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La División Del Trabajo Técnico
Y
Social Del Trabajo
La diversidad de factores que implica, y la manera en la que puede repercutir en los
diferentes ámbitos, complica definir bajo un único concepto a la división del trabajo;  sin
embargo, a grandes rasgos puede asumirse como la especialización del trabajo, puesto
que se basa en la fragmentación de las tareas que intervienen en la producción de un bien
o servicio.

La razón de su efectividad en el incremento de la productividad radica en que dicha


repartición, por regla, se hace en función de la capacidad, fuerza, especialidad o
naturaleza de cada individuo permitiendo el aprovechamiento pleno, bien sea de sus
conocimientos, habilidades o destrezas. 

Dentro de cualquier proceso productivo de un bien o servicio, repartir las obligaciones


implica la posibilidad directa de lograr resultados en menor tiempo e incluso con disminuir
esfuerzos; esta estrategia se conoce como “división del trabajo” concepto basado en la
partición de las diferentes tareas en pro de un objetivo. 

Origen de la división del trabajo


A lo largo de la historia, las sociedades agrarias se dedicaban en exclusiva a la agricultura.
Ante la aparición de necesidades como el comercio, la artesanía o la creación de un
sistema militar que garantizase la seguridad de los individuos, surge la división del trabajo.
Para ello, es crucial conocer lo que significó el excedente de producción. Cuando el
desarrollo técnico de las tareas produjo un incremento de la productividad y, con ello, un
excedente de producción, el resto de individuos podían dedicarse a otras tareas como la
guerra o la artesanía, sin necesidad de dedicarse a la agricultura para poder alimentarse.

El excedente de producción permitió que una serie de personas pudiese seguir


alimentándose, pese a dedicarse a otra serie de tareas como la guerra. Así surge la
división del trabajo, permitiendo a las sociedades organizarse de una forma más plural, así
como en numerosas funciones y oficios muy diversos entre sí. No obstante, en los inicios
de la sociedad, la división del trabajo estaba directamente relacionada con el excedente
de producción, pues este marcaba la capacidad de división en función del número de
personas que podían abastecerse con el excedente.

Por otro lado, Adam Smith destacó varios factores negativos que se originaron por la
división del trabajo. Entre ellos, la división, a su vez, de los salarios. Smith consideraba que
la división del trabajo, en función de la tarea que se desarrollase, producía diferencias
salariales entre los distintos individuos, en base a las características de la tarea a
desarrollar. Por otro lado, Smith también consideraba el deterioro del avance del
conocimiento, al desarrollar labores muy mecanizadas y monótonas. Para ello, Smith
consideró que la división del trabajo debía ser compensada con un incentivo a la
educación, para mitigar este deterioro.

En otras palabras, la división del trabajo, aunque tiende a confundirse, es el origen de


la especialización del trabajo. Esta consiste en la fragmentación de las tareas necesarias
para la producción de un bien o servicio, las cuales se reparten entre una serie de
individuos, habitualmente, en base a su fuerza, capacidad, especialidad o naturaleza. Con
el tiempo, la división del trabajo permitió el incremento de la productividad en
determinadas tareas mediante la especialización, así como el desarrollo de las sociedades

Grandes economistas como Adam Smith o Karl Marx profundizaron sus estudios en la


división del trabajo. Este fenómeno se considera como uno de los pilares fundamentales
para el desarrollo económico a lo largo de la historia.

De esta forma, Smith consideró que, a través de la división del trabajo, el obrero iba
especializándose cada vez más en su función. Esto permitía que, al ganar experiencia en
determinadas tareas, estas iban perfeccionándose con el tiempo. A su vez, este fenómeno
favorecía el desarrollo técnico de las tareas. Esto ocurría por que los obreros
especializados tenían cada vez más conocimiento sobre la tarea, permitiéndoles el
desarrollo de nuevas herramientas y técnicas. Fenómeno que le permitía desarrollar la
tarea de forma más eficiente y mecanizada.

Por otro lado, aunque en la línea de Smith, Marx argumentaba los posibles problemas de
la especialización, pues consideraba que, con el tiempo, la monotonía de realizar tareas
repetitivas acababa frustrando a los trabajadores. A su vez, Marx suponía que, en un
escenario donde las tareas fuesen cada vez más repetitivas, el trabajador necesita un
menor conocimiento para el desarrollo de su trabajo. Esto, para Marx, deriva en una
menor cualificación futura de los empleados, que necesitan un menor conocimiento del
que necesitarían si tuviesen que realizar la tarea productiva al completo.
División Espacial Del Trabajo
El trabajo se desarrolla en cuatro capítulos. En el primero se describen algunos
argumentos teóricos del mercado de trabajo y la noción del espacio en el análisis de la
economía regional, desde la teoría de la aglomeración hasta la Nueva Geografía
Económica (NGE) y la división espacial del trabajo. En el segundo se analiza y describe el
comportamiento del mercado de trabajo a nivel nacional y de manera específica para el
Estado de México, se proporcionan algunas características del camino que ha tomado el
mercado de trabajo en los últimos treinta años.
Se realiza un análisis de la estructura sectorial del empleo para el caso de Estado de
México, y se esquematiza su distribución espacial para visualizar las aglomeraciones de
empleo en el territorio. En el tercer capítulo, se describe la metodología de los índices
sintético y ocupacional y se analizan los resultados del índice sintético, que compara la
estructura funcional del empleo entre los municipios del Estado de México. Este índice
calcula la divergencia que existe entre la estructura ocupacional de las actividades de un
municipio y la del conjunto de estado.
En el capítulo cuatro se analizan los resultados obtenidos del índice ocupacional que mide
en qué porcentaje el tamaño real de una ocupación en una región o municipio difiere de
su tamaño esperado, primero se muestran los resultados por ocupación en cada municipio
y cuál ha sido su distribución espacial. Posteriormente se realiza un análisis por regiones
para comparar los resultados que se tuvieron para cada municipio con relación a los de
cada región. 7 Los datos que se utilizan para calcular estos índices son tomados de los
Censos de Población y Vivienda que publica el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI).
Con este enfoque ocupacional se busca dar un mayor peso a la estructura funcional que
está representado cada municipio, saber qué nivel del capital humano representa en las
ocupaciones predominantes. Además se identifica el exceso de oferta o demanda de las
ocupaciones y cómo se distribuyen en el territorio estatal. Finalmente se incluye un
apartado que reporta las principales conclusiones del trabajo.
Retrocedamos a 1776 y situémonos ante la obra fundamental del pensamiento liberal-
capitalista, La riqueza de las naciones, de Adam Smith. En su primer capítulo, por lo que
debemos suponer que refleja los fundamentos de su concepción, aparece encontramos
una amplia exposición de la división del trabajo. Comienza el libro con estas palabras:
Recogiendo las enseñanzas de Ferguson, Adam Smith basa los cambios en el sistema
económico en el desarrollo de las fuerzas productivas desde el modo de producción feudal
hacia el modo de producción capitalista, y ello fundamentado en la división del trabajo, y
en concreto en la división técnica del trabajo.
El ejemplo que propone sobre la fabricación de alfileres es paradigmático. Se trata de
replantear la esencia misma del proceso productivo. Para ello se busca desarrollar las
fuerzas productivas, en cuanto capacidad productiva del trabajo, con la división del
trabajo como elemento clave que va a permitirlo:
"Este aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo número de
personas puede confeccionar, como consecuencia de la división del trabajo, procede de
tres circunstancias distintas: primera, de la mayor destreza de cada obrero en particular;
segunda, del ahorro de tiempo que comúnmente se pierde al pasar de una ocupación a
otra, y por último, de la invención de un gran número de máquinas, que facilitan y
abrevian el trabajo, capacitando a un hombre para hacer la labor de muchos." (Smith, 10-
11)
Se acaba con el trabajo del artesano [LW1] -que sabe hacer la totalidad de la mercancía,
desde adquirir y manipular las primeras materias, concebir el producto, fabricarlo en
todas sus partes y componentes, hasta venderlo-, y se le sustituye por el obrero colectivo,
por cuanto se descompone el proceso productivo en un conjunto de operaciones
elementales que pasarán a ser efectuadas por un conjunto de obreros especializados-
adiestrados en una, y sólo en una, de las partes. Se sustituye el individuo que sabe
hacer todas las partes más o menos bien, por un conjunto de individuos que hagan muy
bien, muy rápido y al menor costo salarial cada una de las partes ahora aisladas.
Dividir significa separar en el tiempo. Y si se puede separar en el tiempo, ello posibilita
poder separar en el espacio. Es decir, la condición necesaria para poder manipular el
espacio-territorio será poder disgregar en el tiempo. En cuanto se consiga descomponer
un proceso, en lo que conlleva de fraccionamiento temporal, se abre la posibilidad de
separar estas etapas. Desde el punto de vista geográfico la idea de división tendrá un
alcance muy importante, en la medida en que va a ser un mecanismo espacial a
manipular, el cual será ampliamente aprovechado a partir de ese momento.
La división, que en la actualidad se nos aparece como algo tan simple, permitió
reestructurar sobre ella todo el sistema productivo. Fue con posterioridad que se
introdujo el desarrollo y fabricación de nuevos productos. Pero en aquel momento se
trataba de continuar produciendo lo mismo, pero de otra manera. Es decir, la innovación
en el proceso precedió a la innovación en el producto, con lo que el inició de la revolución
industrial se manifestó primeramente por la revolución en los procesos de producción. Lo
importante no era qué se producía, ya que se podía continuar produciendo lo mismo -por
ejemplo alfileres-, sino cómo debían producirse para aumentar la capacidad productiva
del trabajo en términos de productividad. Quedaba muy claro que este simple mecanismo
de división permitía multiplicar por varios centenares de veces tanto la productividad del
trabajo, como el rendimiento del capital (Smith, 1776: 9) sin necesidades iniciales de
nuevas inversiones, y sin haber tenido que introducir en la manufactura ningún nuevo
medio de producción, a excepción del derivado de la concentración de obreros y
maquinaria en las nuevas instalaciones manufactureras, pero no por unidad de trabajo.
Las repercusiones sobre el sistema económico y sobre la estructura social serían evidentes
y multiplicativas.
2. Grados de división del trabajo
De hecho Adam Smith proponía una división técnica a partir de la posibilidad de tomar
como unidad a dividir los componentes elementales de los productos. Se trataba de
explotar la introducción de la división al fabricar componentes con unidad física que, en
principio, podía parecer difícil que fuesen ejecutados por más de un obrero.
Este sería el fundamento básico de la división del trabajo, en el sentido de división técnica
del trabajo: una única unidad física -el alfiler del ejemplo- pasa a poder ser fabricado por
más de un trabajador, en base a descomponer su proceso de producción en operaciones
elementales -funcionales-.
De esta forma el trabajador será un ejecutor de funciones en vez de productor de objetos
con significación propia. Por consiguiente, lo que a partir de ese momento deberá
aprender, no es a fabricar piezas u objetos completos -a través de la ejecución de todas las
operaciones funcionales que se precisan para ello-, sino a ejecutar funciones -que podrán
ser aplicadas si interesa a la fabricación de piezas distintas-. Ello significa que se pasa de
un saber-hacer a un saber-reproducir.
3. División, productividad y reducción de costes salariales
Al mismo tiempo, Adam Smith buscaba la ganancia de tiempo que la división del trabajo
aporta al proceso, o lo que es lo mismo, el incremento de productividad que de ello se
deriva. La especialización que se consigue, y la posibilidad de introducir máquinas
específicas para cada fase que la producción en masa justifica, hacía que una producción
elemental como la de agujas, pudiese ser dividida en unas veinte operaciones
elementales. De lo que se derivaba, según sus observaciones, un incremento en la
productividad entre 240 y 4800 veces frente a la forma de producción artesanal (Smith,
1776: 9).
Paralelamente, la división del trabajo propiciaba la introducción de la división social del
trabajo, entendida como "trabajos que difieren unos de otros en género, especie, familia,
subespecie y variedad, condición de vida para la producción de mercancías" (Marx, 1867:
I-9).
Además, tal como por aquellas mismo periodo mostraba Babbage también para la
fabricación de agujas, introduciendo los principios de división social del trabajo, y a
igualdad de tiempo de trabajo, la remuneración de los salarios como consecuencia de la
descualificación implícita en la descomposición social del trabajo, permitía reducir el costo
por salario en unas cuatro veces.
"Como el trabajo se divide en varias operaciones diferentes, cada una de las cuales
requiere grados diversos de destreza y fuerza, el patrón manufacturero puede procurarse
la cantidad exacta de fuerza y destreza que es necesaria para cada operación. Si, por el
contrario, un obrero tuviera que ejecutar todo el trabajo, el mismo individuo tendría que
poseer la destreza suficiente para las operaciones más delicadas y la fuerza bastante para
las que requieren más esfuerzo" (Babbage, 1835)

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