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Serie : LA RECETA PARA LA VICTORIA

Cuando pensamos en la palabra "prueba", a menudo nos imaginamos un tipo de


circunstancia específica. Una que es dura, que no nos gustaría enfrentar, algo negativo
que tenemos que superar. La palabra "prueba" tiene ciertamente una connotación
negativa; sin embargo, Santiago dice que todas las circunstancias son pruebas.

Los pasajes de hoy, se refieren tanto a la prueba de la necesidad como a la prueba de


la abundancia. Estamos familiarizados con la prueba de la necesidad, la lucha por
sentir que algo falta, el dolor de la pérdida, incluso el malestar de lo mundano.

En los valles o en la llanura de la vida, es crucial ver la circunstancia como una


oportunidad para ser fiel, depender de Dios, soportar y ganar la corona de la vida.

Las cimas de las montañas de la vida son tradicionalmente vistas menos como una
prueba y más como un triunfo. Pensamos que ganar en la vida es ascender a las
montañas. Pero ganar se trata de quiénes somos, no de dónde estamos. Y las cimas de
las montañas tienen sus propios peligros y pruebas que soportar.

En la cima de la montaña, debemos elegir una perspectiva diferente. “Esto es sólo


fugaz. No durará. Disfruta, pero no dependas de esto. Depende de Dios”. Adoptar tal
perspectiva no es fácil. Nuestros sentidos nos dicen que estamos ganando. Debemos
tener los ojos de la fe para creer: “Esto es fugaz, no confíes en ello”. Si hacemos un
ídolo de las circunstancias prósperas, hemos perdido el camino tan eficazmente como
si nos acobardáramos en circunstancias difíciles.

Todas las circunstancias son pruebas. Pruebas. Juegos olímpicos. Pruebas olímpicas.
El valle, la llanura y la cima de la montaña. Cada uno tiene su lucha. Y cada uno es
una oportunidad para ganar la medalla de oro. La vida no consiste en evitar una
prueba por el bien de la otra. Se trata de navegar todas las pruebas a través de una
perspectiva divina.

La perspectiva de Dios nos desafía a gozarnos cuando enfrentemos pruebas de


diversas índoles. ¿Por qué? Porque la prueba de nuestra fe produce constancia y su
efecto total nos hará perfectos y completos en Dios, sin que nos falte nada.

¿Estás pasando por un valle, por una llanura o por la cima de una montaña? ¿Te estás
enfrentando a pruebas en estos días? ¡Alégrate! Tu fe está siendo probada. Si todo en
la vida va bien, o cuando todas las circunstancias a tu alrededor dicen que no eres
suficiente, necesitas fe. Es por eso que necesitamos confiar en Dios y en Su amor en
cada circunstancia.

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