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Animalización

La zorra:

Samaniego nos da a entender a través de este personaje representar a los seres humanos
como miramos el mundo y las reacciones que presentamos ante un conflicto. Para
(Donoso, 2017) los humanos vemos el mundo exterior y todo lo que lo habita desde
nuestras propias coordenadas mortales, y es así que es como conocemos y entendemos
las cosas que nos rodean. Entonces, al comprender las diversas emociones que una
persona puede sentir y mostrar a través de acciones y gestos, podemos usarlas para
comprender el mundo y categorizarlo dentro de estos parámetros.
En esta fábula la zorra es el personaje principal de la obra, quien se encuentra muy
hambrienta ve un racimo de uvas e intenta recogerlo. Al darse cuenta de que está
demasiado alto las desprecia diciendo "¡No están maduras!". Sin embargo, no se da
cuenta que pudo apoyarse en una roca cerca del árbol para poder obtener las uvas que
anhelaba para saciar su hambre. Observamos que al igual que ella muchas personas
suelen rendirse al tratar de conseguir sus objetivos al soló centrarse en el” final de la
meta”, pero no fijarse en el camino que se tiene que recorrer para conseguir la victoria
al final del camino, tampoco observar los medios que se les presenta como apoyo para
poder llegar a conseguir lo que se anhela. Según la interpretación de (Martinez, 2017)
las personas no pueden increpar de su infortunio a los demás, por todo aquello que no
pueden alcanzar (como la zorra al no lograr alcanzar el racimo de uvas). Siempre hay
que esforzarse por conseguir lo que queremos, pero antes hay que planificar
estratégicamente la forma como vamos a obtener lo que queremos viendo los medios
más objetivos. Cada persona tiene que encontrar la solución exacta para alcanzar lo que
se propones y si no lo logra pues no está bien menospreciarse por lo que no se puede
tener, no hay que darse por vencido.
El zorro en la mitología y la literatura
Donoso nos dice el zorro tiene una fama ambigua. Por siglos se lo ha considerado como
un animal inteligente y escurridizo y, que gracias a esa misma ágil astucia, es poco
confiable. Basta recordar las fábulas de Esopo con su Zorro y las uvas o El zorro y la
cigüeña para darnos cuenta de cómo identificamos a este animal desde nuestra niñez.
Un zorro que es capaz de mentir (como miente al pájaro diciendo que las uvas no estaba
lo suficiente maduras y por eso no quería darse más trabajo en alcanzarlas) y adular con
tal de conseguir lo que quiere, es un verdadero estratega a la hora de lograr un objetivo.
El mismo Nicolás Maquiavelo lo menciona en su afamado El Príncipe: «Hay que ser
zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos», aludiendo a la astucia
de este animal.
En la mitología japonesa, el zorro es percibido como un ser inteligente y sabio,
poderoso a medida que envejece y con una habilidad mágica que le permite convertirse
en un anciano, emular a una persona en particular, pero por sobre todo parecer una bella
y joven mujer, engañador más que nada por diversión, como una travesura pues su labor
esencial es el cuidador.
En la mitología celta, el zorro es un guardián, un guía de los espíritus del bosque. Los
zorros han simbolizado en el folclore occidental la astucia, el ingenio y muchas veces el
engaño; esa habilidad de observar al otro y preveer sus movimientos, siempre sin ser
vistos ni advertidos. Por ejemplo, en la cultura finlandesa los zorros personificaban el
triunfo de la inteligencia por sobre la maldad y la fuerza.
Vemos como el zorro tiene diferentes conceptos y connotaciones en su mayoría de
virtudes, sin embargo, para (Dahl, 1970) en su obra El Fantástico Sr. Fox o también
conocido en Latinoamérica como Superzorro cambia la connotación mitológica que se
le daba al zorro, quizás el mejor ejemplo del cambio de perspectiva del personaje del
zorro. Donde se ven rasgos negativos, Dahl implanta los negativos de sus positivos.
Siempre elegante y audaz, el asombroso Mr. Fox revisita el simbolismo del animal,
reinterpretando su legado en la literatura infantil, y cómo percibimos la forma de vida
de este mamífero sobre su supervivencia, existencia solitaria y esquiva del animal rojo.

El árbol:
El árbol, aunque no se considera como un personaje, podemos inferir que este esta
colocado en la historia como la traba (por su altura) para la zorra pueda alcanzar las
uvas que tanto deseaba para calmar su hambre. En la historia la zorra trataba de llegar
al racimo de uvas en el árbol a través saltos y brincos, pero no lograba su objetivo.
El árbol funciona como una suerte de camino para lograr los objetivos planteados, y
como en este suelen presentarse dificultades. Para (Cervantes, 2010) el árbol ejemplifica
en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación,
generación y regeneración. Como vida inagotable equivale a inmortalidad. Y para
(Hernández, 2008) nos plantea que es llamativo reconocer en la estructura del árbol la
diferenciación morfológica correlativa a la triplicidad de niveles que su simbolismo
expresa: raíces, tronco, copa.
En este caso observamos que la ruta de la resiliencia plasmada en la planta arbórea y la
falta de perseverancia de la zorra, la altura del árbol al no permitir al mamífero lograr su
cometido. Al igual que las vías de la vida pueden ser complicadas, porque a veces
vemos la meta tan lejana con un paralelismo a la altura que presenta el árbol en la
fábula.

Las uvas:
Las uvas es el fruto anhelado por el cuadrúpedo en la fábula, el racimo de uva es
representado como algo muy rico o muy deseable, por el cual el mamífero se tiene que
esforzar. Este es un elemento muy importante y gracias al deseo del personaje principal
en la historia aprendemos que si eres de los que se rinden a la primera o de los que
prefieren tener resultados muy fáciles con la ley del menor esfuerzo, entonces deberás
de saber que ese premio (en este caso, las uvas), no podrán ser para ti. Las mejores
cosas están reservadas para los que están dispuestos a pagar el precio. Pero también
podemos encontrar un segundo aprendizaje que es igual de importante. Si no consigues
tu objetivo, la culpa no es de los demás, afirma (Jiménez, 2021).
No es que las uvas estén demasiado verdes, no es que tu meta sea demasiado difícil, y
no es que el camino sea demasiado largo. Si las cosas no van como quieres, o no estás
logrando los resultados que te propusiste, el problema siempre es que no estás
trabajando lo suficiente para que esto suceda, o no estás encontrando la estrategia
correcta o no estás percatándote de las oportunidades o medios que presentan.
En la literatura, cuando se hablan de racimos de uvas se nos da entender que sus frutos
deliciosos siempre están presentes en banquetes de fiestas y también incluida en su
forma liquida como es el vino. Vemos que Samaniego usa esta fruta como algo que ya
en otras obras se habían plasmado: una fruta deliciosa y deseada.
En este caso las uvas, en conclusión, representan las metas anheladas, los objetivos que
queremos cumplir, el final de la meta por el cual en la enseñanza de la obra leída y
analizada nos dice que no debemos rendirnos para obtenerla.

El pájaro:

Este personaje interviene al final de la fábula burlándose de la zorra por no lograr


alcanzar el racimo de uvas además de escucha la absurda justificación que le da el
mamífero. Este personaje se puede interpretar como aquellas personas que ríen de
nuestros fracasos o aquellas que nos observan los errores que cometemos en el camino
para alcanzar nuestros objetivos y con las que tratamos de congraciar como sea para
que no se rían de nuestros errores o derrotas.
La roca:

Este elemento solo se ve en la obra en la representación gráfica y algunos expertos


infirieron que Samaniego coloca esta roca en el escenario para darnos cuenta que la
zorra pudo haberse apoyado de la misma y así poder brincar y alcanzar el racimo de
uvas. Como (Noriega, 2020) nos enseña que las verdaderas oportunidades son las que
no vemos inmediatamente y aparecen en los momentos más inesperados. Estamos tan
obsesionados con otras distracciones o con nuestras propias opiniones que normalmente
perdemos la mayoría de las oportunidades que se cruzan en nuestro camino.
Si la zorra no solo se hubiese concentrado en cómo llegar al racimo de uvas y se hubiera
tomado el tiempo de analizar el escenario, se habría dado cuenta que la roca le servía de
apoya para lograr su objetivo.

Bibliografía
Cervantes, E. (2010). Árbol como símbolo. Obtenido de
https://www.madrimasd.org/blogs/biologia_pensamiento/2010/05/25/131809
Dahl, R. (1970). El Fantástico Sr. Fox.
Donoso, A. (2017). El zorro en la literatura infantil: un solitario mentor de la
transformación. Obtenido de https://www.fundacionlafuente.cl/el-zorro-en-la-
literatura-infantil-un-solitario-mentor-de-la-transformacion/
Hernández, C. (2008). ÁRBOL. Obtenido de
http://literaturauniversaliesmfernandez.blogspot.com/2008/11/rbol.html
Jiménez. (2021). La Zorra y las Uvas de Esopo [recurso online]. Obtenido de
https://esopo.net/fabulas/el-aguila-y-la-zorra
Martinez, M. (2017). El zorro y las uvas. Obtenido de
https://es.scribd.com/document/363221438/el-zorro-y-las-uvas
Noriega, D. (2020). ¿Cómo aprovechar las oportunidades en la vida y los
emprendimientos? Obtenido de https://diegonoriega.co/que-tienen-en-comun-el-
tiempo-y-las-oportunidades-las-estas-aprovechando/

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