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Los cinco sentidos: La vista, el gusto, el olfato, el oído, el tacto… como órganos

sexuados!

Recopilado por Enith Franco A.


Psicóloga
Diseñadora Curso Sexualidad y Discapacidad
Escuela de Ciencias, Artes y Humanidades ECSAH
Universidad Nacional Abierta y a Distancia - UNAD
Magister Salud Sexual y Salud Reproductiva - UNBOSQUE
Asesora en inclusión &
Orientadora en Sexualidad y Discapacidad

Este aparte contiene aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen
que ver con la expresión sexual. Aquí se observará como a la sexualidad se integran órganos
de los sentidos, que, regidos por el cerebro, y tras recibir información, aportan en la
elaboración de la respuesta sexual humana.
Los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta
dimensión, así como la piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual
y es considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital.
Los órganos genitales, a menudo han monopolizado todos los aspectos placenteros de la
sexualidad en detrimento del placer proveniente de otras zonas corporales como los sentidos.
Esto, que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se
reconoce una gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que
la hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias. En contraposición al hombre
quien logra una excitación mayor por estímulos visuales u olfativos; en tanto que los
estímulos auditivos favorecen sutilmente la excitación sexual de la mujer.
Cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las sensaciones
provenientes de los órganos de los sentidos influyen de manera distinta en cada uno de los
sexos.
La conducta sexual humana se encuentra representada en un complejo proceso de orden
lógico que, si bien no es muy diferente de otras motivaciones más primarias (hambre, sed)
tiene características peculiares que la convierten en una actividad muy compleja.
Se podría imaginar que el comportamiento sexual es el contenido arquitectónico original por
excelencia de todo proyecto de vida humano.
En la construcción de la vida todo pasa por el cuerpo, desde la gestación, el nacimiento, la
infancia, adolescencia, adultez, y hasta la propia muerte. De niños se vive con los sentidos,
se responde y percibe de manera inmediata a las personas y a las situaciones cotidianas y la
caricia es una de las formas más integrales y completas que tiene cada persona para
comunicar sus sensaciones y sentimientos y aún más cuando se está en pareja. Acariciar es
un arte que se lleva a cabo con los sentidos. Acariciar no es sólo tocar y palpar, es también
ver, oler, oír, degustar… y por qué no, Saborear!!. Y tener clara esta concepción, es comenzar
a darle forma a lo que sería una apropiada reinscripción del placer, basada en la erotización
de otras partes del cuerpo, cuando se carece de otras.

La Vista
Uno de los sentidos que más
desarrolla el ser humano y que es
necesario para establecer contacto
con el exterior es el de la vista. La
relación humana incluye a la vista
como una ventana de la sensualidad.
Se sabe que quienes tienen este
sentido, poseen la posibilidad de
iniciar un primer contacto con su
pareja a través mirada. A través de
éste, se puede mirar y observar las
diferentes formas del cuerpo, vestido o
desnudo, el tipo de ropa, las texturas o los adornos que portan las personas; es una forma en
que las personas se pueden atraer entre sí, no en vano el dicho “el amor nace por los ojos”.
Esta forma de percepción visual, se ha ido perdiendo con la llegada de la tecnología y de
ciertas normas sociales que atrofian esta capacidad erótica, sin embargo es necesario
retomarla y cultivarla.
También a través de este sentido se pueden percibir estados de ánimo y emociones, como
tristeza, alegría, enojo, indiferencia o atracción. La mirada puede establecer, de manera
silenciosa, un acercamiento erótico; para dos personas que se atraen, una mirada puede ser
tan excitante y placentera como un tocamiento. Las personas que gustan del Voyeurismo1,
emplean ampliamente y sin lugar a dudas este sentido.
Al mirar, también se aprende a conocer y aceptar el propio cuerpo, a reconocerse como
mujeres u hombres y a desarrollarse como tales.
La sexualidad de las personas ciegas, desde luego que tiene otros matices que la de los
videntes. La mirada es una caricia y acariciar con la mirada merece también su cultivo en pro
del crecimiento de la capacidad erótica humana. El cerebro "interpreta” todas estas
sensaciones que permiten al individuo "sentir" a través de la vista.
El Gusto
A través de este sentido se distinguen los sabores de los alimentos y bebidas, los cuales,
pueden constituir un efecto estimulador o inhibitorio y, aunque no es algo muy practicado,
también se pueden distinguir los diferentes sabores del cuerpo.
El beso es una fuente de atractivo erótico en la sociedad. Es posiblemente la forma de caricia
más conocida, más admitida y más cultivada. Conviene resaltar aquí la necesidad de que cada
quien conserve una higiene peculiar, con miras a que el placer del beso no se aminore ni se
deteriore. Por lo general, en la sociedad occidental, en un encuentro con la pareja, se usa este
sentido al besar la boca y contactarla con los labios, la lengua y la cavidad bucal en general,
sin embargo, para algunas personas y en algunas culturas esta forma de besar puede ser
rechazada.

1
Voyeurismo o escoptofilia. "Expresión comportamental de la sexualidad en la que las personas
gustan de ver los cuerpos, expresiones amorosas o ambos de otras personas" (Álvare & Gayou,
(1986), pág. 44).
El beso en la boca es sólo un
ejemplo. El gusto se da
igualmente en el sabor de la piel
a lo largo de todo el cuerpo.
Muchas personas sienten
preferencia por besar diferentes
partes del cuerpo o que les besen
diferentes partes del mismo, o
alguna zona en particular. Para
ello, se deberá explorar para
saber y reconocer dónde y cómo
es que le gusta a ella y a él.
Los condicionamientos de la
infancia, con frecuencia, juegan
un papel importante. La
naturaleza da objetos para todos
los gustos. Lo que para una pareja
pueda resultar realmente apetecible, puede aparecer sin especial interés para otras. Las
caricias con la boca a los Órganos Sexuales son una muestra de cariño y de ternura y tan
aceptable será el realizarla como no hacerlo; esto es cuestión de dos y aunque para muchos
esto no es de su agrado, para otros la experiencia es muy excitante.
El sentido del gusto no debe limitarse a besos y sexo oral, todo el cuerpo puede ser besado,
chupado, lamido, mordido con mayor o menor intensidad y así conocer y distinguir los
diferentes sabores, a la vez que también se distinguen aromas, texturas, colores, temperatura,
ruidos y todo lo que se pueda descubrir.
Si se considera que para que exista una respuesta sexual es importante la utilización de todos
los sentidos, la falta de uno de ellos no imposibilita el ejercicio de un encuentro sexual
placentero; así, ante la presencia de una discapacidad física, sensorial o intelectual, se pueden
utilizar los sentidos restantes o rescatar la parte residual de éstos.
Cuanto más rica sea la exploración propia y de ambos en la aplicación de los sentidos, más
amplia será la experiencia del placer.
El olfato
El olor del cuerpo humano puede
ser objeto de atracción o de
rechazo, todo depende de qué
matiz que se le imprima. Se
conoce que en los animales este
sentido interviene de manera
preponderante para la cópula. El
olor despierta el deseo y es un
gran estímulo erótico. El mismo
olor de la transpiración normal
del cuerpo de la persona querida
le da un atractivo especial.
El olor del cuerpo y el olor de los
órganos sexuales, que muchas
ocasiones se trata de cubrir, son igualmente dignos de ser considerados para el ejercicio de
la caricia erótica, a pesar de una gran dosis de elementos subjetivos, de condicionamientos
de la infancia, los olores han inspirado la lírica y la poesía.
Oler una casa, oler un cuerpo, oler una prenda... y vivirla, es algo que entra de lleno en el
fetichismo (gusto por objetos que recuerdan a otras personas) de la vida cotidiana.
Cada persona tiene un olor propio y cada parte del cuerpo exhala olores diferentes, los oídos,
la boca, las axilas, el cabello, el ombligo, los órganos sexuales, las manos o los pies; estos
olores guardan una estrecha relación con la alimentación, el estado de ánimo, la edad y la
higiene personal. La percepción y distinción de los diferentes aromas del cuerpo está poco
desarrollada, y en consecuencia, se enseña a cubrir esos olores con cosméticos y productos
farmacéuticos como desodorantes, talcos, jabones y perfumes.
“El olor corporal es un factor de estimulación o inhibición del deseo sexual y, por tanto, de
la aproximación”. En cuanto a olores, existe una gran variedad de gustos como en los demás
sentidos; el olor de la transpiración en algunas personas podrá provocar mayor placer,
mientras que en otras provocará rechazo. Habrá a quienes les guste oler la ropa de su pareja
y, aunque no esté presente, puede ser suficiente para que haya excitación, esta es una forma
de fetichismo2.
Es importante mantener una higiene corporal como el aseo bucal, de órganos sexuales, axilas
y zonas que si no se limpian, además de generar mal olor, pueden inhibir el deseo de
acercamiento de la pareja.

El oído

2 Fetichismo. "Gusto de obtener y poseer objetos o pertenencias de determinadas personas" (Álvarez & Gayou, (1986).
El oído es receptor de la palabra, pero también
de otros sonidos. Los sonidos son gestos de la
sensualidad, en algunas ocasiones. El sentido
del oído es también una entrada a la vida
erótica, en el hombre y en la mujer. La música
representa un buen ejemplo.
Cuando no se presentan deficiencias en la
audición, se mantiene un nivel auditivo que
pareciera suponer que no provocaría problemas
para oír o escuchar; sin embargo, en la práctica,
uno de los principales conflictos que se
enfrentan de manera constante es el de la falta
de comunicación entre las personas, ya sean los
padres y madres con sus hijos e hijas o los jefes
con sus empleados, por citar algunos ejemplos,
pues tal parece que se oyen las voces, pero no
se escuchan los mensajes. En general, el
escuchar es una habilidad poco desarrollada;
durante la relación sexual, escuchar las
manifestaciones de placer como gritos o
gemidos de la pareja puede ser excitante para
muchas personas, para otras puede ser
molesto y otras tantas tal vez nunca han
puesto atención a estos “ruidos”.
El oído, es un sentido que, cuando se desarrolla, puede favorecer la estimulación sexual;
algunas personas les gustará escuchar palabras “amorosas” o “cariñosas”, a otras les excitarán
las groserías, algún tipo de música, hay personas que encuentran más apetecible el silencio,
otras hablan, algunas disfrutan los sonidos que hacen los cuerpos y los órganos sexuales al
hacer contacto el uno con el otro, la respiración agitada o lenta de su pareja; en fin, puede
haber un sinnúmero de sonidos que provoquen placer. Las palabras de amor y los piropos en
la intimidad son un fruto del sentimiento y, al mismo tiempo, un estimulante de la
sensibilidad. No faltan, sin embargo, casos en los que la excitación, se acompañe de palabras
altisonantes o teñidas de humor; cada pareja decidirá la mejor forma de comunicación.
Es frecuente que la mujer tenga más necesidad de expresarse en los momentos culminantes
del placer, e irrumpe en gritos o gemidos, expresiones líricas o cariñosas.
A través de la audición, también se puede percibir estados emocionales de acuerdo con el
tono o volumen de voz de la otra persona.
El tacto
La piel está equipada con una gran cantidad de receptores sensoriales para percibir dolor,
temperatura y texturas; en la respuesta sexual interviene la mayor parte de las veces, pues
todo el cuerpo está cubierto de piel. A través del contacto, se puede experimentar cariño o
rechazo, protección, relajación, miedo, deseo, asco, excitación, etc., tanto de la persona que
toca como de la que recibe el tocamiento.

Existen varias formas


de tocar: rozando, acariciando, presionando, arañando, golpeando o amasando, todas con
diferente presión o intensidad; casi como regla el contacto se reduce a las manos, no se
consideran otras posibilidades táctiles; no hay que olvidar que toda la piel es sensible y que
puede ser explorada con cualquier otra parte del cuerpo como el cabello, labios, pies, lengua,
codos, rodillas, y con lo que se cada cual se le ocurra.
Todo el cuerpo puede ser receptivo al placer, no sólo los órganos sexuales, siempre y cuando
los tocamientos sean agradables y placenteros para la persona; ante esto, no se puede
generalizar, puesto que existen determinadas zonas exclusivas para la excitación, y los
tocamientos o caricias que sean excitantes para algunos podrían ser inhibitorios para otros.
Tampoco los tocamientos deberán recibirse únicamente del otro, ya que una parte importante
del conocimiento de “uno mismo” es la autoexploración, de formas, texturas y sensaciones.
El autoconocimiento enriquece el encuentro y la comunicación con la pareja.
La sexualidad y la sensualidad no se reducen sólo a unas zonas. Todo el cuerpo es erótico, y
todo cuerpo humano es capaz de reaccionar con sensaciones agradables y placenteras. Cuanta
más rica sea la exploración erótica, en la aplicación de los cinco sentidos, más amplio será el
lenguaje para provocar el placer.

Referencias Bibliográficas

Masters, W. H., Johnson, V. E., & Kolodny, R. C. (1989). La sexualidad humana. México.
Grijalbo.

Peirano S. & Villa M. (2013). Sexualidad y Diversidad Funcional. Argentina.

Torices, I., & Ávila, G. (2006). Orientación y consejería en sexualidad para personas con
discapacidad. México: Trillas.

Torices, I., (2007). Guía Didáctica para la promoción de la salud en la sexualidad de personas
con discapacidad, Geishad, México.

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