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1. NATURALEZA
a. Noción
Es el sacramento por el cual el cristiano enfermo recibe la gracia de Dios para la salud
sobrenatural del alma y a menudo también para la salud natural del cuerpo, mediante la
unción con óleo y la oración del sacerdote.
Argumentos de la SSEE
La primera prueba de que Cristo instituyó este sacramento está indicado en Mc 6, 13;
Sant 5, 14. En éste último pasaje se expresan todas las notas esenciales de la verdadera noción
de sacramento:
El signo exterior de la Gracia: consiste en la unción con el óleo, que es su
materia, y en la oración del presbítero sobre el enfermo, que es la forma.
El efecto interior de la Gracia, expresado en el perdón de los pecados que se
realiza por la comunicación de la Gracia. La expresión “salvación y alivio” del
enfermo no se refiere de manera exclusiva a la curación del cuerpo sino que
principalmente hace alusión a la salvación del alma de la eterna perdición y al
alivio del espíritu por la Gracia divina para superar el abatimiento y la
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desesperación. Este término (“salvación y alivio”) se puede confrontar en Sant
2, 21; 2, 14; 4, 12 y 5, 20.
La institución por Cristo: si ésta no se hallare expresada directamente por las
palabras “en Nombre del Señor”, es decir por encargo y autoridad del Señor o
invocando el Nombre del Señor, sería bien fácil probarla. Solamente Dios y
Jesucristo tienen autoridad para vincular a la realización de un rito externo la
concesión de la Gracia divina. Los apóstoles se consideran exclusivamente
como ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Cristo. (cf. 1 Cor
4, 1).
En el Medioevo, los teólogos como Hugo de San Víctor, Pedro Lombardo y san
Buenaventura, entre otros, sostuvieron la teoría de que la Unción de los enfermos había sido
instituida por los Apóstoles, queriendo decir con ello que Dios había sido su institutor
inmediato. Esta doctrina equivale a la institución mediata por Cristo. Conforme a la
declaración de Trento no está permitido seguir defendiendo esta teoría (Dz 1717).
El pasaje de Sant 5, 14 no se puede entender al modo de Calvino, quien sostenía que la
Unción de los enfermos era un sacramento de curación carismática, puesto que los carismas
de la Iglesia primitiva no iban vinculados de manera necesaria y regular al oficio de los
presbíteros (1 Cor 12, 9. 30). Además el efecto de la unción y la oración no es tanto la salud
del cuerpo como la del alma. (DZ 1717)
Argumentos de la Tradición
No son muchos los escritos que hacen referencia a la Unción de los enfermos.
Orígenes, refiriéndose a Sant 5, 14 habla del perdón de los pecados pero parece que no
lo distingue clara y nítidamente del que se efectúa por medio del sacramento de la Penitencia.
San Hipólito de Roma, en su Traditio Apostolica, incluye una breve oración para la
consagración del óleo en la cual se pide “por la confortación de todos los que lo gusten y por
la salud de todos los que lo utilizan”. Por los efectos que se atribuían a la aplicación del óleo
vemos que se usaba de manera eminente, aunque no exclusiva, para ungir a los enfermos.
Serapión de Thmuis nos trae una rica oración consecratoria, en la cual se refiere que
los efectos de la Unción de los enfermos son para liberar de la enfermedad y debilidad
corporal, expulsando los malos espíritus, conferir la Gracia y el perdón de los pecados.
Inocencio I, en una carta (Dz 216), da testimonio que el pasaje de Sant hace alusión a
que el óleo de los enfermos debe ser preparado, es decir, bendecido por el Obispo; que la
unción no sólo puede realizarla el sacerdote sino también el Obispo; y que dicha unción es
una sacramento.
San Cesáreo de Arles exhorta a sus fieles que en caso de enfermedad no acudan a los
adivinos y encantadores para buscar saludo con sus recursos mágicos, sino que acudan a la
Iglesia para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y que los sacerdotes los unjan con óleo
sagrado, ya que en Sant 5, 14 afirma que conseguirán la salud del cuerpo y la remisión de los
pecados.
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Beda, el Venerable, y algunos autores de la época del Imperio Carolingio, dan
testimonio de que era el sacerdote quien administraba la Unción de los enfermos.
La Iglesia Ortodoxa griega y las sectas separadas de la Iglesia Católica desde el siglo
V, reconocen y usan el sacramento de la Unción de los enfermos, exceptuando los nestorianos
y armenios que antiguamente lo reconocían como tal.