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Ernesto Aguirre / Daniela Greca

El Parque como ámbito educativo


Servicio Educativo Museo de la Ciudad
Bv. Oroño 2300 – Parque de la Independencia- 2000, Rosario
edu@museodelaciudad.org.ar

Introducción

El Parque de la Independencia, cuyo origen se remonta a los comienzos del siglo XX,
constituye uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad de Rosario. El mismo fue
proyectado a partir del auge de las teorías higienistas y de la necesidad de contar con un
nuevo espacio de recreación y socialización para una urbe en acelerado crecimiento. Así,
desde su inauguración en 1902, el Parque se convirtió en símbolo de una ansiada
modernización que pondría a Rosario a tono con las grandes ciudades del mundo.
Primer plano del Parque de la Independencia. Lleva la firma del Ing. Héctor Thedy, secretario de Obras
Públicas de la administración de Luis Lamas. Enero de 1901. (A. F. M. C. Archivo Fotográfico Museo de la
Ciudad).

Frecuentado particularmente por la burguesía rosarina en sus primeros años, el Parque de la


Independencia fue democratizándose con el transcurso de las décadas siguientes,
permitiendo un creciente acceso al mismo de los sectores populares. En este sentido, es
indudable que los procesos sociales, culturales, políticos y económicos que atravesaron la
historia de la ciudad dejaron también su huella en el Parque, que fue transformándose en
estrecha relación con dicho contexto.

A su vez, este gran espacio verde albergó diversas experiencias educativas a lo largo de sus
110 años de existencia hasta la actualidad. La primera Escuela Municipal de Aprendices
Jardineros con su jardín botánico, el Zoológico, el Jardín de Niños, la escuela de teatro
infantil de Ernesto de Larrechea, las clases dictadas por docentes de la Escuela Normal N°2
en este ámbito a cielo abierto y el Estadio Municipal, son algunos ejemplos de la
importancia atribuida al Parque de la Independencia en la instrucción de las nuevas
generaciones. Además, el mismo continúa siendo aún hoy un espacio educativo
privilegiado, tanto por los tres museos que se encuentran en él como por las posibilidades
que el espacio ofrece para conocer, desde sus particularidades, la historia de la ciudad en su
conjunto.

En el presente trabajo nos proponemos realizar un breve recorrido por las principales
instituciones formativas desarrolladas en el Parque desde sus inicios, como así también
analizar las acciones que intentan perpetuar su carácter de ámbito educativo a más de un
siglo de su inauguración.

Escuela de Aprendices Jardineros

Emplazada en el edificio que actualmente ocupa el Museo de la Ciudad, la Escuela


Municipal de Aprendices Jardineros constituyó una de las primeras y más significativas
experiencias pedagógicas desarrolladas en el Parque de la Independencia. Comenzó sus
actividades en 1902, año de la inauguración del Parque mismo, y cumplió desde entonces la
importante función de instruir a quienes serían los encargados de la forestación y el cuidado
de los diversos espacios verdes de la ciudad. Tal como afirmaba el intendente Esteban
Morcillo en su Memoria del año 1932,

“Parques y Paseos / Vivero de plantas (...) Es indudablemente el lugar de


trabajo más importante de esta repartición, el criadero de plantas; en él se
multiplican y se crían todas las plantas que se destinan a ornamentación y
embellecimiento de los distintos paseos de la ciudad, donde el pueblo concurre
para disfrutar horas de solaz y expansión. Del vivero salen, además, los miles
de plantas que adornan los paseos, que bordean los caminos suburbanos y
arterias centrales del Municipio, así como también las que se donan a
Comisiones de Fomento, Escuelas Fiscales, etc (...)”1.

1
Memoria de la labor desarrollada en el período Marzo - Diciembre de 1932, elevada al H. Concejo
Deliberante por el Intendente Municipal. Don Esteban N. Morcillo. Municipalidad de Rosario , 1933.
Ernesto J. Aravena con el personal de Paseos Públicos. En los extremos del grupo se observa a los placeros
municipales. C 1910 (A. F. M. C.)

En sus comienzos, el inmueble donde funcionaba la escuela era incluso la vivienda


particular del director correspondiente. Tal fue el caso de Ernesto J. Aravena (1882 –
1925), perito agrónomo a cargo del establecimiento en dos períodos durante sus primeros
años: 1906 – 1911 y 1913 – 1917, separados entre sí por un año debido al temporario
traslado de Aravena a la localidad de Casilda, donde dictaría clases en la Escuela de
Agricultura. Residente en el mencionado chalet, dicho director vio nacer allí a tres de sus
cuatro hijos. Se trató de una figura de gran importancia para el mejoramiento y
embellecimiento del Parque de la Independencia, dejando en él su sello a través de acciones
sobre el Rosedal, el Jardín de Niños, el laguito, el Hipódromo y las avenidas interiores de
aquel gran espacio verde. Entre sus proyectos se cuenta, por ejemplo, la realización de las
tradicionales columnas dóricas que rodean el lago, obra del estucador y artista Carlos
Righetti (autor también de la fuente del Tritón emplazada actualmente en la bajada
Sargento Cabral, frente al edificio de la Aduana).
Ernesto Aravena y María López de Aravena con sus hijos María del Carmen y Ernesto Julio. Posan delante de
la Escuela de Aprendices Jardineros, su residencia y actual Museo de la Ciudad. C.1910 (Colección privada)

A partir de 1993, el histórico edificio de la Escuela de Aprendices Jardineros pasaría a


albergar al Museo de la Ciudad tras ser restaurado y acondicionado para ese fin. La
Dirección de Parques y Paseos, con sus viveros y su Escuela de Jardinería, se sitúa hoy en
un espacio lindero a su ubicación original y continúa con su incesante tarea educativa, a
través del dictado de la carrera de Técnico en Jardinería, de cursos abiertos a la comunidad
y de talleres destinados a personas con capacidades diferentes.

Jardín Zoológico

(A. F. M. C.)

El primer jardín zoológico de la ciudad de Rosario fue inaugurado en el año 1900, en el


sector sudoeste de la antigua Plaza de la Independencia, conformada a su vez por cuatro
plazoletas en la intersección de Bv. Argentino y Bv. Santafesino (actuales Av. Pellegrini y
Bv. Oroño, respectivamente). Se nutrió en gran medida de la donación de diversas especies
de animales, que eran traídas incluso desde fuera de la ciudad, como en el caso de los
cuantiosos aportes del zoológico de Buenos Aires por entonces dirigido por el Dr. Eduardo
Holmberg. Contaba con un pequeño lago destinado a animales acuáticos y anfibios, desde
el cual un castillo rústico arrojaba agua desde sus vertientes. Los caminos que conducían a
las diversas jaulas y grandes pajareras se encontraban rodeados de cientos de plantas y
flores. También se encontraban en el predio ornamentados bancos que imitaban troncos y
hojas. Fue considerada, en palabras del intendente Luis Lamas, una

“institución civilizadora, muy útil y conveniente, que contribuirá a la educación


popular, vulgarizando ciertos conocimientos científicos, necesarios en la
práctica”2.

Tales palabras reflejaban la importancia atribuida al zoológico, pensado como uno de los
espacios destinados a la educación de la población rosarina. Lamas incluso planteaba la
posibilidad de unirlo por tramway con la Escuela de Aprendices de Jardineros, el jardín
botánico y los viveros. De esa manera, los estudiantes podrían acceder gratuitamente y
fuera del gabinete escolar al conocimiento de las ciencias naturales. En concomitancia con
dicha función educativa, se establecía la siguiente normativa para el ingreso:

“Art. 1º.- Todo visitante al Jardín Zoológico abonará por derecho de entrada $
0.10. Excepciones: quedan exceptuados los menores de cinco años que
concurran acompañados de personas mayores. En los días patrios la entrada
será gratis. Las escuelas que concurran con sus maestros entrarán libremente”3.

Tras ser cerrada entre 1906 y 1909, durante la intendencia de Nicasio Vila, la institución
sería reabierta tiempo después y se trasladaría a su nueva ubicación en el predio ocupado

2
Memoria de Luis Lamas al Concejo Deliberante, 15/02/1898 al 15/02/1901, imprenta La Capital (Archivo
Museo de la Ciudad).
3
Compendio de Digesto municipal. Administración del Intendente Municipal Dr.Isidro Quiroga. Publicación
oficial, 1910.
por el Jardín de Niños. En la década de 1960, como parte de algunas obras de ampliación,
se abrieron jaulas y algunas grutas en un sector de la tradicional montañita.
El zoológico continuó funcionando en el mismo lugar hasta 1997. Fue entonces cuando se
decidió su cierre definitivo, a partir de una toma de posición por parte de la ciudad en
contra del cautiverio de animales, tanto en zoológicos como en circos.

Jardín de Niños

En 1915, durante la intendencia de Oscar Meyer, se inauguró el Jardín de Niños “Juana


Elena Blanco”, ámbito solariego donde todos podían convivir jugando y en el verde entorno
del Parque de la Independencia, que tomaba su nombre de una de las primeras graduadas de
la Escuela Normal de Rosario e importante educadora de su tiempo. La importancia
otorgada a esta nueva experiencia educativa para la ciudad se vislumbra en el modo en que
un periódico local daba cuenta de su creación:

“El Jardín de Niños, su inauguración oficial. Un hermoso exponente de


cultura

(…) Con razón, Mr Stimpson, en su reciente visita a esta ciudad acompañando


al ministro doctor Cullen, después de visitar el Jardín de Niños, declaró que
bastaba una iniciativa de esa naturaleza para poner de relieve los inmensos
progresos que la educación pública ha alcanzado en nuestro país (…)

Todo ha sido cuidado con inteligencia (…) todo ha sido hecho aquí con los
elementos, bastante escasos por cierto, con que cuentan las dos reparticiones
municipales que intervinieron: paseos públicos y maestranza (…)

(…) desde los pequeños triciclos hasta las hamacas de todo género y para las
distintas edades de la infancia, y desde los trapecios a la pista de patinaje, como
desde las montañitas de arena hasta el trampolín, las calesitas y las paralelas
que robustece y vigoriza el cuerpo (…)
Y para que ninguna comodidad falte, hay también allí un tambo modelo,
donde se proporcionará a los niños, artísticos vasitos que servirán para una sola
vez, leche tuberculinizada, extraída de las vacas más finas (…)

(…) y del señor Ernesto J. Aravena , director de Paseos Públicos, que fue del
doctor Meyer inteligente e incansable colaborador”4.

El diario acompañaba el artículo en cuestión con varias fotografías del Jardín, así como con
los retratos de Meyer y Aravena. Además, otro de sus pasajes reflejaba con elocuencia el
mismo orgullo al declarar que

“Se ha dicho –y con justa razón- que el jardín de Niños viene a llenar una
necesidad sentidísima, pues proporciona a los niños un paraje donde podrán
recrearse a sus anchas, gozando del sol y del aire, que son los elementos
principales para la salud y el desarrollo de la infancia”5.

La dimensión educativa del espacio se vería impulsada por la sucesiva instalación en él de


dos experiencias que ampliaban el espectro de sus actividades: el ya mencionado jardín
zoológico y la escuela de artes escénicas de Ernesto de Larrechea, a la cual nos referiremos
a continuación.

Cabe destacar que, en el año 2001, el Jardín de Niños fue reacondicionado para ofrecer
propuestas lúdicas y educativas renovadas, siendo hoy uno de los espacios para la infancia
más concurridos de la ciudad.

Escuela de artes escénicas

La Escuela Municipal de Artes Escénicas, dedicada a la actuación, la magia y el


malabarismo, se creó en el año 1925 a instancias del concejal R. Casas Duschenois y bajo
la dirección de Ernesto de Larrechea (1894 – 1954). Se trataba de un teatro infantil cuyo
elenco se presentaba en diversos lugares de la ciudad, tales como el Jardín de Niños, el

4
Diario “La Capital”, 15 de mayo de 1915-
5
Idem.
Hospital de Niños y entidades benéficas, entre otros. En él se desempeñaron numerosos
pequeños que más tarde se convertirían en figuras reconocidas del mundo del espectáculo,
como fue el caso de las famosas hermanas Legrand, que pueden reconocerse en una postal
de la época con trajes de bailarinas rusas y una dedicatoria, a nombre de ambas, “a nuestro
profesor con todo cariño”.

Ya en 1926, el diario La Capital resaltaba en un artículo el éxito de la convocatoria a un


festival donde habían acudido más de 4000 personas. Comentaba, además, que la propuesta
del teatrillo se caracterizaba por su variado repertorio artístico, donde un coro infantil
asistía en los entremeses cómicos a los niños en sus representaciones. Prestidigitadores,
cuadros de escenas criollas, danzas españolas tampoco faltaban.

(A. F. M. C.)

Con el correr del tiempo y la experiencia ganada, el teatro infantil municipal, de la mano de
su director, se convirtió en algo único en su género y comenzó a aventurarse en
experiencias escénicas más arriesgadas y textos que demandaban mayor concentración. Sus
integrantes llevaron su actividad a los distintos barrios de la ciudad y hasta se lograron
algunas esporádicas giras, sin descuidar la actuación barrial. El propio Ernesto de Larrechea
hacía referencia a la importancia del teatro para la población rosarina, con palabras que
ejemplificaban su llegada a los más necesitados:

“Tenemos la satisfacción entre los similares del país de haber sido los primeros

en ir a los hospitales de niños llevándoles a los pequeños enfermitos esa alegría

sana que tanto contribuye a la curación de las dolencias”6.

Sus funciones eran muy exitosas y apreciadas por la comunidad, siendo objeto de repetidos
elogios por parte de la prensa local. El cese de sus actividades desde 1954 sería muy
sentido por la población, precisamente dada la gran popularidad del teatrillo en la ciudad.

Esta experiencia inicial promovida por Larrechea se institucionalizaría con posterioridad,


transformándose en la Escuela Municipal de Danzas y Arte Escénico “Ernesto de
Larrechea”, existente hasta la actualidad.

Escuela al aire libre “Francisco Podestá”

La escuela “Francisco Podestá”, proyectada por la Asociación de Ex Alumnas de la Escuela


Normal N° 2, fue creada en 1916 con la característica de no ser una escuela oficial. Tomaba
su nombre del docente que fue el encargado de estimular, desde los gabinetes de la Escuela
Normal, que se iniciase con éxito el museo institucional (el cúal aún hoy se encuentra –en
el piso superior de aquélla- con diversos objetos, fabricados unos, recopilados otros,
especímenes, vitrinas y mesas productos del estudio e innumerables textos). El Parque de la
Independencia fue, para dicho proyecto, un campo propicio para el estudio taxonómico de
los árboles y animales. Las alumnas, futuras maestras, dedicaban tiempo allí con sus
profesores al reconocimiento y la recolección de hojas y frutos de especies autóctonas y
exóticas.

6
Informe de Ernesto de Larrechea al intendente Morcillo, en Memoria Municipal, Rosario, 1933.
La “Francisco Podestá” constituyó una significativa experiencia local de la “Escuela al aire
libre”, relacionada con la corriente de la Escuela Nueva que más tarde desarrollarían las
hermanas Cossettini. Contó con la dirección de Dolores Dabat y fue asimismo promovida
por el director de la Escuela Normal, Martín Herrera.

(A. F. M. C.)

Inicialmente, la institución funcionó en las instalaciones del Hipódromo del Parque de la


Independencia, las cuales eran cedidas para ello por el Jockey Club. Las clases se
desarrollaban en las gradas y utilizaban el pizarrón de las cotizaciones. Años después, en
1921, la escuela se trasladaría a uno de los pabellones de exposiciones de la vecina
Sociedad Rural.

En aquellos primeros tiempos, casi 200 alumnos pasaban por la escuela cada año, de los
cuales se calculaba que unos 120 aprendían a leer. Entre ellos había, además, unos
cincuenta niños menores de 7 años, con los cuales se conformó también un jardín de
infantes.
La flexibilidad de la institución con respecto a los cursos y horarios permitía el acceso a
ella de niños con dificultades para integrarse en las formalidades de las escuelas oficiales.
Precisamente, la mayoría de los alumnos de la escuela al aire libre provenía de hogares
pobres de la gran barriada suburbana cercana al Parque, tanto niños (hijos de cuidadores y
jockeys del Hipódromo, por ejemplo) como trabajadores adultos carecientes de muchos
recursos.

Las siguientes palabras de Herrera sintetizan el espíritu que impulsaba a los artífices de la
institución, insistiendo en la necesidad de dejar de lado los métodos “sistematizados”:

“...al aire libre pero no sólo por funcionar en plena naturaleza, bajo los rayos
directos del sol, atemperando sus rigores a la sombra de los árboles, con gran
luz, en una atmósfera de oxigenación máxima sino también porque se la
deseaba abierta a todos los vientos del espíritu, a todas las iniciativas, a todas
las audacias pedagógicas”7.

Por otra parte, se destacaba también la posibilidad de inclusión que la escuela al aire libre
ofrecía para niños que eran sistemáticamente marginados en otros ámbitos escolares, así
como la adaptación de los métodos de enseñanza a la frecuentemente difícil realidad de los
alumnos:

“(…) rara escuela aquélla en que los descalzos,los mugrientos, no eran


repudiados y devueltos a sus casas, pobres rancherías muchas de ellas,
incapaces de realizar lo que las escuelas oficiales les reclamaban y que estos a
su vez no saben, no pueden o no quieren hacer (…) las clases empezaron junto
a la canilla de agua corriente, la docencia representada por una gentil niña,
bregaba por la higiene: la maquinita de cortar el pelo, tan fácil de manejar
pasaba de una cabeza a ala otra; después el jabón y la benéfica agua (…)

(…) Frente al pizarrón de las cotizaciones una maestra enseñaba a leer en tanto
guiaba la torpe mano en la formación de letras; más allá, otra iniciaba a un
grupo en aritmética haciendo contar cosas de que con generosa abundancia la

7
HERRERA, Martín, “Informe Oficial sobre la Escuela al Aire Libre”, en La escuela Normal Nº 2 de
Rosario, de 1915 a 1935, dirigida por Dolores Dabat, citado en CIUNNE, Laura y RAVENNA, Analía.
“Escuelas al aire libre”, en MENIN, Ovide y otros, Huellas de la Escuela Activa en la Argentina: historia y
vigencia, Rosario.
proveía el paraje en que actuaba y hacía numeración escrita diseñando cifras
que los alumnos imitaban en la arena del parque (…)

(…) Deberes para sus casas, ni soñando. En la escuela misma se finiquitaba la


labor diaria y a la mañana siguiente ni criaturas atemorizadas por la perspectiva
del reproche, mínimun de castigo con que el más material de los olvidos o la
más justificada de las fatigas se convierte en falta grave (…)”8.

La escuela continuó con sus funciones en el ámbito del Parque hasta el año 1927, a partir
del cual fue declarada escuela fiscal y debió ajustarse a los reglamentos y programas
tradicionales. En marzo del 1931 se convertiría en la Escuela Nº 94, “cerrada” como tantas
otras escuelas fiscales. Sin embargo, esta corta duración de la experiencia realizada, incluso
inicialmente prevista dadas sus características no convencionales, no opacaba su valor
como una significativa contribución para potenciar el carácter educativo del Parque de la
Independencia.

Estadio Municipal

Durante la intendencia de Manuel Pignetto, en 1925, se construyó en el Parque de la


Independencia el Estadio Municipal, primer emprendimiento público de su tipo en el país.
El mismo ya contaba con algunos antecedentes, cuando a principios de siglo el municipio
había cedido terrenos a la Inspección de Escuelas del Departamento y a la Dirección de la
Escuela Normal de Maestras para la realización de actividades físicas en el Parque. La
ceremonia de colocación de la piedra fundamental del Estadio fue un gran acontecimiento
que contó con la presencia de importantes personalidades, entre las cuales se hallaba el
entonces Presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear. El intendente Pignetto justificaba
la creación de este espacio afirmando que:
8
"La Escuela Normal Nº 2 de Rosario, de 1910 a 1935", Memoria dirigida por Dolores Dabat, Publicaciones
de "Quid Novi", Gráfica Pomponio, 20 de mayo de 1935.
“La higiene individual ha sido contemplada con la construcción del Stadium
Municipal para ejercicios físicos en la edad escolar y en la adolescencia, ya que
conocemos la influencia favorable de los deportes en el mejoramiento de la
raza. (…) Era necesario que el poder público velando por la salud del
ciudadano del futuro, encarase y resolviera prácticamente este asunto que
interesa al individuo, a la familia y a la colectividad por la influencia benéfica
que el ejercicio físico ejerce sobre la personalidad física y moral del
individuo”9.

Así, dichas palabras ponían de manifiesto una extendida preocupación por el cuidado de la
salud de la población, cuyo mejoramiento se asociaba estrechamente a la práctica de
ejercicios físicos en ámbitos idóneos. Además, el desarrollo de una iniciativa como la del
Estadio Municipal se relacionaba con una progresiva apertura del espacio público a los
sectores populares, a los cuales se buscaba integrar y, a su vez, encuadrar con estas
actividades. Dentro de este marco, la atención se centraba fundamentalmente en la
juventud, motivo por el cual el Estadio se destinaría de modo preferencial a niños y
adolescentes de escuelas primarias y secundarias de la ciudad. Contaba con una importante
afluencia de público, como detalla el intendente Esteban Morcillo en su Memoria del año
1933:

“Cúmpleme gratamente elevar a ud. la memoria de las actividades


desarrolladas por el Stadium Municipal durante el año 1932 (...)
El número de escolares y estudiantes secundarios que han concurrido a
practicar deportes durante el año 1932 es el siguiente, clasificados por
establecimientos:
Colegio Nacional Nº 1...............................4200
Colegio Nacional Nº 2...............................1900
Escuela Industrial de la Nación..................1280
Escuelas fiscales.....................................20.000
Escuelas particulares.................................1500
9
Dos años de intendencia. Dr. Manuel E. Pignetto. 2 de abril de 1925 al 1 de abril de 1927. Talleres gráficos
La Velocidad, 1927.
(Total.....................................................28.880) (...)”10

Por otra parte, a mediados de junio de 1929, el gobierno de la provincia autorizaría la


creación de la escuela "Dr. Francisco Valdez" en una de las dependencias del Estadio
Municipal, con lo cual la actividad del mismo trascendía lo estrictamente deportivo. Sin
embargo, al año siguiente, dicha institución escolar debió trasladarse, por la cantidad de
inscripciones, a un inmueble alquilado en las cercanías y luego a otro predio destinado para
una futura construcción escolar en la calle La Paz 3050. Allí la escuela fue inaugurada,
durante el gobierno peronista, con el nombre de “República de Bolivia”, continuando hoy
en funcionamiento.

El Parque de la Independencia hoy: perpetuando el legado educativo

En la actualidad, a 110 años de su inauguración y a tono con su profuso historial de


experiencias educativas, el Parque de la Independencia continúa ofreciendo numerosas
alternativas orientadas a acercar a la población a la historia de este espacio verde y de la
ciudad en su conjunto.

Ante todo, existen hoy en su interior tres importantes instituciones, los museos, dedicados
de diversas maneras a dicho objetivo. Uno de ellos es el Museo Histórico Provincial “Dr.
Julio Marc”, inaugurado en 1939 y dotado de 35 salas y una rica colección que incluye una
importante porción del patrimonio histórico-cultural de la región, además de una biblioteca
que conserva un gran archivo documental. Además, se encuentra el Museo Municipal de
Bellas Artes “J. B. Castagnino”, inaugurado también por aquellas fechas y que alberga
numerosas pinturas, esculturas, grabados y dibujos de reconocidos artistas locales y
foráneos. Finalmente, el Parque cuenta con el Museo Municipal de la Ciudad, creado en
1981 y que ocupa, como hemos dicho, el antiguo edificio de la Escuela de Aprendices
Jardineros desde 1993. El mismo cuenta con una variada colección de objetos que reflejan
distintos aspectos de la historia local, como así también con un archivo documental y otro

10
Memoria de la labor desarrollada en el período Marzo - Diciembre de 1932, elevada al H. Concejo
Deliberante por el Intendente Municipal. Don Esteban N. Morcillo. Municipalidad de Rosario, 1933.
fotográfico de gran valor patrimonial. En esta oportunidad, por tratarse de nuestro propio
ámbito de desempeño, nos detendremos brevemente en la actividad llevada a cabo por este
museo en particular con miras a potenciar las posibilidades educativas que el Parque ofrece.

Además de las diversas muestras realizadas en su interior, el Museo de la Ciudad viene


desarrollando de manera sostenida numerosas actividades destinadas a integrar el entorno
del Parque a sus propuestas formativas. En este sentido, cabe destacar el programa
denominado “El Parque Explorado”, consistente en la realización de recorridos guiados por
los distintos espacios del Parque de la Independencia que se complementan con interesantes
fotos históricas de archivo. Dicho programa ha adoptado ya varias modalidades con
repetidos éxitos: “bicicleteadas”, caminatas en el marco de la “Calle Recreativa”,
propuestas conjuntas con los otros museos y con el cementerio “El Salvador” y visitas
incluidas en el nuevo programa “Turista en mi Ciudad”, entre otras. De este modo, por
medio de actividades que en muchos casos se realizan de forma coordinada con otras
reparticiones municipales, se impulsa en un esfuerzo mancomunado la oferta educativa para
los más variados sectores de la población rosarina.

En relación con ello, nos parece importante destacar la recientemente establecida


cooperación con la Dirección Municipal para la Inclusión de Personas con Discapacidad,
con el fin de lograr un Parque aún más abierto que garantice la accesibilidad para cualquier
visitante. A partir de esta iniciativa, el Museo de la Ciudad ha realizado ya dos exitosas
experiencias iniciales de recorridos guiados para personas con discapacidad visual y
auditiva. Cabe enfatizar, además, que el museo recibe regularmente visitas de personas y
grupos con discapacidades diversas, ofreciendo todas las herramientas a su alcance para
optimizar la experiencia de todos y cada uno de ellos.

Para concluir, consideramos que el Parque de la Independencia debe ser promovido y


valorado como un ámbito que no sólo encierra gran parte de la historia de la ciudad de
Rosario sino que, sobre todo, cuenta con numerosas propuestas que buscan aproximar su
acervo cultural a la comunidad. En este sentido, nos parece importante recuperar un
proyecto de ley (N° de expediente 4937-D-2006), que se remonta al año 2006, cuyo
objetivo era el de declarar al Parque de la Independencia Monumento Histórico Nacional.
Es nuestro deseo, a partir de los puntos y argumentos expuestos, sumar elementos que
permitan constatar el merecimiento de tal declaración. Creemos que dicho proyecto, hasta
el momento no concretado, contribuiría enormemente a la puesta en valor del espacio que
nos ocupa y, seguramente, constituiría un importante paso en el camino de la consolidación
del Parque como ámbito histórico y educativo reconocido por la población.

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