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en regimen m4 nes

en buena parte al menos, continud desarrollandose


estoy
éstica. Seguin Munger: «la capacidad de defender las col
Les ane ca
de hea dependia en parte de la posibiided &

3, ———_______
i i imi trabajo
lca nennen See cin: noonotit tba de la produccién y dis-
Otros con
camacibn la asociacioén de los trabajadores afectara a muchos
llo pleno del a ee aaioome
tendientes [sociales]». El desarro
accion colectiva no llegaria, asi pues, hasta la segun Derechos del hombre, derechos
de fa mujer. Los origenes
del feminismo histérico
a es

El proceso politico-social iniciado por la Revolucién


Francesa y conti-
nuado por sucesivas clas revolucionarias durante el siglo
xIx, planted co-
mc eje de! discurso revolucionario ia reivindicacién de
los derechos poli-
ticos del individuo. Asi pues, libertad, igualdad y sobera
nia fueron temas
centrales en el desarrollo politico del liberalismo burgués
a lo largo de to-
do el siglo. Precisamente, la dinamica politica se caracte
rizé hasta la le-
gada del sigio xx por luchas cuya dinamica planteaba
maneras diversas de
entender el acceso a la representacién politica. Mientr
as que la burguesia,
grande y mediana, podia conformarse con una soberania
censitaria mas o
menos amplia, pequefio-burgueses y obreros exigier
on el sufragio univer-
sal masculino. En consecuencia, los primeros se conformaron con simples
reformas de los sistemas representativos y los segundos, en cambio, lucha-
ron por la democratizacién de Ja sociedad. La lucha contra las restricciones
que limitaban el ejercicio de la ciudadania fue promovida a Jo largo del xix
por movimientos sociales y politicos de caracteristica
s tan diversas como,
por ejemplo, el cartismo inglés, las llamadas revolu
ciones romanticas eu-
ropeas 0, incluso, la lucha contra la esclavitud en
los Estados Unidos de
América.
Los origenes del feminismo histérico se sitian antes
de 1850, en el
contexte de las importantes transformaciones sociales y
politicas promovi-
das por la quiebra del Antiguo Régimen, la revolu
cién industrial y la con-
solidaci6n del liberalismo; desarrollandose a partir
de mediados de siglo
el feminismo llamado de primera ola en multiples
contextos politicos, so-
clales y religiosos europeos 0 americanos. El momento
de arranque para
la «cuesti6n de la mujer» fue la Revolucién Francesa
y, entrado ya el xr,
las amadas revoluciones democraticas de 1849. Sin embargo, cabe se-
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fialar que existe una larga genealogia del pensamiento feminista y que és- 3.1. La Revolucién Frances
ta se remonta incluso hasta la Edad Media. Esta qenealogia cuenta con tra- de la ciudadana ay los derechos
bajos excepcionales que fueron, de hecho, los precursores de] feminismo
historico. Entre ellos, podemos destacar La Ciudad de las Damas (1405) de
Christine de Pisan, A Serious Proposal to the Ladies (1694) de Mary Astell,
el tratado De Ja igualdad de los sexos (1673) de Poulan de La Barre, y la Im-
portancia de la instruccién que conviene dar a las mujeres (1784) 0 el Dis-
curso sobre la educacién fisica y moral de las mujeres (1769), ambos de la
ilustrada espafiola Josefa Amar. Contribuyeron, todos ellos, de forma indi-
vidual, a una corriente de pensamiento, conocida como la «Querella de las
Mujeres», que defendia los intereses de la mujer. Se oponian categérica-
mente a cualquier planteamiento desfavorable para las mujeres y, a dife-
rencia de la mentalidad predominante en la é@poca, nunca atribuyeron la colectivos por lossdderechos d
é las mujej res, superandose
Peerroamnlyiys individuales de iti
inferioridad de la mujer a su naturaleza biolégica. Por el contrario, expli- siglos anteriores.
Reale ae las mujeres €MpeZo a expr “s he aves
caron su subordinacion a partir de condicionantes socio-culturales. Por es- esarse a nivel colectivo durante
to, el objetivo de sus reivindicaciones fue siempre e] acceso a la educaci6én yon rancesa. Es cierto, como se la
ha visto en el Capitulo anterior
y ala cultura como vias decisivas para mejorar la condicién femenina. sue a eine femenino habia sido un decisivo
*n popular en los conflictos soci elemento de movili-
El feminismo ha sido, como movimiento social, una de las manifestacio- ales pre-industriales. Pero en
nes histéricas mas significativas de la lucha emprendida por las mujeres pa- estos
ra conseguir sus derechos. Aunque la movilizacién en favor del voto, es de-
cir el sufragismo, haya sido uno de sus ejes mas importantes, no puede
equipararse sufragismo y feminismo. Este Ultimo tiene una base reivindica-
tiva muy amplia que, a veces, contempla el voto, pero que, en otras ocasio-
nes, también exige demandas sociales como la eliminacién de Ja discrimi-
nacién civil para las mujeres casadas o el acceso a la educacién, al trabajo
remunerado y a status sociales reconocidos. Asi pues, el feminismo es un mes een ma amen seems en las condiciones generale
, ademas, 1
s de vida
movimiento multifacético y pluralista que ha movilizado a las mujeres por Tes Ge clases medias y, también,
ron relvindicaciones de signo feminist popul
cuestiones religiosas, culturales, sociales y politicas. Convencido de que las a que reclamaban a ree Bemnion.
mujeres vivian subordinadas y eran capaces, sin embargo, de cualquier ti- 'o de sus derechos politicas,
mann at oe wenocnrene
po de actividad publica, el feminismo decimonénico hizo de la lucha por el de una tabla histérica de los Progreso
Aes s de] Espiritu Hu-
voto la clave de su tactica movilizadora. Pero, ademas, las feministas se a e uustrado francés Condorcet
(1743-1794), habia equipara-
identificaron plenamente con un modo de vida que hacia suyas la lucha sis- on clon social de las mujeres a
la de los esclavos y habia denun-
tematica contra la discriminacién de las mujeres y la busqueda de nuevos
horizontes politicos, sociales, culturales, labores e, incluso, personales.
Igual que otros movimientos sociales y, en particular, que el obrero, el
feminismo ha sido politica y socialmente complejo, configurandose a par- ok Wehadde aqueilas mujeres que Particip
aban activamente
tir de corrientes diversas, que esgrimman reivindicaciones o estrategias ef retercer Estado > reclamaron el
reconocimi
men to explicit
ici
de resistencia y de lucha también diversas. El feminismo politico, cuyo Dapel en la familia y en él tejid
o social. Los Cuadernos de Oue
jas rewind
objetivo era la igualdad entre hombres y mujeres, fue la corriente mayo-
ritaria y mas conocida desde la Revolucién Francesa y, de hecho, duran-
te todo el siglo x. Sin embargo, no llegé a ser un movimiento social de
envergadura reconocida en Europa y Estades Unidos hasta la segunda
mitad del Ochocientos.

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factoria. Estas primeras declaraciones colectivas en favor de los derechos P,
politicos de Ja mujer influyeron en las formuladas por los clubes republi- ese a la supuesta Proyec .
cion universalista de la
canos de mujeres del periodo revolucionario. A éstos, les cabe el mérito
Revolucion Francesa
de haber avanzado en la formulacién del feminismo y haberle dado mayor
presencia politica.

«Pedimos ser instruidas, poseer empleos, no para usurpar la autoridad


de los hombres sino para ser mds estimadas; para que tengamos medios
para vivir al abrigo del infortunio, que la indigencia no fuerce a las mas dé-
biles de entre nosotras, a quienes el lujo deslurnbra y el ejemplo arrastra, a
unirse a la multitud de desgracias que sobrecargan las calles y cuya inde- ges era, de hecho, un
calco del Contrato Social
cente audacia causa el oprobio de nuestro sexo y de los hombres que las claracién de los Derech de Rousseau y de la De-
os del Hom-
frecuentan.» bre de 1789. Estaba
influida por jos
«eticién de las mujeres dei Tercer Estado al Rey», 1-I-1789. ALONSO, 1. lusnaturalistas y fil
ésofos del Pacto
& BELINCHON, M.: 1789-1793. La voz de jas mujeres en la Revolucion Fran- Social y anticipaha,
en gran medida
cesa, (Barcelona, 1989), p.7. muchos programas que
, posterior.
mente reivindicarian los
derechos po-
liticos de la mujer.
Su contribucién
En su conjunto, el discurso politico de la Revolucién Francesa se basa- mas importante fue,
sin duda, el re-
ba en el paradigma universal de la igualdad natural y politica que propor- conocimiento de la per
sonalidad po-
cionaria el marco de referencia a todas las revoluciones burguesas poste- liti
ca de las mujeres como
parte inte-
nores. No obstante, este discurso establecié una paradoja clara: intercep- grante del pueblo sob
erano, la equi-
to el acceso de las mujeres a la soberania politica, lo cual era, en realidad, par acion de sus derechos
a los del
negar que éstas eran libres e iguales al resto de los individuos. Asi, se po- hombre Y, por ultimo,
la reivindica-
dia excluir sistematicamente a las mujeres de unos derechos que eran su- cion del acceso a) suf
ragio. Argu-
puestamente universales. En plena Revolucién Francesa, Olimpia de Gou- mentando que la mujer
podia subir al
ges (1748-1793), la autora teatral y activista revolucionaria, publicé la Decia- cadalso ¥ €Fa, por tanto, igu
al al
resto
racion de los Derechos de la Mujer y de la Cludaclana (1791), una obra que de individuos, Olimpia
de Gouges
anunciaba que «la mujer nace libre y (debe) permanecer igual al hombre €xX1gI6 el derecho a ja
libertad, a la
en derechos», Declaraba que las «distinciones sociales solo pueden estar Propiedad, a Ios Cargos
publicos y
fundadas en la utilidad comim», y denunciaba que la Revolucién hubiera ©n suma, el reconoci
miento de un
negado el reconocimiento de sus derechos politicos a las mujeres, sin que contrato social entre
hombres y mu-
ello respondiera ni al bien comm, ni a la vohintad general. Reclamaba, con Jeres que rechazara
la desigualdad
la doble moral sexual Figura al. Olimpia de
insistencia, la cludadania para las mujeres. y las diferen- Gouges, autora del
Primer manifiesto femi
Si
cla
slegt
eniin
re ncényug
yugeses ee hijhi os legitii mos nista, Derechos de
Ja
Mujer y de ta Ciudadana,
«Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la nacion, piden { 1791).
ser constituidas en asamblea nacional. Considerando que la ignorancia, el
olvide o el desprecio de los derechos de la mujer son las inicas causas de
las desgracias publicas y de la corrupcién de los gobiernos, han resuelto
exponer en una solemne declaracién los derechos naturales, inalienables y
sagrados de la mujer (...)»
Olimpia de Gouges, «Los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana» cit.
ALONSO, I. & BELINCHON, M.: 1789-1793. La voz de las mujeres en la Re-
volucién Francesa, (Barcelona, 1989), p. 132.

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nario, € impuso una iegislacién discriminatoria, segin la cual el hogar era
definido como el ambito exciusivo de actuacioén femenina.
En las revoluciones francesas de 1830, 1848 y en Ja de Paris de 1871,
las mujeres se movilizaron de nuevo para conseguir sus derechos. Grupos
armados de mujeres fueron formados en febrero de 1848 por las «Vesu-
vianas» para reclamar sus derechos politicos, el.acceso a la educacion,
mejores condiciones laborales y la legalizacién del divorcio. En 1871, la
Comuna de Paris, estimulé el activismo de otras mujeres que, como la co-
nocida «Virgen Roja» Louisa Michel (1830-1905), dieron significado revo- Las reivindicaciones presen
tadas en n VinVind
dicicac
acii én de los Derechos d
lucionario a las reivindicaciones politicas de las mujeres francesas. De he- er +e claves para el feminismo
cho, la Comuna ha sido analizada corno el primer momento de concilia- histérico de décadas rot
ary Wo onecraft fue una de las fig eraces
cién entre los intereses de la clase obrera y los de las feministas francesas. uras pioneras del feminismo
radical y,

3.2. Liberalismo inglés y primer feminismo britdnico

Fl feminismo inglés también tiene una larga tradicién. Su punto de


partida suele situarse en la figura de Mary Wollstonecraft (1759-1797),
una de las pioneras mas significativas de la historia de] feminismo anglo-
saj6n. Su obra, Vindicacién de Jos Derechos de la Mujer (1792), también
fue uno de los textos fundadores angloamericanos. Siguiendo la tradicién
del igualitarismo radical inglés y francés del sigio xvm, Mary Wollstone-
craft sefialé la conexién existente entre la tirania absolutista y la ejercida
sobre la mujeres en el 4mbito doméstico. En base a los derechos natu- ligencia del hombre cua
ndo se une a él.»
rales, condené —como antes habian hecho muchos iusnaturalistas— el poder Fragmento del Cap. II de
absoluto de los reyes sobre sus stibditos e insistidé en que era semejante a Vindicacidn de jos Derech
Mary Wollstonecraft, en MARTIN. os de Ja Mujer de
la supremacia que los maridos ejercian sobre sus esposas. Imbuida del op- ae
(Madrid, 1975), p. 47. CAMERO, &.: Antologia del feminismo,
timismo rousseauniano, alabé la bondad natural y la perfectabilidad de los
individuos, traduciéndola a un lenguaje feminista radical que atribuia al arm-
biente politico y social la responsabilidad de la subordinacién femenina. Las campafias Promovidas dura
nte
: : i
Wollstonecraft denuncié las constricciones en que las mujeres estaban nacion politica de Jas mujeres también el siglo
d xx Para elim
imi Srvc
inar la discrimi-
obligadas a moverse. Sefialé que la asimetria entre sexos no se debia a di-
ferencias biolégicas y si ala educacién y a los habitos de socializacién re-
cibidos. Negé que las mujeres fueran inferiores a los hombres en capaci-
dad intelectual y constaté que en éste, como en otros aspectos, eran ignia-
les al otro sexo. Atribuy6 la ignorancia de las mujeres a una estrategia
especificamente desarrollada por los hombres para mantener su hegemo-
nia. Segun Wollstonecraft, habia sido el predominio del orden social defi-
nido por los hombres lo que habia impedido que se expresaran libre-
mente las capacidades femeninas. ,
Los textos de Mary Wollstonecraft muestran que el problema de las
mujeres inglesas descansaba sobre el modelo de género vigente y, en
concreto, sobre e] discurso de domesticidad que las habia definido como

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