Está en la página 1de 12

288

CAPITULO XIII

LA UNCION DE LOS ENFERMOS

INTRODUCCION

La Unción de los enfermos es un sacramento destinado a aquellos que se hallan en


estado de enfermedad grave, y por ello pueden unirse de manera especial al misterio
pascual de Cristo en su aspecto doloroso y gozar de la confortación espiritual que
proviene de su triunfo sobre el mal y la muerte.

En la antigüedad cristiana parece que se esperase de ella sobre todo un alivio corporal.
En el medioevo era más bien considerada como el sacramento de los moribundos,
como una preparación a la muerte.

La Unción de los enfermos está destinada principalmente a dar la gracia que lleve
confortación y alivio espiritual al cristiano en situación físicamente patológica. En
función de este efecto fundamental se entienden los otros efectos posibles (alivio o
incluso curación física, remisión de los pecados), y la ayuda que da a los moribundos
(aunque el sacramento no sea sólo para ellos).

I. INSTITUCION DEL SACRAMENTO


1. La unción de aceite en los pueblos del Antiguo Oriente

El aceite y la unción con aceite en el Antiguo Oriente, además de los usos profanos
(alimentario, higiénico, curativo o cosmético), tenían diversos usos sagrados:

a. Ofrenda

Era una de las ofrendas que se hacían a los dioses en Mesopotamia. Producto
doméstico de uso más frecuente, expresión de vida y de fortaleza.

b. Penitencia y protección divina

En un ritual de penitencia, el rey asirio, que ha solicitado del dios que escuche su
súplica, se prosterna. La idea de protección mediante la unción de aceite se encuentra
en diferentes ritos.

c. Consagración

Se ungía a los reyes en Mesopotamia al constituirlos en su cargo; y también se


utilizaba en los ritos de desposorios. En Egipto para la consagración de estatuas de los
289
dioses, para las de los faraones y de sus funcionarios. Los hititas para diferentes
acciones de culto y para la consagración del rey. En Siria y Palestina, para el culto y la
unción del rey. En ambiente helenístico para preparar a los atletas al combate o a la
competición.

2. La unción de aceite en el Antiguo Testamento

a. Diferentes usos del aceite

1) Uso profano

El aceite de olivas, producto de la flora palestinense elemento básico de la nutrición


(Eclo 39,26); utilizado como condimento; como cosmético para el ornato y cuidado
corporal (Rut 3,3; Est 2,12). En el uso doméstico, para iluminar, como combustible de
las lámparas.

Los Salmos mencionan la unción corporal: Dios unge a su rey (Sal 44,8). La cabeza
del huésped se unge con aceite (cf.Sal 22,5). La unción del huésped a su llegada a la
casa era un gesto de cortesía entre los judíos, signo de respeto y amor.

2) Uso medicinal

Significado de salud. Era un uso en parte profano y en parte sagrado, pues la


enfermedad se consideraba un fenómeno unido al pecado, y además frecuentemente
provocaba impureza legal.

Su aplicación era diversa para curar enfermedades (de la piel, de la cabeza, etc).
También para exorsismos. La unción podía comunicar fuerza y energía sobrenatural al
enfermo. En esta forma tenía un significado curativo en el sentido moral y penitencial:
no ungirse con aceite era señal de duelo y de tristeza por el pecado y ungirse señalaba
el final de la penitencia.

3) Uso sagrado

Servía para consagrar altares, personas y objetos empleados en el culto. Para preparar
los dones de harina y pan, para la iluminación del candelabro de siete brazos (Ex
27,20) y para uso de los sacerdotes (Núm 18,12). Provenía de los diezmos, o
contribuciones del pueblo.

La unción del aceite era uno de los ritos más destacados en el AT. El rey era el ungido
de Yavé (2 Sam 1,14.21). También los profetas y los sacerdotes. El rito significaba
una investidura por participación al Espíritu de Dios que desciende sobre ellos y los
penetra como una unción.
290
El término "Mesías" (ungido), se aplicó al que iba a reunir en si la triple unción de rey,
profeta y sacerdote, y vino a ser como el nombre del ungido por antonomasia (cf. 1
Sam 2,10).

b. La enfermedad en el Antiguo Testamento

En el AT, la enfermedad no correspondía a la intención original de Dios, sino que es


consecuencia del pecado. Esto se podía entender:

- En sentido genérico: con el primer pecado entra en el mundo el sufrimiento y la


muerte, que afectan a todos.

- En sentido colectivo: la enfermedad podía ser un castigo al pueblo por su infidelidad


a la alianza (Dt 28,5861).

- En sentido individual: los sufrimientos de una persona eran consecuencia de sus


propios pecados o de los de sus antepasados (Dt 4,24) de ahí que las peticiones de
curación se acompañen de ruegos de perdón (cf 2Re 20,23). Sin embargo, las
enfermedades de los justos no se consideran consecuencias de sus pecados, sino prue-
bas de Dios a su fidelidad.

Otro gesto de curación, de carácter puramente sobrenatural, era el tocar con la mano la
parte afectada del enfermo. Propio del profeta o taumaturgo.

Los médicos, han de rogar para que Dios les dé capacidad de curar al enfermo. El
enfermo además de orar debe acudir a él. La visita a los enfermos, se recomienda
como obra piadosa.

3. La unción en el Nuevo Testamento

a. Jesucristo y el contexto cultural sobre la unción

Jesús hace referencia al uso del aceite en su tiempo y al simbolismo que contiene.
Como símbolo de luz y alimento de la luz. El Buen Samaritano vierte aceite y vino en
las heridas del hombre asaltado por los bandidos (Lc 10,34). Además acepta el uso
social de la unción como medio de agasajar al huésped (Lc 7,46; Lc 7,38).

Jesús se reconoce Mesías, el Ungido por excelencia, el que posee en plenitud el


Espíritu Santo. Simbolismo sagrado del aceite y la unción que significa: consagración,
poder, fuerza, etc.

b. Jesucristo y la enfermedad

Jesucristo despeja el prejuicio que hacía ver en toda enfermedad un castigo por los
pecados personales o familiares. Él ve en la enfermedad una ocasión para que se
manifieste la gloria de Dios, al recuperar el enfermo la salud por su intervención (cf Jn
291
9,23; 11,4). Aunque al parecer no excluye que algunas enfermedades sean
consecuencia de la mala conducta (cf Jn 5,14).

Los Evangelios presentan frecuentemente a Jesús asistiendo a los enfermos. Sus


curaciones milagrosas son signo de la misericordia de Dios, y de la llegada del Reino
de los Cielos.

La curación física es signo de la curación espiritual de la persona (cf Mt 9,18). Esta


capacidad de curar de Jesús está, en relación con su misión de Mesías, de Ungido (cf
Lc7,22). Para curar Jesús se vale de palabras o sentencia, de gestos, o une palabra y
gesto.

Jesús da a sus apóstoles, el poder de curar a los enfermos en su nombre. Marcos,


presenta la imposición de manos con efecto de curación como signo que acompañará a
los que han creído en Jesús (cf Mc 16,1718), misión que cumplen antes de que Cristo
ascienda a los Cielos (cf Hech 3,16; 8,7). Pablo, recuerda el carisma de curación del
que gozan los cristianos (1Cor 12,9.28.30).

Jesús, pone la visita al los enfermos como uno de los motivos de salvación o
condenación en el día del Juicio, considerándola como hecha a Él (cf Mt 25,35.39s).

c. La unción en Mc 6,7-13

No consta que Jesús haya utilizado la unción con aceite para curar a los enfermos; pero
si es utilizada por los apóstoles para curar milagrosamente.

En el v.7 llama a los doce y los envía de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus
inmundos; en el v.13 dice que expulsaban demonios, y ungían con aceite a muchos
enfermos y los curaban.

Mateo es más explícito en cuanto a los poderes dados a los apóstoles: "Curad
enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios" (v8). En Lucas,
la misión se extiende a setenta y dos discípulos.

La unción practicada por los apóstoles se coloca en un contexto de predicación del


Reino de Dios, en el que se recalca la penitencia o conversión, y se anuncia la
salvación total del hombre.

Los Evangelios no dicen que Cristo les indicase este gesto de unción, pero no es
desatinado suponer que alguna instrucción les haya dado. El Magisterio ve una
insinuación del rito que después Santiago recomendará y promulgará.

Trento dice: esta sagrada unción de los enfermos fue instituida por Jesucristo nuestro
Señor como verdadero y propio sacramento del NT, insinuado ciertamente en Marcos
(6,13), y por Santiago, recomendado a los fieles y promulgado.
292
Continúa cierta discusión si en Mc 6,13 se trata del sacramento solamente en figura o
tipo o bien se describen ya los comienzos de la institución del sacramento. Lo cierto es
que hay una insinuación.

d. El pasaje de Santiago 5,14-15

Es el texto central respecto al sacramento de la Unción:

1) Contexto remoto

La identificación del autor de la carta es algo misteriosa.


Los destinatarios son "las doce tribus de la dispersión.
Su fecha de composición puede colocarse antes del año 62 y no antes del 59. Su
canonicidad, la Iglesia la admite, pero ha habido dificultades en el pasado. Su forma
literaria hace pensar en las homilías que se tenían en las sinagogas, preceptos o
exhortaciones morales y reminiscencias de los libros sapienciales.

2) Contexto próximo

Es un texto de consolación espiritual.


El v.13: "¿Está triste alguno de vosotros? Que ore. ¿Está de buen ánimo? Que cante
salmos". El autor trata un caso específico de tristeza o sufrimiento: la enfermedad, en
cuyo caso prescribe también la oración, pero con características especiales: se trata de
la oración de los "presbíteros" acompañada de la unción con aceite.

3) Análisis de los componentes del texto

a) Descripción del rito: participantes, gestos, palabras (v 14)

"Alguno entre vosotros", se refiere a alguien que pertenezca a la comunidad cristiana,


a la que va dirigida la carta.

Está alguien "enferma" o "está enfermo". Por el contexto no se trata solo de sentido
puramente moral o espiritual, se trata de una enfermedad de importancia.

Se aconseja al enfermo que "haga llamar" a los presbíteros. Esto implica que haya
voluntad de someterse a este rito, y que la enfermedad es de importancia para no poder
ir él por su cuanta.

"Los presbíteros de la Iglesia", se trata de un grado jerárquico propio de los colabora-


dores de los apóstoles. No se trata de los "carismáticos" con el don de curaciones
(1Cor 12,9.28s). La mención de "los presbíteros", en plural, tendrá su repercusión en la
Iglesia griega, donde la unción es administrada por varios sacerdotes; en rigor podría
entenderse de uno solo.
293
"Que oren sobre él, habiendolo ungido con óleo". Se trata de una unción unida
simultáneamente con la acción de orar. Santiago no determina su contenido; parece
que se está refiriendo a un rito ya conocido, que vuelve a recomendar como de pasada.
Esta oración, se indica que es "sobre" el enfermo. El orar sobre él tiene claro
cumplimiento si se le unge al mismo tiempo que se ora. Se trata de obtener un efecto
sobrenatural, pero sin ser necesariamente milagroso.

"En el nombre del Señor", puede significar "con la fuerza y poder del Señor" o "por
orden o mandato del Señor" resucitado. Si se refiere a la oración, da la idea de la
fuerza y poder de Jesucristo, a quien se invoca en la oración. Si se refiere a la unción
puede significar más bien que se haga por mandato de Jesucristo.

b) Efectos del rito (v 15)

"La oración de la fe". Es la oración de los presbíteros, que deben orar con fe. No se
excluye que esta fe designe también la fe de la Iglesia (cf. Rm 10,8), en cuyo caso, se
reforzaría el sentido de oración litúrgicosacramental. Supone la fe del enfermo.

"Salvará". El significado de esta palabra parece referirse en primer plano a la sanación


corporal, que puede también alcanzar un sentido de sanación o salvación en general; el
autor se refiere a la salvación en general (mentalidad hebrea). En todo caso, siempre
habrá un efecto espiritual, que será la causa del posible efecto físico.

"Lo levantará" o "hará que se levante". Susceptible de ambos sentidos, espiritual y


corporal. Algunos han atribuido el efecto de la salud o conforto físico a la expresión
"la oración salvará" y el conforto espiritual a "el Señor lo levantará", pero se trata de
un simple paralelismo semítico. En el primer caso se trata de la causa instrumental de
la acción y en el segundo, de la causa principal.

"Y si hubiese cometido pecados". Es una condicional, se refiere a los casos fuera de la
norma común. St reserva la palabra "hamartía" para "el pecado que engendra la
muerte" (1,15).
Aunque se entiende que se perdonan también los pecados leves, no se puede afirmar
este rito como el medio normal para el perdón de los pecados.

El tenor de las palabras es completamente general, pero se hace mención a la


enfermedad ya sea por causa del pecado o sin ella. Se refleja sin embargo la convic-
ción judía y cristiana de que, en sentido general, el pecado es la raíz de todos los
males, de la cual debemos ser liberados.

La curación del v.16 como efecto de la oración mutua, puede entenderse también en
sentido físico o espiritual, pero aquí parece más claro el espiritual.
294

e. Indole sacramental de la unción de Santiago

Para la eficacia del rito deben estar presentes la oración y la unción, que se ha de hacer
"en el nombre del Señor". Esto implica una actitud de fe y oración.

Es de la "forma" del sacramento, de las palabras, de donde viene la eficacia, y deben


ser dichas en la fe de la Iglesia.

El rito se presenta como remedio actual para una situación actual. Santiago presenta en
el rito los caracteres de un verdadero sacramento: signo sensible que da la gracia,
instituido por Cristo. Es un rito sensible y simbólico, donde un gesto de sanación o
fortalecimiento corporal significa confortación y sanación espiritual.

La confortación espiritual queda determinada en su sentido por la oración deprecativa.


Existe una semejanza o proporción entre el rito externo y el efecto interno. Aunque la
santificación tiene efectos integrales, sin embargo se resalta la santificación interior.

La expresión "en el nombre del Señor" "por orden del Señor" es un indicio de la
institución por parte de Cristo. Al decir "con su poder", hace alusión a una
intervención de Cristo, en la que no actuaría si no correspondiera a su voluntad.

II. SACRAMENTALIDAD Y ESTRUCTURA SIMBOLICA DE


LA UNCION
1. En el Concilio de Trento

Trata de la Unción de los enfermos en la misma sesión que de la Penitencia y a


continuación de ésta. La Extremaunción es presentada como la "consumación" de la
penitencia, y como un auxilio contra los ataques del enemigo a la hora de la muerte.

Afirma además que la Unción de los enfermos es uno de los siete sacramentos de la
Iglesia; que fue instituido por Cristo (no dice cómo o cuándo); que fue insinuado en el
Evangelio de San Marcos (6,13) y promulgado por Santiago (5,1415).

Su efecto es la gracia del Espíritu Santo, la cual: quita los pecados y sus reliquias;
alivia y fortifica al enfermo, suscita la confianza en la misericordia divina, que lo
conforta de modo que soporta más fácilmente los pesos y los dolores de la enfermedad
y resiste más fácilmente a las tentaciones de Satanás, y puede conseguir la salud cor-
poral (cf. DS 1696; Dz 909).

Se debe dar principalmente a los que se prevé que están a punto de morir (pero no sólo
a estos).
295
Respecto de la institución, no se nos dice dónde, cómo o cuándo haya tenido lugar, por
parte de Cristo. Igualmente, la promulgación por parte de Santiago no ha de tomarse
en sentido jurídico, sino en el sentido de "dar a conocer" con autoridad e insistencia,
aquello que ya estaba establecido por el Señor.

2. El Concilio Vaticano II y documentos recientes

La Constitución Sacrosantum Concilium (n. 73), declara que el tiempo oportuno para
recibirla empieza cuando el fiel, por enfermedad o por vejez, comienza a estar ya en
peligro de muerte". En el n. 74, ordena establecer un nuevo ritual, en el que se
administre la Unción de los enfermos después de la confesión y antes del viático.

Recalca el Concilio, que el último sacramento no es sino la Eucaristía misma


administrada como viático. La Eucaristía es prenda de vida eterna, de ahí que la Iglesia
obligue al enfermo en peligro de muerte a recibir el viático, cosa que no hace en la
misma medida con la Unción de los enfermos.

La Lumen Gentium n. 11, profundiza en la naturaleza sacramental de la Unción de los


enfermos como participación al misterio pascual de Cristo, donde el enfermo ejercita,
en unión con Cristo, su sacerdocio universal o común.

La Unción de los enfermos "es una forma suprema de participación en la ofrenda


sacerdotal de Cristo, su finalidad no es sólo el bien individual del enfermo, sino
también el crecimiento espiritual de toda la Iglesia", por ello "todos han de ver en los
enfermos la imagen del Cristo sufriente..."
(Juan Pablo II).

3. Institución por Cristo y fundamentación en su misterio salvífico

a. El hecho de la institución por parte de Cristo

En épocas anteriores, por influjo de la polémica antiprotestante, tal investigación


planteaba muchos interrogantes. Trento sólo afirmo que el sacramento había sido
"insinuado" en el pasaje de Mc 6,3, y "promulgado" (hecho público) por Santiago.
Aunque el pasaje de Marcos tiene semejanzas con el de Santiago, no queda claro que
Cristo mandase ejecutar la unción o si genéricamente mandase curar a los enfermos.

Hoy en día no presenta dificultad el admitir una institución genérica por parte de
Cristo. Basta que Cristo haya expresado en gestos y palabras su solicitud por los enfer-
mos y haya indicado a los apóstoles continuar con esta solicitud, que con la fuerza del
Misterio Pascual, adquiría la capacidad de sanar espiritualmente, aunque no se diera
siempre la completa sanación corporal.

En esto la Iglesia no ha obrado forzada por las circunstancias, ni por autoridad propia,
sino considerando cuál era la voluntad de Cristo y guiada por el Espíritu Santo.
296

b. Fundamentación de la sacramentalidad de la Unción de los enfermos en la


sacramentalidad primordial de Cristo y de la Iglesia

Las palabras y acciones de la vida de Cristo, los "misterios" de su vida, preparan y


anuncian la potencia de su misterio pascual, son el fundamento de lo que ahora Cristo
dispensa en los sacramentos mediante su Iglesia, sacramento universal de salvación.

Jesucristo, durante su vida terrena no dejó de ocuparse de los enfermos, por los cuales
mostraba una especial solicitud, y con los cuales se identificaba.

La enfermedad, que era considerada en general, consecuencia del pecado, en la acción


de Cristo la curación de la enfermedad pudiera ser signo de la curación del pecado.

La condición de Cristo en la Cruz hace que toda enfermedad se pueda vivir unida a sus
sufrimientos por la fuerza del Espíritu Santo, y que se convierta en ocasión de
salvación para el enfermo y para los demás. Esta identificación con Cristo paciente por
la fuerza del Espíritu, produce la perfecta sanación del alma y una como pregustación
de la resurrección corporal, que se traduce en fortaleza frente a las molestias de la
enfermedad y en la posible curación.

Esta identificación entre Cristo paciente y el fiel cristiano se realiza en la Iglesia, cuya
misión sacerdotal es actualizar los gestos salvíficos de Cristo, en la vida de los fieles.
Así como las curaciones de Cristo en vida eran signo profético de su misterio pascual,
el sacramento de la Unción de los Enfermos es memorial de este misterio en la vida
del enfermo.

El fiel cristiano enfermo, aceptando su papel de miembro doliente del Cuerpo Místico
de Cristo, contribuye al bien de todo el Cuerpo. Cristo se hace solidario con el enfermo
a través de la solidaridad que la Iglesia, depositaria de su misión salvífica, muestra al
enfermo. Al mismo tiempo, a través de su identificación con el enfermo, Cristo
derrama de modo especial su gracia en la Iglesia.

De esta manera se realiza sacramentalmente, en el Cuerpo Místico de Cristo, el


misterio pascual en el cual el Hijo, se ofrece al Padre en la unidad del Espíritu Santo, y
el Padre concede al Hijo la resurrección y la facultad de derramar el Espíritu Santo
sobre todos aquellos que, enfermos y pecadores, quieran asimilarse a Él en su
sacrificio.

4. Constitutivos del sacramento

a. El rito (signum tantum)

1) La Materia

a) Remota
297

Es el aceite, ordinariamente de oliva. El nuevo Ritual prevé que en caso de faltar éste,
se use aceite vegetal. El aceite debe ser bendecido o consagrado. Ordinariamente, esto
lo hace el Obispo, en la Misa Crismal del Jueves Santo. También puede bendecir el
aceite el presbítero equiparado por el derecho al Obispo, o en caso de necesidad, cual-
quier presbítero.

b) Próxima

Es la unción, que debe hacerse en la frente y en las manos. En caso de necesidad, sólo
en la frente o si tampoco ahí se puede, en otra parte conveniente del cuerpo.

2) La Forma

Son las palabras que deben pronunciarse al mismo tiempo que se hace la unción: "Por
esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del
Espíritu Santo, para que libre de tus pecados te conceda la salvación y te conforte en tu
enfermedad. Amén".

En esta fórmula se expresa claramente la gracia y la finalidad del sacramento. A la


fórmula sigue una oración de intercesión por el enfermo, que puede adaptarse a sus
circunstancias personales.

3) Celebración litúrgica

El nuevo Ritual prevé diversos tipos de celebración de la Unción de los enfermos:


dentro o fuera de la Misa, con participación de uno o varios enfermos, con
participación de uno o varios ministros, que se pueden adaptar a cada caso. También
hay varias oraciones por los enfermos adaptadas a cada caso: enfermo grave, anciano,
moribundo. La Unción de los enfermos tiene siempre la categoría de celebración
litúrgica y comunitaria, como todo sacramento.

Un rito normal fuera de la Misa comprende: ritos iniciales (saludo, aspersión con agua
bendita, monición del sacerdote); acto penitencial (que puede ser el general como en la
Misa, o la confesión sacramental, del enfermo); liturgia de la Palabra (con una o varias
lecturas, letanía o preces sobre el enfermo con imposición de manos); liturgia del
sacramento (bendición del aceite, si es necesario, unción en la frente y en las manos
con la fórmula del sacramento, oración por el enfermo); conclusión (Padrenuestro y
bendición especial).

El orden normal de los últimos auxilios es: Confesión, Unción y Viático. En caso de
cercanía inminente de la muerte, y habiéndose confesado el enfermo, aunque sólo sea
genéricamente, se debe dar antes el Viático que la Unción, pues es la Eucaristía el
sacramento que consuma la unión con Cristo.

5. Efectos y finalidad
298

a. Efecto y finalidad eclesial (res et sacramentum)

"La finalidad del sacramento no es sólo el bien individual del enfermo, sino también el
crecimiento espiritual de toda la Iglesia"(Juan Pablo II). El sujeto de la Unción de los
enfermos recibe "una gracia eclesial" al unirse espontáneamente a la Pasión y muerte
de Cristo, para el bien de todo el cuerpo (Catesismo 1522).

Es la especial configuración del enfermo con Cristo doliente, en cuanto miembro


doliente del Cuerpo de Cristo, lo cual lo pone en una especial relación con Cristo
como cabeza del Cuerpo y con el resto de los miembros del cuerpo. Cristo, por medio
del enfermo, se hace especialmente presente a la Iglesia, y por medio de la Iglesia, en
el enfermo.

El enfermo queda en cierto modo consagrado para esta misión. Su unción con el aceite
además de significar curación, significa la infusión consagradora del Espíritu Santo.
Esta configuración podría llamarse cuasicarácter, pues "marca" al enfermo mientras
dura su enfermedad.

b. Efecto y finalidad personal (res tantum)

El Espíritu Santo al descender sobre el enfermo, hace fecunda su enfermedad en


gracias de salud espiritual para él y para la Iglesia, las cuales tienen una repercusión
física que puede desembocar en la salud completa si conviene.

La sanación integral es lo que podría llamarse la gracia sacramental propia de la


Unción de los Enfermos que comprende según Trento:

La remoción de los pecados y sus reliquias. Si lo exige la salud del alma, la salud
corporal. El alivio y fortalecimiento del enfermo, excitando en él una gran confianza
en la misericordia divina que lo conforta de modo que soporta más fácilmente los
pesos y los dolores de la enfermedad y resiste más fácilmente a las tentaciones de
Satanás.

La gracia primera, don de Espíritu Santo, de este sacramento es una gracia de


consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de
enfermedad, que además puede transformarse en efecto de salud corporal.

En cuanto a la preparación a bien morir, la Unción de los enfermos viene a completar


las unciones que marcan la vida cristiana, y no fortalece en los últimos combates; debe
acompañarse de la Penitencia y de la Eucaristía a modo de viático.

III. MINISTRO Y SUJETO DE LA UNCION DE LOS


ENFERMOS
299
1. El ministro

Ministros ordinarios son los obispos, párrocos, capellanes, superiores de comunidad.


Extraordinario, cualquier sacerdote, por delegación o en caso de necesidad, sin ella (cf
CIC 1003).

El nuevo Ritual prevé que la Unción pueda ser concelebrada; en este caso, todos los
concelebrantes pueden imponer las manos, pero uno sólo debe hacer las unciones y
decir la fórmula.

La comunidad de los fieles, por su parte, como en toda celebración litúrgica, está
llamada a participar en la celebración, en la medida que las circunstancias lo permitan,
y en modo especial a rodear al enfermo de sus cuidados y del apoyo de sus oraciones
(cf. Catecismo 1516).

2. El sujeto

El fiel, que, llegado al uso de razón, comienza a estar en peligro de muerte por
enfermedad o vejez. Basta con el comienzo del peligro de muerte, no es necesaria la
inminencia. En caso de duda acerca de si el sujeto cumple las condiciones, se le debe
dar el sacramento de todos modos. El estado grave del organismo debe estar presente
en el momento de administrar el sacramento; no se puede dar a un sano o levemente
enfermo que corra riesgo de enfermar o de sufrir un accidente.

Se puede repetir cuantas veces se caiga en grave enfermedad. Dentro de la misma


enfermedad se puede repetir todas las veces en que se experimente un empeoramiento
de la situación, o si se ha de sufrir una operación arriesgada (cf. Catecismo 1514). En
caso de presunta muerte conviene darla "sub conditione" (diciendo: "si estás vivo...")
siempre que no haya clara evidencia de la muerte.

El enfermo debe mostrar su intención de recibir la Unción, pidiéndola o dando su


consentimiento si se le ofrece. Si ya está imposibilitado el ministro debe indagar
preguntando a los familiares, en caso de duda se le debe dar de todos modos.

El enfermo debe encontrarse en gracia, por bautismo, por previa confesión, o por acto
de contrición perfecta. Sólo en caso de que el enfermo esté imposibilitado para
confesarse o para hacer un acto de contrición perfecta, la Unción podría perdonar los
pecados mortales, supuesta previa atrición. Esto el ministro lo puede suponer en caso
de duda. La Iglesia sólo prohíbe dar la Unción a aquellos que persisten obstinadamente
en un pecado grave y manifiesto (CI 1007).
A

También podría gustarte