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Desvanecimiento

El desvanecimiento es otra de las técnicas de modificación de conducta y hace


referencia a un cambio gradual de la conducta. Técnicamente, el
desvanecimiento que a veces se ha traducido también por atenuación - se
define como un proceso de intervención en el que se eliminan progresivamente
las ayudas que han facilitado la emisión de una conducta, al tiempo que se
garantiza el mantenimiento de esta conducta y su emisión ante estímulos
discriminativos normales del entorno del sujeto. En un primer momento del
proceso se incorporan múltiples ayudas para que la conducta tenga lugar de
forma idónea, y parte de esta facilitación se basa en el empleo de estímulos
discriminativos especialmente nítidos. Una vez que la emisión de la conducta
está consolidada, se programa la eliminación de estas ayudas de manera
escalonada y de forma que siga emitiéndose la conducta y cada vez ante
estímulos más próximos a los naturales.
De forma habitual, se utiliza el desvanecimiento en el aprendizaje de conductas
motoras, por ejemplo, al ayudar a un niño a patinar (apoyado en una barandilla,
acompañado de la mano, con determinadas instrucciones verbales, etc.) o
aprender a montar en bicicleta (primero con ruedines, luego sujeto por otra
persona, etc.); También es corriente ayudar a los niños a hacer cuentas,
primero utilizando los dedos, luego monedas, etc., que finalmente se dejan a un
lado. En general, estos procedimientos son asistemáticos, mientras que en la
intervención conductual se practica un análisis y se programa cada estímulo
discriminativo y cada ayuda que se usa, además de estipular en qué momento
se retirarán.
Tras décadas de investigación, los procesos de desvanecimiento han
demostrado mayor eficacia que otras técnicas de aprendizaje, como el clásico
ensayo y error. Hoy en día, un entrenamiento por medio del desvanecimiento
que evita errores se considera mejor porque ahorra tiempo, no genera
frustración y favorece la motivación en el aprendizaje.
Para aplicar el desvanecimiento, hay que poseer previamente determinadas
conductas. Seguramente, la más importante es la imitación, pues uno de los
principales apoyos para conformar una nueva conducta se basa en poder hacer
o decir lo que muestra primero un modelo. Igualmente, para niveles de
aprendizaje más desarrollados, puede recurrirse a una información verbal que
aliente a la acción.
Ahora un caso real llevado a cabo con un niño autista y expuesto en el
manual de Martin y Pear. Este niño, Pedro, imitaba muchas de las palabras que
oía, incluidas la preguntas que le dirigían. Por ejemplo, cuando se le
preguntaba "¿Cómo te llamas?", repetía "¿Cómo te llamas?". Por tanto,
adolecía de un control de estímulos inapropiado pues las preguntas evocaban
respuestas de mímica en vez de contestaciones pertinentes.
Para enseñar a Pedro a responder correctamente, se programó un
desvanecimiento siguiendo estos pasos. La terapeuta se ponía delante de él y
en voz muy baja le preguntaba: "¿Cómo te llamas?" Y ella misma,
adelantándose a Pedro, decía en alta voz: "Pedro".
El niño la imitaba a continuación y decía "Pedro", lo que era reforzado por la
terapeuta con una ficha muy del agrado del niño, además de un reforzador
social. Progresivamente, la terapeuta fue normalizando el volumen de la
pregunta y disminuyendo el volumen de la respuesta ("Pedro"), lo que
reforzaba de forma continua. Al cabo, la terapeuta preguntaba con un tono
natural "¿Cómo te llamas?" y únicamente movía los labios con la respuesta; no
obstante, Pedro continuaba diciendo en alto su nombre y obteniendo su
reforzador, en el que cada vez pesaba más el social. Al final, la terapeuta ya no
tenía que hacer ningún movimiento con la boca y el niño continuaba
respondiendo adecuadamente.
Aplicación del desvanecimiento
Como en todos los casos, resulta fundamental una correcta secuenciación de
todos los pasos del desvanecimiento, en el que se tienen en cuenta, como se
habrá advertido por los ejemplos, las ayudas, los estímulos discriminativos y los
reforzadores. Les voy a detallar los elementos que han de considerarse para
una correcta aplicación.
1. Selección del estímulo final deseado: En primer lugar, se debe
tener claro el estímulo final que, al cabo del procedimiento, evocará la
conducta correcta. Naturalmente, debe ser un estímulo semejante al
del entorno natural donde debe desarrollarse el comportamiento, de lo
contrario será imposible la posterior generalización. Así, como se
acaba de describir en el caso de Pedro, lo deseable es que pronuncie
su nombre alto y claro exclusivamente ante el estímulo "¿Cómo te
llamas?".

2. Selección del estímulo inicial: El proceso de desvanecimiento tiene


que iniciarse con un estímulo evocador que, con una alta probabilidad,
lleve a emitir la conducta deseada. Así, en el ejemplo de Pedro, al
tener tan instaurada la conducta imitativa, cabía pensar que dijese su
nombre en alto tras hacerlo la terapeuta. Para ser más precisos, en el
ejemplo el estímulo inicial era tanto la pregunta "¿Cómo te llamas?" en
voz baja como la afirmación "Pedro" en voz alta. Como en el caso del
moldeamiento, este tipo de estímulos tiene una función instigadora. Si
con los estímulos elegidos no se produce con claridad la conducta
habrá que añadirle otros elementos que la faciliten. No importa utilizar
muchos, lo fundamental es que evoquen con seguridad la respuesta
correcta.

3. Programación del desvanecimiento: Tras la primera fase "aditiva" y


la consolidación de la conducta correcta, llega el momento de ir
eliminando las ayudas y modificando, por tanto, los estímulos.
Este proceso de retirada debe ser tan gradual como permita la
estabilidad de la conducta.

Es lo mismo que estipular cuántos ensayos o repeticiones habrá que


efectuar en cada una de las siguientes fases de desvanecimiento, por
lo que la observación debe hacerse de forma continua. Si en el
proceso aparecen demasiados errores, se han desvanecido los
apoyos con demasiada rapidez. En este caso, se retrocederá hasta un
punto donde el número de errores sea muy pequeño. No obstante,
tampoco hay que abusar de las ayudas si realmente no aportan
mucho. Para eliminar las señales de forma gradual, se deben tener en
cuenta distintos parámetros. Los más característicos son: 1) disminuir
su frecuencia de aparición (por ejemplo, dar cada vez menos
indicaciones verbales); 2) disminuir su intensidad (por ejemplo, pedir
algo cada vez con una voz menos audible); y 3) aumentar su demora
(por ejemplo, dejando pasar más tiempo entre una y otra de sus
apariciones). El modificador puede servirse de todos o solo de alguno
de ellos.

4. Selección de los reforzadores: Lógicamente, se emplearán


reforzadores capaces de sostener la conducta con estabilidad, pero,
como se ha visto en el ejemplo, la combinación de reforzadores
materiales con sociales resulta muy aconsejable. Al final del proceso la
emisión de la conducta deberá quedar asegurada solo con los
reforzadores naturales.

Campos de aplicación del desvanecimiento


El desvanecimiento se ha puesto en práctica de forma exitosa con
multitud de aprendizajes, pero, como ya se comentó, su campo de
aplicación predominante ha estado en el ámbito de la educación especial.
Algunos ejemplos especialmente reveladores de su eficacia se presentan
en los siguientes puntos: 1) la enseñanza de un vocabulario determinado
a niños con ecolalia que es una (Perturbación del lenguaje que consiste
en repetir el enfermo involuntariamente una palabra o frase que acaba de
oír o pronunciar él mismo.) (como se ha presentado con el ejemplo que
les explique de Pedro); 2) también se emplea en la enseñanza del dibujo
de letras y de la lectura de palabras (por ejemplo, pintando encima de
letras parcialmente dibujadas con rayas que luego van difuminándose
hasta desaparecer); 3) también en la autodirección de movimientos en
personas con afasia (para el caso de las personas incapaces de asociar
sus respuestas motoras con sus propias auto instrucciones de moverse
en una determinada dirección. Aquí el terapeuta primero dice en voz alta
las instrucciones y el paciente lo imita mientras se le guía físicamente
hacia el movimiento correcto. Luego, el terapeuta elimina gradualmente
tanto la guía física como sus instigaciones verbales y, al final, el paciente
debe guiar su conducta motora mediante sus propias auto instrucciones) ;
4) también se emplea en la potenciación de la conducta de habla ante
otras personas en niños con mutismo selectivo que esto es una afección
por la cual un niño puede hablar, pero deja de hacerlo súbitamente.
Ocurre a menudo en la escuela o en contextos sociales. (en estos
problemas se trata de retirar progresivamente a las personas más
familiares a las que el niño se dirige y al tiempo se introducen otras
personas extrañas).
Un ejemplo aplicado: fue en el caso de una joven llamada Daniela
Daniela es una joven de veintiséis años que acude a consulta con un
estado depresivo. Entre otras conductas problema características de este
cuadro, manifiesta que le cuesta muchísimo levantarse de la cama por las
mañanas.
Con el objetivo de cambiar esta situación, se le dieron determinados
apoyos para facilitar que madrugara y pudiera salir pronto de casa. Las
ayudas fueron: que un familiar la ayudara a levantarse todas las
mañanas, la ayudara a asearse y a vestirse, y que una amiga la
acompañara del brazo a dar un paseo todas las mañanas.
M (Modificador): Bueno, Daniela, ya llevas tres semanas con las ayudas
que pusimos para que te fuese más fácil levantarte por la mañana y salir
de casa. ¿Qué tal te ha ido esta última semana?
D (Daniela): Pues la verdad es que estoy mucho mejor y noto como si
tuviese más energía por las mañanas.
M: Eso está genial, como veo que evolucionas muy bien y ya ha pasado
un tiempo razonable, vamos a empezar a quitar algunas de esas ayudas
para que dentro de poco dejes de depender de ellas. ¿Qué te parece?
D: ¿No puedo seguir con ellas?
M: No, Daniela. Como ya hablamos, estas ayudas eran temporales para
que fueses mejorando, y ahora que estás mejor tenemos que comenzar a
retirarlas poco a poco para que esa mejoría se consolide, veas que
encontrarte menos mal depende de ti y encaminarnos hacia una vida más
normal, como tenías antes. Piensa si para una persona adulta como tú es
lógico depender de alguien para que le levante, le asee, le vista y le
acompañe a pasear siempre.
D: Sí, es verdad. Vale, de acuerdo. Y... ¿por dónde empezamos?
M: Podríamos empezar así: durante esta semana vas a probar a ponerte
algunas prendas de vestir tu sola. ¿Qué te parece?
D: De acuerdo.
[Pasa una semana.]
M: Bueno, Daniela, cuéntame. ¿Qué tal la semana?
D: Un poco mal, la verdad, porque no era capaz de decidir qué ponerme y
al final mi madre me cogía cualquier cosa y me lo ponía.
M: Vale. ¿Esto pasaba todos los días o había días que decidías qué ropa
ponerte?
D: No. Hubo un par de días que me puse la ropa.
M: Eso está muy bien. ¿Por qué crees que esos días sí lo hiciste?
D: No tengo ni idea.
M: ¿Estabas sola o acompañada?
D: Estaba sola.
M: Los días en los que no pudiste decidir qué ponerte, ¿estabas sola?
D: No, estaba mi madre.
M: ¿Crees que puede influir?
D: Es posible. No sé.
M: ¿Qué piensas cuando está tu madre contigo?
D: No sé... Bueno sí: que como se queda ahí mirándome, me agobio un
poco.
M: De acuerdo. Entonces vamos a hacer esto: durante esta semana
vamos a intentar que tu madre no esté presente mientras eliges la ropa te
vistes. ¿Te parece bien?
D: Sí, de acuerdo.
[Pasa una semana.]
M: Hola, Daniela. ¿Qué tal la semana?
D: Esta semana la verdad es que ha ido mejor que la anterior. He
conseguido vestirme sola todos los días.
M: Muy bien, Daniela. Estás progresando muy bien.
D: Muchas gracias.
M: Y vamos a avanzar otro paso. Como ya está el tema de vestirse,
empezaremos por levantarte tú sola, como lo hacías antes de todo esto:
programándote la hora en el teléfono móvil. ¿De acuerdo?
D: ¡Buf! Sé que me va a costar, pero también sé que luego todo esto me
anima, cuando lo logro. En realidad, ya no me hace tanta falta que me
premien y feliciten mis familiares tanto, sino que me lo digo yo misma.
M: Genial. Empecemos por una hora no excesivamente temprana, pero
poco después de lo que te levantaba tu madre.
[Y ahí se sigue la aplicación hasta el desvanecimiento de todas las
ayudas.]
En conclusión, El desvanecimiento es un modificador de conducta
que se trata de acompañar la conducta de otra persona mediante
ayudas (verbales, físicas…) para convertirla en conducta deseada.
En este sentido, estas ayudas se deben ir retirando con el paso del
tiempo hasta que la persona sea capaz de realizar la conducta
deseada por sí misma, sin necesidad de recibir ayudas.

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