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Sexo, Género y Sexualidad

Recopilado por Enith Franco A.


Psicóloga
Diseñadora Curso Sexualidad y Discapacidad
Escuela de Ciencias, Artes y Humanidades ECSAH
Universidad Nacional Abierta y a Distancia - UNAD
Magister Salud Sexual y Salud Reproductiva - UNBOSQUE
Asesora en inclusión &
Orientadora en Sexualidad y Discapacidad

Sobre la base de la idea de que la sexualidad es una parte importante de la vida y que en torno a ella
se definen muchos de los sueños, proyectos y búsquedas de cada ser humano, debe entenderse que
la educación sexual es una de las herramientas necesarias para construir el proyecto de vida y por
lo tanto, debe estar al alcance de cada persona con y sin discapacidad. Se trata de una
responsabilidad que empieza en el hogar y se continúa a lo largo de la vida.

Es necesario entonces, entender que hablar de educación sexual no solo se refiere a las “relaciones
sexuales”. Es mucho más que eso. Tiene que ver con aprender a expresar emociones y sentimientos,
a reconocer y respetar valores como la amistad, el amor, la solidaridad, la intimidad propia y ajena
y a cuidarnos y cuidar a los demás.

Según la Organización Mundial de la Salud1, el término “sexualidad” se refiere a una dimensión


fundamental del hecho de ser humano. Presente a lo largo de toda su vida. Basada en el sexo,
incluye el género, identidades de sexo y género, orientación sexual, erotismo, vínculo emocional,
amor, y reproducción. Se experimenta o se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el
resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos
y religiosos o espirituales. Si bien la sexualidad puede abarcar todos estos aspectos, no es necesario
que se experimenten ni se expresen todos. En resumen, la sexualidad se practica y se expresa en
todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos” (OMS, 2006).

Joaquín Rocha2, en su artículo “Sexo, género y sexualidad - Una cuestión para aclarar”, dice que
“uno de los obstáculos que aún no ha logrado superar la educación sexual, tanto en la escuela como
en la familia, es igualar la genitalidad con la sexualidad. Se le otorga a la primera todas las
características y valores de la segunda, olvidando que toda genitalidad comprende la sexualidad y
no toda la sexualidad comprende la genitalidad”. De esta manera, se hace necesario entonces, antes

1
Promoción de la salud sexual Recomendaciones para la acción, Organización Panamericana de la Salud,
Organización Mundial de la Salud, 2001, 2006
2
Recuperado de: http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=2951
de comenzar, realizar una revisión acerca de estos tres conceptos aprovechando el artículo de
Rocha3.

“Esta es una sociedad genital, donde lo social, lo cultural, lo económico y lo político está
relacionado con el acto sexual de encuentro entre genitales. Se nace con un sexo determinado,
anatómica y fisiológicamente hablando, pero esto no es suficiente para explicar las conductas
sexuales adultas.

De otro lado Peirano S. & Villa M.E. Biografías Sexuales y Diversidad Funcional. (2013) M2,
Buenos Aires Argentina, llaman la atención sobre la importancia del respeto a la diversidad:
“Vivimos en una sociedad donde conviven múltiples colectividades que se influyen entre sí. Es por
ello que, para la convivencia social, debe existir una ética que incluya la aceptación del otro en su
legítima diferencia, con todos sus derechos a una vida digna. La sexualidad ocupa un lugar
importante en la historia de aceptación e intolerancia hacia los otros, y en cuanto a ella se da una
gran variedad de comportamientos. Si bien todos los seres humanos son iguales en materia de
derechos, todos son diferentes en el modo de expresar las emociones y los sentimientos. A su vez,
los cuerpos, los gestos, las caras, los pensamientos están determinados e influidos por las distintas
familias, nacionalidades, religiones, ideologías, épocas, culturas, que hacen sujetos únicos.

… la constitución de las personas como sujetos sexuados es un aprendizaje social y cultural que
define su Identidad sexual. En algunas personas, esta identidad es un camino más sencillo de
recorrer dado que se corresponde con el de las mayorías. En otros, se dan variaciones y
diversidades que son necesarias de respetar.”

SALUD SEXUAL4: La salud sexual es la experiencia del proceso permanente de consecución de


bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad.

La salud sexual se observa en las expresiones libres y responsables de las capacidades sexuales que
propician un bienestar armonioso personal y social, enriqueciendo de esta manera la vida individual
y social. No se trata simplemente de la ausencia de disfunción o enfermedad o de ambos. Para que
la salud sexual se logre es necesario que los derechos sexuales de las personas se reconozcan y se
garanticen

La palabra sexo define un cierto número de diferencias biológicas irreducibles entre los miembros
de la especie humana que poseen el cromosoma XX (sexo femenino) y los que poseen el
cromosoma XY (sexo masculino): hembra- macho, hombre-mujer. Pero no define la femineidad y
masculinidad.

El término “sexo”, se refiere al conjunto de características biológicas que definen al espectro de


humanos como hembras y machos

3
Ídem
4
Promoción de la salud sexual Recomendaciones para la acción, Organización Panamericana de la Salud,
Organización Mundial de la Salud, 2001, 2006
El concepto de género se acerca a ello, ya que implica una mirada social de la diferencia sexual. Se
refiere a la construcción social del hecho de ser mujer y hombre a las diferentes interrelaciones de
poder / subordinación entre ambos.
O. Martín y Encarnación Madrid afirman, en
su libro Didáctica para una Educación Sexual,
que “Genero es la apreciación conceptual que
incluye aspectos somáticos, psicológicos,
sociales, culturales, axiológicos y
pedagógicos sobre qué es ser mujer y qué es
ser varón, el vínculo entre los sexos y el
ejercicio de la paternidad y la maternidad (…);
y es el conjunto de pautas de comportamiento
del varón y de la mujer en una determinada
cultura o sociedad”.

Queda, entonces, aclarado que el vocablo


sexo está ligado a las características
fisiológicas diferenciales entre el hombre y la
mujer. Por lo tanto, para que se considere a un
“hombre” o una “mujer” más allá de los
rasgos sexuales, se debe poseer ciertas
conductas esperables por la sociedad: modos
de vestir, hablar, caminar, trabajos, deportes
propios de cada género. De lo contrario, se
pone en duda la masculinidad o la feminidad.
El entorno social impone sus mandatos sobre
lo que se acepta y lo que no.

Comparado con el "sexo cromosómico" que tiende a ser inmutable, inmanente y con fundamento
biológico, el significado de "género" es entrevisto como culturalmente mutable y variable.

Si se analiza, la sexualidad se va construyendo progresivamente, se nace y se muere como seres


sexuados5. A su vez, ocupa un papel fundante en el proceso de construir la personalidad. La
sexualidad forma parte de todas las manifestaciones de la vida humana. "En la actualidad, la
sexualidad se ha puesto de moda, y va quedando atrás la negatividad que pesaba sobre este valor.
La sexualidad humana es una idea, un concepto creado por el hombre moderno para denominar un
valor de nuestra cultura"6.

Ana Carmen Marcuello, médica ginecóloga, Hospital Miguel Server, Zaragoza, y María Elósegui,
Profesora Titular de Filosofía del Derecho, Facultad de Derecho, Universidad de Zaragoza, en su
ensayo Sexo, Genero, Identidad Sexual y sus patologías, consideran como falso y superado, el
afirmar que a cada sexo le correspondía, por necesidades biológicas, unas funciones sociales,

5
Sexo, género y sexualidad, Revista On Line San Pablo, N° 253. Recuperado de: http://www.san-
pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=2951
6
En Prieto Martínez y Puerto Pascual, Comprender la sexualidad, Editorial San Pablo. Recuperado de:
http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=1238
invariables a lo largo de la historia. A esto se añadía la justificación biológica y cultural de la
subordinación de la mujer al hombre. Resumiendo con otras palabras: primero, la biología
determinaría los roles sociales, y segundo a cada sexo le correspondería un rol intransferible.

Estas profesionales propugnan la interdependencia entre los distintos sexos; una igualdad en la
diferencia. Reivindican que los dos sexos deben estar simultáneamente presentes en el mundo de lo
privado y de lo público. Al mismo tiempo que reclaman más presencia de la mujer en la vida pública
y consideran igualmente necesaria una mayor presencia del varón en los asuntos domésticos, y en
el mundo de la educación de los hijos. También el varón tiene derecho a asumir unas tareas antes
reservadas a las mujeres. Esta revolución social necesita un respaldo jurídico porque involucra una
revolución copernicana en las estructuras sociales. El principio de igualdad, desde esta perspectiva,
requiere analizar en conjunto la relación entre los sexos. Además, añade una nota muy positiva
porque se dirige a que exista una interrelación de tareas en los dos ámbitos; paternidad-maternidad
de la mano en el ámbito privado, y cooperación creativa hombre-mujer en el mercado laboral.”

La estructuración de la sexualidad ocurre durante la vida y está condicionada por factores


biológicos, intrapsíquicos y socioculturales. Tal y como lo explican María Claudia Becerra y Olga
Marlene Melo en su ponencia7 identidad sexual y desarrollo de la personalidad: “la sexualidad es
un elemento de la cultura susceptiblemente ligada a la personalidad, no solamente en sus aspectos
reproductivos y placenteros sino en la identidad de género como autoconciencia del sujeto y
sentimiento de pertenencia a uno u otro sexo. Se nace como seres sexuados con un sexo biológico
determinado y nos hacemos sexuales con una identidad de género específica.

Nos sabemos seres sexuales, no sólo por las sensaciones corporales que experimenta nuestro
cuerpo, o por los significados culturales que le asignan a nuestra existencia los seres que nos
rodean y en general el mundo social, sino que es ese intercambio entre lo privado y lo público,
esa interacción entre el mundo interno lo que nos rodea con lo cual los humanos construimos
nuestra identidad. La noción de identidad de sí mismo, de sí misma, es decir, ¿quién soy?, ¿para
dónde voy?, ¿qué quiero?, ¿qué proyectos de vida tengo?; puede ser definida en dos niveles, el
primero como un proceso y el segundo como una estructura.

El nivel de proceso es aquel por medio del cual la persona conceptualiza o categoriza su
conducta tanto externa como su estado de ánimo.

El nivel estructural se refiere a los sistemas de conceptos disponibles para la persona en un


intento por definirse a sí misma.

El fenómeno de adquisición de identidad de sí misma(o), se inicia desde etapas muy tempranas


en la vida, como un proceso dinámico y didáctico, resultado en sus primeras etapas del
autoconocimiento por exploración y posteriormente de una interrelación de la persona con el
medio Social, de la confrontación con los y las demás.

Esta búsqueda de identidad personal, que es en realidad un sentido de identidad humana,


comprende la búsqueda de una serie compleja de identidad dentro de las cuales es tal vez la

7
Identidad Sexual y Desarrollo de la Personalidad, Ponencia presentada por: María Claudia Becerra y Olga
Marlene Melo. Recuperada de: http://www.waece.org/biblioteca/pdfs/d006.pdf
identidad sexual, la de mayor repercusión en el proceso de toma de conciencia, de la persona
como tal y la que causa un efecto más determinante en el desarrollo de la personalidad.

La sexualidad, la identidad sexual y la personalidad instauran un sistema de regulación que


permanentemente hace parte del proceso de desarrollo, que posteriormente darán estabilidad y
consistencia, ya que una vez conformada como parte inherente de lo que somos, mantiene su
significación existencial a lo largo de todas las edades.

“De igual forma, puedo utilizar muchas cirugías plásticas para modificar mi apariencia, incluso
cambiar mi nombre, mi vivienda, inventar una nueva historia, visualizarme con todos esos
cambios sabré de mis transformaciones, pero seguiré siendo yo, diferente, irreconocible para
muchos, pero yo, y es la identidad lo que me impide que me disfrace de mí misma o me pierda de
mí misma”. (Londoño, M.L., 1994. pág. 129)

El proceso de convertirse en hombre o en mujer y de sentirse hombre o mujer, de aceptarse como


hombre o como mujer, es lento y complicado e involucra factores genéticos, psicológicos,
sociales y culturales. Es un proceso extremadamente complejo, como lo indica en sus trabajos
Erick Erickson, que implica una relación positiva de inclusión y una negativa de exclusión.

Como se explicó anteriormente, con el sexo de asignación y crianza, determinado


fundamentalmente por el aspecto genital del recién nacido, se da paso a los factores sociales y
psicológicos que tienen fundamental trascendencia en la identidad sexual de una persona. De
acuerdo con el sexo de Asignación esa persona niño o niña va a tener un nombre y un sexo legal
inscrito en el registro civil, el sexo de asignación y crianza atribuido al nacer es de enorme
importancia ya que con esta determinación la persona inicia su relación con el mundo, su
identidad como Hombre o como Mujer ante la sociedad y el Estado.

Con el sexo de asignación y crianza comienza el proceso de identificación sexual, ese proceso
psicológico que repercute en la totalidad de la persona y que consiste en hacer propios los
pensamientos y la conducta de quienes nos rodean. Proceso que desemboca en la identidad
sexual, considerada como una serie de sentimientos, percepciones, actitudes a nivel profundo por
las que el hombre se siente y acepta plenamente como hombre y la mujer se siente y acepta como
mujer.
La identidad sexual o sexo psicológico llamada también identidad de género, comienza con la
percepción de pertenencia a uno u otro sexo, desemboca en el llamado núcleo de identidad de
género que se refiere a la convicción de que el sexo asignado es el correcto. Soy hombre y soy
mujer es una afirmación que se
impone antes de los dos años de
edad y se mantiene por lo general a
lo largo de toda la vida.

Según Milton Diamond, citado


por Marta Bettoli, Profesora en
Ciencias Biológicas (U.N.L.P) y
Orientadora en Educación Sexual
(C.E.T.I.S) la programación
genética tiene una alta influencia
en la formación de género, y es
muy posible que las hormonas
que actúan en la etapa original en
el cerebro, diferencian el orden
sexual, y que estas diferencias son
condicionantes en la decisión de
la conducta posterior del
individuo.

El rol de género se refiere a todo


lo que una persona dice y hace
para demostrar a otros (as) o así mismo el grado en que es del sexo femenino, masculino, o
andrógino; dicho de otra manera, el rol sexual es el manejo de patrones, comportamientos y
mensajes determinados por la cultura que moldean la expresión de lo que se considera como
socialmente masculino o femenino.

La formación de la identidad de género se inicia en la primera infancia con el desarrollo del


concepto de sí mismo o sí misma y con el descubrimiento y actitud hacia el propio cuerpo.
Cuando el niño o la niña empiezan a saber quiénes son, cómo es su cuerpo y cómo el cuerpo de
las y los demás, lo que puede o no hacer su cuerpo, cómo están dispuestas o si es un niño o niña.
Hechos importantes que repercutirán en el desarrollo de la personalidad y el desarrollo
sexual.”

Existen opiniones encontradas sobre las fuerzas que configuran la identidad de género, y que
explican cómo los niños y niñas adquieren su identidad sexual o conciencia de que son hombres
o mujeres, se revisaran en esta lectura algunas, más que para pretender interpretar la evolución
de la sexualidad únicamente desde el ángulo de lo biológico, es para alimentar el conocimiento
y tener una información objetiva y a la vez completa.

Según Marta Bettoli en su artículo Identidad de género8, la “identidad de género (femenino o

8
Bettoli M. Identidad de género. Recuperado de: http://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/29517
masculino) es un proceso importante del desarrollo, … los aspectos bilógicos que configuran el
hecho de nacer hombre o mujer forman un entramado de vital importancia con los factores
psicológicos y sociales que empiezan a influir en el momento del nacimiento y que siguen
haciéndolo por el resto de nuestra vida. La identidad de género es la convicción personal y privada
que tiene el individuo sobre su pertenencia al sexo femenino o masculino. El rol o papel de género,
en cambio, es la expresión de la feminidad o masculinidad de un individuo según las reglas
establecidas por la sociedad.

La teoría del aprendizaje por ejemplo, sostiene que la determinación del género está condicionada
por los modelos personales y las influencias socio-ambientales a los que el niño se halla expuesto.
En los primeros años de vida los modelos a observar e imitar son ante todo los padres. El niño
aprende a “copiar” la conducta del progenitor del mismo sexo porque su imitación es
recompensada. Además es bien sabido que los padres tratan de forma distinta a los niños o a las
niñas desde el momento del nacimiento, en función de la expectativa diferente con que se les
contemplan. Se piensa que esta actitud, conocida como socialización diferencial, repercute tanto
en la identidad como en el rol de género. (Kagan, 1976; A. Petersen, 1980).

Por su parte la teoría cognitivo – evolutiva, sitúa en este marco referencial, que el desarrollo de
género corre paralelo al progreso intelectual del niño (Kohlberg, 1966). Los niños de muy corta
edad tienen una visión exageradamente simplificada del género. De la misma forma que un niño
de tres años puede pensar que hay una persona dentro de la T.V., es propenso a creer que basta
disfrazarse, para que un hombre se transforme en una mujer. A veces cuando se pregunta a una
niña de esta edad qué quiere ser cuando sea mayor, contesta que “un papá”. Hasta los cinco o seis
años no comprenden los niños que el género es una constante y sólo entonces están en condiciones
de configurar una sólida identidad de género. Una vez asentada esta convicción el niño comprende,
mediante la observación y la imitación, que hay determinadas conductas que convienen mejor a
uno u otro sexo.

Contrariamente a la teoría del aprendizaje, la doctrina cognitivo – formacional sostiene que el niño
copia el comportamiento de los adultos no tanto para obtener recompensas sino como para lograr
una identidad propia (Kaplan y Sedney, 1980).
La teoría Biosocial, afirma que el surgimiento de la incipiente identidad de género es producto de
una sucesión de influencias recíprocas entre los factores biológicos y los psicosociales. En otras
palabras, la programación genética en la fase prenatal, los elementos psicológicos y las reglas
sociales influyen a un tiempo en las pautas futuras que el recién nacido desarrolla durante la niñez
y la adolescencia. Se discute en qué medida la
programación prenatal condiciona la
formación del género. Milton Diamond cree
que las hormonas que actúan en la etapa fetal
originan en el cerebro diferencias de orden
sexual y que estas diferencias son
condicionantes decisivos de la conducta
posterior del individuo. (Diamond 1977).

John Money y colaboradores acuerdan sobre


esa programación prenatal de las
características sexuales, pero subrayan que en
la mayoría de los sujetos el factor que más
influye en la configuración del género es el
aprendizaje social. (Money y Ehrhardt, 1972;
Money, 1980; Money y Weideking, 1980).

En conjunto, la tesis biosocial pone de


manifiesto que en el proceso global de
desenvolvimiento sexual existen determinados
períodos críticos. De la misma manera que se
habla de un período crítico relativo a la acción
de los andrógenos sobre el feto (de la sexta
semana de embarazo), Money sostiene que se
da también un período crítico respecto a la formación de la identidad de género.

Todo indica que la teoría de la interacción biosocial es la que proporciona una perspectiva más
vasta de todas las fases del desarrollo sexual.

Teniendo en cuenta los procesos de desarrollo en los que se da interiorización del concepto de
género, la sexualidad, la identidad sexual y la personalidad en el niño o la niña, es necesario
considerar la importancia de sentidos como la visión y el oído en su estructuración, esto con el fin
de entender posteriormente este aspecto en las personas con discapacidad visual y auditiva o
ambas, y su relación con la manera en que se estructuran estas y por ende la vivencia de su
sexualidad.
Conceptos y definiciones9

GÉNERO
El género es la suma de valores, actitudes, papeles, prácticas o características culturales basadas
en el sexo. El género, tal como ha existido de manera histórica, transculturalmente, y en las
sociedades contemporáneas, refleja y perpetúa las relaciones particulares de poder entre el hombre
y la mujer.

IDENTIDAD DE GÉNERO
La identidad de género define el grado en que cada persona se identifica como masculina o
femenina o alguna combinación de ambos. Es el marco de referencia interno, construido a través
del tiempo, que permite a los individuos organizar un autoconcepto y a comportarse socialmente
en relación a la percepción de su propio sexo y género. La identidad de género determina la forma
en que las personas experimentan su género y contribuye al sentido de identidad, singularidad y
pertenencia.

ORIENTACIÓN SEXUAL
La orientación sexual es la organización específica del erotismo y/o el vínculo emocional de un
individuo en relación al género de la pareja involucrada en la actividad sexual. La orientación
sexual puede manifestarse en forma de comportamientos, pensamientos, fantasías o deseos
sexuales, o en una combinación de estos elementos.

IDENTIDAD SEXUAL
La identidad sexual incluye la manera como la persona se identifica como hombre o mujer, o como
una combinación de ambos, y la orientación sexual de la persona. Es el marco de referencia interno
que se forma con el correr de los años, que permite a un individuo formular un concepto de sí
mismo sobre la base de su sexo, género y orientación sexual y desenvolverse socialmente
conforme a la percepción que tiene de sus capacidades sexuales.

EROTISMO
El erotismo es la capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan los
fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo , y, que por lo
general, se identifican con placer sexual. El erotismo se construye tanto a nivel individual como
social con significados simbólicos y concretos que lo vinculan a otros aspectos del ser humano.

VINCULO AFECTIVO
La vinculación afectiva es la capacidad humana de establecer lazos con otros seres humanos que
se construyen y mantienen mediante las emociones. El vínculo afectivo se establece tanto en el
plano personal como en el de la sociedad mediante significados simbólicos y concretos que lo ligan
a otros aspectos del ser humano. El amor representa una clase particularmente deseable de vínculo
afectivo.

9
Promoción de la salud sexual Recomendaciones para la acción, Organización Panamericana de la Salud,
Organización Mundial de la Salud, 2001, 2006
ACTIVIDAD SEXUAL
La actividad sexual es una expresión conductual de la sexualidad personal donde el componente
erótico de la sexualidad es el más evidente. La actividad sexual se caracteriza por los
comportamientos que buscan el erotismo y es sinónimo de comportamiento sexual.

PRÁCTICAS SEXUALES
Las prácticas sexuales son patrones de actividad sexual presentados por individuos o comunidades
con suficiente consistencia como para ser predecibles.

RELACIONES SEXUALES SIN RIESGO


La expresión “relaciones seguras sin riesgo “se emplea para especificar las prácticas y
comportamientos sexuales que reducen el riesgo de contraer y transmitir infecciones de
transmisión sexual, en particular el VIH.

COMPORTAMIENTOS SEXUALES RESPONSABLES


El comportamiento sexual responsable se expresa en los planos personal, interpersonal y
comunitario. Se caracteriza por autonomía, madurez, honestidad, respeto, consentimiento,
protección, búsqueda de placer y bienestar. La persona que practica un comportamiento sexual
responsable no pretende causar daño y se abstiene de la explotación, acoso, manipulación y
discriminación. Una comunidad fomenta los comportamientos sexuales responsables al
proporcionar la información, recursos y derechos que las personas necesitan para participar en
dichas prácticas.
Referencias Bibliográficas

Bettoli M. Identidad de género. Recuperado de:


http://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/29517
Identidad Sexual y Desarrollo de la Personalidad, Ponencia presentada por: María Claudia
Becerra y Olga Marlene Melo. Recuperada de:
http://www.waece.org/biblioteca/pdfs/d006.pdf
Prieto Martínez y Puerto Pascual, Comprender la sexualidad, Editorial San Pablo.
Recuperado de: http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=1238
Promoción de la salud sexual Recomendaciones para la acción, Organización Panamericana
de la Salud, Organización Mundial de la Salud, 2001, 2006
Sexo, género y sexualidad, Revista On Line San Pablo, N° 253. Recuperado de:
http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=2951

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