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METABOLITOS SECUNDARIOS
Durante los últimos años se ha descubierto que cientos de compuestos que las
plantas sintetizan tienen funciones ecológicas, con lo que se ha abierto un nuevo
campo en el quehacer científico, denominado bioquímica ecológica. Dichos
descubrimientos han ayudado a explicar las funciones de muchos compuestos que
antes parecían ser meros productos de desecho vegetal. Además de estos
compuestos, ciertas plantas producen muchos otros compuestos como el caucho,
para los que no se conoce función alguna en la planta que lo sintetiza. Otro
ejemplo de esto es el tetrahidrocanabinol, el compuesto activo de la mariguana.
En ocasiones, los compuestos que se necesitan para el crecimiento y desarrollo
normal de algunas plantas, obtenidos por rutas metabólicas comunes o
específicas para algunos vegetales se conocen como compuestos secundarios o
productos secundarios. Esta designación los separa de compuestos primarios
tales como azúcares fosfatados, aminoácidos y amidas, proteínas, nucleótidos,
ácidos nucleicos, clorofila y ácidos orgánicos, todos los cuales son necesarios
para la vida en todas las plantas. Esta separación no es absoluta porque, por
ejemplo, hay casos como el de la lignina, que se considera un compuesto primario
y esencial para plantas vasculares (debido a su presencia en el xilema), pero no
para algas. En un artículo de revisión, Metcalf (1987) citado por Salisbury señala
que pueden existir de 50,000 a 100,000 compuestos secundarios en el reino
vegetal, de los cuales ya se han identificado miles, pero aún hacen falta muchos
más.
En cierto sentido, las plantas pueden compararse con complejos laboratorios de
química orgánica, al menos en lo que concierne a sus capacidades de síntesis.
En la actualidad, los instrumentos analíticos modernos, como cromatógrafos de
gases, cromatógrafos de líquidos de alta resolución y espectrómetros de masas,
constituyen valiosas herramientas para separar e identificar los compuestos que
las plantas sintetizan. La biosíntesis y estructuras de cientos de compuestos
secundarios se resumen en las obras de Robinson, Vickery y Conn, así como en
las frecuentes revisiones que aparecen en las revistas de Phytochemistry y
Natural Product Reports.
Algunos productos del metabolismo secundario tienen funciones ecológicas
específicas como atrayentes o repelentes de animales. Las toxinas presentes en
las plantas constituyen una defensa química contra los herbívoros.
Las plantas contienen una gran diversidad de sustancias que resultan tóxicas para
los animales, virtualmente para cada órgano, tejido o sistema, existe en algún
lugar del mundo plantas con sustancias que actúan como inhibidores químicos o
antagonistas. Desde el punto de vista animal son toxinas asociadas a las plantas,
desde el punto de vista de la planta estos componentes son defensas químicas
contra la agresión de los insectos o herbívoros. Debido a la inmovilidad de la
planta y la incapacidad de resistir la herbivoría por escape físico, ellos han
desarrollado otros medios de protección para no ser comidos, estos mecanismos
de defensa son físicos o químicos; las primeras incluyen espinas, hojas pilosas y
tejidos altamente lignificados, mientras que las defensas químicas abarcan
sustancias que protegen la planta contra los adversos efectos de los herbívoros.
En este resumen se tomarán las plantas tóxicas y micotoxinas, clasificadas en
función del órgano, o sistema sobre el que producen su efecto central.
Dentro de los Metabólitos secundarios existe una diversidad muy grande de
compuestos, de los que veremos algunos de los que han sido más estudiados y
que tienen relación con la defensa de la planta contra el ataque de herbívoros.
En general, las fitoalexinas son mucho más tóxicas para hongos que para
bacterias, aunque puede haber excepciones.
En frijol se han descrito cerca de 16 tipos diferentes, las más conocidas son
faseolina, faseolidina, faseolinisoflavona y kievitona. Entre otros compuestos que
actúan como fitoalexinas se incluyen varias gliceolinas en raíces de soya, pisatina
en vainas de arveja, ipomeamarona en raíces de camote, orcinol en tubérculos de
orquídea y trifolirrizina en raíces de trébol rojo. Se han identificado más de 150
fitoalexinas en plantas, sobre todo en dicotiledóneas. Se han encontrado pocas
en monocotiledoneas o gimnospermas y nos se sabe de ninguna en plantas no
vasculares. La mayoría de fitoalexinas son fenilpropanoides fenólicos que se
producen en la ruta del ácido shiquímico, aunque algunos son compuestos
Isoprenoides y algunos pocos son poliacetilenos. Parece que los hongos no
patógenos con frecuencia inducen niveles tan elevados y tóxicos de fitoalexinas en
el hospedante que se ve impedido su establecimiento en el vegetal, mientras que
hay hongos patógenos que son parásitos exitosos debido a que inducen solo
niveles bajos de fitoalexinas o a que la degradan con rapidez.
Bibliografía: