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CARLOS A S T R A D A
La Génesis
de la Dialéctica
Colección PAIDEUMA
JUARE'Z EDITOR S. A.
Buenos Aires
Primera Edición, 1968
Colección PAIDEUMA
Y EL MONOTEISMO
El orig·en del pensar dialéctico está vinculado de
modo intrínseco al problema del ente y del ser en' los
presocráticos, señaladamente en J enófanes, Parménides
v Herádito, como lo ha puesto de manifiesto Karl
Reinhardt en su Parmcmidcs nnd die Gcschichte der
griechüchen Philosopli·ie. Esta obra, ya clásica, profun
damente innovadora, h a trastrocado la imagen que se
formaron de la fil osofía presocrática los grandes histo
riadores e investigadores del pensamiento griego -E.
Zeller, 'I\ Gompers, Bu rnet, Windelbancl, Nestlé- como
.asirn'isrno ha quebrado el esquema constructivo e inter
pretativo en que la habían fundado.
Después ele un examen exhaustivo, filológico y
íilosófico del pensamiento de los presocráticos sobre la
base ele la investigación ele las fuentes y ele su estricta
c. o rrelación -lo que le permite establecer la cronología
de la cuasi contemporaneidad de Parménides y Herá
clito- Reinhardt parte del análisis ele los :fragmentos
ele Jenófanes (el maestro de Parménides) y' muestra,
con precisión y gran acopio de datos cronológicamente
coordinados, que el pensamiento griego en torno al ente
y a la doctrina del ser no se ha originado en el mono
teísmo ni en un sentimiento cósmico religioso; que Jenó
fanes, a pesar. ele su acentuada tendencia teolóf;·ica, pisó
terreno racionalista y abstracto. De él nos dice Rein
hardt que "también corno teólogo Jenófanes era empÍ··
rista, racionalista y realista" . 1
La noción del ente se perfila al principio mezclada
1 Parmenides und die Geschichte der gricchischcu Philosophie, pág.
153, 2 Auf, Klostcrmann, 1959.
16 CARLOS ASTRADA
Dios.ª
Esto nos dice que la noción del ente, la idea
de lo absoluto v de la unidad del Todo -y Reinhardt
lo muestra clocttmentaclamente- se ha desarrollado en
la instancia :filosófica, independientemente ele la idea
de Dios, resultando así que el teísmo ha penetrado ulte
riormente ele fuera en la especulación filosófica; y que
esta intrusión·. mediante la' i dentidad entre Dios v la
unidad del Todo, ha prnclucido una rnezda de icl e ás y
compromisos. Un proceso paralelo se presenta en la
filosofoi. hindú, documentado por Olclenbere; en su obra
D·ie Lclwe der Upanisha-den wuí 1ú'.c Anfange des
Budü111us. También Oldenberg seíiala que Buda, . al
igual que Heráclito, su conternp6r.áneo, emplea los mis
mos símbolos ele la corriente y de la llama, pero que en
l a doctrina del primero el interés metafísico y ontoló
gico queda desplazado a un último plano; en cambio,
:! Op. cit., pág: 153.
•l Véase Op. cit., p;íg;. 152. IMt
L·A G1BNESIS DE LA DIALECl'.l·CA 17
•4 llmlda, �ein Leben, seine Lchre, pügs. 298 y 299, 9. Auflage;, Bel'-
lín 1921.
¡¡ Panncnides und die Geschichte der griecbiscben Philosophre,
pág. 240, ed. cit.
18 CA R L OS AST R ADA
�5 O p . cit., p ág. J .1 8 .
CAPITULO Hl
DIALECTICA DE LO REAL
Si referimos comparativamente la "dialéctica" de
Zenón a la doctrina de Heráclito, percibimos entre am
has una diferencia fundamental ; las d os maneras ele
pensar son radicalmente opuestas.
M ientras Zenón sólo se a.t iene al puro pensar, por
lo tanto con abstracción del sustrato real del ente, iden
tificando a éste totalmente con lo pensado, Heráclito
inaugura una dialéctica de la realidad y enfoca las inter
nas contradicciones en las cosas del mundo real mis
mo. En cambio, Zenón p iensa la realidad, el ente comt'!
lo en sí exento de contradicción. Como apunta A. Sza
hó, "empero, se puede observar otra diferencia más
esencial entre el modo de pensar de Heráclito y Zenón.
Heráclito, el dialéctico ele la realidad , era materialista
o por 1o menos su filosofía tenía tendencias materia
listas. Por el contrario. la filosofía de Zenón sólo es
denotada por una espe�ie de idealismo". 2 6
J_ CRONOLOGIA DE LA RELACION
ENTRE HERA'CLITO Y PAR111EN1DES
CRISTIANA D E H ERÁ,CLITO
Una de las cuestiones más puestas en duela por
la crítica filológica v filosófica es la interpretación
cristiana que s é hiz o de Heráclito, transmitida por
Clemente de Alejandría e Hipólito. Es sabido, como
hace notar Reinhardt, que H·eráclito en el círculo ele
lectores en torno a Clemente de Alejandría era bas
tante conocido como testigo pagano ele la salvación
cristiana para reconocérselo en las citas ele palabras
famosas ele sus escritos, aún sin designación de nom
hre. 31 Nos dice R einhardt que "en las citas de Herá
\ clito de Clemente de Alejandría resuena un tono en
la literatura antigua que hasta ahora no había sido
perc:ibido. También el contenido parece transformado,
aunque no completamente, pero, sin embargo, en buena
parte. N i antológicamente ni otras formas de las citas
podían haberlo ofrecido" .32 Y Reinharclt agrega iró
nicamente : "Se puede agradecer a Clemente también
esto o aquello de las más cómodas antologías, y así es
1que no existe ning·una duda .q ue él ha leído su Herá
di to. Porque -lo que a él ningún otro autor, ninguna
a.ntolog'Ía podía haber h echo posible- él descubre en
Heráclito por primera vez a los profetas. Porque él
es cristiano tiene dispuesto el oído para el tono de los
profetas . . El emplea para la introducción ele las citas
.
CREENCIAS
Ó RFICO-PITAGÓ R ICAS
Es opmton de Zeller que Heráclito enseña una
inmortalidad personal. Comparten esta idea ( en el
sentido c-r istiano o cuasi cristiano ) Diels, Burnet, von
Arnin, Gilbert, Joel, Prachter, y como parece, Wun'Clt
y Gomperz. En cambio, Reinhai-dt vincula esa idea a
los órficos y pitagóricos. Tocamos aqui uno de los capí
tulos fundamentales de la doctrina de Heráclito : su
psicología. Respecto al -dominio de ésta es él quien lo
descubre, r evelándonos su sin fondo, su ausencia de
fronteras. En el fragmento 45 se dice : "A los límites
del alma no puedes tú en el andar hallarlos, y aunque
m:ildas a pasos cualquier calle ; sentido tan profundo
tiene ella".�8 Acerca del alcance <le este dominio sin
fronteras hallables, explica Reinbardt : "La psicología
de Heráclito es, en su más íntima esencia, conforme a
su más secreta intención una justificación -y un filo
sófico dar forma, en lo posible libre de objeción- de
esperanzas religiosas, las que tienen el más estrecho
contacto con las esperanzas pitagórico-iórficas ; es un
ensayo por mo,s trar la per:duración del alma después de
Ja muerte y al mismo tiempo, a partir ele las leyes ele la
fí sica, el imperar ele una justicia compensatoria y nece·
saria conforme a la orclenadón general del mundo ... La
intención ele sus palabras sobre la salvación ele la jus
ticia divina y su relación con corrientes r eligiosas no
pnede ser puesta en eluda, tanto menos como que, en
general, la filosofía ele Heráclito, en oposición a la ele
Parménides, apunta a un fin religioso ultimo" .4 9
� 8 Diels - Kranz. Fragmente der Vorsokratiker, pág. 1 6 1 , ed. cit.
4 9 Reinhardt, Parmen.ides uml die Gcschichte dc1· griechischcn Phi·
losophie, pág. 192 - 193, ed. cit.
_;----
50 C A R L O S A S T R A D A.
5Q
Véase Die Philosophie der Gnechen, I Teil, zweite Halfte, pági·
na 897 , ed. cit.
51 n
Dielz _ Kra z. Fragmente der Vorsokratiker, "Herakleitos'', frags.
25 y 27 , págs. 155 - 157, ed. cit.
¡¡2 Op. cit., pág. 168.
EN H ERÁCLITO
Y EN PAR M ÉN I D ES
El problem a que se plantea Heráclito es el mismo
.que enfrenta Parménides, pero aquél busca para el
mismo otra solución. El problema de la contradicción
es el que dilucida Parménides, apelando a la do.'l:'a (en
]a aletheia quedaría, según él, excluida la contradic
ción ) . En cambio, Heráclito, en su física, yendo en
pos de la aprehensión integral ·de lo real por el lagos,
apunta a otra respuesta al mismo problema. Esta , como
hace notar Reinharclt, está condicionada por el pro
blema lóg;ico, y no, a la inversa, el p roblema lógico
por la física, pues Heráclito no es un empirista a lo
Loclce. De ahí que Reinhar'dt afi rme : " . . . La doctrina
ele las oposiciones no es nada accesorio que el pensa
dor, al lado del trabajo :fundamental, hubiese logrado,
y a 1a :r1ue, de paso, para no echar a perder nada,
habría procurado un lugar en su libro, sino que ella es
el nexo intrínseco por el cual únicamente llegan a uni
d a d las partes ele su mundo iicleológico, el fundamento
sobre el que el todo se asienta ; es el mismo fundamen
to sobre el que Parménides ha construido". 5 8 Toda la
filosofía heracfüea de la naturaleza tiende delibera
damente a aportar una solución al problema ele la
contradicción, y ella es sólo comprensible a partir de
tal intento y desde este punto de vista.
El antag·onismo entre el pensamiento ele Herácli
to y la posición ele los eleatas encuentra su más aguda
5 8 Parmenides uncl die Geschichte der Griedtischen l'hilosophie�
p:\g. 202, ed. cit.
.56 C A R L O S A S T R A D A
LA I DENTI DAD
EN EL CAM BIO
Estamos ante la clave del principio fundamental
del pensamiento de I-:Ieráclito.
La doctrina · de los opuestos, as'í como los demás
elementos troncales del pensamiento heraclíteo no se
expresan como los ele Parménides en un lenguaj e mito
l ógico, ni han surgido tampoco ele una alegoría mito
lógica, sino que exigen un principio, una facultad espi
ritual. Heráclito habla el lenguaje de una ley y un
orden cósmicos. Sobre este punto esencial afirma
Reinhardt : "La doctrina de las oposiciones ha surgido
en las altitudes ele la lógica y de la metafísica, no en
las h onduras y en la penumbra de la mística y de la
teos.ofía". 76
Cabe destacar que juntamente con la mutación
de los opuestos, Heráclito afirma la coincidencia del
ser y del no-ser, así como Ja del devenir y perecer. La
doctrina heraclítea del devenir, desde el punto de vista
lógico y gnoseológico es una exigencia de la materia.
La primacía del L o9os en esta cuestión es indudable ;
la ley del pensar existe, y todo .en el mundo acaece con
forme a ella. La :filosofía ele I-Ieráclito, enfrentándose
con el problema del ser, afirma que el devenir es efec
tivamente posible, puesto que sólo el devenir nos pro
porciona, a través ele los opuestos coincidiendo en la
unidad, la apertura al ser. Así cabe decir, aproxima
damente, el devenir es el ser o, mejor dicho , el clevenír
7 0 Parmeniclcs und clie Gcschichtc dc1· griechischen Philosophic,
p<\g. 236, ed, CÍL
,66 CARLOS AST R A DA
damental."
La doctrina que se .deriva del s'ímil heraclí teo del
río, que se lo interpreta diversamente, y sobre todo su
interpretación usual de que todo es nudo fluir, ha sido
discutida y puesta en cuestión por Reinhardt p recisa
mente, el genial intérprete de los presocráticos. Según
éste, la doctrina del río es sólo una equivocadón que
ha surgido al hilo del símil siempre reto·r nante ele la
corriente, mientras el agua sale y afluye. "Ni un solo
fragmento expresa la idea que todas las cosas se hallan
en transición y cambio y en ninguna parte hay'a dura
ción y constancia : todavía corresponde que se nos
muestre en verdad dónde el panta rei está en su lugar.
Esta idea fundamental ele Heráclito es más bien y
más exactamente pensable como lo contrario : perseve
rancia en el cambio, constancia en la mutación, unidad
en la escisión, eternidad en la inconstancia" .77 Es decir,
se trata de la constancia y perennidad de la materia
eri sus transformacione s y' nueva s manifestaciones
perecederas. Esto viene a signi ficar en última instan
cia que el fluir de todas las cosas es idéntico consigo
" Con relación al problema del ser, el mismo problema que se plan·
tean tanto Parménides como Heráclito, certeramente afirma Kurt Riezler:
" Heráclito ... se yerque lo más próximo e igualmente original a su pre
sunto an típoda Parménides. Por cierto, si n osotros separamos ser y devenir
como oposiciones, y le asignamos a Parménides el ser sin devenir y a
Heráclito el devenir sin ser, ambos se separan u n o de o tro. Pero esta
adjudicac�ón es falsa, es antigriega. El problema � ale para el ser
del devenir. F.ste ser es, también para Her;\clito, indevenido (Parménides,
Jlág. 97, "Texto de los fragmentos e i nterpretació.n", Frankfurt a/Main,.
1934). Vale decir que este ser heraclíteo no devenido expresaría la identi
dad en medio del cambio, la constancia en el devenir.
77 Op. <:it.. p:\g. 206 . 207.
L A G EN E s l s o E LA o l ALEeT l e A 67
EL IMPERIO
DE LA P HYSIS
El probl ema ele l a physis y la explicación ele su
concepto, oto r gan pleno sentido al pensamiento de
Heráclito. Es el problema que podemos designar como
el de la "cosa en s'í". La naturaleza, según Heráclito,
prefiere ocultarse, vel,ars·e . El fragmento r 23 dice :
"La naturaleza ( l a esencia, el ser ) prefiere ocultar
se". 81 No se trata ciertamente ele la naturaleza ( de b
materia ) ni en el sentido filos'Ófico ni en el científico
que toma la palabra en Ja modernidad filosófica. Natu
raleza, en la acepción heracl ítea es, ante todo, una
nocilón gnoseológica. Es la "cosa en sí" -no en el sen
tido kantiano literal- a que se accede a través de sus
manifestaciones m ateriales, quedando oculto su secre
to, aunque no su dinámica cambiante y creadora.
La physis, como fuerza omnipotente, impera tan
to en el macrocosmo como en el microcosmo. Ella
extiende su poder h asta las convenciones y estatutos
establecidos por los hombres. Physis, en el lenguaje
ele Heráclito, enunci a con sentido cognitivo acerca de
la verdadera significación de las cosas. Estas se mani
fi estan materialmente en múltiples oposiciones, de
cuya unidad ba ele dar cuenta el lagos, exp reso en el
discurso ele los hombres, que no se vuelca nunca ade
cuadamente en el lenguaje, al que hay que descifrar e
interpretar.
Respecto a la meta que tuvo en vista Heráclito,
concisa y elocuentemente s:e exp resa T'. Gomperz : "Su
s1 Op. cit., p<lg. 178.
72 CARLOS AST R ADA
1 n traducción 5
V Cieenc1as 01 fico
- .
- pitag01 1cas . . . . . . . . . . . . 47