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Participación ciudadana
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=NvnU8rznTiE
Al ser un diálogo de doble vía, tanto la ciudadanía como el Estado tienen el derecho
y el deber de participar y de cumplir con los compromisos pactados en las instancias
y espacios que se establezcan para tal fin.
La tutela.
Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o
por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública. La
protección consistirá en una orden para que aquél respecto de quien se solicita la
tutela, actúe o se abstenga de hacerlo. El fallo, que será de inmediato cumplimiento,
podrá impugnarse ante el juez competente y, en todo caso, éste lo remitirá a la Corte
Constitucional para su eventual revisión. Esta acción sólo procederá cuando el
afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que aquélla se utilice
como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable. En ningún caso
podrán transcurrir más de diez días entre la solicitud de tutela y su resolución. La ley
establecerá los casos en los que la acción de tutela procede contra particulares
encargados de la prestación de un servicio público o cuya conducta afecte grave y
directamente el interés colectivo, o respecto de quienes el solicitante se halle en
estado de subordinación o indefensión (CPC, artículo 86).
Cuando Ciro el Grande conquista Babilonia, dejó que todos los esclavos se fueran en
libertad, proclamando a su vez la libertad religiosa y convirtiéndose en el primer
precursor de los derechos humanos. Sus palabras quedaron grabadas en el “cilindro
de Ciro”.
Mil años más tarde, el rey de Inglaterra firma el primer documento que reconoce los
derechos de las personas.
La idea de los derechos humanos se extiende por Europa, pero más allá de este
continente los pueblos son colonizados y sus derechos humanos, vulnerados.
Hasta que Gandhi comienza a difundir que todas las personas del mundo tienen
derechos, no solamente en Europa, a través de sus protestas pacíficas.
El 26 de junio de ese año, en la carta de las Naciones Unidas será la primera vez que
aparezca el término de “derechos humanos”. En la carta fundacional aparece 7 veces
a lo largo del texto.
CARTA A LA TIERRA
PREÁMBULO
LA SITUACIÓN GLOBAL
La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos
unos a otros o arriesgarnos a nuestra propia destrucción y la de la diversidad de la
vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y
formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez satisfechas las necesidades
básicas, el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más.
Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para
reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimiento de una sociedad
civil global está creando nuevas oportunidades para construir un mundo
democrático y humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos,
sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y
concretar soluciones globales.
RESPONSABILIDAD UNIVERSAL
Para llevar a cabo estas aspiraciones debemos tomar la decisión de vivir de acuerdo
con un sentido de responsabilidad universal, identificándonos con toda la
comunidad terrestre, al igual que con nuestras comunidades locales. Somos
ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo al mismo tiempo, donde los
ámbitos local y global se encuentran estrechamente vinculados. Todos
compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro de la familia
humana y del mundo viviente en su amplitud. El espíritu de solidaridad humana y
de afinidad con toda la vida se fortalece cuando vivimos con reverencia ante el
misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida y con humildad con respecto al
lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza.
Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos, que
brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente. Por lo tanto,
juntos y con una gran esperanza, afirmamos los siguientes principios
interdependientes para una forma de vida sostenible, como un fundamento común
mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas,
organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.
Bibliografía.
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