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LITERATURA GÓTICA

Historia, características poesía y


novela, escritores referentes

— Ámbar Gallegos Pérez


Este documento tiene dos partes. La primera,
es una breve introducción a la literatura gótica
en la cual se explica, entre otros aspectos, su
historia, características, autores referentes e
influencia. La segunda parte, es un poema
gótico escrito por mí luego de investigar el tema.
La literatura gótica

El goticismo es un movimiento literario que combinó los géneros del romance y el


terror, y fue la base del próximo romanticismo. Se cree que este surgió a finales del siglo
XVIII y principios del XIX en Inglaterra. El adjetivo ‘gótico’ describe algo caracterizado por el
misterio, el espanto y la tristeza. El término está correctamente utilizado en la literatura,
donde los textos son oscuros y espeluznantes, a menudo con elementos de terror y de
carácter macabro.

La literatura en el siglo XVIII era mayormente neoclásica, repleta de ensayos


filosóficos y de novelas de costumbres que reflejaban la realidad. En Inglaterra, hacia finales
del siglo nombrado, surgió la literatura gótica, la cual puede definirse como la escritura que
emplea paisajes oscuros y pintorescos, dispositivos narrativos sorprendentes y
melodramáticos, y una atmósfera general de singularidad, misterio, miedo y pavor. Inspirada
en el estilo arquitectónico medieval del mismo nombre, el escenario generalmente es un
castillo o una mansión en un lugar aislado, lejos de cualquier civilización. La complejidad de
estos, llenos de pasadizos, huecos oscuros y habitaciones deshabitadas, crea ambientes
inquietantes. También los autores utilizan para generar esto elementos escenográficos
llamativos como luces y sombras, manuscritos ocultos y ruidos extraños.

Como la literatura gótica proviene de la romántica, comparten características que se


intercalan. Muchas novelas góticas están llenas de un romance apasionado que a menudo
conduce a la pena y la tragedia, otro de los temas más comunes de este tipo de escritura.
Trauma psicológico, los males del hombre y las enfermedades mentales, o en realidad
cualquier forma de angustia emocional, son argumentos frecuentes del goticismo también.
Asiduamente, los escritores góticos utilizan el melodrama o la alta emoción para transmitir
un pensamiento, ya que este lenguaje exagerado y apasionado ayuda a comunicar el
pánico y el terror inherente a muchos personajes. Algunos de los autores y novelas góticas
más reconocidas son Mary Shelley (1797-1851), escritora de Frankenstein (1818), Edgar
Allan Poe (1809-1849), escritor de varios textos góticos, incluyendo El cuervo (1845), El
corazón delator (1843) y La caída de la Casa Usher (1839), Bram Stoker (1847-1912),
escritor de Drácula (1897), Ann Radcliffe (1764-1823), escritora de Los misterios de Udolfo
(1794) y Un romance siciliano (1790), Nathaniel Hawthorne (1804-1864), escritor de La letra
escarlata (1850) y Matthew Lewis (1775-1818), escritor de El monje (1796).

Otras características importantes de este tipo de texto son el misterio y el miedo.


Además de las ya mencionadas locaciones, las descripciones son abundantes para crear
una atmósfera que aflija al lector. Estas mismas evocan sentimientos de suspenso y miedo.
Asimismo, muchas obras góticas contienen escenas, eventos y objetos oscuros como, entre
otros, entierros y velas parpadeantes. Muchos escritores utilizan la prefiguración en forma
de visiones, presagios y maldiciones para descarrilar la vida de los personajes principales.
Varias historias son narradas por un narrador no fidedigno, poniendo en tela de juicio lo que
es real y lo que no. Encima, hay una aparición de cadáveres, espectros, muertos vivientes y
otros elementos sobrenaturales como los viajes en el tiempo o en el espacio recurrente.

Las historias suelen estar situadas en épocas pasadas o ilusorias que alejan al lector
del presente. Los sueños y las pesadillas también son relevantes por el cambio entre
realidad e irrealidad. Las pesadillas sirven como un presagio particularmente importante
dentro de la literatura gótica, ya que estas tienen una antigua asociación con el acto de
predecir y se usan para agravar los aspectos terroríficos de las novelas. Además, los
sueños permiten a los autores demostrar mejor las emociones de sus personajes en un
estado más inmediato y aterrador.

Los personajes de las novelas góticas incluyen tiranos, villanos, maníacos, doncellas
perseguidas, monjes, vampiros, monstruos, demonios, ángeles, fantasmas y esqueletos.
Estos obviamente pueden aparecer o no dependiendo de la historia en particular, Sin
embargo, hay tres tipos de personajes que aparecen en la mayoría de los textos góticos.
Para empezar, los villanos en estas novelas son complejos, y generalmente simpáticos al
principio para engañar al lector de su naturaleza. Estos son mayormente personajes
masculinos y autocráticos, muchas veces reyes o clérigos que simbolizan el peligro y
persiguen a una doncella inocente. Las obras además a menudo incluyen a una mujer que
sufre a expensas de este villano, las cuales se sienten solas, tristes u oprimidas. La
damisela a veces es mantenida cautiva en un castillo, aterrorizada por un noble, y hay un
héroe fuerte de alto linaje que intentará salvarla del terror, el protagonista. Empero, la
mayoría de veces el personaje principal no es un héroe exactamente. Muchas veces el
protagonista toma la forma del antihéroe, alguien imperfecto con elementos monstruosos
que tiende a tener un alto rango social. Su perdición se presagia, y están agobiados por el
dolor o una tragedia horrible, y a veces, castigados por la culpa. A menudo, son fácilmente
influenciables, impulsados por la pasión, inteligentes, enigmáticos y atractivos.

La literatura gótica además de influir en las novelas contribuyó con la poesía. La


poesía gótica trata sobre todo con el amor, la desesperación, el morbo y el sufrimiento,
muchas veces ligados entre sí. Algunos poemas tienen conceptos sobrenaturales, pero no
son tan comunes. El escritor intenta transmitir todo lo que siente, generalmente
insatisfacción y dolor, y hacer al lector experimentarlo o al menos que lo relacione con algo
de su propia vida. Suele tener un tono muy deprimente y melancólico. Por más de que
ambas la novela y la poesía gótica surgieron juntas, la novela siempre fue más conocida
hasta el siglo XIX gracias sobre todo al autor Edgar Allan Poe. Estos poemas ganaron aún
más popularidad hacia finales del siglo XX con el surgimiento de la subcultura gótica.

El goticismo evolucionó a lo largo de los años, y existe una clara diferencia entre las
primeras obras de finales del siglo XVIII y las últimas del siglo XIX, ya que las novelas
góticas clásicas se fundieron con el Romanticismo a comienzos del siglo XIX. Se considera
a El castillo de Otranto (1764) de Horace Walpole la obra fundadora del género y se ve
perfectamente su diferencia con las de comienzos del siglo XIX como Frankenstein (1818)
de Mary Shelley o posteriormente, la literatura de terror inspirada en los inicios del goticismo
como Jane Eyre (1847) de Charlotte Brönte, La caída de la Casa Usher (1839) de Edgar
Allan Poe, Carmilla (1872) de Sheridan LeFanu, Drácula (1897) de Bram Stoker o El
fantasma de la ópera (1910) de Gaston Leroux. La novela gótica decayó a finales del siglo
XIX con la irrupción del Realismo Literario, el Naturalismo y el Modernismo.
Poema — “Anhelo”

Creía que ser un fantasma


sería sumo acogedor.
Tener a los mustios pasillos
a los que todos tienen terror,
envolviendote al igual que
un melancólico cobertor.

Por los sombríos corredores


fluir tan lúgubre y sereno;
tan frígidas acercándose
manos sin padecer apeno,
para poder tentar escombros
que fueron vida con solemno.

Creía que ser un fantasma


era residir en un lugar
donde fue dichosa el alma,
y al ya complacido estar,
alejarse a explorar un
nuevo paisaje sin malestar.

Creo yo que ser un fantasma


sería tan sólo placiente,
si mis brazos fueran capaces
de sostenerte nuevamente.
Estimo que de este modo,
me sentiría más viviente.

Cementerio nombrado edén


tras caminar entre las tumbas.
Con mi amor a mi alcance
retozando en las penumbras.
Esta muerte es sofocante,
y luego está tu ausencia.

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