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Hay grandes leyes que gobiernan todo pensamiento , del mismo modo que hay leyes
fundamentales en la química, la física y en la mecánica, por ejemplo.
Sabemos que el control del pensamiento es la Clave del Destino, y para aprender a
controlar el pensamiento tenemos que conocer y comprender esas leyes, de la misma
manera que el químico debe comprender las leyes de la química y el electricista debe
conocer las leyes de la electricidad.
Una de las grandes leyes mentales es la Ley de la Sustitución. Esa ley significa que la única
manera de librarse de cierto pensamiento es sustituirlo por otro. No se puede descartar
directamente un pensamiento. Eso sólo se puede hacer sustituyéndolo por otro. En el plano
físico no ocurre así. Se puede dejar caer un libro o una piedra abriendo sencillamente la
mano y soltando el objeto, pero en el pensamiento negativo, la única forma de conseguirlo
consiste en pensar en algo positivo y constructivo. Es como si, digamos, para dejar caer un
lápiz, fuera necesario poner una pluma, un libro o una piedra en su mano cuando el lápiz
caiga.
Cuando lo invaden pensamientos negativos,no los combata, sino piense en algo positivo.
Piense preferiblemente en Dios, pero si en ese momento eso le resulta difícil, piense en
alguna idea positiva o constructiva, y entonces el pensamiento negativo se disipa.
A veces sucede que pensamientos negativos parecen asediarlo con tanta fuerza que no
puede superarlos. Es lo que se llama un acceso de depresión, o de preocupación, o tal vez
hasta un arranque de cólera. En ese caso, lo mejor es buscar a alguien con quien hablar de
cualquier tema, o ir al cine, o al teatro, o leer un libro interesante, una buena novela, una
biografía o una crónica de viajes, algo así. Si se sienta a combatir la marea negativa, el
único resultado que obtendrá probablemente sea el de incrementarla.