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Los metales pesados constituyen uno de los principales contaminantes ambientales a
nivel mundial. El desarrollo industrial y la garantía para el consumidor de productos
inocuos, generan una mayor demanda en los controles de la presencia de compuestos
que afecten a la seguridad alimentaria. Por esta razón, se realizó un estudio bibliográfico
sobre la presencia de metales pesados arsénico (As), cadmio (Cd) y plomo (Pb) en
pollos de engorde (Gallus gallus). Se utilizaron las bases de datos de referencias
bibliográficas tales como, Scopus, Science Direct, Journal Poultry, entre otras. Se
analizaron sus principales fuentes de contaminación y los efectos adversos causados en
la salud de los consumidores. Los estudios tomados como referencia determinan que los
límites establecidos por entidades de control para músculo de pollo no se cumplen, así
tenemos el caso del cadmio que se reportan concentraciones hasta de 1,6 mg/Kg y el
límite es de 0,050 mg/Kg. De igual manera para plomo se han reportado
concentraciones de hasta 1,13 mg/Kg superando el límite establecido de 0,10 mg/Kg.
En el caso de las vísceras, la presencia de arsénico se reporta que sobrepasan el límite
establecido que es de 1,00 mg/Kg. Por otro lado, la presencia de plomo en el hígado,
también sobrepasa el límite de 0,50 mg/Kg, ya que se han reportado concentraciones
hasta de 0,66 mg/Kg. Finalmente, se establece que las principales fuentes de
contaminación de estos metales pesados son: el agua, los antibióticos, y en especial los
alimentos balanceados.
La presencia de metales pesados se considera como sinónimo de enfermedad, debido a
su capacidad de bioacumulación en el organismo, si éste supera los límites que nuestro
cuerpo puede asimilar (25 µg/kg/semana), provocando enfermedades como el
saturnismo en la antigua Roma, debido a la ingesta de alimentos conservados en
recipientes con altas cantidades de plomo que han migrado al alimento Rubio et al.
(2004); además de considerarse un grave riesgo de salud pública; provocando retraso
del desarrollo mental e intelectual de los niños, hipertensión y enfermedades
cardiovasculares en adultos. La contaminación ambiental se posiciona como uno de los
más importantes problemas que afectan a la sociedad, ligado principalmente a los
desechos generados por la gran variedad de industrias como las: agropecuarias,
tecnológicas, alimentarias, químicas, mineras, contribuyendo a la contaminación, así
como a la pérdida de calidad del aire, del recurso hídrico y de suelos disponibles para
actividades agrícolas que van incrementando exponencialmente conforme lo hace la
población. (Reyes et al., 2016) Según Reyes et al. (2016) en su publicación menciona
que los metales pesados en su mayoría se encuentran de manera antropogénica pero
también naturalmente, afectando radicalmente la seguridad alimentaria, estudios
reportan presencia de mercurio (Hg), arsénico (As), plomo (Pb), cadmio (Cd), zinc (Zn),
níquel (Ni) y cromo (Cr) en hortalizas, además las concentraciones en peces, carnes y
leche son variadas, resultado de la bioacumulación característica de estos elementos.
(p.67) Desde la óptica de salud humana Londoño Franco et al. (2016) menciona que las
afecciones provocadas por exposición alargada o bioacumulación de metales tóxicos,
pueden ir desde daños a órganos vitales hasta formaciones cancerígenas. 3 Existe varios
estudios realizados en distintas partes del mundo donde dan a notar que cada vez la
presencia de metales pesados, puede encontrarse en cualquier tipo de producto sea
vegetal o animal, en el estudio “Heavy Metals in Selected Tissues of Adult Chicken
Layers (Gallus spp)” presentado por Mohammed et al. (2013) demuestra la presencia de
metales (As, Cd, Cr, Fe, Pb) en los diferentes órganos de gallinas ponedoras, si bien
estas concentraciones no superan los límites establecidos de consumo, van marcando un
precedente en esta área. Reyes et al. (2016), menciona que acontecimientos suscitados
producto de contaminación con metales pesados se dieron en Japón en 1950, donde sus
habitantes estuvieron afectados por el consumo de un cereal cuyos cultivos se
contaminaron con Cadmio (Cd) provocando afecciones al sistema óseo, denominándolo
como osteoartritis. Por otra parte, en México los deficientes controles en las actividades
industriales provocaron la incorporación de Plomo (Pb) en productos alimenticios y el
agua afectando principalmente a niños quienes sufrieron envenenamiento por este
metal. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades transmitas
por alimentos (ETA´s) son generalmente de carácter infeccioso, tóxico pudiendo ser
causadas por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas cuya vía de ingreso a
nuestro cuerpo es mediante el consumo de alimentos o agua contaminada. A nivel
mundial, anualmente enferman cerca de 600 millones de habitantes al ingerir alimentos
en malas condiciones, además de fallecer cerca de 420 000 por esta misma razón.
(OMS, 2019b) Según lo mencionado por FAO (2020) el crecimiento demográfico la
industrialización a nivel global, el aumento del poder adquisitivo hacen que todos los
sectores productivos incluido el avícola, sienta la necesidad de mejorar y enfocar
procesos con fines especializados y dirigidos a una productividad mayor, con la
finalidad de saciar la demanda poblacional requerida. Sin embargo no se considera que
para llegar a ese crecimiento industrial, en muchos países el control de sustancias
químicas o algún otro alterante que requiera una línea de trazabilidad establecida, es en
extremo escaso dando como resultado la prevalencia de metales traza no solo en el
producto final de consumo, sino también en productos derivados, balanceados,
gallinazas, medicamentos veterinarios, prácticamente durante la mayoría de la cadena
productiva de aves, por lo mencionado anteriormente el presente escrito busca generar
una recopilación de datos e 4 información validada de artículos y textos con la finalidad
de divulgar y ampliar conocimientos en cuanto a los principales factores que ponen en
riesgo la Inocuidad y Seguridad Alimentaria del consumidor.
Puente Quilumba (2018) en su trabajo titulado “Estudio de la concentración de los
principales nutrientes y metales en platos típicos preparados con vísceras en la ciudad
de Quito” concluyó que la concentracion de metales pesados, están sobre los límites
establecidos sugiriendo un estudio de mayor amplitud, ya que nuestro país posee una
variedad extensa de gastronomía, resaltando el consumo de vísceras preparadas
“tradicionalmente”, exponiéndonos no solo a contaminación por metales pesados sino
también a alguna enfermedades transmitidas por alimentos (ETA`s) que pudiese
desarrollarse por una deficiente manipulación y preparación de estos platos típicos. Es
preocupante como el desarrollo humano irresponsable, viene de la mano de un daño que
de a poco se convertirá en irreparable pues Zhang et al. (2015) en su estudio
denominado “Impact of Soil Heavy Metal Pollution on Food Safety in China” concluyó
que las tasas de contaminación por elementos pesados en suelo agrícola son elevadas,
compartiendo fuentes 6 comunes como la minería, la fundición, la industria, el riego por
alcantarillado, el desarrollo urbano y la aplicación de fertilizantes. En el trabajo
denominado “Correlation between Concentrations of Some Heavy Metal in Poultry
Feed and Waste”, enfocado en análisis de metales pesados en balanceado y las
repercusiones de las excretas de aves en el suelo como posible contaminante, realizado
por Ukpe et al. (2018) determinó una correlación muy marcada entre los metales
pesados analizados en la alimentación y sus desechos excretados, lo que indicó que los
alimentos para aves de corral tienen el potencial de contaminar varios componentes del
medio ambiente. (David, 2021)
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Sin embargo, la presencia de este y otros metales pesados podría estar ligado
principalmente a la materia prima de elaboración, en el caso de los piensos orgánicos
están compuestos únicamente con materiales de origen vegetal, mientras que los piensos
industriales se fabrican con una mezcla de materias primas de origen vegetal (granos de
soya, granos de arroz) y animal (harina de pescado, tendones, ligamentos, hígados, etc.)
usados para regular el contenido de aminoácidos y proteínas requeridos por las aves. 32
Medina et al. (2018) sugiere que la adición de compuestos organoarsenicales en
alimentos de aves (pollos y pavos) como piensos o balanceados, se ve estrechamente
relacionado a la presencia de Arsénico en estos animales, para el año 2013 en Estados
Unidos se promovió el no uso de productos como Roxarsona, Carbasona y Acido p-
arsanilico, basados en estudios que sugerían el uso de dichas especies arsenicales estar
asociadas a riesgos de cáncer en pulmón y vejiga, además se reportó que la cocción
aumenta la conversión de Roxarsona en Asin (derivado del mismo) en el músculo de
pollo.