísticamente hablando, ¿qué probabilidad hay de que tu
bando pueda ganar esta guerra... y que tu familia y otros seres queridos
estén vivos después de todo?—él hizo una pausa antes de volver a hablar. —
Puedes esconderte, buscar refugio en Alacrya, cualquier cosa, siempre y
cuando no te conviertas en un oponente para mi ejército. Garantiza eso, y yo
te garantizaré que tú y tus seres queridos quedarán intactos.
Sería una mentira decir que una pequeña parte de mí no estaba tentada a
aceptar su trato. —¿Qué ganas tú de mí por hacer esto? El decirme que me
mantenga oculto o que vaya a Alacrya obviamente significa que me quieres
vivo. ¿Por qué? Si no estoy de tu lado, ¿acaso no soy una amenaza?
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—A pesar de cómo puedo ser percibido y de lo que he hecho para llegar a
donde estoy hoy en día, no creo que los aliados se puedan hacer a través de
la fuerza. Si te quiero de mi lado, no lo intentaré con amenazas.
Agrona, que seguía sentado, levantó las manos en un gesto apaciguador. Sus
ojos, sin embargo, eran fieros. —Puede que no me creas cuando te digo esto,
pero a tus padres los dejaron intactos porque yo lo quise.
—Por último. Los asuras han estado fuera de contacto con tus líderes,
¿verdad? —él no esperó a que respondiera. El asura que poseía mi vínculo
se puso de pie, manteniendo su aplomo. —Eso es porque unos cuantos
asuras, incluidos Aldir y Windsom, intentaron infiltrarse en mi castillo de
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Alacrya, con la esperanza de conseguir matarme mientras mis fuerzas están
divididas.
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—Para apelar a ti, por supuesto. Estoy tratando en última instancia de
ponerte de mi lado voluntariamente, ¿recuerdas? —Agrona me guiñó un ojo.
—Francamente, no veo de dónde viene tu lealtad a esos asuras. Kezess y los
otros asuras que ayudaron a entrenarte lo hicieron solo para su propio
beneficio; tú simplemente les seguiste la corriente porque necesitabas
hacerte más fuerte para mantener a tus seres queridos a salvo. Me parece
más bien un acuerdo comercial.
Sacudí la cabeza. —Aun así. Has dicho que has sido conservador durante
esta guerra, pero mientras que tú por el momento has aparecido como
alguien de buenos modales, tus sus retenedores han masacrado soldados
con alegría.
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Era evidente que estaba mucho más informado de nuestras acciones que
nosotros de las suyas.
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