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''Aquellos que dicen la verdad nunca ganan mucho, la verdad va al mercado, pero no se
vende; la mentira cuesta muy poco comprarla''
bib
Cuando profundizamos en la semántica española encontramos muchas palabras que
aparecen dentro del lenguaje hablado y se desconoce, en la mayoría de los casos, su
origen y entran a formar parte de la jerga popular, e incluso, muchas de ellas identifican
o enriquecen el folclor, como el caso de la frase: "qué bolá". Pero, en otros casos, se
utilizan palabras conocidas, con todo un sentido idiomático y, sin ser homónimas, se
emplean como adjetivos para clasificar objetos o personas, por ejemplo: al decirle a una
persona que husmea dentro de las relaciones amorosas entre dos personas "sapo" o
llamarle "pájaro" o "pato" a un homosexual, etc.,.
Esta situación se torna muy grave cuando tratamos de darle el mismo sentido a esas
palabras en el momento de interpretar un refrán o un texto antiguo yoruba, puesto que
cambia por completo el sentido del mismo y por ende, el mensaje que se trata de dar
es, totalmente, falso lo cual puede incidir, desastrosamente, en la predestinación de una
persona y crearle muchos problemas. Muchos desconocen que los textos yorubas le
dan un profundo sentido a las leyes que rigen la naturaleza conjuntamente con todos
sus componentes y esto, lo toman como referencia, para establecer los patrones
conductuales de los seres humanos. Este desconocimiento conlleva a desviar a la
persona que consulta del camino indicado por la divinidad y agravar, aún más, sus
problemas existenciales. A continuación veremos tres casos, ejemplificantes, de
refranes mal interpretados:
2.- Pájaro de una misma pluma, vuelan todos juntos. Òsá méjì.
3.- La Oveja todavía está vistiendo la lana del año pasado. Ogbèyonu.
Las ovejas, los machos tienen grandes cuernos curvos y largos e hirsutas barbas que
les llegan más debajo de las rodillas. Viven en manadas pequeñas, en las laderas de
las montañas. El color del pelaje (la lana) armoniza tan bien con las rocas, de un gris
sombrío, que son prácticamente invisibles mientras se mantienen inmóviles. Las ovejas
parecen aprovechar bien ese hecho. Si aparece un cazador cuando descansan
tranquilamente a la sombra de las rocas, no se delatan levantándose de un salto y
huyendo presas de pánico. Yacen inmóviles hasta que ha pasado el peligro.
Del mismo modo que el adivino debe ser cuidadoso y selectivo ante el género y tipo de
literatura que utiliza como base de conocimientos, así también deberá ser analítico y
preciso ante los textos y refranes de Ifá; porque de otro modo, realizará mal
interpretaciones ó expresará criterios mal infundados. Hay quienes dicen al consultado
todo lo que leen sin un previo análisis y lo categorizan como - palabra sagrada - y
agregan: ''eso está en Ifá''. Recuérdese el refrán de Ìwòrì Ogbè que dice: ''Quien piensa
en Ifá sin estudiarlo, está mal pero, quien estudia Ifá sin pensarlo, está mucho peor''.
Reflexionen ustedes mismos en cuanto a lo verdadero o falso que está presente en el
contenido de los siguientes refranes:
El perro tiene cuatro patas y coge un solo camino (Òdíbàrà) - verdadero o falso.
Al caido no le des la mano, dale con el pié (Òsá Òwònrín) - verdadero o falso.
Muchas historias, representan a Òrúnmìlá como "garrotero" (Òdí Òwònrìn - Òdí ojuani),
como un "vendedor de coquitos prietos" (Òdí Òwònrìn), como un "hombre celoso
hechizado por un bollo"(Òyèkú Òtúrúpòn), en otra "la mano le fue arrancada por meterle
una galleta a un afeminado" (Òwònrìn Òshé); "donde Yemaya fornicaba delante de los
hijos" (Ìwòrì Òbàrà); "donde Shango andaba con la prenda" (Ìwòrì Òtúrúpòn); "donde
Òrúnmìlá se acostó con su ahijado que era afeminado" (Òdí Òtura).Otro ejemplo es el
caso de Ògúndá méjì " Cuando le cogieron Mala voluntad a Òrúnmìlá". Los "oficiantes",
formados en ese contexto identifican a las personas que consultan a Ifá aplicando o
tomando referencia directamente del titulo erróneamente colocado muchas veces. Si
uno de los títulos es "El camino del malagradecido" automáticamente la persona es
clasificada como tal.
Es bueno aclarar que un signo no tipifica íntegramente a una persona sino que los
signos son modelos que la persona debe tomar como referencia para recibir los
beneficios que recibió el personaje legendario en circunstancias semejante a las de la
persona que se consulta. Además de esto la persona puede estar representando otros
de los personajes o elementos simbólicos de la historia modelo. Solo de este modo
podemos comprender porque personas diferentes pueden tener el mismo signo y
algunas de ellas no tener en común la conducta negativa de los personajes legendarios.
Por lo tanto es un grave error, aplicar mecánicamente una interpretación de las historias
y de las resoluciones de las mismas. Interpretaciones inadecuadas de este tipo pueden
llegar a producir trastornos de personalidad en los consultados. Solo sacerdotes con la
debida preparación llegan a dominar la dialéctica profunda que se entraña en nuestro
culto y aplican suficientemente las habilidades interpretativas indispensables para
conducir su ejercicio a consecuencias óptimas para la vida de los devotos que acuden a
él.