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a.

Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo: en los capítulos 1
y 2, Jeremías escribió principalmente como si Jerusalén fuese personificada. Aquí
comienza a escribir como la voz de alguien que sufre individualmente. Sí, este era
Jeremías, pero ciertamente no era solo él. Él y muchos otros habían visto la aflicción, y
sabían que venía como la disciplina de Dios (el látigo de su enojo).
b. b. Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano: Jeremías no se quedó en este
lugar oscuro y desesperado, pero aun asi no negaría estar allí. Muchas veces, a través de
la aflicción, sintió que Dios era su adversario, no su amigo.
c. c. Me cercó por todos lados: así como Jerusalén fue asediada literalmente, Jeremías (y
un sinnúmero de otros) se sintieron cercados de amargura y aflicción y lentamente
estrangulados por Dios.
d. d. Cerró los oídos a mi oración: Cuando las cosas están bien en nuestra relación con
Dios, Él es nuestro refugio y defensa en la aflicción. En las profundidades de su aflicción
esta no era la experiencia que vivía Jeremías y el pueblo de Judá.
Estaban rodeados, cercadosy bloqueados
(1-9) El hombre afligido por el Señor.

(10-18) Dios es un adversario en muchos sentidos.


i. Entesó su arco: “Esta figura muestra el poder del brazo del arquero, que transfiguró al poeta
con flechas.” (Ellison)
ii. Mis dientes quebró con cascajo: “Qué figura para expresar disgusto, dolor y la consiguiente
incapacidad de tomar alimentos para sostener la vida; un hombre, en lugar de pan, se ve
obligado a comer pequeñas piedras hasta que todos sus dientes se rompen en pedazos
tratando de molerlos. Apenas se puede leer esta descripción sin sentir el dolor de muelas.”
(Clarke)
iii. Con cascajo: “Podría argumentarse que se refiere al tipo de pan hecho con la basura del
piso del granero que Jeremías debe haber recibido hacia el final del sitio.” (Ellison)
iv. Hizo entrar en mis entrañas: Literalmente, riñones. “En los aranceles de sacrificio del
Pentateuco, los riñones de los animales eran considerados uno de los órganos de la vida, esto
también se aplicaba a los riñones humanos. Además, los atributos emocionales de la alegría
(Proverbios 23:16) y la tristeza (Job 19:27, Salmo 73:21) se les acreditaron.” (Harrison)
b. Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová: No es de extrañar que Jeremías y
Jerusalén pudieran decir esto. Con Dios como adversario, ¿qué fuerza hay? ¿Qué esperanza
hay de paz o prosperidad?

(19-20) El alma que se hunde.

(21-23) Nuevas misericordias de un Dios fiel.

Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré: tal vez por primera vez en este libro, la
esperanza aparece. Habiéndose hundido en lo más profundo de su alma (Lamentaciones
3:20), Jeremías ahora recordaba algo que comenzó con la esperanza en su interi

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos: esta fue una de las cosas que
Jeremías recordó. Recordó que, sin importar los derrotados que estaban los habitantes de
Jerusalén y Judá, aún no habían sido completamente consumidos. Todavía quedaba un
remanente, y un remanente con una promesa de restauración. Dondequiera que Dios deja
vida, Él deja esperanza.

e. Grande es Tu fidelidad: Todo esto hizo que Jeremías considerara la gran fidelidad de Dios;
que nunca falla al enviar sus misericordias y compasiones. Incluso en su catástrofe, Dios fue
fiel. Él fielmente anunció Sus juicios y los realizó, y Dios también demostraría ser tan fiel en
Su restauración prometida.

(24-26) La bondad de Dios para el alma que busca.

a. Mi porción es Jehová: como en el Salmo 119: 57, Jeremías encontró la clave de la


satisfacción: encontrar su porción en el Señor. Cualquier medida que él debía recibir,
cualquier herencia, cualquier futuro, todo se encontraría en Yahweh.
b. b. En él esperaré: Dios no podría ser realmente su esperanza hasta que en Él encontrara
porción por primera vez. Este fue el camino de esperanza para él.

(27-29) Esperanza para el alma silenciosa.

Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud: hay temporadas de adversidad, y


algunas veces es mejor tener esas estaciones cuando uno es joven. Si Dios nos disciplina
cuando somos jóvenes, es para entrenarnos para un futuro fructífero.

Que se siente solo y calle: ante la adversidad, es mejor no intentar resolver todo de


inmediato. Estos son buenos momentos para la reflexión (sentarse solo) y escuchar en lugar
de hablar. En esta paciente búsqueda de Dios, hay razones para la esperanza.

(30-36) La bondad de Dios incluso en su justicia.

 Dé la mejilla al que le hiere: Jeremías dijo esto en el contexto del sufrimiento que soporta
pacientemente (Lamentaciones 3: 27-29). Su sensación es que deberían recibir
pacientemente el sufrimiento y el reproche que Dios les había asignado.

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