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“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

Facultad de Derecho

Carrera de Derecho

SIMULACIÓN DEL ACTO JURÍDICO


Docente:
Hayme Olivia Siancas Blas

Trabajo de Teoría General del Acto Jurídico presentado por los alumnos:

- BARRETO TAIPE, Ailin Xiomara U21212916


- SEGURA GARCIA, Sergio Manuel U20213510
- ROMERO ROJAS, Hans U20245005
- DAMACIO MONTALGO, Sheyla Rocio U20249452

Lima, 16 de mayo de 2022


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ÍNDICE

PORTADA………………………………………………………………………………

ÍNDICE……………………………………………………………………………………

DEDICATORIA………………………………………………………………………….

INTRODUCCIÓN...………………………………………………………………………

1. CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO………………………………………………………

1.1 LA SIMULACIÓN………………………………………………………………
1.2 NATURALEZA JURÍDICA DE LA SIMULACIÓN…………………………..

1.3MANIFESTACIÓN DE VOLUNTAD………………………………………..

1.3.1Definición……………………………………………………………

1.4 NEGOCIO JURÍDICO………………………………………………………


1.4.1 Definición……………………………………………………………
2. CAPÍTULO II SIMULACIÓN DEL ACTO JURÍDICO………………………………
2.1 DEFINICIÓN…………………………………………...…………………….
2.2 SIMULADO Y DISIMULADO……………………………………………………
2.3 LA SIMULACIÓN EN LA HISTORIA DE NUESTRO ORDENAMIENTO
JURÍDICO………………………………………………………………………….
2.4 CLASIFICACIÓN…………………………………………………………….
2.4.1 Relativa……………………………………………………………...
2.4.1.1 Simulación de persona…………………………………….
2.4.1.2 Simulación licita e ilícita………………………………….
2.4.1.3 Simulación total y parcial………………………………….
2.4.2 Absoluta…………………………………………………………….
2.5 ACCIÓN DE NULIDAD DE ACTO SIMULADO………………..............
2.6 INOPONIBILIDAD DE LA SIMULACIÓN………………………………

CONCLUSIONES……………………………………………………………………….

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………...…
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Dedicamos el presente trabajo a nuestros padres porque gracias a ellos somo personas con
valores y son nuestro soporte día a día. Y a nuestra profesora por compartir sus conocimientos
y formar profesionales con conciencia crítica y con ética.
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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo esbozaremos la simulación del acto jurídico. Para abordar este tema se

iniciará mencionando el concepto de simulación que reside en el acuerdo de dos o más

personas para representar jurídicamente un negocio. Asimismo, la simulación viene a ser la

declaración que se efectúa en un acto jurídico con un contenido de voluntad no real, emitida

consiente y deliberadamente entre las partes. Es decir, que en la simulación los contratantes

deliberadamente celebran un contrato que no han querido celebrar, que no tiene nada de real

(simulación absoluta) o celebran un acto que difiere en alguno de sus elementos el acto

ostensible o aparente simulación relativa que es el que conocen los terceros.

Como se menciona en líneas anteriores la simulación es un caso de discordancia entre la

voluntad declarada y la voluntad interna, perpetrada de común acuerdo entre las partes

contratantes a través del acuerdo simulatorio con el fin de engañar a terceros. Entre los

elementos de la simulación tenemos: en primer lugar, la intención de engañar que es el

objetivo o justificación de negocio. lo cual evidencia la divergencia entre lo querido y lo

declarado de manera consciente. En segundo lugar, se encuentra el acuerdo simulatorio que

se alinea la manifestación de voluntad de las partes a declarar una voluntad distinta a la

realmente pretendida.

Existen diferencias entre la simulación absoluta y relativa. En el caso de la primera, las

personas se proponen producir la apariencia del acto que no quieren realmente, el acto es

ficticio, no existe e ilusorio y se tiene solo una apariencia ya que no existe un negocio real ni

la voluntad de serlo. En el caso del segundo, las partes realizan un acto real, no obstante

distinto de aquel que aparece exteriormente, el acto está oculto y si existe la intención real de
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negocio y de hecho el negocio jurídico existe, pero esconde parte de esa realidad o pretende

una distinta o negocio distinto. A su vez, la naturaleza jurídica de la simulación considera a la

simulación como un vicio de voluntad, junto al error, a la fuerza.

Asimismo, debemos indicar que la sanción de nulidad como consecuencia jurídica y castigo

contra el acto simulado no es una condena contra algo indebido sino la precisa consecuencia

de lo querido por las partes la ineficacia del acto aparente.

En suma, podemos expresar que la simulación del acto jurídico trata en el acuerdo de dos o

más personas para fingir jurídicamente antes los demás la existencia de un negocio, o algunos

elementos de este con el fin de crear ante los terceros el aspecto de cierto acto jurídico

elegido por las partes y sus efectos de ley en deliberada contrariedad con la voluntad real de

las partes. Para mayor compresión en los siguientes párrafos se detallarán lo que interviene en

la naturaleza de simulación del acto jurídico. 

 
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CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO

1.1 LA SIMULACIÓN

De acuerdo con Acosta (2010) El fenómeno simulatorio trata en el acuerdo de dos o más

personas para fingir jurídicamente un negocio con el fin de crear ante terceros la apariencia

de cierto acto jurídico. Dado a que los contratantes no siempre disimulan del mismo modo,

existen dos especies de simulación la absoluta y la relativa.

En la primera, es decir en la absoluta se produce cuando las partes buscan el propósito

fundamental de crear frente a terceros la apariencia de cierto acto jurídico y los efectos

propios del mismo, obran bajo el recíproco entendimiento de que no quieren el acto que

aparecen celebrando, ni, desde luego, sus efectos, dándolo por inexistente. La declaración

oculta tiene aquí, pues, el cometido de contradecir frontalmente y de manera total la pública,

y a eso se reducen su contenido y su función.

En el segundo, en cambio, de la voluntad que declararon algo es verdad, y de ahí que,

descubierto el engaño, se halla que si bien las partes no quisieron el convenio aparente en la

forma en que aparece, sí son reales algunos de sus efectos.

Una clase de simulación relativa, la más intrincada en la doctrina, es la interposición de

persona, en la cual en el negocio figura un sujeto distinto del interesado, un titular fingido o

testaferro. Sin embargo, hasta hoy existe confusión en ésta debido a una extensión errónea del

término testaferro, puesto que los juristas e intérpretes han asimilado al contratante que

interviene en el negocio jurídico de modo aparente, por un lado, con el mandatario que obra

en nombre propio y se vuelve titular nominal de los derechos adquiridos, por el otro; cuando

la realidad es que el segundo se convierte jurídicamente en verdadero titular de los derechos

resultantes del contrato (Ferrara, 1960).


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2.1.2 NATURALEZA JURIDICA DE LA SIMULACIÓN

DOCTRINA QUE CONSIDERA A LA SIMULACION COMO UN CASO DE

DIVERGENCIA ENTRE LA VOLUTAD Y SU DECLARACIÓN:

Esta corriente ha sido sostenida por la doctrina tradicional que considera a la simulación

como un caso de divergencia entre la voluntad y su declaración, por considerar que los sis

mulantes hacen una declaración de voluntad que no coincide con su real querer interno.

Existe una diversidad de juristas que hasta la actualidad se inclinan por esta doctrina así al

referir a la simulación expresa que hay simulación de negocio cuando, de común acuerdo, las

partes entre sí o, si aquél es unilateral, de acuerdo al declarante con el destinatario emiten una

declaración (o declaraciones) no coincidente con la voluntad interna, con el fin de engañar a

terceros.

En nuestro medio uno de los defensores de la teoría clásica es Vidal, al referir que lo más

característico de la simulación es la divergencia intencional entre la voluntad interna y la

voluntad manifestada, y que lo interno, que es lo querido, y lo externo que los manifestado,

están en oposición consiente, pues las partes no quieren el negocio, sino quieren solamente

aparentarlo y, por eso, emiten una declaración disconforme con su voluntad, que

predetermina la nulidad del acto y, al mismo tiempo, sirve para provocar la ilusión falaz de su

existencia.

Las críticas que se le hace está teoría es que no existe divergencia entre la voluntad interna y

la voluntad declarada, ya que si las partes han querido el acto aparente no se puede afirmar

que han declarado algo distinto de su querer interno. Mencionado por Torres, expresa que

ninguna de las partes manifiesta una voluntad disconforme con su interno querer, sino que

entre ambas están de acuerdo en dar apariencia de veracidad a una voluntad diversa de la real:

de una parte, aparentan quiere algo, y de la otra, no querer nada o querer algo diferente. Así
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en la simulación no hay disconformidad entre la voluntad y la declaración, lo que hay es un

querer aparente y un querer real, el cual puede consistir en no querer nada o querer algo

distinto. La declaración del querer aparente es comunicada a los terceros y la declaración del

querer real se mantiene en secreto, pero ambas declaraciones, la aparente y la real,

corresponde al interno querer de las partes. Los otorgantes de un acto simulado no

manifiestan una voluntad distinta a su interno querer, sino, por el contrario, expresan su deseo

común de realizar un acto ficticio, de mentira, para engañar a terceros, ya porque con la

apariencia no esconden nada que sea real (simulación absoluta), ya porque quieren esconder

la verdadera naturaleza, o el objeto, o el fin del acto que ocultan bajo la apariencia

(simulación relativa).

DOCTRINA QUE CONSIDERA QUE EN LA SIMULACIÓN HAY DIVERGENCIA

ENTRE LA DECLARACION Y CONTRADECLARACION:

La simulación ofrece el espectáculo de que las partes emiten una declaración una

contradeclaración dentro del mismo negocio, de suerte que ambas se neutralizan

recíprocamente. No debe creerse que existan dos negocios que se excluyen sucesivamente.

En el elemento de la declaración está contenida también la contradeclaración, aunque se fije

posteriormente por escrito y la una se neutraliza por la otra; de modo que el negocio en

conjunto conduce a un efecto nulo, puesto que va al resultado dinámico que se deriva de la

totalidad de las declaraciones que comprende.

Según esta teoría los simulantes hacen dos declaraciones de voluntad: la declaración interna,

denominada contradeclaración destinada a permanecer secreta y la declaración externa que

aparece frente a terceros.


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DOCTRINA QUE CONSIDERA QUE LA SIMULACION ES UN MERO DISFRAZ

DE LA VOLUNTAD DE LAS PARTES:

Esta teoría considera que por la simulación las partes adoptan un lenguaje convencional

atribuyendo a la declaración un significado atípico, pero que entre ellas tiene valor solamente

el acto real., mencionado por Morales nos dice que la declaración simuladora es querida y no

sólo para ocultar o engañar; se quiere crear una apariencia y otra un determinado. El dato

necesario y suficiente que identifica la simulación es sobre todo la apariencia intencional de

un negocio que por acuerdo de las partes no se corresponde en todo o en parte de su real

relación.

DOCTRINA QUE CONSIDERA AL ACTO SIMULADO COMO UNA

DIVERGENCIA ENTRE LA DECLARACION Y LA CAUSA

El negocio jurídico simulado no puede tener obtener tutela del ordenamiento por la falta de

causa y por eso es considerado nulo. El acuerdo simulatorio priva al contrato simulado de su

causa, en la medida en que manifiesta la voluntad de las partes en dar vida solo a una

apariencia. Morales, nos dice: "de esta manera, por faltar la causa, el negocio o contrato

ostensible estará viciado de nulidad.

La crítica apariencia de acto jurídico así porque sí, específico. Con el acto simulado, las

intención de que sea inoperante entre ellas, o sea partes crean una regulación de intereses con

la propósito de obtener algún resultado que se le hace a esta teoría, es que nadie crea una sin

perseguir alguna finalidad, sino que lo hace en él una específica función utilizando de modo

ficticio una figura jurídica que tiene económica-social, persiguiendo un fin práctico diverso.

El fin negocial que aparece exteriormente, con el cual quieren dar a entender que desean los
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efectos típicos de la figura jurídica que ex profesamente han escogido, es designado como

simulado y como disimulado en fin realmente perseguido. Este fin real que queda sin

expresión sensible frente a los terceros, puede consistir en que las partes no quieren ningún

resultado específico o desean esconder un resultado diferente.

DOCTRINA QUE CONSIDERA A LA SIMULACION COMO UN ACUERDO

COMPLEJO ÚNICO:

Esta teoría considera que en la simulación concurren dos negocios: el uno aparente y el otro

real, en posición de antagonismo, por cuanto es una perspectiva que se coloca en contra de la

realidad de las cosas y de la unidad de la compleja determinación negocial de los estipulantes.

Entendido así la simulación es un caso de anomalía de la autonomía de la voluntad privada,

por el cual los particulares crean un acto complejo que contiene una doble regulación de los

intereses en juego: una regulación valedera para los terceros, y otra regulación operativa

solamente entre las partes. Un acuerdo unitario en el cual no existe antinomia entre sus

diversas disposiciones, las mismas que son ciertas en su correspondiente ámbito de acción: el

ámbito relativo a las relaciones entre las partes y los terceros y el concerniente a las

relaciones internas ente las partes. Autonomía de la voluntad privada asume la función

específica de crear un doble reglamento de relaciones, uno que rige entre los estipulantes y

otro respecto a los terceros, función que está reconocida por el ordenamiento jurídico, en

cuanto atribuye relevancia al acuerdo simulatorio como tal, con prescindencia de la finalidad

que los contratantes persiguen en concreto

2.1.3 EFECTOS DEL ACTO JURIDICO SIMULADO:


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Cuando el acto jurídico simulado es lícito puede generar plenos efectos frente a terceros, mas

no así entre las partes. La simulación que tiene como fin engañar a los terceros o es contrario

a las normas imperativas, al orden público o a las buenas costumbres es reprobado por el

derecho, por tanto, su eficacia se verá

oponible.

EFECTOS DE LA SIMULACION ABSOLUTA ENTRE LAS PARTES:

Si el acto jurídico ha sido simulado con simulación absoluta, en la que existe sólo un acto

aparente, irreal, que carece de contenido, pues la voluntad de las partes quedó contenida

únicamente en el acuerdo simulatorio convenido precisamente para no producir un acto

verdadero, el acto jurídico así simulado no produce eficacia alguna, así también se ha

pronunciado la jurisprudencia al establecer que la simulación absoluta tiene como efecto que

el acto sea inválido y no se admite su convalidación o confirmación. La simulación relativa es

un acto anulable que puede ser confirmado.

El acto simulado es un negocio ficticio querido y realizado por las partes para engañar a

terceros, pero no para que produzca efectos entre ellas. Los otorgantes quieren la declaración,

pero su contenido, por lo que no pueden exigir su cumplimiento. Es decir, el acto simulado

no produce ningún efecto entre las partes, por la razón de que no es efectivamente sino sólo

fingidamente querido. Este es el fundamento de la nulidad Inter partes del acto jurídico que

adolece de simulación absoluta. Por ello discrepamos al referir que la simulación absoluta

requiere necesariamente de un pronunciamiento jurisdiccional, mediante una sentencia.

Debemos tener en cuenta que el acto nulo es desde su génesis; además, que el juzgador puede

declarar de oficio desconformidad con el artículo 220 del Código Civil, sin necesidad de

interponer la acción de nulidad.


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La carencia de efectos entre las partes del acto simulado es independientemente de su licitud

o ilicitud. Un acto ficticio, desprovisto de contenido, aun cuando sea lícito, no puede producir

efectos para los otorgantes, porque tal fue su común intención al otorgarlo. Con mayor razón

si el acto simulado es ilícito, no produce los efectos entre las partes, ni para nadie. Si la

simulación es lícita sólo podrá ser invocada por las partes, los terceros quedan desprovistos

de la acción por no tener legitimidad para obrar.

EFECTOS DE LA SIMULACION RELATIVA ENTRE LAS PARTES:

Este negocio simulado tendrá efectos entre las partes, siempre que concurran los requisitos de

validez y no perjudique el derecho del tercero. Así, el negocio

jurídico disimulado (oculto y real) vincula efectivamente a las partes siempre y cuando

concurran sus requisitos de validez. Además, el negocio jurídico disimulado no

debe afectar el derecho del tercero. Aquí se tutela el interés de los terceros en hacer

prevalecer la realidad (negocio disimulado) sobre la apariencia (negocio simulado). Es

irrelevante si el negocio simulado (aparente y fingido) no reúne los requisitos de validez.

Las mencionadas reglas sobre los efectos de la simulación relativa entre las partes están

inspiradas en el principio de respeto de la voluntad negocial: en su carácter disimulado es

eficacia porque las partes lo han deseado efectivamente como un acto que surtirá efectos que

le son propios; en cambio, en su carácter simulado es ineficaz, adolece de

simulación absoluta porque los efectos le son propios a la figura usada para esconder el

carácter real del acto no son queridos por las partes.

Nuestra legislación nacional el artículo 191 del Código Civil con respecto a los efectos de la

simulación relativa nos plantea ciertas dudas, al respecto, un comentario: ¿Qué ocurre cuando

el negocio oculto, aunque tenga los requisitos de ley, vulnera una disposición legal? Así por

ejemplo, cuando el contrato disimulado sea una compraventa y de la interpretación del mismo


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se apreciases que constituye cláusula esencial la del precio aplazado con intereses usurarios, o

la cláusula de venta también esencial, que obligara al vendedor, en caso de resolución, a

pagar una cantidad superior al precio de venta. En este y otros casos en los que siendo válido

sustancialmente (tiene todos los elementos naturales y esenciales (y formalmente el contrato

oculto, se impone la

nulidad y el negocio disimulado no tendrá efecto válido entre las partes. La segunda es con

respecto a la formalidad. Supóngase el caso de un negocio sostenible, el aparente, plenamente

formal, que oculta en sí mismo a un negocio distinto que no ha sido instrumentado por

separado. Por ejemplo, la venta por escritura en la que se declara que el precio totalmente

recibido por el vendedor escondiendo así una donación. ¿Sería nula la donación porque la

misma, como tal negocio gratuito, no ha sido adecuadamente formalizada, aunque la voluntad

de donar fluya de documentos privado y la transferencia haya operado por escritura pública?

En la duda –según el autor- ha de

optarse por la solución más favorable al mantenimiento de la voluntad oculta, siempre que no

perjudique a terceros y la formalidad que garantiza la existencia de declaración y el contenido

esencial pueda encontrarse en el negocio aparente o en el acuerdo de disimulación

(contradeclaración). Hasta aquí, No es todo tan cierta la posición, imaginemos la celebración

de un contrato de compraventa realizado por un funcionario del estado con un particular,

cuando realmente lo ha donado; en estos casos la donación será nula porque no se podrá

afirmar que es válido el acto oculto.

EFECTOS DE LA SIMULACION PARCIAL ENTRE LAS PARTES:

Cuando la simulación relativa objetiva sea parcial, esto es, cuando las partes no esconden el

carácter total del negocio que realizan bajo la apariencia de otro negocio diferentes, sino

solamente ciertos aspectos mediante estipulaciones o cláusulas que hacen referencia a datos
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inexactos, tienen efectos entre ellas los datos exactos, ocultados, por ser los efectivamente

queridos, siempre que sean lícitos y no afecten los derechos de

terceros.

De otro lado en la simulación relativa subjetiva parcial por interpósita persona ficticia, el

testaferro no adquiere ni tramite derechos, sino que sirve de enlace para que el derecho pase

directamente del transmitente al efectivo titular oculto. El acuerdo simulatorio se da entre el

disponente del derecho, el testaferro y el adquirente efectivo, de modo que la simulación de

persona es siempre parcial; no es aparente todo el acto, sino solamente con relación a uno de

los sujetos. El testaferro no adquiere nada; presta una colaboración puramente material; la

relación jurídica se constituye desde el primer instante entre el transmitente y el verdadero

adquirente. El que transfiere el

derecho sólo se obliga con el interpuesto, pero en la inteligencia de obligarse hacia el tercero,

frente al cual adquiere los derechos y asume las obligaciones

resultantes del acto.

EFECTOS ENTRE SIMULANTES Y TERCEROS:

Existe el principio jurídico, es decir, que los actos jurídicos sólo producen

efectos en quienes lo concluyen; sin embargo, tal aseveración no es tan rígida, tratándose de

los actos jurídicos simulados. En ese sentido se entiende por terceros aquellos que no han

tenido participación en la celebración del acto jurídico, ni por sí ni mediante representante; y,

por consiguiente, no pueden gozar ni sufrir sus efectos. Ahora bien, en el tema de los terceros

en materia de simulación serán únicamente los que tengan un derecho bien legal, bien

contractual. Los terceros pueden ser absolutos y relativos. Es

tercero absoluto quien no tiene ninguna relación jurídica con cualquiera de las partes. Es
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tercero relativo, son aquellos ajenos a las partes del acto jurídico, pero que pueden ser

alcanzados, positiva o negativamente, por sus efectos.

Las relaciones entre simulantes y terceros se basan en el principio de la oponibilidad de la

simulación por los simulantes a los terceros de buena fe. La simulación, mientras no sea

descubierta, es irrelevante para los terceros. Por principio, el acto simulado es válido y eficaz

frente a los terceros. Si la simulación es relativa, descubierto el acto disimulado será válido

éste.

EFECTOS ENTRE LOS SIMULANTES Y TERCEROS ADQUIRENTES DEL

TITULAR APARENTE:

El artículo 191 del Código Civil consagra la confianza de los terceros sub-adquirentes de

buena fe y a título. Los terceros de buena fe son tutelados mediante la oponibilidad de las

pretensiones procesales formuladas por las partes o por los terceros perjudicados. Se tutela el

interés de los terceros de buena fe haciendo prevalecer la apariencia (negocio jurídico

simulado) sobre la realidad cuando hayan adquirido situaciones jurídicas subjetivas del titular

aparente. Así se podrá decir que el negocio simulado es eficaz respecto de los terceros de

buena fe. Aquí se tutela la confianza basada en la

apariencia y el aparente titular es considerado como titular efectivo.

La buena fe del tercero tiene que ser objetiva. La existencia de la buena fe subjetiva es

discutible actualmente en doctrina y jurisprudencia. La buena fe subjetiva (buena fe de

creencia) es definida como la ignorancia de lesionar el derecho ajeno, o la convicción

positiva de estarse comportando, proceda por un error. Esta definición es inaplicable

en sistema jurídicos que consagran los principios de la confianza y de la apariencia.


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Por el principio de la seguridad jurídica, quién ha adquirido de buena fe y a título oneroso,

derechos o garantías reales sobre los bienes que fueron objeto del acto simulado, está

plenamente protegido por el beneficio de la inoponibilidad de la simulación, aun cuando el

acto simulado hay sido declarado nulo. Nuestra legislación nacional protege el derecho del

tercero en el artículo 2014 del Código Civil, esto es, que la seguridad del tráfico sacrifique la

seguridad del derecho. Este sacrificio se produce, si una persona adquiere de otra un derecho

y sucede que el derecho del otorgante

es nulo, "el derecho común" establece que será nulo también el del derecho del adquirente,

porque nadie puede transferir más de lo que tiene y nadie puede adquirir

mayor o diverso derecho que aquel que se le trasmite. Esa solución, dada por el "el derecho

extra registral", es sacrificada, sin embargo, por la "seguridad del tráfico",

que expresa que si esa nulidad no aparece del registro, el adquirente adquiere el bien y la

nulidad del título del otorgante no lo perjudica. De lo que concluimos que la

simulación no podrá ser opuesta por las partes y terceros al tercero su adquirente que ha

obrado de buena fe.

ENTRE LOS SIMULANTES Y EL ACREEDOR DEL SIMULANTE

ENAJEANTE:

Los terceros legitimados tienen legitimidad para obrar. En efecto, negocio simulado es

ineficaz respecto de aquellos terceros cuyos derechos son perjudicados. La norma pretende

evitar el daño que se quiere producir a los terceros. Cuando el negocio simulado disminuya el

activo o aumento el pasivo del deudor, los acreedores están facultados para solicitar la

ineficacia del negocio. De la misma manera, el heredero perjudicado por un negocio

simulado concluido por su causante y el cónyuge


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perjudicado por un negocio simulado celebrado por el otro cónyuge, están legitimados para

pedir la nulidad.

EFECTOS ENTRE LOS SIMULANTES Y LOS TERCEROS ACREEDORES DEL

TITULAR APARENTE:

El acto jurídico simulado es válido y eficaz frente a los terceros acreedores del adquirente

(titular aparente). El acreedor de buena fe del simulante adquirente tiene

un interés opuesto al del acreedor del simulante. Su interés es el de hacer prevalecer la

apariencia sobre la realidad, a fin de poder satisfacer su crédito con la ejecución forzada del

bien que aparentemente ha ingresado al patrimonio de su deudor.

Los autores de la simulación no pueden oponer ésta a los terceros acreedores del titular

aparente, pero, por el contrario, los terceros acreedores del simulado pueden hacer valer la

simulación en relación a las partes cuando ella perjudica sus derechos.

EFECTOS ENTRE ACREEDORES DE AMBAS PARTES SIMULANTES:

Al existir un conflicto entre los acreedores del simulante enajenante y acreedores del

simulante adquirente (titular aparente), según el Dr. Torres se presenta las siguientes

situaciones.

a) Si ambos acreedores en conflicto son de fecha anterior a la simulación, será preferido el

creedor del enajenante por ser la víctima de la simulación; el acreedor del adquirente nada

pierde, pues, no contaba en el activo de su deudor con los bienes adquiridos después en forma

ficticia.

b) Si ambos acreedores son de fecha posterior a la simulación, será preferido el acreedor del

titular aparente que ya contó en el patrimonio de su deudor con los bienes ingresados en
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forma simulada, mientras que el acreedor del simulante enajenante no contaba ya con esos

bienes en el patrimonio de su deudor.

c) Si los acreedores del enajenante son anteriores a la simulación y los del propietario

aparente son posteriori ores, se da preferencia a las víctimas de la simulación sobre los

acreedores del propietario aparente. Esto aun cuando hayan iniciado de buena fe la ejecución

forzada, sucumbe en el conflicto con los acreedores del simulante, cuyo crédito es anterior al

acto simulado.

EFECTOS ENTRE LAS PARTES EFECTIVAS Y EL TESTAFERRO:

El testaferro es una persona que no adquiere ningún derecho, por tanto, el cualquiera de las

partes puede oponer la simulación a éste.

1.MANIFESTACIÓN DE VOLUNTAD 

Iniciaremos mencionado que la voluntad es la posibilidad consiente de producción de efectos

es decir el acto por el cual se realiza la voluntad de producir una determinada consecuencia

jurídica es en todos los casos la “manifestación” de esa voluntad, ello es una declaración de

voluntad. La manifestación de la voluntad es la exteriorización de un hecho psíquico interno

destinado a producir efectos jurídicos. Si éstos son queridos por el agente, se trata de una

declaración de voluntad. (Espinoza, J. 2008).

De acuerdo con el planteamiento del autor enrique Varsi (199) alude que la voluntad está

asociada al sujeto que realiza un acta y que en los actos jurídicos deben manifestar para no

carecer de existencia jurídica.

“La voluntad que constituye el elemento medular de los actos jurídicos,

en tanto parte de un proceso humano, se presenta en dos fases o

momentos. La fase interna es la fase volitiva pre-accional, es decir,


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aquella en que reside la voluntad del sujeto de querer realizar un

determinado acto, pero que permanece oculta en su fuero interior al no

haber sido aún manifestado. Mientras que, la fase externa es aquella

donde se exterioriza ese querer interno. En los actos jurídicos es

preciso que ambas fases se integren, porque si la voluntad interna no es

manifestada es irrelevante para el Derecho. Si la voluntad no se

exterioriza carece de existencia jurídica. Solo si la voluntad es

comunicada y conocida por otros puede producir efectos vinculantes.”

(Varsi pp 5-6)

De acuerdo con el autor (Vial 2006) el primer requisito para la existencia del acto jurídico es

la voluntad. Y para que ello produzca efectos jurídicos deben cumplir dos requisitos

copulativos el manifestarse y ser seria (que exista el propósito de producir un efecto práctico

sancionado por el derecho). Ahora, de acuerdo con el siguiente autor existen dos tipos de

manifestación de voluntad.

La primera, la manifestación de voluntad expresa Se realiza a través de

una declaración, contenida en palabras (orales o escritas) o incluso en

gestos o indicaciones. No es posible concebir una declaración sin un

destinatario. La claridad es un deber del declarante. Este principio es

acogido por el CC en las reglas de interpretación de los contratos: Art.

1566 CC. “(…) Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas

o dictadas por una de las partes, sea acreedora o deudora, se

interpretarán contra ella, siempre que la ambigüedad provenga de la

falta de una explicación que haya debido darse por ella”. En segundo

lugar, tenemos a la manifestación de voluntad tacita que se realiza a

través de un comportamiento que a diferencia de la declaración no va


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dirigido a un destinatario. Existe una conducta concluyente: conducta

de la cual a través de un proceso de deducción lógica se hace posible

extraer una conclusión inequívoca y desprender una manifestación de

voluntad implícita en indirecta. (Vial, V. 2006 pp. 9-10).

Como podemos comprender una de las características imprescindibles del acto jurídico es la

manifestación de voluntad la cual esta prestablecido y es esencia del acto jurídico puesto que,

de acuerdo con la legislación civil peruana el acto jurídico es la manifestación de voluntad

destinada a crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas de acuerdo con el (art. 140, parte

I, CC).

Además, en el Art. 141.- plasma que la manifestación de voluntad puede ser expresa o tácita.

Es expresa cuando se realiza en forma oral, escrita, a través de cualquier medio directo,

manual, mecánico, digital, electrónico, mediante la lengua de señas o algún medio alternativo

de comunicación, incluyendo el uso de ajustes razonables o de los apoyos requeridos por la

persona. Es tácita cuando la voluntad se infiere indubitablemente de una actitud o conductas

reiteradas en la historia de vida que revelan su existencia. No puede considerarse que existe

manifestación tácita cuando la ley exige declaración expresa o cuando el agente formula

reserva o declaración en contrario.

1.2 NEGOCIO JURÍDICO 

En la Doctrina en General el acto jurídico se subdivide en negocio jurídico, este es entendido

por doctrinarios europeos, en igual contenido que el acto jurídico que encontramos en la

doctrina sudamericana (y la francesa) tal es el caso del art.140 del C.C. Peruano. Por nuestra

parte preferimos el término de “negocio jurídico”, no porque en su contenido sea distinto del

acto. Sino porque el término es inequívoco, puesto que, si se habla de negocio jurídico, solo
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es admisible una significación conforme a la doctrina, en cambio sí utilizamos el nombre acto

jurídico, puede existir la duda de la amplitud que se le pretende dar, la misma que se deberá

interpretarse del contexto en que se dice.  

La terminología por los autores alemanes y adoptada por la mejor doctrina europea, permite

clasificar con mayor precisión los demás fenómenos voluntarios no negóciales. 

Por otro lado, todos los avances de la teoría del negocio jurídico son de plena aplicación a la

teoría del acto jurídico. Pues pretenden desde siempre regular un mismo fenómeno. 

La teoría del negocio jurídico encuentra ubicación en la parte general del Derecho civil por la

sencilla razón de que en la teoría negocial como en las otras de la parte general, se

encontraran las instituciones aplicables a otras más específicas en el contexto del Código

civil. Por ejemplo, si celebro un contrato de compraventa, no puede estar excluido de la

implicancia normativa de la parte general de los contratos y de la teoría del negocio jurídico;

y esto es así porque el contrato es un acto o negocio jurídico. 

En consecuencia, todos los actos jurídicos particulares como los contratos, matrimonio,

testamento, reconocimiento de hijo, etc. Deben arreglarse a la teoría general del acto jurídico,

salvo que por disposición específica de esta situación se aparte de los postulados generales.

Esta es la justificación de la teoría general de negocio, de establecer reglas que todos los

negocios deben cumplir, evitándose así inútiles repeticiones o imprecisiones en el contexto

del Código.  

Los requisitos para que el negocio exista, los sujetos que lo crean no piensan en la parte

general del Derecho civil, sino en el negocio específico o, dicho de otro modo, cuando se

celebra un arrendamiento, etc. Se sabe usualmente que es un negocio por referencias del

letrado como este las hace, pero, lo importante es que ese negocio específico debe estar

acomodado a lo previsto por la parte general. Así que el art. 140 del C.C. exige elementos, sin

el concurso de los cuales no hay arrendamiento, etc. Todos los requisitos tanto genéricos
22

como específicos dispuestos por el orden jurídico o lo que es lo mismo, que no sea contrario

al orden público y a las buenas costumbres.  

1.2.1Definición 

Disipamos el término de negocio jurídico como únicamente a la actividad de contenido

patrimonial, dimana de la voluntad de las partes. Y a la inexistencia y su relevancia jurídica. 

La posición que domina en la doctrina admite que el concepto de inexistencia supone una

ausencia de reconocimiento legal del negocio. Cuando este carece de ciertos elementos

indispensables en su formación. Empero esta negación de efectos no implica como cree una

reciente doctrina que el negocio no tenga ninguna relevancia jurídica, y por eso el negocio

inexistente no alcanzaría siquiera una calificación o juicio negativo. A nuestro criterio mal se

ha dicho que el negocio inexistente será, por tanto, desde este punto de vista, aquel que sea

irrelevante para el ordenamiento jurídico. Así la más reciente doctrina ha señalado que la

irrelevancia indica posición de indiferencia en la que viene a encontrarse el acto en lo que

respecta al derecho. 

Este juicio de irrelevancia no se debe confundir con el de invalidez: el primero opera con

referencia a cualquier hecho, tenga o no naturaleza negocial; el segundo opera sobre todo con

referencia a los negocios jurídicos y presupone que se haya resuelto el problema relativo a la

identificación y a la calificación de un supuesto de hecho. Entonces desde esta perspectiva,

serian ejemplos de actos inexistentes los casos de declaraciones con falta de seriedad, en los

que no se le puede atribuir a su autor (violencia física), disconformidad entre la propuesta y la

aceptación.  

Parece admitirse que la inexistencia solo se daría en los casos que se ha provocado en algunos

de los interesados la impresión superficial de haber celebrado un negocio o de haber asistido


23

a él. Parece que la impresión superficial es suficiente para hablar de cierta relevancia, porque

de cualquier forma hay una apariencia que destruir. 

Esta no es la diferencia sustancial entre la inexistencia u otro supuesto de invalidez. Más

bien, son los casos de mera ausencia del acto en la medida que no generan una apariencia

negocial los que propiamente les cabe el calificativo de hecho jurídicamente irrelevante o

intrascendente. 

Queda claro entonces que la calificación de nulidad o de inexistencia solo se aplica a

negocios que por su apariencia tienen trascendencia jurídica. En cambio, los negocios

intranscendentes no generan ninguna apariencia de negocio jurídico y por eso son

reconocidos fácilmente como intranscendente  

Por eso en este concepto, una doctrina más acertada no solo deja de reconocer efectos extra

negóciales a la inexistencia, sino también aquellos propios de la apariencia, acaso el ejemplo

más palmario es el de la simulación absoluta.  

CAPITULO II SIMULACIÓN DEL ACTO JURÍDICO 

2.1 DEFINICIÓN  

La simulación del acto jurídico es una declaración de dos o más partes que aparenta un

negocio jurídico con el fin de engañar a terceros, en este las partes no tienen la voluntad de

celebrar la acción simulada, por lo cual no sería valido, ya que uno de los elementos del

negocio jurídico es la declaración de voluntad la cual no se ve presente.  

La simulación de un acto jurídico se da a conocer cuando una de las partes rompe la

discreción. Como nos argumenta Acosta (2010): 

Así pues, lo normal es que la voluntad expresada por las partes de un negocio jurídico

refleje de manera más o menos fidedigna el deseo de los contratantes. Si bien esto

ocurre las más de las veces, existen ocasiones en las cuales la deseada identidad entre
24

la voluntad y la exteriorización de la misma ante el conocimiento de terceros se

quiebra deliberadamente, y es allí cuando aflora la figura de la simulación (p. 379). 

De esta cita podemos entender que, para que se habrá un proceso por simulación de acto

jurídico mayormente deben surgir diferencias sin solución entre las partes involucradas en tal

acto. 

2.2 SIMULADO Y DISIMULADO

Cuando decimos simulado y disimulado nos referimos a los “actos jurídicos” que se ven

involucrados en el negocio jurídico. Para tener los conceptos un poco mas claros

analizaremos el siguiente ejemplo:

El señor Pérez convive con su pareja, aparte de la vivienda que comparten, el señor Pérez

tiene a su nombre otras propiedades inmuebles. El señor Pérez tiene una amante, entonces la

amante le pide que le regale una de sus propiedades, al principio el señor Pérez se niega,

porque tiene miedo de que lo descubran así manchando su imagen como “jefe de familia” por

lo que le propone lo siguiente “No puedo manchar mi imagen, pero podemos hacer como que

te estoy vendiendo el inmueble para que nadie sospeche” A lo cual la amante acepta.

Entonces celebran una donación por escritura pública, pero a la vez realizan un acto simulado

de compraventa y ahí queda.

Podemos reconocer el simulado y disimulado de una manera sencilla. El simulado vendría a

ser la compraventa, ya que es lo que se finge y se hará creer hacia terceros. El disimulado

vendría a ser la donación, ya que solo queda de manera interna entre las partes involucradas.

2.3 LA SIMULACIÓN EN LA HISTORIA DE NUESTRO ORDENAMIENTO

JURÍDICO
25

Nuestro Código Civil actual que entró en vigor el 14 de noviembre de 1984 regula la

simulación del acto jurídico en 5 artículos breves, pero la simulación del acto jurídico

también se regula en anteriores códigos. Veamos como estaban regulados en los Código Civil

de 1852 y 1936.

En el Código Civil peruano de 1852 se regula la simulación como lo hace el Código de

Napoleón, que como sabemos tuvo influencia en América Latina. El Código Civil (1852) nos

comparte los siguientes artículos:

Art. 1329. Toda venta simulada es nula.

Art. 1744. Las obligaciones que nacen de una pérdida al juego, disfrazada bajo una forma

legal, son nulas.

Podemos observar que no clasifica la simulación en relativa o absoluta, sino que lo toma

como todo, anulando toda consecuencia u obligaciones surgidas por tal simulación.

En el Código Civil peruano de 1936 se regula la simulación de manera un poco más

detallada, recordemos que este Código Civil se inspiró el Código alemán de 1900. El Código

Civil (1936) nos comparte los siguientes artículos:

Artículo 1094.- La simulación no es reprobada por la ley cuando a nadie perjudica, ni tiene

un fin ilícito.

En este articulo como podemos comprender nos dice que la simulación no era rechazada por

el ordenamiento, a menos que este generara algún daño hacia terceros, o cuando no tenga un

fin ilícito, nos hace entender que si la simulación era licita no tenía ningún tipo de

consecuencia por parte de la ley.


26

Artículo 1095.- Los que hubiesen simulado un acto con el fin de violar la ley, o de perjudicar

a un tercero, no podrán ejercer el uno contra el otro las acciones que surgirían del acto

practicado si fuere real y permitido.

Analizando este articulo entendemos que todo lo que surja del acto simulado no tendrá

relevancia.

También, podemos observar artículos como el posteriormente escrito que relaciona a los

herederos de las partes involucradas en la simulación:

Artículo 1096.- La acción de simulación es imprescriptible entre las partes; pero se aplicará

a los herederos de ellas la regla del artículo 874.

Artículo 1097.- Si la persona favorecida por la simulación ha trasferido a otro sus derechos

la acción contra el tercero será admisible si la trasmisión tuvo lugar a título gratuito. Si la

trasmisión se operó a título oneroso, la revocación sólo será posible, si el subadquirente

obró con mala fe.

Podemos explicar este artículo de la siguiente manera, si la persona que se vio favorecida por

la simulación transfiere sus derechos solo será valido si la otra parte no da nada a cabio, es

decir a titulo gratuito, pero si la otra parte dio dinero, es decir a titulo oneroso, solo se le

revocara si actuó de mala fe, en este caso conocería el caso de simulación.

2.4 CLASIFICACIÓN 

En lo que ataña a la clasificación de la simulación del acto jurídico podemos encontrar dos

tipos de esta. Según nos explica el actual presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres
27

Vásquez (2021) el acuerdo que se puede dar entre las partes no solamente puede tratar de

ejecutar un acto simulado, sino también puede tener el objetivo de ocultar un acto que en

verdad es querido por las partes involucradas, por otro lado, nos expresa que el acto jurídico

también puede ser simulado en su totalidad, es este último ya no se celebraría ningún acto, ya

que solo es simulado. Lo anterior mencionado se destallará de manera más explícita en las

siguientes líneas del presente trabajo monográfico.  

2.2.1 Relativa  

El acto jurídico aparenta disimular un acto realmente realizado, como decir la intención real

de realizar un acto jurídico al que se ha supuesto simulación de otro con la intención ficticia. 

Hay voluntad de celebrar el acto jurídico que está oculto, que los demás lo ven como un acto

aparente. Los dos actos de la simulación relativa: 

 Los celebrantes ocultan o disimulan sus intenciones reales. 

 Los celebrantes engañan o simulan sus intenciones reales 

Artículo 191.- Simulación relativa 

El acto jurídico aparenta disimular un acto realmente realizado, como decir la intención real

de realizar un acto jurídico al que se ha supuesto simulación de otro con la intención ficticia.

Hay voluntad de celebrar el acto jurídico que está oculto, que los demás lo ven como un acto

aparente. Los dos actos de la simulación relativa: 

 Los celebrantes ocultan o disimulan sus intenciones reales. 

 Los celebrantes engañan o simulan sus intenciones reales 

Artículo 191.- Simulación relativa 


28

Cuando las partes han querido concluir un acto distinto del aparente, tiene efecto entre ellas el

acto ocultado, siempre que concurran los requisitos de sustancia y forma y no perjudique el

derecho de tercero. 

 Los celebrantes engañan o simulan sus intenciones reales. 

 Como fingir un acto con la intención de perjudicar a un tercero. 

 Los celebrantes ocultan o disimulan sus intenciones reales. Como ejemplo está

la donación, es disimulada la intención real de realizar un acto jurídico al que se

ha dado apariencia de otro, en el que se expresa la intención ficticia.

2.2.1.1 Simulación de persona 

Un tercero actúa para a quien se hace una donación al titular quien tramite en conjunto al acto

jurídico. 

a) La conveniencia de substituto o inserción simulada de persona, por la que

intercede un tercero que aparentemente adquisición en el lugar de una de

las partes del acto jurídico 

b) Interposición real, asunto en el que el tercero interviene su adquirido real y

su derecho entonces él va a actuar con su nombre propio, pero por cuenta y

en interés del verdadero interesado por la adquisición 

c) Interposición fiduciaria, en la cual esta persona interpuesta va adquiriendo

los derechos u obligaciones que se le ha transmitido, pero se le obliga a

esta persona junto con el tramiten te a retrasmitir los derechos adquiridos

al fiduciante o transferido a solo un tercero 

 
29

2.2.1.2 Simulación licita e ilícita 

La simulación a modo de figura jurídica es manejada en nuestro sistema legal, sobre la base

de dos modos. 

El primero, la simulación ilícita, es manejada con el propósito de afectar intereses de terceros

y obtener una ventaja calificada como “indebida”, pues, dicha ventaja se obtiene a costa de la

afectación de un derecho de tercero o del estado, como, por ejemplo, el buscar evadir el pago

de impuestos o el pago de una acreencia. 

 El secundario modo, es la simulación lícita, seamos sinceros se declaró y ya, pero no se

indaga para afectar ningún interés ajeno, con el objetivo en sí de obtener una ventaja

benefíciense. Obviamente, que dicho movimiento beneficioso no podría ser calificada como

“injusta”, porque no se sacrifica ni afecta ningún interés ajeno, esto, es podríamos incluso

calificar como una “manejo eficientemente”. 

2.2.2 Absoluta 

El concepto que podemos tomar como simulación del acto jurídico nos lo dice nuestro propio

Código Civil (1984) “Por la simulación absoluta se aparenta celebrar un acto jurídico cuando

no existe realmente voluntad para celebrarlo” Es decir, que a comparación de la simulación

del acto jurídico relativa no hay un acto disimulado que se quiera ocultar, en este caso solo

hay un simulado sin voluntad. Por ejemplo: 

Ramírez pide un préstamo, es este préstamo las cláusulas señalaban que si no se cumplía el

pago en el tiempo determinado procederían a embargar su casa, y claro en esta casa no solo

vive Ramírez, sino que también su familia. Ramírez no quiere perder sus bienes, entonces

decide simular un acto de compraventa y procede a realizar la supuesta venta a un conocido y

así poder mantener sus bienes, pero con otro nombre como titular.  
30

Entonces se entiende que esta aparentado un acto jurídico, pero realmente no existe la

voluntad de realizar dicho acto. Van a fingir una venta, pero en realidad no están celebrando

ningún acto, a eso se le llama simulación absoluta.  

2.5 ACCIÓN DE NULIDAD DE ACTO SIMULADO

Según el articulo 193 de el Código Civil peruano (1984) “La acción para solicitar la nulidad

del acto simulado puede ser ejercitada por cualquiera de las partes o por el tercero

perjudicado, según el caso”. Es decir que el acto simulado se puede anular si alguna de las

partes decide hacerlo, esta nulidad puede surgir por algunas diferencias entre las partes

involucradas, pero cabe mencionar que si hay algún tercero que se vio dañado por la

simulación también puede pedir la acción de nulidad.

Para tener más claro este ejemplo veamos lo que nos dice Torres (2021):

La acción de nulidad del acto jurídico por simulado es meramente declarativa;

el juez lo que hace es constatar que el acto es simulado y así lo declara en la

sentencia. Esta resuelve declarando que el acto simulado está privado de

efectos; que el simulado adquirente o el testaferro no han adquirido el derecho,

el cual le pertenece al simulado transferente o al verdadero adquirente a través

del testaferro; que tampoco existe ninguna obligación del adquirente simulado

para con el simulado transferente.

Entonces, hay que tener en claro que la simulación del acto jurídico no es irrelevante en

nuestro ordenamiento, sino que existen formas de sancionarlo.

2.6 INOPONIBILIDAD DE LA SIMULACIÓN

En el acto jurídica será la sanción para casos de simulación o fraude, sólo cuando ésta sea

alegada por un tercero ajeno al contrato social. En cambio, corresponderá la nulidad del
31

contrato social cuando tales vicios sean invocados por los socios pudiera solicitar su

inoponibilidad, sólo estaría reclamando que los efectos, a su respecto, no se produzcan (y es

obvio que sólo reclamará la inhibición de las consecuencias que lo perjudican, y pretenderá la

subsistencia de las que lo benefician); por lo que, por medio de este obrar se estaría

desplazando el pretendido propósito de impedir que las partes puedan obtener alguna ventaja

de la acción. La inoponibilidad está regulada en el Código Civil peruano (1984):

Artículo 194.- Inoponibilidad de la simulación

La simulación no puede ser opuesta por las partes ni por los terceros perjudicados a quien

de buena fe y a título oneroso haya adquirido derechos del titular aparente.


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BIBLIOGRAFIA: 

Acosta, C. D. (2010). Simulación de actos jurídicos: Teoría, acción y los efectos de su


declaración. Revista de Derecho, 34, 377–409. https://www.redalyc.org/articulo.oa?
id=85120102014 

Alina. Teófila (2019) Simulación absoluta lícita e ilícita y su tratamiento en el código civil
peruano. Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión, Cerro Pasco-Perú 

Espinoza, J. E. (2008). La manifestación y la declaración de la voluntad. Revista Justicia y


Derecho, 1.
Ferrara, F. (1960, reimpresión.). La simulación de los negocios jurídicos. Madrid: Editorial
Revista de Derecho Privado.
TABOADA, L.: Acto Jurídico. Negocio Jurídico y Contrato, Lima, 2002, p. 49; 

Torres, A. (2021). Clases de simulación del acto jurídico, bien explicado por Aníbal Torres
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simulacion-acto-juridico/ 
Torres, A. (2021a, septiembre 17). Pedido de nulidad del acto jurídico simulado, bien

explicado por Aníbal Torres Vásquez. LP. https://lpderecho.pe/accion-nulidad-

terceros-perjudicados-simulacion-acto-juridico/#:%7E:text=La%20acci%C3%B3n

%20para%20solicitar%20la,la%20doctrina%20y%20legislaci%C3%B3n

%20comparada.

Varsi Rospigliosi, E., & Santillán Santa Cruz, R. (2021). Manifestación de voluntad de las
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en los apoyos. Un estudio de Derecho peruano.
Vial, V. (2006). Teoría general del acto jurídico. Santiago, Editorial Jurídica de Chile.

VIDAL RAMIREZ, F.: Teoría General del Acto jurídico de U. Lima. Para leer el Código
Civil. I, ed. N°9, 1990, pág. 42;  

Waldo Núñez Molina. (Setiembre 2003). Ineficacia y nulidades de los actos o negocios
jurídicos. Jr. llo N°246-Of.103-Lima: librería y ediciones jurídicas. 
33

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