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ENCÍCLICA "CÁRITAS IN VERITATE"

DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI.


La encíclica Caritas in veritate vio la luz el 29 de junio de 2009, bajo el pontificado de Benedicto
XVI. Originada como homenaje y prosecución de las enseñanzas de Pablo VI esbozadas en la carta
encíclica Populorum Progressio, versa sobre el desarrollo humano integral de los pueblos en la
caridad y la verdad. Con motivo de los 40 años de publicación de esta última encíclica, quiso estar
lista para el año 2007, pero el intenso trabajo que requirió no permitió su expedición; sino hasta 2
años más tarde. La acogida de la carta fue bastante positiva.
La encíclica se estructura en seis capítulos, una introducción y una conclusión. En su respectivo
orden estos capítulos tratan: el mensaje de la Populorum progressio; el desarrollo humano en
nuestro tiempo; la fraternidad, el desarrollo económico y la sociedad civil; el desarrollo de los
pueblos, los derechos y deberes, y el ambiente; la colaboración de la familia humana; y el desarrollo
de los pueblos y la técnica.

TEMAS FUNDAMENTALES
El gran tema de la encíclica es la ética económica: quizá debido a la crisis económica que en ese
momento era mucho más novedosa y alarmante, pero más aun por el papel que ha alcanzado lo
financiero-mercantil en las dinámicas mundiales actuales y, por tratarse del tema del desarrollo de
los pueblos, donde el factor económico es sin duda de gran relevancia, sin desconocer la
importancia de los factores políticos, culturales y espirituales como la caridad en la verdad lo
demuestra. La encíclica apuntará la necesidad de volver a traer a escena la relación irrenunciable
entre economía y ética, o la moralidad de la economía pues, contrario a lo que la ideología
tecnocrática postula diciendo que invertir es un hecho meramente técnico, “toda decisión
económica tiene consecuencias de carácter moral” (Benedicto XVI, 2009). La carta encíclica de
Benedicto XVI tiene como elemento más recurrente la denuncia. En el camino de “profunda
reflexión” (Benedicto XVI, 2009) que el Papa propone a todos los hombres de buena voluntad para
corregir las desviaciones y disfunciones de los actuales modelos económicos mundiales, para
reencontrar un humanismo nuevo, para fundar un futuro mejor y para permitirle al hombre moderno
hallarse a sí mismo, y del que él mismo es ejemplo con la reflexión desarrollada en esta carta, se
encuentra con múltiples falacias, reduccionismos, empobrecimientos, encerramientos e
instrumentalizaciones con las que se manipula y somete al hombre (Benedicto XVI, 2009). Si se
quiere un desarrollo humano integral, que es la apuesta y exigencia de la iglesia, no se pueden
admitir estas ideologías que roban al hombre una realización plena al esconderle o mutilarle de la
verdad, de la caridad, de la trasc endencia.
Otro eje transversal de la encíclica es el replanteamiento de las dinámicas económicas globales: la
exigencia de nuevos modelos y modos de ejercicio económico, nuevas concepciones de empresa,
nuevas soluciones ante las hirientes desigualdades, hasta –si es necesario– la consecución de un
nuevo orden económico productivo, que permita lograr el desarrollo efectivo de los pueblos
(Benedicto XVI, 2009). Si bien la denuncia es abundante y contundente -no escatimando por lo que
puede producir en las sensibilidades de los afectados-, al mismo tiempo abunda en propuestas
(Benedicto XVI, 2009). Así por ejemplo, plantea la adopción del crédito cooperativo, del “principio
de la gratuidad” y de la “lógica del don”, concebir el beneficio para el bien de los hombres y de los
pueblos, y no de manera individualista, lo cual estaría comprendido en nuevos modelos económicos
con márgenes de gratuidad.
Por último, y como la propuesta de la iglesia para un verdadero desarrollo humano y lo que
posibilite un replanteamiento de las dinámicas económicas globales servidoras a este fin, es el
redescubrimiento de valores, la recuperación de los verdaderos sentidos de la libertad, de la caridad
y de la verdad, que se han entendido incorrectamente y han sido asumidos así, sin una reflexión
profunda y crítica. Es allí donde se enmarca la caridad en la verdad: la caridad, con toda la fuerza
para alimentar, sostener y enaltecer las labores y esfuerzos por el bien y desarrollo de los hombres y
pueblos, sin la cual el saber es estéril; y la verdad como iluminadora del amor, para guiarle y
permitirle la inserción en los ámbitos universales, al poder dialogar con la universalidad de actores,
salvando así a la caridad de una circunscripción en ámbitos limitados de relaciones de corto
alcance.

PRINCIPALES APORTES:

La caridad en la verdad. La caridad en la verdad es la principal fuerza del desarrollo de la que


Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal, sobre todo con su muerte y resurrección. Es la
principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de la humanidad.

La caridad es la vía maestra de la Doctrina Social de la Iglesia. El amor es la síntesis de la ley


(Mt 22, 36-40), la caridad da la verdadera sustancia a la verdadera relación personal con Dios y con
el prójimo, no sólo es el principio es de las micro- relaciones, la familia, las amistades, el pequeño
grupo, sino también de las macro-relaciones como las relaciones sociales, económicas y políticas.

Sin verdad la caridad cae en mero sentimentalismo. La verdad libera a la caridad de la estrechez
de una emotividad que la priva de contenidos relacionales, sociales y de un fideísmo que mutila su
horizonte humano y universal.

La verdad es “logos” que crea “diálogos” y por tanto comunicación y comunión. Sin la verdad
la caridad quedaría reducida sólo a buenos sentimientos excluida de proyectos y procesos de
desarrollo humano.

La caridad es amor recibido y ofrecido. Su origen es el amor que brota del Padre por el Hijo en el
Espíritu Santo.

Justicia y caridad.
Caritas: Principio sobre el que gira la Doctrina Social de la Iglesia.
Un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral, la caridad
va más allá de la justicia.
Caridad es dar, ofrecer de lo mío al otro, justicia es dar al otro lo que es suyo, lo que le corresponde
en virtud de su ser y obrar.

El bien común.
Amar a alguien es querer su bien.
Hay un bien relacionado con el vivir social de las personas. El bien de todos nosotros formando
individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social, incidir en la polis (en la
ciudad) en el bien común.

1967 el Papa Paulo VI publicó “la populorum progressio”, el desarrollo de los pueblos. El
desarrollo de los pueblos consiste en pasar de condiciones menos humanas a condiciones más
humanas. El Papa Juan Pablo II conmemora los 20 años de la “populorum progressio” con la
encíclica “sollicitudo rei socialis”, continuando el tema del desarrollo.

Desarrollo humano y humanizador. “Caritas in veritate” El amor en la verdad busca la


interacción ética de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo
auténticamente humano y humanizador. El desarrollo no se alcanza, solo con el compartir de los
bienes y el progreso técnico, sino con la fuerza del amor que vence el mal con el bien.

CAPITULO I
“El mensaje de la Populorum progressio”

La Doctrina Social. La Doctrina Social está constituida sobre el fundamento transmitido por los
Apóstoles a los padres de la Iglesia y profundizado después por los grandes doctores de la Iglesia,
atestiguada por los santos. La populorum progressio se inserta en la corriente de la tradición.

La Popolorum Progressio de Paulo VI. Afirmó la importancia imprescindible del evangelio para
la construcción de la sociedad según libertad, justicia y amor. Paulo VI captó la relación recíproca
entre el impulso a la unificación de la humanidad y el ideal cristiano de una única familia de los
pueblos solidaria en la común hermandad, fundada en el amor.

En Octogésima advenien de 1971 Paulo VI. Trató el tema del sentido de la política y el peligro
que representan las visiones utópicas e ideológicas que comprometían su dualidad ética y humana.
Ideología tecnocrática: Confiar todo el proceso de desarrollo sólo a la técnica.

El desarrollo como vocación. El desarrollo es vocación, nace de una llamada trascendente, un


humanismo verdadero se abre al absoluto.

La vocación requiere una respuesta libre y responsable. Sólo si se es libre, el desarrollo humano
puede ser integralmente humano, (hombres libres para asumir una responsabilidad común).

El desarrollo humano integral como vocación exige también que se respete la verdad. El
auténtico desarrollo debe ser integral, promover a todos los hombres y a todo el hombre (plano
natural y plano sobrenatural). El evangelio es un elemento fundamental del desarrollo.

La caridad como centro.


Su centro es la caridad (somos hijos de Dios en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres).
El subdesarrollo se debe:
 A la falta de pensamiento (se necesitan pensadores de reflexión profunda que busquen un
humanismo nuevo).
 Pero sobre todo falta de fraternidad entre los hombres, la globalización nos hace más
cercanos pero no más hermanos, no basta la convivencia cívica se necesita la caridad
fraterna, Cristo nos llama a todos a participar como hijos en la vida del Dios vivo, Padre de
todos los hombres.

Actuar con valor y sin demora.


Ante los problemas de la injusticia en el desarrollo de los pueblos, se actúa con valor y sin demora.
Esta urgencia viene impuesta también por la caridad en la verdad.
CAPITULO II
El desarrollo humano en nuestro tiempo

Visión articulada del desarrollo.


 Que los pueblos salieran del hambre, la miseria, las enfermedades endémicas, el
analfabetismo.
 Desarrollo económico: Participación activa y en situaciones de igualdad en el proceso
económico internacional.
 Social: Hacia sociedades solidarias.
 Político: Consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz.
 El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin
último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza.
 La actividad financiera mal utilizada y especulativa.
 Flujos migratorios.
 Explotación sin reglas de la tierra.
 Nos preocupa la complejidad y gravedad de la situación económica actual.
 La crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo, revisar nuestro
camino, se necesita una renovación cultural y el redescubrimiento de valores.

Contraste.
 Crecen las riquezas, pero crecen las desigualdades.
 Hay corrupción e ilegalidad en países pobres y ricos.
 La falta de respeto a los derechos humanos de los trabajadores.
 Las ayudas internacionales se han desviado de su finalidad.
 La propiedad intelectual demasiado rígida.

Desarrollo auténtico e integral. El desarrollo necesita ser auténtico e integral, no basta solo el
tecnológico y económico.

La Populorum progressio asignó un papel central a los poderes públicos. Hoy con la movilidad
de los capitales financieros y los medios de producción han modificado el poder político de los
Estados. Ante los errores de la crisis financiera es importante una renovada valoración de su papel y
de su poder, mayor participación en la política nacional de parte de los ciudadanos.

Dar vida y protección a las asociaciones de trabajadores para defender sus propios derechos.
Hoy en la cuestión social: Ha habido recortes de gasto social, lo mismo en la seguridad social, la
libertad económica limitan a menudo las libertades sindicales.
El estar sin trabajo durante mucho tiempo o la dependencia prolongada de la asistencia pública o
privada mina la libertad, la creatividad de las personas, sus relaciones familiares y sociales con
graves daños en el plano psicológico y espiritual.
El primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad.

En el plano cultural.
Antes las culturas se conservaban ante intentos homogéneos.
Hoy eclecticismo cultural, sin diálogo ni sentido crítico.
Rebajar la cultura y homologar los comportamientos y estilos de vida, se pierden las culturas,
reducir al hombre a mero dato cultural (riesgo sometimiento y manipulación).
Respeto a la vida.
 Pobreza produce mortalidad infantil.
 Control demográfico, incluso imponer el aborto - eutanasia-.
 Legislaciones contrarias a la vida (mentalidad antinatalista) como si fuera un progreso
cultural.
 Políticas sanitarias que imponen un fuerte control natal.
 La apertura a la vida está al centro del verdadero desarrollo una sociedad que se encamina a
la negación y supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía,
necesarias para esforzarse en el verdadero bien del hombre.
 La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca.

Libertad religiosa.
El hombre tiene una naturaleza destinada a lo trascendente (sobrenatural).
El fanatismo y el terrorismo de inspiración fundamentalista, hoy se mata en el nombre sagrado de
Dios (la violencia frena el desarrollo auténtico).
Cuando el Estado promueve, enseña o incluso impone formas de ateísmo práctico priva a sus
ciudadanos de la fuerza moral y espiritual para comprometerse en el desarrollo.
Dios es el garante del desarrollo del hombre, en cuanto habiéndolo creado a su imagen funda su
dignidad trascendente y alimenta su anhelo constitutivo de ser más.

Existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor.


Para el desarrollo humano se necesita una interdisciplinariedad ordenada. La caridad no excluye el
saber, más bien lo exige, lo promueve y lo anima, sin el saber el hacer es ciego y el saber es estéril
sin el amor (el amor impulsa a buscar las causas de la miseria y combatirla).
Las exigencias del amor no contradicen las de la razón (el saber y las conclusiones de las ciencias
no podrán indicar por si solas la vía hacia el desarrollo integral).

La valoración moral y la investigación científica deben crecer juntas y la caridad ha de


animarlas. Las ciencias, la teología y la meta física al servicio del hombre. Una de las causas del
subdesarrollo es una falta de sabiduría, de reflexión, de pensamiento capaz de elaborar una síntesis
orientadora que requiere una clara visión de todos los aspectos económicos, sociales, culturales y
espirituales.

Visión integral del hombre. Se necesita una visión integral del hombre que refleje los diversos
aspectos de la persona humana.
Rebajar la cultura a la dimensión tecnológica obstaculiza el enriquecimiento y las dinámicas de
colaboración.
Esto exige una nueva y más profunda reflexión sobre el sentido de la economía y de sus fines.
Revisión del modelo de desarrollo para corregir sus disfunciones y desviaciones, lo exige el estado
de salud ecológico del planeta. (crísis cultural y moral).

El progreso sigue siendo un problema y hoy más por la crisis económico- financiera. Hoy
varios países todavía que viven en la miseria.
Altos aranceles a los países pobres, nuevas formas de colonialismo.
La globalización: Estallido de la interdependencia planetaria, pero sin la caridad en la verdad, se
tienen los riesgos de una familia mundial dividida.

CAPÍTULO III
Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil

La gratuidad. La gratuidad está en la vida del ser humano. El ser humano está hecho para el don.
No olvidar el pecado original, el hombre tiene una naturaleza herida, inclinada al mal, da lugar a
graves errores en el dominio de la educación, de la política, de la acción social y de las costumbres.
Cuando se pretende una economía autónoma sin carácter moral lleva al hombre al abuso incluso a
la destrucción. La verdad y el amor son un don gratuito de Dios, es el amor el que convoca a una
comunidad plenamente fraterna. Dar espacio al principio de gratuidad como expresión de
fraternidad.

El mercado. Es la institución económica que permite el encuentro entre las personas, como agentes
económicos que utilizan el contrato como norma de sus relaciones y que intercambian bienes y
servicios. El mercado está sujeto a los principios de la justicia conmutativa, que regula
precisamente la relación entre dar y recibir, pero falta la justicia distributiva y social. El mercado se
rige únicamente por el principio de la equivalencia del valor de los bienes que se intercambian, no
llega a producir la cohesión social, se necesita la solidaridad y la confianza.
No se debe considerar a los pobres como un “fardo”, sino como una riqueza incluso desde el punto
de vista económico (los primeros beneficiarios del desarrollo de los países pobres hubieran sido los
países ricos).

La lógica mercantil (su bondad o maldad dependen del hombre). El mercado no es ni debe
convertirse en el ámbito donde el más fuerte avasalle al más débil. El mercado no es “ipso facto”
malo. La economía y las finanzas pueden utilizarse en un sentido negativo, cuando quien las
gestiona tiene sólo referencias egoístas, no se deben hacer reproches al medio o instrumento sino al
hombre, a su conciencia moral y a su responsabilidad social.
No olvidar los principios tradicionales de la ética social: como la transparencia, la honestidad, y la
responsabilidad, pero también en las relaciones mercantiles el principio de gratuidad y la lógica del
don como expresiones de la fraternidad, pueden y deben tener espacio en la actividad económica
ordinaria.

La justicia afecta a todas las fases de la actividad económica. Antes se confiaba a la economía
la producción de la riqueza y a la política la distribución de la riqueza. Hoy la vida económica del
contrato para regular las relaciones de intercambio entre valores equivalentes, pero necesita
igualmente leyes justas y formas de redistribución, guiados por la política, además de obras
caracterizadas por el Espíritu del Don.

Tres instancias: Mercado, Estado y sociedad civil (civilización de la economía). La sociedad


civil es el ámbito más apropiado para una economía de la gratuidad y de la fraternidad, sin negarla
en los otros ámbitos. La actividad económica no puede prescindir de la gratuidad, que fomenta y
extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común. Sin la gratuidad no se
alcanza ni siquiera la justicia.
Una economía plenamente humana. Un mercado que promueva un mundo más humano para
todos (Paulo VI). Hoy además de la lógica del mercado (dar para tener compraventa), la lógica de
las intervenciones públicas (“dar por deber” estructuras asistenciales). Se necesita la apertura
progresiva en el contexto mundial a formas de actividad economía caracterizada por ciertos
márgenes de gratuidad y comunión). Tanto la economía como la política necesitan personas abiertas
al don recíproco.

La empresa con responsabilidad social. Un riesgo es que la empresa solo se fije en el interés de
inversores (accionistas), en detrimento de su dimensión social, más bien la empresa debe tener una
responsabilidad social, interés por los trabajadores, proveedores, los consumidores así como el
medio ambiente y la sociedad.
El trabajo y los conocimientos técnicos son una necesidad universal, sin embargo no es lícito
deslocalizar únicamente para aprovechar particulares condiciones favorables o peor aún, para
explotar sin aportar a la sociedad local.

Articulación entre empresa y autoridad política.


El ser empresario antes de tener un significado profesional tiene un significado humano (actus
personae), y por eso es bueno que cada trabajador tenga la posibilidad de dar la propia aportación a
su labor, de modo que el mismo sea consciente que está trabajando en algo propio. Un empresario
que realice una economía al servicio del bien común nacional y mundial.
La autoridad política con la empresa, el Estado sigue siendo un elemento clave para el desarrollo.

La ayuda internacional debe apoyar:


 La consolidación de los sistemas constitucionales jurídicos y administrativos en los países
que reciben la ayuda.
 Reforzar las garantías de un Estado de derecho, un sistema de orden público y de prisiones
respetuoso de los derechos humanos, y a consolidar instituciones verdaderamente
democráticas.
 Desarrollo de otras instancias políticas no estatales, de carácter cultural, social, territorial o
religioso.

CAPITULO IV
Desarrollo de los pueblos, derechos, deberes, ambiente

Los derechos presuponen unos deberes. Urge una reflexión sobre los deberes que los derechos
presuponen y sin los cuales se convierten en algo arbitrario.
La exacerbación de los derechos conduce al olvido de los deberes. Hay países desarrollados que
solicitan derechos a lo superfluo, mientras otras carecen de lo más elemental como el agua potable,
la comida, la instrucción básica y los cuidados sanitarios.
Los deberes delimitan los derechos, porque remiten a un marco antropológico y ético, de otro modo
podían ser cambiados por la sola deliberación de los ciudadanos.

Procreación y educación sexual responsable. Para el desarrollo humano no olvidar los valores
irrenunciables de la vida y de la familia, una procreación responsable y un significado profundo de
la sexualidad, no reducida a un mero hecho hedonista y lúdico o a una única instrucción técnica,
sino a una verdadera educación, no olvidando que compete de manera primordial a las familias,
antes que al Estado.
Proponer a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las
exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona. Los estados están llamados a
establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia.
La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica, por que el gran
número y la capacidad de sus habitantes han hecho que grandes naciones salgan de su riqueza, por
el contrario el bajo índice de natalidad es un problema crucial para las sociedades de mayor
bienestar (se reduce la disponibilidad de trabajadores).

La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento - una ética amiga de
la persona. Esto es una ética que respete las exigencias intrínsecas de la naturaleza del hombre
(creado a imagen de Dios (Gén 1, 27), algo que comporta la inviolable dignidad de la persona
humana, así como el valor trascendente de las normas morales naturales.

Relación entre empresa y ética. Encontramos dos clases de empresa una la empresa que busca el
beneficio (profit) y otras organizaciones sin ánimo de lucro (non profit). Está surgiendo una tercera
empresa que tiene objetivos de utilidad social, llama economía civil y de comunión, que no excluye
el beneficio, pero que lo considera instrumento para objetivos humanos y sociales, objetivos de
humanización del mercado y de la sociedad. Es de desear que estas nuevas formas de empresa
encuentren en todos los países un marco jurídico y fiscal adecuado.

Los pueblos protagonistas de su propio desarrollo. Los pueblos constructores de su propio


desarrollo y los primeros responsables de él. Para conseguir los objetivos de humanización del
mercado y de la sociedad es necesario el principio de subsidiaridad y la centralidad de la persona
humana, lo que interesa principalmente es la mejora de las condiciones de vida de las personas
concretas de una cierta región, que ellos se impliquen directamente en la planificación de los
programas de desarrollo y se conviertan en protagonistas de su realización.
Es de desear que estos organismos se esfuercen por una transparencia total, informando a los
donantes y a la opinión pública sobre la proporción de los fondos recibidos que se destinan a
programas de cooperación y los gastos de la misma institución (transparencia, cuanto reciben,
cuanto emplean para desarrollo y cuanto emplean para su sustento).

La creación Don de Dios y uso responsable de ella. El tema del desarrollo está también muy
unido a los deberes que nacen de la relación del hombre con el ambiente natural, este es un Don de
Dios para todo, su uso representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las
generaciones futuras y toda la humanidad. La naturaleza es obra de Dios que el hombre debe
utilizar responsablemente, para satisfacer sus legitimas necesidades, materiales e inmateriales,
respetando el equilibrio inherente a la creación misma.
La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada
como ámbito de vida. Nos habla del creador (Rom 1,20) y de su amor a la humanidad, tiene su
plenitud en Cristo, debemos cuidarla y cultivarla. La naturaleza es obra admirable del creador que
lleva en sí una gramática que indica finalidad y criterios para un uso inteligente, no instrumental y
arbitrario.

Redistribución planetaria de los recursos energéticos. El acaparamiento de los recursos


energéticos por parte de algunos estados, grupos de poder y empresas es un grave obstáculo para el
desarrollo de los países pobres, estos no tienen recursos económicos, ni para acceder a las fuentes
energéticas no renovables, ni para financiar la búsqueda de fuentes nuevas y alternativas, por ello la
comunidad internacional tiene el deber de ordenar el aprovechamiento de los recursos no
renovables con la participación también de los países pobres, y planificar así el futuro.
Urge una renovada solidaridad entre países en vías de desarrollo y países altamente
industrializados.
Una tierra para todos - una vida digna -. Es lícito que el hombre gobierne responsablemente la
naturaleza para custodiarla, hacerla productiva y cultivarla con métodos nuevos y tecnologías
avanzada, de modo que pueda acoger y alimentar dignamente a la población que la habita. En
nuestra tierra hay lugar para todos, en ella toda la familia humana debe encontrar los recursos
necesarios, para vivir dignamente, con ayuda de la naturaleza misma, Don de Dios a sus hijos, con
el tesón del propio trabajo y de la propia inventiva, pero también dejar la tierra a las nuevas
generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola.

Respeto a la creación y respeto al hombre. El modo en el que el hombre trata el ambiente influye
en la manera en que se trata a sí mismo y viceversa. La degradación ambiental provoca
insatisfacción en las relaciones sociales. La desertización y el empobrecimiento productivo de las
áreas agrícolas son también fruto del empobrecimiento de sus habitantes. Además muchos recursos
naturales quedan devastados por la guerra.
Cuando se respeta la ecología humana en la sociedad también la ecología ambiental se beneficia, la
Iglesia tiene el deber de defender la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que
pertenecen a todos, pero sobre todo debe proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo. Si
no se respeta el derecho a la vida y a la muerte natural, si se hace artificial la concepción, la
gestación y el nacimiento del hombre, si se sacrifican embriones humanos a la investigación, la
conciencia común acaba perdiendo el concepto de ecología humana y con ello de la ecología
ambiental. Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural,
cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas.
Los deberes que tenemos con el ambiente están relacionados con los que tenemos con la persona,
considerada en sí misma y en su relación con los otros.

Dios fuente de la verdad y del amor. Lo que nos precede y constituye el amor y la verdad
subsistentes nos indica que es el bien y en que consiste nuestra felicidad, nos señala así el camino
hacia el verdadero desarrollo.

CAPÍTULO V
La colaboración de la familia humana

La soledad - las relaciones interpersonales. Una de las pobrezas más hondas que el hombre puede
experimentar es la soledad. También las pobrezas materiales salen del aislamiento, de no ser
amados o de la dificultad de amar. Con frecuencia son provocadas por el rechazo del amor de Dios,
por una tragedia original, el hombre se ha creído autosuficiente. El hombre está alienado cuando
vive solo o se aleja de la realidad, cuando renuncia a pensar y creer en su fundamento. Toda la
humanidad está alienada cuando se entrega a proyectos exclusivamente humanos, ideologías y
utopías falsas.
En un mundo vacío de ideas, que importante es volver a impulsar el pensamiento para comprender
mejor lo que es ser una familia y la interacción de los pueblos se base en la solidaridad, en vez de la
marginación. Dicho pensamiento lleva a una profundización y valoración de la “Relación”. Para
ello se necesitan no sólo las ciencias sociales sino también la metafísica y la teología para
comprender con claridad la dignidad trascendente del hombre.
La criatura humana en cuanto de naturaleza espiritual, se realiza en las relaciones interpersonales.
El hombre se valoriza no aislándose sino poniéndose en relación con los otros y con Dios. Por tanto
la importancia de dichas relaciones es fundamental. La relación entre persona y comunidad es la de
un todo hacia otro todo.

Desarrollo coincide con la inclusión.


El tema del desarrollo coincide con el de la inclusión relacional de todas las personas y de todos los
pueblos en la única comunidad de la familia humana, que se construye en la solidaridad sobre la
base de los valores fundamentales de la justicia y la paz.
La Trinidad es modelo de unidad y relacionalidad. La Trinidad es absoluta unidad, en cuanto las
tres divinas personas son relacionalidad pura.
La iglesia es signo e instrumento de unidad.
El amor sacramental une a los esposos en cuanto una sola carne y de dos que eran hace una unidad
relacional y real, de manera análoga la verdad une los espíritus entre sí y los hace pensar al unísono,
atrayéndolos y uniéndolos en ella.

También otras religiones y culturas enseñan la fraternidad y la paz.


La revelación cristiana sobre la unidad del género humano, presupone una interpretación metafísica
del “humanum”, en la que la relacionalidad es elemento esencial. También otras culturas y
religiones enseñan la fraternidad y la paz, son muy importantes para el desarrollo integral.
Sin embargo no faltan algunas actitudes religiosas y culturales que no asumen el amor y la verdad
frenando así el desarrollo, de ahí la importancia del discernimiento.
Algunas culturas no llevan al hombre a la comunión sino al aislamiento, búsqueda de bienestar
individual, así como el sincretismo religioso pueden ser factores de dispersión y de falta de
compromiso.
Hay parcelas culturales y religiosas que encasillan a la sociedad en castas sociales estáticas, en
creencias mágicas que no respetan la dignidad de las personas en actitudes de sumisión a fuerzas
ocultas.
Libertad religiosa no significa indiferentismo religioso y no comporta que todas las religiones sean
iguales.
Lo ideal es que toda la comunidad humana sea verdaderamente universal. El cristianismo es la
religión del Dios que tiene un rostro humano.

Dios en la esfera pública.


La exclusión de la religión del ámbito público como el fundamentalismo religioso, impiden el
encuentro entre las personas y su colaboración.
La vida pública se empobrece de motivaciones y la política adquiere un aspecto opresor y agresivo
si no se respeta la libertad personal.
La razón necesita ser purificad por la fe y la fe por la razón.

Principio de subsidiaridad.
El diálogo entre fe y razón ayuda a cumplir el proyecto de Dios: vivir como una familia, bajo la
mirada del creador.
El principio de subsidiaridad es una ayuda a la persona a través de los cuerpos intermedios
respetando su libertad y participación sin caer en el asistencialismo paternalista (que humilla al
necesitado) cf. 58.
La globalización necesita una autoridad global, en cuanto plantea un bien global, pero debe ser de
tipo subsidiario.

Principio de solidaridad.
Junto al principio de subsidiaridad está el de solidaridad, especialmente en las ayudas
internacionales al desarrollo, estás ayudas deben implicar a los gobiernos de los países interesados,
los agentes económicos locales, y los agentes culturales de la sociedad civil, incluidas las iglesias
locales, no olvidar que el recurso humano es el capital más valioso.
Una manera de solidarizarse con los países en desarrollo es permitir y favorecer cada vez más el
ingreso de sus productos en los mercado internacionales (especialmente agrícolas). Un comercio
internacional justo y equilibrado en el campo agrícola.
Reforzar la financiación del desarrollo para hacer más productivas esas economías.

Respeto de la propia cultura - la ley natural convergencia ética de todas las culturas La
cooperación para el desarrollo, ha de ser una gran ocasión para el encuentro cultural y humano,
respetando cada uno su cultura, permanecer fieles a lo que hay de verdaderamente humano en sus
tradiciones.
(Hay una convergencia ética en todas las culturas: la ley natural (expresión de una misma naturaleza
humana). Dicha ley moral universal es fundamento sólido de todo diálogo cultural, religioso y
político. Por lo tanto la adhesión a esa ley escrita en los corazones es la base de toda colaboración
social constructiva.
La fe cristiana que se encarna en las culturas, trascendiéndolas, puede ayudarlas a crecer en la
convivencia y en la solidaridad universal en beneficio del desarrollo comunitario planetario.

Solidaridad para el desarrollo (crear riqueza para todos).


Los países más desarrollados pueden ayudar a poblaciones que se encuentran en una fase inicial o
poco avanzada de su proceso de desarrollo económico con la participación activa de las personas y
de la sociedad civil.
Un sistema de solidaridad social más participativo, orgánico y menos burocrático.
Una posibilidad de ayuda sería la llamada subsidiaridad fiscal, que permitiría a los ciudadanos
decidir sobre el destino de los porcentajes de los impuestos que pagan al Estado.

Educación - formación completa de la persona -.


Una ayuda de solidaridad para los pueblos menos desarrollados sería la educación y el turismo.
Una educación no solo instrucción o la formación para el trabajo, sino la formación completa de la
persona (conocer a la persona y su naturaleza humana), no basta proporcionarle recursos
económicos o técnicos sino también pedagógicos para lograr su realización humana.
El turismo como factor de desarrollo económico y crecimiento cultural no como explotación o
degradación moral, como sería el turismo sexual, conductas inmorales y deseducativas, con el
respaldo de los gobiernos locales, el silencio de los países de donde proceden los turistas y la
complicidad de tantos operadores del sector.

Los migrantes no son mercancía o fuerza laboral sino personas.


Todo migrante es una persona humana que en cuanto tal, posee derechos inalienables
fundamentales que han de ser respetados por todos y en cualquier situación.
Debe haber una cooperación entre los países de procedencia y de destino de los emigrantes y
salvaguardar sus derechos.
Los migrantes colaboran al desarrollo económico del país que los acoge con su trabajo, y a su país
de origen con sus remesas.
El trabajo humano.
Se ha de resaltar la relación entre pobreza y desocupación. Los pobres son en muchos casos el
resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano. El derecho a un justo salario, la
seguridad social del trabajador y su familia.
Un trabajo decente significa: que sea expresión de la dignidad humana, un trabajo libremente
elegido, que asocie a los trabajadores al desarrollo de sus comunidades, que los trabajadores sean
respetados con acceso escolarizado de sus hijos, derecho a organizarse libremente y hacer oír sus
voz, un trabajo que asegure una jubilación digna al trabajador.

Las organizaciones sindicales de los trabajadores.


Los sindicatos desligados de la política, encontrarán en la sociedad civil la defensa y promoción del
mundo del trabajo sobre todo a favor de los trabajadores explotados y no representados.
En este mundo global es necesario que los sindicatos vean no sólo la defensa de sus afiliados sino
también de los trabajadores en vía de desarrollo, donde tantas veces se violan los derechos sociales.

Las finanzas produzcan mejor riqueza y desarrollo.


Toda la economía y todas las finanzas deberán ser utilizadas de manera ética, predominando la
dimensión humanitaria y el desarrollo (recta intención, transparencia y buenos resultados).
Salvaguardar a los sujetos más débiles e impedir las escandalosas especulaciones.
Actualizar los montes de piedad como un defensa contra la usura. Los más débiles deben ser
educados para defenderse de la usura y los pueblos pobres deben ser educados para beneficiarse
realmente del microcrédito.
La microfinanciación, puede ofrecer ayudas concretas para crear iniciativas que ayuden a los más
débiles.

El consumidor tiene una responsabilidad social.


Los consumidores deben ser constantemente educados, para consumir con sobriedad, formar
cooperativas de consumo y comercializar los productos que vienen de áreas deprimidas y garantizar
una retribución decente a los productores, que estos reciban mayores márgenes de ganancia y
formación profesional y tecnológica.

Necesidad de una autoridad política mundial.


Se siente mucho la urgencia de la reforma de la organización de las naciones unidas, como de la
arquitectura económica y financiera internacional, para poner en práctica el principio “de proteger”
y dar también una voz eficaz, en las decisiones comunes a las naciones más pobres.
Esta autoridad debe buscar el desarrollo integral de todos los pueblos, para gobernar la economía
mundial, para sanear la economía afectada por la crisis, para lograr un oportuno desarme integral, la
seguridad alimenticia y la paz, para salvaguardar el medio ambiente y regular los flujos migratorios.
Esta autoridad deberá estar regulada por el derecho, y atenerse a los principios de subsidiaridad y
solidaridad, además esta autoridad tiene que estar reconocida por todos. (un grado superior de
ordenamiento internacional de tipo subsidiario para el gobierno de la globalización).
CAPITULO VI
El desarrollo de los pueblos y la técnica

Una libertad humanizada por el reconocimiento del bien.


El desarrollo de los pueblos está íntimamente unido al desarrollo de cada hombre. La persona
humana tiende por naturaleza a su propio desarrollo.
Cada persona construye su propio yo, sobre la base de un “sí mismo que nos ha sido dado”, con
libertad y responsabilidad.
El desarrollo de la persona se degrada cuando está pretende ser la única creadora de sí misma, de
modo análogo también el desarrollo de los pueblos se degrada cuando la humanidad, piensa que
puede recrearse utilizando los prodigios de la tecnología, lo mismo en lo económico, cuando se
recrea, en los prodigios de las finanzas para sostener un crecimiento antinatural y consumista.
Proponemos, fortalecer el aprecio por una libertad no arbitraria, sino humanizada por el
reconocimiento del bien. El hombre entre dentro de sí y reconozca la ley moral natural que Dios ha
inscrito en su corazón.

Bondad de la tecnología.
El problema del desarrollo en la actualidad está estrechamente unido al progreso tecnológico.
(La técnica es un hecho profundamente humano ligado al mandato de cultivar y custodiar la tierra
(Cf. Gen. 2,15). La técnica permite dominar la materia, reducir los riesgos, ahorrar esfuerzos,
mejorar las condiciones de vida, en la técnica se manifiesta y confirma el dominio del Espíritu sobre
la materia.
En la técnica el hombre se reconoce a sí mismo y realiza su propia humanidad (manifiesta quien es
el hombre y sus aspiraciones).

Formación para un uso ético y responsable de la técnica.


El desarrollo tecnológico puede atentar la idea de la autosuficiencia de la técnica cuando el hombre
se pregunta solo por el “cómo”, en vez de considerar los “porqués” que lo impulsan a actuar.
El proceso de globalización podría sustituir las ideologías por la técnica transformándose ella
misma en un poder ideológico. La mentalidad tecnicista que hace coincidir la verdad con lo factible.
Pero cuando el único criterio de verdad es la eficiencia y la utilidad, se niega automáticamente el
desarrollo, de ahí la necesidad de una formación para un uso ético y responsable de la técnica.

Una técnica humanitaria y con ética.


El desarrollo de los pueblos es considerado con frecuencia como un problema de ingeniería
financiera, de apertura de mercados, de bajadas de impuestos, de inversiones productivas, de
reformas institucionales en definitiva como una cuestión exclusivamente técnica, sin embargo el
desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que
sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común. Se necesita tanto de la preparación
profesional como la coherencia moral.
Cuando predomina la absolutización de la técnica, se produce una confusión entre los fines y los
medios, el empresario considera como único criterio de acción el máximo beneficio, en la
producción; el político la consolidación del poder, el científico el resultado de sus descubrimientos
y así persisten las injusticias y los flujos de conocimientos técnicos sólo para sus propietarios.
Dar un sentido plenamente humano al desarrollo de la paz.
La paz corre el riesgo de ser considerada como un producto de la técnica, fruto exclusivo de
acuerdos entre gobiernos o de iniciativas tendientes a asegurar ayudas económica, eficientes
contactos diplomáticos, intercambios tecnológicos y económicos, se necesita además que estos
esfuerzos se sustentes en valores fundamentales, en la verdad de la vida y tantas personas que tratan
de dar un sentido plenamente humano al desarrollo y la paz.

Desarrollo tecnológico y medios de comunicación.


Los medios de comunicación pueden ser ocasión de humanización, cuando están al servicio de una
información al servicio de la verdad y del bien, de la fraternidad natural y sobrenatural, Los medios
pueden ayudar al aumento de la comunión en la familia humana y al “ethos” de la sociedad, pero
cuando se enfatiza su naturaleza estrictamente técnica, pueden estar subordinados a los intereses
económicos, al dominio del mercado, sin olvidar el deseo de imponer parámetros culturales.

Importancia de la bioética.
En la actualidad “la bioética” es un campo prioritario y crucial en la lucha cultural entre el
absolutismo de la técnica y la responsabilidad moral.
¿El hombre es un producto de sí mismo o depende de Dios?, si es producto de sí mismo ¿cómo de
la nada ha surgido el ser y de la casualidad la inteligencia?. La razón puede estar abierta a la
trascendencia o encerrada a la inmanencia, si se encierra en la inmanencia se hace irracional.
La razón y la fe se ayudan mutuamente, la razón sin fe se ve avocada a perderse en la ilusión de su
propia omnipotencia. La fe sin la razón corre el riesgo de alejarse de la vida concreta de las
personas.

La cultura de la muerte, una biotecnología sin verdad moral.


La cuestión social se ha convertido en una cuestión antropológica. El absolutismo de la técnica ha
llevado a manipular la vida, (fecundación in vitro, las investigaciones con embriones, la posibilidad
de la clonación,) cuando la técnica carece de moralidad se llega a la plaga, trágica del aborto, la
planificación Eugenésica, la Eutanasia, escenarios que niegan la dignidad humana, que desconocen
el reclamo de la verdad moral, nuevos y potentes instrumentos que la “cultura de la muerte” tiene a
su disposición.
Los pobres siguen llamando a las puertas de la opulencia, el mundo rico corre el riesgo de no
escuchar estos golpes a su puerta, debido a una conciencia incapaz de reconocer lo humano.

El desarrollo debe abarcar, además de un progreso material, uno espiritual.


El ser humano se desarrolla cuando crece espiritualmente, cuando su alma se conoce a sí misma y la
verdad que Dios ha puesto germinalmente en él. Cuando dialoga consigo mismo y con su creador,
lejos de Dios el hombre está inquieto y se hace frágil.
Una sociedad bien desarrollada materialmente pero que oprime el alma no está en si misma
orientada al desarrollo.
Las nuevas formas de esclavitud, como la droga y la desesperación en la que caen tantas personas,
tienen una explicación no sólo sociológica o psicológica, sino esencialmente espiritual. El vacío en
que el alma se siente abandonada.
No hay desarrollo pleno ni un bien común universal sin el bien espiritual y moral de las personas.

El desarrollo pleno se alcanza en la dimensión espiritual. El desarrollo es algo más que la


técnica. El desarrollo pleno se alcanza en la dimensión espiritual. Todos los hombres tenemos una
experiencia de tantos aspectos inmateriales y espirituales como el conocimiento y el amor, conocer
no es solo un acto material, porque lo conocido esconde siempre algo que va más allá del dato
empírico, todo conocimiento es siempre un pequeño prodigio, en el amor hay algo siempre que nos
sorprende. El desarrollo pleno e integral, cuyo criterio orientador se halla en la fuerza impulsora de
la caridad en la verdad.

CONCLUSION

El amor a Dios nos lleva al compromiso por la justicia y el desarrollo de los pueblos.
El hombre no es capaz de gobernar por sí mismo su propio progreso, porque él solo no puede
fundar un verdadero humanismo. Sólo si pensamos que se nos ha llamado individualmente y como
comunidad a formar parte de la familia de Dios como hijos suyos, seremos capaces de forjar un
pensamiento nuevo y sacar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero.
(La fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano, porque se funda en el
amor, la disponibilidad con Dios nos lleva a la disponibilidad con los hermanos, al contrario la
cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo ateo que olvida al Creador y corre el peligro de
olvidar también los valores humanos, se presentan hoy como uno de los obstáculos al desarrollo. El
humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano.
La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante
compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos (dar un recto ordenamiento a las
realidades humanas), el amor nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos.

El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios, en oración. Cristianos
conscientes de que el amor lleno de verdad (caritas in veritate) del que procede el auténtico
desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un Don, por ello es importante volvernos a
Dios.
El desarrollo conlleva atención a la vida espiritual, tener en cuenta seriamente la experiencia de fe
en Dios, de confianza en la providencia y en la misericordia Divina, de amor y perdón, de renuncia
a uno mismo, de acogida del prójimo, de justicia, de paz...y hacer así la vida terrena más “divina” y
por tanto más digna del hombre.

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